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Reseñas

Falacias del amor. ¿Por qué anudamos amor y sufrimiento?


Roxana Kreimer
Buenos Aires: Editorial Anarres, 2005, 192 pp.

En este texto la autora se propone identificar una porque anclan en el ideal platónico que cimentó las
serie de falacias que caracterizan al discurso amo- bases de la doctrina cristiana”.
roso, examinando las formas en que estos discursos Otros autores no han definido el amor por la ca-
han sido construidos históricamente desde la anti- rencia, ni por el dolor ni como una forma de locu-
güedad grecorromana, pasando por los ideales del ra. No parecen aludir al enamoramiento o flechazo,
amor cortés y el romanticismo del siglo XIX , hasta aunque si se refieren a él, lo trascienden y definen un
la cultura de masas de nuestros días. Reconstruye la tipo de amor que no se agota en la efervescencia de
historia del amor y un cuestionamiento de las con- los primeros tiempos. Es el caso de Aristóteles y de
cepciones hegemónicas sobre el amor que han pre- Spinoza, que no asociaron el amor a la carencia ni
dominado desde la Antigüedad hasta nuestros días, al sufrimiento, sino a la alegría. “Amar es alegrar-
problematizando la correlación estrecha entre amor se”, escribió Aristóteles, quien identificó el amor con
y sufrimiento. Su objetivo, sin embargo, no es his- el gozo. Y para Spinoza, el amor “[…] es la idea de
tórico, sino filosófico, con el fin de revisar las ideas alegría acompañada de una causa externa”. Alain
heredadas y de reflexionar sobre los modos en que hizo suya esta definición y la formuló en estos tér-
experimentamos el amor para encontrar las formas minos: “[…] el amor es una suerte de alegría ligada a
más plenas de vivirlo. la presencia o al recuerdo de una persona”. Stendhal
Falacias del amor aspira a profundizar la investi- también definió al amor por la presencia y no por la
gación en torno a este tema, con el fin de estudiar la ausencia, así: amar “[…] es el placer de ver, tocar y
incidencia que estas concepciones pueden tener en el conocer con todos los sentidos, lo más cerca posible,
mundo contemporáneo. A diferencia de las culturas un objeto amable que nos es amable”.
orientales, que concibieron el amor como una prác- El amor aparece a veces como el más interesan-
tica que se aprende y se perfecciona, en Occidente te de los temas, por la felicidad que promete o que
el amor ha sido considerado sobre todo como un fe- parece prometer. Alain dice que se teme un poco a
nómeno irracional que deja al individuo indefenso esta alegría, ya que depende de otro, de una persona
frente al sufrimiento y al dolor, y a merced de fuerzas que puede llenarnos de felicidad y, al mismo tiempo,
completamente externas a sí mismo. Esta concepción retirarnos toda felicidad. Los cambios de señales en
está presente cuando alguien dice: “Cada vez que me el amor producirían una alteración de la que parti-
enamoro, lo hago como la primera vez”, con lo que ciparía el odio. Estas concepciones que definen al
prueba que a través de los años no aprendió nada amor básicamente como una forma de alegría, que
sobre el amor. por cierto no son hegemónicas en los discursos amo-
La autora considera que en la tradición filosófi- rosos de Occidente, admiten que esta alegría puede
ca se encuentran dos tipos de definiciones sobre el conllevar sufrimiento. Sin embargo, el sufrimiento
amor: “[…] aquellas que lo asocian con la carencia no aparece en ellas como un elemento primordial y
y el sufrimiento, y aquellas que lo relacionan con constitutivo del amor.
la alegría y con la afirmación de la vida. Las que lo Sin embargo, en Occidente se ha definido el amor
vinculan con el sufrimiento son las que mayor in- en innumerables oportunidades como una enferme-
fluencia han ejercido en nuestra cultura, básicamente dad, es decir, como una forma de sufrimiento que,

