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Staff
Traducción
Dian26

Corrección y Revisión Final


Flopy

Diseño
Isa´s Coldness
Índice
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Sobre la autora
Sinopsis
Cuando Sam se encontró con Vanessa, no le habría echado un vistazo al
panadero vestido de mal gusto hasta que ella se quitó las gafas y él vio sus ojos.
A partir de ese momento, él quedó embelesado. Tan extasiado estaba él, que
dos semanas después de su primera cita la dejó embarazada. Ahora la mujer
insegura que ahora era su novia tiene incluso más complejos debido a su
creciente barriga. Poco sabe que su nuevo esposo encuentra irresistible su nueva
forma y el hecho de que llevaba a su hijo.
1
Puse una almohada debajo de su culo para mantenerlo en el aire mientras
estaba acostado entre sus muslos extendidos. Mantuve su coño abierto para mi
lengua, pero dediqué un tiempo a admirar la belleza de sus regordetes pliegues
rosados. Bromeé con la entrada de su culo con la cabeza gorda de la polla de
silicona que había hecho como una réplica de mi pene erecto de diez pulgadas,
venas y todo.

Habían usado una nueva tecnología que hacía que la polla falsa se viera
y se sintiera más real, por lo que obtuvo el máximo placer, mientras la jodía por
el culo con ella, y follaba golpeando tan duro su coño mojado con la real.

Bajé mi cabeza y hundí mi lengua en su húmedo coño abierto, tomando


su esencia en mi boca. En cuanto su jugo cubrió mi lengua, deslice la cabeza de
la polla falsa más allá de su esfínter apretado hasta que estaba tomando cinco
pulgadas mucho más fáciles. Dado que estaba hecha a escala, sabía que esto
era todo lo que podía soportar hasta que ensanché un poco su culo, así que me
puse a comer su coño como un perro muerto de hambre.

—Sí, Sam, sí, más, dame más. —Apenas podía alcanzarme alrededor de su
barriga de embarazada, mientras trataba de agarrarme la cabeza, pero sus
dedos apenas rozaban mi cuero cabelludo. Mordí suavemente su clítoris
mientras conducía el consolador más profundo en sus intestinos y su coño se
desbordó. —Fóllame ahora, Sam no me hagas esperar. —Le lamí el coño en
broma y le quité la polla de su culo como castigo por tratar de apurarme.

—Mantén tus piernas abiertas para mí hermosa. —Sus manos se


apresuraron a cumplir mis órdenes y su coño me guiñó un ojo mientras extendía
sus piernas lo más que podían mientras estaban en el aire. Dejé la almohada
debajo de su culo para un mejor acceso, y le acerqué mi polla hasta su coño.

Vi como la cabeza ancha la atravesaba y sincronizaba la polla en su culo


con un golpe profundo. Me deslicé en su coño a toda velocidad hasta que mis
bolas golpearon contra su culo. Mantuve la polla falsa de su culo y le di a su coño
toda mi atención, estableciendo un ritmo de ida y vuelta hasta que los dos
estábamos listos para aullar a la luna.

—Tu coño está jodidamente húmedo. —No es que no solía gotear cada
vez que me acercaba a ella, pero el embarazo parece haber reventado una
tubería o alguna mierda dentro de su planta de tratamiento de agua. Sentí sus
jugos hacerme cosquillas en mis bolas y correr hacia el consolador que tenía
dentro y fuera del culo, haciéndolo más suave y fácil de manejar dentro de ella.

La vista de su barriga protuberante hizo que mi pene se endureciera más


si podía ser y no pasó mucho tiempo antes de que inundara su coño como lo
hice la noche que la embarace. Cuando estabas atraído por tu mujer, solo había
una manera de follarla. Duro, profundo y rápido. De hecho, era raro que le
hiciera el amor lento y apasionado. Siempre tengo las mejores intenciones
cuando nos acostamos juntos, pero tan pronto como veo su coño pierdo toda
racionalidad y esas buenas intenciones salen volando por la ventana.

Así es como llene su culo dos semanas después de que nos conocimos, e
incluso ahora, con su vientre hinchado con mi hijo, parece que no puedo
mantener mi determinación de ser amable el tiempo suficiente para hacerlo
realidad. No hay más bello espectáculo que ver mi carne separar su coño
abierto. No hay mejor sensación que la forma en que la carne caliente y
suculenta se adhiere a mi pene como si perteneciera allí y nunca lo suelta.

Inclinándome sobre su vientre embarazado, chupé su pezón en mi boca y


sentí que mi polla soltaba pre semen en ella. Sus pechos ya estaban llenos de
leche, lo que solo aumentaba la locura. —Joder, muy bien, que jodida... —Perdí
todo pensamiento mientras ella trabajaba mi polla con los músculos de su coño
en su esfuerzo por drenar mis bolas. Ella es una adicta al semen, sin duda alguna,
y si no hubiera visto su sangre virgen en mi polla y en mis sábanas esa primera
noche, nunca la hubiera creído inocente. A ella le encanta follar demasiado.

Todo sobre ella me vuelve loco. Su belleza, sus modales, su inocencia que
había tomado cuando tantos otros habían intentado y fracasado, y lo más
importante, la forma en que toma mi polla, la forma en que me ama cuando la
follo, solo yo. Todo era un cóctel muy embriagador que mantiene mi lujuria y mi
amor ardiendo.
—Te estás viniendo en mi polla, ¿no es así, pequeña? —Manteniendo la
polla falsa aún en su culo. y la folle lenta y profundamente mientras ella chillaba
y sus piernas temblaban. —Ponlas alrededor de mi cuello —Bajé mi cabeza para
que fuera más fácil para ella poner sus cortas piernas alrededor de mi cuello. Me
moví de un pecho a otro, drenando su leche mientras su coño trabajaba horas
extra para obtener su cuota del jugo de mi polla de esta ronda.

Ella estaba en uno de sus estados de ánimo, así que sabía que no habría
terminado conmigo después de esta primera ronda. Su culo codicioso cuando
se ponía así no estaría satisfecho hasta que ella se folle mi polla duro. Demonios
casi me rompo la espalda con la eyaculación más dura de mi vida hasta ahora,
mientras su pecho lleno de leche estallaba en mi lengua y su coño se cerró
alrededor de mi polla.

—Oh carajo, sí. —Mi polla se retorció dentro de ella con un golpe tras otro
hasta que ella dejó caer sus piernas de alrededor de mi cuello y se tumbó debajo
de mí. Le acaricié con la nariz su mejilla hasta que encontré su boca y tomé su
lengua antes de empujarla e introducir la mía. —¿Quieres que te limpie o seguir
adelante? —Esta pregunta era más importante de lo que uno podría pensar. Si
quería que le comiera su coño de nuevo, tendría que darle un baño, si solo
quería otra follada dura, todo lo que eso implica es ponerla de rodillas y
hacérselo al estilo de perrito.

Estaba bastante caliente por mí, ya que simplemente se deslizó de entre


mis muslos y se puso en posición. —Házmelo por detrás. —Me sacudió el culo
mientras sonreía por encima de su hombro, simplemente incitándome a que le
hiciera cosas indecentes a su dulce cuerpo.

Golpeé su culo juguetonamente y empujé el consolador el resto del


camino en su culo antes de extender sus mejillas para una mejor mirada. Di un
giro al final y lo envié girando justo cuando me golpeaba contra su coño.
Arrancó las sábanas y empujó su culo hacia atrás y hacia arriba, buscando más
pene.

—Mmmmmmm.... —Me encanta cuando hace ese sonido. En cualquier


momento, comenzará a babear y balbucear en otro idioma. ¿Qué más puede
pedir un hombre? ¿me pregunto? —Ay carajo. —Ves, ella ni siquiera es española,
pero mi polla la hace multilingüe. —Oh, mierda Sam, ¿qué me estás haciendo?
—No tenía sentido responder, era una pregunta retórica, estoy seguro de que
ella sabe exactamente lo que le estoy haciendo a su coño.

Con el consolador en plena explosión en su culo, dejo que su coño lo


tenga. Ahora nunca necesito una razón para meterle la polla, pero de vez en
cuando parece necesitar recordar lo que vale, lo que significa para mí. Supongo
que es comprensible teniendo en cuenta las circunstancias de nuestro
matrimonio. Tuvimos lo que podríamos llamar un comienzo poco ortodoxo. Por
otra parte, según los estándares de hoy quizás no.

Nessa es una santurrona del tipo que se reservaba para el matrimonio.


Supongo que pudo conservar su cereza hasta su vigésimo quinto cumpleaños
debido a la forma en que ocultó sus atributos. Las mangas largas y las faldas
holgadas que chocaban con sus tobillos no eran las cosas más apetitosas, por
no mencionar los horribles lentes gruesos detrás de las que solía esconderse.

La conocí por primera vez hace seis meses y medio cuando entré en la
panadería donde trabajaba. Era el cumpleaños de mi madre y yo estaba
buscando un pastel de último minuto porque el que mi hermana había ordenado
no estaba a la altura. Apenas le presté atención a la chica desaliñada detrás del
mostrador mientras leía las ofertas.

