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Teoría y Método de la Geografía I

Año 2017

Autor: Antonio Moraes, Wanderley Da Costa “A valorizacao do espaco”. Editora Huitec. San
Pablo. 1987.

Traducción realizada por el profesor Javier Grosso

La renovación crítica de la Geografía

El conocimiento científico es un producto histórico, un resultado del desarrollo de las


relaciones entre las sociedades y las realidades en que están insertas. Esa forma de
conocimiento expresa una etapa superior de incautación, representación y sistematización de
la realidad.Las ciencias (sus definiciones, clasificaciones) son construcciones humanas sujetas a
las determinaciones del momento y de las sociedades que las produjeron.Discutir la
producción científica implica discutir el contexto en que ella está “engendrada”.Esto no implica
un determinismo histórico o una reducción sociológica en la medida en que se conciba al
campo de las determinaciones como múltiple y complejo.No se pueden negar las condiciones
endógenas del progreso científico pero incluso estas, son en realidad formas mediatizadas de
determinaciones sociales.Por eso el conocimiento científico como un todo y cada ciencia en
particular reflejan las transformaciones por las que pasa el movimiento de las sociedades. En
ese sentido las ciencias son siempre expresiones de su época.

Siendo un segmento de la realidad social, la práctica científica también va a manifestar las


contradicciones que rigen el movimiento de las sociedades.El científico es un ser social y su
actividad una práctica definida por la división social del trabajo, asimismo es errado pensar que
un progreso científico transite por un camino absolutamente autónomo, independiente de las
relaciones económicas y políticas vigentes. Incluso apoyándose en criterios de objetividad el
debate científico manifestará siempre las concepciones del mundo divergentes que existen en
una sociedad dada.La
relación entre el posicionamiento social del científico y
su producción se manifiesta en una escala creciente desde las ciencias de
la naturaleza a las ciencias humanas. En el campo de las ciencias sociales
tal relación es casi completa y no impide la existencia de criterios de
objetividad. 1Tales criterios provienen del carácter normatizado (estandarizado) del
trabajo científico que se apoya en preceptos y códigos universalmente establecidos.Las teorías
de las ciencias sociales se mueven todavía en un intervalo tenso sin poder tomar mano al
recurso de la experimentación y con un uso restricto de la cuantificación. La relación entre
ciencia e ideología es especialmente en estos campos tensa y poco clara.

Los postulados científicos son de esta manera esencialmente dinámicos tanto en función de su
progreso interno (nuevos descubrimientos, nuevas técnicas e instrumentos de medición) como
en función de su adecuación al movimiento social. La mutabilidad constante es una

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Ver Harvey Manifiesto Materialista Histórico. Espacios del Capital (2001, pàg 135)

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característica de la actividad científica.El cambio es asimismo condición de su progreso y el
cuestionamiento no es la tradición o elemento de avance de las ciencias.La verdad científica
expresa siempre un saber que será excedido. A pesar de ser postulada como absoluta al
momento de su postulación esa verdad es en esencia relativa ya que puede ser superada por
un conocimiento posterior más elevado (del cual esa misma verdad es parte-dialécticamente-
de su construcción) y por el propio movimiento de la realidad. Una ciencia repetitiva es una
ciencia estancada. Lo desconocido, lo nuevo, aquello por descubrir es la meta de todo
trabajo científico.

Es a la luz de estas consideraciones que la situación actual de la Geografía debe ser analizada.
La Ciencia Geográfica es muy antigua y ha conocido diferentes contenidos y definiciones a lo
largo de su historia. La concepción de la Geografía en la antigüedad o en la edad media no es la
misma que en la época moderna. El sentido que hoy se atribuye a la Geografía no data de
más de doscientos años. La idea de una Geografía Humana específicamente no tiene más de
un siglo. Si tomamos a “Síntesis Geográfica” de Ptolomeo , obra máxima de este autor
traducida al árabe como “Almagesto” su contenido nos parecerá poco geográfico, también hoy
lo mismo podríamos decir de varias obras pre-modernas. Por otro lado, otros estudio de
pasado más remoto no postulados dentro de “geográficos” podrían ser considerados sin lugar
a dudas cómo geográficos frente a la visión contemporánea.De lo antedicho es posible deducir
que a la par de las geografías explícitamente producidas en cada época existe un cuerpo de
conocimientos que podrían ser considerados como geográficos a partir de la concepción actual
que se tiene de la ciencia. A eso se considera “Pensamiento Geográfico”. Ello varía
consecuentemente con la definición vigente.

