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Garciandía Imaz, José Antonio

Metafísica de la psicoterapia
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. 37, núm. 1, 2008, pp. 29S-52S
Asociación Colombiana de Psiquiatría
Bogotá, Colombia

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Revista Colombiana de Psiquiatría


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Asociación Colombiana de Psiquiatría
Colombia

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Metafísica de la psicoterapia
José Antonio Garciandía Imaz1

Cualquier tipo de psicoterapia ha sido conceptualizada con base


en éxitos terapéuticos. Por tanto no se puede decir que unas
sean mejores que otras, sino que es preciso encontrar
cuál es la más efectiva y útil para cada patología.
Albar Malkor

Cuando tengo un paciente frente a mí, me pregunto siempre,


¿cuál es el terapeuta que necesita que yo sea para él?
Albar Malkor

El proceso de crecimiento es un proceso que lleva tiempo.


Fritz Perls

Resumen

Introducción: En este artículo se realiza una reflexión conceptual sobre aquello que es co-
mún a cualquier tipo de psicoterapia. Objetivo: Proponer elementos básicos para pensar
la psicoterapia. Método: Análisis teórico de diferentes conceptos: cuidar, pensar, felicidad,
nosotros, frontera, pasado, voluntad y conversación. Conclusión: Con la proliferación de
abordajes terapéuticos, es preciso pensar en un corpus teórico que sirva de base para el
ejercicio de cualquier terapia.

Palabras clave: psicoterapia, metafísica.

Title: Psychotherapy Metaphysics

Abstract

Introduction: In this article, a conceptual reflection is made on those things common to any
kind of psychotherapy. Objective: We propose some basic elements of thinking regarding
psychotherapy. Method: A theoretical analysis of different concepts: to look after, thinking,
happiness, we, frontier, past, will and conversation. Conclusion: With the proliferation of
therapeutic approaches, it is necessary to consider a theoretical corpus that may provide
us with the foundations for the exercise of any therapy.

Key words: Psychotherapy, methaphysics.

1
Médico psiquiatra. Profesor asociado del Departamento de Medicina Preventiva y So-
cial y del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, Facultad de Medicina, Pontificia
Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.

Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008 29 S


Garciandía J.

Introducción en contacto, días tras días con los


trastornos, las patologías o las enfer-
Cuando nos enfrentamos a la tarea medades mentales. Sin embargo,
de llevar a cabo una psicoterapia, otras profesiones tienen un carácter
¿cuál es su fin? Desde una perspec- terapéutico en sus actividades: la
tiva médica, está clara la posición psicología clínica, la terapia ocu-
del psicoterapeuta: remitirse a los pacional, la terapia del lenguaje, la
propósitos del juramento hipocráti- psicopedagogía y el trabajo social,
co (curar, y si no es posible, aliviar, que han contribuido con valiosos
y si no se puede, acompañar). Sin aportes al desarrollo de los aspectos
embargo, la psicoterapia, nacida en psicoterapéuticos.
el ámbito de la medicina, ha realiza-
do unos recorridos y excursos que La pregunta clave sobre la psicote-
en la actualidad la han conducido rapia tiene que ver con su estatuto
por otro camino o, al menos, uno no actual como profesión. ¿Cuál es el
tan dependiente de la medicina. propósito o finalidad de una psico-
terapia? Los términos más comunes
Otras profesiones han incursionado que se utilizan para ello son curar,
en el terreno de la psicoterapia y sanar, cambio y transformación.
pretenden hacerla tributaria de sus Pareciera que lo más importante
necesidades, incluso han hecho de en la psicoterapia fuera curar al
ella una especie de patente de corso individuo de una afección, sanar su
para un sin número de intervencio- existencia —en el sentido de ayudar
nes, muchas de ellas irresponsables al individuo a alcanzar el sentido de
y de dudosa condición ética. La totalidad y bienestar emocional—,
medicina tiene una cierta ventaja y lograr cambiar las circunstancias
cierta responsabilidad sobre otras de sus sufrimientos o, finalmente,
profesiones para reclamar el ejer- transformar su vida hacia un pro-
cicio de la psicoterapia como un ceso de evolución. Quizás podemos
ámbito profesional que está bajo decir que todo ello compete al tra-
su tutela. Sólo hay que mirar un bajo terapéutico.
poco el panorama de los creadores
y teóricos de las diferentes teorías, La psicoterapia es un proceso de
enfoques y técnicas psicoterapéu- intervención que puede ser breve,
ticas para percatarse de que en un de mediano o largo plazo. No es
porcentaje abrumador fueron y son posible tener una idea clara del
médicos, por lo general, médicos concepto de psicoterapia sin una
especialistas en psiquiatría. comprensión de la constancia y la
persistencia en el tiempo, a pesar de
No es de extrañar. Los médicos los cantos de sirena que prometen
psiquiatras son quienes están más curaciones milagrosas y tratan de

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Metafísica de la psicoterapia

seducir a los principiantes, quienes convierte en un multiplicador de


ajenos a la poderosa influencia de bienestar existencial para una larga
su propio narcisismo caen en las y extensa red de seres humanos.
garras de la omnipotencia tera- Como lo decía Frieda From-Reich-
péutica, y pretenden llevar a cabo man, “salvar a una persona es sal-
acciones terapéuticas del momento var al mundo”.
con la creencia de ser curadores
milagrosos. No hay que engañarse. El universo de la psicoterapia es
Un trabajo de psicoterapia bien amplio y extenso. Está compuesto
hecho requiere tiempo. ¿Cuánto? por una multiplicidad de teorías,
No sabría decirlo, pero todo proceso que son constructos que explican
sucede en el tiempo, una variable una visión del mundo constituida
que no es posible obviar. en paradigma; por enfoques dentro
de esas teorías, que son interpreta-
Cualquier otra terapia médica o de ciones del paradigma en las que se
otro campo tiene una acción local orienta el interés, y, finalmente, por
circunscrita al individuo sobre técnicas, que son el modo práctico
quien actúa: el tratamiento de una en que se concreta la teoría y el
infección, una lesión cardíaca u otra enfoque para abordar el problema
patología actúan en el individuo que y la solución. Toda psicoterapia se
la padece y su influencia se agota basa en una teoría, en una forma
en él. Sin embargo, la acción psi- de explicar los fenómenos mentales.
coterapéutica sobre un neurótico, Se centra en un determinado tipo de
un trastorno de personalidad o un problemática de interés y desarrolla
psicótico sobrepasan el umbral de una serie de técnicas de abordaje de
la individualidad, puesto que toda los problemas.
patología mental es una patología
relacional y afecta a otros de algu- Si pudiéramos sintetizar los diferen-
na manera, pero también de forma tes tipos de psicoterapia existentes,
transgeneracional. podríamos hacerlo con base en las
teorías, los enfoques y las técnicas.
Un neurótico que resuelva sus con- Sin embargo, parece más razonable
flictos romperá el hilo transgenera- hacerlo en función del relieve pues-
cional de la patología y liberará a su to en el significado, la acción y la
mundo relacional de la influencia relación, ámbitos donde todas las
nociva de sus conflictos. No es lo psicoterapias tienen una participa-
mismo ser hijo de un neurótico que ción, aunque en porcentaje y predo-
no serlo. La mejoría, en el sentido en minancia diferentes. Por ejemplo, las
que se le quiera atribuir, transcen- psicoterapias que hacen hincapié en
derá en las siguientes generaciones. el valor del significado (hermenéuti-
Así, el proceso de psicoterapia se cas), como el psicoanálisis; las prag-

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Garciandía J.

máticas, que tienen puesto el acento su modelo de comprensión del ser


en la acción o en el comportamiento, humano y su mente. Sin embargo,
como la cognitivo-conductual, o las en mi opinión, entre las diversas
relacionales, que se centran en la corrientes terapéuticas tienen ver-
interacción, en la importancia de la daderamente efecto terapéutico los
conversación y su valor transforma- rasgos comunes compartidos por
dor como la sistémica. todas ellas.

