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Universidad Nacional de la Amazonía Peruana

Facultad de Farmacia y Bioquímica

Título : La Hemodinámica

Docente : Cleto Jara Herrera

Asignatura : Biofísica Farmacéutica

Alumno : Panduro Alva Hedberth Luis

Nivel :I

Ciclo : Nivelación

Iquitos_Perú
2017

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Introducción
La hemodinámica es aquella parte de la biofísica que se encarga del estudio de la
dinámica de la sangre en el interior de las estructuras sanguíneas como arterias, venas,
vénulas, arteriolas y capilares así como también la mecánica del corazón propiamente
dicha mediante la introducción de catéteres finos a través de las arterias de la ingle o del
brazo. Esta técnica conocida como cateterismo cardíaco permite conocer con exactitud el
estado de los vasos sanguíneos de todo el cuerpo y del corazón.
Llamamos Hemodinámica a una técnica mínimamente invasiva que a través de catéteres
guiados por fluoroscopio y con adquisición de imágenes permanentes, nos permite
estudiar las patologías congénitas o adquiridas del corazón y del árbol vascular para
tratarlas adecuadamente.
La Hemodinámica es una subespecialidad de la Cardiología que estudia en forma
invasiva, a través, de catéteres, las enfermedades Cardiovasculares. El estudio utiliza la
medición de presiones, volúmenes, cortocircuitos entre cavidades cardíacas y también el
estudio de la morfología de las diferentes cavidades cardíacas por angiografía, que
consiste en opacificar el corazón y/o los vasos sanguíneos, con algún medio de contraste
iodado que se inyecta por el catéter y se visualiza a través de Equipos Radiológicos que
utilizan rayos x.
La Hemodinámica es aquella parte de la Cardiología que se encarga del estudio anatómico
y funcional del corazón mediante la introducción de catéteres finos a través de las arterias
de la ingle o del brazo. Esta técnica conocida como cateterismo cardíaco permite conocer
con exactitud el estado de las arterias del corazón.
En el servicio de Hemodinámica se realizan técnicas de diagnóstico y/o tratamiento de
tipo invasivo, las cuales introducen un catéter o “sonda hueca” por los vasos sanguíneos
y, con ayuda de rayos X y medio de contraste, estudian las arterias cerebrales y
periféricas, las cavidades del corazón, válvulas cardíacas, malformaciones congénitas
cardíacas y estudios relacionados con la actividad eléctrica del corazón; tanto para
pacientes adultos como para pediátricos.
La Hemodinámica es una técnica de diagnóstico que permite el estudio del sistema
cardio-vascular: Las arterias (arteriografía) y las venas (flebografía). La Hemodinámica
puede ser invasiva (se inyecta un contraste radiológico a través de un catéter alojado en
el interior de la arteria o vena, y posteriormente se adquieren resultados grabados en un
cateterismo) y no invasiva (angiografía mediante TC o RM, se consigue contrastar las
arterias mediante la inyección endovenosa de contraste, sin necesidad de colocar
catéteres). Las imágenes que se obtienen proporcionan un mapa detallado del sistema
cardiovascular en estudio (ej.: arterias coronarias, arteria aorta, arterias de extremidades
inferiores, etc.) y su patología.

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Definición de la Hemodinámica
La disciplina que estudia los principios físicos responsables del movimiento del agua se
denomina hidrodinámica. Muchos de estos principios físicos se utilizan en la explicación
del movimiento de la sangre (hemodinámica). ¿Qué explica que la sangre, cual río
dentro del organismo, vaya siempre hacia delante, saliendo del corazón y regresando
a éste? ¿Cuáles son los mecanismos que regulan la intensidad del flujo sanguíneo
hacia los tejidos? El contestar acertadamente, estas y otras preguntas, es responsabilidad
de la Hemodinámica, disciplina que estudia los principios físicos que rigen el
movimiento de la sangre, dentro de nuestro organismo. A continuación se podrá observar
la ecuación general de la hemodinámica:
Flujo sanguíneo (Q) = Gradiente de presión entre la red arterial y la venosa (Pa-Pv) /
Resistencia al flujo de sangre (R)

