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Copyright © 2018 Cole Brown


Derechos reservados.
ISBN 10: 171955496X
ISBN 13: 9781719554961
Autor: Cole Brown
Traducción de Ana Ávila

© 2018 Cole Brown


Derechos reservados. No se permite la reproducción
total o parcial de este libro ni su incorporación a un
sistema informático, ni su transmisión en cualquier
forma o por cualquier medio, sea este electrónico,
mecánico, por fotocopia, por grabación, u otros
métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor.
Para pedir permiso, contacte a Cole Brown usando la
dirección de correo electrónico que sigue.

Las citas bíblicas se han tomado de: SANTA BIBLIA,


NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL NVI. Copyright
© 1999 por Biblica, Inc. Usadas con permiso. Todos
los derechos reservados.

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ÍNDICE
Nota del autor 1

SOBRE EL LIDERAZGO 3
Jesús edifica su Iglesia 5
El agotamiento no es resultado de trabajar duro
sino de trabajar mal 11
El descanso es necesario para tener conciencia
de uno mismo 15
Tu iglesia necesita un pecador como pastor 19
Reclutando voluntarios 25
¿Pueden existir las iglesias con diversidad racial? 39
Filosofía de la disciplina de la iglesia 53

SOBRE LA PREDICACIÓN 61
Tres maneras en las que los predicadores centrados
en el evangelio se olvidan
de predicar el evangelio 63
Tres maneras para mejorar tu predicación 69
Revisa el motor de tu sermón 77
Doce razones por las que soy un predicador
de la prosperidad 81

SOBRE LA ADORACIÓN MUSICAL 87


Lineamientos para elegir las canciones para
la adoración corporativa 89
Por qué cantamos después del sermón 97

SOBRE LA PLANTACIÓN DE IGLESIAS 103


Dos claves para resolver el problema de discipulado
de tu ministerio 105
Cómo hacer crecer una iglesia 113
Seis razones para considerar plantar una
iglesia en casa 119
Consejos para lanzar una iglesia en casa 125

SOBRE LA MEMBRESÍA DE LA IGLESIA 137


Cómo no salir de una iglesia 139
Qué hacer cuando no estás siendo alimentado 145
Cuestiones familiares 151

SOBRE EL DISCIPULADO 157


Cuatro consejos para mejorar tu estudio bíblico 159
Consejos para dirigir un grupo pequeño 165
Cómo aumentar tu fe 175
Tres razones para jamás perdonarte a ti mismo 181
Lo que Disneylandia me enseñó acerca
del sufrimiento 187
Haz lo correcto: ayuda para tomar
decisiones bíblicamente 193
Una vida sin remordimiento es una vida sin amor 201
Sexo y soltería 205
Tres elementos de la verdadera humildad 209
Cinco cosas que debes buscar en tu futuro cónyuge 213
¿Qué hago si soy la causa de los problemas
paternales de alguien? 221
El pecado de la piratería 227

SOBRE LA TEOLOGÍA 233


Tres razones para rechazar el evangelio
de la prosperidad 235
El malentendido del legalismo 241
¡Pero Jesús jamás enseñó contra eso! 247
Malentendidos calvinistas 253
El Espíritu Santo y la inspiración bíblica 273
El Espíritu Santo y la iluminación bíblica 281
Por qué somos carismáticos 293
SOBRE LA CULTURA 305
Aprendiendo cómo no discutir
con la ayuda de Kanye West 307
Cómo el aborto nos hace decir cosas tontas 311
Qué tanto debería un cristiano centrado
en el evangelio hablar acerca de la raza 325
Tres razones por las que los cristianos deberían
luchar por una reforma migratoria 333
La gentrificación y su impacto en la iglesia local 339
Lo que aprendí de la iglesia negra 355

Sobre el autor 361


Verdad concentrada 363
NOTA DEL AUTOR
Gracias por tomarte el tiempo para abrir Ni un paso
atrás: Notas para la vida y el ministerio cristiano. Este
libro es una colección de artículos, entradas de blog,
y documentos internos de iglesia que he escrito
desde la plantación de mi primera iglesia en 2006.
Abarcan una amplia variedad de temas relacionados
con el ministerio eclesiástico, vida cristiana, cultura, y
más. Al mismo tiempo, estos capítulos tan diversos
tienen tres cosas en común: cada uno es
intencionalmente 1) corto, 2) simple, y 3) práctico. Es
así porque queremos que el libro funcione como una
especie de “guía rápida de referencia” en donde
puedas encontrar información útil acerca de varios
temas según lo necesites.

Aunque el libro puede leerse en orden,


definitivamente no es necesario hacerlo. Cada
capítulo está diseñado para ser leído y entendido
individualmente. Así, algunos podrán preferir dar un
vistazo a la tabla de contenidos para encontrar el
contenido más relevante para ellos, mientras que
otros querrán simplemente leer el libro de principio a
fin. Para hacer más sencilla cualquiera de estas
opciones, hemos dividido el libro en 8 secciones.

Sobre el liderazgo
Sobre la predicación
Sobre la adoración musical
1
Sobre la plantación de iglesias
Sobre la membresía de la iglesia
Sobre el discipulado
Sobre la teología
Sobre la cultura

Como una “guía rápida de referencia”, espero que


este recurso sea algo a lo que puedes volver en
diferentes puntos en el futuro, a medida que cosas
que ahora podrían no ser muy relevantes se vuelvan
más relevantes en el futuro. Cada capítulo de este
libro nació de una vida y ministerio reales y prácticos,
y oro porque te sirva en los tuyos. Si encuentras útiles
estos capítulos, quédate atento de las actualizaciones
continuas de temas similares en mi blog, lo cual se
encuentra en www.colebrown.es.

En Cristo,

Cole Brown

2
SOBRE EL LIDERAZGO

3
4
JESÚS EDIFICA SU
IGLESIA

“Jesús edifica su Iglesia”.

Estas cuatro palabras capturan una verdad teológica


sencilla que provee profunda claridad en el ministerio
en particular y en la vida de iglesia en general. No
puedo decirte la cantidad de veces que he usado
esas cuatro palabras en un sermón, reunión de
liderazgo, o grupo de oración, ni la cantidad de veces
que las he compartido con un compañero pastor o
miembro de iglesia desanimado por los retos que su
iglesia local enfrenta.

He dicho esta frase cientos de veces.

Pero creo que nunca la he creído realmente.

Siempre pensé que la creía, por supuesto, pero esa


convicción jamás fue probada. No hasta que mi
agotamiento me obligó a tomar un muy necesario
descanso de seis meses de servir en mi iglesia como
pastor titular. En este punto sería cuando mi
convicción en las palabras “Jesús edifica su Iglesia”
sería probada.

