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Metafísica de la psicoterapia
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. 37, núm. 1, 2008, pp. 29S-52S
Asociación Colombiana de Psiquiatría
Bogotá, Colombia
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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Metafísica de la psicoterapia
José Antonio Garciandía Imaz1
Resumen
Introducción: En este artículo se realiza una reflexión conceptual sobre aquello que es co-
mún a cualquier tipo de psicoterapia. Objetivo: Proponer elementos básicos para pensar
la psicoterapia. Método: Análisis teórico de diferentes conceptos: cuidar, pensar, felicidad,
nosotros, frontera, pasado, voluntad y conversación. Conclusión: Con la proliferación de
abordajes terapéuticos, es preciso pensar en un corpus teórico que sirva de base para el
ejercicio de cualquier terapia.
Abstract
Introduction: In this article, a conceptual reflection is made on those things common to any
kind of psychotherapy. Objective: We propose some basic elements of thinking regarding
psychotherapy. Method: A theoretical analysis of different concepts: to look after, thinking,
happiness, we, frontier, past, will and conversation. Conclusion: With the proliferation of
therapeutic approaches, it is necessary to consider a theoretical corpus that may provide
us with the foundations for the exercise of any therapy.
1
Médico psiquiatra. Profesor asociado del Departamento de Medicina Preventiva y So-
cial y del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, Facultad de Medicina, Pontificia
Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.
cuando plantean que para que surja sobre las acciones. En este sentido,
una esquizofrenia se precisan, al la historia que un individuo cons-
menos, siete o tres generaciones de truye y relata sobre el pasado posee
particulares formas de interacción una coherencia narrativa que se
familiar. cierne como una sombra sobre la
vida psicológica actual (15), sobre la
Para Fritz Perlz, “lo perturbador está que influye de manera contundente;
primariamente en la fantasía” (14), mientras la verdad histórica perma-
en la reconstrucción llevada a cabo nece enredada en las palabras que
en el tiempo. La fantasía alberga intentan descifrarla.
en sus redes los difusos aspectos
destilados por el recuerdo, y en ese Nunca es posible la verdad históri-
sentido se constituye en un asomo ca, en la medida en que sólo tene-
de verdad, porque no se atiene a mos las palabras para evocarla, y
los criterios de la razón, sino que se estas sólo alcanzan a traducir, es
ampara en la carga emocional que decir, a retener parcialmente sus
la alimenta. La fantasía, como un circunstancias. Bajo estas condi-
concentrado de pasado, interfiere ciones, el acto terapéutico se abre
en la actualidad contaminando las en el presente como un encuentro
emociones, los sentimientos, las ac- para una construcción narrativa
ciones del paciente, quien en lugar entre el terapeuta y el paciente, en
de estar concentrado en la concien- la cual se conjuran las adherencias
cia del momento tiene su presente enfermizas del pasado en un tejido
salpicado del pasado que lo desvía de entendimientos y comprensiones
del tomar conciencia de la realidad. que abren la posibilidad de acciones
Esta última padece la interferencia desligadas de la parálisis propiciada
de contenidos provenientes de otras por la fantasía y el conflicto.
épocas, que actúan como un lastre
cuya influencia alcanza a desvin- En la psicoterapia nunca trabaja-
cular al individuo del futuro, como mos con los hechos reales crudos
posibilidad de vivir diferente. (lo que sucedió tal y como suce-
dió). Ese ámbito de experiencia
Por ello, como dice Stern (1), “la nos está vedado tanto al terapeuta,
narración de la historia pasada por obvias razones (puesto que su
puede resultar más importante que testimonio siempre es indirecto),
la propia historia pasada, convir- como al paciente, porque también
tiéndose en una exposición de la él se expone al paso corrosivo del
representación”, lo cual muestra tiempo, que todo lo altera. En este
que la coherencia narrativa pesa sentido, trabajamos en un espectro
más que la verdad histórica o, si de conversaciones lleno de incer-
no es así, tiene más trascendencia tidumbre. Nada de lo que se dice
hacia un nuevo tipo de experiencias riencia que avala lo dicho por aquel
inmediatas que le permitan al pa- es única e irrepetible, por lo tanto,
ciente ser diferente a como ha sido intransferible en sentido estricto,
hasta ahora. porque corresponde a su biografía.
Y así los dos actores del encuentro
No obstante, como los cambios se compartan un gran monto de co-
dan en la vida cotidiana, en el vivir nocimiento a partir de experiencias
del nosotros, la terapia habrá de comunes, porque participan de una
acercarse lo más que pueda a una misma cultura, sociedad, etc., la
experiencia del nosotros trans- historia individual introduce una
formador. En consecuencia, ese profunda brecha entre ambos. Y ese
nosotros necesita un mundo de espacio de nadie (que siempre es
experiencias inmediatas comunes y, una brecha) es el territorio de la psi-
por supuesto, un lenguaje común, coterapia, donde tiempo y espacio
no cualquier lenguaje; es un lengua- terapéutico se articulan e integran
je que precisará de nuevas palabras, en las vidas de ambos.
nuevos neologismos, que permitan
transcribir en la conversación la A partir de la vida cotidiana, la psi-
experiencia de vivir. coterapia se vive como un sucedáneo
de la realidad. Cuando se entra en
Tras el primer encuentro, claramen- esas coordenadas de espacio-tiempo
te contemporáneo, tanto paciente terapéutico y comienza a operar la
como terapeuta ya han adquirido relación terapéutica, inicia un nue-
en la conversación un rudimento de vo ámbito de sentido, diferente al
nosotros, ya tienen una experiencia que terapeuta y paciente traen des-
inmediata de conversar los dos. de sus vidas personales previas. Si
Poco a poco, a base de encuentros, bien anterior al encuentro el acento
la relación como contemporáneos de la realidad está dominado por los
irá dejando un mayor tiempo y sentidos de sus vidas cotidianas, al
espacio en los encuentros a la rela- entrar en la coyuntura terapéutica
ción nosotros. Con ello se logran los se exige a los partícipes un salto
cambios que después se verterán en hacia ese lugar de frontera fuera de
la vida cotidiana. la cotidianeidad.
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Correspondencia
José Antonio Garciandía Imaz
Departamento de Psiquiatría y Salud Mental
Pontificia Universidad Javeriana
Cra. 7a. No 40-62
Bogotá, Colombia
jose_garciandia@hotmail.com