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DIMENSIÓN FILOSÓFICA

El ascenso de las comunicaciones de masas produjo modificaciones no solo en la vida de la


gente sino también a lo humano: estimuló reflexiones filosóficas: ligado a la mediación tecnológica
y sus repercusiones en la cotidianeidad y en la cultura.

Se ha filosofado sobre la massmediaciación noción concebida para sintetizar aquella


cultura creada a partir de la expansión de los medios de la comunicación de masas, que configura
ciertos modos de percibir, que ha influenciado poderosamente para transformar ciertas nociones
de espacio y tiempo, y que tiende a organizar lo real, lo simbólico y lo imaginario según sus
parámetros.

Sobre el concepto de práctica:

Práctica son todos aquellos despliegues en acciones hacia afuera o interiores


(percepciones, elaboraciones de conceptos, imaginaciones) por los cuales un ser viviente se
convierte en humano.

El hombre despliega prácticas ligadas al preguntarse, conocer, imaginar, recrear, crear,


vincularse con otros humanos, crear mediaciones simbólicas, reconocerse en el mundo de los
afectos.

En tal despliegue, algunas prácticas estimulan la manipulación o “control” de objetos o


personas; otras, el actuar conjuntamente, así como pueden favorecer la repetición mecánica o la
creación.

Según T. Adorno, las comunicaciones de masas propiciarían prácticas que pondrían a los
sujetos en condiciones de ser fácilmente manipulados.

Desde otro cruce valioso a los fines de los estudios comunicacionales, el filósofo Habermas
considera que existirían prácticas fundantes de lo humano: Lenguaje y Trabajo.

El trabajo es aquella práctica por el cual el hombre transforma la naturaleza y así mismo.

El lenguaje es el producto de las prácticas de interacción, y a su vez permite a los seres


humanos establecer formas de comunicación, mediadas por lo simbólico ordenar, clasificar,
conceptualizar y reconstruir la realidad.

En las prácticas de comunicación de masas estaría inscripto el proceso de producción a


través de la instrumentalización y control de la naturaleza y el hombre a través de las tecnologías.

Sobre la comunicación de masas

Este concepto se inscribe dentro de la llamada cultura de masas. La cual se trata de una
cultura de productos para el consumo masivo y con sistemas cada vez más complejos y universales
de comunicación: teléfono, radio, televisión.
Umberto Eco concibe a la cultura de masas, como una cultura heterogénea, plural,
sincrética de lo popular y lo masivo proveniente tanto de los grandes medios como de las formas
de comportamiento y uso de las sociedades industrializadas.

Dentro de la cultura de masas se encuentra las comunicaciones de masas, cuyos medios


son el resultado de la aplicación de tecnologías para el intercambio y la difusión a distancia de
productos culturales, de modo simultáneo, a poblaciones heterogéneas y distantes entre sí. Nos
referimos a productos desde la prensa hasta la transmisión vía satélite.

Las comunicaciones de masas se aplican a distintos géneros de comunicación: 1) sociedad


de tipo industrial rica en contrastes y diferencias. 2) canales de comunicación que permiten
alcanzar a grupos determinados o a un círculo indefinido de receptores en situaciones
sociológicas diferentes. 3) grupos de productores que elaboran y emiten determinados mensajes
con procesos de producción industrial.

Distancia, medios industriales, simultaneidad de llegada a diferentes geografías: todas


estas características ponen de relieve hasta qué punto las mediaciones tecnológicas resultan
esenciales en las comunicaciones de masas.

Sobre la mediación tecnológica

La reproductibilidad técnica de las obras de arte

Walter Benjamín (pensador ligado a la escuela de Frankfurt), dice que la obra de arte ha
sido siempre susceptible de reproducción.

A lo largo de su historia el hombre usó formas variadas de reproducción (xilografía,


grabado en cobre) que le sirvieron para reproducir imágenes.

Benjamín sostenía que con la reproducción a través del cine se había llegado a un punto
culmine: al rodar en el estudio el operador de cine fija imágenes con la misma velocidad con la que
el actor habla.

Se lograría una suerte de transparencia entre imagen y realidad.

En la reproducción manual de una obra, hecha por imitadores sobre la base técnica de
similares a las usadas en el original, o bien en cualquier reproducción no técnica, se mantienen las
huellas del productor en el producto. Algo similar sucedería en la reproducción industrial esas
huellas se pierden. La obra se desprende de su tradición, se pierde el aura.

Benjamín se remite a los orígenes del renacimiento para explicar la noción de aura: el
renacimiento estableció una ritualización en la presentación de la obra y la contemplación del
público: del valor cultural se pasó a considerar la autenticidad de la obra.

Se instauró la idea de que una obra vale por ser el producto de un individuo, de un genio,
de una conmoción o angustia original.

Perder el aura, podría asociarse con perder las huellas del proceso creativo, perder
originalidad, perder el aquí y el ahora de la obra.
Gracias a la reproducción técnica las obras llegan a mayor cantidad de gente, ganan en
capacidad exhibitiva perdiendo la misma.

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