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SESIÓN 12

LAS GUERRAS MUNDIALES

La iglesia mundial no se había preparado lo suficiente como para hacer frente a estas debacles
mundiales. La división europea con su sede central en Alemania y sus laicos fueron los
primeros en sufrir los efectos de la guerra. Los adventistas de Rusia estaban aislados y la
comunicación con África y el cercano oriente se rompió. Conradi solo pudo mantener una
comunicación tenue con Norteamérica, Gran Bretaña y Francia a través de Suiza, Holanda o
Dinamarca. Imposible fue el pagar sueldos a otros países. Los sanatorios de Skodsborg y Gland
en Suiza perdieron el sponsor alemán. Los cosacos de Prusia destruyeron varios templos
adventistas. La iglesia no hizo provisión para hacer conocer su posición de no combatiente a
sus gobiernos y los de Alemania y Rusia fueron muy duros en sus levas. El 4 de agosto de 1914
el presidente de la Unión Alemana Oriental, luego de consultar a sus pares, declaró que los
conscriptos adventistas portarían armas como combatientes y prestarías servicio en el día
sábado en defensa de su país. Varios años después se desarrolló una reunión de todos los
dirigentes adventistas de Europa para dejar en claro su posición de no combatientes y de
trabajo solo humanitario en sábado. Esto fue el 2 de enero de 1923. Fue en esa ocasión que los
dirigentes alemanes declararon que hubieron cometido un error en su anterior consejo. Por
los demás adventistas de Europa, habían tan pocos que no surgieron grandes problemas.

Después de 1924, cuando los adventistas rusos adoptaron la posición de que cada individuo
debía decidir si sirve al ejercito de su país o no, un grupo se desprendió de la iglesia oficial y
formaron un nuevo movimiento llamado “Adventistas Verdaderos y Libres”. Esta división duró
hasta la caída del régimen comunista en 1991. Tanto en Inglaterra, Canadá y Francia, los
jóvenes adventistas se mantuvieron firmes a su lealtad al sábado so penas de cárcel y castigos
físicos. En los Estados Unidos la iglesia puso como carácter de urgencia que todos los colegios
dictasen cursos de enfermería para que los jóvenes pudieran dedicarse al servicio militar pero
en el área de sanidad. En la reunión general de adventistas en el concilio de primavera, el 12
de abril de 1917, se puso como punto de la agenda marcar la posición adventista en torno a
ella. Esta se dio el 18 de abril, representando la actitud oficial de la iglesia solo en los Estados
Unidos, donde se deploraba la realidad de la guerra y se pedía al gobierno que solo se les haga
servir en posiciones en que no violen su conciencia en cuanto a la obediencia a la ley de Dios.
La difusión de esta resolución no fue muy difundida. Al poco tiempo el congreso sancionó la
Ley Nacional del Servicio Selectivo el 18 de mayo de 1917. Casi de inmediato, el presidente
Wilson estableció el 5 de junio como el día cuando todos los norteamericanos varones entre
21 y 30 años debían inscribirse para un posible servicio militar. No fue rápida la información
que se debía brindar al ejército sin hacer el papeleo necesario para que sean considerados
como soldados no combatientes y sus líderes militares los detestaban por esto. Pero luego se
cambiaron las circunstancias. Se dio la orden a todos los generales que no se dieran órdenes
innecesarias a los adventistas en sábado. En el transcurso de la guerra, cerca de 200 soldados
adventistas fueron puestos presos por negarse a recibir órdenes. Todos los logros de la
alcanzados en la primera guerra mundial sirvieron para preparar a la iglesia al enfrentar la
segunda guerra mundial. La iglesia había aprendido el valor de la preparación en salud para
estas eventualidades y la presencia de un fuerte equipo que luche y vele por el bienestar de los
soldados adventistas. En Alemania de los 35000 miembros, unos 2000 adventistas alemanes
fueron llamados al servicio militar y 257 perdieron la vida. Pero muchos fueron ganados a la
causa por el testimonio de los que estaban en el ejército. El hospital adventista de Berlín fue
ofrecido a la Cruz Roja y el Seminario Adventista Friedensau cerró temporalmente en 1917. Al
final de la guerra se hizo un fondo especial para ayudar a sus hermanos de Europa. Por terrible
que haya sido la I guerra mundial, la Segunda Guerra Mundial fue mucho peor. Una vez que los
nazis subieron al poder, los problemas comenzaron para los adventistas alemanes. La iglesia
trato de colaborar en la medida de lo posible con el régimen cambiando nombres a
organizaciones y demás, se perdieron tanto el seminario teológico, la planta editorial y el
sanatorio. Al final de la guerra en 1950 se estima que murieron 3000 miembros de iglesia
incluyendo 50 ministros y había otros 1285 hermanos desaparecidos. Más de 16000 habían
perdido sus casas. En diversos países se perdieron instituciones y vi- das de miembros de
iglesia y ministros. Luego de la guerra, los hermanos atravesaron crisis económicas terribles,
salvo en Norteamérica, donde el fin de la guerra trajo bonanza económica. Gracias a este
terrible episodio en la historia de la humanidad, aparecieron misioneros de entre los militares
no violentos adventistas. Muchos misioneros fueron reemplazados por sol- dados adventistas.
Fueron los primeros en ayudar a sus hermanos en lugares distantes. La iglesia sufrió en áreas
de gobiernos totalitarios

