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J. S.

K a h n

El concepto de cultura:
textos fundamentales

EDITORIAL ANAGRAMA
BARCELONA
INDICE

Traducción:
José R. Llobera (Introducción)
Antonio Desmonts (Texto de Tylor, Kroeber, Malinowski
y Goodenough)
Manuel Uría (Texto de White)
J . S. KAHN
Revisión:
José R. Llobera Introducción . 9

Maqueta de la colección: EDWARD B . TYLOR

Argente y M u m b r ú La ciencia de la cultura (1871) 29

A . L. KROEBER

Lo s u p e r o r g á n i c o (1917) 47

BRONISLAW MALINOWSKI

La cultura (1931) 85

LESLIE A . WHITE

E l concepto de cultura (1959) 129

WARD H . GOODENOUGH

Cultura, lenguaje y sociedad (1971) . 157

Fuentes 249
© E D I T O R I A L A N A G R A M A (por la introducción y selección)
Calle de la Cruz, 4 I
Barcelona -17

Printed in Spain

I S B N 84 - 339 - 0603 . 8

Depósito Legal: B. 16824 - 1975

Gráficas Diamante, Zamora, 83, Barcelona - 5


J. S. K A H N

INTRODUCCION

El historiador de la antropología, cualquiera


que sea su formación, debiera estar siempre
atento al pensamiento antropológico actual so-
bre los problemas que investiga históricamente
ya que, esencialmente, uno de los objetivos más
importantes de su investigación es el de contri-
buir a nuestro entendimiento de los hechos y
procesos históricos de los cuales emerge la
antropología actual (Stocking, 1965, pág. 143.)

Los cinco a r t í c u l o s reunidos en este volumen se ocupan del con-


cepto de cultura. Dichos a r t í c u l o s , ordenados c r o n o l ó g i c a m e n t e , re-
presentan una variedad de corrientes que expresan las distintas for-
mas en que los a n t r o p ó l o g o s han conceptualizado el objeto de sus
estudios. A d e m á s , los cinco autores a mencionar en este trabajo
difieren no sólo en el alcance que otorgan al concepto de cultura,
sino t a m b i é n en su o r i e n t a c i ó n teórica. Solamente una c o n s i d e r a c i ó n
de ambos aspectos de la a n t r o p o l o g í a cultural nos p e r m i t i r í a com-
prender el estado actual de la disciplina.
En esta i n t r o d u c c i ó n me interesa delinear brevemente la evolución
del concepto como se utiliza en a n t r o p o l o g í a actualmente. En el 1

análisis de las varias conceptualizaciones del termino cultura tam-


b i é n tendremos ocasión de investigar los supuestos e p i s t e m o l ó g i c o s
de los distintos teóricos. E l p r o p ó s i t o central de esta i n t r o d u c c i ó n
s e r á explicar por q u é el t é r m i n o cultura ha llegado a significar
lo que Stocking llama lo «interno», lo «ideacional», lo «integrativo»
y lo «total» (Stocking, 1963), mientras que para los evolucionistas del
siglo x i x tenía connotaciones m á s amplias. En esta i n t r o d u c c i ó n tra-
z a r é la evolución del concepto v i é n d o l o en general en relación con las
principales corrientes intelectuales que se expresan en su formula-

1. Recientemente ha habido v a r í a s tentativas de trazar la e v o l u c i ó n del


concepto en la disciplina. Aparte del interesante trabajo de Stocking (1963,
1965). v e r t a m b i é n Boon (1973), Weiss (1973) y Bohannan (1974).

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ción, particularmente con referencia a la a n t r o p o l o g í a c u l i m . i l »l< !• operar de una manera que sea aceptable» para los miembros de la
Estados Unidos. E l orden cronológico de los a r t í c u l o s se dcj.u.i \>,u sociedad estudiada (ver Hymes ed. 1964 pág. 36). Pero antes de ocu-
cialmente de lado en favor de un orden lógico. C o m e n z a r é discutiendo parnos de los desarrollos que tuvieron lugar d e s p u é s di Tvlor, con-
a los evolucionistas del siglo x i x y, particularmente, a Tyloi I u< i••• viene considerar brevemente las suposiciones que i c hallan datrál <l<
o b s e r v a r é los desarrollos que se dieron en Estados Unidos despm d< la investigación de Tylor y los resultados de la misma. E l objativo
Franz Boas, quien i n t e n t ó derribar muchos de los supuestos y de la* p r i n c i p a l de Tylor, en e l l i b r o cuyo p r i m e r c a p í t u l o reproducimos
t e o r í a s que h a b í a n sido heredadas del siglo x i x . Esto l l e v a .\n m á s adelante, es trazar la evolución de la religión desde su forma
a n á l i s i s del trabajo de los discípulos de Boas, en particular de Kioe m á s p r i m i t i v a —el animismo— a las formas m á s avanzadas de Upo
ber y Benedict y luego, tomando u n tema de la obra de Kroebcr, trazo monoteísta.
su desarrollo a t r a v é s de la obra de Goodenough y de la escuela Por l o tanto T y l o r se i n t e r e s ó en la historia y en la evolución d i
de etnociencia en la a n t r o p o l o g í a norteamericana. la c u l t u r a para poder llegar a comprender el proceso p o r el cual cam-
E n este p u n t o vuelvo a t r á s , al trabajo m á s temprano de Mal i no w s b i a n las culturas, a s í como para comprender el presente. Su preocupa-
k i , para discutir la historia del concepto de cultura en la antropo ción p o r la historia se manifiesta en las primeras p á g i n a s del l i b r o :
logia b r i t á n i c a . Finalmente, me ocupo brevemente de t e o r í a s que, en
m i o p i n i ó n , proporcionan una alternativa a las formulaciones res ti n Aquellos que deseen comprender sus propias vidas deberían cono-
tivas de la escuela de etnociencia y de la escuela de cultura y per- cer las etapas mediante las que sus opiniones y sus costumbres
se convirtieron en l o que son... Pretender mirar a la vida moder-
sonalidad. Por este motivo, t r a t o las contribuciones de Leslie W h i t e
na de frente y llegar a comprenderla simplemente por introspec-
en los Estados Unidos y de Claude Lévi-Strauss en Francia.
ción, es una filosofía cuyas debilidades pueden ser probadas fácil-
La obra de Tylor es un buen punto de partida para un trabajo mente... Es siempre peligroso separar una costumbre de sus
como el que nos ocupa, y p o r dos motivos. Fue el p r i m e r o en formu- lazos con acontecimientos pasados, tratarla como un dato aislado
lar una definición de cultura que se aproxima a definiciones moder- y descartarla simplemente mediante una explicación que resulte
nas y, a d e m á s , en cierto sentido puede c o n s i d e r á r s e l e como repre- plausible. (1958, 19f).
sentante del evolucionismo en las ciencias sociales del siglo x i x . Si
bien la t e o r í a de Tylor difiere en algunos aspectos b á s i c o s de otras Tylor ha sido criticado por a n t r o p ó l o g o s posteriores tanto con
t e o r í a s de la época, en su i n t e r é s general se acerca a otros tcórii <>•. respecto a su m é t o d o como a su t e o r í a del cambio c u l t u r a l . Para su
como Morgan o Spencer. Los objetivos de los evolucionistas han s i l . , trabajo utilizó el m é t o d o comparativo, que c o n s i s t í a en deducir el
discutidos por Harris, quien dice: estado de las culturas del pasado a p a r t i r de las culturas actuales.
A d e m á s , invirtió este proceso al explicar algunos aspectos actuales
Morgan, Tylor y Spencer eran historiadores universalista*, qufl de c u l t u r a como supervivencias del pasado. Ambos procesos han sido
utilizaron el método comparativo para lograr una interpretación atacados p o r los anti-evolucionistas. Los funcionalistas como Mali-
más detallada y, en general, más exacta, de las secuencias do < am
n o w s k i destacaron las funciones que tienen en el presente todos los
bio cultural desde los cazadores del Paleolítico hasta la c i v l l i l l
ción industrial. (1968, pág. 169). aspectos de c u l t u r a y, p o r lo tanto, negaron la posibilidad de la exis-
tencia de «supervivencias». Lowie c r i t i c ó t a m b i é n el m é t o d o compa-
M á s e s p e c í f i c a m e n t e , Tylor y otros intentaron: r a t i v o pues, a su manera de ver, descansa sobre la incapacidad para
comprender que aun las sociedades m á s simples en que puedan
correlacionar las series de artefactos descubiertos por la an|u<•<» existir tienen una larga historia (Lowie, 1937, p á g . 25).
logia con las etapas de desarrollo social e ideacional, espe< tal La t e o r í a de evolución de la religión de Tylor pone el énfasis
mente del parentesco y las instituciones políticas y I I J K • ,.i .
11 primordialmente en un impulso hacia el progreso intelectual. Básica-
(ibídem, pág. 149). mente, l a religión existe como explicación de lo inexplicable el cam-
b i o en l a religión se da como resultado del desarrollo de explicacio-
La definición de c u l t u r a propuesta por Tylor —«Aquel todo COIH nes mejores y m á s satisfactorias. Con motivo de este énfasis se lo
p i e j o . . . » — corresponde claramente a dicho objetivo. Morgan t a m b i é n ha llamado «idealista filosófico» (Opler, 1964). Por o t r a parte, Leslie
se i n t e r e s ó en una amplia gama de datos. I n t e n t ó ligar la tecnología, W h i t e sugiere que en realidad Tylor era u n materialista. Es posible
los sistemas de parentesco,Ta terminología de parentesco, ¡as I o n que el eclecticismo de la idea de historia de Tylor pueda demostrarse
de m a t r i m o n i o y la organización política, para estudiar el COmpli i " por la siguiente cita:
resultante como una totalidad. Esta definición tan inclusiva de < ul
t u r a se vio gradualmente reducida por varios a n t r o p ó l o g o s de este La enseñanza de la historia es que la civilización se desarrolla
siglo. De a q u í que Goodenough, u n teórico moderno, define la < n l t m a gradualmente con el transcurso de los siglos, mediante el incrt
como aquellas cosas que debemos «conocer» o «creer» «pan podoi m e n t ó y la precisión siempre mayor del conocimiento, por la

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invención y mejoramiento de las artes y el progreiO «!«• l M OOf c a r a c t e r í s t i c a s especiales a este p e r í o d o de reacción contra la escuela
lumbres e instituciones sociales y políticas hacia un SStadO <l<
evolucionista. Aunque q u i z á s sea imposible atribuii este c a m b i o a la
bienestar general, en Oplcr, 1964), 130f, subrayado suprimido)
obra de un solo t e ó r i c o , es de sumo interés, como evidencia de
dicho cambio, el trabajo de Franz Boas, fundador de la antropología
Se p o d r í a llegar a la c o n c l u s i ó n de que, si bien no descartaba la en los Estados Unidos y maestro de muchos de sus m á s importantes
posibilidad de una t e o r í a de la historia, Tylor no contaba con u n I teóricos.
t e o r í a de este tipo. Esto se debe en parte a u n empirismo QJ1C
Si bien Boas se o c u p ó de una amplia gama de f e n ó m e n o s , en sus
le i m p i d i ó construir modelos relativos a la estructura de la culi m i
trabajos posteriores se i n t e r e s ó por la vida mental del hombre. En
Para Tylor, los diferentes elementos de la cultura evolucionan; duran
la obra de Boas la explicación del pensamiento y de las ideas se con-
te su evolución pueden presentar varias pautas, es decir que cierto
vierte en el foco p r i m o r d i a l de la a n t r o p o l o g í a . Este enfoque se dio
elementos pueden estar ligados con otros. Pero en la obra de Tylor
juntamente con un grupo de supuestos m á s o menos concretos. Nos
no se aclara c u á l es la naturaleza de dichos l i g á m e n e s . 2
detendremos brevemente para considerar tres de estos supuestos,
Los c r í t i c o s de la t e o r í a evolucionista recalcaron especialmente
que se refieren respectivamente a la importancia del conocimiento
la variedad de culturas y la falta de orden en la historia, negando h i s t ó r i c o , a l m é t o d o inductivo y empirista, y a la posibilidad de for-
consecuentemente la posibilidad de f o r m u l a r simples leyes h i s t ó r i - m u l a r leyes sobre la cultura.
cas o siquiera considerar etapas específicas en la evolución. Pudieron
hacer c r í t i c a s v á l i d a s con respecto a las simplificaciones m á s obvias Boas nunca n e g ó la necesidad de un análisis h i s t ó r i c o de la socie-
d a d y, sin embargo, en cierta ocasión dice que la historia no puede
en los trabajos de T y l o r y Morgan, pero p o d r í a m o s , al igual que
explicar «la manera en que el individuo vive bajo una i n s t i t u c i ó n . . . »
H a r r i s , llegar a la siguiente c o n c l u s i ó n : (1966, p á g . 268), lo cual consideraba de suprema importancia. En
otra oportunidad dice:
Al contraponer los particularistas históricos y los evolucionistas
debemos por lo tanto tomar en cuenta las exageraciones del grado
de desorden de la historia por parte de los particularistas histó- Si conociéramos todos los aspectos, ya sea biológicos, geográ-
ricos —que constituye un error por lo menos tan grave como el ficos o culturales que componen el marco total de una sociedad,
orden exagerado que recalcan algunos, pero no todos, los evolu- y si comprendiéramos en el detalle las formas de reacción expre-
cionistas. Los errores de los evolucionistas se cometieron al tratar sadas por los miembros de la sociedad... no deberíamos pre-
de desarrollar una ciencia de cultura hasta —y más allá— del cisar un conocimiento histórico de los orígenes de la sociedad
punto de sus limitaciones de comprobación; los errores de los para poder comprender el comportamiento de la misma, (ibídem,
particularistas históricos se dieron como resultado de una actitud pág. 264).
de nihilismo científico que descartaba la posibilidad de formar
una ciencia de la historia. (1968, pág. 179).
Este enfoque reconoce la utilidad de la historia en la medida en
T y l o r aplicaba u n concepto amplio de cultura para indicar los que pueda aclarar el problema principal, que es e l del comportamien-
lazos importantes que existían entre los elementos de la historia. No to individual y aun así, la historia es necesaria solamente ante la falta
fue t e ó r i c a m e n t e rígido, pero tampoco contaba con un conjunto de de otros tipos de datos. La historia en sí no es de i n t e r é s alguno.
supuestos e p i s t e m o l ó g i c o s bien desarrollados y definidos. Boas sostenía que el m é t o d o de la a n t r o p o l o g í a d e b e r í a ser induc-
Pero en el siglo xx la disciplina de a n t r o p o l o g í a cultural, q u e estaba tivo, m é t o d o que consideraba b á s i c o para todas las ciencias naturales.
en vías de desarrollo, t o m ó una posición m á s firme. Cristalizaron E l m é t o d o implica un razonamiento que parte de l o específico y se
u n cierto n ú m e r o de suposiciones respecto al m é t o d o de la ciencia, a desarrolla hacia lo m á s general. E l observador d e b e r í a ser teórica-
mente «ingenuo» al confrontar los datos:
la posibilidad de crear t e o r í a y al alcance del campo de f e n ó m e n o s
estudiados. E n cierto sentido esto r e p r e s e n t ó una toma de posli lón
consciente con respecto a los evolucionistas del siglo x i x . Han habido E l forzar los datos para que quepan en la «camisa de fuerza»
tentativas de ampliar e l alcance del concepto de c u l t u r a y de desa- que constituye la teoría, se opone al proceso inductivo mediante
el cual se pueden derivar las relaciones reales entre fenómenos
r r o l l a r leyes h i s t ó r i c a s , pero en general estos esfuerzos han porRIS
concretos (ibídem, pág. 277).
necido fuera de la corriente prir.cip?.! de la a n t r o p o l o g í a , por lo
en la manera en que se d e s a r r o l l ó en los Estados Unidos y ( H a n
B r e t a ñ a . Dos de las principales escuelas de a n t r o p o l o g í a cultural Sn Esto se basa a su vez en la doctrina empirista s e g ú n la cual los
la actualidad —cultura y personalidad y etnociencia— daban IUI « h e c h o s » son f e n ó m e n o s que pueden ser observados inmediatamente.
Luego el inductivismo toma estos «hechos» y los desarrolla hacia
2. V e r T y l o r (1889) para u n a tentativa e m p í r i c a de d e m o s t l t l la IntffOQ formulaciones m á s generales, es decir, m á s abstractas.
n e x i ó n o "adherencia" de elementos culturales.
Boas continuamente e x p r e s ó escepticismo con respecto a la posi-
12
13
Leyes, reglas, enteras disciplinas de estudio, son inválidas por cuanto
bilidad de descubrir leyes sociales. Esta actitud radicaba c u no logran aclarar éste, el problema principal de Boas.
visión de extrema diversidad de la cultura: E n resumen, la p o s i c i ó n de Boas con respecto a la historia, a las
leyes sociales, y al m é t o d o y campo de estudio, era negativa y limi
Los fenómenos culturales son de tal complejidad que me paren»
tada. Se i n t e r e s ó en las actitudes individuales y se opuso a la i o r m i i
dudoso que puedan descubrirse leyes culturales válidas o l . i . l . ...
l a c i ó n de leyes sociales. Su i n t e r é s en la historia se l i m i t ó a la manera
pág. 257). en que la misma pudiera ayudar el entendimiento de procesos men-
tales, y su enfoque era particularista, inductivo y empirista* P o i lo
P e n s ó que una de las maneras en que esta posición podía d e m o s
tanto la p o s i c i ó n de Boas era opuesta, en u n n ú m e r o de puntos i m -
trarse era la de derribar burdos determinismos (sin atribuirlos, claro
portantes, a la de Morgan o de Tylor, quienes se interesaron en la
está, a n i n g ú n autor en p a r t i c u l a r ) . e v o l u c i ó n como proceso en sí mismo, en la f o r m u l a c i ó n de layas
E n 1930 Boas definió la cultura de la siguiente manera: sociales y en pautas universales. Quizás porque el trabajo de Mor-
La cultura incluye todas las manifestaciones de los hábitos soda gan fue adoptado por Marx y Engels y m á s tarde fue incorporado
les de una comunidad, las reacciones del individuo en la medida a la ideología y a las ciencias sociales de la URSS, el concepto de
en que se ven afectadas por las costumbres del grupo en QUÉ c u l t u r a en los Estados Unidos se d e s a r r o l l ó en u n sentido opuesto
vive, y los productos de las actividades humanas en la medida y fue Boas, en lugar de Morgan, quien fue considerado como el fun-
en que se ven determinadas por dichas costumbres. (1930, \r.\y. 74) dador de la a n t r o p o l o g í a c u l t u r a l en ese p a í s .
E n l a obra de Boas y de algunos de sus d i s c í p u l o s , se manifiesta
E n sus obras posteriores recalcó aun m á s el aspecto de comporta- una t e o r í a general de la c u l t u r a que Singer ( 1 9 6 8 ) llama t e o r í a de las
miento de la c u l t u r a y las reacciones p s i c o s o m á t i c a s de los Indi pautas. S e g ú n Singer:
viduos. 3

Si bien la definición de Boas es amplia (incluye p o r ejemplo la Esta teoría general hace hincapié en el estudio de la pauta, la
cultura material) y si bien mantuvo u n i n t e r é s que abarcaba a la forma, la estructura y la organización de la cultura m á s que en
los rasgos culturales discontinuos y en el contenido cultural,
a r q u e o l o g í a , la historia, la a n t r o p o l o g í a c u l t u r a l y física, consta que (pág. 519).
se i n t e r e s ó principalmente por el entendimiento del comportamiento
humano individual con relación a todos sus factores determinantes. Pero los d i s c í p u l o s de Boas diferían en función de la naturaleza de
Y a hemos notado que t e n d í a a considerar a l análisis h i s t ó r i c o s o l o dichas pautas. Para algunos de ellos, los que quizás se acercan m á s
en función de su u t i l i d a d para aclarar el comportamiento humano. a la p o s i c i ó n de Boas, las mismas eran esencialmente pautas de per-
Los procesos h i s t ó r i c o s en sí no eran de i n t e r é s t e ó r i c o . Esto es sonalidad. Para otros, como Kroeber, eran « s u p e r o r g á n i c a s » . A p a r t i r
demostrable mediante una cita de Boas y o t r a cita tomada de una de estos dos enfoques surgieron dos escuelas de a n t r o p o l o g í a cul-
de sus m á s c é l e b r e s d i s c í p u l a s : tural, que se ocuparon, respectivamente, de cultura y personalidad,
y del a n á l i s i s formal de los sistemas culturales.
A m i manera de ver, un error de la antropología moderna reside
en poner demasiado énfasis en la reconstrucción histórica, cuya E n Patterns of Culture ( 1 9 5 9 ) , R u t h Benedict sigue estrechamen-
importancia no debe ser menospreciada, en lugar de coneenti ai te a Boas. Sus pautas se refieren p r i m o r d i a l m e n t e a estados psí-
en el estudio profundo del individuo sometido a las restri<« iom quicos. E l enfoque de Benedict ignora en gran parte a la h i s t o r i a y
de la cultura en que vive. (Boas, 1966). sigue la p o s i c i ó n de Boas con r e l a c i ó n a la complejidad de la cultura
Nunca se ha comprendido suficientemente cuan consistente l'uc y a las leyes sociales y es, esencialmente, u n enfoque inductivo. Los
Boas durante toda su vida en la definición del o b j e t i v o <l< l . a p o l ó n i c o s z u ñ i y los d i o n i s í a c o s indios de las llanuras de N o r t e a m é -
etnología, como el estudio de la «vida mental del b o m b o rica, constituyen una especie de t i p o abstracto de personalidad. Opel,
de las «actitudes psíquicas fundamentales de g r u p o s (iiltma quien utilizó el t é r m i n o « t e m a » en lugar de « p a u t a » , d e s a r r o l l ó su
les», de los «mundos subjetivos del hombre». (Benedict, 1943, t e o r í a b a s á n d o s e en este enfoque. L a i n c l u s i ó n de nociones provistas
5

pág. 3 1 ) . por la psicología dio lugar a una esfera de a n t r o p o l o g í a diferente que


Bidney describe de l a forma siguiente:
Si bien la definición de cultura de Boas pudo haber" sido amplia
parece haber aislado este aspecto particular como el m á s i m p o i (anh 4. S e debe tener c u i d a d o de n o exagerar estos puntos e n l a o b r a de B o a s .
La e c o n o m í a , l a o r g a n i z a c i ó n política y la organización s o . n l S i e m p r e p o d r e m o s encontrar pasajes distintos e n s u trabajo. P o r ejemplo, acerca
de l a historia dice que "su importancia no d e b e r í a ser menospreciada". Ade-
generalmente vistas como fuerzas externas que reaccionan sobro la m á s discute l a posibilidad de "leyes generales de i n t e r r e l a c i ó n " de elementos
e v a l u a c i ó n subjetiva del individuo de su ambiente físico y social culturales (1966, p á g . 255).
5. V e r s u a r t í c u l o sobre "temas" Opler (1946).
3. V e r , por ejemplo, K r o e b e r y Kluckhohn (1963, p á g . 184 n.).

15
14
Mientras que los antropólogos de la generación anterior M ocu-
p a r o n principalmente del estudio impersonal de los I P . I . . . I
La obra de Kroeber representa u n segundo desai rollo del lema
los datos e instituciones de una determinada cultura v pi« 1.1 de las pautas. Posiblemente Kroeber sea el m á s influyente de todos los
ron poca atención a lo subjetivo, o a la vida interioi «l- In a n t r o p ó l o g o s norteamericanos. Su obra es vasta, y es la consecuencia
miembros de la cultura, la tendencia actual es de invertu < i . de l o que Steward llama «su curiosidad o m n í v o r a con respecto a
corriente y poner mayor énfasis en la influencia de ciertas tal ti todas las esferas de la a n t r o p o l o g í a , la historia y de todos los campos
tuciones y pautas culturales sobre la personalidad y el carácter del conocimiento, y es t a m b i é n el resultado de una o r i e n t a c i ó n tilo
de sus adherentes. (1953, pág. 15). sófica que lo llevó a examinar e interrelacionar los supuestos y los
m é t o d o s de estos diferentes c a m p o s . » Durante su vida Kroeber ftl€
7

Este tipo de definición del campo correcto de aplicación de la la personalidad m á s importante en la disciplina, d e s p u é s de Boas. En
a n t r o p o l o g í a c u l t u r a l se remonta a la posición de Boas con relación a la actualidad, su influencia es t o d a v í a visible.
los f e n ó m e n o s que consideraba de importancia b á s i c a . E n el a r t í c u l o incluido en este volumen es evidente que Kroebei
Si bien en esta i n t r o d u c c i ó n no se d i s c u t i r á en n i n g ú n detalle la rechaza e s p e c í f i c a m e n t e la posibilidad de u n reduccionismo p s í q u i c o
escuela de cultura y personalidad, es necesario i n c l u i r algunos comen con r e l a c i ó n a su concepto de lo s u p e r o r g á n i c o . La cultura se convierte
tarios sobre la misma. Hemos visto que, al proponer como objeto d i en algo externo a las esferas de lo inorgánico, lo o r g á n i c o y lo psíqui-
estudio los estados mentales de los individuos, Boas operaba me- co —algo que puede explicarse solamente en función de sí misma.
diante un proceso de eliminación y r e s t r i n g í a el campo de la antro Por lo tanto, cuando Kroeber adopta el tema de las pautas, no sor-
pología. Procediendo de esta manera, renunciaba a la posibilidad prende que l o utilice con implicaciones muy diferentes de las de
de leyes culturales, ya que, según él, las mismas no p o d í a n explicar Benedict. Para Kroeber las pautas no son estructuras de la persona-
de manera satisfactoria la personalidad. Pero esto impone l i m i t a lidad, sino que son pautas de elementos que son culturales en sí
ciones sobre el tipo de descubrimientos que puedan aportar los estu- mismos.
dios sobre la personalidad, y presenta una trampa para todos los que Es obvio que Kroeber y Benedict se encuentran en niveles diferen-
se l i m i t a n de esta manera y, sin embargo, retienen una cierta curio- tes, pues Benedict lo acusa de misticismo (como t a m b i é n lo hizo, i m -
sidad por los procesos culturales m á s generales: p l í c i t a m e n t e , Boas —ver W h i t e 1949, p á g . 95). La i n c o m u n i c a c i ó n
1. Mientras m á s investigamos la conducta individual, menos posi sobre este tema se debe en parte al empirismo de Benedict, quien
bilidades tenemos de ver al sistema total en funcionamiento y, por lo t a m b i é n en esta c a r a c t e r í s t i c a difería poco de la posición de Boas.
tanto, tenemos m á s dificultad para concebir las leyes de o p e r a c i ó n Para Kroeber la cultura es estructurada, pero su definición de la
del sistema. misma se basa en e l aprendizaje:
2. Corremos el riesgo de llegar a explicar las estructuras como la
«...la mayor parte de las reacciones motoras, l o s hábitos, las
suma total del comportamiento de los individuos y, por lo tanto, redu- técnicas, ideas y valores aprendidos y transmitidos —y la con-
cir las instituciones y d e m á s a dicho total; dicho procedimiento ha ducta que provocan— e s t o es lo que constituye l a cultura. La
producido resultados desastrosos en las ciencias sociales. cultura es el producto especial y exclusivo del hombre, y es la
3. P o d r í a m o s llegar a a t r i b u i r c a u s a c i ó n a estructuras de la pal cualidad que lo distingue en el c o s m o s . La cultura... es a la vez
sonalidad culturalmentc definidas, procedimiento que Leslie W l u t c la totalidad de los productos del hombre social y una fuerza enor-
describe como « r a z o n a m i e n t o metafísico»: « E s t o puede ilustrarse me- me que afecta a t o d o s los seres humanos, social e individual-
mente.» (1948, p á g s . 8-9).
diante declaraciones como "los fósiles fueron producidos por fuer/as
petrificantes" o "el opio adormece debido a sus poderes s o p o r í l c E n e l mismo l i b r o sugiere que «...quizás la manera en que llega a ser
r o s " . . . » White sugiere que Boas t a m b i é n cayó en este tipo de razón.» es m á s c a r a c t e r í s t i c o de la cultura que lo que es.» ( i b í d e m , p á g . 253).
miento cuando explicó los sistemas culturales que clasifican el medio Por l o tanto, Kroeber retiene una definición de cultura amplia y
ambiente del hombre en función de una tendencia a clasificar poi flexible y al mismo tiempo separa el comportamiento de las costum-
parte de los seres humanos. (White, 1949, p á g . 65). bres, t é c n i c a s , ideas y valores, todos los cuales pueden ser conside-
P o d r í a m o s sugerir que la r e d u c c i ó n que efectúa B a r t h de la orga- rados como ser pautas de comportamiento que se encuentran en cada
nización política de los swat pathan a elecciones individuales cons- individuo y que se dan j u n t o con el comportamiento. Esto evoca u n
tituye u n procedimiento similar. Esto no significa que toda la es< u<
6 íi aginenio de El Capital en el que M a r x dice:
la de cultura y personalidad caiga en estos errores. Las dificultades
se presentan solamente cuando se presta c a r á c t e r explicativo a las Una araña efectúa operaciones que se asemejan a las de un
afirmaciones de dicha escuela. tejedor y una abeja avergüenza a muchos arquitectos por la
7. S t e w a r d (1973, p á g . 25). P a r a otras valoraciones del t r a b a j o de K r o e b e r
6. Ver F. Barth (1965). Ver Asad (1972) para un tipo de crítica a este en- ver s u obituario, escrito p o r S t e w a r d en American Anthropologist, vol. 63 (1961),
foque. y H y m e s (1964).

16
17
2 . — E L CONCEPTO DE CULTURA
construcción de su colmena. P e r o lo q u e distingue . « I p mil i n t e n t ó formular leyes generales. Pero, como lo demuestra .1 ai tleu
tecto de la mejor abeja es que el arquitecto crine la < . ( M U incluido en este volumen, Kroeber c o n t i n ú a limitando el objeto d<
en su imaginación antes de construirla en la realidad < 1970 r • estudio a lo s u p e r o r g á n i c o . Si bien no toma u n a posición extrema,
gina 178). es decir, que sólo d e b e r í a m o s interesarnos en las capacidades man
tales del hombre, elimina toda posibilidad de proceder por redui
Claramente, no es el individuo quien construye estos p l a ñ e . , -ano «lu-
cionismo y, de hecho, de derivar estados p s í q u i c o s a partir da lo
los mismos resultan de su herencia social. Kroeber y Kluckhohl
s u p e r o r g á n i c o . Por lo tanto, resulta difícil comprender c ó m o la
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se alejan mucho de este punto de vista en las conclusiones expuesta-,
sociedad se ve afectada por las pautas s u p e r o r g á n i c a s y en realidad
en su análisis de 1952 en el que dicen que la cultura es una abstiai
no tenemos m á s o p c i ó n que la de tratar las pautas simplemente c o i n o
ción y no comportamiento propiamente dicho. Kroeber toma el 0011
cepto de a b s t r a c c i ó n que Boas discutiera al recalcar la importan» ia meros modelos del observador. La d i c o t o m í a individuo-sociedad y
del inductivismo. E n el proceso de a b s t r a c c i ó n se va de lo espc< í l u n la d i c o t o m í a entre el modelo del participante y el modelo del obtei
a lo general, excluyendo ciertos aspectos e m p í r i c o s de cada man i l e s vador se mantienen en la obra de Kroeber de manera que se excluye
t a c i ó n en favor de u n tipo general que parezca incorporar lo m i la posibilidad de f o r m u l a r leyes sociales.
b á s i c o de cada tipo particular. Mientras que en la cita anterior Mal N E n 1909 Kroeber e s c r i b i ó un importante a r t í c u l o que muestra
localiza la estructura en la mente del arquitecto, Kroeber la localiza claramente la relación que existe entre este pensador y los etnocientí-
en otra parte, en la esfera de lo s u p e r o r g á n i c o , desde donde penetra ficos de la actualidad. E n dicho a r t í c u l o , titulado «Classificatory
en la mente de diferentes individuos. Quizás sea la vaguedad di- esta Systems of R e l a t i o n s h i p » (reimpreso en Kroeber, 1952) compara los
forma de a b s t r a c c i ó n lo que ha dejado a Kroeber vulnerable a las t é r m i n o s de parentesco en el idioma inglés con los de algunos idiomas
c r í t i c a s de quienes, como Bidney por u n lado, sugieren que lo IU amerindios, viéndolos como sistemas de clasificación lógica que se
p e r o r g á n i c o de Kroeber es una forma de idealismo p l a t ó n i c o y, DOl basan sobre ocho reglas fundamentales. E l que Kroeber pueda deter-
otra parte, de White, quien dice tener dificultades en comprender lo m i n a r dichas reglas esclarece sus proposiciones posteriores relativas
que Kroeber y K l u c k h o h n entienden p o r a b s t r a c c i ó n (ver Bidney, a las pautas de los f e n ó m e n o s culturales. Para Kroeber, la existencia
1953 y a r t í c u l o de White en este volumen). de reglas fundamentales no puede explicarse en función del comporta-
A p a r t i r de este concepto de lo s u p e r o r g á n i c o Kroeber desarrolle miento social, sino m á s bien mediante ordenamientos similares de
el concepto de los pautas, que difieren de las personalidades Indi los f e n ó m e n o s lingüísticos, lo que es lo mismo que decir que la pauta
viduales y, por lo tanto, no pueden explicarse en función de éstas es s u p e r o r g á n i c a .
Utilizó varios t é r m i n o s para designar este concepto, siendo los m a l De a q u í al análisis s e m á n t i c o formal o al análisis componencial
frecuentes los de pauta, configuración y estilo. de Goodenough, Lounsbury, Hammond, Hymes, Frake, Conklin y otros,
E l estilo en las artes, por ejemplo, puede referirse tanto al estilo hay u n breve paso. Dichos autores sostienen que mejorando las
10

individual como al estilo de un grupo. En esta ú l t i m a aplicación, t é c n i c a s lingüísticas, eliminando la p r e o c u p a c i ó n por la historia e
«estilo» es una a b s t r a c c i ó n , en el sentido de que n i n g ú n Individuo ignorando por lo c o m ú n las implicaciones con respeto a la persona-
expresa el estilo ideal, y es s u p e r o r g á n i c o en el sentido de que In lidad de las pautas resultantes, el análisis s e m á n t i c o formal es u n
fluencia de alguna manera a los proponentes individuales del estilo m é t o d o utilizado para descubrir pautas en los sistemas clasificatorios
para que se mantengan dentro de sus límites. Asimismo, l a s p a u l a de ciertas sociedades. E n el a r t í c u l o reimpreso. Goodenough recono-
«son aquellos ordenamientos o sistemas de relaciones i n d i n a , que ce claramente su deuda con respecto a la disciplina de la lingüística.
prestan coherencia a una cultura y previenen que la misma lea u n a Es evidente que para Goodenough la cultura equivale a un grupo de
mera a c u m u l a c i ó n de partes casuales.» (1943, p á g . 311). reglas que constituye el resultado final del análisis e t n o g r á f i c o :
S e g ú n Kroeber, existen diferentes tipos de pautas de acuerdo < o u
los diferentes niveles de generalidad; desde las pautas s i s t e m á t i c a s Una definición correcta de cultura debe en última instancia deri
a las pautas m á s específicas de estilo. Sobre este punto K r o e l n • •..
aleja de Boas y de las pautas de estructuras de la personalidad, «¡ti 9. K r o e b e r m o d i f i c ó gradualmente sus opiniones acerca de l a existencia de lo
s u p e r o r g á n i c o . C o m o evidencia de dicha m o d i f i c a c i ó n ver l a c o l e c c i ó n de sus
b ú s q u e d a de pautas de la cultura ( p r e o c u p á n d o s e poco de los asp< i l o s a r t í c u l o s publicados b a j o el t í t u l o de The Nature of Culture. V e r K a p l a n (1965)
cognoscitivos de las mismas). Kroeber t a m b i é n difiere de Boas en p a r a u n a defensa reciente del concepto.
o t r o punto y es que, una vez establecidas las pautas b á s i c a s , se Intt 10. N o es posible d a r u n a b i b l i o g r a f í a completo, pero p a r a ejemplos de análi-
r e s ó t a m b i é n por su historia, si bien es cierto que por lo c o m ú n no
8
sis formal, componencia o e t n o c i e n t í f i c o v e r : C o n k l i n (1955, 1968), F r a k e (1961,
1962), Goodenough (1968), H a m m e l (1965), Sturtevant (1964). P a r a algunas críti-
cas de estos enfoques ver a B u r l i n g (1964), H a r r i s (1968) y T y l e r (1969). Para
8. Ver, por ejemplo, Configurations of Culture Crowth v H *- bo-vr u n a c r í t i c a del formalismo ver L é v i - S t r a u s s (1973). P a r a u n a a p l i c a c i ó n reciente
Style and Civilizations. Destacaríamos que, en esta esfera, su trabajo m d » deta- del a n á l i s i s formal que trata de responder a las c r í t i c a s , ver Scheffler y Louns-
llado se refiere a la evolución de estilos estéticos. bury (1971).

18 19
varse de las operaciones por las que se dcs< riben i ul i 1
vale decir que los hechos significativos s o n l a s d i s t i m i o n e s <pi<
culares. (en Hymes, ed. 1964, pág. 11). pueden percibirse, o sea las distinciones de tipo l i n g ü í s t i c o que « ni
ten en cualquier sistema clasificatorio. Desde aquí la t e m í a . m u
E n ei -nismo a r t í c u l o afirma que la cultura d e b e r í a delinii truye inductivamente, es decir, partiendo de los hechos y l l e g a n d o
aquello ^ le necesitamos saber o creer en una determinad.i • •• i< il ni a u n nivel de a b s t r a c c i ó n , mientras que los estructuralistas r a z o n a n
«de manera que podamos proceder de una forma que sea accpinl deductivamente, partiendo de la estructura de la lengua, b a s t a I l c e . u
para los miembros de dicha sociedad». Por lo tanto, la c u l i u i a ibhi n a la estructura de la mente. A d e m á s , al igual que Boas, los I o n n a l i s l a s
de los f e n ó m e n o s materiales y del comportamiento, de las cm< recalcan m á s la m e t o d o l o g í a que la t e o r í a . N o ven m á s que una co-
y de las personas. Es, m á s bien, «la forma que tienen las c o s . r . . n i . r r e l a c i ó n superficial entre los sistemas de t e r m i n o l o g í a y la estructuia
social y, por lo tanto, prefieren concebir estos sistemas clasificatorios
mente de la p o b l a c i ó n y los modelos de la misma para pcr< i b n l i
como s u p e r o r g á n i c o s , es decir, sistemas que sólo pueden explicarse
relacionarlas e i n t e r p r e t a r l a s » ( i b í d e m , p á g . 36).
en función de sí mismos. Goodenough, Lounsbury y otros siguen
12
Esto introduce u n elemento de a m b i g ü e d a d que hace que dicho
a Boas en su idea de restringir el campo de la a n t r o p o l o g í a c u l t u r a l .
análisis sean vulnerables a las críticas de aquellos que están m i . i«
Si bien Goodenough concede que existen g r a m á t i c a s d e t r á s de la cul-
gados en los estudios de cultura y personalidad. E n una Inttani I I
t u r a material y del comportamiento social, raramente hace referencia
concreta Goodenough dice que la cultura es igual a las reglas del Ivi
a estas pautas ya que para él la realidad de la f o r m a c i ó n de las pautas
das por el observador y, en otra ocasión, que las reglas son aquellas debe residir en las distinciones lingüísticas. Es obvio que é s t a s no
que se hallan en la mente de los miembros de la sociedad. Esto ni i siempre reflejan otros tipos de distinciones, pero esto no impone
gina u n problema en cuanto a la validez cognitiva de los modelos limitaciones a las interacciones posibles entre niveles diferentes. Por
desarrollados p o r Goodenough. De acuerdo con Goodenough, los
11
ejemplo, estas distinciones pueden tener la función de ocultar o mis-
modelos de la cultura que han sido desarrollados debe ser puestos a tificar las relaciones sociales y, por lo tanto, p o d r í a n tener u n efecto
prueba con referencia a la utilidad de los mismos para intcrpreiai de r e t r o a c c i ó n en la estructura social (que por definición, e s t á fuera
y predecir el comportamiento (que es una m a n i f e s t a c i ó n de la ( i d del alcance del a n á l i s i s ) .
t u r a ) con respecto a la habilidad para comportarnos de una inaneia
que sea correcta en el contexto de dichas reglas y por la intuición del Es interesante que el concepto de cultura haya sido generalmente
informador. ignorado en la a n t r o p o l o g í a social b r i t á n i c a . Si bien existen, como
hace notar Singer (1968), u n n ú m e r o de semejanzas entre las t e o r í a s
Una vez comprobada en esta forma, la teoría es una exposii lófl de las pautas tal y como se desarrollaron en los Estados Unidos y la
válida de lo que debemos conocer para operar como niiembms c o n c e p t u a l i z a c i ó n de la i n t e g r a c i ó n estructural en Gran B r e t a ñ a , los
de una sociedad, y, como tal, es una descripción válida de la a n t r o p ó l o g o s b r i t á n i c o s raramente se ocuparon del concepto de cul-
cultura de dicha sociedad, (ibídem, pág. 36). t u r a . M a l i n o w s k i fue uno de los pocos a n t r o p ó l o g o s en Gran B r e t a ñ a
que i n t e n t ó f o r m u l a r una definición m e t ó d i c a de c u l t u r a y que pro-
Y sin embargo: puso su propia t e o r í a . Para Malinowski, la cultura era u n todo fun-
cionalmente integrado. A l igual que para Boas, la historia no es i m -
[Debemos por lo tanto] elaborar inductivamente una teoría reía portante, si bien en el a r t í c u l o reproducido m á s adelante no rechaza
tiva a la manera en que nuestros informadores han organizado por completo el evolucionismo. E n esta ocasión su c o n t r i b u c i ó n toma
los mismos fenómenos. La descripción etnográfica no solo trata
la f o r m a de un progreso m e t o d o l ó g i c o (o sea el funcionalismo) que
de presentar fenómenos, sino también teoría, (ibídem, pág. 36).
recomienda a los evolucionistas.
Topamos a q u í con la misma dificultad que nos presentara lo superoi La t e o r í a de la c u l t u r a de Malinowski se d e s a r r o l l ó m á s amplia-
g á n i c o de Kroeber ya que, con pocas excepciones, los problemas epi mente en otro ensayo. En el mismo t r a t ó de «explicar» la c u l t u r a
13

temológicos importantes quedan sin c o n t e s t a c i ó n . A l igual que los en función de c ó m o satisface ciertas necesidades. Como indica en
l i n g ü i s t a s estructurales, Goodenough y otros se interesan por al COA este temprano a r t í c u l o , d e s c u b r i ó que acudir a necesidades físicas
j u n t o de reglas, por la g r a m á t i c a de la cultura. Pero dados sus m é t o - no b a s t a r í a ; por lo tanto, para completar su explicación r e c u r r i ó a
dos se ven restringidos a los sistemas de t e r m i n o l o g í a y no pueden necesidades intpgrativas o s i n t é t i c a s . A l tomar este paso se a c e r c ó
extender el estructuralismo hasta el punto que lo hacen aquellos mucho al tipo de t a u t o l o g í a que W h i t e llama «metafísica».
como Jakobson o Chomsky quienes penetran las formas de in.miles
tación para llegar a las estructuras lingüísticas innatas.
12. Kroeber notó esta falta de acuerdo entre la sociedad y la terminología
Goodenough adopta la posición de Boas con respecto a los he* llOS, de parentesco en su artículo de 1909.
13. Para un análisis de la teoría de necesidades de Malinowski ver Pld
dington en Firth (1968).
11. Para esta crítica ver por ejemplo Burling (1964).

20
?\
dichas reglas y la tendencia en (íran B r e t a ñ a ha sido la d< i\< u
Debemos reconocer en favor de Malinowski que a d o p t ó un enfo la c u l t u r a en favor de los estudios de estructura social, han existido
que muy amplio de la a n t r o p o l o g í a y, en este sentido, supera a Bou*. varias tentativas de volver a una definición m á s amplia del < ampo di
Se i n t e r e s ó por todos los aspectos de la vida del individuo. Sin em- aplicación de la a n t r o p o l o g í a . En los Estados Unidos, Leslie Whltl
bargo, su empirismo y su p r e o c u p a c i ó n por el individuo no le permi a d o p t ó una definición comprehensiva de cultura en su intento de foi
tieron desarrollar m e t ó d i c a m e n t e una t e o r í a de la cultura. No es mular leyes relativas a la evolución cultural. En Francia, Lévi Strauss
sorprendente que haya recurrido a las necesidades humanas del indi propuso una t e o r í a de la estructura social que, a pesar de interpreta
viduo como explicación de la cultura. A su vez esto p r o v o c ó una ciones e r r ó n e a s por parte de muchos estudiosos de su obra, trata
falta de i n t e r é s en la evolución de los sistemas, debido a que resulta de combinar en su análisis los sistemas de organización social y los
difícil explicar c ó m o una cultura integrada y en funcionamiento pul sistemas ideológicos.
da ser re< hazada en favor de otra. A pesar de que Leslie White ha sido influido considerablemente
No es fácil explicar por q u é la a n t r o p o l o g í a b r i t á n i c a a b a n d o n ó por las corrientes de la a n t r o p o l o g í a norteamericana a p a r t i r de Boa ,
el concepto de cultura formulado por Malinowski. Quizás se deba sostiene tener una afinidad directa con los evolucionistas del si
en parle a la ingenuidad teórica de este autor. De todas maneras, fue glo x i x . Y rechaza la d e s i g n a c i ó n de «neo-evolucionista», alegando que
Radcliffc-Brown, y no Malinowski, quien se convirtió en la inspira sus fines no difieren significativamente de los de Morgan y Tylor.
ción t e ó r i c a de las generaciones posteriores de a n t r o p ó l o g o s b l i t á No nos detendremos a investigar esta afirmación, pero discutiremos
nicos. Fortes, al analizar las diferencias entre el concepto totalmente brevemente la a p o r t a c i ó n de White. La definición de cultura que
inclusivo de cultura y el concepto de estructura social de Radclille White propone en el a r t í c u l o que r e i m p r i m i m o s a c o n t i n u a c i ó n , es
B r o w n nota que el ú l t i m o : una definición inclusiva. E n otro trabajo (1949, c a p í t u l o 13), White
sugiere que la cultura puede subdividirse en tres niveles: tecnológico,
nos ohlij-a a renunciar a fines grandiosos y aceptar la inevita
sociológico e ideológico. Como Morgan, W h i t e trata de ligar estos
bilidad de u n a pluralidad de marcos de referencia para el estudio
aspectos de la cultura y de formular leyes de una ciencia de la cultu-
da la KM ladad. (1970, pág. 244).
ra que, sugiere, d e b e r í a llamarse «culturología». A diferencia de
Boas, la obra de W h i t e representa una b ú s q u e d a de leyes h i s t ó r i c a s .
Por lo tanto, lo que concierne al a n t r o p ó l o g o social en el análi- i
Para White, dichos niveles de los f e n ó m e n o s culturales e s t á n rela-
del ritual es la relación entre el s í m b o l o y la sociedad. Por ejemplo,
cionados de formas específicas. En su trabajo, la tecnología es pri-
Monica Wilson, e n su estudio del simbolismo entre los nyakusa (1957),
m o r d i a l ya que las formas culturales se determinan por el grado en
considera que los s í m b o l o s no son m á s que el reflejo de la estructura
que una sociedad puede utilizar la e n e r g í a .
social; la naturaleza de dichos s í m b o l o s está fuera de su análisis.
W h i t e afirma que los sistemas sociales son una «función» de los
De a q u í hay un corto tramo a la visión de la cultura como algo
sistemas tecnológicos, mientras que la ideología se ve « f u e r t e m e n t e
residual o i d e a c i o n a l , es decir, lo que queda una vez que se sustrae la
condicionada por la tecnología» ( i b í d e m ) . Reconoce la importancia
estructura social. Esta es una posición que expresa, por ejemplo,
de los efectos de la ideología sobre los sistemas sociales y de los
Leach:
sistemas sociales sobre la tecnología, y por lo tanto no merece las
acusaciones de determinismo vulgar y unidireccional que le hicieran
el término cultura tal como yo lo utilizo, no es esa catcgoi ía (|ti<
todo lo abarca y constituye el objeto de estudio de la antropolo sus c r í t i c o s . Sin embargo, la evolución cultural es para White un
gía cultural americana. Soy antropólogo social y me ocupo de la producto del cambio tecnológico que, a su vez, resulta de la aplicación
estructura social de la sociedad kachin. Para mí los conceptos d. de mayores cantidades de energía. Sus ensayos, como por ejemplo el
sociedad y cultura son absolutamente distintos. Si se acepta t i t u l a d o « E n e r g y and the Evolution of Culture», se ocupan de la evo-
la sociedad como un agregado de relaciones sociales, entonce?» lución de la cultura en general.
la cultura es el contenido de dichas relaciones. El término •.•>. n- E l trabajo de W h i t e y otros ha provocado entre los a n t r o p ó l o g o s
dad hace hincapié en el factor humano, en el agregado de mdl norteamericanos una r e n o v a c i ó n del i n t e r é s por la evolución de la
viduos y las relaciones entre ellos. E l término cultura hace hlni > cultura y por la r e l a c i ó n entre ecología, tecnología y cultura. Mien-
pié en el componente de los recursos acumulados, maten i
así como inmateriales, que las personas heredan, utilizan, Irán tras que el trabajo de W h i t e admite la posibilidad de cambio como
forman, aumentan y transmiten (Firth). (1970, pág. 16) consecuencia de contradicciones entre la tecnología y otros niveles
de la c u l t u r a (ver por ejemplo su análisis del industrialismo en el
ensayo citado anteriormente) los modelos de H a r r i s p a r e c e r í a n ser
Si bien la tendencia general en los Estados Unidos ha sido la do m á s m e c á n i c o s . Por ejemplo, Harris afirma l o siguiente:
reducir la c u l t u r a a u n conjunto de reglas relativas a de l e í minado*
sistemas conceptuales y l i m i t a r la a n t r o p o l o g í a al descuhrimii uto d« Creo que el análogo de la estrategia darwiniana en el campo de

22 23
los fenómenos socioculturales es el principio del detei m i n e , que proceda deductivamente y que tenga como objetivo vincular l o i
tecnoambiental y tecnoeconómico. Este principio i f l r m i que, sistemas sociales y l o s sistemas de ideas en un nivel m a s p i o l u n d o , n i
tecnologías similares, aplicadas a ambientes similares, tienden .» u n nivel estructural.
producir organizaciones similares de trabajo en la producción v Para Lévi-Strauss, existen estructuras que generan la realidad
en la distribución y que éstos a su vez originan tipo, de grupo-, e m p í r i c a y que no pueden ser descritas o descubiertas por medio de
parecidos que justifican y coordinan sus actividades mcdianl. u n a n á l i s i s del mundo f e n o m é n i c o . Aunque a menudo s u s c u i n o s
sistemas semejantes de valores y creencias. (Harris, 1968, pág. 4). sugieren que es un idealista, el caso es que trata de relaciona] las
ideas a otros aspectos de la cultura, y considera que ambas sean pro
Claude Lévi-Strauss toma o t r o enfoque. Su trabajo está tuerte ducto de las estructuras. Por ejemplo, cuando analiza u n m i t o da los
mente arraigado en la t r a d i c i ó n sociológica francesa y él mismo admite indios tsimshian del N.O. de N o r t e a m é r i c a , concluye su análisis su-
la importante influencia que han tenido sobre él los descubrimientos giriendo que las estructuras m í t i c a s son t a m b i é n fundamentales p a n
de la lingüística, particularmente las contribuciones de la escuela de el potlatch, que es u n aspecto de la e c o n o m í a de la zona (Lévi
lingüística estructural de Praga. Lévi-Strauss critica el enfoque em- Strauss, en Leach, p á g . 33). E n otra o c a s i ó n sugiere la existencia de
pirista e inductivista de los a n t r o p ó l o g o s culturales y por lo tanto una r e l a c i ó n estructural entre las estructuras lingüísticas y las del
invierte una de las suposiciones epistemológicas fundamentales de la parentesco (1963: p á g . 55-65).
escuela boasiana. Mientras que, como ya hemos visto, Boas, Malí, E l é n f a s i s que pone Lévi-Strauss en describir las estructuras socia-
nowski y.otros afirmaban que las generalizaciones pueden continuar les e ideológicas en función de las estructuras de la mente, sugieren
partiendo desde «hechos» determinados, Lévi-Strauss recalca que los t a m b i é n una manera de superar la división de lo o r g á n i c o y de lo
«hechos» no se obtienen mediante la o b s e r v a c i ó n directa. Este punto s u p e r o r g á n i c o presentada p o r Kroeber. E l interesante trabajo de
e s t á expresado claramente en su crítica del empirismo de los historia- Chomsky sobre g r a m á t i c a s innatas representa una tentativa similar. 14

dores, que sostienen la superioridad del enfoque inductivo basado e n E n c o n c l u s i ó n , he tratado de mostrar c ó m o las principales co-
«hechos» h i s t ó r i c o s que se dan e m p í r i c a m e n t e : rrientes de la a n t r o p o l o g í a y, en particular de la a n t r o p o l o g í a cul-
t u r a l , se desarrollaron como consecuencia de las formulaciones de los
En cuanto se pretende privilegiar al conocimiento histórico, nos evolucionistas del siglo x i x . Progresivamente, el concepto de cultura
sentimos con derecho (que, de otra manera, no soñaríamos en vio reducirse su á m b i t o de aplicación. Este proceso fue a c o m p a ñ a d o
reivindicar) a subrayar que la noción de hecho histórico recubre p o r escepticismo con respecto a la posibilidad de f o r m u l a r o descu-
un doble. Pues, por hipótesis, el hecho histórico es lo que real b r i r leyes y tuvo como resultado una profusión de descripciones etno-
mente ha pasado; pero, ¿dónde ha pasado? Cada episodio de una g r á f i c a s . Sin embargo, existen algunas alternativas. Leslie W h i t e ha
revolución o de una guerra se resuelve en una multitud de mo- intentado aplicar u n concepto de cultura m á s amplio y ha logrado
vimientos psíquicos e individuales; cada uno de estos movimientos renovar el i n t e r é s general por los procesos h i s t ó r i c o s y por la evo-
traduce evoluciones inconscientes, y éstas se resuelven en fenóme-
l u c i ó n . Lévi-Strauss ha propuesto u n conjunto nuevo de supuestos
nos cerebrales, hormonales o nerviosos, cuyas referencias son <l«
orden físico o químico... Por consiguiente, el hecho histórico e p i s t e m o l ó g i c o s que permiten contemplar la c r e a c i ó n de una ciencia
no es más dado que los otros; es el historiador, o el agente del de la c u l t u r a y de la historia. Es muy posible que la c o m b i n a c i ó n de
devenir histórico, quien lo forma por abstracción y como si se estos dos enfoques (que hasta el momento han permanecido fuera
hallara bajo la amenaza de una regresión al infinito (1962, p.i de las corrientes principales de la a n t r o p o l o g í a tanto en los Estados
gina 27). Unidos como en Gran B r e t a ñ a ) , permita una convergencia entre la
a n t r o p o l o g í a y el materialismo h i s t ó r i c o , como algunos signos pare-
Y esto sin mencionar la selectividad del científico quien, a p o y á n d o s e cen ya indicar.
en algún tipo de idea preconcebida, considera ciertos hechos y eli-
m i n a otros.
Si bien para Lévi-Strauss la materia fundamental que se estudia Universidad de Londres, junio de 1974
es ideacional, en realidad sus análisis tienen un alcance mucho m á s
amplio. Trata de extender el campo de la a n t r o p o l o g í a de mam i.»
que:
1. Los sistemas de ideas puedan comprenderse en función de sí
mismos,
2. Se elimine la noción de c a u s a c i ó n social (como la propone
Radcliffe-Brown) de los sistemas de ideas, y 14. Para una discusión del trabajo de Chomsky asequible a los no lingüis-
3. Que esta noción de causación sea reemplazada por u n análisis tas, ver Lyons (1970).

24 23
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27
26
EDWARD B. TYLOR

LA CIENCIA D E L A CULTURA (1871)

La c u l t u r a o civilización, en sentido etnográfico amplio, es aquel


todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la
moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros h á b i t o s y ca-
pacidades adquiridos p o r el hombre en cuanto m i e m b r o de la socie-
dad. L a s i t u a c i ó n de la c u l t u r a en las diversas sociedades de la especie
humana, en la medida en que puede ser investigada s e g ú n principios
generales, es u n objeto apto para el estudio de las leyes del pensa-
miento y la acción del hombre. Por una parte, la u n i f o r m i d a d que
en tan gran medida caracteriza a la civilización debe atribuirse, en
buena parte, a la acción uniforme de causas uniformes; mientras que
por otra parte sus distintos grados deben considerarse etapas de
desarrollo o evolución, siendo cada una el resultado de la historia an-
terior y colaborando con su a p o r t a c i ó n a la c o n f o r m a c i ó n de la
historia del futuro. Estos v o l ú m e n e s tienen por objeto la investigación
de estos dos grandes principios en diversas secciones de la etnogra-
fía, con especial a t e n c i ó n a la civilización de las t r i b u s inferiores
en r e l a c i ó n con las naciones superiores.
Nuestros modernos investigadores de las ciencias de la naturaleza
i n o r g á n i c a son los primeros en reconocer, fuera y dentro de sus cam-
pos concretos de trabajo, la unidad de la naturaleza, la fijeza de
sus leyes, el concreto orden de causa-efecto por el que cada hecho
depende del que lo ha precedido y a c t ú a sobre el que le sucede.
Comprenden firmemente la doctrina p i t a g ó r i c a del orden que todo
lo penetra en el cosmos universal. A f i r m a n , con Aristóteles, que la
naturaleza no e s t á llena de episodios incoherentes, como una mala
tragedia. E s t á n de acuerdo con Leibnitz en lo que él llama «mi axio-
ma, que la naturaleza nunca a c t ú a a saltos (la nature n'agit j a m á i s
par s a u t ) » , a s í como en su «gran principio, normalmente poco em-
pleado, de que nada ocurre sin una r a z ó n suficiente». Y tampoco se
desconocen estas ideas fundamentales al estudiar la estructura y los
h á b i t o s de las plantas y de los animales, n i incluso al investigar las
funciones inferiores del hombre. Pero cuando llegamos a los proce-
sos superiores del sentimiento y la a c c i ó n del hombre, del pensa-
miento y el lenguaje» del conocimiento y el arte, aparece u n cambio

29
necesario que estas limitaciones estorben el estudio c i e n i i l i t o . 1 . In
en el tono de la o p i n i ó n prevaleciente. En general, el mundo m i i h\ vida humana, en el que las verdaderas dificultades son las p r á c t i c a s
preparado para aceptar el estudio general de la vida h u m a n de la enorme complejidad de los datos y la imperfección d e l o s m«
una rama de las ciencias naturales y a llevar a la práctica, < todos de o b s e r v a c i ó n .
sentido amplio, el precepto del poeta de «Explicar la moral i i Ahora bien, parece que esta c o n c e p c i ó n de la voluntad y la con
cosas n a t u r a l e s » . Para muchos entendimientos educados pare< i n ul ducta humana como sometidas a leyes concretas, de hecho la recono-
tar algo presuntuosa y repulsiva la concepción de que la hisioiia i cen y la manejan las mismas personas que se oponen a ella c u a n d o
la especie humana es una parte y una parcela de la historia d. i . se plantea en abstracto como u n principio general y se quejan en-
naturaleza, que nuestros pensamientos, nuestra voluntad y nuesha tonces de que aniquila el libre a l b e d r í o del hombre, destruye su
acciones se ajustan a leyes tan concretas como las que determinan e l sentido de la responsabilidad personal y le degrada c o n v i r t i é n d o l o en
movimiento de las olas, la c o m b i n a c i ó n de los ácidos y las bases, y . I una m á q u i n a sin alma. Quienes dicen estas cosas pasan sin embargo
crecimiento de las plantas y los animales. gran parte de su propia vida estudiando las motivaciones que d a n
La principal r a z ó n de este estado popular de opinión no hay que lugar a la a c c i ó n humana, intentado conseguir sus deseos mediante
buscarla m u y lejos. Muchos a c e p t a r í a n de buena voluntad una cien ellas, tramando en sus cabezas teorías de c a r á c t e r personal, recono-
cia de la historia si se les presentara con una substancial c o n c m ióu ciendo c u á l e s son los efectos probables de las nuevas combinaciones
de los principios y de las pruebas, pero no sin r a z ó n rechazan los y dando a sus razonamientos el c a r á c t e r final de la verdadera inves-
sistemas que se les ofrecen, por estar muy por debajo de los niveles tigación científica, dando por supuesto que si sus cálculos salen
científicos. E l verdadero conocimiento, antes o d e s p u é s , siempre su- equivocados, o bien sus datos deben ser falsos o incompletos, o b i e n
pera esta clase de resistencia, mientras que la costumbre de oponerse su j u i c i o ha sido imperfecto. Tal persona r e s u m i r á la experiencia de
a la novedad rinde tan excelente servicio contra la invasión de dor.ma a ñ o s pasados en relaciones complejas con la sociedad declarando su
tismos especulativos, que a veces se d e s e a r í a que fuese m á s fuerte de c o n v i c c i ó n de que todo tiene una r a z ó n en la vida y que cuando los
lo que es. Pero otros o b s t á c u l o s a la investigación de las leyes de la hechos parecen inexplicables, la regla es esperar y observar con la
naturaleza humana nacen de consideraciones metafísicas y teológicas. esperanza de que a l g ú n d í a se e n c o n t r a r á la clave del problema. Esta
La noción popular del libre a l b e d r í o humano no sólo implica libertad o b s e r v a c i ó n humana puede haber sido tan estrecha como toscas y
para actuar según motivaciones, sino t a m b i é n el poder de zafarse prejuiciosas sus deducciones, pero, no obstante, ha sido u n filósofo
a la continuidad y actuar sin causa, una c o m b i n a c i ó n que se p o d r í a inductivo « d u r a n t e m á s de cuarenta a ñ o s sin s a b e r l o » . P r á c t i c a m e n t e
ejemplificar, aproximadamente, con el símil de una balanza que reconoce leyes concretas al pensamiento y a la acción del hombre, y
a veces actuase de manera normal, pero t a m b i é n poseyera la fat ul simplemente no ha tenido en cuenta, en sus estudios de la vida, todo
tad de moverse por sí misma, sin pesas o contra ellas. Esta COZlCep el tejido del a l b e d r í o inmotivado y la espontaneidad sin causa. Aquí
c i ó n de la acción a n ó m a l a de la voluntad, que escasamente hace falla se supone que no deben tenerse en cuenta, igualmente, en estudios
decir que es incompatible con el razonamiento científico, subsiste m á s amplios y que la verdadera filosofía de la historia consiste en
como o p i n i ó n patente o latente en los entendimientos humanos y ampliar y mejorar los m é t o d o s de la gente llana que forma sus j u i -
afecta fuertemente sus concepciones teóricas de la historia, aunqu< cios a p a r t i r de los hechos, y comprobarlos frente a los nuevos datos.
por regla general, no se exponga de forma destacada en los razona Tanto si la doctrina es completamente cierta como si lo es en parte,
mientos s i s t e m á t i c o s . De hecho, la definición de la voluntad humana acepta la misma s i t u a c i ó n desde la que buscamos nuevos conocimien-
como estrictamente ajustada a motivaciones es el ú n i c o fundainen tos en las lecciones de la experiencia y, en una palabra, todo el de-
to científico para tales investigaciones. Por suerte, no es indispcm.a curso de nuestra vida racional se basa en ella.
ble a ñ a d i r a q u í otra m á s a la lista de disertaciones sobre la I n t t l
v e n c i ó n sobrenatural y la c a u s a c i ó n natural, sobre la libertad, la prt «Un acontecimiento es hijo de otro, y nunca debemos olvidar la
d e s t i n a c i ó n y la responsabilidad. Podemos apresurarnos a escapai d< familia» es una o b s e r v a c i ó n que el jefe bechuana hizo a Casalis, el
las regiones de la filosofía transcendental y la teología, para empc/ai misionero africano. Así, en todas las é p o c a s y en l a medida en que
u n viaje m á s esperanzador por u n terreno m á s viable. Nadie nepaiá p r e t e n d í a n ser algo m á s que meros cronistas, los historiadores han
que, como cada hombre sabe por el testimonio de su propia con hecho todo lo posible para no limitarse a presentar simplemente la
ciencia, las causas naturales y concretas determinan en gran R i c d l s u c e s i ó n , sino la conexión, de los acontecimientos en su n a r r a c i ó n .
da la a c c i ó n humana. Entonces, dejando de lado las considera» ion< Sobre todo, se han esforzado por elucidar los principios generales
sobre las interferencias sobrenaturales y la espontaneidad inmotivada, de la a c c i ó n humana y explicar mediante ellos los acontecimientos
tomemos esta a d m i t i d a existencia de las causas y efectos naturales concretos, asentando expresamente o dando por t á c i t a m e n t e admi-
como nuestro suelo y viajemos por él mientras nos sostenga. Sobre tida la existencia de una filosofía de la historia. Si alguien negara
estas mismas bases las ciencias físicas persiguen, cada vez con ma- la posibilidad de establecer de este modo leyes h i s t ó r i c a s , contamos
yor éxito, la investigación de las leyes de la naturaleza. Tampoco < con l a respuesta que en t a l caso Boswell dio a Johnson: « E n t o n c e s ,

al
30
usted reduce toda la historia a una especie de almanaque - N o d< ' c i ó n . E x a m í n e n s e , por ejemplo, los instrumentos con lilo y < 011 puní i
sorprender a quienes tengan en cuenta la abrumadora cumplejnl id i de una colección; el inventario incluye hachas, azuelas, cinceles, cu-
los problemas que se plantean ante el historiador general «pie, 111 chillos, sierras, rascadores, leznas, agujas, lanzas y puntas de flecha, y
embargo, los trabajos de tantos eminentes pensadores no h a y a n la mayor parte de ellos o todos, con sólo ligeras diferencias de deta-
ducido todavía a la historia m á s que hasta el u m b r a l de la < lle, pertenecen a las m á s diversas razas. Lo mismo ocurre con las
Los datos de que tiene que extraer sus conclusiones el histoi i a d o i s o n ocupaciones de los salvajes; la tala de á r b o l e s , la pesca con red y
al m i s m o tiempo tan diversos y tan dudosos que es difícil llegar a sedal, los juegos de lanzar y alancear, encender el fuego, cocinar,
una visión completa y clara de su p a r t i c i p a c i ó n en una cuestión n m . e n r o l l a r cuerda y trenzar cestas, se repiten con hermosa uniformidad
creta, y de este modo se hace irresistible la t e n t a c i ó n de entresacarlos en las e s t a n t e r í a s de los museos que ilustran la vida de las razas
en apoyo de alguna t e o r í a chapucera y dada del curso de los acón inferiores de Kamchatka a la Tierra del Fuego, o de Dahomey a
tecimientos. La filosofía de la historia, que explica los f e n ó m e n o s H a w a i . Incluso cuando se llega a comparar las hordas b á r b a r a s con
de la vida del hombre en el pasado y predice los futuros remitién- las naciones civilizadas, se nos impone la c o n s i d e r a c i ó n de hasta q u é
dose a leyes generales, en realidad es una materia que, en gran me- p u n t o u n a r t í c u l o tras o t r o de la vida de las razas inferiores se
dida, en el actual estado de nuestros conocimientos, es d i l u í ! de c o n t i n ú a utilizando para análogos procesos p o r las superiores, con
abarcar incluso por u n genio que cuente con la ayuda de una extensa formas no lo bastante cambiadas para que resulten irreconocibles
investigación. Sin embargo, hay secciones de ella que, aunque con y a veces m u y poco modificados. O b s é r v e s e al moderno campesino
bastante dificultad, parecen relativamente accesibles. Si estrechamos europeo utilizando su hacha y su azada, v é a s e su comida hirviendo o
el campo de investigación del conjunto de la historia a lo que a q u í a s á n d o s e sobre el fuego de madera, o b s é r v e s e el exacto lugar que
hemos denominado cultura, la historia no de las tribus y las naciones, ocupa la cerveza en su v a l o r a c i ó n de la felicidad, oígase su relato
sino de las condiciones del conocimiento, la religión, el arte, las cos- del fantasma de la casa encantada m á s p r ó x i m a y de la sobrina del
tumbres y otras semejantes, la tarea investigadora queda situada granjero que fue embrujada con nudos en sus visceras hasta que c a y ó
dentro de límites m á s moderados. Todavía padecemos el mismo tipo en espasmos y m u r i ó . Si escogemos de esta forma las cosas que se
de dificultades que estorbaban la t e m á t i c a m á s amplia, pero m u y han alterado poco en el largo curso de los siglos, podremos trazar
disminuidas. Los datos no son tan caprichosamente h e t e r o g é n e o s , sino u n cuadro en el que h a b r á poca diferencia entre el labrador inglés
que pueden clasificarse y compararse de una forma m á s simple, a l y el negro de Africa central. Estas p á g i n a s e s t á n tan plagadas de
mismo tiempo que la posibilidad de deshacerse de los asuntos exó- datos sobre t a l correspondencia entre la especie humana que no hay
genos y de tratar cada tema dentro de su adecuado marco de datos, necesidad de pararse ahora en detalles, pero puede ser ú t i l rechazar
en conjunto, hace m á s factible u n razonamiento sólido que en el desde e l ' p r i m e r momento un problema que puede complicar el tema,
caso de la historia general. Esto puede hacer que aparezca, a parí i i a saber, la c u e s t i ó n de las razas. Parece tanto posible como deseable
de un breve examen preliminar del problema, c ó m o pueden clasiln a i eliminar las consideraciones sobre las variedades hereditarias de ra-
se y ordenarse, etapa tras etapa, en un probable orden de evolm m u . zas humanas y tratar a la humanidad como h o m o g é n e a en naturaleza,
los «fenómenos de la cultura. aunque situada en distintos grados de civilización. Los detalles de
Examinados con una visión amplia, el c a r á c t e r y el h á b i t o <l< | | la investigación d e m o s t r a r á n , creo yo, que pueden compararse las
especie humana exhiben al mismo tiempo esa similitud y consisten» 1.1 etapas de la cultura sin tener en cuenta hasta q u é p u n t o las t r i b u s
de los f e n ó m e n o s que condujeron al creador de proverbios italianos que utilizan los mismos utensilios, siguen las mismas costumbres
a declarar que «todo el mundo es u n país», « t u t t o i l mondo c pacsc». o creen en los mismos mitos, pueden diferir en su c o n f i g u r a c i ó n cor-
La igualdad general de la naturaleza humana, por una parte, y la poral y el color de su piel y su pelo.
igualdad general de las condiciones de vida, por otra, esta similitud Un p r i m e r paso en el estudio de la civilización consiste en d i -
y consistencia sin duda puede trazarse y estudiarse con espei IfJ Ido seccionarla en detalles y clasificar estos en los grupos adecuados.
ncidad al comparar razas con aproximadamente el mismo f u n d o Así, al examinar las armas, deben clasificarse en lanzas, palos, hon-
de civilización. Poca a t e n c i ó n necesita dedicarse en tales compaiai 1 0 das, arcos y flechas, y a s í sucesivamente; entre las artes textiles
nes a las fechas de la historia n i a la s i t u a c i ó n en el mapa; l o s anti hay que distinguir la fabricación de esteras y redes, y los distintos
guos suizos que habitaban en lagos pueden ponerse j u n t o a l o s n/te grados de p r o d u c i ó n y tejido de hilos; los mitos se dividen s e g ú n
cas medievales, y los ojibwa de A m é r i c a del Norte j u n t o a l o s / u l ú < encabezamientos en mitos de la salida y la puesta del sol, mitos de
de Africa del Sur. Como dijo el doctor Johnson despectivamente • mm los eclipses, mitos de los terremotos, mitos locales que explican los
do leyó sobre los habitantes de la Patagonia y los habitantes de la nombres de los lugares mediante cuentos maravillosos, mitos epo-
islas de los mares del sur, en los viajes de H a w k e s w o r t h , «un con n'micos que explican el origen de la t r i b u derivando su nombre
j u n t o de salvajes es como cualquier o t r o » . Cualquier museo e l no del nombre de un imaginario antepasado; bajo los ritos y cere-
lógico puede demostrar hasta q u é punto es cierta esta general iza monias tienen lugar p r á c t i c a s como las distintas clases de sacri-

32 33
3. — CL CONCEPTO DE CULTURA
ficios que se hacen a los e s p í r i t u s de los muertos y a los o l i o s . j o r posible la veracidad de todos los autores que cita y, si . pn i
espirituales, al orientarse hacia el este para el culto, la puritli ble, a conseguir varias descripciones que certifiquen cada p i m í o de
del ceremonial o la limpieza m o r a l por medio del agua o del fu< | cada localidad. Pero p o r encima de todas estas medida, de piccau
Estos son unos cuantos ejemplos variados de una lista d e n e n i o c i ó n e s t á la prueba de la r e p e t i c i ó n . Si dos visitantes independientes
y la tarea del e t n ó g r a f o es clasificar tales detalles con la p c r s p i a distintos p a í s e s , pongamos u n m u s u l m á n medieval a Tartaria y un
de descifrar su d i s t r i b u c i ó n en la geografía y en la historia, v !•• i n g l é s c o n t e m p o r á n e o a Dahomey, o u n misionero j e s u í t a en Brasil
r e l a c i ó n que existe entre ellos. E n lo que consiste esta t a r c a p u e d . y u n wesleyano en las islas F i j i , coinciden en describir a l g ú n a i i e ,
ejemplificarse casi perfectamente comparando estos detalles de l.i rito o m i t o a n á l o g o entre los pueblos que han visitado, resulta difícil
c u l t u r a con las especies vegetales y animales t a l como las e s t u d i a n o imposible a t r i b u i r esta coincidencia a algo accidental o a fraude"
los naturalistas. Para el e t n ó g r a f o el arco y la flecha es una e s j x v o l u n t a r i o . La historia de u n guardabosques de Australia puede obje-
la costumbre de aplastar el c r á n e o de los n i ñ o s es una especie, la tarse q u i z á s como u n e r r o r o invención, pero ¿ c o n s p i r a con él el m i -
p r á c t i c a de reconocer los n ú m e r o s por decenas es una espci ie. I a n i s t r o metodista de Guinea para e n g a ñ a r al p ú b l i c o contando la
d i s t r i b u c i ó n geográfica de estas cosas y su t r a s m i s i ó n de una r e p o n m i s m a historia? L a posibilidad de la mistificación intencional o no i n -
a otra tienen que estudiarse como el naturalista estudia la geografía tencional suele quedar descartada cuando las cosas son de t a l forma
de sus especies b o t á n i c a s y zoológicas. Igual que ciertas plantas y que se hace una exposición similar en dos p a í s e s remotos p o r dos
animales son pccualiarcs de ciertos distritos, lo mismo ocurre c o n testigos tales que A vivió u n siglo antes que B y B no parece haber
instrumentos como el boomerang australiano, e l palo y la ranura tenido nunca noticia de A. Quien tan sólo eche una ojeada a las
polinesia de encender el fuego, los p e q u e ñ o s arcos y flechas que se notas a pie de p á g i n a de la presente obra no n e c e s i t a r á m á s pruebas
utilizan como lancetas las tribus del istmo de P a n a m á , y alp.o p a n de hasta q u é p u n t o son distantes los p a í s e s , separadas las fechas, dis-
cido con muchos mitos, artes y costumbres que se encuentran ais- tintos los credos y los caracteres de los observadores en el c a t á l o g o
lados en / ( i i i a s concretas. Igual que el c a t á l o g o de todas las especies de los datos sobre la civilización. Y cuanto m á s rara es l a afirma-
de plantas y animales representa la flora y fauna, así los artículos ción, menos probable es que varias personas en varios lugares puedan
de la vida general de un pueblo representa ese conjunto que d e n o haberla hecho equivocadamente. Siendo esto así, parece razonable
minamos cultura. Y al igual que en las regiones remotas suelen juzgar que las exposiciones se hacen en su mayor parte con veracidad
aparecer vegetales y animales que son análogos, aunque de ninguna y que su estrecha y regular coincidencia se debe a que se recogen
manera idénticos, lo mismo ocurre con los detalles de la civiliza» idfl los mismos hechos en distintos distritos culturales. Ahora bien, los
de sus habitantes. Hasta q u é punto existe una verdadera a n a l o j M . i datos m á s importantes de la etnografía se garantizan de esta forma.
entre la difusión de las plantas y los animales y l a difusión de L a experiencia lleva a l estudioso, al cabo de algún tiempo, a esperar
la civilización, resulta bien perceptible cuando nos damos CUtntl y encontrar que los f e n ó m e n o s culturales, como consecuencia de las
de hasta q u é punto ambas han sido producidas al mismo tiempo i " " causas similares que a c t ú a n con gran a m p l i t u d , deben repetirse una
las mismas causas. Distrito tras distrito, las mismas causas q u e h a n y o t r a vez en el m u n d o . Incluso desconfía de las exposiciones aisladas
introducido las plantas cultivadas y los animales domestico, h . i n para las que no conoce paralelo en otro lugar y aguarda a que su
t r a í d o con ellas el arte y el conocimiento correspondientes. E l c u r i o autenticidad se demuestre por descripciones similares de otro p u n t o
de los acontecimientos que llevó caballos y trigo a América, Llevó del globo o de o t r o extremo de la historia. De hecho, este medio de
con ellos el uso del fusil y del hacha de hierro, mientras que a su a u t e n t i f i c a c i ó n es tan fuerte que el e t n ó g r a f o , en su biblioteca, puede
vez el conjunto del mundo recibió no sólo el maíz, l a s p a t . i t . i - . y I . . . a veces hacer la p r e s u n c i ó n de decidir, no sólo si u n concreto explo-
pavos, sino la costumbre de fumar tabaco y la hamaca de los marinos. rador es un observador honesto y perspicaz, sino t a m b i é n si l o que
n a r r a se conforma a las reglas generales de la civilización. «Non quis,
Merece tenerse en cuenta la c u e s t i ó n de que las descrip< iones d< sed quid.»
f e n ó m e n o s culturales similares que se repiten en distintas paiten
del mundo, en realidad, aportan una prueba accidental de su p i o p i a Pasaremos ahora de la d i s t r i b u c i ó n de la c u l t u r a en los distintos
autenticidad. Hace algunos a ñ o s , u n gran historiador m e p l a n t e n p a í s e s a su difusión dentro de estos p a í s e s . La cualidad de la especie
una pregunta sobre este punto: «¿Cómo pueden calificáis. d« d a l o , humana que m á s ayuda a hacer posible el estudio s i s t e m á t i c o de l a
las exposiciones de las costumbres, mitos, creencias, e t c é t e r a , d e u n a civilización es el notable acuerdo o consenso t á c i t o que hasta e l
t r i b u salvaje si se basan en el testimonio de algún v i a j e i o rao m o m e n t o induce a poblaciones enteras a unirse en el uso de la misma
ñ e r o que puede ser u n observador superficial, m á s o m e n o s i i m o i a n t e lengua, a seguir la misma religión y las costumbres tradicionales, a
de la lengua indígena, u n narrador descuidado de una charla sin uc asentarse en el mismo nivel general de arte y conocimientos. Este
lección, una persona con prejuicios o incluso obstinadamente iliio estado de cosas es el que hasta el momento hace posible representar
sa?». Esta cuestión, en realidad, debe tenerla el etnóju a l o las inmensas masas de detalles por unos pocos dalos c a r a c t e r í s t i c o s , y
constantemente presente. Por supuesto, e s t á obligado a j u / y a i lo m< una vez asentados, los nuevos casos recogidos por nuevos observa-

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dores simplemente ocupan su lugar para demostrar la c o r r e c c i ó n do de ellos. La e t n o g r a f í a tiene que ocuparse especialmente de tales cuall*
la clasificación. Se descubre que existe t a l regularidad en la c o m p o dades generales de las masas de hombres organizadas. Sin einbarpo,
sición de las sociedades humanas que podemos no tener en cuenta mientras se generaliza sobre la cultura de una t r i b u o de una na< ion
las diferencias individuales y, de este modo, generalizar sobre la*, y se dejan de lado las peculiaridades de los individuos que la com-
artes y opiniones de naciones enteras, igual que cuando vemos u n ponen p o r tener poca importancia para el resultado principal, debe-
e j é r c i t o desde una colina nos olvidamos de los soldados indi vi m o s tener cuidado en no olvidar lo que compone este resultado
duales, quienes de hecho escasamente pueden distinguirse de la ma M , p r i n c i p a l . Hay personas tan absortas en las distintas vidas de los
mientras que vemos cada regimiento como un cuerpo organizado, individuos que no pueden comprender la n o c i ó n de la acción de la
e x t e n d i é n d o s e o c o n c e n t r á n d o s e , d e s p l a z á n d o s e avanzando o en reí i comunidad como conjunto; t a l observador, incapaz de una visión
rada. E n algunas ramas del estudio de las leyes sociales es ahora amplia de la sociedad, se describe perfectamente con el dicho de que
posible pedir ayuda a la e s t a d í s t i c a y aislar, por medio de inventario . «los á r b o l e s no le dejan ver el b o s q u e » . Pero, por otra parte, el lil<>
de cobradores de impuestos o de tablas de oficina de seguros, algu- sofo puede estar tan absorto en sus leyes generales de la sociedad
nas acciones concretas de las comunidades humanas m u y entre como para olvidarse de los actores individuales que componen la
mezcladas. Entre los modernos estudios sobre las leyes de la acción sociedad, y de él puede decirse que el bosque no le deja ver los
humana, ninguno ha tenido un efecto tan profundo como las gene- á r b o l e s . Sabemos c ó m o las artes, las costumbres y las ideas se con-
ralizaciones de M . Quetelet sobre la regularidad, no sólo en ma- f o r m a n entre nosotros p o r la acción combinada de muchos indivi-
terias como la estatura media y los índices anuales de nacimientos duos, los motivos y los efectos de cuyas acciones suelen aparecer
y defunciones, sino en la r e p e t i c i ó n , a ñ o tras a ñ o , de productos tan completamente diferenciados a nuestra vista. La historia de un inven-
oscuros y en apariencia incalculables de la vida nacional como las to, una o p i n i ó n o una ceremonia es la historia de la sugerencia y la
cifras de asesinatos y suicidios, y la p r o p o r c i ó n de las mismas ar- m o d i f i c a c i ó n , el e s t í m u l o y la oposición, el beneficio personal y e)
mas criminales. Otras cifras llamativas son la regularidad del n ú - p r e j u i c i o partidista, y en la que los individuos implicados a c t ú a n
mero de personas que mueren accidentalmente en las calles de cada uno s e g ú n sus propias motivaciones, determinadas p o r su carác-
Londres y del n ú m e r o de cartas sin dirección que se depositan en ter y circunstancias. De este modo, a veces observamos a individuos
los buzones de correos. Pero al examinar la cultura de las razas que a c t ú a n por sus propios fines sin tener m u y en cuenta sus efectos
inferiores, lejos de poder disponer de los datos a r i t m é t i c o s cuan- a l a larga sobre la sociedad, y a veces tenemos que estudiar movi-
tificados de la moderna e s t a d í s t i c a , tenemos que juzgar la situa- mientos del conjunto de la vida nacional, donde los individuos que
ción de las t r i b u s a p a r t i r de las descripciones imperfectas que pro- cooperan en ellos quedan p o r completo fuera de nuestra o b s e r v a c i ó n .
porcionan los viajeros o los misioneros, o incluso razonar sobre las Pero considerando que la a c c i ó n social colectiva es la mera resultante
reliquias de las razas p r e h i s t ó r i c a s cuyos mismos nombres y lenguas de muchas acciones individuales, resulta claro que estos dos m é t o d o s
se ignoran sin la menor esperanza. Ahora bien, a p r i m e r a vista, pue- tie investigación, si se siguen correctamente, deben ser absolutamente
den parecer materiales tristemente incompletos y poco prometedores coherentes.
para la investigación científica. Pero, de hecho, no son n i inconcretos
n i poco prometedores, sino que proporcionan datos que son válidos y A l estudiar la r e p e t i c i ó n de las costumbres o las ideas concretas
concretos dentro de sus límites. Son datos que, por la forma dife- en distintos distritos, a s í como su prevalecencia dentro de cada
renciada en que denotan la s i t u a c i ó n de la t r i b u a que corresponden, d i s t r i t o , aparecen ante nosotros pruebas que se repiten constante-
realmente soportan la c o m p a r a c i ó n con los productos de la estadís- mente de la c a u s a c i ó n regular que da lugar a los f e n ó m e n o s de la
tica. E l hecho es que una punta de flecha de piedra, u n b a s t ó n v i d a humana, y de las leyes de mantenimiento y difusión s e g ú n las
tallado, un ídolo, un m o n t í c u l o funerario en que se han entenado cuales estos f e n ó m e n o s se establecen en forma de condiciones nor-
esclavos y propiedades para uso del difunto, una d e s c r i p c i ó n de los males permanentes de la sociedad en los concretos estadios de la
r i t o s de un hechicero para provocar la lluvia, una tabla de numera- cultura. Pero, si bien concedemos toda su importancia a los datos
les, la c o n j u g a c i ó n de un verbo, son cosas que por sí solas manil iestan relativos a estas condiciones normales de la sociedad, debemos tener
l a s i t u a c i ó n de u n pueblo en u n punto concreto de la cultura con tanta cuidado en evitar el peligro que puede atrapar a l estudioso incauto.
veracidad como los n ú m e r o s tabulados de fallecimientos por vene- Desde luego, las opiniones y los h á b i t o s que pertenecen en c o m ú n
nos y de cajas de té importadas manifiestan, de forma diferente, otros a las masas de l a humanidad sen er gran medida e l resultado de un
resultados parciales de la vida general de toda una comunidad. j u i c i o correcto y una s a b i d u r í a p r á c t i c a . Pero en gran medida no es
a s í . Que m u y numerosas sociedades humanas hayan c r e í d o en la in-
Que toda una n a c i ó n tenga un traje especial, armas y herramien fluencia del m a l de ojo y la existencia de la b ó v e d a celeste, hayan
tas especiales, leyes especiales sobre el matrimonio y la propiedad, sacrificado esclavos y bienes a los e s p í r i t u s de los desaparecidos,
doctrina religiosa y moral especial, constituye un hecho destacable que hayan traspasado tradiciones sobre gigantes que matan monstruo \
apreciamos m u y poco porque pasamos toda nuestra vida en m e d i o hombres que se convierten en bestias, todo esto puede sostenerse

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/azonablemente que fue producido en los entendimientos d< In civilización. E n la historia de las armas de fuego, se ha pasado de la
hombres por causas eficientes, pero no es razonable S O S t e n e i que tosca llave de rueda, en que una rueda de acero dentada daba vueltas
los ritos en c u e s t i ó n sean beneficiosos, las creencias correctas \ i por medio de u n muelle contra u n trozo de p i r i t a hasta que una
historia a u t é n t i c a . Esto parece a p r i m e r a vista una perogrullada, chispa p r e n d í a en el cebo, condujo a la invención de la m á s útil llave
pero, de hecho es la n e g a c i ó n de una falacia que afecta profunda de chispa, de las que t o d a v í a cuelgan algunas en las cocinas de nues-
mente a l entendimiento de toda la humanidad, con excepción de une tras granjas para que los n i ñ o s maten p á j a r o s en Navidades; la
p e q u e ñ a m i n o r í a crítica. E n t é r m i n o s populares, lo que dice todo « I llave de chispa, con el tiempo, se c o n v i r t i ó modificada en la llave
m u n d o debe ser cierto, lo que hace todo el mundo debe estar bien de p e r c u s i ó n , que ahora e s t á cambiando su antiguo dispositivo para
— « Q u o d ubique, quod semper, quod ab ó m n i b u s c r e d i t u m est, hoc pasar de cargarse p o r la boca a cargarse por la r e c á m a r a . E l astro-
est v e r é proprieque C a t h o l i c u m » — , e t c é t e r a . Existen diversos topa o s . labio medieval se t r a n s f o r m ó en el cuadrante, descartado ahora a
especialmente en la historia, el derecho, la filosofía y la teología, en su vez por los marinos, que utilizan el m á s delicado sextante, y así
que incluso las personas educadas entre las que vivimos difícilmente pasa la historia de u n arte y u n instrumento a otro. Tales ejemplos
llegan a ver que la causa por la que los hombres sostienen una opl de p r o g r e s i ó n nos son conocidos como historia directa, pero esta
n i ó n o practican una costumbre, no constituye necesariamente una n o c i ó n de desarrollo e s t á tan metida en nuestros entendimientos
r a z ó n no para que tengan que hacerlo a s í . Ahora bien, las colecciones que p o r medio de ella reconstruimos sin e s c r ú p u l o s la historia per-
de datos etnográficos ponen tan destacadamente a la vista que el dida, confiando en los principios generales del pensamiento y la
acuerdo de inmensas multitudes de hombres sobre determinada, a c c i ó n del hombre como guía para ordenar correctamente los hechos.
tradiciones, creencias y usos son peculiarmente susceptibles de peí Tanto si la c r ó n i c a explica o guarda silencio al respecto, nadie que
utilizados como defensa directa de estas mismas instituciones, que compare u n arco con una ballesta d u d a r á de que la ballesta ha sido
incluso las antiguas naciones b á r b a r a s son convencidas para que u n a evolución del instrumento m á s simple. Así, entre los taladra-
mantengan sus opiniones contra las llamadas ideas modernas. Como dores para encender por fricción, claramente aparece a p r i m e r a
personalmente me ha ocurrido m á s de una vez encontrar que mis vista que el taladrador que funciona con cuerda o arco es una mejora
colecciones de tradiciones y creencias se institucionalizan para probar posterior del instrumento p r i m i t i v o m á s tosco que se h a c í a girar
su propia verdad objetiva, sin u n adecuado examen de las razones entre las manos. Esa instructiva clase de e s p e c í m e n e s que a veces
por las que realmente fueron recibidas, aprovecho esta o c a s i ó n para descubren los anticuarios, bronces celtas modelados s e g ú n el pesado
hacer notar que la misma a r g u m e n t a c i ó n sirve igualmente bien para t i p o del hacha de piedra, escasamente resultan explicables si no es
demostrar, con el fuerte y amplio consentimiento de las naciones, como primeros pasos en la t r a n s i c i ó n de la edad de piedra a la edad
que la tierra es plana y que la visita del demonio es una pesadilla. de bronce, en la que pronto se descubre que el nuevo material es
apropiado para un d i s e ñ o m á s manejable y menos ruinoso. E igual-
Habiendo demostrado que los detalles de la cultura pueden c í a a mente en las otras ramas de nuestra historia, una y otra vez se
ficarse en gran n ú m e r o de grupos etnográficos, de artes, creencia , presentan ante la vista series de hechos que pueden disponerse cohe-
costumbres y d e m á s , aparece la siguiente c o n s i d e r a c i ó n de hasta rentemente unos a c o n t i n u a c i ó n de otros en un concreto orden evo-
q u é punto los hechos organizados en estos grupos se han producido lutivo, pero que difícilmente pueden invertirse y hacer que sigan el
evolucionando unos de otros. Escasamente es necesario decir que orden contrario. Tales son, por ejemplo, los datos que he agregado
los grupos en c u e s t i ó n , aunque se mantienen unidos por u n c a r á c t e i en u n c a p í t u l o sobre el arte de contar, que tienden a demostrar que,
c o m ú n , de ninguna manera e s t á n exactamente definidos. Volviendo a p o r lo menos en este aspecto de la cultura, las t r i b u s salvajes han
t o m a r el ejemplo de la historia natural, puede decirse que hay eepe llegado a su s i t u a c i ó n mediante aprendizaje y no por p é r d i d a de lo
cies que tienden a dividirse r á p i d a m e n t e en variedades. Y cuando aprendido, mediante elevación desde lo inferior m á s bien que por
sale a colación q u é relaciones tienen estos grupos unos con otros, d e g r a d a c i ó n desde una situación superior.
es evidente que el estudioso de los h á b i t o s de la humanidad tiene u n a
gran ventaja sobre el estudioso de las especies de plantas y anima E n t r e los datos que nos ayudan a rastrear el curso que ha segui-
les. Entre los naturalistas e s t á planteada la c u e s t i ó n de si la teoría do realmente la civilización del mundo, se encuentra la gran clase
tíe la evolución de una especie a otra es una d e s c r i p c i ó n de lo que de hechos que he c r e í d o conveniente denominar introduciendo el tér-
•realmente ocurre o un simple esquema ideal ú t i l para la clasificación m i n o «supervivencias». Se trata de procesos, costumbres, opinio-
de las especies, cuyo origen ha sido realmente independiente. Pero nes, etc., que la fuerza de la costumbre ha transportado a una situa-
entre los e t n ó g r a f o s no existe t a l c u e s t i ó n sobre la posibilidad de (pie ción de la sociedad distinta de aquella en que tuvieron su hogar
las especies de instrumentos, h á b i t o s o creencias hayan evolucionado original y, de este modo, se mantienen como pruebas y ejemplos de
unos de otros, pues la evolución de la cultura la reconoce n u c . i i o la antigua s i t u a c i ó n c u l t u r a l a p a r t i r de la cual ha evolucionado la
conocimiento m á s familiar. Las invenciones m e c á n i c a s proporcionan nueva. Así, conozco una anciana de Somersetshire cuyo telar a mano
ejemplos adecuados del tipo de desarrollo que a la larga sufre la data de la é p o c a anterior a la i n t r o d u c c i ó n de la « l a n z a d e r a volan-