La historia de la psicoterapia es un En este sentido, comparto la idea de


constante proceso de encuentros y Stern (1) sobre que lo que verdadera-
adaptación entre teorías, enfoques mente influye en el resultado positivo
y técnicas con nuevas poblaciones final de las terapias son esos rasgos
clínicas, nuevas comprensiones cul- comunes, más que los rasgos únicos
turales del hombre, sus problemas y específicos de cada una. Al partir
y la existencia; por ello depende de esta idea, pienso en la necesidad
de los tiempos y el contexto. ¿Es de explorar tales rasgos comunes que
útil? Si miramos cualquier tipo de toda psicoterapia posee y comparte
psicoterapia, está basada (en cuan- con otras, esto es, analizar una me-
to al constructo teórico, enfoque tafísica de la psicoterapia.
y técnica) en éxitos terapéuticos.
Ningún teórico de la psicoterapia ha Más allá de las específicas carac-
basado sus conceptualizaciones en terísticas de cada terapia, existe
fracasos terapéuticos. En realidad, algo en común. Lo primero y funda-
todas las terapias sirven si se llevan mental es la compasión; esa sencilla
a cabo con conocimiento, práctica pero contundente conexión humana
y técnicas utilizadas con responsa- entre quien sufre y quien participa
bilidad y pensando en el beneficio y contribuye en el proceso de curar,
del paciente. sanar, cambiar o transformar. Sin
esa condición que permite conec-
Hoy en día existen modelos de tera- tarse desde la pasión más profunda
pia que tratan de integrar diferentes por lo humano, no es posible hacer
prácticas terapéuticas. Cada nueva psicoterapia, la que sea o, mejor, se
teoría, enfoque o técnica pretende puede, pero dudo de que se pueda
detentar la idea de ofrecer más so- hacer bien o llamarse psicoterapia.
luciones a los distintos problemas.
Y cada nueva corriente se disputa el Cuidar, pensar, felicidad,
espacio terapéutico a brazo partido sabiduría, lucidez
con las otras para lograr figurar
y participar en el gran banquete En esencia, todo trabajo terapéu-
donde se descuartiza al hombre de tico pasa por propiciar cuidados a
mil formas, para rearmarlo según otro que padece, como un eco de la

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Metafísica de la psicoterapia

relación materna, donde la madre naban a las comidas como “buenas


propicia cuidados al niño que no para pensar” o “malas para pensar”
puede valerse por sí mismo. El tera- (3), descripción que anuncia la co-
peuta también actúa como cuidador nexión de estos dos conceptos en
del paciente que acude a él en busca otras culturas.
de atención para su angustia, sufri-
miento y padecimientos que no ha En un sentido general, la palabra
podido resolver. pensar se refiere al acto de formar
ideas en la mente, reflexionar; ade-
El cuidado, como concepto, tiene más, tiene otras acepciones como
una especial transcendencia en el dar pienso a los animales, dar de
ámbito de la psicoterapia. La palabra comer a las personas, cuidar de la
que lo origina, cuidar, tiene significa- manutención y de todas las cosas
dos que van desde vigilar, proteger, necesarias a una persona. Su origen
poner esmero y diligencia, hasta dar en la palabra latina pensare aporta
atención a algo o alguien, y que se significados como pesar (en el senti-
hacen relevantes para todo aquel do de dolor), pender (en el sentido de
que se dedique a la psicoterapia. algo que cuelga) y discurrir (proceso
Esto porque la psicoterapia adquiere de tener pensamientos).
un sentido de acción concreta sobre
aquel que busca cuidados a partir de La palabra cuidar transita por los sig-
la relación con otro. Al fin y al cabo nificados de poner cuidado, asistir,
ser cuidado es el deseo de todo aquel conservar, mirar por la salud, darse
que quiere una psicoterapia (2). buena vida, querer, desear, discurrir
y pensar. Por lo tanto, ambas pa-
La palabra cuidar ha derivado en labras comparten el sentido de ali-
algunas regiones hacia el término mentar y de discurrir. De hecho, en
cuido, para expresar el alimento el pasado fungieron como sinónimos
seco que se da a los animales. En en castellano antiguo. El término
otras regiones, ese mismo sentido medieval coidar tenía el sentido de
de alimento seco se dice pienso. En pensar e imaginar, en los siglos XII a
cualquier caso, tanto cuido como XIV; así lo muestra el Cantar del Mio
pienso son alimentos y denotan Cid, sentido que hacia el siglo XVII
un sentido de solicitud y atención se mantenía como creer.
hacia otro, un fenómeno relacional.
Expresan, así mismo, un sentido de El coidar, originado en el término
preocupación alimenticia y nutri- latino cogitare (de coagitare), que
ción compartido que invita a explo- hereda de este significados como
rar la conexión que ambas palabras considerar cabalmente, ocuparse
mantienen. Levi-Strauss menciona mentalmente, reflexionar, medi-
algunas tribus primitivas que desig- tar y pensar, asume finalmente el

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Garciandía J.

sentido del cogitare en su acepción a esbozos de contenidos mentales


más sorprendente, agitar el espíritu. rudimentarios con los cuales se
Entonces, tanto cuidar como pen- construirán pensamientos. En esa
sar poseen un carácter relacional, relación inicial e iniciática madre-
nutricio y de actividad mental —en bebé, la madre (primer cuidador)
el sentido que Bateson (3) le da al cuida, alimenta, nutre y piensa.
término mental, como un fenómeno Con la leche materna fluyen los
social, es decir, relacional—. Cuidar elementos básicos bioquímicos
es pensar y pensar es cuidar, deci- (proteínas, vitaminas, etc.); además,
mos “piensa en mi” cuando preten- llega cargada de palabras, sonidos
demos que alguien nos cuide en su en principio indescifrables que
pensamiento, “cuídate” cuando lo anuncian la presencia del mundo
invitamos a pensar en sí mismo, o extrauterino, hasta ese momento
preguntamos “¿me has pensado?” sólo una posibilidad.
cuando deseamos saber si el otro
nos ha tenido en su mente, nos ha En este punto, cuidar/pensar apa-
cuidado en sus pensamientos. recen como las dos caras del fenó-
meno relacional, y por lo tanto son
Podemos decir, por lo tanto, que el también el sustrato esencial sobre
pensar se realiza como un cuidado el que se construye la relación y el
en relación con un otro, por este y proceso terapéutico. En la evocación
para este (2). En la literatura psicoa- de ese primer vínculo madre-bebe,
nalítica es Bion (4) quien con mayor matriz de cualquier otro posterior,
claridad observa esta relación de la la relación terapéutica se constituye
ecuación pensar-cuidar, al referirse como el reflejo proyectado de aquel,
al vínculo temprano madre-bebé. El un encuentro que es en realidad un
pensamiento en el niño (la función reencuentro (5), en el que de nuevo
simbólica del pensar) emerge en el el primer cuidado del cuidador (te-
contorno de las caricias y cuidados rapeuta) es pensar.
y del entorno de las expresiones
verbales dentro del marco relacional Y es pensar en sus dos acepciones,
con la madre. la de discurrir (como acto de tener
pensamientos con el otro) y agitar
Los aspectos angustiosos (elemen- el espíritu (como remoción de la
tos beta) son acogidos por la función interioridad del otro). ¿A qué van
contenedora y metabolizadora de la las personas con padecimientos a la
madre (función alfa), quien final- psicoterapia? Fundamentalmente a
mente los transforma —desde su pensar, porque los padecimientos,
expresión angustiosa incompren- el dolor y el sufrimiento dificultan
sible, invasora e incontenible— en pensar, cuidarse; aíslan del mundo
matrices simbólicas que darán paso y repliegan al individuo a los lími-

