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A Justo Rufino Barrios se le conoce como "el Reformador" por haber llevado a cabo
una serie de cambios en la sociedad guatemalteca en distintos ámbitos (económico,
religioso, social) a finales del siglo XIX. Había nacido el 19 de julio de 1835 en el
pueblo de San Lorenzo, departamento de San Marcos. Apenas recibió instrucción
primaria, pero cursó estudios de notariado para complacer a sus padres. Barrios fue
guerrillero a las órdenes del mariscal Serapio Cruz. Luego participó en la derrota del
mariscal Vicente Cerna durante los movimientos revolucionarios de 1871,
encabezados por Miguel García Granados, que preparó desde su exilio en México.
Junto a éste inició un levantamiento y ambos fueron apoderándose de Tacaná, San
Marcos, Retalhuleu, Laguna Seca, Antigua y Patzicía, donde se firmó un acta en la
que se rechazaba al gobierno de Cerna y se nombraba a García Granados como
presidente provisorio. Más adelante, Barrios se convirtió en ministro de Guerra y
organizó levantamientos en el Altiplano guatemalteco, hasta tener completo dominio
del territorio.
Aunque las ideas de García Granados no eran anticlericales, Justo Rufino Barrios
puso en práctica su anticlericalismo, bajo su cargo de representante del poder
ejecutivo, al decretar, por ejemplo, la nacionalización de los bienes de la Compañía
de Jesús, o cuando ordenó la desaparición en Guatemala de la Orden de
Congregantes de San Felipe de Neri, que sólo contaba con tres monjes. Pero el
golpe de gracia de Barrios, que produjo la extinción absoluta de todas las
comunidades religiosas del país, llegaría después; sus bienes serían
nacionalizados, y a sus miembros se les devolvió la personalidad civil.
Todo ello permitió a Barrios llevar adelante lo más ambicioso de su política: el control
del nuevo sector terrateniente sobre la tierra y el trabajo. En 1877 abolió el censo
enfitéutico (alquiler con derechos perpetuos de usufructo) y legalizó el sistema de
trabajo forzado con el Reglamento de Jornaleros, y un año más tarde con la Ley
contra la Vagancia. El primero ayudaba a liberar el usufructo de la tierra para
convertirla en propiedad privada, mientras que los otros dos ofrecían a los
terratenientes mano de obra barata y fácil de endeudar. Esos fructíferos años
también sirvieron para el impulso de leyes relacionadas con el comercio, el fisco y
el sistema de propiedad. Dio además un importante impulso al desarrollo de las
infraestructuras: habilitó puertos, inauguró la primera vía férrea y estableció
servicios de transportes urbanos.