V )
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te», cuyo novedoso accesorio nunca ha aprendido a utilizar, y la lio de d i s t i n g u i r l a con claridad, en consecuencia a l l í no hay h i s t o i i a
visto t i r a r su lanzadera de mano a mano de la forma verdaderam* tlt( Y esto es a s í incluso con las ropas d e v e s t i r ( p i e u s a n l o s h o m l n e s
clásica; esta anciana no va un siglo por d e t r á s de su tiempo, lino qiK Los rabitos de la chaqueta de los postillones alemanes muestran por
es u n caso de supervivencia. Tales ejemplos suelen hacernos u n . , sí solos c ó m o han llegado a degenerar en tan absurdos rudimentos;
ceder a los h á b i t o s de hace cientos e incluso miles de a ñ o s ; la fogata pero los alzacuellos (bands) de los clérigos ingleses no traspasan ya
del solsticio de verano es una supervivencia; la cena de Difuntos su historia al ojo, y resultan absolutamente inexplicables hasta que
de los campesinos bretones para los e s p í r i t u s de los muertos es una uno ve las etapas intermedias por las que han descendido desde los
supervivencia. E l simple mantenimiento de las costumbres antiguas m á s ú t i l e s cuellos anchos, como el que lleva M i l t o n en su r e t i n t o ,
sólo es una parte de la t r a n s i c i ó n de lo antiguo a l o nuevo y de los y que recibieron su nombre de la «caja de c a r t ó n » («band-box») en
tiempos cambiantes. Los asuntos serios de la sociedad antigua púa que solían guardarse. De hecho, los libros de trajes que muestran
den verse metamorfoseados en juegos de las generaciones posteriores c ó m o una prenda c r e c i ó o m e r m ó p o r etapas graduales y se trans-
y sus serias creencias agotarse en el folklore infantil, mientras que f o r m ó en otra, ilustran con mayor fuerza y claridad la naturaleza
las costumbres que c o n t i n ú a n de la vida del viejo mundo pueden del cambio y el crecimiento, el renacimiento y la decadencia, que se
modificarse en formas del nuevo mundo, todavía poderosas para producen a ñ o tras a ñ o en cuestiones m á s importantes de la vida. E n
bien o para m a l . A veces los viejos pensamientos y p r á c t i c a s brotan los libros, t a m b i é n , vemos a cada autor no sólo en sí mismo y por
de nuevo, para sorpresa de un mundo que las c r e í a muertas o mori- sí m i s m o , sino ocupando el lugar que le corresponde en la historia;
bundas desde mucho tiempo antes; en este caso las supervivencias en cada filósofo, m a t e m á t i c o , q u í m i c o o poeta vemos el transfondo
se transforman en renacimientos, como de forma tan llamativa ha de su e d u c a c i ó n : en Leibniz a Descartes, en Dalton a Priestley,
ocurrido ú l t i m a m e n t e con la historia del moderno esplritualismo, en M i l t o n a Homero. E l estudio del lenguaje quizás ha hecho m á s
u n asunto muy instructivo desde el punto de vista del etnógrafo que n i n g ú n otro por apartar de nuestra c o n c e p c i ó n de la acción y el
De hecho, el estudio de los fundamentos de las supervivencias no pensamiento humanos la idea de invención azarosa y a r b i t r a r i a , sus-
tiene poca importancia p r á c t i c a , pues la mayor parte de lo que t i t u y é n d o l a por una t e o r í a de la evolución mediante la c o o p e r a c i ó n
llamamos s u p e r s t i c i ó n e s t á incluido en las supervivencias y de esta de los hombres individuales, a t r a v é s de procesos razonables e inteli-
f o r m a queda abierta al ataque de su m á s mortal enemigo, la expli- gibles cuando se conocen todos los datos. Rudimentaria como toda-
cación razonada. Sobre todo, insignificantes como son en sí mismas vía es la ciencia de la cultura, se e s t á n volviendo fuertes los sínto-
la mayor parte de las supervivencias, su estudio es tan efectivo para mas de que los f e n ó m e n o s que parecen m á s e s p o n t á n e o s e inmotiva-
rastrear el curso de la evolución histórica, ú n i c a m e n t e gracias al dos pueden demostrarse, no obstante, que e s t á n comprendidos en
cual es posible comprender su significación, que se convierte en un u n campo de causa-efecto tan ciertamente como los hechos de la
punto vital de la investigación etnográfica conseguir una visión lo m e c á n i c a . ¿ Q u é se considera popularmente m á s indeterminado e
m á s clara posible de su naturaleza. Esta importancia debe j u s t i l u aj incontrolable que los productos de la i m a g i n a c i ó n que son los mitos
la e x t e n s i ó n que a q u í se dedica al examen de las supervivencias, a y las f á b u l a s ? Sin embargo, cualquier investigación s i s t e m á t i c a de la
p a r t i r de juegos, dichos populares, costumbres, supersticiones y .1 m i t o l o g í a , hecha a p a r t i r de u n amplia recolección de datos, m o s t r a r á
milares que puedan servir para sacar a la luz la forma en que- I un con bastante claridad en tales esfuerzos de la i m a g i n a c i ó n , a la vez,
cionan. una evolución de etapa a etapa y la p r o d u c i ó n de una u n i f o r m i d a d
como consecuencia de la uniformidad de la causa. Aquí, como en
El progreso, la d e g r a d a c i ó n , la supervivencia, el renacimiento, la todas partes, la espontaneidad inmotivada parece retroceder m á s y
modificación, todos ellos son modos de la conexión que mantiem m á s a l refugio rodeado por los negros precintos de la ignorancia;
unida la compleja red de la civilización. No hace falta m á s que una como el azar, que t o d a v í a mantiene su lugar entre el vulgo como
ojeada a los detalles triviales de nuestra existencia diaria para li.u ei verdadera causa de los acontecimientos de otra forma inexplicables,
nos pensar q u é lejos estamos de ser realmente sus creadores y <|ii. mientras que para las personas educadas hace tiempo que no signi-
cerca de ser los transmisores y modificadores de l o s productos de fica nada si no es esta misma ignorancia. Sólo cuando el hombre no
las edades pasadas. Mirando la h a b i t a c i ó n en que vivimos, podemos consigue ver la c o n e x i ó n de los acontecimientos tiende a caer en las
comprobar cuan lejos e s t á de entender correctamente tan siquii 1 . nociones de impulsos arbitrarios, caprichos sin causa, azar, absurdo
é s t a quien sólo conoce su propio tiempo. Aquí e s t á l a « m a d r e s . Iva- e indefinida inexplicabilidad. Si los juegos infantiles, las costumbres
de Asina, allí la fleur-de-lis de Anjou, alrededor d e l techo hay una sin objetivo y las supersticiones absurdas se consideran e s p o n t á n e o ,
cornisa con una orla griega, el estilo Luis X I V y su a n t e c e t O l porque nadie puede decir exactamente c ó m o aparecen, la afirmación
Renacimiento se reparten el espejo. Transformados, t r a s l a d a d o i «• RlU puede recordarnos el efecto similar que los e x c é n t r i c o s h á b i t o s d e
tilados, tales elementos llevan todavía su historia c l a r a m e n t e 1 Mam una planta de arroz silvestre tuvieron sobre la filosofía de una tribu
pada sobre ellos; y si la historia m á s lejana todavía es m e n o i fá< II de pieles rojas, en o t r o caso dispuesta a ver en la a r m o n í a de la
de leer, no podemos argumentar que, puesto que no sonn. 1 up

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n a t u r a l e z a l o s e f e c t o s d e u n a v o l u n t a d p e r s o n a l q u e la p o h e i n a i i cimientos pasados, t r a t á n d o l a como un hecho aislado del (pie se
G r a n E s p í r i t u , d i c e n e s t o s t e ó l o g o s s i o u x , h i z o t o d a s l a s c o s a - . . *< . p h . puede uno deshacer simplemente mediante u n a e x p l i c a c i ó n p l a n
el a r r o z silvestre; pero el arroz silvestre a p a r e c i ó por c a s u a l i d a d sible.
« E l h o m b r e » , dijo W i l h e l m v o n Humboldt, « s i e m p r e aso« • .< i • A l llevar a cabo la gran tarea de la e t n o g r a f í a racional, la i u v e s
q u e e s t á a l alcance d e la mano (der Mensch knüpft inunei a n V o i t i g a c i ó n de las causas que han producido los f e n ó m e n o s culturales
handenes a n ) » . Esta n o c i ó n d e l a continuidad d e la civilización n m i i y las leyes a que e s t á n subordinados, es deseable conseguir un esque-
nida e n esta m á x i m a no e s n i n g ú n principio filosófico caduco, -ano ma tan s i s t e m á t i c o como sea posible de la evolución de esta cultura
que se vuelve p r á c t i c o p o r la c o n s i d e r a c i ó n de que aquellos que en sus muchas líneas. E n el siguiente c a p í t u l o , que trata del desarro-
desean entender sus propias vidas deben conocer las etapas por In* llo de l a cultura, se intenta hacer u n esbozo del curso t e ó r i c o de la
que s u s opiniones y h á b i t o s han llegado a ser l o que son. Augustc civilización en la especie humana, t a l como en conjunto parece
Comte escasamente s o b r e v a l o r ó la necesidad de este estudio de la concordar mejor con los datos. A l comparar los distintos estadios de
evolución cuando declara al principio de su Filosofía Positiva que civilización entre las razas conocidas p o r la historia, con la ayuda
« n i n g u n a c o n c e p c i ó n puede entenderse excepto a t r a v é s de su I n s t o de las deducciones a r q u e o l ó g i c a s hechas a p a r t i r de los residuos de
r i a » , y su frase acepta ampliarse a la c u l t u r a en general. Conliai e n las t r i b u s p r e h i s t ó r i c a s , parece posible juzgar de forma aproximada
ver la superficie de l a vida moderna y comprenderla por limpie la temprana s i t u a c i ó n general del hombre, que desde nuestro p u n t o
i n s p e c c i ó n es una filosofía cuya debilidad f á c i l m e n t e puede compro- Üe vista debe considerarse como una s i t u a c i ó n p r i m i t i v a , cualesquiera
barse. I m a g í n e s e a alguien explicando el t r i v i a l dicho « m e l o d i j o que hayan sido las situaciones anteriores que puedan haberla prece-
u n p a j a r i t o » («a little b i r d told m e » ) , sin estar enterado de la vieja d i d o . Esta s i t u a c i ó n p r i m i t i v a h i p o t é t i c a corresponde en u n grado
creencia del lenguaje de los p á j a r o s y las bestias, de la que el dOCtOl considerable a la de las modernas t r i b u s salvajes, que, a pesar de su
Dasent, en su i n t r o d u c c i ó n a los Cuentos Noruegos, t r a z ó tan razo- diferencia y distancia, tienen en c o m ú n ciertos elementos de civi-
nablemente sus o r í g e n e s . Los intentos de explicar a la luz de la razón l i z a c i ó n que parecen mantenerse en general de una etapa temprana
cosas que necesitan la luz de la historia para mostrar su significa- de la especie humana. Si esta h i p ó t e s i s es cierta, entonces, a pesar
ción pueden ejemplificarse con los comentarios de Blackstone. Para de la continua interferencia de la d e g e n e r a c i ó n , la principal tenden-
e l pensamiento de Blackstone, el derecho de los plebeyos de llevar sus cia de la c u l t u r a desde los o r í g e n e s a los tiempos modernos ha sido
bestias a pastar a las tierras comunales tiene su origen y expln | del salvajismo hacia la civilización. Con e l problema de esta r e l a c i ó n
ción en el sistema feudal. «Pues cuando los s e ñ o r e s de los feudos entre l a vida salvaje y l a civilizada, se relacionan casi todos los miles
c o n c e d í a n parcelas de tierra a los arrendatarios, p o r servicios reali- de datos que se t r a t a n en los sucesivos c a p í t u l o s . Las supervivencias
zados o por realizar, estos arrendatarios no p o d í a n arar la tierra | | | | culturales, situadas a todo lo largo del curso de los hitos la civili-
bestias; estas bestias no p o d í a n mantenerse sin pastos; y los pastos z a c i ó n en estado de progreso, llenos de significación para quienes
no p o d í a n conseguirse m á s que en los b a l d í o s del s e ñ o r y en la pueden descifrar sus signos, incluso ahora constituyen en medio de
tierras de barbecho no cercadas de ellos y de los otros arrendata- nosotros monumentos tempranos del pensamiento y la vida de los
rios. Por tanto, la ley llevaba anejo el derecho de las tierras cornil b á r b a r o s . Su investigación dice mucho en favor de la c o n c e p c i ó n de
nales como algo inseparable de la concesión de las tierras; y é s t e que los europeos pueden encontrar entre los habitantes de Groen-
fue el origen d e l a tierra c o m u n a l » , e t c é t e r a . Ahora bien, aunque nada landia o los m a o r í e s muchos rasgos para reconstruir el cuadro de
hay d e irracional en esta explicación, no e s t á de acuerdo en absoluto sus propios antepasados primitivos. A c o n t i n u a c i ó n viene el proble-
con la ley t e u t ó n i c a de l a tierra que prevaleció en Inglaterra desde m a del origen del lenguaje. Oscuras como siguen estando muchas
mucho antes de la conquista normanda y cuyos residuos nunca h a n partes de este problema, sus planteamientos m á s claros se abren
desaparecido por completo. E n la antigua comunidad de aldea, i m In a l a investigación de si el lenguaje tuvo sus o r í g e n e s en la humani-
so la tierra cultivable, situada en los grandes campos comunales dad en estado salvaje, y el resultado de la investigación es que, según
t o d a v í a rastreables en nuestro p a í s , no h a b í a pasado a ú n a cons todos los datos conocidos, t a l debe haber sido el caso. Partiendo del
t i t u i r propiedades aisladas, mientras que los pastos de los barbechos examen del arte de contar, se muestra una consecuencia mucho m á s
y los rastrojos y los b a l d í o s p e r t e n e c í a n en c o m ú n a los cabezas de concreta. Puede afirmarse con confianza que no sólo se encuentra
familia. Desde aquellos d í a s , el cambio de la propiedad -comunal u este importante arte en estado rudimentario entre las t r i b u s sal-
la individual ha transformado en su mayor parte este sistema d i ] vajes, sino que datos satisfactorios demuestran que la n u m e r a c i ó n
viejo mundo, pero t o d a v í a se mantienen los derechos que disfruta se ha desarrollado p o r invención racional desde u n estado inferior
el campesino de que su ganado paste en la tierra comunal, no c o m o hasta aquel que nosotros poseemos. E l examen de la mitología que
una c o n c e s i ó n del s e ñ o r feudal, sino en cuenta que los plebeyos la po- contiene el p r i m e r volumen se ha hecho en su mayor parte desde
s e í a n antes de que el s e ñ o r reclamara la propiedad del b a l d í o . Siem- l a perspectiva especial, sobre los datos recogidos para p r o p ó s i t o
p r e es peligroso aislar una costumbre de su sujección a los acontc- especiales, de rastrear la relación entre los mitos de las t r i b u s sal-

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va jes y s u s analogías en las naciones m á s civilizadas I I l. ni i di do la molestia de evitarlas en todo lo posible, l a conexión q u e a l i a
lal Investigación va m á s allá para demostrar que los primeros « u .1 viesa la religión, desde sus formas m á s rudas h a s t a la s i t u a c i ó n d e l
dores de mitos aparecieron y florecieron entre las hordas il i|< cristianismo civilizado, puede tratarse de forma conveniente recu-
poniendo en pie u n arte que m á s culturalizados sucesores contintl I r r i e n d o poco a la teología d o g m á t i c a . Los ritos de sacrilicio v de
r í a n , nasta que sus productos se fosilizaron en la superstición, p u r i f i c a c i ó n pueden estudiarse en sus etapas evolutivas sin cntrai en
t o m a r o n equivocadamente por historia, se conformaron y arropaion cuestiones de su autoridad y valor, y u n examen de las sucesivas l a s e - ,
de poesía, o se dejaron de lado por extravagancias mcntiros.is. de la creencia del m u n d o en una vida futura no necesita discutir l o s
Quizás en ninguna o t r a parte se necesiten m á s las coneep» ion. argumentos en favor o en contra de la doctrina misma. Los resultados
amplias de la evolución h i s t ó r i c a que en el estudio de la religión e t n o g r á f i c o s pueden quedar entonces como materiales para los teó-
A pesar de todo lo que se ha escrito para que el mundo se familiaric< logos profesionales y t a l vez no p a s a r á mucho tiempo antes de q u e
con las teologías inferiores, las ideas populares de su lugar en la datos tan cargados de significación ocupen su l e g í t i m o lugar. V o l
historia y de su r e l a c i ó n con los credos de las naciones superiores viendo de nuevo a la analogía con la historia natural, p r o n t o puede
siguen siendo de tipo medieval. Es hermoso contraponer los diarios llegar el momento en que se considere tan poco razonable que el
de algunos misioneros con los Ensayos de Max Müller, y colocar el t e ó l o g o científico no e s t é competentemente familiarizado con los
odio y el ridículo incapaz de a p r e c i a c i ó n que el celo hostil y estrecho p r i n c i p i o s de las religiones de las razas inferiores, como que el fisió-
prodiga contra el brahmanismo, el budismo y el zoroastrismo, j u n t o logo considere con el mismo desprecio que los siglos pasados los
a la s i m p a t í a católica con que u n conocimiento profundo y amplio datos procedentes de las formas inferiores de vida, considerando la
puede examinar aquellas fases antiguas y nobles de la conciencia re- estructura de las criaturas invertebradas simples u n asunto indigno
ligiosa del hombre; y tampoco por el hecho de que la religión de del estudio filosófico.
las t r i b u s salvajes pueda ser ruda y p r i m i t i v a , en c o m p a r a c i ó n con Tampoco como simplemente u n asunto de investigación curiosa,
los grandes sistemas asiáticos, e s t á situada en una posición dema- sino de una guía p r á c t i c a importante para la c o m p r e n s i ó n del pre-
siado baja para merecer i n t e r é s e incluso respeto. E l problema sente y la c o n f o r m a c i ó n del futuro, la investigación de los o r í g e n e s
realmente se s i t ú a entre la c o m p r e n s i ó n y la no c o m p r e n s i ó n . Pocas y los primeros desarrollos de la civilización debe fomentarse celo-
personas que se entreguen a dominar los principios generales de la samente. Cualquier posible vía de conocimiento debe ser explorada,
religión salvaje volverán nunca a considerarla ridicula, n i su conoci- debe verse si cualquier puerta e s t á abierta. Ninguna clase de datos
. miento superfluo para el resto de la humanidad. Lejos de ser sus debe dejarse sin tocar en nombre de su lejanía o complejidad, de su
creencias y p r á c t i c a s u n m o n t ó n de basura de distintas extravagan- pequenez o trivialidad. La tendencia de la moderna i n v e s t i g a c i ó n va
cias, son consistentes y lógicas en tan alto grado que empiezan a exhi- m á s y m á s hacia la c o n c l u s i ó n de que la ley e s t á en cualquier parte,
b i r los principios de su f o r m a c i ó n y desarrollo en cuanto se clasifican e s t á en todas partes. Despreciar hacia d ó n d e puede conducir una
por aproximadamente que sea; y estos principios se demuestran esen- r e c o l e c c i ó n y estudio concienzudos de los datos y declarar cualquier
cialmente racionales, aunque operan en las condiciones mentales de problema insoluble en nombre y en el de la dificultad y la lejanía, es
una ignorancia intensa e inveterada. Con u n sentido de la intención claramente situarse en el lado equivocado de la ciencia; y quien escoja
investigadora muy estrechamente emparentado con el de la teología una tarea sin esperanzas debe disponerse a descubrir los l í m i t e s del
de nuestros días, me he puesto a examinar s i s t e m á t i c a m e n t e el d e . 1 descubrimiento. Viene a la memoria Comte que comienza su des-
r r o l l o , entre las razas inferiores, del animismo; es decir, la doctrina c r i p c i ó n de la a s t r o n o m í a con una o b s e r v a c i ó n sobre la necesaria
de las almas y los otros seres espirituales en general. M á s de la mitad l i m i t a c i ó n de nuestro conocimiento de las estrellas: concebimos, nos
de la presente obra la ocupa la masa de datos procedentes de todas dice, la posibilidad de determinar su forma, distancia, t a m a ñ o y
las partes del mundo que muestran la naturaleza y la significación movimiento, mientras que por n i n g ú n m é t o d o podemos llegar a estu-
de este gran elemento de la filosofía de la religión, y rastrea I U diar su c o m p o s i c i ó n q u í m i c a , su estructura m i n e r a l ó g i c a , etc. Si el
t r a n s m i s i ó n , e x p a n s i ó n , r e s t r i c c i ó n y modificación a todo lo largo filósofo hubiera vivido para ver la aplicación del a n á l i s i s del es-
del curso de la historia hasta el centro de nuestro pensamiento pectro a este mismo problema, su p r o c l a m a c i ó n de la desesperan-
derno. N i son de poca importancia p r á c t i c a las cuestiones que tienen z a d o s doctrina de la ignorancia necesaria t a l vez se hubiera corre-
que plantearse en t a l intento de trazar la evolución de determinados gido en favor de u n punto de vista m á s esperanzador. Y con la
r i t o s y ceremonias prominentes, costumbres tan instructivas como filosofía de la vida humana remota parece o c u r r i r algo parecido
los profundos poderes de la religión, cuya expresión y resultado piá» a lo que ocurre con el estudio de la naturaleza de los cuerpos celes-
tico constituyen. tes. Los procesos que deben reconstruirse de las primeras 'etapas de
No obstante, en estas investigaciones, hechas desde u n punto dl9 nuestra evolución mental e s t á n tan distantes de nosotros en el tiem-
vista e t n o g r á f i c o m á s bien que teológico, ha habido poca necesidad po como las estrellas en el espacio, pero las leyes del universo no
de entrar en controversias directas, pero, por otra parte, m e h e tORil e s t á n limitadas a la o b s e r v a c i ó n directa de nuestros sentidos. Existe

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un amplio material a ser utilizado en nuestra investiga, i ó , i ; m u . I . , , - , A I.. K R O E B E R
estudiosos se ocupan actualmente de dar forma a este tnatei 1*1, aun-
que poco puede haberse hecho todavía en c o m p a r a c i ó n c o n I . . LO SUPERORGANICO (1917)
queda por hacer; y no parece ya excesivo decir que los vagos esbozos
de una filosofía de la historia de los orígenes e s t á n comenzando a
ponerse a nuestro alcance.

Una forma de pensar c a r a c t e r í s t i c a de nuestra civilización occi-


dental ha sido la f o r m u l a c i ó n de a n t í t e s i s complementarias, el equili-
b r i o de opuestos que se excluyen. Uno de estos pares de ideas con
que nuestro mundo ha estado operando desde hace unos dos m i l
a ñ o s es el que se expresa con las palabras alma y cuerpo. Otro par
que ha servido para p r o p ó s i t o s ú t i l e s , pero que l a ciencia trata
ahora de quitarse de encima, es la d i s t i n c i ó n entre l o físico y l o
mental. Una tercera d i s c r i m i n a c i ó n es la que se hace entre vital
y social, o, en otros t é r m i n o s , entre orgánico y cultural. E l reconoci-
miento i m p l í c i t o de la diferencia entre cualidades y procesos orgá-
nicos y cualidades y procesos sociales data de hace mucho. No obs-
tante, la d i s t i n c i ó n f o r m a l es reciente. De hecho, puede decirse que
la significación completa de la a n t í t e s i s no ha hecho m á s que apun-
tarse. Pues por cada o c a s i ó n en que u n entendimiento humano separa
tajantemente las fuerzas o r g á n i c a s y las sociales, existen docenas
en las que no se piensa en la distinción entre ellas, o bien se produce
una verdadera confusión de ambas ideas.
Una r a z ó n de esta habitual confusión entre lo o r g á n i c o y lo social
es el predominio, en la actual fase de la historia del pensamiento,
de la idea de evolución. La idea, una de las primeras, m á s simples
y t a m b i é n m á s vagas que ha tenido la mente humana, ha tenido su
fortaleza y su campo m á s firme en el á m b i t o de lo o r g á n i c o ; en
otras palabras, a t r a v é s de las ciencias biológicas. A l mismo tiempo,
existe una evolución, crecimiento o gradual desarrollo, que t a m b i é n
resulta aparente en otros reinos distintos de la vida vegetal y animal.
Tenemos t e o r í a s de la evolución estelar o c ó s m i c a ; y es evidente,
incluso para el hombre menos culto, que existe u n crecimiento o evo-
lución de la civilización. Poco peligro hay, por lo que se refiere a la
naturaleza de las cosas, en llevar los principios daiwinianos o po^t-
darwinianos de la evolución de la vida al reino de los soles ardientes
o las nebulosas sin vida. La civilización o el progreso humano, p o r
otra parte, que sólo existe en, y mediante, los miembros vivos de la
especie, es aparentemente tan similar a la evolución de las plantas y
los animales que ha sido inevitable que se hayan hecho amplias api i

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las patas delanteras se t r a n s f o r m ó en habilidad para sostener el
cacioncs de los principios de la evolución orgánica a los hechos del cuerpo en el aire. La gran resistencia de que gozaban por el hecho
crecimiento cultural. Por supuesto, se trata de un ra/onamienln poi de tener sangre fría, se a b a n d o n ó por el equivalente de una mayor
analogía o a r g u m e n t a c i ó n de que, puesto que dos cosas se parecen « n c o m p e n s a c i ó n de la actividad superior que a c o m p a ñ a a la sangre
un aspecto, t a m b i é n s e r á n similares en otros. En ausencia de * onoi • caliente. E l resultado neto de este c a p í t u l o de la historia evolutiva
miento, tales supuestos se justifican como supuestos. No obstan!' u fue que a ñ a d i ó un nuevo poder, el de la l o c o m o c i ó n a é r e a , a la suma
efecto consiste con demasiada frecuencia en predeterminar la actitttd total de facultades que p o s e í a el grupo de los animales superiores,
mental, con el resultado de que, cuando empiezan a acumularse datos los vertebrados. N o obstante, los animales vertebrados no se vieron
que pueden probar o rechazar el supuesto basado en la analogía, afectados en su conjunto. La mayor parte de ellos carecen del poder
estos datos no siguen ya c o n s i d e r á n d o s e imparcial y juiciosamente, de volar, al igual que sus antepasados de hace millones de a ñ o s . Los
sino que, simplemente, se distribuyen y disponen de tal forma (pu- p á j a r o s , a su vez, han perdido determinadas facultades que una vez
no interfieran con la convicción establecida en que se ha convertido, poseyeron y, presumiblemente, t o d a v í a p o s e e r í a n de no ser por la
desde hace tiempo, el supuesto principio a demostrar. a d q u i s i c i ó n de las alas.
Esto es lo que ha sucedido en el campo de la evolución orgánica E n estos ú l t i m o s a ñ o s t a m b i é n los seres humanos han conseguido
y social. La distinción entre ambas, que es tan evidente que en l a . el poder de la l o c o m o c i ó n a é r e a , y sus efectos sobre la especie son
é p o c a s anteriores p a r e c í a u n vulgar tópico para que mereciera seña- absolutamente distintos de los que caracterizaron la a d q u i s i c i ó n del
larse, ha sido oscurecida en gran medida en los ú l t i m o s cincucnia vuelo por parte de los primeros p á j a r o s . Nuestros medios para volar
a ñ o s por la influencia que ha tenido sobre los entendimientos de e s t á n fuera de nuestros cuerpos. E l p á j a r o nace con u n par de
la é p o c a los pensamientos relacionados con la idea de la evolución alas, pero nosotros hemos inventado el aeroplano. Los p á j a r o s renun-
o r g á n i c a . Incluso parece correcto afirmar que esta confusión ha sido ciaron a u n par de manos potencial para conseguir las alas; nosotros,
mayor y m á s general entre aquellos para quienes el estudio y la debido a que nuestra nueva facultad no forma parte de nuestra
e r u d i c i ó n constituyen el trabajo de todos los días. estructura c o n g é n i t a , mantenemos todos los ó r g a n o s y capacidades de
Y, sin embargo, muchos aspectos de la diferencia entre lo o r g á n i c o nuestros antepasados, pero le a ñ a d i m o s una nueva habilidad. E l pro-
y lo que hay en la vida humana de no orgánico resultan tan clan -. ceso del desarrollo de la civilización es, claramente, de a c u m u l a c i ó n :
que un n i ñ o puede comprenderlos y que todos los seres humanos, lo antiguo se mantiene, a pesar del nacimiento de lo nuevo. E n la
incluyendo a los m á s salvajes, utilizan constantemente la distinción evolución orgánica, p o r regla general, la i n t r o d u c c i ó n de nuevos
Todo el mundo es consciente de que nacemos con ciertos poderes rasgos sólo es posible mediante la p é r d i d a o modificación de los órga-
y que adquirimos otros. No es necesario ningún argumento para de- nos o facultades existentes.
mostrar que unas cosas de nuestra vida y c o n s t i t u c i ó n proceden de E n resumen, el desarrollo de una nueva especie de animales se
la naturaleza, a t r a v é s de la herencia, y que otras nos llegan a través produce mediante, y de hecho consiste en, cambios de su c o n s t i t u c i ó n
de agentes con los que la herencia nada tiene que ver. No se ha o r g á n i c a . E n lo que se refiere al crecimiento de la civilización, por
encontrado todavía nadie que afirme que el ser humano nace con un otra parte, el ejemplo citado basta para mostrar que el cambio y
conocimiento inherente de la tabla de multiplicar; por otra p a i i . el progreso pueden tener lugar mediante la invención, sin ninguna
tampoco hay nadie que dude de que los hijos de un negro nao n a l t e r a c i ó n constitucional de la especie humana.
negros gracias al funcionamiento de las fuerzas de la herem ¡a N o Hay otra forma de observar la diferencia. E s t á claro que al ori-
obstante, algunas cualidades de todos los individuos tienen ra/ ginarse una nueva especie, é s t a procede por completo de individuos
claramente detectables; y cuando se comparan como conjuntos el que antes mostraban rasgos particulares distintos de los de la nueva
desarrollo de la civilización y la evolución de la vida, se ha di judo especie. Cuando afirmamos que deriva de esos individuos queremos
pasar de largo con demasiada frecuencia la distinción entre los proce decir, literalmente, que desciende de ellos. E n otras palabras, la espe-
sos que implican. cie sólo se compone de los individuos que contienen la «sangre» —el
Hace algunos millones de años, se cree normalmente, la < i plasma germen— de determinados antepasados. De este modo, la
ción natural o algún o t r o agente evolutivo dio lugar, por pi u n c í a v< herencia es el medio indispensable de t r a n s m i s i ó n . Sin embargo,
a la a p a r i c i ó n en el mundo de los p á j a r o s . Salieron de los icptlli cuando se realiza u n invento, toda la especie humana es capaz de
Las condiciones .eran tales que la lucha por la existen* ia cía ililh ll beneficiarse de él. Las personas que no tienen el menor parentesco
sobre la tierra, mientras que en el aire h a b í a seguridad \ p u d ú s a n g u í n e o con los primeros d i s e ñ a d o r e s de aeroplanos pueden volar.
Paulatinamente, bien mediante una serie de grados casi n n | i Muchos padres han utilizado, han gozado y se han benificiado del
tibies a lo largo de la línea de las sucesivas gcncra< iones, o I invento de su hijo. E n la evolución de los animales, la descendencia
saltos m á s notables y r á p i d o s , el grupo de los p á j a r o s fu Iti< !<i puede integrarse en la herencia que le transmiten sus antepasados
nando a p a r t i r de sus antepasados reptibles. En esta evolu y alcanzar un poder superior y un desarrollo m á s perfecto; pero el
adquirieron plumas y se perdieron escamas; la facultad de < og< i
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48 4 . — E L CONCEPTO DE CULTURA
antepasado, por la misma naturaleza de las cosas, e s t á excluido de bierta de grasa, de la que vive; y que devora grandes cantidades
t a l c a beneficios de su descendencia. E n resumen, la evolución oiga d e carne y grasa porque las necesita. Queda por determinai su \a
nica e s t á esencial e inevitablemente conectada c o n los procesoi here- dera cantidad de grasa, en c o m p a r a c i ó n con otros s e r e s h u m a n o s
d i t a r i o s ; la evolución social que caracteriza al progreso de la civill Probablemente tiene m á s que el europeo; pero posiblemente no m a s
UU i o n , por otra parte, no está ligada, o al menos no necesariamente, que el samoano o hawaiano de pura raza de m á s abajo de los tro
con los factores hereditarios. picos. Y con respecto a su dieta, si consiste ú n i c a m e n t e en foca du
rante todo el invierno, no es por ninguna apetencia congénita de su
L a ballena n o es sólo un m a m í f e r o de sangre caliente, sino que se
e s t ó m a g o , sino porque no sabe c ó m o conseguirse otra cosa. E l minero
reconoce como un descendiente remoto de los animales c a r n í v o r o s
de Alaska y el explorador del á r t i c o y del antartico no comen p i a n
terrestres. E n unos cuantos millones de a ñ o s , como generalmente se
cantidad de grasa. Su comida se compone de harina de trigo, h u e v o s ,
supone en tales genealogías, este animal ha perdido las piernas para
café, a z ú c a r , patatas, verduras en lata y todo lo que sus exigciu las
caminar, las u ñ a s para agarrar y desgarrar, el pelo original y el oído
y el coste del transporte permiten. E l esquimal t a m b i é n desearía
externo, que serían inútiles o perjudiciales en el agua, y a d q u i r i ó
comer esas cosas, pero, en cualquier caso, tanto ellos como él pueden
aletas y escamas, un cuerpo cilindrico, una capa de grasa y el poder
sostenerse tanto con una dieta como con la otra.
de retener la r e s p i r a c i ó n . La especie ha renunciado a mucho; quizás,
en conjunto, a m á s de lo que ha ganado. Evidentemente, ciertas partes De hecho, lo q u é hace el habitante humano de una latitud inlcm
han degenerado. Pero hay un nuevo poder que sí consiguió: el de perante no es desarrollar u n sistema digestivo peculiar, n i tampoco
vagar por el o c é a n o indefinidamente. aumentar el crecimiento del pelo. Cambia su medio ambiente y,
Un paralelo, y t a m b i é n un contraste, se encuentra en la adquisi- en adelante, puede mantener su cuerpo original inalterado. Construye
ción humana de idéntica facultad. Nosotros no hemos transformado, una casa cerrada, que proteja del viento y retenga el calor de su
en una a l t e r a c i ó n gradual de padres a hijos, nuestros brazos en aletas cuerpo. Hace fuego o enciende una l á m p a r a . Despoja a la foca o al
n i hemos desarrolladb una .cola. Tampoco penetramos en el agua reno del cuero peludo con que la selección natural u otros procesos
para navegar por ella: construimos un barco. Y lo que esto significa o r g á n i c o s han dotado a estos animales; tiene chaqueta y pantalones,
es que preservamos intactos nuestro cuerpo y nuestras facultades, botas y guantes que le hace su mujer, o dos juegos de ellos; se los
i d é n t i c a s a las de nuestros padres y a las de nuestros remotos ante- pone; y en pocos a ñ o s o días cuenta con la p r o t e c c i ó n que el oso
cesores. Nuestro medio para viajar por mar e s t á fuera de nuestra polar o la liebre á r t i c a , la marta cebellina y el l a g ó p e d o , necesitaron
d o t a c i ó n natural. L o hacemos y lo utilizamos: la ballena original indecibles p e r í o d o s para adquirir. Lo que es m á s , su hijo, y los hijos
tuvo que transformarse en barco. L e costó innumerables generaciones de su hijo, y sus cientos de descendientes, nacen tan desnudos y
alcanzar su actual condición. Todos los individuos que no consi- f í s i c a m e n t e desarmados como nacieron él y sus cientos de antepa-
guieron adaptarse al tipo n o dejaron descendencia; n i tampoco nada sados.
que quede e n la sangre de las actuales ballenas. Que esta diferencia de m é t o d o para resistir a u n medio ambiente
T a m b i é n podemos comparar los seres humanos y los animales difícil, entre los seguidos, respectivamente, por la especie del oso
cuando grupos de ellos alcanzan u n medio ambiente nuevo y ártico, polar y la raza de los esquimales, es absoluta, no necesita afirmarse.
o cuando el clima de la zona e n que está establecida la especie va Que la diferencia es profunda, es indiscutible. Y que es tan impor-
e n f r i á n d o s e lentamente. Las especies m a m í f e r a s n o humanas empie tante como con frecuencia olvidada es lo que pretende demostrar
zan a tener mucho pelo. E l o s o polar e s peludo; s u pariente de precisamente este a r t í c u l o .
Sumatra liso. L a liebre á r t i c a está envuelta e n un blando forro de Durante mucho tiempo se ha acostumbrado a decir que la diferen-
piel; e n c o m p a r a c i ó n , el conejo macho parece tener una piel fina cia es la que existe entre el cuerpo y el e s p í r i t u ; que los animales
y apolillada. Las buenas pieles proceden del lejano norte y pierden tienen su físico adaptado a sus circunstancias, pero que la superior
riqueza, e n calidad y e n valor, proporcionalmente, cuando proceden inteligencia del hombre le permite elevarse por encima de tales nece-
de animales de la misma especie que viven e n regiones m á s tem- sidades rastreras. Pero no es é s t e el aspecto m á s significativo de la
pladas. Y esta diferencia e s racial, n o individual. E l conejo macho diferencia. Es cierto que, sin las muy superiores facultades del hom-
p e r e c e r í a r á p i d a m e n t e e n Groenlandia al finalizar el verano; el oso bre, é s t e no p o d r í a alcanzar los conocimientos cuya ausencia mantie-
polar enjaulado sufre por el calor debido al masivo abrigo que la ne al b r u t o encadenado a las limitaciones de su a n a t o m í a . Pero la
naturaleza ic h a ciado. mayor inteligencia humana no es causa en sí misma de la diferencia
existente. Esta superioridad psíquica sólo es-una c o n d i c i ó n indispen-
Ahora bien, hay personas que buscan la misma clase de peen
sable de lo que es peculiarmente humano: la civilización. Directa-
liaridades c o n g é n i t a s e n los samoyedos y esquimales del Artico;
mente, es la civilización en la que cada esquimal, cada minero á r t i c o
y las encuentran, porque las buscan. Nadie puede afirmar que el
o cada explorador antartico e s t á criado, y no una mayor facultad
esquimal sea peludo; de hecho nosotros tenemos m á s pelo que ellos.
c o n g é n i t a , lo que le induce a construir casas, encender fuego y vestil
Pero s e afirma que tiene una protección grasa, como la foca recu-

50 SI
ropas. La distinción p r i m o r d i a l entre el animal y el hombic n» «••• l< N i una palabra de francés, sino chino, sin rastro de acento \n
mental y la física, que es de orden relativo, sino la de l<> 0 1 1 - : « • fluidez china; y nada m á s .
y lo social, que es cualitativa. La bestia tiene mentalidad y n o s o t m Es cierto que existe la ilusión c o m ú n , frecuente i n c l u s o c u í n
tenemos cuerpo; pero, en la civilización, el hombre tiene algo de lo personas educadas, de que en el chino adoptado sobrevivirá alguna
que la bestia carece. influencia oculta de sus antepasados que hablaban francés, que lólo
Que esta distinción es realmente algo m á s que la distinción entrt hace f a l t a enviarlo a Francia con un grupo de verdaderos c h i n o s \
lo físico y lo mental resulta evidente a p a r t i r de u n ejemplo que put a p r e n d e r á la lengua materna con una mayor facilidad, fluidez, correc-
de escogerse de entre lo corporal: el lenguaje. ción y naturalidad apreciable con respecto a sus c o m p a ñ e r o s . E l
Superficialmente, el lenguaje humano y el animal, a pesar de la hecho de que una creencia sea habitual, no obstante, tanto puede que
enorme mayor riqueza y complejidad del primero, son muy seme- rer ».::cir que se trata de una s u p e r s t i c i ó n habitual como que se trata
jantes. Ambos expresan emociones, posiblemente ideas, mediante s o de u n tópico. Y u n biólogo razonable, o, en otras palabras, u n exper-
nidos producidos por los ó r g a n o s corporales e inteligibles para el to cuanficado para hablar de la herencia, p r o n u n c i a r á esta respuesta
oyente individual. Pero la diferencia entre el llamado lenguaje de ante este problema de herencia: s u p e r s t i c i ó n . Y lo ú n i c o objetable es
las bestias y el de los hombres es infinitamente grande; como p o n d r á que p o d r í a escoger una e x p r e s i ó n m á s amable.
de relieve u n sencillo ejemplo. Ahora bien, a q u í hay algo m á s profundo. Ninguna asociación con
Una gata que está criando lleva u n perrillo recién nacido a la chinos v o l v e r á n negros los ojos azules de nuestro joven francés, n i
carnada de gatitos. E n contra de las a n é c d o t a s familiares y los artícu- los s e s g a r á , n i le a p l a s t a r á la nariz, n i e n d u r e c e r á y p o n d r á tieso
los de los p e r i ó d i c o s , el cachorrito l a d r a r á y g r u ñ i r á , no r o n r o n e a r á su ondulado pelo de sección oval; y, sin embargo, su lengua es com-
n i m a u l l a r á . Nunca t r a t a r á de hacer esto ú l t i m o . La p r i m e r a vez que pletamente la de sus asociados, y de ninguna manera la de sus pa-
le pisen la pata g e m i r á , no chillará, con tanta seguridad como que rientes c o n s a n g u í n e o s . Los ojos, la nariz y el pelo son suyos por he
cuando se enfade mucho m o r d e r á como h a c í a su desconocida madre rencia; su lenguaje no es hereditario, en la misma medida que no lo
y nunca i n t e n t a r á a r a ñ a r como ha visto hacer a su madre de leche. es la longitud con que se deja crecer el pelo o el agujero, que s e g ú n
Durante la mitad de su vida la reclusión puede mantenerle sin ver, la moda, puede llevar o no en la oreja. N o se trata tanto de que el
oír n i oler a n i n g ú n otro perro. Pero, entonces, si se le hace escuchar lenguaje sea mental y las proporciones faciales físicas; la distinción
u n ladrido o g r u ñ i d o a t r a v é s de una pared, se m o s t r a r á mucho m á s que tiene significado y uso es que el lenguaje es social y no heredi-
atento que ante ninguna de las voces emitidas por sus c o m p a ñ e r o s tario, mientras que el color de los ojos y la forma de la nariz son
gatos. Hagamos que se repita el ladrido, y el i n t e r é s d a r á paso a [a hereditarios y o r g á n i c o s . Por el mismo criterio, el lenguaje del perro,
excitación, y r e s p o n d e r á del mismo modo, tan seguro como que, pues- y todo lo que vagamente se denomina el lenguaje de los animales,
to j u n t o a una perra, los impulsos sexuales de su especie se manifes- pertenece a la misma clase que las narices de los hombres, las pro-
t a r á n por sí solos. No puede dudarse de que el lenguaje del perro porciones de los huesos, el color de la piel y el sesgo de los ojos, y
es parte erradicable de la naturaleza del perro, tan contenida en no a la clase a que pertenece cualquier lenguaje humano. Se hereda
él p o r completo sin entrenamiento n i cultura, tan por completo ÍOl y, por tanto, es o r g á n i c o . S e g ú n el e s t á n d a r humano, en realidad no
mando parte del organismo del perro como los dientes, los pies, el es en absoluto un lenguaje, excepto en esa clase de m e t á f o r a s que
e s t ó m a g o , el modo de andar o los instintos. N i n g ú n grado de COIItat habla del lenguaje de las flores.
to con gatos n i de privación de asociación con los de su propia es
pecie puede hacer que u n perro adquiera el lenguaje de los gato, v Es cierto que, de vez en cuando, un n i ñ o francés que se encontra-
pierda el suyo, de la misma manera como tampoco puede hacerle ra en las condiciones del supuesto experimento a p r e n d e r í a el chino
enrollar el rabo en vez de menearlo, lamer a sus d u e ñ o s e n m á s lentamente, menos i d i o m á t i c a m e n t e y con menor capacidad de
de restregarse con sus costados o echar bigotes y llevar erectas s u s e x p r e s i ó n que el chino medio. Pero t a m b i é n h a b r í a n n i ñ o s franceses,
orejas c a í d a s . y en la misma cantidad, que a d q u i r i r í a n la lengua china m á s rápi-
damente, con mayor fluencia y mayor capacidad para revelar sus
Tomemos un niño francés, nacido en Francia de padres franceses, emociones y manifestar sus ideas que el chino normal. Se trata de
descendientes ellos durante numerosas generaciones de antepasados diferencias individuales que sería absurdo negar, pero que no afectan
de lengua francesa. Inmediatamente d e s p u é s de nacer, confiemos ,1 a la media n i constituyen nuestro tema. Un inglés habla mejor ingles
n i ñ o a una nodriza muda, con instrucciones de no dejar a nadie que que otro, y t a m b i é n puede haberlo aprendido, por precocidad, muchos
toque n i vea su carga mientras viaja por la ruta m á s directa hacia el m á s de prisa; pero el uno no habla n i m á s n i menos verdecer© inglés
i n t e r i o r de China. Allí deja el n i ñ o en manos de una pareja china, que el o t r o .
que l o adoptan legalmente y lo trata como a su p r o p i o hijo. Supon Hay una forma de e x p r e s i ó n animal en la que a veces se ha afir-
gamos ahora que transcurren tres, diez o treinta a ñ o s . ¿ H a c e falta mado que es mayor la influencia de la asociación que k. influencia
discutir lo que el francés adulto o t o d a v í a en crecimiento h a b l a r á ? de la herencia. Y esa forma es el canto de los p á j a r o s . Hay una

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gran cantidad de opiniones contrarias, y aparentemente di dalo mente animal que subyace en el lenguaje humano; pero igualmente
sobre este tema. Muchos p á j a r o s tienen un impulso fuci te c inl Iti sería falso creer que, puesto que nuestro lenguaje sale de un h u i d a
a i m i t a r los sonidos. T a m b i é n es un hecho que el canto de un Indi m e n t ó animal, no sea m á s que pronunciaciones y mentalidad de a m
viduo estimula a otro, como ocurre con los perros, los lobos, i mal ampliada en gran medida. Una casa puede construirse con piedra;
gatos, las. ranas y otros muchos animales. Que en determinadas espr sin esta base p o d r í a ser imposible que hubiera sido erigida; peí o
cies de p á j a r o s capaces de realizar un canto complejo no suele lo nadie s o s t e n d r á que la casa no es m á s que piedra glorificada y mejo-
grarse el completo desarrollo del individuo si se le priva de escuchar rada.
a los de su clase, es algo que puede admitirse. Pero parece claro que En realidad, el elemento puramente animal del lenguaje humano
cada especie tiene un canto propio distintivo; y que este mínimo es p e q u e ñ o . Aparte de la risa y el llanto, no encuentra casi e x p í e
se obtiene sin asociación de Cada miembro normal de sexo cautín sión lingüística. Los filólogos niegan que nuestras interjecciones sean
tan pronto como se cumplen las condiciones de edad, alimenta! ion verdadero lenguaje o, al menos, sólo lo admiten a medias. Es un
y calor adecuados, así como el requerido e s t í m u l o de ruido, sllem lo hecho que difieren de las verdaderas palabras en que no se pronun-
o desarrollo sexual. E l hecho de que hayan existido serias disparida- cian, generalmente, para transportar un significado, n i para disimu-
des de o p i n i ó n sobre la naturaleza del canto de los p á j a r o s puede larlo. Pero incluso estas p a r t í c u l a s e s t á n conformadas y dictadas por
deberse, en ú l t i m o t é r m i n o , a que han pronunciado opiniones sobo la moda, la costumbre y el tipo de civilización a que pertenecen; en
la c u e s t i ó n personas que leen sus propios estados mentales y activl resumen, por elementos sociales y no por elementos o r g á n i c o s . Cuan-
dades en los animales (una falacia normal contra la que ahora se do d i r i j o el m a r t i l l o contra m i pulgar en vez de contra la cabeza del
prepara a todos los estudiantes de biología en los comienzos de su clavo, una m a l d i c i ó n involuntaria puede e s c a p á r s e m e con facilidad
carrera). E n cualquier caso, tanto si un p á j a r o « a p r e n d e » o no en tanto si estoy solo en casa como si me encuentro rodeado de com-
alguna medida de otro, no existen pruebas de que el canto de los p a ñ e r o s . E n este sentido la e x c l a m a c i ó n no sirve para p r o p ó s i t o s
p á j a r o s sea una t r a d i c i ó n , y de que, como la lengua o la m ú s i c a huma lingüísticos y no es lenguaje. Pero el e s p a ñ o l , el inglés, el francés,
na, se acumule y desarrolle de una época a otra, de que inevitable el a l e m á n o el chino u t i l i z a r í a n distintas expresiones. E l americano,
mente se altere de g e n e r a c i ó n en generación por la moda o la cos- por ejemplo, dice «outch» cuando se hace d a ñ o . Otras nacionalidades
tumbre, y de que le sea imposible seguir siendo siempre el mismo: no comprenden esta sílaba. Cada pueblo tiene su propio sonido; algu-
en otras palabras, de que se trate de una cosa social o debida a un nos incluso dos, uno que utilizan los hombres y otro de las mujeres.
proceso siquiera remotamente afín a los que afectan a los constitu Un chino c o m p r e n d e r á un quejido, una risa, un n i ñ o que llora, tan
yentes de la civilización humana.
bien como nosotros los entendemos y tan bien como un perro entiende
T a m b i é n es cierto que en la vida humana existen una serie de rea el g r u ñ i d o de otro perro. Pero t e n d r á que aprender «outch», o bien
lizaciones lingüísticas que son del tipo de los gritos de los animales c a r e c e r á (para él) de sentido. Por otra parte, n i n g ú n perro ha pro-
Un hombre que siente dolor se queja sin p r o p ó s i t o comunicativo. E l nunciado un nuevo ladrido, ininteligible para los d e m á s perros, como
sonido es, literalmente, exprimido de él. Sabemos que este grito < consecuencia de haber crecido en distinta c o m p a ñ í a . Así pues, incluso
inintencionado, y constituye lo que los fisiólogos llaman una acción este ínfimo elemento del lenguaje humano, este semilenguaje invo-
refleja. E l verdadero chillido es tan suceptible de salvar a la víctima luntario de las exclamaciones, está conformado por influencias so-
situada delante de un tren sin maquinista como a quien es perseguido ciales.
por enemigos conscientes y organizados. E l guardabosques que es Hcrodoto habla de un rey egipcio que, deseando poner en claro la
aplastado por una roca a cuarenta millas del ser humano m á s próxi- lengua materna de la humanidad, hizo que se aislara a algunos n i ñ o s
mo se q u e j a r á igual que el habitante de ciudad atropellado y rodeado de los de su* especie, teniendo sólo cabras por c o m p a ñ í a y sosteni-
de una m u l t i t u d que espera a la veloz ambulancia. Tales gritos son de miento. Cuando los n i ñ o s se hicieron mayores y fueron visitados
la misma clase que los de los animales. De hecho, para entendci gritaban la palabra «bekos» o, sustrayendo el final que el sensible y
verdaderamente el «lenguaje» de las bestias debemos imaginarnos en normalizador griego no podía o m i t i r para nada que pasara por sus
una s i t u a c i ó n en la que nuestras expresiones queden completamente labios, m á s probablemente «bek». Entonces el rey e n v i ó gentes a
restringidas a tales gritos instintivos («inarticulados» es su desig- todos los países para ver en q u é tierra significaba algo este vocablo.
n a c i ó n general, aunque c o n - f r e c u e n c i a inexacta). En sentido exat I«>. Supo que en la lengua frigia significaba pan y, suponiendo que los
no son lenguaje en absoluto. n i ñ o s gritaban pidiendo comida, sacó la conclusión de que hablaban
Esta es exactamente la cuestión. Indudablemente, tenemos ( lertai frigio al pronunciar su lenguaje humano « n a t u r a l » y que, por tanto,
actividades lingüísticas, determinadas facultades y h á b i t o s de la pro- esta lengua d e b í a ser la original de la humanidad. La creencia del
d u c c i ó n de sonidos, que son verdaderamente paralelas a los de los rey en un lenguaje inherente y c o n g é n i t o del hombre, que sólo los
animales; y t a m b i é n tenemos algo m á s , que es bastante diferente ciegos accidentes del tiempo h a b í a n distorsionado en una m u l t i t u d
y sin paralelo entre los animales. Es fatuo negar que hay. algo pura- de lenguas, puede parecer simple; pero, en su misma ingenuidad, la

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in\•»••.!ij'.u ion revelaría la existencia de m u l t i t u d de persona', u v i l i explicar la civilización —es decir, la historia— p d i o de facto- o r m c

/.ul.r. que l oda vía se adhieren a ella. res o r g á n i c o s , comete un error que es menos entícuado y está m á s de
No obstante, no es é s t a nuestra moraleja del cuento. La morali ¡I moda, pero que es de la misma clase y n a t u r a i . , cv

se encuentra en el hecho de que la única palabra atribuida a los niño En p e q u e ñ a medida se trata de un problema de alto y bajo, como
In k», sólo era, si la historia tiene a l g ú n tipo de autenticidad, m i entre el hombre y el animal. Muchas actividades puramente instinli
reflejo o i m i t a c i ó n —como han conjeturado desde hace mucho tli m vas de las bestias conducen a logros mucho r n p l e j o s y «lili
á s c o m

po los comentaristas de Herodoto— del balido de las cabras, (pie c í a n ciles que algunas de las costumbres a n á l o g a s de e aquella nación
s t a 0

la ú n i c a c o m p a ñ í a y los instructores de los niños. En resumen, si si humana. E l castor es mucho mejor arquitecto q muchas tribus U e

puede sacar alguna d e d u c c i ó n de una a n é c d o t a tan apócrifa, lo que salvajes. Derriba á r b o l e s mayores, los arrastra lejos, construye
m a s

demuestra es que no existe un lenguaje humano natural y, por tanto, una casa m á s cerrada y lo hace tanto dentro como fuera del agua;
orgánico. y realiza lo que muchas naciones nunca i n t e n t nevar a cabo: sé a n

Miles d e ' a ñ o s d e s p u é s , otro soberano, el emperador mogol AkbaXj construye una agradable t o p o g r a f í a para el habitat erigiendo un
r e p i t i ó el experimento con la p r e t e n s i ó n de encontrar la religión «na- dique. Pero lo esencial no es que, d e s p u é s de t d 0 j hombre puede0 > e

tural» de la humanidad. Su grupo de n i ñ o s fue encerrado en una hacer m á s que el castor, o que u n castor p u e ^ hacer tanto como a

casa. Y cuando, d e s p u é s de transcurrir el tiempo necesario, se abrie u n hombre; se trata de que lo que consigue i e \ hace por
c a s t o r

r o n las puertas en presencia del expectante e ilustrado gobernante, unos medios, y el hombre, lo hace p o r otros, ¿ i i a j e m á s rudo, s a V

su f r u s t r a c i ó n fue muy grande: los n i ñ o s salieron en tropel tan calla- que sólo construye una cabana que atraviesa i viento, puede ser e

dos como sordomudos. No obstante, la fe es difícil de matar; y po- e n s e ñ a d o , y lo ha sido innumerables veces, a s e r y u n i r con clavos
r a r

demos sospechar que t e n d r á lugar un tercer intento, en condiciones tableros de madera, a poner piedra sobre piedra. o n mortero, a cavar C

modernas escogidas y controladas, para convencer a algunos cien cimientos, a crear un entramado de h i e r r o . T o d i historia humana a a

tíficos naturales de que el lenguaje, para el individuo humano y pan trata, fundamentalmente, de tales cambios. ¿ Q - f r o n nuestros u e u e

la especie humana, es algo completamente adquirido y no heredi- antepasados, de nosotros, los constructores con acero europeos y ame-
tario, absolutamente exterior y no interior, un producto social y no ricanos, sino salvajes que vivían en chozas h a c o s cuantos miles
e u n

u n desarrollo o r g á n i c o . de a ñ o s , un p e r í o d o tan breve que escasamente d e haber bastado


p u e

Por tanto, el lenguaje humano y el animal, aunque uno con raíces para la f o r m a c i ó n de una nueva especie de o r g j ? y por otro
a n s m o s

en el otro, son por naturaleza de distinto orden. Sólo se parecen lado, ¿ q u i é n sería tan temerario como para afirmar que diez m i l
entre sí como se asemejan el vuelo de un p á j a r o y el de un aeronauta. generaciones de ejemplo e i n s t r u c c i ó n c o n v e r t i r í a n al castor de
Que la analogía entre ellos frecuentemente haya e n g a ñ a d o sólo de lo que es ahora en carpintero o a l b a ñ i l , o b i e ^ teniendo en cuenta
muestra la candidez del entendimiento humano. Los procesos opera su deficiencia por faltarle las manos, en u n ingeniero planificador?
tivos son completamente distintos; y esto, para quien e s t á ansioso de La divergencia entre las fuerzas sociales y á n i c a s no se com-o r g

comprender, es mucho m á s importante que la s i m i l i t u d de los efectos. rende quizás por completo hasta que se e n t i absolutamente la
e n d e

E l salvaje y el campesino que tienen cuidado en l i m p i a r el cuchillo mentalidad de los llamados insectos sociales, i abejas y las hormi- a s

y dejan a la herida curarse por sí misma han observado determinados gas. La hormiga es social en el sentido de q u e asocia; pero e s t á
s e

hechos indiscutibles. Saben que la limpieza ayuda, mientras que la su tan lejos de ser social en el sentido de poseer civilización o de estar
ciedad impide la r e c u p e r a c i ó n . Saben que el cuchillo es la causa, la influida por fuerzas no o r g á n i c a s , que m á s b i e n d e considerarse
p u e

herida el efecto; y comprenden, t a m b i é n , el correcto principio de como animal antisocial. Los maravillosos poderes de la hormiga no
que el tratamiento de la causa tiene, en general, m á s efectividad que pueden subestimarse. A nadie puede hacerle ma servicio la completa s

el tratamiento del s í n t o m a . Sólo fallan en la investigación del pro e x p l o t a c i ó n de su c o m p r e n s i ó n que a l h i s t o r i a . p


a utilizará
or e r o n o

ceso de que se trata. No sabiendo nada de la naturaleza de la asepsia, esta c o m p r e n s i ó n aplicando su c o n o c i m i e n t o d ¡ mentalidad de la
e a

de las bacterias, de los agentes de la p u t r e f a c c i ó n y del retraso de la hormiga al hombre. La utilizará para f o r t i f i c y hacer exacta, me-
ar

c u r a c i ó n , recaen sobre agentes que les son m á s familiares y u t i l i / a n , diante u n contraste inteligente, su c o n c e p c i ó ¿ e i n agentes que o s
lo mejor que pueden, el procedimiento de la magia mezclado con el
moldean la civilizaión humana. L a sociedad ¿ j hormigas tiene
e a s
de la medicina. Rascan cuidadosamente el cuchillo, luego lo u n í a n
tan poco de verdadera sociedad, en el sentido humano, como una
con aceite y lo guardan bien reluciente. Los hechos a pait'u d«
caricatura tiene de retrato.
cuales operan son correctos; su lógica es rotunda; simplemente no
T ó r n e s e unos cuantos huevos de h o r m i g a d ¡ e x o s adecuados, o s s e
distinguen entre dos procesos irreconciliables —el de la magia v el
huevos no incubados, recién puestos. R á y e s e c a a * individuo y cada a
de la q u í m i c a fisiológica— y aplican uno en vez de otro. E l estu-
diante actual que ve el entendimiento moldeado por la civili/ación uno de los otros huevos de la especie. Désele a la pareja un poco
del hombre en la mentalidad del perro o del mono, o que trata de de a t e n c i ó n en lo relativo a calor, humedad, p r o t e c c i ó n y comida.
Toda la «sociedad» de las h o r m i g a s , cada uno de sus poderes, habí

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lidadcs, logros y actividades de la especie, cada «pensamiento»» que seguramente es e x t r í n s e c o al papel e incluso a la tinta que hay
haya tenido alguna vez, se r e p r o d u c i r á n , y lo h a r á n sin disminuí ion, sobre él.
en una generación. Pero coloqúese en una isla desierta o en lugai Exactamente paralela a esto es la relación de lo instintivo y l<>
aislado a doscientos o trescientos niños humanos de la mejor estirpe, tradicional, lo o r g á n i c o y lo social. E l animal, en todo lo que se
de la clase m á s alta, de la nación m á s civilizada; déjeselos en total refiere a las influencias sociales, es tan inadecuado como un plato
aislamiento de los de su especie; ¿y q u é tendremos? ¿La civilización de gachas como material para escribir; ahora bien, cuando es Inserí
de que fueron arrebatados? ¿Una d é c i m a parte de ella? No, ni una bible mediante la d o m e s t i c a c i ó n como la arena de la playa no puede
fracción; ni una fracción de los logros de la t r i b u m á s p r i m i t i v a da retener impresiones permanentes en cuanto especie. De ahí que n o
salvajes. Sólo una pareja o un grupo de mudos, sin artes, n i conoci- tenga sociedad y, por tanto, historia. No obstante, el hombre com-
mientos, n i fuego; sin orden n i religión. La civilización se e x t i r p a r í a prende dos aspectos: es una sustancia orgánica, que puede conaide
de estos confines; no desintegrada n i herida en lo vivo, sino literal- rarse en cuanto sustancia, y t a m b i é n es una tabla sobre la que se
mente borrada. La herrencia salva para la hormiga todo lo que ella escribe. U n aspecto es tan válido y tan justificable como el otro;
es, de g e n e r a c i ó n en generación. Pero la herencia no mantiene y no pero es u n grave error confundir ambos puntos de vista.
ha mantenido, porque no puede hacerlo, n i una p a r t í c u l a de la civili- E l albañil construye con granito y cubre con pizarra. E l n i ñ o que
zación, que es lo e s p e c í f i c a m e n t e humano. aprende a leer no sabe nada de las cualidades de su pizarra, pero
La actividad mental de los animales es parcialmente instintiva y le desconcierta si tiene que escribir una c o una k. E l m i n e r á l o g o no
se basa en parte en la experiencia individual; el contenido, por da preferencia a una piedra sobre otra; cada una tiene su constitu-
lo menos de nuestro entendimiento, nos llega gracias a la t r a d i c i ó n ción, estructura, propiedades y usos. E l educador ignora el grani-
en el sentido m á s amplio del t é r m i n o . E l instinto es lo que e s t á to; pero, aunque utiliza la pizarra, no por eso la clasifica como
« m a r c a d o » ; una pauta inalterable inherente a la « m e r c a n c í a » , inde- superior n i niega la utilidad del otro material; toma su sustancia
leble e inextinguible, porque el diseño no es m á s que la u r d i m b r e tal como la encuentra. Su problema consiste en si el n i ñ o debe
y la trama, el mismo d i s e ñ o que aparece dispuesto desde el telar comenzar por las palabras o por las letras a q u é edad, durante cuán-
de la herencia. tas horas, en q u é orden y en q u é condiciones debe iniciar su proceso
Pero la t r a d i c i ó n , lo que «se t r a n s m i t e » , lo que se pasa de uno de alfabetización. Decidir sobre estos temas a p a r t i r de datos cris-
a otro, sólo es un mensaje. Por supuesto, debe transportarse; pero, talográficos debido a que los alumnos escriben sobre una variedad
a f i n de cuentas, el mensajero es extrínseco a la noticia. Así, debe de piedra sería tan fútil como si el geólogo tuviera que emplear su
escribirse una carta, pero su importancia está en el significado de conocimiento de las piedras para hacer deducciones sobre los prin-
las palabras, como el valor de un billete no está en la fibra del papel cipios m á s correctos de pedagogía.
sino en los caracteres escritos sobre su superficie, así t a m b i é n la De este modo, si el estudioso del logro humano tuviera que in-
t r a d i c i ó n es algo s o b r e a ñ a d i d o a los organismos que la transportan, tentar apartar de la o b s e r v a c i ó n del historiador natural y del filó-
que se impone sobre ellos, externo a ellos. Y de la misma forma sofo mecanicista a los seres humanos sobre los que e s t á inscrita
que el mismo fragmento 'puede llevar una cualquiera de miles de la civilización que él mismo investiga, r e s u l t a r í a ridículo. Y cuando,
inscripciones, de la m á s diversa fuerza y valor, e incluso puede ser por otra parte, el biólogo se propone volver a escribir la historia,
borrado y reinscrito, así ocurre t a m b i é n con el organismo humano en su totalidad o en parte, mediante la herencia, tampoco a c t ú a
y los incontables contenidos que la civilización puede verterle. La mucho mejor, aunque pueda tener la sanción de algún precedente.
diferencia esencial entre el animal y el hombre, en este ejemplo, Han sido muchos los intentos de hacer precisa la distinción entre
no consiste en que el ú l t i m o tenga un grano m á s fino o un material instinto y civilización, entre lo orgánico y lo social, entre el animal
de calidad m á s virtuosa; es que la estructura, la naturaleza y la y el hombre. E l hombre como el animal que se viste, el animal que
textura son tales que es inscribible y que el animal no l o es. Química utiliza el fuego, el animal que hace o utiliza herramientas, el animal
y físicamente da pocos resultados ocuparse de tales m í n i m a s di le que habla, todas estas concepciones son conclusiones que contienen
rencias. Pero q u í m i c a y físicamente existe todavía menos dilerem ¡a alguna a p r o x i m a c i ó n . Pero, para la concepción de la d i s c r i m i n a c i ó n
entre el billete de banco con la inscripción «una» y con la insci [pt lón que es a la vez m á s completa y m á s económica, debemos retroceder,
«mil»; y todavía menor diferencia entre el cheque con una firma al igual que para la primera exposición exacta de muchas ideas con
solvente y el escrito con la misma pluma, la misma tinta e incluso las que operamos a la mente extraordinaria de Aristóteles. «El hom-
los mismos movimientos, por un falsificador. La diferencia que IflO bre es u n animal político.» La palabra político ha cambiado de sen-
porta entre el cheque válido y el falsificado no consiste en la línea tido. E n su lugar utilizamos el t é r m i n o latino social. Esto, nos dicen
m á s ancha o m á s estrecha, la curva continua de una letra en lugai tanto los filósofos como los filólogos, sería lo que hubiera dicho el
de la ruptura, sino en la puramente social de que un firmante tiene gran griego de hablar hoy en nuestro idioma. E l hombre es pues un
una cuenta corriente válida en el banco y el otro no; un hecho jque animal social; un organismo social. Tiene c o n s t i t u c i ó n o r g á n i c a ; pero

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t a m b i é n tiene civilización. Ignorar u n o de los elementos e s s. i i . m d r í a dar resultados del mayor valor; pero, sin embargo, difícilmente
corto de vista como pasar por encima el otro; c o n v e i f n el uno - n s e r í a tolerada por n i n g ú n estado civilizado.
el otro, si cada uno tiene su realidad, es negativo. Con esta I m Se han producido algunos intentos de investigar las llamadas dife- .
lación b á s i c a de m á s de dos m i l a ñ o s de a n t i g ü e d a d , y c o n o » ¡ d a p o i rencias raciales con el aparato de la psicología experimental. Los
todas las generaciones, hay algo de mezquino y de obstinailainent< resultados se inclinan superficialmente hacia la confirmación de las
destructivo en el esfuerzo de anular la distinción o de obstaculizar s u diferencias o r g á n i c a s . Pero, no obstante, no debe ponerse demasiado
m á s í n t e g r a fruición. E l actual intento de tratar lo social como orgá- énfasis en esta c o n c l u s i ó n , puesto que lo que tales investigaciones han
nico, de entender la civilización como hereditaria, es tan csem ial revelado, sobre todo, es que los agentes sociales son tan influyentes
mente estrecho de miras como la declarada inclinación medieval a en cada uno de nosotros que es difícil encontrar n i n g ú n test que,
apartar al hombre del reino de la naturaleza y del alcance d e l o s si realmente las cualidades raciales distintivas fueran c o n g é n i t a s ,
científicos en nombre de que se le s u p o n í a poseedor de un al m i revelara verdaderamente el grado en que lo son.
inmortal. T a m b i é n conviene recordar que el problema de si las razas huma-
Pero, por desgracia, todavía persisten las negativas y una docena nas son o no en sí mismas i d é n t i c a s tiene innumerables aspectos
de confusiones p o r cada negativa. Dichas negativas dominan la m e n p r á c t i c o s que* se relacionan con las condiciones de vida y con con-
talidad popular y desde a h í se elevan, una y otra vez, a las ideas d e cepciones que tienen relaciones emocionales, de t a l forma que resulta
la ciencia declarada y reconocida. Incluso parece que en u n centenal bastante difícil encontrar una p r e d i s p o s i c i ó n imparcialmente abs-
de a ñ o s hemos retrocedido. Hace uno o dos siglos, con generoso i m - tracta. Es p r á c t i c a m e n t e fútil, por ejemplo, tratar siquiera el asunto
pulso, los líderes del pensamiento dedicaron sus e n e r g í a s , y los líde- con la mayor parte de los americanos de los estados sudistas o los
res de hombres sus vidas, a la causa de la igualdad de todos los t e ñ i d o s de influencias sudistas, sin que importe su e d u c a c i ó n n i su
hombres. No necesitamos ocuparnos a q u í de todo lo que esta Idea p o s i c i ó n en el mundo. E l verdadero foso social que es fundamental
implica n i de su exactitud; pero, indudablemente, implica la propo- para toda la vida en el sur, y que fundamentalmente se concibe como
sición de igualdad de capacidad de las razas. Posiblemente nuestros u n problema racial, e s t á tan oscurecido y es tan inevitable que obli-
antepasados pudieron mantener esta posición liberal porque todavía ga, tanto al individuo con casi tanta firmeza como a su grupo, a adop-
no se enfrentaban a toda su importancia p r á c t i c a . Pero, cualquic i | tar una línea de acción, una forma de conducta consciente e inal-
que sea la razón, sin duda hemos retrocedido, en América, Europa y terable; y no p o d r í a ser de otra forma, ya que las opiniones que
en sus colonias, en nuestra aplicación del supuesto; y t a m b i é n hemos contradicen flagrantemente las actividades habituales y sus ideales
retrocedido en nuestro análisis teórico de los datos. Las diferencias asociados despiertan hostilidad. Así pues, es natural que el sudista
raciales hereditarias de capacidad pasan por ser una doctrina apro- reciba frecuentemente la profesión de igualdad racial, cuando puede
bada en muchas partes. Hay hombres de eminente conocimiento que c o n v e n c é r s e l e de que es sincera, como una afrenta; y que suela
se s o r p r e n d e r í a n de saber que se mantienen serias dudas sobre la considerar, incluso las consideraciones m á s abstractas, impersonales
cuestión. y j u r í d i c a s de los temas implicados, con resentimiento o bien, si la
c o r t e s í a lo reprime, con disgusto interior.
Y, sin embargo, debe sostenerse que pocas de las pruebas verdade-
ramente satisfactorias que se han aportado en apoyo del supuesto La a c t i t u d de los ingleses en la India o de los europeos conti-
de las diferencias que presenta una n a c i ó n de otra —y mucho me nentales en sus colonias q u i z á s sea menos extremadamente mani-
nos la superioridad de un pueblo sobre otro— son inherentemente fiesta; pero todas las descripciones indican que no e s t á menos esta-
raciales, es decir, con fundamento orgánico. No i m p o r t a lo ilesta blecida.
cados que hayan sido los e s p í r i t u s que sostuvieron que tales dile Por otra parte, los declarados y escrupulosos socialistas o i n -
rencias son hereditarias: en su mayor parte se limitaban a dai ternacionalistas deben adoptar la posición contraria, por muy anti-
por supuesta su convicción. E l sociólogo o el a n t r o p ó l o g o puede p á t i c a que pueda resultarles personalmente, o renunciar a las aspi-
i n v e r t i r la c u e s t i ó n con igual justificación, y a veces lo hace; y en- raciones que sostienen con e m p e ñ o . Por tanto, si sus inclinaciones
tonces puede ver cada acontecimiento, cada desigualdad, t o d o e l e s t á n p o r lo general menos claramente definidas, no por ello son
curso de la historia humana, confirmando su tesis de que l a s dil« menos predeterminadas y persistentes.
rencias entre uno y otro grupo de hombres, pasados y actuales, se Así pues, no puede esperarse imparcialidad en este gran problema,
deben a influencias sociales y no a causas o r g á n i c a s . La verdadera excepto en alguna medida por parte de los estudiosos verdaderamen-
d e m o s t r a c i ó n , a no dudarlo, e s t á tan ausente en un lado como en te aislados y, por tanto, sin influencia; de" t a l forma que el m á x i m o
otro. Un experimento, en condiciones que pudiera dar lugar a prue de seguridad y rencor y el m í n i m o de pruebas prevalecientes tienen
bas satisfactorias, sería difícil, costoso y quizás contrario a la ley. que aceptarse como cosas lamentables, pero inevitables y difíciles
Una r e p e t i c i ó n de la interesante prueba de Akbar, o alguna inodili de censurar.
cación de ella, inteligentemente dirigida y llevada hasta e l final, po E n el estado actual de nuestros conocimientos no es posible resol-

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zas sea demasiado esperar que alguien atrapado, delibei a d á m e n t e «»
ver el problema, ni tampoco discutirlo. No obstante, < poslbli sin saberlo, por explicaciones o r g á n i c a s descarte é s t a s completa-
prender que puede darse una explicación completa y «<>l>< " m . «I- mente contra unas pruebas tan incompletas como las que se disponen
las llamadas diferencias raciales basada en causas puramente no en contra de dichas explicaciones. Pero parece justificable mante-
o r g á n i c a s y de civilización; y t a m b i é n llegar al reconocimiento d. nerse sin (Ind.II en la p r o p o s i c i ó n de que la civilización y la herencia
que el simple hecho de que el mundo en general suponga que tal. son COSas que operan de formas distintas; que, por tanto, cualquiei
diferencias entre un pueblo y otro sean congénitas c indelebles, C M ep s u s t i t u c i ó n forzada de una por la otra en la explicación de los l i n o
to por cruzamiento, no constituye una prueba a favor de que la menos del grupo humano es una torpeza; y que la negativa a i c i o
suposición sea cierta. nocer, por lo menos, la posibilidad de una explicación del logro
E l ú l t i m o argumento, en el que se puede realmente ver que tales humano completamente distinta de la prevaleciente tendencia hacia
peculiaridades nacionales nacen en cada generación y que es innece- la explicación biológica, es un acto de intolerancia. Una vez que se
sario verificar el supuesto porque su verdad es evidente para todo haya convertido en general tal reconocimiento de la racionalidad de
el mundo, es el que menos peso tiene de todos. Pertenece a la misma esta a c t i t u d mental, diametralmente opuesta a la habitual, se h a b r á
clase de a s e v e r a c i ó n que p o d r í a hacerse sobre que este planeta es, efectuado un gran progreso en el camino hacia un útil acuerdo sobre
d e s p u é s de todo, el punto central fijo del sistema c ó s m i c o , pues la verdad; mucho m á s que en ninguno de los intentos actuales de
todo el mundo puede ver por sí solo que el sol y las estrellas se ganar conversos mediante la discusión.
mueven y que nuestra Tierra se mantiene quieta. Los campeones de la Uno de los e s p í r i t u s dotado de un eminente poder de p e r c e p c i ó n
doctrina copernicana t e n í a n esto a su favor: se ocupaban de fenó- y de f o r m u l a c i ó n como el de Gustave Le Bon, cuya fama es grande
menos cuya exactitud era fácilmente aplicable, sobre los que se podían a pesar de que su descuidada falta de miedo no le ha ganado m á s
hacer predicciones verificables o refutables, cuya explicación enea que unos pocos partidarios, ha llevado la i n t e r p r e t a c i ó n de lo social
jaba o no encajaba. E n el campo de la historia humana esto no es como o r g á n i c o a su consecuencia lógica. Su Psychology of Peoples
posible, o todavía no se ha encontrado la manera de que lo sea; es u n intento de explicar la civilización b a s á n d o s e en la raza. Lo
de tal forma que, actualmente, no es de esperar una igual claridad cierto es que Le Bon es un historiador de aguda sensibilidad y gran
de d e m o s t r a c i ó n , una concreción de la prueba, una concordancia de
perspicacia. Pero su intento expreso de reducir los materiales de la
la t e o r í a con los hechos que excluya todas las t e o r í a s contrarias.
civilización de que se ocupa directamente a factores o r g á n i c o s le
Pero hay un cambio del punto de vista mental y emocional casi tan
conduce, por una parte, a renunciar a sus diestras interpretaciones
fundamental, una inversión tan absoluta de la actitud implicada, cuan-
de la historia que sólo se mantienen como destellos intermitentes;
do se pide a la c o n c e p c i ó n hoy en boga que considere la civilización
y, p o r otra parte, a apoyar sus confesadas soluciones, en ú l t i m o
como un asunto no o r g á n i c o como cuando la doctrina copernicana
desafió las anteriores convicciones del mundo. t é r m i n o , en esencias tan m í s t i c a s como el «alma de la raza». Como
concepto o herramienta científica, el alma de la raza es tan ininte-
De cualquier forma, la m a y o r í a de los etnólogos e s t á n conven- ligible e inútil como una e x p r e s i ó n de la filosofía medieval, y al mismo
cidos de que la abrumadora masa de datos h i s t ó r i c o s y m a l llamados nivel que la e s p o n t á n e a d e c l a r a c i ó n de Le Bon de que el individuo
raciales que ahora se atribuyen a oscuras causas o r g á n i c a s , o que es a la raza lo que la célula es al cuerpo. Si en vez del alma de la
en su mayor parte e s t á n en discusión, s e r á n en ú l t i m o t é r m i n o consi- raza el distinguido francés hubiera dicho espíritu de la civilización, o
derados por todo el mundo como inteligibles en sus relaciones SCM la tendencia o c a r á c t e r de la cultura, su pronunciamiento hubiera des-
les. Sería d o g m á t i c o negar que pueda existir un residuo en el que pertado menos i n t e r é s , porque p a r e c e r í a m á s vago; pero no hubiera
hayan sido operativas las influencias hereditarias; pero incluso este tenido que basar su pensamiento en una idea sobrenatural antagó-
residuo de agentes o r g á n i c o s puede que se descubra que es operativo nica al cuerpo de ciencia al que trataba de adherir su obra; y, no sien-
de otras formas absolutamente distintas de las que se acostumbran do mecanicistas, sus esfuerzos de explicación por lo menos hubieran
a aducir en la actualidad. obtenido el respeto de los historiadores.
Sin compromisos, puede mantenerse la o p i n i ó n de que para el En realidad, Le Bon opera claramente con f e n ó m e n o s sociales, por
historiador, es decir, para el que desee comprender cualquier ( lase muy insistentemente que les d é nombres o r g á n i c o s y proclame que
de f e n ó m e n o s sociales, es inevitablemente necesario descartar l«» los ha resuelto o r g á n i c a m e n t e . Que «no fue el 18 de B r u m a r i o , sino
o r g á n i c o como tal y ocuparse ú n i c a m e n t e de lo social. Para el n ú m e r o el alma de su raza lo que estableciera a Napoleón» es, b i o l ó g i c a m e n t e
m á s amplio de los que no son estudiosos profesionales de la d v l y bajo cualquier aspecto de la ciencia que se ocupa de la causalidad
lización, no sería razonable insistir en estos asuntos, dada nuestra m e c á n i c a , una a f i r m a c i ó n sin sentido; pero se convierte en exce-
actual incapacidad para demostrarlos. Por otra parte, lo social i o n i o lente historia en cuanto sustituyamos «raza» por «civilización» y,
algo distinto de lo o r g á n i c o es un concepto suficientemente antiguo, desde luego, tomemos alma en sentido figurado.
y u n f e n ó m e n o lo bastante claro en nuestra vida diaria, como para
Cuando dice que el «mestizaje destruye una civilización a n t i g u o .
garantizar que no se puede prescindir de él sin forzar las cosas. Qui-

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sión de ó r g a n o s y facultades, no mediante un aumento por a g r e g a -
•.«'•lo .iliiin.i loque muchos biólogos estarían d i s p u e s t o s a s o . t e m í ción de ellos.
C u a n d o a ñ a d e : « p o r q u e destruye el a l m a d e l pueblo que la p o s e e . . , Toda la t e o r í a de l a herencia por a d q u i s i c i ó n se basa en la COnfll
a r a z ó n que puede provocar estremecimientos a un científico sión de estos procesos tan distintos, el de la h e r e n c i a y el d e l a
Pero si cambiamos «mestizaje», es decir, la mezcla d e tipos o i g á m civilización. Se ha alimentado, q u i z á s , de las necesidades i n s a t i s l e i h a s
eos tajantemente diferentes, por « c o n t a c t o repentino o conflicto di de la ciencia b i o l ó g i c a , pero nunca ha conseguido la m á s l i g e r a veri
ideales», es decir, mezcla de tipos sociales tajantemente diferencia ficación i n c o n t r o v e r t i b l e de la biología, y de hecho hace mucho t i e m
dos, el efecto profundo de tal acontecimiento no admite discu- po que ha sido atacada, p o r u n correcto y vigoroso instinto, así como
sión. a consecuencia del fracaso en la o b s e r v a c i ó n y la e x p e r i m e n t a c i ó n ,
A d e m á s , Le Bon afirma que el efecto del medio ambiente es gran- desde dentro de esta ciencia. Se trata de una doctrina que es l a
de sobre las nuevas razas, sobre las razas que se forman por el mesti- constante d i v u l g a c i ó n del dilettante que sabe algo de la historia y
zaje de pueblos con herencias contrarias; y que en las r a z a s aun de la vida, pero al que no le i m p o r t a comprender su funcionamiento.
guas, s ó l i d a m e n t e establecidas por la herencia, el efecto del medio Los estudios de Le B o n , en cuanto intento de explicar la una por la
ambiente es casi nulo. Es evidente que en una civilización antigua \ otra y su u t i l i z a c i ó n de la doctrina de la herencia p o r a d q u i s i c i ó n o
firme el efecto activamente cambiante del medio ambiente geográ- a c u m u l a c i ó n , casi p o d í a n haberse predicho.
fico debe ser menor, porque hace mucho tiempo que la civilización Desde u n temperamento distinto y menos agresivo surge la nece-
ha tenido amplia oportunidad de utilizar el medio ambiente para
sidad que ha p r o c l a m a d o Lester W a r d de un elemento amplio y am-
s u s necesidades; pero, por otra parte, cuando la civilización es nue-
biciosamente serio. L a herencia se produce por a d q u i s i c i ó n , argu-
va —sea porque se ha trasladado, por proceder de una fusión de
menta, o b i e n no hay esperanzas de progreso permanente para la
varios elementos o por simple desarrollo interno— la r e n o v a c i ó n de la
humanidad. Creer que lo que hemos ganado no se i m p l a n t a r á , p o r lo
r e l a c i ó n entre la civilización y la geografía física circundante debe
menos en parte, en nuestros hijos, suprime el incentivo de trabajar.
progresar muy r á p i d a m e n t e . En este c a s o , de nuevo, la buena historia
se convierte en mala ciencia por una confusión que parece casi delibe- Todo el trabajo v e r t i d o sobre la j u v e n t u d del mundo sería inútil. Las
radamente perversa. cualidades mentales no e s t á n sometidas a la selección natural; de a h í
que deban acumularse en el hombre por a d q u i s i c i ó n y fijarse por la
Un pueblo es guiado mucho m á s por sus muertos que por sus herencia. Este p u n t o de vista puede oírse una y otra vez en boca de
vivos, dice Le Bon y trata de establecer la importancia de la herencia personas que han llegado a esta actitud a t r a v é s de sus propios
para las carreras nacionales. Aunque él mismo no lo reconozca, lo reflexiones; el m u n d o de dichas personas, que probablemente nunca
que hay en el fondo de su pensamiento es la verdad de que toda han leído directa n i indirectamente a W a r d , parece quebrarse cuan-
civilización se basa en el pasado, que por mucho que sus antiguos do se tambalean las bases de la herencia. Si bien no se trata de un
elementos dejen de existir como tales, constituyen sin embargo punto de vista profundo, al menos resulta habitual; y por esa r a z ó n
su tronco y su cuerpo, a cuyo alrededor el alburno vivo del día la f o r m u l a c i ó n de W a r d , aunque i n t r í n s e c a m e n t e carece de valor, es
sólo es una costra o superficie. La e d u c a c i ó n impuesta, algo formal
representativa y significativa. Revela la tenacidad y la insistencia con
y consciente, no puede dar la sustancia de una civilización nueva
que muchos intelectos conscientes no desean y no pueden ver lo social
u otra a un pueblo; ésta es una verdad que Le Bon ha planteado
excepto a t r a v é s del cristal de lo o r g á n i c o . Que este h á b i t o mental
con vigor. Pero cuando extrae esta m á x i m a como d e d u c c i ó n del abis-
puede ser en sí m i s m o desalentador, que prelimita para siempre
mo insalvable que existe exteriormente entre las razas, basa un h e c h o
obvio, que no .ha discutido nadie con j u i c i o , en una a s e v e r a c i ó n mis el desarrollo y encadena eternamente el futuro a las miserias y esca-
tica- seces del presente, es algo que no captan sus devotos; de hecho, pro-
bablemente, la fijeza es lo que le proporciona su apoyo emocional.
Casi p o d r í a haberse adivinado, d e s p u é s de las anteriores citas, que Parece probable que el mayor adalid de la herencia adquirida, Her-
Le B o n s i t ú a el « c a r á c t e r » de sus «razas» en «la a c u m u l a c i ó n por bert Spencer, se viera llevada a su posición por un motivo semejan-
la h e r e n c i a » . Ya se ha demostrado que si hay algo que la herein ia te. E l m é t o d o exacto mediante el cual tiene lugar la evolución orgá-
no hace es, precisamente, acumular. Si, por otra parte, hay algún nica es, a f i n de cuentas, u n problema esencialmente biológico y no
m é t o d o por el que pueda definirse el funcionamiento de las civil i filosófico. Spencer, no obstante, como Comte, t e n í a tanto de soció-
zaciones es exactamente el de a c u m u l a c i ó n . A ñ a d i m o s el poder de
logo como de filósofo. Que tuviera que responder de forma tan infle-
volar, la c o m p r e n s i ó n del mecanismo del aeroplano, a nuestros lo
xible a lo que en sí m i s m o era una c u e s t i ó n de biología, difícilmente
gros y conocimientos anteriores. E l p á j a r o no lo hace a s í ; ha cedido
puede entenderse, excepto con la s u p o s i c i ó n de que sintiera que la
sus patas y dedos por las alas. Puede ser cierto que el p á j a r o es,
c u e s t i ó n afectaba vitalmente a sus principios; y que, a pesar de su
en conjunto, u n organismo superior al de su antepasado r e p t i l , que
feliz a c u ñ a m i e n t o del t é r m i n o que ha sido prefijado como t í t u l o del
ha llegado m á s lejos en el camino de la evolución. Pero su avance
se ha logrado mediante la t r a n s m u t a c i ó n de cualidades, la c o n v e i presente ensayo, no concibiera adecuadamente la sociedad humana

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5 . — E L CONCEPTO DE CULTURA
como algo que sostiene un contenido específico que es no-orp.ánii <» l a c a u s a parece s e r la incapacidad de- distinguii c n t i c lo s o i tal
Cuando R. R. Marett, al iniciar su Anthropology —uno de los l i - \o mental. En cierto sentido, toda la civilización sólo existe SU
bros m á s estimulantes producidos en este campo— define la ciencia la mente. La p ó l v o r a , las artes textiles, la m a q u i n a r í a , l a s l e y e s , l o s
como « t o d a la historia del hombre en cuanto animada e imbuida teléfonos, no se transmiten en sí mismos de hombre a hombre n i de
por la idea de la evolución», y a ñ a d e que la « a n t r o p o l o g í a es hija g e n e r a c i ó n en g e n e r a c i ó n , al menos de una forma permanente. Es la
de D a r w i n ; el darwinismo la hizo posible», desgraciadamente e s t á p e r c e p c i ó n , el conocimiento y la c o m p r e n s i ó n de ellos, sus ideas en el
retratando las ú l t i m a s condiciones de esta ciencia con alguna vera- sentido p l a t ó n i c o , lo que se traspasa. Todo lo social sólo puede tener
cidad; pero, en cuanto programa o ideal, su bosquejo debe ser discu- existencia gracias a la mente. Por supuesto, la civilización no es en
tido. La a n t r o p o l o g í a puede ser biología, puede ser historia, puede sí m i s m a una acción mental; la transportan los hombres, sin que
ser u n intento de establecer las relaciones entre ambas; pero, en e s t é en ellos. Pero su r e l a c i ó n con la mente, su absoluto enraiza
cuanto historia, el estudio de lo social, atravesado de extremo a ex- miento en la facultad humana, es obvia.
tremo por la idea de la evolución orgánica, sería un revoltijo de Entonces, lo que ha o c u r r i d o es que la biología, que correlaciona
diversos m é t o d o s y, por tanto, no una ciencia en el sentido estricto y con frecuencia identifica los «físico» y lo mental, ha dado u n paso
del t é r m i n o . adelante, n a t u r a l y sin embargo injustificado, y ha supuesto lo social
De todas las mescolanzas de lo cultural con lo vital, la que ha como mental; a p a r t i r de a h í la explicación de la civilización en tér-
cristalizado con el nombre de movimiento eugenésico es la m á s co- minos fisiológicos y m e c á n i c o s era una consecuencia inevitable.
nocida y de atractivo m á s dilecto. En cuanto programa constructivo Ahora bien, la c o r r e l a c i ó n hecha p o r la ciencia moderna entre lo
para el progreso nacional, la eugenesia es una confusión de los pro- físico y l o mental es evidentemente correcta. Es decir, e s t á j u s t i f i -
p ó s i t o s de engendrar mejores hombres y de dar a é s t o s mejores cada como m é t o d o que puede emplearse de forma coherente en la
ideales; un ingenio o r g á n i c o para alcanzar lo social; u n atajo bioló- explicación de los f e n ó m e n o s , y que conduce a resultados intelectual-
gico para un f i n moral. Contiene la imposibilidad inherente de todos mente satisfactorios y p r á c t i c a m e n t e útiles. La c o r r e l a c i ó n de los dos
los atajos. Es m á s refinado, pero no menos vano, que el atajo que conjuntos de f e n ó m e n o s la hacen o la admiten todos los psicólogos;
sigue el salvaje * i i . m d o , para evitar el problema y el peligro de matar es claramente válida para todas las facultades e instintos; y tiene al-
a su enemigo corporalmente, cuelga, a escondidas y entre insultos guna clase de c o r r o b o r a c i ó n q u í m i c a y fisiológica concreta, aunque
pronunciados en la comodidad de su propio hogar, una imagen en de u n t i p o m á s burdo y menos completamente establecido de lo que
miniatura l la que se dirige con el nombre de su enemigo. La euge- a veces se cree. E n cualquier caso, esta c o r r e l a c i ó n es u n axioma
nesia, en la medida en que es m á s que una d e d i c a c i ó n a la higiene indiscutido de quienes se ocupan de la ciencia: todo el equipamiento
social en un nuevo campo, es una falacia; un espejismo como la m e n t a l y toda la actividad mental tienen un fundamento o r g á n i c o . Y
piedra filosofal, el elixir de la vida, el anillo de S a l o m ó n o la eficacia
esto basta para lo que a q u í se trata.
material de una oración. Poco hay que discutir al respecto. Si los
Esta inseparabilidad de l o físico y lo mental debe de ser t a m b i é n
f e n ó m e n o s sociales son sólo (o fundamentalmente) o r g á n i c o s , la euge-
cierta en el campo de la herencia. Es bien sabido que cuando los
nesia es correcta y no hay nada m á s que decir. Si lo social es algo
m á s que lo o r g á n i c o , la eugenesia es un error del pensamiento poco instintos son concretos o especializados, como en el caso de los insec-
claro. tos, se heredan de manera tan absoluta como los ó r g a n o s o la estruc-
tura. La experiencia n o r m a l nos muestra que nuestros propios rasgos
Galton, el fundador de la propaganda eugenésica, fue uno de los mentales v a r í a n tanto y concuerdan con tanta frecuencia con los de
intelectos más verdaderamente imaginativos que ha producido su nuestros antepasados como los rasgos físicos. N o existe ninguna
p a í s . Pearson, su principal protagonista vivo con armas científicas, r a z ó n lógica, y nada hay en la o b s e r v a c i ó n de la vida diaria, que
posee una de las mentes m á s agudas de su g e n e r a c i ó n . Cientos de opere contra la creencia de que un temperamento irascible es tan
hombres de capacidad y eminencia se han confesado conversos. E s t á hereditario como el pelo rojo con que tradicionalmente se asocia, y
claro que una simple falacia debe haberse presentado en u n envol- que determinadas formas de a p t i t u d musical pueden ser tan con-
t o r i o de atrayente c o m p l i c a c i ó n para que les haya resultado atractiva. g é n i t a s como los ojos azules.
Tales hombres no hubieran confundido cosas que son i n t r í n s e c a m e n t e Por supuesto, hay mucha d e d u c c i ó n falsa en estas cuestiones, p o r
distintas sin una buena r a z ó n . La explicación de que Galton, Pearson lo que respecta al hombre, a t r a v é s de la i n t e r p r e t a c i ó n del é x i t o
y ia m a y o r í a de los m á s creativos de sus c o m p a ñ e r o s eran biólogos como prueba del grado de inteligencia. No es fácil discriminar entre
profesionales y, por tanto, estaban inclinados a contemplar el mundo ambas cosas; con frecuencia requiere u n conocimiento de los hechos
a t r a v é s de la lente de lo orgánico, es insuficiente. E l simple i n t e r é s
adquiridos trabajosamente, a s í como un juicio cuidadoso; y es pro-
por "un factor no conduce a entendimientos pensantes a la negación
bable que el razonamiento popular carezca de ambas cosas. Una fa-
de otros factores. ¿Cuál es, entonces, la razón de la confusión en que
cultad c o n g é n i t a muy marcada puede establecer al padre como t r i u n -
todos ellos se han precipitado?
fador en una o c u p a c i ó n determinada. Esto, a su vez, puede propor-

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cionar una influencia ambiental, o un entrenamiento deliberado, qu< de lo que garantizaba su relación con un problema de i n t e r é s gene-
e l e v a r á a l h i j o mediocre, en l o que respecta a sus logros, imiv. poi r a l . Esta actitud negativa puede deberse, en parte, a l a persistencia
encima de lo que sus facultades naturales le hubieran asegurado in de las creencias religiosas, en su m a y o r í a ya superadas pero todavía
ayuda y p o r encima de otros muchos individuos de mayores capaci- presentes parcialmente, que se centran alrededor del viejo con» ( p í o
dades hereditarias. Ganar u n millón es normalmente una muestra de alma y que ven en cada vinculación de la mente con el cueipo
de capacidad; pero exige normalmente mayor capacidad gan.u u n una d e s t r u c c i ó n de la fomentada distinción entre cuerpo y alma.
m i l l ó n partiendo de nada que comenzar con un millón recibido como Pero este trasnochado conservadurismo no explica por completo el
regalo y triplicarlo. E l hecho de que los m ú s i c o s sean m á s frecuen- fracaso de las demostraciones de Galton-Pearson en encontrai accp
temente hijos de m ú s i c o s que lo contrario, al menos cuando se t i e n e n t a c i ó n universal o despertar amplio entusiasmo.
en cuenta n ú m e r o s relativos, no es en sí mismo una prueba de que el E l alcance de l a o p o s i c i ó n ha sido promovido p o r los propios Gal-
talento musical sea heredable, pues conocemos influencias puramente ton, Pearson y sus adherentes, que no se han limitado a sus conclu-
sociales, como la casta h i n d ú , que consiguen resultados similares con siones bien demostradas, sino que han forzado nuevas deduce Iones
mucha mayor regularidad de lo que se p o d r í a asegurar para nosotros que sólo se basan en la a s e v e r a c i ó n . Que la herencia opera en el
sumando la herencia a las influencias sociales. á m b i t o de la mente, a s í como en el del cuerpo, es una cosa; que, por
Pero no s e r í a razonable exagerar esta prevención hasta transfor- tanto, la herencia es la principal m o t i v a c i ó n de la civilización es una
marla en una negación directa de la herencia mental, hasta descalifi- p r o p o s i c i ó n completamente distinta, sin conexión necesaria n i demos-
carla p o r completo. trada con la p r i m e r a c o n c l u s i ó n . Pero mantener ambas doctrinas, la
Nada hay en un examen improvisado de la situación que conduzca segunda como corolario necesario de la primera, ha sido la costum-
a la n e g a c i ó n de la creencia, y sí una gran masa de experiencias nor- bre de la escuela biológica; y la consecuencia ha sido que aquellos
males que confirman la convicción de que los caracteres de la mente cuyas inclinaciones intelectuales eran distintas, o que seguían otro
e s t á n sometidos a la herencia tanto como los rasgos corporales. m é t o d o de investigación, han rechazado expresa o t á c i t a m e n t e ambas
A d e m á s , hay alguna d e m o s t r a c i ó n que, aunque no sea global re- proposiciones.
sulta difícil resistir. Galton, en una serie bastante grande de fichas, La r a z ó n de que la herencia mental tenga tan poco que ver, si es
ha encontrado que la importancia de la regresión —un índice cuanti- que tiene algo, con la civilización es que é s t a no es acción mental,
tativo de la fuerza de la herencia— es la misma para la facultad sino una masa o corriente de productos del ejercicio mental. La
a r t í s t i c a que para la estatura corporal. E n otra obra ha investigado actividad mental, de la que se han ocupado los biólogos, por ser orgá-
a los parientes c o n s a n g u í n e o s de los hombres eminentes, encontrando nica, no prueba nada, en ninguna de las demostraciones a ella refe-
que la eminencia se presenta entre aquéllos como una frecuencia y en rida, que tenga que ver con los acontecimientos sociales. La mentali-
u n grado exactamente igual al de la influencia de la herencia con dad se refiere al individuo. L o social o cultural, p o r o t r a parte, es,
respecto a los caracteres físicos. Pearson ha asegurado que la corre- en su esencia, no individual. La civilización como t a l sólo comienza
lación —el grado de parecido, cuantitativamente expresado, de los donde acaba el individuo; y quien no perciba en alguna medida este
f e n ó m e n o s disponibles en forma n u m é r i c a — entre los hermanos es hecho, aunque sólo sea de forma burda y sin r a í c e s , no e n c o n t r a r á
sustancialmente el m i s m o para la conciencia y para la forma de la significación en la civilización y para él la historia sólo s e r á u n revol-
cabeza, para la actividad intelectual y para el color del pelo, e Igual- t i j o molesto o una oportunidad para el ejercicio del arte.
mente para otras cualidades mentales, morales y físicas. Existe, desde Toda la biología remite necesariamente al individuo. Una mente
luego, la posibilidad de que en los datos que han dado lugar a esl social es una inidentidad tan absurda como un cuerpo social. Sólo
resultados, a s í como en los de Galton, haya habido alguna confusión puede haber una clase de organicidad: l o o r g á n i c o situado en otro
del temperamento con las malas maneras, de la inteligencia nativa c o n plano d e j a r í a de serlo. La doctrina darwiniana, es cierto, se refiere
el entrenamiento del intelecto, de la facultad a r t í s t i c a c o n g é n i t a con
a las razas; pero la raza, excepto como a b s t r a c c i ó n , sólo es una
el gusto cultivado. Pero el i n t e r é s de quienes han hecho las fichas
colección de individuos; y los fundamentos de esta doctrina, la heren-
parece haber estado dirigido concretamente hacia los rasgos Indivi
cia, la v a r i a c i ó n y la competencia, se ocupan de las relaciones entre
duales innatos. A d e m á s , todos los coeficientes o cifras de hercn< la
los individuos, desde el individuo y contra el individuo. Toda la
de estas c a r a c t e r í s t i c a s p s í q u i c a s coinciden, como p o d r í a esperarse
clave del éxito de los m é t o d o s mendelianos de estudiar la herencia
con los correspondientes relativos a los rasgos corporales. Por t a n t o ,
la c u e s t i ó n puede considerarse sustancialmente demostrada, a l menos se hallan en los rasgos y los individuos aislados.
hasta que se disponga de nuevos datos. Pero u n m i l l a r de individuos no componen una sociedad. Son las
bases potenciales de una sociedad; pero en sí mismos no dan lugar a
A pesar de la amplia a c e p t a c i ó n de estas demostraciones, espe- ella; y t a m b i é n constituyen las bases de un m i l l a r de otras sociedades
cialmente p o r parte de los predispuestos a simpatizar con el pt potenciales.
biológico, t a m b i é n han encontrado alguna oposición y m á s Ignoran* la Los descubrimientos de la biología sobre la herencia, tanto mental