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Metafísica de la psicoterapia

tes de sí mismo, al encerrarlo en el rable y lo favorecido por los dioses.


reducido contorno de sus incom- Sin embargo, en un inicio su signi-
prensiones. ficado más arcaico tenía el sentido
de fructífero, fértil, quizás derivado
En el acto terapéutico se pone en de la palabra indoeuropea que le dio
acción la ecuación pensar-cuidar origen, dhe-l-ik (la que amamanta).
para articularse en la vida de las A su vez, proveniente de la palabra
personas con padecimientos como el dhei, mamar y amamantar, acciones
vínculo con el mundo y consigo mis- relacionadas con la fertilidad en la
mo, a través de otro que agita el espí- medida en que la alimentación fer-
ritu (coagitare: co/con, agitare/llevar tiliza. La fertilización hace propicio
adelante) y lo lleva adelante con él, un terreno o un espacio para la
hacia el futuro desde un pasado y generación de frutos.
un presente dolorosos. Y al hacerlo,
el terapeuta (o cuidador o pensador) En nuestra cultura occidental,
intenta que el paciente sea más feliz como vemos, el ser feliz surge como
de lo que es, porque quien padece un concepto relacionado con las
desea tener una buena vida, propi- funciones nutricias y se conecta con
ciarse la felicidad de la cual carece, el pensar y el cuidar en una tríada
pues los padecimientos —en sus que evoca la acción de alimentar,
camaleónicas versiones: angustia, la primera acción relacional a la
obsesiones, fobias, delirios, etc.—, que todo ser humano se expone en
instalados como inquilinos incó- cuanto nace. En este sentido, es po-
modos en su existencia, se la han sible encontrar sugerentes conexio-
hurtado. Los pacientes son personas nes entre el terapeuta y su paciente,
infelices que anhelan ser felices; porque “un terapeuta necesita cui-
por ello buscan la ayuda de otro, dar, pensar y ser fértil (amamantar)
porque solos no gozan, no saben, no en el frecuentemente árido territorio
pueden actuar en coherencia y son de los pacientes” (2).
incapaces de acceder a la felicidad.
Así, emerge la figura del terapeuta La terapia que con frecuencia es
como el cuidador que alimenta de entendida como un lavadero de cul-
pensamientos para la felicidad. pas, un basurero donde se botan las
incomodidades y molestias, el lugar
Y ¿qué es ser feliz? Decimos que mágico donde se venden ilusiones
alguien es feliz, en el sentido más de cambios milagrosos o el espacio
prosaico, cuando observamos que donde el terapeuta es un testigo
está contento, dichoso, plácido, silencioso asistente de un proceso
tranquilo, a gusto, satisfecho; en como un convidado de piedra, tam-
fin, cuando es afortunado. En su bién podría entenderse como la vía
origen latino felix se refiere a lo favo- donde es posible pensarse y cuidar-

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Garciandía J.

se para la buena vida, es decir, la sí mismo, a saborear su felicidad,


felicidad (fertilidad) y la sabiduría porque la felicidad sólo puede estar
(saber vivir). Es decir, la psicoterapia dentro de nosotros mismos, como
debe servir para aprender a vivir, un decía Epicuro: “Ese saber o sabi-
aprender a vivir diferente, al menos, duría de la propia verdad genera un
al que se lo posibilita la patología. gozo, un gozar de sí mismo que es,
sin lugar a dudas, un profundo con-
Felicidad y sabiduría mantienen tacto con la felicidad, con la propia
una relación íntima. Si la etimolo- fertilidad, que es la mayor manifes-
gía de la felicidad se conecta con el tación de la creatividad” (2).
acto de mamar, amamantar y pre-
parar el terreno para que sea más Con esta perspectiva, se puede decir
fértil, la etimología de la sabiduría que la psicoterapia es una actividad
nos retorna a la boca; ese lugar del que, por medio de razonamientos,
cuerpo que actúa el mamar y las explicaciones, interpretaciones,
palabras. Saber, del latín sapere discursos, comprensiones y entendi-
(saborear), remite al primer sabor mientos a partir de conversaciones,
que un ser humano siente, el de la nos procura la posibilidad de vivir
leche materna, el sabor del primer de otra manera, una vida más feliz.
encuentro y, por supuesto, el de Las conversaciones y las reflexiones
nuestro primer saber sobre el mun- terapéuticas en las que están invo-
do que habitamos. lucradas las personas que padecen
son orientadas a lograr pensar mejor
Y ese primer sabor/saber es la ex- para vivir mejor, a saber pensarse y
presión de un cuidado alimenticio cuidarse mejor y más claramente,
que, acompañado de pensamientos, con más luz, con lucidez.
abona el terreno existencial y se
constituye como el primer saber que Podría decirse que el objetivo de la
produce felicidad, es decir, fertilidad psicoterapia, de cualquier psicote-
para las posibilidades de creación rapia, es el de alcanzar el máximo de
de una nueva forma de vivir la exis- felicidad en la mayor sabiduría, con
tencia. La experiencia del amaman- el máximo de lucidez. Quienes bus-
tamiento en que confluyen cuidado, can psicoterapia, lo hacen porque
pensamiento, felicidad y sabiduría la visión de su propia existencia es
se constituye en una metáfora para confusa por la acción de los sínto-
la psicoterapia. mas, porque necesitan más claridad
en sus existencias y porque desean
En ésta, buscamos la felicidad por vivir, pero vivir diferente de como lo
medio de una sabiduría que es de han hecho, con una gran lucidez,
uno mismo, porque el paciente va, con una clara conciencia, es decir,
entre otros afanes, a saber más de con-conocimiento (cum-scientia)—.

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Metafísica de la psicoterapia

Conocimiento y conciencia tienen relación donde se cuida, se piensa


una íntima conexión, la conciencia para la felicidad (fertilidad). (2)
es un conocimiento, su origen latino
así lo atestigua, con-sciere, conocer Como dice Comte-Sponville, es po-
con, conocer juntos. der gozar, poder saber y poder hacer
(6), y esto nos remite a las tres pre-
Ese es el sentido de la psicoterapia: guntas en las que se sintetiza, según
paciente y terapeuta trabajan para Kant (7), el interés del ser racional:
conocer juntos en un tiempo y es- ¿qué puedo saber? Todo lo que se
pacio sagrado —no en un sentido incluye en el campo de la experien-
místico, sino en sentido antropoló- cia posible. ¿Qué debo hacer? Lo
gico—, en los que construyen con- que me hace digno de ser feliz. ¿Qué
versaciones desde las cuales destila puedo esperar? La felicidad.
un conocimiento común, compar-
tido de sus encuentros periódicos Inteligibilidad relacional
y desde el cual cada uno obtiene
su propia lucidez. El uno desde la Desde el nacimiento, las relaciones
claridad de sí mismo que pretende son el océano en el que nos move-
obtener, el otro desde la claridad mos. “Al fin y al cabo, el parto es el
que necesita tener de sí mismo en punto de encuentro entre el bebé
su escucha. que se encuentra en sus brazos y el
que imagina su mente”, dice Stern
Y ¿para qué la claridad y la lucidez? (1) al respecto del encuentro con la
Para hacer una travesía, puesto madre. Y en ese instante prosiguen
que la conversación terapéutica es las conversaciones ya iniciadas
un tránsito, un camino iniciático desde el mismo momento del en-
que media entre el deseo y la felici- cuentro de quienes llevaron a cabo
dad, desde la imposibilidad hasta la fantasía de su deseo de crear con
la posibilidad. Y ese proceso tiene el espacio de sus cuerpos, el espacio
muchos momentos oscuros, de di- de un tercero imaginario (con lími-
fícil acceso; sucede en una frontera tes difusos) que ahora es imaginado
entre terapeuta y paciente, porque (tiene límites concretos). Cualquier
no existe algo a lo que podamos otra relación entre seres humanos
llamar terapeuta: es posterior a este momento inau-
gural y es un reencuentro (8). Y la
… pues este lo es siempre en rela- psicoterapia no es una excepción
ción con un otro; pero no otro como relación humana que es. Las
cualquiera, otro que lo busca para personas que acuden en busca de
encontrar el camino a la felicidad. psicoterapia esperan que del vínculo
Un terapeuta es alguien que no exis- generado con el terapeuta emerja la
te solo, es parte de un todo, de una respuesta a sus dificultades.

