Professional Documents
Culture Documents
IL U S T R A C I O N E S
ELENA POIRIER
POLITA EN EL
BOSQUE
A LICIA M OREL
IL U S T R A C I O N E S
ELENA POIRIER
N D I C E
ALGO COLORADO EN EL BOSQUE PÁG.7
EL escarabajo serio pág.13
Delfín
fín de
de Color
olor
POLITA EN LA COLMENA
1.5. B.N.: 978-956-12-1848-2. PÁG. 19
T edición:
edición: Julio de 2011. LA casa de hojas pág. 25
ObrasEscogidas Do, Re, Mi
1.5. B.N.: 978-956-12-1847-5.
a
PÁG.37
8 edición: Julio de 2011.
LA huerta maravillosa pág. 49
Direc
Direcció
ción
n edit
editorial: José Manuel Zañartu.
orial:
Direc
Direcció
ción
n de arte:: Juan Manuel Neira.
de arte Los sustos y las risas de Polita pág. 59
Direc
Direcció
ción
n de
de prod
producción:: Franco Giordano.
ucción
El presente libro no puede ser reproducido ni en todo ni en parte, Cronología de las primeras ediciones de
ni archivado ni transmitido por ningún medio mecánico, ni las obras
obras de Alicia
Ali cia Mor el pág.71
electrónico, de grabación, CD-Rom, fotocopia, microfilmación u
otra forma de reproducción, sin la autorización de su editor. Alicia Morel
Morel vista
vista por sí mism
misma
a pág. 75
una sonrisa en un espejo de agua. buscar azúcar a otra parte — dijo muy enojada.
— ¿Dónde, si todo lo tiene usted con llave?
alegó la golosa, saboreándose aún.
-Anda a pedirle miel a la Reina de las abejas.
— ¿Dónde vive?
-En la colmena del roble. Pero ten cuidado,
ALICIA MOREL
32
— Las espero en la puerta de mi casa mañana a listas, esperando que la Portera quitara la llave a las
mediodía.
ALICIA MOREL grandes puertas.
Lanzando zumbidos amenazantes, la Abeja se — Así me gusta, que sean madrugadoras — dijo la
retiró a su casa, cansada de rabiar. Las hormigas anciana, un poco sorprendida.
salieron del bosque de musgo y agradecieron a la En vez de seguir la fila de hormigas que iban a
Rana la ayuda que les prestó. sacar leche a los pulgones, Lali, Mayi y Polita
— Nosotras no somos ladronas, sólo un poco recogieron los canastos y subieron por los tallos de
golosas. Ojalá se lo puedas decir a la Abeja Gris los dedales de oro, que en esa época ofrecían
cuando se tranquilice — pidió Polita. abundante polen.
— Así lo haré. Todo fue una pura equivocación — — Tenemos que llenarlos antes de mediodía, si no,
reconoció la Rana. la Abeja Gris es capaz de venir al hormiguero y
A Polita se le deshinchó la panza con el susto y se hacer un terrible escándalo -dijo Lali, apurada.
alejó con sus amigas a todo correr. Aprovecharon los — Desde ayer, no se me quita el hambre — se
últimos rayos de luz para comenzar a recoger el quejó Mayi, echando polen en su canasto.
polen, echándolo a unos pequeños canastos que — Bebamos un poco de rocío y comamos un
fabricaron con hojas, imitando a la Abeja Gris. grano de polen, así nos sentiremos mejor — sugirió
Cuando ya no había luz, los escondieron bajo unas l’olita.
entre las hileras de la plantación, cantando como noche los dos tenemos que hacer guardia — dijo el
su tía: ALICIA MOREL
Duende, dándole unas palmadas en la cara para que
— Yo quiero ser lechuga, yo quiero ser maíz, recuperara fuerzas.
yo quiero ser sandía — Por suerte me gusta andar en la noche
de corazón feliz.
— sonrió el Caracol.
La alegría duró hasta una mañana en que el
Esa noche, los dos vigilaron la huerta, pero el
Duende halló unas lechugas sin su tierno corazón.
— ¡Miren, alguien entró a robar en la huerta! — sueño los venció antes de que amaneciera. Con las
gritó escandalizado. primeras luces del día, una voz desconocida los
Afligida, la Hormiguita cantó: despertó:
— ¡Eeh, se robaron los choclos!
— D uende Melodía
¿quién será el ladrón El Duende corrió a las siembras y se encontró con
que a las lechuguitas un Gusano sonriente.
robó el corazón? — Yo di la alarma — explicó — . Vi el bulto del
— Esto es muy grave, hay que pillar a ese bandido ladrón y me ofrezco para seguir vigilando, por si
— urgió el Duende. regresa.
— Yo vi un gusano por aquí cerca, comiendo El Duende aceptó, agradecido, porque además
ensalada de lechugas — advirtió Polita. de sueño, tenía frío.
Pero nadie le hizo caso, porque en ese momento el Cuando la Hormiguita y su sobrina vinieron a
Caracol gritó: averiguar si todo había salido bien, el Duende, ya
— ¡Ay, ay, escuché que se están robando las despierto, le dio la mala noticia:
lechugas! ¡Ay, ay, abuso, abuso, me desmayo! — Desgraciadamente anoche nos robaron una
— No, no te desmayes todavía, porque esta
cantidad de choclos; pero un gusano de buena
voluntad se ofreció a cuidar las siembras. La
Hormiguita levantó sus antenas al cielo,
— E se buen gusano, ése es el ladrón, lo que vio
Poli ta, también lo vi yo.