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como física, pueden, y de hecho deben, ser aceptados sin reservas. v e l l i d o en u n campesino p r ó s p e r o y contento, en u n tendero <» en b u
Pero que, por tanto, la civilización pueda ser comprendida nu-dianii lociata, o en u n rutinario c a p i t á n retirado c o n pensión, mantenei
el análisis psicológico, o explicada por las observaciones o expt u m e n esto manifiesta una falta o una pervertida s u p r e s i ó n del conocimu n
tos sobre la herencia, o, para volver al ejemplo concreto, que |>u< da lo de la naturaleza humana. Es importante comprender que las dife-
predecirse el destino de las naciones a p a r t i r del análisis de la • o m , rencias c o n g é n i t a s sólo pueden tener efectos limitados sobre el t i n o
t i t u c i ó n o r g á n i c a de sus miembros, presupone que la sociedad < de la civilización. Pero es igualmente importante comprender que po
simplemente una colección de individuos; que la civilización sólo < demos y debemos a d m i t i r la existencia de tales diferencias y su Inex
u n agregado de actividades p s í q u i c a s y no t a m b i é n una entidad m á s tinguibilidad.
allá de ellas; en resumen, que lo social puede resolverse por com- S e g ú n un dicho que casi es proverbial, y j u s t o en el grado en que
pleto en lo mental, del mismo modo que se piensa que lo mental se tales t ó p i c o s puedan ser ciertos, el moderno escolar sabe m á s que
resuelve en l o físico. Aristóteles; pero aunque supiera m i l veces m á s , este hecho no lo
E l origen de las perturbadas transferencias de lo o r g á n i c o en lo dota en lo m á s m í n i m o con una fracción del intelecto del gran griego.
social hay que buscarlo en relación con este aspecto del tentador salto Socialmente —porque el conocimiento debe ser una circunstancia so-
de l o individualmente mental a lo socialmente cultural, que presu- cial— es el conocimiento y no el mayor desarrollo de uno u otro
pone pero no contiene mentalidad. Por tanto, resulta deseable u n individuo lo que cuenta; exactamente igual que, para valorar la ver-
examen m á s exacto de la relación entre ambos. dadera fuerza de la grandeza de la persona, el psicólogo o el genetista
En u n brillante ensayo sobre la herencia en los gemelos escrito no tiene en cuenta el estado general de i l u s t r a c i ó n n i los distintos
bajo la influencia de Pearson. Thorndike llega de nuevo, y mediante grados de desarrollo cultural, para hacer sus comparaciones. Un cen-
una convincente utilización de los datos estadísticos, a la conclusión tenar de Aristóteles que hubiera habido entre nuestros antepasados
c a v e r n í c o l a s no hubieran sido menos Aristóteles por derecho de naci-
de que, en la medida en que se refiere a l individuo, la herencia es
miento; pero hubieran contribuido menos al avance de la ciencia
todo y el medio ambiente nada; que el éxito de nuestro paso por la
que una docena de laboriosas mediocridades del siglo veinte. U n super
vida e s t á esencialmente determinado en el nacimiento; que el pro-
A r q u í m e d e s de la edad del hielo no hubiera inventado n i las armas
blema de si cada uno de nosotros debe aventajar a sus c o m p a ñ e r o s
de fuego n i el telégrafo. Si hubiera nacido en el Congo en vez de en
o quedarse d e t r á s e s t á establecido cuando se unen las células de los
Sajonia, Bach no hubiera compuesto n i siquiera u n fragmento de coral
progenitores y e s t á absolutamente concluido cuando e l n i ñ o emerge n i de sonata, aunque podemos confiar igualmente en que hubiera ex-
del vientre, no siendo todas nuestras carreras hechas bajo el sol m á s cedido a sus compatriotas en alguna forma de m ú s i c a . Si ha nacido
que una suelta, mayor o menor, según accidentes fuera de nuestro o no a l g ú n Bach en el Congo es otra c u e s t i ó n ; una c u e s t i ó n a la
control, del hilo enrollado en el carrete antes de que comenzara que no puede darse una respuesta negativa por el mero hecho de
nuestra existencia. que nunca haya aparecido allí n i n g ú n Bach, una c u e s t i ó n que en
Este descubrimiento no sólo es completamente elucidado por el justicia debemos afirmar que no tiene respuesta, pero a cuyo respecto,
autor, sino que cuenta con el apoyo de nuestra experiencia normal el estudioso de la civilización, hasta que no se haya hecho alguna
en la vida. Nadie puede negarle algo de verdad a l proverbio que dice d e m o s t r a c i ó n , sólo puede dar una respuesta y perseguir un curso:
que de mal p a ñ o nunca sale un buen sayo. Todo el mundo cuenta suponer, no como un f i n sino como una condición m e t o d o l ó g i c a , que
entre sus conocidos con individuos con una energía, una gracia y una se han producido tales individuos; que el genio y la habilidad se
habilidad, con lo que parece una preciencia misteriosa, o con u n í presentan con una frecuencia sustancialmente regular y que todas
fuerza de c a r á c t e r que no deja lugar a dudas en nuestro juicio de las razas, o grupos de hombres lo bastante grandes, tienen una media
que, cualquiera que hubiera sido la suerte de su nacimiento, se hubifl sustancialmente igual en cuanto a cualidades.
ran elevado por encima de sus c o m p a ñ e r o s y hubieran sido hombres
y mujeres notables. Y , por otra parte, t a m b i é n admitimos con pesar Estos son casos extremos, cuya claridad es poco probable que
la torpeza y la indolencia, la incompetencia y la vulgaridad, d i OjllU despierte o p o s i c i ó n . Normalmente, las diferencias entre los individuos
nes, nacidos en cualquier momento, hubieran sido mediocridades \ son menos imponentes, los tipos de sociedad m á s similares y los dos
desafortunados dentro de su tiempo y clase. Que N a p o l e ó n , puesto Bfl elementos implicados sólo pueden separarse mediante el ejercicio de
o t r a era y otro p a í s , no hubiera conquistado un continente e s s u l i alguna d i s c r i m i n a c i ó n . Entonces es cuando comienza Ja confusión.
cientemente seguro. La a f i r m a c i ó n contraria puede decirse con Impai Pero si el factor de la sociedad y de la personalidad natal se distin-
cialidad que parece mostrar una ausencia de c o m p r e n s i ó n de la I n s t o guen en los ejemplos notorios, por lo menos son distinguibles en los
ria. Pero la creencia de que, en otras circunstancias, este eterno l a i o m á s sutilmente matizados e intrincados; contando ú n i c a m e n t e con
de luz pudiera haberse quedado en una l á m p a r a d o m é s t i c a , que sus que queramos distinguirlos.
fuerzas nunca hubieran salido, que u n ligero cambio de los a o ídentes Si esto es verdad, de a h í se deduce que todos los llamados inven-
de la é p o c a , del lugar o del entorno pudieran haberle dejado i o n tores de instrumentos o descubridores de pensamientos notables eran

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esta ú l t i m a posibilidad no es una ociosa conjetura se evidcni ia en l<>
hombres de capacidad poco habitual, dotados desde antes de nacer que actualmente e s t á teniendo lugar en el caso de u n o de l o s m a s
con facultades superiores, que el psicólogo puede confiar en anal i/a i grandes c o n t e m p o r á n e o s de Darwin, su entonces desconocido l u í mano
y definir, el fisiólogo en poner c o r r e l a c i ó n con las funciones d< l o s de armas, Gregor Mendel.
ó r g a n o s y el biólogo genetista en investigar en sus orígenes lien Es inconcebible que el hecho de que ocurriera c o n Independen! la
dilarios hasta alcanzar no sólo el sistema y la ley, sino el podi • la idea de la selección como fuerza motriz de la evolución orgánica
verificable de la p r e d i c c i ó n . Y , por otra parte, el contenido d i l i s i n c r ó n i c a m e n t e en las mentes de D a r w i n y Wallace pueda ser una
i n v e n c i ó n o del descubrimiento de ninguna forma nace de la esiruc- mera casualidad. L a inmediata a c e p t a c i ó n de la idea p o r el mundo
tura del gran hombre, n i de la de sus antepasados, sino que e s u n no demuestra nada sobre l a verdad i n t r í n s e c a del concepto; pero esta
puro producto de la civilización en la que nace é s t e con millones de blece la disposición del mundo, es decir, de la civilización de la époi a,
otros como u n hecho sin sentido y regularmente repetido. Tanto i para la doctrina. Y si la civilización estaba preparada para, y ham
personalmente se convierte en inventor, en explorador, o en i m i t a d o r b r i e n t a de, l a doctrina, la e n u n c i a c i ó n parece haber estado destina-
o en consumidor, es una c u e s t i ó n de fuerzas de l a que se ocupan da a aparecer cuando a p a r e c i ó . Darwin llevó consigo el germen de la
las ciencias de la causalidad m e c á n i c a . Tanto si su invento es el ca- idea de l a selección natural durante veinte largos a ñ o s antes de atre-
ñ ó n o es el arco, el logro de una escala musical o de u n sistema verse a lanzar l a h i p ó t e s i s que anteriormente tenía la s e n s a c i ó n de
a r m ó n i c o , eso no es explicable por medio de las ciencias m e c á n i c a s que s e r í a recibida con hostilidad y que debe haber considerado insu-
—por lo menos, no p o r los m é t o d o s de que actualmente dispone l a ficientemente armada. S ó l o fue la e x p r e s i ó n mucho m á s breve de l a
ciencia biológica—, sino que ú n i c a m e n t e encuentra su significación misma visión p o r parte de Wallace l o que llevó a D a r w i n a darle
en las operaciones del material de la civilización de que se ocupan l a publicidad. ¿ P u e d e imaginarse que si Wallace hubiera muerto en el
historia y las ciencias sociales. mar, entre las islas de Malaya, y Darwin, no espoleado p o r la activi-
D a r w i n , cuyo nombre se ha citado tan a menudo en las p á g i n a s dad de sus colegas competidores, hubiera mantenido su t e o r í a en t i t u -
precedentes, proporciona una bella ejemplificación de estos p r i n - beante silencio durante unos cuantos a ñ o s m á s y luego hubiera su-
cipios. Sería fatuo negar a este gran hombre genio, eminencia mental c u m b i d o a una enfermedad mortal, nosotros, el mundo civilizado de
y superioridad inherente sobre la masa de la grey humana. E n l a hoy, h u b i é r a m o s vivido toda nuestra vida intelectual sin tener u n
famosa clasificación de Galton, probablemente o b t e n d r í a , s e g ú n l a mecanismo concreto de la evolución y, p o r tanto, s i n n i n g ú n empleo
o p i n i ó n general, p o r l o menos el grado G, t a l vez t o d a v í a m á s , e l activo de la idea evolucionista, que nuestros biólogos s e g u i r í a n estan-
mayor grado, el grado X . Es decir, fue u n individuo nacido con tanta do donde Linneo, Cuvier o, cuando m á s , donde Lamarck? Si es
capacidad como catorce, o m á s probablemente uno, o t o d a v í a meno I , así, las grandes corrientes de la historia hubieran sido absolutamente
de cada millón. E n resumen, hubiera ocupado u n lugar intelectual- condicionadas p o r el alojamiento o desalojamiento de u n bacilo en
mente por encima de sus c o m p a ñ e r o s en cualquier sociedad. u n determinado entramado humano u n cierto d í a ; convición que cer-
Por o t r o lado, nadie puede creer que la d i s t i n c i ó n del mayoi tificaría tanta c o m p r e n s i ó n como le a c r e d i t a r í a m o s al que, habiendo
logro de D a r w i n , la f o r m u l a c i ó n de la doctrina de l a evolución pofl descubierto en los altos Andes la ú l t i m a fuente de la p e q u e ñ a corrien-
la selección natural, s o s t e n d r í a ahora su fama de haber nacido c m te de agua que m á s adelante se aleja tortuosas millas del o c é a n o At-
cuenta a ñ o s antes o d e s p u é s . Si d e s p u é s , infaliblemente hubiera lido l á n t i c o , pusiera el pie sobre el burbujeante nacimiento y creyera que,
anticipada p o r Wallace; o por otros, caso de que Wallace hubieia mientras l o mantiene allí, el Amazonas deja de drenar el continente
muerto pronto. Que su incansable entendimiento hubiera produi Ido y de a r r o j a r su agua al mar.
algo notable es tan probable como lejano de l o que nos ocupa: la dis-
No. E l hecho de que Wallace le pisara los talones a Darwin, de
tinción de u n descubrimiento concreto que hizo no hubiera sido suya.
tal f o r m a que t a m b i é n él tuvo parte, aunque de menor importancia,
E n el supuesto contrario, puesto sobre la tierra media siglo a n t e s ,
en la gloria del descubrimiento, demuestra que d e t r á s de él todavía
su idea central no hubiera podido llegarle, como no consiguió llegarle
h a b í a otros, desconocidos y q u i z á s ellos mismos para siempre i n -
a su b r i l l a n t e predecesor el evolucionista Lamarck. O hubiera nu-
conscientes; y que de haber c a í d o el p r i m e r o o el segundo p o r algunos
cido en su entendimiento, como nació en todas sus partes esem ial<
de los innumerables accidentes a que e s t á n sujetos los hombres, los
en el de Aristóteles, para descartarse p o r ser de hecho l ó g i c a m e n t e p o
siguientes, uno, varios o muchos, hubieran empujado adelante, s e r í a
sible, pero no merecedora de ser tenida en cuenta. O bien, finalmant
mejor decir hubieran sido empujados hacia adelante y hubieran he-
la idea p o d r í a de hecho haber germinado y crecido dentro d e é l , p e í o
cho su obra: inmediatamente, como l a historia marca e l tiempo.
h a b r í a sido ignorada y olvidada por el mundo, un simple ac< idi nt<
infructuoso, hasta que la civilización europea estuviera p r c p a i a d a , E l hecho de que los experimentos revolucionarios de Mendel
algunas d é c a d a s m á s tarde, y tan hambrienta como p r e p a r a d a p a n sobre la herencia no lograran reconocimiento durante l a vida de
su autor, n i tampoco durante a ñ o s d e s p u é s , ya se ha aludido como
utilizarla: cuando se redescubrimiento y no su estéril dcs< u l m uto u n ejemplo del destino inexorable que aguarda al descubridor que se
f o r m a l hubiera sido el acontecimiento de significación h i s t o i i t .« <)ui
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Anticipa B BU tiempo. De hecho ya es afortunado si se le permite l a historia de las invenciones es una cadena de casos paralelo-,
V i v i r su suerte en la oscuridad y escapar a la crucifixión que p a r e c i ó Un examen de los archivos de patentes oficiales, con un e s p í r i t u que
ier el castigo i d ó n e o para el p r i m e r circunnavegante de Africa que no sea comercial n i a n e c d ó t i c o , revelaría por sí solo la inexorabilidad
vio el Sol en su norte. Se ha dicho que el ensayo de Mendel, en el que prevalece en el progreso de la civilización. E l derecho a l m o n o p o
que se e s t á n contenidos la mayor parte de los principios v i t a l e s <l< lio de la fabricación de teléfonos estuvo largo tiempo en litigio; la
la i a m a de la ciencia que ahora lleva su nombre, fue publicado en d e c i s i ó n ú l t i m a se basaba en el intervalo de horas entre las anota
Una fuente remota y poco conocida y, por tanto, durante una gene ciones de las descripciones coincidentes de Alexander Bell y Elisha
r a c i ó n no consiguió llegar al conocimiento de los biólogos. La ú l t i m a Gray. Aunque forma parte de nuestro pensamiento vulgar clesei hai
a f i r m a c i ó n puede discutirse como indemostrable e inherentemente tales conflictos como pruebas de la codicia sin e s c r ú p u l o s o c o m o
improbable. Es mucho m á s probable que biólogo tras biólogo viera coincidencias m e l o d r a m á t i c a s , son útiles al historiador para ver mal
el ensayo, que algunos incluso lo leyeran, pero que, todos y cada allá de tales juegos infantiles del intelecto.
uno lo siguieran considerando sin sentido, no porque fueran personas E l descubrimiento del oxígeno se atribuye tanto a Priestly como
inhabitualmente e s t ú p i d a s , sino porque c a r e c í a n de la trascendente a Scheele; su liquefacción a Cailletet a s í como a Pictet, cuyos resul-
superioridad del ocasional individuo que ve las cosas que hay m á s tados fueron conseguidos en el mismo mes de 1877 y se anunciaron
allá que las que el mundo de su é p o c a discute. No obstante, lenta- en una ú n i c a sesión. K a n t a s í como La Place puede alegar haber
mente, el tiempo seguía avanzando y se iba preparando u n cambio promulgado la h i p ó t e s i s nebular. Neptuno fue profetizado por Adams
del contenido del pensamiento. E l propio Darwin se h a b í a ocupado y por Laverrier; el c á l c u l o del uno y la p u b l i c a c i ó n del cálculo del
del origen y la naturaleza de las variaciones. Cuando h a b í a empezado o t r o se sucedieron en pocos meses.
a ser asimilado p o r la conciencia científica el p r i m e r shock de la La gloria de la i n v e n c i ó n del barco de vapor la reclaman sus com-
abrumadora novedad de su descubrimiento central, este problema patriotas para Fulton, Jouffroy, Rumsey, Stevens, Symmington y
de la v a r i a c i ó n p a s ó a p r i m e r plano. Las investigaciones de De Vries otros; la del telégrafo para Steinheil y Morse; en la fotografía, Talbot
y Bateson, aunque su resultado reconocido sólo p a r e c í a u n análisis fue el r i v a l de Daguerre y Niepce. E l raíl con doble reborde proyec-
destructivo de los pilares del darwinismo, acumularon conocimiento tado p o r Stevens fue reinventado por Vignolet. E l aluminio fue prác-
sobre el verdadero funcionamiento de la herencia. Y de repente, en ticamente reducido por p r i m e r a vez por los procedimientos de H a l l ,
1900, con d r a m á t i c o aplauso, tres estudios, independientemente y «a Heroult y Cowles. Leibnitz en 1684 así como Newton en 1687 formu-
unas cuantas semanas uno de otro», descubrieron el descubrimiento laron el cálculo. Las anestesias, tanto de é t e r como de óxido nitroso,
de Mendel, confirmaron sus conclusiones con experiencias propias, fueron descubiertas en 1845 y 1846 por no menos de cuatro personas
y se lanzó una nueva ciencia a una carrera de e s p l é n d i d a s consecu- de la misma nacionalidad. Tan independientes fueron sus consecu-
ciones. ciones, tan similares incluso en los detalles y tan estrictamente con-
t e m p o r á n e a s que las p o l é m i c a s , los procesos judiciales y la agitación
Puede que existan quienes sólo vean en estos acontecimientos
política prosiguieron durante muchos a ñ o s , y ninguno de los cuatro
r í t m i c o s un juego sin sentido de causalidades caprichosas; pero h a b r á
se l i b r ó de que su carrera se viera amargada, cuando no arruinada,
otros para quienes r e v e l a r á n una visión de la grande e inspiradora
por las animosidades nacidas de la indistinguibilidad de la p r i o r i d a d .
inevitabilidad que se eleva tan por encima de los accidentes de la
Incluso el polo sur, nunca antes hollado p o r el pie de los seres hu-
personalidad como la marcha de los cielos transciende los fluctúan
manos, fue finalmente alcanzado por dos veces en un mismo verano.
tes contactos de las pisadas azarosas sobre las nubes de tierra. Bxtll
pese la p e r c e p c i ó n de De Vries, Correns y Tschermak, y sigue e s t á n P o d r í a escribirse un volumen, si bien con el trabajo de unos cuan-
do claro que, antes de que hubiera pasado otro a ñ o , los principio", de tos a ñ o s , lleno de inacabables repeticiones, pero siempre con nuevas
la herencia mendeliana hubieran sido proclamados a u n mundo que acumulaciones de tales ejemplos. Cuando dejemos de considerar la
los a c e p t a r í a , y por seis m á s bien que por tres mentes pcrspii a< es i n v e n c i ó n o el descubrimiento como alguna misteriosa facultad inhe-
Que Mendel viviera en el siglo x i x en vez de en el x x y que publl rente de los entendimientos individuales que el destino deja caer
cara en 1865, es un hecho que tuvo gran y, t a l vez lamentable. Influetl azarosamente en el espacio y en el tiempo; cuando centremos nuestra
cia sobre su suerte personal. Como c u e s t i ó n histórica, su vida y M I a t e n c i ó n en la r e l a c i ó n m á s clara que tienen tales avances entre sí;
. d e s c u b r i m i e n t o no tienen m á s importancia, excepto como anticipa cuando, en resumen, se traslade el interés de los elementos biográ-
ción prefigurada, que la de billones de aflicciones y compensa» iones ficos individuales —que sólo se pueden interpretar de forma dra-
de las pacíficas vidas de los ciudadanos o las muertes sangi ientas m á t i c a o a r t í s t i c a , d i d á c t i c a m e n t e moralizante o psicológica— y nos
que han sido el destino de los hombres. La herencia mendeliana ".. apeguemos a l o social o lo cultural, los datos sobre este p u n t o serían
data de 1865. Fue descubierta en 1900 porque sólo podía sei «I. • infinitos en cantidad, y la presencia de majestuosas fuerzas u órdenes
bierta entonces y porque, infaliblemente, debía serlo entonce», dado que atraviesan de parte a parte la civilización r e s u l t a r á n irresistible-
el estado de 1?. civilización europea. mente evidentes.

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t o d o s lo son en capacidad potencial. Si esta eoncepi no «
Conociendo la civilización de una época y de un país, podemos a h í ta, entonces poco i m p o r t a si las clases de capacidad son valias o
mar sustancialmente que sus descubrimientos distintivos, en ( t e o muchas, porque en cualquier caso s e r á n muy pocas en compara* Ion
en aquel campo de la actividad, n ó fueron directamente contingenti con el infinito n ú m e r o de organismos humanos; porque, en m u s e
en v i r t u d de los verdaderos inventores que agraciaron el período, cuencia, h a b r á tantos individuos que posean cada capacidad que toda-,
sino que se hubieran hecho sin ellos; y que, inversamente, de habei las é p o c a s deben contener personas con baja, mediocre y alta medi-
nacido las grandes mentes iluminadoras de otros siglos y climas en da de intensidad de cada una de ellas; y por tanto, los hombres . »
la referida civilización, en vez de los suyos propios, les hubieran traordinarios de una clase de un p e r í o d o serían sustituibles por aque-
tocado en suerte los inventos de ésta. Ericson o Galvani, hace o c h o llos de o t r o tiempo de la forma indicada.
m i l a ñ o s , p o d r í a n haber pulimentado o taladrado la primera piedra; Por tanto, si alguna i n t e r p r e t a c i ó n se siente molesta por algunas
y a su vez, la mano y el entendimiento cuya actividad fijó los inicios de las equivalencias concretas que se han sugerido, f á c i l m e n t e puede
de la edad neolítica de l a cultura humana, si se hubiera mantenido encontrar otras que parezcan m á s justas, sin disentir del principio
desde su infancia en una inalterable catalepsia hasta nuestros d í a s , es- subyacente de que la marcha de la historia o, como es habitual decir-
t a r í a ahora d i s e ñ a n d o teléfonos sin hilos y extractores de n i t r ó g e n o . lo, el progreso de la civilización, es independiente del nacimiento de
Deben admitirse algunas reservas a este principio. E s t á lejos de personalidades concretas; puestos que é s t a s siendo en apariencia sus-
afirmar, si no m á s bien lo contrario, que una capacidad extraordi- tancialmente iguales, tanto en lo que respecta a genio como a norma-
naria, por muy igual que sea en intensidad, es idéntica en cuanto a lidad, en todos los tiempos y lugares, proporcionan el mismo sustrato
d i r e c c i ó n . Resulta muy improbable que Beethoven, colocado en la para l o social.
cuna de Newton, hubiera producido el cálculo, o que el o t r o hubiera Tenemos a q u í , por tanto, una i n t e r p r e t a c i ó n que permite conceder
dado su ú l t i m a forma a la sinfonía. Evidentemente podemos admi- al individuo, y a t r a v é s de él a la herencia, todo lo que la ciencia de
t i r facultades c o n g é n i t a s muy especializadas. Todo demuestra que las lo o r g á n i c o puede reclamar l e g í t i m a m e n t e por la fuerza de sus ver-
facultades mentales elementales como la memoria, el i n t e r é s y la daderos logros; y que t a m b i é n rinde el m á s completo campo a lo
a b s t r a c c i ó n son, por naturaleza, desiguales en individuos de capacidad social en su propio terreno. E l logro de u n individuo valorado en
equivalente pero distintas disposiciones; y ello a pesar de ser cultos. c o m p a r a c i ó n con el de o t r o individuo depende, si no completa sí p r i n -
E l educador que proclama su habilidad para convertir una memoria cipalmente, de su c o n s t i t u c i ó n o r g á n i c a en cuanto constituida por su
absoluta para los n ú m e r o s o para las f ó r m u l a s m a t e m á t i c a s en una herencia. Los logros de u n grupo, en relación con los de otro, e s t á n
capacidad retentiva igualmente fuerte de los tonos simples o las me- poco o nada influidos por la herencia, porque en grupos suficiente-
l o d í a s complejas, debe ser rechazado. Pero no tiene importancia mente grandes la media de c o n s t i t u c i ó n o r g á n i c a debe ser muy si-
esencial si la facultad original es una o varias de la mente. Si E l i milar.
Whitney no p o d r í a haber formulado las diferencias entre lo sub- Esta identidad de la media es indiscutible gracias a algunos ejem-
j e t i v o y lo objetivo y Kant en su lugar no hubiera conseguido d i s e ñ a r plos de las mismas naciones en é p o c a s sucesivas m u y p r ó x i m a s —co-
la p r á c t i c a desmontadora de algodón, Watt, Fulton, Morse o Stephen mo Atenas en 550 y 450 o Alemania en 1800 y 1900— durante las cua-
son hubieran podido realizar su logro en el lugar del primero, y Arla les su c o m p o s i c i ó n hereditaria no p o d r í a haberse alterado en una
t ó t e l e s o Santo T o m á s la tarea del segundo. Posiblemente n i s i q u i e r a p e q u e ñ a fracción del grado en que v a r í a n los logros culturales; evi-
es bastante exacto sostener que las individualidades de los invento dentemente, es probable incluso para personas de la misma sangre
res desconocidos del arco y la flecha y los de las armas de fuego separados p o r largos intervalos de tiempo y amplias divergencias de
pudieran haberse intercambiado, pues la primera c o n s t r u c c i ó n d e UU civilización; y es, si bien n i se ha probado n i ha dejado de probarse,
arco necesariamente implicaba una facultad m e c á n i c a e incluso m i probable que sea casi verdadero, como antes se s u g i r i ó , para las
nual, mientras que el descubrimiento de la pólvora y de su apll razas m á s distantes.
cabilidad a las armas puede haber exigido la distinta c a p a c i d a d d i La diferencia entre los logros de un grupo de hombres y los de
percibir determinadas peculiaridades de naturaleza muy d i n á m i c a o o t r o es, p o r tanto, de o t r o orden que las diferencias entre las facul-
química. tades de una persona y las de otra. Mediante esta d i s t i n c i ó n resulta
E n resumen, es u n asunto discutible, aunque del mayor interés posible descubrir una de las cualidades esenciales de la naturaleza
psicológico, basta q u é punto es divisible y subdivisible la capacidad de lo social.
humana en distintos tipos. Pero la c u e s t i ó n no es vital para lo qiK
L o fisiológico y lo mental e s t á n entrelazados en cuanto aspectos
a q u í se trata, pues difícilmente h a b r á alguien lo bastante temerario
de una misma cosa, siendo reducible el uno al o t r o ; l o social, direc-
como para sostener que existen tantas capacidades humanas d i s t i n
tamente considerado, no es reducible a l o mental. Sólo existe des-
guibles como distintos seres humanos; lo que, de hecho, sería afir-
p u é s que una determinada clase de mentalidad e s t á en acción, l o cual
mar que las capacidades no difieren en intensidad o prado, i n -
ha conducido a la confusión de ambas cosas, e incluso a su identifica-
solo en d i r e c c i ó n o clase, que aunque no hay dos hombres iguale»,
11
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i f f l l l i e i t r a que el individuo sea completamente un producto de las
ción. E l e r r o r de esta identificación es una falta que tiende ¡i ínlluli
111 ias exteriores a el, mas alia de lo q u e es cierto lo contra
el pensamiento moderno sobre la civilización y que debe ser IU] 1
i l o qii< la • ivili/.ación sólo es la suma total de los productos de un
por autodisciplina antes de que nuestra c o m p r e n s i ó n de este oidi n
g u i p o de meiilcs o r g á n i c a m e n t e conformadas. E l electo c o m i d o
de f e n ó m e n o s que llena y colorea nuestras vidas pueda rcsultai i l . u o
di . .i.l.i individuo s o b r e la civilización está determinado por la p r o p i a
o útil.
. o d i / . a i o n . La civilización parece incluso, en algunos casos y en algu-
Si es cierta la r e l a c i ó n del individuo con la c u l t u r a que aquí n.i medida, influir en los electos de las actvidades nativas del indi
hemos esbozado, la c o n c e p c i ó n contraria, que a veces se mantiene v i d u o sol>ie sí mismo. Pero pasar de estas realizaciones a la d e d u c c i ó n
y a la que ya hemos aludido, es insostenible. Esta c o n c e p c i ó n es de de i p i e t o d o el grado y cualidad del logro del individuo es el resultado
la o p i n i ó n de que todas las personalidades son, si bien no idcnla as, de su moldeamienlo por la sociedad que lo abarca es una suposición
potencialmente iguales en capacidad, d e b i é n d o s e sus distintos grados nema y en desacuerdo con la o b s e r v a c i ó n .
de realización a distintas valoraciones de acuerdo con el medio em
biente social con el que e s t á n en contacto. Tal vez esta c o n c e p c i ó n Por tanto, es posible sostener la i n t e r p r e t a c i ó n h i s t ó r i c a o cul-
haya sido formulada rara vez como principio g e n é r i c o , pero p a n t n i al de los f e n ó m e n o s sociales sin pasar a adoptar la postura de
subyacer, aunque por regla general de forma vaga y sólo implícita, que los seres humanos, que son los canales dados por los que circula
en muchas de las tendencias orientadas hacia la reforma social y la civilización, son ú n i c a y exclusivamente productos de su flujo.
educativa y, por tanto, es probable que en algún momento encucntie Tuesto que la c u l t u r a se basa en una facultad humana específica, de
su e n u n c i a c i ó n formal. ahí no se deduce que esta facultad, lo que tiene el hombre de supra-
animal, sea una d e t e r m i n a c i ó n social. La frontera entre lo social y
Este supuesto, que evidentemente t e n d r í a una extensa aplicación
lo o r g á n i c o no puede trazarse n i al azar n i tampoco a la ligera. E l
p r á c t i c a si se pudiera verificar, parece basarse en ú l t i m o t é r m i n o en
u m b r a l entre la d o t a c i ó n que da paso al flujo y a la c o n t i n u a c i ó n de
una p e r c e p c i ó n débil, pero profunda, de la influencia de la civil i / . i
la civilización posible y el que prohibe incluso su inicio es la demar-
ción. Aunque esta influencia de la civilización debe ser m á s completa
c a c i ó n —a la vez bastante dudosa, m u y probablemente, pero abierta
sobre las naciones que sobre los individuos, no obstante t a m b i é n debe
durante m á s tiempo del que abarca nuestro conocimiento— entre
i n f l u i r a estos en gran medida. E l islamismo —un f e n ó m e n o social—,
el hombre y el animal. No obstante, la s e p a r a c i ó n entre lo social
al hacer m á s r í g i d a s las posibilidades imitativas de las artes plástii a i
(la entidad que nosotros llamamos civilización) y lo no social, lo pre-
y p i c t ó r i c a s , ha afectado obviamente a la civilización de muchos
social u o r g á n i c o , es la diversidad cualitativa o de orden que existe
•pueblos; pero t a m b i é n debe haber alterado las carreras de muchas
entre el animal y el hombre conjuntamente, por una parte, y los
personas nacidas en tres continentes durante un m i l l a r de a ñ o s . Los
productos de la i n t e r a c c i ó n de los seres humanos, por otra. E n las
talentos especiales que aquellos hombres y mujeres poseyeran p a r a
p á g i n a s anteriores se ha s u b s t r a í d o lo mental de l o social y a ñ a d i d o
la r e p r e s e n t a c i ó n dibujada pueden haber sido suprimidos sin una
a lo f í s i c a m e n t e o r g á n i c o , que es lo sometido a las influencias de lo
c o m p e n s a c i ó n equivalente en otra dirección en el caso de aquellos
o r g á n i c o . De igual modo, es necesario eliminar el factor de la capa-
cuya d o t a c i ó n fuera ú n i c a . E n el caso de tales individuos es cierto
cidad individual de la c o n s i d e r a c i ó n de la sociedad civilización. Pero
que las fuerzas sociales a que estuvieron sometidos l i m i t a r o n sus
esta e l i m i n a c i ó n significa la transferencia al grupo de los f e n ó m e n o s
logros en un nivel m á s mediocre. Y sin discusión él mismo medio .un
o r g á n i c a m e n t e concebibles, no su negación. De hecho, nada e s t á m á s
biente elevó a muchos individuos a una c a t e g o r í a por encima de sus
lejos del camino de la justa b ú s q u e d a de la c o m p r e n s i ó n de la
c o m p a ñ e r o s cuyas especiales capacidades, en otra é p o c a y o t r o p a í s ,
historia que tal n e g a c i ó n de las diferencias de grado de las facul-
hubieran sido reprimidas para su personal desventaja. Por ejemplo,
tades de los hombres individuales.
la personalidad nacida con aquellas cualidades que pueden conver-
t i r a uno en l í d e r de bandidos religiosos, indudablemente tiene asegu- E n resumen, las ciencias sociales, si podemos tomar la e x p r e s i ó n
rada, en la actualidad, una carrera m á s p r ó s p e r a y afirmada i n como equivalente de historia, no niegan la individualidad m á s allá
Marruecos que en Holanda. de lo que niegan al individuo. Se niegan a ocuparse de la individuali-
dad y del individuo como tal. Y basan este rechazo ú n i c a m e n t e en
Incluso dentro de la esfera de civilización de l í m i t e s nacionales,
la n e g a c i ó n de la validez de cualquiera de estos factores para el logro
necesariamente tienen que producirse similares consecuencias I I In
de sus propios fines.
gico o administrador por naturaleza, nacido en una casta de pescado-
res o "de barrenderos, es probable que no logre la satisfacción en la Es cierto que los acontecimientos h i s t ó r i c o s t a m b i é n pueaen consi-
vida, y sin duda no l o g r a r á el éxito, que h a b r í a sido su suerte si sus derarse de forma m e c á n i c a y expresarse, en ú l t i m a instancia, en tér-
padres hubieran sido brahmanes o kshatriyas; y lo que formaluu ul- minos físicos y q u í m i c o s . E l genio puede resultar definible en carac-
es cierto para la India se mantiene sustancialmente en Europa. teres o en la c o n s t i t u c i ó n de los cromosomas, y sus especiales logros
en reacciones o s m ó t i c a s o eléctricas de las células nerviosas. Puede
Pero que u n medio ambiente-social pueda afectar las suei tes y las
llegar el d í a en que lo que tuvo lugar en el cerebro de D a r w i n cuando
carreras de los individuos en c o m p a r a c i ó n con otros i n d i v i d u o , no

78 79
p e n s ó p o r p r i m e r a vez el concepto de selección natural pueda estu- pasado m á s allá de la selección natural, que no seguía siendo eom
diarse con provecho, o incluso fijarse aproximadamente, por parte pletamente dependiente de n i n g ú n factor de la evolución orgánica,
de los fisiólogos y los q u í m i c o s . T a l realización, destructiva como que p o r muy bamboleado e influido que estuviera por las oscilaciones
p o d r í a parecer a aquellos a quienes atrae la revelación, no sólo seda de la herencia subyacentes a él, sin embargo, flotaba sin hundirse en
defendible, sino de enorme i n t e r é s , y posiblemente de u t i l i d a d . P i n » ella.
no s e r í a historia, n i tampoco u n paso hacia la historia o hacia las E l amanecer de l o social, pues, no es u n e s l a b ó n de una cadena,
ciencias sociales. no es u n paso en el camino, sino, u n salto a otro plano. Puede com-
Conocer las reacciones exactas del sistema nervioso de D a r w i n en pararse con la p r i m e r a a p a r i c i ó n de la vida en el universo hasta en
el momento en que el pensamiento de la selección natural relampa- tonces sin vida, el momento en que se produjo una c o m b i n a c i ó n q u í
gueó sobre él en 1838, s u p o n d r í a u n genuino t r i u n f o de l a ciencia. mica entre las infinitas posibles que dio existencia a lo o r g á n i c o e
Pero h i s t ó r i c a m e n t e no significaría nada, puesto que l a historia se hizo que, a p a r t i r de entonces, hubiera dos mundos en vez de uno.
ocupa de la relación de doctrinas tales como la de la selección n a t u r a l Los movimientos y las cualidades a t ó m i c a s , cuando tuvo lugar aquel
con otros conceptos y f e n ó m e n o s sociales, y no con l a r e l a c i ó n del acontecimiento en apariencia ligero, n o se conmovieron; la majestad
propio D a r w i n con otros f e n ó m e n o s sociales n i con otros fenóme- de las leyes m e c á n i c a s del cosmos no d i s m i n u y ó ; pero se a ñ a d i ó algo
nos. Esta no es la c o n c e p c i ó n normal de l a historia; pero, p o r otra nuevo, inextinguiblemente, a l a historia de este planeta.
parte, la c o n c e p c i ó n normal se basa en e l infinitamente repetido, pero Se p o d r í a comparar el inicio de la civilización con el final del pro-
obviamente ilógico supuesto, de que, puesto que la civilización no ceso de calentar lentamente el agua. La expansión del l í q u i d o con-
p o d r í a existir sin individuos, l a civilización, es, p o r tanto, la suma t i n ú a durante largo tiempo. Su a l t e r a c i ó n puede observarse p o r el
total de las acciones de una masa de individuos. t e r m ó m e t r o a s í como, en b r u t o , en su poder de disolución y t a m b i é n
Así pues, hay dos líneas de d e d i c a c i ó n intelectual en la historia en su a g i t a c i ó n interna. Pero sigue siendo agua. Finalmente, sin em-
y en la ciencia! cada una de ellas con distinto objetivo y conjunto bargo, se alcanza e l p u n t o de ebullición. Se produce vapor: el índice
de m é t o d o v sólo es su confusión l a que tiene como consecuencia de aumento del volumen crece u n m i l l a r de veces; y en lugar de u n
la esterilidad; por ello t a m b i é n debe reconocerse dos evoluciones f l u i d o b r i l l a n t e y filtrante, se difunde u n gas volátil e invisible. N o
completamente distintas: la de l a sustancia que nosotros llamamos se violan las leyes de la física n i las de la q u í m i c a ; n o se prescinde
orgánica y la de los f e n ó m e n o s llamados sociales. La evolución social de l a naturaleza; pero, sin embargo, ha tenido lugar u n salto: las
no tiene antecedentes en los comienzos de la evolución o r g á n i c a . Co- lentas transiciones que se han acumulado desde cero a hasta cien
mienza tarde en el desarrollo de la vida, mucho d e s p u é s que los grados han sido transcendidas en u n instante y aparece u n estado de
vertebrados, mucho d e s p u é s que los m a m í f e r o s , mucho d e s p u é s de la materia con nuevas propiedades y posibilidades de a c t u a c i ó n .
que incluso e s t á n establecidos los primates. Su exacto punto de origen De alguna forma, a s í debe de haber sido el resultado de l a apari-
no l o sabemos y t a l vez no l o sepamos nunca; pero podemos l i m i t a r ción de esta nueva cosa: la civilización. N o necesitamos considerar que
el campo dentro del que se produce. Este origen se produjo en una a b o l í a el curso del desarrollo de la vida. Evidentemente, de ninguna
serie de formas o r g á n i c a s m á s avanzadas, en la facultad mental en forma se d e s h a c í a de su p r o p i o sustrato o r g á n i c o . Y no hay razón
general, que el gorila, y mucho menos desarrollada que la p r i m e r a para creer que n a c i ó completamente madura. Todos estos incidentes
raza que se acepta u n á n i m e m e n t e como habiendo sido humana: el y maneras de iniciación de l o social tienen, al f i n y a l cabo, poca i m -
hombre de Neandertal y Le Moustier. E n cuanto al tiempo, los pri- portancia para la c o m p r e n s i ó n de su naturaleza específica y de la
meros progresos de los rudimentos de civilización deben de anteceder r e l a c i ó n de esa naturaleza con el c a r á c t e r de l a sustancia o r g á n i c a
con mucho a la* raza de Neandertal, pero deben de ser posteriores a que la p r e c e d i ó en el tiempo absoluto y que t o d a v í a l a sostiene. La
otros antepasados humanos extintos de u n nivel intelectual aproxi- c u e s t i ó n es que hubo una adición de algo cualitativamente nuevo,
mado a l del gorila y el c h i m p a n c é actual. una iniciación de algo que iba a seguir u n curso p r o p i o .
E l comienzo de la evolución social, de la civilización que es el Podemos esbozar la relación que existe entre la evolución de lo
objeto de estudio de la historia, coincide de este modo con ese miste- o r g á n i c o y la evolución de l o social (fig. 1). Una línea que progresa
rio de l a mentalidad popular: el eslabón perdido. Pero e l t é r m i n o en el curso del tiempo y se eleva lenta pero uniformemente. E n u n
«eslabón» es e n e a ñ o s o . Implica una cadena continua. Pero en los des- determinado punto, otra línea comienza a divergir de l a primera,
conocidos portadores de los originarios y gradualmente manifiestos al p r i n c i p i o insensiblemente, pero ascendiendo cada vez m á s p o r
principios de la civilización tuvo lugar una profunda a l t e r a c i ó n m á s encima de ella en su p r o p i o curso; hasta el momento en que l a cor-
bien que u n paso hacia adelante de l o existente. H a b í a aparecido u n tina del presente nos quita la visión, avanzando ambas, pero lejos
nuevo factor que iba a dar lugar a sus propias consecuencias inde- una de otra y sin influirse mutuamente.
pendientes, al p r i n c i p i o con lentitud y poca importancia aparente, E n esta i l u s t r a c i ó n la línea continua denota el nivel i n o r g á n i c o ,
pero que acumulaba peso, dignidad e influencia; u n factor que h a b í a la línea discontinua l a evolución de l o o r g á n i c o y l a línea de puntos

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6. — EL CONCEPTO DE CULTURA
el desarrollo de la civilización. La altura sobre la l i « . < I piado peí iodos recientes de la civilización se ha marchado a una velocidad
de progreso, sea en complejidad, en heterogeneidad, en juado ' I . tan p o r e n c i m a del r i t m o de la evolución he redi tai la q u e esta u l t i m a ,
c o o r d i n a c i ó n o en cualquier otra cosa. A es el comienzo dd tiempo i v e i d a d e i a m e n t é no se ha quedado completamente d e t e n i d a , tiene
sobre la tierra t a l como l o entiende nuestro entendimiento. D s e ñ a l a toda la apariencia, comparativamente, de no haber progresado. Hay
el punto del verdadero e s l a b ó n perdido, del p r i m e r precursor huma l i e n t o s de elementos de civilización donde sólo había uno c u a n d o
no, del p r i m e r a n i m a l que transportaba una t r a d i c i ó n acumulada el c r á n e o tic Neandertal encerraba un cerebro vivo; y no sólo el COA
C d e n o t a r í a el estado alcanzado por el que solemos denominar el tenido de la civilización ha aumentado un centenar de v e c e , lino
hombre p r i m i t i v o , el hombre de Neandertal que fue nuestro antepa t a m b i é n la complejidad de su organización. Pero el cuerpo, y el c u t e n
sado cultural, si no s a n g u í n e o ; y D el momento actual. dmiiento que conlleva, de aquel hombre de los primeros t i e m p o s
no ha alcanzado un p u n t o cien veces, n i siquiera dos, superior en
i< I inamiento, eficacia, delicadeza n i fuerza con respecto a como era
entonces; resulta incluso dudoso saber si ha mejorado en una quinta
parte. Existen, es cierto, los que f o r m u l a n l a a f i r m a c i ó n contraria.
Sin embargo, parece que la mente despejada debe reconocer que
tales afirmaciones no se basan en una i n t e r p r e t a c i ó n objetiva de los
hechos, sino en el deseo de encontrar una c o r r e l a c i ó n , en el deseo
™ a c o. de hacer que el h i l o de la evolución sea ú n i c o , sin ramificarse, para
Fie. i ver l o social ú n i c a m e n t e como o r g á n i c o .
Ahora, pues, tenemos que llegar a nuestra c o n c l u s i ó n ; y a q u í nos
quedamos. La mente y el cuerpo no son m á s que facetas del mismo
Es inevitable que si hay fundamento para los temas que se han material o r g á n i c o o actividad; la sustancia social —o el tejido inma-
expuesto, s e r í a fútil argumentar con una de estas líneas para las terial, si se prefiere l a expresión—, l o que nosotros denominamos
otras. Afirmar, en nombre de que la línea superior se ha elevado civilización, lo trasciende por mucho que e s t é enraizada en la vida.
muy r á p i d a m e n t e antes de cortarse, que la inferior t a m b i é n debe Los procesos de la actividad civilizadora nos son casi desconoci-
haber ascendido proporcionalmente m á s en este p e r í o d o que en cual- dos. Los factores que determinan su funcionamiento e s t á n por dilu-
quiera de los anteriores, no es, evidentemente, convincente. Que nues- cidar. Las fuerzas y principios de las ciencias m e c á n i c a s pueden, de
tras instituciones, nuestros conocimientos, el ejercicio de nuestro hecho, analizar nuestra civilización; pero, al hacerlo, destruyen su
entendimiento haya avanzado vertiginosamente en los veinte m i l últi- esencia y nos dejan sin ninguna c o m p r e n s i ó n de lo que p e r s e g u í a m o s .
mos a ñ o s no es razón para que nuestros cuerpos y nuestros cerebros, Por el momento el historiador puede hacer poco m á s que describir.
nuestro equipamiento mental y su base fisiológica, hayan avanzado en Rastrea y relaciona lo que parece m u y alejado; equilibra; integra; pero
ninguna medida proporcional, como algunas veces argumentan los realmente no explica n i transmuta los f e n ó m e n o s en nada distinto.
científicos y dan por supuesto los hombres en general. E n todo caso, Su m é t o d o no es mecanicista; pero tampoco el físico n i el fisiólogo
p o d r í a n haber pruebas de que la línea inferior, o r g á n i c a , queda fuera puede ocuparse del material h i s t ó r i c o y dejar la civilización, n i con-
de su í n d i c e de ascenso. Los cuerpos y los entendimientos de esta
v e r t i r l o en conceptos de vida y no dejar nada por hacer. Lo que
línea han continuado transportando la civilización; pero esta civi-
podemos es hacernos cargo de este vacío, dejarnos impresionar por
lización se ha enfrentado a la lucha del mundo de tal manera que
él con h u m i l d a d y seguir nuestros caminos por sus respectivos lados,
gran parte del acento ha sido dirigido fuera de estos cuerpos y enten
sin jactancias e n g a ñ o s a s de que se ha cruzado el foso.
dimientos. No defendemos que el progreso de la evolución o r g á n u •
sea prima facie una i n d i c a c i ó n de que la materia i n o r g á n i c a es m a l
compleja, m á s avanzada en sus combinaciones, n i en n i n g ú n sentido
« s u p e r i o r » , de lo que era hace cincuenta millones de a ñ o s ; y mucho
menos que la evolución o r g á n i c a haya tenido lugar a causa de la
evolución inorgánica. Y tampoco puede deducirse, con m á s razón,
que el desarrollo social haya sido u n progreso de las formas h dita
rias de vida.
De hecho, no sólo es t e ó r i c a m e n t e tan injustificable la C O I K I . H ion
de las líneas del desarrollo o r g á n i c o y del social como lo sería defen-
der la compresibilidad o el peso del agua en función de la del vapor;
sino que todos los datos nos llevan a la convicción de que en los

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IIKONIS1.AW M A L I N O W S K I

LA CULTURA (1931)

E l hombre v a r í a en dos aspectos: en forma física y en herencia


social, o cultura. L a ciencia de la a n t r o p o l o g í a física, que utiliza u n
complejo aparato de definiciones, descripciones, t e r m i n o l o g í a s y mé-
todos algo m á s exactos que el sentido c o m ú n y la o b s e r v a c i ó n no
disciplinada, ha logrado catalogar las distintas ramas de la especie
humana s e g ú n su estructura corporal y sus c a r a c t e r í s t i c a s fisioló-
gicas. Pero el hombre t a m b i é n v a r í a en un aspecto completamente
distinto. U n n i ñ o negro de pura raza, transportado a Francia y criado
allí, d i f e r i r á profundamente de lo que hubiera sido de educarse en
la j u n g l a de su t i e r r a natal. Hubiera recibido una herencia social dis-
t i n t a : una lengua distinta, distintos h á b i t o s , ideas y creencias; hubiera
sido incorporado a una o r g a n i z a c i ó n social y u n marco c u l t u r a l dis-
tintos. Esta herencia social es el concepto clave de la a n t r o p o l o g í a
cultural, la otra rama del estudio comparativo del hombre. Normal-
mente se la denomina cultura en la moderna a n t r o p o l o g í a y en las
ciencias sociales. La palabra cultura se utiliza a veces como s i n ó n i m o
de civilización, pero es mejor utilizar los dos t é r m i n o s distinguién-
dolos, reservando civilización para u n aspecto especial de las cultu-
ras m á s avanzadas. La cultura incluye los artefactos, bienes, proce-
dimientos técnicos, ideas, h á b i t o s y valores heredados. La organiza-
ción social no puede comprenderse verdaderamente excepto como
una parte de la cultura; y todas las líneas especiales de investigación
relativas a las actividades humanas, los agolpamientos humanos y
las ideas y creencias humanas se fertilizan unas a otras en el estudio
comparativo de la cultura.

E l hombre, con objeto de v i v i r altera continuamente lo que le


rodea. En todos los puntos de contacto con el mundo exterior, crea
u n medio ambiente secundario, artificial. Hace casas o construye
refugios; p r e p a r a r á sus alimentos de forma m á s o menos elaborada,
p r o c u r á n d o s e l o s p o r medio de armas y herramientas; hace caminos
y utiliza medios de transporte. Si el hombre tuviera que r u n f i a r exclu-
sivamente en su equipamiento a n a t ó m i c o , pronto s e r í a destruido 0
p e r e c e r í a de hambre o a la intemperie. La defensa, la a l i m e n t a c i ó n ,
el desplazamiento en el espacio, todas las necesidades fisiológicas y
espirituales se satisfacen indirectamente por medio de árlela, lo < n I n d a s e s l a s formas di- actividad humana es u n c o r i c l a t o i m l i s p c n
incluso en las formas m á s primitivas de vida humana. E l hombre de s a b l e d e l comportamiento manual y corporal. El significado d e l a s
la naturaleza, el Natürmensch, no existe. palabras consiste en lo que logran mediante la acción concertada, la
Estos pertrechos materiales del hombre —sus artefactos, sus t d l m a n i p u l a c i ó n indirecta del medio ambiente a t r a v é s de la acción di-
ficios, sus embarcaciones, sus instrumentos y armas, la parafemalia l e c t a s o b r e otros organismos. La lengua, por tanto, es un h á b i t o
litúrgica de su magia y su religión— constituyen todos y cada uno corporal y es comparable a cualquier otro tipo de costumbres. E l
los aspectos m á s evidentes y tangibles de la cultura. Determinan I U aprendizaje del lenguaje consiste en el desarrollo de un sistema de
nivel y constituyen su eficacia. E l equipamiento material de la cul- i el le jos condicionados que al mismo tiempo se convierten en cstí
t u r a no es, no obstante, una fuerza en sí mismo. Es necesario el mulos condicionados. La lengua es la p r o d u c c i ó n de sonidos articu-
conocimiento para fabricar, manejar y utilizar los artefactos, los tal lados, que se desarrolla en la infancia a p a r t i r de las expresión»
trunientos, las armas y las otras construcciones, y e s t á esencialmente infantiles inarticuladas que constituyen la principal d o t a c i ó n del
relacionado con la disciplina mental y m o r a l de la que la religión niño para relacionarse con el medio ambiente. Conforme el individuo
y las reglas é t i c a s constituyen la ú l t i m a fuente. E l manejo y la pose- crece, su aumento en el conocimiento lingüístico corre paralelo a
sión de los bienes implica t a m b i é n la a p r e c i a c i ó n de su valor. La su desarrollo general. U n creciente conocimiento de los procedi-
m a n i p u l a c i ó n de las herramientas y el consumo de los bienes tam- mientos técnicos va ligado al aprendizaje de los t é r m i n o s t é c n i c o s ; el
b i é n requiere c o o p e r a c i ó n . E l funcionamiento n o r m a l y el disfrute desarrollo de la c i u d a d a n í a t r i b a l y de la responsabilidad social va
n o r m a l de sus resultados se basa siempre en un determinado tipo de a c o m p a ñ a d o de la a d q u i s i c i ó n de un vocabulario sociológico y de u n
o r g a n i z a c i ó n social. De este modo, la cultura material requiere u n habla educada, de ó r d e n e s y de fraseología legal; la creciente expe-
riencia de los valores religiosos y morales se asocia al desarrollo de
complemento menos simple, menos fácil de catalogar o analizar, que
las f ó r m u l a s éticas y rituales. E l completo conocimiento del lenguaje
consiste en la masa de conocimientos intelectuales, en el sistema
es el inevitable correlato del completo logro de u n estatus t r i b a l y
valores morales, espirituales y e c o n ó m i c o s , en la o r g a n i z a c i ó n social
c u l t u r a l . E l lenguaje, pues, forma parte integral de la cultura; no es,
y en el lenguaje. Por o t r o lado, la cultura material es un aparato
sin embargo, u n sistema de herramientas, sino m á s bien u n cuerpo de
indispensable para el moldeamiento o condicionamiento de cada
costumbres orales.
g e n e r a c i ó n de seres humanos. E l medio ambiente secundario, los
pertrechos de la c u l t u r a material, constituye u n laboratorio en el La o r g a n i z a c i ó n social suele ser considerada por los sociólogos
que se forman los reflejos, los impulsos y las tendencias emociona- como exterior a la cultura, pero la organización de los grupos sociales
les del organismo. Las manos, los brazos, las piernas y los ojos se es una c o m b i n a c i ó n compleja de equipamiento material y costumbres
ajustan, mediante el uso de las herramientas, a las habilidades téc- corporales que no pueden divorciarse de su substrato material n i
nicas necesarias en una cultura. Los procesos nerviosos se modifican del psicológico. La o r g a n i z a c i ó n social es la manera estandarizada de
para que produzcan todo el abanico de conceptos intelectuales, sen- comportarse los grupos. Pero un grupo social siempre consta de
timientos y tipos emocionales que forman el cuerpo de la ciencia, la personas. E l n i ñ o , adherido a sus padres para la satisfacción de todas
religión y las normas morales prevalecientes en una comunidad. Como sus necesidades, crece dentro del refugio de la casa, la choza o la
importante contrapartida a este proceso mental, se producen modi- tienda paterna. E l fuego d o m é s t i c o es el centro a cuyo alrededor se
ficaciones en la laringe y en la lengua que fijan algunos de los con- satisfacen las distintas necesidades de calor, comodidad, alimento
ceptos y valores cruciales mediante la asociación con sonidos con y c o m p a ñ í a . M á s adelante, en todas las sociedades humanas, se asocia
cretos. Los artefactos y las costumbres son igualmente indispensables la vida comunal con el asentamiento local, ciudad, aldea, o conglome-
y mutuamente se producen y se determinan. rado; se localiza dentro de l í m i t e s precisos y se asocia con las activi-
E l lenguaje suele ser considerado como algo distinto tanto de l e . dades p ú b l i c a s y privadas de naturaleza económica, política y reli-
posesiones materiales del hombre como de sus costumbres. Esta giosa. Por tanto, en toda actividad organizada, los seres humanos
c o n c e p c i ó n suele emparejarse con una t e o r í a en la que el significado e s t á n ligados entre sí p o r su conexión con un determinado sector
se considera u n contenido misterioso de la palabra, que puede t r a n del medio ambiente, por su asociación con un refugio c o m ú n y por
mitirse mediante a c t u a c i ó n lingüística de un entendimiento a otro. el hecho de que llevan a cabo ciertas tareas en c o m ú n . E l c a r á c t e r
concertado de su comportamiento es el resultado de reglas sociales,
Pero el significado de una palabra no e s t á misteriosamenie contenido
es decir, de costumbres, bien sancionadas por medidas explícitas o
en ella, sino que m á s bien es el efecto activo del sonido pronuncia-
que funcionan de forma en apariencia a u t o m á t i c a . Las reglas sancio-
do dentro del contexto de la situación. L a p r o n u n c i a c i ó n de u n so-
nadas —leyes, costumbres y maneras— pertenecen a la c a t e g o r í a
n i d o es u n acto significativo indispensable en todas las f o r m a s de
de los h á b i t o s corporales adquiridos. La esencia de los valores mora-
acción humana concertada. Es u n tipo de comportamiento estricta-
les, por los que el hombre se ve conducido a u n comportamiento
mente comparable a manejar una herramienta, esgrimir un arma, concreto mediante la c o m p u l s i ó n interior, ha sido adscrita en el
celebrar u n r i t u a l o cerrar un trato. La utilización de las palabras

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pensamiento religioso y metafísico a la conciencia, la voluntad de l ' i i i i eso de < ondicionamiento y a través del medio de la ( ultuia mate
Dios o u n imperativo c a t e g ó r i c o innato; mientras que algunos so< m n a l mediante la c u a l se- produce el condicionamiento. Los p e q u e ñ o s
logos lian explicado que se debe a u n supremo ser m o r a l : la sociedad grupos ai l u á n c o m o unidades porque, debido a su similitud m e n t a l ,
o el alma colectiva. L a m o t i v a c i ó n moral, cuando se considera empi se integran en esquemas m á s amplios de organización social mediante
ricamente, consiste en u n a disposición del sistema nervioso y de los principios de la d i s t r i b u c i ó n t e r r i t o r i a l , la c o o p e r a c i ó n y la divl
todo el organismo a seguir, dentro de circunstancias dadas, una línea s i ó n en estratos de c u l t u r a material. De este modo, la realidad de l o
de comportamiento dictada p o r una r e s t r i c c i ó n interior que n o se supraindividual consiste en la masa de cultura material, que perma-
debe a impulsos innatos n i tampoco a los beneficios o ventajas evJ nece fuera de cualquier individuo y sin embargo le influye de manera
dentes. La r e s t r i c c i ó n i n t e r i o r es el resultado del gradual entrena fisiológica n o r m a l . Nada misterioso hay, pues, en el hecho de que la
miento del organismo en u n conjunto concreto de condiciones cultll cultura sea a l mismo tiempo psicológica y colectiva.
rales. Los impulsos, deseos e ideas e s t á n , dentro de cada sociedad, La c u l t u r a es una realidad sui generis y debe ser estudiada como
soldados a sistemas específicos, denominados en psicología sentí tal. Las distintas sociologías que tratan el tema de la cultura me-
mientos. Tales sentimientos determinan las actitudes de u n hombre diante símiles o r g á n i c o s o p o r la semejanza con una mente colectiva
hacia los miembros de su grupo, sobre todo hacia unos parientes no son pertinentes. La c u l t u r a es una unidad bien organizada que se
m á s p r ó x i m o s ; hacia los objetos materiales que le rodean; hacia el divide en dos aspectos fundamentales: u n a masa de artefactos y u n
p a í s en que habita; hacia la comunidad en que trabaja; hacia las sistema de costumbres, pero obviamente t a m b i é n tiene otras subdi-
realidades de su Weltanschauung m á g i c a , religiosa o metafísica. Los visiones o unidades. E l a n á l i s i s de la c u l t u r a en sus elementos com-
valores o sentimientos fijados suelen condicionar el comportamiento ponentes, la relación de estos elementos entre ellos y su relación
humano hasta e l punto de que u n hombre prefiera l a muerte a la con las necesidades del organismo humano, con el medio ambiente
renuncia o el compromiso, e l dolor a l placer, la a b s t e n c i ó n a la satis- y con los fines humanos universalmente reconocidos que sirven cons-
facción del deseo. La f o r m a c i ó n de los sentimientos y, p o r tanto, dé- tituyen importantes problemas de la a n t r o p o l o g í a .
los valores, se basa siempre en el aparato cultural de la sociedad. Los
La a n t r o p o l o g í a ha tratado este material por dos m é t o d o s distintos,
sentimientos se forman a l o largo de u n gran espacio de tiempo y
determinados p o r dos concepciones incompatibles del crecimiento
mediante u n entrenamiento o condicionamiento gradual del orga-
y la historia de la c u l t u r a . L a escuela evolucionista ha concebido el
nismo. Se basan en formas de organización, muchas veces de ampli-
crecimiento de la c u l t u r a como una serie de metamorfosis e s p o n t á -
t u d m u n d i a l , tales como la iglesia cristiana, la comunidad del Islam,
neas producidas s e g ú n determinadas leyes y que han dado lugar a
el imperio, la bandera, todos ellos s í m b o l o s o reclamos d e t r á s de Los
una secuencia fija de etapas sucesivas. Esta escuela da p o r sentado
cuales hay, no obstante, realidades culturales vivas y vastas.
la divisibilidad de la cultura en elementos simples y se ocupa de estos
E l entendimiento de la cultura hay que encontrarlo en su proceso elementos como si fueran unidades del mismo orden; presenta t e o r í a s
de p r o d u c c i ó n p o r las sucesivas generaciones y en la forma en que, de la evolución de la p r o d u c c i ó n de fuego j u n t o con descripciones
en cada nueva g e n e r a c i ó n , produce e l organismo adecuadamenn de c ó m o se d e s a r r o l l ó la religión, versiones del origen y desarrollo
moldeado. Los conceptos metafísicos de u n e s p í r i t u de grupo, una del m a t r i m o n i o y doctrinas sobre el desarrollo de la alfarería. Se
conciencia o aparato sensorial colectivo, se deben a una aparente han formulado las etapas del desarrollo e c o n ó m i c o y los pasos de la
antinomia de la realidad sociológica: la naturaleza psicológica de la evolución de los animales d o m é s t i c o s , del labrado de los utensilios
cultura humana, p o r una parte, y p o r otra el hecho de la cultura y del dibujo ornamental. Sin embargo, no cabe duda de que aunque
transciende al individuo. Una solución falaz a esta antinomia es l . i determinadas herramientas hayan cambiado, pasado por una s u c e s i ó n
t e o r í a de que las mentes humanas se combinan o integran y forman de etapas y obedecido a leyes evolutivas m á s o menos determinadas,
u n ser supraindividual y sin embargo, esencialmente espiritual. I i la familia, el m a t r i m o n i o o las creencias religiosas n o e s t á n some-
t e o r í a de D u r k h e i m de la coacción m o r a l mediante la influcni la di tidas a metamorfosis simples y d r a m á t i c a s . / L a s instituciones funda-
recta del ser social, las t e o r í a s basadas en u n inconsciente c o l ' » tivo mentales de la c u l t u r a humana no han cambiado mediante trans-
y el arquetipo de la cultura, conceptos tales como la conciem ia d e l formaciones sensacionales, sino m á s bien mediante la creciente dife-
grupo o la inevitabilidad de la i m i t a c i ó n colectiva, explican la natU r e n c i a c i ó n de su forma s e g ú n una función cada vez m á s concreta.
raleza psicológica y, sin embargo, supraindividual de la realidad social Hasta que se comprendan v describan con m á s exactitud la naturale-
introduciendo atajos t e ó r i c o s metafísicos. za de los distintos f e n ó m e n o s culturales, su función y su forma,
parece prematuro especular sobre los posibles o r í g e n e s y etapas. Los
Sin embargo, la naturaleza psicológica de la realidad so< ial -
conceptos de o r í g e n e s , etapas, leyes de desarrollo y crecimiento de
debe a l hecho de que su ú l t i m o medio es siempre el sistema nen
la cultura han permanecido nebulosos y son esencialmente no empl
o la mente individual. Los elementos colectivos se deben a la igual
ricos. E l m é t o d o de la a n t r o p o l o g í a evolucionista se basaba funda-
dad de las reacciones que se producen dentro de los p e q u e ñ o s gi u
mentalmente en el concepto de supervivencia, puesto que é s t e permi
pos que a c t ú a n como unidades de organización social medianl< « l

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tía al estudioso reconstruir las etapas pasadas a partir de las r o m h il.id d. do e l e m e n t o s de la cultura, los difusionistas utilizan los c i ite
ciones actuales. E l concepto de supervivencia, no obstante, impl¡< ,i |Ue p o d r í a n llamarse de forma no pertinente y de concate-
que una o r g a n i z a c i ó n c u l t u r a l puede sobrevivir a su función. Cuanto nai a/arosa de los elementos, respectivamente. La no pertenencia
mejor se conoce u n determinado tipo de cultura, menos lUJX > 1
d< l.i I . . 1 1 1 1 . 1es un concepto fundamental, puesto que la forma, que
vencías parecen haber en ella. Por tanto, la investigación cvolin io di. i.id.t p o r la necesidad interior, puede haberse desarrollado de
nista debe i r precedida por u n análisis funcional de la cultura. m a n e r a i n d e p e n d i e n t e . Los complejos, concatenados de manera natu
La misma c r í t i c a vale para la escuela difusionista o histórica, que . il t a m b i é n pueden ser el resultado de una evolución indepen-
intenta reconstruir la historia de las culturas humanas, principal dí, -ni. . de a h í que no haya necesidad de considerar ú n i c a m e n t e los
laspos fortuitamente conectados. No obstante la c o n c a t e n a c i ó n acci-
mente siguiendo su difusión. Esta escuela niega la importaiu 1.1 • ! «
la evolución e s p o n t á n e a y sostiene que la cultura se ha producido, dental y los detalles no pertinentes de la forma sólo pueden ser,
principalmente, mediante i m i t a c i ó n o a d q u i s i c i ó n de los artefactos y s e g ú n ( í r a c b n e r y sus seguidores, el resultado de una difusión direc-
las costumbres. E l m é t o d o de esta escuela consiste en u n cuidadoso i.i I V r o l a u t o la no pertinencia de la forma como lo fortuito de la
trazado de las similitudes culturales de grandes porciones del globo c o n c a t e n a c i ó n son asertos negativos, lo que en ú l t i m a instancia sig-
y en la r e c o n s t r u c c i ó n especulativa de c ó m o se han trasladado las uí! ica que la forma de u n artefacto o de una i n s t i t u c i ó n no puede ser
unidades similares de cultura de u n lugar a otro. Las discusiones de l cplicada, n i puede encontrarse la c o n c a t e n a c i ó n entre varios ele-
los a n t r o p ó l o g o s h i s t ó r i c o s (pues existe poco consensus entre E l l i o t mentos de la cultura. E l m é t o d o h i s t ó r i c o utiliza la ausencia de cono-
S m i t h y F. Boas; W . J. Perry y Pater Schmidt; Clark Wissler y Graeb- . 1 mientos como base de su argumento. Para que sus resultados sean
ner; o Frobenius y Rivers) se refieren sobre todo al problema de o l i d o s deben i r precedidos de u n estudio funcional de la cultura
d ó n d e se o r i g i n ó u n tipo de cultura, hacia d ó n d e se t r a s l a d ó y c ó m o dada, que debe agotar todas las posibilidades de explicar la forma
fue transportado. Las diferencias se deben, fundamentalmente, a la por la función y de establecer relaciones entre los distintos elemen-
forma en que cada escuela concibe, por u n lado, la división de la tos de la cultura.
cultura en sus partes componentes y, por o t r o lado, el proceso de Si la c u l t u r a en su aspecto material es fundamentalmente una
difusión. Este proceso ha sido muy poco estudiado en sus manifes- masa de artefactos instrumentales, a p r i m e r a vista parece improba-
taciones actuales y sólo a p a r t i r de u n estudio e m p í r i c o de la difusión ble que ninguna cultura deba albergar demasiados rasgos no perti-
c o n t e m p o r á n e a se p o d r á encontrar respuesta a su historia pasada. nentes, supervivencias o complejos fortuitos, ya provengan de una
E l m é t o d o de d i v i d i r la cultura en sus unidades componentes, que se cultura itinerante e x t r a ñ a o sean traspasados como supervivencias,
supone se difunden, es todavía menos satisfactorio. Los conceptos fragmentos i n ú t i l e s de una etapa desaparecida. T o d a v í a es menos
de rasgos culturales, complejos de rasgos y Kulturkomplexe se apli- probable que las costumbres, las instituciones o los valores morales
can indiscriminadamente a utensilios sencillos o herramientas, tales deban presentar este c a r á c t e r n e c r ó t i c o o no pertinente por el que
como el boomerang, el arco o los palos para hacer fuego, o a carac- se interesan fundamentalmente las escuelas evolucionistas o difu-
t e r í s t i c a s vagas de la cultura material, como la megalicidad, la suges- sionistas.
tividad sexual de la concha de cauri o ciertos detalles de forma La cultura consta de la masa de bienes e instrumentos, a s í como
objetiva. La agricultura, el culto de la fertilidad y los grandes prill de las costumbres y de los h á b i t o s corporales o mentales que fun-
cipios, aunque vagos, del agrupamiento social, tales como la orga cionan directa o indirectamente para satisfacer las necesidades huma-
nización dual, el sistema de clanes o el tipo de culto religioso, se nas. Todos los elementos de la cultura, si esta c o n c e p c i ó n es cierta,
consideran rasgos ú n i c o s , es decir, unidades de difusión. Pero la deben estar funcionando, ser activos, eficaces. E l c a r á c t e r esencial-
cultura no puede considerarse como u n conglomerado fortuito de mente d i n á m i c o de los elementos culturales y de sus relaciones
tales rasgos. Sólo los elementos del mismo orden pueden tratarse sugiere que la tarea m á s importante de la a n t r o p o l o g í a consiste en
como unidades i d é n t i c a s en la discusión; sólo los elementos compa el estudio de la función de la cultura. La a n t r o p o l o g í a funcional se
tibies se mezclan para componer un todo h o m o g é n e o . Los detalles interesa fundamentalmente por la función de las instituciones, las
insignificantes de la cultura material, por una parte, las instituciones costumbres, las herramientas y las ideas. Sostiene que el proceso
sociales y los valores culturales, por otra, deben tratarse de forma cid tu ral e s t á sometido a leyes y que las leyes se encuentran en la
distinta. N o han sido inventados de la misma manera, no pueden •••••ion de los verdaderos elementos de la cultura. E l tratamiento de
transportarse, difundirse n i implantarse por los mismos sistemas. los rasgos culturales por a t o m i z a c i ó n o aislamiento se considera es-
E l punto m á s débil del m é t o d o de la escuela h i s t ó r i c a es la forma t é r i l , porque la significación de la cultura consiste en la r e l a c i ó n entre
en que sus miembros establecen la identidad de los elementos cul- sus elementos, y no se admite la existencia de complejos cultúrale
turales. Pues todo el problema de la difusión h i s t ó r i c a se plantea a fortuitos o accidentales.
p a r t i r del hecho de que se presenten rasgos real o aparentemente Para f o r m u l a r cierto n ú m e r o de principios fundamentales puede
i d é n t i c o s en dos á r e a s distintas. Con objeto de establecer la identi- lomarse- un ejemplo de la cultura material. E l artefacto m á s simple,

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ampliamente utilizado en las culturas mas simples, un palo liso, huí din.ii < n.in y c o n s u m e n l o s frutos. Igualmente, el grupo de personas
damente cortado, de unos seis o siete pies de longitud, de tal forma que OS propietario del t e r r i t o r i o , la siembra y el producto, y que tra-
que puede utilizarse para excavar raíces en el cultivo del s u d o , p a n baja en c o m ú n , goza del resultado de sus trabajos y lo consume,
sinnpi c está bien definido.
empujar una e m b a r c a c i ó n o para caminar, constituye un elemento
o rasgo de cultura ideal, pues tienen una forma fija y sencilla, a p a I .las son l a s c a r a c t e r í s t i c a s de la institución de la agricultura
rentemente es una unidad autosuficiente y tiene gran importancia tal i o n i o umversalmente se encuentra dondequiera que el medio am-
en todas las culturas. Definir la identidad cultural del palo por su biente es favorable a l cultivo del suelo y el nivel de la cultura lo
forma, por la d e s c r i p c i ó n de su material, su longitud, su peso, su coloi s u l i i i. ntcmentc alto como para p e r m i t i r l o . La identidad fundamental
o cualquier otra de sus c a r a c t e r í s t i c a s físicas —describirlo de hec ho de este sistema organizado de actividades se debe fundamentalmente
s e g ú n el criterio ú l t i m o de la forma que utilizan los difusionistas al hec ho de que surge para la satisfacción de una profunda necesidad
s e r í a una forma de proceder m e t ó d i c a m e n t e equivocada. E l palo de humana: la provisión regular de alimento b á s i c o de naturaleza vege-
cavar se maneja de una manera determinada; se utiliza en el huerto tal l a satisfacción de esta necesidad mediante la agricultura, que
o en la selva para p r o p ó s i t o s especiales; se obtiene y se abandona asegura la posibilidad de control, regularidad de p r o d u c c i ó n y abun-
de forma algo descuidada —pues un ejemplar suele tener muy poco dancia relativa, es tan superior a cualquier otra actividad suministra-
valor e c o n ó m i c o . Pero el palo de cavar reluce ampliamente en al dora de comida que se vio obligada a difundirse o desarrollarse don-
esquema e c o n ó m i c o de cualquier comunidad en que se utiliza, a i dequiera que las circunstancias eran favorables y el nivel de la
como en el folklore, la mitología y las costumbres. U n palo de idén- c u l t u r a l o suficiente alto.
tica forma puede utilizarse en la misma cultura como palo para en La u n i f o r m i d a d fundamental de la agricultura institucionalizada
pujar una e m b a r c a c i ó n , b a s t ó n para andar o arma rudimentaria. se debe sin embargo a o t r o motivo: al principio de las posibilidades
Pero en cada uno de estos usos específicos, el palo se incrustra en limitadas, expuesto p o r p r i m e r a vez p o r Goldenweiser. Dada una
u n contexto cultural distinto; es decir, se somete a distintos uso., necesidad c u l t u r a l concreta, los medios para su satisfacción son pe-
se envuelve en distintas ideas, recibe u n valor c u l t u r a l distinto y q u e ñ o s en n ú m e r o y, por tanto, el dispositivo c u l t u r a l que nace en
por regla general se designa con nombres distintos. E n cada caso respuesta a la necesidad e s t á comprendido dentro de estrechos lími-
forma parte integrante de un sistema distinto de actividades humanas tes. Dada la necesidad humana de p r o t e c c i ó n , armas rudimentarias
estandarizadas. En resumen, cumple distintas funciones. Lo p c i t i y herramientas para explorar en la oscuridad, el material m á s ade-
nente para el estudioso de la cultura es la diversidad de funciones cuado es la madera; la ú n i c a forma adecuada es la larga y fina, y que
y no la identidad de forma. E l palo sólo existe como parte de la a d e m á s resulta f á c i l m e n t e accesible. Sin embargo es posible una
cultura en la medida en que se utiliza en las actividades humanas, en sociología o t e o r í a c u l t u r a l sobre el b a s t ó n de caminar, pues el b a s t ó n
la medida en que sirve a necesidades humanas; y por tanto el palo exhibe una diversidad de usos, ideas y misteriosas asociaciones, y en
de cavar, el b a s t ó n de andar, el palo para empujar una e m b a r c a c i ó n , sus desarrollos ornamentales, rituales y simbólicos se convierte en
aunque puedan ser idénticos en su naturaleza física, constituyen cada parte importante de una i n s t i t u c i ó n t a l como la magia, la jefatura y
uno de ellos u n elemento distinto de cultura. Pues tanto el m á s la realeza.
simple como el m á s complejo de los artefactos se define por su
Las verdaderas unidades componentes de las culturas que tienen
función, por el papel que juega dentro de un sistema de actividades
u n considerable grado de permanencia, universalidad e independencia
humanas; se define por las ideas conectadas con él y por los valoies
son los sistemas organizados de actividades humanas llamados ins-
que lo envuelven.
tituciones. Cada i n s t i t u c i ó n se centra alrededor de una necesidad fun-
Esta conclusión tiene importancia por el hecho de que el sistema damental, une permanentemente a un grupo de personas en una
de actividades a que se refieren los objetos materiales no son foftul tarea cooperativa y tiene su cuerpo especial de doctrina y su técnica
tos sino organizados, bien determinados, e n c o n t r á n d o s e sistemas COR] artesanal. Las instituciones no e s t á n correlacionadas de forma simple
parables a todo lo largo del mundo de la diversidad cultural. I I < m i y directa con sus funciones: una necesidad no recibe satisfacción en
texto cultural del palo de cavar, el sistema de actividades agrícolas, una i n s t i t u c i ó n , sino que las instituciones presentan una pronunciada
siempre presenta las siguientes partes componentes: una porción del amalgama de funciones y tienen c a r á c t e r s i n t é t i c o . E l principio local
t e r r i t o r i o se deja a un lado para el uso del grupo humano según l a s o t e r r i t o r i a l y la relación mediante la p r o c r e a c i ó n a c t ú a n como los
reglas de tenencia de la tierra. Existe u n cuerpo de usos tradii i<> factores integradores m á s importantes. Cada i n s t i t u c i ó n se basa en
nales que regula la forma en que se cultiva este territorio. Las reglan u n substrato de material de medio ambiente compartido y de apa-
t é c n i c a s , los usos ceremoniales y rituales determinan en cada cultuia rato cultural.
q u é plantas se cultivan; c ó m o se despeja la tierra, se prepara v leí ti Sólo es posible definir la identidad cultural por cualquiera de los
liza el suelo; c ó m o , c u á n d o y quién celebra los actos mágicos y l a s artefactos s i t u á n d o l a dentro del contexto cultural de una i n s t i t u c i ó n ,
ceremonias religiosas; c ó m o , por ú l t i m o , se recolectan, distribuyfflti mostrando c ó m o funciona culturalmente. Un palo puntiagudo, es

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decir, una lanza, que se utiliza como arma de caza conduce al < l u d i o para la que la e m b a r c a c i ó n es u n instrumento. Hay ciertos elementos
del tipo de caza que se practica en una comunidad dada, < n la ipi< \. . d. Indos b i e n a las posibilidades alternativas de s o l í a i o n o
funcionan los derechos legales de la caza, la organización del < q u i p o bu n a detalles menos importantes asociados con una posible solu
cazador, l a técnica, e l r i t u a l m á g i c o , l a d i s t r i b u c i ó n de la i a / a , a i • ion I s t e es un principio universal que se aplica a todos los ai le
como la r e l a c i ó n del concreto tipo de caza con otros tipos y la ImpOI L u t o s Los pioductos cpie se utilizan para la satisfacción directa d i
tancia general de l a caza dentro de l a e c o n o m í a de la t r i b u . La» cu- las necesidades corporales o se consumen en el uso deben cuinplu
noas han solido utilizarse como rasgos c a r a c t e r í s t i c o s para el cstabl. i n i i . i n iones directamente planteadas p o r las necesidades corporal,
cimiento de afinidades culturales y, de a h í , como pruebas de la di i os comestibles, p o r ejemplo, e s t á n determinados dentro de c i e r t o ,
límites p o r la fisiología; deben ser alimenticios, digeribles, no vene
fusión, porque l a forma v a r í a dentro de amplio abanico y presenta
nosos. Por supuesto, t a m b i é n e s t á n determinados p o r el medio a i n
tipos de c a r á c t e r sobresaliente, tales como la canoa con uno o dos
b i e n t e y p o r el nivel de la cultura. Las viviendas, las ropas, los refu-
flotadores, la balsa, e l kayak, e l c a t a m a r á n o l a canoa doble. Y sin
gios, e l fuego como fuente de calor, luz y sequedad, las armas, l a |
embargo, estos complejos artefactos no pueden definirse sólo por la
embarcaciones y los caminos e s t á n determinados dentro de ciertos
forma. L a canoa, para l a gente que la fabrica, posee, utiliza y valora,
limites p o r las necesidades corporales a que e s t á n correlacionados.
es fundamentalmente u n medio para u n f i n . Tienen que etravesai
Los instrumentos, las herramientas o las m á q u i n a s que se utilizan
una e x t e n s i ó n de agua, bien porque viven en p e q u e ñ a s islas o efl para la p r o d u c c i ó n de bienes tienen definida su naturaleza y su
viviendas sobre estacadas; o porque quieren comerciar o tener p forma p o r e l p r o p ó s i t o para el que van a ser utilizados. Cortar o
cado o hacer l a guerra; o por el deseo de explorar y de aventuras. E l raspar, j u n t a r o machacar, golpear o impeler, horadar o taladrar,
objeto m a t e r i a l , l a e m b a r c a c i ó n , su forma, sus peculiaridades, están definen la forma del objeto dentro de estrechos l í m i t e s .
determinados por e l uso especial a que se destina. Cada uso dicta un
sistema determinado de navegar, es decir, en p r i m e r lugar, l a téc&l Pero se presentan variaciones dentro de los l í m i t e s que impone
ca de utilizar remos, remo t i m ó n , el m á s t i l , el aparejo o las velas. la función principal, que hace que el c a r á c t e r principal del artefacto
Tales t é c n i c a s , sin embargo, se basan invariablemente en los conocí- se mantenga estable. N o hay infinitas variaciones, sino que se pre-
mientos: principios de estabilidad, flotación, condiciones de velo senta u n tipo fijo, como si hubiera habido una elección y luego se
cidad y respuesta a l t i m ó n . La forma y l a estructura de l a canoa e s t á n adhiriera a ella. E n cualquier comunidad marinera, p o r ejemplo, no
estrechamente relacionadas con la t é c n i c a y l a forma de su Utiliza se encuentra una i n f i n i t a variedad de embarcaciones que vayan
ción. S i n embargo, se dispone de innumerables descripciones de la desde e l simple tronco vaciado hasta l a complicada canoa; l a mayor
simple forma y estructura de la canoa, mientras que se sabe poco parte de las veces se presentan unas pocas formas, distintas en ta-
m a ñ o y c o n s t r u c c i ó n y t a m b i é n en e l marco y e l p r o p ó s i t o sociales,
sobre la t é c n i c a de navegación y la relación de é s t a con e l uso con
y cada forma tradicional se reproduce constantemente hasta en el
creto a que se destina la canoa.
menor detalle de l a d e c o r a c i ó n y del proceso de c o n s t r u c c i ó n .
La canoa t a m b i é n tiene su sociología. Incluso cuando la tripula
una sola persona, es una propiedad que se fabrica, se presta o se Hasta el momento la a n t r o p o l o g í a ha concentrado su a t e n c i ó n en
alquila, y en esto e s t á invariablemente involucrado tanto e l grupo estas regularidades secundarias de forma que no pueden ser expli-
como el individuo. Pero generalmente la canoa tiene que ser manejada cadas p o r la función fundamental del objeto. L a presencia regular de
por una t r i p u l a c i ó n y esto e n t r a ñ a la compleja sociología de la pro tales detalles de forma aparentemente accidentales h a planteado el
piedad, de la división de funciones, de los derechos y de las obll problema de si se deben a invenciones independientes o a difusión.
gaciones. Todo esto se vuelve m á s complicado p o r el hecho de que Pero muchos de estos detalles deben explicarse p o r e l contexto cul-
u n a gran e m b a r c a c i ó n tiene que fabricarse comunitariamente, y la tural; es decir, la forma concreta en que u n objeto es utilizado p o r
p i o d u c c i ó n y la propiedad suelen estar relacionadas. Todos es ios un hombre o u n grupo de personas, por las ideas, r i t o s y asociaciones
hechos, que son complejos pero regulados, que presentan distintos ceremoniales que rodean su uso principal. La o r n a m e n t a c i ó n de u n
aspectos, todos los cuales e s t á n relacionados según reglas concreta . b a s t ó n de caminar generalmente significa que ha recibido dentro de
determinan l a forma de la canoa. La forma no puede tratarse como la c u l t u r a una a s o c i a c i ó n ceremonial o religiosa. U n palo de cavar
u n rasgo independiente y autosuficiente, accidental y no pertinente, puede ser pesado, puntiagudo o romo, s e g ú n el /tipo de suelo, las
que se difunde solo sin su contexto. Todos los supuestos, argumentos plantas que crezcan y el tipo de cultivo. L a explicación *de la canoa
y conclusiones relativos a l a difusión de u n elemento y a la expon de los mares del S u r puede encontrarse en el hecho de que su
s i ó n de una c u l t u r a en general, t e n d r á n que modificarse una vez que d i s p o s i c i ó n da mayor estabilidad, seguridad y manejabilidad, tenien-
se reconozca que l o que se difunden son las instituciones y no lee do en cuenta las limitaciones en materiales y en t é c n i c a artesana de
rasgos, n i las formas n i los complejos fortuitos. las culturas o c e á n i c a s .
E n l a c o n s t r u c c i ó n de una canoa de altura hay determinados ele- La forma de los objetos culturales e s t á determinada, p o r una p a r
mentos estables de forma determinados por l a naturaleza de la acción te, p o r las necesidades corporales directas y, p o r otra, p o r los usos

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instrumentales, pero esta división en necesidades y usos u n < • piodujera d o i o en ocasiones m á s hijos por pareja, para asegurar
plcta n i satisfactoria. E l b a s t ó n ceremonial que se utiliza («mu» ••< nal q u e \ o l u e v i v i i ían dos individuos por cada dos que murieran. Si solo
de rango o de cargo no es una herramienta n i una mercancía, I 1
la biología controlara la p r o c r e a c i ó n humana, la gente se empale jai 1.1
costumbres, palabras y creencias no pueden remitirse a la l i s i o l o g i . s e g ú n leyes I isiológicas, que son las mismas para todas las especies,
n i al taller. p m d u c i i i a descendencia según el curso natural del embarazo y el
E l hombre, como cualquier otro animal, debe a l i m e n t á i s , y repro aluinbiainiento; y la especie animal hombre t e n d r í a una típica vida
ducirse para continuar existiendo individual y racialmente T a m b a n l a i i u l i . i l , lisiológicamente determinada. La familia humana, la unidad
debe tener refugios permanentes contra los peligros procedentes del biológica, p r e s e n t a r í a entonces la misma c o n s t i t u c i ó n a todo lo ancho
medio ambiente físico, de los animales y de los otros seres humanos. de la humanidad. T a m b i é n q u e d a r í a fuera del campo de la ciencia
Debe conseguirse todo u n abanico de necesarias comodidades cor de la cultura, como han postulado muchos sociólogos, singularmc nt.
porales: refugio, calor, lecho seco y medios de limpieza. La satislai Durkheim. Pero en lugar de esto, el emparejamiento, es decir, el
ción eficaz de estas necesidades corporales primarias impone o di< ta sistema de hacer la corte, el amor y la selección de consortes esta
a cada c u l t u r a cierto n ú m e r o de aspectos fundamentales; institucio tiadicionalmente determinado en todas las sociedades humanas por
nes para la n u t r i c i ó n , o la intendencia; instituciones para el empare- un cuerpo de costumbres culturales que prevalecen en cada comu-
j a m i e n t o y la r e p r o d u c c i ó n ; y organizaciones para la defensa y la nidad. Existen reglas que prohiben el m a t r i m o n i o de determinadas
comodidad. Las necesidades o r g á n i c a s del hombre constituyen los personas y que hacen deseable, si no obligatorio, que otras se casen;
imperativos b á s i c o s que conducen al desarrollo de la cultura, en la existen reglas de castidad y reglas de libertinaje; hay elementos es-
medida en que obligan a toda comunidad a llevar a cabo cierto n ú m e - trictamente culturales que se mezclan con el impulso natural y pro-
r o de actividades organizadas. La religión o la magia, el mantenimicm ducen u n atractivo ideal que oscila de una sociedad y una cultura a
to de la ley o los sistemas de conocimiento y la m i t o l o g í a se presen- otra. E n lugar de la u n i f o r m i d a d b i o l ó g i c a m e n t e determinada, existen
tan con tan constante regularidad en todas las culturas que puede una enorme variedad de costumbres sexuales y dispositivos para
concluirse que t a m b i é n son el resultado de profundas necesidades hacer la corte que regulan el emparejamiento. Dentro de cualquier
o imperativos. cultura humana, el m a t r i m o n i o no es de ninguna forma una simple
u n i ó n sexual o c o h a b i t a c i ó n de dos personas. Invariablemente es un
E l modo cultural de satisfacer estas necesidades biológicas del contrato legal que determina el modo en que el m a r i d o y la esposa
organismo humano c r e ó nuevas condiciones y, de este modo, i m p u s e deben v i v i r juntos y las condiciones e c o n ó m i c a s de su u n i ó n , a s í
nuevos imperativos culturales. Con insignificantes excepciones, el de- como la c o o p e r a c i ó n en la propiedad, las mutuas contribuciones y
seo de comida no lleva al hombre a un contacto directo con la natu- las contribuciones de los respectivos parientes de cada consorte.
raleza n i le fuerza a consumir los frutos tal como crecen en la aelva Invariablemente es una ceremonia pública, u n asunto de i n t e r é s so-
E n todas las culturas, por simples que sean, el alimento b á s i c o se cial, que implica a grandes grupos de personas a s í como a los acto-
prepara y guisa y come según reglas estrictas dentro de un grupo res principales. Su disolución t a m b i é n está sometida a reglas tradicio-
determinado, y observando maneras, derechos y t a b ú e s . General nales fijas.
mente se obtiene por procedimientos m á s o menos complicados, que
se llevan a cabo colectivamente, como en el caso de la agricultura, Tampoco la paternidad es una simple relación biológica. La con-
el intercambio, o algún o t r o sistema de c o o p e r a c i ó n social y distrl cepción es objeto de un rico folklore tradicional en todas las comu-
b u c i ó n comunitaria. En todos los casos el hombre depende de apara nidades humanas y tiene su aspecto legal en las reglas que discrimi-
tos o armas artificialmente producidos: los instrumentos agrícolas, las nan los hijos concebidos en el m a t r i m o n i o y de los que nacen fuera
embarcaciones y los aparejos de pesca. Igualmente depende de la de él. E l embarazo está envuelto en una a t m ó s f e r a de reglas y valo-
c o o p e r a c i ó n organizada y de los valores e c o n ó m i c o s y morales. res morales. Por regla general, la madre que espera se ve obligada
De este modo, a p a r t i r de la satisfacción de las necesidades Ralo a llevar un modo de vida especial, rodeada de t a b ú e s , todos los cuales
lógicas nacen imperativos derivados. Puesto que esencialmente son tiene que observar a cuenta del bienestar del n i ñ o . Existe, pues, una
medios para un f i n , pueden ser denominados imperativos instruinen maternidad anticipada, culturalmcnte establecida, que precede al lu-
tales de la cultura. Son tan indispensables para la intendencia huma cho biológico. E l alumbramiento es t a m b i é n un acontecimiento pro-
na, para la satisfacción de sus necesidades nutritivas, como la mate fundamente modificado por los concomitantes rituales, legales, má-
r i a p r i m a del alimento y los procedimientos de su i n g e s t i ó n . Pues el gicos y religiosos, en los que se moldean las emociones de la madre,
hombre e s t á moldeado de t a l forma que si se viera privado de I U sus relaciones con el hijo y las relaciones de ambos con el grupo
o r g a n i z a c i ó n e c o n ó m i c a y de sus instrumentos p e r e c e r í a con la misma social de acuerdo con una pauta tradicional concreta. Tampoco el pa-
seguridad que si se le retirara la sustancia de sus alimentos. dre es pasivo o indiferente al alumbramiento. La t r a d i c i ó n define den
Desde el punto de vista biológico, la continuidad de la raza puede tro de límites estrechos las obligaciones de los padres durante la pi 1
lograrse de forma m u y simple; b a s t a r í a con que la gente copuhua. mera parte del embarazo y la forma en que se dividen entre al

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7. — L L CONCEPTO DE CLLTI.RV
m a r i d o y la esposa, y en parte se trasladan incluso a algunos parlan- i i . i . I I I I K I I ! M vaya seguido de la lactancia, y esta va inevitablemente
tes m á s lejanos. asociada . 1 los tiernos cuidados de la madre al n i ñ o , que gradual
m e n t e se t i a n s l o r m a n en los primeros servicios educativos. La madre
E l parentesco, el lazo entre el n i ñ o y sus padres y pariente., num a
necesita un c o m p a ñ e r o v a r ó n y el grupo de parentesco debe con-
es u n asunto dejado al azar. Su desarrollo está determinado por el sis
v« i i n . en una a s o c i a c i ó n cooperativa y educativa. E l hecho de que
tema legal de la comunidad, que organiza sobre una pauta concreta
el m a t i i n i o n i o sea una relación e c o n ó m i c a educativa y procreadora
todas las respuestas emocionales así como todas las obligaciones, a< i i
i ni luye profundamente en el noviazgo, y é s t e se convierte en U n a
tudes morales y obligaciones consuetudinarias. La importante d i s t i u
selección de c o m p a ñ e r i s m o , trabajo c o m ú n y responsabilidades CO
ción entre parientes matrilineales y patrilineales, el desarrollo de
m u ñ e s para toda la vida, de tal forma que el sexo debe combinarse
relaciones de parentesco m á s amplias o clasificatorias, así c o m o la
con otras exigencias personales y culturales.
f o r m a c i ó n de clanes o sibs, en los que grandes grupos de parientes
son tratados hasta cierto punto como verdaderos parientes, c o n . i i E d u c a c i ó n significa entrenamiento en la utilización de instrumen
tuyen modificaciones culturales del parentesco natural. De este modo, tos y bienes, en el conocimiento de la t r a d i c i ó n , en el manejo del
en las sociedades humanas, la p r o c r e a c i ó n se convierte en u n VMtO poder y la responsabilidad sociales. Los padres que desarrollan en su
esquema cultural. La necesidad racial de continuidad no se satisface prole actitudes e c o n ó m i c a s , destrezas técnicas, obligaciones morales
p o r la mera acción de los impulsos fisiológicos y los procesos fisioló- y sociales, t a m b i é n tienen que traspasarle sus posesiones, su status
gicos, sino mediante el funcionamiento de reglas tradicionales aso- o su cargo. Por tanto, la relación d o m é s t i c a implica u n sistema de
ciadas a u n aparato de c u l t u r a material. E l esquema procreador, ade- leyes de herencia, de filiación y de sucesión.
m á s , se considera compuesto de varias instituciones componente . De este modo queda clarificada la relación entre la necesidad cul-
la corte normativizada, el m a t r i m o n i o , la paternidad, el parentesco t u r a l , u n hecho social total, por una parte, y los motivos individuales
y la pertenencia al clan. De la misma manera, el esquema n u t r i t i v o en que se transforma por otra. La necesidad c u l t u r a l es la masa de
puede dividirse en instituciones consumidoras, es decir, la familia y condiciones que deben cumplirse si la comunidad ha de sobrevivir y
el club con su refectorio de hombres; las instituciones productivas de continuar su cultura. Los motivos individuales, por otra parte, no
la agricultura, la pesca y la caza t r i b a l ; y las instituciones distribu tienen nada que ver con postulados tales como la continuidad de la
tivas, como los mercados y dispositivos comerciales. Los i m p u l s o , raza o la continuidad de la cultura, n i siquiera con la necesidad de
a c t ú a n en forma de ó r d e n e s sociales o culturales, que son las rein n u t r i c i ó n . Pocas personas, salvajes o civilizadas, se dan cuenta de
terpretaciones de los impulsos fisiológicos en t é r m i n o s de regle que tales necesidades generales existen. E l salvaje ignora o sólo
sociales tradicionalmente sancionadas. E l ser humano empieza a es vagamente consciente de que el hecho del emparejamiento produ-
hacer la corte o a cavar el suelo, a hacer el amor o a i r de pesca o ce n i ñ o s y que la comida sostiene al cuerpo. L o que e s t á presente
de caza, no porque lo mueva directamente el instinto, sino porque para la conciencia individual es u n apetito culturalmente conforma-
la r u t i n a de su t r i b u le hace hacer estas cosas. A l mismo tiempo, la do que impulsa a la gente, en ciertas estaciones, a buscar u n com-
r u t i n a t r i b a l le asegura que sus necesidades fisiológicas s e r á n sanI p a ñ e r o o bien, en determinadas circunstancias, a buscar frutos sil-
fechas y que los medios culturales de satisfacción se c o n f o r m a r á n a vestres, cavar la t i e r r a o i r de pesca. Los fines sociológicos nunca
la misma pauta, con sólo p e q u e ñ a s variaciones de detalle. E l motivo e s t á n presentes en los indígenas, y nunca se ha encontrado una legis-
directo de las acciones humanas se expresa en t é r m i n o s culturales lación t r i b a l en gran escala. Por ejemplo una t e o r í a como la de Frazer
y se atiene a una pauta cultural. Pero las exigencias culturales sieffl relativa a los orígenes de la exogamia como u n acto deliberado de la
pre ofrecen al hombre satisfacer sus necesidades de manera m á s o ley o r i g i n a r i a resulta insostenible. A todo lo largo de la l i t e r a t u r a
menos directa, y en conjunto el sistema de exigencias culturales de a n t r o p o l ó g i c a existe una confusión entre necesidades culturales, que
una sociedad dada deja muy pocas necesidades fisiológicas sin satis se manifiestan en vastos proyectos, esquemas o aspectos de la cons-
facer. t i t u c i ó n social, y m o t i v a c i ó n consciente, que existe como u n hecho
psicológico en el entendimiento del miembro individual de la so-
E n muchas instituciones humanas se produce una amalgama de ciedad.
funciones. La familia no es sólo una institución simplemente repro
ductora: es una de las principales instituciones nutricias y una uní La costumbre, el modo n o r m a l de comportamiento que tradicional-
dad legal y e c o n ó m i c a , y muchas veces religiosa. La familia es el lugai mente se impone a los miembros de una comunidad, puede actuar o
donde se sirve a la continuidad c u l t u r a l mediante la educación funcionar. E l noviazgo, por ejemplo, no es m á s que una etapa dei
Esta amalgama de funciones dentro de la misma i n s t i t u c i ó n no es proceso culturalmente determinado de la p r o c r e a c i ó n . Consiste en
f o r t u i t a . La mayor parte de las necesidades fundamentales del nORl la masa de dispositivos que permiten una adecuada selección ma-
bre e s t á n tan concatenadas que su satisfacción puede conseguirse t r i m o n i a l . Dado que el contrato m a t r i m o n i a l varía considerablemente
mejor dentro del mismo grupo humano y mediante u n aparato com- de una c u l t u r a a otra, las consideraciones de a d e c u a c i ó n sexual, legal
binado de c u l t u r a material. Incluso la fisiología humana hace que el y e c o n ó m i c a t a m b i é n v a r í a n , y los mecanismos mediante los cuales