Es enesa perspectiva de “Pensamiento Geográfico” que obras de Aristóteles, Montesquieu y


de muchos otros autores –que nunca se colocan como geográficas- fueron entendidas como
inspiradoras de la Geografía moderna. El pensamiento geográfico anterior es definido siempre
desde la óptica presente. Así no hay nada de extraño que la Geografía hoy, viviendo en el
umbral de una nueva concepción vaya a buscar inspiración en escritos extra-geográficos.La
fidelidad a una tradición no puede ser el criterio para el avance pues inhibe la creatividad y
luego la posibilidad de pensar un nuevo momento mediante la redefinición de los contenidos
de Geografía se redefine por consecuencia de las obras que lo influenciaron delimitando un
nuevo campo de pensamiento geográfico se debe observar que este campo tiene más que ver
con el pensamiento en boga que con las geografías anteriores.

La Geografía Humana que se inicia con las obras de Humboldt y Ritter y se sedimenta con las
de Ratzel y Vidal de Lablache (y que en las perspectiva de su superación ya es denominada
de tradicional) se desenvuelve dentro de paradigmas positivistas. De todas maneras, no
teniendo a esta orientación metodológica por inicio y a pesar de las reiteradas apelaciones
institucionalistas que aparecen en su historia, es el positivismo el que denomina la evolución
de las investigaciones geográficas del siglo XX.El punto de inflexión de esa Geografía es,
asimismo, la crítica al positivismo. En ese sentido esta ciencia acompaña el movimiento
general de la realidad y del conocimiento que vienen a avalar el dominio de ese método en el
trabajo científico.Se debe mencionar que la Geografía se retrasaría en ese proceso ya
vivenciado por otras ciencias cómo la física y la sociología. La renovación de la ciencia

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geográfica aparece hoy como una ruptura con el positivismo clásico o empírico. La crisis de
la Geografía tradicional es un capítulo tardío del ocaso del pensamiento positivista.

El movimiento de renovación de la ciencia geográfica no puede, todavía, vivir solo de la


crítica a las formulaciones tradicionales. Ninguna ciencia se sustancia solo por la negación. La
Geografía positivista conoció contestaciones del propio seno geográfico en el correr de su
historia. Eran sin embargo críticas esporádicas, emitidas por figuras discrepantes como Elisee
Reclus o Jean Dresch. Estas críticas, con todo, no tuvieron fuerza para crear un camino
alternativo en esta ciencia. Las grandes polémicas se limitaban a debates internos al
positivismo entre posibilistas y deterministas. Es a partir de la década del 50´ que comienza a
surgir una crítica más cerrada a los postulados tradicionales, es un proceso gradual, de
contestación que tiene su ápice en los años 70 con la llamada crisis de la Geografía, aceptada
por los autores de las más diferentes orientaciones. En ese proceso se realizó una disección
minuciosa de las propuestas tradicionales tanto a nivel específicamente epistemológico
como en el plano de los fundamentos sociales. El saldo más inmediato fue el retorno de la
duda y el derrocamiento de los supuestos sobre los cuales la investigación geográfica
reposaba. Se vivió un largo período de crítica, crisis y duda. De desmontaje de propuestas
cristalizadas por la tradición.