Q = Pa-Pv / R

La ecuación nos indica que el flujo sanguíneo es directamente proporcional a la presión


e inversamente proporcional a la resistencia. La presión es la fuerza propulsora de la
sangre, mientras que la resistencia es la fuerza que "frena" el paso de la sangre. La
presión es responsabilidad del corazón; cuando éste bombea la sangre, lo hace con una
fuerza suficiente que le permite enviar la sangre hacia adelante. El valor de la presión es
máximo, cuando el corazón se contrae sístole. Si se trata del corazón izquierdo el valor
de la presión máxima es de 120 mm de Hg. Con esta fuerza sale la sangre por la aorta
para ser distribuida a todas las partes de nuestro organismo, llevando oxígeno y nutrientes
a nuestras células.
La presión máxima del corazón derecho se presenta en sístole y equivale
aproximadamente a 30 mm de Hg. Por otro lado, la presión al final de todo el recorrido
de los vasos, es cercana a cero. Es precisamente este gradiente de presión (120 mm de
Hg - 0 mm de Hg), el responsable de que la sangre salga del corazón por la aorta con gran
fuerza, recorra todo el circuito de la circulación mayor y regrese al corazón derecho por
las grandes venas cavas. El corazón derecho envía la sangre por la arteria pulmonar,
recorre el circuito pulmonar y regresa al corazón izquierdo por las venas pulmonares. En
este circuito el gradiente de presión es de 300 mm de Hg - 0 mm de Hg.

En la siguiente imagen se presentan las diferentes presiones a lo largo del circuito


vascular. Se puede observar cómo en el interior del corazón izquierdo, la presión oscila
entre 120 mm de Hg (presión sistólica) y 80 mm de Hg (presión diastólica). Igualmente
se puede observar cómo a nivel de las arteriolas ocurre la más drástica caída de la presión
arterial.

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La sangre al avanzar, experimenta cierta fricción (resistencia) entre sus capas y las
paredes de los vasos. Las mismas relaciones que se presentan entre un tubo de
determinada longitud y grosor con la resistencia al agua que circula por éste, se presentan
entre los vasos sanguíneos y la sangre, las cuales también se pueden observar en la imagen
anterior.

Relación entre la longitud del vaso y el flujo sanguíneo


Entre más largo sea el vaso, mayor será la superficie de contacto entre la sangre y las
paredes de éste y en consecuencia mayor la resistencia al paso de la sangre. La relación
es directamente proporcional. Por el contrario, si relacionamos la magnitud del flujo
sanguíneo con la longitud del vaso, la relación será inversamente proporcional. A mayor
longitud del vaso menor será la magnitud del flujo sanguíneo que circula por éste en
unidad de tiempo y viceversa.

Relación entre el diámetro del vaso y el flujo sanguíneo


La relación entre la resistencia al flujo y el diámetro del vaso es inversamente
proporcional: a mayor diámetro del vaso menor resistencia al flujo de la sangre y
viceversa. En consecuencia, la relación entre la magnitud del flujo sanguíneo y el
diámetro del vaso será directamente proporcional: a mayor el diámetro del vaso mayor
será la magnitud del flujo sanguíneo en la unidad de tiempo. O al contrario: a menor
diámetro del vaso menor será el flujo sanguíneo que circula en la unidad de tiempo.

La relación anteriormente descrita no se presenta en la proporción de 1:1. Se puede


explicar así: Si por un tubo de diámetro X pasa en la unidad de tiempo una cantidad Y de
un determinado líquido ¿Qué cantidad de líquido pasará en el caso en que el diámetro se
duplique? Si la relación entre el diámetro del tubo y la magnitud del flujo fuera 1:1, se
podría decir que al duplicarse el diámetro (2X), se duplicaría el flujo sanguíneo (2Y). Lo
anterior significa que si por un tubo recolector de agua de diámetro X pasa por ejemplo 1
litro de agua cada minuto, en el caso en que el diámetro del supo se duplicara, se esperaría
que pasaran 2 litros de agua por minuto.