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Garciandía J.

Las metáforas que han predominado entre el yo y los otros; no es exclusi-


sobre la mente insisten en la idea de vo del individuo. Los padecimientos
que los significados, los sentidos y los no son de tal o cual persona que los
matices permanecen en un espacio sufre, son en realidad un fenómeno
individual interior indefinido; sin que aparece en ella como el espacio
embargo, resulta más útil pensar que prestado a un contexto relacional
el significado emerge y se construye que está involucrado, implicado y
en la actividad en conjunto de las complicado en su emergencia (10).
relaciones de las cuales es un desti-
lado. Sobre todo de los procesos de Desde esta perspectiva, es preciso
socialización primaria con la familia un salto cualitativo en el abordaje
nuclear y extensa, donde se define de la patología y su observación.
nuestro calado humano y con el apo- El interés se desplaza alternativa-
yo de la socialización secundaria, que mente desde lo que ocurre en el
aporta la presencia de los pares y los “interior” de las personas hacia lo
contextos social, cultural y político: que sucede “entre las personas”, en
un proceso circular que los conecta
La construcción de significados en íntimamente. Surge la inquietud de
el ser humano está atravesada por la ubicación de los padecimientos,
múltiples dimensiones que tiñen no ya como algo en el interior de
su cotidianeidad durante toda su alguien, sino como una confluen-
existencia y se articulan como una cia entre lo interior y lo exterior, el
noción dinámica y flexible. Someti- síntoma como un límite y frontera
dos como estamos a las influencias (dentro/fuera del cuerpo) entre las
de múltiples dimensiones, me- corporalidades de los individuos.
diante procesos de interiorización,
objetivación y exteriorización, va Toda relación es límite y frontera
construyéndose el proceso de nues- entre el individuo y el otro, lo cual
tra identidad. (9) permite el desplazamiento en ambos
sentidos, como un lugar de encuen-
De concretarse esta en un mundo tros en los cuales se construye el
relacional, tiene sentido pensar que individuo y la sociedad, lo mental,
si abordamos los padecimientos de porque la mente es una frontera
las personas (de la índole que sean), entre cerebros. Aquí “lo uno es lo
las relaciones poseen una presencia uno de lo otro y lo otro es lo otro de
inevitable. La fisiología de un ser lo uno” (11). En el límite sucede lo
humano no termina en la piel, con- entrañable de la relación con otros,
tinua en la piel de otro. Entonces, lo que incorporo del otro lo llevo en
el padecimiento excede los límites mis entrañas, en mi recuerdo; re-
de la corporalidad individual y se suenan en mí sus voces como ecos
instaura en un espacio de frontera de su presencia constante.

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Metafísica de la psicoterapia

También acontece lo extrañable, encuentro terapéutico, donde van


el silencio que emerge en forma de tejiendo, como decía Aristóteles,
incógnita ante el otro, aquello que un tejido de asombros, en el que se
escapa a nuestra captación, lo que estampan las palabras con sus am-
no se puede saber así se esté cerca, bigüedades, a veces poéticas y sus
es lo extraño y no incorporado del precisiones técnicas; los objetos de
otro, las voces silenciadas (12). En contornos evanescentes (como una
la frontera y límite de lo entrañable emoción) y los más filudos (como
y lo extrañable acontece la psico- un dolor físico); los tiempos lentos
terapia. Terapeuta y paciente se de los recuerdos y los veloces como
ubican en un contexto de hibridez el olvido, o los mitos, que llenan el
del encuentro; ahí, en los bordes lugar de mundos mágicos o lo va-
de una realidad mestiza poblada de cían de representaciones y lo con-
objetos con contornos definidos y vierten en un espacio físico banal
contundentes como lesiones estruc- que no se sostiene por dentro. En el
turales, fisiológicas o bioquímicas, discurso desarrollado entre ambos,
y otros más difusos como el dolor, a través del pensamiento, la reali-
la ansiedad, los delirios, etc. dad se expande, y los límites cons-
treñidos del padecimiento estallan
En este territorio de lo difuso, te- para llenarse paulatinamente de
rapeuta y paciente se ubican para elementos que podrán desplegarse
conversar sobre aquello que aún en el tiempo y en el espacio. Es el
escapa a los límites claros de la com- momento inaugural de una reali-
prensión. Sentados cada uno en su dad en la cual no existe sujeto ni
silla, en un espacio y tiempo concre- objeto, ambos son integrantes de
tos de encuentros, con sus cuerpos una realidad total que los atravie-
presentes, todos ellos con contornos sa. El relato de un sueño, de una
definidos, se mueven en la conver- pesadilla, de un padecimiento, de
sación sumergidos en un magma realidades circunscritas a una gran
difuso en fluctuación constante de limitación de espacio y tiempo (un
palabras, emociones, sentimientos, sueño dura segundos) adquiere en
sensaciones, símbolos, intuiciones, el discurso de la conversación la
representaciones... Ambos conver- expansión de su realidad hacia la
san y, al hacerlo, construyen un uni- creación de conciencia. (9)
verso de encuentro donde la realidad
comienza a parecerse cada vez más a La conciencia emerge como un flu-
un pensamiento transformador que jo: siempre la misma, pero siempre
a un mundo de objetos concretos: diferente, como el río de Heráclito, y
se renueva en cada encuentro para
En el límite está la conexión de alcanzar dimensiones que nunca
los universos que ambos traen al antes los partícipes lograron. Y sur-

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Garciandía J.