56 Polita, que llegaba detrás de su tía, añadió:
ALICIA MOREL
60
asustadas y se escondieron entre los pétalos. El
Abejorro, en vez de irse, insistió con su trompeta:
— ¡Zzuuum! ¿Quién anda pellizcando mi rosa?
¿Quién se pasea entre los pétalos sin mi permiso?
Las hormigas pensaron: “¿Qué es lo que se cree
este Abejorro?
El pesado bicho empezó a revolver los pétalos con
sus patas velludas. Entonces la tía decidió
arriesgarse:
— Las rosas, Abejorro, las
rosas son de todos, del
viento y de la lluvia, del
sol y de la luna.
— ¿Con que del sol y de la luna? ¿Quién lo dice?
— L o digo yo, que hormig a soy.
— Yo también lo digo -intervino Polita.
— ¡Zum! ¡Hormigas! Ya veo, tendrán que irse a
otra flor, porque esta rosa es mía.
¿Y quién te la regaló,
—
quisiera saberlo yo?
— Yo también quiero saberlo — repitió
Polita.
— ¡Hormigas intrusas! Es mía porque la descubrí
rimero, y punto.
ALICIA MOREL
POLITA EN EL BOSQUE
62
— ¡Nos dijo punto, tía! — reclamó la pequeña flor, chocando
63 aquí y allá, como el torpe que era.
hormiga. » ,
Estaban . . tan entretenidos, que no se dieron cuenta
La Hormiguita trepó a un estambre y desde allí de que en la rama vecina una Araña gorda tejía muy
advirtió al grandote: apurada una enorme tela.
— Nadie te dio la rosa, y — ¡Ju juy! — reía mientras armaba la trampa —
tú lo sabes bien, porque, ¡qué gran oportunidad tengo de cazar un abejorro
señor Abejorr o, las r osas cantor y tontón! Es la mejor presa que he divisado en
son de todos de abejas, mucho tiempo. ¡Ju, ju, ju! Con el hambre que siento,
mariposas, y de hormigas no puedo fallar.
también. Con gran cuidado, la Araña puso en el centro de
El Abejorro dejó de zumbar para pensar un poco; la tela una brillante gota de caramelo de rosas, que
pero le faltaba oír lo mejor, cuando la Hormiguita hizo temblar los hilos. En seguida, la patuda se
agregó con soltura: escondió en su cambucho de gasa, dispuesta a esperar
Mejor te haces amig o y
— con paciencia.
cantas con nosotras; es
— Cuando el Abejorro menos piense, en vez de
cosa muy gr aciosa cantar
chocar con la rosa, chocará con mi tela. ¡ Ju, ju, ju!
en una rosa.
— rió, saboreándose.
— Es que soy muy desafinado — zumbó el
¿Qué ocurría con los cantores dentro de la rosa?
grandote, convencido, casi, de hacer amistad con las
Mientras la Hormiguita bailaba de pétalo en pétalo, y
hormigas.
— Yo te enseño a cantar — gritó Polita con el Abejorro se estrellaba, tratando de afinar los
entusiasmo. zumbidos, Polita se detuvo a descansar un momento.
No tardaron en cantar los tres “las rosas son de Dio una mirada en torno suyo y descubrió cerca de la
todos”. Mientras Polita y su tía lo hacían entre los rosa la gota de caramelo de la Araña.
pétalos, el Abejorro daba vueltas en torno a la — ¡Qué suerte la mía! ¡Un caramelo de rosas
ALICIA MOREL
POLITA EN EL BOSQUE
65
64
tía, para mí y para el Abejorro. — Que venga a salvarte tu amigo Abejorro, el
•C ................
se abrazaron temblando aún de susto. — ¡Tía,mira, la Araña nos regaló el dulce! Ahora
— Polita, Polita, tenemos algo para llevar al hormiguero.
reír y jugar es muy — L levaremos este dulce
pelig roso si es en donde el Duende Melodía y
el rosal. tendremos una fiesta en su
F ue mucho descuido, buena compañía.
porque en el rosal el Pusieron la gota sobre una hoja y la arrastraron
susto y la ri sa muy
por el sendero que iba al hongo de su buen amigo.
cerquita están.
Lo que nunca supieron, fue la rabia de la Araña,
— ¿Y por qué el Abejorro no vino a salvarme? —
que se dio cuenta demasiado tarde de lo que había
preguntó la pequeña entre lágrimas.
pasado. Las hormigas iban lejos y no oyeron los
Apenas vio a la Ar aña,
—
gruñidos y rugidos que hicieron temblar la tela, y las
voló a gr an distancia, y en
ramas del contorno.
otra rosa zumba y en otra
rosa canta.
— ¡Que Abejorro tan calamorro! — alegó Polita,
entre un hipo y otro.
No había terminado aún de sollozar, cuando algo
pesado cayó junto a ellas. Dieron un chillido de
espanto, temiendo que la Araña se hubiera
descolgado, según su mala costumbre; pero no, era la
gota de caramelo que la cazadora había puesto al
centro de su tela como cebo. Polita se consoló de
Alicia Morel: la amiga de los niños