<>•>
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se combinan estos distintos elementos no pueden ser los mismo*. »•'•' "» válvulas v reacciones de seguridad contra su severidad
Cualquiera que pueda ser la libertad sexual permitida, en ninguna muchas veces fastidiosa.
sociedad humana se consiente que los j ó v e n e s sean completamente in Las reglas tradicionales determinan las ocasiones de hacer el
discriminados o promiscuos en las experiencias amorosas sexuales. amor, los m é t o d o s de a p r o x i m a c i ó n y de galanteo, incluso los medios
Se conocen tres grandes tipos de limitaciones: la p r o h i b i c i ó n del pai a atraer y gustar. La t r a d i c i ó n t a m b i é n permite determinadas h
incesto, el respeto a las obligaciones matrimoniales anteriores y las b c i tades c incluso excesos, aunque t a m b i é n les establecí- limites rigu
reglas combinadas de exogamia-y endogamia. La p r o h i b i c i ó n del in- roaos. Estos l í m i t e s determinan el grado de publicidad, de promist ul
cesto, con unas pocas excepciones insignificantes, es universal. Si d a d , de indecencias verbales y activas; determinan lo que se cl< b.
pudiera demostrarse que el incesto es biológicamente pernicioso, la considerar n o r m a l y l o que se debe considerar p e r v e r s i ó n . En todo
función de este t a b ú universal r e s u l t a r í a evidente. Pero los especia esto, los a u t é n t i c o s impulsos del comportamiento humano sexual no
listas en la herencia no e s t á n de acuerdo sobre el asunto. No obstante, consisten en impulsos fisiológicos naturales, sino que se presentan
es posible demostrar que desde un punto de vista sociológico la fun- a la conciencia humana en forma de mandamientos dictados poi la
ción de los t a b ú e s del incesto tiene gran importancia. E l impulso t r a d i c i ó n . La poderosa influencia destructiva del sexo tiene que con
sexual, que en general es una fuerza muy desordenada y socialmente tar con u n juego l i b r e dentro de unos límites. E l p r i n c i p a l tipo de
destructiva, no puede penetrar en un sentimiento previamente exis- libertad regulada es la libertad de copular que se deja a las persona,
tente sin dar lugar a u n cambio revolucionario. E l i n t e r é s sexual, por solteras, que muchas veces es considerado equivocadamente como
tanto, es incompatible con cualquier forma de relación familiar, sea una supervivencia de la promiscuidad p r i m i t i v a . Para apreciar la
entre padres e hijos o entre hermanos y hermanas, pues estas rela- función de la r e l a j a c i ó n prenupcial, é s t a debe ponerse en c o n c i a
ciones se constituyen en el p e r í o d o presexual de la vida humana c i ó n con los hechos biológicos, con la i n s t i t u c i ó n del m a t r i m o n i o y
y se fundan en profundas necesidades fisiológicas de c a r á c t e r no se- con la r e l a c i ó n entre padres e hijos dentro de la familia. E l impulso
xual. Si se permitiera que la pasión erótica invadiera los recintos sexual que lleva a las personas a copular es extraordinariamente m á s
del hogar no solamente c r e a r í a celos y elementos de competencia y poderoso que cualquier o t r o motivo. Allí donde el m a t r i m o n i o es la
d e s o r g a n i z a r í a la familia, sino que t a m b i é n s u b v e r t i r í a los lazos de c o n d i c i ó n indispensable para la copulación, el impulso que supera
parentesco m á s fundamentales sobre los que se basa el futuro desa- todas las d e m á s consideraciones debe conducir a uniones que no
r r o l l o de todas las relaciones sociales. Dentro de cada familia sólo son adecuadas n i estables, espiritual n i fisiológicamente. E n las cul-
puede permitirse una r e l a c i ó n erótica y ésta es la r e l a c i ó n del ma- turas m á s elevadas, el entrenamiento m o r a l y la s u b o r d i n a c i ó n del
rido y la esposa, que aunque desde u n principio está construida a sexo a intereses culturales m á s amplios funcionan como salvaguardias
p a r t i r de elementos e r ó t i c o s debe ajustarse muy sutilmente a las generales contra el d o m i n i o exclusivo del elemento e r ó t i c o en el
otras partes componentes de la c o o p e r a c i ó n doméstica. Una sociedad m a t r i m o n i o , o bien los matrimonios culturalmente determinados,
que permitiera el incesto no p o d r í a desarrollar familias estables; por concertados p o r los padres o por las familias, aseguran la influencia
tanto, q u e d a r í a privada de los m á s fuertes cimientos del parentesco de factores e c o n ó m i c o s y culturales sobre el simple erotismo. En
y esto, en una sociedad p r i m i t i v a , significaría la ausencia del orden ciertas comunidades primitivas a s í como en grandes sectores del cam-
social. pesinado europeo, el emparejamiento de prueba, como forma de ase-
gurar la compatibilidad personal y t a m b i é n en gran medida como
La exogamia elimina el sexo de todo u n conjunto de relaciones medio para eliminar la simple urgencia sexual, funciona como una
sociales, aquellas que se producen entre los miembros masculinos v salvaguardia de la i n s t i t u c i ó n del m a t r i m o n i o permanente. Gracias
femeninos del mismo clan. Puesto que el clan constituye el g r u p o a las libertades prematrimoniales durante el noviazgo, la gente deja
cooperativo típico, cuyos miembros e s t á n unidos por cierto número de valorar el simple s e ñ u e l o del atractivo e r ó t i c o y, por otra parte, se
de intereses y actividades legales, ceremoniales y e c o n ó m i c o s , al ye cada vez m á s influida por las afinidades personales, si no existe
quitar de la c o o p e r a c i ó n del trabajo diario u n elemento destructivo incompatibilidad fisiológica. La función, pues, de la libertad prema-
y de competencia, la exogamia cumple una vez m á s una importante t r i m o n i a l consiste en que influye en la elección m a t r i m o n i a l , que se
función cultural. La salvaguardia general de la exclusividad sexual convierte en deliberada, basada en la experiencia y orientada por con-
del m a t r i m o n i o establece esa relativa estabilidad del m a t r i m o n i o que sideraciones m á s amplias y s i n t é t i c a s que el ciego impulso sexual.
• a m b í é n es inevitable si la institución no ha de ser minada poi !<>•• Por tanto, la falta de castidad prematrimonial funciona como una
celos y desconfianzas del galanteo competitivo. El hecho de (pie nin forma de p r e p a r a c i ó n del m a t r i m o n i o , eliminando el impulso sexual
guna de las reglas del incesto, la exogamia y el adulterio m i m a crudo, e m p í r i c o y no educado, y fundiendo este impulso con otros
funcionen con absoluta p r e c i s i ó n y fuerza a u t o m á t i c a sólo r e l u c í / a la en una a p r e c i a c i ó n m á s profunda de la personalidad.
lógica de este argumento, pues lo m á s importante es la eliinina< ion
del funcionamiento abierto del sexo. La evasión subrepticia de las
La couvade, el r i t u a l s i m b ó l i c o mediante el cual u n hombre imita
reglas y las ocasionales anulaciones en momentos ceremoniales op<
el sobreparto mientras la esposa va a su trabajo, no es tampoco una

100 lid
supervivencia, sino que puede explicarse funcionalinente p o i su u m basa en las relaciones personales con el padre y la madre, con los
texto cultural. h< iinanos y hermanas. Siempre se adquiere un completo equipo de
En las ideas, costumbres y dispositivos sociales referentes ¡i la t é r m i n o s familiares, con significados individuales bien determinados,
c o n c e p c i ó n , el embarazo y el alumbramiento, el hecho de la Riatt m i • m i e s (pie cualquier otro desarrollo lingüístico. Pero luego tiene
dad e s t á culturalmente determinado sobre todo por su n a i i i i . i l / . lugai una serie de extensiones del significado. Las palabras padre y
biológica. La paternidad se establece de forma s i m é t r i c a , mediante madre se aplican primero a la hermana de la madre y al hermano del
reglas en las que el padre tiene que i m i t a r en parte los t a b ú e s , las padie, respectivamente, pero se aplican a estas personas de manera
observancias y reglas de conducta que tradicionalmente recaen sobre I raucamente m e t a f ó r i c a , es decir, con un significado ampliado y
la madre y t a m b i é n que encargarse de determinadas funciones ato distinto, que de ninguna forma interfiere u obstaculiza el significado
ciadas. E l comportamiento del padre en el nacimiento e s t á estrit ta original cuando se aplica a los padres originales. La extensión tiene
mente determinado, y en todas partes, tanto si se le excluye de I . . lugar porque, en una sociedad p r i m i t i v a , los parientes m á s p r ó x i m o s
c o m p a ñ í a de la madre como si se le obliga a asistir, tanto si se le t u n e n la obligación de actuar como sustitutos de los padres, de
considera peligroso como indispensable para el bienestar de la madre sustituir a los progenitores de los n i ñ o s en caso de muerte o ausen-
cia, y en todos los casos deben c o m p a r t i r sus obligaciones en una
y del n i ñ o , el padre tiene que asumir un r o l concreto, estrictamente
considerable medida. Sin embargo, hasta que no tenga lugar una
prescrito. M á s adelante el padre comparte gran parte de las obliga-
completa a d o p c i ó n , los parientes sustitutivos no reemplazan a los
ciones de la madre; la sigue y la sustituye en gran parte de los tier-
originales y en n i n g ú n caso se confunden o identifican los dos con-
nos cuidados que recaen sobre el infante. La función de la couvade
juntos. Simplemente se asimilan de forma parcial. E l acto de nom-
consiste en establecer la paternidad social mediante la asimilación
b r a r a las personas siempre es un acto semilegal, especialmente en las
s i m b ó l i c a del padre a la madre. Lejos de ser una supervivencia o u n comunidades primitivas. Así como en las ceremonias de a d o p c i ó n
rasgo muerto o inútil, la couvade es simplemente uno de los actos r i - se i m i t a el nacimiento verdadero, en la couvade se simula u n alum-
tuales creativos que e s t á n en la base de la institución de la familia. bramiento, en el acto de la hermandad de sangre hay ficciones tales
Su naturaleza puede comprenderse, no mediante aislamiento, sino como el intercambio de sangre, en el m a t r i m o n i o una atadura, u n i ó n
s i t u á n d o l o dentro de las instituciones a las que pertenecen, compren- u obligación s i m b ó l i c a o un acto de comida c o m ú n y a p a r i c i ó n p ú -
d i é n d o l o como parte integrante de la i n s t i t u c i ó n de la familia. blica c o m ú n a veces, igualmente a q u í una relación derivada, parcial-
Las t e r m i n o l o g í a s clasificatorias se conciben como si al mismo mente establecida, se caracteriza por el acto de la i m i t a c i ó n verbal
tiempo reunieran un «plan inteligente» (en palabras de Morgan) para en el nombramiento. La función del uso verbal clasificatorio consis-
la clasificación de los parientes. En la teoría de Morgan se s u p o n í a te, pues, en establecer los derechos legales de la paternidad y ma-
que esta clasificación proporcionaba con precisión casi m a t e m á t i c a ternidad delegada mediante la m e t á f o r a unitiva de la e x t e n s i ó n de
los l í m i t e s de la paternidad potencial. S e g ú n t e o r í a s m á s r e c i e n t e , los t é r m i n o s de parentesco. E l descubrimiento de la función de la
sobre todo la de Rivers, las terminologías clasificatorias fueron en t e r m i n o l o g í a clasificatoria abre u n conjunto de nuevos problemas:
a l g ú n momento la m a n i f e s t a c i ó n clara y real de a n ó m a l o s matrimo- el estudio de la s i t u a c i ó n inicial del parentesco, de la e x t e n s i ó n del
nios. Cualquiera que sea el aspecto concreto de las distintas teorías, significado del parentesco, del parcial hacerse cargo de las obliga-
el dato de las t e r m i n o l o g í a s clasificatorias ha sido la fuente de un ciones de parentesco y de los cambios producidos en las anteriores
torrente de especulaciones sobre las etapas de la evolución del ma relaciones por tales extensiones. Se trata de problemas e m p í r i c o s
t r i m o n i o , sobre las uniones a n ó m a l a s , sobre la promiscuidad y la ge que no llevan a la mera especulación, sino a un estudio m á s completo
rentocracia primitivas, sobre el clan u , otros esquemas procrcativos de los hechos que se producen sobre el terreno de investigación. A l
comunitarios que en una u otra etapa ocupan el lugar de la familia mismo tiempo, el descubrimiento de la función del uso de la termi-
N o obstante, pocos fueron los que investigaron seriamente la función nología clasificatoria en t é r m i n o s de la realidad sociológica actual
actual de los t é r m i n o s clasificatorios. McLennan sugirió que p o d r í a n corta las razones en las que se basaban series enteras de especula-
ser una forma simplemente educada de tratamiento, y en esto fue ciones s e g ú n las cuales las nomenclaturas salvajes d e b í a n explicarse
seguido por unos cuantos autores. Pero puesto que estas nomen- como supervivencias de etapas anteriores del m a t r i m o n i o humano.
claturas e s t á n m u y r í g i d a m e n t e adheridas y puesto que, c o m o lia
mostrado Rivers, e s t á n asociadas a concretos status sociales, la ex- El aparato de la domesticidad influye en c! aspecto m o r a l o es-
plicación de McLennan tiene que ser descartada. p i r i t u a l de la vida familiar. Su substrato material consiste en los
Las t e r m i n o l o g í a s clasificatorias, no obstante, cumplen una l u n alojamientos, los dispositivos internos, los aparatos de cocina y los
ción m u y importante y muy concreta, que sólo puede apreciarse instrumentos d o m é s t i c o s y t a m b i é n el modo de asentamiento, es decir,
a p a r t i r de un cuidadoso estudio de c ó m o los t é r m i n o s desarrollan la forma en que se reparten los alojamientos sobre el t e r r i t o r i o . Este
significado durante la historia biográfica de un m i e m b r o de la t r i b u . substrato material entra de la forma m á s sutil en la textura de la
E l p r i m e r significado que adquiere el n i ñ o es siempre individual. Se vida familiar e influye profundamente en sus aspectos legales, e c o n ó

102 103
micos y morales. La c o n s t i t u c i ó n de una familia caractci istii .1 de una ramentc técnico, bastan unas pocas indicaciones sobre c ó m o se coló-
cultura va profundamente asociada al aspecto material del m i . 1101 1 an las piedlas, c ó m o se expulsa el humo, como se utiliza el luego
del alojamiento, tanto si se trata de un rascacielos como de un rffu pata < . i l . n i . 1 1 o para iluminar, i o n i o se disponen los soportes paia
gio, de un suntuoso apartamento o de un cobertizo. Existe u fl j in 11 Tero incluso al exponer estos simples detalles, uno se ve
nito campo de asociaciones personales í n t i m a s en el hogai d e s d e anastrado al estudio de los usos c a r a c t e r í s t i c o s del fuego, a las indi
la infancia y adolescencia, a t r a v é s de la pubertad y el despertai caiioncs de las actitudes y emociones humanas; en resumen, al ana
emocional, la etapa de noviazgo y el principio de la vida mal 1 un. . m i l . lisis de las costumbres sociales y morales que se constituyen alrede-
hasta la ancianidad. Estas implicaciones sentimentales y r o m á n t i c a s dor del hogar. Pues el hogar es el centro de la vida d o m é s t i c a ; y la
n i a n e i a en que se utiliza, las costumbres para encenderlo, mantenerlo
de estos hechos se reconocen, en la cultura c o n t e m p o r á n e a , en la pri
s e r v a c i ó n y culto de los lugares de nacimiento y hogares de los gran y extinguirlo, el culto d o m é s t i c o que suele desarrollarse a su alrede-
des hombres. Pero aunque se conoce gran parte de la tecnología de dor, la m i t ol ogí a y la significación simbólica del hogar, son datOl
la c o n s t r u c c i ó n de viviendas e incluso de la estructura de las CASAS indispensables para el estudio de la domesticidad y de su lugar den
en diversas culturas, y aunque t a m b i é n se conoce mucho sobre la t í o de la cultura. E n las islas Trobriand, por ejemplo, el hogar tienen
c o n s t i t u c i ó n de la familia, pocas descripciones se ocupan de la reía que situarse en el centro, para evitar los hechizos, que son especial
c i ó n entre la forma de alojamiento y la forma de los dispositivos mente eficaces si utilizan el humo para entrar desde fuera. E l hogar
d o m é s t i c o s , por una parte, y la c o n s t i t u c i ó n de la familia, por otra, es una propiedad especial de las mujeres. Hasta cierto punto, guisar
y sin embargo tales relaciones existen. E l solar familiar aislado, es t a b ú para los hombres y su proximidad contamina los alimentos
distante de todos los d e m á s , produce una familia fuertemente unida, vegetales no guisados. De a h í que exista una división entre almace-
autosuficiente e c o n ó m i c a m e n t e , así como moralmente independiente. nes y casas de guisar en las aldeas. Todo esto hace que el simple dis-
Las casas a u t ó n o m a s reunidas en comunidades de aldea permiten positivo m a t e r i a l de una casa sea una realidad social, moral, legal y
una textura mucho m á s apretada del parentesco derivado y una religiosa.
mayor amplitud de la c o o p e r a c i ó n local. Las casas compuestas de E l dispositivo de los bancos para d o r m i r e s t á correlacionado
familias unidas, especialmente cuando e s t á n unidas bajo un propie- con el lado sexual y de parentesco de la vida matrimonial, con el
tario, constituyen las bases necesarias para una familia extendida o t a b ú del incesto y la necesidad de casas para los solteros; el acceso
Grossfamilie. Las grandes casas comunitarias donde sólo los distintos a la casa está correlacionado con el aislamiento de la vida familiar,
hogares o porciones diferencian a las distintas familias componentes con la propiedad y la moralidad sexual. En todas partes la forma
colaboran a un sistema de parentesco aun m á s entrelazado. Por últi- se hace m á s y m á s significativa conforme se comprende mejor la
mo, la existencia de clubes especiales, donde los hombres, los solteros r e l a c i ó n entre las realidades sociológicas y su substrato material.
o las muchachas no casadas de la comunidad duermen, comen o Las ideas, las costumbres y las leyes codifican y determinan los
guisan juntos, e s t á evidentemente correlacionada con la estruetma dispositivos materiales, mientras que estos ú l t i m o s son los principa-
general de una comunidad en la que el parentesco se complica poi les aparatos que moldean a cada nueva g e n e r a c i ó n en la pauta tra-
grados de edad, sociedades secretas y otras asociaciones masculinas dicional típica de su sociedad.
o femeninas, y generalmente t a m b i é n está correlacionado con la pre
Las necesidades biológicas fundamentales de una comunidad, es
sencia o ausencia de libertad sexual.
decir, las condiciones en que una cultura puede prosperar, desarro-
Cuanto m á s se sigue la correlación entre la sociología y la forma llarse y continuar, se satisfacen de una forma indirecta que impo-
de los asentamientos y alojamientos, mejor se comprende cada pal te ne condiciones secundarias o derivadas. Estas pueden designarse-
Mientras que, por una parte, la forma de los dispositivos materialt corno imperativos instrumentales de la cultura. E l conjunto de la
recibe su ú n i c a significación a partir de su contexto sociológico, poi masa de cultura material debe producirse, mantenerse, distribuirse
o t r a parte toda la d e t e r m i n a c i ó n objetiva de los f e n ó m e n o s sociales y utilizarse. Por tanto, en cada cultura se encuentra un sistema de
y morales puede definirse y describirse mejor en t é r m i n o s de substi a reglas o mandamientos que determina las actividades, los usos y los
to material, dado que é s t e moldea e influye en la vida social y espi- valores mediante los cuales se produce, almacena y reparte la comida,
r i t u a l de una cultura. Los dispositivos del interior de la casa tara se manufacturan, poseen y utilizan los bienes, se preparan e incor-
.bien muestran la necesidad de un estudio paralelo y en c o r r e l a c i ó n poran las herramientas a la p r o d u c c i ó n . La or^p.nización e c o n o m í a
de lo material y lo espiritual. E l escaso mobiliario, el hogar, los ban- es indispensable para cualquier comunidad, y la c u l t u r a siempre debe
cos de d o r m i r , las esteras y colgadores de una choza indígena m u é > mantenerse en contacto con este substrato material.
t r a n una simplicidad, incluso una pobreza de forma que, no obstan- E n t r e los primitivos m á s inferiores existe c o o p e r a c i ó n regulada
te, se vuelve inmensamente significativa con ayuda de la profundidad incluso en actividades tan simples como la b ú s q u e d a de a l i m e n t o .
y la clasificación de la asociación sociológica y espiritual. El hogar, A veces tienen que abastecer a grandes reuniones tribales y ello exige
p o r ejemplo, cambia poco de forma; desde el punto de vista me un complicado sistema de intendencia. Existe división del trabajo

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dentro de la familia y la c o o p e r a c i ó n de las familias dentro de la nna g e n e i n . ion a o t r a . Los cuentos populares y la mitología c o u s t i t t i
comunidad local nunca es un asunto e c o n ó m i c o sencillo. F.l manh v< " o l i o aspecto de la tradición verbal. En las culturas m á s elevadas
nimiento del principio u t i l i t a r i o de la p r o d u c c i ó n está estrechan!. nl< se a ñ a d e la escritura para transportar l a tradición o r a l . E l no haberse
vinculado a actividades a r t í s t i c a s , mágicas, religiosas y ceremonial. dado ( l i e n t a de que el lenguaje es una parte integrante- de la c u l l i i i . i
La propiedad p r i m i t i v a de la tierra, de la p o s e s i ó n personal y de l o s ha llevado a vagos, m e t a f ó r i c o s y equivocados paralelos entre las so
distintos medios de p r o d u c c i ó n es mucho m á s complicada de lo que « ¡edades animales y la cultura humana, que han perjudicado mucho
s u p o n í a l a vieja a n t r o p o l o g í a , y el estudio de la e c o n o m í a primitiva a la sociología. Si se comprendiera claramente que la cultura no
e s t á desarrollando u n considerable i n t e r é s por lo que p o d r í a deno- existe sin el lenguaje, el estudio de las comunidades animales deja-
minarse las primeras formas del derecho civil. ría de formar parte de la sociología y las adaptaciones de los anima-
les a la naturaleza se d i s t i n g u i r í a n claramente de la cultura. E n la
C o o p e r a c i ó n significa sacrificio, esfuerzo, s u b o r d i n a c i ó n de las
sociedad p r i m i t i v a , la e d u c a c i ó n raramente implica instituciones espe-
inclinaciones y de los intereses privados a los fines comunes de la
ciales. L a familia, el grupo parientes c o n s a n g u í n e o s , la comunidad
comunidad, la existencia de coacción social. La vida en c o m ú n pro-
local, los grados de edad, las sociedades secretas, los campos de
picia distintas tentaciones, especialmente a impulsos del sexo, y como
iniciación, los grupos profesionales o gremios de técnicos, la habi-
consecuencia, se hace inevitable u n sistema de prohibiciones y coac-
lidad m á g i c a o religiosa, son las instituciones que corresponden, en
ciones, a s í como de reglas obligatorias. La p r o d u c c i ó n e c o n ó m i c a pro-
algunas de sus funciones derivadas, a las escuelas de las culturas
porciona al hombre las cosas deseadas y valoradas, no indiscrimina-
m á s avanzadas.
damente accesibles para uso y disfrute por todo el mundo p o r igual,
y es p o r ello que surgen y se hacen c u m p l i r las reglas de la propie- Los tres imperativos instrumentales, la organización e c o n ó m i c a , la
dad, de la posesión y del uso. La organización concreta e n t r a ñ a dife- ley y la e d u c a c i ó n , no agotan todo lo que la cultura e n t r a ñ a en su
rencias de rango, liderazgo, status e influencia. La j e r a r q u í a desa- satisfacción indirecta de las necesidades humanas. La magia y la
rrolla las ambiciones sociales y exige salvaguardias que se sancionan religión, el conocimiento y el arte, forman parte del esquema univer-
de manera efectiva. Todo este conjunto de problemas ha sido seña- sal que subyace a todas las culturas concretas y puede decirse que
ladamente o m i t i d o porque la ley y sus sanciones, en la sociedad p r i - nacen en respuesta de u n imperativo integrador o sintético de la
mitiva, raramente e s t á n personificadas en instituciones especiales. c u l t u r a humana.
La legislación, las sanciones legales y la a d m i n i s t r a c i ó n efectiva de A pesar de las diversas t e o r í a s sobre el c a r á c t e r específico, no
las reglas tribales suelen llevarse a cabo muchas veces como subpro- e m p í r i c o y prelógico de la mentalidad p r i m i t i v a , no cabe duda de que
ductos de otras actividades. E l mantenimiento de la ley suele ser tan p r o n t o como el hombre d e s a r r o l l ó el dominio del medio ambiente
una de las funciones secundarias o derivadas de instituciones como mediante la utilización de utensilios, y t a n pronto como a p a r e c i ó el
la familia, la comunidad local y la organización tribal. Pero aunque lenguaje, t a m b i é n d e b i ó existir u n conocimiento p r i m i t i v o de c a r á c -
no e s t é n contenidas en u n cuerpo específico de reglas codificadas ter esencialmente científico. Ninguna cultura p o d r í a sobrevivir si
n i tampoco d e s e m p e ñ a d a s por grupos especialmente organizados de sus artes y oficios, sus armas y p r o p ó s i t o s e c o n ó m i c o s se basaran en
personas, las sanciones de la ley p r i m i t i v a funcionan sin embargo concepciones y doctrinas m í s t i c a s y n \ . Cuando uno se
de forma concreta y desarrollan rasgos concretos en las institución, aproxima a la cultura humana por este lado p r a g m á t i c o y tecnoló-
a que pertenecen. Pues es esencialmente incorrecto sostener que, gico, se descubre que el hombre p r i m i t i v o es capaz de una observa-
como se ha hecho con frecuencia, la ley primitiva funciona a u t o m á - ción exacta, de perfectas generalizaciones y de razonamiento lógico
ticamente y el salvaje es p o r naturaleza u n ciudadano que se somete en todos los asuntos que afectan a sus actividades normales y son
a la ley. Las reglas de conducta deben ser grabadas en cada nueva b á s i c o s para su p r o d u c c i ó n . E l conocimiento, pues, es una necesidad
g e n e r a c i ó n mediante la educación; es decir, debe asegurarse la con- absoluta derivada de la cultura. No obstante, es m á s que u n medio
tinuidad de la cultura a t r a v é s de la i n s t r u m e n t a l i z a c i ó n de la tra para un f i n y, p o r tanto, no se clasificó entre los imperativos ins-
dición. La p r i m e r a condición es la existencia de signos simbólicos trumentales. Su lugar en la cultura, su función, es ligeramente dife-
mediante los cuales pueda traspasarse de una generación a otras la rente al de la p r o d u c c i ó n , la ley o la e d u c a c i ó n . Los sistemas de cono-
experiencia acumulada. E l lenguaje constituye el tipo m á s Importen cimiento sirven para conectar distintos tipos de comportamientos;
tes-dc- tales signes simbólicos. E l lenguaje no contiene la experiencia; traspasan los resultados de las experiencias pasadas ? las f u t u r a s
m á s bien es u n sistema de h á b i t o s sonoros que a c o m p a ñ a al desairo empresas y r e ú n e n los elementos de la experiencia humana permi-
l i o de la experiencia cultural de toda comunidad humana y se con- tiendo que el hombre coordine e integre sus actividades. E l cono-
vierte en parte integrante de esta experiencia cultural. E n las c ul cimiento es una a c t i t u d mental, una diátesis del sistema nervioso
turas p r i m i t i v a s , la t r a d i c i ó n se mantiene oral. E l habla de una coinu que permite que el hombre lleve a cabo el trabajo que l a cultura
nidad p r i m i t i v a e s t á llena de dichos establecidos, m á x i m a s , reglas le asigna. Su función consiste en organizar e integrar las actividades
y reflexiones que traspasan de forma estereotipada la s a b i d u r í a de indispensables de la cultura.

106 107
desanollada l o s que e s t á n familiarizados con a l g u n a buena magia
La c o r p o r i z a c i ó n material del conocimiento consiste en la mitán tienen, en virtud de ello, valentía y confianza. C u a n d o se utilizan las
de arles y oficios, de procedimientos técnicos y de reglas de artesa canoas para la pesca, los accidentes y la b u e n a o m a l a suerte p u e d e n
nía. M á s e s p e c í f i c a m e n t e , en las culturas m á s primitivas y eviden iclcrir.se no solo a l transporte, sino t a m b i é n al hallazgo del p e s i a d o
teniente en las m á s elevadas, existen utensilios especiales del CODO V •« las i o n d ú iones de captura. En el comercio, sea m a r í t i m o o entre
I in nenio: diagramas, modelos topográficos, medidas, ayudas para V . I I I I O S p r ó x i m o s , la suerte puede favorecer o impedir los l i n e s y
la o r i e n t a c i ó n o para contar. deseos humanos. E n consecuencia, ha tenido un fuerte desarrolle
La c o n e x i ó n entre el pensamiento indígena y el lenguaje abre l a u t o la magia de la pesca como la magia del comercio.
importantes problemas de función. La a b s t r a c c i ó n lingüística, las ca- Igualmente en la guerra, el hombre, por p r i m i t i v o que sea, sabe
t e g o r í a s de espacio, tiempo y relación, y los medios lógicos para ex- que las armas de ataque y de defensa bien hechas, la estrategia, la
presar la c o n c a t e n a c i ó n de las ideas constituyen puestos extraordi- fuerza del n ú m e r o y l a fuerza de los individuos aseguran la victo! la
nariamente importantes, y el estudio de c ó m o funciona el penea Sin embargo, a pesar de todo esto, lo imprevisto y accidental ayuda
miento a t r a v é s del lenguaje de cualquier cultura sigue siendo u n incluso a l m á s débil a l a victoria cuando el combate se lleva a cabo
terreno virgen de la lingüística cultural. C ó m o funciona e l lenguaje por la noche, cuando son posibles las emboscadas, cuando las con-
p r i m i t i v o , d ó n d e e s t á incorporado, c ó m o se relaciona con la orga- diciones del encuentro favorecen obviamente a u n bando a expen-
nización social, con la religión y la magia primitivas, constituyen i m - sas del otro. La magia se utiliza como algo que, p o r encima del
portantes problemas de la a n t r o p o l o g í a funcional. equipo y l a fuerza del hombre, ayuda a dominar los accidentes y
Por la misma p r e m e d i t a c i ó n y previsión que proporciona, la fun- a e n g a ñ a r a la suerte. T a m b i é n en el amor existe una cualidad inex-
c i ó n integradora del conocimiento crea nuevas necesidades, es decir, plicable de é x i t o o de p r e d e s t i n a c i ó n a l fracaso que parece i r acom-
impone nuevos imperativos. E l conocimiento concede al hombre la p a ñ a d a de alguna fuerza independiente de la a t r a c c i ó n ostensible y
posibilidad de planificar p o r adelantado, de abarcar u n vasto espacio de los planes y dispositivos mejor preparados. La magia participa
de tiempo y espacio; permite u n amplio campo de variaciones a sus para asegurar algo que cuenta por encima de las cualidades visibles
esperanzas y deseos. Pero por mucho que el conocimiento y la ciencia y contabilizables.
ayuden al hombre, p e r m i t i é n d o l e conseguir lo que desea, son com- Para su bienestar, el hombre p r i m i t i v o depende de sus ocupa-
pletamente incapaces de controlar la suerte, de eliminar accidentes, ciones e c o n ó m i c a s de t a l manera que siente la mala suerte de forma
de adivinar u n giro inesperado de los acontecimientos naturales muy dolorosa y directa. Entre las personas que dependen de sus
o bien de hacer que el trabajo manual humano sea digno de con-
campos o de sus huertos, invariablemente está bien desarrollado l o
fianza y adecuado para todas las exigencias p r á c t i c a s . E n este campo,
que se p o d r í a denominar el conocimiento agrícola. Los i n d í g e n a s
mucho m á s p r á c t i c o , concreto y circunscrito que el de la religión, se
conocen las propiedades del suelo, la necesidad de una cuidadosa
desarrolla u n tipo especial de actividades rituales que la a n t r o p o l o g í a
limpieza de la selva y los matojos, de fertilizar con cenizas y de
etiqueta colectivamente como magia.
sembrar de forma adecuada. Pero por bien escogido que e s t é el
La m á s azarosa de todas las empresas humanas conocidas por el emplazamiento y por bien trabajados que estén los huertos, se pro-
hombre p r i m i t i v o es la navegación. Para la p r e p a r a c i ó n de su e m ducen calamidades. La s e q u í a o el diluvio aparecen en los momen-
b a r c a c i ó n y el trazado de sus planes, el salvaje se dirige a la cien, la tos m á s inapropiados y destruyen los frutos por completo, o bien
La obra cuidadosa a s í como el inteligentemente organizado trabajo de los a ñ u b l o s , los insectos o los animales salvajes los disminuyen.
la c o n s t r u c c i ó n y de la navegación dan testimonio de la confianza O bien en otros a ñ o s , cuando el hombre es consciente de que sólo
del salvaje en la ciencia y de su sometimiento a ella. Pero es posible o b t e n d r á u n pobre fruto, todo se produce de forma tan suave y
que los vientos adversos o la falta de viento, el m a l tiempo, las co- p r ó s p e r a que unos inesperados buenos rendimientos premian a l
rrientes y los arrecifes desbaraten sus mejores planes y sus m a s
agricultor que no l o merece. Los temidos elementos de la lluvia y el
cuidados preparativos. Tiene que a d m i t i r que n i sus conocinnen
sol, las plagas y la fertilidad parecen estar controlados por una fuerza
tos n i sus esfuerzos m á s cuidadosos son una g a r a n t í a del éxito
que e s t á m á s allá de la experiencia y el conocimiento humano ordi-
Algo inexplicable suele penetrar y frustrar sus previsiones. Pero aun
narios, y el hombre recurre, una vez m á s , a la magia.
que inexplicable, parece tener sin embargo, un profundo significado,
E n todos estos ejemplos aparecen los mismos factores. La expe-
y actuar o comportarse con alguna intención La secuencia, la c o m a
t c n a c i ó n significativa de acontecimientos, parece contener alguna co- riencia y la lógica e n s e ñ a n a l hombre que, dentro de determinados
herencia lógica interna. E l hombre siente que no puede hacci nada l í m i t e s , e l conocimiento es soberano; pero que m á s allá de ellos
por combatir este misterioso elemento o fuerza, y ayudar y lavoie» ei no se puede hacer nada con esfuerzos p r á c t i c o s de fundamento ra
a su suerte. Existen siempre, por tanto, sistemas de superstii ion, de cional. Sin embargo, él se rebela contra la inacción porque, aunque
r i t u a l m á s o menos desarrollado, asociados a la navega» ion, y en las se da cuenta de su impotencia, se siente igualmente impelido a la
comunidades primitivas la magia de las embarcaciones está i m i v acción por u n intenso deseo y por fuertes emociones. Y tampoco es

ion
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tingedla ni.n 11 una sensacionalista se ha formado u n mito que pre-
posible la total inacción. Una vez se ha embarcado para u n Intuo senta las mismas misteriosas indicaciones m á g i c a s o da razones
viaje o se encuentra en medio de u n combate o a mitad de < mágii as p a i . i la tragedia. La aviación e s t á desarrollando sus s u p e i s l i
del ciclo de desarrollo de los huertos, el indígena trata do h m n « i o n e s y su magia. Muchos pilotos se niegan a aceptar a l p a s a j e i o
que su canoa sea m á s marinera mediante encantos o de txpul 1 que viste algo de color verde, a salir de viaje en martes o cnccndei
a las langostas y los animales salvajes mediante u n r i t u a l o do tres cigarrillos con la misma cerilla cuando e s t á n en el aire, y su
vencer a sus enemigos con ayuda de una danza. s e n s i b i l i d a d a la s u p e r s t i c i ó n parece aumentar con l a a l t u r a . En
La magia cambia en la forma; v a r í a de fundamento; pero < <¡ 1 todas las grandes ciudades de Europa y A m é r i c a puede comprarse
en todas partes. E n las sociedades modernas, la magia está aso. la magia de q u i r o m á n t i c o s , clarividentes y otros adivinos que pre-
con encender u n tercer cigarrillo con l a misma cerilla, con la < aid.i dicen el futuro, dan consejos p r á c t i c o s para la conducta afortunada
de la sal y la necesidad de tirarla p o r encima del h o m b r o Izquierdo, y venden a l p o r menor aparatos rituales como amuletos, mascotas y
con los espejos rotos, con pasar p o r debajo de una escalera, con la talismanes. N o obstante, tanto en l a civilización como entre los salva
luna nueva vista a t r a v é s de u n cristal o en l a mano izquierda, < m i jes, el campo m á s poderoso de la magia es el de la salud. T a m b i é n
el n ú m e r o trece o con e l martes. Estas son supersticiones de poca en esto las antiguas y venerables religiones se prestan f á c i l m e n t e a
importancia que simplemente parecen vegetar entre la intclligcntsia la magia. E l catolicismo romano abre sus sagradas reliquias y los
del mundo occidental. Pero estas supersticiones y sistemas mucho lugares de culto a l peregrino achacoso, y las curaciones p o r la fe
m á s desarrollados t a m b i é n persisten tenazmente y reciben serio cré- t a m b i é n florecen en otras iglesias. L a p r i n c i p a l función de l a Chris-
dito entre las modernas poblaciones urbanas. La magia negra se tian Science es la e x p u l s i ó n mental de la enfermedad y el decaimien-
practica en los barrios pobres de Londres por el clásico m é t o d o de to; su m e t a f í s i c a es fuertemente p r a g m á t i c a y u t i l i t a r i a y su r i t u a l
destruir el retrato del enemigo. E n las ceremonias matrimoniales, consiste esencialmente en medios para e l f i n de l a salud y l a felicidad.
se consigue buena suerte para la pareja de casados mediante la estrit E l abanico ilimitado de remedios y bendiciones, o s t e o p a t í a y quiro-
ta observancia de varios m é t o d o s m á g i c o s tales como arrojar la p r á c t i c a , d i e t é t i c a y c u r a c i ó n p o r el sol, e l agua fría, e l jugo de uva
zapatilla y la lluvia de arroz. Entre los campesinos de la Europa o de l i m ó n , alimentos crudos, inanición, alcohol o su p r o h i b i c i ó n ,
central y oriental, t o d a v í a florece l a magia elaborada y se trata todos y cada uno invariablemente tienen algo de magia. Los inte-
a los n i ñ o s c o n ayuda de brujas y brujos. Existen personas de las lectuales t o d a v í a se someten a Coué y Freud, a Jaeger y Kneipp, a l
que se suponen que tienen poder para impedir que las vacas den culto a l sol, ya sea directo o mediante l a l á m p a r a de mercurio, p o r
leche, para i n d u c i r al ganado a que se multiplique indebidamente, no mencionar e l g é n e r o de cabecera d e l especialista bien pagado.
para p r o d u c i r lluvia y . s o l , y para hacer que la gente se ame <> se Es m u y difícil descubrir d ó n d e acaba e l buen sentido y d ó n d e comien-
odie. Los santos de la iglesia católica romana se convierten, en la za l a magia.
p r á c t i c a popular, en pasivos cómplices de la magia. Son golpeados,
adulados y llevados de ?.n sitio a otro. Pueden traer lluvia si se- les E l salvaje no es no m á s racional n i m á s supersticioso que el hom-
s i t ú a en el campo, para los flujos de lava al enfrentarlos y deteni I bre moderno. Es m á s limitado, menos suceptible de tener imagina-
el progreso de una enfc::nedad, o de un a ñ u b l o , o de una plaga de ciones libres y a ser e n g a ñ a d o por las nuevas invenciones. Su magia es
insectos. La utilización ,. t á c t i c a que se hace de ciertos ritual tradicional y tiene su plaza fuerte de conocimientos, su t r a d i c i ó n
objetos religiosos convierta a su función en m á g i c a . Pues la magia se e m p í r i c a y racional de ciencia. Dado que el c a r á c t e r supersticioso
distingue de la religic •» e:. que la ú l t i m a crea valores y se atienf o p r e l ó g i c o del hombre p r i m i t i v o ha sido tan resaltado, es necesario
directamente a fines, mientras que la magia consta de actos que n trazar con claridad la línea divisoria entre la ciencia y la magia p r i -
nen u n valor p r á c t i c o u t i l i t a r i o y sólo son eficaces como medios para mitivas. Existen dominios donde la magia nunca penetra. Hacer fue-
u n f i n . De este modo, el objeto o tema estrictamente u t i l i t a r i o de un go, l a c e s t e r í a , la verdadera p r o d u c c i ó n de utensilios de piedra, l a
acto y su función directa e instrumental lo convierten en magia, v f a b r i c a c i ó n de cuerdas o esteras, guisar y todas las p e q u e ñ a s activi-
la mayor parte de las religiones modernas establecidas albergan en dades d o m é s t i c a s , aunque sean extraordinariamente importantes, no
su i n t e r i o r , dentro del r i t u a l e incluso en su ética, u n a buena can t i e s t á n nunca asociadas a la magia. Algunas pertenecen a l centro de
dad de cosas que en realidad pertenecen a la magia. Pero la magia las p r á c t i c a s religiosas y de la mitología, como p o r ejemplo el fuego,
moderna no sólo sobrevive en forma de las supersticiones menores guisar, o los utensilios de piedra; pero la magia nunca e s t á relacio-
o dentro del cuerpo de los sistemas religiosos. Siempre que hay pell nada con su f a b r i c a c i ó n . L a r a z ó n es que basta con l a habilidad nor-
gro, incertidumbre, gran incidencia de l a suerte y el accidente, ln< luso m a l dirigida p o r u n buen conocimiento para poner a l hombre en el
en formas de actividad completamente modernas, la magia fructifii > buen camino y darle l a certeza de u n c o n t r o l correcto y completo de
E l jugador d é Montecarlo, del h i p ó d r o m o o de cualquier lotería na- estas actividades.
cional desarrolla sistemas. E l automovilismo y la moderna navega E n algunas ocupaciones, la magia se utiliza en determinadas con-
ción exigen mascotas y desarrollan supersticiones. Alrededor de cada diciones y en otras permanece ausente. E n una comunidad m a r í t i m a

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que depende de los productos del mar, nunca hay una magia rela- I. i c g l a s de la e x p e r i e n c i a y de la l ó g i c a se- a p l i c a n i g u a l m e n t e de
c i o n a d a c o n la recolección de c o n c h a s marinas o c o n la pesi . i in< dian l o i u i a tan c s l i i t ta i o n i o las q u e se r e f i e r e n a la t é c n i c a , y el c o n o c í
te veneno, e n c a ñ i z a d a s y trampas, en la medida en que estos m< l o d o ICO v la técnica reciben el debido c r é d i t o por todos los buenos
son de toda confianza. E n cambio, cualquier tipo de pes< •> pi lig ii n l i . i d . . . (pie pueden a t r i b u í r s e l e . E l salvaje sólo intenta controlar
azaroso e incierto e s t á rodeado de ritual. E n la caza, las formas am- m e d i a n t e la magia los resultados inexplicables, que un obscrvadoi
pies y seguras de atrapar o matar solamente están controladas poi I Cteiior a t r i b u i r í a a la suerte, al gancho para hacer las cosas con
el conocimiento y la habilidad; pero en cuanto haya algún peligro é x i t o , al azar o a la fortuna.
o incertidumbre relacionados con una provisión importante de caza, I a magia, p o r tanto, lejos de ser la ciencia p r i m i t i v a , es el resul
inmediatamente aparece la magia. La pesca costera, en la medida (ante d e l claro reconocimiento de que la ciencia tiene sus límites y
en que es perfectamente segura y fácil, no prescribe ninguna magia. de que el entendimiento y la habilidad humanas a veces son i m p o
Las expediciones ultramarinas invariablemente van ligadas a cere t i n t e s . Por toda su apariencia de m e g a l o m a n í a , por todo l o que
monias y r i t u a l . E l hombre recurre a la magia sólo cuando la suene parece ser una d e c l a r a c i ó n de la « o m n i p o t e n c i a del p e n s a m i e n t o » ,
y las circunstancias no e s t á n completamente controladas por e l CO como recientemente ha sido definida p o r Freud, la magia tiene ma-
nocimiento. yor afinidad con una explosión emocional, con los s u e ñ o s diurnos,
Esto se aprecia mejor en lo que se p o d r í a denominar los sistemas con los deseos fuertes e irrealizables.
de magia. La magia sólo puede relacionarse de forma laxa y capí i A f i r m a r con Frazer que la magia es pseudociencia s e r í a reconocer
chosa con su marco p r á c t i c o . U n cazador puede utilizar ciertas fól que la magia no es en realidad la ciencia p r i m i t i v a . I m p l i c a r í a que
m u í a s y ritos y otro ignorarlos; o bien el mismo individuo puede la magia tiene afinidad con la ciencia o, al menos, que es el mate-
aplicar sus conjuros en una ocasión y no en otra. Pero existen formas r i a l b r u t o a p a r t i r del cual se desarrolla la ciencia, implicaciones que
de actividad en las que debe utilizarse la magia. En una gran empresa son insostenibles. E l r i t u a l de la magia presenta importantes caracte-
t r i b a l , como la guerra, o una expedición m a r í t i m a arriesgada o en un r í s t i c a s que han hecho posible que muchos autores afirmen, desde
largo viaje o al emprender una gran caza o una peligrosa expedí G r i m m y Tylor hasta Freud y Lévy-Bruhl, que la magia ocupa el
ción de pesca, o bien en el ciclo normal de los huertos, que por regla lugar de la ciencia p r i m i t i v a .
general es vital para la comunidad, la magia suele ser obligatoria. Indiscutiblemente, la magia e s t á dominada p o r el principio de
Se produce según un orden fijo, concatenado con los acontecimiento . s i m p a t í a : lo mismo produce lo mismo; el todo se ve afectado si el
p r á c t i c o s , y los dos ó r d e n e s , mágico y p r á c t i c o , dependen el uno hechicero a c t ú a sobre una parte de él; pueden impartirse influencias
del otro y constituyen un sistema. Tales sistemas de magia parecen ocultas mediante contagio. Si nos concentramos sólo en la f o r m a del
a primera vista inextricables mezclas de trabajo eficaz y prácti r i t u a l , podemos concluir l e g í t i m a m e n t e con Frazer que la analogía
supersticiosas, y de esta manera parecen proporcionar u n incontesta- entre las concepciones científica y m á g i c a es estrecha y que los dis-
ble argumento a favor de las teorías según las cuales la magia y la tintos casos de magia p o r s i m p a t í a son aplicaciones e r r ó n e a s de una
ciencia, en las condiciones de los primitivos, e s t á n tan fusionadas u otra de las dos grandes leyes fundamentales del pensamiento, a
que no se pueden separar. No obstante, un análisis m á s completo saber, la asociación de ideas p o r s i m i l i t u d y la a s o c i a c i ó n de ideas
demuestra que la magia y el trabajo p r á c t i c o son completamente m por c o n t i g ü i d a d en el espacio o en el tiempo.
dependientes y nunca se confunden. Pero el estudio de la función de la ciencia y de la función de la
Pero la magia nunca se utiliza para sustituir al trabajo. En la magia hace dudar de la suficiencia de estas conclusiones. La sim-
agricultura, la o p e r a c i ó n de cavar o de despejar la tierra o la solí p a t í a no se cuenta entre las bases de la ciencia p r a g m á t i c a , n i si-
dez de las vallas o la calidad de los soportes nunca se rehuye en quiera en las condiciones m á s primitivas. E l salvaje sabe científi-
r a z ó n de que se haya practicado sobre ellos una magia m á s fucile camente que una p e q u e ñ a vara puntiaguda de madera dura frotada
E l indígena sabe muy bien que la c o n s t r u c c i ó n m e c á n i c a debe SCI o golpeada contra un trozo de madera blanda y quebradiza, estando
hecha por el trabajo humano según las estrictas reglas de la artesa ambas piezas secas, produce fuego. T a m b i é n sabe que debe utilizar-
nía. Sabe que todos los procesos que ha habido en el suelo pueden se una velocidad de movimiento fuerte, enérgica y creciente, que en
ser controlados por el esfuerzo humano, hasta una cierta medida la a c c i ó n debe producirse yesca, mantenerse fuera del viento y la
y no m á s allá, y es sólo en ese m á s allá donde trata de i n f l u i r m< chispa aventarse inmediatamente para que se transforme en una
diante la magia. Pues su experiencia y su r a z ó n le dicen que en de brasa y é s t a en una llama. N o hay ninguna s i m p a t í a , n i s i m i l i t u d ,
terminados casos sus esfuerzos y su inteligencia no son un aval ds no se toma una parte en vez del todo, n i hay contagio. La ú n i c a
ninguna clase. Por otra parte, sabe que la magia ayuda; eso le dice a s o c i a c i ó n o c o n e x i ó n es la e m p í r i c a c o n c a t e n a c i ó n de los aconteci-
por lo menos su t r a d i c i ó n . mientos naturales correctamente observada y entramada. E l salvaje
En la magia de la guerra y del amor, de las expediciones con n i sabe que u n arco fuerte bien manejado lanza una flecha veloz, que
cíales y de la pesca, de la navegación y de la fabricación de canoas. una viga ancha produce estabilidad y luz, un casco bien formado

112 113
8. — E L CONCEPTO DE C U L T U R A
ni. l í m e n l a la velocidad de su canoa. Aquí no hay asociación de ideas m.igi.i ii<» puede ir guiada por la experiencia y, al mismo tiempo, uten-
pOI l i m i ü t u d , n i contagio, ni pars pro loto. E l indígena c o l o c a u n .1. i constan lamente al mito.
h i u l e de ñ a m e o banana en el adecuado trozo de tierra. Lo riega o I I tiempo lijado, el lugar determinado, las condiciones pielinu
humedece a menos que e s t é bien empapado de lluvia. Escarda la n a i . d. aislamiento de la magia, los t a b ú e s que debe obseivai el eje
i u r r a a su alrededor y sabe perfectamente que si no se presenten CUtani.. así como su naturaleza fisiológica y sociológica, s i t ú a n al
calamidades inesperadas la planta c r e c e r á . Además, no existe prin- .ii lo mágico en una a t m ó s f e r a sobrenatural. Dentro de este i o n
cipio afín al de s i m p a t í a que vaya incluido en esta actividad. Crea texto de lo sobrenatural, el r i t o consiste, funcionalmente hablando, en
condiciones que son perfectamente científicas y racionales y deja la p r o d u c c i ó n de una v i r t u d o fuerza específica y en el lanzamien-
que la naturaleza haga su parte. Por tanto, en la medida en que la iu, c o n d u c c i ó n o i m p u l s i ó n de esta fuerza hacia el objeto deseado. La
magia consiste en la i m p l a n t a c i ó n de la s i m p a t í a , en la medida en producción de la fuerza m á g i c a tiene lugar mediante el conjuro, la
que e s t á controlada por la asociación de ideas, difiere radicalmente gesticulación manual o corporal y las adecuadas condiciones del mago
de la ciencia; y al analizar la s i m i l i t u d de forma entre la magia y la oficiante. Todos estos elementos exhiben una tendencia hacia la asi-
ciencia se revela como meramente aparente, no real. m i l a c i ó n formal del f i n deseado o hacia los medios normales de pro-
E l r i t o s i m p á t i c o , aunque es u n elemento muy prominente de la ducir este f i n . Este parecido formal se define probablemente mejor
magia, funciona siempre en el contexto de otros elementos. Su p r i n - en la a f i r m a c i ó n de que todo el r i t u a l e s t á dominado por las emocio-
cipal p r o p ó s i t o consiste en la generación y la transferencia de fuerza nes de odio, miedo, i r a o p a s i ó n erótica, o bien por el deseo de obte-
m á g i c a y, de acuerdo con esto, se celebra en la a t m ó s f e r a de lo sobre- ner u n f i n p r á c t i c o determinado.
natural. Como han mostrado Hubert y Mauss, los actos de la magia La fuerza o v i r t u d m á g i c a no se concibe como una fuerza natural.
siempre se ponen aparte, se consideran distintos, se conciben y lle- De a h í que no sean satisfactorias las t e o r í a s propuestas por Preuss,
van a cabo en condiciones diferentes. E l momento en que se celebra Marett, H u b e r t y Mauss, que hacen del m a n á melanesio o de concep-
la magia suele estar determinado por la tradición m á s que por el tos similares norteamericanos la clave para comprender toda la ma-
principio de s i m p a t í a , y el lugar en que se celebra sólo en parte gia. E l concepto de m a n á abarca el poder personal, la fuerza natural,
e s t á determinado por la s i m p a t í a o el contagio y m á s por las asocia- la excelencia y la eficacia j u n t o con la v i r t u d específica de la magia.
ciones sobrenaturales y mitológicas. Muchas de las sustancias que Es una fuerza que se considera absolutamente sui generis, que difiere
se utilizan en la magia son en gran medida s i m p á t i c a s , pero suelen tanto de las fuerzas naturales como de las facultades normales del
utilizarse fundamentalmente por la reacción fisiológica y emocional hombre.
que provocan en el hombre. Los elementos emocionales y d r a m á t i c o s f La fuerza de la magia sólo y exclusivamente p n p H p producirse den-
de la i m p l a n t a c i ó n r i t u a l incorporan, en la magia, factores que van tro de los ritos tradirionalmente prescritosV Sólo puede recibirse y
mucho m á s allá de la s i m p a t í a o de cualquier principio científico aprenderse mediante la debida iniciación en el oficio y mediante
o pseudocientífico. La mitología y la t r a d i c i ó n e s t á n incrustadas en la a d q u i s i c i ó n de u n sistema r í g i d a m e n t e definido de condiciones,
todas partes, especialmente en la celebración del conjuro mágico, que actos y observancias. Incluso cuando se descubre la magia, invaria-
debe repetirse con absoluta fidelidad al original tradicional y duran- blemente se concibe como una verdadera revelación de lo sobrena-
te el cual se recuentan los acontecimientos mitológicos en los que se t u r a l . La magia es una cualidad i n t r í n s e c a y específica de una situa-
invoca el poder del prototipo. E l c a r á c t e r sobrenatural de la magia ción y de un objeto o f e n ó m e n o dentro de la situación, que consiste
se manifiesta t a m b i é n en el c a r á c t e r anormal del mago y en los en que el objeto se hace asequible al control humano por medios
t a b ú e s temporales que rodean su ejecución. que e s t á n concreta y ú n i c a m e n t e conectados con el objeto y que
En resumen, existe un principio de s i m p a t í a : el r i t u a l de la magia sólo puede manejar la persona adecuada. Por tanto, la magia siempre
contiene por regla general algunas referencias a los resultados por se concibe como algo que no reside en la naturaleza, es decir, fuera
conseguir; los prefigura, anticipa los acontecimientos deseados. E l del hombre, sino en la relación entre el hombre y la naturaleza. Sólo
mago recurre a menudo a la imaginería, al simbolismo, a las aso< ia los objetos y fuerzas de la naturaleza que son muy importantes para
ciones de los resultados que deben seguirse. Pero t a m b i é n está p<> el hombre, de los que depende y que sin embargo no puede controlar
seído de forma total y completa por la obsesión emocional de la normalmente, atraen la magia.
s i t u a c i ó n que le ha obligado a r e c u r r i r a la magia. Estos hecho, no Una explicación funcional de la magia puede plantearse en térmi-
encajan en el sencillo esquema de la s i m p a t í a concebida como mala nos de la psicología individual y del valor cultural y social de la
aplicación de observaciones imperfectas y de deducciones semilógicas. magia. Puede esperarse encontrar magia, y generalmente se encuentra,
Los distintos elementos aparentemente desunidos del ritual mágico cuando el hombre se enfrente a un vacío insalvable a u n hiato en
—los rasgos d r a m á t i c o s , el lado emocional, las alusiones mitológicas sus conocimientos o en sus poderes para el control p r á c t i c o , y sin em-
y la a n t i c i p a c i ó n del f i n — hacen imposible considerar la magia n bargo tiene que continuar su empresa. Abandonado por sus conocí
una p r á c t i c a científica moderada basada en una t e o r í a e m p í r i c a . La m í e n l o s , aturdido por los resultados de su experiencia, incapaz de

114 na
aplicar ninguna habilidad o técnica efectiva, se da cuenta de i un. I.un. n i . en la magia porque su eficacia psicológica e incluso f i l i o -
potencia. Sin embargo, su deseo le acucia cada vez con m a s In. i i lógica atestigua su verdad p r a g m á t i c a , puesto que en su forma y en su
Sus miedos y esperanzas, su ansiedad general, producen un rulado ideología y estructura la magia corresponde a los procesos naturales
de equilibrio inestable del organismo, mediante el cual < \ in d . l oiganismo humano. La convicción que va implícita en estos pi<>
cido a alguna clase de actividad sustitutiva. En la reacción I n n cesos se extiende evidentemente a la magia regularizada. Esta con
natural ante el odio frustrado y la rabia importante se lumia I.. m,n, vii i i o n es útil porque eleva la eficacia de la persona que se somete
ria prima de la magia negra. E l amor no correspondido p i o v m . i a ella. La magia posee, p o r tanto, una verdad funcional o p r a g m á -
actos e s p o n t á n e o s de magia p r o t o t í p i c a . E l miedo mueve a todos los ti. i . pttesto que siempre aparece en condiciones en las que el orga-
seres humanos a actos sin finalidad pero compulsivos; ante la p i e n i s i n o humano e s t á desintegrado. La magia corresponde a una ver
sencia de una prueba rigurosa, siempre se tiene el recurso de los sue- d . i d e i a necesidad fisiológica.
ñ o s diurnos obsesivos. Le proporciona un respaldo adicional el sello de a p r o b a c i ó n S04 íal
E l flujo natural de las ideas, bajo la influencia de las emociones y que reciben las reacciones regularizadas, seleccionadas tradicional-
de los deseos frustrados en su completa satisfacción, lleva i n e v i t a b l e mente del material b r u t o de la magia. La convicción general de que
mente a la a n t i c i p a c i ó n de los resultados positivos. Pero la experiencia este y sólo este r i t o , conjuro o p r e p a r a c i ó n personal, posibilita al ma-
sobre la que descansa esta actitud anticipatoria o s i m p á t i c a no es go para controlar la suerte, hace que cada individuo crea en ello
la experiencia n o r m a l de la ciencia. Es mucho m á s afín a los sueños a t r a v é s del mecanismo n o r m a l del moldeamiento o condicionamiento.
diurnos, a lo que los psicoanalistas llaman la satisfacción del deseo. La i m p l a n t a c i ó n p ú b l i c a de ciertas ceremonias, p o r una parte, y el se-
Cuando el estado emocional alcanza el punto de r u p t u r a en que el creto y la a t m ó s f e r a e s o t é r i c a en que se desenvuelven otras a ñ a d e n
hombre pierde el control de sí mismo, las palabras que pronuncia, los algo a su credibilidad. T a m b i é n el hecho de que la magia vaya nor-
gestos que deja que se produzcan y los procesos fisiológicos del inte- malmente asociada a la inteligencia y a la fuerte personalidad eleva
r i o r de su organismo que a c o m p a ñ a n a todo esto, permiten que la su c r é d i t o ante los ojos de cualquier comunidad. De este modo, la
t e n s i ó n acumulada se descarge. Sobre todos esos exabruptos de emo- convicción de que el hombre puede controlar las fuerzas de la natu-
ción, sobre actos tales como la magia p r o t o t í p i c a , preside la obsesiva raleza y a los seres humanos mediante un manejo especial, tradicional
imagen del f i n deseado. L a acción sustitutiva en que encuentra expre- y regularizado, no es simplemente una verdad subjetiva debida a sus
sión la crisis fisiológica tiene u n valor subjetivo: el f i n deseado pa- fundamentos fisiológicos, n i simplemente una verdad p r a g m á t i c a que
rece m á s p r ó x i m o a su satisfacción. colabora a la r e i n t e g r a c i ó n del individuo, sino que transporta una
La magia estandarizada tradicional es tan sólo una i n s t i t u c i ó n que prueba adicional que nace de su función sociológica.
fija, organiza e impone a los miembros de una sociedad la posible La magia no sólo sirve de fuerza integradora del individuo, sino
solución a esos conflictos inevitables que plantea la impotencia hu- t a m b i é n de fuerza organizativa de la sociedad. E l hecho de que el
mana al ocuparse de los asuntos arriesgados con el simple conoci- mago, por la naturaleza de su s a b i d u r í a secreta y e s o t é r i c a , tenga
miento o la habilidad técnica. La r e a c c i ó n e s p o n t á n e a y natural del t a m b i é n control sobre las actividades p r á c t i c a s asociadas, hace que
hombre ante tales situaciones proporciona el material b r u t o de la por regla general sea una persona de la m á x i m a importancia en la
magia. Este material b r u t o implica el principio de s i m p a t í a en el comunidad. Descubrir esto fue una de las grandes contribuciones de
sentido de que el hombre tiene que apoyarse tanto en el f i n deseado Frazer a la a n t r o p o l o g í a . No obstante, la magia no sólo tiene impor-
como en los mejores medios para conseguirlo. La e x p r e s i ó n de las tancia social porque conceda poder y de esta forma eleve a un hom-
emociones mediante actos verbales, mediante gestos, en la casi me. bre a una posición alta. Es verdaderamente una fuerza organizadora.
teriosa creencia de que tales palabras y gestos tienen poder, fructih. I En Australia, la c o n s t i t u c i ó n de la t r i b u , del clan, del grupo local,
naturalmente como una r e a c c i ó n fisiológica normal. Los elementos se basa en un sistema de ideas t o t é m i c a s . La principal e x p r e s i ó n cere-
que n o existen en la materia prima de la magia, pero se encuentran monial de este sistema consiste en los ritos de la m u l t i p l i c a c i ó n m á -
en los sistemas desarrollados, son los elementos tradicionales, mito- gica de las plantas y los animales y en las ceremonias de iniciación
lógicos. E n todas partes, la cultura humana integra el material b r u t o a la v i r i l i d a d . Ambos ritos subyacen al entramado t r i b a l y ambos
de los intereses y pretensiones humanas en costumbres tradicionales son e x p r e s i ó n de un orden m á g i c o de ideas basadas en la mitología
y normativizadas. E n toda t r a d i c i ó n humana se hace una elección t o t é m i c a . Los dirigentes que organizan las reuniones tribales, que
entre una diversidad de posibilidades. E n la magia t a m b i é n el ma- las conducen, que dirigen la iniciación y son los protagonistas de l e
terial b r u t o proporciona cierto n ú m e r o de formas posibles de com- representaciones d r a m á t i c a s del m i t o y de las ceremonias m á g i c a s
portamiento. La t r a d i c i ó n escoge entre ellas, fija un tipo concreto y públicas, d e s e m p e ñ a n este papel en v i r t u d de la tradicional filiación
lo inviste con u n sello de valor social. mágica. La magia t o t é m i c a de estas tribus es su principal sistema de
La t r a d i c i ó n t a m b i é n refuerza la creencia en la eficacia de la ma- organización.
gia mediante el contexto de la experiencia concreta. Se cree tan pro- Esto t a m b i é n es cierto en gran medida para las tribus p a p ú e s de

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Nutva Guinea, de Melanesia y de las gentes del archipiélago h a l o l i l i c a c i ó n de- su verdad, u n pedigrec de su filiación, una c a i t a . < r n . l i
nesio, donde las ideas y los ritos mágicos proporcionan concreta tu. ional de sus derechos de validez.
mente el principio organizador de las actividades p r á c t i c a . I as s<> BstO no sólo es cierto para la mitología mágica. E l mito en
ciedades secretas del archipiélago de Bismarck y de Africa occiden- ncral no es una e s p e c u l a c i ó n ociosa sobre los orígenes de las . . . . . . .
tal, los hacedores de lluvia de S u d á n , los exorcistas de los indios o de las instituciones. N i es un producto de la c o n t e m p l a c i ó n . 1 . la
norteamericanos, todos combinan el poder mágico con la influencia naturaleza o una i n t e r p r e t a c i ó n r a p s ó d i c a de sus leyes. La función
política y e c o n ó m i c a . Muchas veces se carece de los suficientes deta- del m i t o no es explicativa n i simbólica. Es la exposición de un acon-
lles para valorar la medida en que la magia controla la vida secular tecimiento extraordinario, un suceso que estableció de una vez pOI
y n o r m a l y el mecanismo por el que lo penetra. Pero entre los masai todas el orden social de una t r i b u o de alguno de sus e m p e ñ o s c. < I
o nandi de Africa oriental, las pruebas revelan que la organización n ó m i c o s , artes y oficios, o de su religión, o bien de sus creencias y
m i l i t a r de la t r i b u e s t á asociada con la magia de la guerra y que el ceremonias m á g i c a s . E l m i t o no es simplemente una atractiva pieza
gobierno de los asuntos políticos y de los intereses tribales generales de ficción que se mantiene viva por el i n t e r é s literario de la histO
dependen de la magia de la lluvia. En la magia de los huertos de ria. Es una exposición de la realidad originaria que vive en las ins
Nueva Guinea, en las expediciones ultramarinas, de pesca y de caza tituciones y e m p e ñ o s de una comunidad. Justifica mediante preceden-
en gran escala, se demuestra que la significación ceremonial propor- tes el orden existente y proporciona una pauta retrospectiva de va-
ciona el entremado legal y moral mediante el cual se celebran juntas lores morales, de discriminaciones y cargas sociológicas y de creen-
todas las actividades p r á c t i c a s . cias m á g i c a s . E n esto consiste su principal función cultural. Por
La h e c h i c e r í a , en sus formas mayores, suele ser especializada y toda su s i m i l i t u d de forma, el m i t o no es u n simple cuento, n i un
estar institucionalizada; es decir, o bien el hechicero es un profesional p r o t o t i p o de literatura n i de ciencia, n i tampoco una rama del arte
cuyos servicios pueden comprarse u ordenarse, o bien la h e c h i c e r í a n i de la historia, n i una p s e u d o t e o r í a explicativa. Cumple una función
e s t á investida en una sociedad secreta u organización especial. E n sui generis estrechamente conectada con la naturaleza de la t r a d i c i ó n
cualquier caso, o bien la hechicería e s t á en las mismas manos que y de la creencia, con la continuidad de la cultura, con la relación
el poder político, el prestigio y la riqueza, o bien puede ser compra- entre la vejez y la j u v e n t u d , y con la actitud humana hacia el pasado.
da o solicitada por aquellos que puedan costearla. Así, la h e c h i c e r í a La función del m i t o consiste en fortalecer la t r a d i c i ó n y dotarla de
es invariablemente una fuerza conservadora que se utiliza a veces mayor valor y prestigio al llevarle hasta una realidad inicial de acon-
para i n t i m i d a r y normalmente para reforzar la ley consuetidinaria o tecimientos m á s elevada, mejor, m á s sobrenatural y m á s efectiva.
los deseos de quienes e s t á n en el poder. Siempre es una salvaguardia E l lugar de la religión debe considerarse en el esquema de la
de los intereses creados, de los privilegios establecidos y organizados. cultura como una satisfacción compleja de necesidades altamente de-
E l hechicero que tiene el apoyo del jefe o de una poderosa sociedad rivadas. Las diversas t e o r í a s de la religión la adscriben o a un «ins-
secreta puede hacer que su arte se deje sentir de forma m á s eficaz tinto» religioso o a un sentimiento religioso específico (McDougall,
que si estuviera operando contra ellos o por su cuenta. Hauer), o bien la explican como una t e o r í a p r i m i t i v a del animismo
La función individual y sociológica de la magia se hace, pues, ( T y l o r ) , o del preanimismo (Marett), o bien la adscriben a las emo-
m á s eficaz, gracias a los mecanismos a t r a v é s de los cuales opera ciones del miedo (Wundt), o a los raptos estéticos y los lapsus del
En esto y en el cálculo subjetivo de probabilidades, que hace que el lenguaje (Max Müller), o a la a u t o r r e v e l a c i ó n de la sociedad (Dur-
éxito ensombrezca al fracaso, pues el fracaso puede ser explicado a k h e i m ) . Estas teorías convierten a la religión en algo sobreimpuesto
su vez por una contramagia, resulta claro que la creencia no está al conjunto de la estructura de la cultura humana, satisfaciendo qui-
tan mal fundada n i se debe tanto como en un principio pudiera pa zás algunas necesidades, pero necesidades que son completamente
recer a la extravagante superstición de la mentalidad primitiva U n a a u t ó n o m a s y que no tienen nada que ver con la realidad duramente
fuerte creencia en la magia encuentra expresión p ú b l i c a en la mltolo trabajada de la existencia humana. Sin embargo, puede demostrarse
gía que circula acerca de milagros mágicos y que siempre se encuen que la religión está i n t r í n s e c a aunque indirectamente conectada con
tra a c o m p a ñ a n d o a todos los tipos importantes de magia. La jactan* ia lo fundamental del hombre, es decir, con las necesidades biológicas.
competitiva de una comunidad frente a otra, la fama del sobresa Como la magia, sale del curso de la p r e v e n c i ó n y la imaginación,
líente éxito m á g i c o , la convicción de que la extraordinaria buena su 4 u e caen sobre el hombre una vez que se levanta por encima de la
te se ha debido probablemente a la magia, crea una tradición liem naturaleza animal b r u t a . Aquí entran temas de la i n t e g r a c i ó n pe]
pre naciente que rodea a todos los magos famosos o sistemas de sonal y social incluso m á s amplios que los que nacen de la necc
magia famosos con un halo de r e p u t a c i ó n sobrenatural. Esta i r a d i sidad p r á c t i c a de las acciones azarosas y las empresas p r e ñ a d a s de pe
d i c i ó n circulante generalmente culmina retrospectivamente en Un mito ligros. Se abre todo un abanico de ansiedades, presentimientos y
originario, que aporta la carta constitucional y las c r e d e n , ¡ a l e s .1 problemas relativos al destino humano y al lugar del hombre en el
todo el sistema mágico. E l mito de la magia es exactamente una j u s universo una vez que el hombre comienza a actuar en c o m ú n no

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sólo con sus c o m p a ñ e r o s ciudadanos, sino también c o n Lis geneia La mayor parte de las otras formas de religión, cuando se analizan
ciones futuras y pasadas. La religión no ha surgido de la espet ula en su c a r á c t e r funcional, corresponden a necesidades profundas, aun-
ción n i de la reflexión, y todavíft menos de la desilusión o equivoi .1 que derivadas, del individuo y de la comunidad. E l totemismo, p o i
. I . n i p l o , cuando se relaciona con su marco mas amplio, a l b i n a la
ción, sino m á s bien de la verdadera tragedia de la vida humana,
del conflicto entre los planes human.., y las icahdad. existencia de u n í n t i m o parentesco entre el hombre y el mundo que
lo rodea. E l lado r i t u a l del totemismo y del culto a la naturaleza
La cultura e n t r a ñ a profundos cambios en la realidad del hombre;
. « i n s t a , en gran medida, de ritos de m u l t i p l i c a c i ó n o de propii i ai ion
entre otras cosas, hace que el hombre someta algo de su autoestima
de los animales, o en ritos de u n aumento de fertilidad de la natu-
y de su a u t o b ú s q u e d a . Pues las reía, iones humanas no di si ansan sim
raleza vegetal que t a m b i é n establecen vínculos entre el hombre- \
plemente, n i siquiera fundamentalmente, n i la eoai e ion piocedente
su medio ambiente. La religión p r i m i t i v a se ocupa en gran parte »l.
del exterior. E l hombre sólo puede trabajar con y pai.i otro gracias
la s a c r a l i z a c i ó n de las crisis de la vida humana. La concepción, e]
a las fuerzas morales que nacen de las lealtades y de las adhesiones
nacimiento, la pubertad, a s í como el supremo trance de la muerte,
personales. Estas se forman lunilaiii.nl.dmente en el p í o . eso d e pa-
todos dan origen a actos sacramentales. E l hecho de la concepción
t e r n i d a d y maternidad y parentesco, p< 1 0 inevitablemente se extien-
e s t á envuelto en creencias como la r e e n c a r n a c i ó n , la entrada del
den y enriquecen. I I amoi d< los padn poi los hijos y d e los hijos
e s p í r i t u y la i m p r e g n a c i ó n m á g i c a . E n el nacimiento, asociadas a
por los padres, el que existe entre el marido y la esposa y entre los
él y manifestadas en el r i t u a l del nacimiento, aparecen abundantes
hermanos y las hermanas, su ve como prototipo y t a m b i é n como nú-
ideas animistas relativas a la f o r m a c i ó n del alma humana, al valor
cleo para las lealtades del < lan, el sentimiento de vecindad y la ciu-
del individuo para su comunidad, al desarrollo de sus poderes mo-
d a d a n í a t r i b a l . La coopera» ion y la mutua ayuda se basan, tanto en
rales, a la posibilidad de predecir su destino. Las ceremonias de
las sociedades salvajes como en las civilizadas, en sentimientos per-
iniciación, predominantes en la pubertad, han desarrollado u n con-
manentes.
texto m i t o l ó g i c o y d o g m á t i c o . Los e s p í r i t u s guardianes, las divinida-
La existencia de Inertes adhesiones personales y el h e c h o de la des tutelares, los h é r o e s culturales o el padre de todos de una comu-
muerte, que es el acontecimiento humano que m á s trastorna y de- nidad e s t á n asociados con las ceremonias de iniciación. Los sacra-
sorganiza los cálculos del hombre, son quizás las principales fuen- mentos contractuales, tales como el m a t r i m o n i o , la entrada en u n
tes de la creencia religiosa. La a f i r m a c i ó n de que la muerte no es grado de edad o la a c e p t a c i ó n de una fraternidad religiosa o m á g i c a ,
real, de que el hombre tiene un alma y de que é s t a es i n m o r t a l nace e n t r a ñ a n fundamentalmente concepciones éticas, pero muchas veces
de la profunda necesidad de negar la d e s t r u c c i ó n personal, necesidad t a m b i é n son e x p r e s i ó n de mitos y dogmas.
que no es un instinto psicológico, sino que está determinada por la
cultura, por la c o o p e r a c i ó n y por el crecimiento de los sentimien- Toda crisis importante de la vida humana implica u n fuerte tras-
tos humanos l \ u a el individuo que afronta la muerte, la creencia en torno emocional, u n conflicto mental y una posible d e s i n t e g r a c i ó n .
la inmortalidad y el ritual de e x t r e m a u n c i ó n , o ú l t i m o s auxilios (que La esperanza de una solución favorable tiene que luchar con las an-
de una u otra L u n a son casi universales), confirma su esperanza de siedades y presentimientos. La creencia religiosa consiste en la regu-
que hay u n d e s p u é s , que quizás no es peor que la vida presente y larización tradicional del lado positivo del conflicto mental y, por
que puede ser mejor. De este modo, el r i t u a l que precede a la muer- tanto, satisface una concreta necesidad individual nacida de conco-
t e confirma la p e r s p e c t i v a emocional que el moribundo llega a n a E mitancias psicológicas de la o r g a n i z a c i ó n social. Por o t r a parte, la
sitar en este s u p r e m o trance. Después de la muerte, los que han creencia religiosa y el r i t u a l , al hacer p ú b l i c o s los actos críticos
sufrido la p é r d i d a quedan en un caos d e emociones, que p o d r í a ha y los contratos sociales de la vida humana, regularizarlos s e g ú n la tra-
cerse peligroso para cada uno de ellos individualmente y p a r a la dición y someterlos a sanciones sobrenaturales, fortalece los víncu-
comunidad como conjunto, si no fuera por el ritual de las obliga» in los de la cohesión humana.
nes mortuorias. Los ritos religiosos del funeral y el entierro —todos La religión santifica en su ética la vida y la conducta humanas
los auxilios que se le proporcionan al alma que parte— son actos que y se convierte q u i z á s en la fuerza m á s poderosa de control social. Con
expresan el dogma de la continuidad d e s p u é s de la muerte y la < 1» sus dogmas proporciona al hombre enormes fuerzas cohesivas. Crece
m u n i ó n entre los muertos y los vivos. Todo sobreviviente que ha pa en cualquier cultura, porque el conocimiento que proporciona la pre-
sado por cierto n ú m e r o de ceremonias mortuorias He otros va siendo visión no consigue superar el sino; porque los lazos vitalicios de
de este modo preparado para su propia muerte. La creencia e n la c o o p e r a c i ó n y m u t u o i n t e r é s crean sentimientos, y los sentimientos se
i n m o r t a l i d a d , que h a vivido de forma r i t u a l y practicado en el caso rebelan contra la muerte y la disolución. La llamada cultural de la
de su padre o su madre, de sus hermanos y amigos, l e hace a p i . . |aj religión es muy derivada e indirecta pero, en ú l t i m o t é r m i n o , e s t á
con m á s firmeza la creencia en su propia vida futura. La crccni la en enraizada en la forma en que las necesidades primarias del hombre
la i n m o r t a l i d a d humana, por tanto, que es el fundamento del t lilto « se satisfacen en la cultura.
los antepasados, nace de la constitución de la sociedad h u m a n a Los juegos, los deportes, los pasatiempos a r t í s t i c o s arrancan al

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hombre de su excitación n o r m a l y alejan el esfuerzo y la dliclpHnS n< i u n apartamiento parcial de la vida familiar. Acaba con la cere
de la vida laboral, cumpliendo la función de r e c r e a c i ó n , de rest un.ni i di un. ¡ación a la v i r i l i d a d y muchas veces, en este momento,
en el hombre la plena capacidad para el trabajo rutinario. No o h i ni - - .un. n z a la f o r m a c i ó n de lazos m á s extensos de pertenencia al clan,
te, la función del arte y del juego es m á s complicada y m a s ampll i a lo-, n a d o s d e e d a d , a las sociedades secretas y a l a c i u d a d a n í a
como puede mostrar u n análisis de su papel dentro de la M i H n m ti ¡ b a l . I'oi tanto, la principal función del juego juvenil es educan\.
E l libre ejercicio sin trabas de la infancia no es u n juego ni un r u i n m i e n i i a s que el aspecto recreativo p r á c t i c a m e n t e no existe mientras
tenimiento: combina ambas cosas. Las necesidades biológicas del \n la medida en que los j ó v e n e s no tomen parte en el trabajo re
individuo exigen que el infante utilice sus miembros y pulmones, \ guiar de la comunidad.
este libre ejercicio proporciona su p r i m e r entrenamiento, a s i c o m o Los juegos y recreaciones de los adultos generalmente prese ni an
su verdadera a d a p t a c i ó n a lo que le rodea. A t r a v é s de la voz el In un desarrollo continuado con respecto a los de los n i ñ o s . En las
fante llama a sus padres o tutores y de este modo entra en relej lón comunidades civilizadas e igualmente en las primitivas no suele exil
con su sociedad y, a t r a v é s de ésta, con el mundo sin limitaciones N o i n una línea tajante de d e m a r c a c i ó n entre los juegos adultos y j u -
obstante, incluso estas actividades no se mantienen completamenii veniles, y con frecuencia los viejos y los j ó v e n e s se unen para las
libres y controladas ú n i c a m e n t e por la fisiología. Toda cultura detei diversiones; pero en el caso de los adultos la naturaleza recreativa de
mina la extensión que puede concederse a la libertad del m o v í tales p r o p ó s i t o s resulta prominente. En el cambio de intereses, en la
miento c u l t u r a l : desde el n i ñ o enfajado o atado que escasamemv t r a n s f o r m a c i ó n de lo n o r m a l y lo gris a lo raro y ocasional, la cultura
se puede mover hasta la completa libertad del infante desnudo. La convierte en buenas otras de las dificultades con que carga al hom-
cultura t a m b i é n determina los límites dentro de los cuales se le bre. E n las sociedades m á s primitivas las recreaciones suelen ser
permite al n i ñ o g r i t a r y l l o r a r y dicta la p r o n t i t u d de la respuesta m o n ó t o n a s y persistentes como el trabajo rutinario, pero siempre
paterna y la severidad de la r e p r e s i ó n habitual. E l grado en que está son distintas. Se gastan horas en completar y perfeccionar u n peque-
moldeado el p r i m e r comportamiento, la manera en que las palabras ñ o objeto, en las danzas o en el acabado a r t í s t i c o de u n tablero deco-
y los actos se entrecruzan en la expresión infantil, permiten a la rativo o figura. No obstante, la actividad es siempre suplementaria.
t r a d i c i ó n i n f l u i r en el organismo joven a t r a v é s de su medio amblen Un t i p o de esfuerzo manual y mental, que no se da en las ocupaciones
te humano. Las primeras fases del juego humano, que son también ordinarias, permite al hombre hacer u n trabajo duro y extraer nuevas
las del trabajo humano, tienen por tanto considerable importancia y fuentes de e n e r g í a nerviosa y muscular. La r e c r e a c i ó n , pues, no sirve
deben ser estudiadas, no sólo en los laboratorios del behaviorista o simplemente para llevar al hombre lejos de sus ocupaciones ordina-
en la consulta del psicoanalista, sino t a m b i é n en el campo etnográ- rias; contiene t a m b i é n u n elemento constructivo o creativo. E l dile-
fico, puesto que varía en cada cultura. tante de las culturas m á s elevadas produce muchas veces mejores
obras y dedica sus mejores e n e r g í a s a su hobby. E n las civilizaciones
Los juegos y el ejercicio de la siguiente etapa, cuando el n i ñ o p r i m i t i v a s , la vanguardia del progreso suele encontrarse entre los
aprende a hablar y a utilizar los brazos y las piernas, entroncan di trabajos ociosos y extras. Los avances en la habilidad, los descu-
rectamente con los primeros pasatiempos. La importancia del com- brimientos científicos, los nuevos motivos a r t í s t i c o s , pueden filtrarse
portamiento l ú d i c o infantil consiste en su relación con las influciu ¡as a t r a v é s de las actividades lúdicas de la r e c r e a c i ó n y de este modo
educativas que contiene, la c o o p e r a c i ó n con los d e m á s y con los otros reciben ese m í n i m o de resistencia tradicional que comportan las
n i ñ o s . M á s adelante el n i ñ o se hace independiente de sus padres o actividades que todavía no se toman en serio.
tutores, en la medida en que se une a otros n i ñ o s y juega con ellos
Con frecuencia los n i ñ o s constituyen su propia comunidad que tiene Los juegos de c a r á c t e r distinto, completamente no productivos
su propia organización rudimentaria, su liderazgo y sus intereses eco y no constructivos, tales como los juegos de turnos, los deportes com-
n ó m i c o s —una comunidad que a veces proporciona su propia al! petitivos y las danzas seculares, no poseen esta función creativa,
m e n t a c i ó n — y pasan en completa independencia días y noches fuera pero en su lugar d e s e m p e ñ a n u n papel en el establecimiento de l a
de la casa paterna. A veces, los muchachos y las muchachas juegan cohesión social. La a t m ó s f e r a de relajación, de libertad, a s í como
en grupos separados; o bien se unen en u n solo grupo, en cuyo caso la necesidad de grandes reuniones para tales juegos comunitarios,
el erotismo y el i n t e r é s sexual pueden entrar o no en el juego. Los lleva a la f o r m a c i ó n de nuevos lazos. Amistades e intrigas amorosas,
juegos suelen ser habitualmente una i m i t a c i ó n de les adulto* 0 mejor conocimiento de los parientes lejanos o de los miembros del
bien contienen algunas actividades paralelas. Rara vez son compli m i s m o clan, la competencia con otros y la solidaridad dentro de los
tamente distintos de las cosas en las que el n i ñ o se v e r á implit ado equipos que compiten, todo esto origina cualidades sociales que se
una vez pase la madurez. De este modo, en este p e r í o d o se aprende desarrollan gracias a los juegos p ú b l i c o s que constituyen u n rasgo
gran parte de la futura a d a p t a c i ó n a la vida. Se desarrolla el código c a r a c t e r í s t i c o de la vida t r i b a l primitiva, a s í como de la organización
moral, se forman los rasgos sobresalientes del c a r á c t e r y se Inician civilizada. E n las comunidades primitivas, durante los grandes juegos
las amistades o amores de la vida futura. Este p e r í o d o suele cont. ceremoniales y las celebraciones p ú b l i c a s se produce muchas veces

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i n n l e i i a l e s , se «• p.ullcce de su habilidad y siente u n a c o n m o c i ó n
iin.i completa recristalización sociológica. E l sistema de clanes pasa
ante las nuevas lormas que aparecen bajo sus manos. La c rea.
a p r i m e r plano. Se desarrollan nuevas lealtades no territoriales. En
de l o n n a s complejas v perfectas con materiales raros y especialmente
I r . comunidades civilizadas el tipo de pasatiempo nacional r o í a l o
d ó c i l e s o bien especialmente difíciles es una de las raíces se. nuda
ra eficazmente a la f o r m a c i ó n del c a r á c t e r nacional.
l i a s de- la satistaeción estética. Las formas creadas atraen a los iniem
El arte parece ser, de todas las actividades culturales, la m á s
I M O S de la comunidad, dan al artista una posición elevada y estable
exclusiva y a l mismo tiempo la m á s internacional, e i n c l u s o inte
cen el sello del valor e c o n ó m i c o de tales objetos. E l goce de la arte-
rracial. Indiscutiblemente la m ú s i c a es la m á s pura de todas las
s a n í a , la satisfacción estética del producto acabado y el reconocí
artes, la menos mezclada con materias técnicas o intelectuales e x t n n
miento social se mezclan y reaccionan entre sí. Dentro de cada
secas. Sea en el corroboree australiano, con su canto m o n ó t o n o aun-
arte u oficio se aporta u n nuevo incentivo para el trabajo bien hecho
que penetrante, o en una sinfonía de Beethoven o en la canción que
y una norma de valor. Algunos de los objetos que suelen ser conside-
a c o m p a ñ a a u n baile de pueblo o en una canción marinera melane-
rados como dinero o moneda corriente, pero que en realidad son sim-
sia, no se utilizan s í m b o l o s o convenciones intelectuales, a p e l á n d o s e
plemente signos de riqueza y expresiones del valor del material y de
ú n i c a m e n t e a la respuesta directa a la c o m b i n a c i ó n de sonidos y al
la habilidad, constituyen ejemplos de estas normas e s t é t i c a s , econó-
r i t m o . E n la danza, los efectos r í t m i c o s se consiguen mediante loi
micas y tecnológicas combinadas. Los discos de concha de Melanesia,
movimientos del cuerpo, m á s concretamente de los brazos y las pfter
hechos de u n material r a r o con especial habilidad, las esteras enro-
ñ a s , llevados a cabo en c o n j u n c i ó n con m ú s i c a vocal o instrumental.
lladas de Samoa, las mantas, platos de l a t ó n y tallas de la Columbia
Las artes decorativas consisten en la o r n a m e n t a c i ó n del cuerpo, en
B r i t á n i c a , son m u y importantes para comprender l a e c o n o m í a , la
los diversos colores y formas de las ropas, en la p i n t u r a y en el ta-
e s t é t i c a y la o r g a n i z a c i ó n social de los primitivos.
llado de objetos y en los dibujos o pinturas representativos. Las artel
p l á s t i c a s , la escultura y la arquitectura, la madera, la piedra o el La profunda asociación del arte con la religión es u n lugar c o m ú n
material compuesto se moldea s e g ú n determinados criterios estéticos. de las culturas civilizadas y t a m b i é n e s t á presente en las m á s sim-
La poesía, el uso del lenguaje, y las artes d r a m á t i c a s e s t á n q u i z á l ples. Las reproducciones p l á s t i c a s de los seres sobrenaturales — í d o l o s ,
menos uniformemente distribuidas en sus formas desarrolladas, pero tallas t o t é m i c a s o pinturas—, ceremonias como las asociadas con la
nunca e s t á n completamente ausentes. muerte, la iniciación o el sacrificio, funcionan para poner al hombre
m á s cerca de aquellas realidades sobrenaturales sobre las que se
Todas las manifestaciones a r t í s t i c a s operan fundamentalmente I
centran todas sus esperanzas, que le inspiran profundos recelos
t r a v é s de la acción directa de las impresiones sensibles. E l tono de
y, en resumen, conmueven y a c t ú a n sobre todo su ser emocional.
la voz humana o la v i b r aci ó n de cuerdas o membranas, los ruidos de
De acuerdo con esto, todas las ceremonias mortuorias e s t á n asociadas
naturaleza r í t m i c a , las palabras del lenguaje humano, el color, la
con el llanto ritualizado, con canciones, con la t r a n s f o r m a c i ó n del
línea, la forma, los movimientos corporales son, fisiológicamente ha-
c a d á v e r , con representaciones d r a m á t i c a s . En algunas religiones, sin-
blando, sensaciones e impresiones sensibles. Estas, a s í como sus COffl
gularmente en la de Egipto, la c o n c e n t r a c i ó n del arte alrededor de la
binaCiones, producen un atractivo emocional específico que constituye
m o m i a , la n e c r ó p o l i s y toda la r e p r e s e n t a c i ó n , del paso de este mun-
la materia prima del arte y que es la esencia del atractivo estético
do al o t r o , dramatizada y creativa, ha alcanzado u n extraordinario
En la escala m á s baja del goce estético se encuentran los efectos de
grado de complejidad. Las ceremonias de iniciación, desde las crudas
las impresiones sensibles q u í m i c a s , las de gusto y olor, que t a m b i é n
pero elaboradas celebraciones de las tribus del centro de Australia
dan lugar a un limitado atractivo e s t é t i c o . La llamada sensual diree i.t
hasta los misterios eleusinios y el ritual m a s ó n i c o , constituyen repre-
de los olores de la comida y los efectos fisiológicos de los n a r c ó t i c o s
sentaciones a r t í s t i c a s dramatizadas. E l drama clásico y el moderno,
demuestran que los seres humanos ansian s i s t e m á t i c a m e n t e una n i o
las obras sobre los misterios cristianos y el arte d r a m á t i c o de Oriente,
dilicación de sus experiencias corporales, que existe u n fuerte deseo
probablemente se originaron en algunos de estos rituales tempra-
de salir de la r u t i n a gris ordinaria de todos los días y pasar a un
namente dramatizados.
mundo distinto, transformado y subjetivamente orientado. Las res-
puestas a las impresiones sensibles y a sus compuestos, a las se. m u E n las grandes concentraciones tribales, la u n i ó n en la experien-
cia r í t m i c a s , a la a r m o n í a y a la melodía en la m úsic a, a la línea del cia e s t é t i c a de la danza comunal, los cantos y las exhibiciones de arte
decorativo o de objetos de valor a r t í s t i c a m e n t e arreglados, a veces
dibujo y a la c o m b i n a c i ó n de colores, tiene un fundamento orgát
incluso de comida acumulada, une al grupo con emociones fuertes
E l imperativo a r t í s t i c o es una necesidad básica; la principal funi lón
y unificadas. La j e r a r q u í a , el principio del rango y de la d i s t i n c i ó n
del arte consiste en satisfacer este deseo vehemente del organismo
social, suele manifestarse muchas veces en los privilegios de la orna-
humano por combinaciones de impresiones sensibles mezcladas.
m e n t a c i ó n exclusiva, de las canciones y danzas de propiedad privada
El arte se asocia con otras actividades culturales y desarrolla una y de la p o s i c i ó n a r i s t o c r á t i c a de las fraternidades d r a m á t i c a s como
serie d e funciones secundarias. Es un poderoso elemento para el desa- en el caso del areoi y el ulitao de la Polinesia.
r r o l l o d e los oficios y de los valores e c o n ó m i c o s . E l artesano ama sus
125
124
E l arte y el conocimiento son fuertemente afines. E n el arto na- De este modo, la c u l t u r a transforma a los individuos en grupos
turalista y representativo siempre se corporiza una buena cantidad ni g.uu/atlos y pi o p o n ion.i a estos una continuidad casi infinita. Evi
de o b s e r v a c i ó n correcta y un incentivo de estudio de lo que no*, uní i d. n i . mente, el hombre no es un animal gregario, en el sentido de que
E l simbolismo del arte y el diagrama científico suelen estar entre M I S a« e iones concertadas se de-han a la dotación fisiológica c innata
c h á m e n t e conectados. E l impulso e s t é t i c o integra el conot Itnll ntO y •.(• Iiansportc en pautas comunes a toda la especie-. La organización
en niveles altos y bajos. Los proverbios, los anagramas y los cuentos, s tóelo el comportamiento concertado, los resultados de la continui-
sobre todo la n a r r a c i ó n h i s t ó r i c a , suele ser muchas veces en las c ul dad i radie ional, asumen formas distintas en cada cultura. La CUltUrl
turas primitivas, y t a m b i é n en sus formas desarrolladas, una man la in. >dihe a profundamente la d o t a c i ó n humana innata y, a l hacerlo, no
de arte y ciencia. solo aporta bendiciones, sino que t a m b i é n impone obligaciones y exl
E l significado o significación de u n motivo decorativo, de uní i i » , que someten m u c h í s i m a s libertades personales a l bien c o m ú n
m e l o d í a o de un objeto tallado no puede encontrarse, por tanto, El individuo tiene que someterse al orden y la ley; tiene que apretl
a i s l á n d o l o , s e p a r á n d o l o de su contexto. E n la moderna crítica de ai te der y obedecer a la t r a d i c i ó n ; tiene que mover la lengua y ajustar
se acostumbra a considerar una obra de arte como u n mensaje peí la laringe a una diversidad de sonidos y adaptar el sistema nervioso
sonal del artista creador a su audiencia, la m a n i f e s t a c i ó n de un esta a una diversidad de h á b i t o s . Trabaja y produce objetos que los otros
do emocional o intelectual traducido a t r a v é s de la obra de arte c o n s u m i r á n , mientras que, a su vez, siempre depende del trabajo aje-
desde un hombre a otro. Tal concepción sólo es útil si todo el contexto no. Por ú l t i m o , su capacidad de acumular experiencias y dejarlas que
c u l t u r a l y la t r a d i c i ó n a r t í s t i c a se dan por sentados. Sociológicameu prevean el futuro abre nuevas perspectivas y crea vacíos que se satis-
te siempre es incorrecta; y la obra de H . Taine y su escuela, que ha facen en los sistemas de conocimiento, de arte y de creencias m á g i c a s
puesto todo el énfasis en la relación entre la obra de arte y su ttülicn, y religiosas. Aunque una cultura nace fundamentalmente de la satis-
es u n correctivo muy importante de la estética subjetiva e Individua facción de las necesidades biológicas, su misma naturaleza hace del
lista. E l arte p r i m i t i v o es invariablemente de creación popular o fol hombre algo esencialmente distinto de u n simple organismo animal.
k l ó r i c a . E l artista se apodera de la t r a d i c i ó n de su t r i b u y, simple E l hombre no satisface ninguna de sus necesidades como un simple
mente, reproduce la talla, la canción, la obra del misterio t r i b a l . E l animal. E l hombre tiene sus deseos como criatura que hace utensilios
individuo que reproduce de esta forma una obra tradicional le a ñ a d e y utiliza utensilios, como miembros comulgante y razonante de u n
algo, la modifica en la r e p r o d u c c i ó n . Estas p e q u e ñ a s aportaciones grupo, como g u a r d i á n de la continuidad de una t r a d i c i ó n , como uni-
individuales, incorporadas y condensadas en la tradición gradualmen dad trabajadora dentro de un cuerpo cooperativo de individuos, como
te creciente, se integran y se convierten en parte de la masa de pro quien e s t á acosado p o r el pasado o enamorado de él, como a quien
d u c c i ó n a r t í s t i c a . Las aportaciones individuales no sólo e s t á n detei los acontecimientos por venir le llenan de esperanzas y de ansiedades,
y finalmente como a quien la división del trabajo le ha proporcionado
minadas por la personalidad, la inspiración o el talento creador del
ocio y oportunidades de gozar del color, de la forma y de la m ú s i c a .
individuo contribuyente, sino t a m b i é n por las asociaciones m ú l t i p l e s
del arte con su contexto. E l hecho de que un ídolo tallado sea objeto
de creencias d o g m á t i c a s y religiosas y de ritual religioso determine
en gran medida su forma, t a m a ñ o y material. Como muchos o t r o i
artefactos o productos humanos, la obra de arte se vuelve parte de
una i n s t i t u c i ó n , y el conjunto de su desarrollo, así como sus futí
ciones, sólo pueden entenderse si se estudian dentro del contexto d<
la s i t u a c i ó n .
La cultura, pues, es esencialmente una realidad instrumental que
ha aparecido para satisfacer las necesidades del hombre que sobrepa
san la a d a p t a c i ó n al medio ambiente. La cultura capacita al hombre
con una a m p l i a c i ó n adicional de su aparato a n a t ó m i c o , con una cora
za protectora de defensas y seguridades, con movilidad y velocidad
a t r a v é s de los medios en que el equipo corporal directo le hublei l
defraudado por completo. La cultura, la creación acumulativa del
hombre, a m p l í a el campo de la eficacia individual y del poder de la
a c c i ó n ; y proporciona una profundidad de pensamiento y u n a a m
p l i t u d de visión con las que no puede s o ñ a r ninguna especie animal
La fuente de todo esto consiste en el c a r á c t e r acumulativo de lo
logros individuales y en el poder de participar en el trabajo c o m ú n