ge como la confluencia de yo y otro, presencia que no puede eludirse


porque eso es la conciencia, conocer en la actualidad del encuentro te-
con otro. Así es como vamos arman- rapéutico, porque desde un inicio
do nuestra identidad, como un juego aparece como el tiempo del relato
de integración de múltiples voces de los padecimientos.
que han depositado en nosotros
su sello y que, dependiendo de los No obstante, cuando abordamos
contextos, adquieren más o menos el pasado y su relato, construimos
relevancia en nuestra propia voz. una narrativa, muchas veces la
Somos uno y muchos al tiempo (13). que necesita sostener y sustentar
Y ahí reside el arte de la psicotera- los síntomas. Entonces surge la
pia, en la posibilidad de expandir la pregunta por la verdad que encierra
conciencia de sí y del mundo. el pasado, que ya Freud planteaba
en el caso de la neurosis histérica:
El pasado ¿es real o fantaseado el incidente
incestuoso? ¿Qué tanto más im-
No hay nada más omnipresente en portantes son los hechos reales
cualquier tipo de psicoterapia que el ocurridos o tiene una mayor trans-
pasado. Cuando las personas asis- cendencia cómo los recordamos,
ten a ella, llegan con un pasado, con representamos o reconstruimos en
una historia que sustenta sus sín- las palabras? La idea del conflicto
tomas y su sufrimiento. Y siguien- no resuelto anclado en el tiempo es
do con la metáfora digestiva, ese quizás el aspecto que con más ím-
pasado está sometido a una serie petu catapulta el influjo enfermizo
de vicisitudes: hay quienes quieren del pasado sobre el presente, en la
vomitarlo y no pueden; algunos lo medida en que siempre retorna para
tienen atorado entre pecho y es- intentar resolverse.
palda, en el esófago, como un bolo
trancado; otros han sido heridos Una y otra vez el pasado se asoma
de tal manera que su alma ostenta con persistencia en la vida actual,
una úlcera que sangra; muchos reeditado en síntomas o en la in-
no pueden absorberlo ni utilizarlo teracción con el terapeuta en la
para sí mismos, por un problema transferencia y contratransferencia,
de malabsorción intestinal; a otros para conjurarse definitivamente y
tantos se les atora en el colon, mez- desaparecer con sus contenidos
clado con sentimientos de rabia y perturbadores —si se utiliza la me-
dolor; cantidades de personas no táfora psicoanalítica para entender
pueden defecar lo que no les sirve el padecimiento—. En otras metáfo-
de ese pasado y se intoxican. En ras teóricas, el pasado trae su carga
todo caso, en el paciente el pasado enfermiza desde otras generaciones,
tiene siempre una abrumadora como lo expresan Bowen o Wittaker,

40 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008


Metafísica de la psicoterapia

cuando plantean que para que surja sobre las acciones. En este sentido,
una esquizofrenia se precisan, al la historia que un individuo cons-
menos, siete o tres generaciones de truye y relata sobre el pasado posee
particulares formas de interacción una coherencia narrativa que se
familiar. cierne como una sombra sobre la
vida psicológica actual (15), sobre la
Para Fritz Perlz, “lo perturbador está que influye de manera contundente;
primariamente en la fantasía” (14), mientras la verdad histórica perma-
en la reconstrucción llevada a cabo nece enredada en las palabras que
en el tiempo. La fantasía alberga intentan descifrarla.
en sus redes los difusos aspectos
destilados por el recuerdo, y en ese Nunca es posible la verdad históri-
sentido se constituye en un asomo ca, en la medida en que sólo tene-
de verdad, porque no se atiene a mos las palabras para evocarla, y
los criterios de la razón, sino que se estas sólo alcanzan a traducir, es
ampara en la carga emocional que decir, a retener parcialmente sus
la alimenta. La fantasía, como un circunstancias. Bajo estas condi-
concentrado de pasado, interfiere ciones, el acto terapéutico se abre
en la actualidad contaminando las en el presente como un encuentro
emociones, los sentimientos, las ac- para una construcción narrativa
ciones del paciente, quien en lugar entre el terapeuta y el paciente, en
de estar concentrado en la concien- la cual se conjuran las adherencias
cia del momento tiene su presente enfermizas del pasado en un tejido
salpicado del pasado que lo desvía de entendimientos y comprensiones
del tomar conciencia de la realidad. que abren la posibilidad de acciones
Esta última padece la interferencia desligadas de la parálisis propiciada
de contenidos provenientes de otras por la fantasía y el conflicto.
épocas, que actúan como un lastre
cuya influencia alcanza a desvin- En la psicoterapia nunca trabaja-
cular al individuo del futuro, como mos con los hechos reales crudos
posibilidad de vivir diferente. (lo que sucedió tal y como suce-
dió). Ese ámbito de experiencia
Por ello, como dice Stern (1), “la nos está vedado tanto al terapeuta,
narración de la historia pasada por obvias razones (puesto que su
puede resultar más importante que testimonio siempre es indirecto),
la propia historia pasada, convir- como al paciente, porque también
tiéndose en una exposición de la él se expone al paso corrosivo del
representación”, lo cual muestra tiempo, que todo lo altera. En este
que la coherencia narrativa pesa sentido, trabajamos en un espectro
más que la verdad histórica o, si de conversaciones lleno de incer-
no es así, tiene más trascendencia tidumbre. Nada de lo que se dice

Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008 41 S


Garciandía J.

es verdad; todo es especulación, Ese marco se erige como una narrati-


es decir, un reflejo en un espejo de va, y los sentidos que se desprenden
palabras, entre las cuales el pasado del proceso de interpretación no son
logra colarse como un argumento neutrales; afectan lo que hacemos
muy débil que intenta restringir las y como nos mostramos en la vida
conversaciones al estrecho campo y en el mundo relacional que com-
del recuerdo, siempre incompleto, partimos con otros. White expresa
siempre mentiroso, nunca cierto que esta historia o narrativa del yo
pero siempre verosímil. determina cuáles son las experien-
cias de vida que llegan a expresarse
El pasado trae al espacio terapéu- y la forma que adquieren. En gran
tico la verosimilitud, y sobre ello medida vivimos de acuerdo con las
conversamos, acerca de lo que es historias que contamos en relación
posible en el pasado y lo que puede con nuestras vidas, de manera tal
ser posible en el futuro. No nos in- que en realidad estos relatos y na-
teresa la verdad (siempre sometida a rraciones las dirigen, constituyen y
la hermeneusis) de los hechos, pero organizan (17).
sí los efectos trascendentes de los
hechos, porque ellos están presen- Cuando los relatos llegan al tiempo
tes en la conversación terapéutica terapéutico, con su bagaje sintomá-
como una proyección desde ese tico y la coherencia implícita en ello,
pasado escurridizo que adquiere su la fuerza centrípeta del pasado pue-
máxima expresión en el síntoma. de absorber la capacidad escrutado-
ra del terapeuta, que se aliará con la
Los seres humanos somos animales narración como si ello fuera verdad.
que interpretamos. Permanentemen- Sin embargo, la tarea terapéutica es
te vivimos interpretando de manera precisamente la de romper el poder
activa nuestra experiencia en la me- envolvente de la narración y cons-
dida en que la sentimos. Recordamos truir nuevas narraciones posibles
interpretando y, sin duda, no regis- del pasado con la intencionalidad
tramos con exactitud las experien- de establecer con cada narración
cias en bruto tal y como las vivimos una coherencia diferente en la que
(16). El pasado ni es reconstruido el padecimiento no tenga sentido.
ni es reconstruible en su completa Como lo expresa Boscolo:
dimensión; más bien, lo recreamos
todo el tiempo en el presente. Cuan- El pasado se recuerda en el presen-
do acontece la interpretación, sucede te dentro de la relación que estable-
en un determinado marco contextual cemos con nosotros mismos, con
que propicia un tipo de inteligibili- nuestras fantasías, con nuestro
dad que nos habilita para atribuir mundo interior, y en la relación
significado a los sucesos. con los demás. De esta forma,

42 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008


Metafísica de la psicoterapia

las interacciones microsociales y proyectaban, con lo cual también


macrosociales pueden cambiar actúan sobre el futuro.
la visión del pasado a diferentes
niveles (individual, social, incluso En cierto modo, el presente ilumina
cultural): la memoria histórica no el pasado y, por ello mismo, en el
es más que una interpretación del encuentro terapéutico es posible
pasado compartida por la mayor construir historias alternativas,
parte de los que pertenecen a una diferentes a las del pasado con sus
cultura, es decir, la creación por lastres de padecimiento. El encuen-
consenso más vasta posible. (18) tro psicoterapéutico se articula en la
vida del paciente como un momen-
De este modo, es notorio cómo los to inaugural, como el primer mo-
diferentes tipos de psicoterapia han mento de una nueva historia de vida
construido formas particulares de en la que los acontecimientos del
acoger e interpretar el pasado y pasado adquieren nuevas signifi-
su trascendencia sobre la vida del caciones desconectadas del sentido
paciente, en la medida en que cada patológico y estéril, y así dar paso a
paradigma terapéutico interpreta formas más creativas de existencia.
el mundo relacional de manera Implica darse cuenta de aquello de
distinta. Sin embargo, el encuentro lo cual no nos habíamos percatado
psicoterapéutico, con su particular del pasado y que permaneció ob-
inteligibilidad relacional, nos per- viado o negado. Al fin y al cabo, es
mite comprender el pasado como una narrativa construida en medio
un trasudado de relaciones cuya de unas necesidades determinantes
naturaleza se mantiene y necesita que propiciaron la decisión de cómo
ser reestructurada. relatar el pasado.