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aunque muy dulce, puede destruir todo aquello que la mujer del amigo. En el primer caso se alude al amor
el amante valora. Esta consideración parece referir como sentimiento, y en efecto los sentimientos suelen
al eros, enamoramiento, flechazo, pasión o amor- ser fenómenos espontáneos y poderosos; pero en el se-
pasión, que en modo es la única forma posible de gundo, se hace referencia a la relación amorosa, que
pensar el amor. A diferencia de otras culturas, Oc- incluye acciones y que, por lo tanto, no es extrínseca a
cidente anudó de manera muy estrecha el amor al la noción de responsabilidad individual.
sufrimiento. Parece lógico pensar que siempre que se La autora diferencia el amor-pasión o enamora-
ama, la posibilidad de sufrir está presente. Sin em- miento del amor-acción. El primero lo define como
bargo, de allí a considerar que el sufrimiento es con- un dulce y exquisito estado de efervescencia de corta
dición necesaria y suficiente para probar la existencia duración, basado en la idealización del otro y en su au-
del amor, o que el sufrimiento por amor puede llegar sencia, y el segundo, amor-acción o amor-compañero,
a ser algo virtuoso en sí mismo hay un largo camino estaría asociado a un amor de más largo alcance que
en el que la particularidad del amor parecería ser la implica querer al otro porque se le conoce y se goza de
de tornar indistinta la felicidad de la desdicha. La su presencia y no de su ausencia, una relación para la
exaltación del sufrimiento por amor nace en la Edad que el paso del tiempo puede convertirse en un dato
Media con la aparición de una forma particular del a favor y no en contra, y para la que es posible sobre-
amor llamada amor-pasión. Aunque esta diada ya llevar los problemas que necesariamente alcanzan a
está presente en la mitología griega. Encuentro que toda relación humana duradera. En el amor-acción,
una de las razones por las que Occidente, a diferencia la pasión o el amor-pasión pueden haber llegado a su
de otras culturas, anudó tan estrechamente el amor fin, lo que no equivale a afirmar que ya no se ama a la
al sufrimiento es que identificó el amor de pareja con pareja, ni que el deseo sexual ha desaparecido.
esa “forma de locura” inicial conocida como flecha- La falacia genética. Es un argumento que aspira a
zo, amor-pasión o enamoramiento. determinar la “esencia” de algo mediante su origen o
La autora sostiene que “[…] una falacia es un mediante la causa que lo suscita. Las formas diversas
error de razonamiento. Difiere de un error fáctico, que reconoce el amor desautorizan toda hipótesis en
que es simplemente estar equivocado respecto a los torno a la idea de que lo que entendemos por amor
‘hechos’. Mientras las proposiciones son verdaderas o “siempre fue, es y será lo mismo”. Constituye una fa-
falsas, los argumentos son válidos o inválidos”. Una lacia genética afirmar que dado que se originaría en
falacia es un argumento inválido porque sus premi- el deseo sexual, el amor no es otra cosa que el deseo
sas no dan el sustento necesario a la conclusión. A de copular y el impulso de reproducirse, o, como pre-
partir de esta premisa, se presenta una síntesis de las tende cierto idealismo, que “[…] dado que se origina
falacias con respecto al amor: en una fuerza divina o propia del alma, el amor no
Falacia de ambigüedad. Los significados diversos es otra cosa que un impulso espiritual”. También es
de la palabra amor con frecuencia conducen a un error frecuente que se desautorice la relación sexual entre
de argumentación conocido como falacia de la ambi- dos hombres o entre dos mujeres con el argumento de
güedad, que se produce cuando en un razonamiento que los órganos sexuales masculino y femenino “es-
se utiliza una misma palabra con dos sentidos dife- tán diseñados” para una complementariedad que no
rentes. Si bien la mayoría de las palabras son ambi- se da en las relaciones sexuales entre personas de un
guas, el contexto generalmente torna claro y unívoco mismo género. En primer lugar, cabe cuestionar que
el significado. La falacia de la ambigüedad —el uso en esta esfera el cuerpo humano tenga una función
de una palabra con sentidos diversos en un mismo ra- exclusivamente reproductiva. Fue lo que pretendieron
zonamiento— también es frecuente cuando se afirma demostrar algunos filósofos medievales, prescribien-
que el amor “se da o no se da”, que se trata de un fe- do las relaciones sexuales en función solo de la con-
nómeno espontáneo, irracional, loco e incontrolable, y tinuidad de la especie. En segundo lugar, el coito no
que por lo tanto el amor torna inevitable acostarse con es la única práctica que admite una relación sexual.

