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Año 2017
Autor: Antonio Moraes, Wanderley Da Costa “A valorizacao do espaco”. Editora Huitec. San
Pablo. 1987.
Los postulados científicos son de esta manera esencialmente dinámicos tanto en función de su
progreso interno (nuevos descubrimientos, nuevas técnicas e instrumentos de medición) como
en función de su adecuación al movimiento social. La mutabilidad constante es una
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Ver Harvey Manifiesto Materialista Histórico. Espacios del Capital (2001, pàg 135)
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característica de la actividad científica.El cambio es asimismo condición de su progreso y el
cuestionamiento no es la tradición o elemento de avance de las ciencias.La verdad científica
expresa siempre un saber que será excedido. A pesar de ser postulada como absoluta al
momento de su postulación esa verdad es en esencia relativa ya que puede ser superada por
un conocimiento posterior más elevado (del cual esa misma verdad es parte-dialécticamente-
de su construcción) y por el propio movimiento de la realidad. Una ciencia repetitiva es una
ciencia estancada. Lo desconocido, lo nuevo, aquello por descubrir es la meta de todo
trabajo científico.
Es a la luz de estas consideraciones que la situación actual de la Geografía debe ser analizada.
La Ciencia Geográfica es muy antigua y ha conocido diferentes contenidos y definiciones a lo
largo de su historia. La concepción de la Geografía en la antigüedad o en la edad media no es la
misma que en la época moderna. El sentido que hoy se atribuye a la Geografía no data de
más de doscientos años. La idea de una Geografía Humana específicamente no tiene más de
un siglo. Si tomamos a “Síntesis Geográfica” de Ptolomeo , obra máxima de este autor
traducida al árabe como “Almagesto” su contenido nos parecerá poco geográfico, también hoy
lo mismo podríamos decir de varias obras pre-modernas. Por otro lado, otros estudio de
pasado más remoto no postulados dentro de “geográficos” podrían ser considerados sin lugar
a dudas cómo geográficos frente a la visión contemporánea.De lo antedicho es posible deducir
que a la par de las geografías explícitamente producidas en cada época existe un cuerpo de
conocimientos que podrían ser considerados como geográficos a partir de la concepción actual
que se tiene de la ciencia. A eso se considera “Pensamiento Geográfico”. Ello varía
consecuentemente con la definición vigente.
La Geografía Humana que se inicia con las obras de Humboldt y Ritter y se sedimenta con las
de Ratzel y Vidal de Lablache (y que en las perspectiva de su superación ya es denominada
de tradicional) se desenvuelve dentro de paradigmas positivistas. De todas maneras, no
teniendo a esta orientación metodológica por inicio y a pesar de las reiteradas apelaciones
institucionalistas que aparecen en su historia, es el positivismo el que denomina la evolución
de las investigaciones geográficas del siglo XX.El punto de inflexión de esa Geografía es,
asimismo, la crítica al positivismo. En ese sentido esta ciencia acompaña el movimiento
general de la realidad y del conocimiento que vienen a avalar el dominio de ese método en el
trabajo científico.Se debe mencionar que la Geografía se retrasaría en ese proceso ya
vivenciado por otras ciencias cómo la física y la sociología. La renovación de la ciencia
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geográfica aparece hoy como una ruptura con el positivismo clásico o empírico. La crisis de
la Geografía tradicional es un capítulo tardío del ocaso del pensamiento positivista.
Si la década del 70 fue marcada por el fuego cerrado a la Geografía tradicional, los años 80
demandan nuevas propuestas sustantivas. En el período actual es fundamental contar con un
conocimiento adelantado cómo como objetivo. Urge investigar nuevos caminos con audacia y
seriedad teórica. Es necesario formular nuevas vías para el trabajo del geógrafo, incorporando
además de la crítica teórica una moderna tecnología de investigación y nuevos objetivos
sociales. En fin, construir una nueva Geografía. Eso no aparecerá pronto en la cabeza de
algún teórico iluminado, su construcción será el fruto de un lento trabajo de investigación,
formulación, refutación, discusión que ya se encuentra en curso.El avance de la ciencia es
resultante de la actividad social y su producto colectivo también se destina a la superación
futura. El momento vivido por el movimiento de renovación de la Geografía debe temer a las
soluciones fáciles y simplistas que nada tiene que ver con la realidad compleja en que
vivimos.