En la realidad, las leyes de la hidrodinámica (hemodinámica), no actúan con la lógica


aplicada al concepto anterior. La resistencia al paso del líquido será inversamente
proporcional al diámetro del vaso elevado a la cuarta potencia. O si se quiere: la cantidad
de líquido que fluya será directamente proporcional al diámetro del tubo elevado a la
cuarta potencia. En el ejemplo anterior, al duplicarse el diámetro, la cantidad de líquido
que fluiría sería equivalente a 2 elevado a la cuarta potencia, es decir 2*2*2*2 = 16.
Significa lo anterior que fluiría 16 veces más líquido en la unidad de tiempo, comparado
con el flujo de líquido en el vaso con el diámetro X.

Se debe entender la importancia de la relación entre el flujo sanguíneo y el diámetro de


los vasos, particularmente a nivel de las arteriolas, verdaderas "llaves" que abren y cierran
la luz de los vasos hacia los tejidos, según sean las necesidades metabólicas de éstos.

Las arteriolas poseen una poderosa musculatura lisa, que responde a varias influencias
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(locales, nerviosas y hormonales) con el fin de controlar la cantidad de sangre que deben
recibir los distintos tejidos. Bajo la influencia de los factores mencionados con
anterioridad, las arteriolas pueden duplicar, triplicar y hasta cuadruplicar su diámetro,
provocando cambios en el flujo sanguíneo de 16, 81 y 256 veces respectivamente.

Relación entre la viscosidad de la sangre y el flujo sanguíneo


Además del diámetro del vaso y de la longitud de éste, otro factor del cual depende la
magnitud del flujo es la viscosidad del líquido. Permaneciendo constantes todos los
factores, de los cuales depende la magnitud del flujo de un líquido, pasará en la unidad
de tiempo más cantidad de líquido, entre menos viscoso sea éste. Si se toma como 1 la
viscosidad del agua, la viscosidad del plasma y de la sangre tendrá los valores 1,5 y 3
respectivamente.

En la aplicación de la ecuación de la hemodinámica, en condiciones fisiológicas, poco


importan los factores relacionados con la longitud de los vasos y con la viscosidad.
Ambos factores son muy constantes, exceptuando los casos cuando la viscosidad de la
sangre se perturba, como en cierto tipo de anemia (disminuye la viscosidad) y
la policitemia (aumenta la viscosidad).

Dependiendo de las necesidades metabólicas de los tejidos (particularmente del muscular


esquelético), el flujo sanguíneo a nivel de arteriolas puede ser modificado hasta 256 veces
por encima de un valor catalogado de 1, en condiciones de reposo.

Si por un vaso en condiciones de reposo fluye "n" cantidad de sangre, al duplicarse su


diámetro fluirán 16n veces de sangre, al triplicarse el diámetro fluirán 71n veces de sangre
y al cuadruplicarse fluirán 256n veces de sangre por el tejido. Son las arteriolas que,
actuando en forma de llave, permiten aumentar o disminuir el flujo de sangre hacia los
tejidos, dependiendo en la gran mayoría de casos de la exigencia metabólica de los
tejidos.

La excepción la hacen los órganos tales como la piel, el riñón, el corazón, los pulmones,
por cuanto la sangre que fluye por ellos no tiene como única función garantizar la
nutrición y la respiración de las células que conforman estos órganos. Paralelamente están
implícitas otras funciones no menos importantes. La sangre que fluye por la red
cutánea participa en la termorregulación; la que ingresa al riñón lo hace por la necesidad
de depurarse de sustancias tóxicas e innecesarias.; la sangre que circula por los pulmones
y el corazón debe ser oxigenada y garantizar de esta manera el gasto cardíaco necesario
para el buen funcionamiento de todo nuestro organismo.
Por el contrario, el flujo sanguíneo que recorre los vasos de la musculatura esquelética si
está en relación directa con el nivel metabólico de nuestros músculos. En reposo, sólo el
21% de un gasto cardíaco de 5800 mL/min de sangre, fluye por la musculatura
esquelética, es decir aproximadamente 1200 mL/min de sangre. En un trabajo intenso,
cuando el gasto cardíaco puede elevarse a 25000 mL/min de sangre, el 88% de este valor,
es decir 22000 mL/min de sangre, puede ser desviado hacia la musculatura esquelética.