Si la década del 70 fue marcada por el fuego cerrado a la Geografía tradicional, los años 80
demandan nuevas propuestas sustantivas. En el período actual es fundamental contar con un
conocimiento adelantado cómo como objetivo. Urge investigar nuevos caminos con audacia y
seriedad teórica. Es necesario formular nuevas vías para el trabajo del geógrafo, incorporando
además de la crítica teórica una moderna tecnología de investigación y nuevos objetivos
sociales. En fin, construir una nueva Geografía. Eso no aparecerá pronto en la cabeza de
algún teórico iluminado, su construcción será el fruto de un lento trabajo de investigación,
formulación, refutación, discusión que ya se encuentra en curso.El avance de la ciencia es
resultante de la actividad social y su producto colectivo también se destina a la superación
futura. El momento vivido por el movimiento de renovación de la Geografía debe temer a las
soluciones fáciles y simplistas que nada tiene que ver con la realidad compleja en que
vivimos.

Frente a los argumentos aquí desarrollados alguien podría preguntar: ¿es solo de ruptura el
momento actual de la Geografía? ¿No existe algún tipo de lazo con las formulaciones
tradicionales? Son dudas bastante pertinentes y aquí intentaremos esbozar algunas respuestas
explicitando el juego entre continuidad y discontinuidad en el proceso renovador de la
Geografía.

En primer lugar hay que recordar la existencia de una gran inercia en los sistemas y aparatos
institucionales de producción y difusión de la ciencia. El espacio existente para la formulación
de nuevas propuestas y lo heredado del pasado, esto es, organizado en función de las
concepciones entonces dominantes. La velocidad de alteración de las instituciones científicas
es bastante menor que la observada en el plano del conocimiento. Esto conduce realmente a
desfasajes entre rótulos y contenidos. Los rótulos, con mayor presencia para los de
formulación más antigua expresan los espacios institucionales existentes para la realización de
investigaciones y discusión al respecto de conjuntos de temas delimitados. Al igual que

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sucede con la reciente apertura hacia el trabajo interdisciplinario, el sistema de producción
científica en Brasil es aun bastante rígido. De ahí que los sucesivos avances en diversos
campos se acumulan en las divisiones del sistema de enseñanza e investigación que no se
corresponden más a la situación presente de la labor científica, generando un
distanciamiento exponencial entre la realidad del trabajo y su asignación institucional.

Entendemos aquí que la cuestión de los rótulos es secundaria, si bien nada despreciable. El
criterio para avalar un estudio no puede ser el de su fidelidad a una rotulación en si misma
pasible de controversias. Un criterio más adecuado es el de la relevancia social de aquellos
estudios o de su valor intrínseco para el desarrollo de la ciencia. La asignación de una
investigación dada sobre este o aquel rótulo no es lo esencial, esta se encuentra en su
capacidad para aprehender la realidad.La cuestión de la división de las ciencias y de la
clasificación de sus campos es importante para el control lógico del trabajo científico en una
era de intensa especialización en las investigaciones. Es necesario comprender y definir
claramente el segmento de la realidad que se enfoca. Una vaga idea de la totalidad no propicia
un fundamento seguro para una investigación en cualquier campo. Es necesario precisar bien
el objeto del que se habla. Solo su efectiva delimitación permite localizarlo en un universo
mayor. Se observa que el énfasis en el tratamiento de ese problema –la delimitación de los
campos del conocimiento científico- no puede reposar en el dominio escolástico de los rótulos
sino en la fidelidad a los recortes y segmentos de la realidad.

Hecha la advertencia anterior llegamos al problema de la continuidad en el desarrollo de las


investigaciones geográficas. Una revisión crítica de la Geografía tradicional, su confrontación
con las concepciones anteriores de esta ciencia permiten observar que, en medio de la
diversidad de propuestas es visible un hilo conductor que unifica relativamente las diversas
formulaciones. Tal elemento aglutinante en realidad aparece como una definición negativa,
esto es, delimita lo que no es geográfico sin identificar claramente lo que sí es.Se tiene cómo
geográfica una visión telúrica de los fenómenos, se limita a analizar lo que se manifiesta en la
superficie de la Tierra. El enfoque espacial pegado a la dimensión terrestre de los eventos
estudiados es característica que se repite en las distintas Geografías que delimita un universo
temático genérico para tal ciencia. Es ese universo el que viene siendo trabajado
históricamente por los geógrafos, tanto a nivel de los estudios empíricos cuanto en el plano
teórico-abstracto de las formulaciones del objeto de estudio geográfico.

