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Aztecas

Ubicación del Imperio azteca. Los aztecas se establecieron en México Tenochtitlan en el centro del Valle de
México, expandiendo su control hacia ciudades-estado ubicadas en los actuales estados de México, Veracruz,
Puebla, Oaxaca, Guerrero, la costa de Chiapas, Estado de Hidalgo, y parte de Guatemala.
Costumbres
Aztecas
Cuando nacía un niño azteca las celebraciones se prolongaba durante varios días, en los que los astrólogos
comprobaban que día podía ser favorable para darle el nombre al recién nacido. El baño formaba parte de la
vida cotidiana de los aztecas, tanto para mantenerse limpios como para purificarse.
Origen
Aztecas
La última tribu nahuatlaca que llegó al Valle de México fue la de los aztecas. En sus orígenes míticos, ellos
emergieron de los intestinos de la Tierra a través de siete cuevas, en un lugar denominado Chicomostoc. Las
tradiciones afirman que venían del Norte y que su país era un lugar de tierra colorada.
Economía
La economía azteca. La base de la economía azteca era la agricultura y el comercio . Las principales
cultivaciones fueron de maíz,frijo y ají . El sistema agrícola con más éxito fue el de las chinampas hechas con
cañas , barro , limo,ramas , ya que hizo del lago esteríl una tierra de lo más fértil.
Educación

En la educación mexica, la educación universal obligatoria de los hijos hasta la edad de veintisiete años
estaba en manos de sus padres, pero supervisada por las autoridades de su calpulli. Parte de esta educación
involucraba aprender una colección de discursos, llamada huehuetlahtolli («palabras de los ancianos»), que
representaban los ideales tenochcas.

Los sacerdotes no sólo se encargaban de asuntos religiosos y los rituales en los distintos festivales, también
dirigían el sistema de educación y hasta cierto punto controlaban las expresiones artísticas.1

Arquitectura
La arquitectura azteca refleja los valores y la civilización de un imperio, y estudiar la arquitectura azteca es
fundamental para entender la historia de los aztecas, incluyendo su migración de un lado a otro de México y
su nueva representación de rituales religiosos. La mejor manera de describir a la arquitectura azteca es como
monumental. Su propósito era el de manifestar poder, y al mismo tiempo adherirse a fuertes creencias
religiosas. Esto se hace evidente en el diseño de sus templos, adoratorios, palacios, y casas para las gentes
del pueblo.
Escultura
Los mejores escultores en el imperio Azteca grababan impresionantes imágenes de los dioses, usualmente de
gran tamaño, para su exhibición en templos y en espacios públicos en Sagrado Precinto de Tenochtitlan. Las
esculturas servían para comunicar los conceptos de la religión Azteca y eran parte de rituales complejos;
incluso monumentos históricos eran elevados al reino de los divinos y la ceremonia constaba en la adición de
símbolos religiosos. Los temas retratados eran muchos, pero las imágenes de los dioses y las diosas eran
por mucho los más numerosos. Los escultores seguían normas básicas para retratar figuras divinas:
habitualmente mostrados en plano frontal y estrictamente simétrico, las figuras femeninas frecuentemente
arrodilladas y con sus manos reposando en sus rodillas, las masculinas sentadas con sus rodillas hacia arriba
y los brazos cruzados sobre ellas. Se mostraban rostros sin edad – ojos trazados y bocas semi-abiertas les
daban una cierta imagen de vida – sin mucha individualidad. Con expresiones serias, retratan los ideales de
belleza femenina y fuerza masculina.
Orfreberia
Gracias a sus conocimientos de física los orfebres pudieron emplear varias técnicas en su trabajo (como la de
la cera perdida), fundir oro con la plata, etc. Elaboraban todo tipo de figuras y adornos pulseras, collares,
pectorales, pendientes, etc. Frecuentemente el metal se combinaba con piedras preciosas (turquesa,
amatista, jade, cristal de roca) o con conchas.
Plumería La plumería fue una de las expresiones más interesantes y peculiaridades de los aztecas, en
especial en la realización de mosaicos. Las aves empleadas para estos trabajos procedían de los bosques
tropicales del sur de México y Guatemala, o bien eran criadas en cautividad y cazadas con técnicas refinadas
que no dañaban el plumaje de la presa. Eran clasificadas de conformidad con el tamaño, calidad y color,
siendo las más apreciadas las verdes de quetzal (especialmente las larguísimas caudales); las rojas del
tlauquecholli, semejante al flamenco, y las azules turquesa del xiuhtótotl. Los especialistas dedicados a estas
labores se llamaban amanteca y eran muy apreciados, destacando los de Tlatelolco, Texcoco y Huaxtepec.
Se conservan buenos ejemplares de escudos y tocados en museos de América y Europa. Destacaremos el
escudo del dios de la lluvia, que simboliza un coyote (quizá el emblema del tlatoani Ahuizotl), sin embargo,
especialmente, el gran tocado de plumas de quetzal con adornos de oro, conocido como el penacho (corona)
de Moctezuma, preservado en el Museo Etnográfico de Viena.

Cerámica Constituye la forma de expresión más popular, especialmente en lo relativo a las figuras de
personas y deidades, entre las que destacan figurillas femeninas de fertilidad y representaciones de dioses.
Las figurillas femeninas aparecen de pie, con el cabello dividido en dos crestas o bucles que se elevan sobre
la cabeza, un faldellín decorado que llega hasta los pies, y suelen llevar en sus brazos otras dos figuras más
pequeñas. Se ha representado como una representación de la diosa madre azteca (Tonantzin, Xochiquetzal,
Coatlicue o Cihuacóatl), aunque en la actualidad son identificadas como un símbolo de la maternidad. Otras
figuras son representaciones de los dioses Tláloc y Quetzalcóatl Ehécatl.

Códices Eran obras escritas en papel de amate o en piel de venado, doblados a manera de biombo.
Plasmaban dibujos figurativos y una escritura pictográfica que servía como recordatorio de narraciones
históricas, religiosas o litúrgicas. La inmensa mayoría de los códices aztecas son copias de códices antiguos o
recopilaciones ulteriores a la conquista desarrolladas a requerimiento de los frailes. Los referidos
completamente con el mundo azteca son el Códice Borbónico y el Tonalamatl Aubin, los más antiguos, y los
pertenecientes al conjunto Magliabecchiano, entre los que destacan el propio Magliabecchiano, el Códice
Tudela, el Códice Ixtlilxóchitl y el Códice Veitia. Véase Códices precolombinos.

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