Serví como pastor titular de Emmaus Church desde


julio de 2006 hasta abril de 2013 sin estar nunca lejos
5
más de una semana. Durante este tiempo prediqué
entre 42 y 50 semanas cada año, discerní y
comuniqué la visión, desarrollé y mantuve sistemas
de iglesia, me ocupé de la mayoría de los asuntos de
consejería y disciplina, dirigí la mayoría de las
reuniones, desarrollé líderes, organicé y dirigí grupos
pequeños en mi casa, llevé a cabo casi todas las
tareas administrativas, y hasta imprimí los boletines
semanales. En otras palabras, hacía demasiadas
cosas. En ese tiempo pensaba que esto era así
porque yo era el único miembro del equipo con un
sueldo y, por eso, todas estas responsabilidades
caían sobre mí aunque no quisiera. Ahora pienso que
yo quería estas responsabilidades porque, al menos
en parte, yo pensaba que la iglesia tenía mejores
probabilidades de florecer si yo me aseguraba de que
todo se hiciera de la manera correcta (léase: a mi
manera). En otras palabras, tenía mis manos sobre
todas las cosas porque yo no creía completamente
que Jesús edifica su Iglesia. Yo pensaba que Él
necesitaba mi ayuda.

Entonces, ¿qué haría cuando mi sabático me obligara


a estar lejos de la iglesia durante seis meses? ¿Qué
haría cuando no pudiera hacer las tareas que había
hecho frente y detrás de escena durante siete años?
¿Sería capaz de permanecer alejado? ¿Sería capaz
de creer que Jesús edifica su Iglesia y confiar que Él
haría lo mismo con Emmaus?

6
Me alegra decir que la respuesta a cada una de esas
preguntas es un “sí” definitivo. Pero no fue porque yo
tuviera mucha fe. Fue porque no tenía otra opción.

Y gracias a Dios que no la tuve.

Las circunstancias me obligaron a sentarme en la


banca y simplemente observar mientras Jesús
continuaba edificando Emmaus sin ninguna
contribución de mi parte. ¡Y fue glorioso! Tuve el
privilegio de ver a Jesús hablando poderosamente a
su iglesia a través de predicadores con entrenamiento
y experiencia limitados, y el placer de ver a Jesús
dirigir a personas a la fe y al arrepentimiento en el
proceso. Me regocijé al ver a Jesús levantar líderes
que no habían dirigido antes, y abrir puertas
ministeriales que nunca fueron abiertas durante mi
tiempo en Emmaus. Fui capaz de ver cómo las
personas identificaban y desarrollaban dones que
ellos no sabían que tenían (ni yo tampoco), mientras
la iglesia se beneficiaba cuando ellos los usaban con
fidelidad. Debido a todo esto y más, durante mi
ausencia, la membresía de Emmaus creció
aproximadamente 20%, se continuó ofrendando
generosamente, y muchos nuevos visitantes se
convirtieron en asistentes regulares. Fue imposible
mirar todo esto desde la banca y no ser convencido
de que Jesús edifica su iglesia. Y Él lo hace a través
de quien sea que Él escoja y de la manera que Él
escoja.

7
Esto no significa que todo salió perfectamente. No fue
así. Hubo algunos servicios nada estelares y varias
fallas en la ejecución de algunos ministerios. Pero lo
mismo sucedía en Emmaus cuando yo era el líder
principal de esas áreas. Las deficiencias en ambas
fases solo sirvieron para recalcar el punto: los líderes
de iglesia no son el medio a través del cual Jesús
edifica su Iglesia. ¿Cómo podrían serlo si ni siquiera
podemos hacer nuestro trabajo tan consistentemente
bien como nosotros y nuestros miembros
quisiéramos?

Nunca había estado tan feliz de ver lo poco


importante y necesario que soy para Emmaus en
particular y la Iglesia de Jesús en general. Esto quita
un inmensurable peso de mis hombros y arrogancia
de mi corazón. También quita el miedo de perder
otros líderes clave, porque sin importar lo
maravillosos que sean, el crecimiento y la salud de
Emmaus definitivamente no dependen más de ellos
de lo que dependen de mí. Estaré eternamente
agradecido de que Jesús haya permitido que me
agotara para que yo pudiera ver lo poco que mi llama
era necesaria en primer lugar.

Ahora puedo decirlo y creerlo:

“Jesús edifica su Iglesia”.

Punto.

8
El significado de esta declaración no es que toda
iglesia crecerá sin importar quién dirige o la calidad
con la que dirige. El punto es que si Jesús quiere que
una iglesia crezca, Él no me necesita a mí, o a ti, o a
tu ministro favorito para hacerlo. Esto significa que si
tu iglesia florece, lo hace porque Jesús mismo está
poniendo los ladrillos que Él quiere sobre el
fundamento que Él eligió: Él mismo. A la inversa, esto
significa que si tu iglesia está luchando —o incluso si
muere— es porque las luchas de tu iglesia son parte
de la arquitectura de Jesús en su Iglesia global
victoriosa. Recuerda, Él prometió edificar su Iglesia,
con “I” mayúscula, no tu iglesia, con “i” minúscula.

Una iglesia que depende en alguien que no sea Jesús


para sobrevivir, no es una iglesia en realidad.
Arrepintámonos de confiar en cualquier otra persona
que no sea Él.

9
10
EL AGOTAMIENTO NO ES
EL RESULTADO DE
TRABAJAR DURO SINO DE
TRABAJAR MAL

En los meses anteriores a mi sabático, me encontré a


mí mismo cometiendo errores que jamás hubiera
cometido antes, y olvidándome de cosas de las que
jamás me había olvidado antes. No podía
concentrarme en las reuniones con líderes y
miembros; mi mente se desviaba hacia prácticamente
cualquier otro tema menos el tema que estábamos
discutiendo, hacia cualquier otro lugar menos en el
que estábamos en ese momento. La crítica —que los
pastores reciben casi tan frecuentemente como Justin
Bieber— ya no me rebotaba sin dañarme como antes
lo había hecho. Empecé a preguntarme si pastorear
era lo que realmente debería estar haciendo, si
Emmaus Church era el lugar donde debía estar, y si
había otras maneras en las que pudiera usar mis
talentos y proveer para mi familia. En pocas palabras,
estaba exhausto y con ansias de escapar aunque
fuera temporalmente.

Ya que esto era exactamente lo contrario a lo que


había sentido en los años anteriores desde que fundé
y empecé a pastorear Emmaus Church, solo pude
suponer un diagnóstico:
11
AGOTAMIENTO.

Asumí que el trabajo duro del ministerio finalmente


me alcanzó y que simplemente necesitaba un
descanso. Y eso parecía un diagnóstico bastante
razonable… hasta que mi iglesia me concedió un
sabático y tuve oportunidad de mirar mi corazón más
de cerca.