En condiciones de actividad muscular, se produce una redistribución de la sangre entre

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los órganos muy activos (el músculo esquelético) y otros menos activos, tales como los
que conforman el aparato digestivo. De 1400 mL/min de sangre que recibe en conjunto
el hígado, el bazo, el estómago y los intestinos, en condiciones de reposo, durante una
actividad física intensa, este valor se reduce a 300 mL/min. La circulación renal puede
pasar de 1100 mL por minuto en reposo, lo que equivale al 19% del gasto cardíaco, a 250
mL por minuto, en condiciones de una intensa actividad física. Lo anterior significa que
en esfuerzos físicos de gran intensidad y duración, el riñón prácticamente deja de filtrar
sangre.

TIPOS DE FLUJOS

DEFINICIÓN

Un fluido se desplaza en el interior de un tubo cuando la presión en el inicio es superior


a la existente al final del tubo, moviéndose desde una zona de mayor presión a una de
menor presión. El flujo o caudal depende directamente del gradiente o diferencia de
presión entre esos dos puntos e inversamente de la resistencia, en una relación similar a
la de Ohm para los circuitos eléctricos.
Q (flujo o caudal) = ∆ P (P1 - P2) / R (resistencia)
La resistencia depende de las dimensiones del tubo y de la naturaleza del fluido, y mide
las fuerzas de rozamiento o fricción entre las propias moléculas del fluido y entre éstas y
las moléculas de la pared del tubo.La velocidad con la que circula la sangre en el interior
de un tubo es directamente proporcional al flujo e inversamente proporcional al área
transversal del tubo.

FLUJO LAMINAR
En condiciones fisiológicas el tipo de flujo mayoritario es el denominado flujo en capas
o laminar. El fluido se desplaza en láminas coaxiales o cilíndricas en las que todas las
partículas se mueven sin excepción paralelamente al eje vascular. Se origina un perfil
parabólico de velocidades con un valor máximo en el eje o centro geométrico

En el caso del sistema vascular los elementos celulares que se encuentran en sangre son
desplazados tanto más fuertemente hacia el centro cuanto mayor sea su tamaño.

Ley de Poiseville

En flujos laminares que se desarrollan en tubos cilíndricos, se pueden deducir las


relaciones entre la intensidad del flujo, el gradiente de
presión y la resistencia o fuerzas de fricción que actúan
sobre las capas de envoltura. La Ley de Poiseville (o de
Hagen-Poiseville) es una ecuación hemodinámica
fundamental en la que se establece:

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La ecuación de Poiseville está formulada para flujos laminares de fluidos homogéneos
con viscosidad constante, sin embargo, en los vasos sanguíneos estas condiciones no
siempre se cumplen; si la velocidad del flujo es alta o si el gradiente de presión elevado,
se pueden generar remolinos o turbulencias que modifican el patrón del flujo.
FLUJO TURBULENTO

En determinadas condiciones el flujo puede presentar remolinos, se dice que es


turbulento. En esta forma de flujo el perfil de velocidades se aplana y la relación lineal
entre el gradiente de presión y el flujo se pierde porque debido a los remolinos se pierde
presión.

Para determinar si el flujo es laminar o turbulento se utiliza el número de Reynolds


(NR), un número adimensional que depende de:

r, radio (m) velocidad media (m/s), densidad (g/cc) y la viscosidad (Pa.s).

En la circulación sanguínea en regiones con curvaturas pronunciadas, en regiones


estrechadas o en bifurcaciones, con valores por encima de 400, aparecen remolinos
locales en las capas limítrofes de la corriente. Cuando se llega a 2000-2400 el flujo es
totalmente turbulento. Aunque la aparición de turbulencias no es deseable por el riesgo
que tienen de producir coágulos sanguíneos, se pueden utilizar como procedimientos
diagnósticos, ya que mientras el flujo laminar es silencioso, el turbulento genera ruidos
audibles a través de un estetoscopio.