Cuando ella habló apenas estaba por encima de un susurro y como dije,
era extremadamente sosa. Sé que no es políticamente correcto y sería
expulsado de una reunión de derechos de las mujeres, pero nunca le doy una
segunda mirada a una mujer a menos que encuentre algo atractivo en ella.
Digamos que en su atuendo habitual no había nada de atractivo en mi esposa
a primera vista.

Al día siguiente, cuando entré para verificar el pastel, no hubo ningún


cambio, al menos al principio. Eso ocurrió cuando ella se quitó los lentes para
contestar el teléfono. Primero fui cautivado y luego hipnotizado por el color
turquesa claro de sus ojos, y lo que hicieron por su rostro cuando no estaban
escondidos detrás de esas espantosas gafas. —¿Estás usando lentes de
contacto? —negó con la cabeza tímidamente mientras colgaba el teléfono y
volvía a mí, con las gafas en su lugar.
—No los uso, debería hacerlo, pero nunca los probé. Siempre he usado
lentes. —balbuceó nerviosa, era linda. Aún no había superado esos trapos feos
a los que llamaba ropa, pero tenía que admitir que el color inusual de sus ojos
me daba ganas de ver más. Por alguna razón, se me paso por la cabeza que
nadie con ojos tan bellos podría ser algo más que un diez.

No podía ver una mierda debajo de su ropa, y mientras me iba fue eso lo
que me dio la primera idea. Conocía la empresa de catering que mi hermana
había contratado para el evento de gala que era el cumpleaños de mamá
todos los años. Sabía que vestían un uniforme de falda negra y camisa de
botones blanca con un pequeño moño y zapatos bajos. Fue bastante fácil
convencer a mi hermana para que fuera a entregar el pastel y que la compañía
se quedara para hacer el corte. Agregaba un poco de clase a todo el asunto,
o de eso la convencí, siempre y cuando ella vistiera un uniforme similar.

La parte difícil fue lograr que la chica que había llegado a conocer como
Vanessa estuviera de acuerdo. Jugué una táctica evasiva y fui por encima de su
cabeza a su jefe, quien resultó ser su madre. Todo lo que necesité fue la muestra
de interés de mi parte para ponerla de mi parte. Nunca dije ser el embajador de
la aptitud moral. Soy uno de esos tipos de por cualquier medio.

No sé lo que pasó entre ella y su hija, pero el día antes de la fiesta obtuve
la respuesta que esperaba. Hice que alguien le dejara el uniforme del tamaño
que su madre me había dicho. Fue bueno que la pusiera de mi lado, y el hecho
de que obviamente buscaba casar a su hija funcionó a mi favor.

No moví una pestaña cuando me dijo que era talla ocho para la falda y
mediana para la parte superior. Pero mi corazón se había puesto a toda marcha.
Esos feos vestidos que ella prefería tenían que tener al menos dieciséis años.
Todavía no sé cómo diablos ella lo logró. Por otro lado, una vez me dijo que no
quería que le gustara a alguien por su aspecto. Tuve que decirle que había ido
demasiado lejos en la dirección opuesta. Pero volvamos a nuestra ilustre reunión
y unión.
2
La noche de la fiesta casi me delato porque no podía dejar de revisar la
puerta cada cinco minutos. Cuando mi hermana me llamó, le dije que estaba
nervioso porque yo era el responsable del pastel y, ¿qué pasa si algo salía mal?
Ella lo compró y me dejó solo para sudar. Todo esto podría explotar en mi cara.
Ya había jugado con la madre para obtener la mayor cantidad de información
posible, así que si dejaba caer mierda ahora estaría enojada.

No debería importar mucho, pero esa maldita panadería estaba justo a la


vuelta de la esquina de mi oficina y prepararon los mejores malditos muffins de
zanahoria. Las mierdas estaban a cinco dólares cada una, pero valían cada
centavo. Si jodía esto, tendría que encontrar un nuevo lugar para mi dosis y eso
era más fácil decirlo que hacerlo.

Cuando finalmente llegó me di cuenta de que había estado conteniendo


la respiración. Mis ojos se dirigieron directamente a su culo mientras se giraba
para colocar el pastel en la mesa que estaba específicamente allí para eso. Y
qué buen culo era. Se tomó demasiado tiempo para darse la vuelta para poder
ver el resto de su cuerpo, ajustando el arreglo mientras sudaba en suspenso.

Me acerqué y me puse detrás de ella durante un buen rato para ver su


trasero antes de alertarla de mi presencia. —Hola Vanessa, me alegra que lo
hayas hecho. El pastel se ve increíble. —Sí, el pastel. Me olvidé de todo sobre el
pastel en el momento en que se dio la vuelta y pude ver por primera vez sus
pechos en la camisa que casi escapaban por poco al estar demasiada
apretada.

Su escote te hacía agua la boca, como mínimo, la alta y firme inclinación


de sus tetas me tenían desnudándola ya en la habitación vacía disponible más
cercana. Ni siquiera traté de ocultar el hecho de que la estaba repasando toda,
con mejillas rosadas y todo. —¿Fue duro encontrar el lugar? —Duro, tal vez
debería evitar ese tipo de palabras.

—No, ningún problema en absoluto. —¿Cuándo empecé a encontrar la


timidez tan caliente? Por lo general, esa mierda me crispaba los malditos nervios,
pero por alguna razón viniendo de ella me puso la polla aún más dura. Ella evitó
mis ojos y miró hacia el piso, solo unos pocos centímetros más arriba y tendría un
vistazo de mi polla. No era tímido acerca de esa mierda.

Mi chico estaba completamente duro y listo. El único pensamiento en mi


mente mientras hablaba del pastel, era cuánto tiempo me iba a llevar ponerla
boca arriba con las piernas en el aire. Sabía lo suficiente de haberla
comprobado en secreto estas últimas semanas para saber que tenía que llevar
las cosas bien y despacio.

Mi molesta hermana y mi entrometida madre se acercaron para echar un


vistazo al dulce rosado y blanco que había hecho y finalmente me dediqué a
admirar su obra. Realmente era bueno, muy complicado. Joder, ¿me importa?
Quería estar entre sus muslos tan pronto como fuera posible. Elogiaría sus pasteles
al cielo tan pronto como lo partiera y quitará ese maldito problema de mi
espalda.

Toda esa primera noche la mantuve a la vista. Lo que hizo que la vigilar así
fue la atención que recibió de las otras pollas en la habitación. Seguí
acercándome y hablándole de cosas sin importancia, trayéndole jugo o agua y
pequeños platos de aperitivos para que los imbéciles captaran la indirecta y se
marcharan.

Su cabello todavía estaba en un moño desordenado que de alguna


manera adquirió una nueva apariencia en este atuendo, y todavía usaba esas
feas gafas gruesas, pero ese cuerpo era difícil de descartar. Yo era el único aquí
que sabía que ella tenía un as bajo la manga; unos ojos de puta madre. En la
primera oportunidad que tuviera estaría deshaciéndome de esas horribles gafas
y hablándole de lentes de contacto para poder mirar esas bellezas mientras
follamos.

***

No fue difícil conquistarla después de esa noche. Extendí mi panecillo


matinal a media hora cada día, dejando pequeños indicios aquí y allá hasta que
conseguí que se relajara. Su mamá estaba trabajando en ella cuando yo no
estaba cerca, al parecer, porque era mucho más maleable al final de la primera
semana.
En la semana dos ella estaba comiendo de mi mano y lista para ser
arrasada. La invité a cenar al comienzo de la semana dos y eso había sido todo.
Me tomó siete días conquistarla, pero por mucho que quisiera conservar su
cereza, estaba lista para follar.

Todo lo que necesitó fue la atención adecuada, y en la tercera cita me di


cuenta de que ya no estaba tratando solamente de entrar en su coño,
realmente ella me gustaba. Era dulce, divertida y excéntrica como el infierno.
También aprendí de dónde sacó la idea de su código de vestimenta.
Aparentemente ella no siempre había vivido en la ciudad, pero había sido
criada en las montañas de Carolina del Sur con sus abuelos.

Fue allí donde aprendió a apreciar las cosas más simples de la vida, donde
obtuvo sus valores fundamentales. No podría decir que estaba totalmente en
contra de ellos, ya que cuanto más se vestía según mi gusto, más atención
conseguía de los demás hombres. Estaba atrapado en un enigma; queriendo
que renunciara a los vestidos de su tía Sally por ropa más a la moda, pero sin
querer la atención extra que estaba recibiendo.

Para el día cuatro después de las últimas tres noches de ganarla y cenar
con ella, había caído completamente bajo su hechizo. Ella había ganado la
guerra y ni siquiera escuché el primer disparo. Era su forma natural sin
pretensiones de mirar todo, su pura inocencia fue todo lo que cautivó mi
corazón. Ella era un libro tan abierto que temía que si no estaba allí para cuidarla
algún idiota vendría y tomaría ventaja.

