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Don Quijote de la Mancha 1ª Parte (ed.

Enrique Suárez Figaredo) Lemir 19 (2015) - Textos 131

después acá con las veces, que han sido muchas, que él ha salido al camino, unas a pedir
a los pastores le den de lo que llevan para comer, y otras a quitárselo por fuerza; porque
cuando etá con el accidente de la locura, aunque los pastores se lo ofrezcan de buen grado
no lo admite, sino que lo toma a puñadas, y cuando etá en su seso78 lo pide por amor de
Dios, cortés y comedidamente, y rinde por ello muchas gracias, y no con falta de lágrimas.
—Y en verdad os digo, señores —prosiguió el cabrero—, que ayer determinamos yo y
cuatro zagales, los dos79 criados y los dos amigos míos, de buscarle hasta tanto que le ha-
llemos, y después de hallado, ya por fuerza, ya por grado,80 le hemos de llevar a la villa de
Almodóvar, que etá de aquí ocho leguas, y allí le curaremos, si es que su mal tiene cura,
o sabremos quién es cuando eté en su seso, y si tiene parientes a quien dar noticia de su
desgracia. Esto es, señores, lo que sabré deciros de lo que me habéis preguntado; y enten-
ded que el dueño de las prendas que hallastes es el mesmo que vistes pasar con tanta li-
gereza como desnudez —que ya le había dicho don Quijote cómo había visto pasar aquel
hombre saltando por la sierra.81
El cual quedó admirado de lo que al cabrero había oído, y quedó con más deseo de sa-
ber quién era el desdichado loco, y propuso en sí lo mesmo que ya tenía pensado: de bus-
calle por toda la montaña, sin dejar rincón ni cueva en ella que no mirase, hasta hallarle.
Pero hízolo mejor la suerte de lo que él pensaba ni eperaba, porque en aquel mesmo
instante pareció por entre una quebrada82 de una sierra que salía donde ellos etaban, el
mancebo que buscaba, el cual venía hablando entre sí cosas que no podían ser entendidas
de cerca, cuanto más de lejos. Su traje era cual se ha pintado, sólo que, llegando cerca, vio
don Quijote que un coleto83 hecho pedazos que sobre sí traía era de ámbar, por donde
acabó de entender que persona que tales hábitos traía no debía de ser de ínima calidad.
En llegando el mancebo a ellos les saludó con una voz desentonada y bronca, pero
con mucha cortesía. Don Quijote le volvió las saludes84 con no menos comedimiento,
y apeándose de Rocinante, con gentil continente y donaire le fue a abrazar, y le tuvo un
buen espacio estrechamente entre sus brazos, como si de luengos tiempos le hubiera co-
nocido. El otro, a quien podemos llamar el Roto de la Mala Figura, como a don Quijote el
de la Triste, después de haberse dejado abrazar le apartó un poco de sí, y puetas sus manos
en los hombros de don Quijote, le estuvo mirando como que quería ver si le conocía; no
menos admirado quizá de ver la igura, talle y armas de don Quijote que don Quijote lo
etaba de verle a él.
En resolución, el primero que habló después del abrazamiento fue el Roto, y dijo lo que
se dirá adelante.

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