FLUJO SANGUÍNEO
El flujo sanguíneo es la cantidad de sangre que atraviesa la sección de un punto dado de
la circulación en un período determinado. Normalmente se expresa en mililitros por
minuto o litros por minuto, se abrevia Q.
El análisis de los factores que determinan el flujo sanguíneo es relativamente complejo
ya que es un flujo pulsátil, que discurre por un circuito cerrado de tubos distensibles con
múltiples ramificaciones y de calibre variable. Además el fluido circulante, la sangre, es
un fluido pseudoplástico con propiedades no lineales y compuesto de líquido (plasma) y
elementos formes (hematíes, leucocitos, plaquetas y otros). Esto explica que se recurra
a modelos y simplificaciones que no siempre se pueden aplicar de manera directa.
El flujo sanguíneo global de la circulación de un adulto en reposo es de unos 5000 ml
min-1, cantidad que se considera igual al gasto cardíaco porque es la cantidad que bombea
el corazón en la aorta en cada minuto. Corresponde al resultado de multiplicar el volumen
sistólico que el ventrículo expulsa en cada latido (unos 70 ml) por la frecuencia
cardíaca (unos 75 latidos por minuto). El gasto cardíaco disminuye en posición sentado y
de pie frente a su valor en decúbito, por el contrario, aumenta de manera importante con

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el ejercicio, con el aumento de la temperatura corporal y en los estados de ansiedad. Este
aumento se produce sobre todo por el aumento de la frecuencia cardíaca más que por el
del volumen sistólico.

El gasto cardíaco depende de la talla y peso del individuo y para tener valores
comparables entre distintos sujetos se utiliza el índice cardíaco que se calcula dividiendo
el gasto cardíaco por el área de superficie corporal. El índice cardíaco en reposo es muy
similar en el hombre y la mujer. El índice cardíaco disminuye con la edad desde valores
de 4,4 l min-1 m-2 en los adolescentes, hasta 3.5 l min-1 m-2 en el adulto a los 40 años y
2,4 l min-1 m-2 en los octogenarios.

Función fisiológica
El flujo sanguíneo es el parámetro más relevante de la función cardiovascular ya que ésta
consiste, esencialmente, en aportar un flujo de sangre a los tejidos que permita:

 El transporte de los nutrientes (principios inmediatos y oxígeno) y la recogida de los


productos del metabolismo celular (metabolitos y dióxido de carbono).
 El transporte de los compuestos químicos que actúan como mensajeros y elementos
de control del organismo (hormonas, enzimas, precursores, elementos de
la coagulación, etc.) a sus lugares de actuación.
 El transporte y distribución del calor que participa en los mecanismos de control de
la temperatura corporal.
 El transporte de elementos celulares generalmente relacionados con las
funciones inmunológicas (pero también, en algunos casos, el transporte de
elementos patógenos como bacterias, virus y células cancerosas).
 De manera artificial lo utilizamos para transportar sustancias o para extraer sangre
mediante el cateterismo de un vaso arterial o venoso lo que permite realizar diversos
tipos de medidas (entre otras las del propio flujo sanguíneo) y la administración
de fármacos y fluidos.

Flujo, Resistencia y La Presión


Si se simplifica el árbol circulatorio a un tubo de paredes lisas y rígidas, de longitud L y
de radio R el flujo dependerá, entre otras cosas, de algunas propiedades de la sangre.

Fluido ideal
Si la sangre se comportase como un fluido ideal, es decir sin viscosidad, se podría utilizar
el teorema de Bernouilli y considerar que en cualquier punto del fluido situado a una
altura h, con velocidad v y con presión absoluta p se cumplirá:
p/ρg + v2/2g + h = constante = carga del fluido

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Donde ρ es la densidad del fluido y g es la aceleración de la gravedad

 p/ρg es la altura piezométrica es decir la altura necesaria para producir la presión p.