Las diferentes propuestas de definición el objeto de la Geografía formuladas a lo largo de su


historia son intentos de dar cuenta –con los recursos temáticos disponibles- del universo
temático aludido. Debemos decir que tal empresa no logró en ninguno de los intentos un éxito
integral. El alcance de su horizonte de investigación y su sobreposición con otros campos del
conocimiento científico fueron sin duda, los principales elementos responsables de las
dificultades encontradas. La definición de Geografía como abarcaba todo el espectro de
temas deseados resultaba vaga e imprecisa. La formulación de definiciones más rigurosas
siempre implicó empobrecimiento de los objetivos iniciales. Es en función de lo expuesto
que la ciencia convive con el fantasma de la indefinición de su objeto de estudio. En un
proceso en que el desarrollo de la ciencia como un todo solo vino a agravar, culminando en la
ya mencionada “Crisis de la Geografía”.Una serie de graves problemas epistemológicos
acompañará luego a esa fragilidad de base. La dualidad entre Geografía Física y Geografía

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Humana2 sería un buen ejemplo de tales problemas, como también lo es la dualidad entre
escala global y local o entre descripción y explicación, o todavía entre la perspectiva sintética
y las inevitables especializaciones. Aquí cabe recordar que la idea de un temario común de la
Geografía no se confunde con una definición del objeto de estudio. Esta es fruto de una
lapidación teórica de tal temario que pasa a proporcionarle una identidad articulada. La
definición del objeto es asimismo el resultado de un trabajo de reflexión efectuado sobre el
temario, trabajo este que explicita los rastros apenas esbozados inicialmente, revelando sus
relaciones internas y precisando su localización en un universo mayor. El objeto y el temario
trabajado ya a la luz de un determinado método, esto es, filtrado por una concepción del
mundo. Podemos decir que el objeto es el punto de llegada de una empresa teórica de
elucidación de las categorías propias de las investigaciones geográficas y que el temario es un
punto de partida de tal proceso.

La existencia de un conjunto de temas de cierta forma correlativos y recurrentes en toda la


historia de la Geografía es una constatación que no encuentra muchos contradictores. Algunos
de estos temas serán bastante trabajados a lo largo del tiempo y por eso no se puede decir
que los temas de la Geografía se encuentran en estado bruto o embrionario –como procura
demostrar la ya desgastada tesis de que la Geografía es una ciencia en formación-, muchas
soluciones ya fueron intentadas. Muchos cuestionamientos ya fueron levantados. Muchas
propuestas ya fueron enunciadas. Es ese material la herencia de los geógrafos cuyo destino
acreditado no debe ser el “basurero de la historia”, al contrario, la perfecta comprensión de
ese saber pasado es un presupuesto para un avance futuro.La disección del material
acumulado permite el rescate de las formulaciones más avanzadas, de los cuestionamientos
más consecuentes, de las soluciones más desarrolladas y el descarte de los errores del pasado.
De ese trabajo debe brotar aquel conjunto de temas que merecen ser retomados cómo los
más promiscuos caminos y los de mayor relevancia social.

El movimiento de renovación de la Geografía deberá, entonces, ser una rediscusión del


temario delimitado a la luz de los nuevos paradigmas metodológicos. Como fue dicho, la
Geografía tradicional fue casi totalmente dominada por el positivismo continuo a lo largo de
varias otras vertientes metodológicas de la ciencia moderna.De ese modo habrá de andar
caminos nuevos e indagar sobre metodologías no trilladas por los geógrafos que deberán ser
ahora relevados en el proceso de construcción de la Geografía del devenir.

2
Santos M, Metamorfosis del Espacio Habitado. Cap 7. Pág 83

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