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A la comunidad universitaria y la opinión pública:

Como ya es de público conocimiento, anoche en el pleno de Federación de


Estudiantes de la Universidad de Chile se dio a conocer la resolución de la segunda
comisión investigadora sobre el caso de acoso laboral que, se me acusa, haber
encubierto en el Centro de Estudiantes de Ingeniería que presidí el año pasado. Esto a
pesar de que en la propia resolución de la investigación se consigna que en lo que
incurrí fue en un “actuar negligente, despreocupado por la salud y la calidad de vida de
la funcionaria pública afectada”.

Al ser declarado culpable de estos hechos más graves que los expuestos en el
informe, se me sancionó con la suspensión de 3 meses, lo que en la práctica significa
mi destitución, ya que es el mismo tiempo que le resta a mi administración. En primer
lugar, quiero dejar en claro que no reconozco haber encubierto a ningún acosador
laboral. Quizás se me puede culpar de no fiscalizar lo suficiente las relaciones
laborales que existían entre las y los funcionarios del CEI, pero jamás ejercí ningún
tipo de presión o defensa para ocultar ningún hecho ni a alguien. En ese sentido, la
sanción es absolutamente desproporcionada.

Por otra parte, la comisión investigadora que se creó para este caso está liderada por
la misma fuerza que denuncia y que también sanciona desde el pleno, es decir,
quienes denuncian, investigan y sancionan responden a los mismos intereses, por
tanto en este juicio político no se me permitió ninguna de las garantías mínimas de
todo proceso honesto, objetivo y transparente. Además, en la investigación figuran una
serie de irregularidades de este tipo que me gustaría también se consideraran y
analizaran.

Lamentablemente, el pleno en su resolución no puso por delante los intereses de la


víctima, desconociendo su voluntad de no continuar con la investigación para no
seguir exponiéndose. En ese sentido, anoche no se propuso ninguna medida de
reparación para ella, sino que sólo se limitaron a sancionarme a mí, desconociendo
que aquello no beneficia en nada a la víctima, sino sólo a un par de colectivos políticos
al interior de la mesa Fech.

Lamentamos que nuestra federación esté enfrentando esta situación, porque sin duda
esto lesiona no solo esta institución centenaria que es la Fech, sino también a la
democracia interna, la buena voluntad política que siempre debe prevalecer y la ética
que como estudiantes de la Universidad de Chile debemos defender. Asimismo,
lamentamos las consecuencias que esto trae para la organización estudiantil, las y los
estudiantes y las y los funcionarios de la casa Fech.

Creemos central, a raíz de esto, empujar un proceso refundacional de la federación de


estudiantes más importante de Chile, para terminar con malas prácticas y
mezquindades que la han terminado secuestrando. Necesitamos una renovación que
la fortalezca para enfrentar los desafíos actuales. Nuestra convicción y vocación está
en construir un movimiento social amplio que luche por nuestros derechos y que
ponga siempre por delante el bien común mediante un quehacer político honesto y no
mezquino. Como presidente de la Fech no voy a claudicar en pujar porque ese sea el
espíritu de todos nuestros actos, y ningún otro.

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