126 127
LESLIE A WHITE

I I <ONU.M<) DE CULTURA (1959)

No existe virtualmente a n t r o p ó l o g o cultural alguno que no tenga


por firmemente establecido que el concepto central y b á s i c o de su
disciplina es el concepto de cultura. A este consenso m í n i m o se yux-
tapone sin embargo una absoluta falta de acuerdo en lo que al
contenido de este t é r m i n o se refiere. Para algunos la cultura es
tan sólo conducta aprendida. Para otros no se trata de cultura en
absoluto, sino de una a b s t r a c c i ó n de la conducta— sea esto l o que
fuere. Ciertos a n t r o p ó l o g o s opinan que la cultura se compone tan
sólo de hachas y vasijas de c e r á m i c a ; otros, sin embargo, son de la
o p i n i ó n de que n i n g ú n objeto material puede ser considerado cul-
tura. Hay a n t r o p ó l o g o s que piensan que la cultura existe tan sólo
en el intelecto; para otros, en cambio, consiste en cosas y aconteci-
mientos del m u n d o exterior. Hay t a m b i é n algunos a n t r o p ó l o g o s que
representan la cultura como consistiendo ú n i c a m e n t e en ideas, pero
difieren entre sí sobre si tales ideas deben concebirse como existen-
tes en el e s p í r i t u de los pueblos estudiados o como surgidas de
la mente del etnólogo. Aún p o d r í a n a ñ a d i r s e proposiciones tales como
«la c u l t u r a es u n mecanismo p s í q u i c o de defensa», «la cultura con-
siste en u n n ú m e r o n de señales sociales diferentes correlacionables
con u n n ú m e r o ra de r e s p u e s t a s » , «la cultura es el Rohrschach de
la sociedad» que no h a r í a n sino aumentar la confusión y el enma-
r a ñ a m i e n t o . A la vista de esto, uno se pregunta q u é sería de la física
con una variedad tal de concepciones opuestas de la e n e r g í a .
Hubo, no obstante, u n tiempo en que se dio u n alto grado de
u n i f o r m i d a d en el uso del t é r m i n o cultura. E n las ú l t i m a s d é c a d a s
del siglo x i x y primeros a ñ o s del siglo x x , la gran m a y o r í a de los an-
t r o p ó l o g o s m a n t e n í a n la c o n c e p c i ó n expresada por E. B . Tylor, en
1871, en las primeras líneas de su Primitive culture: « C u l t u r a . . . e l
aquel todo,complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte,
la moral, el derecho, las costumbres y", cualesquiera otras capacidades
y h á b i t o s adquiridos por el hombre en cuanto m i e m b r o de la socii
d a d » . Tylor no deja claro en su definición que la cultura sea u n a
propiedad e s p e c í f i c a m e n t e humana, pero esto es algo que queda
i m p l í c i t o en la p r o p o s i c i ó n y que él mismo ha explicitado en otras

12»
9. — E L CONCEPTO DE C U L T U R A
ocasiones (Tylor 1881:54, 123, donde se refiere a «la gran l>i.•• h • m< n
parte llama a la c u l t u r a «intangible» (1945: 79, 81). Igualmente, ION
tal existente entre nosotros y los a n i m a l e s » ) . La cultura para l y l o i
a n t r o p ó l o g o s del simposio imaginario descrito por K l u c k h o l m y K< I I ,
abarcaba todas aquellas cosas y acontecimientos especílicos d< la
i IT 79, 81) arguyen que « u n o puede ver» cosas tales como los
raza humana. Y, concretamente, enumera creencias, costumbres, ob-
jetos, « h a c h u e l a s , azadones, cinceles» etc. —y t é c n i c a s — «de pesca, individuos y sus interacciones mutuas, pero «¿ha visto alguien alguna
del corte de madera... de p r o d u c c i ó n de fuego, de lanzamiento de la " c u l t u r a " ? » . E n el mismo sentido, Beals y H o i j e r (1953: 210)
picas y j a b a l i n a s » etc. (Tylor 1913: 5-6). dicen que «el a n t r o p ó l o g o no puede observar directamente la cul-
tura...».
La c o n c e p c i ó n tyloriana de la cultura prevaleció en a n t r o p o l o g í a
Si la c u l t u r a como a b s t r a c c i ó n es imperceptible e intangible, ¿ p o
durante varias d é c a d a s . Aún en 1920, Robert H . Lowie empezaba su
demos decir de alguna manera que existe? ¿ e s real? Ralph L i n t o n
Primitive society citando «la famosa definición de Tylor». M á s recién
(1936: 363) plantea esta c u e s t i ó n con toda seriedad: «si puede decii se
temente, sin embargo, concepciones y definiciones de la cultura han
que (la c u l t u r a ) de a l g ú n modo existe...» Radcliffe-Brown (1940: 2)
proliferado cada vez en mayor medida. Una de las m á s favorecidas
es la de la cultura como abstracción. Tal es la c o n c l u s i ó n a que han declara respecto a esto que la palabra c u l t u r a « n o denota en modo
llegado Kroeber y K l u c k h o h n en su exhaustivo estudio sobre el tema: alguno una realidad concreta, sino una a b s t r a c c i ó n , y t a l como co-
Culture: a critical review of concepts and history (1952: 155 y 169). m ú n m e n t e es usada, una vaga a b s t r a c c i ó n » . Spiro (1951: 24) por su
Tal es igualmente la definición dada por Hoijer y Beals en su l i b r o de parte dice que de acuerdo con «la tendencia predominante en la
texto, An introduction to anthropology (1953: 210, 219, 507, 535). Félix a n t r o p o l o g í a c o n t e m p o r á n e a . . . la c u l t u r a no tiene realidad o n t o l ó -
M . Keesing, sin embargo, en u n trabajo m á s reciente, Cultural an- gica a l g u n a . . . » .
thropology (1958: 16, 427) define la cultura como «la totalidad de la De esta manera, cuando la c u l t u r a se convierte en una abstrac-
conducta aprendida, transmitida s o c i a l m e n t e » . ción, no sólo se hace invisible e imponderable: virtualmente deja
de existir. S e r í a difícil construir una c o n c e p c i ó n menos adecuada
Gran parte de la d i s c u s i ó n del concepto de cultura en los ú l t i m o s
de la cultura. ¿ C ó m o es, pues, posible que a n t r o p ó l o g o s tan eminen-
a ñ o s se ha centrado principalmente en la distinción entre cultura
tes e influyentes defiendan esta c o n c e p c i ó n de la c u l t u r a como una
y conducta humana. Durante bastante tiempo los a n t r o p ó l o g o s se
«abstracción»?
contentaron con definir la cultura como u n tipo de conducta pecu-
liar de las especies humanas, adquirida por aprendizaje, y trans- Una r a z ó n clave —si no, en el fondo, una a f i r m a c i ó n i m p l í c i t a
m i t i d a de u n individuo, u n grupo o una g e n e r a c i ó n a los otros a de la r a z ó n misma— la suministran Kroeber y K l u c k h o h n (1952:
t r a v é s de la herencia. E n u n determinado momento algunos comen- 155):
zaron a poner esto en duda y a mantener que la cultura no es en Puesto que la conducta es el material básico y primordial de la
sí misma conducta, sino, en todo caso, una a b s t r a c c i ó n de la con- psicología, y la cultura no lo es —siendo relevante a este efecto
ducta. La cultura, dicen Kroeber y Kluckhohn (1952: 155) «es una sólo de manera secundaria, como una influencia más sobre dicho
a b s t r a c c i ó n de la conducta humana concreta, pero no es en sí misma material— es muy natural que psicólogos y sociólogos psicolo-
c o n d u c t a » . Beals y H o i j e r (1953: 210-219) y otros, igualmente, mantie gizantes contemplen la conducta como algo primario, extendien-
nen este mismo punto de vista. 1
do a continuación esta perspectiva al campo total de la cultura.
E l problema es que quienes definen la cultura como una abstrae E l razonamiento es simple y directo: si la cultura es conducta, la
ción no dicen j a m á s lo que quieren decir con esto. Parecen dar por cultura se convierte entonces en objeto de la psicología, puesto que
sentado á) que ellos conocen lo que quieren decir con « a b s t r a c - la conducta es propiamente u n objeto psicológico, con l o que la
ción» y b) que los d e m á s lo e n t e n d e r á n de igual manera. Ninguna cultura se c o n v e r t i r í a a su vez en propiedad particular de psicólo-
de estas dos suposiciones, creemos, e s t á bien fundada, y volvere- gos y «sociólogos psicologizantes». Por este mismo camino, la antro-
mos m á s adelante a considerar este concepto en el presente ensayo. pología no biológica quedaba sin objeto. E l peligro era real e i n m i -
Pero, cualquiera que sea el sentido del t é r m i n o « a b s t r a c c i ó n » para nente, la s i t u a c i ó n c r í t i c a . ¿Qué d e b í a hacerse?
estos a n t r o p ó l o g o s , es evidente que cuando algo deviene una « a b s t r a c -
ción» se convierte en algo imperceptible, imponderable y no del La solución que Kroeber y K l u c k h o h n p r o p o n í a n era clara y
todo real. S e g ú n Linton «la cultura en sí misma es intangible y n o simple: dejar la conducta para los psicólogos; los a n t r o p ó l o g o s guar-
puede ser directamente aprehendida, n i siquiera por l o s mismos d a r í a n para sí las abstracciones de la conducta. Dichas abstracciones
individuos que participan en ella» (1936: 288-89). Herskovits por su devienen y constituyen la cultura.
Pero en este dar al César, los a n t r o p ó l o g o s han entregado a la
1. U n o de los primeros ejemplos de este modo de contemplar la m i t i n . t psicología la mejor parte del b o t í n , ya que le han dado las cosas
como u n a a b s t r a c c i ó n , es l a a f i r m a c i ó n de M u r d o c k : "teniendo en cuenta <iu< y acontecimientos reales, l o directa o indirectamente observable y
l a c u l t u r a es meramente u n a a b s t r a c c i ó n de la media observada en | | oon localizable en el mundo exterior, en el tiempo y el espacio terreno.,
ducta de los individuos..." (1937, xi).
guardando para sí mismos tan sólo abstracciones intangibles c i m -
130
1 u
ponderables «sin realidad ontológica». Pero al menos, y finalinenli , mea-., p i o p o s i c i o n c s , gciicralizacioncs, conclusiones etc. l a valide/
¡conservan un objeto —por m á s insustancial e inobservable que snt do tales premisas, proposiciones, generalizaciones y conclusiones se
enteramente suyo! , -.laMccc p o i m e d i o d i - s u c o n t r a s t a c i ó n en t é r m i n o s de e x p e r i e n c i a
Que esta sea realmente la razón p r i n c i p a l para definir la < u l h u a del m u n d o externo ( E i n s t e i n 1936: 350). Este es el m o d o c o m o la cien
«no como conducta, sino como una a b s t r a c c i ó n de la c o n d u c t a » es . I . I p r o c e d e y lleva a cabo su trabajo.
q u i z á s cuestionable. Pensamos, no obstante, que Kroeber y Kluckohn I 1 primer paso en el procedimiento científico es observar, o mal
se han expresado claramente. Y , en ú l t i m o t é r m i n o , cualquiera que g n u i a l í ñ e n t e experimentar, el mundo de manera sensible. El siguien
sea la r a z ó n o razones —pues pueden ser varias que han conducido te paso — u n a vez las percepciones han sido convertidas en concep
a esta d i s t i n c i ó n — , no cabe duda de que la c u e s t i ó n de si la cultura tos— es la clasificación de cosas y acontecimientos percibidos o expe-
debe ser considerada meramente como conducta o como una abstrac- i m i . n i a d o s . Las cosas y acontecimientos del mundo exterior son di
ción de a q u é l l a , constituye el tema central en los recientes intentos v u l u l a s de- este m o d o en clases de diversos tipos: á c i d o s , metales,
de construir u n concepto de cultura útil, adecuado, fructífero y du- líquidos, m a m í f e r o s , estrellas, á t o m o s , c o r p ú s c u l o s y d e m á s . Sucede
radero. ahora que existe una clase de f e n ó m e n o s , de enorme importancia
E l autor de este escrito no e s t á m á s inclinado que Kroeber y para el estudio del hombre, para los que la ciencia a ú n no tiene
K l u c k h o h n a entregar la cultura a los psicólogos. De hecho pocos nombre: es la clase de cosas y acontecimientos que consisten en,
a n t r o p ó l o g o s se han tomado m á s trabajo que él, intentando delimitar o dependen de, la s i m b o l i z a c i ó n . Es é s t e quizás uno de los hechos
6

los problemas psicológicos de los culturales. Pero lo que en modo 2


m á s p a r a d ó j i c o s de la historia reciente de la ciencia, pero es u n
alguno desea es sustituir la sustancia misma de la c u l t u r a por su hecho. La r a z ó n de esto es sin duda que este tipo de cosas y acon-
espectro. N o puede ruarse una ciencia cuyo objeto e s t é constituido tecimientos han sido siempre considerados y designados, no por sí
por abstracciones intangibles, invisibles, imponderables y oncológi- mismos, sino como parte de u n contexto particular.
camente irreales. La ciencia debe tener estrellas, m a m í f e r o s , zorros, Una cosa es lo que es. «Una rosa es una rosa es una rosa».* Las
cristales, células, fonemas, rayos gamma y rasgos culturales reales acciones no son ante todo acciones é t i c a s , acciones e c o n ó m i c a s o
con los que trabajar. Estamos convencidos de que es posible ofrecer
3
acciones e r ó t i c a s . Una a c c i ó n es una acción. U n acto deviene u n
u n análisis de la s i t u a c i ó n que permita diferenciar por u n lado la acto é tico, e r ó t i c o o e c o n ó m i c o cuando —y sólo entonces— se le
psicología, estudio científico de la conducta, y por o t r o la culturo- considera en u n contexto ético, e c o n ó m i c o o e r ó t i c o . U n vaso de
logia, o estudio científico de la cultura, al tiempo que proporcione a porcelana china ¿ e s u n e s p é c i m e n científico, u n objeto de arte, un
cada una de ellas un objeto real y sustancial. a r t í c u l o comercial o una prueba judicial? La respuesta es obvia. E n
Toda ciencia establece una d i c o t o m í a entre la mente del obser- principio, por supuesto, llamarlo u n «vaso de porcelana china» es
vador y el mundo e x t e r i o r —teniendo cosas y acontecimientos su
4
situarlo ya en u n contexto particular. Para empezar, s e r í a mucho
lugar de ocurrencia fuera de la mente del observador. E l científico m e j o r decir « u n a f o r m a de caolín cocido y vidriado es una forma de
establece contacto con el mundo exterior con, y a t r a v é s de, m i
sentidos, formando percepciones. Estas percepciones se convierten en E n este ensayo E i n s t e i n tiene m u c h o que decir sobre la m a n e r a de encarar el
conceptos que se manejan en el proceso del pensar para formar pre- 5
proceso del pensamiento c i e n t í f i c o .
6. E n t e n d e m o s p o r "simbolizar" el hecho de otorgar u n cierto sentido a
hechos o cosas, o a la forma en que dicho otorgamiento es captado y apre-
2. Varios de los ensayos contenidos en The Science of the Culture (1949) ciado. E l agua bendita sirve muy bien como ejemplo en este sentido: s u san-
—"Interpretaciones c u l t u r o l ó g i c a s ; interpretaciones p s i c o l ó g i c a s de -la conducta tidad le es otorgada p o r u n ser humano y es comprendida y apreciada por
humana'*, "Determinantes culturales del intelecto", " E l G e n i o : sus causas y s u otros seres humanos. E l lenguaje articulado es la m á s c a r a c t e r í s t i c a forma de
incidencia", "Akenaton: Personaje vs. procesos culturales"; " D e f i n i c i ó n y prohJ s i m b o l i z a c i ó n . S i m b o l i z a r es traficar con significados no sensoriales, es decir,
b i c i ó n del Incesto", etc.— m a n e j a n esta d i s t i n c i ó n . significados que, como la santidad del agua bendita, no pueden ser percibidos
3. T r a t é este m i s m o punto en mi r e s e ñ a del libro de K r o e b e r y K l u c k h o h n , por los solos sentidos. L a s i m b o l i z a c i ó n es u n a especie de conducta. S ó l o el
Culture: a critical review, etc. (1954, 464-5). Aproximadamente p o r las mismas fe- hombre es capaz de simbolizar.
c h a s Huxley e s c r i b í a (1955, 15-16): "Si la a n t r o p o l o g í a debe ser considerada mi., H e m o s discutido ampliamente este concepto en "The S y m b o l : the Origin a n d
ciencia, es preciso que los a n t r o p ó l o g o s definan la cultura, no de una mn B a s i s of H u m a n Behaviour", publicado originalmente en The Philosophy of the
ñ e r a m e t a f í s i c a o f i l o s ó f i c a , o como una a b s t r a c c i ó n , o en t é r m i n o s m r m Science, vol. 7, p á g s . 451-463, 1940, publicado m á s tarde con ligeras modificacio-
mente subjetivos, sino como algo que puede ser investigado con m é t o d o s . nes en The Science of Culture. H a sido igualmente r e i m p r e s a en Etc., A Re-
trictamente c i e n t í f i c o s , como u n pioceso f e n o m é n i c o que tiene lugar en el e-.pa view of General Semantics, vol. 1, p á g s . 229-237, 1944; Language, Meaning and
c i ó y el tiempo". Maturity, de S . I . H a y a w a k a E d . ( N Y , 1954); Reading in anthropology, de E.
4. " L a creencia en un mundo exterior independiente del sujeto pen ¡pirulí Adarason Hoebel y otros E d s . ( N Y , 1955); Readings in Introductory Anthropo-
es el fundamento de toda la ciencia natural", dice E instein (1934, (<). logy, de E l m a n R . Service E d . ( A n n Arbor, Mich., 1956); Sociological Theory,
de L e w i s A. C o s e r y B e r n a r d Rosemberg E d s . ( N Y , 1957); y en Readings in the
5. S e g ú n E i n s t e i n , pensar en t é r m i n o s c i e n t í f i c o s significa "opeiai ron ion
Ways of Mankind, de Walter Goldschmidt E d . (1957).
ceptos, la c r e a c i ó n y empleo de relaciones funcionales determinada-, rnn. .n
y l a c o o r d i n a c i ó n de las experiencias sensoriales con é s t o s conceptos" (19.16, ''•"> * A l u s i ó n a u n texto de la novelista a m e r i c a n a G e r t r u d e Stein.

132 133
( i i l i n cocido y vidriado». En tanto que vaso de porcelana china, < Cosas y acontecimiento-
convierte en objeto a r t í s t i c o , e s p é c i m e n científico o m e r c a n c í a cuan dependientes del s i m b o l i z a r
do. y sólo entonces, pasa a ser considerado en un contexto esteta o, (Simbolados)
* u idílico o comercial, respectivamente.
Volvamos ahora a la clase de las cosas y acontecimientos que con-
sisten o dependen de la simbolización: una palabra, u n hacha de
piedra, un fetiche, el evitar la madre de la esposa, la repugnancia de
la leche, la hisopación de agua bendita, un cuenco de porcelana, decir
una o r a c i ó n , elegir un voto, la santificación del sabbath, «y toda
clase de capacidades, y h á b i t o s [ y cosas] adquiridas por el hombre
en tanto que miembro de la sociedad [ h u m a n a ] » (Tylor 1913: 1). To-
dos ellos son lo que son: hechos y cosas que dependen del simbolizar.
Todas estas cosas-y-acontecimientos-dependientes-del-simbolizar
pueden considerarse en diferentes contextos: a s t r o n ó m i c o , físico, quí-
mico, a n a t ó m i c o , fisiológico, psicológico y cultural, en los que se
convierten sucesivamente en f e n ó m e n o s a s t r o n ó m i c o s , físicos, q u í m i -
cos, a n a t ó m i c o s , fisiológicos y culturales. Toda cosa y acontecimien- Conducta humana Rasgos culturales
tos que dependen del simbolizar dependen igualmente de la e n e r g í a Ciencia de la psicología Ciencia de la cultura
solar que sustenta la totalidad de la vida de este planeta: é s t e es
el contexto a s t r o n ó m i c o . Ahora bien, estos acontecimientos y estas Fig. 1
cosas pueden ser igualmente considerados e interpretados en t é r m i -
nos de los procesos a n a t ó m i c o s , fisiológicos y psicológicos del hom- griega. A l a c u ñ a r nuestro t é r m i n o no hemos hecho sino seguir un
bre que los produce o los padece. Pueden t a m b i é n ser considerados precedente bien establecido: si u n aislado es lo que resulta del pro-
en t é r m i n o s de su relación con los organismos humanos, es decir, ceso o la acción de aislar, lo que resulta de la acción o el proceso
en un contexto s o m á t i c o . E incluso en un contexto e x t r a s o m á t i c o , es de simbolizar bien puede ser llamado u n simbolado. La palabra en
decir, en t é r m i n o s de su relación con otras cosas y acontecimientos sí, de cualquier forma, no tiene demasiada importancia. P o d r í a m o s
m á s que con los organismos humanos. incluso hallar un t é r m i n o mejor que simbolado. L o que sí tiene
Cuando cosas y acontecimientos que dependen del simbolizar se capital importancia es que la clase tenga un nombre.*
consideran e interpretan en t é r m i n o s de su relación con los orga- Una cosa o acontecimiento que depende del simbolizar —un sim-
nismos humanos, es decir, en un contexto s o m á t i c o , entonces propia- bolado— es n i m á s n i menos que eso, pero puede resultar significa-
mente pueden denominarse conducta humana, y la ciencia correspon- t i v o en un determinado n ú m e r o de contextos. Como ya hemos visto,
diente: psicología. Cuando estas mismas cosas y acontecimientos que puede resultar significativo en un contexto a s t r o n ó m i c o : la reali-
dependen del simbolizar son considerados e interpretados en t é r m i n o s zación de un r i t u a l requiere el gasto de una parte de la energía que
de contexto e x t r a s o m á t i c o , es decir, en t é r m i n o s de su mutua reía proviene del sol. Pero dentro de las ciencias del hombre sólo dos
ción m á s bien que de su relación con organismos humanos, podemos contextos pueden aparecer como significativos: el s o m á t i c o y el
entonces llamarlos cultura, y la ciencia correspondiente: culturología. e x t r a s o m á t i c o . Los simbolados pueden ser considerados e interpreta-
Este análisis se diagrama en la fig. 1.
* H e m o s traducido "symbolate" directamente por "simbolado", a pesar de
En medio del diagrama tenemos una columna vertical de círculos,
lo extravagante de este termino en castellano. R e - a c u ñ a r el t é r m i n o de White
O,, 0 , 0 , etc., que representan las cosas (objetos) y acontecimientos
: 3
sobre el modelo l i n g ü í s t i c o ("simbolema", por ejemplo) h a b r í a sido violentar
(acciones) dependientes del simbolizar. Estas cosas y acontecimien- una peculiaridad que el autor parece haber querido conservar cuidadosamente,
tos constituyen una clase de fenómenos bien diferenciados en el reino tanto p o r su referencia a la t e r m i n o l o g í a física, como por su t á c i t a e v i t a c i ó n
de u n a t e r m i n o l o g í a que m á s adelante demuestra conocer a la p e r f e c c i ó n . Por
de la naturaleza. Puesto que dichos f e n ó m e n o s c a r e c í a n de nombre
o t r a p a r t e "Isolate" h a sido traducido, igualmente, de la m á s directa m a n e r a
hasta la fecha, nos hemos aventurado a proporcionarles uno: s|m posible — a pesar de que el t é r m i n o usual castellano es "unidad" y no "aisla-
bolados. Somos conscientes de lo arriesgado de a c u ñ a r nuevos nom- do"— con vistas a mantener a l m á x i m o el paralelismo symbolate-isolate con el
bres, pero no es menos cierto que esta i m p o r t a n t í s i m a clase de fenó- que White ejemplifica su modo de a c u ñ a c i ó n .
menos necesita un nombre que la distinga de las otras clases. Si en E n cuanto a la forma como hemos traducido "Symboling" a lo largo de todo
el texto, hay que decir que se ha preferido "simbolizar" y " s i m b o l i z a c i ó n " , sobre
vez de a n t r o p ó l o g o s f u é r a m o s físicos los l l a m a r í a m o s q u i z á s «fenó-
otras posibles traducciones, en orden sobretodo a evitar las connotaciones
menos g a m m a » . Pero no lo somos y creemos que una palabra lina lacanianas que traducciones como "dependent upon symboling" por " d e p e n
pie es siempre mejor —o al menos m á s aceptable— que una letra diente de lo s i m b ó l i c o " hubieran t r a í d o consigo. (N. del T.)

134 ns
(los e n t é r m i n o s de su relación como el organismo humano, »> luYn pío, tendría que ser considerado en t é r m i n o s de su relación con otros
en l e í minos de su r e l a c i ó n con cualquier otra cosa que no sea el orga- Imbolados o grupos de simbolados como costumbres m a l i n i i . H i i . i l . .
nismo humano. Vamos a ilustrar esto con algunos ejemplos. i gainia, poliginia, poliandria —residencia de una pareja d e s p u é s
Yo me fumo u n cigarrillo, participo en una votación, decoro u n . 1 . I m a t r i m o n i o , división del trabajo entre sexos, modos de subsisten
CU0DCO de c e r á m i c a , evito a la madre de m i esposa, rezo u n a onu lón < i.i. arquitectura d o m é s t i c a , grado de desarrollo cultural ele. Si, poi
o tallo una punta de flecha. Cada uno de estos actos depende del el contrario, nos ocupamos de los modos de votar, la considera! lón
proceso de simbolizar. Cada uno de ellos es un simbolado. Como
7 se e f e c t u a r á en t é r m i n o s de o r g a n i z a c i ó n política (tribal, estatal))
científico, yo puedo considerar estos actos (acontecimientos) en tei tipo de gobierno ( d e m o c r á t i c o , m o n á r q u i c o , fascista); edad, sexo, si-
minos de su relación conmigo mismo, con m i propio organismo, o t u a c i ó n e c o n ó m i c a ; partidos políticos etc. Situados en este contexto,
bien, tratarlos en t é r m i n o s de su r e l a c i ó n con otro simbolado que nuestros simbolados se convierten en cultura —rasgos culturales
nada tenga que ver con m i propio organismo. o grupos de rasgos, es decir, instituciones, costumbres, códigos etc. Su
En el p r i m e r caso considero el simbolado en t é r m i n o s de su rela- campo de relevancia científica es entonces la culturología.
ción con m i estructura corporal: la estructura y funciones de m i Todo esto se aplica p o r igual para actos y para objetos. Si lo
mano; o con m i visión c r o m á t i c a y estereoscópica; o en relación con que consideramos es una azada, deberemos contemplarla en t é r m i -
mis deseos, necesidades, miedos, imaginación, h á b i t o s formados, reac- nos de sus relaciones con otros simbolados del contexto e x t r a s o m á t i -
ciones manifiestas, satisfacciones etc. ¿Qué siento cuando evito a la co: en r e l a c i ó n con otros instrumentos de p r o d u c c i ó n agrícola, el palo
madre de m i esposa o participo en una votación? ¿ C u á l es m i actitud de cavar y el arado, p o r ejemplo, o bien con la división sexual del
hacia este acto? ¿Cuál es m i c o n c e p c i ó n de él? ¿ M e a c o m p a ñ a u n trabajo, el estadio de desarrollo cultural etc. T a m b i é n s e r í a perti-
tono marcadamente emocional o lo realizo de manera m e c á n i c a y nente de este estudio establecer las relaciones entre u n computador
formalista? Cualquier tipo de c o n s i d e r a c i ó n en este sentido hace digital y el grado de desarrollo de las m a t e m á t i c a s , el desarrollo
referencia a la conducta humana. Nuestro i n t e r é s es entonces psico- t e c n o l ó g i c o , la división del trabajo, la o r g a n i z a c i ó n social en que es
lógico. utilizado ( c o r p o r a c i ó n , o r g a n i z a c i ó n m i l i t a r , laboratorio a s t r o n ó m i c o )
Lo que decimos respecto a los actos (acontecimientos) puede apli- y demás.
carse igualmente a los objetos (cosas). ¿Cuál es m i c o n c e p c i ó n de Enfrentamos pues dos diferentes maneras de hacer c i e n c i a con 8

u n cuenco de c e r á m i c a , de una hacha tallada, de u n crucifijo, de r e l a c i ó n a las cosas y acontecimientos —objetos y acciones— que
u n cerdo asado, del agua bendita, del whisky, del cemento? ¿Cuál dependen del simbolizar. Si l o que hacemos es tratarlos en t é r m i n o s
es m i a c t i t u d y de q u é manera reacciono ante cada una de estas de su r e l a c i ó n con el organismo humano, es decir, en u n contexto
cosas? E n resumen ¿ q u é tipo de relación existe entre estas cosas s o m á t i c o u o r g a n í s m i c o , dichas cosas y acontecimientos devienen
y m i p r o p i o organismo? No es habitual considerar estas cosas como conducta humana, y nuestro trabajo científico psicología. Si, por el
conducta humana, y sin embargo son verdaderas corporeizaciones d i c o n t r a r í o , nuestra c o n s i d e r a c i ó n se centra en las relaciones que
esta conducta. La diferencia entre u n nodulo de pedernal y un hacha mantienen entre sí, independientemente de su r e l a c i ó n con cualquier
de piedra e s t á en el factor trabajo humano. Un hacha, u n cuenco, tipo de organismo humano, es decir, en u n contexto e x t r a s o m á t i c o o
un crucifijo —o un corte de pelo— son trabajo humano cristalizado. e x t r a o r g a n í s m i c o , cosas y acontecimientos se transforman en cultura
Tenemos pues una clase de objetos que dependen del simboliza i v —elementos o rasgos culturales— y nuestra labor científica en cultu-
que tienen una significación en t é r m i n o s de su relación con el orga- rología. C u l t u r o l o g í a y psicología humana tienen por objeto, como es
nismo humano. La c o n s i d e r a c i ó n e i n t e r p r e t a c i ó n científicas de ettfl fácil observar, la misma clase de f e n ó m e n o s : las cosas y aconteci-
tipo de relación es lo que llamamos psicología. mientos que dependen del simbolizar (simbolados). L a diferencia
Pero t a m b i é n es posible tratar estos simbolados en t é r m i n o s <l< entre una y otra radica exclusivamente en el distinto contexto en que
sus mutuas relaciones, sin tomar en cuenta su relación con el orga- incluyen dicho objeto al estudiarlo. 9

nismo humano. En este caso, evitar la madre de la esposa, por ejem- E l tipo de análisis que a q u í hemos aplicado al proceso de sim-
b o l i z a c i ó n en general es el m i s m o que los lingüistas han venido apli-
7. "¿De q u é modo el tallado de una cabeza de flecha depende de la l i m b o
l i z a c i ó n ? " p o d r í a preguntarse. Personalmente he respondido a esta ctMttldO M
"On the Use of Tools by Primates" ("Sobre ei uso de herramientas J e !<-. p n 8. ""CientizaT" es también un tipo de conducta. Véase nuestro ensayo "Scien-
mates"), publicado originalmente en Journal of Comparative Psychology, vol vi. ce is Sciencmg" ("Ciencia es cientizar") publicado primeramente en Philosophy
p á g s . 369-374, y reimpreso en White, The Science of Culture; en Main in í ' m i of Science, vol. 5, págs. 369-389, 1938, y reimpreso en The Science of Cutturt 1

temporary Society, preparado por el departamento de C i v i l i z a c i ó n Contempo- * Hemos conservado "cientizar" en vez de "Hacer ciencia" para mantener al
r á n e a de la U n i v e r s i d a d de C o l u m b i a ( N Y , 1955) y en Readings in Introductor v máximo el juego de palabras de White en su título. (N. del T.)
Anthropology ( A n n Arbor, Mich., 1956). E x i s t e u n a gran diferencia entre r l 9. La importancia del contexto queda ilustrada al contrastar actitudes que
proceso instrumental de la especie h u m a n a y el de los primates subhumanos. afectan a una misma clase de mujeres: en cuanto madres son reverenciadas, <n
E s t a diferencia no radica en otra cosa que en el hecho de la s i m b o l i z a c i ó n . cuanto suegras, menospreciadas.

136 117
(ando desde hace d é c a d a s a una parcela determinada de este < a m p o l i a d a . o i n p a i a n d o estos dos libros: The psychology of language de
las palabras. Wali. i U PilUbury y Clarence L . Mcadcr (New Y o r k , 1928) y The
Una palabra es una cosa ( u n sonido o c o m b i n a c i ó n de sonido* o hiurii,de L. Bloomfield * ( N . Y. 1933). En el p r i m e r o encontramos
marcas efectuados sobre alguna sustancia) o un acto que d e p e n d í Capítulos tales como «Los ó r g a n o s del d i s c u r s o » , «Los sentidos ini-
del simbolizar. Las palabras son precisamente eso: palabras. Pero pll< adoi en el d i s c u r s o » , «El proceso mental del d i s c u r s o » , etc. En el
adquieren relevancia para los estudiosos del lenguaje en dos coni< l segundo los c a p í t u l o s llevan títulos como «El fonema», «La estructti
tos diferentes: el s o m á t i c o u o r g a n í s m i c o , y el e x t r a s o m á t i c o u extra- i.i lonética», « F o r m a s g r a m a t i c a l e s » , «Tipos de o r a c i ó n » , etc. La dis-
o r g a n í s m i c o . Dicha d i s t i n c i ó n se expresa habitualmente con los tél tinción entre las dos ciencias queda ilustrada en la fig. 2.
minos langue y parole, o sea lengua y habla. 10 Las figuras 1 y 2 son fundamentalmente iguales. Ambas hacen
Las palabras, consideradas en el contexto s o m á t i c o constituyen u n referencia a cosas y acontecimientos que dependen del simbolizar. En
tipo de conducta humana: la conducta hablada. E l estudio científico la figura 1 se trata de una clase general: los simbolados. E n la
de las palabras en el contexto s o m á t i c o es lo que suele llamarse figura 2, en cambio, de una particular: las palabras (que es una
psicología (que puede i n c l u i r t a m b i é n fisiología y a n a t o m í a ) del subclase de la clase simbolados). E n cada uno de estos casos lo que
lenguaje. Es la ciencia que se ocupa de las relaciones entre palabras hacemos es referir cosas y acontecimientos, por u n lado al contexto
y organismo humano: el modo como las palabras son producidas y s o m á t i c o , p o r otro al e x t r a s o m á t i c o , en orden a su c o n s i d e r a c i ó n
pronunciadas, su significado, las actitudes que el hablante adopta c i n t e r p r e t a c i ó n . E n cada caso, igualmente, tenemos u n distinto t i p o
ante estas palabras, la p e r c e p c i ó n y respuesta de las mismas. de ciencia, o de hacer ciencia: psicología de la conducta y del len-
E n el contexto e x t r a s o m á t i c o , en cambio, las palabras son consi- guaje, por u n lado; ciencia de la cultura y del lenguaje, por o t r o .
deradas en cuanto se relacionan unas con otras, independientemente Cultura es, pues, la clase de las cosas y acontecimientos que de-
de cualquier tipo de r e l a c i ó n con el organismo humano. E l campo penden del simbolizar, en cuanto son consideradas en un contexto
científico concreto es en este caso la lingüística, o ciencia del len- extrasomático. Esta definición rescata a la a n t r o p o l o g í a cultural de
guaje. La fonética, la fonología, la sintaxis, el léxico, la g r a m á t i c a , las abstracciones intangibles, imperceptibles y o n t o l ó g i c a m e n t e irrea-
la dialectología, el cambio lingüístico etc., según que el énfasis se les a las que se h a b í a encadenado y le proporciona u n objeto real,
ponga en este o aquel punto concreto del campo general considerado sustancial y observable. A l mismo tiempo efectúa una clara distin-
La diferencia entre estas dos ciencias queda perfectamente Huí ción entre conducta —organismos con conducta— y cultura, entre
psicología y ciencia de la cultura.
Palabras P o d r í a o b j e t á r s e n o s que cada ciencia d e b e r í a tener una deter-
minada clase de cosas, no cosas-incluidas-en-un-contexto, que consti-
Contexto s o m á t i c o Contexto e x t r a s o m á t i c o
Habla {Parole) tuyesen propiamente su objeto. Los á t o m o s son los á t o m o s y los ma-
Lengua (Langue)
m í f e r o s los m a m í f e r o s , p o d r í a a r g ü i r s e , y cada uno constituye respec-
Percepción ^ ^ ^ ^ ^ Gramática tivamente el objeto de la física y de la m a m a l o g í a , sin hacer inter-
venir para nada el contexto. ¿ P o r q u é , pues, d e b e r í a la a n t r o p o l o g í a
Conceptualización ^^'^ ^-— ^^-x Sintaxis definir su objeto en t é r m i n o s de contexto y no de la cosa en sí?
A p r i m e r a vista este argumento parece perfectamente pertinente, en
Imaginación "^•^^ 0, Léxico realidad tiene muy poca fuerza. L o que el científico intenta es hallar
»^***
la inteligibilidad de los objetos observados, y muy frecuentemente el
Realización ° ^ ^ ^ ^
4 4 Fonética nivel de significación de los f e n ó m e n o s se encuentra precisamente en
fónica 0¿ o* el contexto en que estos aparecen y no en ellos mismos. Incluso entre
las llamadas ciencias naturales existe una ciencia de los organismos-
Fig. 2 en-un-contexto-concreto: la parasitología, que estudia los organismos
que ocupan papeles determinados en el reino de las cosas vivientes.
10. S e g ú n ( F e r d i n a n d ) de S a u s s u r e el lenguaje humano es objeto no de ">></. Y en el reino del hombre y de la cultura tenemos igualmente doce-
sino de dos ciencias... De S a u s s u r e t r a z ó u n a neta divisoria entre langue y nas de ejemplos cuya significación depende m á s del contexto que
parole. E l lenguaje (langue) es universal, mientras que el d i s c u r s o concreto
(paróte)... es individual" (Cassirer, 1944, 122). Huxley por s u parte (1955, 16). de las cualidades inherentes de los f e n ó m e n o s mismos. A l adulto
citando l a d i s c u s i ó n de C a s s i r e r sobre la d i s t i n c i ó n s a u s s u r í a n a entre lanyj macho de determinada especie animal se le da el nombre de hombre.
parole, se refiere a la p r i m e r a , l l a m á n d o l a "sistema superindividual de g r a m á - Pero un hombre es u n hombre, no u n esclavo. U n hombre se con-
tica y sintaxis" y a l a segunda como "las palabras o modo concreto di- h.ibl.ti
que u s a n los individuos particulares". Y continuando en el m i s m o sentido, di< i
"encontramos esta mismo distinción en toda actividad cultural —en derecho * Trad. e s p a ñ o l a . El lenguaje. Universidad Autónoma de San MafCOf
en arte...; en la e s t r u c t u r a social...; en ciencia..." (el subrayado es nuestro) L i m a , 1964.

IV)
138
vierto eil un esclavo cuando entra en un determinado contexto l <> tlva sin el concepto y la actitud. De igual manera, conceptos y acti-
mi in.> sucede con las m e r c a n c í a s : el maíz y el algodón tienen un tudes c a r e c e r í a n por entero de sentido desligadas de todo tipo de
determinado valor de uso, pero no son considerados m e r c a n c í a s m a n i f e s t a c i ó n exterior, bien sea en la conducta o en el lenguaje (que
— a r t í c u l o s producidos para la venta y el beneficio— por ejemplo en n o deja «le ser una forma de conducta). Cada elemento cultural,
la cultura hopi: el maíz y el algodón se convierten en m e r c a n c í a s < a.la iasgo tiene por tanto un aspecto subjetivo y otro objetivo IVro
sólo cuando entran en u n determinado contexto socioeconómico. todos estos conceptos, actitudes y sentimientos — f e n ó m e n o s que de
Una vaca es una vaca, pero puede convertirse en medio de cambio, hecho tienen lugar dentro del organismo humano— pueden ser con-
dinero (pecus, pecuniario), comida, potencia m e c á n i c a (Cartwright siderados, en orden a su i n t e r p r e t a c i ó n científica, como pertenecien-
u s ó la vaca como medida de potencia en su primer telar m e c á n i c o ) , tes al contexto e x t r a s o m á t i c o , es decir, en t é r m i n o s de su relación
e incluso objeto de culto (India) según el contexto. N o existe una con las d e m á s cosas y acontecimientos del orden de los simbolizado,
ciencia particular dedicada a las vacas, lo que sí tenemos son ciencias mejor que en t é r m i n o s de su relación con el organismo humano. E n
que estudian los medios de cambio, la potencia m e c á n i c a o los obje- esta perspectiva, el t a b ú de la madre de la esposa s e r í a considerado,
tos sagrados, para las que la vaca, en cuanto relacionada con estos en cuanto a las actitudes y conceptos que implica, m á s bien en
campos, puede ser relevante. De esta manera llegamos a obtener una t é r m i n o s de sus relaciones con otras formas de parentesco y familia,
ciencia de las cosas y acontecimientos en un contexto e x t r a s o m á - lugar de residencia etc., que como relacionado con el organismo hu-
tico. mano. Por el contrario, el hacha p o d r í a ser considerada en t é r m i n o s
de su r e l a c i ó n con el organismo humano —su significado, las diver-
El locus de la cultura. Si definimos la cultura como compuesta de sas concepciones y actitudes con respecto a ellas etc.— en lugar de
cosas y acontecimientos directa o indirectamente observables en el relacionarlo con otras cosas y acontecimientos del campo de lo sim-
mundo exterior, tendremos igualmente que definir c u á l es el lugar bolizado como flechas, azadas y costumbres que regulan la división
de ocurrencia y el grado de realidad de estos f e n ó m e n o s , es decir, social del trabajo etc.
resolver la c u e s t i ó n de cuál sea el lugar de la cultura. Y la respuesta
es: las cosas y acontecimientos que comprende la cultura se ma-
nifiestan en el tiempo y el espacio a) en los organismos humanos,
en f o r m a de creencias, conceptos, emociones, actitudes; b) en el
proceso de i n t e r a c c i ó n social entre los seres humanos; y c) en los
objetos materiales (hachas, fábricas, ferrocarriles, cuencos de cerá-
mica) que rodean a los organismos humanos integrados en las pautas
de i n t e r a c c i ó n social. E l lugar de la cultura es pues a la vez intraor-
11

gánico, i n t e r o r g á n i c o y e x t r a o r g á n i c o (véase figura 3).


Alguien p o d r í a objetarme, sin embargo, el haber dicho que la
cultura se compone de f e n ó m e n o s e x t r a s o m á t i c o s y ahora que en
parte se manifiesta dentro de los organismos humanos. ¿ N o es esto
una c o n t r a d i c c i ó n ? La respuesta es: no. No es una c o n t r a d i c c i ó n ,
sino u n malentendido. E n n i n g ú n momento hemos dicho que la cul-
t u r a e s t é compuesta por cosas y acontecimientos e x t r a s o m á t i c o s ,
esto es, f e n ó m e n o s que exclusivamente tienen lugar fuera de los orga-
nismos humanos. Lo que a q u í se ha dicho es que la cultura con-
siste en cosas y acontecimientos que se consideran en u n contexto Fig. 3. E l locus de la cultura
e x t r a s o m á t i c o . L o cual es algo bien distinto.
* = Objetos
Todo elemento cultural tiene dos aspectos: subjetivo y objetivo
O = Personas
P o d r í a parecer que las hachas de piedra, por ejemplo, son elementos
«objetivos», mientras que las ideas y las actitudes son «subjetivos» — = Líneas de i n t e r a c c i ó n o
Esto es una c o n c e p c i ó n superficial e inadecuada del asunto. E l hacha interrelación.
tiene su componente subjetivo: sería totalmente i n ú t i l y asignifica
Pasaremos ahora revista a una serie de conceptos de cultura o
11. "El verdadero locus de la cultura", dice Sapir (1932, 236), "está en las relacionados con el concepto de cultura empleados ampliamente en
interacciones de... individuos y, por el lado subjetivo, en el cúmulo de slgalfl la l i t e r a t u r a etnológica, c o m e n t á n d o l o s c r í t i c a m e n t e desde el punto
cados que cada uno de estos individuos abstrae inconscientemente de su p.un de vista establecido en el presente trabajo.
cipación en dichas interacciones". La proposición es bastante similar a la nues-
tra excepto por la omisión de los objetos, es decir, la cultura material. «La cultura consiste en ideas». Algunos a n t r o p ó l o g o s prefieren

140 111
definir la cultura en t é r m i n o s de ideas exclusivamente. E s t a u m u | i i t a l no halla su exacta realización en ninguna de las ollas con-
i i o n se funda al parecer en la n o c i ó n de que las ideas son l o . - l< cretas. E l l o mismo que el « a m e r i c a n o típico» d e 5 pies y 8 1/2 p u l
t n e n t O S primarios y b á s i c o s de la cultura, los motores primeros que p a d a s , I n l . r / K libras, « a s a d o , c o n 2,3 n i ñ o s etc. E s t o e s l o (pie a l p a r e
al promover todo tipo de conducta, producen asimismo objetOl RIAtl i e r intentan « d i o s significar p o r a b s t r a c c i ó n . Si es así, s e h a l a d e
riales tales como los cuencos de c e r á m i c a . «La cultura COnsiltC « ti a l g o bien c o n o c i d o : una mera concepción en la mente d e l o b s e i v a d o i
ideas» dice Taylor (1948: 98-110, passim) «es un f e n ó m e n o m e n i . d del científico.
no... objetos materiales o conducta observable... Por ejemplo, en l l Existe u n modo ligeramente diferente de enfocar la «abstract Lón*
cabeza de u n indio existe una idea de danza. Esto es u n rasgo Ctll No se dan dos ceremonias de m a t r i m o n i o i d é n t i c a s . Pues bien, tabú
tural. Esta idea de danza induce al indio a comportarse de un detei lemos una larga serie de ceremonias matrimoniales. Encontramos
minado m o d o » , es decir, a danzar. que u n cien por cien de ellas contienen u n mismo elemento A (mutua
Una t a l c o n c e p c i ó n de la realidad sociocultural no puede lej a c e p t a c i ó n de los contrayentes). Un noventa y nueve por ciento con-
calificada sino de ingenua. Se funda en u n tipo de psicología y de tienen u n determinado elemento B. Otros elementos C, D y E apare-
m e t a f í s i c a precientíficas, primitivas y perfectamente obsoletas. H u b o cen respectivamente en u n 96, 94 y 89 p o r cien de los casos. Cons-
una Mujer-Pensamiento entre los keresan que a t r a í a los aconteci- truimos con estos porcentajes una curva de d i s t r i b u c i ó n y determi-
mientos por el mero hecho de desearlos y pensarlos. E l Dios Ptah c r e ó namos la media o n o r m a s e g ú n la cual se distribuyen las instancias
la cultura egipcia objetivando sus propios pensamientos. Y Dios particulares. E l resultado es l a ceremonia de m a t r i m o n i o típica. E l
dijo « H á g a s e la luz» y la luz fue hecha. Pero no explicamos nada problema, como en el caso del americano medio que tiene 2,3 hijos,
en absoluto diciendo que la cultura es u n resultado de las ideas del es que este ideal j a m á s se produce en la realidad. Es una « a b s t r a c -
hombre. No cabe duda de que en la invención de las armas de fuego ción», es decir, una c o n s t r u c c i ó n del observador científico, que existe
hubo una idea que sirvió como punto de partida, pero nada queda sólo en su mente.
explicado diciendo que las armas de fuego son u n producto del pen- E l hecho de no reconocer que las abstracciones son sólo conceptos
samiento, puesto que no damos cuenta de las ideas en sí mismas. ha llevado a una t o t a l confusión tanto en l o que respecta a su locus
¿ P o r q u é una idea ocurre en u n lugar y tiempo determinados' y no como a su grado de realidad. E l reconocimiento de las llamadas
en otros distintos? De hecho, las ideas —las ideas realistas, las situa- abstracciones científicas (como en el caso del « c u e r p o rígido» en
ciones tactuales— entran en el pensamiento desde el mundo exterior. física, que no existe en la realidad) como construcciones en la
Fue trabajando con barro como el hombre, o l a mujer, a d q u i r i ó la mente del científico clarifica en cambio, en lo que a la ciencia de la
idea de c e r á m i c a . E l calendario es u n subproducto de la agricultura cultura respecta, los dos puntos siguientes: que las « a b s t r a c c i o n e s »
intensiva. L a cultura consiste de hecho en ideas, pero las actitudes, culturales no son sino conceptos («ideas») en la mente del a n t r o p ó -
los actos manifiestos y los objetos son cultura t a m b i é n . logo; y que, p o r lo que hace a su «realidad ontológica», los conceptos
«La cultura consiste en abstracciones». Volvemos ahora a la defi- no son menos reales que cualquier otra cosa en las mentes de los hom-
nición tan popular en nuestros días de que «la cultura es una abstrac- bres —nada es m á s real, p o r ejemplo, que una a l u c i n a c i ó n .
ción, o consiste en a b s t r a c c i o n e s » . Como hemos observado antes, los Este punto recibió u n tratamiento muy acertado p o r parte de
que definen la cultura en estos t é r m i n o s no nos dicen j a m á s lo que Bidney (1954: 488-89) en su crítica de Culture, a critical review...:
intentan expresar con « a b s t r a c c i ó n » y hay bastantes razones para pen
sar que ellos mismos no tienen demasiado claro lo que intentan decir El punto crucial de toda la cuestión está en la significación del
término abstracción y en su sentido ontológico. Algunos antropó-
con esto. Todos ellos subrayan que una a b s t r a c c i ó n no es una cosa
logos sostienen que no manejan sino abstracciones lógicas y que
o acontecimiento observable. Pero el hecho de las dudas surgidas la cultura no tiene realidad si no en esas abstracciones, pero lo
acerca de la «realidad» de una a b s t r a c c i ó n indica lo poco seguros que no pueden hacer es esperar que otros científicos sociales
que quienes emplean el t é r m i n o e s t á n sobre su significado, o mejor, concuerden con ellos, habida cuenta la nula realidad objetiva del
sobre lo que tratan de decir con él. Nosotros, sin embargo, sí dispo objeto de su ciencia. De este modo Kroeber y Kluckohn con-
nemos de algunas claves. funden el concepto de cultura, que es una construcción lógica,
La cultura es « f u n d a m e n t a l m e n t e una forma, una pauta o LUI con la existencia factual de la cultura... (el subrayado es nuestro).
m o d o » dicen K l u c k h o h n y Kroeber (1952: 155, 169). «Incluso loi
rasgos culturales son abstracciones. U n rasgo cultural es u n "tipo Es interesante constatar, en este sentido, que u n t e ó r i c o de la
i d e a r p o r cuanto no se dan dos ollas idénticas n i dos ceremonias a n t r o p o l o g í a como Cornelius Osgood (1951: 208; 1940) ha definido
matrimoniales celebradas de la misma m a n e r a . » E l rasgo cultural e x p l í c i t a m e n t e la cultura como una mera f o r m a c i ó n en la mente de
«olla» aparece pues como la forma ideal de la que cada olla partí los a n t r o p ó l o g o s : «La cultura consiste en todo aquel c ú m u l o de ideas,
cular es u n ejemplo —una especie de ideal o idea p l a t ó n i c a . Toda v conductas e ideas del agregado de seres humanos que uno ha obser-
cada una de las ollas, piensan ellos, es real, pero el «ideal» en cuan- vado directamente o que han sido comunicadas a l propio intelecto,

142 143
vei i n < II cosa algo que no es u cosa, i o n i o la e s p e i a n / a , la liom
y de las que uno se ha hecho consciente». Spiro (1951: 24) poi M I tul.ul o la libertad, por ejemplo. Pero no soy yo q u i e n ha lte< ho In
paite- m a n t i e n e que « l a c u l t u r a es u n a c o n s t r u c c i ó n lógica abstiaída objetos culturales. Yo simplemente he descubierto cosas y acontecí
a p a r t i r de la c o n d u c t a h u m a n a o b s e r v a b l e y que tan s ó l o tiene « M . mientos del mundo exterior que pueden ser identificados r o m o una
tencia en la mente del investigador» ( e l s u b r a y a d o e s d e l p r o p i o Spiro) clase aparte dependiente del proceso de simbolización y tratados
«No existe cultura "material" como tal». A q u e l l o s q u e definen La en un contexto e x t r a s o m á t i c o , y a los que he denominado e u l i m a
tultura en términos de ideas, bien como una abstracción o como Esto es precisamente lo que E. B . Tylor hizo. Esto es lo mismo que
conducta, se ven obligados, en último término, a declarar que los Lowie, Wissler y los primeros a n t r o p ó l o g o s americanos hicieron. Para
objetos materiales no forman, o no pueden formar, parte de la cul- D u r k h e i m (1938: x l i i i ) «la p r o p o s i c i ó n que establece que los hechos
tura. «Estrictamente hablando», dice Hoebel (1956: 176) « l a c u l - sociales (es decir, rasgos culturales) deben ser tratados como cosas»
tura material no es cultura en absoluto». Taylor (1948: 102, 98) v a e s t á «en la base misma de nuestro m é t o d o » . N o somos nosotros
aun m á s lejos: «...el concepto de " c u l t u r a material" es falaz» porque quienes hemos reificado la cultura. Los elementos que componen la
« l a c u l t u r a es u n f e n ó m e n o m e n t a l » . B e a l s y H o i j e r (1953: 210) «...una cultura, según nuestra definición, eran cosas desde el principio
c u l t u r a es u n a a b s t r a c c i ó n de l a c o n d u c t a y n o d e b e s e r confundida mismo.
con los actos mismos de conducta o con artefactos materiales tales No cabe duda de que para aquellos que definen la cultura como
como los i n s t r u m e n t o s . . . » . S e m e j a n t e rechazo de la c u l t u r a m a t e r i a l un compuesto de « a b s t r a c c i o n e s » intangible, imponderables y o t o l ó -
resulta chocante sobre todo si lo c o m p a r a m o s con l a larga t r a d i c i ó n , gicamente irreales, el hecho de convertir estos aspectos en cuerpos
entre e t n ó g r a f o s , a r q u e ó l o g o s y m u s e í s t a s , de l l a m a r a instrumentos, reales, sustanciales, debe aparecer como una verdadera reificación.
m á s c a r a s , fetiches y otras cosas p o r el estilo, p r e c i s a m e n t e «cultura Pero no es é s t e el caso de quien no suscribe tal definición.
material». 1 2
«Cultura: un proceso sui generis». «La cultura es una cosa sui
Una definición como la nuestra resuelve en gran medida el em- generis...» dijo Lowie hace muchos a ñ o s (1917: 66, 17). Esta misma
brollo. Como ya hemos visto, no parece del todo absurdo hablar visión ha sido mantenida igualmente por Kroeber, Durkheim y otros
de conducta para referirse a cosas tales como sandalias o cuencos (para otros ejemplos ver White [1949: 89-94]). Muchos han sido, no
de c e r á m i c a ; lo r e l e v a n t e e n ellos n o es p r e c i s a m e n t e l a p i e l de c i e r v o obstante, los que han interpretado m a l semejante a f i r m a c i ó n y se han
o el barro, sino el trabajo h u m a n o : son cristalizaciones del trabajo opuesto a ella. L o que Lowie q u e r í a decir aparece claramente en la
h u m a n o . P e r o s e g ú n n u e s t r a d e f i n i c i ó n , la s i m b o l i z a c i ó n es u n factor c o n t i n u a c i ó n de la cita que m e n c i o n á b a m o s m á s arriba (1917: 66):
c o m ú n que a t a ñ e por igual a ideas, actitudes, actos y objetos. E x i s t e n «La cultura es una cosa sui generis que debe ser explicada en sus pro-
pues tres clases de simbolados: a) ideas y actitudes, b) acciones pios t é r m i n o s . . . el e t n ó l o g o debe dar cuenta del hecho cultural,
manifiestas, c) objetos materiales. Todos ellos deben ser conside- bien sea i n t e g r á n d o l o en un determinado grupo de hechos cultura-
rados en el contexto e x t r a s o m á t i c o . Todos deben computarse como les, bien mostrando otros hechos culturales a p a r t i r de los cuales
cultura. U n a concepción de este tipo nos retrotrae precisamente a el hecho en c u e s t i ó n puede haberse d e s a r r o l l a d o » . La costumbre de
una formulación que tiene y a u n a antigua tradición en la antropo- trazar la filiación patrilinealmente, p o d r í a explicarse por ejemplo en
logía cultural: « c u l t u r a es aquello q u e se d e s c r i b e e n u n a monogra- t é r m i n o s de división sexual del-trabajo, costumbres de residencia
fía etnográfica». (patrilocal, matrilocal, neolocal etc.), modos de subsistencia, reglas
«Reificación de la cultura». Existe un tipo de concepción de la de herencia, etc. T r a d u c i é n d o l o en t é r m i n o s de nuestra definición de
cultura que algunos antropólogos mantienen ante la consternación cultura: «un simbolado en un contexto e x t r a s o m á t i c o (es decir, un
de otros que los a c u s a n de « r e i f i c a c i ó n » . Como uno de los que han rasgo cultural) debe siempre ser explicado en t é r m i n o s de su rela-
sido especialmente atacados como «reificador» de l a c u l t u r a , 1 3 puedo ción con otros simbolados del mismo c o n t e x t o » .
d e c i r q u e el t é r m i n o es p a r t i c u l a r m e n t e i n a d e c u a d o . R e i f i c a r es con- Esta c o n c e p c i ó n de la cultura, como la de la «reificación» con
la que se halla estrechamente vinculada, ha sido bastante mal enten-
12. E s interesante notar que D u r k h e i m (1951, p á g s . 313-314) que habitual- dida y atacada. Muchos han llegado a tacharla de «mística». ¿ C ó m o
mente u s a el t é r m i n o "sociedad" donde muchos a n t r o p ó l o g o s americanos hu
bieran dicho c u l t u r a o sistema sociocultural, hace h i n c a p i é en que "no es
puede la cultura crecer y desarrollarse por sí misma? («la c u l t u r a . . .
verdad que la sociedad e s t é constituida tan s ó l o de individuos; incluya Igual parece crecer p o r sí m i s m a » ; Redfield [1941: 134]). « N o parece que
mente objetos materiales que juegan u n papel esencial en l a vida comunita- sea p r e c i s o » dice Boas (1928: 235) « c o n s i d e r a r la cultura como una en-
ria", y c i t a como ejemplo cosas tales como casas, instrumentos, m á q u i n a , em 1
tidad m í s t i c a que existe independientemente de los individuos que la
pleadas en l a i n d u s t r i a , etc. " L a vida social... cristaliza... y se fija de este modo
e n soportes materiales... externos..." componen y se mueve p o r su propia fuerza». B i d n e y por su parte
13. Max G l u c k m a n "reifica la estructura en la m i s m a forma en que White (1946: 535) cataloga esta visión de la cultura como «metafísica m i l
reifica precisamente la cultura", dice M u r d o c k (1951, p á g . 470). Strong, por IU tica del h a d o » . Otros, como Benedict (1934: 231), H o o t o n (1939: 370),
parte (1953, p á g . 392) siente que "White reifica, c incluso a veces llega a d r i l • Spiro (1951: 23) t a m b i é n la han atacado.
c a r , l a cultura...". V e r igualmente H e r r i c k (1956, p á g . 196).

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10. — E L CONCEPTO Ul: C U L T U R A
Pero nadie ha dicho nunca que la c u l t u r a es una entidad que sv i iiiiinpuln;i.i .... i a l como el estudio, no de la sociedad, sino
mueva y exista por sí sola, independientemente de las persona*. .1. I.i rultuia, se nos p i d i ó abandonar este tipo de investigan ion
. n l . i v m de lo (pie ahora suele llamarse estudio de los «contactos
Nadie tampoco, que yo sepa, ha dicho que el origen, naturaleza y
«nliiii.de. I n lugar del estudio de la formación de nuevas so
I m u iones de la c u l t u r a pueda entenderse sin t o m a r en considera-
i icdades compuestas, se suponía que teníamos que observar lo
ción a la especie humana. Es obvio que si la cultura t i e n e que « i que esta sucediendo en Africa como un proceso en el que una
entendida en estos aspectos, la naturaleza biológica del hombre entidad llamada cultura africana entra en contacto con otra enti-
debe ser t a m b i é n tomada en c o n s i d e r a c i ó n . Lo que se ha al inundo d a d denominada cultura europea u occidental, dando lugar a
es que en una determinada cultura, sus variaciones en el tiempo una nueva entidad... que se describe como la cultura african.i
y el espacio han de ser explicadas en t é r m i n o s de la cultura misma o< ( id» ntalizada. Todo esto me parece una fantástica reificación
Esto es precisamente lo que Lowie q u e r í a decir con aquel «la CIlItU de abstracciones. La cultura europea es una abstracción, como
ra es una cosa (proceso sería sin duda m á s apropiado) sui gctwtis»
lo es la cultura de cualquier tribu africana. Encuentro que es
m á s bien una fantasía tratar de imaginar a estas dos abstrac-
como la cita anteriormente mencionada (1917: 66) deja bien claro.
ciones entrando en contacto y dando lugar a una tercera.
La c o n s i d e r a c i ó n , individual o colectiva, del organismo humano es
irrelevante en una explicación de procesos de cambio c u l t u r a l . « N o
se t r a t a de m i s t i c i s m o » dice Lowie (1917: 66) «sino de simple m é t o d o Nosotros denominamos a esta forma de considerar que son las
científico». Y , como todo el mundo sabe, las investigaciones acadé- peí sonas y no la c u l t u r a las que hacen las cosas, la falacia del pseudo-
micas han venido d e s a r r o l l á n d o s e en este sentido p o r d é c a d a s . N o realismo. Por supuesto que la cultura no existe n i p o d r í a existir inde-
es preciso hacer intervenir el organismo humano en una explicación pendientemente de las personas. Pero ya hemos indicado m á s arriba
14

que los procesos culturales pueden ser explicados sin tener que tomar
del desarrollo de los medios de cambio, de la escritura o del arte
en cuenta a los organismos humanos, puesto que la c o n s i d e r a c i ó n de
g ó t i c o . L a m á q u i n a de vapor y la maquinaria textil fueron introdu-
los organismos humanos carece de importancia para la solución de
cidos en J a p ó n en las ú l t i m a s d é c a d a s del siglo x i x , l o que produjo
los problemas de la c u l t u r a . Averiguar si la momificación en el P e r ú
determinados cambios en la estructura social del p a í s . Subrayar que
precolombino es una costumbre propiamente indígena o debida a l a
hubo seres humanos implicados en el proceso no a ñ a d e nada en abso-
influencia egipcia es algo que no requiere para nada tomar en consi-
luto a la explicación. Por supuesto que los hubo y no fueron en
d e r a c i ó n a los organismos humanos. Es evidente que la p r á c t i c a de
modo alguno de poca importancia para los acontecimientos mismos, la m o m i f i c a c i ó n , haya sido inventada en P e r ú o difundida desde
pero lo son de manera absoluta para la explicación de dichos aconte Egipto, requiere el concurso real y efectivo de seres de carne y hueso.
cimientos. Pero no es menos evidente que Einstein tenía que respirar para poder
«Son las personas, no la cultura, las que hacen las cosas». «La llegar a p r o d u c i r la t e o r í a de l a relatividad y a nadie se le ocurre
cultura no "trabaja", n i "se mueve", n i "cambia", sino que es t í a hacer intervenir para nada su r e s p i r a c i ó n a la hora de describir la
bajada, movida, cambiada. Son las personas las que hacen las cosas» historia o explicar el desarrollo de esta teoría.
dice Lynd (1939: 39). Y subraya su argumento con la audaz afirma
E n realidad, los que argumentan que son las personas y no la
ción de que «la cultura no se pinta u ñ a s . . . es la gente quien lo
cultura las que hacen esto o aquello, e s t á n confundiendo la descrip-
h a c e . . . » (ibíd.). Hubiera sido u n hermoso remate demostrar a d e m á s
ción de los hechos con su explicación. Sentados en la g a l e r í a del
que la cultura no tiene u ñ a s .
Senado ven gente que hace leyes; en los astilleros, hombres que
La o p i n i ó n de que «son las gentes y no la cultura las que ha* en construyen barcos de carga; en el laboratorio, seres humanos que
las c o s a s » e s t á ampliamente extendida entre los a n t r o p ó l o g o s . Boai aislan enzimas; en los campos, gentes que plantan m a í z etc. Para
(1928: 236) nos dice que «las fuerzas que producen los cambios son ellos, sin embargo, la d e s c r i p c i ó n de todos estos hechos sirve, sin
activas en los individuos que componen el grupo y no en la cultura m á s , como su explicación: se trata de gente que hace leyes, construye
en a b s t r a c t o » . Hallowell (1945: 175) subraya que « n a d i e ha encon- cargueros, planta m a í z o aisla enzimas: una simple e ingenua ma-
trado n i e n c o n t r a r á j a m á s culturas en sentido literal. Lo ú n i c o que nera de antropoecntrismo.
existe son personas que se encuentran e i n t e r a c t ú a n , pudiendo pro-
La e x p l i c a c i ó n científica es u n poco m á s refinada. Si una persona
ducirse u n f e n ó m e n o de a c u l t u r a c i ó n —modificación del modo de
habla chino, o evita a la madre de su mujer, abomina la leche, obser-
vida de uno o ambos grupos de normas— en el proceso de i n t e r a c c i ó n
va residencia matrilocal, coloca los c a d á v e r e s de sus muertos sobre
desatado p o r el encuentro, y siendo los individuos los centros diná-
micos de este proceso». Radcliffe-Brown (194: 10-11) vierte, por ai
14. "No cabe duda de que estos acontecimientos culturales no habrían tenido
lado, unas leves gotas de b u r l a sobre la idea de que son las culturas nunca lugar de no ser por los organismos humanos... el culturologista conoce
y no las personas las que se interrelacionan e i n t e r a c t ú a n : perfectamente bien que los rasgos culturales no se dedican a deambular por
un lado y por otro como almas desencarnadas que interactúan entre sí..."
Hace unos pocos años y como resultado de la redefinición de (White, The Science of Culture, págs. 99-100).

146 147
i <MIt tin m i.i v iiMvcla de la cultura europea con la africana y la pro
un entramado de ramas, escribe sinfonías o aisla enzimas, es poique din 4 lón di una determinada mescolanza, la cultura euro african.
ha nacido, o al menos ha sido criado, en un determinado c o n i . lo I I ' | > . i i c ( < i a Radcliffe-Brown y a otros «una fantástica reificación
e x t r a s o m á t i c o que contiene todos estos elementos que nosotros di im di i d r . i i . i c t iones». Sin embargo, los a n t r o p ó l o g o s se han visto solici
minamos cultura. La conducta de un pueblo es una función de (o u n a tados p o r problemas de esta índole a lo largo de varias d é c a d a s y
respuesta a ] su cultura. La cultura es la variable indepenilieni< i > .mu t e n d r á n que seguir bregando con ellos durante otras tantas,
conducta es la dependiente. Las variaciones de la c u l t u r a se icll< | . u i i i enti (-cruzamiento de costumbres, tecnologías e ideologías es un
en la conducta. Todo esto no son sino tópicos de lección inaugural d r
pioblenia científico tan válido como el entrecruzamiento de orga-
u n curso de i n t r o d u c c i ó n a la a n t r o p o l o g í a . Hay pueblos que tratan
I I I si nos humanos o de genes.
de curarse las enfermedades con oraciones y encantamientos y pul
N<> hemos afirmado, n i tampoco implicado, que los a n t r o p ó l o g o s
blos que lo hacen con vacunas y a n t i b i ó t i c o s . E l problema es l'.n
M U i.des hayan dejado de tratar la c u l t u r a como un proceso sui
q u é unos pueblos usan encantamientos mientras otros usan vacu-
ycucris, esto es, sin t o m a r en cuenta los organismos humanos. M u -
n a s ? » La c u e s t i ó n no se resuelve sin m á s con decir « u n o s pueblos
usan unas cosas y otros pueblos o t r a s » . Es justamente esta misma . hos de ellos, si no los m á s , lo han hecho. Esto no impide que exis-
explicación la que necesita ser explicada: ¿ p o r q u é hacen lo que tan algunos que al pasar al campo de la t e o r í a nieguen toda validez
hacen? La explicación científica no tiene que tomar en cuenta a los a este tipo de i n t e r p r e t a c i ó n . E l mismo Radcliffe-Brown nos propor-
pueblos en absoluto. N o es preciso tener en cuenta para nada a los < l o n a algunos ejemplos de soluciones y problemas puramente cul-
organismos humanos a la hora de explicar por q u é una t r a d i c i ó n i n i o l ó g i c o s de l o a q u í expresado —en «The Social organization o f
e x t r a s o m á t i c a emplea conjuros en lugar de vacunas. La respuesta es Australian T r i b e s » (1930-1), «The Mother's Brother i n South Africa»
meramente c u l t u r o l ó g i c a : la cultura, como ha observado Lowie, (1924), etc. Pero cuando seguidamente pasa a vestir el birrete de
debe ser explicada en t é r m i n o s de cultura. filósofo, retira toda validez científica a este tipo de procedimiento.' 5

No obstante, algunos a n t r o p ó l o g o s han llegado a reconocer, a nivel


La c u l t u r a «en una perspectiva realista, no puede desconectarse teórico, que la c u l t u r a puede ser estudiada sin tomar en cuenta el
de aquellas organizaciones de ideas y de sentimientos que constitu organismo humano y que la c o n s i d e r a c i ó n de los organismos huma-
yen el individuo», es decir, no es posible desconectar la cultura de nos es del todo irrelevante en lo que hace a los problemas que se
los individuos, según dice Sapir (1932: 233). Y , p o r supuesto, e s t á refieren al contexto e x t r a s o m á t i c o . Hemos citado varios de ellos
muy en lo cierto; en la realidad la cultura no aparece separada de
—Tylor, D u r k h e i m , Kroeber, Lowie y otros— que han trabajado en
los individuos. Pero si, de un modo realista (en la actualidad) cultura
este sentido. A ú n podemos a ñ a d i r una o dos referencias m á s a este
16
e individuos aparecen como inseparables, desde u n punto de vista
respecto. «La mejor esperanza... para una d e s c r i p c i ó n y " e x p l i c a c i ó n "
lógico (científico) ambos pueden ser desconectados, y nadie mejor
parsimoniosas de los f e n ó m e n o s n a t u r a l e s » , dicen Kroeber y Kluck-
que el mismo E d w a r d Sapir ha efectuado esta «desconexión»: no pue-
de decirse que aparezca un solo indioni siquiera u n m ú s c u l o , o u n hohn (1952: 167) « p a r e c e estar en el estudio de las formas y proce-
nervio o u n ó r g a n o sensible —en su monografía, Southern Pamir, sos culturales en sí mismos, a b s t r a í d o s en gran medida... de los
a Shoshonean Language (1930). N i u n solo individuo podemos \ . individuos y p e r s o n a l i d a d e s » . Y Steward (1955: 46) hace notar que
rondando en su Time perspective in aboriginal american culture
«ciertos aspectos de la cultura moderna resultan m á s f á c i l m e n t e estu-
(1916). «La ciencia, dice Cohén, debe abstraer determinados ciernen diables separados de las conductas individuales. La estructura y fun-
tos y dejar de lado o t r o s » (1931: 226) « P o r q u e no todas las cosas que ción de u n sistema monetario bancario y crediticio, p o r ejemplo, su-
aparecen juntas son igualmente relevantes» (el subrayado es nuestro) pone aspectos supraindividuales de la c u l t u r a » . Igualmente, dice, «las
Una verdadera c o m p r e n s i ó n y a p r e c i a c i ó n de este hecho p r o d u c i r í a formas de gobierno, los sistemas legales, las instituciones e c o n ó m i c a s ,
enormes beneficios a la teoría etnológica. «Desde u n punto de vista las organizaciones religosas, los sistemas educativos» y d e m á s , «com-
realista, es imposible separar la c i u d a d a n í a del color de los ojos», portan aspectos nacionales... que deben ser entendidos independien-
esto es: cada ciudadano tiene u n par de ojos y cada par de ojos es temente de la conducta de los individuos conectados con ellos» (ibíd.:
de distinto color. Pero, en los USA a l menos, el color de los ojos no 47).
es relevante para la c i u d a d a n í a : «las cosas que aparecen juntas no Nada nuevo hay en todo esto. Es algo que tanto los a n t r o p ó l o g o s
son igualmente r e l e v a n t e s » . como otros tipos de estudiosos de las ciencias sociales han venido
haciendo durante a ñ o s . Para algunos de ellos, no obstante, parece
De esta manera, lo que Hallowell, Radcliffe-Brown y otros d i c e n
acerca de que «son las personas las que se encuentran e i n t e r a c t ú a n » 15. Cfr. White, The Science of Culture, págs. 96-98, para una más amplia dis-
es perfectamente cierto. Pero esto no.debe apartar nuestra atent lón, cusión.
para la solución de determinados problemas, de los simbolados que 16. En nuestros ensayos "The expansión of the Scope of Science" ("La expan-
aparecen en un contexto e x t r a s o m á t i c o : de los instrumentos, eos sión de la esfera científica") y "The Science of Culture", ambos en The Science
of Culture.
tumbres, utensilios, creencias y actitudes, de la cultura, en suma. La
149
148
resultar muy duro reconocer a nivel de teoría y de prim ¡pió lo i|in 1 M I L 1 1 . i definición, en cambio, sí llena los requisitos de una
de hecho ejercitan en la p r á c t i c a . i l r l m i i i M i i i i e n t d i c a : un elemento concepción o creencia, a n i ó n
«Son precisos dos o más de dos para hacer una cultum i I-.I. U objeto— cuenta como elemento c u l t u r a l , a) si depende del limbo
una c o n c e p c i ó n , no del todo insólita en etnología, q u e sostien» qu< Ufar, b) cuando se le considera en un contexto e x t r a s o m á t i c o . Sobre
el que u n determinado f e n ó m e n o pueda ser considerado un elemi ntu que i o d o elemento existe en un contexto social, no parece que pueda
c u l t u r a l o no, depende de que sea expresado por uno, o d o s <> \ haber duda. Pero esto mismo sucede con rasgos tan poco específica-
ríos» individuos. Así L i n t o n (1945: 35) dice: « c u a l q u i e r elemento d< m » u l e humanos (no sometidos a la simbolización) como la laclan» ¡a,
conducta... peculiar a un solo individuo no puede ser considerado el cuidado y el emparejamiento. N o es pues la socialidad, la bilatc-
como parte de la cultura de una sociedad... así, una técnica de tej< I i.didad o la pluralidad, lo que distingue el f e n ó m e n o humano o cul
cestas conocida p o r u n solo individuo, no p o d r á ser clasificad.! i o n m tumi del no e s p e c í f i c a m e n t e humano o cultural. E l c a r á c t e r distin
parte de esa c u l t u r a . . . » . Wissler (1929: 358), Osgood (1951: 207-08), tivo l o establece precisamente la simbolización. E n segundo lugar,
M a l i n o w s k i (1947: 73), D u r k h e i m (1938: lvi) y otros, comparten ese el que una cosa pueda ser considerada en un contexto e x t r a s o m á -
p u n t o de vista. tico no depende de que dicha cosa o acontecimiento aparezca en nú-
Dos objeciones pueden oponerse a esta c o n c e p c i ó n de la cultura: mero de uno, de dos o de «varios». Cualquier cosa o acontecimiento
a) Si l a p l u r a l i d a d de expresiones de la conducta aprendida e s e l puede perfectamente ser considerada elemento de cultura incluso si
criterio para distinguir la cultura de lo que no es cultura, los chifla constituye por sí misma el ú n i c o miembro de su clase, del mismo
p a n c é s descritos p o r Wolfang K ó h l e r en The mentality of apes ( N e w modo que un á t o m o de cobre seguiría siendo un á t o m o de cobre aun
Y o r k , 1925) t e n í a n una cultura propia, ya que las innovaciones m en el caso de ser el ú n i c o de su clase en todo el cosmos.
troducidas por uno de los individuos eran r á p i d a m e n t e adoptadas Todo esto sin mencionar el hecho de que la n o c i ó n misma de que
p o r todo el grupo. Otras cuantas especies subhumanas t e n d r í a n asi- u n acto o una idea en la sociedad humana pueda ser obra de u n
mismo cultura, de acuerdo con este criterio, b) La segunda objeción solo individuo no es sino una pura ilusión, a d e m á s de otra de las
es que si la e x p r e s i ó n de una sola persona no es suficiente para deplorables trampas del antropocentrismo. Cada miembro de la so-
calificar un acto como elemento c u l t u r a l ¿ c u á n t a s s e r á n las perso- ciedad e s t á sometido siempre a un cierto grado de e s t i m u l a c i ó n cul-
nas requeridas? L i n t o n (1936: 274) dice que «tan pronto como el t u r a l p o r parte de los miembros de su grupo. Cualquier cosa que
nuevo objeto o s i t u a c i ó n es transmitido a alguien, o compartido poi el hombre realiza en cuanto ser humano, y gran parte de l o que
o t r o individuo de la sociedad, aunque sólo sea uno, debe ser t o n realiza como mero animal, es función de su grupo en la misma me-
tado como parte de la c u l t u r a » . Osgood (1951: 208) requiere «dos
dida, a l menos, en que lo es de su organismo. Para empezar, todo
o m á s » . D u r k h e i m (1938: l v i ) necesita «varios individuos, como mí
acto humano, incluso en sus aspectos m á s personales e individuales,
n i m o » . Wissler (1929: 358) dice que u n elemento no asciende s i n m á s
es siempre producto del grupo. 17
al rango de rasgo c u l t u r a l hasta haber sido sometido por el grupo .•
La cultura como rasgos «característicos-». «La cultura puede defi-
un proceso de e s t a n d a r i z a c i ó n . Malinowski, por su parte (1941: 73)
n i r s e » , dice Boas (1938: 159) « c o m o la totalidad de las reacciones y
establece que «el hecho cultural comienza a producirse cuando , i
actividades físicas y mentales que caracterizan la conducta de los
i n t e r é s individual se transforma en sistema p ú b l i c o , general \a ir
ferible de esfuerzo organizado». individuos que componen el g r u p o . . . » (el subrayado es nuestro).
Herskovits (1948: 28), por su parte, nos dice, que « c u a n d o analiza-
Semejante c o n c e p c i ó n , obviamente, no satisface los requisitos mos detenidamente la cultura, lo que encontramos es una serie de
científicos. ¿ C ó m o es posible llegar a un acuerdo sobre el momento reacciones pautadas que caracterizan la conducta de los individuos
en que «el i n t e r é s individual se transforma en sistema público, g e n , componentes de un grupo dado» (lo que esto del «análisis d e t e n i d o »
r a l y transferible de esfuerzo organizado»? Supongamos por un mo tenga que ver con semejante c o n c e p c i ó n no queda claro). Igual-
m e n t ó , que un o r n i t ó l o g o dijera que u n ú n i c o e s p é c i m e n d e p á j a m mente Sapir (1917: 442): «la masa de reacciones t í p i c a s que llamamos
no- p o d r í a ser n i una paloma mensajera n i una grulla chillona, p« re c u l t u r a . . . » . Esta postura, por supuesto, ha sido mantenida t a m b i é n
que caso de existir u n indefinido n ú m e r o de ejemplares éstos podían por otros.
ser considerados bien palomas mensajeras o bien grullas. Supongamos
igualmente que u n físico dijera que u n ú n i c o á t o m o no puede ser
17. H a c e m á s de cien a ñ o s e s c r i b í a K a r l M a r x : " E l hombre es en el m á s
contado como á t o m o de cobre y sólo cuando tal tipo de á t o m o s .,
literal sentido de la p a l a b r a u n zoon politikon, no s ó l o u n animal social, sino
encuentran «en gran n ú m e r o » pueden propiamente ser c o n . i d . i .i<l.. a d e m á s u n a n i m a l que s ó l o puede desarrollarse como individuo dentro de la
á t o m o s de cobre. Lo que se requiere es una definición que estable/» sociedad. L a p r o d u c c i ó n realizada por individuos aislados fuera de la socie-
si el elemento pertenece a la clase o no, con independencia de « u.m dad... es u n a b s u r d o tan grande como pensar que pueda darse desarrollo alguno
tos elementos de x puedan existir (una clase lógica puede c o n si ai del lenguaje sin individuos viviendo juntos y teniendo que comunicarse entre
sí". A Contribution to the Critique of Political Economy (Charles H . K e r r & C o . ,
de u n ú n i c o m i e m b r o e incluso de ninguno).
Chicago, 1944), p á g . 268.

150 151
Pueden dirigirse dos objeciones contra esta concepción de la «id " " I " q u e «sociedad», teniendo e n cuenta que habla de una
1

tura: a) ¿ C ó m o es posible determinar cuáles son los rasgos que h nina í, liclii ia ') comunidad de seres h u m a n o s » y a ú n a ñ a d e que
caracterizan el grupo y cuáles no — c ó m o es posible efcctuai la sep.i ••el l , i muí,> "sociedad" es en si mismo una c o n s t r u c c i ó n ciiltmal»
' . . i p i i . | l«M2: 236]). Estos individuos hacen cosas: piensan, suenan,
ración entre lo que es cultura y lo que no lo es? Por otro lado h)
ai luán, se rebelan. Y es « s i e m p r e el individuo» v no la sociedad
si llamamos cultura a los rasgos que caracterizan el grupo, ,
0 la cultura la que hace estas cosas. Lo que Sapir encuentra son
llamaremos a los que no lo caracterizan?
a d á m e n l e los individuos y su conducta. Nada m á s .
Es bastante probable que los a n t r o p ó l o g o s que mantienen e s t a
Parte de la conducta de los individuos, dice Sapir, es cultura.
postura e s t é n m á s bien pensando en una cultura, o en varias culturas
Otra parle, aunque desde un punto de vista psicológico no d i l u í .
en particular, m á s que en la cultura en general, o en la cultura como
I» m á s m í n i m o de la otra, la que él llama cultura, es no cultura.
f e n ó m e n o específico. Así, por ejemplo, podemos distinguir la «cultura
1 a frontera entre « c u l t u r a » y «no c u l t u r a » es pues enteramente a i l n
francesa» de la « c u l t u r a inglesa» por los rasgos que caracterizan a
ii o i.i, y depende de la evaluación subjetiva de quien traza la línea
cada una de ellas. Pero si es verdad que los ingleses y los franceses
difieren en muchos aspectos, no es menos cierto que sus puntos de Ninguna otra c o n c e p c i ó n de la cultura p o d r í a parecemos menos
satisfactoria que ésta. Dice, en efecto: « c u l t u r a es el nombre que da-
semejanza son muy numerosos. Y los rasgos que los asemejan for-
mos a ciertos aspectos de la conducta de los individuos, sobre la
man parte de cada pueblo tanto como los que los diferencian. ¿ P o r
base de una selección a r b i t r a r i a y de acuerdo con criterios subje-
q u é h a b r í a m o s de llamar cultura a los unos y no t a m b i é n a loi
tivos».
otros?
En el ensayo del que hemos e x t r a í d o las anteriores citas «Do We
Las dificultades e incertidumbres de este tipo quedan despejada,
Necd a S u p e r o r g a n i c ? » , Sapir contrapone su propio punto de vista
haciendo uso de nuestra c o n c e p c i ó n de la cultura: la cultura consiste
al punto de vista c u l t u r o l ó g i c o mantenido por Kroeber en «The Su-
en todos aquellos modos de vida que dependen de la simbolización
p e r o r g a n i c » (1917). Sapir hace desaparecer la cultura, disolviéndola
y a los que consideramos en un contexto e x t r a s o m á t i c o . Si, por
en la totalidad de las reacciones individuales. La cultura se convierte,
seguir con el mismo ejemplo, q u i s i é r a m o s distinguir lo inglés da
como él mismo dice en otra parte, a una «ficción e s t a d í s t i c a » (Sapir
lo francés sobre la base de sus distintos rasgos culturales, tendría- 1932: 237). Y puesto que no existe realidad significativa alguna a la
mos que especificar «los rasgos que c a r a c t e r i z a n » al pueblo en cues- que podamos llamar cultura, no puede haber ciencia de la cultura.
t i ó n . L o que no p o d r í a m o s hacer es afirmar que los rasgos atípleos E l argumento de Sapir era hábil y persuasivo. Pero t a m b i é n e r r ó -
no pertenecen a la cultura. neo, o a l menos e n g a ñ o s o .
Con relación a esto p o d r í a m o s q u i z á s llamar la a t e n c i ó n sobra
La a r g u m e n t a c i ó n de Sapir era convincente porque se apoyaba en
la interesante d i s t i n c i ó n trazada por Sapir (1917: 442) entre conduc ta
u n hecho a u t é n t i c o y demostrable. Su c a r á c t e r e n g a ñ o s o en el hecho
individual y « c u l t u r a » .
de hacer aparecer la d i s t i n c i ó n entre conducta individual y cultura
como la ú n i c a significativa.
Es, en realidad, siempre el individuo el que actúa, piensa, BUS
Es perfectamente cierto que los hechos que comprende la con-
ña y se rebela. De todos estos pensamientos, sueños, acciones
y rebeliones, los que de algún modo importante contribuyen a ducta humana individual y los que comprende la c u l t u r a son las
la modificación o preservación de las reacciones típicas q u i mismas clases de cosas y acontecimientos. Todos son simbolados—
llamamos cultura, los denominamos datos sociales; el resto, aun dependientes de la capacidad e s p e c í f i c a m e n t e humana de simbolizar.
difiriendo poco de éstos, desde un punto de vista psicológico, ¡OS Es igualmente cierto que «psicológicamente c o n s i d e r a d o s » son idén-
denominamos individuales y los dejamos de lado, ya que carecen ticos. Pero Sapir pasa por alto, y llega a obscurecer de hecho con
de importancia histórica o social (no son cultura). Es muy iinpoi su argumento, la realidad de que los contextos en que estos «pensa-
tante tener en cuenta que semejante distinción es absolutamente mientos, acciones, s u e ñ o s y rebeliones» pueden ser considerados, a
arbitraria y fundada, de hecho, en un principio de selección. Di< bs efectos de su explicación e i n t e r p r e t a c i ó n científicas, son fundamen-
selección, por su parte, depende de la escala de valores ad«>p talmente: el s o m á t i c o y el e x t r a s o m á t i c o . Considerados en u n con-
tada. Y no es preciso decir que el umbral de separación entie texto s o m á t i c o , es decir, en t é r m i n o s de su relación con el organismo
lo social o histórico (es, decir cultural) y lo individual, varía
humano, estos actos dependientes del simbolizar constituyen la con-
de acuerdo con la filosofía del intérprete. Encuentro enteranieni,
inconcebible la posibilidad de dibujar una frontera fija y eterna ducta humana. Considerados en un contexto e x t r a s o m á t i c o , esto es,
mente válida entre uno y otro campo. (Subrayados y paréntesis en " t é r m i n o s de su relación unos con los otros, dichos actos consti-
son nuestros). tuyen la cultura. Así pues, en vez de situar arbitrariamente algunos
de ellos en la categoría de cultura, desplazando todos los d e m á s al
campo de la conducta humana, lo que nosotros hacemos es colocar
Sapir se ve confrontado con una pluralidad o agregado de indi todos los actos, pensamientos y cosas que dependen del simbolizar
viduos (personalmente h u b i é r a m o s preferido cualquiera de estos téi

152 153
en uno u o t r o contexto, el s o m á t i c o o el e x t r a s o m á t i c o , según la piulidos por una, dos o m á s personas; si tales rasgos tienen (pie sei
n.itui a l e / a d e l problema a t r a t a r . «• ii.» i a i a i terísticos de un pueblo; si la cultura es una reilica» ion • •
Conclusión. Entre las muchas clases de cosas y de acóntce ¡miento SO, y si puede o no puede pintarse las u ñ a s .
s i p n i l ¡ c a t i v o s eme la ciencia desfigura, hay una clase para la que La distinción que hemos efectuado entre conducta y cultura,
a ú n no tiene nombre. Es la clase de las cosas y f e n ó m e n o s que de- entre psicología y c u l t u r o l o g í a , tiene justamente mucho que ver con
penden del simbolizar, una facultad peculiar de la especie humana. aquella (pie d i ñ a n t e a ñ o s han mantenido los lingüistas entre lcng.ua
Nosotros hemos propuesto que las cosas y acontecimientos que depen v habla. Si es válida para los unos t a m b i é n puede serlo para loe
dea del simbolizar sean llamados simbolados. La peculiar designa» otros.
de esta clase no es importante en sí. E n cambio, es i m p o r t a n t e que Finalmente, nuestra distinción y nuestra definición guardan una
tenga algún tipo de nombre por el que se la pueda distinguir explit I ' i r e c h a r e l a c i ó n y e s t á n en perfecto acuerdo con l a t r a d i c i ó n an
tamente de las otras clases. t r o p o l ó g l c a . Tal es n i m á s n i menos lo que Tylor significó por cul-
Las cosas y acontecimientos que dependen del simbolizar compren- tura, como una lectura de su Primitive culture puede demostrar. Tal
den por igual ideas, creencias, actitudes, sentimientos, actos, pautas es la que casi todos los a n t r o p ó l o g o s no físicos han venido u t i l i
de conducta, costumbres, códigos, instituciones, obras de arte y for- zando durante a ñ o s . ¿Qué es lo que los investigadores científicos
mas a r t í s t i c a s , lenguajes, instrumentos, m á q u i n a s , utensilios, orna- de campo han venido estudiando y describiendo en sus m o n o g r a f í a s ?
mentos, fetiches, conjuros, etc., etc. Respuesta: cosas reales y observables, y acontecimientos que depen-
Por o t r a parte, las cosas y acontecimientos dependientes del sim- den del simbolizar. L o que difícilmente puede decirse es que hayan
bolizar pueden ser, y han sido tradicionalmente referidas, a efectos estado estudiando y describiendo abstracciones imperceptibles, intan
de su o b s e r v a c i ó n , análisis y explicación, a dos contextos fundamen- gibles, imponderables y o n t o l ó g i c a m e n t e irreales. Es cierto que el in-
tales. Dichos contextos pueden ser propia y apropiadamente llamados vestigador de campo puede estar interesado en las cosas y aconteci-
s o m á t i c o y e x t r a s o m á t i c o . Cuando un acto, objeto, idea o a c t i t u d se mientos, en cuanto consideradas en el contexto s o m á t i c o , con lo que
considera en el contexto s o m á t i c o , es la relación entre esta cosa o e s t a r í a haciendo psicología (como lo e s t a r í a haciendo igualmente el
acontecimiento con el organismo humano. Las cosas y aconteci- lingüista, caso de considerar las palabras en su aspecto s o m á t i c o ) . Y
que la a n t r o p o l o g í a , según se usa actualmente este t é r m i n o , abarca una
mientos que dependen del simbolizar que son consideradas en el
serie de estudios enteramente diferentes entre sí: a n a t ó m i c o s , fisio-
contexto s o m á t i c o pueden ser llamadas propiamente conducta huma-
lógicos, genéticos, psicológicos, psicoanalíticos y c u l t u r o l ó g i c o s . Pero
na —al menos las ideas, actos y actitudes, ya que las hachas de piedra
esto no significa que la distinción entre psicología y c u l t u r o l o g í a no
y los cuencos de c e r á m i c a no son habitualmente considerados con-
sea fundamental. Lo es.
ducta humana, por m á s que su significación se desprenda del hecho
de haber sido producidos por el trabajo humano, lo que lo cons- Las tesis presentadas en este trabajo no son ninguna novedad. No
tituye de hecho en cristalizaciones de la conducta humana. Cuando, se trata, en absoluto, de u n corte violento con la t r a d i c i ó n antropo-
en cambio, cosas y acontecimientos son considerados en el contexto lógica. Todo l o contrario: se trata en u n s e n t i d « * m u y real y en gran
e x t r a s o m á t i c o , se los contempla en t é r m i n o s de su m u t u a i n t e r n 11 medida, de u n claro retorno a la t r a d i c i ó n , la t r a d i c i ó n establecida
ción m á s que en t é r m i n o s de su relación con el organismo humano, por T y l o r y continuada en la p r á c t i c a por n u m e r o s í s i m o s a n t r o p ó l o -
individual o colectivo. E l nombre de las cosas y acontecimientos que gos hasta nuestros d í a s . Lo único que hemos hecho ha sido dar una
se consideran en el contexto e x t r a s o m á t i c o es cultura. e x p r e s i ó n verbal clara y concisa de todo esto.
Las ventajas de nuestro tipo de análisis son, pues, varias. Las d i l
tinciones aparecen claras y bien trazadas. L a cultura queda clara-
mente delimitada de la conducta humana. La cultura queda definida
en los t é r m i n o s adecuados a u n objeto científico, esto es, en t é r m i -
nos de cosas reales, directa o indirectamente observables en el mundo
real en que vivimos. Nuestra concepción libra a la a n t r o p o l o g í a del
í n c u b o de las « a b s t r a c c i o n e s » intangibles, imperceptibles e impon-
derables sin realidad ontológica.
Nuestra definición nos desembaraza asimismo de los dilemas en
que muchas de las otras concepciones nos colocan, tales como si
la c u l t u r a consiste en ideas y si estas ideas existen realmente e n
el intelecto de los pueblos estudiados o solamente en el de los etnó-
logos que los estudian; si los objetos materiales son o no son cultura;
si los rasgos culturales, para ser considerados tales, deben ser com- i

154 155
V V A M D I I ( , ( K ) | ) | N O I K . I I

• n i IURA, LENGUAJE Y SOCIEDAD (1971)

Parece ser casi universal la tendencia humana a ver el mundo


d i v i d i d o en distintos pueblos s e g ú n las grandes diferencias evidentes
de lenguaje y costumbres, y ello es reflejo de algo que tiene una
realidad objetiva. La realidad parece tan obvia que la tomamos como
algo dado y seguimos considerando las cuestiones clásicas de la an-
t r o p o l o g í a , en l o que se refiere a la historia de las lenguas y las cos-
tumbres y la significación de las diferencias aparentes entre ellas, sin
detenernos a examinar c r í t i c a m e n t e la supuesta realidad.
Es cierto que los pueblos difieren en lengua y costumbres. Pero
las formas concretas en que las lenguas, las culturas y los pueblos
se relacionan entre sí son m á s complicadas de l o que normalmente
se supone. Las complicaciones se han hecho evidentes para los estu-
diosos de las sociedades urbanas, que tan frecuentemente tienen una
p o b l a c i ó n en la que se mezclan distintas etnias y transfondos lin-
g ü í s t i c o s , varias clases sociales, muchos cultos o sectas religiosos y
ocupaciones altamente e s p e c i a ü z a d a s y diferenciadas. Se suele ale-
gar, por tanto, que las ciudades modernas ho son susceptibles del
t i p o de descripción, con que la a n t r o p o l o g í a describe las comunidades
m á s p e q u e ñ a s y de cultura m á s h o m o g é n e a . Pero las complicaciones
no se l i m i t a n a las ciudades modernas. Los indios del noroeste del
Amazonas, en S u d a m é r i c a , sirven de ejemplo. 1

E n el c o r a z ó n del á r e a cultural del noroeste del Amazonas e s t á 2

el r í o Vaupes. Junto con sus afluentes, constituye una cuenca del


t a m a ñ o de Nueva Inglaterra, s i t u á n d o s e sus l í m i t e s entra Colombia
y Brasil. Junto a los n u m é r i c a m e n t e escasos maku, los aproximada-
mente 10.000 indios que viven allí e s t á n establecidos j u n t o a los ríos,
que son sus autopistas para los viajes y e l transporte. Todos ellos
f o r m a n parte de una misma red de aldeas que se visitan y casan entre
sí. Y todas tienen costumbres similares en lo que se refiere a sub-
sistencia, c o n s t r u c c i ó n de viviendas y asentamientos, o r g a n i z a c i ó n de

1. L a d e s c r i p c i ó n que sigue se b a s a en u n informe de Sorensen (1967).


2. L a s á r e a s culturales de S u d a m é r i c a las describen S t e w a r d y F a r o n (1959).
Sobre este á r e a , v é a s e p á g s . 351-355.