Eventualmente descubrí que tenía razón en describir


mi condición como agotamiento. Sin embargo, estaba
equivocado al concluir que mi agotamiento era
resultado de haber trabajado duro. No lo era. Era
resultado de haber trabajado mal. Estaba trabajando
mal al trabajar para obtener una recompensa de la
gente, en lugar de trabajar por la recompensa que
recibí de Jesús.

En su excelente libro escrito para pastores,


Llamamiento peligroso, Paul Tripp explica, “Estoy
convencido de que lo que usualmente llamamos
‘agotamiento ministerial’ (un término que no creo que
sea particularmente útil) es frecuentemente el
resultado de que los pastores busquen en su
ministerio cosas que no pueden encontrar ahí, y
porque no pueden encontrarlas ahí terminan
cansados y desanimados”.

Esto es precisamente lo que me pasó a mí. Cuando


me evalué a mí mismo honestamente, vi que no
estaba cansado por la obra del ministerio como tal,
12
estaba cansado porque la obra del ministerio no me
estaba dando las cosas que yo esperaba que me
diera. Por ejemplo, estaba cansado de aconsejar
gente que nunca parecía aplicar la “increíble
sabiduría” que pasaba horas distribuyendo. No estaba
agotado por la consejería como tal; estaba agotado
porque las personas no me daban el respeto que yo
me convencí que ellos me debían haciendo las cosas
que yo les decía. ¡Como si unas pocas palabras mías
bien dichas pudieran convencer a una persona que se
niega a escuchar al Dios del universo! ¡Como si la
consejería pastoral se tratara de hacer que la gente
me siguiera a mí en lugar de ayudar a la gente a
seguirle a Él!

De manera similar, estaba cansado de pastorear una


iglesia que parecía crecer continuamente, pero no a
un ritmo que igualara las horas de energía y esfuerzo
que yo invertía. Yo no estaba agotado por la obra del
pastorado como tal; estaba agotado porque la obra
del pastorado no me daba las cosas “más grandes y
mejores” que en mi subconsciente yo pensaba que
debería darme. ¡Como si hubiera algo más grande y
mejor que la Iglesia de Cristo! ¡Como si el crecimiento
de la Iglesia fuera para mi placer y gloria en lugar de
para Él!

Estos descubrimientos fueron horribles de ver, y,


mientras escribo estas palabras, humillantes de
admitir. Pero fueron un glorioso regalo de Dios. Él me
ha recordado que cada recompensa que yo pudiera
desear ya es mía a través de la obra de Cristo. Soy
13
amado. Soy acepto. Soy bienvenido. Soy valorado.
Soy perdonado. Soy notado. Mi trabajo importa, y —
más importante aún— soy suyo. Como resultado, no
necesito trabajar para obtener nada. Tengo el
privilegio de trabajar por todo lo que Él me ha dado
gratuitamente. Si hago esto, en lugar de usar mi
trabajo para buscar ganancias egoístas, entonces
“cuando aparezca el Pastor supremo, [yo recibiré] la
inmarcesible corona de gloria” (1 Pedro 5:4).

Estas promesas me permiten trabajar más duro que


nunca con menos agotamiento que nunca porque
estoy trabajando como una persona que ya está
satisfecha a través de la obra terminada de Jesús, en
lugar de como una persona tratando de ser satisfecha
a través de mi obra presente. Estas promesas hacen
lo mismo para ti si tu fe está en Jesucristo, en quien
toda promesa es “sí” y “amén” (1 Corintios 1:20).

14
EL DESCANSO ES
NECESARIO PARA TENER
CONSCIENCIA DE UNO
MISMO

Durante mi pastorado, yo me consideraba un


individuo bastante consciente de sí mismo. Vivía con
confianza de que tenía bastante consciencia de mis
fortalezas, mis debilidades, mis pecados, mis
tentaciones, y de que estaba bien equipado para lidiar
con ellas. Así, tenía poca paciencia para las personas
que parecían tener poca consciencia o ser menos
activos para abrazar sus fortalezas y luchar contra
sus debilidades. De lo que no me daba cuenta, hasta
hace poco, es que estaba equivocado. La verdad es
que yo estaba demasiado ocupado “siendo pastor”
como para evaluarme a mí mismo adecuada y
acertadamente.

Estoy seguro de que esto es cierto para muchas


profesiones, pero sé por experiencia que esto es
cierto para los pastores: si no apartas tiempo
intencionalmente para descansar mentalmente de tu
trabajo, nunca vas a descansar mentalmente de tu
trabajo. Siempre hay un sermón que debe ser
preparado, un texto que debe ser estudiado, un líder
que debe ser desarrollado, alguien que sufre que

15
debe ser consolado, un pecador que debe ser
confrontado, un creyente que debe ser animado, un
pródigo que debe ser buscado. Incluso cuando no
estaba haciendo estas cosas activamente, estaba
pensando en cómo las haría eventualmente. Así, el
descanso físico que me permitía tener no era
suficiente. Necesitaba permitirme tener descanso
mental de las tareas en las que estaba tan
concentrado.

Desde el principio de mi mañana hasta el final de mi


noche, mis pensamientos estaban solamente en la
siguiente tarea que debía ser completada, ya sea
para mi iglesia o para mi familia. Esto significaba que
nunca hacía tiempo para reflexionar en cómo realicé
la tarea anterior, o cómo me sentí acerca de lo que
había sucedido el día anterior, ni tiempo para
reflexionar en por qué hice lo que hice, por qué
respondí como respondí, y lo que quería de diversas
relaciones o incluso de mí mismo. Todo culminó en
un completo colapso a mi sistema cuando me
desperté en la primera mañana de mi sabático y no
tenía ningún trabajo qué hacer y ninguna persona a la
que creía debía rescatar.

Estaba solo conmigo mismo.

Y fue aterrador.

En cada momento en el que no me estaba


concentrando en el corazón de alguien más,
finalmente me estaba concentrando en mi propio
16
corazón. Y no esperaba lo que vi. Mucho de lo que
Dios reveló será compartido en los siguientes
capítulos. Por ahora, es suficiente decir que tenía una
visión bastante incompleta y equivocada acerca de mí
mismo antes de tomarme el tiempo de descansar y
evaluarme lenta e intencionalmente. El precio de esa
visión incompleta y equivocada es muy alto. Es
imposiblemente difícil arrepentirse de un pecado que
no sabes que estás cometiendo, luchar contra una
tentación que no sabes que te está seduciendo,
perdonar personas que no te has dado cuenta que te
han herido, y orar por cosas que no te has dado
cuenta que deseas.

Nunca jamás quiero estar inconsciente de todas esas


cosas otra vez. Esto no significa que no puedo estar
consciente de mí mismo a menos que tome otro
sabático. Significa que debo decir “no” al trabajo y “sí”
al descanso en tiempos específicos durante mi
semana laboral para poder saber dónde está mi
corazón.

