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El quijote

¿Qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo
y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel,
donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? (Quijote Prólogo primera
parte).

"Lleno de pensamientos varios y nunca imaginados". Partiendo de esta reflexión contenida en el prólogo de la
primera parte podríamos -como de tantos otros fragmentos- comenzar estudios de lo más complejo y variado. Hoy,
a mi mal cultivado ingenio le ha dado por lucubrar sobre la crítica social y el Quijote.

Cervantes retrata con El Quijote el mundo social en el que vive mostrando al tiempo, su interpretación de la
existencia. Un mundo en el que el linaje lo supone todo: la sangre de los nobles es valiosa, la de los plebeyos es
ruin. Pero no queda aquí todo, hay otra división de corte racista-católico: la sangre plebeya si es “limpia”, no está
contaminada, si por el contrario, pertenece al mundo infiel (judío, moro, cristiano nuevo…), ocupará, por definición,
el escalón inferior de la sociedad.
El mecanismo de discriminación legal hacia las minorías por la sospecha de que seguían practicando sus antiguas
religiones, o separación por la sangre, es un tema de continua referencia en El Quijote. De la misma forma, se
repite con insistencia la máxima renacentista de que el valor de la persona no está en el linaje, sino en la virtud
individual; ambos temas no presentan relación con la afirmación inicial de que la obra nació para abolir los libros
de caballería, lo que me plantea una duda, al menos razonable. ¿Perseguía Cervantes algún otro objetivo al crear la
obra?

La respuesta podía ser:

Elaborar dentro de la novela una crítica de la sociedad en la que transcurría la acción. SU ÉPOCA.

La España del Quijote es rural, castellano-manchega y eminentemente agrícola, el modelo de sociedad muy simple
en teoría, con dos clases privilegiadas, la nobleza y el clero, y un tercer estado que solía llamarse general o llano,
sobre el que recaen los impuestos reales, eclesiásticos y nobiliarios; el distintivo común de los privilegiados era no
pagar impuestos directos, personales, considerados símbolo de sumisión y servidumbre. Para la Iglesia, la sociedad
era perfecta puesto que es obra de Dios.

En el vértice de la pirámide social construida en torno a la sangre y el honor se situaban los condes o duques,
después los caballeros y nobles sin título, especialmente a los primeros se les describe con precisión: sus
banquetes, vestimenta, su derroche, una clase parasitaria cuyo único fin era conservar su puesto en la
administración o el imperio aunque para ello hubieran de favorecer a los labradores ricos, que sufragaban sus
deudas.
La base de la pirámide social estaba constituida por los campesinos, artesanos y comerciantes que no sólo se
sustentaban a sí mismos, sino también a las clases superiores, aun así no eran los últimos, como ya apuntamos su
sangre aunque plebeya era limpia. Por debajo, se situaban los cristianos nuevos y los moriscos.

Al mundo en el que viven nuestros protagonistas le rige una casta social en la que triunfa la pereza, la ociosidad la
arrogancia y el vicio. Cuanto más elevada es su posición mayor es su degeneración moral. Se sienten orgullosos y
realizados por conseguir burlar a un loco y a su incauto acompañante, con la omnipresente influencia del clero.
Cervantes fija con estos personajes un prototipo real, no imaginario, de esa clase social y en consecuencia una
clara denuncia.

Hidalgo y escudero, dentro de este mundo en el que el linaje y limpieza de sangre legalizados por la iglesia marcan
la pauta, aún persiguen alcanzar su sueño: el primero, conseguir una sociedad ideal a través de nuevas hazañas, el
segundo gobernar una ínsula y alejarse del estado de necesidad en que se encuentra; que el bien triunfe sobre el
mal y el trabajo sobre la holganza. Justamente lo contrario de los nobles.
Como es sobradamente conocido ninguno de los dos consigue su objetivo, realmente ocurre todo lo contrario:

Don Quijote obligado a volver a casa por el Caballero de la Blanca Luna, resulta vencido en combate, pero
vencedor de sí mismo. Sancho abandona el gobierno de la ínsula convencido de que la libertad aun acompañada de
la pobreza, es mejor que la riqueza unida a la corrupción.
Los lectores de su tiempo vieron en El Quijote una obra cómica y divertida, a buen seguro que jamás pensaron
pudiera tener la interpretación transcendente que alcanzó más tarde hasta convertirse en un auténtico símbolo.
Me permito la libertad de apuntar otra intencionalidad en Cervantes, denunciar que:
Sólo desde la locura es posible la práctica de la justicia.

Citas del quijote.

-En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme.

–Nunca segundas partes fueron buenas

-Sabed Sancho que no es un hombre más que otro sino hace más que otro.

-Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.

-Bien predica quien bien vive.

-No puede impedirse el viento, pero hay que saber hacer molinos.

-Son dos cosas diferentes el amor y el deseo; no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.

-Como no tienes experiencia en las cosas del mundo, todo lo que tiene algo de dificultad te parece imposible.

-No hay mejor salsa que el hambre.

-El que cae hoy, mañana puede levantarse.

-Aquel que mucho camina y mucho lee, ve mucho y conoce mucho.

-Si dejas de desear, el hombre más rico serás.

-El valor se haya en ese lugar intermedio entre la cobardía y la temeridad.

-A menos que sea la muerte, para todo hay remedio.

-Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.

-Ama, no lo que eres, sino lo que serás.

-Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es ni utopía ni locura, es justicia.