157
p á r e n t e * o y familia, y r i t u a l religioso. Pero hablan m á s de 20 lenguas "" 1 • '•'•>'• ' a m p i e en las l e g i o n e s t e c n o l ó g i c a m e n t e subdes.u i o l í . das
d- I " - i " , lo es « ii las zonas i n d u s t r i a l i z a d a s .
ininteligibles entre sí.
Cada individuo e s t á asociado, por filiación patrilineal, a un clan, Comenzaremos nuestro examen de esta compleja relación con una
cuyos varones adultos viven j u n t o con sus esposas e hijos c o m o un •'•'«••" s o b r e el lenguaje. G r a c i a s a la especial c o n c i e n c i a del
grupo local. Una « t r i b u » consta de varios clanes que comparten un lenguaje que nos p r o p o r c i o n a e l a r t e de e s c r i b i r , y g r a c i a s a n u e s t r a
mismo nombre y son identificables por su utilización de una lengua i u p e i i e i a I . I de los esfuerzos c o n s c i e n t e s por a p r e n d e r l e n g u a s e x t r a n -
diferenciada. De esta forma, m á s de 20 lenguas están asociadas, de l« i a s . p o d e m o s ver m á s o b j e t i v a m e n t e el lenguaje q u e la mayor parte
una en una, con m á s de 20 tribus. Cada t r i b u tiene t a m b i é n su uni- de las ( . l i a s clases de s i s t e m a s de c o m p o r t a m i e n t o c o n c e p t u a l que
I O I I I I . n i el c o n t e n i d o de la c u l t u r a .
dad política y ceremonial con una historia distinta; y sus distintos
grupos locales se s i t ú a n a una distancia de varias horas remando
por el r í o . Las t r i b u s e s t á n ligadas en cinco fratrías e x ó g a m a s dis-
tintas (hermandades). La regla de la exogamia exige que el marido y
la mujer procedan de tribus distintas y, en consecuencia, de grupos E L CONTENIDO DEL LENGUAJE
lingüísticos distintos.
Esta o r g a n i z a c i ó n exige que todo el mundo sepa hablar m á s de Por lenguaje entendemos un conjunto de normas de comporta-
una lengua. E n cada grupo local, en presencia de los hombres de la miento lingüístico, u n conjunto de principios organizados para poner
t r i b u debe hablarse la lengua de la t r i b u a que pertenece. Esta es orden en t a l comportamiento. Aprender francés, por ejemplo, es
la p r i m e r a lengua de los n i ñ o s que nacen allí. Pero las madres de aprender las normas del comportamiento oral comunicativo y desarro-
estos n i ñ o s proceden de otras tribus con otras lenguas. Las distintas llar la habilidad para aplicarlo tanto a la forma de nuestro comporta-
mujeres introducidas por m a t r i m o n i o y procedentes de la misma miento como a la c o m p r e n s i ó n del comportamiento de los otros (sien-
t r i b u hablan su propia lengua t r i b a l cuando e s t á n trabajando o do en este caso los otros las personas que hablan francés). Una des-
v i s i t á n d o s e , pero no cuando e s t á n presentes los maridos. Son fre- c r i p c i ó n de la lengua francesa es una d e s c r i p c i ó n de las normas que
cuentes las visitas y de los parientes de la madre. Los hijos tienen necesitamos saber para hablar de t a l forma que los franceses lo
gran contacto con la lengua t r i b a l de la madre, a s í como con la del consideren u n francés aceptable y entender t a m b i é n , como ellos, lo
padre. E l tukano, la lengua de la t r i b u m á s populosa y m á s extendida, que u n f r a n c é s le dice a otro. Aprender ruso es aprender o t r o con-
sirve de lingua franca en la zona y t a m b i é n la aprenden los n i ñ o s , caso j u n t o de normas del comportamiento oral comunicativo.
de que no sea la lengua t r i b a l del padre o la madre. Las normas que comprenden todas las lenguas humanas conocidas
La región, pues, contiene una p o b l a c i ó n que se distingue de otras pueden considerarse ordenadas en varios sistemas o niveles de orga-
poblaciones p o r convenciones referentes al matrimonio, la exogamia, n i z a c i ó n : el fonológico, el morfológico, el sintáctico, el s e m á n t i c o y
la filiación, la pertenencia al grupo local y el uso lingüístico (inclu- el s i m b ó l i c o . Los dos ú l t i m o s implican la a r t i c u l a c i ó n del lenguaje
yendo la utilización de una lingua franca). La p o b l a c i ó n se subdivide con otros aspectos de la cultura y suelen excluirse de los tratamientos
en f r a t r í a s , que sirven sobre todo para regular los matrimonios. Ade- del lenguaje como sistema estructural diferenciado, pero s e r á con-
m á s se subdivide en tribus, que constituyen las grandes unidadei veniente incluirlos a q u í como a n t i c i p a c i ó n a nuestro examen de la
ceremoniales, p o l í t i c a s y portadoras de lengua; y é s t a s se subdividen cultura.
en clanes, que e s t á n asociados con las comunidades locales. Existen
costumbres comunes a todos los niveles. A cada nivel existe u n sentí
miento de identidad colectiva por c o n t r a p o s i c i ó n con las otras unida El sistema fonológico
des. A l nivel m á s alto, la c o n t r a p o s i c i ó n es con los m a k u , que viven
lejos de los r í o s y se casan entre ellos, con otros grupos de indios E l sistema fonológico comprende u n conjunto de normas para dis-
situados fuera de la región y que sólo tienen contactos e s p o r á d i c o s t i n g u i r las diferencias de sonido, e n t o n a c i ó n y acento que van cohe-
con sus habitanes, con europeos y con mestizos (personas de ascen- rentemente asociadas con las diferencias del significado. O í m o s las
dencias india y europea mezcladas). palabras inglesas tap, tab, dap (como en la pesca) y dab como dis-
Entonces, ¿ q u é consideraremos a q u í como u n pueblo distinto» tintas, siendo u n discriminador significativo en la fonología inglesa
Parece claro que cada nivel puede considerarse adecuadamente como el tipo de consonantes sonoras o sordas t é c n i c a m e n t e denominadas
alguna clase de comunidad o sociedad, social y culturalmente aislada. «oclusivas» (aunque sonora y sorda no tengan una significación en sí
Cada nivel tiene determinadas costumbres y convenciones asociadas mismas). U n hablante de la lengua t r u k , del fideicomiso de los Es-
con determinada clase de asuntos. La igualación habitualmente indis- tados Unidos en el Pacífico, probablemente oiría estas palabras como
cutible de una lengua, una cultura y u n pueblo resulta a q u í incon- variantes de menor importancia de la misma cosa, si es que apre
gruente. Evidentemente, la relación entre lengua, sociedad y cultura ciaba alguna diferencia; pues, en su lengua, la calidad de sorda|

150
158
o sonoras de las oclusivas no da lugar a contrastes significa!me. i'<.1 l, ( " . p u l s i ó n de a u e la a c o m p a ñ a ) , p e r o / t / d e s p u é s de /s/ ( c o m o en
otra parte, el nativo angloparlante tiene gran dificultad en p< K ilm •.tone) se p i o n u u i 1.1 | t | sin a s p i r a c i ó n . Ordinariamente n o nos d a m o s
las diferencias de la lengua t r u k entre las palabras mwúán («mai lio, Mienta de esta s i s t e m á t i c a diferencia de la p r o n u n c i a c i ó n de la / l /
h o m b r e » ) , mmwáán («equivocado») y mmwán («fermantado, a g u a p o i q u e en i n g l é s no produce un contraste significativo. Necesitamos
d o » ) porque en inglés no se hacen significativas distinciones seguí 1
3
1 , leí 11 nos a la distinción entre a s p i r a c i ó n y no a s p i r a c i ó n de las t o n
lo que dure la p r o n u n c i a c i ó n de las consonantes o las vocales, diferí 11 sonantes con objeto de describir el verdadero comportamiento lin-
cia que sin embargo es fundamental en la lengua t r u k . g ü í s t i c o d e l angloparlante —la fonética del inglés—, pero la (listín
Como sugieren estos ejemplos, el sistema fonológico de c a d a l e u ción no es aplicable para contrastar las c a t e g o r í a s sonoras significa-
gua incluye u n conjunto de discriminadores mediante los cuales los tivej, los fonemas, del inglés.
hablantes perciben q u é diferenciaciones sonoras son significativas A u n nivel t o d a v í a m á s alto de organización, existen principio
para cada lengua. Estos discriminadores son los rasgos distintiva. que determinan el orden en que deben disponerse los fonemas vocales
del sistema fonológico. Pueden describirse en t é r m i n o s de variables y consonantes. De esta forma, podemos a c u ñ a r las palabras plout
a c ú s t i c a s mediante las cuales u n oyente distingue entre ellas, o bien, y slout de acuerdo con normas inglesas del orden fonológico, pero
como es m á s habitual entre los lingüistas, en t é r m i n o s de variables rechazamos srout, thlout o ndout, por ser contrarias a estas normas.
(articulatorias) de comportamiento incluidas en la p r o d u c c i ó n de
sonidos lingüísticos distinguibles: posición articulatoria, sonoridad,
nasalización, c a r á c t e r fricativo, etc., para las consonantes; y altura de
El sistema morfológico
la lengua, p o s i c i ó n atrasada o adelantada de la lengua, grado de re-
dondez de los labios y nasalización, para las vocales. Algunas varia
Las unidades m í n i m a s que transportan significados concretos en
bles —por ejemplo, la posición articulatoria— sirven para proporcio-
nar rasgos diferenciados en todas las lenguas, pero en otros casos 4
un lenguaje se construyen por combinaciones de los fonemas de la
los rasgos diferenciados que proporcionan los discriminadores b á l l lengua. Estas unidades significativas m í n i m a s se denominan técnica-
eos para el sistema fonológico de una lengua parecen ser resultad,, mente m o r i o s (formas). Por ejemplo, la palabra inglesa houses con-
de una selección a r b i t r a r i a entre u n n ú m e r o m á s amplio de posibilid.1 tiene dos m o r i o s : hou.se y el sufijo del p l u r a l -s ( f o n é m i c a m e n t e
des. Tiene muy poca importancia p r á c t i c a , si es que tiene alguna, que /haws/ y /iz/. De manera similar, la palabra t r u k semey ( « m i p a d r e » )
una lengua se base en las diferenciaciones sonoras del inglés, del contiene dos m o r i o s : seme— ( « p a d r e » ) e -y («mi»). E l sistema
ruso, del j a p o n é s o de cualquier otra lengua conocida. m o r f o l ó g i c o de una lengua comprende los diversos principios me-
diante los cuales se combinan los morfos para constituir las palabras,
Para cualquier lengua concreta, pues, existen combinaciones d> incluyendo las formas s i s t e m á t i c a s en que tales formas se modifican
rasgos distintivos que los hablantes reconocen como creadores de en estas combinaciones.
distintos significados. Estas combinaciones necesarias para dar lugar
A l describir una lengua, tenemos en cuenta las distintas formas
a todas las diferencias de significado de una lengua son los fonema
variantes de los morfos con el mismo significado como diferentes
de esa lengua, como se denominan t é c n i c a m e n t e . Los fonemas son las
formas de la misma cosa. Esta misma cosa de la cual se consideran
unidades de sonido lingüístico a p a r t i r de las cuales se construye el
las diferentes formas se denomina t é c n i c a m e n t e morfema. En inglés,
vocabulario de una lengua. E n el ejemplo que ya hemos considerado,
por ejemplo, el sufijo p l u r a l que se escribe como -s o -es tiene foné-
las unidades sonoras representadas por las letras t, d, p y b en l a s pa
micamente las distintas formas /-s/, /-z/ e / - i z / . Que se utilice una
labras inglesas tap, tab, dap y dab son fonemas ingleses, pero no de
la lengua t r u k . u o t r a depende, respectivamente, de si el morfo de que es sufijo
t e r m i n a en consonante sorda que no sea sibilante, consonante sonora
Las normas que constituyen el sistema fonológico de una leng.ua que no sea sibilante o semivocal, o bien sibilante. De manera s i m i k u .
incluyen principios para modificar la p r o n u n c i a c i ó n de los fonemas en el dialecto r o m ó n u m de la lengua t r u k , los morfos del morfema
s e g ú n los otros fonemas a que e s t é n yuxtapuestos. Así, la / t / inicial 5
que significa «distrito» aparecen con vocales finales de diferentes al-
en inglés (como en tone) se pronuncia [ t ' ] con a s p i r a c i ó n (una l u c í
turas de la lengua en los compuestos, según la altura de la primera
vocal de los morfos que lleven de sufijos, por ejemplo, sópwutiw
3. L a vocal á tiene en truk el sonido de l a a inglesa en hat. ( « d i s t r i t o inferior»), sópwo-notow ( « d i s t r i t o occidental»), sópwótd
4. V é a s e , p o r ejemplo, el tratamiento de Hockett (1966) y Ferguson ( « d i s t r i t o s u p e r i o r » ) . Existe cierto n ú m e r o de morfemas que siguen
6
5. Se a c o s t u m b r a a representar los s í m b o l o s de los fonemas entre h a n . r .
con objeto de distinguirlos de los s í m b o l o s que se utilizan en la escritura mu
m a l , que m u c h a s veces s ó l o tiene u n a correspondencia parcial con los verdad, 6. El truk tienen nueve fonemas vocálicos: / i / alta anterior y unrounded
ros fonemas de l a lengua, como sucede con las letras c y k en la ortoitiaha .neutra, Je/ media anterior y unrounded neutra, /á/ baja anterior y unitlUII
inglesa. L o s s í m b o l o s f o n é t i c o s que indican la verdadera p r o n u n c i a c i ó n van entre ded neutra, lúl alta central y unrounded neutra, lél media central y unround 1

corchetes. neutra, /a/ baja central y unrounded neutra, /u/ alta posterior y rounded llena,
/o/ media posterior y rounded llena, y 161 baja posterior y rounded llens
160
lid
11. — E L CONCEPTO DE CULTURA
ÉmbltO Comunicativo oral que llamamos lenguaje con esos otros
( i.i pauta de la a l t e r n a c i ó n vocal, en los que la vocal final del pi InV I ámbitos.
morfo siempre es de la misma a l t i t u d vocal (alta, media, baja) qil< 11
p u n i r í a vocal del sufijo. Juntas constituyen una de las van.. < las.
d« morfemas del dialecto r o m ó n u m , estando cada clase caractcri/ada II \istcma .simbólico
por su propia pauta distintiva.
E l sistema s i m b ó l i c o abarca los principios que determinen los
usos expresivos y evocativos de las formas lingüísticas. Este es mi
El sistema sintáctico padre y este es mi papaíto denotan el mismo tipo de r e l a c i ó n , pero
manifiestan actitudes bastante distintas del hablante. De lo que
E l sistema s i n t á c t i c o de una lengua comprende sus principios sin- a q u í se trata no es tanto de las denotaciones como de las connota
tácticos, los principios mediante los cuales se ordenan las palabras en ciones de las palabras, no de aquello a que hacen referencia, sino de
c l á u s u l a s y frases. Existen varias c a t e g o r í a s funcionales (partes de lo que ellas (o las cosas que denotan, o ellas y las cosas que denotan
la o r a c i ó n ) en que se dividen las palabras y las frases, y existen prin- conjuntamente) sugieren o implican. Existen asociaciones de los
cipios que determinan su o r d e n a c i ó n . Así, en la lengua t r u k , una sonidos lingüísticos con otros sonidos, por ejemplo, con el sonido
palabra modificadora por regla general sigue a la palabra cuyo siguí del agua. Los sonidos lingüísticos siempre e s t á n asociados con los
ficado modifica (waa, «canoa», waa seres, «canoa n a v e g a n d o » ) y una distintos estados sentimentales que las personas tienen con las cosas
c o n s t r u c c i ó n posesiva que liga dos sustantivos por regla general i m - que denotan determinadas palabras, como cuando hablamos de hearth
plica la utilización del sufijo -n en la palabra correspondiente al and home (el fuego y el hogar). Los sentimientos de respeto y des-
objeto p o s e í d o y a c o n t i n u a c i ó n la palabra que denota al poseedor precio van asociados con el uso de determinadas palabras, y así suce-
(wáá-n Peeter, «la canoa de Peeter»). Cuando una palabra modifica- sivamente. E l sistema s i m b ó l i c o consta de cierto n ú m e r o de sistemas
dora se utiliza en una c o n s t r u c c i ó n posesiva, va d e s p u é s de la pala- distintos relacionados con las vinculaciones no denotativas del com-
bra que denota al posesor (wáá-n Peeter seres, «la canoa de Peeter portamiento comunicativo oral con los otros sistemas de comporta-
navegando»). miento conceptual. T a m b i é n tiene que ver en las formas en que estas
La sintaxis t a m b i é n incluye los principios mediante los cuales se vinculaciones se manipulan s i s t e m á t i c a m e n t e en el habla para expre-
transforma u n tipo de c o n s t r u c c i ó n u o r a c i ó n en otra, como cuando sar sentimientos y evocar sentimientos en los d e m á s , para adular c
se transforma una frase de activo en pasivo en inglés. insultar, construir i m á g e n e s y crear estados de á n i m o .

El sistema semántico El significado como parte del lenguaje


E l sistema s e m á n t i c o se ocupa de las normas m e d í a n t e las c u a l » ,
Puesto que el análisis de los sistemas s e m á n t i c o y s i m b ó l i c o exige
las personas seleccionan las palabras y las expresiones concretas para
la d e s c r i p c i ó n de otros dominios del comportamiento conceptual
t r a n s m i t i r un significado concreto. Para referirse a u n edificio ardien
aparte del comportamiento oral comunicativo, algunos lingüistas han
do, por ejemplo, se necesitan conocer los criterios que determinan | ]
adoptado la postura de que estos sistemas no forman parte del len-
la palabra adecuada es casa, granero o cobertizo. De forma similar,
guaje o, por lo menos, no forman parte de lo que la ciencia lingüís-
al referirse a a l g ú n pariente, se necesitan conocer los criterios poi los
tica p o r sí sola es capaz de estudiar rigurosamente. Algunos argu-
que se decide si debe nombrarse como primo, tío, sobrino o cunado
mentan que el análisis y d e s c r i p c i ó n de una lengua d e b e r í a empezar
Ñ o s ocupamos a q u í de las normas mediante las cuales las personas
por el sistema fonológico. Luego p o d r í a analizarse el sistema morfo-
categorizan los f e n ó m e n o s de todas clases (cosas, acontecí mu •ni< 11,
lógico y describirse en t é r m i n o s del sistema fonológico, siendo este
relaciones, sensaciones, personas, personalidades, etc.) y c ó m o reprc
ú l t i m o formalmente originario con respecto al sistema m o r f o l ó g i c o ;
sentan estas c a t e g o r í a s mediante morfemas de su lengua y mediante
y entonces, el sistema sintáctico p o d r í a describirse en t é r m i n o s del
expresiones construidas a p a r t i r de estos morfemas. Por tanto, el
sistema morfológico y del fonológico tomados conjuntamente. l a .
sistema s e m á n t i c o se ocupa de la manera en que las formas no Un
consideraciones del significado no sólo no son pertinentes, sino que
güísticas —todo el campo de los conceptos y las percepciones median
son t a b ú para el rigor científico. Por tanto, durante a l g ú n tiempo,
te los cuales las personas comprenden su mundo— se proyectan en
muchos l i n g ü i s t a s de o r i e n t a c i ó n científica han l i m i t a d o su a t e n c i ó n
formas lingüísticas, formas lingüísticas que sirven como código de
a las descripciones de los sistemas fonológico, m o r f o l ó g i c o y slntát
las formas no-lingüísticas. Las formas no-lingüísticas pertenecen a
tico; y han dejado la c o m p i l a c i ó n de diccionarios a estudiosos del
otros á m b i t o s del comportamiento conceptual incluidos en la cul
lenguaje de o r i e n t a c i ó n m á s humanista o m á s p r á c t i c a . Se ha demos-
tura, y el sistema s e m á n t i c o pertenece a la relación denotativa d i
1M
162
\1¡,////•.'/, 1,1,1,1 de modelos
tracto que esta forma de a p r o x i m a c i ó n es excesivamente rígida. En la
p i a c t i c a , la s i n t a x i s no puede manejarse s i n hacer referencia a l sig I 1 lingüista ( h a l l e s Hockett
( 1 9 6 6 ) ha a f i r m a d o q u e todas las leu
m i n a d o , y la fonología no siempre puede describirse satisfactoria púas humanas se caracterizan, entre otras cosas, p o r la « d u a l i d a d
mente sin tener en cuenta la morfología, la sintaxis e incluso c o n t t d l ile p a u l a s » Tenía presente que cada lengua tiene tanto un sistema
raciones s i m b ó l i c a s , como cuando la diferenciación fonológica DO l o n o l o p j t o c o m o u n sistema gramatical. Esta dualidad de organiza-
transmite diferencias en el significado s e m á n t i c o , pero pone dfl ción, afirmaba, permite que u n gran n ú m e r o de morfemas se orga-
relieve s i el hablante demuestra o no respeto por la persona a la que nicen con (se representen p o r ) diferentes disposiciones de u n peque-
se dirige. Actualmente se e s t á n considerando varias aproximaciones ñ o n ú m e r o de fonemas. Aprendiendo a hacer unas pocas d i s c r i u ú
menos r í g i d a s y m á s productivas. Existe un renovado i n t e r é s por los naciones fonológicas, las personas pueden producir u n gran n ú m e r o
temas m e t o d o l ó g i c o s y t e ó r i c o s de la lexicografía y la c r e a c i ó n de de mensajes portadores de i n f o r m a c i ó n . Hockett n o incluía los sis-
diccionarios (Householder y Saporta, 1962) y p o r el modo en que temas s e m á n t i c o s y s i m b ó l i c o . Cuando nosotros lo tomamos t a m b i é n
las formas lingüísticas transmiten significados tanto s i m b ó l i c o s como en cuenta, es evidente que no nos estamos ocupando simplemente de
s e m á n t i c o s a los niveles fonológicos, morfológicos y s i n t á c t i c o , en la esta dualidad de modelos, sino de una m u l t i p l i c i d a d de modelos.
i n t e r a c c i ó n social (Hymes, 1962). Mediante esta m u l t i p l i c i d a d de modelos se puede organizar una
A este respecto, existe una historia que viene a cuento sobre el i n f i n i t a variedad de experiencias en u n conjunto de conceptos m u y
gran l i n g ü i s t a y a n t r o p ó l o g o americano E d w a r d Sapir, quen afirma- grande pero finito, que a su vez puede organizarse en las distintas
ba que h a b í a estado trabajando con u n informador sobre una len- disposiciones posibles de u n vocabulario m á s limitado, pero t o d a v í a
gua amerindia que p o s e í a una g r a m á t i c a difícil de ordenar. Por últi- grande. E l vocabulario consta de varias disposiciones de morfemas,
mo, supuso que h a b í a comprendido los principios implicados y, para que e s t á n compuestos de distintas disposiciones de fonemas, distin-
demostrar su h i p ó t e s i s , c o m e n z ó é l mismo a construir frases en l a g u i é n d o s e unos de otros p o r las diferentes combinaciones de sus
lengua en c u e s t i ó n . « ¿ P u e d e decirse esto?» preguntaba a su informa- rasgos distintivos (percepciones a c ú s t i c a s ) .
dor, y luego pronunciaba su propia expresión en la lengua del infor- Recreamos estos elementos morfológicos al combinar el limitado
mador. Lo r e p i t i ó varias veces, componiendo siempre distintas expre- n ú m e r o de elementos fonológicos s e g ú n determinados principios.
siones. Cada vez el informador asentía con la cabeza y decía «Sí, De f o r m a similar, recreamos los conceptos mediante l a c o m b i n a c i ó n
puede decirse eso». Aparentemente a h í estaba la c o n f i r m a c i ó n de que de elementos m o r f o l ó g i c o s en palabras y frases, s e g ú n determinados
iba por buen camino. Luego, una terrible sospecha p a s ó por la mente principios. Recreamos las complicadas disposiciones de estos con-
de Sapir. Una vez m á s , p r e g u n t ó : «¿Puede decirse esto?», y una vez ceptos, que reflejan situaciones vitales, combinando las palabras y las
m á s r e c i b i ó la respuesta «Sí». Y entonces p r e g u n t ó , «¿Qué significa?» frases e n oraciones, y las oraciones e n relac iones descriptivas y
« ¡ A b s o l u t a m e n t e n a d a ! » fue la respuesta. narraciones s e g ú n nuestros principios de la sintaxis y de la cons-
Cierta o no, l a historia nos recuerda que una cosa es poder cons- t r u c c i ó n narrativa. A l hacerlo, t a m b i é n evocamos los estados subje-
t r u i r expresiones que fonológica y gramaticalmente sean aceptables. tivos que las personas h a n llegado a asociar con estas situaciones
Y otra cosa ser capaz de comunicarse con sentido Slow houses writc de la vida. De este modo, gracias a l lenguaje, recreamos l a expe-
stones (lentas casas escriben piedras) es gramaticalmente correcto riencia; y mediante nuestra habilidad para recrearla, t a m b i é n nos
en inglés —en el sentido estrecho del t é r m i n o g r a m á t i c a — , pero e l habilitamos para crear toda clase de experiencias nuevas e ima-
u n sinsentido. En un sentido m á s amplio del t é r m i n o , no es gramati- ginarias.
cal yuxtaponer como adjetivo y sustantivo, sujeto y verbo, y verbo La m u l t i p l i c i d a d de pautas hace del lenguaje una nerramienta
y predicado las concretas formas s e m á n t i c a s a que pertenecen las poderosa y eficaz para objetivar y manipular la experiencia en l o
palabras de tal frase. Si la lengua inglesa es l o que una persona tiene que denominamos el pensamiento racional y para imaginar miles
que saber c o n objeto de comunicarse significativamente con los de otras cosas que nunca hemos experimentado directamente. Sin
angloparlantes de tal forma que estos acepten que n o es significa el lenguaje apenas h a b r í a sido posible conseguir algo de lo que en-
tivamente distinta de la suya, entonces los sistemas s e m á n t i c o y sim- tendemos por cultura humana.
b ó l i c o f o r m a n parte de lo que debe saberse.
Los sistemas comprendidos en una lengua, pues, n o sólo son los
que pueden describirse en una cadena ordenada de desarrollo fol Clichés
m a l a p a r t i r del sistema fonológico. Existen varios sistemas ditttfl
tos que son igualmente originarios con respecto a l todo, caracteu
AI ser el lenguaje u n poderoso recurso para l a c o m u n i c a c i ó n de
zado p o r las formas en que estos sistemas se unen para crear otros
experiencias con u n alto grado de sutilidad, no siempre resulta fácil
sistemas, como el s e m á n t i c o (y t a m b i é n el sintáctico), a partir de sus
su uso para expresar los propios pensamientos con p r e c i s i ó n . No
pautas de a r t i c u l a c i ó n .

l<>>
164
t e n o r e s a l l e n g u a j e s i t u a d a s a u n n i v e l de o r g a n i z a » ion m l e i i o i I", m
obstante, gran parte de lo que tenemos que hablar en el curso de los rasgos d i s t i n t i v o s n o p u e d e n d e s c r i b i r s e r e f i r i é n d o n o s a o t r a s u n í
los a s n i l l o s diarios no requiere una c o m u n i c a c i ó n muy precisa. Las d.ules i n t e r i o r e s al lenguaje. Para describirlas t e n e m o s q u e r c c u i r i i .\
palabras y frases almacenadas pueden utilizarse una y otra v e / . c o n c e p t o s que se refieren a la a c ú s t i c a del s o n i d o h a b l a d o o a lo
U n a v e z fabricadas, las expresiones que transmiten eficazmente 14 ti que ocurre en la boca cuando se produce el sonido. Los describimos
tudes y sentimientos se vuelven a utilizar cuando hay que manifestai en t é r m i n o s tales como a s p i r a c i ó n , nasalización y posición articu-
.una e x p r e s i ó n o a c t i t u d similar. La mayor parte de lo que se dice en latoria. Estas variables no forman parte de la lengua t r u k n i de la
la c o n v e r s a c i ó n ordinaria no se hace, por tanto, con palabras Indi lengua inglesa. Pertenecen a u n equipo de conceptos con los que la
vidualmente seleccionadas del vocabulario del hablante y dispuestas lingüística t r a t a de describir todos y cada uno de los sonidos que
en oraciones mediante los principios de la sintaxis. Consisten en pueden d e s e m p e ñ a r u n papel en cualquier lenguaje. Cuando habla-
gran medida en oraciones y frases prefabricadas. «Hey, look at mos de este equipo o de su utilización en la descripción, hablamos
this!» ( « ¡ E h , m i r a esto!»), «What do you think of that?» («¿Qué te de fonética.
parece eso?»), «Grin and bear ir» ( « S o n r í e y a g u á n t a l o » ) . Todas estas
frases son a r t í c u l o s del bien aprovisionado a l m a c é n de las expre- Cuando u n l i n g ü i s t a comienza a recoger una lengua que no co-
siones hechas que constituyen los clichés de la lengua inglesa. noce, utiliza u n sistema de a n o t a c i ó n fonética que le permite regis-
t r a r todas las variables que aparecen en la p r o d u c c i ó n de los sonidos
Los clichés permiten que la gente se desenvuelva en los asuntos l i n g ü í s t i c o s y con el cual cree que puede recoger todos los soni-
inmediatos sin tener que sufrir los tropiezos y ensayos que p o r regla dos que cree escuchar con detallada p r e c i s i ó n . Algunas de las distin-
general a c o m p a ñ a n los intentos de ser original en la c o m u n i c a c i ó n . ciones de su t r a n s c r i p c i ó n reflejan distinciones que son significativas
E l hablante no tiene que decidir c ó m o utilizar su lenguaje para llegar para los hablantes de aquella lengua. Otras pueden reflejar h á b i t o s
a donde quiere i r . Los clichés le proporcionan caminos concurridos s i s t e m á t i c o s del habla que requieren descripción, pero que no dan
que él y sus oyentes ya conocen perfectamente. lugar a diferencias significativas, tales como las diferencias regulares
Una lengua, pues, es u n recurso mucho mayor que su uso ordi- entre hablantes ingleses sobre la p r o n u n c i a c i ó n de la / t / en tone y
nario. Pensamos que cultivar ese recurso no es n i n g ú n arte menor. la del m i s m o fonema en stone? Otras muchas no reflejan nada que
sea s i s t e m á t i c o n i significativo en los h á b i t o s de las gentes cuya
lengua se e s t á recogiendo. Uno de los objetivos del análisis consiste
Emica y ética en clarificar todos estos d e s p r o p ó s i t o s . Aumenta la dificultad el he-
cho de que las variaciones de sonido que no son significativas en
Antes de abandonar el contenido del lenguaje, tenemos que con- una lengua pueden serlo en otra. Conforme progresa el análisis, el
siderar una importante d i s t i n c i ó n conceptual, que los l i n g ü i s t a s for- l i n g ü i s t a reduce el n ú m e r o de s í m b o l o s del lenguaje que transcribe
m u l a r o n e x p l í c i t a m e n t e p o r primera vez, pero que es fundamental al m í n i m o necesario para representar las c a t e g o r í a s sonoras que los
para todas las ciencias del comportamiento y crucial para la t e o r í a hablantes de la lengua deben d i s t i n g u i r l e s decir, los fonemas de la
de la cultura. Esta distinción conceptual se representa por la pareja lengua. Mientras que una t r a n s c r i p c i ó n fonética pretende represen-
de t é r m i n o s ética y émica, a c u ñ a d o s por Kenneth Pike (1954) para tar todo l o que es diferenciado en el verdadero comportamiento
representar en las ciencias del comportamiento la misma distinción lingüístico, sea o no significativo, la t r a n s c r i p c i ó n f o n é m i c a pretende
que en fonología representan la pareja de t é r m i n o s fonética y foné- representar solamente lo que es significativo de la concreta lengua
mica. Para ver lo que se trata, volvemos a nuestro tratamiento de en c u e s t i ó n .
los sistemas fonológico y morfológico.
La t r a n s c r i p c i ó n fonética representa u n conjunto de conceptos
R e c u é r d e s e la relación en su mayor parte j e r á r q u i c a de palabras,
mediante los cuales los lingüistas describen los sonidos lingüísticos.
morfos, fonemas y rasgos distintivos. La estructura de las palabras
Una t r a n s c r i p c i ó n f o n é m i c a representa las c a t e g o r í a s sonoras que
puede describirse en t é r m i n o s de sus morfemas constituyentes y las
significan diferencias significativas en alguna lengua y que propor-
normas que determinan la forma de los varios morfos posibles de
cionan los puntos de referencia m á s adecuados para describir la es-
u n morfema, como vimos con las palabras de la lengua t r u k . Las
t r u c t u r a fonológica de los morfemas y las palabras de esa lengua.
formas que un morfema puede adoptar en sus distintos morfos pue-
den describirse en t é r m i n o s de las normas que determinan la yuxta Generalizando a p a r t i r de esto._ podemos decir que cuando des-
p o s i c i ó n de fonemas, como t a m b i é n ejemplificamos con la lengua cribimos cualquier sistema de comportamiento socialmente significa-
t r u k . Las distintas formas de los fonemas pueden describirse como
7. Es c a r a c t e r í s t i c o de los h á b i t o s l i n g ü í s t i c o s de muchos america-anglopar-
resultantes de las distintas combinaciones de los rasgos distintivos, lantes p r o n u n c i a r las oclusivas sordas con a s p i r a c i ó n cuando i n i c i a n u n a silaba
siendo dichos rasgos distintivos las percepciones por las que cada acentuada, a menos que v a y a n precedidas inmediatamente de u n a Isl en la
fonema se distingue de todos los d e m á s . Hasta este momento, cada m i s m a palabra; en ese caso no se aspiran. C o m p á r e s e la k de kin y skin, la p
nivel de o r g a n i z a c i ó n p o d r í a describirse en t é r m i n o s de unidades in de pine y spine, y la t de interna! e hysterical.

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tivo, la d e s c r i p c i ó n es é m i c a , en la medida en que se b a s a en lo < m u i d o los e u r o p e o s comenzaron a describir p o r primera ve/ una
e l e m e n t o s q u e ya s o n componentes del sistema; y la descripción < . lengua e x ó t i c a , utilizaron las categorías sonoras de sus propias leu
é t i c a e n la medida en que se basa en elementos conceptuales q u e guas, tal c o m o se representaban en sus p r o p i o s alfabetos, para re-
no son componentes de ese sistema. E l objeto de los análisis é m i c o s i ngi i y descubrir l o que ellos creían escuchar. Y utilizaron las en i e
es llegar a un conjunto m í n i m o de componentes conceptuales q u e g ü i l a s de la g r a m á t i c a latina para describir las g r a m á t i c a s de estas
puedan servir como los puntos originales de referencia para descri- lenguas. El resultado fue de lo m á s confuso, y los observadores so
b i r el resto del contenido del sistema. Pero este conjunto m í n i m o de h a n decidir cpie aquellas lenguas c a r e c í a n de la o r d e n a c i ó n fono
componentes conceptuales sólo puede ser descrito en t é r m i n o s étl lógica y gramatical que se encontraba en las lenguas europeas.
eos, es decir, con referencia a conceptos que son e x t r í n s e c o s al siste- Se fue progresando a medida que los lingüistas prestaron aten
ma que se e s t á describiendo. c i ó n a las cosas que t e n í a n que aprender a distinguir para llegar a
La é m i c a , pues, se refiere a todo lo que participa m e t o d o l ó g i c a los fonemas de otras lenguas. Por ejemplo, descubrieron que en al-
y t e ó r i c a m e n t e al hacer una descripción é m i c a de los sistemas de gunas lenguas existen distinciones significativas basadas en que las
comportamiento socialmente significativos, tanto lingüísticos como vocales e s t é n o no separadas por una i n t e r r u p c i ó n del-sonido pro-
culturales. La ética se refiere a todo lo implicado en la conceptua- ducido p o r el cierre de la glotis. Por tanto, el cierre de la glotis se
lización y d e s c r i p c i ó n de los componentes émicos b á s i c o s u origina- a ñ a d í a a l equipo de conceptos que p o d í a n ser útiles para describir
rios de t a l sistema de comportamiento. A d e m á s , puesto que los con- las diferencias significativas del sonido en otras lenguas. La aspira-
ceptos éticos pretenden poder describir los componentes émicos ori- ción de las consonantes, significativa en i n d i , fue simplemente aña-
ginarios de cualquier sistema de comportamiento de u n determinado dida. De esta forma, el equipo de posibilidades se a m p l i ó , hasta que
tipo (por ejemplo, de los sistemas pertenecientes a la fonología, la los l i n g ü i s t a s dejaron de descubrir distinciones significativas en las
m ú s i c a , los colores, las formas físicas, las relaciones genealógicas, et- nuevas lenguas que no pudieran ser descritas en t é r m i n o s de las
c é t e r a ) , proporcionan el marco referencial, las constantes conceptua- variables fonológicas que ya h a b í a n aprendido a tener en cuenta en
les, gracias a las cuales se examinan las similitudes y diferencias las lenguas anteriormente descritas. Las diversas distinciones que
entre los concretos sistemas de comportamiento de ese tipo. Así, uti- h a b í a n aprendido a hacer prestando a t e n c i ó n a la é m i c a de las len-
lizamos los conceptos éticos cuando comparamos la m ú s i c a t r u k con guas p o d í a ahora reexaminarse y estudiar sus relaciones mutuas. E l
la europea o cuando hacemos un estudio comparativo de c ó m o la resultado fue la moderna fonética articulatoria: u n cuerpo sistema-
gente categoriza las relaciones de parentesco. 8
tizado de variables conceptuales, gracias al cual podemos dar cuenta
Existen relativamente pocas materias para las que dispongamos de todas las distinciones necesarias de sonidos lingüísticos para des-
de aparatos de conceptos éticos bien desarrollados capaces de des- c r i b i r los h á b i t o s lingüísticos de los hablantes de cualquier lengua
c r i b i r los componentes é m i c o s básicos de los sistemas de comporta conocida (Pike, 1943; Hockett, 1955; Samalley, 1968). Puesto que es-
miento pertenecientes a estas materias. Los sonidos del lenguaje (fo- tos conceptos son universalmente aplicables (aunque no universal-
nología) corresponden a una de esas materias. Otra es el parentesco mente significativos), podemos controlar las comparaciones de los
genealógico. T a m b i é n e s t á bien desarrollada la ética de algunos a s sistemas fonológicos de distintas lenguas.
pectos de la tecnología, como reveían los vocabularios técnicos Y se i r á posibilitando cada vez m á s para otros sistemas de com-
correspondientes a hacer nudos, trenzar y tejer, y alfarería; Bird portamiento conforme intentemos hacer descripciones é m i c a s de
whistell (1953-1970) ha realizado importantes esfuerzos exploratorios gran n ú m e r o de ellos, descripciones que intentan dar cuenta de
para desarrollar una n o t a c i ó n ética de los movimientos y gestos todo l o que supone diferencias significativas dentro de cada sistema.
corporales comunicativos. Pero el continuado subdesarrollo de la De esta forma, la ética del comportamiento socialmente significativo
ética en las ciencias sociales y del comportamiento es consecuencia de todas clases s e r á finalmente desarrollada, y el estudio de los
de la falta de a t e n c i ó n a las descripciones é m i c a s de la mayor parto otros aspectos de la cultura logrará el rigor que ahora asociamos
de los sistemas de comportamiento de las culturas ajenas. A este con el estudio de las lenguas.
respecto, es instructivo el desarrollo de la fonética.

8. L o s roles de la é t i c a y la é m i c a en la d e s c r i p c i ó n y c o m p a r a c i ó n de la
a n t r o p o l o g í a cultural los trata Goodenough (1970, p á g s . 104-130). U n a d e t c r i p
c i ó n ahora c l á s i c a de las c a t e g o r í a s é m i c a s en u n sistema d e - c l a s i f i c a c i ó n 04
colores es la de Conglin (1955). P a r a u n ejercicio exploratorio de descripción
é m i c a de algunos aspectos de u n a r e l i g i ó n folk, v é a s e F r a k e (1964); para la n n
lidad de la a p r o x i m a c i ó n é m i c a en la c l a r i f i c a c i ó n de incomprensiones largo
tiempo sostenidas sobre el "culto a los antepasados" en Africa, v é a s e Kopyt«»H
(1971). V é a s e t a m b i é n la d e s c r i p c i ó n é m i c a de la c l a s i f i c a c i ó n navaja de l o i
objetos en reposo de Witherspoon (1971).

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LENGUAJE!, INDEVIDUO Y SOCIEDAD ,,,, |,|c inteligible c o n los dialectos A y C, pero A y C son mutuamente
Ininteligibles entre sí. Si el dialecto B se extingue, d i r í a m o s que los
dialectos A y C son diferentes lenguas y no dialectos de la misma
Lengua, dialecto e idiolecto lcng.ua. Cuando se presenta esta s i t u a c i ó n en que existe una cadena
de m u t u a inteligibilidad entre cierto n ú m e r o de dialectos, pero los
Entendemos una lengua (o dialecto) como un ú n i c o sistema mu dialectos extremos no son mutuamente inteligibles, para determina-
tario de normas, pero no d e b e r í a m o s dejar que eso nos impidieia dos p r o p ó s i t o s podemos hablar de todos ellos como dialectos de una
ver la considerable a u t o n o m í a de los sistemas o subsistemas dentro lengua, mientras que para otros p r o p ó s i t o s podemos hablar de los
de una lengua. E l cambio de uno puede precipitar el cambio del Otro, dialectos extremos como de lenguas distintas.
pero cada sistema es capaz de una considerable v a r i a c i ó n indepen Hemos estado hablando de algo que mantiene u n estrecho pa-
diente de las variaciones de cualquier otro. E l mismo f e n ó m e n o ralelo con los conceptos biológicos de especie y subespecie. Dentro
puede combinarse de acuerdo con distintos principios en dos con de una p o b l a c i ó n nunca existen individuos fenotípica o genotípica-
j u n t o s de morfos estructuralmente poco "parecidos. E l principio de mente i d é n t i c o s (a menos que sean gemelos i d é n t i c o s , en cuyo caso
las a r m o n í a s vocales anteriormente mencionado en relación con la g e n o t í p i c a m e n t e son i d é n t i c o s ) . Mientras que las diferencias entre
m o r f o l o g í a de las palabras t r u k puede aplicarse igualmente a cual- los individuos no interfieran el m u t u o apareamiento y permitan la
quier sistema fonológico cuyos fonemas vocálicos se distingan, entre p r o d u c c i ó n de una prole viable, decimos que los individuos son
otras cosas, p o r la a l t u r a de la lengua. Los mismos conceptos y pre- m i e m b r o s de la misma especie. Las poblaciones regionales que son
cetos pueden ser proyectados en vocabularios m o r f o l ó g i c a m e n t e bas- sensiblemente diferentes en sus c a r a c t e r í s t i c a s f e n o t í p i c a s predomi-
tante distintos; y r e c í p r o c a m e n t e , morfos de idéntica forma pueden nantes son subespecies de la misma especie si los individuos de dos
denotar distintos conceptos y percepciones (como ocurre con el sus- poblaciones con l í m i t e s colindantes de sus respectivas regiones pue-
tativo y el verbo egg en inglés). Esta a u t o n o m í a de los distintos den aparearse mutuamente y dar lugar a una prole viable. Existen
sistemas dentro de una lengua le confiere en parte su cualidad de cadenas de poblaciones animales tales que A se cruza con B, B con C,
arbitraria. y C con D, aunque comparten sus territorios, no se cruzan, compor-
Una lengua o dialecto, pues, se compone de cierto n ú m e r o de sis- t á n d o s e como especies distintas (Mayr, 1963, p á g s . 507-512).
tema de diversos grados de a u t o n o m í a , a r t i c u l á n d o s e estos sistemas Los criterios que definen una lengua y una especie —la capacidad
de una forma especial. E l cambio en cualquiera de estos sistemas en de comunicarse en el p r i m e r caso y la capacidad para aparearse con
la f o r m a de su a r t i c u l a c i ó n d a r á como resultado una lengua algo r e p r o d u c c i ó n en el segundo— funcionan de forma similar y plantean
distinta. Dos hablantes de lo que habitualmente consideramos la similares problemas. No debemos desechar la s i m i l i t u d argumentan-
« m i s m a » lengua no a c t ú a n con i d é n t i c o s sistemas n i los articulan de do que biológica e individualmente sólo puede existir u n fenotipo,
la misma forma. Cada hablante tiene su propio idiolecto, u n t é r m i n o mientras que l i n g ü í s t i c a m e n t e se puede ser b ü i n g ü e o m u l t i l i n g ü e ,
que ha sido utilizado en sentidos algo distintos por distintas autori- porque entonces e s t a r í a m o s confundiendo los individuos con los sis-
dades, pero que a q u í significa la versión propia de u n individuo de temas. La capacidad para aparearse f r u c t í f e r a m e n t e depende en gran
lo que él percibe como una lengua o u n dialecto concreto. Si esto medida de factores que e s t á n determinados por los sistemas genéti-
es así, ¿ q u é entendemos p o r lengua, como cuando hablamos de len- cos. Cuando hablamos de una especie nos referimos a la capacidad
gua inglesa o francesa? de los sistemas g e n é t i c o s individualmente heredados para interaccio-
Lo que entendemos p o r una lengua, en este sentido, es u n campo n a r de forma b i o l ó g i c a m e n t e productiva a t r a v é s del comportamiento
de variaciones dentro de los idiolectos que no obstruye demasiado apareador de los individuos. La capacidad de comunicarse eficazmen-
tajantemente la capacidad de varios hablantes para comunicarse en- te depende de factores que e s t á n determinados por sistemas apren-
t r e sí sobre las habituales materias diarias con suficiente eficacia. didos de signos-símbolos. Cuando hablamos de una lengua, nos refe-
Las diferencias sensibles dentro de esta variación constituyen la r i m o s a la capacidad de los sistemas individualmente aprendidos de
bases para distinguir los dialectos. Cuando la variación entre los h a s i g n o s - s í m b o l o s para interaccionar de forma intencionalmente pro-
blantes individuales es lo bastante insignificante como para pasaj ductiva (realizando p r o p ó s i t o s ) a t r a v é s del comportamiento lingüís-
desapercibida en gran medida, es que hablan el « m i s m o » dialecto. tico de los individuos. Todo lo que clasificamos como especie o sub-
Dos dialectos que son mutuamente ininteligibles son dialectos de especie no son verdaderamente individuos —aunque generalmente
dos lenguas distintas, t a x o n ó m i c a m e n t e hablando. T ó m e s e u n dia- lo pensemos así—, sino diferentes sistemas g e n é t i c o s transportados
lecto del f r a n c é s , como el que se habla en los alrededores de P a r í s , por individuos. De forma similar, y m á s obviamente, todo lo que
y u n dialecto del a l e m á n , como el de Suabia, por ejemplo. N o cabe clasificamos como una lengua o u n dialecto consisten en distintos
duda de que pertenecen a distintos idiomas. Pero a veces ocurre idiolectos, sistemas simbólicos, transportados por individuos. Los
que en u n conjunto de dialectos A, B y C, el dialecto B es mutua procesos o mecanismos mediante los cuales los individuos llegan a

170 171
transportar sistemas genéticos y de signo-símbolo son muy distintos, asignai .1 las palabras ordinarias d e l a lcnp.ua t r u k u n r n n p m l n di
COIl toda seguridad, pero eso se sale del tema. d. notaciones distintas, l o s miembros de u n g r u p o tradicional de eapt*
e i a l i s l a s políticos e n l o s t r u k p u e d e n hablar e n público v I r a n s n n
til se m e n s a j e s q u e no son comprendidos p o r l o s no iniciados. Así, la
Variación lingüística e inteligibilidad mutua palabra t i u k aaw normalmente denota un gran á r b o l Ficus tan»
Imciists, p e r o e n e s t e argot especial denota al hijo del jefe, por regla
Puesto que los idiolectos y los dialectos pueden diferir de ma- general denominado con otra e x p r e s i ó n . Los hablantes de- < n argot
nera algo independiente en alguno de sus sistemas constitutivos o utilizan l a fonología, l a morfología y la sintaxis t r u k con sólo peque-
subsistemas y t a m b i é n en la forma en que estos sistemas se articulan ñ a s alteraciones, pero al asignar especiales significados a las palabras
entre sí, conviene que nos preguntemos q u é clase de diferencia es q u e utilizan, las vuelven incomprensibles para los d e m á s hablantes
m á s probable que sea productiva para el mutuo malentendimiento de la lengua t r u k . S e g ú n el criterio de la mutua inteligibilidad, ha-
o la mutua ininteligibilidad: las diferencias dentro de cualquiera de blan o t r a lengua.
los sistemas o las diferencias en la a r t i c u l a c i ó n entre los dos siste- Cuando pensamos en aprender una nueva lengua, aunque reconoz-
mas. A p r i m e r a vista, esperamos que las diferencias en la a r t i c u l a c i ó n camos que ello implica aprender nuevas normas gramaticales, la
de los dos sistemas —sea del fonológico y el morfológico o del mor- mayor parte de nosotros creemos que la tarea fundamental consiste
fológico y el s e m á n t i c o — c o n d u c i r á n m á s r á p i d a m e n t e al malenten- en aprender u n nuevo vocabulario para representar las mismas cosas
dido que las diferencias dentro de uno de los sistemas. Este j u i c i o familiares. Lo que nosotros denominas house en inglés se llama
t a m b i é n parece razonable a la luz de lo que sabemos sobre los sis- maison en f r a n c é s e iimw en t r u k . M á s tarde puede que descubra-
temas en general. La variación dentro de uno de los subsistemas mos que la clase de f e n ó m e n o s designado por maison o iimw y que
resulta menos efectiva sobre el sistema mayor del que es parte que s e piensa en francés o t r u k implica en cada caso percepciones y
la v a r i a c i ó n en la forma en que los diversos sistemas se articulan conceptos algo distintos de lo que se piensa en inglés. Pero incluso
entre sí, ya que la estructura del sistema mayor se caracteriza de s i no fuera é s t e el caso, si el francés y el inglés tuvieran la misma
forma m á s inmediata por la pauta de a r t i c u l a c i ó n de los subsistemas. fonología, las mismas pautas de c o n s t r u c c i ó n morfológica y los mis-
Considerando que exista poca diferencia entre los sistemas, dos mos principios s i n t á c t i c o s , y si las palabras de una lengua deno-
hablantes pueden diferir considerablemente en sus sistemas fonoló- taran las mismas cosas que las palabras de otra, si al mismo tiempo
gicos sin que se d a ñ e seriamente su capacidad para entenderse. Pue- las formas de las palabras en las dos fueran siempre distintas, las
de que necesitemos a l g ú n tiempo para acostumbrarnos, pero la mayor mismas formas no designando nunca las mismas cosas, las conside-
parte de nosotros encontramos poca dificultad en entender a perso- r a r í a m o s dos lenguas distintas. 9

nas que hablan nuestra lengua con u n acento extranjero bastante E l asunto de v a r i a c i ó n se reduce, pues, a que en la medida en
pronunciado. Las personas que aprenden una segunda lengua tienden que podamos reconocer en el habla de otro las funciones del có-
a utilizar los rasgos distintivos de su primera lengua como funda- digo de nuestro propio idiolecto, su habla es inteligible para noso-
mento para distinguir y pronunciar los fonemas de la segunda. En tros. Si las denotaciones de las palabras se alteran hasta el punto
consecuencia, pierden por completo algunas diferenciaciones de fo- de tener poca correspondencia con las denotaciones de las palabras
nemas, exactamente como un hablante nacido a l e m á n tiende, cuan- f o n o l ó g i c a m e n t e iguales de nuestro propio idiolecto, o si las formas
do habla en inglés, a fundir los fonemas /5/ (th sonoro) con / d / y fonológicas de sus palabras se alteran m á s allá de nuestra capacidad
/ p / (th sorda) coji / t / . para reconocerlas, se pierde en ambos casos la m u t u a inteligibilidad.
Tampoco pueden tener grandes consecuencias sobre la mutua in- Dentro de estos l í m i t e s y sin esa p é r d i d a , cabe una considerable va-
teligibilidad algunas diferencias de los sistemas morfológicos. Las r i a c i ó n . Dos personas hablan la « m i s m a » lengua, pues, si la v a r i a c i ó n
normas que determinan la altura de las vocales finales en las pala- entre sus idiolectos no excede estos l í m i t e s .
bras compuestas, ejemplificadas anteriormente para el dialecto ro- Pero esto no agota el asunto. E l problema de la definición es
m ó n u m del t r u k , v a r í a n considerablemente entre los distintos día mucho m á s complicado. Cuando los técnicos espaciales comienzan a
lectos t r u k . Los mismos nueve fonemas vocales (véase nota 6) apare-
9. De hecho, dos lenguas tienden a convertirse en c ó d i g o s de los m i s m o s
cen en todos estos dialectos, pero las normas de las a r m o n í a s vocales conceptos cuando a m b a s son habladas regularmente por aproximadamente l a
difieren de uno al siguiente, de tal forma que encontramos sópwó-tiw m i s m a gente, como sucede con u n a lengua v e r n á c u l a y u n a lengua nacional o
( « d i s t r i t o inferior») a s í como sópwo-tiw, y sópwo-wu ( « d i s t r i t o extC regional e s t á n d a r n o r m a l , o t a m b i é n en el tipo de situaciones como l a del
rior») y sapwo-wu así como sópwu-wu o sópwu-u. nororeste del Amazonas que hemos tratado anteriormente. L a convergencia de
dos lenguas ( k a n n a d a y m a r a t h i ) hacia unas pautas f o n o l ó g i c a s y gramaticales
Sin embargo, el e q u í v o c o se desarrolla r á p i d a m e n t e con las diíc comunes y comunes denotaciones, j u n t o con l a r e t e n c i ó n de formas l é x i c a s dis-
rencias en el sistema s e m á n t i c o , es decir, con la forma en que l<» tintas, la relata G u m p e r z (1969) sobre u n a aldea ampliamente b i l i n g ü e de l a
conceptos se proyectan en morfos, palabras y otras expresiones. Al I n d i a . V é a s e t a m b i é n G u m p e r z y Wilson (1971).

172
hablar de tecnología espacial o los lingüistas comienzan a hablai de estos dos planes globales. Los componentes de los dos planes, sin
asuntos técnicos relativos al lenguaje, el no especialista descubre su r i u h . u g o , se mantienen distintos a nivel genético ( e n las c é l u l a s i .
incapacidad para comprender lo que se dice. ¿Significa esto que el p i o d i u toras d e l individuo). Según cuál de cada par de cromosomas
hombre de la calle y el técnico espacial hablan diferentes lengua»? sea liaspasado por el individuo a un miembro de su p r o l e , el lujo
En cierto sentido, a s í es. E l hombre de la calle reconoce que tiene a d q u i r i r á uno u o t r o de los conjuntos de componentes del plan
(alelos) transportado por ese par de cromosomas. Este conjunto se
que aprender el «lenguaje» de la tecnología espacial, un vocabulario
añade- entonces al correspondiente pero no i d é n t i c o conjunto del
especial y los conceptos que abarcan sus denotaciones. Pero en OtTO
o t r o progenitor del h i j o para constituir su genotipo.
sentido, tanto el hombre de la calle como el especialista hablan in
glés (o lo que sea), pues se comunican fácilmente sobre asuntos n o L o que a nosotros nos interesa ahora es que en una poblm ion
t é c n i c o s ; e incluso cuando habla de su especialidad, el técnico espa- e i i d ó g a m a existe un abanico de alelos para cada gen. N i n g ú n indi
cial utiliza palabras inglesas normales s e g ú n una c o m b i n a c i ó n de la viduo puede transportar m á s de dos de ellos, pero puede hábei
g r a m á t i c a inglesa con un vocabulario especializado. Obviamente es muchos m á s de dos transportados dentro de la p o b l a c i ó n como con-
diferente la s i t u a c i ó n en que dos personas tienen conocimientos de j u n t o , r e u n i é n d o s e en los alelos una diversidad de combinaciones a l o
largo del tiempo. E l n ú m e r o total de alelos para todos los genes de
similares materias pero no pueden comunicarse de la s i t u a c i ó n en
una p o b l a c i ó n productora constituye lo que se ha denominado el pool
que pueden comunicarse sobre materias que ambos conocen, pero no
de genes de esa p o b l a c i ó n .
sobre otras cosas. E n el p r i m e r caso, las dos personas hablan len-
guas distintas; en el ú l t i m o , hablan la « m i s m a » lengua, pero con Los pools de genes de las distintas poblaciones difieren tanto en
distintos grados de competencia en las diversas materias para las que la naturaleza de los alelos representados como en la frecuencia rela-
sirve de código. tiva con que se presentan. De este modo, la frecuencia relativa de los
alelos correspondientes a los a n t í g e n o s s a n g u í n e o s O, A y B difiere
de u n pool de genes a otro, y algunos pools de genes carecen total-
mente de r e p r e s e n t a c i ó n del alelo B . La frecuencia relativa en el
Lenguaje y sociedad
pool de genes determina, s e g ú n las leyes de la probabilidad, la fre-
cuencia relativa en que se presentan los genotipos 0 0 , OA, O B , AA,
La a n a l o g í a entre la lengua y las especies como conceptos tipoló-
AB y B B en la p o b l a c i ó n en un momento dado, y é s t o s a su vez
gicos no es la ú n i c a que puede trazarse entre los f e n ó m e n o s bioló-
determinan la frecuencia relativa de los verdaderos tipos s a n g u í n e o s
gicos y de comportamiento. E n biología, es necesario distinguir ta-
o fenotipos O ( 0 0 ) , A (OA, AA), B (OB, B B ) y A B ( A B ) en la po-
jantemente entre la herencia genética de u n individuo, representada
blación.
por la estructura q u í m i c a de las m o l é c u l a s de los cromosomas de
la célula original (el huevo fecundado) a p a r t i r de la cual se desarro- Volviendo al lenguaje podemos trazar una d i s t i n c i ó n paralela en-
lla el organismo individual, y los verdaderos rasgos que presenta el tre el plan o modelo, el conjunto de principios para hablar, que
organismo maduro. Los caracteres representados en los cromosomal transporta u n hablante y las expresiones lingüísticas que en realidad
constituyen el genotipo del individuo y los caracteres físicos del orga- construye. Estas ú l t i m a s son las manifestaciones a c ú s t i c a s concretas
nismo maduro constituyen su fenotipo. E l genotipo es u n plan o de ese plan, bajo la influencia de las condiciones reales en que el
cianotipo de lo que s e r á el individuo; el fenotipo es la m a n i f e s t a c i ó n plan se realiza, tales como la embriaguez del hablante, su estado de
material de ese plan en cuanto influido por las condiciones en que fatiga, etc.
el plan se ha realizado. Es tentador igualar estas distinciones entre el lenguaje como plan
En realidad, cada individuo no transporta un plan global, s i n o y las verdaderas realizaciones lingüísticas con la diferenciación tra-
varios, porque no hereda u n conjunto de cromosomas sino dos, uno zada p o r el lingüista francés Saussure entre lo que él denominaba
de cada progenitor. Cada cromosoma contiene m o l é c u l a s de A D N langue (lengua) y parole (habla). Sin embargo, para él, la langue era
( á c i d o desoxirribonucleico), consistiendo cada m o l é c u l a de A D N en el plan ideal que transportaba una p o b l a c i ó n como colectividad,
una cadena de a m i n o á c i d o s . Determinadas posiciones de esta cade- mientras que la parole era su m a n i f e s t a c i ó n imperfecta tanto en el
na controlan determinados aspectos de la herencia; cada una de tales lenguaje real como en la versión del plan transportada por cada uno
posiciones se denomina un GEN. Las c a r a c t e r í s t i c a s variables posibles de los individuos. Los idiolectos p e r t e n e c í a n a los dominios de la
en u n gen dado se denominan ALELOS del gen. Los genes correspon- parole. Por el contrario, vemos a q u í que cada idiolecto constituye
dientes de los cromosomas correspondientes en los dos conjuntos u n plan d i s t i n t o de las realizaciones que el individuo hace. Sin l u -
pueden tener alelos idénticos o distintos. E n la medida en que los gar a dudas, cada individuo tiene una c o n c e p c i ó n de u n plan ideal
alelos sean idénticos, los dos planes heredados son iguales; pero que él proyecta sobre la colectividad. A d e m á s , puede existir una
en la medida en que los alelos sean diferentes, los planes difieren versión de un plan ideal en el que coincidan determinadas autorida
E l fenotipo representa la solución de las distintas potencialidades de des reconocidas de una sociedad, y é s t e puede ser el que todos los

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d e m á s digan que es el plan ideal para la colectividad, el plan qu< rtl lo algo. L o que comunica depende de las normas de él y tic
todo el mundo intente buscar como modelo de su idiolet to Alguno sus oyentes, que determinan la selección entre las lenguas de un
p a í s e s , Francia incluida, tienen una academia nacional, entre tuyas i . p . i l o i i o en las distintas situaciones sociales.
laicas e s t á la de decidir el plan ideal, el concreto conjunto de m u m a . Asi pues, p a i a u n a población cualquiera, n o sólo existe u n pool
d. idiolcc los o versiones individuales de la lengua, sino que también
que constituyen la lengua nacional modelo. Pero, incluso donde - i
ten tales organismos modeladores, no existe un par de persona-, i o m hay un pool de variantes o dialectos reconocidos, e incluso un pool
pletamente acordes con respecto al plan. Incluso las autoridadi d r distintas lenguas. E l conocimiento de estas lenguas y dialectos
v a n a de persona a persona. Algunos individuos son inonodialcctalcs
reconocidas discuten sobre el tema.
v otros b i o multidialectales; algunos son m o n o l i n g ü e s y otros b i . o
Por supuesto, u n individuo sólo puede transportar dos planes g<
m u l t i l i n g ü e s . Exactamente igual que el n ú m e r o de alelos de los dis-
n é t i c o s globales en su genotipo, mientras que puede transportar
tintos genes y su frecuencia relativa caracteriza el c a r á c t e r g e n é t i c o
muchos planes distintos para hablar. A d e m á s , el genotipo representa
de una p o b l a c i ó n , a s í el n ú m e r o de dialectos y de lenguas j u n t o con
una r e s o l u c i ó n s i n c r é t i c a de los dos planes de su genotipo, mientras la frecuencia relativa de las personas que los conocen y la a m p l i t u d
que el habla puede reflejar una elección de uno u otro plan, segre- de sus conocimientos caracterizan el c a r á c t e r lingüístico de una po-
gado en su entendimiento y en su estructura de h á b i t o s como com- blación.
pletamente distinto; o bien puede reflejar algún grado de s i n c r c h .
mo entre los diversos planes de su repertorio, como cuando se inicia N o podemos decir c u á l es el fenotipo o genotipo de una pobla-
una o r a c i ó n en inglés y luego se inyecta en ella vocabulario f r a n c é s . ción e n d ó g r a m a , a pesar de las muchas c a r a c t e r í s t i c a s fenotípicas
Puesto que el lenguaje se adquiere por aprendizaje m á s bien que que puedan idealizar en p ú b l i c o los miembros de esa p o b l a c i ó n .
por herencia biológica, no existe un n ú m e r o fijo de planes aislados Pero podemos decir con certeza cuál es el c a r á c t e r g e n é t i c o y feno-
t í p i c o . E n algunas poblaciones el c a r á c t e r puede ser m o n o t í p i c o para
que pueda transportar una persona (o bien de lenguas que pueda
algunos genes, como cuando sólo exista el tipo s a n g u í n e o O (geno-
conocer). N i existe u n n ú m e r o fijo de subplanes alternativos (estilo.
tipo OO), pero no es é s t e el caso normal. De manera similar, pode-
de hablar) para alguna parte del plan general que pueda transpon al
mos describir el c a r á c t e r lingüístico de una población, pero no siem-
Por ejemplo, puede tener pautas alternativas para la p r o n u n c i a c i ó n
pre se puede afirmar que e s t é caracterizada por una ú n i c a lengua
de las mismas palabras, como en el caso de las vocales de las pala
o dialecto, p o r mucho que un determinado dialecto pueda ser ideali-
bras inglesas fog, hog, log, etc., que se pronuncian bien como mop o zado en p ú b l i c o por los miembros de esa población o incluso lo rei-
como dog. Un hablante puede pasar de hablar con las normas de un vindiquen como su dialecto. Tales alegatos son importantes, como
s u b p l á n a hablar con las normas de otro, según quien le acompam veremos, pero no reflejan el verdadero repertorio lingüístico de una
y la i m p r e s i ó n que desee causar, como cuando deja de decir rwttting, p o b l a c i ó n . Verdaderamente, en muchos casos n i siquiera podemos
speaking y hearing para decir runnirí, speakirí y hearin'. Puede llevar decir que una p o b l a c i ó n tenga un determinado lenguaje o dialecto
en su vocabulario palabras alternativas para decir la misma cosa, u t i como el lenguaje o dialecto del hogar. Tener una determinada lengua
lizando una u otra según e s t é en una c o m p a ñ í a mixta o no. por la lengua del hogar, puede servir como fundamento para definir
Como sugieren estos ejemplos, una persona puede tener un plan una p o b l a c i ó n , para empezar, exactamente igual que tener los ojos
para cambiar de la utilización de u n conjunto de palabras a o t r o marrones puede utilizarse para definir una p o b l a c i ó n . N o obstante,
conjunto y para cambiar de una pauta fonológica a otra. Su elc< < ion si para definir una p o b l a c i ó n utilizamos criterios políticos, geográfi-
de uno u o t r o s u b p l á n está determinada por normas, y puede a l o cos y sociales, en vez de lingüísticos, entonces l o m á s que podemos
marse que tiene una «gramática» en el sentido de que e s t á de acuei hacer es describir su c a r á c t e r lingüístico, que puede ser monolin-
do con un plan magistral. De manera similar, la elección del ingles,
10 güe o monodialectal, aunque lo m á s probable es que no lo sea (Gum-
el f r a n c é s o el t r u k —suponiendo que uno los conozca— t a m b i é n pue- persz, 1962).
de estar determinada por un plan magistral. Cuando u n francés que
habla bien el inglés recibe un banquete en su honor en los Estados Cualquier ciudad grande puede ilustrar este punto. Pero igual-
mente p o d r í a hacerlo una p e q u e ñ a aldea, como cualquiera de las al-
Unidos y hace su discurso de sobremesa para su audiencia anglo
deas del noroeste del Amazonas anteriormente descrita. A l o t r o lado
parlante en francés y no inglés, mediante esta elección e s t á comu
del m u n d o , l a aldea de Galilo, en la costa norte de la isla de Nueva
B r e t a ñ a , j u n t o a Nueva Guinea, proporciona otro ejemplo. E n 1954
10. Que existen normas que determinan el uso de los distintos estilos de
t e n í a 248 habitantes que r e s i d í a n en la localidad. Todos los hombres
hablar, el uso de los distintos dialectos e incluso el uso de las distintas lenguas,
como o c u r r e en la r e g i ó n del noroeste del Amazonas, nos recuenl.i que iu< l< adultos de la aldea eran por lo menos bilingües en nakanai occidental
ser difícil decidir d ó n d e se acaba la lengua y comienza el resto de la cultura y pidgin english melanesio. La mayor parte de ellos t a m b i é n s a b í a n
E l estudio de las n o r m a s que determinan los estilos de hablar y asuntos snni tolai, una lengua que se habla alrededor de la ciudad de Rabaul, en
lares relativos al uso del lenguaje ha sido adecuadamente denominado "la < Ino el extremo noreste de la isla, a unas cien millas de distancia. E l
grafía del habla" por H y m e s (1962).

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12. — E L CONCEPTO DE C U L T U R A
tolai se e n s e ñ a b a en la escuela local llevada por misionero* y he lengua oficial de un eslado, o puede no serlo. Puede sel la lengua
utilizaba e n los servicios religiosos. Unos cuantos h o m b r e s iamhi< n loi al de una sola aldea o puede servir como lengua local de muchas
s a b í a n o l í a s lenguas. Pocas mujeres adultas eran c o m p e l e n ! . . . n aldeas y ciudades en una gran región. Debemos apresurarnos .i anadu
pidgin english, pero muchas s a b í a n tolai y todas hablaban c o n lliml< que algunos individuos pueden identificarse personalmente i o n algu
el nakanai occidental. Para todos los habitantes de Galilo, el n a k . m . u na o t r a lengua con preferencia a la que opera como lengua local de
h a b í a sido la lengua del hogar y p o r tanto la p r i m e r a lengua aprtfl u comunidad, como ocurre cuando u n emigrante c o n t i n ú a Identlfi
dida. Pensaban en el nakanai occidental como la «lengua lo c a n d ó s e personalmente con la lengua local de la comunidad de que
« n u e s t r a lengua». Pero existe m á s de u n dialecto del nakanai oc< i procede, aunque identifique la otra lengua con la comunidad e n que
dental, como bien s a b í a n los residentes en Galilo. Muchos de ellos ahora vive, pero en la que se ve como residente extranjero. Cuando
h a b í a n pasado diversos p e r í o d o s de tiempo viviendo en aldeas don- hablamos de la lengua nativa de una persona, normalmente penaa
mos t a m b i é n en una lengua local, la que se identifica con la comu-
de p r e v a l e c í a n otros dialectos; algunos h a b í a n pasado gran parta
nidad donde a p r e n d i ó a hablar. Pero todavía no estamos seguros
de su infancia. Unos cuantos individuos imitaban en su habla por lo
de lo que pasa en el caso de que é s t a no sea t a m b i é n la lengua
menos algunos de los usos asociados con el dialecto prevaleciente en
privada de su casa. 11
otra zona. Galilo c a r e c í a de homogeneidad lingüística incluso en el
uso del nakanai occidental. La o r g a n i z a c i ó n social de las comunidades complejas puede dar
Por complicado que sea el c a r á c t e r lingüístico de una comunidad, lugar a la segregación de sus poblaciones en varios grupos aislados
los distintos dialectos y lenguas representados d e s e m p e ñ a n evidente- distintos. Dentro de cada uno de estos grupos aislados se produce la
mente diferentes funciones y se valoran de diferentes formas (Fer- c o m u n i c a c i ó n en una amplia variedad de contextos, pero entre ellos
guson, 1959; Rubin, 1962). La naturaleza de estas funciones v a r í a de se l i m i t a a m u y pocos. E n una comunidad de p l a n t a c i ó n , p o r ejem-
u n lugar a o t r o y es difícil generalizar sobre ellas. Ya se han men- plo, los propietarios y los directores pueden tratarse en muchas acti-
cionado los dialectos y lenguas del hogar, los primeros a que se vidades e interactuar con frecuencia, e igualmente pueden hacerlo
expone el n i ñ o . Los miembros de una comunidad pueden utilizar los trabajadores entre sí. Pero el t r a t o entre los directores y los tra-
todos el mismo dialecto o lengua, o bien no. E n realidad, incluso bajadores sólo puede producirse en m u y pocos contextos, relaciona-
puede hablarse normalmente m á s de u n dialecto o lengua en la dos con la d i r e c c i ó n del trabajo y el mantenimiento del orden. E n
misma casa. tales circunstancias, es probable que las comunidades directivas y
Es casi seguro que existe u n dialecto o lengua que se identifica trabajadoras presenten distintos dialectos, hasta el punto que des-
con la comunidad o la localidad y que cultivan los que se identifi- p u é s de una conquista m i l i t a r p o d r í a n ser identificadas como lenguas
distintas. L a competencia en distintos dialectos y lenguas e s t á estre-
can con la localidad. Cuando en una comunidad e s t á representada
chamente asociada con la división en castas y clases den'ro de las
m á s de una lengua, como suele suceder, la lengua que se identifica
comunidades complejas (véase Burling, 1970, c a p í t u l o 8). I n t a l tipo
con la localidad es la que se espera que utilice la gente, si puede,
de comunidad puede que sea difícil decir cuál es su lengua local.
cuando participa en las transacciones familiares diarias. Es la lengua
en que se supone que todo el mundo es competente. Las sociedades humanas, pues, difieren entre sí en su c a r á c t e r
Desde luego, en las grandes unidades políticas pueden existir va- l i n g ü í s t i c o : en las lenguas y en los dialectos en que sus miembros
rias lenguas locales o regionales. Es casi seguro que existe una lengua tienen competencia y en la extensión en que cada una de estas len-
de la a d m i n i s t r a c i ó n p ú b l i c a . E n los lugares en que las gentes de guas y estos dialectos e s t á n competentemente representados. Los dis-
diferentes localidades con diferentes lenguas locales comercian con tintos dialectos y lenguas del pool de lenguas de una sociedad desem-
regularidad o tienen cualquier otra clase de trato social, existirá al- p e ñ a n distintas funciones y se valoran de manera distinta. S e g ú n las
guna clase de lengua comercial. Cualquier lengua cuyas funcione > funciones que d e s e m p e ñ e n , existen distintos incentivos y oportunida-
fomenten un extenso dominio de ella a t r a v é s de las fronteras lin- des para que los miembros de la sociedad los aprendan. La ampli-
güísticas regionales es probable que se convierta en una lingua franca,
t u d de la competencia de cualquier lengua o dialecto es un reflejo
como ha o c u r r i d o con el swahili en Africa oriental y con el pidgin de tales incentivos y oportunidades. Cuando los s e ñ o r e s y los cria-
english en Nueva Guinea. dos proceden de distintos segmentos de una sociedad mayor, p o r
Aunque, como hemos visto, las poblaciones p o r regla general tie ejemplo, cada uno con su propia lengua, y los hijos de los s e ñ o r e s
nen m á s de una lengua representada dentro de ellas, t a m b i é n es
normal en todas partes identificar las poblaciones como tales con 11. Seguimos careciendo de u n a t e r m i n o l o g í a t é c n i c a desarrollada p a r a los
determinadas lenguas, en la medida en que es posible. E n la p r á c t i c a , principales roles funcionales del lenguaje. Se utilizan ampliamente expresiones
como "lengua v e r n á c u l a " , "lengua e s t á n d a r " , "lengua nacional", "lengua del^ ho-
cuando identificamos una población con una lengua, seleccionamos gar", "lengua c o m e r c i a r , "lengua oficial", "Jengua ritual", "lengua alta" y "len-
como su lengua aquella con la que la propia p o b l a c i ó n se idcntitn a gua baja". Algunos de estos t é r m i n o s se utilizan con sentidos que en parte a t
y que sirve como lengua local interfamiliar. T a m b i é n puede ser la superponen.

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/./ lenguaje y el individuo
crecen y son educados aparte de los hijos de los criados, entonces
es probable que los criados tengan mayor competencia en la leng.ua Como hemos dicho, cada individuo tiene su propio idiolecto, su
de sus s e ñ o r e s que los s e ñ o r e s en la lengua de sus criados. Pero si piopia versión di- cualquier lengua que hable. No es una réplica
los hijos de los s e ñ o r e s crecen al cuidado de los criados y juegan • ta de los idiolectos de sus c o m p a ñ e r o s , pero está lo bastante
normalmente con los hijos de los criados, entonces, cuando sean se- p r ó x i m o a ellos como para poder hablar con ellos y ellos con él de
ñ o r e s adultos, es probable que sean m á s competentes en la leng.ua l o n n a d i c a z . Una lengua no es algo que la gente que la habla «per-
de los criados que los criados en la lengua de sus s e ñ o r e s . Todo el ha l a m e n t e » comparta perfectamente. Existen tantas versiones de una
m u n d o tiene un fuerte incentivo para ser competente en cualquiera lengua como el n ú m e r o de sus hablantes. Esto fue descubierto cuan
que sea la lengua en que se lleven a cabo los asuntos diarios entre do se e m p e z ó a observar de cerca el habla y a recoger las muchas
las familias de la comunidad local. De a h í que sea el candidato na- p e q u e ñ a s diferencias que normalmente ignoramos. La variación entre
t u r a l a ser la lengua con que se identifique la comunidad. estas versiones es bastante p e q u e ñ a entre los adultos para los que
Pero la que sirve de lengua local puede cambiar. Si por alguna es su p r i m e r a lengua y bastante mayor entre los n i ñ o s y las perso-
r a z ó n la gente de la aldea de Galilo en Nueva B r e t a ñ a , a la que nos nas para quienes no es su p r i m e r a lengua. Cuando una persona puede
hemos referido con anterioridad, encontrara razonable utilizar cada situar su v e r s i ó n dentro del campo de variaciones de los adultos para
vez m á s el pidgin english en los asuntos locales diarios a expensas quienes es su p r i m e r a lengua, estos adultos probablemente d i r á n
que habla la lengua « p e r f e c t a m e n t e » , con l o que quieren decir que
del nakanai occidental, el pidgin english r e e m p l a z a r í a al nakanai occi-
no pueden distinguirle de ellos mismo colectivamente (aunque bien
dental como lengua local. La competencia en pidgin english e s t á l o
p o d r í a n distinguirle de cualquiera de ellos individualmente).
bastante extendida en Galilo como para que sea muy posible este
cambio. Hasta el momento, los muchos intereses de los residentes Desde el punto de vista del individuo que aprende una lengua, la
de Galilo les ha llevado a mantener el uso del nakanai occidental s i t u a c i ó n es distinta. Existe un conjunto de otros que hablan signi-
como su lengua local. La evolución lingüística de Galilo como co- ficativamente entre sí y que de esta manera parecen « c o m p a r t i r » la
m u n i d a d depende de c ó m o las circunstancias afecten en el futuro a lengua. Hay algo que aprender, un conjunto de normas de hablar, y
lo que los residentes de Galilo perciben como sus intereses. Este se trata de algo que los otros ya saben. A l utilizar a los otros como
cambio de intereses a f e c t a r á a la forma que decidan usar las distin- guía, el individuo que aprende puede a l g ú n d í a a r r e g l á r s e l a s para
tas lenguas de que disponen en su pool de lenguas. descubrir cuáles son esas normas y, con la p r á c t i c a , p o d r á hablar
Evidentemente, a q u í e s t á operando u n proceso selectivo, que no de la misma forma que lo hacen los otros.
se diferencia de la selección natural en la evolución biológica, como E l proceso de aprendizaje de una lengua es complicado y todavía
ha observado Hymes (1961). U n determinado conjunto de circunstan- no se conoce sino imperfectamente. Pero sabemos que el aprendizaje
cias ambientales afecta de forma diferenciada a la supervivencia y, individual juega un papel activo, siendo las normas de hablar e i n -
en consecuencia, a las posibilidades reproductoras de los distintos terpretar el habla de los otros resultado de su propia c r e a c i ó n . Por
fenotipos y sus genotipos asociados en una población. Por tanto, en supuesto, disponen de las normas que él necesita y le corrigen cuando
estas circunstancias, la estabilidad y el cambio funcionan para man- no consigue dar con ellas. Pero no le recitan los principios que con-
tener o alterar la frecuencia relativa de los distintos alelos de u n gen forman su propia habla. Estos principios son algo que sólo conocen
de la p o b l a c i ó n , s e g ú n su efecto sobre la función que cada alelo subjetivamente, en el sentido de que los sienten. A menos que s e a n
puede d e s e m p e ñ a r en el funcionamiento del organismo. De forma g r a m á t i c o s , no tienen objetivados estos principios para ellos mismos.
similar, la estabilidad o el cambio del medio ambiente social de los Saben cuando el habla de alguien suena rara o equivocada, al igual
miembros de una comunidad sirve para mantener o alterar las elec que sucede con otros aspectos de su cultura, pero raras veces pueden
ciones que hacen entre las alternativas lingüísticas disponibles para decirle el por q u é , al menos no con seguridad. La gente suele tener
reglas p r á c t i c a s sobre su lengua, así como en lo referente a otros
comunicarse. Así, la selección fisiológica, expresada en la elección
aspectos de su cultura, pero tales reglas rara vez coinciden con los
humana de fines y de medio para los fines, sirve para guiar el curso
fundamentos que se deducen del análisis de las pautas que se mani-
de la evolución lingüística de una sociedad.
fiestan en su comportamiento. Que su lengua tiene una estructura
Hemos estado hablando a q u í de la evolución lingüística de una
s e m á n t i c a que puede expresarse en reglas gramaticales suele resul-
sociedad o población aislada, algo que no debe confundirse con la
tar una sorprendente revelación para las personas que sirven de infor-
evolución de una lengua como sistema de normas. Pero para entraj madores en las investigaciones lingüísticas. Por esta r a z ó n , E d w a r d
a considerar esto ú l t i m o debemos esperar hasta haber examinado el Sapir (1927) utilizó la e x p r e s i ó n «modelo inconsciente» c o n respecto
lenguaje en relación con el hablante individual. a las normas de tal comportamiento lingüístico. P a r a el individuo
que aprende, pues, la tarea no sólo consiste en recordar las c o n c i c

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.1. M I | . I O | . I . I experiencia. En realidad no e s l a lengua de ellos, s i n o
tas correcciones de sus faltas, sino en hacer generalizaciones a par*
una i c p i c s e n t a c i ó n d e la lengua que é l ha creado para ellos. Sin
t i i di- ellas. 121 asunto consiste en deducir las pautas que los otro*
. m i . . n e o , M n i e l e n - e l criterio d e aceptabilidad cuando se u t i h / . i
pueden ejemplificar, pero tiene dificultades en describir. E l l n . l i . . c o í i io guia para e l comportamiento lingüístico d e ellos, no podemos
de que los niños deduzcan subjetivamente sus pautas en el curso del de» ii cpie e s t e equivocado.
aprendizaje lingüístico resulta evidente a p a r t i r del tipo de errores
I V i o los hechos de una lengua —los puntos de contraste en que
que cometen, como cuando generalizan excesivamente o cometen
i n s i s t e n s u s hablantes y las formas en que estos puntos de contraste
a n a l o g í a s equivocadas ( B r o w n y Bellugi, 1964; E r v i n , 1964). Un erren
se distribuyen con respecto unos a otros— pueden considerarse e n
n o r m a l en inglés es, por ejemplo, el uso de brang y brung por brought
i. i i i u n o s de m á s de una pauta, como ya hemos indicado con antc-
b a s á n d o s e en e l supuesto de que bring sigue la pauta de ring y si>
i u n i d a d . Dos lingüistas pueden crear distintas codificaciones, dis-
El que aprende llega a l final a tener la s e n s a c i ó n de u n conjunto tintas exposiciones de las normas, para la lengua de u n mismo pueblo.
de pautas y, a l mismo tiempo, un sentido de los fundamentos median- Estas d o s codificaciones pueden reflejar con la misma validez u n
te los cuales se selecciona entre las pautas para construir las verda- < omportamiento l i n g ü í s t i c o y, utilizadas como guía, conducir a u n com-
deras realizaciones lingüísticas. H a desarrollado estos fundamentos poi tamiento casi i d é n t i c o . Preguntar c u á l de estas codificaciones
a p a r t i r de s u experiencia sobre el comportamiento de los otros. Su- es l a « v e r d a d e r a » r e p r e s e n t a c i ó n de l a lengua es presuponer l a exis-
pone que todos ellos conocen colectivamente la misma cosa en esen- tencia de u n conjunto de principios perfectamente compartidos p o r
cia y que l o que él sabe es l o mismo que lo que saben ellos. Para él, otros, s u p o s i c i ó n que nosotros no podemos hacer, incluso cuando
el grupo tiene una lengua; y es l o que él entiende que es, en l a medi- la perspectiva desde l a que estamos acostumbrados a considerar e l
da en que el comportamiento de los miembros del grupo caiga den- lenguaje nos inclina de forma natural a hacerlo. Debemos aceptar
t r o del campo de variaciones de las expectativas que sus normas le que es posible m á s de una r e p r e s e n t a c i ó n válida de una lengua. Una
proporcionan para ellos. Cuando encuentra u n comportamiento que r e p r e s e n t a c i ó n puede ser m á s útil para unos p r o p ó s i t o s y otra m á s
no coincide con sus expectativas, saca la c o n c l u s i ó n de que e s t á ú t i l para otros. Nuestra elección entre las válidas representaciones
•tratando con u n dialecto o lengua distinto, algo nuevo a aprender. en competencia se d e t e r m i n a r á p o r c ó m o sirva a nuestros concretos
No obstante, lo que aparenta ser la misma clase de comporta- p r o p ó s i t o s . Cada u n a puede aportar ú t i l e s penetraciones en cosas
miento puede estar producido p o r m á s de u n conjunto de normas. distintas.
Una pauta puede conceptualizarse adecuadamente de m á s de una ma-
nera. E l sentimiento subjetivo de dos individuos sobre l a misma
pauta puede implicar distintos criterios y fundamentos, exactamen-
te igual como una persona ciega a los colores puede aprender a La evolución de las lenguas
distinguir las señales de tráfico respondiendo a los rasgos contras-
tados de la pauta global que no son los utilizados p o r las personas Hemos observado que la evolución lingüística de una sociedad
con visión n o r m a l . (Para u n ejemplo en fonología, v é a s e Sherzer, debe distinguirse tajantemente de la evolución de una lengua con-
1970.) No obstante, en la medida en que los distintos criterios y fun- creta. Para l o ú l t i m o hay dos consideraciones de fundamental i m -
12

damentos lingüísticos lleven a dos personas a hablar de forma que portancia. Una es el asunto que acabamos de mencionar, a saber,
puedan coincidir con las expectativas que cada uno tiene con respecto que todo individuo crea su propia versión de l a lengua en e l curso
al otro, tienen la s e n s a c i ó n de que comparten las mismas ñ o r m i . de su aprendizaje. La otra consiste en el distinto c a r á c t e r y la parcial
de que hablan l a misma lengua. a u t o n o m í a de los diversos grandes subsistemas dentro de una lengua.
Exactamente igual que el individuo que aprende desarrolla nor- Puesto que cada individuo crea su propia v e r s i ó n de l o que él
mas subjetivas y subconscientes que proyecta sobre sus c o m p a ñ e r o s , entiende por la lengua de sus c o m p a ñ e r o s , el grado en que su v e r s i ó n
el lingüista, que t a m b i é n es u n individuo que aprende, hace l o se aproxime a las versiones individuales de ellos debe depender, apar-
mismo inevitablemente. Pero l o hace autoconscientemente y con la te de su propia aptitud para aprender, de las oportunidades que
i n t e n c i ó n de objetivarse para é l y para los otros —de formular en tenga para descubrir diferencias significativas en su propia habla
palabras— los criterios y fundamentos mediante los cuales discierna y en la de sus c o m p a ñ e r o s . Cuanto m á s se hablen y mayor sea el
las pautas d e l habla de aquellos a quienes estudia. E l resultado es
una codificación de las pautas que ha discernido. Para él y para 12. N o nos ocupamos a q u í de l a e v o l u c i ó n del lenguaje en general, a partir
de a l g ú n s i s t e m a de s e ñ a l e s anterior, menos complejo y a n i m a l , es decir, de la
los que aceptan su trabajo, las pautas que de este modo desarrolla e v o l u c i ó n de l a c o m u n i c a c i ó n h u m a n a (Greenberg, 1957, p á g . 65). M á s bien de
para los otros son una verdadera r e p r e s e n t a c i ó n de «su lengua». L a c ó m o l o s contenidos de l a s lenguas concretas evolucionan y c a m b i a n o c ó m o
a c e p t a c i ó n de que su habla es como la de ellos es l a ú n i c a compro- nacen l a s familias o lenguas emparentadas. Nuestro i n t e r é s , pues, es m á s bien
b a c i ó n de l a validez de su formulación. L o que describe —la úm..» p o r l a m i c r o e v o l u c i ó n q u e p o r l a m a c r o e v o l u c i ó n , p o r los aspectos s i s t e m á t i c o s
del c a m b i o m á s bien que p o r las etapas del desarrollo.
cosa que puede describir— es su propia f o r m u l a c i ó n hecha a partir

18*
182
•iones. E l uso m e t a f ó r i c o produce formas en competencia, por ejem-
abanico de cambios de las situaciones y los asuntos que se abarquen, plo, cu inglés kid es una forma que compite con child. l a s palabi i
mayores s e r á n las oportunidades de descubrir estas diferencias y de t a b ú t a m b i é n promueven el a c u ñ a m i e n t o o p r é s t a m o de formas alter
ajustar el habla para reducir las diferencias. nativas, cpie linalmente pueden sustituir formas m á s antiguas en el
La fonología, la morfología y la sintaxis forman parte de toda uso ordinario, como la palabra pee inglesa se f o r m ó a parlii de la
c o m u n i c a c i ó n , sin que importe el asunto a tratar, y por tanto es p r i m e r a letra de piss que s u s t i t u í a en muchos contextos sociales.
probable que presenten menos variación de la que presentan los sis- Y el desplazamiento de la población, que r e ú n e en la misma comu-
temas s e m á n t i c o y s i m b ó l i c o . E l sistema s e m á n t i c o p r e s e n t a r á ma- nidad a hablantes de dialectos algo distintos, da lugar a formas en
yores variaciones en los significados de las palabras que se utilizan competencia en gran escala.
poco y menor v a r i a c i ó n en aquellas que se usan normalmente. E l sis- Puesto que no todos sus c o m p a ñ e r o s hablan igual, el que Bata
tema simbólico, de manera similar, p r e s e n t a r á mayores variaciones aprendiendo debe escoger, entre las formas y los estilos de hablai
en r e l a c i ó n con las palabras que denotan cosas que las personas que se le presentan en competencia, aquel de acuerdo con el cual
experimentan en condiciones ampliamente distintas, y t e n d e r á a m o d e l a r á su p r o p i a habla. Para reducir la v a r i a c i ó n de habla y la
presentar menos variación en las palabras que denotan cosas de de algunos de sus c o m p a ñ e r o s , debe aumentar la v a r i a c i ó n entre
las que las personas tienen una experiencia muy c o m ú n . él y el habla de otros. Debe seleccionar entre sus c o m p a ñ e r o s a aque-
Tanto si el campo global de variaciones es amplio o es p e q u e ñ o , llos con los que desea identificarse y con los que quiere que le iden-
es probable que su contenido cambie con el tiempo, aunque sólo sea tifiquen los d e m á s . Aquellos que escoja como sus modelos o figuras
a causa de la edición de nuevos hablantes y la p é r d i d a de antiguos. de referencia pueden ser sus padres, un miembro dominante de su
13

Algunos de estos cambios pueden ser fortuitos, pero otros pueden pandilla de juegos infantiles, u n l í d e r c a r i s m á t i c o de su comunidad
presentar determinadas tendencias que den sentido a l curso del cam- o una persona que considere de clase alta.
bio. Louis Giddings solía referirse a una p e q u e ñ a comunidad esquimal
Una tendencia observada tiene que ver con las llamadas construc- de Alaska a la que se h a b í a trasladado una familia de m á s allá de
ciones irregulares y no habituales. Si estas irregularidades se produ- las m o n t a ñ a s , donde se hablaba un dialecto esquimal distinto. Un
cen en palabras y expresiones que se utilizan con frecuencia, persis- h i j o de esta familia se c o n v i r t i ó en el líder del grupo de juegos infan-
ten en la lengua mucho m á s que si se producen en palabras que no tiles de la comunidad. Pronto todos los n i ñ o s i m i t a b a n el dialecto
son habituales (Hockett, 1958, p á g s . 396-397). En el inglés antiguo, del chico en vez del de sus padres, y se produjo una división dialec-
por ejemplo, existía una clase de sustantivos que sufrieron modifi- tal de la comunidad s e g ú n líneas generacionales. Si la g e n e r a c i ó n
caciones vocálicas internas en la forma del plural. Otra clase de joven persiste en esta elección, la comunidad al cabo de una gene-
sustantivos c o n s t i t u í a n el plural mediante el sufijo -n o -en. Uno a uno, r a c i ó n a c a b a r á teniendo como lengua local un dialecto distinto.
los sustantivos de estas clases llegaron a formar el plural con el su- Este ejemplo ilustra c ó m o la selección de los modelos p o r parte
fijo -s (o es), de acuerdo con una de las varias pautas de f o r m a c i ó n de uno puede producir u n cambio del tipo que tratamos en relación
de plurales que se h a b í a n vuelto m á s normales en el inglés medieval. con la evolución lingüística de una comunidad: un cambio sobre
Todo lo que ahora queda de estas clases se encuentra en las palabras cuál de los dos dialectos representados en el pool lingüístico de una
de uso muy normal o en las palabras que se utilizaron con mucha comunidad llegará a funcionar como el lenguaje local cotidiano, de
frecuencia hasta la revolución industrial. Los plurales men, women, las relaciones interfamiliares. E n este caso la elección tuvo lugar
teeíh, feet, tice, mice y oxen son ejemplos evidentes. Formas antiguas entre distintas tradiciones en competencia. Pero el cambio evolutivo
tales como kye, een y shoon han sido, sin embargo, sustituidas, por dentro de una ú n i c a t r a d i c i ó n —dentro de lo que percibimos como la
cows, eyes y shoes. misma lengua local en continuidad— implica el mismo proceso de
E l curso de las sustituciones en el caso de los ú l t i m o s ejemplos elección entre formas en competencia (Hoenigswald, 1960). No obs-
fue gradual entre los angloparlantes. Por e r r ó n e a analogía con O t r a s tante, a q u í las formas en competencia son estilos de pronunciar un
formas, existió la tendencia entre los nuevos hablantes de la lengua determinado fonema ( m á s bien que dos sistemas fonológicos com-
a decir shoes en vez de shoon. Algunos la mantuvieron sin corregir pletos), o implican cosas tales como pronunciar u o m i t i r las vocales
y, al cabo de a l g ú n tiempo, hubo dos formas en competencia, como finales de las palabras, la colocación regular del adjetivo antes o
actualmente dived y dove compiten como pasado de dive. En algún d e s p u é s del sustantivo que modifica, o el uso s i s t e m á t i c o de una
momento, una de las formas en competencia se c o n s i d e r a r á m á s
refinada, sofisticada o moderna, y la otra anticuada, r ú s t i c a , p r o p i a 13. El término "grupo de referencia" se utiliza normalmente en la literatura
de la clase baja o pasada de moda. sociológica para indicar el grupo, clase o segmento de la sociedad con el que
E l aprendizaje imperfecto y la analogía e r r ó n e a no son las dnicaj una persona desea identificarse y que adopta como modelo para él, o bien cuya
aprobación o aceptación pretende para sí mismo. En este sentido, los Indivl
fuentes de origen de formas en competencia. La gente suele jugar dúos pueden ser tan importantes como los grupos. (Véase Hyman, 1968.)
con su lengua, introduciendo deliberadamente abreviaturas y distor-
I KS
184
determinada palabra en uno u otro sentido en competencia (poi cj< m tUBque e Inducía . perdido las siguientes vocales que e x p í a a b a n i .la

p í o , e l verbo inglés realize en el sentido de « c o m p r e n d e r » o cu < I pi O I I I I I K i.u i o n . pronunciaciones, m a s b i e n q u e l a s v o c a l e s l i n a


Estas
li ., . I . I I I l a s q u e ahora se d i s t i n g u í a n entre l a s d o s p a l a b i a s . Ai l u a l
sentido de « h a c e r real»).
Puesto que el aprendizaje del lenguaje es un proceso de apn.M mente m a r c a n puntos significativos de contraste y funcionan c o m o
m a c i ó n imperfecta m á s que una perfecta duplicidad del habla de loneinas distintos, /á/ en /fáán/ («edificio») y / a / en / f a a n / ( « b a j o
los otros, es inevitable la existencia de formas en competencia, estilo • I--). De manera similar fue c ó m o /saapwo/ («distrito») se c o n v i n i o
de p r o n u n c i a c i ó n en competencia y pautas en competencia de uso-, l o i i é m i c a m e n t e en / s ó ó p w / . De esta forma,-los cinco fonemas vocales
s e m á n t i c o s y s i m b ó l i c o s dentro de lo que se percibe como una t i l de la lengua ancestral se han convertido en los nueve fonemas voca-
les a n t e r a ú ñ e n t e descritos (nota 6) del t r u k moderno (Dyen, 1949).
d i c i ó n de lengua local ú n i c a e ininterrumpida. Como cada g e n e r a c i ó n
crea nuevas figuras de referencia, l a tendencia central dentro del U n ( ambio s i s t e m á t i c o en el manejo de las vocales finales condujo a
campo de variaciones de la variación del idiolecto c a m b i a r á en conse- u n a c o m p l i c a c i ó n en e l n ú m e r o de puntos significativos de contraste
cuencia. \ un aumento del n ú m e r o de fonemas vocálicos. Pero a lo largo de
C a r a c t e r í s t i c o del cambio lingüístico es la fuerte tendencia a que este proceso se ha mantenido la coherencia. E l efecto de la siguiente
el cambio sea coherente. E n la lengua de las islas Gilbert, en el Pací- /c/ u /o/ sobre la / a / precedente era f o n é t i c a m e n t e coherente antes
fico, por ejemplo, hubo u n tiempo en que el fonema / t / se pronunciaba de la p é r d i d a de las vocales finales y era consistente f o n é t i c a m e n t e
de manera muy parecida a la t inglesa, pero sin a s p i r a c i ó n . Delante d s p u é s de la p é r d i d a de las vocales finales.
de la vocal anterior alta / i / ha llegado a pronunciarse como la s La coherencia en el cambio tiene una consecuencia i m p o r t a n t í s i m a .
inglesa en algunos dialectos y como la inglesa en otros. La cosa Da lugar a pautas regulares de correspondencia entre las lenguas
es que este cambio en la p r o n u n c i a c i ó n no se ha producido solamente emparentadas. Si cada ejemplo de u n antiguo fonema /a/ se ha trans-
en algunas palabras en que la / t / iba seguida de la / i / : se ha produ- formado en /á/ en t r u k donde en u n tiempo fue seguido p o r una
cido en todas ellas. E l cambio ha afectado a todo el sistema. E l pro- vieja /e/, pero ha permanecido / a / en t r u k cuando iba seguido de
pio cambio tiene una pauta. Tal coherencia caracteriza al cambio una antigua /a/, podemos esperar ejemplos de /aCe/ (representando
fonológico de todas las lenguas y, presumiblemente, caracteriza tam- a q u í C cualquier consonante) en una lengua emparentada (en la que
b i é n al cambio de otros aspectos del lenguaje. A l ser el lenguaje no se hayan perdido las vocales finales) correspondiendo coherente-
una pauta de comportamiento, el cambio de lenguaje es u n cambio mente a los ejemplos de l a / á / t r u k , y ejemplos de /aCa/ que corres-
de pauta que sustituye por la suya propia. ponden a los ejemplos de la /a/ t r u k . Esto es lo que descubrimos
Sin embargo, las pautas se entrecruzan entre sí. U n cambio im- cuando comparamos la lengua de las Gilbert y otras lenguas del Pa-
portante en una pauta puede llegar a destruir otra, f r a g m e n t á n d o l a en cífico con el t r u k . Tales correspondencias s i s t e m á t i c a s de los fonemas
varias pautas distintas o creando complejidades e irregularidades de las palabras de similar significado en distintas lenguas constituye
donde no existió ninguna. Estas complejidades e irregularidades se la pieza testimonial m á s importante de que las lenguas representan
convierten entonces en los primeros objetivos para el desarrollo de tradiciones nacidas de un lenguaje anterior c o m ú n . H a n cambiado
formas competitivas, p o r analogía en las pautas que se encuenti.m en el curso del tiempo, cada una a su manera, pero el mantenimiento
en el lenguaje a lo largo de las líneas ya discutidas. ¡El lenguaje de la pauta, que da coherencia incluso al cambio, se refleja en las
t r u k lo d e m o s t r a r á ! correspondencias regulares. Tales correspondencias proporcionan los
H u b o u n tiempo, juzgando a p a r t i r de lenguas emparentadas, en fundamentos de la h i s t ó r i c a m e n t e famosa Ley de G r i m m , que afirma-
que todas las palabras t r u k acababan en vocal. H a b í a n , a d e m á s , i Ln< o ba la correspondencia s i s t e m á t i c a de las consonantes entre el bajo
fonemas vocales: / i / , /e/, / a / , / o / y / u / . La forma de pronunciaciém y el a l t o a l e m á n y las antiguas lenguas indoeuropeas, tales como el
de estas vocables variaba predeciblemente según cuáles fueran las s á n s c r i t o y el griego antiguo. Conforme las lenguas emparentadas
14

otras vocales que las siguieran inmediatamente: /a/ seguida de /<•/ siguen cambiando a l o largo del tiempo, las pautas de correspondencia
en la siguiente sílaba se pronunciaba como la a inglesa de huí; seguida
de /o/ en la siguiente sílaba se pronunciaba de forma parecida a la 14. Por ejemplo, las consonantes iniciales del griego antiguo y el inglés se
corresponden de la siguiente manera:
aw inglesa de law; y seguida de /a/ se pronunciaba como la a inglesa
de father. Una pauta similar se o b t e n d r í a a partir de las lengua', Inglés Griego
emparentadas de las islas Gilbert. Llegó un momento en el que las p t k b d g
vocales de final de palabra se acortaron a un suspiro y luego flH rOfl b d g ph th kh
f th h p t k
desapareciendo completamente, m a n t e n i é n d o s e tan sólo en los M U U
puestos, dentro de las palabras. Lo que originalmente había tenido Compárese, por ejemplo, tame, tree, two en inglés y damazo, doru, dúo en
la forma f o n é m i c a / f a a n e / («edificio») y /faana/ («bajo él») c o n t i n u ó griego; daughter, deer, door en inglés y thugater, ther (animal salvaje), thUfá
preservando la p r o n u n c i a c i ó n diferenciada de las prime tas vocnh en griego; thtch, thy, three en inglés y tegos, teos, treis en griego.