202 universidad nacional de colombia, facultad de ciencias humanas, departamento de trabajo social
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Juzgar “antinatural” a una relación sin coito también cierta manera no excede el marco de la voluntad ni
constituye una falacia genética por cuanto presupo- constituye una certeza relativa al futuro.
ne que las relaciones sexuales deben desarrollarse en Falacia de la media naranja. La concepción del
conformidad con su supuesta “función reproductiva”. amor basada en el mito del andrógino, modernamen-
Falacia de la generalización indebida. Es una de te conocida como de la “media naranja” o las “almas
las falacias más frecuentes de cuantas existen, y el gemelas”, tendrá profundas consecuencias en el pen-
discurso amoroso es pródigo en toda suerte de va- samiento occidental. Proviene de este antiguo mito
riedades de este tipo de argumentación. Estar ena- la idea de no considerarse completo si no se está en
morado, es decir, sentir un entusiasmo exultante y pareja, la presunción de que una y solo una persona
pasar seis noches juntos maravillosamente bien, no está destinada a “hacernos felices” en el amor, y de
evidencia que dos personas vayan a conformar una que al reconocer esta unión previa —por lo general
buena pareja (o, dicho en jerga romántica, que estén mediante la instantaneidad del flechazo— se produ-
“hechos el uno para el otro”) . El enamoramiento no cirá una fusión eterna. La de la “media naranja” es
solo no es prueba alguna de que la pareja vaya a fun- una bella metáfora. El problema sobreviene cuando
cionar, sino que constituye una situación excepcional aparece como una falacia de falsa analogía, que con-
y —en aras de la seducción— con frecuencia enga- siste en equiparar dos cosas por un rasgo accidental.
ñosa, en la que se dejan de lado las diferencias y se es Aunque el abrazo amoroso evoque la imagen de dos
particularmente cariñoso, atento, cortés, dadivoso, mitades que se unen, no somos naranjas rebanadas
buen amante y locuaz compañero conversacional. por la mitad, no erramos en busca de una unidad
Algunas de estas cualidades pueden sobrevivir en el originaria, ni mal que nos pese existe nuestra “alma
amor que perdura cuando el enamoramiento se ha gemela”. Lo que existen, más bien, son personas afi-
extinguido. También se produce una generalización nes pero distintas a nosotros a las que eventualmente
indebida cuando se afirma que, dado que compro- podremos amar, y el desafío de seguir amándolas re-
mete una fuerza extraordinaria, el amor es todopo- sidirá justamente en nuestra posibilidad de conciliar
deroso. Sabemos, no obstante, que con el amor no las diferencias.
basta. Sabemos, por ejemplo, que el amor no siempre Falacia de afirmación del consecuente. Esta re-
alcanza para ser comprendido sin que sea necesario sulta más clara a través de un ejemplo cualquiera
hablar. Juzgar el amor todopoderoso presupone no que de su definición: “Llueve, entonces la calle está
solo una generalización indebida, sino también una mojada. La calle está mojada, eso significa que llo-
premisa a priori. vió”. La falacia radica en que la calle puede estar
Falacia del pensamiento desiderativo (‘wishfull mojada porque el encargado del edificio baldeó, o
thinking’). En la que se cree que algo es cierto solo porque la policía reprimió a unos manifestantes, o
porque se desea que sea verdadero. El wishfull thin- porque unos chicos jugaron al carnaval. En la esfera
king ha sido defendido por el pragmatismo, según el específica del amor, esta falacia suele ser frecuente
cual la “utilidad de una creencia es razón suficiente cuando alguien razona más o menos del siguiente
para adoptarla”. Lugares comunes del romanticismo modo: “Si amo, a menudo sufro. Sufro, por con-
tales como “viviremos juntos por siempre jamás”, siguiente, amo”. Aunque este argumento parezca
“eres todo lo que siempre soñé” (pronunciado al mes burdo, despojado de toda particularidad relativa a
de conocerse) o “nunca nos separaremos” pueden una situación específica, es muy común por cuan-
manifestar la voluntad de compromiso o ser entra- to las concepciones que se han vuelto hegemónicas
ñables y “útiles” expresiones de deseo. Sin embargo, en Occidente vinculan estrechamente el amor y el
aunque sea una buena razón para perseguirlo, el he- sufrimiento. Veamos entonces de qué modo ha sido
cho de que deseemos que algo sea verdadero no da definido el amor, a veces a partir de la alegría, y
razón para creer que necesariamente así será, ni para predominantemente a partir del sufrimiento, como
creer que no será así. Querer que algo se desarrolle de para que esta falacia fuera posible.