como Alemania y Rusia, pero Dios estaba al timón para cuidar a sus hijos. Muchos fueron
torturados y otros asesinados por permanecer fieles a su conciencia y lealtad al Todo-
poderoso. DESARROLLO DE UN MINISTERIO PROFESIONAL

En 1892 y O. A. Olses le expresó a William C. White su observación sobre la pobre preparación


de los pastores y esta misma observación la volvió a formular A. G. Daniells una década más
tarde. Uno de los factores agravantes era la gran necesidad de pastores que tenía la iglesia y
los pocos obreros, los mismos que con pocos estudios ya iban a trabajar. Muchos eran
misioneros en los campos extranjeros, pero también había obreros nacionales que eran
tomados por su éxito como colportores o por haber completado un programa rudimentario en
escuelas preparatorias. Una de las razones para establecer colegios adventistas en
Norteamérica fu la de preparar ministros calificados. Olsen introdujo cortos institutos
ministeriales y Daniells desarrolló un curso de lectura. I. H. Christian, en 1928 quiso incluir a los
obreros extranjeros en la preparación ministerial. La obra adventistas invertiría tiempo y
dinero, así como los obreros varios años de sus vidas para pre- pararse y servir mejor a la
iglesia. Los cursos iban dirigidos a formar a buenos evangelistas e instructores bíblicos así
como a buenos pastores de la iglesia. La asociación ministerial A W. Anderson, un educador, en
Australia formó la primera Asociación Ministerial en 1920 para ayudar a los obreros
australianos, iniciando una revista llamada The Evangelist, donde los obreros compartieran sus
trabajos, estudios y experiencias. En 1922 la iglesia mundial asumió el programa para todo el
mundo. Daniells encabezó su comisión Daniells en 1920 al 25 desarrolló una serie de institutos
ministeriales con el fin de solidificar el mensaje de la justificación pro la fe. Los corazones
fueron conmovidos. L. E. Froom, ex director de Watchman. Ayudó en la elaboración de

materiales para el instituto y fruto de ello, junto con Daniells, elaboraron Cristo Nuestra
Justicia en 1926. El objetivo de Daniells fue el de llegar a todos los 5000 miembros de la
Asociación Ministerial para que tuviesen un mayor compromiso con el Señor Jesús y con la
obra de la ganancia de almas. En enero de 1928 surgió la revista The Ministry (El Ministerio
Adventista), dirigida por Froom.