Y así como así estaba perdido. Como no había vuelta atrás para mí, solo
quedaba una cosa por hacer y eso era llevarla a la cama y cambiar el juego.
Estaba convencido de que, debido a su inocencia, quedaría totalmente
impresionada por mis movimientos. Que mi destreza en la cama la mantendría
totalmente cautivada y recuperaría el control de la situación.

La noche que tomé su virginidad fue una para los libros. Todavía no sé cuál
de nosotros estaba más sorprendido. Sospeché que estaba un poco verde en el
juego del dormitorio, así que no estaba demasiado sorprendido cuando le di un
golpe y sentí esa pequeña membrana tratando de mantenerme fuera.

La primera sorpresa vino en la emoción que sentí. Maldición, casi me salgo


y lloro. Me sentí abrumado por decir lo menos. Hasta ese momento, nunca me
importó demasiado si una mujer era “pura” o no. Pero tenerla debajo de mí,
sintiendo eso, no había otro sentimiento con el que pudiera compararlo. Eso en
sí mismo era más que increíble, que a los treinta y dos había encontrado a mi
primera virgen. Pero lo que más me sorprendió fue que después de superar el
dolor inicial, casi rompió mi polla en la base.

A partir de ahí casi estábamos unidos en la cadera. Las cosas iban bien,
cogíamos más de lo que comíamos, y tal vez por eso tuve la impresión de mi vida
cuando dos semanas después me dijo que estaba embarazada. Ni siquiera sabía
que podrías decir eso tan pronto, pero aparentemente sólo había necesitado
atrasarse un período.

Estaba aterrorizado, con razón, pero estaba sorprendentemente seguro y


no enloquecí por una situación que unos pocos meses antes me habría puesto
en órbita. Ni una vez se me pasó por la mente que no deberíamos tener al niño.
Estaba tan absorto en ella que hubiera respondido que sí a cualquier cosa.

Ella, por otro lado, tenía algunas cosas serias dentro de su cabeza. Y eso
me lleva de vuelta al punto que estaba tratando de hacer. Fue entonces
cuando descubrí que ella pensaba que no era lo suficientemente buena para
mí. Ella realmente estaba esperando y temiendo el día en que la abandonará.
En su mente, yo era la captura y ni siquiera estaba hablando de mi dinero o el
apellido de mi familia. Alguien menos hombre habría corrido con eso, habría
mantenido a la mujercita bajo sus talones creyendo esa mierda, no yo.

Pasé una eternidad convenciéndola de que era la mujer más bella de mi


mundo, lo cual era. Debajo de esos sacos estaba el cuerpo de un gatito sexual.
Ella no era delgada, no como las libertinas con las que solía salir según mi
encantadora madre. Ella tenía curvas en todos los lugares correctos, pechos y
culo suficiente como para llenar ambas manos, y un coño que sabía cómo
manejar diez pulgadas de polla sin jodidamente salirse a mitad de la carrera.

Cambiamos los lentes por una cirugía con láser y la follaba como si tuviera
miedo de dejarla salir de la casa sin mí. Ella estaba jodidamente caliente y yo
tenía más problemas de los que sabía cómo manejar, todo en mi cabeza, por
supuesto. Cada pene oscilante estaba detrás de mi chica, por lo que a mí
respecta, así que mi respuesta fue mantenerla en la cama debajo de mí tanto
como fuera humanamente posible.
Nos casamos en la ceremonia rápida que prepararon mi madre y la suya
después de que tuvimos que soltar la sopa y decirles que no podíamos esperar
el año y medio que les tomaría la gran fiesta que querían, a menos que quisieran
su nieto naciera fuera del matrimonio. Una vez que me perdonaron por dejarla
embarazada fuera de tiempo, como si yo fuera el único en la maldita cama
cuando sucedió, organizaron lo que resultó ser una hermosa ceremonia.

Desde entonces hasta ahora ha estado saliendo de su caparazón, pero


todavía no puedo hacer que vea la belleza de ella que veo cada vez que la
miro y piensa que cada mujer que me mira por más de cinco segundos sería una
mejor opción. Si ella sólo lo supiera, ya ni siquiera veo mujeres. Todas se quedan
cortas en mis ojos. Por lo que a mí respecta, obtuve la mejor y estoy más que feliz
con mi suerte en la vida.

Aun así, todo lo que se necesita es que vea a una chica que tenga ideas
sobre mi dinero y piensa que soy demasiado estúpido para saberlo, que menea
el culo en mi dirección, y está se vuelve insegura y desanimada. Hoy fue el último
episodio. Ella vino a buscarme para almorzar y una de las secretarias de la planta
baja estaba haciendo su oferta, la cual ignoraba por completo.

Mi esposa, por supuesto, se sintió amenazada. Supongo que no se dio


cuenta de cómo la otra mujer se escabulló una vez que apareció. Demasiada
competencia. Estoy pensando que es una cosa femenina. Ella no se ve a sí
misma como lo hacen otras mujeres. Lo asombrosamente hermosa que es
realmente. No conozco otra forma de demostrarle que ella es todo lo que quiero.

Está en su sexto mes, resplandeciente, con el culo extendido un poco y los


pechos el doble del tamaño que solían ser. Estoy en el cielo. Trato de no
convertirme en un cerdo, pero todavía estamos follando tres veces al día. Incluso
cuando estaba vomitando sus entrañas por la mañana, no vi que eso la frenara.
De hecho, una vez, ella estaba montada en mi polla después de sus nauseas
matutinas y ella sugirió que dejáramos que el resto del mundo supiera que
habíamos encontrado una cura. ¿Mencioné que ella es graciosa como el
infierno?

Después de que a ella le dio un bajón debido a la coqueta secretaria, yo


había rechazado el almuerzo, cancelado el resto de las citas del día y arrastrado
su culo a casa. Ahora estábamos en la segunda ronda y por experiencia sé que
tomará al menos otro par de golpes de mi polla para que recuperara el sentido.
3
—¿Has tenido suficiente? —Miré hacia abajo a mi polla roja, una vez que
ella se levantó y la ayudé a acomodarse en su lado de la cama. Todavía estaba
respirando demasiado fuerte para hablar, pero por la forma en que llevó su
mano a mi miembro flácido me dijo que aún no estaba segura. Dejé que mis
bolas se secaran mientras ella lo pensaba y frotaba a mi hija que daba volteretas
en el estómago de su mami.

—¡Ouch! —Se sentó en la cama sosteniéndose el costado y me asusté


como de costumbre.

—¿Qué? ¿Qué pasó, déjame ver?

—Ella me dio una patada, estoy bien. Creo que la despertamos de su


siesta. —Ella tensó su labio hacia mí, haciéndome reír y yo la derribé,
asegurándome de tener más cuidado. —Oye tú allá adentro, cálmate.

Le di un beso en la barriga y me relajé contra mi almohada, luego de


tomarla en mis brazos. —Te amo pastelito, siempre. Nadie nunca será tan
hermoso en mis ojos como tú lo eres, ¿está bien? —Me encanta la forma en que
me mira, como si esperara que yo la tranquilizara. Después de todos mis logros
desde que salí de la casa de mis padres para la universidad, comenzando mi
propio negocio exitoso, nada me hace sentir como un hombre más que ver su
mirada y ser capaz de darle lo que quiere.

—¿Estamos bien? —Ella asintió con la cabeza y la puso sobre mi hombro.


Su pequeño brazo se posó en mi pecho y mi corazón estaba lleno. —Vamos
cariño no te vayas a dormir, vamos a limpiarte. Ya sabes cómo te pones cuando
estás toda pegajosa. —Jadeando sacó su culo fuera de la cama con mi ayuda,
y una vez en la ducha me dejó todo el trabajo, por supuesto.

—¿Está bien el agua, bebé? —La senté en el banco dentro de la cabina


de ducha de mármol con seis cabezas para poder lavarle los pies. —Está bien,
eso se siente tan bien. —Estoy seguro de que lo hacía, era una consentida. No sé
cómo no se ha enterado aún después de todo este tiempo que me tiene
envuelto de forma segura alrededor de su dedo meñique, ambos en realidad.
Hago y haré cualquier cosa por ella hasta incluso dar mi vida. Hacer pequeñas
cosas como esta para ella me da tanto placer que no se puede describir.

Conozco hombres y mujeres que han estado enamorados, o eso dicen, y


terminan divorciándose años después. Ni siquiera puedo imaginarlo, solo la idea
de que la pierda me daña las entrañas y me duele el corazón. Me tomé mi
tiempo para lavarle los pies y las pantorrillas antes de deslizar mis manos
jabonosas por sus muslos. Mi pequeña extraña abrió sus piernas para darme un
fácil acceso a los productos.

—También podría afeitarte el coño mientras estoy abajo, pastelito. —hablé


alrededor del nudo en mi garganta mientras me levantaba para agarrar el
pequeño cabezal de ducha que tenemos para este propósito. Lavé mi esperma
escapándose de su coño y le di unas palmaditas en seco antes de agarrar el gel
de afeitar.