En el contexto del encuentro te- El yo como un nosotros


rapéutico, se narra y se renarra
(19) el pasado, y en cada nueva La frase de Rimbaud “je est un
narración se descubren nuevos otre” expresa, en un alarde intuiti-
argumentos que el terapeuta ayu- vo, la experiencia transubjetiva
da a explorar para comprender el de la identidad de un nosotros. Yo
significado que el paciente otorga es un otro es una sorprendente y
a los descubrimientos que surgen misteriosa afirmación que nos im-
con cada renarración. Es en la pulsa a pensar que la conciencia
conversación terapéutica donde de nuestra identidad individual se
terapeuta y paciente actúan sobre expande e involucra a los otros. He-
el presente, pero al hacerlo operan mos construido nuestra identidad
sobre la memoria del pasado y sobre en escenarios donde los otros son
las expectativas que desde ellas se las miradas que envuelven (como

Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008 43 S


Garciandía J.

contorno de contactos y entorno de (21). Esa anterioridad es siempre un


interacciones) nuestro desarrollo y nosotros que, como bien lo muestra
nuestra individualidad, que emerge el embarazo o la primera crianza,
como un producto inevitable en la es un solo cuerpo, una fisiología en
interrelación de los otros. la que la relación y la conversación
prolongan y completan la acción de
La unidad psíquica no es el self, los neurotransmisores.
sino el diálogo, ser consciente (cono-
cer con), estar consciente y tener un A partir de este punto hay una
lugar en el espacio-tiempo y entre progresiva desconexión hasta el
otros. La unidad individual siempre yo-tú en el que la relación ya no se
comienza en medio de un diálogo y, da en la transubjetividad, sino en
más que la confrontación, es la co- la intersubjetividad que, posterior-
operación lo que integra y consolida mente, derivará en la subjetividad,
todo el proceso de individuación. que para ser tal, deberá volver
Cada individuo se articula como un circularmente sobre la transujeti-
sí mismo inmerso en las innumera- vidad de nosotros. Los tres ámbitos
bles conversaciones que atraviesan son como una moneda en la que
su existencia, mucho más que con la subjetividad y la intersubjetivi-
los excesos de autoafirmación frente dad ocupan las caras, mientras la
a otros (20). transubjetividad es el perfil de la
moneda, justo el punto fronterizo
Los seres humanos somos construi- donde se unen.
dos en medio de las conversaciones
y por ellas, de manera tal que nues- El viejo principio alquímico de la
tro auténtico yo no solamente está unitas multiplex expresa esa con-
en nuestra individualidad sola, sino dición plural de nuestra individua-
en nuestra individualidad conecta- lidad, y nos permite comprender
da, porque sin la concurrencia de las complejidades del yo como un
otro no podemos llegar a ser noso- nosotros. El sentido de sí mismo del
tros mismos. Como lo expresaba individuo pasa por ser el punto de
Berkeley, “ser es ser percibido”. confluencia e integración de múlti-
ples relaciones que lo conforman a
En este sentido, Buber se expresa lo largo de su vida. Somos fragmen-
con más precisión cuando dice “no tos de otros incrustados en nuestra
existe el yo en sí, sino sólo el yo de la existencia:
palabra básica yo-tú y el yo de la pa-
labra básica yo–eso […] La primera En realidad, uno es uno mismo
palabra básica puede descomponer- sólo contra el telón de fondo de las
se en yo y tú, pero no ha surgido de identidades, de las expectativas y
la unión de ambos: es previa al yo” de las prácticas que la presencia y

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Metafísica de la psicoterapia

las acciones de otros sostienen. El A través de esa experiencia, en la


yo y los otros fungen como las dos psicoterapia se establecen las con-
caras de la misma moneda, y el diciones para que la subjetividad
lenguaje —como reservorio de sig- del paciente emerja como una ca-
nificados— se constituye en un rol racterística nueva, la de sus propias
importante para la constitución y la capacidades curativas o transfor-
reproducción de esa necesidad para madoras (Fromm-Reichmann), que
incluir al yo y a los otros en una surgen por la acción relevante de los
misma representación simbólica. El aportes del terapeuta a la relación
nosotros (yo y los otros) incluye al terapéutica (Ferenci), más que por
individuo (a mí y a los otros) en un la asepsia afectiva que pueda man-
todo coherente de significado y sen- tener. El tratamiento no es algo que
tido. Nosotros es la única persona el médico le hace al paciente; es una
que incluye a todos, es un todo (yo interacción entre dos personas en
y los otros), y es un fenómeno que una trama relacional.
no sucede con las personas yo, tú,
él, vosotros, ellos. En estas existe Entonces, en esta relación, el te-
una división o fisura entre el yo y los rapeuta es un “observador partici-
otros. Un yo siempre observante. pante” (Sullivan), cuyas emociones,
En el nosotros, el yo está incluido sentimientos y reacciones forman
e integrado a los otros, nos (yo) y parte del proceso transubjetivo,
otros (los demás). (22) más allá de las limitaciones in-
tersubjetivas de la transferencia
El espacio terapéutico, como un ám- y contratransferencia (Freud). En
bito de transubjetividad, es decir, de la totalidad que se articula en la
una totalidad nosotros, tiene todos relación terapéutica, terapeuta y
los ingredientes de una relación paciente son partícipes de un mis-
humana esencial y fundamental. mo proceso, donde se construye un
Cuando un niño es concebido, ocu- nuevo discurso que organiza la vida
rre en medio de una conversación de una manera diferente a la solu-
de dos; cuando un niño nace, nace ción propuesta por los síntomas.
un discurso. El inicio de aquello que
es común. Todo un contexto social Espacio de frontera: sentido
se moviliza en torno a la indefensa común, imaginario
naturaleza orgánica en la que se
invierten afectos, conversaciones y En un artículo anterior (23) abordé
relaciones como una capa dérmica algunas dimensiones del sentido co-
que filtra el mundo. De esta mane- mún y su influencia en la constitu-
ra se constituye la individualidad ción de la dimensión transubjetiva,
y su experiencia más sublime, la que se expresa en un estado de con-
subjetividad. ciencia al que denomino nosotros,

Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008 45 S


Garciandía J.