17
18
TU IGLESIA NECESITA UN
PECADOR
COMO PASTOR

Alcanzar el punto de agotamiento de la manera y por


las razones que describí en los capítulos pasados no
sucedió a puertas cerradas. Sucedió mientras vivía
con, y dentro de, mi comunidad en la iglesia. De esta
manera, ellos tuvieron el claro privilegio de ver mi
pecado de primera mano y sentir su impacto sobre
ellos directamente. Si Emmaus Church no estaba
consciente de eso antes, esa primavera se enteraron
de que su pastor es un terrible pecador.

Aunque esta conclusión no debió haber sido


sorprendente, hay un sentido en el que lo fue para
todos aquellos involucrados. Aunque conocemos la
verdad teológica de que todos somos pecadores, hay
una expectativa falsa y silenciosa entre tanto los
pastores como los congregantes de que los pastores
son pecadores pero de manera diferente al resto de la
congregación.

Pero no lo son.

Y cuando somos obligados a ver la verdad, puede ser


bastante aterrador.

19
Es aterrador para el pastor tener expuestas las
profundidades de su pecado frente a aquellos a los
que se le ha llamado a liderar. Una cosa es que la
congregación vea a su pastor como un “pecador” en
general; es una cosa totalmente diferente que la
congregación conozca los pecados pecados de
corazón, palabras, y conducta de los que el pastor es
culpable. El pastor se pregunta:

¿Continuarán siguiéndome? ¿Confiarán en mí?


¿Responderán a mi llamado semanal de arrepentirse
y creer? ¿Me respetarán?

Es igualmente aterrador para la congregación ver que


el humano en el que han confiado para que tenga
cuidado de sus almas no es solo un “pecador” sino
que, de hecho, es tan pecador como lo son ellos. Los
congregantes tienden a amar a los pastores que son
lo suficientemente vulnerables como para compartir
los problemas específicos con el pecado que han
tenido en el pasado, mientras esos problemas
pasados sean justamente eso: problemas pasados.
Es consolador saber que tu líder espiritual una vez
fue justo como tú. No es tan consolador saber que tu
líder espiritual, de muchas maneras, todavía es justo
como tú. El congregante se pregunta:

¿Cómo me va a ayudar a tener victoria sobre el


pecado y la tentación en mi vida si él todavía está
perdiendo frente a cierto pecado y tentación en su
vida? ¿Por qué debería someterme a la autoridad
espiritual de alguien que ni siquiera tiene su propia
20
vida espiritual en orden? ¿Qué dice acerca de mí que
la persona a la que he confiado para guiarme a Dios y
hablar en nombre de Dios le ha fallado a Dios de
manera tan obvia?

El momento en el que se expone la verdadera


pecaminosidad de un pastor puede ser miserable
tanto para el pastor como para los congregantes. Sin
embargo, en realidad, es todo menos miserable. En
realidad es una de las mejores cosas que les podría
pasar a tu iglesia o a la mía. Toda iglesia necesita un
pecador como pastor por al menos dos razones:

1. Primero, toda iglesia necesita un pecador como


pastor porque el trabajo del pastor es enseñar y
modelar cómo vivir la vida cristiana. Ya que, como
bien dijo Martín Lutero, “Toda la vida se trata de
arrepentimiento”, un pastor solo puede enseñar a
su congregación a vivir la vida cristiana si él mismo
está viviendo una vida de arrepentimiento con
todas sus penas y alegrías. Esto requiere que el
pastor esté consciente del pecado en su corazón,
sus palabras, y su comportamiento. No es
suficiente que una iglesia sea dirigida por un pastor
que dice que “el poder de Jesús es suficiente para
ti frente a la tentación”, o que “la sangre de Jesús
es suficiente para ti cuando cedes ante la
tentación”. La iglesia necesita ser dirigida por un
pastor que lucha por creer estas mismas verdades
en su vida de lunes a sábado. En resumen, el
mejor pastor que una iglesia puede tener es el
pastor que sabe que necesita personalmente el
21
evangelio tan desesperadamente como dice que la
iglesia lo necesita.

2. Segundo, toda iglesia necesita un pecador como


pastor porque todo cristiano necesita ser recordado
de que Jesús es su única esperanza. En cada
iglesia en la que he estado esta ha sido una de las
verdades más difíciles e importantes que los
miembros aprenden. Los miembros de la iglesia
tienen una tendencia a poner a sus pastores en
una categoría diferente de cristianos. Aunque se
espera que los otros congregantes caigan y
pequen mientras siguen a Jesús, se espera que los
pastores cometan solo los pecados más
“respetables”; e incluso esos deben estar ya sea
bien justificados o bien escondidos. Aunque esta
creencia rara vez es admitida, frecuentemente es
revelada. Por ejemplo, cuando un miembro de la
iglesia peca, la congregación lo ve como una
ofensa contra Dios por la que el miembro puede
recibir perdón y misericordia a través de Jesús. Sin
embargo, cuando un pastor peca, muchos en la
congregación lo ven como una ofensa personal en
contra de ellos por la que no solo el pastor, sino
también Dios mismo, debe responder.

Sin embargo, nada podría estar más lejos de la


realidad.

El pecado de un pastor no revela que Dios nos ha


fallado; en realidad confirma la fidelidad de Dios, ya
que Él nos recuerda que todo cristiano es un pecador
22
salvado por una justicia fuera de sí mismo, incluido el
pastor. El pecado de un pastor ilumina aún más la
verdad de las palabras de Jesús: ÉL es el Buen
Pastor que jamás pecó y jamás lo hará. Los pastores
no somos llamados a ser Jesús. Somos llamados a
apuntar a las personas a Jesús. Algunas veces
tenemos el privilegio de hacerlo a través de nuestra
santidad y obediencia, que fluyen de Jesús. Otras
veces lo hacemos a través de nuestro
quebrantamiento y nuestro pecado, para los cuales
Jesús es la cura.

Tu iglesia necesita un pecador como pastor. Esto no


significa que un pastor o su congregación deban
contentarse con el pecado en su vida. Dios requiere
que aquellos que sirven como pastores exhiban el
nivel más alto de madurez cristiana y victoria sobre el
pecado (mira 1 Timoteo 3:1-7). Lo que sí significa es
que un pastor no debe ocultar esas áreas en las que
realmente es un pecador y que una congregación no
debe querer un pastor que esté sin pecado. Ya tienen
uno en Jesús. Lo que necesitan ahora es un pastor
que corra hacia Él y lleve a la gente con él mientras lo
hace.

23
24
RECLUTANDO
VOLUNTARIOS

Como líder, eres llamado a administrar con fidelidad


la visión para el ministerio que sirves. Sin embargo,
sin importar qué tan cuidadosamente construyas tu
visión, y sin importar qué tan convincentemente
comuniques tu visión, tu visión nunca se convertirá en
una realidad sin voluntarios que den su tiempo,
energía, y dones para ayudar a que tu visión salga del
papel al mundo real. Esto, por supuesto, necesita que
nos hagamos la pregunta: ¿Cómo logras que
voluntarios sirvan en tu equipo?