Le unté el vello púbico con gel y una vez que estuvo cubierta le di un
masaje pélvico. Ella tarareó en su garganta y se movió contra mi mano. —
¿Quieres mi dedo bebé? —me miró a través de sus ojos vidriosos, se mordió el
labio y asintió con la cabeza. Me lavé el pulgar solo para estar seguro y lo deslicé
en su coño, lo masajeé y sus jugos calientes cubrieron mi dedo.

Lo saqué de ella y lo chupé en mi boca, probando su esencia. Le toqueteé


el coño y le di un masaje sabiendo que eso la pondría relajada y salvaje cuando
yo estuviera listo para follar. Separé el labio de su coño de su cuerpo y con gran
concentración rasuré un lado de su hendidura. Me ocupé del otro lado todo el
tiempo tocando su clítoris de alguna manera, manteniéndola preparada y al
borde.

La enjuagué y la enjaboné de la cabeza a los pies. Ella descansó su


cabeza sobre mi ingle mientras yo trabajaba en su cabello y para cuando
terminé de ocuparme del acondicionador en su cabello, ella tenía mi polla en
su boca. Joder absolutamente amo la forma en que ella se atraganta y luego
regresa directo a chuparme la polla. También me encantan los pequeños
zumbidos que hace y la forma en que babea todo mi pene, pre semen y saliva
corriendo por su barbilla.

Le folle la cara con su cabello mojado en mi mano, tirando de su boca


más fuerte dentro y fuera de mi polla. —Esa es mi buena chica, me estás
tomando en tu garganta más fácil ahora. —murmuró algo de mierda alrededor
de mi polla, pero no dejo de torturar su boca. Ella es una chupapollas natural, de
nacimiento. De hecho, para alguien que se había encerrado lejos de todos los
placeres de la vida, era extremadamente experta en todo lo sexual.

Cavó los dedos de una mano en mi culo y usó los de la otra mano para
acariciar mis bolas. Puse mis pies firmemente sobre el piso de mármol húmedo
antes de que me cayera y me rompiera el maldito cuello, y continué empujando
la mayor parte de mi pene en su garganta que ella podía sostener sin ahogarse
hasta la muerte.

Salí de su boca cuando me estaba acercando demasiado. Aunque


disfruto de rociar sus amígdalas con mi esperma, ver su vientre comenzó a
demostrarme que solo me gusta correrme dentro de su coño húmedo y caliente.
Me acerqué a su cara e incliné mi cabeza para darle mi lengua. Mi polla estaba
dura y goteaba, pero me quedaba bastante control, apenas, para tomarme mi
tiempo.

Moví mis manos a sus pechos, que tenían un buen peso debido a su leche
y su plenitud natural. Jugamos a seguir esa lengua mientras acariciaba sus
pezones, hasta que sentí el rocío tibio de su leche. Dejando su boca, me moví
hacia sus pezones y chupé la leche recién reproducida de ella mientras ella
acariciaba mi polla.

Salí de su mano y bajé por su cuerpo hasta sus muslos extendidos. Su coño
era bonito y rosado y tan sexy recién afeitado. Abrí su coño y me senté sobre mis
talones para inspeccionar lo que es mío. —Te estás haciendo más oscura por
dentro —jugué con su coño con los pulgares y esperé a que se deslizara la
primera gota de la crema de su coño. Mi lengua estaba allí para atraparla.

Tarareé en su coño y la lamí profundamente antes de sacar mi lengua para


poder chupar sus labios vaginales en mi boca. Ella plantó sus pies sobre mis
hombros mientras iba con todo en su coño, manteniéndola abierta para que
pudiera disfrutar bien de todas las bondades de su dulce vagina.

Mi polla estaba dura y goteaba pre-semen a un ritmo rápido y ni siquiera


tuve que acariciarme para mantener a mi chico en el juego. Solo el olor, el sabor
y la sensación de ella debajo de mi lengua era suficiente para mantener mi
motor acelerando. Saqué mi lengua de su coño y besé su clítoris antes de bajarla
del banco y ponerla en mi polla.

—Sí, eso es agradable y apretado —puse mis manos a cada lado del duro
montículo de su vientre embarazado y la follé mientras ella empujaba hacia
abajo. Ojalá pudiera ver su coño. Abierto, apretado, chupando mi polla con
cada golpe. —Me estás volviendo loco —quería que mi lengua estuviera dentro
de ella, quería ponerla de rodillas y follarla en carne viva. Yo quería hacerlo todo
a la vez.

Ella agarró mis labios con los suyos y mordió mi labio mientras follaba su
culo arriba y abajo, deslizando su apretado coño por toda la longitud de la carne
de mi polla. Moví mis manos de manera protectora entre su espalda y el duro y
frío mármol del banco. Esta posición, sentado en cuclillas con ella en mi regazo
sobre el piso mojado, no era la más cómoda, pero no la había arrojado a su
espalda en la ducha desde su cuarto mes.

—Tenemos que salir de aquí antes de que te lastime, bebé. —Me puse de
pie con ella empalada en mi polla, cerré el agua olvidada y salí de la ducha al
espacioso baño. Nos sequé a ambos lo mejor que pude mientras aún estaba
unida. Una vez en el dormitorio, la puse boca arriba en el borde de la cama con
las piernas alrededor de mi culo y comencé a follar.

En este ángulo su coño estaba perfectamente colocado para los golpes


de mi polla. Una vez que lo resolví con su médico que estaba bien tenerla, ya
había superado mi miedo a lastimarla a ella o al bebé. Su gatito codicioso recibía
muchos golpes y se veía hacia adelante cinco minutos más tarde, así que sabía
que ella podría tomar las cogidas profundas que le metía.

—Aprieta esos grandes pechos para mi bebé, mientras yo golpeo este


coño. —Sus uñas pintadas se veían rojas como la sangre contra la palidez de su
pecho. Incluso esa mierda puso mi polla más dura. Tuve que hacer algunas
acrobacias para llegar a su pezón en esta posición, pero lo logré muy bien.

Mamé con fuerza y acaricié profundamente su jugoso coño hasta que se


puso rígida debajo de mí y gritó su liberación. Gruñí como una bestia salvaje
mientras disparaba mi semilla dentro de ella una y otra vez hasta que estaba
completamente agotado. Me mantuve quieto y dejé que ella manejara las
réplicas de su orgasmo en mi barra dura de acero mientras nos destrozábamos
los labios.

Me salí con un “plop” y la ayudé a meterse en el medio de la cama antes


de dirigirme al baño por de un paño mojado para limpiarnos a los dos. Una vez
que estuvo agradable y limpia otra vez, me debatía si debía o no ponerle una
de mis grandes camisetas, pero decidí no hacerlo. Ella se calienta fácilmente
estos días y quería que se sintiera cómoda.

Subí a su lado y nos acomodé a los dos. —Lleva tu culo codicioso a dormir
y tomar una siesta. Si vuelves a tener hambre, te daré de comer. —Me burlé de
su coño con mis dedos porque conozco a mi mujer. Una vez que la hacía llegar
con mi mano, sabía que estaría bien por lo menos durante las próximas dos horas.
Ella me miro hermosamente, con la boca abierta, con sus ojos en blanco y los
pechos agitados. —Duerme, no más polla por ahora estarás dolorida.

Ella soltó una risita murmurando y se quedó profundamente dormida dos


minutos después.

Me quedé despierto mirando por la ventana el sol que se ponía, mientras


ella dormía a mi lado, a salvo y caliente. Afuera el mundo pasaba, mientras
sostenía en mis brazos todo lo que era querido para mí. Me quedé dormido no
mucho después de sentirme satisfecho.

***

Me desperté con la sensación de su culo bien apretado contra mi ingle.


Estaba murmurando algo de mierda y mi mente se aclaró lo suficiente como
para que yo pudiera entender lo que estaba diciendo. Ella estaba tratando de
robar mi polla, pero su nuevo cuerpo voluminoso estaba en su camino. Sonreí
detrás de su cabeza y la ayudé a salir.

—Espera, déjame hacerlo. —Tuve que controlar mi risa porque puede ser
un poco malhumorada cuando se despierta por primera vez. Hizo un puchero
sobre su hombro y carajo si no había lágrimas de frustración en sus ojos. —¿Por
qué no me despertaste, bebé? —levanté su pierna después de deslizar una
almohada debajo de su costado para sostener su barriga y mi hija.
—No sé, yo... —Me puse de rodillas, y con su pierna sobre la curva de mi
brazo, me deslicé a casa. Suspiró feliz y olvidó lo que estaba diciendo. ¿Puede
un hombre realmente ser tan afortunado? ¿Cómo un par de ojos de color no
natural me llevaron a esta unión más perfecta? A veces no creo que la merezca,
pero la idea de que ella no esté aquí conmigo, de que nunca haya conocido
esto con ella, me provoca un sudor frío. Es como si estuviéramos hechos el uno
para el otro, dos mitades en un todo. Y eso no era sólo el jodido sexo caliente
hablando.