diferente a la intersubjetividad, que Estos habitan el mismo tiempo, el


se expresa en la relación de contem- mismo espacio, pero más allá de
poráneos yo-tú. Esto tiene implica- eso no existe una inmediatez de la
ciones para comprender la relación experiencia. ¿Dónde está el límite
terapéutica, que entiendo como del nosotros? ¿Cuándo lo somos
una frontera en la que se instituye y cuándo no lo somos? ¿Cuándo
el imaginario, un lugar de creación pasamos de nosotros a contemporá-
que se alimenta de la imaginación, neos? De nuevo volvemos a un con-
la fantasía y el símbolo. cepto que ya esbocé en un artículo
anterior (9), la frontera. Estamos
Para que se establezca la dimensión en el territorio ambiguo, indefinido,
transubjetiva, ¿cómo podrá trans- maleable, protéico que es la frontera
formarse la experiencia inmediata entre tú y yo, donde es posible en un
del paciente en una experiencia in- momento ser nosotros y, al siguien-
mediata para el terapeuta? Lo que es te, ser contemporáneos (yo y tú). Allí
inmediato para el paciente es mediato las conciencias de las personas se
para el terapeuta, y supone un gran entrecruzan intensamente en el no-
distanciamiento. ¿Cómo es posible sotros o se rozan tangencialmente
entonces el encuentro terapéutico? en los contemporáneos.
¿Cómo puede acceder el terapeuta a
la experiencia inmediata del paciente? Un dolor puede ser una experiencia
En la relación cara a cara, a pesar de intensa e inmediata entre aquellos
ser la más inmediata entre dos perso- que viven la muerte de un ser que-
nas, sucede un encuentro de concien- rido común (el padre), lo cual hace
cias que forman un nosotros. que el sufrimiento sea compartido,
comprendido como algo nuestro,
No obstante, este no alcanza a que nos ocurre a nosotros. Sin
absorber todas las diferencias embargo, alguien como un vecino
existentes en la inmediatez de la estará lejos de esa experiencia in-
experiencia de uno y otro. Estas mediata. Es posible que sólo sea
diferencias, sujetas a la interpreta- un contemporáneo que tangencial-
ción, a la profundidad, a la cercanía mente puede entrever, sentir, palpar,
y al impacto de la vivencia, generan oler esa experiencia mediada para él
una gradación de la inmediatez en por medio de lo que ve, oye, siente,
eso que llamamos nosotros, desde palpa, huele cuando asiste en la
una inmediatez simbiótica, donde presencia del otro.
en el nosotros se funden las identi-
dades, hasta una mediatez en la que En la vida cotidiana vivimos sumer-
el nosotros se ha podido deslindar gidos en experiencias inmediatas
en un yo y un tú, en uno y otro que con otros, y la “transición de la
son contemporáneos (24). experiencia directa a la experiencia

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Metafísica de la psicoterapia

indirecta del otro raramente se nos nosotros en la frontera que hemos


presenta en la actitud natural de la armado en un espacio de nadie,
vida cotidiana” (24). Sin embargo, en como un absoluto que se constituye
la psicoterapia, las conversaciones en lugar para una epistemología de
empiezan a modo de un encuentro vivir y para una nueva ontología de
de contemporáneos: ¿quién no ha ser, esa frontera es la relación tera-
sido interrogado por un paciente que péutica, el lugar de la creación.
le dice “cómo puede saber qué es
una depresión si no la ha padecido La relación de contemporáneos, por
nunca”?, pregunta que no tiene una su condición misma de distancia-
intención de invitar a una simbiosis, miento, tiene un muy escaso poder
sino que es una tácita intención de transformador. Frente a la relación
lograr una transformación hacia un nosotros —cuya presencia está
nosotros que propicie una cada vez permanentemente articulada en
mayor comprensión de la patología, la vida cotidiana que mantenemos
del padecimiento. en nuestros contextos existencia-
les cercanos, que supera el límite
En la relación nosotros terapéutica, de la distancia yo-tú—, el trabajo
terapeuta y paciente están presen- de la terapia tiene como uno de
tes corpóreamente. Yo terapeuta sus elementos centrales el poder
puedo acceder y conectar con la transformar el contacto inicial del
vida consciente del otro en toda su encuentro terapéutico de una rela-
sintomatología. Estamos sintoni- ción de contemporáneos en una re-
zados y formamos una comunidad lación nosotros, lo más cercana a la
temporal, espacial y de conciencia. vida cotidiana. Esto tiene un sentido
Nos reflejamos mutuamente, y con profundo. Los cambios y la creación
nuestras experiencias de vida dise- suceden en la vida cotidiana de las
ñamos una deriva del vivir que tiene personas, aquí y ahora, en un con-
un curso común, unos encuentros texto de vitalidad, in vivo.
ritualizados y sagrados que nos
permiten envejecer juntos en ese La psicoterapia saca al individuo
ritual, que construyen nuevas po- de la cotidianeidad y lo ubica en
sibilidades (las que sean). un contexto artificioso, in vitro,
casi inerte. La vida cotidiana de
Después, cuando la cotidianeidad terapeuta y paciente se desplaza
se cierne sobre ambos, fuera del hacia un territorio extemporáneo,
espacio terapéutico, somos de nue- fuera de aquí y ahora, donde existe
vo contemporáneos. Pero, ahora, un motivo fundamental para los
con una clara herida en nuestros encuentros, las experiencias inme-
límites, esa que nos permitirá volver diatas del paciente y el interés por
a encontrarnos y acoplarnos como transformar, modificar o cambiar

Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008 47 S


Garciandía J.

hacia un nuevo tipo de experiencias riencia que avala lo dicho por aquel
inmediatas que le permitan al pa- es única e irrepetible, por lo tanto,
ciente ser diferente a como ha sido intransferible en sentido estricto,
hasta ahora. porque corresponde a su biografía.
Y así los dos actores del encuentro
No obstante, como los cambios se compartan un gran monto de co-
dan en la vida cotidiana, en el vivir nocimiento a partir de experiencias
del nosotros, la terapia habrá de comunes, porque participan de una
acercarse lo más que pueda a una misma cultura, sociedad, etc., la
experiencia del nosotros trans- historia individual introduce una
formador. En consecuencia, ese profunda brecha entre ambos. Y ese
nosotros necesita un mundo de espacio de nadie (que siempre es
experiencias inmediatas comunes y, una brecha) es el territorio de la psi-
por supuesto, un lenguaje común, coterapia, donde tiempo y espacio
no cualquier lenguaje; es un lengua- terapéutico se articulan e integran
je que precisará de nuevas palabras, en las vidas de ambos.
nuevos neologismos, que permitan
transcribir en la conversación la A partir de la vida cotidiana, la psi-
experiencia de vivir. coterapia se vive como un sucedáneo
de la realidad. Cuando se entra en
Tras el primer encuentro, claramen- esas coordenadas de espacio-tiempo
te contemporáneo, tanto paciente terapéutico y comienza a operar la
como terapeuta ya han adquirido relación terapéutica, inicia un nue-
en la conversación un rudimento de vo ámbito de sentido, diferente al
nosotros, ya tienen una experiencia que terapeuta y paciente traen des-
inmediata de conversar los dos. de sus vidas personales previas. Si
Poco a poco, a base de encuentros, bien anterior al encuentro el acento
la relación como contemporáneos de la realidad está dominado por los
irá dejando un mayor tiempo y sentidos de sus vidas cotidianas, al
espacio en los encuentros a la rela- entrar en la coyuntura terapéutica
ción nosotros. Con ello se logran los se exige a los partícipes un salto
cambios que después se verterán en hacia ese lugar de frontera fuera de
la vida cotidiana. la cotidianeidad.

