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La ametría como disfluencia
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Parcial nº2 de Análisis Compositivo II
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26 de septiembre de 2016
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LA AMETRÍA COMO DISFLUENCIA 26 de septiembre
[Parcial nº 2 de Análisis Compositivo II – Alumno: Diego S. D´Avila] de 2016
0. Introducción
1
Este título parafrasea la obra Christopher Hasty titulada El metro como ritmo, de. De ningún modo
pretendemos el plagio, sino más bien un modesto homenaje al creador de la Teoría de la
Proyección.
2
Entendemos aquí el término “pulsos” como “estímulos exactamente equivalentes (…) [que]
subyace[n] bajo la experiencia rítmica y la refuerza[n]” (Cooper & Meyer, 2000, pp. 12-13). Kramer
(1988) adopta un concepto diferente de pulso: lo define como cada uno de los eventos que se oyen
objetivamente en una interpretación musical.
3
Los términos “tartamudez” y “disfluencia” son sinónimos. Este último se compone del prefijo “dis-“,
que “indica negación o contrariedad” (RAE, 2001) y de la palabra “fluencia”, que significa “acción y
efecto de fluir” (Op. cit.).
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[Parcial nº 2 de Análisis Compositivo II – Alumno: Diego S. D´Avila] de 2016
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Considerando solo la mano izquierda45 de los compases 26-36 (cf. Fig. 1),
observamos que en el nivel de blanca se cumplen seis de los 17 potenciales
proyectados (el 35,3% de ellos aproximadamente).6 Por otra parte, allí la duración
de las anacrusas oscila entre una, dos, tres y cuatro corcheas.
De estos sondeos emerge un interrogante: la variación duracional de las
anacrusas, ¿influye en la no-concreción de la totalidad de las proyecciones? Para
responder esta pregunta, reconstruiremos el fragmento con anacrusas de duración
invariable.
En la Fig. 2 vemos que, si adjudicamos a todas las anacrusas un valor de
tres corcheas, en alguna medida la respuesta es afirmativa: en el nivel de blanca,
nueve de los 16 potenciales proyectados se concretan; es decir, un 56,3%
aproximadamente.7
Veamos qué ocurre si reescribimos la mano izquierda con anacrusas de
cuatro corcheas (cf. Fig. 3). Aquí el 93,2% de los potenciales proyectados se
concreta (27 de 29). Por lo tanto, en este caso la respuesta es, con creces,
mayormente afirmativa.
No obstante, si igualando las anacrusas todavía existen restos de
aperiodicidad, es evidente que el compositor ha arbitrado una mayor cantidad de
medios para consumarla.
Para encontrar tales procedimientos, inspeccionaremos nuevamente la Fig.
2, aunque esta vez deteniéndonos en los potenciales proyectivos del nivel de
blanca.8 Como alcanzamos a ver, su duración es variable.
En consecuencia, podemos afirmar que el proceso de dilatación y
contracción de anacrusas se enmarca en una operación mayor: la dilatación y
contracción de potenciales proyectivos, que es sinónimo de proyecciones
negadas. Ese es uno de los principales modos que ha arbitrado el compositor para
generar disfluencia.
4
Por el momento dejamos de lado la conjunción de ambas manos, dado que se hallan
descoordinadas en cuanto a la posición de los inicios. En el apartado nº 3 (“Notas que distraen”)
trataremos esa situación, al profundizar sobre el concepto de “distractor”.
5
En las Figuras que presentamos, las “teclas bloqueadas” (cf. Nota al pie nº 9) son reemplazadas
por silencios o negras con staccato.
6
Los potenciales T´ y U del compás 36 se comprenden al examinar el inicio del compás siguiente.
7
No obstante, adviértase que 8 de esos 9 potenciales proyectados posee la duración de 7
corcheas, conformando compases tácitos de 7/8. En esta métrica, si bien existe periodicidad en el
nivel de compás, al interior de estos las proyecciones son negadas.
8
Obviamos el nivel de negra señalado en el compás 26, porque marca la irregularidad propia del
compás de 7/8. Hemos preferido considerar la periodicidad que esta métrica manifiesta al nivel de
compás.
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Si bien insistimos en lo personal de esta aseveración, contamos con un argumento objetivo que
la respalda: para la época de su obra Técnicas de mi lenguaje musical (1944), Messiaen aclaraba
que la escala “por tonos” aventajaba en uso a la escala octatónica y al pc-set 6-7 (Modo de
transposiciones limitadas nº 5). Este hecho pudo haber generado, desde aquel tiempo, un
acercamiento pronunciado de los oyentes al pc-set 6-35.
14
Tomamos la noción de “notas distractoras” de las investigaciones de Bregman & Ahad (1990).
Estos autores demuestran que una melodía familiar puede resultar irreconocible si se le intercalan
notas aleatorias (“distractores”) en el mismo registro. A medida que ambas entidades se separan
registralmente, aquella melodía alcanza a percibirse.
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La conjunción entre melodía principal y distractores ocurre en la mayor parte de las secciones A
y A´.
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Aguilar (2009) define el acento agógico como la cualidad que poseen los eventos que, en
relación a otros, poseen mayor duración. Hasty (1997) coincide con ello: afirma que si oímos dos
sonidos breves, probablemente solo el segundo se percibirá acentuado. Nos dice que la causa de
ello es que, al ser seguido de silencio, el segundo evento parecerá más largo que el primero.
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Conclusiones
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Bibliografía
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APÉNDICE
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