186 187
I . H I . I .. s i n o u n a m a y o r o m e n o r p a r t i c i p a c i ó n e n el desenvolvimiento
se hacen cada vez menos evidentes y requieren un examen m á s cui-
d e l.i c u l t u r a g e n e r a l c r e a d a y d e s a r r o l l a d a h a s t a el m o m e n t o poi la
dadoso para descubrirlas, pero c o n t i n ú a n existiendo. De este modo
humanidad como un todo. E l objeto de la a n t r o p o l o g í a rultuial eia
ha sido posible descubrir q u é lenguas van juntas en familias lin-
g ü í s t i c a s o troncos, u n descubrimiento que ha puesto los cimientos i i . itai de reconstruir los pasos o etapas que h a b í a n s e ñ a l a d o el creci-
de gran parte de nuestra c o m p r e n s i ó n de la naturaleza del lenguaje m i e n t o de la cultura. Las sociedades con las tecnologías mas s i m p l e s
en general y de las formas en que las lenguas cambian. (Sobre los y los sistemas políticos menos elaborados representaban presumible
procesos del cambio en el lenguaje, véase Sapir, 1921; Hockett, 1958; mente el estado inferior del crecimiento; otras representaban las dis-
Hoeningswald, 1960, y Weinreich, Labov y Herzog, 1968.) tintas etapas intermedias, mientras que las sociedades de Europa
occidental, que política y militarmente dominaban al resto del m u n d o
en el siglo diecinueve, representaban la etapa m á s avanzada. En pa- 15

labras de Tylor (1903, p á g s . 26-27): « P o r el sencillo sistema de colocar


PROBLEMAS DE LA CONCEPCIÓN DE LA CULTURA las naciones en u n extremo de la serie social y las tribus salvajes en
el otro, distribuyendo el resto de la humanidad entre estos l í m i t e s . . .
el e t n ó g r a f o puede construir por lo menos una escala aproximada
Nuestro tratamiento del lenguaje ha puesto de manifiesto el punto de la civilización: el paso desde el estado salvaje al n u e s t r o » .
de vista con que ahora consideraremos la cultura y su relación con A finales del siglo diecinueve, Franz Boas c o m e n z ó a utilizar la
el individuo y la sociedad. Pero antes de aplicar este punto de vista palabra « c u l t u r a » para referirse al conjunto diferenciado de costum-
a la cultura, debemos observar que el t é r m i n o « c u l t u r a » ha adquiri- bres, creencias e instituciones sociales que parecen caracterizar a
do varios significados distintos en los ú l t i m o s cien a ñ o s . Estos dis- cada sociedad aislada (Stocking, 1966). E n vez de que las distintas
tintos significados reflejan distintas suposiciones sobre la evolución sociedades tengan diferentes grados de cultura o correspondan a dife-
humana, diferentes focos de interés (tales como la sociedad, el cono- rentes etapas del desarrollo cultural, cada sociedad tenía una cultu-
cimiento y el comportamiento) y distintos supuestos e p i s t e m o l ó g i c o s . ra propia. Este uso se c o n v i r t i ó en el dominante en la a n t r o p o l o g í a
(Véase el análisis de K r o b e r y Kluckhohn, 1952.) americana y c o n t i n ú a siéndolo, por la influencia que han tenido en
E l t é r m i n o en sí entra en el uso a n t r o p o l ó g i c o a p a r t i r de la pa- su desarrollo los seguidores de Boas. La cultura seguía c o n s i d e r á n -
labra alemana Kultur. Las clases mejor educadas de Europa presu- dose compuesta por las cosas de la definición de Tylor, pero las
m í a n de ser menos ignorantes que los campesinos humildes y los p r á c t i c a s , creencias y estilo de vida de cada sociedad concreta t e n í a n
patanes r ú s t i c o s , y de tener una mayor c o m p r e n s i ó n de la verdad que ser examinadas como una entidad ú n i c a que era distinta de
y una mayor a p r e c i a c i ó n de las cosas m á s refinadas de la vida. Eran cualquier otra. Los nuevos miembros de la comunidad a p r e n d í a n
« m á s civilizados». E l grado en que la gente difería en sus costumbres, la cultura de la comunidad de sus c o m p a ñ e r o s , exactamente igual
creencias y artes con respecto a los europeos sofisticados c o n s t i t u í a que a p r e n d í a n la lengua. Lengua y cultura iban juntas como u n
la medida de su ignorancia e incivilidad. La historia humana se con- cuerpo de cosas diferenciadas relativas a una comunidad que se
c e b í a como una regular elevación a p a r t i r de un estado de p r i m i t i v a t r a n s m i t í a n por aprendizaje y que daban a cada comunidad su propia
ignorancia a o t r o de mayor iluminación progresiva, como se mani- t r a d i c i ó n peculiar, lingüística y cultural.
festaba en los logros cada vez m á s complicados de los hombres en Puesto que cada t r a d i c i ó n se t r a n s m i t í a por aprendizaje, y puesto
la tecnología, los niveles materiales de vida, la medicina, la dirección que las oportunidades para aprender d e p e n d í a n de los contactos so-
política y la literatura y las artes, y en un código moral cada vez m á s ciales, el actual contenido de cualquier t r a d i c i ó n determinada (la cul-
esclarecido. Lo que hacía posible estos logros era el mayor conoci- t u r a de cualquier sociedad concreta) tenía que explicarse, p o r lo
miento de la «verdad», tanto natural como moral. E l conocimiento menos en parte, por las anteriores exposiciones de la comunidad a
de la verdad era acumulativo a lo largo del tiempo, sustituyendo fir- gentes que transportaran otras tradiciones. Estas exposiciones pro-
memente a la s u p e r s t i c i ó n y la ignorancia. Su crecimiento m e d í a el porcionaban las oportunidades de aprender nuevas cosas e incor-
progreso humano desde el salvajismo a la civilización. Cuanto m á s porarlas a la t r a d i c i ó n local. Junto con las condiciones ambientales
poseyera y manifestara una sociedad en sus obras, m á s Kultur tenía
y m á s civilizados o culturalizados eran, por lo menos, los miembros 15. E s t a c o n c e p c i ó n de la historia h u m a n a fue dada por cierta por los inte-
de su élite. E . B . Tylor (1903, p á g . 1) manifestaba claramente este lectuales d e c i m o n ó n i c o s , incluidos Marx y sus d i s c í p u l o s . E s t o s ú l t i m o s incor-
poraron en el dogma comunista la importante f o r m u l a c i ó n de las etapas de la
punto de vista en su muy citada definición de la cultura como «esc e v o l u c i ó n social de finales del siglo diecinueve, o b r a del gran a n t r o p ó l o g o ame-
todo complejo que incluye el conocimiento, la creencia, el arte, la ricano L e w i s H . Morgan (1878). Resulta una p a r a d o j a que el comunismo moder-
m o r a l , la ley, la costumbre y cualesquiera otros h á b i t o s y capacidades no, que alega defender las aspiraciones de igualdad social de las naciones t é c n i -
camente menos industrializadas, siga manteniendo como dogma esta arrogante
adquiridos por u n hombre como miembro de la sociedad». t e o r í a e t n o c é n t r i c a desarrollada por las é l i t e s imperialistas del siglo xix.
S e g ú n este punto de vista, las sociedades no t e n í a n culturas sepa-
189
188
pero l a lengua no consiste en las actuaciones lingüísticas. Consiste
locales, se afirmaba que explicaban la ú n i c a c o m b i n a c i ó n posible da
en las p e r c e p c i o n e s , c o n c e p t o s , recetas y h a b i l i d a d e s m e d i a n t e las
«rasgos» de la cultura de cada sociedad. Las diferencias c-tilhual»--,
• nales se construyen e x p r e s i o n e s cpie los o t r o s a c e p t e n como e o n c o i
tenían que entenderse, por tanto, como resultados de los accidenten
d á t i l e s c o n sus n o r m a s . Eso es lo q u e se a p r e n d e ; y lo q u e se ha
de la historia y de las limitaciones ambientales, y no como un rofli |o
a p i e n d i d o debe distinguirse claramente de su m a n i f e s t a c i ó n material
de las etapas evolutivas y de una presumida ley general d e l crecí ' i i la p r o d u c c i ó n de productos, comportamiento p ú b l i c o (incluyendo
miento evolutivo p o r la que todas las sociedades estaban destinadas a . 1 h a b l a ) y acontecimientos sociales.
pasar (excepto cuando se vieran empujadas adelante o «elevadas»
Aquí, pues, reservaremos el t é r m i n o cultura para lo que se api en
por aquellas que ya estuvieran por delante de ellas). (Para una expo-
de, para las cosas que se necesitan saber con objeto de c u m p l i r l a .
sición de este punto de vista, véase Kroeber, [1948a].) n o r m a s de los d e m á s . Y nos referiremos concretamente a las m a n i
N o nos ocuparemos a q u í de los m é r i t o s relativos de las llamadas festaciones materiales de lo que se aprende como artefactos Cid-
t e o r í a s «evolucionista» e «histórica» de las diferencias culturales. turóles.
Ambas t e o r í a s estaban de acuerdo en que la cultura, en uno u o t r o
La importancia de la d i s t i n c i ó n aparece inmediatamente cuando
sentido del t é r m i n o , se aprende y constituye u n cuerpo de tradicio-
observamos algo como una m á s c a r a de Africa occidental o u n mano-
nes dentro de cualquier sociedad. Sus modernos exponentes e s t á n
j o medicinal de los indios de las llanuras en un museo. L o que
de acuerdo, a d e m á s , en que todas las culturas son m u y complejas,
vemos no es lo que u n indio de las llanuras ve, n i nuestra r e a c c i ó n
incluso entre los pueblos cuyas tecnologías parecen m u y simples pan
es la m i s m a que la de u n africano occidental. Como entidades mate-
los niveles industriales occidentales. E s t á n t a m b i é n de acuerdo en
riales, la m á s c a r a y el manojo medicinal no han cambiado, pero lo
que esta complejidad es una consecuencia directa de la tremenda que son a ojos del espectador depende de su experiencia: de las
potencialidad que proporciona cualquier lengua humana conocida cosas que haya aprendido. Así, vemos que las diferencias culturales
para objetivar y analizar la experiencia y para almacenar y recupe- entre los hombres no consisten simplemente en las cosas que obser-
rar i n f o r m a c i ó n . Sin lenguaje, la capacidad humana para mantener y van, sino en las normas con arreglo a las cuales las observan. Sus
t r a n s m i t i r u n cuerpo de tradiciones s e r í a m í n i m a . Queda, no obs-
16
distintas formas les conducen a crear cosas formadas de manera cla-
tante, cierto n ú m e r o de a m b i g ü e d a d e s , como la que implica el hablar ramente distinta; pero, una vez creadas, estas cosas —las m o n t a ñ a s ,
de la c u l t u r a de una sociedad. los lagos y los r í o s — son rasgos ambientales. C ó m o responden a ellas
los hombres y q u é hacen con ellas indica c ó m o las conciben, q u é
creen con respecto a ellas, c ó m o las valoran y c u á l e s son sus p r i n -
cipios para utilizarlas.
Cultura versus artefactos culturales Los artefactos culturales no se l i m i t a n a los objetos materiales que
producen los hombres. Pueden ser sociales e ideológicos, a s í como
Una dificultad importante radica en no haber sido capaces de materiales. Cada nuevo estado de los Estados Unidos es una c r e a c i ó n
cargar con las consecuencias de que la cultura es algo que se aprende. humana conformada a las normas culturales americanas sobre la
Los a n t r o p ó l o g o s han discutido si la cultura incluye o no las cosas o r g a n i z a c i ó n de estados. De este modo, manifiesta importantes rasgos
que hacen los hombres, a las que normalmente se designa como de la c u l t u r a política americana. Una vez creado se convierte en u n
« c u l t u r a m a t e r i a l » , como herramientas, puentes, caminos, casas y rasgo ambiental que debe tratarse como tal, como saben todos los
obras de arte. Pero los objetos materiales que crean los hombres contribuyentes. Como sugiere este ejemplo, la d i f e r e n c i a c i ó n entre la
no son en, y por sí mismos, cosas que los hombres aprendan. Gracias c u l t u r a y sus artefactos puede ser muchas veces artificiosa. Por
a la experiencia con las cosas que han conseguido sus c o m p a ñ e r o s , los ejemplo, cuando hablamos de la «forma de vida», en u n momento
hombres forman sus concepciones de ellas, aprenden a utilizarlas \ dado puede que estemos hablando de las normas de hacer las cosas
descubren c ó m o hacer las cosas igual que ellos. Lo que aprenden y en el siguiente momento podemos estarnos refiriendo a los dispo-
son las percepciones, los conceptos, las recetas y habilidades nece- sitivos físicos y sociales y la o r g a n i z a c i ó n de las actividades q u e
sarios: las cosas que necesitan saber con objeto de hacer cosas que resultan cuando la gente aplica estas normas para llevar a la práctica
cumplan las normas de sus c o m p a ñ e r o s . E l paralelismo con el len- sus p r o p ó s i t o s . Debemos reconocer que cualquier artefacto cultural,
guaje resulta claro. Gracias a la experiencia de las actuaciones Un una vez creado, puede convertirse en modelo para la c r e a c i ó n de
g ü í s t i c a s de las otras personas, los hombres aprenden una lengua; otros artefactos, s u m á n d o s e su idea a la masa de normas de la cul-
tura. Una e x p r e s i ó n sorprendente da lugar a un c l i c h é del lenguaje;
16. L o s estudios sobre monos muestran que pueden desarrollar y t r a n s m i t í ) los primeros sonetos se convirtieron en el prototipo de una nueva
comportamientos habituales rudimentarios, tales como lavar l a c o m i d a antes de forma literaria^ y las e n s e ñ a n z a s de un profeta se convirtieron en
c o m e r l a y coger termitas metiendo pajas en sus hormigueros y esperando a que
trepen p o r ellas. P e r o é s t a es toda l a complejidad que se encuentra en sus
n o r m a é t i c a . Existe, pues, una relación de feedback entre una cultura
tradiciones.

190
191
y sus artefactos que fácilmente puede confundir la necesaria dlferen tura, puesto que se ocupa d e las pautas c a í actei i s l n a s d e |<>s g u i p o
i i, 11 i < m entre ambas c o s a s . debe reducirse a los f e n ó m e n o s situados en el nivel d e abstiai < i o n d e l
grupo. C ó m o los individuos se relacionan c o n e s t a s p a u l a s \
funciona el proceso del aprendizaje son problemas p r o p i o s di la
El dilema de lo «compartido»-«aprendido» psicología y no de la a n t r o p o l o g í a .
Los que adoptan esta postura necesariamente dan por supin sto
C o n lo dicho anteriormente hemos expresado un punto de vista c ó m o nosotros, los observadores y descriptores individuales de l a s
que s i t ú a la cultura en la mente y el c o r a z ó n de los hombres. P o r s u culturas, aprendemos a distinguir lo significativo de lo no significa
puesto, no podemos ver dentro de las mentes y los corazones. P e í o tivo en el comportamiento que observamos y c ó m o llegamos a com
todos nosotros les atribuimos cosas con objeto de hacer inteligible prender el significado de lo que describimos; pues incluso los b e b a
el comportamiento. Existen algunos científicos sociales y del compor- violistas materialistas m á s estrictos seleccionan lo que recogen y
tamiento, incluyendo varios a n t r o p ó l o g o s , que prefieren no reconocer- hacen suposiciones sobre los significados de las cosas en sus des
lo, por lo menos para fines científicos. Uno no puede simpatizar con cripciones de los acontecimientos. D e s p u é s de todo, los problemas de
sus razones, pues si la cultura está en los entendimientos de los hom- m é t o d o de las ciencias tienen que ver con el modo como los cientí-
bres y si la cultura es algo que comparten o que es c o m ú n a los ficos se relacionan con la materia que estudian. Si la cultura se
miembros de la sociedad, entonces, aparentemente, parece nece- aprende, el problema del m é t o d o es el problema de c ó m o el científico
sario postular la existencia de u n e s p í r i t u colectivo y ver la cultura aprende las culturas con objeto de poder describirlas. La relación del
como algo consistente en lo que los sociólogos franceses han denomi- individuo con la cultura es, pues, crucial para el m é t o d o y la teoría
nado « r e p r e s e n t a c i o n e s colectivas»; o debemos asumir aparentemen- de la a n t r o p o l o g í a cultural.
te que los otros pueden tener alguna clase de c o m u n i ó n mental místi- Esta ú l t i m a o b s e r v a c i ó n indica otra vía para escapar a postulados
ca en la que nosotros, como observadores, somos incapaces de parti- de e s p í r i t u s de grupo y representaciones colectivas. Exige que eche-
cipar. Evidentemente, es equivocado a t r i b u i r por regla general a los mos una mirada c r í t i c a al punto de vista tradicional de la antropo-
procesos mentales de los otros lo que individualmente ninguno de logía de que la cultura pertenece y caracteriza a la comunidad o socie-
nosotros ha sido capaz de descubrir en sí mismo. dad como algo distinto de los individuos (siendo algo c o m ú n a, y com-
Una salida al problema, la adoptada por los materialistas cultura- partido por, los miembros de la comunidad) y al mismo tiempo es
l e s y del comportamiento, consiste en negar la referencia a los en- algo que se aprende. A primera vista se trata de proposiciones incom-
tendimientos en la definición y en la teoría del lenguaje y de la cultu- patibles.
ra. La cultura se iguala con el comportamiento y no con las normas Las personas aprenden en cuanto individuos. Por tanto, si la cultu-
que determinan el comportamiento. Consta de las cosas que vemos ra se aprende, su ú l t i m a localización debe estar en los individuos
hacer a las otras personas y de la pauta e s t a d í s t i c a de los aconte- antes que en los grupos. Si aceptamos esto, entonces la teoría cultu-
cimientos tal como los vemos producirse en una comunidad dada." ral debe explicar en q u é sentido podemos hablar de la cultura como
Desde este punto de vista, desde luego, las comunidades de abejas algo compartido o como propiedad de los grupos, y debe explicar
y de hormigas pueden decirse que tienen cultura, pues existen pautas cuáles son los procesos mediante los cuales se produce tal «parti-
discernibles de comportamiento que caracterizan los acontecimientos cipación». No basta con tratar el problema mediante la simple afir-
que se producen en su interior. Cualquier cosa que sea la responsable m a c i ó n de que la « c u l t u r a c o m p a r t i d a » es una c o n s t r u c c i ó n analítica,
de estas pautas, no obstante, parece transmitirse en gran medida me como han hecho algunos a n t r o p ó l o g o s . Debemos continuar tratando
diante la herencia biológica y no mediante el aprendizaje. Por tanto, de explicar c ó m o esta c o n s t r u c c i ó n a n a l í t i c a m e n t e útil se relaciona
nosotros no reconocemos como culturales estas pautas que se pro con los f e n ó m e n o s humanos, incluyendo los procesos sociales y psico-
ducen entre las abejas y las hormigas. Pero tan pronto como inclui- lógicos que caracterizan a los hombres agrupados. Con este objetivo
mos el aprendizaje como algo esencial en la definición de la cultura,
presente hemos tratado la relación del lenguaje con la sociedad y
nos enfrentamos otra vez con la mente, a menos que reduzcamos
con el individuo, pues la «lengua c o m p a r t i d a » es t a m b i é n una cons-
nuestra c o n c e p c i ó n del aprendizaje a los reflejos condicionados. Pues
t r u c c i ó n analítica. E l punto de vista manifestado en el tratamiento de
los resultados del aprendizaje incluyen conceptos, creencias prefe
este tema es el que seguiremos elaborando en relación con la cultura.
rencias, principios y normas, cosas todas ellas que tradicionalmcnte
asociamos con la mente. Por tanto, puede ser tentador seguir a
aquellos a n t r o p ó l o g o s que dicen que el estudio científico de ía CUl
El problema de la predicción

17. E s t a c o n c e p c i ó n la h a desarrollado Marvin H a r r i s (1964) y proporciona Antes de pasar a considerar el contenido de la cultura, debemos
las b a s e s . p a r a su extenso comentario sobre la t e o r í a a n t r o p o l ó g i c a (1%K) aclarar o t r o punto sobre el que existen frecuentes confusiones. Se

192 193
13. — E L C O N C E P T O DE C U L T U R A
trata de la función de la predicción en las ciencias c u l t ú r a l e \- I I I c a p i t á n , p a i a l a defensa, valora L i s posibilidades t a l i o n i o é l l a s
comportamiento, y se plantea como problema a p a r t i r de la p í e n , u entiende y ordena una maniobra defensiva adecuada. A pesar de ser
l>.u ion p o r el comportamiento y los acontecimientos como al}*" di un experto, su é x i t o en la p r e d i c c i ó n e s t á lejos de ser perfecto, inclu-
t i n t o de l o que la gente aprende, es decir, como distinto d e l a s n o i so dentro de la l i m i t a d a diversidad de posibilidades olcnsivas de
mas de comportamiento y de i n t e r p r e t a c i ó n de acontecimiento*, que dispone el o t r o equipo. Cada bando trata de dar la i m p r e s i ó n
Puesto'que la p r e d i c c i ó n juega u n papel crucial en la v e r i l i i a i i o n al o t r o bando de que regularmente hace determinado tipo de cosas
de la concordancia de las formulaciones científicas, si se adopta I.» en ile terminadas condiciones, y habiendo conseguido que sus oponen-
forma de a p r o x i m a c i ó n de los materialistas behavioristas de que la tes predigan s e g ú n este esquema, procede a e n g a ñ a r l o s haciendo algo
c u l t u r a equivale a l comportamiento, de a h í se deduce que la valide/ distinto. N o se espera u n juego e s t a d í s t i c a m e n t e poco habitual y con
de una d e s c r i p c i ó n cultural depende de su capacidad para pradal b grandes posibilidades de éxito, pero sin embargo no viola las normas
el comportamiento, para predecir lo que la gente verdaderamente de los jugadores en l o que tiene de verdadero fútbol. A l aprender
h a r á en unas circunstancias dadas. E n la medida en que sea posible, a jugar a l fútbol, p r i m e r o hay que aprender las normas del juego,
tal p r e d i c c i ó n es, p o r supuesto, una p r e o c u p a c i ó n humana universal que establecen los l í m i t e s dentro de los cuales es aceptable el com-
Todo e l mundo e s t á comprometido en el juego de predecir l o que s u I portamiento y m á s allá de los cuales no l o es. T a m b i é n hay que desa-
c o m p a ñ e r o s h a r á n o no h a r á n . Pero las personas que operan con r r o l l a r ciertas habilidades físicas para correr, pasar, coger, bloquear
lo que aparenta ser la misma cultura y que se conocen m u y bien y entrar. Por ú l t i m o , se aprenden los juegos ofensivos, que abarcan
unas a otras siguen siendo incapaces de predecir el comportamiento u n conjunto de f ó r m u l a s o recetas normales para ganar terreno
de los otros. L a cultura proporciona u n conjunto de expectativas refe- hacia los tantos, y hay que aprender los juegos defensivos para evi-
rentes a q u é clases de comportamientos son adecuados en deternu tarlo. Los preparadores pueden planear tantas nuevas formas y j u -
nadas situaciones. Pero sólo en situaciones altamente ritualizada , gadas como gusten, mientras se mantengan dentro de las reglas del
donde las opciones adecuadas son m í n i m a s , es posible predecir el juego. Una persona que conozca las reglas puede predecir con gran
comportamiento exacto. A d e m á s , la gente viola de buena gana las exactitud si una determinada jugada o acción s e r á juzgada como
expectativas que proporciona la cultura. Parece evidente, por tanto, que las viola, pero este conocimiento no le capacita para predecir
que l a c u l t u r a no es en absoluto u n instrumento para predecir e l q u é juego concreto se utilizará en una concreta s i t u a c i ó n . Una des-
comportamiento exacto, aunque u n conjunto de normas de compoi c r i p c i ó n v á l i d a del fútbol es una relación de l o que se necesita saber
tamiento como e l de la cultura ayude a hacer el comportamiento m i . para j u g a r l o de forma aceptable y para seguir el juego compren-
predecible de lo que lo sería en o t r o caso. d i é n d o l o ; no busca predecir c ó m o las personas e j e r c e r á n sus opciones
E n este sentido, el ejemplo del lenguaje vuelve a ser pertinente dentro de las normas en todas las situaciones concebibles. Los pre-
Ninguno de nosotros p o d r í a alegar que l a d e s c r i p c i ó n de una lengua paradores, expertos en e l juego, d e s e a r í a n poder hacerlo. Ven pelícu-
puede ser válida c i e n t í f i c a m e n t e sólo en el caso de que prediga COR las de sus contrarios en partidos anteriores con objeto de descubrir
exactitud l o que cualquier hablante de l a lengua pueda decir e n el modelo de posibilidades que caracteriza su estilo de juego dentro
realidad, incluyendo sus errores de la lengua, en respuesta i cual de las normas. Pero cualquiera que presencie por p r i m e r a vez u n
quier e s t í m u l o determinado. Como era evidente en nuestro trata p a r t i d o de fútbol no se interesa p o r tales sutilezas. Quiere saber l o
miento del lenguaje, existen otras cosas a predecir. Una descripi lón necesario para seguir el juego c o m p r e n d i é n d o l o .
c i e n t í f i c a m e n t e válida de una lengua es aquella que nos permití Existen, pues, dos ó r d e n e s de f e n ó m e n o s hacia los que orienta l a
predecir si una e x p r e s i ó n lingüística determinada s e r á o no aceptada p r e d i c c i ó n del comportamiento humano. Uno pertenece al verdadero
por los hablantes de la lengua como conforme a sus normal di comportamiento y el o t r o a las normas de comportamiento. U n sis-
hablar. De forma similar, adoptamos la postura de que una dest rip
18
tema de normas de comportamiento —una cultura— constituye una
ción válida de una cultura como algo aprendido es la que predio ayuda i m p o r t a n t e para hacer predicciones sobre el verdadero compor-
si una acción particular será o no aceptada por aquellos que conoi an tamiento, pero no es del mismo orden que el compor' amiento que
la c u l t u r a como conforme a sus normas de conducta. Tal predii I lón ayuda a predecir. L a c u l t u r a ayuda a la gente a predecir que deter-
es muy distinta de la predicción del concreto comportamiento 0JII minadas clases de comportamientos y de acontecimientos son alta-
de hecho t e n d r á lugar. mente improbables, constituyendo una violación de las normas; y
A manera de ejemplo, piénsese en el fútbol americano. L o s «pie permite que la gente estreche el campo de variaciones probables a
participan activamente en el juego desean predecir tan exai tamentt unas pocas alternativas. N o obstante, dentro de la r e d de expectati
como sea posible q u é es l o que sus contrarios h a r á n en cada jugada vas así conseguida, la p r e d i c c i ó n del comportamiento y de los aconte-
cimientos reales consiste on una exposición p r o b a b i l í s t i c a basada
en los porcentajes observados en una muestra de acontecimientos
18. L a reseña de Chomsky (1959) es especialmente eficaz, como roclia/o <l.
la estricta postura behaviorisra. pasados relativos a dos clases de cosas: l o que verdaderamente ocu-

194 195
r r l ó y si lo que o c u r r i ó se m a n t e n í a dentro de las normas o las vio- La d i s t i n c i ó n que trazamos entre é m i c a y ética en relación con
Inha. Algunas personas e n g a ñ a n con m á s frecuencia que o l í a . , pm el lenguaje es a q u í completamente aplicable. La o b s e r v a c i ó n debe ser
ejemplo. Para los que ya conocen las normas, las reglas del |u< complementada con alguna clase de respuesta colaboradora poi p.u le
é s t a es la clase de p r e d i c c i ó n que tiene i n t e r é s . de aquellos que ya conocen el juego (incluso si sólo es de apmba< mu
E l o t r o orden de f e n ó m e n o s a que pertenece la p r e d i c c i ó n t o n . y d e s a p r o b a c i ó n con movimientos de la cabeza). Una vez sabemos lo
que ver con lo que, de entre las cosas que pueden ocurrir, sería que es significativo y cuáles son las reglas o normas q u e lo detei
aceptable s e g ú n las normas de comportamiento de las personas. La minan, entonces sabemos cuáles son las unidades que debemos tener
p r e d i c c i ó n no se orienta a q u í hacia q u é o c u r r i r á o cuáles son las ñ o r en cuenta para una e s t a d í s t i c a de los acontecimientos. Podremos
mas. Especifica cuáles son las clases de unidades sociales, materiales contar los first down, penalties, off-side, etc., pero p r i m e r o tendremos
y de comportamiento implicadas en los acontecimientos y cuáles son que saber lo que es u n first down, un penalty, etc. E n las ciencias
las limitaciones de las maneras en que pueden ser adecuadamente sociales contamos toda clase de cosas como votos, ventas de dolara
combinadas. E n resumen, es una exposición de definiciones y de y ocupaciones; pero todas estas cosas son unidades significativas
normas. Describir una lengua o una cultura consiste en hacer una en el complicado juego de vivir. No podemos contarlas si no las reco-
e x p o s i c i ó n predicativa de esta ú l t i m a clase. Tanto el lenguaje como nocemos; y antes de poder reconocerlas tenemos que saber las reglas
la cultura, pues, pertenecen al mismo orden de f e n ó m e n o s , siendo y las normas del juego. Para hacer afirmaciones que predigan el
el lenguaje, desde luego, una parte de la cultura, como ha observado comportamiento, p r i m e r o necesitamos saber de q u é . c u l t u r a es ma-
Sapir (1929). 19
n i f e s t a c i ó n dicho comportamiento.

Cultura y unidades de comportamiento


E L CONTENIDO DE LA CULTURA
E n las ciencias que no se ocupan del comportamiento de los orga-
nismos vivos, el observador toma nota tan detalladamente c o m o le
es posible de lo que cree ver. Abstrae las pautas de una muestra de Esperamos que el contenido de la cultura presente un claro pa-
tales recolecciones, formula h i p ó t e s i s sobre la i n t e r r e l a c i ó n de los ralelo con el contenido del lenguaje, siendo un lenguaje en sí mismo
distintos f e n ó m e n o s comprendidos en estas recolecciones y, a p a r t i r una clase de sistema cultural. Vimos c ó m o los estudiosos del len-
de las h i p ó t e s i s , predice q u é o c u r r i r á en u n a s condiciones concretas. guaje se han concentrado sobre las formas del habla (fonología y
Espera a que se produzcan las condiciones o trata de crearlas artifi- m o r f o l o g í a ) y sobre los principios que los ordenan en actuaciones
cialmente e n el laboratorio. Si su predicción se cumple, considera l i n g ü í s t i c a s inteligibles (sintaxis). H a n dedicado mucha menos aten-
que sus construcciones e h i p ó t e s i s se han verificado. Hay v e c e s e n ción al contenido de los sistemas s e m á n t i c o y s i m b ó l i c o . Esta con-
que se pone en c u e s t i ó n la a d e c u a c i ó n de las unidades de observa- c e n t r a c i ó n ha sido una consecuencia de tomar el comportamiento
ción, como cuando no son lo bastante deprimidas. Pero en las ciencias por el objeto de estudio. Tal énfasis hace natural centrarse sobre
del comportamiento, especialmente en las que se ocupan del com- la m o r f o l o g í a y la sintaxis del comportamiento lingüístico y no en la
portamiento humano, la a d e c u a c i ó n de las unidades es u n asunto m o r f o l o g í a y el orden cognoscitivo de los f e n ó m e n o s no-de-comporta-
de crucial importancia. S u p ó n g a s e que usted es el proverbial hom- miento asociados. Pero al considerar el contenido de la cultura,
bre de Marte naciendo un estudio sobre el fútbol americano. Observa debemos tener en cuenta todo el abanico de f e n ó m e n o s —tanto del
varios partidos y toma nota detallada de todo lo que cree que e s t a comportamiento como no del comportamiento— que forman parte de
ocurriendo. Analiza todas las pautas e s t a d í s t i c a s que cree e n c o m i o la experiencia humana y que son objeto de aprendizaje. Con toda se-
en sus anotaciones, pero nunca pide a nadie que le explique el guridad, existen otras clases de comportamiento distintos del lin-
juego. No sabe cuál es su objeto, cuáles son las distintas posiciones güístico que t a m b i é n tienen morfología, sintaxis y significado, como'
del equipo y q u é c o s a s carecen de importancia, c o m o una pelea a e s t á n demostrando los a n t r o p ó l o g o s , pero en una perspectiva m á s
20

p u ñ e t a z o s que se haya desarrollado entre dos jugadores. Usted dea amplia que nosotros debemos adoptar, descubriremos que la cultura
cube toda clases de actividades, pero no el partido de fútbol. contiene otros rasgos, a d e m á s de los observados en el lenguaje.
Viendo la cultura como un producto del aprendizaje humano, una
19. L a i n c l u s i ó n de la lengua dentro de la cultura no se acepta debido a la
considerable a u t o n o m í a que exhiben las lenguas —por lo menos en los sistemas 20. P o r ejemplo, v é a s e B i r d w h i s t e l l (1953, 1970), M . Goodenough (1965), H a l l
f o n o l ó g i c o s , m o r f o l ó g i c o s y s i n t á c t i c o s — con respecto a las otras partes de la (1959), K e e s i n g (1970a) y Metzger y Williams (1963). V é a s e t a m b i é n T u r n e
cultura. L o s sistemas de etiqueta, las creencias religiosas, la t e c n o l o g í a y la (1967. 1969).
o r g a n i z a c i ó n familiar presentan todos ellos similares grados de a u t o n o m í a , por
no decir ciada de los juegos.

196 197
v i / , r e s u m í su contenido como sigue (Goodenough, 1963, pags Las combinaciones de estas categorías —de esta forma i o n este
259): color, por ejemplo— definen otras c a t e g o r í a s de nuestro catálogo d<
formas, tales como harina de avena, barcos y rosas. T a m b i é n cali
1. Las formas en que la gente ha organizado sus experiencias goi izamos los sistemas en que las cosas que distinguimos parecen
del mundo real de tal manera que tenga una estructura como estar mutuamente dispuestas, y los sistemas en que pueden l i a n ,
mundo fenoménico de formas, es decir, sus percepciones y con- formarse cuando cambian sus mutuas disposiciones.
ceptos. Tales c a t e g o r í a s distintas de los f e n ó m e n o s y de los procesos son
2. Las formas en que la gente ha organizado sus experiencias formas conceptuales o ideales. Se distinguen como formas por todo
del mundo fenoménico de tal forma que tenga estructura como lo que nos permite d i s t i n g u i r nuestra experiencia de una a otra, es
un sistema de relaciones de causa efecto, es decir, las proposicio- decir, por un conjunto de rasgos distintivos. Ya hemos visto esto e n
nes y creencias mediante las cuales explican los acontecimientos r e l a c i ó n con el lenguaje, cuyos rasgos distintivos son las variable,
y planean tácticas para llevar a cabo sus propósitos.
perceptibles por las que una forma lingüística se distingue como
3. La forma en que la gente ha organizado sus experiencias
del mundo fenoménico para estructurar sus diversas disposiciones tal de otra. Es m á s difícil encontrar ejemplos procedentes de otros
en jerarquías de preferencias, es decir, sus sistemas de valores aspectos de la cultura porque los esfuerzos por lograr descripciones
o de sentimientos. Estos proporcionan los principios para selec- é m i c a s de las formas culturales a ú n son en gran medida explora-
cionar y establecer propósitos y para mantenerse conscientemente torios. 21

orientado en un mundo fenoménico cambiante. Una c u e s t i ó n importante se refiere a la medida en que la selec-
4. La forma en que la gente ha organizado sus experiencias de ción de rasgos distintos e s t á determinada por propiedades biológica-
los pasados esfuerzos de realizar propósitos repetidos en proce-
deres operativos para realizar sus propósitos en el futuro, es mente construidas de nuestro equipamiento sensorial en contrapo-
decir, el conjunto de «principios gramaticales» de la acción y una sición a la medida en que t a l selección es fruto del azar. E l mundo
serie de recetas para realizar fines concretos. Incluyen los proce- real parece estar lleno de toda clase de discontinuidades que nada
deres operativos para tratar con las personas así como para tratar tienen que ver con nuestra relación sensorial con ellas. Nuestro equi-
con las cosas materiales. La cultura, pues, consta de normas para pamiento sensorial t a m b i é n tiene discontinuidades, de forma que, en
decidir lo que es, normas para decidir lo que puede ser, normas el m e j o r de los casos, sólo puede servir de filtro. Debemos suponer,
para decidir lo que no siente, normas para decidir qué hacer y por tanto, que existen algunas clases de distinciones que los hombres
normas para decidir cómo hacerlo. hacen casi inevitablemente, que perciben como contrastes llamativos,
mientras que otras distinciones sólo pueden hacerse con dificultad o
E l anterior resumen sirve ú n i c a m e n t e como punto de partida. N o no pueden hacerse en absoluto. Entre ambos extremos existen mu-
menciona el lenguaje n i las reglas y las obligaciones sociales. Nada chas distinciones que los hombres pueden hacer fácilmente, pero
dice de las costumbres e instituciones. Pero el énfasis puesto sobre que no se m o l e s t a r í a n en hacer si no hubiera una r a z ó n para pres-
las normas nos s e ñ a l a la dirección que deseamos seguir. Procedere- tarles a t e n c i ó n o para desarrollar la habilidad de hacerlas.
mos, pues, a considerar estos asuntos con m á s detalle en los siguien- Resulta instructivo lo que aprendemos sobre las c a t e g o r í a s del
tes apartados: formas, proposiciones, creencias, valores, reglas y va color. Parece que todos los hombres, al margen de las diferencias
lores p ú b l i c o s , recetas, rutinas y costumbres, sistemas de costumbres, culturales, se inclinan a hacer determinadas distinciones «básicas»
y significado y función. de color, tengan o no palabras en sus lenguas que reflejen estas
distinciones. Con el vocabulario del color, a d e m á s , existe un deter-
minado orden de e l a b o r a c i ó n de las distinciones para las que existen
Formas distintos nombres ( B e r l í n y Kay, 1969). La distinción b á s i c a es e n t r a
blanco y negro ( u oscuridad y luz); a c o n t i n u a c i ó n se a ñ a d e el r o j o ,
Nadie puede tratar cada experiencia sensorial m o m e n t á n e a como luego el verde y el a m a r i l l o (no i m p o r t a su orden), luego el azul,
si fuera ú n i c a , pues en ese caso la experiencia pasada no sería de seguido del m a r r ó n , y por ú l t i m o (en cualquier orden) p ú r p u r a , rosa,
ninguna utilidad para tratar con el presente. Por necesidad, las peí naranja y gris. A d e m á s , si el rojo (o cualquier otro color) es la Únit l
sonas tratan las experiencias presentes como antiguas, distinguiendo c a t e g o r í a verbal aparte del blanco y el n e g r o , de el punto focal d a
entre ellas en la medida en que encuentren útiles tales distinciones. referencia para l o que verdaderamente es m á s r o j o en la tabla de
La forma humana de aproximarse a la experiencia es c a t e g ó r i c a . colores permanece m u y constante a t r a v é s de las distintas culturas
Por tanto, para la organización de la experiencia de cada indi-
viduo es fundamental un catálogo de formas o c a t e g o r í a s formales
21. E l t é r m i n o "etnociencia" se usa frecuentemente con referencia a este
que ha aprendido a distinguir directamente con sus sentidos. Existen trabajo exploratorio. E l lector interesado debe remitirse a R o m n y y D'Aiuliadc
c a t e g o r í a s de color, c a t e g o r í a s de forma, categorías de gusto, e t c é t e r a (1964), T y l e r (1969), B e r l í n y K a y (1969) y Witherspoon (1971).

198
V lenguas. lista constancia multicultural del punto local se d a l . m i mismo vocabulario. I'or l a n í o , la definición formas p u e d e
di- e s t a s
bien para otros t é r m i n o s de los colores. Lo que varía e s el | I n deiivaise de olías lormas que en un lógico o s i s t e m á t i c o
sentido
de variaciones del punto focal que abarca el t é r m i n o que designa a s o n m á s fundamentales o primitivas. Pero a l g u n a s formas r e p r e s e n
u n color. l a d a s en el vocabulario no pueden definirse de esta manera. L o s
Como t a m b i é n muestra el estudio de las c a t e g o r í a s del coloi, la rasgos distintivos mediante los cuales se distinguen solamente pueden
gente no representa en el vocabulario de su lengua todas las discri- indicarse mediante d e m o s t r a c i ó n . Una vez han sido definidas estas
minaciones que puede hacer o que de hecho hace. Existen muchaj lormas primitivas mediante ejemplos, las otras formas pueden defl
cosas familiares en el medio ambiente de cada uno de nosotros, nirse en t é r m i n o s de diversas combinaciones de formas primitivas,
por ejemplo, las cosas que reconocemos inmediatamente al encon- como se representan en la m a n i p u l a c i ó n verbal. Una d e s c r i p c i ó n s i s
trarlas y, en algunos casos, a las que asociamos distintos sentimien- t e m á t i c a de una cultura d e b e r í a empezar adecuadamente por estas
tos, pero para las cuales no tenemos nombres. Las flores silvestres formas primitivas y luego utilizarlas como puntos de referencia para
constituyen u n ejemplo evidente de cosas que para la mayor parte describir las formas m á s complejas derivadas de las distintas com-
de los americanos urbanos carecen de nombres específicos y, aunque binaciones. Esta a p r o x i m a c i ó n es la que tienen presente los antro-
reconozcan diferencias entre ellas, tienen que amontonarlas bajo la pólogos cuando hablan de describir una cultura «en sus propios tér-
extensa etiqueta de «flores». Refinamos nuestras c a t e g o r í a s de nom- m i n o s » y en los de la e t n o g r a f í a émica.
bres de lo que percibimos en la medida en que sirve a nuestros No obstante, la lógica de la d e s c r i p c i ó n , no recapitula la onto-
intereses. Igualmente sucede con las personas. Aprendemos los nom- genia del aprendizaje. Una g r a m á t i c a descriptiva de una lengua, p o r
bres propios de las personas que son importantes y los recordamos ejemplo, que desarrolle paso a paso su relación de f o r m a tan lógica
mientras esas personas c o n t i n ú a n siendo importantes para nosotros como sea posible, no presenta los pasos mediante los cuales la
de alguna forma. A otras no las catalogamos por separado e indivi- gente que aprende la lengua en la infancia llega a una c o m p r e n s i ó n
dualmente; las amontonamos en clases m á s amplias de etiquetas de su g r a m á t i c a . Normalmente aprendemos las formas culturales
é t n i c a s , regionales, nacionales y raciales. de manera gradual, a t r a v é s de una serie de sucesivas fases y refi-
Una lengua, pues, proporciona un conjunto de formas que consti- namientos de la c o m p r e n s i ó n , observando c ó m o responde la gente
tuyen u n código para las otras formas culturales. A l representar el selectivamente, tanto verbal como no verbalmente. E l vocabulario
mismo n ú m e r o de formas que somos capaces de distinguir mediante de su lengua, desde luego, proporciona una lista confeccionada de las
u n n ú m e r o de palabras m á s limitado de nuestra lengua, reducimos distintas respuestas. Es imprescindible aprender la lengua —es decir,
las formas percibidas de nuestra experiencia a u n conjunto m á s aprender a utilizar su vocabulario de forma aceptable— para apren-
amplio de c a t e g o r í a s codificadas (como percibimos m á s colores de der las formas culturales que su vocabulario codifica. Por esta r a z ó n ,
los nombres que tenemos para nombrarlos). Las palabras y las los a n t r o p ó l o g o s ponen el énfasis en la importancia de aprender la
frases almacenadas que utilizamos denotan mucho menos que el lengua local en los estudios e t n o g r á f i c o s . Por supuesto, aprender
abanico total de formas que podemos distinguir y hasta hablar de la lengua no es el ú n i c o medio para aprender las formas culturales.
ellas; pero las c a t e g o r í a s formales que designan sirven como puntos T a m b i é n es esencial la a t e n c i ó n al comportamiento no verbal. Pero,
fijos de referencia en el catálogo de formas con las que nosotros dada la importancia del lenguaje para aprender las formas de una
operamos. cultura, la s e m á n t i c a descriptiva e s t á jugando un papel cada vez
E l repetido uso de estas palabras nos permite aproximarnos a un m á s importante en la d e s c r i p c i ó n cultural. 23

consensus con respecto al abanico de formas que pueden denotar. Tal Los estudios de s e m á n t i c a revelan que las formas culturales de-
es el caso de las formas que hemos llegado a distinguir en el CUrSO signadas por las palabras tienen una o r g a n i z a c i ó n s i s t e m á t i c a en vir-
de nuestra experiencia individual, pero sobre las que no estamos t u d de los sistemas en que se contrastan unas con otras. Cuando
preparados para hablar, y que tienden a permanecer como entidades hablamos de rojo, azul y m a r r ó n , por ejemplo, nos referimos a cate-
privadas, mundos subjetivos, que en algunos casos pueden ser muy g o r í a s perceptivas que se mantienen en inmediato contraste unas
importantes en nuestras vidas emocionales, como revela el análisis psi con otras. Junto con todas las d e m á s c a t e g o r í a s que t a m b i é n se man-
q u i á t r i c o , pero que tenemos gran dificultad en objetivar ante nosotros tienen en inmediato contraste con ellas, constituyen u n dominio se-
m i pm os. 22
mántico, en este caso el dominio designado por la palabra color. Las
Muchas de las formas que e s t á n codificadas en el vocabulario d e c a t e g o r í a s perceptivas representadas por las palabras dulce y agrio
la lengua pueden describirse o definirse mediante otras palabras d e l contrastan con todas las d e m á s del dominio que denominamos gusto,
22. L a experiencia de la primera infancia juega un importante n-l en psu <»
terapia, presumiblemente porque data de una é p o c a en que el aprendí/.u<- d< la 23. U n a buena s e l e c c i ó n de lecturas sobre los progresos en esta zona | |
lengua t o d a v í a es incompleto y la gente a ú n no puede objetivai < i r cx|>ciicn proporciona T y l e r (1969). V é a s e t a m b i é n B u r l i n g (1970), H a m m c l (1965) y Buchlci
cias ante s í m i s m a y, por tanto, tratarlas de forma racional y Selby (1968).

200 201
pero no contrastan directamente con rojo y azul. En respuesta a la tes» biológicas y psicológicas que caracterizan al boinbie en i u a i i l u
pregunta « ¿ E s rojo?», no se responde «No, es agrio». Pero los dos especie.
dominios que designamos como color y gusto contrastan dire< lamente La codificación de las relaciones, a s í como de las formas en el
en un nivel m á s general como categorías m á s amplias de m u s t i a expc lenguaje, nos permite utilizar el lenguaje para expresar, y poi l a n í o
rienda sensorial. Las formas conceptuales representadas por patín- para objetivar ante nosotros mismos, las relaciones que distinguimos
y tío pertenecen, de manera similar, al dominio de las relaciones entre las formas. E n otras palabras, nos permite exponer proposicio-
de parentesco. No presentan un contraste directo con las c a t e g o r í a s n e s como A es una especie de B , X toca a Z, etc. Unas p r o p o s ñ i o n e s
representadas por amigo y enemigo, pero se subsumen con estas dltl se basan en nuestra experiencia de las relaciones, y otras no, pefO
mas en un nivel m á s alto como partes del dominio m á s extenso de ¡ai la capacidad de f o r m u l a r proposiciones nos permite razonar median-
relaciones sociales. Como muestran estos ejemplos, algunos doml te a n a l o g í a s . A l sustituir una categoría codificada por otra, en d i .
nios se designan mediante t é r m i n o s de cobertura específicos, como tintas proposiciones, podemos imaginar nuevas disposiciones de loi
color y gusto, mientras que otros no. No tenemos palabra en inglés mas por a n a l o g í a con las antiguas, disposiciones que en absoluto
para aquel del que son constituyentes inmediatos las c a t e g o r í a s hemos experimentado directamente, como cuando pasamos de la
enemigos y amigo. Las formas s e m á n t i c a s y afines de análisis nos experiencia con flores p ú r p u r a s y sombreros p ú r p u r a s a imaginai
permiten d i v i d i r las palabras que usa la gente y las formas culturales la experiencia de vacas p ú r p u r a s . De este modo llegamos a concebir
que designan según sus respectivos dominios y subdominios. De nuevas formas que no hemos percibido, sino que hemos construido
esta manera se ponen de manifiesto las j e r a r q u í a s de contrastes en
mediante la m a n i p u l a c i ó n de formas ya codificadas. Estas formas
que se ordenan. Estas j e r a r q u í a s se parecen a las j e r a r q u í a s taxonó-
construidas o construcciones mentales puede que resulten tener
micas de la biología, que son en sí mismas ejemplos autoconsciente-
alguna contrapartida en la experiencia posterior —de hecho pueden
mente creados del tipo de orden formal sobre el que hemos estado
i n f l u i r la experiencia posterior— o bien, como los fantasmas y el
hablando. Esta clase de orden parece estar presente en el contenido
é t e r de la física del siglo diecinueve, pueden seguir siendo cosas cuya
formal de todas las culturas.
existencia postulamos, pero que nunca observamos directamente.
Tales ó r d e n e s j e r á r q u i c o s o taxonómicos van en parte explícitos y Del mismo modo, t a l m a n i p u l a c i ó n de las proposiciones nos per-
en parte implícitos en las pautas de contraste entre las formas para mite anticipar el futuro, es decir, describir acontecimientos que toda-
las que hay palabras y expresiones. Tal o r d e n a c i ó n de las formas vía no han ocurrido y que pertenecen a la fantasía. N o podemos for-
culturales no siempre va n i siquiera implícita en las pautas de con- m u l a r p r o p ó s i t o s y metas m á s que en la medida en que anticipamos
traste que descubre el análisis s e m á n t i c o del comportamiento verbal, el futuro, y podemos anticipar mucho, excepto en la medida en que
pero aparece revelada por u n análisis similar del comportamiento no somos capaces de imaginar las cosas. E l proceso de codificación lin-
verbal (Berlín, Breedlove y Raven, 1968). g ü í s t i c a y m a n i p u l a c i ó n verbal que nos capacita para definir pro-
E l análisis s e m á n t i c o revela otras pautas de organización a d e m á s p ó s i t o s complicados y de largo alcance t a m b i é n nos conduce a llenar
de las j e r á r q u i c a s . Se tratan en los trabajos ya mencionados en la nuestro mundo con productos de nuestras i m a g i n a c i ó n . Este poder,
nota 23 y no necesitamos detenernos m á s en ellas. que proporciona el lenguaje como codificador objetivo de la expe-
riencia y al mismo tiempo como cálculo para manejarlo imaginativa-
mente, es el principal factor responsable de la complejidad de las
Proposiciones culturas humanas y de la creciente complejidad y poder del conoci-
miento humano, el f e n ó m e n o que tanto intrigó a los teóricos de la
No sólo distinguimos las formas, sino que distinguimos diversal evolución cultural del siglo x i x . Como ha demostrado la ciencia-fic-
relaciones entre las formas: relaciones espaciales, relaciones tempo ción, lo que imaginamos hoy suele realizarse m a ñ a n a .
rales, relaciones s e m á n t i c a s y simbólicas, relaciones de inclusión, < \ La capacidad del hombre para imaginar —y a t r a v é s de la imagi-
clusión, y subsidiariamente relaciones instrumentales, e t c é t e r a . Abo n a c i ó n , conjurar el futuro y hacer planes sobre é l — da lugar a la
ra no nos preocupan las controversias sobre la medida de la capacidad necesidad de valorar lo que se imagina con respecto a la probabilidad
individual para percibir relaciones mediante los tests de inteligent la o posibilidad de que se realice. Tal valoración adopta dos formas,
Lo que nos interesa es el uso de las formas del lenguaje para desig- l i n a valora el proceso del razonamiento —la lógica— mediante el
nar las distintas c a t e g o r í a s de relaciones que la gente aprende a cual se han trazado las deducciones imaginadas. E l o t r o valora la
discernir. Las clases de relaciones designadas parecen ser llamativa coherencia de la d e d u c c i ó n con la experiencia anterior. Todas las
mente similares de una lengua a otra, a pesar del distinto léxico 0 personas hacen ambos tipos de valoración, a despecho de las diffl
dispositivos gramaticales empleados. Esta similitud es una cuest rencias personales en cuanto a la facilidad con que las hagan. La
importante en lo que se refiere a nuestra capacidad para tradin u d< periencia de los a n t r o p ó l o g o s no conduce a otra conclusión. Por t a n t o ,
una lengua a otra. Esto sugiere muchas cosas acerca de las « c o n s t a n todos los pueblos tienen normas de lógica de algún tipo (tanto si las

202
hacen o no objeto de la a t e n c i ó n consciente) y t a m b i é n tienen ROI pin a n a la aparente c o n t r a d i c c i ó n . Por ejemplo, si alguien nos cuenta
ni.r. e m p í r i c a s para la valoración de la validez de las proposu iones algo contrario a nuestras creencias, suponemos que e s t á mintiendo
No se ha investigado la medida en que estas normas difieren 1 11
<- m a l informado. Cuando nosotros hemos experimentado algo que
las distintas culturas. Los a n t r o p ó l o g o s que han aprendido la lengua 110 encaja con nuestras creencias, podemos suponer q u e fue una
local hasta utilizarla con facilidad y que han descubierto las propo dii ion. Un supuesto normal es que las proposiciones contradn lorias
siciones que son localmente aceptadas como a x i o m á t i c a s , informan pertenezcan a distintos dominios de la realidad y, por tanto, no
que la manera en que razonan otros pueblos y los puntos en que .ni mutuamente contradictorias. Así, muchas personas de T r u k han
se enzarzan discusiones les parecen razonables. C o n s i d é r e s e , por dci idido que existen dos clases de enfermedades, un tipo general p a t a
ejemplo, el siguiente comentario de u n marino micronesio, defendí, n el que la medicina occidental es efectiva y un tipo local del país
do su creencia de que el sol gira alrededor de la tierra (Girschnei, de T r u k que exige r e c u r r i r a la medicina t r u k tradicional.
1913, p á g . 173). Cuanto m á s segrega la gente sus experiencias en dominios inde-
pendientes, mayor es el n ú m e r o de estrategias para la acción que
Me doy perfecta cuenta de que los extranjeros sostienen que
puede desarrollar. Cuanto m á s amplio es el abanico de situaciones
la tierra se mueve y el sol permanece quieto, como alguien nos
ha dicho; pero esto no podemos creerlo, pues ¿cómo podría suce- a que parece aplicable una estrategia, m á s fáciles resultan de afron-
der entonces que por la mañana y por la tarde el sol queme con tar los problemas diarios. Resulta muy atractivo u n postulado que
menos calor que durante el día? Tiene que ser porque el sol se une dominios de la experiencia en o t r o caso separados, haciendo
ha enfriado cuando emerge del agua y hacia el atardecer cuando posible comprenderlos todos en los mismos t é r m i n o s . La c o n s t r u c c i ó n
también se acerca al agua. Y además, ¿cómo sería posible que el de la t e o r í a científica consiste, p o r supuesto, en hacer tales postu-
sol estuviera quieto cuando incluso nosotros podemos observar lados. Pero t a m b i é n es, en todas partes, una c a r a c t e r í s t i c a del pro-
que en el curso del año cambio de posición con relación a las ceso intelectual humano.
estrellas?
Resulta fundamental la c o n s t r u c c i ó n de postulados que raciona-
lizan la experiencia, aclarando sus incoherencias y uniendo dominios
de c a t e g o r í a s m á s amplias, para que tenga lugar u n aprendizaje com-
Creencias plejo. A l construir muchos hechos aislados como derivados de uno
fundamental, la gente tiene la posibilidad de manejar m á s hechos.
Las anteriores consideraciones nos llevan de las proposiciones a Cuando sabemos el « f u n d a m e n t o de la cosa», nos convertimos en
las creencias, es decir, a las proposiciones que se aceptan como cier- s e ñ o r e s de una gran masa de cosas de otra forma discordes y una
tas. No obstante, t a l a c e p t a c i ó n , no se basa tan sólo en la lógica y ú n i c a estrategia global resulta aplicable a un amplio campo de fenó-
en las consideraciones e m p í r i c a s . E l hecho de que la gente sostenga menos. Como consecuencia de esta clase de racionalización humana,
lo que nosotros consideramos una creencia extravagante por razón e l las creencias tienden a ser ordenadas en sistemas coherentes e inter-
que nosotros encontramos e m p í r i c a y lógicamente inaceptables no namente consistentes. Algunas de las creencias concretas de estos sis-
significa que en consecuencia ellos sean «prelógicos» o «infantiles» de temas e s t á n enraizadas en la experiencia diaria y aparecen como
mentalidad. Aceptar una p r o p o s i c i ó n como cierta consiste simple verdades autoevidentes. Otras son deducciones l ó g i c a m e n t e consis-
mente en valorarla de una forma. Puede valorarse por razones empi tentes con ellas. Otras a ú n son postulados que integran las verdades
ricas o lógicas, o bien puede valorarse por una diversidad de ra/<> autoevidentes y las verdades deducidas para que parezcan ser conse-
nes sociales y emocionales. Así, una creencia puede ser sostenida 1
cuencia lógica de los postulados. Estas otras proposiciones que se
pesar de la evidencia e m p í r i c a contraria por razones que no tienen siguen l ó g i c a m e n t e de los postulados unificados son t a m b i é n verda-
nada que ver con su u t i l i d a d para predecir. No necesitamos ir m á s des plausibles.
lejos del c í r c u l o de nuestra propia familia y amigos para demos T ó m e s e como ejemplo la experiencia humana n o r m a l de que las
trarlo. cosas desagradables nos ocurren cuando nuestras acciones han ofen-
Incluso la coherencia lógica y e m p í r i c a tiene su lado emocional, dido a nuestros c o m p a ñ e r o s y que mostrar c o n t r i c c i ó n y expiación
como si alguna clase de «impulso» irracional impeliera a los hombies los predispone de nuevo a nuestro favor. Estas observaciones y las
a buscar la coherencia. Pues, cuando la experiencia conduce a acep proposiciones que se siguen de ellas proporcionan una estrategia
tar como p r o p o s i c i ó n verdadera lo que parece incoherente t o n l«> para mitigar los castigos que en otro caso t e n d r í a m o s que soportar
que ya creía, se sienten molestos. Cualquiera que sean las razones pai .1 T a m b i é n sufrimos muchas otras molestias, muchas veces por razo-
ello, la gente parece impulsada a intentar resolver de alguna manera nes que no podemos percibir con facilidad. Si postulamos la e x i l
la disonancia cognoscitiva resultante, como la denominan l o s p s i c o a tencia de seres invisibles que fácilmente se ofenden, entonces pode-
nalistas (Festinger, 1957). B á s i c a m e n t e , la técnica de r e s o l u c i ó n con- mos entender por regla general la desgracia como castigo a las o f a n
siste en postular una p r o p o s i c i ó n adicional que, si es verdadera. • \ las hechas a otros, y podemos ampliar nuestra estrategia de c o n
204
u n c i ó n y expiación a una técnica que sirva para toda cía d< i Hasta ahora nos hemos centrado en las proposi< ion< que II. van
p l a c í a s . Nos inclinamos a aceptar tales postulados unificadores como a una persona a aceptar una proposición como verdadera sin ronsl
ciertos, porque parecen aclarar muchas cosas. Nos negamos .» p i derar las creencias de los otros. Evidentemente, debemos disimjmu
entre la p r o p o s i c i ó n que una persona concibe privadamente DOMO
en duda su verdad debido al desorden cognoscitivo que se seguiría
de nuestra falla de creencia. cierta y aquella en la que a c t ú a como si fuera cierta. Podemos u<
garnos a comer tomates, por ejemplo, diciendo que son venenosos
Hay otras cosas que t a m b i é n predisponen a la gente a d e t e r m l
nadas creencias. La mayor experiencia y s a b i d u r í a de los ancianos, (como p a r e c í a n creer nuestros antepasados europeos no muy lejano.)
donde las condiciones de vida son relativamente estables, concede sin estar en absoluto convencidos de que en realidad l o sean. O, cuan-
autoridad y credibilidad a las creencias que manifiestan. Actuar con- do estamos enfermos, podemos tomar una medicina respetuosamen-
tra sus consejos lleva, con demasiada frecuencia, al fracaso. Algunas te como ha sido prescrita, aunque en privado dudemos de que
creencias se autodemuestran en que, creyendo que algo es cierto, verdaderamente importe, exactamente igual que podemos r e / a i pl
la gente a c t ú a de tal forma que hace sus experiencias futuras con- diendo lluvia con m u y pocas esperanzas de que sirva para algo
sistentes con sus creencias. E l paranoico, por ejemplo, que cree que Muchas veces actuamos como si s o s t u v i é r a m o s determinadas pro
la gente le es hostil, a c t ú a sobre esta creencia de tal forma que i n - posiciones como ciertas porque pensamos que otros las creen y OS
vita a la hostilidad. Las creencias sobre el c a r á c t e r y los motivos peran de nosotros que actuemos en consecuencia. Hay veces, desde
humanos y sobre la h e c h i c e r í a y la b r u j e r í a suelen funcionar p o r luego, en que una convicción fuertemente sostenida en privado nos
tales sistemas autodemostrativos. Las proposiciones que proporcio- c o n d u c i r í a a actuar de forma contraria a lo que esperan nuestros
nan gratificaciones emocionales t a m b i é n invitan a creerlas. Muchas c o m p a ñ e r o s y en contra de lo que sabemos que ellos creen. Pero lo
creencias religiosas funcionan de esta forma, como t a m b i é n mu- que i m p o r t a para la i n t e r a c c i ó n social coordinada y la mutua com-
chas creencias sobre las personas y su naturaleza. Por ejemplo, si p r e n s i ó n no consiste necesariamente en un compromiso personal
por una parte decimos que todo el mundo, en cuanto seres huma- c o m ú n con la verdad de cualquier conjunto concreto de proposicio-
nos, merece ciertas consideraciones y si, a l mismo tiempo, rehusa- nes —aunque tal compromiso c o m ú n puede ser esencial para c o o p e -
mos mostrar tales consideraciones a algunas c a t e g o r í a s concretas de r a r en algunas clases de e m p e ñ o — , sino el conocimiento por p a r t e
personas, afrontamos el problema de ser culpables de violar nues- de todos de las proposiciones en nombre de las cuales se predican
tros propios principios. Pero si creemos que aquellos cuya humani- las acciones y una a c e p t a c i ó n c o m ú n de estas proposiciones como
dad despreciamos con nuestra conducta no son, d e s p u é s de todo, fundamento para la a c c i ó n . Cuando citamos proposiciones para jus-
completamente humanos, «no hace mucho todavía que han bajado tificar nuestros actos, las estamos tratando como si fueran ciertas,
de los á r b o l e s» o algo por el estilo, podemos tranquilizar nuestras sin tener en cuenta nuestras convicciones personales.
conciencias. Si la creencia fuera distinta, t e n d r í a m o s que afrontar Debemos distinguir, por tanto, entre creencias personales (las
nuestra culpa. proposiciones que una persona acepta como ciertas independiente-
Los factores sentimentales que comprometen a los hombres con mente de las creencias de los d e m á s ) y las creencias declaradas (las
la verdad de las proposiciones concretas nos conducen al reino dé proposiciones que una persona aparenta aceptar como ciertas en su
los valores, que se t r a t a r á a c o n t i n u a c i ó n . Pero es preciso mencio c o m p o r t a m i e n t o públ i co y que cita para defender o justificar sus
nar una cosa. Los fundamentos emocionales del compromiso con acciones ante los otros). Las proposiciones que los miembros de un
cualquier p r o p o s i c i ó n v a r í a n evidentemente de un individuo a Otro. grupo acuerdan aceptar como sus creencias comunes declaradas per-
En el caso de algunas proposiciones, los factores emocionales ptM tenecen al grupo de las creencias públicas. Wallace (1961, p á g . 41) ha
den ser ampliamente compartidos a consecuencia de los problemas observado que si « c u a l q u i e r conjunto de individuos establecen un
comunes que plantea la experiencia c o m ú n , tales como los proble- sistema de expectativas de comportamiento equivalentes, se produce
mas de culpabilidad a que antes nos hemos referido. Pero en ( I la a p a r i c i ó n de una relación organizada. Tal sistema de mutuas expet
caso de otras proposiciones, su valor emocional puede ser muy va tativas puede ser calificado de contrato implícito... La c u l t u r a puede
riado, de tal forma que afecten con fuerza a unos y signifiquen concebirse como un conjunto de modelos regularizados de tales r e í a
poco para otros. Es importante para el sentido de comunidad, sin ciones c o n t r a c t u a l e s » . Los padres y los hijos, por ejemplo, no nOCC
embargo, la tendencia Romana a sistematizar las creencias en el sitan creer personalmente lo mismo sobre Santa Claus para disfru-
curso de racionalizar la experiencia, de tal forma que en todas las tar j u n t o s de las Navidades, pero deben tener comprensiones e q u l
culturas las creencias tienden a estar ordenadas en sistemas. Los valentes de lo que son las creencias p ú b l i c a s con que se juega el
individuos pueden variar mucho en su compromiso personal con la juego de las Navidades y de lo que debe hacerse para darles a p a
verdad de las proposiciones individuales dentro de un sistema de riencia de verdad.
creencias y, no obstante, compartir un compromiso c o m ú n con el
sistema como tal y con sus proposiciones centrales.

20/
206
Valores lienen sentimientos y valores privados similares a los nuestros que
estamos positiva y negativamente orientados en el misino si ntido
En la experiencia humana cada forma va asociada de alguna n í a n o s procura el sentimiento de que todos s o m o s de la misma ( l a s e .
ñ e r a con otras formas. Todos los objetos, personas, p r á c t i c a s y acoíl Cuando vemos que otros escogen como nosotros e s c o g e r í a m o s en cir-
tecimientos del repertorio conceptual de formas de una persona cunstancias similares, sentimos que los comprendemos, incluso po
tienen para él, a este respecto, alguna clase de significado asociativo demos pensar que existe un lazo especial entre nosotros. Tali icn
o s i m b ó l i c o . De lo que nos ocupamos a q u í es de las formas en que timientos son una i m p o r t a n t e c o n t r i b u c i ó n a la solidaridad BOi tal,
la gente asocia las cosas con sus estados sentimentales interiores y el tipo de solidaridad que el sociólogo francés Emile Durkheim llamo
con la gratificación de sus deseos y necesidades sentidas, en otras 24
« m e c á n i c a » por contraste con la « s o l i d a r i d a d orgánica», que se b a s a
palabras, en c ó m o la gente valora las cosas. en la m u t u a dependencia para las gratificaciones de los deseos, y no
Como sabemos, la gente no se l i m i t a a valorar unas cosas posi- en c o m p a r t i r intereses y sentimientos comunes.
tivamente y otras de forma negativa. Los mismos objetos pueden a La experiencia humana, tanto real como imaginaria, e s t á ricamen-
la vez gratificarnos y causarnos dolor. Es probable que las personas, te diversificada. Junto con esta diversificación va la diversificación
que son los principales agentes de nuestras gratificaciones, sean tam- de deseos e intereses. Posiblemente no todos pueden ser satisfechos.
b i é n las principales agentes de nuestras frustraciones: como suele C ó m o llevar al m á x i m o la gratificación y minimizar la f r u s t r a c i ó n se
o c u r r i r que lo sean los padres para los hijos. Por tanto, nuestros convierte en una i m p o r t a n t e p r e o c u p a c i ó n humana. Esta preocupa-
sentimientos sobre las cosas son ambivalentes y conflictivos. C ó m o I no sólo nos conduce a ordenar los deseos e intereses en jerar-
manejar estos conflictos —resolverlos si se puede, v i v i r con ellos si q u í a s d e preferencias, sino que t a m b i é n conduce a una o r g a n i z a c i ó n
podemos— constituye una importante p r e o c u p a c i ó n humana. La gen- de los recursos para la gratificación deseada y a una organización de
te los aborda recurriendo a mecanismos psicológicos como el des- la a. tividad humana con respecto a su utilización. Con la planifica-
plazamiento, la proyección, la s u b l i m a c i ó n y la f o r m a c i ó n reactiva, < ion la p e n t e maximiza la gratificación de sus deseos, y minimiza
lo que puede conducir a creencias que parecen extravagantes y dan las oportunidades de f r u s t r a c i ó n mediante la a c u m u l a c i ó n de recur-
lugar a costumbres de las que resulta difícil entender c ó m o obtiene s o s y **l ahorro de su consumo.
la gente a l g ú n tipo de gratificación, como son, por ejemplo, los ritos U n aldeano de Nueva Guinea, por ejemplo, sabe que sólo puede
dolorosos y peligrosos desde el punto de vista m é d i c o . (Todo esto de jai pasar un determinado tiempo entre las siembras de los huer-
es'tratado con alguna e x t e n s i ó n en W h i t i n g y Child, 1953, y por Goode- t o s si quiere t e n e r un constante abastecimiento de alimentos vege-
nough, 1963, C a p í t u l o 6.) tales. Sabe c u á n t a comida de m á s t e n d r á de conseguir con objeto
La pauta de repetidas gratificaciones y frustraciones en la rela- de apadrinar un festival conmemorativo en honor de su padre di-
ción con las cosas que nos rodean es inevitablemente ú n i c a para funto, y i n . . a l a planearlo con cinco o seis a ñ o s de a n t e l a c i ó n . Dis-
cada uno de nosotros. Por tanto, todo el mundo tiene su propio s i s tribuye su tiempo entre la caza, la c o n s t r u c c i ó n de edificios, el co-
tema de sentimientos personales: las preferencias que g u i a r í a n s u s mercio y la guerra con sus vecinos según le conviene
acciones si se sintiera libre de la sujección social. Y todo el mundo Tal presupuestado!) sólo es posible dentro de un entramado de
tiene el correspondiente conjunto de actitudes privadas o personal, planes establecidos y sus consiguientes rutinas. La catalogación or-
con el que valora las cosas. Cuanto m á s similares sean las condii lo dena la conducta de gran parte de lo que se hace en cada comunidad
nes en que crezcan las personas, es m á s probable que sean similares humana. Este tipo de actividades, en las que la gente pasa la mayor
sus valores privados, en un sentido general, aunque sigan difiriendo parte de su tiempo, y l a s circunstancias en que las desarrollan, cuen-
en gran medida en los detalles. Las personas, en tal caso, experma n tan, con toda seguridad, según el grado en que la planificación y la
t a r í a n muy aproximadamente las mismas cosas de forma muy l i m l rutina resulten gratificadoras. Las comunidades humanas varían en
lar. Pueden acabar clasificándolas de formas distintas en sus jcrai gran medida a este respecto. Sin embargo, la tendencia a catalogar
q u í a s de preferencias, pero h a b r á cierto n ú m e r o de cosas que todos y crear rutinas, en la medida en que hacerlo así compensa, es uni-
consideren positivamente y otro cierto n ú m e r o de cosas que tO versal. Incluso los reclusos ordenan su vida en forma de rutinas
dos encuentren despreciables. La sensación de que las otras personas fijas.
Puesto que la catalogación y las rutinas proporcionan una grati-
ficación de deseos que de otra manera serían incompatibles, consti-
24. "Por deseos... nos referimos a los estados de cosas deseado., y i> •< i tuyen en sí mismas una fuente de gratificación. Adquieren nuevo valor
sidades nos referimos a los medios eficaces para conseguirlos o i n a n i m n lo-.'
(Goodenough, 1963, p á g . 50). V é a s e Malinowski (1944, p á g . 90), que del un l.i positivo al reducir la incertidumbre de la gratificación y aumentar
necesidades como las condiciones necesarias y suficientes para l.i supci viven. • i la confianza en las expectativas. Alivian a la gente de tener que adop-
del grupo m á s bien que como las condiciones suficientes para cons< r«<n i<- tar decisiones a veces difíciles sobre q u é hacer en cada momento y
fines deseados (incluyendo la supervivencia del grupo cuando .<a un luí di
seado).
ayudan a espaciar las actividades de tal forma que maximicen su
209
208

14. — i r os'\ i I'IH di »i i.rt u\


derecho privilegiado de B . ( E l t é r m i n o privilegio suele utilizarse po-
d u . u i . i global combinada. En la medida en que proporcionen esla
pularmente en o t r o sentido para significar el derecho concedido por
clase de gratificaciones, la gente v a l o r a r á positivamente el estable
alguna autoridad que e s t á autorizada para hacer o cambial las i e
< imiento de planes y rutinas dentro de los cuales puede operai ha
glas, como distinto de derecho «divino», «natural» o «inalienable»,
bitualmente. que esa misma a u t o r i d a d tiene la obligación de respetar.) Tanto los
derechos como las obligaciones definen las limitaciones del e o m p o i
tamiento y las prioridades entre las personas con relación a la grati-
Reglas y valores públicos
ficación de sus deseos. Dentro de los límites así definidos e s t á el
campo del privilegio. Aquí las personas son libres, según las reglas,
De la misma manera que los planes son necesarios para regíd.u
de hacer lo que deseen sin considerar los deseos de los otros. Un
y maximizar las gratificaciones de los deseos en competencia dentro
sistema de reglas sociales consiste b á s i c a m e n t e , pues, en una deli
de cada individuo, t a m b i é n son necesarios para regular la competen
n i c i ó n de derechos y de las correspondientes obligaciones.
cia y m u t u a interferencia entre los distintos individuos cuando bus-
La pauta de prioridades que se manifiesta en una masa de reglas
can s i m u l t á n e a m e n t e llevar a cabo sus respectivos p r o p ó s i t o s . Cuan-
sociales representa u n conjunto de valores. En la medida en que las
do no se entrometen en el camino de otro, no hay problemas; pero
personas quieran controlar su conducta de acuerdo con estas reglas,
para la realización de una g r a n d í s i m a parte de sus deseos m á s i m -
demuestran la a c e p t a c i ó n de estos valores, al menos en p ú b l i c o .
portantes, los hombres dependen de la c o o p e r a c i ó n de los otros.
Los valores que se expresan en u n conjunto dado de reglas son,
Muchas veces una persona sólo puede conseguir lo que quiere a ex-
pues, los valores operativos de quienes los sostienen; y son los va-
pensas de otro. Por tanto, cada uno de nosotros siente la necesidad
lores públicos de cualquier grupo social cuyos miembros consideren
de restringir y controlar el comportamiento de los d e m á s y, al mis-
la observancia de estas reglas como u n requisito para la pertenencia
mo tiempo, de permanecer tan libre de restricciones y control como
al grupo. U n individuo puede pertenecer a varios grupos, cada uno
sea posible.
con sus propias reglas y los correspondientes valores p ú b l i c o s , como
La solución de estos intereses comunes en competencia consiste
en el caso de u n americano que sea m i e m b r o activo de la Iglesia
en planificar las gratificaciones de los deseos a t r a v é s de reglas so-
Metodista, del club de campo local y de la Guardia Nacional. E l sis-
ciales o códigos de conducta. Estas reglas determinan c ó m o determi-
tema de valores que escoja como sus valores operativos en u n de-
nadas c a t e g o r í a s de personas pueden actuar en relación con las otras
terminado momento, d e p e n d e r á del grupo que esté operando como
distintas c a t e g o r í a s de personas y cosas. Las reglas, con otras pala-
grupo de referencia.
bras, especifican q u é derechos y privilegios tienen las personas y las
Los valores p ú b l i c o s de u n grupo reflejan de muchas maneras los
cosas socialmente distribuidas. Los niños americanos son introdu-
sentimientos y valores personales de sus miembros. Pero e s t á n con-
cidos por primera vez en este tipo de organización interpersonal en
denados a entrar en conflicto, al menos en parte, con las preferen-
forma de « t u r n o s » . Los a n t r o p ó l o g o s no conocen ninguna comuni-
cias personales. Las personas suelen violar las reglas o tratar de
dad humana que carezca de tales reglas o cuyas relaciones sociales
subvertirlas. Pero no debemos concluir que las exigencias que u n
no puedan ser analizadas como una d i s t r i b u c i ó n ordenada de den
sistema de reglas exige de u n individuo en contra de sus preferen-
chos, privilegios y obligaciones entre bien definidas c a t e g o r í a s de
cias privadas le conduzca necesariamente a querer q u i t á r s e l a s de
personas. A este respecto, en todas partes, la d i r e c c i ó n de los asun-
encima. Pueden ser u n inconveniente en algunas ocasiones, pero en
tos humanos se ordena con referencia a un « c o n t r a t o social» de al-
otras pueden suponer ventajas. Por ejemplo, la incomodidad que u n
guna clase, si podemos tomar prestado el t é r m i n o tan firmemente
hombre debe sufrir en el país de T r u k y en la Micronesia a causa
asociado con la filosofía política de Hobbes, Locke y Rousseau (sobre
de la autoridad de que goza s e g ú n estas reglas el hermano de su
el tema, véase Kendall, 1968).
esposa, se compensa con la misma autoridad de que él goza sobre
Derecho, privilegio y obligación son realmente conceptos éticos
el marido de su hermana. Cambiar las reglas para escapar a su
fundamentales para estudiar la cultura de las relaciones social-
carga es t a m b i é n s u p r i m i r una fuente de ventajas. A d e m á s , aunque
Los a n t r o p ó l o g o s los utilizan t é c n i c a m e n t e según la definición que
nos obliguen a dar a los d e m á s c o m p a ñ e r o s lo que se les debe, nos
les ha dado el t e ó r i c o del derecho Wesley Hohfeld (1919). En las
protegen de ser frustrados por nuestros c o m p a ñ e r o s cuando perse-
relaciones entre dos partes A y B , lo que A puede demandar de B
guimos nuestros propios intereses. Las reglas y los valores p ú b l i c o s
( s e g ú n las reglas) es el derecho de A o el derecho demandado de
que manifiestan son en sí mismos valorados como algo a lo que se
B y corresponde a la obligación de B á A. Lo que A no puede de
puede apelar. La f r u s t r a c i ó n que una persona sufre por su opera-
mandar de B (el no derecho de A) corresponde con el privilegio o
tividad le permite demostrar su ratificación de los mismos, y le con-
cede el derecho legal a ejercer sus privilegios y exigir la aquiescen
25. Para un tratamiento de su u t i l i z a c i ó n como instrumentos a n a l í t i c o s ,
cia de los d e m á s . De este modo, el sistema de reglas concede a todo
v é a s e W. Goodenough (1965) y Kcesing (1970b).