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Considero que el texto ofrece una recopilación Considero que las grandes transformaciones so-
juiciosa acerca del amor, desde una puesta filosófica ciales como la diferenciación entre sexualidad y re-
que permite revisar cómo ha tenido diversas con- producción, el cambio en los roles de género, la vin-
cepciones de acuerdo con cada temporalidad, pero, culación de la mujer al ámbito de la producción, han
además, cómo a través de la propuesta de las me- llevado a que la concepción del amor se transforme,
táforas decantadas en las falacias ofrece un espacio en la medida en que se constituye en un componente
para la reflexión del lector, pues los seres humanos de la construcción del proyecto de vida, más allá de
argumentamos en torno al amor como lo salvador, sentir un flechazo que une a dos distintos, a dos desco-
como lo que me ubica en el tiempo y el espacio con nocidos que en un espacio y tiempo sienten que el uno
un otro o una otra, aquello que a veces se torna sin el otro o la otra no pueden vivir. Y en esa medida el
doloroso, nostálgico y violáceo que duele respirar. amor pasa hacer un elemento codificador de construc-
Tal vez los años pasarán, los siglos continuarán y ción colectiva, de equidad y, por qué no, de democracia;
siempre nos preguntaremos por ese primer momen- y lo visualizo como un amor donde se juega a la con-
to en que sentimos que un extraño, aparecido en vivencia de dos seres reales con objetivos individuales,
el cosmos, de la nada, de repente está ahí, metido pero con objetivos también de dos, donde se respetan
en nuestra piel, mi piel, en nuestro pensamiento, las libertades, y el clima de convivencia es trazado por
mi pensamiento, mi subjetividad, y de repente todo elementos como la palabra y el afecto. Los dos se encuen-
está eclipsado, todo tiene un principio y un fin “ese” tran en una temporalidad del ahora y no de futuro,
y que en un todo responde a mi necesidad, a mi pues el amor es dinámico, los seres humanos son diná-
espera. Creo que esa espera, esa magia, ese perfecto micos y los tiempos cambian, las historias cambian y los
complemento tal vez y tristemente esté en sincronía proyectos de vida se transforman.
y armonía de reacciones químicas que aceleran el
ritmo, la piel y luego se decanta y viene el afronta-
miento con la realidad.
mireya avellaneda gutiérrez
Estudiante de la maestría en Trabajo Social
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

204 universidad nacional de colombia, facultad de ciencias humanas, departamento de trabajo social

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