En el sistema circulatorio esta presión es producida por la sístole ventricular y resulta
de la contracción de las fibras musculares sobre el fluido incompresible que es el
volumen de sangre existente en el ventrículo al final del periodo de llenado
ventricular.

 v2/2g es la altura cinética es decir la altura necesaria para producir en caída libre la
velocidad v a la que se mueven las partículas de fluido

 h es la altura geométrica, este término es importante en el organismo ya que, mientras


que en la posición de decúbito todo el sistema circulatorio está a una altura similar,
en la posición de pie los miembros inferiores añaden a la presión intramural la que
corresponde a una columna de más de un metro de altura y en los vasos pulmonares,
cercanos a los vértices, hay que restar la presión que corresponde a una altura del
orden de 30 cm lo cual es importante en un sistema de baja presión como el pulmonar.

Resistencia Vascular
K se denomina resistencia al flujo. Como la viscosidad de la sangre con
un hematocrito de 0,45 a 37 °C de temperatura es de 0,04 poise (1 poise= 1 dina s cm-2),
la resistencia de un vaso de 1 cm de longitud y 1 cm de diámetro es K=
8*1*0,04/3,14*0,54 = 1,63 din s cm-5, mientras que si el diámetro es la mitad la resistencia
es K=8*1*0,04/3.14*0,254= 26,08 din s cm-5 (¡16 veces mayor!). El radio de los vasos no
solo es importante por su gran efecto sobre la resistencia sino porque, al contrario que la
longitud de estos, el calibre puede ser modificado. Esto se hace mediante la contracción y
relajación de la capa de músculo liso de los vasos. Gracias a esto es posible llevar a cabo
grandes cambios de resistencia lo cual permite que, con el mismo gradiente de presión,
se pueda modificar de manera importante el flujo sanguíneo de un determinado territorio.
Habitualmente no se dispone de los datos sobre calibre y longitud de los vasos de los
diversos territorios vasculares y la resistencia se calcula utilizando a la relación:
K= (p1-p2)/Q
Todavía se utiliza para medir la presión el mmHg y para el flujo l/min en lugar de din
cm2 y cm3 s-1, respectivamente. Cuando se emplean las medidas antiguas la resistencia se
mide en UAR (unidades arbitrarias de resistencia) pero es fácil convertir el resultado en
din s cm-5 multiplicando por 80.

Presión
El cambio de presión entre el extremo arterial y el venoso del capilar varia territorialmente
pero en promedio es de 10 a 20 mmHg, con una longitud del capilar de 0,75 mm el
gradiente de presión es 20 mmHg mm-1. La razón de que en el sistema capilar, a pesar
del bajo calibre de cada vaso, la resistencia sea relativamente baja es que, en
contrapartida, la superficie de sección es 25 veces superior a la de las arteriolas. Las

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presiones capilares más bajas se encuentran en el territorio pulmonar y las más altas se
encuentran a nivel del riñón.
La presión promedio en el territorio capilar, Pcap depende de la presión arterial, Pa; de la
presión venosa, Pv y de la relación entre las resistencias vasculares de arteriolas y vénulas
RR = Rv/Ra según la relación:
Pcap = (Pa*RR +Pv) / (1+RR)
Para el mismo valor de Pa y Pv (por ejemplo 100 y 5 mmHg, respectivamente), Pcap varía
entre 18 mmHg y 28 mmHg para valores de Rv/Ra de 1/6 o 1/3 respectivamente.

Difusión
La pared de los capilares carece de músculo liso y está formada por un endotelio cuya
estructura influye en la facilidad para el intercambio de sustancias (vasos de intercambio)
entre el interior del capilar y el líquido intersticial que los rodea. Como medida de esta
facilidad para la difusión se utiliza el coeficiente de difusión que es característico de cada
sustancia (generalmente disminuye a medida que aumenta el peso molecular). La ley de
difusión de Fick permite cuantificar la cantidad de sustancia desplazada:
J = -D A dC/dx
Donde J es la cantidad desplazada, D es el coeficiente de difusión, A es la superficie de
intercambio y dC/dx es el gradiente de concentración, el signo menos indica que la
sustancia se desplaza desde donde hay más concentración a donde ésta es menor. La
complejidad de la estructura de la red capilar impide hacer un análisis cuantitativo preciso
ya que el propio proceso de difusión modifica el gradiente de concentración. Para una
sustancia como la glucosa, se considera que difunde del plasma hacia los tejidos una
cantidad del orden de 20000 g/día.

