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Frecuencia
El 18% de > de 65 años tienen problemas para moverse sin ayuda y a partir de 75
años más del 50% tienen problemas para salir de casa, de los que un 20% quedan
confinados en su domicilio.
Para comprender la importancia del deterioro funcional severo que supone la
inmovilización baste decir que el 50% de los ancianos que se inmovilizan de forma
aguda fallecen en un plazo de 6 meses.
Causas
La causa principal es el encamamiento tras enfermedades agudas y sobre todo tras
hospitalizaciones:
Enfermedades reumatológicas, por el dolor y la deformidad articular.
Accidente cerebrovascular (infarto o hemorragia cerebral).
Enfermedad de Parkinson.
Demencias en fases avanzadas.
Neuropatías periféricas, sobre todo en diabéticos.
Enfermedades cardiacas y respiratorias que van limitando progresivamente la
resistencia al ejercicio.
Malnutrición.
Trastornos de la marcha, Vértigo posicional, Síndrome postcaída.
Otras causas frecuentes son:
Exceso de peso.
Falta de motivación o estados depresivos.
Apoyo social insuficiente o falta de información sobre cómo debe reiniciarse la
movilización y qué ayudas técnicas son necesarias.
Muchos fármacos aceleran la inmovilidad por sus efectos secundarios como la
hipotensión ortostática, deterioro del nivel de conciencia o temblores al caminar.
Problemas en los pies: callosidades, trastornos de las uñas y deformidades que
causan dolor y alteración de la marcha.
Muchos ancianos alargan voluntariamente las horas de sueño aumentando el riesgo
de acabar encamado.
2.Sentado en el sillón:
Comenzando por una hora dos veces al día, ir aumentando progresivamente el tiempo que el
mayor está sentado fuera de la cama.
Manteniendo una postura correcta: cuerpo erguido y cabeza recta, si es preciso con la ayuda
de almohadas, y con las piernas elevadas sobre una banqueta.
3. Ponerse de pie:
Practicando situado el paciente enfrente de un andador de aluminio que sirve de apoyo para
mantener la posición. En los primeros días es normal la inestabilidad, pero no se debe
abandonar el ejercicio.
Aprender los desplazamientos básicos: de la cama al sillón, a la silla de ruedas, al inodoro,
etc.
4. Caminar:
Todos los días, a paso lento, pero con distancias cada vez mayores, mitigando el riesgo a caer
hacia atrás.
Inicialmente se puede utilizar un andador, posteriormente un bastón.
Con calzado apropiado.
5. Mantenimiento:
Sin que se canse en exceso.
Con ejercicios respiratorios, flexión y extensión de brazos y piernas, levantarse y sentarse, dar
paseos cortos varias veces al día.
Eliminar los obstáculos que existan en el domicilio y no permitan una marcha sin riesgo:
escalones, alfombras, cables, mesitas bajas, iluminación adecuada.
Apoyo sociofamiliar adecuado.
Poco a poco hemos de ir aumentando las pautas, pero con unas reglas básicas que son:
· Una fase de calentamiento con estiramientos musculares (de 3 a 5 minutos) y paseo de 5 a
10 minutos de duración.
· Ejercicios de fortalecimiento (extensores de brazos, pesos y poleas, uso de escaleras y
escalones) y coordinación-equilibrio.
· Ejercicios de resistencia progresiva (saltos, carrera…).
· Terminar con un período de enfriamiento no superior a los 10 minutos, con ejercicios de
estiramiento muscular y paseo ligero con velocidad decreciente.
En resumen, la actividad incluirá trabajo de flexibilidad (estiramiento), fortalecimiento y
coordinación-equilibrio y en un segundo momento resistencia (capacidad aeróbica). Es más
importante la continuidad en el ejercicio que la intensidad. Se recomienda iniciar el ejercicio dos
o tres días a la semana hasta llegar hasta cinco, alternando la actividad física con situaciones
de reposo. De igual manera el esfuerzo físico se irá intensificando de manera progresiva