Frente a los argumentos aquí desarrollados alguien podría preguntar: ¿es solo de ruptura el
momento actual de la Geografía? ¿No existe algún tipo de lazo con las formulaciones
tradicionales? Son dudas bastante pertinentes y aquí intentaremos esbozar algunas respuestas
explicitando el juego entre continuidad y discontinuidad en el proceso renovador de la
Geografía.
En primer lugar hay que recordar la existencia de una gran inercia en los sistemas y aparatos
institucionales de producción y difusión de la ciencia. El espacio existente para la formulación
de nuevas propuestas y lo heredado del pasado, esto es, organizado en función de las
concepciones entonces dominantes. La velocidad de alteración de las instituciones científicas
es bastante menor que la observada en el plano del conocimiento. Esto conduce realmente a
desfasajes entre rótulos y contenidos. Los rótulos, con mayor presencia para los de
formulación más antigua expresan los espacios institucionales existentes para la realización de
investigaciones y discusión al respecto de conjuntos de temas delimitados. Al igual que
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sucede con la reciente apertura hacia el trabajo interdisciplinario, el sistema de producción
científica en Brasil es aun bastante rígido. De ahí que los sucesivos avances en diversos
campos se acumulan en las divisiones del sistema de enseñanza e investigación que no se
corresponden más a la situación presente de la labor científica, generando un
distanciamiento exponencial entre la realidad del trabajo y su asignación institucional.
Entendemos aquí que la cuestión de los rótulos es secundaria, si bien nada despreciable. El
criterio para avalar un estudio no puede ser el de su fidelidad a una rotulación en si misma
pasible de controversias. Un criterio más adecuado es el de la relevancia social de aquellos
estudios o de su valor intrínseco para el desarrollo de la ciencia. La asignación de una
investigación dada sobre este o aquel rótulo no es lo esencial, esta se encuentra en su
capacidad para aprehender la realidad.La cuestión de la división de las ciencias y de la
clasificación de sus campos es importante para el control lógico del trabajo científico en una
era de intensa especialización en las investigaciones. Es necesario comprender y definir
claramente el segmento de la realidad que se enfoca. Una vaga idea de la totalidad no propicia
un fundamento seguro para una investigación en cualquier campo. Es necesario precisar bien
el objeto del que se habla. Solo su efectiva delimitación permite localizarlo en un universo
mayor. Se observa que el énfasis en el tratamiento de ese problema –la delimitación de los
campos del conocimiento científico- no puede reposar en el dominio escolástico de los rótulos
sino en la fidelidad a los recortes y segmentos de la realidad.
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Humana2 sería un buen ejemplo de tales problemas, como también lo es la dualidad entre
escala global y local o entre descripción y explicación, o todavía entre la perspectiva sintética
y las inevitables especializaciones. Aquí cabe recordar que la idea de un temario común de la
Geografía no se confunde con una definición del objeto de estudio. Esta es fruto de una
lapidación teórica de tal temario que pasa a proporcionarle una identidad articulada. La
definición del objeto es asimismo el resultado de un trabajo de reflexión efectuado sobre el
temario, trabajo este que explicita los rastros apenas esbozados inicialmente, revelando sus
relaciones internas y precisando su localización en un universo mayor. El objeto y el temario
trabajado ya a la luz de un determinado método, esto es, filtrado por una concepción del
mundo. Podemos decir que el objeto es el punto de llegada de una empresa teórica de
elucidación de las categorías propias de las investigaciones geográficas y que el temario es un
punto de partida de tal proceso.
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Santos M, Metamorfosis del Espacio Habitado. Cap 7. Pág 83