Filtración y reabsorción
Por otra parte la presión en el capilar y en el intersticio interviene en el movimiento de
líquido entre ambos.
De acuerdo con la hipótesis de Starling en el capilar hay dos fuerzas que favorecen la
filtración, esto es el paso de líquido del capilar al intersticio, que son la presión
hidrostática del capilar y la presión osmótica de las proteínas del intersticio. Por su parte
otras dos fuerzas favorecen el movimiento de líquido en sentido contrario o reabsorción
y son la presión hidráulica del intersticio y la presión osmótica de las proteínas del plasma
(presión oncótica). La presión hidrostática del intersticio y la presión oncótica de las
proteínas intersticiales tienen un valor bajo y es razonable admitir que similar, por lo tanto
tratándose de fuerzas opuestas se cancelan y la presión efectiva será la diferencia entre la
presión hidrostática del capilar y la presión oncótica de las proteínas del plasma.
Quedando: ϕ= k (Pcapilar-πcapilar)
Donde ϕ es el flujo por unidad de área de intercambio, Pcapilar y πcapilar las presiones
hidrostática y oncótica, respectivamente y k un coeficiente que se denomina conductancia
hidráulica de la pared capilar.
En el extremo arterial del capilar predominan las fuerzas favorables a la filtración y el
líquido (plasma) sale del capilar, esto provoca, en el capilar, la disminución de la presión
hidráulica y un discreto aumento de la oncótica y en el intersticio un aumento discreto de

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la presión hidráulica y disminución de la oncótica lo que hace que se invierta el proceso
y en el extremo venoso predomine la reabsorción. El resultado final depende también de
la conductancia, que es mucho mayor en los capilares discontinuos y fenestrados que en
los capilares continuos. Considerando en conjunto el proceso, el resultado neto es una
situación casi de equilibrio de manera que predomina la filtración pero, ya en el propio
capilar, se reabsorbe el 80% de lo filtrado y el 20% restante pasa a los vasos linfáticos.
Aunque solo se filtra el 0,5% del plasma que pasa por los capilares la cifra es importante
al cabo del día ya que, con un flujo sanguíneo de 5 litros por minuto, por los capilares
pasan al cabo del día 7200 litros de sangre, es decir unos 4000 L de plasma (el plasma es
el 55% de la sangre) y por lo tanto se filtran unos 20 litros diarios. Se reabsorben 16 litros
pasando a los capilares linfáticos 4 litros que drenaran por los ganglios linfáticos al
conducto torácico y por éste a la vena subclavia. Esto explica la importancia que pueden
tener los trastornos del sistema linfático en la acumulación de líquido intersticial.
La importancia de la filtración para el intercambio de solutos es mucho menor que para
la difusión, así para la glucosa el filtrado no llega a los 20 g/día (y casi todo es
reabsorbido). Es evidente que para el intercambio de solutos el mecanismo esencial es el
de difusión. En el caso del oxígeno la difusión es prácticamente el único mecanismo para
el transporte hacia los tejidos ya que la hemoglobina, normalmente, no pasa la membrana
capilar.
Ambos procesos, difusión y filtración, varían de forma importante según los territorios
que se consideren (por ejemplo en el riñón se filtran unos 170 l/día y se reabsorben 168
l/día). A su vez en cada territorio dependen de los mecanismos de regulación del flujo en
el propio territorio y de factores segregados localmente que pueden modificar los
coeficientes de conductancia y permeabilidad (como la bradiquinina o la histamina).

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Bibliografía

1. Philippe Meyer. Physiologie Humaine. 1977. Flammarion. Paris


2. D.A. McDonald. Blood flow in arteries. 2nd edition. 1974. Edward Arnold Ltd.
London
3. V.B. Mountcastle. Medical Physiology. 13ª edición. 1974. Mosby Co. Saint
Louis.
4. Tórtora y Derrickson. Principios de anatomía y fisiología (onceava edición)
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edition.
6. http://corazonyaorta.com/wordpress/que-es-la-hemodinamia/

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