Su mano volvió a descansar sobre mi cadera mientras la mía descansaba


en la montaña de su barriga mientras acariciaba lenta y agradablemente,
metiéndome profundo. Esta no era la primera vez que intentaba robarse mi polla
mientras yo estaba fuera de combate, así que sabía el ejercicio. Sus emociones
y su libido van de la mano. Una vez que se siente amenazada por alguien de su
propio sexo, se necesita una gran cantidad de folladas para enderezarla. No me
importa un poco, sólo que no me gusta que sienta que corre peligro de
perderme. Además de eso, el hecho de que el embarazo la haya convertido en
una ninfómana ardiente que se sentaría en mi polla las veinticuatro horas, los
siete días de la semana si la dejara.

Su coño estaba bien y apretado de nuevo después de haber sido estirado


toda la tarde. Supongo que la siesta rejuveneció las cosas ahí abajo. Cuando
ella está apretada así, mi polla se siente como si estuviera forzando sus paredes
abiertas. Podría imaginar esa mierda en mi cabeza. Mi polla gruesa hinchada,
cortando la suave y rosada carne de su coño en busca de ese punto dulce en
lo profundo de ella que nos da tanto placer.

Apreté los dientes y me contuve cuando sentí que la savia se elevaba en


mis bolas. Eso es otra cosa, su coño embarazado y caliente me hace disparar
demasiado rápido con demasiada frecuencia. Nunca supe que un coño
embazado podría ser tan bueno. Ahora hay una nueva sensación y textura con
el bebé en ella, algo que el doctor nunca había explicado. No me estoy
quejando; la mierda es increíble. Lo único difícil es controlarme cuando estoy
dentro de ella.

Mi mano parecía enorme mientras descansaba sobre su barriga estirada y


podía sentir al bebé rodando por allí; entrometida como su abuela. La cara de
Nessa estaba en reposo, mandíbula relajada y la boca abierta mientras
intentaba respirar. —¿Estás bien, pastelito? —asintió y giró la cabeza para
mirarme.

—Uh-huh continua. —¡De acuerdo!


4
Estoy en la cocina ocupándome de su otro apetito. Ahora que ya había
follado completamente, era hora de alimentarla. Después de hacerla llegar de
nuevo, nos habíamos limpiado en la ducha. Esta vez pude ser capaz de
mantenerlo en unas pocas caricias mientras la lavaba y nada más, antes de
envolverla en mi bata y arrastrarla conmigo.

Se sentó en la isla de la cocina bebiendo su jugo y hablándome mientras


yo preparaba algo para la cena. Me sorprendió que ella no se alterara por la
falta de almuerzo. Por lo general, se pone nerviosa y molesta si no come, pero
creo que, estaba tan llena de polla, que olvidó tener hambre.

—¿La compraste? —agregué la pasta al agua hirviendo y escuché


mientras ella me contaba sobre lo último que había visto para la pequeña. Ella
tomó un sorbo de jugo y bajó su vaso antes de darme una respuesta.

—No, era demasiado —paré mi mano sobre la olla con el último puñado
de pasta listo para entrar. —¿Qué quieres decir? ¿Qué te dije sobre eso? —La
fulminé con la mirada y ella se encogió en su asiento.

—Lo sé, pero parece un desperdicio pagar tanto dinero por una carriola.
Aunque Cami dice que es la mejor en el mercado. —‫ؙ‬Cami era su amiga, que
era todo lo contrario de mi chica. Cam era bulliciosa, extrovertida y nunca se
quedaba quieta. Ella es también la que metía en problemas a mi esposa más
que un poco.

Aunque me gusta, porque por lo que he visto, es una verdadera amiga.


Además de la madre de Nessa y yo, Cami parece ser la única persona en su vida
que haya visto su verdadera belleza. Son buenas una para la otra, porque tantos
problemas como Cami puede conseguirnos, mi pastelito sensato se mantiene
como una nuez en su cáscara.

—Bueno, si Cam dice que es la mejor allí lo tienes. —Al parecer, Cami es
una experta en todo lo que hay bajo el sol. ¿Quién soy yo para discutir? Parecía
escéptica y decidí que si no conseguía esta carriola solo haría que Cami la
recogiera, sin preocupaciones. Pero quiero que ella se sienta libre de gastar mi
dinero. Algo que aún le cuesta hacer después de seis meses y medio de
matrimonio.

Estaba seguro de que se volvería loca con las nuevas tarjetas de crédito
que le di, pero hasta ahora solo ha gastado una miseria y la mayor parte en el
bebé, o en mí. Si quiero que ella tenga algo, tengo que ser yo quien lo consiga.
Ella es la única mujer que alguna vez quise que gastara mi dinero y aun así se
niega a hacerlo. Donde otras en el pasado habían intentado quebrar el jodido
banco.

No, tengo que ponerme firme. Quizás esto es parte del problema. Por qué
todavía actúa como si fuera una intrusa mirando hacia adentro. O simplemente
una fase que voy a superar o una mierda. —Bebé, ¿viste esta carriola? —asintió
y pude ver la emoción en sus ojos. Ella es mi propio pequeño enigma. Un collar
de diamantes tendría la misma respuesta.

—¿Y tú hiciste tu investigación? —Otro asentimiento antes de que ella se


lanzara a todos los atributos del cochecito de bebé de última tecnología y todas
las campanas y silbatos con los que venían. La escuché seguir y seguir como si
tratara de vendérmelo. —Así que, con todo eso, ¿otra vez por qué no lo
conseguiste?

—Es tan caro Sam. Me sentiría una derrochadora haciéndolo. Sólo va a


usarlo durante un año o dos. —Ahora ella me dio todas las razones por las que
pensó que no era una buena idea. Todo tenía que ver con su culpabilidad por
ser repentinamente rica, creo. Como con todo lo demás, sabía que tenía que
tomarme mi tiempo y guiarla, o mejor aún, dejarla convérsese a sí misma. Es la
única forma en que ella superaría este problema suyo.

—¿Te gusto, cariño? ¿Tomaste fotos? —La conozco como la palma de mi


mano. Ella casi voló del maldito taburete para ir a buscar su teléfono. Volví a la
comida, sabiendo que ella estaba consiguiendo lo que jodidamente fuera, que
estaba a punto de mostrarme incluso si tenía que ir yo mismo a la maldita tienda.

—Mira —Miré la pantalla que sostenía debajo de mi nariz. Ella estaba casi
saltando de un pie a otro sobre una carriola. ¡Mujer! Eché un vistazo al aparato.
Todo lo que vi fue rosa y blanco, y una etiqueta de precio que era más de lo que
la mayoría de la gente ganaba en un mes. —Oh, eso es una belleza—. Qué
carajos sabía yo sobre carriolas. Pero leo todas las reseñas y las ventajas dando
una buena impresión de que me importa.

En lo que a mí respecta, siempre y cuando la mierda sea segura, todo está


bien. —Dice aquí que es el mejor de su tipo, lo mejor de lo mejor. Tiene tres usos...
—Continué leyendo dándole tiempo para procesarlo. Sabía que, mientras
mostrara interés, aliviaría su culpa. Solo un poco más de empujones y ella estaría
de acuerdo, la culpa disminuida.

—Bueno cariño, así es como lo veo. Gané mi dinero para gastarlo en las
personas que amo. Hasta que te encontré, esas eran mi mamá y mi hermana.
Ahora tú y el bebé están primero. ¿De qué sirve trabajar tan duro si mis seres
queridos no pueden disfrutarlo? También podría renunciar a todo, ya que parece
que no lo necesito. Creo que podemos mirar una casa más pequeña mientras
estamos en eso.

Sabía que la tenía allí. Ella me convenció para que me mudara de la


ciudad a una casa en los suburbios. De la que se enamoró era lo suficientemente
grande como para albergar a tres familias, pero una vez que vi su reacción, supe
que debíamos tenerla. Amenacé al agente de bienes raíces para que no le
dijera una mierda sobre el precio porque para entonces yo había visto su juego.

—¿Qué, ¿no?, ¿qué pasa con nuestra casa?

—No llores bebé. Solo te estoy dando lo que quieres. Si crees que lo mejor
es demasiado bueno para ti y para el bebé, no discutiré contigo. Personalmente,
no creo que haya nada demasiado bueno para mis chicas, pero te lo dejo a ti—
. Le devolví el teléfono y volví a mis ollas, dejándola pensar que esa mierda se
había acabado.

Por el rabillo del ojo, la vi pasar el dedo por la maldita pantalla y era todo
lo que podía hacer para no salir y comprar la mierda en ese mismo momento.
Pero ella necesitaba hacer esto, si no ahora, ¿cuándo? Nada de lo que he
hecho hasta ahora parece funcionar, y estoy seguro de que todo era parte del
mismo problema. Todavía piensa que solo me casé con ella por el bebé, y por
eso actúa como una ocupante ilegal en mi vida. Excepto cuando nos follamos,
entonces ella va con todo.
Cuando serví nuestra cena y coloqué la suya frente a ella, ella me dio
todas las razones por las cuales la carriola era una buena compra. Progreso. —
Ahí lo tienes; la recogeremos mañana.