-Pon tus ojos en quién eres, conócete a ti mismo, ese es el conocimiento más difícil que puedas imaginar.

-No hay refrán que no sea cierto, porque todos son hijos de la experiencia, la madre de todas las ciencias.

-¿Qué locura o desatino me lleva a nombrar las faltas ajenas, teniendo tanto que comentar de las mías?
-Nunca vivieron bien crueldad y valentía.

-Ladran los perros Sancho, luego cabalgamos.

-El que a punto de morir se haya, siempre habla lo cierto.

-El crédito debe darse a las obras no a las palabras.

-Correr a donde los valientes no se atrevieron, alcanzar la estrella inalcanzable. He aquí mi destino.

-Puede darse el amor sin celos, pero no sin temores.

-Donde hay mucho amor, no suele haber mucha desenvoltura.

-¡Oh envidia, eres raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!

-Cuando entras en el corazón de un amigo, no importa el lugar que ocupes, lo importante es que nunca salgas de
ahí.

-¡Celos, cuchillo de las esperanzas más firmes!

-A quien se humilla, Dios le ensalza.

-Al bien hacer nunca le falta recompensa.

-Cada uno es tal como Dios le hizo, y aún peor muchas veces.

-Casamiento de parientes, mil inconvenientes tiene.

-Cuando no estamos en la una estamos en la otra.

-De las miserias suele ser alivio una compañía.

-Donde una puerta se cierra, se abre otra.

-El amor nunca hizo ningún cobarde.

-Las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente, no tiene mérito ni valen nada.

-Las amistades verdaderas no pueden ser turbadas.

-Nunca el consejo de un pobre, por muy bueno que sea, es admitido.

-No le des importancia al resultado, valora el esfuerzo.

-Cada uno es hijo de sus obras.

-No hay libro tan malo que no tiene algo bueno.

-De los mayores pecados que comete el hombre la soberbia es el mayor dicen algunos, pero el desagradecimiento
es mayor, digo yo.
-El que no sabe gozar de la ventura cuando llega, no debe quejarse cuando pasa.

-Una confidencia tiene tanto de confianza como de indiscreción.

-La verdadera y buena amistad no debe ni puede ser sospechosa de nada.

-La alabanza propia envilece.

-Es de gente bien nacida, el agradecer el beneficio que recibe.

-La pluma es la lengua de la mente.

-Para las enfermedades del alma, el arrepentimiento es la mejor cura.

-En la lavada todo sale.

-Las desdichas del cielo, no pueden ser remediadas con bienes de fortuna.

-Hacer el bien a los villanos es como echar agua en el mar.

-En las cortesías es mejor pecar por más que por menos.

-Pudor es el encanto que duplica los encantos de la hermosura.

-Aquel oficio que no da de comer a su dueño, no vale dos habas.

-El amor es deseo de belleza.

-Mejor es ser admirado de los pocos sabios que burlado de los muchos necios.

-Más brilla la grandeza de un rey en su misericordia que en su justicia.

-Los ánimos descompuestos, los compone la música, y alivia también los trabajos que nacen del espíritu.

-No hay memoria que el tiempo no acabe, ni dolor que la muerte no consuma.

-No hay que ser, ni riguroso siempre, ni siempre blando.

-Con el sueño haz de ser moderado, porque quien no madruga con el Sol, no goza del día.

-Las tristezas no son propias de las bestias sino de los hombres, pero si los hombres las sienten en demasía se
vuelven bestias.

-Necio es, muy necio, el que, descubriendo un secreto a otro, le pide de manera encarecida que lo calle.

-En el arte de la marinería más sabe el más sencillo marinero que el hombre más letrado del mundo.

-No hay mejor cimiento y mejor zanja que el dinero.

-El ingenio de los hombres se aviva al ver mucho y al leer mucho.


-El año que es abundante en poesía, suele serlo también en hambre.

-Más vale la mancha en el rostro que la pena en el corazón.

-Nunca desagrada a una mujer que se la enamore.

-Nunca o muy pocas veces se consigue una ambición sin hacer daño a terceros.

-Una de las mayores tentaciones que pone el diablo en la vida del hombre es escribir un libro, que puede darle
tanto fama como dinero.

-Donde se haya la verdad, ahí está Dios.

-En la lengua residen los mayores daños de la vida humana.

-No puede haber gracia donde no hay discreción

-Parece que los gitanos y las gitanas solo vinieron al mundo para ser ladrones.

-Sabe más el tonto en su casa que el sabio en la ajena.

-Son siempre desatinadas la venganza de los celos.

-En la poesía, se puede ser famoso si se guía más por el parecer ajeno que por el propio.

-Es mi parecer y la experiencia lo enseña, que pueden las lágrimas de una mujer ablandar una piedra.

-Si algo se gana, nada se pierde.

-Corrieron mis pensamientos tras una distracción.

-Las armas requieren espíritu como las letras.

-La soberbia tiene una hija y es la ingratitud.

-La prudencia es la más alta de las virtudes.

-A la plaza del nunca se llega por la calle del ya voy.

-Y así de lo mucho que leía y de lo poco que dormía, su cerebro se secó.

-A la que por ahí llaman fortuna, sabed que es una mujer antojadiza y borracha, y sobre todo ciega, que no sabe lo
que hace, ni sabe a quién derriba.

-¡Oh, memoria, enemiga mortal de mi descanso!

-No huye el que se retira.

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