Algunas de las respuestas más comunes a esta


pregunta podrían incluir:

A. Hacer un anuncio desde el frente en el servicio


dominical.
B. Imprimir un anuncio en el boletín.
C. Publicar un mensaje en la comunidad virtual de tu
congregación.
D. Compartir las oportunidades de voluntariado a
través de las redes sociales de tu iglesia.
E. Incluir un llamado a ser voluntario en cierto
ministerio en el sermón del domingo.
F. Conocer a los visitantes en la mesa de visitantes.
G. Hacerte disponible a los nuevos visitantes o a la
nueva clase de membresía.
25
H. Compartir tus necesidades con los grupos
pequeños de tu iglesia.
I. Acercarte a los individuos uno por uno.

Claramente hay muchas maneras de intentar reclutar


voluntarios. Todas son buenas, y un líder sabio
utilizará cada una de ellas. Pero no todas ellas son
igualmente efectivas, así que un líder sabio
concentrará la mayoría de su energía en las
estrategias más efectivas. ¿Cuál de las estrategias de
reclutamiento enlistadas arriba es la más efectiva y
por qué?

Parece razonable pensar que las estrategias de


reclutamiento que alcanzan a más personas son las
más efectivas. Así que en la superficie parece que
hacer un anuncio a nivel congregación o grupo
pequeño sería tu mejor estrategia, porque eso
alcanzará la mayor cantidad de personas. Sin
embargo, la realidad es justamente lo contrario. Entre
más personas alcance tu llamado, es más probable
que tu llamado sea ignorado.

Poniéndolo llanamente: las personas son más


propensas a ofrecerse como voluntarios en respuesta
a conversaciones personales en lugar de a anuncios
públicos.

En un anuncio público muchas personas podrán


escuchar lo que tienes que decir, pero muy, muy
pocas personas responderán a lo que tienes que
decir. Hay tres razones por las que esto sucede.
26
1. Son impersonales
Entre mayor sea la audiencia, más fácil es que
un individuo en la audiencia asuma que le
estás hablando a alguien más. Esto es porque
en los anuncios públicos le estás hablando a
todos al mismo tiempo y eres incapaz de
apelar a los dones, pasiones, personalidad, o
relaciones particulares de cada persona. Esas
cosas son las que inspiran a la gente a
ponerse en acción.

Por otro lado, las conversaciones personales


te permiten hablarle directamente a las
cualidades del individuo que estás tratando de
reclutar. Puedes afirmar sus dones, apelar a
sus pasiones y personalidad, y utilizar tu
capital relacional.

2. Son ignorables
Los anuncios públicos no requieren una
respuestas. Aquellos que escuchan el anuncio
no tienen que responder con un “sí”, “no”, o ni
siquiera un “tal vez”. Ya que no se requiere
que den una respuesta, es poco probable que
le den consideración a la invitación.

Por otro lado, las conversaciones personales


no pueden ser ignoradas. Siempre requieren
una respuesta. De esta manera, el individuo
tiene que considerar seriamente tu invitación
porque sabe que necesita responderte “sí” o
27
“no”. Al final, ellos podrán decir “no” a la
invitación, pero no pueden ignorarla.

3. Son inconvenientes
Los anuncios públicos requieren que los
voluntarios potenciales tomen la iniciativa y
salgan de su asiento para responder a tu
necesidad de voluntarios. Por su naturaleza,
los anuncios públicos requieren que aquellos
interesados te busquen a ti, te llamen a ti, o te
escriban un correo a ti. Esto pone un paso
extra entre el llamado a ser voluntario y el
convertirse en voluntario, y ese paso extra
será un obstáculo para muchos voluntarios
potenciales.

Por otro lado, las conversaciones personales


no son inconvenientes para el voluntario
potencial porque requieren que tú tomes la
iniciativa en lugar de ellos, y quitan el paso
extra entre el llamado y la respuesta. Esto
hace que sea mucho más probable que un
voluntario potencial se convierta en voluntario.

Por supuesto, acercarte a cierto número de personas


para tener conversaciones personales requiere al
principio más trabajo que un anuncio público. Pero te
proveerá de más y mejores voluntarios, y ahorrarás
mucho trabajo al final. Así que aunque deberías
promover las necesidades de tu ministerio de toda
manera posible, deberías invertir más de tu energía
de reclutamiento en las conversaciones personales.
28
Obstáculos para reclutar voluntarios
Aunque esto es fácil de decir, muchas veces es difícil
de hacer. Esto es porque para algunos líderes es
mucho más cómodo hacer un anuncio público que
tener una conversación personal. Los líderes de
equipo tienden a enfrentar cuatro obstáculos
comunes al acercarse a voluntarios potenciales en
una conversación persona.

Obstáculo #1: “No conozco mucha gente”.


Puede ser raro acercarte a alguien que no conoces y
preguntarle si está interesado en servir en tu equipo
ministerial. Es por esto que, como líder de ministerio,
debes considerar de suma importancia conocer a
todos. Esto no significa que tienes que ser amigo de
todos o conocer todo acerca de todos. Simplemente
significa que debes conocer a todos lo suficiente
como para llamarlos por su nombre, apartarlos un
momento, decirles “hola”, y platicarles acerca de lo
que estás haciendo. Aunque puede sonar abrumador,
es más fácil de lo que parece en iglesias con menos
de 1000 personas. Aquí hay algunas maneras muy
sencillas de familiarizarte con más personas en la
iglesia.

1. Pasa un rato en la mesa/área de visitantes.


La piscina más grande y fácil para pescar
voluntarios es la piscina de visitantes y
nuevos. Puedes estar 100% seguro de que
estas personas todavía no están
comprometidas con ningún otro equipo en la
29
iglesia… están disponibles. También puedes
estar seguro de que estas personas estarían
encantados de que alguien —especialmente
un líder— hable con ellos. Ellos
probablemente conocen muy pocas personas
cuando mucho y están simplemente rondando
mientras esperan hacer algún tipo de
conexión. No solo puedes hacer una
presentación que se traduzca en un voluntario
en el futuro, sino que también puedes mostrar
la hospitalidad de Cristo ahí mismo. De esta
manera, es ganancia si se convierten en
voluntarios y es ganancia aun si no lo hacen.

2. Asiste a las clases para miembros nuevos.


Muchas iglesias ofrecen una clase varias
veces al año para aquellos que quieren
conocer más acerca de la iglesia y conectarse.
Al asistir a las sesiones y presentarte a los
asistentes no solo estarás conociendo gente
nueva, estarás conociendo gente nueva que
quiere involucrarse más y está intentando
aprender cómo hacerlo.