Preparación profesional Por Salud la jubilación de Daniells en 1931 pero siempre procuró
ayudar a los obreros a solidificar su experiencias espiritual como el centro en el ser- vicio para
el Señor. Lo sucedió I. H. Evans como secretario de la Asociación Ministerial. En 1940 C. B
Haynes declaró que si bien una gran erudición es adecuada siempre y cuando esté consagrada
a Dios, no es necesaria para un ministerio exitoso más que una gran devoción. Tanto la
experiencia de los apóstoles Pedro, Santiago y Juan sin mucha preparación como del erudito
Pablo, con la sabiduría y conocimiento tales que ayudaron a sistematizar la fe, eran necesarias.
La iglesia trató de formar buenos pastores para desarrollar y sostener su obra. Daniells en
1919, en la conferencia de profesores de Biblia e historia menciono que quería futuros obre-
ros que fuesen honestos y sinceros. Hombres que sean constantes y auto disciplinados, que
manejasen bien su idioma nativo y de apariencia limpia e higiénica. A partir de la década de
1920 los colegios empezaron a integrar el programa de entrenamiento misio- nero y trabajo de
campo ministerial. Luego se comenzó a exigir un periodo de aspirantazgo antes de ingresar al
ministerio, donde se evaluara su capacidad en la ganancia de almas, la efectividad en afirmar
conversos y la capacidad de influir en los miembros de iglesia para que apoyen gozosamente
los proyectos de la iglesia con tiempo y dinero. Para 1956 la Asociación General esperaba que
los obreros tenga un verano de trabajo a tiempo completo colportando. El seminario teológico
En 1932 se aprobó un año de formación avanzada en Teología, y en 1934 se hizo realidad en la
Pacific Union College, asistiendo principalmente los profe- sores de los colegios, algunos
pastores de campo

y redactores. En junio asistieron 40 alumnos. Pero en 1936 se votó finalizar la experiencia en la


Pacific y la apertura de un seminario teológico en Takoma Park, independiente de cualquier
colegio adventista. Este seminario pronto fue trasladado al Colegio Emanuel donde operaria
bajo el título de Universidad de Andrews. Muchos dirigentes tenían recelos de que una
preparación más formal del ministro se lograría en detrimento de su amor por la obra práctica,
pero se consolaron parcialmente por la presencia de profe- sores que amaban la obra práctica
y ahora se dedicaban a la erudición. Se consideró que un pastor graduado del bachillerato
debía pasar uno o dos años en el Seminario para 1964, pero lo limitado del presupuesto de las
Asociaciones y la necesidad de obreros hicieron difícil que esto se cumpliera en todos los
casos. Lo que ayudó a la aceptación del programa teológico fue la presencia de las escuelas de
evangelismo donde los obreros aprendían de los esfuerzos sistemáticos de ganancia de almas.
Mucho se vieron beneficiados con los programas teológicos y aunque los dirigentes no
consideraban con buenos ojos el exponer a los obreros a otras ideas de teología no adventista,
apoyaron poco a poco a la asistencia de obreros. Pronto las necesidades contemporáneas
fueron más y más atendidas a través de programas especiales. Para 1970 aparecieron los
programas doctorales de en ministerio, para los pastores interesados en la actividad práctica
y el doctorado en teología para aquellos que quería prepararse como maestros eruditos en
estudios bíblicos. Pronto los maestros de Andrews llegaron a ser re- conocidos por la
comunidad teológica evangélica, entre ellos Siegfried H. Horn quien se destacó en las clases de
antigüedades en el Seminario. Fue él quien en 1968 encabezó la primera expedición de la
universidad de Andrews a Hesbón. Se extiende la profesionalización Fue en 1934 que la
División Sudamericana enviaría dos obreros para preparase en el seminario teológico. Muy
pocas instituciones adventistas fuera de Norteamérica brindaban títulos teológicos de pos
graduación. En muchos lugares apareció el entusiasmo de pre- parar mejor a sus ministros y
esta se extendió a di- versas partes del globo. Fue luego de la segunda guerra mundial que la
asistencia a la Universidad de

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Andrews fue marcadamente más internacional. Las expediciones arqueológicas adventistas


iniciadas por Horn fueron notablemente muy bien apreciadas y los demás programas
alcanzaron la madurez. Pronto, la presencia de teólogos adventistas sería de mucho valor al
momento de aparecer las discusiones teológicas tanto de Conradi, los hermanos Brinsmead y
Desmond Ford, destacando el consejo de Daniells de poseer un ministerio donde se cultivaran
diversos dones y áreas de conocimiento.

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