—¿Irás conmigo? —Tanto entusiasmo por algo tan pequeño.

—Sí, estoy de humor para comprar cosas a mi hija —sorprendentemente lo


estaba.

Hablamos de nuestro día, la conversación siempre regresaba en torno al


bebé que se había hecho cargo de nuestras vidas y que ni siquiera estaba aquí
todavía. Ya le dije que tendrá que acostumbrarse a tener menos sexo una vez
que llegue la niña y me miró con seriedad antes de anunciar que tendremos que
elaborar algún tipo de horario. Todo mientras su cara estaba en llamas. A la
chica le encanta follar.

No es difícil descubrir qué está pasando en su cabeza. Como aún estamos


en la etapa de conocernos, pasamos la mayoría de las noches hablando sobre
nuestra educación, nuestros sueños; lo normal. Aprendí que la mejor manera de
sacarle información es dejarla hablar mientras yo escucho. Por lo general,
resolvía la mierda por sí misma con solo un poco de presión, pero a veces puede
ser obstinada como el infierno.

Al principio estaba engañado por su dulzura, pero he notado que cuando


se trata de algunas cosas, es una mamá oso. Curiosamente, si tiene que ver con
mi protección, mi felicidad, ella está lista para liderar la carga, pero con la de
ella siempre está dispuesta a irse abajo. ¡Qué se joda eso! Voy a enseñarle, su
propio valor aún si me mata.

El tema de conversación de esta noche después de apilar el lavavajillas y


limpiar la cocina fue su reacción ante el coqueteo. Lo hice con cuidado y poco
a poco, pero tenía la intención de terminar la mierda y de hacerlo de una vez
por todas.

—Entonces, dime, esta gran casa a la que nos mudaremos la próxima


semana. ¿Qué crees que debería hacer una vez que nos hayamos ido? — Sí, esa
es mi idea de con cuidado. La maldita chica no escucha una mierda, así que
supongo que una buena sacudida en el sistema podría funcionar.
—¿Qué quieres decir? —estábamos sentados en el sofá con la televisión
con bajo volumen y su cabeza en mi hombro. —¿A dónde estás yendo?

—No lo sé, tú dímelo.

—No entiendo, ¿Me estás echando? —Su respiración entrecortada y


agitada.

—Cálmate. No te estoy echando, es solo que pareces pensar que sólo


estás aquí por el bebé. Sigo diciéndote que eso no es cierto, pero parece que
no puedo comunicarme contigo.

Ella jugó con sus dedos y apartó la mirada de mí. Sabía que era difícil para
ella tener esta discusión, pero por mucho que me gusta follarla para sacarla de
su depresión cada vez que otra mujer la altera, no me gustó el hecho de que
siquiera sucediera.

—No quiero actuar de esa manera, es solo... es... bueno, tienes que admitir
que, si no hubiera sido lo suficientemente estúpida como para quedar
embarazada dos semanas después de que nos conocimos, probablemente ya
habrás seguido adelante—. Y allí yace el problema.

—Bebé, ¿quién más estuvo en la habitación contigo cuando te


embarazaste?

—Tú estabas, ¿qué clase de pregunta es esa?

—Bueno, sigues diciendo que “tú” te has quedado embarazada y lo que


recuerdo es que estaba tan caliente por ti que olvidé el maldito condón. Por lo
tanto, tenemos la misma responsabilidad con este bebé. ¿Te sientes atrapada?
—Ya sabía la respuesta, pero quería que ella lo supiera, quería que ella llegara a
la misma conclusión por sí misma.

—Por supuesto que no, amo al bebé, te amo. —Se mordió el labio después
de esa pequeña revelación. No era la primera vez que lo decía, pero hay una
diferencia al escuchar las palabras cuando no estaba enterrado hasta las bolas
dentro de ella.
—Pero no crees que yo también puedo amarte, ¿verdad? ¿Dime otra vez
por qué es eso?

—Sabes por qué. Mírate y mírame.

—Bebé, no voy a decirte esta mierda otra vez. Cuando te pones así, no
solo te estás menospreciando a ti misma, también estás cuestionando mi juicio.
¿Te parezco estúpido?

—No, eres el más inteligente, más guapo...

— Sí, sí lo sé. Entonces, si soy tan inteligente, ¿no crees que sabría quién o
qué es lo correcto para mí? Entiendo que el bebé no fue planeado, pero
pastelito, en caso de que te lo hayas perdido, no podría estar más feliz. Eres la
primera mujer con la que “olvidé” usar protección en mi vida. No lo planifiqué,
pero estoy más feliz de lo que puedo decir con palabras de que lleves a mi hijo.
Te das cuenta de que había otros caminos que podríamos haber tomado. Podría
haberte pagado, podría haberte dejado sola para tener el bebé y pagar la
pensión alimenticia. ¿Por qué crees que fui tan lejos como para intimidarte para
que te casarás tan rápido?

Dejé que lo asimilara y esperaba que esta vez ella lo entendiera. Me rompe
un poco el corazón cada vez que la veo pasar por esta mierda.

—¿Entonces estás diciendo que me amas?

—No es un secreto Nessa, estoy seguro de que lo he dicho antes,


simplemente no escuchabas. Espero que estés prestando atención esta vez,
porque no estamos haciendo esto de nuevo, mírame.

Tomé sus manos en las mías y la giré para que me enfrentará. —No quiero
a nadie más. Te quiero a ti y a la pequeña Mackenzie cuando llegue aquí. Quiero
tener muchos pequeños bebés contigo, sólo contigo. Eres la más bella,
inteligente, dulce, amorosa, amable... —puntualicé cada palabra con un beso
hasta que ella se rio y cayó en mis brazos con los suyos alrededor de mi cuello.
—Vamos a la cama.

—Sí, señora, vivo para servirle.


5
Pasé la tarde siguiente comprando cosas para bebés y estaba listo para
poner una pistola en mi sien a la mitad de la tarde, pero era todo sonrisas y
comportamiento caballeroso con mi esposa. Estaba tan animada con todo que
era difícil no contagiarse de su entusiasmo. La vi probar su nuevo estatus como
esposa y no como incubadora de bebé temporal o lo que sea que ella pensara
que era para mí.

Tomaría algo, lo regresaría y se marcharía después de comprobar el


precio. Me costó mucho control no caminar detrás de ella y poner todo en el
carro, pero quería que ella superara esa dificultad por sí misma. Me alegré
mucho cuando ella regresó y tomó el lindo y pequeño vestido con volantes y lo
puso en la canasta. Podría haberle dicho, ya que mi hermana fue la que
recomendó este lugar, que todo sería caro.

Por supuesto, ella vaciló, pero acepté que tendría que trabajar para
lograrlo, no podía esperar que se volviera loca el primer día. Así que, en cambio,
elegí las cosas que la sorprendí mirando y ni siquiera miré las etiquetas. Le di seis
meses antes de que ella fuera igual.

Podría darle su propia cuenta bancaria, pero quiero que primero acepte
que todo lo que tengo ahora le pertenece también a ella; equitativamente. Una
vez que se meta eso en su cabeza, entonces puede tener tantas cuentas
bancarias como quiera. Después de todo, yo fui quien insistió en que renunciara
a su trabajo en la panadería. No sé lo que ella pensó que eso significaba.
Definitivamente ella es diferente a las otras mujeres en mi pasado. Si hubiera
dejado a una de ellas libres aquí con mi tarjeta, la mierda se hubiera agotado
en una hora.

—No olvides que tenemos esa cena en casa de mis padres esta noche
pastelito. Tengo que ir a la oficina por un tiempo. ¿Por qué no te arreglas el
cabello o algo para matar el tiempo en lugar de volver al apartamento?

—¿En serio? —Pasó su mano por su cabello. Sé que ella ama esa mierda
femenina. —Sí, de verdad, vamos, te llevaré.
—Pero no tengo una cita.

—Llámalos ahora y diles que vas a ir. —Todavía no tiene idea de lo que
significa su nuevo apellido. Les doy a mi mamá y mi hermana tres meses más
para enseñarle cómo funcionaban las cosas.

***

Esa noche tenía un brillo especial en ella que no tenía nada que ver con
el embarazo. Se había arreglado el cabello y las uñas e incluso había comprado
un atuendo nuevo para esa noche. Eso combinado con nuestra conversación
de la noche anterior parece haberle dado una chispa muy necesaria y fue
hermoso de ver. O tal vez fue el hecho de que la había follado dos veces antes
de salir de la casa. Sabía lo que nos esperaba en la casa de mi madre. Sus
pequeñas reuniones siempre parecen involucrar al menos una de mis conquistas
pasadas. No era su culpa; no tenía ni idea de mi libertinaje adolescente o del
hecho de que me había acostado con algunas de sus amigas o sus hijas. Algunas
de esas mujeres pueden ser un poco pedantes, y como esta era la primera vez
que Nessa las conocía, estaba un poco incómoda.