3. Haz citas.
Un buen líder no espera que las relaciones se
desarrollen. Un buen líder toma la iniciativa
para desarrollar relaciones. Mientras estés
conociendo a los visitantes, asistentes nuevos,
y asistentes regulares, encuentra maneras de
conocerlos más fuera del servicio de domingo.
Invítalos a tomar café, haz una cita para
30
comer, o llévalos a un evento para grupos
pequeños; cualquier cosa que te ayude a
conocer mejor a las personas y su historia.
Entre más hagas esto, más capital relacional
desarrollarás, y entre más capital relacional
desarrolles, es más probable que los
voluntarios potenciales quieran ser parte de tu
ministerio. Además, entre más conozcas a las
personas fuera de la reunión dominical, más
conocerás acerca de sus dones y pasiones
particulares, lo que te ayudará a saber cómo
apelar a los voluntarios potenciales y
encontrar su lugar perfecto para cada rol en tu
ministerio.

Obstáculo #2: “No me gusta el rechazo”.


Algunos líderes de equipo prefieren los anuncios
públicos que las conversaciones personales porque
no les gusta escuchar la palabra “no”. Si este es un
obstáculo para ti, será útil que recuerdes dos cosas.

1. Como líder, eres mayordomo de la visión que


Dios les ha dado.
Como líder tu trabajo no es promoverte a ti
mismo o tu propia visión. Estás trabajando
para servir a Dios y avanzar la visión de Dios.
Esto significa que tú no haces lo que haces
porque quieres agradar a la gente. Tú haces lo
que haces porque quieres agradar a Dios.
Todo líder debería memorizar Gálatas 1:10 y
meditar en él cuando surja el miedo de ser
rechazado.
31
“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres,
o el de Dios? ¿O trato de agradar a los
hombres? Pues si todavía agradara a los
hombres, no sería siervo de Cristo”.

Ser mayordomo de la visión de Dios también


significa que cuando las personas dicen que
“sí” no te están diciendo “sí” a ti, sino a Jesús.
Cuando dicen “no”, no te están diciendo “no” a
ti, sino a servir a Jesús de una manera en
particular. De esta manera, el peso está
totalmente fuera de tus hombros ya que no
eres tú el que está siendo aceptado o
rechazado por un voluntario potencial.

2. Eres hija o hijo de Dios.


Tu identidad, valor, y aceptación como
cristiano de ninguna manera dependen del
número de voluntarios en tu equipo ministerial.
Tu identidad, valor, y aceptación se
encuentran en el hecho de que a través de tu
fe en Cristo has sido adoptado por Dios el
Padre como su hijo o hija. Como tu Padre,
Dios se regocija sobre ti cuando tienes éxito y
cuando fallas, cuando las personas te aman y
cuando las personas te odian. Él hace esto
porque tú estás en su Hijo, Jesús, quien fue
“rechazad[o] por los seres humanos, pero
escogid[o] y precios[o] ante Dios” (1 Pedro
2:4-5). Saber que tú también eres precioso
ante Dios hace que la aceptación y el juicio de
32
los humanos sea totalmente irrelevante y te da
el poder de tomar el riesgo de pedirle a la
gente que se una a tu ministerio.

Obstáculo #3: “No sé qué decir”.


En ocasiones, la indecisión para reclutar voluntarios a
través de las conversaciones puede surgir del no
saber qué decir. Aunque cada situación es diferente,
hay algunas directrices básicas que puedes seguir
cuando abordes a la gente acerca del ministerio.
Primero, explica la visión para el ministerio en general
y su rol potencial en particular (no solo la necesidad).
Segundo, apela a los dones y las características
personales que ves en el voluntario potencial por los
que crees que podría ser un buen candidato para el
ministerio. Utiliza esto como una oportunidad para
animarlos a ser lo que Dios los creó para ser y en su
valor potencial para el ministerio. Tercero, sé muy
claro acerca de las expectativas que su papel llevaría,
como por ejemplo qué tan seguido tendrían que
servir, a qué hora deberían llegar, etcétera.
Finalmente, dales una llamada a la acción específica.
Podría ser pedirles que se comprometan ese mismo
día o pedirles que oren por ello esa semana con la
expectativa de que la próxima semana solicitarás su
respuesta.

Obstáculo #4: “Pero ya están demasiado ocupados”.


Otra razón por la que los líderes de equipo no se
acercan a los voluntarios potenciales para reclutarlos
es porque los líderes están convencidos de que los
voluntarios potenciales en los que están interesados
33
ya están demasiado ocupados o comprometidos en
otra cosa. Aunque podría parecer considerado no
cargar a esas personas al pedirles que se
comprometan con otra cosa, en realidad es muy
desconsiderado. No les robes a las personas la
oportunidad de servir al Dios que aman. Muchos
cristianos han dejado carreras de mucho sueldo,
ministerios prestigiosos, se han mudado con sus
familias, y han tomado otras decisiones impactantes
simplemente porque alguien les pidió que se
comprometieran con algo que a otros les parecía muy
ridículo pero que para ellos era claramente la
voluntad de Dios. En resumen, nunca digas “no” a
nombre de alguien más, nunca sabes lo que Dios
podría estar haciendo en sus corazones.

Por supuesto, es posible que un voluntario en


particular esté en realidad demasiado ocupado. En
ese caso, será bastante sencillo para ellos decir que
no. Pero es igual de posible que Dios esté trabajando
en su corazón y llamándole a comprometerse en otra
oportunidad de servicio o en una diferente. La única
manera en que lo sabrás será si se lo preguntas.

Reclutando a los voluntarios adecuados


Si quieres que tu visión se convierta en una realidad,
aprender a reclutar voluntarios personalmente es
esencial. Igual de importante que reclutar voluntarios
es reclutar a los voluntarios adecuados. Aunque todo
líder de equipo tendrá que lidiar con un voluntario
decepcionante o dos, hay algunas preguntas que

34
puedes responder que hará más probable que
reclutes a los voluntarios adecuados.

Primero, debes evaluar el carácter del voluntario


potencial en relación a los requisitos del ministerio.
Por supuesto, el carácter es importante para todo
ministerio. Pero la medida precisa de su importancia
varía de ministerio a ministerio. Por ejemplo, el
carácter es tan importante en el ministerio de niños
que tal vez sea necesario revisar antecedentes, y es
tan importante para el ministerio de finanzas que tal
vez sea necesario limitar sus voluntarios a miembros
comprometidos. En otros ministerios el carácter
podría ser menos importantes y las posiciones
podrían estar abiertas para cualquiera que desee
comprometerse.

¿Qué tan importante es el carácter para tu ministerio?


¿Se requerirá revisar antecedentes? ¿Membresía?
¿Asistencia regular? ¿Una reputación de confianza,
confidencialidad, o alguna otra cualidad de carácter?
Las respuestas a estas preguntas serán diferente
para cada ministerio y te guiarán para elegir a las
personas que suplan mejor tus necesidades.