Desde la situación terapéutica Y esto, lejos de parecer tan banal


asistimos a un gran desencuentro. como traspasar una puerta, exige
Nada de lo que diga un paciente pensar que no se trata de una con-
puede ser siquiera, por asomo, versación trivial, sino un momento
captado en su esencia íntima, en un de construcción de nuevas viven-
nivel de comprensión mínimamente cias que generan experiencias con
cercano por el terapeuta. La expe- sentido útil para implementar en

48 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008


Metafísica de la psicoterapia

la realidad cotidiana. La pregunta la herramienta necesaria para el


en este punto es ¿cómo trasladar ejercicio de la felicidad.
estos nuevos sentidos con suficiente
acento para insertarse en la reali- Con la voluntad podemos hacer, gozar
dad cotidiana de los individuos y y saber. Esta facultad se construye en
operar así los cambios necesarios un ámbito de interacciones; emerge
para modificar el padecimiento? en el mundo relacional del individuo.
El niño comienza sus acciones como
La respuesta está en atravesar unos producto de los señalamientos, orien-
territorios de confluencia e integra- taciones y las órdenes de la madre.
ción (23), lugares de frontera, entre Paulatinamente, le añade un mayor
los que están el sentido común y el grado de autonomía hasta que incor-
imaginario, espacios mentales en el pora el movimiento voluntario de su
primero de los cuales se articulan propia mano para llevar a cabo accio-
los sistemas de creencias individual nes que parten de su intencionalidad,
y social para dar lugar a la emergen- de la conciencia de algo que está ahí
cia de significados. Y en el segundo y hacia lo cual dirige su querer, que
se integran la imaginación, la fan- se concreta en el acto voluntario, en
tasía y el símbolo. La psicoterapia el acto de voluntad.
es un ámbito de sentido común,
imaginación, fantasía y símbolos, Toda patología, trastorno o enfer-
todo ello al servicio de crear nuevas medad mental presenta la dificultad
posibilidades de entendimiento, de usar la voluntad, de conectar
comprensión y acción. esas dimensiones de la necesidad,
el deseo, el interés, los valores y los
Sobre la voluntad sueños con los actos para lograrlas.
Todas las alteraciones del examen
Enloquecer o desquiciarse implica mental son la expresión de la di-
experimentar la pérdida más con- ficultad para utilizar la voluntad.
tundente y, con frecuencia, abso- Las alteraciones de atención, con-
luta del propio sistema de elección, centración, memoria, pensamiento,
es decir, del poder para la elección percepción, etc. se traducen en
de nuestra conciencia, la voluntad. inatención, compulsiones, alucina-
Esta última es la capacidad de ac- ciones, delirios, etc., que sólo son la
tuar conscientemente, dirigiendo imposición involuntaria de un fun-
las acciones hacia un fin establecido cionamiento mental donde ha sido
y que le permite al individuo liberar- proscrita la voluntad como herra-
se de una serie de determinismos. mienta directriz de la existencia.
Con ella somos capaces de lograr
lo que deseamos, necesitamos, nos La psicoterapia, cualquiera que sea,
interesa, valoramos y soñamos. Es enfoca de una u otra forma todo su

Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008 49 S


Garciandía J.

esfuerzo en llegar a ese instante en básico humano que para Lonhergan


que el paciente es capaz de “mover su es la conversación. No se trata sim-
propia mano por voluntad propia” ha- plemente intercambiar palabras,
cia los objetivos de su existencia. El se trata de crear nuevos términos
trabajo psicoterapéutico sólo puede en una interacción, porque aun-
tener un efecto transformador en la que sean las mismas palabras del
medida en que el terapeuta no teme a diccionario, en la psicoterapia —la
estos determinismos incontrolados y frontera donde las palabras se vier-
el paciente recupera la voluntad. ten— se tiñen de nuevos significa-
dos, sentidos y matices exclusivos
Pero ¿voluntad de qué? De salir de de ese territorio de encuentros, en
su profunda soledad. Los pacientes un mestizaje que sostiene la esencia
mentales viven como los náufragos de lo que es necesario para el cam-
perdidos en una remota isla, y con bio y la transformación.
frecuencia desisten, después de unos
pocos intentos, de comunicarse con En sentido estricto, conversar es
el mundo donde viven. Han renun- forjar palabras con otro, pero no se
ciado a salir de su espacio solitario, trata simplemente de hablar por ha-
han perdido su voluntad. Creen que blar, sino de orientar este acto hacia
no es posible salir de la isla. Sin em- la transformación. Es hablar desde
bargo, el trabajo terapéutico necesita dentro de la conversación, como
rescatar la voluntad para salir y eso dice Shoter, donde se construye una
sólo se consigue cuando la relación particular forma de significar los
lo permite, cuando se construye el acontecimientos y la vida, porque
deseo de entrar en el mundo que se eso que llamamos la vida interior
abandonó, primero de la mano del te- y a la que atribuimos el origen
rapeuta, después por su propio pie. de las dificultades (denominadas
mentales) es en buena parte un
El concepto de voluntad, un tanto ol- diálogo permanente que prolonga
vidado y criticado por algunos como las voces provenientes de otros en
un anacronismo, es quizás uno de una conversación iniciada desde
los territorios de lo mental que más el nacimiento, en la que cruzamos
reflexión precisan, y sobre todo en palabras en un espacio simbólico e
el espacio de la psicoterapia, para imaginario que denominamos men-
abordar ciertas patologías como las te, psique o interioridad.
adicciones y la psicopatía.
De acuerdo con esta perspectiva,
Conversar, versar con cada conversación crea sus condi-
ciones particulares desde las cuales
Tal vez, la psicoterapia es la ex- es posible reconstruir la vida y,
presión más elaborada de ese arte sobre todo, darse cuenta, tomar

50 S Rev. Colomb. Psiquiat., vol. 37, Suplemento No. 1, 2008


Metafísica de la psicoterapia

conciencia (conocer con otro) y, preferencias del terapeuta (la mayor


de ese modo, abordar la realidad parte de las ocasiones) y del pacien-
sin los velos que con frecuencia la te (quizás en menos ocasiones).
ocultan en los síntomas. Por ello las
palabras adquieren una dimensión A mí me gusta invitar a mis sesiones
extraordinaria en la psicoterapia, de psicoterapia con los pacientes a
porque el pasado, la realidad, lo Freud, Jung, Adler, Abrahan, Klein,
oculto son susceptibles de ser re- Bateson, Milton Erickson, Perlz,
modelados por ellas. Y cuando se White, Epston, Linares, Bion, Win-
tornan escurridizos, son encau- nicot, Cechin, Satir, Stern, Wittaker,
zados por las metáforas, palabras Arcila, Bowlbi, Bowen, Bóscolo,
que son más que palabras y que Lacan, entre muchos otros, cuyos
permiten introducir la imaginación nombres sería largo enumerar y
en la conversación. que me han ayudado siempre en las
conversaciones con los pacientes.
Todos construimos metáforas en Sobre todo en los momentos difíci-
el trabajo terapéutico. Todo está les de la conversación terapéutica,
hecho de metáforas: las teorías, los su voz ha sido providencial para
enfoques y las técnicas, lo que nos seguir adelante con palabras pres-
dicen los pacientes y lo que decimos tadas que yo nunca habría podido
nosotros. Todos en la psicoterapia imaginar sin haber leído todos los
estamos descentrados, porque la enormes aportes que han hecho
metáfora (meta-foros) es en otro a este sutil y complejo mundo de
lugar, el lugar de la imaginación. Y conocimiento, que se expresa en el
ahí, en los bordes de la conversación difícil arte de la psicoterapia.
imaginaria, hablamos con los sínto-
mas, que son palabras unas veces en Referencias
formato celular, otras en formato re-
lacional y algunas en formato verbal, 1. Stern D. La constelación materna: un
enfoque unificado de la psicoterapia
originadas como respuestas en un
con padres e hijos. Barcelona: Paidós
diálogo infructuoso con el mundo. Ibérica; 1997.
2. Garciandía-Imaz JA, Rozo CM. Tera-
En el proceso terapéutico se congre- pia y felicidad. Rev Colomb Psiquiatr.
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Recibido para evaluación: 18 de julio de 2008


Aceptado para publicación: 31 de julio de 2008

Correspondencia
José Antonio Garciandía Imaz
Departamento de Psiquiatría y Salud Mental
Pontificia Universidad Javeriana
Cra. 7a. No 40-62
Bogotá, Colombia
jose_garciandia@hotmail.com

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