No conocía la lista de invitados hasta que mamá me llamó para


recordarnos que no llegáramos tarde y pregunté de pasada. Escuchar que al
menos una de mis antiguas amantes estaría presente me había enviado
corriendo a casa. Aunque ella lo había hecho mejor hoy, todavía eran sus
comienzos y esta mujer en particular, Cecile puede ser una perra. Nuestro
coqueteo solo había terminado unas semanas antes de conocer a Vanessa, y
aunque ella no tuvo nada que ver con la separación, estoy segura de que Cecile
no vería las cosas de esa manera.

Estuve tentado de cancelar, pero sabía cuánto esperaba ansiosamente


Nessa esto. Estaba elegantemente temerosa de molestar a mi madre por alguna
razón, y la vieja tirana lo sabía y lo aprovechó. Por primera vez desde que tuve
la edad suficiente para hablar, ha encontrado una manera de meter su nariz en
mi mierda. Todo lo que tiene que hacer es pasar a través mi esposa y me superan
en número. Como no iba a decepcionar a mi esposa por nada, no podía
escapar de esta noche. Así que hice lo siguiente mejor.

Había llegado a casa cinco minutos antes y estaba en nuestra habitación


revisando el atuendo que había comprado esta noche. —Estás en casa
temprano —¿Alguna vez me acostumbraré a esa mirada que aparece en sus
ojos al verme? ¿La manera que deja todo cuando entro en una habitación y
sólo me ve?

Ella caminó hacia mí, su barriga guiando el camino. Puse ambas manos a
cada lado de su montículo y me incliné por un beso. —Te extrañé, pastelito. Me
gusta el cabello. —Se lo habían hecho con atrevidos rizos gruesos que rebotaban
alrededor de sus hombros y le bajaban por la espalda. Ese pequeño beso pronto
se convirtió en mí atrayéndola en mis brazos y presionando mi creciente polla en
la división entre sus muslos.

—¿Comiste? —Ella asintió y se abalanzó sobre mi boca otra vez.

—Uh huh. Roberto envió ensaladas y pizza. —Por suerte para ella, sabía
quién era Roberto. El estilista dolor en el culo, que me despellejaría si supiera lo
que estaba a punto de hacer con su obra maestra.

—¿La bebé ha estado tranquila? —Otro asentimiento mientras la guiaba


hacia la cama. Solté sus labios y la ayudé a sentarse en el borde de la cama
antes de arrodillarme frente a ella. Le quité los zapatos y ella se inclinó hacia
atrás, mirándome mientras le bajaba los leggings y las dejaba caer por sus
muslos. Levanté la blusa de maternidad sobre su barriga redonda y le di un beso
antes de volver al plato principal.

Inhalé su dulce aroma, que parece cambiar día a día, siempre más
embriagador, antes de darle mi lengua. Ella ya estaba mojada y yo tenía prisa
por meterme dentro de ella, así que después de unas cuantas lamidas profundas
con mi lengua, estaba trepando por su cuerpo. Luché con mi cinturón y mi
cremallera, liberé mi pene y lo introduje en ella. Gruñí bajo y profundo al sentir su
coño húmedo y caliente cerrándose alrededor de mi pene y atrayéndome.

Estaba preparada como si solo oírme entrar por la puerta fuera suficiente
para poner en marcha sus jugos. ¿Qué puede ser más excitante que eso? ¿Tener
ese tipo de amor de alguien como ella? —¿Me extrañaste? —era la primera vez
que ella me decía algo así sin que la provocará.

—Siempre te extraño. —Todavía estaba trabajando mi polla en ella, más


allá de sus pliegues apretados. —Abre y déjame entrar—. Estaba de un humor
burlón, otra primera vez, pero me gustó. Mordí su cuello mientras ella chillaba,
abriendo sus piernas y dejándome meter las últimas pulgadas de mi polla
adentro. —Esa es mi chica.

—Sam no me marques, chico malo. ¿Qué pensará tu madre? —Como si


me importara un bledo. Marqué su cuello y me moví sobre su pecho justo encima
de la piel de su teta. Espero que ella planeara usar un cuello de tortuga o todos
sabrán lo que hemos estado haciendo.

—Levanta la pierna bebé, eso es. —Jalé su pierna más arriba en mi muslo
y giré la cadera para poder follar más profundo. Con una mano en su barriga,
donde siempre está cuando la estoy follando así, planté la otra junto a su cabeza
y la acaricié duro y por mucho tiempo. Su pequeño coño se abrió y me tragó
hasta el saco de mis bolas, y ella se pregunta por qué estoy obsesionado con
ella. La cogí con fuerza para quitarme el borde, antes de tomarla amablemente
y despacio. Luego tuve que arrastrarla fuera de la cama porque culo cachondo
se volvió perezoso.

Ahora estábamos de camino en la parte trasera de nuestro automóvil


conducido por un chófer, su mano sostenía firmemente la mía y estaba teniendo
dudas. Quizás esta no fue una buena idea. ¿Debería decirle que una antigua
amante iba a estar presente? No es que Cecile y yo tengamos algún tipo de
relación, nos follamos intermitentemente por un par de meses, sin condiciones.
Pero ella era una de esas personas que no querían un juguete hasta que al otro
chico le gustara.

Lo que sea. —Te ves increíble bebé—. Ella lo hacía. Su vestido amarillo
pálido era un fuerte contraste con sus mechones negros. Y la forma en que se
ajustaba a su barriga, abrazando sus curvas, mostrando su cuerpo maduro a la
perfección. Podría haber ido por un poco menos de escote, pero supongo que
no había nada que pudiera hacer al respecto ahora.

Mantuve su mano en la mía todo el camino mientras ambos miramos


desde nuestras respectivas ventanas polarizadas el paisaje que pasábamos. Su
mano apretó la mía regresando mi atención a ella. —¿Estás bien? —Me acerqué
más y puse mi mano sobre su barriguita. —No estés nerviosa, solo son personas.
Estoy seguro de que todos están emocionados de conocer a la mujer que me
derribó—. Ella me dio una sonrisa pequeña, fugaz, no lo suficientemente buena.
Cerré la pantalla de la ventana entre nosotros y el conductor y la senté en
mi regazo. —¿Sabes por qué te amo tanto? ¿Por qué siempre serás la única mujer
para mí? No sólo es porque eres hermosa y dulce. Es la forma en que me haces
sentir por dentro. La persona que soy cuando estoy contigo. Yo no era un ángel
antes de conocernos. Tenía mi parte de mujeres... no, no te pongas tensa—. Es
tan virgen.

—Como estaba diciendo, he tenido muchas mujeres desde que era


demasiado joven para saber qué demonios estaba haciendo. Pero ninguna de
ellas, ni una, se acerca a ti. Nunca quise despertarme a su lado todas las
mañanas, comenzar cada nuevo día sabiendo que estarían allí al final
esperándome. Tengo eso contigo, eso y mucho más—. Sequé las lágrimas que
escapaban de sus ojos. Ahora que tenía su corazón y su cabeza en el lugar
correcto y estábamos llegando a la casa de mis padres, era hora de desvanecer
las lágrimas.

—Y además de todo eso, ¿quién más podría tomarme tan bien como tú?
¿Quién más tiene un coño tan profundo que se burla de mi pene hasta que creo
que voy a volverme loco?

—Sam, para —Ella rio y miró hacia el panel como si el conductor pudiera
oírnos.

—Solo digo —besé su mano y la sostuve contra la mía alrededor de su


vientre redondo de embarazada. —Te amo.

El auto se detuvo y esperamos que nos dejaran salir. Mantuve mi mano


alrededor de su cintura mientras la guiaba por las escaleras y tocaba el timbre.
Mamá la atrapó tan pronto como se abrió la puerta y no volví a verla durante
otros diez minutos. Di la vuelta viendo caras que no había visto en meses y me
alivió ver que no había indeseables aquí.

—¿Buscando a alguien? —Mi entrometida hermana se me acercó


sigilosamente y susurró mientras miramos por la habitación.

—No —tomé un sorbo de champaña.

—Ella no viene. Revisé la lista de invitados de mamá e hice una purga. La


miré por el rabillo del ojo.
—¿De qué o de qué diablos estás hablando?

—Sabes perfectamente bien quién, y tienes suerte de que me haya


apoderado de la lista o estarías hasta las rodillas de las zorras de tus ex. —Ella
alejó su entrometido trasero y exhalé. Las hermanas pequeñas molestas tienen
sus usos, después de todo.

Fui en busca de mi esposa por la que había estado tan preocupado y me


sorprendí. Me quedé parada en la puerta de la cocina, donde ella estaba
parada demasiado cerca de un cabrón con un esmoquin barato. La vista fue
tan inesperada que me llevó un minuto procesarla. —¿Qué mierda?

—Ah, hola Sam, ¿has conocido a Ryan? —¿Perdón? ¿Por qué mierda se
estaba riendo con este impostor? Entré en la habitación y tomé mi lugar al lado
de mi esposa, dándole al imbécil la mirada fulminante. —Ryan está trabajando
para ir a la universidad, se pasa los veranos trabajando para la empresa de
catering que está aquí esta noche—. Bueno, jodida palabrería. Apenas asentí
con la cabeza en dirección al jodido adulador.