Segundo, debes evaluar la competencia del voluntario


potencial. Así como el carácter, la competencia es
importante para todo ministerio pero es importante en
diferentes maneras para diferentes ministerios.
Algunas posiciones ministeriales —como estar a
cargo de las diapositivas de Power Point— podrían
requerir habilidades básicas que cualquiera puede
35
aprender. Otras posiciones ministeriales —como ser
maestro principal en el ministerio de niños— podrían
requerir que el voluntario ya muestre ciertos dones y
habilidades importantes para la posición.

¿Qué clase de competencias son importantes para tu


ministerio? ¿Son estas habilidades lo suficientemente
básicas como para que cualquiera con el
entrenamiento adecuado pueda ofrecerse? ¿O la
posición está limitada a aquellos que ya muestran
ciertos dones y habilidades? Si es así, ¿cuáles dones
y habilidades? ¿Se espera que los voluntarios tengan
experiencia previa en algún área? Si es así, ¿cuál
área y cuánta experiencia? Tus respuestas a estas
preguntas te ayudarán a concentrarte en los
voluntarios potenciales adecuados.

Tercero, deberías examinar la convicción del


voluntario potencial. La convicción es la cualidad de
una creencia firme en algo o alguien. Algunos
ministerios podrían requerir un nivel alto de
convicción en las verdades de la fe cristiana. Por
ejemplo, es esencial que los voluntarios en el
ministerio de oración sean cristianos que crean con
todo su corazón en las verdades de la Escritura y en
el poder de Dios para responder la oración. En otros
ministerios podrían no ser importante que los
voluntarios sean fuertes en la fe o ni siquiera
cristianos. Por ejemplo, uno podría no necesitar tener
ninguna creencia en particular para servir en la iglesia
como sonidista.

36
¿Qué tan esencial es la convicción para las
posiciones en tu ministerio? ¿Deben los voluntarios
ser cristianos? ¿O están las posiciones abiertas para
quien sea que desee servir? ¿Si deben ser cristianos,
hay ciertas verdades teológicas que deben conocer
bien y en las cuales confiar profundamente? Mientras
contestes estas preguntas estarás mejor equipado
para encontrar a las personas adecuadas.

Cuarto, debes considerar la química de los


voluntarios potenciales con aquellas personas que ya
están en tu equipo. La química es la cualidad de
interacción y conección entre dos o más personas. En
algunos ministerios donde las personas trabajan muy
cercanamente —como en el ministerio de adoración
musical— es muy importante que cada voluntario
tenga buena química con los demás. En otros
ministerios donde las personas trabajan más
independientemente, la química es mucho menos
importante.

¿Qué tan importante es la química para tu ministerio?


¿Se esperará que las personas trabajen muy
cercanamente o más independientemente? Si la
química es importante, ¿qué cualidades estás
buscando en tus voluntarios? ¿Cómo evaluarás si
encajan y trabajan con los demás? Mientras piensas
en estas preguntas, estarás mejor preparado para
encontrar las personas adecuadas.

37
38
¿PUEDEN EXISTIR LAS
IGLESIAS CON
DIVERSIDAD RACIAL?

En 2006 planté Emmaus Church con un pequeño


equipo de personas que soñaban con una iglesia
centrada en el evangelio, multiétnica, y multiracial.
Teníamos una visión de que nuestra iglesia no solo
tendría servicios de adoración racialmente integrados,
sino también una vida en comunidad racialmente
integrada gracias al poder reconciliador del evangelio.
En los primeros años de perseguir esta visión, se nos
dijo muchas veces que esta meta era imposible de
alcanzar (especialmente para una iglesia en Portland,
Oregon, la ciudad grande con mayor porcentaje de
blancos en Estados Unidos).

Me gustaría decir que ni por un momento le creímos a


estas voces, y nunca fallamos en creer que Dios
quería y podía hacer realidad nuestra visión.

Pero no puedo.

A pesar de nuestro total compromiso con buscar ser


una iglesia centrada en el evangelio, multiétnica, y
multiracial —y a pesar de que nunca nos
conformamos con solo la mitad de la ecuación—
frecuentemente dudamos de que podría suceder. Y
39
cuando en realidad sucedió, frecuentemente
dudamos que podría mantenerse. Por supuesto, no
hemos estado solos al sentirnos así. A la gran
mayoría de los pastores que conozco les encantaría
que sus iglesias reflejar la diversidad racial de sus
ciudades. Y sin embargo esos mismos pastores hacer
muy poco o nada para realmente alcanzar ese deseo.
Eso es porque en Estados Unidos en general, y en el
cristianismo de Estados Unidos en particular, hay
tantos factores que trabajan en contra de la familia de
iglesia realmente integrada, que muchas veces
parece que no vale la pena intentarlo.

¿Pero no lo vale?

¿Podrán los cristianos estadounidenses encontrarse


en una iglesia centrada en el evangelio, miltiétnica, y
multiracial que sea integrada tanto dentro como fuera
del servicio del domingo? ¿Puede ser esto normal?
Basado en la Escritura y en mi experiencia personal,
creo que la respuesta es “no y sí”.

No, las iglesias racialmente diversas no pueden


ser normales
Las iglesias racialmente diversas no pueden ser
normales porque la unidad no es normal. Los seres
humanos han estado unos contra otros desde que
Adán y Eva escondieron su desnudez y se culparon el
uno al otro delante de Dios. Es nuestra naturaleza
pecaminosa estar divididos y ser divisivos (Gálatas
5:19-21). Esta es una de las razones por la que el
Principio de Unidad Homogénea usualmente
40
funciona; apela a los deseos pecaminosos de
nuestros corazones de exaltarnos a nosotros mismos
y separarnos de aquellos que no nos exaltan de la
misma manera, afirmando quienes somos y lo que
nos gusta.

Esta tendencia innata hacia la división y el ser


divisivos se hace todavía más fuerte por la
construcción social de la raza porque nos provee de
una (falsa) justificación para nuestro pecado. Si
adoptamos la categoría de la raza creada por los
hombres nos escapamos de la condenación porque
ahora estamos convencidos de que nuestra divisón y
nuestra tendencia a ser divisivos no es producto de
nuestros corazones egoístas sino un producto de la
biología establecida por Dios. Así es como la
esclavitud se defendió en los Estados Unidos durante
los siglos XVIII y XIX (p. ej. “Dios incorporó la
superioridad blanca en la creación así que Él
pretende que la sociedad funcione de esta manera”),
y así es como la segregación de iglesias
estadounidenses frecuentemente se defiende en el
siglo XXI (p. ej. “Dios nos hizo para que adoremos de
manera diferente, así que tiene sentido adorar por
separado).