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zación ordinaria de las reglas tiende a plantearlas en t é r m i n o s gene-
individuo u n poder sobre sus c o m p a ñ e r o s , algo que n o e s t á dispuesto rales, dejando de lado las consideraciones adicionales que las COm
a perder aunque deba pagar un elevado COStC pilcan. Aquí se presentan los mismos problemas que cuando la gente
No obstante, n i n g ú n sistema de reglas hasta ahora ideado c o n - trata de describir las reglas gramaticales de una lengua.
cede a todas las c a t e g o r í a s de personas los mismos derechos y obli- Son necesarios detallados y cuidadosos análisis de las reglas para
gaciones con relación a todas las d e m á s c a t e g o r í a s . I n todas partes, obtener los valores que manifiestan. Los proverbios, los m i t o s , las
la p o s e s i ó n o por lo menos algunos derechos y privilegios d e p e n d e n historias y las f á b u l a s t a m b i é n proporcionan testimonios sobre los
de la concordancia con alguna clase de cualificaclón. Existen dife- valores p ú b l i c o s y sobre su a d e c u a c i ó n o falta de a d e c u a c i ó n con l o .
rencias naturales de edad, sexo y función reproductora, tempera- sentimientos privados. Por ejemplo, cuando la gente disfruta con-
mento y actitudes intelectuales. Junto con las concomitantes dife- tando historias sobre h é r o e s embaucadores, cuyas acciones son de-
rencias en habilidad, c o n o c i m i e n t o s , e \ p e i ieut ia y s a b i d u r í a , bastan senfrenadas s e g ú n sus reglas de conducta, suelen estar manifestan-
para garantizar las desigualdades n i la m u t u a dependencia y en el do, entre otras cosas, sus sentimientos personales sobre las reglas.
poder real para realizar o interferir la gratificación de los deseos La ambivalencia de la gente con respecto a las reglas de la so-
de otro. Tales desigualdades tiend. n h.ieeise mayores en las socie- ciedad es responsable en parte de los especiales sentimientos que
dades donde la espet lalizai lón ocupaclonal, y otras, e s t á n altamente asociamos con la m o r a l i d a d . Puesto que, bajo las reglas, debemos
desarrolladas o donde t a m b i é n sirven otros factores para promover sufrir que muchos de nuestros deseos sean frustrados en manos de
complicadas pautas de muí na dependencia. Las desigualdades de nuestros c o m p a ñ e r o s , tenemos fuertes sentimientos emocionales so-
poder real a q u e conducen estas complejidades tienden a encontrar bre nuestros derechos y privilegios. De hecho, lo que hace u n sis-
e x p r e s i ó n en las reglas sociales, cuya forma inevitablemente e s t á tema de reglas es definir para cada uno de nosotros los l í m i t e s de
influida con m a y o i peso poi aquellos que gozan de m á s poder real. nuestra f r u s t r a c i ó n . Dentro de estos l í m i t e s somos libres de buscar
De donde se deduce que en algunas sociedades determinadas cate- las gratificaciones que podamos encontrar e, incluso, de exigirlas.
gorías de personas gozan de m u c h í s i m o s menos derechos y p r i v i - Toda la i r a que constituye la respuesta natural a la f r u s t r a c i ó n y que
legios de los que gozan otras c a t e g o r í a s en el agregado de relaciones con frecuencia tenemos que s u p r i m i r en relación con las exigencias
en q u e o p e r a n I as personas q u e de este modo quedan m á s « d e s p o - que otros pueden hacer legalmente, toda esta rabia suprimida, puede
j a d a s » por las reglas tienen menos incentivos para respetarlas. Ade- liberarse en forma de i r a justa cuando se violan nuestros derechos.
m á s , conforme cambian las circunstancias, la gente gana o pierde Nuestra i r a tiene una cualidad especial que nace del sentimiento de
ventajas dentro de las reglas. Por tanto, existe una continua p r e s i ó n t r a i c i ó n . Puesto que las reglas constituyen la base de las expectati-
de los individuos y de los grupos dentro de la sociedad para modi- vas de la gente con respecto a los d e m á s , se espera que sean respe-
ficar las reglas, como Tanner (1970) ha mostrado en su estudio de tadas. Presentarse a uno mismo como m i e m b r o de una comunidad
los procesos legales entre los minangkabau de Sumatra. La gente o de cualquier otro grupo social es comprometerse a respetar sus
puede estar de acuerdo con el contenido de las reglas existentes, reglas. N o respetarlas es traicionar una confianza. Puesto que las
pero es improbable que e s t é n igualmente comprometidos a mante- reglas frustran, al mismo tiempo que premian, nuestro compromiso
ner este contenido en su forma actual o a aceptar los valores p ú - de mantenerlas significa en algunos sentidos un sacrificio por el que
blicos que manifiesta. E n sus esfuerzos por inclinar las reglas hacia cedemos algo a cambio de alguna otra cosa. En la medida en que
fines conflictivos, incluso puede escoger discrepar en lo que respecta nuestros c o m p a ñ e r o s no cumplen el mismo compromiso, perdemos
a su actual contenido. lo que se s u p o n í a que iba a darnos nuestro propio compromiso. Nos
La gente tiene que e n s e ñ a r las reglas a sus hijos, y t a m b i é n jus- sentimos tentados, por tanto, a quebrantar nosotros mismos las re-
tificar sus propias acciones ante los otros con referencia a las nor- glas cuando vemos que los otros las quebrantan. De esta forma nos
mas y a los valores p ú b l i c o s que entienden que corporizan las reglas. encontramos en un conflicto emocional. Nuestro nuevo compromiso
Pero no podemos esperar que sus formulaciones se a d e c ú e n siempre con las reglas es probable que vaya a c o m p a ñ a d o del r'eseo de una
exactamente con las formas en que responden a las situaciones con- fuerte s a n c i ó n punitiva contra cualquiera que las haya transgredido,
cretas, incluso cuando consideren que su respuesta es conforme a incluso cuando nosotros mismos no f u é r a m o s los perjudicados.
las reglas. Las formulaciones populares suelen ser aproximaciones,
Por tales razones, las fuertes emociones de rectitud y agravio
en el mejor de los casos, de lo que los análisis detallados de las
a c o m p a ñ a n de manera natural al compromiso con una masa de re-
reglas revelan que parecen ser. E n el estudio de la ley no escrita,
glas sociales. La presencia de estas emociones constituye la diferen-
por ejemplo, es necesario analizar la masa disponible de casos ma-
cia entre lo que Summer (1907) distinguió hace mucho tiempo como
teriales —con especial a t e n c i ó n a los casos excepcionales— con obje-
«folkways» y « m o r e s » . Si todas las sociedades humanas e s t á n orde-
to de aprender las cosas que la gente verdaderamente tiene en cuen-
nadas por reglas que especifican los derechos y las obligaciones, no
ta cuando deciden si una determinada acción en una determinada
necesitamos preguntarnos si estas emociones y el tono peeuliarmente
s i t u a c i ó n constituye una violación del derecho de otro. La vcrbali-
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a l . , livo que asociamos con la « m o r a l i d a d » y «bien y mal» debe sei se definen como un conjunto de formas culturales. La disposición
1111 f e n ó m e n o humano universal. Todo orden social necesariamente puede ser material, social o emocional; y la pretendida reorganiza-
contiene dentro de él un orden moral. (Para un tratamiento mas ción debe ser valorada como un f i n en sí mismo, o considerarse ne-
extenso dentro del contexto de la evolución social, véase Goodc cesaria para realizar a l g ú n p r o p ó s i t o m á s lejano.
nough, 1967.)
La c o n s e c u c i ó n de algunos p r o p ó s i t o s es un asunto ad hoc en el
que la gente improvisa conforme va progresando, haciendo uso de
cualquier recurso que tenga a mano. Ello es inevitable cuando la
Recetas
gente afronta problemas para los que no tiene solución previa; pero
t a m b i é n ocurre a s í con frecuencia en los p r o p ó s i t o s simples que
Las formas, las creencias y los valores son los puntos de refe- f á c i l m e n t e pueden realizarse con una diversidad de sistemas. I n -
rencia del comportamiento. E l actor percibe la situación (incluyen- cluso en tales actividades ad hoc, no obstante, las cosas que se hacen
do el comportamiento de los otros) como una disposición o secuencia y el orden en que se hacen se determinan por las creencias de los
de formas interpretables. Los valores que adjudica a estas formas actores sobre los elementos implicados y por las habilidades y hábi-
y sus creencias sobre sus interrelaciones le permiten relacionarlas tos de comportamiento de los actores. Estas creencias, habilidades y
con sus propios estados sentimentales internos. Le ayudan a diagnos-
costumbres imponen restricciones sobre la dirección de una actividad
ticar las causas de sus descontentos y a concretar sus deseos. Sus
incluso cuando la gente e s t á improvisando. Debe haber u n conside-
creencias sobre ellas le proporcionan los fundamentos para determi-
rable lugar para las variaciones dentro de estas restricciones. Sin
nar q u é disposiciones de formas dentro de su situación satisfacerían
embargo, casi siempre existen algunas restricciones de esta clase
sus deseos. Debe tener en cuenta los programas establecidos y las
que dan una estructura global a la dirección de las actividades, pro-
reglas sociales al decidir en el curso de la a c c i ó n que e s t á calcu-
lada, de acuerdo con sus creencias, para lograr las disposiciones ne- p o r c i o n á n d o l e s su o r g a n i z a c i ó n s i n t á c t i c a básica. Desde luego las
cesarias. Una r u p t u r a con el programa o una brecha de las reglas reglas sociales de conducta a ñ a d e n m á s restricciones, prescribiendo
puede parecer el ú n i c o curso posible, en cuyo caso debe sopesar el y proscribiendo las clases de cosas que pueden decirse y hacerse, y
posible costo de tal acción contra el costo de dejar sin cumplirse ese el orden en que se producen.
concreto deseo. Las restricciones sobre el comportamiento, sean impuestas por
la naturaleza y las circunstancias o por las creencias, habilidades,
Decir todo esto no significa que la acción humana logre llegar h á b i t o s y reglas, complican la i m p r o v i s a c i ó n de la actividad, difi-
a u n ó p t i m o de gratificaciones. Todos calculamos mal durante bue- c u l t á n d o l a . Por tanto, la gente desarrolla recetas o f ó r m u l a s para
na parte del tiempo. Los deseos que disimulamos muchas veces nos muchos p r o p ó s i t o s que se repiten. Con ello reducen la cantidad de
llevan a actuar de manera que m á s tarde rechazamos. E l caso es que i m p r o v i s a c i ó n necesaria pero, al mismo tiempo, a ñ a d e n a ú n m á s res-
el comportamiento humano se dirige a realizar p r o p ó s i t o s , sean sim-
tricciones, estructurando m á s la organización sintáctica de la activi-
ples o complejos. Como tal, se orienta por fines-medios y se calcula
dad humana.
con referencia a alguna clase de consideraciones utilitarias, siendo
De hecho, toda receta es la exposición de un conjunto de condi-
en ú l t i m o t é r m i n o la medida de la utilidad el estado de á n i m o inter-
ciones que deben cumplirse si se pretende conseguir un objetivo.
no de la persona —tanto emocional como físico— y no lo que un
Hay requisitos tales como los materiales brutos, las herramientas,
observador estime como sus mejores intereses globales.
las habilidades, el tiempo, el espacio y el personal; y existen requi-
Los p r o p ó s i t o s y los fines son, pues, los que dan cohcreiu la B sitos sobre c ó m o deben organizarse o relacionarse eficazmente. En
la acción; y damos sentido a las acciones de los d e m á s según los algunas recetas los requisitos son muy exactos, dejando muy poco
p r o p ó s i t o s y fines que entendemos que tienen (o les imputamos). En
campo de variación, mientras que en otras existe un amplio campo
este sentido, todo comportamiento significativo es como el compoi
de laxitud una vez que se han cumplido los requisitos. Por ejemplo,
tamiento lingüístico. La p r e t e n s i ó n comunicativa de una real i/ación
una tarea puede requerir un m í n i m o de dos personas para ejecu-
verbal proporciona el centro alrededor del cual se seleccionan Lai
tarla, pero puede ser m á s eficaz hacerla entre tres, cuatro o cinco
palabras y las construcciones gramaticales y se disponen sintáctica-
personas. A d e m á s , para unos p r o p ó s i t o s sólo servirá la madera de
mente en oraciones coherentes. De forma similar, las consecuent Lai
que se pretenden, o los p r o p ó s i t o s de otras clases de comportamieu roble, pero para otros b a s t a r á con cualquier madera dura. La orde-
tos, proporcionan los centros alrededor de los cuales se organizan n a c i ó n de las formas en j e r a r q u í a s t a x o n ó m i c a s , a las que antes nos
s i n t á c t i c a m e n t e en actividades coherentes las personas, las cosas y hemos referido, representa una a d a p t a c i ó n cognoscitiva p r á c t i c a al
los actos. De hecho, una actividad puede definirse como una acción sistema en que los grados de especifidad v a r í a n dentro de las di
o u n grupo de acciones coordinadas que pretende afee tai de alguna tintas recetas.
manera a las disposiciones existentes, de la misma manera (pie estas Los p r o p ó s i t o s para los que están d i s e ñ a d a s las recetas no se re-
ducen a cosas materiales. Muchos de nuestros p r o p ó s i t o s repetidos
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tienen que ver con la gente: convencer a alguien para que nos llaga fiantes, potcncialmcntc m á s productivas o socialmente m á s divertidas,
un favor, conseguir permiso para algo que no tenemos libertad pata intereses que suelen estar en mutua competencia. Tales m ú l t i p l e s In-
liacei por nuestra cuenta, e t c é t e r a . Estas recetas pertenecen al com- tereses en competencia son la causa de que se retenga localinenii
pon.uniento: las formas en que debemos vestir, las formas en que u n gran repertorio de m é t o d o de pesca (recetas), m á s de los que
debemos aproximarnos a los d e m á s , las cosas que debemos y que d i c t a r í a n las consideraciones de eficacia productiva. La gente cam-
no debemos decirles. E m i l y Post y Dale Carnegie son conocidos auto bia de u n m é t o d o a o t r o s e g ú n sus intereses del momento y según
res de libros de recetas para p r o p ó s i t o s de esta clase en los Estado-. p e r m i t a n las circunstancias.
Unidos. Todas las personas tienen recetas para preparar fiestas, para Como nos recuerda el ejemplo de la pesca, las personas tienen
coquetear con el sexo opuesto, para hacer amigos y para hacer ene- intereses distintos y t r a t a n de servir s i m u l t á n e a m e n t e a tantos como
migos. Berne (1964) da muchos ejemplos de las recetas e s t á n d a r e s que pueden a t r a v é s de las mismas actividades. I r de pesca puede ayudar
se utilizan en A m é r i c a en lo que él denomina «los juegos a que juega a realizar, al mismo tiempo, p r o p ó s i t o s dietéticos, recreativos y otros.
la gente». E n la medida en que cualquier receta permite variaciones en su eje-
Algunas recetas has sido totalmente pensadas por adelantado, de- c u c i ó n , la gente puede adaptarla para conseguir t a m b i é n otros pro-
d u c i é n d o l a s de las creencias y comprensiones existentes. A otras se p ó s i t o s . La evolución que sufre una forma establecida de d i r i g i r una
llega a t r a v é s del esfuerzo y el error; se descubren procedimientos actividad repetida, p o r tanto, se debe probablemente a que ha sido
que parecen funcionar, pero no se entiende por q u é funcionan. Cuan- conformada para que sirva a la vez a intereses y p r o p ó s i t o s distintos.
do pensamos que entendemos los principios involucrados, nos senti-
mos capaces de variar la receta según nuestra c o m p r e n s i ó n ; pero
cuando no entendemos los fundamentos, tendemos a adherirnos es- Rutinas y costumbres
clavamente a la f ó r m u l a , esperando cada vez que siga funcionando
como en la ocasión anterior. Si tenemos poco que perder, podemos Deliberadamente hemos hablado antes de recetas que de rutinas
arriesgarnos a experimentar con ella de forma que mejore nuestra o costumbres. La c o m p r e n s i ó n o conocimiento de las exigencias de
c o m p r e n s i ó n ; pero si estamos muy preocupados por el resultado, tra- procedimiento para conseguir un p r o p ó s i t o —es decir, una receta—
taremos de seguir exactamente la receta. De hecho, el comportamien- no debe confundirse con la manera en que las exigencias tienden a
to tiende a a d q u i r i r una cualidad esclava o compulsiva, y en este cumplirse en la p r á c t i c a n i con la regularidad con que se recurre a
sentido a volverse ritualizado, en lo que respecta a los p r o p ó s i t o s concretas recetas entre las diversas alternativas conocidas. Desde
repetidos que suponen gran p r e o c u p a c i ó n emocional para nosotros luego, estas cosas no carecen de relación; pero cuando hablamos
(cualesquiera que sean las razones de la p r e o c u p a c i ó n ) , especialmente de recetas nos referimos a ideas y comprensiones de c ó m o hacer las
cuando no confiamos en nuestra c o m p r e n s i ó n de todo lo implicado. 26
cosas, y cuando hablamos de rutinas y costumbres nos referimos a
Dado que suele ser difícil cumplir los requisitos de una deter- su verdadera realización.
minada receta, la gente se interesa por las oportunidades de apren- Dentro de la laxitud que permite una receta, la gente desarrolla
der nuevas recetas para conseguir los mismos o similares p r o p ó s i t o s . sus propios h á b i t o s de procedimiento y estilo personales de operar;
Sin tener en cuenta la frecuencia con que recurran a ellas, se sien convierte pues en rutina la ejecución de la receta. La receta de
ten m á s seguros si saben recetas alternativas (o tienen acceso a l o . poner la mesa para comer, por ejemplo, exige u n mantel, determi-
servicios de personas con tales conocimientos). Por ejemplo, tener nada clase de platos, vasos y vajilla de plata, y su disposición de
pescado para a c o m p a ñ a r las féculas guisadas de la principal comida una forma determinada. La necesidad física exige que el mantel sea
del día es una seria p r e o c u p a c i ó n de muchos isleños del Pacífico lo p r i m e r o que se ponga, pero la receta no dice nada sobre el orden
E n m i localidad, la gente sabe cierto n ú m e r o de m é t o d o s distintos en el que debe hacerse el resto de las cosas. Sin embargo, cada uno
para coger pescado. Cada m é t o d o o receta tiene sus propias exigen de nosotros tiende a desarrollar su propia rutina habitual para el
cias de equipamiento, habilidad y personal. Cada uno sirve s e g ú n orden en que coloca los platos, la vajilla de plata y los vasos.
en q u é circunstancias y según las clases de pescado. Hay ocasiones Las rutinas de este tipo pueden quedarse en idiosincrasias per-
en que las circunstancias ofrecen pocas posibilidades de elegir el mé- sonales; pero en las actividades que exigen la p a r t i c i p a c i ó n coope-
todo y otras en que se abren distintas posibilidades. A d e m á s , la gente rativa de varias personas, el estilo personal del individuo dominante
prefiere unas a otras, por ser menos arduas, m á s excitantes o desa- puede determinar la manera en que una concreta receta es llevada
a cabo por todos. Las repetidas realizaciones por parte de las mismas
personas d e s e m b o c a r á en un conjunto de mutuas expectativas y de
26. Malinowski (1925) ha argumentado, por ejemplo, que los ritos y conju-
ros mágicos tienden a utilizarse más intensamente en aquellos puntos de los h á b i t o s mutuamente adaptados que pueden estar conformados en
procedimientos tecnológicos en que el control humano sobre el resultado es gran medida por el estilo individual de uno de ellos. Esto es espe-
menos seguro. Para posterior tratamiento, véase Goodenough (1963, págs. 477-478). cialmente probable en las situaciones de aprendizaje, donde los n i ñ o s

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.mi. I K K I I participando con los adultos. Las expectativas resultantes convertidas en rutinas. N o es probable que se desarrollen rutinas de
c o m p o r t a m i e n t o excepto e n relación c o n l a e j e c u c i ó n d e n a c í a s l i a
•.. ((invierten, e n electo, e n parte de la receta —la forma e n n e c i a
bitualea, pero algunas recetas habituales pueden carecer de tales ru-
de realizarla para la actividad en cuestión en el pensamiento de
imas habituales asociadas.
la gente (pie trabaja j u n t a con continuidad. Si una persona trabaja
con distintos grupos en la misma actividad, p e r c i b i r á las distinta! Algunas recetas habituales no se utilizan si las circunstancias
e x p e c t a t i v a s de los diversos grupos como sistemas variantes para rea-
permiten utilizar otras. Aquellas que se prefieren, p e r m i t i é n d o l o l a s
C i r c u n s t a n c i a s , son costumbres fundamentales, mientras que a q u -
lizar la misma receta básica; pero si sólo trabaja con el mismo gru-
po, puede incorporar sus expectativas con respecto a la manera de ilas a las que h a b i t ü a l m e n t e se recurre cuando las circunstancias no
permiten utilizar las recetas preferidas son costumbres secundarlas
realizarlo en su c o n c e p c i ó n de la misma receta. Existe, pues, una
E l estatus de una receta como costumbre no depende de que sea
relación de feedback entre las recetas y las rutinas de comporta-
preferida como el «ideal» a utilizar, permaneciendo iguales las de
miento para ejecutarlas.
m á s cosas, sino de que sea la que h a b i t ü a l m e n t e se utiliza (y poi
Es probable que las personas que trabajan unas con otras en cier-
tanto que se espera utilizar) en u n conjunto dado de condiciones,
to n ú m e r o de actividades distintas, siguiendo distintas recetas, lleven incluyendo las condiciones que impiden recurrir a las recetas prefe-
sus h á b i t o s mutuamente ajustados de una actividad a las otras, en la ridas en otro caso. Es importante s e ñ a l a r que la gente de dos co-
medida en que las recetas lo permitan. De este modo, sus mutuas munidades puede conocer muy aproximadamente las mismas recetas,
expectativas se generalizan, dando un estilo global a los sistemas con pero tener distintas costumbres en lo que respecta a su utilización.
que se hacen muchas cosas distintas. Como estas expectativas tie-
nen u n efecto de feedback en las recetas, se convierten t a m b i é n en Puesto que las costumbres consisten en recetas y rutinas a las
parte de las normas que sirven para hacer una serie de cosas dis- que l a gente recurre regularmente para p r o p ó s i t o s repetidos, la mis-
tintas. Las distintas recetas a que se aplican estas normas generali- ma gente se adapta o h a b i t ú a a ellas y adquiere habilidad en su rea-
zadas constituyen ahora una clase diferenciada de recetas con una lización. De este modo, las costumbres adquieren u n valor superior
al derivado de su eficacia en relación con los p r o p ó s i t o s para cuya
o r g a n i z a c i ó n s i n t á c t i c a m á s estructurada de lo que es necesario para
c o n s e c u c i ó n han sido d i s e ñ a d a s . La gente se compromete a hacer
cualquiera de ellas por razones puramente técnicas. Tales desarro-
las cosas a que está acostumbrada y que, por tanto, le «llegan de
llos son evidentes en la organización social del trabajo, por ejem-
f o r m a n a t u r a l » . Este compromiso puede llevarlo a exigir que se uti-
plo, donde circulan de una actividad a otra las mismas expectativas
licen recetas y rutinas concretas como parte de sus normas de con-
para dar ó r d e n e s , iniciar el trabajo, coordinar los esfuerzos, distri-
ducta. Cuando esto ocurre, una costumbre refleja una obligación so-
b u i r las tareas y responsabilidades, remunerar el trabajo y manifestar cial y no solamente u n h á b i t o . Encontramos a q u í de nuevo una con-
aprobación y desaprobación. s i d e r a c i ó n de la d i s t i n c i ó n que hizo Summer (1907) entre costum-
A diferencia de las rutinas, que nacen de los h á b i t o s en ejecutar bres que son « m o r e s » y aquellas que son «folkways».
recetas concretas, las costumbres tienen que ver con los h á b i t o s de
escoger entre las posibles recetas y posibles rutinas desarrolladas. Una vez se ha establecido una costumbre, los requisitos para po-
Cuando la gente tiene que reunirse y discutir cuál de las posibles nerla en ejecución se convierten en una restricción que afecta a la
recetas o de las rutinas conocidas utilizará en una ocasión dada, n o forma en que las otras recetas y costumbres pueden adoptar con
p u e d e decirse que ninguna de las recetas n i de las rutinas constituya
facilidad. La forma de las costumbres existentes sirve para l i m i t a r
una costumbre en t a l o c a s i ó n . Una costumbre, pues, es una receta o la forma de las otras costumbres y para l i m i t a r cuáles entre las re-
una rutina para realizar una receta a la que se recurre regularmente, cetas alternativas conocidas puede fácilmente hacerse habitual. La
forma de una costumbre no puede comprenderse ú n i c a m e n t e , por
p e r m i t i é n d o l o las circunstancias, con preferencia a otras posibles re
tanto, con respecto a los p r o p ó s i t o s que pretende servir. T a m b i é n
cetas o rutinas. Las costumbres nacen cuando la elección de recetas
debe interpretarse a la luz de las otras costumbres con las que
o rutinas para ocasiones concretas ya ha sido convertida en rutina
coexiste, sus posibles efectos sobre ellas y los posibles efectos de
Debemos s e ñ a l a r que la c o n v e r s i ó n en rutina sólo puede reta lo
ellas sobre ésta. De este modo, se nos vuelve a recordar que una
narse con la elección de las recetas y no con la manera de su ejecu i n t e r p r e t a c i ó n u t i l i t a r i a de una costumbre debe tener en cuenta su
ción. De este modo, existen recetas habituales para cavar pozos en eficacia neta con respecto a todos los otros p r o p ó s i t o s que la gente
una comunidad donde sólo se necesita cavar un pozo una v e / cada t a m b i é n tiene y que intenta llevar a la p r á c t i c a a t r a v é s de las otras
diez a ñ o s o así, y pueden haber expectativas establecidas sobre c u á l costumbres.
de las recetas se utilizará en unas condiciones determinadas; pero
es improbable que existan rutinas establecidas para cjecutai estas Evidentemente, algunos p r o p ó s i t o s repetidos tienen prioridad so-
recetas, dada la poca frecuencia con que se cavan pozos. Por el con- bre los d e m á s . Las recetas que son eficaces para realizar l o que la
trario, dado que se realizan con frecuencia, es probable que las gente considera sus necesidades b á s i c a s para supervivencia y SUS
recetas habituales para preparar el alimento básico estén altamente exigencias b á s i c a s para la vida social es mucho m á s probable que

218 219
se conviertan e n habituales, a expensas de o t r a s recetas para ivali ( t i n t a n d o algunos rasgos en c o m ú n ) , rasgos complementarios (no
zar p r o p ó s i t o s distintos, y estas ú l t i m a s es menos probable q u e se teniendo n i n g ú n rasgo en c o m ú n ) y en vinculación instrumental (sicn-
conviertan en habituales a expensas de las primeras. Otras conside d o el p r o p ó s i t o de u n a receta preparar los materiales o crear el es
c e n a i io p a r a o l r a receta).
i aciones t a m b i é n determinan la factibilidad y dificultad relativa t o n
que las formas de una receta habitual puede adaptarse mutuamente. La vinculación instrumental impone claramente restricciones so-
Incluyen la medida con que las recetas requieren el consensus social, b i e el o r d e n temporal o p r o g r a m a c i ó n de las actividades. Las recetas
la inversión en aprendizaje y habilidades que la gente ha hecho en totalmente complementarias, por otra parte, pueden realizarse al mis-
ellas, a s í como la clase de intensidad de i n v e r s i ó n emocional. Toda- ino tiempo, puesto que no suponen s u p e r p o s i c i ó n de materiales,
vía no sabemos q u é peso tienen estas consideraciones en r e l a c i ó n habilidades, personal, etc. No obstante, cuando las recetas tienen
con las d e m á s o c ó m o sus respectivos pesos cambian con las cir- a l g ú n rasgo en c o m ú n , existe t a m b i é n la necesidad de su orde-
cunstancias. Las t e o r í a s referentes a la p r i m a c í a de la tecnología y n a c i ó n s i s t e m á t i c a . Las posibles clases de orden se complican con
las distintas formas en que se superponen los rasgos. E n la medida
de las consideraciones materiales sobre los intereses sociales y hu-
en que dos recetas requieren los mismos materiales brutos, habili-
manos (por ejemplo, White, 1949) sólo proporcionan una b u r d a
dades, marcos y personas, tienden a estar en competencia. La pro-
a p r o x i m a c i ó n a lo que parece ser una i n t e r a c c i ó n m u y complicada
g r a m a c i ó n , como vimos en relación con los deseos en competencia,
de intereses en competencia. A veces los hombres escogen m o r i r
es una evidente s o l u c i ó n a este problema. De este modo, las ocasio-
antes que comprometer creencias o p r á c t i c a s habituales que tienen
nes para ejecutar las recetas se hacen complementarias. Si una
poco que ver con la supervivencia física, pero a las que, por otras receta permite una alternativa m á s amplia en cuanto a las materias
razones, se sienten emocionalmente comprometidos (una o b s e r v a c i ó n primas, los escenarios, etc., que otras, puede convertirse en habitual
que nos recuerda cuan complicado es, en realidad, el asunto de las u t i l i z a r la p r i m e r a receta en aquellas alternativas en que no pueda
prioridades). usarse la ú l t i m a , convirtiendo a s í en complementarias las que eran
recetas superpuestas en u n principio. T a m b i é n puede o c u r r i r que
las dos recetas tengan exigencias de procedimiento comunes, de t a l
Sistemas de costumbres f o r m a que una ú n i c a ejecución de los procedimientos comunes fo-
mente s i m u l t á n e a m e n t e los p r o p ó s i t o s de ambas. Motivos de eficacia
Ya hemos visto c ó m o el desarrollo de las habilidades y la nece- pueden hacer que la realización de una actividad de este tipo sea la
sidad de c o m p a r t i r las expectativas, cada una a su manera, servían o c a s i ó n propicia para realizar t a m b i é n la otra. Si para sacar dinero
para comprometer a la gente con determinadas recetas y rutinas del banco, comprar comida y sacar libros de la biblioteca tenemos
m á s bien que con alternativas conocidas. E l compromiso parece i r que i r a la ciudad, por ejemplo, es probable que combinemos las
implicado en el proceso que ordinariamente denominamos institu- ocasiones de estas distintas actividades, permitiendo que u n viaje a
cionalización, pues normalmente tenemos presente que una receta o la ciudad sirva para todas. De manera similar, si se necesita el mis-
rutina ha sido establecida como una cosa que se espera hacer y, con mo personal para conseguir que se hagan distintas clases de tra-
el creciente grado de institucionalización, como la cosa necesaria y bajos, puede encajarse su movilización de manera que coincidan
moralmente adecuada a hacer. E l mutuo ajuste de las recetas y las con las ocasiones en que se necesite realizar m á s de uno de estos
rutinas refuerza en gran medida el compromiso con ellas y de ahí trabajos. Las recetas para distintos p r o p ó s i t o s repetidos suelen ajus-
que se vayan institucionalizando, pues ello conduce a organizar sis tarse donde es posible la flexibilidad, para facilitar tales fusiones o
temas cuyas distintas costumbres componentes e s t á n tan ajustadas fusiones parciales de lo que en otro casi s e r í a n actividades separadas.
entre sí que al cambiar una de ellas se interrumpe el funcionamiento
de todas las d e m á s . E l llamado efecto de cambio en cadena ha sido Tales fusiones, a s í como las relaciones instrumentales y comple-
bien documentado en muchas sociedades (véase, por ejemplo, Spi- mentarias de las recelas, afectan al desarrollo de los programas ha-
cer, 1952). Una c o m p r e n s i ó n de la organización s i s t e m á t i c a de las bituales para la realización de las actividades. La gente trata de
costumbres puede revelar mucho sobre la estructura de las. institu disponer las cosas para que sea posible e m p e ñ a r s e en tantas acti-
ciones, así como sobre los procesos de cambio cultural y social. vidades gratificadoras como sea posible en intervalos m í n i m o s . Las
Hemos visto que una receta habitual contiene variedad de ras- disposiciones complementarias de los rasgos de las recetas (como
gos, incluyendo cosas como los materiales brutos, las herramientas, ocurre con la división del trabajo y de las habilidades) contribuyen
de forma importante a este f i n , como lo hace la utilización de los
las habilidades, las operaciones específicas, las exigencias de tiem-
rasgos superpuestos para la fusión de las actividades en rutinas ha
po y espacio, las exigencias de personal y las ocasiones para la rea
bituales eficaces.
lización. (Para un catálogo y un tratamiento m á s completos, véase
Goodenough, 1963, p á g s . 324-331.) Las distintas recetas se mantienen Por supuesto, existen límites a las posibilidades de engranaje da
en diversa relación entre sí, tales como las de rasgos superpuestos las recetas habituales en programas y fusiones. E l cambio de las I 1]

220 221
pueden conseguirse fácilmente los fines v a l o i a d o s , las I I I S I H I K
1 1111-.1 ¡as afecta a la disponibilidad de r e c u r s o s materiales, peí
.i 11* tienden a cristalizar alrededor de los puntos en que los rasgos de
sonal y habilidades, y restringe o expande de forma diversa las posi- las recetas se superponen y donde la dirección de las actividades
bilidades de utilizar determinadas recetas. Las consecuencias pue puede fusionarse fácilmente. La organización del trato inleipi i o n a l
den ser la r u p t u r a de los programas muy complejamente estructura- y la c o n s t i t u c i ó n de los grupos sociales tienden especialmente a «.« i
dos. La gente necesita recetas alternativas y programas alternativo, institucionalizados. Compartir las expectativas es tan esencial pata
con objeto de realizar sus p r o p ó s i t o s a d a p t á n d o s e a u n mundo i m . la d i r e c c i ó n de todas las actividades que exigen c o o p e r a c i ó n c i i i n
table. Pero el tiempo y la energía necesarios para aprender procedi- distintos individuos que la gente se encuentra sometida a gran pie
mientos alternativos y para desarrollar habilidades alternativas dis- sión para reducir los modos alternativos de organización social a un
minuye el tiempo y la e n e r g í a disponibles para otras actividades que m í n i m o y, donde existen las alternativas, a comprometerse con una
gratifican de manera m á s inmediata. Cuantas m á s alternativas e s t é de ellas como la forma establecida de hacer las cosas. Por e j e m p l o ,
la gente preparada para adoptar, m á s difícil le r e s u l t a r á disponer ¿ p a r a q u é estructurar de distintas maneras la r e l a c i ó n dirigente-
sus cosas social y materialmente para poder realizar cualquiera de seguidores de cada actividad si una sirve eficazmente para todas?
ellas con facilidad y eficacia. Por el contrario, cuanto m á s perfecta- Los grupos fijos de una comunidad, tales como las familias, los cla-
mente p e r m i t a n las circunstancias que la gente siga u n conjunto nes, las c o m p a ñ í a s militares y comerciales, y otras asociaciones per-
de recetas y u n programa de actividades, m á s libres e s t a r á n para manentes, tienden todos a ordenarse internamente s e g ú n principios
acumular las necesarias materias primas y las herramientas, para similares y similares pautas de relaciones de roles. Sucede a s í hasta
desarrollar las concretas habilidades requeridas, y para organizar t a l p u n t o que en gran medida lo damos por supuesto. De hecho, pa-
el personal en grupos adecuadamente fijos. Por tanto, en la medida r e c e r í a e x t r a ñ o tener lenguas completamente distintas para las dis-
en que las condiciones lo permiten, la gente se confía a recetas y tintas actividades en que participamos y distintas normas de con-
programas concretos. Como hemos visto, su mayor familiaridad pos- ducta para cada receta que necesita c o o p e r a c i ó n social. Los prin-
t e r i o r con estos programas y recetas sirve para reforzar a ú n m á s cipios y las pautas de organización y prioridad que se repiten y ligan
esta confianza. las recetas y las instituciones les dan coherencia y u n orden estruc-
Cuanto mayor es esta confianza, menos gente se preocupa de turado en el sistema mayor. Estos principios y pautas t a m b i é n dan
mantenerse dispuesta y capaz para r e c u r r i r a alternativas. E n vez c a r á c t e r individual a tales sistemas globales, el tipo de calidad que
de esto, cada vez se ocupa m á s en disponer su mundo de f o r m a R u t h Benedict (1934) p r e t e n d i ó dilucidar como « p a u t a s de c u l t u r a »
que no se plantee la necesidad de alternativas. Las recetas, los de- y que M o r r i s Opler (1945) p r e s e n t ó en t é r m i n o s de «temas» cul-
p ó s i t o s de materiales, las disposiciones sociales y los programas a turales.
que la gente se confía adquieren cada vez m á s un valor como fines
en sí mismos. La gente exige de los d e m á s que adquieran el cono-
cimiento y las habilidades necesarias para realizar estas rutinas. Exi-
gen la c o l a b o r a c i ó n de los d e m á s en su realización y prohiben el Significado y función
comportamiento que se interfiera en ellas o que ponga en peligro
las disposiciones y los materiales acumulados de que depende la
realización de estas rutinas habituales, invistiéndolas de r e c t i t u d Hemos hablado de las recetas como f ó r m u l a s para realizar pro-
moral e incluso de santidad. De este modo, el progreso que l l e n a p ó s i t o s y gratificar deseos. Hemos observado el conflicto de deseos
al engranaje de las costumbres en organizaciones complejas de acti- y la consiguiente necesidad de programas y prioridades. Y hemos
vidades humanas y relaciones sociales proporciona incentivos huma- considerado c ó m o la tendencia humana a llevar al ó p t i m o las grati-
nos para mantener las costumbres y las disposiciones existentes c a ficaciones de los deseos lleva a la gente a ajustar sus rutinas y pro-
paces de continuar las operaciones con eficacia. Los procedimientos gramas habituales entre sí en sistemas altamente organizados e ins-
habituales y los dispositivos fijos en los que los miembros de una titucionalizados. En todo esto hemos aceptado como a x i o m á t i c o
comunidad han depositado tal confianza conservadora puede decirse que el comportamiento humano es intencional y que las consecuen-
que constituyen las instituciones de esa comunidad. 27 cias de las acciones pasadas, relativas a los p r o p ó s i t o s de la gente,
Puesto que desarrollan en favor de la creciente eficacia con que afectan a la forma en que la gente valora las cosas y las decisiones
que se adoptan con respecto a futuras acciones. N o obstante, debe
27. E s t a d e f i n i c i ó n es coherente con la de Talcott Parsons (1951, p á g . 39). decirse, que los mismos axiomas subyacen en la t e o r í a e c o n ó m i c a
Algunos escritores utilizan el t é r m i n o " i n s t i t u c i ó n " en un sentido algo distinto de la utilidad y en la teoría psicológica del aprendizaje. La preocu-
Así, "una i n s t i t u c i ó n es un grupo de personas" s e g ú n Coon (1962, p á g . 3). V é a s e
t a m b i é n M a l i n o w s k i (1944, p á g s . 52-54), que u t i l i z ó m u c h o " i n s t i t u c i ó n " en el
p a c i ó n por las consecuencias y sus efectos sobre el comportamiento
sentido de f ó r m u l a consuetudinaria y la rutina o las rutinas habituales aso futuro t a m b i é n se reflejan en el concepto de función, que ha sido
ciadas.
223
222
desarrollado dentro de la a n t r o p o l o g í a en los sentidos algo d i s t i n t o - , con relación a cierto n ú m e r o de intereses y p r o p ó s i t o s (usos) distintos
poi Mullnowtfki (1944) y Radcliffe-Brown (1935). 28
a la vez. Unos son p r o p ó s i t o s de los que los participantes son « m e ,
Según Malinowski, las costumbres y las instituciones nacen en cientcs y que e s t á n dispuestos a a d m i t i r . Otros p r o p ó s i t o s < i n l c i . s«
respuesta a las necesidades humanas b á s i c a s —tales como las de pueden ser tales que la gente no admita tenerlos, ni siquiera para
comida, sexuales y de refugio— y las d e m á s necesidades que puedan ellos. Por ejemplo, la gente parece ser inconsciente de las preocupa
derivarse de la vida social. Observar c ó m o las costumbres y las insti- (iones emocionales que la atraen a los juegos, especialmente cuando
tuciones satisfacen estas necesidades es lo mismo que examinar su se trata de devotos o «adictos» a determinadas clases de juegos
función. E n otras palabras, Malinowski ve las costumbres y las (Roberts y Sutton-Smith, 1962). Lo mismo sucede en gran parte del
instituciones como cosas que funcionan para resolver los repetidos comportamiento r i t u a l (Whiting y Child, 1953; E. Goodenough, 1965;
problemas de la vida. W . Goodenough, 1966; Spiro, 1967).
Radcliffe-Brown y sus seguidores adoptan la filosofía como su Todo el abanico de p r o p ó s i t o s e intereses a cuyo servicio la
modelo. Considerando la sociedad como u n organismo cuyas distin- gente asocia, consciente o inconscientemente, una p r á c t i c a habital,
tas partes contribuyen, cada cual a su manera, a continuar la exis- reciben u n significado o valor positivo para ellos. A l mismo tiempo,
tencia del todo, definen la función de una costumbre o i n s t i t u c i ó n los intereses y las preocupaciones que no se sirven y que incluso se
como su c o n t r i b u c i ó n a la existencia o mantenimiento de la sociedad sacrifican dan a la p r á c t i c a habital u n significado o valor negativo.
como una entidad integrada. De este modo, el significado y el valor tienen valencias tanto posi-
Tanto en los usos de Malinowski como de Radcliffe-Brown, la tivas como negativas. La gente suele ser ambivalente sobre sus cos-
función tiene que ver con c ó m o las costumbres y las instituciones tumbres. Significado y valor, pues, tienen que ver con la forma en
se relacionan con a l g ú n sistema mayor de partes interconectadas, que la gente siente que las costumbres se relacionan personalmente
aunque cada uso pone el acento en distintos aspectos de lo que po- con ellos, con sus deseos y preocupaciones, cualesquiera que sean,
d r í a m o s llamar la ecología global de las costumbres. Ambos usos incluyendo sus deseos y preocupaciones sobre la sociedad como con-
coinciden en poner el énfasis en el efecto de las costumbres y las j u n t o . Cuando las circunstancias cambiantes alteran la experiencia
instituciones sobre los requisitos de supervivencia de los sistemas de la gente sobre los efectos que sus costumbres tienen sobre ellos,
asociados: el sistema psicobiológico humano en el caso de Malinowski los significados y valores de estas costumbres t a m b i é n c a m b i a r á n .
y los sistemas de comportamiento social en el caso de Radcliffe- Es en este sentido que los efectos se r e t r o a c t ú a n en la definición
Brown. de los p r o p ó s i t o s y en la valoración de los medios habituales, te-
Dada la forma en que los efectos percibidos r e t r o a c t ú a n (feed- niendo como consecuencia una nueva disposición de l o que son las
back) sobre la e s t r u c t u r a c i ó n de los deseos y sobre la definición de costumbres primarias y secundarias y la elevación de nuevas recetas
los p r o p ó s i t o s , a veces es tentador suponer que la c o m p r e n s i ó n de al estatus de habituales. E n esta medida, la función de una costum-
los efectos de una costumbre (su función) t a m b i é n explica la r a z ó n bre (tanto en sentido del t é r m i n o de Malinowski como en el de
de ser de la costumbre y, por tanto, su causa h i s t ó r i c a u origen. Pero Radcliffe-Brown) puede considerarse como algo que ayuda a explicar
las cosas no son tan sencillas. Por tanto, a q u í , en el tratamiento del su existencia como costumbre, pero sólo en este sentido (Spiro, 1966).
desarrollo de las costumbres no hemos puesto el énfasis en los ver- Por supuesto, es muy difícil analizar las costumbres con respecto
daderos efectos de las costumbres sobre la gente y la sociedad, sino a los p r o p ó s i t o s que la gente pretende realizar mediante su utiliza-
en los p r o p ó s i t o s o efectos intencionales para los que se utilizan ción y con respecto a la satisfacción y la f r u s t r a c i ó n que la gente
las costumbres. Y al hacerlo no nos hemos preocupado de la natura- asocia con ellas y que les aportan su significado y valor. Las inter-
leza de los p r o p ó s i t o s o efectos intencionales. No nos i m p o r t a si pretaciones de las p r á c t i c a s habituales que pretenden hacerlo, tal
implican la c o n s e r v a c i ó n o la d e s t r u c c i ó n de la sociedad, pues la como las interpretaciones de sentido psicoanalítico de los s í m b o l o s
gente tiene recetas habituales para suicidarse, cuando es eso lo que y ritos religiosos, suelen ser poco covincentes. Uno de los m á s i m -
quieren hacer, a s í como paar tratar la enfermedad, satisfacer el portantes desafíos a que se enfrentan las ciencias sociales y del
hambre y socializar a los n i ñ o s . Por esta razón, hasta este momento comportamiento consiste en procrear m é t o d o s para hacer tales in-
hemos evitado hablar de función, siguiendo a L i n t o n (1936: 404) terpretaciones de forma convincente. Que las interpretaciones que i m -
en cuanto a distinguir entre el «uso» de una costumbre y su función. plican motivos y p r o p ó s i t o s humanos sean difíciles y e s t é n llenas de
~ Hemos observado que es probable que lo que evoluciona como re- peligros no nos permite, no obstante, descalificar el papel crucial
ceta habitual o disposición institucionalizada haya sido conformado del p r o p ó s i t o humano en la teoría de la cultura.
Desde luego, es probable que la p r á c t i c a de una receta habitual
28. Para revisiones del concepto de función, véase Firth (1955) y Bateson tenga efectos de los que la gente sea totalmente inconsciente. Tale .
(1958,cap. 3); y para un importante tratamiento de los peligros del énfasis efectos pueden tener implicaciones para la satisfacción de necesida-
sobre la función con exclusión de otras consideraciones, véase Dabrcndorf (1958). des b á s i c a s y para la capacidad de supervivencia de la sociedad como

224 225
1$. — E L CONCEPTO D E C U L T U R A
i de 1111111,111 io , como la lengua local de la comunidad. Al mismo In m
tal. Pero si la gente no los nota, no tienen nada que ver con el valor
po, puesto que cada persona, a través del aprendizaje, debe d e s a l í o
o significación de la costumbre, ni a c t ú a n retroactivamente sobre
llar para sí misma su propia c o m p r e n s i ó n del contenido y la estría
l.is cambiantes definiciones del p r o p ó s i t o y las cambiantes valora
tura de esa lengua, no existen dos individuos que tengan la misma
(iones de las costumbres por parte de la gente. En los Estados U n í c o m p r e n s i ó n de ella en todos los puntos. E l resultado es un con-
dos, por ejemplo, hemos estado trabajando pulpa de madera p a i . i j u n t o de idiolectos cuya v a r i a c i ó n entre ellos es lo bastante p e q u e ñ a
hacer papel y c u m p l i r otros objetivos socialmente aprobados. Al mil como para proporcionar una moda fuertemente a p i ñ a d a . T a t a la
m o tiempo, hemos contaminado nuestros ríos, l o cual no es u n i colectividad de hablantes, esta moda puede ser considerada su dia
consecuencia intencional de esta actividad industrial. Hasta hace lecto o lengua. Consideraciones similares se aplican a otros aspectos
muy poco no nos d á b a m o s cuenta de la extensión de los efectos de de la cultura. Nuestro tratamiento de ellos comienza por el indi-
la c o n t a m i n a c i ó n , e indudablemente seguimos sin darnos cuenta de la viduo.
verdadera naturaleza de estos efectos en todas sus ramificaciones
ecológicas. Pero estos efectos forman parte de c ó m o nuestra indus-
t r i a de pulpa de madera funciona en la p r á c t i c a .
Si pensamos en una actividad habitual como parte del intrincado La cultura y el individuo
proceso natural que envuelve a la gente, sus deseos, sus otras acti-
vidades y el medio ambiente total, entonces la r e l a c i ó n de la activi- Cada individuo desarrolla, a p a r t i r de su propia experiencia, su
dad con el proceso y con todas las cosas en él implicadas, tal como visión personal y subjetiva del mundo y de sus contenidos: su pers-
lo c o m p r e n d e r í a un observador omniscente, constituye su función. pectiva personal. Abarca tanto las ordenaciones cognoscitivas como
Desde el punto de vista de los participantes, sin embargo, una cos- afectivas de sus experiencias. Para fines técnicos la denominaremos
t u m b r e tiene valor o significado, que consiste en las formas en que su propriospecto. 20Dentro del propriospecto de una persona y, en
la asocian con sus deseos y preocupaciones y con el total de su si- realidad, dominando en gran medida su contenido, se encuentran las
t u a c i ó n vital (incluyendo el estado de su medio ambiente) tal como distintas normas para percibir, valorar, crear y hacer, que él atribuye
ellos l a perciben. Así, la función de una costumbre incluye su signi- a las d e m á s personas como resultado de su experiencia con res-
pecto a las acciones y admoniciones de ellos. A l a t r i b u i r las normas
ficado y valor. T a m b i é n incluye muchas cosas m á s . Pero sólo su
a los otros, da sentido al comportamiento de ellos y puede prede-
significado y valor son importantes para explicar por q u é una re-
c i r l o en u n grado significativo. A l utilizar para él l o que cree las
• ceta dada sigue siendo una costumbre o por q u é una determinada
normas de ellos, como guía de su propio comportamiento, se hace
o r g a n i z a c i ó n de cosas se mantiene como i n s t i t u c i ó n . 29
a sí mismo inteligible para ellos y a p a r t i r de ahí puede influir en
su comportamiento, lo bastante, por lo menos, para permitirse rea-
lizar muchos de sus p r o p ó s i t o s .

CULTURA, INDIVIDUO Y SOCIEDAD


Es probable, desde luego, que una persona encuentre que las nor-
mas que aprende a a t r i b u i r a sus padres, para p r o p ó s i t o s p r á c t i c o s ,
puedan t a m b i é n ser atribuidas por lo menos a algunas otras perso-
Confrontemos ahora el problema planteado al principio de este nas con quienes tiene trato, pero no a todos los d e m á s . Las d e m á s
ensayo: ¿cuál es la relación de la cultura con la sociedad? personas quedan clasificadas en conjuntos o categorías de otros, pare-
Vimos con el lenguaje que los miembros individuales de un grupo ciendo que cada conjunto tiene normas que son peculiares de sus
social o comunidad tienen distintos grados de competencia en d i l miembros. Según nuestra definición de cultura, las normas que de
t i n t o n ú m e r o de dialectos y/o lenguas. T a m b i é n tienen conocimientos esta forma una persona atribuye a un determinado conjunto de
entre ellos —expectativas comunes— sobre cuál de estas lenguas y otras constituyen para él la cultura de este conjunto. Este conjunto 31

dialectos de sus repertorios individuales es el m á s apropiado para


30. Del l a t í n proprio, "peculiar a uno mismo", y specíus, "visión", "perspes-
una s i t u a c i ó n dada. Puesto que es m á s fácil desarrollar la competen- tiva". E l griego nos d a r í a idiorama, pero rechazo esta alternativa debido a los
cia en una que en varias lenguas distintas, una lengua del repci usos que ya h a recibido —orama en otros neologismos ingleses Wallace (1961,
•torio tiende a convertirse y a mantenerse como la convencional- p á g s . 15-16) se ha referido al propriospecto, desafortunadamente, como el "la
mente establecida para todas o casi todas las situaciones o activi berinto" del individuo. Me he referido a é l , con t o d a v í a menos fortuna, como
l a "cultura privada" del individuo (1963, p á g . 260). Wallace t a m b i é n iguala labi
dades en que participan los miembros de la comunidad. A é s t a la rinto con c u l t u r a , diciendo ( p á g . 16): " E l laberinto es a l individuo lo que lf
cultura es a l grupo". Aquí reservaremos el t é r m i n o cultura para referirnos a
algo que se percibe como la propiedad del conjunto de otros.
29. V é a s e el tratamiento de f u n c i ó n y significado por Goodenough (1963,
cap. 4-6) y L i n t o n (1936, cap. 23). V é a s e t a m b i é n el tratamiento de f u n c i ó n " m i 31. E s t a c o n c e p c i ó n de la cultura se parece evidentemente a lo que el filé
sofo G . H . Mead (1934, p á g s . 152-163) denominaba el "otro generalizado".
nifiesta" y "latente" por Merton (1957, cap. I ) .

226 227
sobre las normas que él ha a b s t r a í d o a partir de su e.xpe ia d.
lo que para él constituye u n conjunto significativo de o l i o s \m
es para él una entidad significativa en su medio ambiente humano, él atribuye a ese conjunto como las normas mediante las niales sus
sin tener en cuenta si sus miembros t a m b i é n se perciben a sí mis- miembros llevan a cabo sus asuntos.
mos como una entidad, o si e s t á n o no organizados de alguna foi Cuando u n individuo A percibe que u n individuo B es compe-
ma como grupo que funciona. E n la medida en que una persona tente en las normas (la cultura) que atribuye a l grupo X , y cuan-
encuentra que debe a t r i b u i r distintas normas a distintos conjuntos do B percibe que A es competente en las normas que él atribuye al
de otros, percibe estos grupos como poseedores de distintas culto m i s m o grupo X , entonces A y B se consideran a sí mismo y al o t r o
ras. Por este sistema, cada propriospecto de u n individuo llega a como sabiendo actuar de acuerdo con las « m i s m a s » normas. Puesto
i n c l u i r diversas culturas distintas que asocia con lo que para él son que tienen percepciones similares de otros miembros adultos del p i n
grupos significativos de otras personas. E l resultado puede repre- po, mientras que a l mismo tiempo perciben la incompetencia de los
sentarse como n i ñ o s y los e x t r a ñ o s ; naturalmente ven estas normas, en las que tie-
nen una competencia similar, como propiedad del mismo grupo.
p=(a-f-b+c-f-...)+x, Como tales, estas normas parecen existir al margen de los indivi-
duos, que van y vienen en e l ciclo de nacimientos y defunciones. A l
donde e l propriospecto de u n individuo ( p ) consta de las distintas ser percibidas como propiedad de u n grupo, tienen una existencia
culturas (a, b , c, etc.) que atribuye a los correspondientes grupos de propia independiente, y f á c i l m e n t e se reifican como u n objeto, como
otras personas, j u n t o con las otras formas, creencias, valores y rece- algo a l o que la gente se remite, y a l o que ellos mismos se en-
tas ( x ) que é l ha desarrollado a p a r t i r de su propia experiencia de cuentran respondiendo. A l hacernos los d e m á s demandas en nombre
las cosas, a l margen del resto de l a gente, y que no atribuye a na- de este objeto —en nombre de l o que ellos entienden que constitu-
die m á s . yen las normas del grupo—, vemos nuestro propio comportamiento
Una persona no sólo puede atribuir distintos sistemas de normas como restringido, conformado e incluso « d e t e r m i n a d o » p o r ese obje-
a distintos conjuntos de otras personas, sino que t a m b i é n puede to. De este modo, las normas que proyectamos sobre el grupo se con-
ser competente en m á s de uno de ellos; es decir, ser competente en vierten en una cosa con la que contar, una fuerza exterior de gran
m á s de u n a cultura. Esto es frecuente en el caso de los americanos importancia para comprender nuestro comportamiento. Desde esta
cultos de ascendencia extranjera o entre las personas que han con- perpsectiva resulta claro p o r q u é a n t r o p ó l o g o s de concepciones tan
seguido ser aceptadas en una clase social m á s alta que aquella en que diversas como A. L . Kroeber y Leslie White se han puesto de acuerdo
crecieron cuando eran n i ñ o s . E n la dirección de sus asuntos, una per- en concebir la cultura como supraindividual y como gobernada p o r
sona debe escoger entre las distintas culturas de su repertorio l a que factores distintos de los que gobiernan el comportamiento individual
considera m á s adecuada para sus p r o p ó s i t o s en una o c a s i ó n dada. (Kroeber, 1948b). Aunque esta generalización es el resultado de una
La que escoge es l a cultura operativa de esa ocasión. E n l a medida i l u s i ó n humana nacida de generalizar sobre los otros, no obstante,
en que se identifique con u n determinado grupo de otros, considera los hombres viven gracias a sus ilusiones —gracias a las abstraccio-
la c u l t u r a que asocia con ese grupo como su cultura. No obstante, nes y generalizaciones— y al hacerlo a s í las convierten en reales.
debemos resaltar que, igual que los individuos pueden ser políglotas,
Hablando con rigor, la pertenencia de una persona a u n grupo
t a m b i é n pueden ser pluriculturales, estando determinada la concreta
que tiene una cultura c o m ú n e s t á determinada p o r la medida en
cultura que debe ser considerada como la suya —cuando hablamos cic-
que el individuo mismo se revele competente en las normas que
la c u l t u r a de una persona— por consideraciones de identificación so-
atribuimos a los otros miembros del grupo; es decir, en l a medida
cial m á s bien que simplemente por la competencia (aunque, eviden-
en que parezca estar enculturado en lo que nosotros percibimos
temente, l a cultura del grupo con que una persona se identifica es
como l a cultura del grupo. Desde este punto de vista, es posible
casi inevitablemente una en la que el individuo es muy competente).
que una persona pertenezca a m á s de u n grupo de cultura c o m ú n ,
Merece la pena hacer una disgresión para observar que el concepto
pues puede ser competente en m á s de u n conjunto de normas. La
a n t r o p o l ó g i c o de cultura es en sí mismo u n producto de la experien-
pertenencia en cuanto asunto de competencia cultural, hemos dicho,
cia humana c o m ú n de que las normas y las expectativas que apren
es distinta de la pertenencia en el sentido sociopsicológico de la iden-
demos a a t r i b u i r a una persona pueden generalizarse, para propósl
tificación propia, o de ser identificado y aceptado p o r los d e m á s ,
tos p r á c t i c o s , a otras personas, pero no a todas. Esta experiencia
como m i e m b r o de u n grupo. Se puede ser competente en la cultura
requiere que la gente distinga distintas clases de personas, teniendo
francesa sin tener la identidad social de «francés». Puesto que la
que ser comprendida cada clase en t é r m i n o s de c a r a c t e r í s t i c a s y <« le-
competencia en las normas que se asocian con u n conjunto de otras
yes» peculiares. Si todas las personas operaran en t é r m i n o s de las
personas sólo puede desarrollarse mediante una i n t e r a c c i ó n intensiva
mismas normas, sin presentar contrastes, nunca se hubiera conce-
con, a l menos, algunos de esos otros, los conjuntos de personas que
b i d o la idea de c u l t u r a . La d es crip ció n que hace u n a n t r o p ó l o g o de
la c u l t u r a de u n pueblo es una exposición de las generalizaciones 229

228
•.un i oinpetcntes en lo que perciben como la misma cultura se supci in. i.ulo de los que se tratan con los individuos de olios conglomc
ponen cu gran medida a los conjuntos de personas que participan lados, por lo menos en el contexto de esa actividad o con piulo de
icpctidamente unos con otros en una o m á s actividades. Cuanto actividades. Tales conglomerados son grupos naturales. Si los iniein
mayor es la variedad de actividades en que repetidamente se rcla- broa de u n conglomerado son conscientes de sí mismos como enti-
* i'.n.ui, mayor es el abanico de asuntos en que ellos mismos se con dad con continuidad y distinguen entre miembros y no niiemluns
aderan competentes en las mismas normas. mediante algunos criterios de pertenencia (o de elegibilidad para
Debemos resaltar a este respecto que puede obtenerse Inmediata poder ser miembros), el conglomerado constituye una sociedad en
mente u n alto grado de competencia, especialmente en el c o m p o n a el sentido m á s amplio y m á s simple del t é r m i n o . En este sentido
miento social y en el conocimiento de las obligaciones sociales, de- hemos venido hablando hasta ahora de sociedad.
viniendo competente en los roles sociales suplementarios m á s bien Existen distintas clasificaciones de los grupos y de las sociedades
que d e s e m p e ñ a n d o directamente los propios roles. Por ejemplo, el s e g ú n la clase de actividades con que estén asociados y s e g ú n la
n i ñ o desarrolla una gran competencia sobre c ó m o actuar de la mis- manera que tengan para surtirse de miembros, pero en este ensayo
ma manera que su padre o su madre gracias a su i n t e r a c c i ó n con no nos ocupamos de tales clasificaciones. De lo que nos ocupamos
sus padres; en consecuencia, cuando se convierte en padre, lo que es de que, en la p r á c t i c a , los a n t r o p ó l o g o s raramente han conside-
previamente ha aprendido a esperar de sus propios padres le pro- rado los simples conglomerados asociados con una o unas cuantas
porciona ahora una clara idea de q u é esperar de sí mismo. Una repe- actividades como las unidades a las que asociar el f e n ó m e n o de la
tición m á s directa de los roles adultos tiene lugar en los juegos y cultura. Antes han observado todas las actividades en que la gente
32

el deporte (Roberts y Sutton-Smith, 1962). p . n i i c i p a activamente o de cuya realización dependen de los otros,
La p e r c e p c i ó n de la competencia c o m ú n proporciona una base v lian tomado como su modelo de sociedad al conglomerado de los
para que las personas se identifiquen mutuamente como siendo la conglomerados que los abarca a todas, o a casi todas, y que a l
misma clase de personas. Fomenta u n sentido de etnicidad c o m ú n . un ano tiempo parece constituir u n aislado natural. (Para distintas
Lleva a la gente a investigar entre sí la dirección de otras activida- definiciones de sociedad, véase Mayhew, 1968.)
des y da origen a redes sociales relativamente estrechas y a grupos E s t a s .o, iedades mayores y relativamente autosuficientes pueden
aislados. Siempre que encontramos t a l red o grupo social supone- est.u delimitadas de forma vaga o clara. (Para u n tratamiento de
mos que, por l o menos en algunos sentidos, sus miembros adultos l o . limites, véase Barth, 1969.) Dentro de ellos, los distintos conglo-
pueden considerarse competentes en lo que perciben como u n con- merados subsidiarios asociados con una clase de actividad pueden
j u n t o de normas comunes. T a m b i é n suponemos que las normas que i congruentes o casi congruentes con los conglomerados asociados
aprendemos a a t r i b u i r a los miembros concretos de una red o grupo con otras actividades. Los grupos d o m é s t i c o s de una aldea, por ejem-
con quien nos tratamos son las que pueden atribuirse con seguridad plo, pueden participar en muchas clases distintas de actividades
a los otros miembros del grupo y al grupo como u n todo. Estas su- como unidades separadas. Por otra parte, los grupos subsidiarios de
posiciones pueden no ser siempre válidas, pero lo m á s probable es una sociedad autosuticiente pueden diferir en cuanto a c o m p o s i c i ó n
que lo sean. Operamos sobre la base de estas suposiciones hasta de una actividad a otra, s u p e r p o n i é n d o s e y c r u z á n d o s e los miem-
que la nueva experiencia exige que las modifiquemos. Los a n t r o p ó - bros de unos y otros, como ocurre en las modernas poblaciones
logos lo han hecho a s í en sus investigaciones etnográficas de la mis- urbanas. Todos los miembros de una sociedad pueden tratarse d i -
ma manera que todo el mundo lo hace para d i r i g i r sus asuntos. rectamente con iodos los d e m á s miembros, estando el conjunto fuer-
temente unido poi i i s pautas de i n t e r a c c i ó n ; o bien los miembros
no pueden conocer personalmente a todos los d e m á s , estando la so-
Cultura y sociedad 32. Sin lugar a dudas, han habido estudios antropológicos sobre hospitales y
grupos ocupacionales —incluso de familias (Roberts, 1951)— como unidades
Hemos mencionado c ó m o , cuando las personas se perciben unas transportadoras de cultura. Pero estos grupos han sido considerados como co-
a otras como competentes en l o que consideran la misma cultura, munidades o partes de comunidades implicadas en una diversidad de activi-
dades, y su estudio ha sido poco frecuente en comparación con los estudios de
esta p e r c e p c i ó n refuerza su sensación de ser un grupo y su concien- comunidades de aldea, bandas y vecindarios. Se ha asociado tan fuertemente
cia de t a l . Pero t o d a v í a no hemos intentado una definición formal la cultura con las comunidades y los grupos sociales —como distintos de las
de los t é r m i n o s «grupo» y «sociedad». actividades— en la práctica antropológica que suele leerse sobre la gente como
"miembros de una cultura", una idea verdaderamente sin sentido, como inme-
Si tomamos como punto de referencia una actividad o u n con- diatamente resulta evidente si seguimos sus implicaciones y hablamos de la
j u n t o de actividades y examinamos la frecuencia con que las perso- gente como "miembros de una lengua". No se puede ser miembro de un con-
nas se t r a t a n entre sí en relación, con ellas, descubriremos que la junto de normas ni de una masa de conocimientos y costumbres. Pero tales
gente se divide a sí misma en conglomerados, t r a t á n d o s e m á s fre- son las absurdidades a que pueden conducir la igualación de cultura con el
grupo.
cuentemente entre sí los que quedan dentro de u n mismo conglo-

231
230
conjunto concreto de c a r a c t e r í s t i c a s es hacer a b s t r a c c i ó n a partir
i ii (l.ul laxamente unida y p a r e c i é n d o s e , en la forma en que sus de la realidad objetiva. Los ejemplares individuales pueden aproxi
miembros se tratan entre sí, a una red ramificada. marsc a esta a b s t r a c c i ó n , pero ninguno de ellos puede conlonuarse
Tales diferencias de la estructura de grupo y societal son s i g m f i completamente a ella.
Cativas para las cuestiones que se refieren al mantenimiento del De forma similar, la cultura p ú b l i c a de u n grupo consista an Lai
consensus social sobre el contenido de la cultura. Pero no sería pro- versiones individuales propias de los miembros adultos del grupo
ductivo tratar de definir el fenómeno de la cultura con respecto a reconocidos por los otros miembros adultos como competentes en
una clase de grupo, t a l como la comunidad de aldea p e q u e ñ a , gco- cuanto a c u m p l i r sus mutuas expectativas. Nunca existen dos venia
l ' i á t i c a m e n t e limitada, fuertemente unida y e n d ó g a m a : la clase de nes i d é n t i c a s sobre las formas, las creencias, etc., y sin embargo la
comunidad que los a n t r o p ó l o g o s han encontrado m á s fácil de descri- v a r i a c i ó n entre ellas se mantiene dentro de límites mediante el pro
bir. Definir la cultura en tales t é r m i n o s es centrarse sobre u n caso ceso de ajuste selectivo que acabamos de describir: l l a m é m o l e s se-
concreto a expensas de perder tanto el f e n ó m e n o de la cultura como lección normativa. Cada versión (incluyendo la del e t n ó g r a f o ) consti-
su r e l a c i ó n con las sociedades autosuficientes en toda su comple- tuye u n ejemplar socialmente productivo de la cultura pública, si la
j i d a d , complejidad que vimos ejemplificada en el caso de los indios persona que opera con ella es juzgada socialmente competente p o r
del Amazonas con que empezamos este ensayo. La relación de la sus c o m p a ñ e r o s . Podemos pensar en la cultura p ú b l i c a comprendien-
cultura con tales sociedades es l o que vamos a t r a t a r ahora. do u n abanico de variaciones entre sus ejemplares socialmente pro-
Evidentemente, para las personas que se tratan continuamente ductivos, o podemos pensarla como la tendencia modal que se da
con otras constituye una ventaja su competencia en lo que perci- entre ellas. Pero describirla es hacer una a b s t r a c c i ó n —la versión
ben como las mismas normas. Tales personas llegan, por tanto, a del e t n ó g r a f o — que, en e l mejor de los casos, puede ser o t r o ejem-
una mutua c o m p r e n s i ó n sobre q u é normas esperan los otros que plar socialmente productivo, pero a la que no se puede esperar que
dominen y sobre q u é normas esperan que utilicen como cultura ope- se conforme exactamente n i n g ú n o t r o ejemplar.
rativa en las actividades en que se tratan mutuamente. Las normas Subjetivamente, pues, la cultura p ú b l i c a de un grupo consiste en
que convienen para estos p r o p ó s i t o s puede decirse que constituyen las normas que una persona atribuye a los otros miembros del grupo
su cultura pública para estas actividades. o al grupo como u n todo. Vista así, es algo unitario. Objetivamente,
Como hemos dicho, las personas que utilizan lo que ellos consi- sin embargo, la c u l t u r a p ú b l i c a de u n grupo es una c a t e g o r í a taxo-
deran como l a misma cultura en sus tratos con los otros tienen n ó m i c a que abarca las distintas versiones subjetivas de la cultura
cada cual su propia c o m p r e n s i ó n o versión personal de lo que es p ú b l i c a del grupo que sostienen individualmente los miembros del
tal cultura. En sus tratos mutuos, la mala c o m p r e n s i ó n lleva a cada grupo. La c a t e g o r í a contrasta como tal con las c a t e g o r í a s asociadas
individuo a ajustar su propia versión de la cultura p ú b l i c a para a los otros grupos.
que concuerde mejor con las expectativas de sus c o m p a ñ e r o s . Por Tanto la versión subjetiva como la objetiva juegan papeles nece-
supuesto, tales ajustes no los hace igual todo el mundo. Unos miem- sarios c importantes en la d e s c r i p c i ó n y en la t e o r í a cultural. Es
bros del grupo son reconocidamente m á s competentes que otros importante tener claras las diferencias entre ellas y sobre c ó m o se
y los ancianos en general son m á s experimentados que los j ó v e n e s . relacionan mutuamente. Por ejemplo, H a m m e l (1970) e n c o n t r ó que
En consecuencia, las versiones de la cultura pública del grupo que 100 informadores yugoslavos de Belgrado le dieron 100 determina-
sostienen las autoridades reconocidas proporcionan las expectativas ciones de prestigio distintas sobre la misma lista de ocupaciones. Dos
hacia las que los otros ajustan progresivamente sus propias versio- procedimientos e s t a d í s t i c o s distintos le dieron dos « m o d e l o s de con-
nes. Este proceso de ajuste selectivo lleva a una c o n g l o m e r a c i ó n s e n s u s » distintos sobre el prestigio de las ocupaciones. Uno se ba-
modal de las versiones individuales de lo que todos atribuyen al saba en toda la lista de ocupaciones; el o t r o se basaba en aquellas
grupo como su cultura pública. partes de la lista que eran m á s p r ó x i m a s a la o c u p a c i ó n de cada
Objetivamente considerada, pues, la cultura pública de un grupo informador, r e u n i é n d o s e luego los « m o d e l o s de c o n s e n s u s » de cada
no es distinta de una especie biológica, pues las especies constan o c u p a c i ó n para crear un modelo global. Cada individuo tiene su v i -
de una serie de individuos tales que nunca existen dos i d é n t i c o s y, sión subjetiva de la cultura p ú b l i c a relativa a l prestigio de las ocu-
sin embargo, la variación entre todos ellos e s t á contenida dentro paciones, pero el e t n ó g r a f o tiene que abstraer una síntesis de las
de los l í m i t e s gracias al proceso que denominamos selección n a t u r a l . versiones individuales para caracterizar la cultura p ú b l i c a desde una
De este modo, la especie es un conglomerado m o r a l de c a r a c t c r í s t i perspectiva «objetiva».
cas físicas y de comportamiento. Cualquier individuo cuyas carac-
Hemos definido la cultura pública de u n grupo como las normas
t e r í s t i c a s le permitan procrear con sus c o m p a ñ e r o s constituye un
que los miembros del grupo esperan que utilizarán los d e m á s para
ejemplar b i o l ó g i c a m e n t e productivo de la especie. E l conjunto de la
operar en sus tratos mutuos. Por tanto, una cultura p ú b l i c a —consi-
especie puede pensarse como un abanico de variaciones o u n con-
derada subjetiva u objetivamente— no necesita contener una sola
j u n t o de tendencias modales. Pero describirla en t é r m i n o s de un
233
232
cultuia < -11 el sentido de un sistema organizado de normas. Supon del poder, cada una en su propio contexto, sin tener la sensación de
gamos, por ejemplo, que somos miembros de una familia en l a ( p a - incoherencia.
se h a b l a inglés la mayor parte de las veces, pero siempre se h a b l a A d e m á s d e los d i s t i n t o s sistemas de normas de la cultura p ú b l i c a
1 i . m c é s en la comida, p r o h i b i é n d o s e el inglés. E n este caso, los miem- de una sociedad en la que todos los miembros son competentes, hay
bros del m i s m o grupo operan unos con otros según dos conjuntos otros en los que sólo son competentes ciertos miembros. Algunos
distintos de normas lingüísticas. La cultura propia que atribuyo a tic e s t o s s i s t e m a s pueden asociarse con subgrupos dentro de la socie-
esta familia, y que debo utilizar como cultura operativa para í u n dad, tales c o m o los gremios profesionales organizados y similares.
cionar aceptablemente como m i e m b r o de ella, incluye tanto el inglés A < l"' < ""q>l< n.eut.u icdad pertenece a los grupos y a las c a t e g o r í a s
1 1

como el f r a n c é s . Este ejemplo puede sorprendernos por e x t r a ñ o , ( l r I " '••""..s d e n t r o de- la sociedad m á s bien que sólo a las oca-
l a s

pero el f e n ó m e n o que ilustra es normal. Piénsese, por ejemplo, en ' , !<»•• p i o p o s i t o s . Tales subgrupos o categorías pueden servir
, N , L < " 1 V

una comunidad escolar donde se juega al fútbol en o t o ñ o y al b é i s b o l t o m o espe» ¡ a l i s t a s , utilizando el sistema de normas en que son com-
en primavera, y donde todos los j ó v e n e s confían en tomar parte en petentes para proporcionar servicios a los d e m á s . Los concretos sis-
ambos deportes. Los juegos son tan distintos que saber uno sirve t e m a s de n o i m a s a s i utilizados constituyen especialidades dentro de
de poca ayuda para aprender el otro, pero ambos forman parte de c u l t u i a p u b l i c a global de la sociedad. Aquellos sistemas en que
las cosas que los miembros de la comunidad deben aprender con se espera que todo el mundo sea competente, incluyendo las normas
objeto de operar en ella aceptablemente. Aquí no d u d a r í a m o s de que (le leí minan las relaciones especialista-cliente, son universales en
decir que tanto el fútbol como el béisbol forman parte de la cultura la < o l i . i i . . p o l . l ú a . (Para un tratamiento de las especialidades y los
que a t r i b u i m o s a la comunidad. De donde se deduce que los muy " " . v . ..les ( i i l i m a l e s , véase Linton, 1936, Capítulo 16.)
distintos cuerpos de conocimientos asociados con la pesca y la agri- o i i o s sistemas de normas asociados con subgrupos concretos pue-
cultura, ambos emprendidos por los mismos hombres en una comu- d e u se i utilizados por sus miembros de forma regular cuando se tra-
n i d a d de aldea t r u k , forman parte de esa cultura de la comunidad. lan ' u n , i , oí no en el caso de que utilicen distintas lenguas o argots
Hasta este momento hemos igualado el lenguaje y la cultura, tra- entn • l í o s , |x ro no con los otros miembros de la sociedad mayor.
tando a ambos como sistemas organizados de normas de comporta- , ) ( U K M I O . u n a cultura puede servir como cultura pública de un
miento. Pero, en este sentido, la pesca y la agricultura constituyen M i h g m p o , mientras que otra cultura sirve como la cultura p ú b l i c a
dos culturas distintas entre los t r u k , exactamente como el inglés d e la s.Miedad m a y o r de la que forma parte el subgrupo.
y el francés son distintas lenguas. E s t á claro que cuando hablamos Es p i o b a b l e (pie l a s actividades cuya realización está confinada a
de la c u l t u r a de una sociedad como las cosas que se deben saber s u b g i u p o s d e n n , , de la sociedad mayor estén controladas por nor-
con objeto de comportarse de manera aceptable como m i e m b r o de mas ( p i e p i , . . . l u í una considerable variación de u n subgrupo a
ella, nos referimos a u n cierto n ú m e r o de distintos sistemas de nor- < ) l l n ddciencias de las distintas culturas p ú b l i c a s que contro-
1

mas y no a uno solo. Estos distintos sistemas e s t á n en sí mismos l a " " ' a ""•> de , i.e actividades pueden ser notables, pero son de
i ;

organizados de acuerdo con normas o principios de m á s alto nivel que , - t l a s e que n o interfieren seriamente con la capacidad de los
n

determinan q u é concreto sistema es adecuado para cada o c a s i ó n . miembros de los distintos subgrupos para interaccionar en las re-
E n los ejemplos presentados, las dos lenguas y las dos activida- lativainenti potas ocasiones en que deben trabajar j u n t o s en esa
des de subsistencia, respectivamente, sirven esencialmente al mismo actividad. Pues, en tal actividad, el grado de diferenciación entre
tipo de p r o p ó s i t o s , comunicativos en u n caso y nutritivos en el otro. las distintas culturas públicas de los subgrupos de la sociedad son
Así pues, en gran medida son competitivos con respecto a los pro- a n á l o g a s a las existentes entre los dialectos de una lengua. Los
p ó s i t o s que sirven y encajan dentro del mismo sistema cultural ma- a n t r o p ó l o g o . ., lelieien a este nivel de diferenciación como subcul-
y o r mediante su d i s t r i b u c i ó n en ocasiones complementarias. No obs- t u r a l y hablan de que los grupos tienen distintas subculturas. Lo
tante, otros sistemas distintos de normas pueden ser complementa- que implica que la cultura es a la subcultura como la lengua al
rios para los p r o p ó s i t o s . T a l sería, por ejemplo, el caso de dos sis- dialecto y la especie a la subespecie. Otra vez a q u í , hablamos obje-
temas de normas en que uno determinara las actividades que sirven tivamente de la cultura pública de la sociedad en sentido t a x o n ó m i -
a fines e c o n ó m i c o s y el o t r o determinara las actividades que sirven a co, no de un sistema de normas, sino de u n conjunto de sistemas
los fines psicológicos o espirituales que denominamos religiosos. Es funcionalmente equivalentes (tales como los sistemas de la etiqueta
evidente que los distintos grandes sistemas de normas de la cultura o de la agricultura) cuyos respectivos contenidos son tales que el
p ú b l i c a de una sociedad se mantienen entre sí en la misma clase de comportamiento de una persona que opera en t é r m i n o s de uno de
r e l a c i ó n que nosotros ya hemos considerado con respecto a la orga- los sistemas no es incomprensible para otra que l o interpreta en
n i z a c i ó n de las recetas y rutinas habituales. De este modo, en l o s t é r m i n o s de o t r o sistema Incluido en el conjunto.
Estados Unidos, los mismos individuos pueden profesar y practicar Dentro de la cultura pública de una sociedad existen diferencias
la ética del cristianismo, del laissez-faire e c o n ó m i c o y de la política entre los individuos, asociadas con las especialidades y las subcul-

234 235
t i n a s c u la medida de sus competencias. Puesto cpie normalmente n i / . u ion c o m p l e j a de tradiciones separadas y de sus partes con.ii
I ul i vas.
la competencia en un sistema de normas sólo puede adquirirse me
di.mie la prolongada i n t e r a c c i ó n con las personas que ya son COtTl l a complicada relación de la cultura y la sociedad que hemos
petcntes, las diferencias de competencia tienden a estai aso< iadas < i . lo considerando nos ha llevado ahora a distinguir distintos sen-
il .lo s del leí mino « c u l t u r a » . Cada sentido es ú t i l para una t e o r í a
las fronteras sociales dentro de la sociedad m á s amplia. Tales dif<
social y c u l t u r a l , y cada uno de ellos se relaciona de forma sistemá-
rencias, por tanto, suelen servir como indicaciones de la Identidad
social, como la edad, el sexo, la casta o la clase. A d e m á s , las de,
tica con todos los d e m á s . Concluiremos esta sección r e v i s á n d o l o s
como sigue:
tintas competencias de una persona, entre otras cosas, es probable
que constituyan su pasaporte de a c e p t a c i ó n dentro del grupo laboral,
la sociedad profesional, la congregación religiosa o el club social. 1. Cultura en el sentido general del sistema de normas para
Algunos sistemas de normas en que pueden ser competentes los contener varias de estas culturas. Tratamos de este sentido del tér-
m i n o cuando consideramos el contenido de la c u l t u r a y su relación
miembros individuales de la sociedad han sido aprendidos a conse-
con la c o n s t i t u c i ó n biológica, psicológica y de comportamiento del
cuencia de un contacto í n t i m o con los miembros de otras socieda-
hombre, y cuando hablamos de la cultura como u n a t r i b u t o de todos
des. Estos individuos no utilizan normalmente esas normas como
los hombres.
parte de su c u l t u r a operativa cuando tratan con miembros de su
misma sociedad. Reducen su utilización al trato con los miembros
de las sociedades ajenas con las que e s t á n asociadas. Pero estos 2. La c u l t u r a de u n grupo, considerada subjetivamente como
otros sistemas de normas de sus propriospectos se mantienen como el sistema o sistemas de normas que una persona atribuye a l con-
alternativas de su repertorio cultural personal, alternativas a las que j u n t o de las otras personas. E l propriospecto de una persona puede
se puede r e c u r r i r en circunstancias extraordinarias (véase L i n t o n , contener varias de estas culturas. Tratamos de este sentido del tér-
1936: 273). Forman parte del pool de culturas de la sociedad, de m i n o cuando consideramos las culturas concretas como productos
del aprendizaje humano y cuando tratamos de describir culturas
la misma manera que las lenguas conocidas por cualquiera de los
concretas en e t n o g r a f í a , siendo tales descripciones resultados del
miembros de una sociedad forman parte del pool de lenguas, pero
aprendizaje del e t n ó g r a f o .
no tienen u n papel establecido que d e s e m p e ñ a r en la d i r e c c i ó n de
ninguna de las actividades que sólo incluyen a miembros de la so-
ciedad o de sus subgrupos. No ocupan un lugar en el sistema global 3. La c u l t u r a operativa de una persona, siendo el concreto sis-
de culturas p ú b l i c a s mutuamente ordenadas de la sociedad. tema de normas de su propriospecto que utiliza para interpretar el
Por supuesto, este sistema global constituye lo que los antro- comportamiento de los d e m á s o para guiar su propio comporta-
pólogos tienen generalmente presente cuando hablan de la « c u l t u r a miento en una o c a s i ó n dada. Tratamos de este sentido del t é r m i n o
de una sociedad». Representa precisamente la medida de lo que cuando intentamos comprender el r o l de la c u l t u r a en la i n t e r a c c i ó n
uno debe saber, o profesar creer, para poder operar de forma acepta social y en los procesos mediante los cuales puede decirse que la
ble para sus miembros en cualquier r o l que sea asignado. Como gente llega a c o m p a r t i r una cultura.
tal, la c u l t u r a de una sociedad no debe confundirse con los c o n t é
nidos totales de su pool de culturas. Es la parte del pool que ha 4. l a cultura p ú b l i c a de un grupo, que consta de todas las ver-
adquirido u n estatus habitual para los miembros de la sociedad o siones Individuales del sistema o los sistemas de normas que los
d e cualquiera de sus subgrupos. Consta de sistemas de normas reía miembros de un grupo esperan que los d e m á s utilicen como sus
tivamente aislados referentes a las distintas clases de actividades culturas operativas en las distintas actividades en que se tratan mu-
y tipos de sistemas a los que hablamos normalmente, como son el tuamente. La versión propia de cada individuo de la c u l t u r a p ú b l i c a
lenguaje, la religión, la propiedad, la arquitectura, la metalurgia, la corresponde al segundo sentido del t é r m i n o cultura antes mencio-
agricultura, e t c é t e r a . Cada uno de tales sistemas, a p r e n d i é n d o s e y nado. Considerada objetivamente, la cultura p ú b l i c a es una c a t e g o r í a
t r a n s m i t i é n d o s e independientemente o semiindependicntemente de o clase que consta de todas sus versiones individuales, estando con-
todos los d e m á s , constituye una tradición distinta. La cultura di tenidas las variaciones dentro de los límites de estas versiones, gra-
una sociedad no sólo incluye aquellas tradiciones que son cono» idas cias al proceso que hemos denominado de selección normativa. Una
por todos sus miembros y que funcionan como universales en la c u l t u r a p ú b l i c a puede constar de varios sistemas separados de nor-
cultura p ú b l i c a global, sino que t a m b i é n incluye las tradiciones que mas, constituyendo cada uno una t r a d i c i ó n distinta dentro de ella.
sirven d e culturas p ú b l i c a s a sólo algunos subgrupos comprendidos Este sentido del término cultura resulta aplicable cuando conside-
en ella, sean como especialidades o bien como culturas o lubt n i ramos la c u l t u r a como la propiedad de un grupo social y cuando
turas d e grupos específicos. La Cultura de una sociedad ( l a escri nos ocupamos del mantenimiento de las tradiciones a lo largó del
biremos de a q u í en adelante con C m a y ú s c u l a ) es, pues, una o i g a tiempo r e l a c i o n á n d o l o con los grupos.

236 237
5. La cultura como un nivel concreto de la j e r a r q u í a t a x o n ó m i
i .1 de- culturas publicas. Consiste en el conjunto de culturas públicas S I O I I de las tradiciones a, h, y d de la Cultura A y sus punios de
vista y comprensiones personales ( x , ) que no atribuye a ninguna otra
q u e s o n luncionalmcnte equivalentes y mutuamente comprensibles peí s. ma.
Cada cultura p ú b l i c a del conjunto es una subcultura, estando la < ul
tura en una r e l a c i ó n con la subcultura idéntica a la de la lenp.ua l o d o s los miembros de la sociedad son competentes en las l i a
con el dialecto. Así utilizado, el t é r m i n o cultura, j u n t o con el de dii iones a y /; de la Cultura A (debiendo ser é s t a s tradiciones como
subcultura, pertenece a la clasificación de los grupos según el grado la lengua, las normas o reglas que controlan la i n t e r a c c i ó n social, los
de similaridad y diferencia de sus distintas culturas p ú b l i c a s (o de c á n o n e s del vestuario). Estas tradiciones son universales culturales
sus concretas tradiciones dentro de ellas). de la sociedad. Casi todo el mundo es competente en las tradicio-
nes c y d, pero nadie es competente en ambas (como suele o c u r r i r
en el caso de las actividades en que participa sólo uno u o t r o sexo).
6. La Cultura de una sociedad (con C m a y ú s c u l a ) , es el sistema S ó l o unos pocos individuos son competentes en la t r a d i c i ó n e, que
global de culturas p ú b l i c a s mutuamente ordenadas pertenecientes a es especialmente restringida. Los individuos difieren en el n ú m e r o de
todas las actividades que se desarrollan dentro de la sociedad. Aquí tradiciones en que son competentes. E l individuo 9 tiene u n abanico
nos ocupamos de la cultura en cuanto relacionada con la organiza- de competencias m á s limitado, mientras que el 4 es competente en
ción de las sociedades humanas en foda su complejidad. m á s tradiciones de la Cultura A que n i n g ú n otro, excepto el indi-
viduo 8, y t a m b i é n es competente en dos culturas extranjeras. Evi-
7. E l pool de culturas de una sociedad, consiste en la suma de dentemente, es en potencia una importante fuente de cultura dentro
los contenidos de todos los propriospectos de todos los miembros de de su sociedad.
la sociedad, incluyendo todos los sistemas de normas de que puedan
tener conocimiento los miembros. Este sentido del t é r m i n o pertenece
a la cultura en cuanto d e p ó s i t o de fuentes de conocimiento y habi- 11. p • w,
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lidades que transportan los miembros de una sociedad. Es especial- •)+(K, . . . ) -f
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y ú s c u l a ) y su pool de culturas. Su pool de culturas consiste en todos ...) +
los valores, ideas, creencias, recetas y tradiciones que conocen uno
o m á s miembros de una sociedad; en otras palabras, todo lo conte- *m
nido en todos los propriospectos de todos sus miembros. La Cul-
tura consiste en la parte del pool de culturas que constituye un siste F i g . 1. M o d e l o d e l p o o l de c u l t u r a s de u n a s o c i e d a d .
L o s n ú m e r o s 1, 2, etc., representan los individuos de u n a sociedad de C u l t u r a A.
ma de tradiciones que funciona como un conjunto de culturas p ú - D e t r á s de cada n ú m e r o hay una r e p r e s e n t a c i ó n de los contenidos de ese pro-
blicas para los miembros de la socedad. La figura 1 representa de piiospeeio individual (p). Dentro del p r i m e r p a r é n t e s i s van las versiones indi-
forma e s q u e m á t i c a el pool de culturas de una sociedad, incluyendo viduales de la ( n l i n r a A y de las distintas tradiciones de l a C u l t u r a A que
su Cultura con sus distintas tradiciones componentes. conoce (a, b, c, d, e), Dentro del segundo p a r é n t e s i s v a n las versiones del
individuo de las Culturas de otras sociedades (K, L, M) c o n las que e s t á fami-
Como allí se ejemplifica, los miembros de la sociedad se repre- liarizado. S e r í a m á s exacto, si el espacio lo permitiera, dividir las C u l t u r a s
sentan por n ú m e r o s . Cada individuo tiene su propia versión de la K, L y M e n sus tradiciones componentes (K , K , K , etc.). L a letra x represen-
a b c

Cultura de su sociedad (representada por la letra A) y de sus dis- ta lo q u e pueda haber en el propriospecto del individuo producto de s u expe-
tintas tradiciones (representadas por las letras p e q u e ñ a s a, b, c, d riencia privada, distinta de la de las d e m á s personas y que é l no atribuye a
ninguna otra persona.
y e). E l individuo 1 es competente en las tradiciones a y b y d: el
individuo 2 es competente en las tradiciones a, b y c; y así suce-
sivamente. Las letras K, L y M representan las Culturas de otras
sociedades en las que tienen alguna competencia algunos i n d i v i d u o , Si concentramos nuestra a t e n c i ó n en la columna de la t r a d i c i ó n a
de la sociedad de Cultura A. De este modo, el propriospecto del de la fig. 1, podemos visualizar varias cosas sobre ella. E n p r i m e r
individuo 1 (p,) incluye una concepción en funcionamiento de la lugar, la v a r i a c i ó n entre las versiones individuales (a,, a , fl„) 2

Cultura K (o de algunas de sus tradiciones) a s í como una compren- deben ser tales que los individuos se vean unos a otros operando
con la misma t r a d i c i ó n . Este s e r á el caso si la v a r i a c i ó n de las ver-
238
239
sionrs individuales es unimodal en su d i s t r i b u c i ó n o si se atribuye de la Cultura de la sociedad madre). Sin embargo, estas tradiciones
a dil ciencias de competencia m á s bien que a diferencias en subcul- ahora distintas e s t a r á n « g e n é t i c a m e n t e » emparentadas en el s e n t i d o
turas o estilos socialmente reconocidos. No obstante, la v a r i a c i ó n de que ambas han derivado mediante cadenas sin r u p t u r a de ensc
puede ser bimodal o incluso multimodal, como cuando grupos dis- l i a n z a aprendizaje de l o que la gente del pasado h a b í a percibido
tintos dentro de la sociedad tienen sus propias versiones S U b c u l t U T S como la misma t r a d i c i ó n compartida p o r los miembros de u n a so-
les de lo que todavía perciben como la «misma» t r a d i c i ó n . Conforma ciedad. Dependiendo de la profundidad temporal y del grado de
33

cambia la p r o p o r c i ó n y la clase de i n t e r a c c i ó n entre los individuos d i f e r e n c i a c i ó n implicado, tales tradiciones emparentadas pueden or-
y los grupos dentro de la sociedad, el grado de v a r i a c i ó n individual y denarse t e ó r i c a m e n t e en c a t e g o r í a s g e n é t i c a s a n á l o g a s a las familias
de diferencia subcultural t e n d e r á a aumentar o a disminuir, según troncos y phila l i n g ü í s t i c o s o bien a los g é n e r o s , familias y ó r d e n e s
sea el caso. b i o l ó g i c o s . Pero t a l como e s t á n ahora las cosas, u n m é t o d o com-
Conforme los miembros de cada nueva g e n e r a c i ó n maduran, se parativo riguroso mediante el cual, a falta de una historia recogida,
m i r a n cada vez m á s unos a otros y cada vez menos a sus mayores se establezcan relaciones g e n é t i c a s —comparable al desarrollado por
para confirmar su competencia. A lo largo del tiempo, por tanto, la los l i n g ü i s t a s — , no ha sido t o d a v í a creado para la mayor parte de los
modalidad a cuyo alrededor se conglomera la v a r i a c i ó n individual aspectos de la c u l t u r a . Los a n t r o p ó l o g o s han dedicado mucha aten-
t e n d e r á a cambiar, h a c i é n d o l o de forma considerable a l o largo de ción a trazar el origen y la e x p a n s i ó n ( t é c n i c a m e n t e llamada «difu-
los siglos sin que nadie se d é cuenta de que se e s t á produciendo el s i ó n » ) de las tradiciones concretas (o conjuntos de tradiciones pre-
cambio. Tal cambio ha sido denominado cultural drift ( d i r e c c i ó n sumiblemente emparentadas) de la historia humana; pero hasta el
cultural) (Eggan, 1941: 13), en concordancia con la e x p r e s i ó n momento, nuestra c o m p r e n s i ó n de la naturaleza de la cultura y de
lingüística ya establecida «linguistic drift» para el mismo f e n ó m e n o los procesos culturales no ha sido suficiente para resolver los pro-
del lenguaje (Sapir, 1921: 165 ss.). Evidentemente, la d i r e c c i ó n blemas m e t o d o l ó g i c o s de identificar las tradiciones emparentadas,
c u l t u r a l y lingüística no son igualables al concepto biológico de d i - s i t u a c i ó n que plantea un importante desafío a las futuras inventiva
rección genética. Este ú l t i m o se refiere a la p é r d i d a de alelos en el c i n v e s t i g a c i ó n . Lo que debe resaltarse a q u í es que la r e l a c i ó n ge-
34

pool g e n é t i c o de una p e q u e ñ a población, o al cambio de la frecuen- n é t i c a de la cultura se aplica m á s f á c i l m e n t e a las tradiciones


cia con que e s t á n representados en tal pool genético, en v i r t u d de separadas que a las distintas tradiciones articuladas que juntas
factores casuales o azarosos en cuanto distintos de las presiones constituyen la Cultura de una sociedad.
selectivas del medio ambiente. E l equivalente cultural es la p é r d i d a E l proceso de d i r e c c i ó n cultural es por sí solo suficiente para
de una t r a d i c i ó n o una forma variante de una t r a d i c i ó n en el pool p r o d u c i r cambios en la Cultura de una sociedad en el curso del
de culturas de una p e q u e ñ a p o b l a c i ó n debido a que los pocos indi- tiempo, pero es evidente que hay otros procesos dentro del pool
viduos que son competentes en ella mueren antes de tener oportu- de culturas que afectan su contenido. Mientras que la d i r e c c i ó n cul-
nidad de traspasar sus conocimientos. Como s e ñ a l ó Sapir, por otra t u r a l supone cambios sin discontinuidad de la t r a d i c i ó n , otros pro-
parte, la estructura dada de una lengua en cuanto sistema de nor- cesos producen cambios con clara discontinuidad de alguna clase.
mas organizado y la necesidad que tiene la lengua de continuar como Podemos ejemplificarlo con referencia, una vez m á s , a la fig. 1.
sistema organizado, incluso mientras cambia, impone importantes Supongamos que la t r a d i c i ó n e, en la que sólo son competentes
presiones selectivas que l i m i t a n las formas en que puede cambiar los individuos 4 y 8, es un cuerpo de conocimientos para el diag-
con facilidad m a n t e n i é n d o s e funcionalmente viable como lengua. De n ó s t i c o y la cura di- las enfermedades, y que los individuos 4 y 8
este modo, en la dirección lingüística operan m á s bien procesos se- son los curanderos de la sociedad. Si ambos murieran sin haber
lectivos que no fortuitos. Sapir llamó la a t e n c i ó n sobre los sorpren- traspasado sus cono< i m í e n l o s de e, esta t r a d i c i ó n d e s a p a r e c e r í a del
dentes paralelismos entre los cambios fonológicos que se producen pool de culturas y no p o d r í a disponer de ella ninguno de los miem-
independientemente en inglés y a l e m á n a lo largo de varios siglos bros de la sociedad cuando se encuentren enfermos.
para ilustrar c ó m o la estructura fonológica de una lengua madre Evidentemente, es m á s probable una p é r d i d a cultural de este
c o m ú n l i m i t a las posibilidades de cambio fonológico en sus leu tipo cuando son pocos l o s individuos competentes en una deter-
guas hijas. minada t r a d i c i ó n . También es m á s probable conforme las circuns-
Si los miembros de la sociedad ejemplificada en la f i g . 1 se- d i
viden en dos sociedades, el bajo índice o la total ausencia de inte i 33. T a l e s tradiciones emparentadas, especialmente en á r e a s g e o g r á f i c a m e n t e
acción e n t r e los miembros de estos grupos ahora distintos permi- contiguas, se denominan c o m ú n m e n t e "contradicciones" en la a r q u e o l o g í a ame-
r i c a n a (Rouse, 1954, 1957).
t i r á que la dirección cultural se produzca con independencia en 34. L o s a n t r o p ó l o g o s de la escuela austrogermana de la Kulturkrcislehrc,
cada uno de ellos y sigan cursos gradualmente divergentes. l a especialmente G r a e b n c r (1911), se refirieron a estos problemas m c t a d o l ó g i i <>s
t r a d i c i ó n a de cada sociedad hija se c o n v e r t i r á finalmente en dos ( v é a s e l a s revisiones de K l u c k h o n , 1936, y de Hcjnc-Gcldcrn, 1964). E n los E l
tradiciones distintas (como s u c e d e r á con otras tradiciones derivadas tados U n i d o s . S a p i r hizo una notable c o n t r i b u c i ó n (1916).

240 241
16. — E L CONCEPTO DC C C L T U R V
tnucías reducen las motivaciones de la gente para a d q u i r i r compe- de la sociedad hagan diferentes elecciones entre tales elementos como
tencia en esta t r a d i c i ó n . Por regla general, existen altas m o t i v a c i o n e s lorma de pensar y actuar que les parezcan adecuadas para realizar
para aprender aquellas tradiciones del pool de culturas que funcio- sus p r o p ó s i t o s y gratificar sus deseos. Tales cambios se producen
nan como culturas p ú b l i c a s para los miembros de la sociedad y que a todos los niveles de la o r g a n i z a c i ó n cultural, desde la s u s t i t u c i ó n
se reconocen como parte de la Cultura societal. Y p o r regla general de u n elemento p o r o t r o dentro de una receta a la s u s t i t u c i ó n de
existen pocas motivaciones para aprender las tradiciones de las cul- toda una receta por otra, o bien a la s u s t i t u c i ó n de toda una tradi-
turas ajenas a p a r t i r de los pocos individuos locales que son com- ción p o r o t r a .
petentes en ellas. Por tanto, en circunstancias normales, e s p e r a r í a - Las sustituciones de menor importancia suelen hacerse sobre ba-
mos que los conocimientos de las tradiciones de la Cultura extran- ses individuales, como cuando u n granjero decide ensayar u n nuevo
j e r a A i que tiene el individuo 5 desaparezcan del pool de culturas cultivo. Pero cuando se ven afectadas las expectativas de los d e m á s , y
de l a sociedad a su muerte, a menos que algunos individuos tengan especialmente sus derechos, por la s u s t i t u c i ó n , lo probable es que se
l a o p o r t u n i d a d de i r a v i v i r en la sociedad donde la Cultura M e s t á produzca una crisis en las relaciones de las personas. Cuando se t r a t a
asociada e independientemente se hagan competentes en sus tradi- de u n cambio de las reglas de la c u l t u r a p ú b l i c a , debe llegarse a una
ciones. d e c i s i ó n a la que debe someterse todo, ya sea mediante a l g ú n proce-
N o obstante, supongamos que la competencia del individuo 5 en dimiento ordenado de la c u l t u r a p ú b l i c a o bien mediante el resulta-
la C u l t u r a A i incluya el conocimiento de una t r a d i c i ó n para diag- do de u n conflicto social y la utilización de fuerza coactiva. Si todo
nosticar y curar enfermedades distinta de la t r a d i c i ó n e. E l falle- lo d e m á s se mantiene f i j o , tales decisiones son m á s fáciles de adop-
cimiento de los individuos 4 y 8 sin haber traspasado los conoci- tar e n l o s p e q u e ñ o s grupos, como las familias, que en los grandes.
mientos de e c r e a r í a n probablemente la demanda de que e l individuo S o n m á s fáciles de alcanzar cuando existe u n alto grado de compro-
5 practicara la t r a d i c i ó n m é d i c a extranjera que h a b í a aprendido. De m i s o d e l o s miembros a l grupo que no cuando el compromiso de los
este modo una t r a d i c i ó n extranjera puede conseguir el reconoci- miembros a l p.rupo bajo. Fáciles o difíciles, tales decisiones se adop-
miento en el pool de culturas como una t r a d i c i ó n p ú b l i c a y pasar tan continuamente en toda clase de grupos, grandes o p e q u e ñ o s . Así,
a f o r m a r parte de l a Cultura societal A. E l individuo 5 puede en- en el a n o 1.000 d e nuestra era, la althing (asamblea nacional) de Is-
contrar clientes incluso mientras e s t é n vivos los individuos 4 y 8, landia v o t ó la a d o p c i ó n del cristianismo como la t r a d i c i ó n religiosa
y luego e y la t r a d i c i ó n introducida de la Cultura A i se c o n v e r t i r í a n con q u e o c u p a r í a n p ú b l i c a m e n t e los islandeses desde aquel momen-
en tradiciones en competencia dentro de la Cultura A. Tal compe- to. Tal s u s t i t u c i ó n de una t r a d i c i ó n religiosa por o t r a a nivel de l a
tencia puede resolverse de distintas formas: una t r a d i c i ó n puede cultura pública h a o c u r r i d o en otros muchos momentos y lugares,
desplazar en ú l t i m o t é r m i n o por completo a la otra; pueden seguir a v e c e s c o n disputas y a veces sin. Asimismo, las distintas tecnolo-
ambas, una como preferida y la o t r a como alternativa de recambio; gías y l a s d i s t i n t a s etiquetas sociales e s t á n siendo constantemente
o bien pueden llegar a considerarse adecuadas para distintas circuns- seleccionadas, entre las alternativas incluidas en los polos de c u l t u r a
tancias y convertirse en complementarias m á s bien que en com- para s u s t i t u i i a l a s antiguas (o coexistir con las antiguas en una de-
petidoras. terminada reía» ion ordenada) como partes de las Culturas sociales.
Como implica lo anteriormente dicho, la gente cambia sus valo- Los verdaderos procesos mediante los cuales se llevan a cabo
raciones de lo que considera tradiciones propias y ajenas. A t r a v é s tales cambios y las condiciones que los disparan y determinan las
de sus invenciones y descubrimientos privados, las personas a ñ a d e n formas que adoptan exceden los límites de este ensayo. N o obstante,
continuamente al componente x del pool de culturas (Barnett, 1953). debemos s e ñ a l a r que suelen implicar movimientos de reforma visio-
A p a r t i r del contacto con miembros de otras sociedades, alimentan narios con carga emocional que son «utópicos» de c o n c e p c i ó n y «to-
t a m b i é n constantemente con nuevos elementos el pool de culturas. t a l i t a r i o s » en la a c c i ó n . Implique lo que implique el modelo de u n
15

Estas adiciones pueden consistir en conceptos aislados, proposicio- pool de culturas, c o m o se p r e s e n t ó de forma muy simplificada en la
nes, actitudes de valor, habilidades, o bien en recetas; o pueden fig. 1, proporciona un entramado de referencias para examinar los
consistir en sistemas enteros de normas, en tradiciones completas. procesos del cambio cultural y la evolución y para considerar los
Estas adiciones proporcionan referencias para revalorar las i d e a s , roles de la ecología, la d e m o g r a f í a , las estructuras institucionales
creencias, recetas, habilidades y tradiciones y a establecidas en la existentes, y la psicología y biología humanas en estos procesos.
Cultura societal. Tales revalorizaciones pueden reforzar el compro Pues parece claro que cuando hablamos de la evolución c u l t u r a l
miso con los principios existentes para d i r i g i r los asuntos d e l a de las sociedades, sean simples o complejas, hablamos de los pro-
vida o pueden debilitar tal compromiso. Así, el r o l , si existe, que
juega u n elemento dentro del pool de culturas en la d i r e c c i ó n de 35. V é a s e el a n á l i s i s de tales movimientos y sus distintas interpretaciones
las actividades — a s í como en su posibilidad de continuar formando por L i n t o n (1943), Wallace (1956), Worsely (1957), B u r r i d g e (1969) y G e r l a c h
parte del pool— e s t á condenado a cambiar conforme los miembros (1970). V é a s e t a m b i é n H o p p e r (1950) y T u r n e r y K i l l i a n (1957, p á g s . 307-529).

242
r K l I I K I - . N C I A S

D lOf que determinan el contenido de los pools de c u l t i n a s y detei


m i n a n el uso selectivo que hace la gente de los contenidos d e l pool
de culturas de su propia sociedad. Todas las consideraciones rali] I U I M Y , F . C . 1 9 6 9 , Stratagems and Spoils. N u e v a Y o r k : S c h o k e n B o o k s .
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p r á c t i c a sus p r o p ó s i t o s . Wiiiston.
Con esto concluimos este ensayo. Comenzamos con la c u e s t i ó n Itiiiunix.i, K i N I I M , 1%9, New Heaven, New Earth. Nueva Y o r k : S c h o c k e n B o o k s .
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una forma de ver la cultura y la sociedad que nos permita consi- DAIIRBNDORI', R A L P H , 1958, "Out of Utopia". American Journal of Sociology, 6 4 ,
derar su existencia. como una consecuencia de c ó m o operan los pp, l i s 127.
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seres humanos en cuanto individuos dirigidos por p r o p ó s i t o s . E n la 36
420 4 M
medida en que hayamos podido hacer esto, t a m b i é n hemos descubier- l «.<\ . i I M o . l'Ml. " S u m e Aspects of C u l t u r e Change in the Northern Philippines".
t o que no sólo es posible clarificar las complejidades de la r e l a c i ó n Anuí lino Anthiopologist, 4 3 , pp. 11-18.
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248
IIIHLIOTKCA D E ANTROPOLOGÍA

Dirigida por J o s é R . Llobera

1 Adam Kuper
Antropología y antropólogos. La escuela británica: 1922-1972

2 J o s é R. Llob¿ra (ed.)
La antropología c o m o c i e n c i a
Textos de L é v i - S t r a u s s , Radcliffe-Brown, Goodenough. Kaplan, Manners, Pa-
noff, Rivers, Malinowski, L e w í s , Gluckman, Conklin, L e a c h , Eggan, Murdock,
M c E w e n , Jarvie, Beattie, Tylor, Ipola y Nutini, compilados y prologados por
J o s é R. Llobera.

3 J . S. Kahn (ed.)
El c o n c e p t o d e c u l t u r a : t e x t o s f u n d a m e n t a l e s
Textos do Tylor, Kroeber, Malinowski, White y Goodenough, compilados
y piolnuados por J . S. Kahn.

En preparación:

A. I I Iludí hilo Rrown


I I m c t o d o de In a n t r o p o l o g í a s o c i a l

I ntii:. Dninonl

Introducción a dos teorías d e la antropología s o c i a l

E . R. L e a c h
S i s t e m a s políticos de las t i e r r a s altas d e Birmania
M. G . Smith (od.)
Antropología política

Maurice Godelier (od.)


Antropología y economía

A. R. Radcliffe Brown y Daryl Forde (eds.)


S i s t e m a s a f r i c a n o s de p a r e n t e s c o y m a t r i m o n i o

E . E . Evans-Pritchard
Brujería, oráculos y magia e n t r e los azande

E . E . Evans-Pritchard
Los nuer
\I t r o p o l o g í a y s o c i o l o g í a en oirás colecciones

Colección Argumentos
Barrington Moore Jr.
Poder político y teoría social

Paolo C a r u s o
Conversaciones con Lévi-Strauss, Foucault y Lacan

Claude Lévi-Strauss. Pierre Bordieu y otros


La teoría

l i m o t h y Raison ( e d . )
Los padres fundadores de la ciencia social

It.iyinond Bollour
11 M.r . do los otros
(

M i m v m - . l i c i o n e s c o n Lévi-Strauss y o t r o s )

I II I fMldl
Un •••nudo en explosión

(.uní iilfuliéliras

I . Mil l>IIVl<|ll.llld
tu sociología

I iln i di llnlsillo

( iiMioillin H U Í Ve: ( l l r m c n t
I «vi !Uinii«* Prntnntiición y antología de textos

< II.idrin.. \. i • • i . 1111 i i

l It 11 . i . Ii I n / ' . í i m i . ' . . . , 1 antropólogo y filósofo; Claude L é v i - S t r a u s s , El oso


y ül barbara
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