—Estábamos hablando de la última película de Star Wars —¿Qué diablos?


Ni siquiera sabía que le gustaba esa mierda. Hablaron sobre sus puntos favoritos
de la serie de películas y todo el tiempo quería hacerle daño. Luego pasó al
próximo bebé y esa era mi señal. ¿Qué carajo necesita saber sobre mi hija?

Sabía por su reacción nerviosa que había estado coqueteando con mi


esposa, ella no pareció darse cuenta, pero le hice saber a él que estaba tras su
mierda sin decir una palabra.

La alejé de él tan pronto como pude sin hacer un escándalo, pero


deseaba golpearlo en su jodida cara. —No hagas eso otra vez —dije las palabras
con los dientes apretados mientras entrábamos en la habitación donde estaban
reunidos los invitados.

—¿Hacer qué? —¿Eso era una sonrisa?

—No desaparezcas con hombres extraños.

—Sam, yo estaba en la cocina de tu madre, hay como cincuenta personas


aquí. ¿Qué podría salir mal? —No puede ser tan inexperta, espera un momento,
sí puede. —No te quiero a solas con hombres extraños, está bien—. ¿Acabo de
decir eso?

—¿Pero por qué? Solo estábamos hablando, él ni siquiera estaba


coqueteando—. Oh-ho, entonces esa fue una sonrisa que lo vi.

—¿Estás jugando conmigo? —Buena chica. —Entonces dime, ¿cuál fue el


punto?

—Ningún punto, sólo estaba teniendo una conversación inocente con un


joven muy agradable —puedo leer entre líneas. Sé que he dicho lo mismo o
alguna variación de ella una o dos veces y tengo que decir que no me gusta. —
Ven.

—¿A dónde vamos? —La llevé a través de los asistentes a la fiesta


discretamente y subí las escaleras hacia mi vieja habitación.

—¿Qué estás haciendo? Tu madre estará tan enojada —susurró mientras


empujaba su pequeño trasero por el pasillo.

—No, ella no lo estará —La llevé a la habitación y cerré la puerta detrás de


nosotros. Miré hacia la cama antes de decidir qué contra la puerta era perfecto
para su descarado trasero. Solo levanté su falda, me puse de rodillas, le desgarré
las bragas por la mitad y le di mi boca.

—Uh, Sam... —La ignoré y cargué contra su coño. Bromeé con su coño con
rápidas lamidas fuertes de mi lengua antes de empujar profundo otra vez. Sus
dedos se clavaron en mi cuero cabelludo dolorosamente pero no me importó.
Bromeé con su clítoris con mis dientes antes de alimentar mi lengua con su
codicioso coño.

De ida y vuelta, una y otra vez, jodí su coño con mi lengua hasta que su
jugo cubrió la mitad inferior de mi cara. La devoré hasta que llegó fuerte y rápido,
luego me puse de pie y le arreglé el vestido. Metí los restos rasgados de su ropa
interior de seda en el bolsillo de mis pantalones mientras jadeaba y luchaba por
su próximo aliento. —Eso es para recordarte a quién carajos perteneces. —Ven.

***
Nos mezclamos y socializamos con las otras personas de la fiesta y sabía
que estaba hambrienta. Estaba nerviosa como un gato en un techo de estaño.
Sabía que comerle su coño sin alimentarlo después le haría eso. Ahora yo era lo
único en su mente. Sin embargo, ese pequeño episodio en la cocina me dio
espacio para pensar. Si ella sentía la mitad de lo que yo acababa de sentir
ahora, cada vez que me veía hablando con una mujer, le había hecho un gran
daño al desestimar sus sentimientos.

Ella había hecho su punto, me hizo ver cosas a través de sus ojos. Ahora sé
que, aunque me había parecido inocente ya que conocía mis propios
pensamientos, y no tenía ningún interés en ninguna de las mujeres que se me
acercaron, significaba algo completamente diferente para ella. Nunca más.

No pude apartar mis manos de ella toda la noche. Cuando no la sostenía


por la cintura y miraba a cada hombre que se acercaba demasiado, tenía una
mano sobre su trasero. Ella estaba siendo mi valiente niña, pero de vez en
cuando levantaba los ojos hacia mí, en busca de consuelo, y mi pecho se
hinchaba. Ella siempre me necesitará, así como siempre la necesitaré.

—Vámonos a casa, pastelito. —Le susurré al oído antes de tomar un


mordisco. Mamá tendrá un ataque, pero lo superará. Necesitaba a mi chica En
la última media hora la había visto cobrar vida. Estaba más relajada de lo que la
había visto en otro momento cuando estábamos juntos así. En lugar de pararse
a un lado como una extraña que estuviera de paso en mi vida, ella era parte de
esto. Ella estaba encontrando su lugar y esa mierda por alguna razón jodida me
hizo sentir caliente.

Ella no discutió, solo puso su mano en la mía y me siguió por la puerta. La


ayudé a subir al automóvil con la pantalla de seguridad todavía en su lugar y
tenía la parte superior del vestido abajo antes de que saliéramos del
estacionamiento. Ella sostuvo mi cabeza en su lugar mientras chupaba la leche
de su teta, drenando una antes de pasar a la otra.

La cremallera estaba en la parte posterior de su vestido ya que estaba


boca arriba, así que era más fácil para mí levantarlo sobre su vientre para poder
llegar a su calor. Tenía mi polla afuera y en la mano mientras ella levantaba sus
piernas alrededor de mi cintura. Frotaba la cabeza goteante de mi polla arriba
y abajo por su hendidura consiguiendo que estuviera agradable y húmeda para
deslizarme dentro de su calor.
Ella todavía estaba mojada por mi lengua, o su coño se había quedado
funcionando en celo. —Espera —Me aparté e incliné mi cabeza entre sus muslos
para probarla otra vez antes de ensuciarla con mi semilla. Ella se movió sobre mi
lengua, su espalda arqueada, su boca abierta en pequeños jadeos entre ellos
suplicándome que la tomara.

Cuando ya me había saciado de su gusto en mi lengua, me levanté de


nuevo y me deslicé a casa. Allí mismo ya que no cedía el cuero del asiento fui
más y más profundo en su coño. A ella le encantó, y los sonidos crudos que hizo
solo calentaron mi libido.

La jodí así hasta que mi espalda comenzó a doler por estar demasiado
tiempo en esa posición en este espacio estrecho. La levanté y me senté en mi
asiento, llevándola sobre mi regazo, con mi polla todavía enterrada hasta la
empuñadura en su coño. —Monta mi polla bebé —volví a sus tetas y las chupé
mientras sostenía su culo en mis manos ayudándola a que me follara.

Ella hizo un sonido de silbido cuando presioné dentro de ella y pensé que
la había lastimado hasta que sentí a su coño chorrear alrededor de mí. —
Fóllate mi polla bebé, llévame tan profundo como puedas—. Deje que su pezón
saliera de mi boca lo suficiente como para decirlo. Se mordió el labio en
concentración y trabajó su dulce coño en mí.

—Esa es mi chica... ummmmmm, joder... —balanceó sus caderas hacia


arriba y hacia abajo, hacia adelante y hacia atrás hasta que su coño se tensó y
ella gruñó su orgasmo. —Sam... —conozco ese tono, muy bien. Pensé que
tendríamos media hora más antes de llegar a casa, para poder darle lo que ella
quería.

Soltando su pezón de mi boca, tomé su cabeza entre mis manos y la besé


con fuerza. —De acuerdo, bebé —La ayudé a salir de encima mío y la puse de
rodillas en el asiento frente a nosotros. Me moví y le di mi lengua por detrás una
vez más, antes de levantarme y conducir mi pene dentro de ella.

Ella arqueó su espalda y empujó su coño hacia atrás mientras sostenía su


barriga en mi mano para asegurarse de que no se lastimara. A mi pequeña
exhibicionista le encanta follar en el auto y siempre se pone un poco más salvaje
cuando lo hacemos. Yo, por otro lado, era un animal sin sentido atrapado en el
calor y la tensión de su coño.
La follé duro y profundo mientras ella agarraba el asiento de cuero y gruñó
con cada golpe que le di. Cuando giró su cabeza y su boca se abrió en un grito
silencioso, supe que estaba cerca otra vez. Bajando la cabeza, tomé la carne
de su cuello entre mis dientes mientras sentía que mi semilla comenzaba a brotar
dentro de su coño palpitante.

Pasé mis manos amorosamente sobre su barriga redonda, le susurré al oído


mientras lo último de mi semilla goteaba en ella. —Quiero tener muchos bebés
contigo pastelito. Quiero mantenerte así cada año y no me importa lo arcaico
que parezca. —Su coño se tensó y se derramo alrededor de mi polla en
respuesta.

Fin.
Sobre la autora
Jordan es una autora de cautivantes historias de amor que siempre terminan con
un final feliz, sin excepciones…
Narradora de historias de romance y romance erótico.
Traducido, corregido y

Diseñado por…

http://www.miracleofbooks.com

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