A la luz del hecho de que hemos heredado tanto una


tendencia pecaminosa hacia la división y una
construcción social que la explota, una iglesia
verdaderamente unida racialmente nunca será
normal. En Juan 17, Jesús ora tres veces para que el
Padre una a los miembros de su iglesia unos a otros
41
así como Jesús está unido con el Padre. Luego, Él
dice dos veces que es a través de esa unidad que el
mundo conocerá que Jesús es quien Él dice que es.
En otras palabras, una unidad de este tipo es tan
extraña que el mundo simplemente no puede
entenderla separada del evangelio de Jesucristo. La
completa anormalidad de la verdadera unidad es lo
que en realidad hace que las personas se detengan,
se den cuenta, y busquen una explicación cuando
vean la iglesia de Jesús unida.

Sí, las iglesias racialmente diversas pueden ser


normales
El hecho de que la unidad requiere una explicación
revela que la unidad no es normal, pero el hecho de
que Jesús es la explicación para esa unidad revela
que la unidad puede convertirse en normal para
aquellos que están en Cristo. De esta manera,
aunque las iglesias racialmente diversas jamás serán
normales en Estados Unidos, pueden convertirse en
un nuevo normal para los cristianos estadounidenses
porque Jesús no solo ha hecho todo lo necesario para
unirnos a Dios, sino que también ha hecho todo lo
necesario para unirnos entre nosotros. En
consecuencia, vivir para ver iglesias racialmente
integradas como un nuevo normal no es solo posible,
es también preferible por al menos tres razones.

Primero, deberíamos hacer todo lo que podamos para


que las iglesias racialmente diversas sean el nuevo
normal porque es el modelo que nos dan las
Escrituras. En Hechos 6, los apóstoles trabajaron
42
para integrar y unificar una iglesia culturalmente
diversa y, como resultado, “la palabra de Dios se
difundía” (Hechos 6:7). En Hechos 11:19-26 se nos
presenta a la étnicamente diversa iglesia de
Antioquía, y en Hechos 13:1-2 se nos presenta su
diverso equipo de liderazgo, que consistía de negros
y blancos, africanos y griegos, gentiles y judíos. No
creo que sea una coincidencia que fuera en Antioquía
donde los discípulos fueron conocidos como
“cristianos” por primera vez (peyorativamente o no),
ya que su unidad multicultural, multinacional, y
multiétnica solo podía explicarse por su conexión a
Cristo.

Segundo, deberíamos hacer todo lo que podamos


para que las iglesias racialmente diversas sean el
nuevo normal porque las iglesias racialmente diversas
reflejan el reino venidero. Cuando el apóstol Juan
recibió Apocalipsis, le fue dada una visión de los
redimidos que él describió como “una multitud tomada
de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas”
adorando a Dios a una sola voz (Apocalipsis 7:9). Así
es como se verá el reino venidero de Jesús. La
Iglesia tiene la tarea de traer un vistazo de este reino
venidero al mundo presente. Así, tanto como la iglesia
estadounidense trabaja para traer el reino de Dios a
este mundo a través de ayudar a los pobres, perdonar
a los ofensores, y sanando a los enfermos, también
deberíamos trabajar para traer el reino de Dios a este
mundo a través de la integración de nuestras
comunidades de adoración.

43
Tercero, deberíamos hacer todo lo que podamos para
que las iglesias racialmente diversas sean el nuevo
normal porque Jesús es la única explicación
razonable para las iglesias racialmente integradas. La
verdadera unidad entre los seres humanos es tan rara
que Jesús dice que requiere una explicación que solo
su persona y su obra puede satisfacer. Si esto es
cierto acerca de la unidad en general, es mucho más
cierto acerca de la unidad entre líneas raciales por
dos razones. Primero, las categorías raciales son más
inmediatamente visibles para los estadounidenses
que cualquier otras. Segundo, la tensión racial es más
palpable y potencialmente explosiva para los
estadounidenses que cualquier otra. De esta manera,
la unidad racial es tanto más obvia que la unidad en
otras categorías (así que nuestro prójimo no cristiano
la reconocerá inmediatamente) como menos probable
que la unidad en cualquier otra categoría (así que
nuestro prójimo no cristiano no podrá explicarla). Esto
abre la puerta para que nosotros podamos ofrecer a
Jesús y su evangelio como la respuesta a cualquier
pregunta que nos hagan.

Los cristianos estadounidenses quieren experimentar


iglesias racialmente diversas por las razones que
describimos anteriormente. Los cristianos
estadounidenses pueden experimentar iglesias
racialmente diversas porque Jesús ha hecho todo lo
necesario para unirnos a Dios y entre nosotros. Pero
los cristianos estadounidenses experimentarán
iglesias racialmente diversas si, y solo si, somos
intencionales a la hora de buscarlas.
44
Las iglesias racialmente diversas solo se volverán
normales a través de la intencionalidad
Las iglesias racialmente integradas no aparecen “de
la nada”, así como la conversión tampoco sucede “de
la nada”. Aunque el Espíritu Santo es el único que
puede convertir a las personas que están
espiritualmente muertas, Él elige hacerlo a través de
seres humanos que se comprometen a declarar y
mostrar el evangelio a su prójimo. De la misma
manera, aunque Jesús es el único que puede edificar
iglesias racialmente integradas, Él lo hace a través de
seres humanos que se comprometen a edificar
iglesias racialmente integradas.

¿Estás dispuesto a hacer ese compromiso?

Si es así, no hay una fórmula para el éxito además de


un compromiso de todo corazón por aquello que
parece imposible, y una disposición a hacer lo que
sea necesario para llegar ahí. Esto significa que lo
que puede ser bueno para una iglesia puede que no
lo sea para la tuya. Por ejemplo, conozco una iglesia
centrada en el evangelio y multiracial que se volvió
racialmente integrada en gran parte debido a su
excepcional grupo de alabanza, que fue
intencionalmente multicultural al tocar y elegir sus
canciones. Esto funcionó para ellos. Sin embargo,
debido a los recursos financieros y humanos limitados
que tuvimos a la hora de plantar, esto no hubiera
funcionado para Emmaus. En lugar de eso, tomamos
la decisión de evitar tener música en nuestros
45
servicios de adoración por el primer año y medio de
nuestra existencia. Sabíamos que en el momento en
que eligiéramos un estilo musical sobre otro
estaríamos, involuntariamente, eligiendo una cultura
sobre otra. De esta manera, esperamos a que nuestra
iglesia fuera multirracial para que la música diversa
viniera de nuestra congregación diversa, en lugar de
al revés.

Aunque no hay una fórmula para el éxito, hay algunas


cosas en las cuales cualquiera que quiere
experimentar una iglesia racialmente diversa debe
pensar. Mientras comparto los temas de abajo, lo
hago con líderes y miembros blancos (como yo) en
mente. Estoy convencido de que los pastores de color
están mucho más equipados para plantar y dirigir
iglesias multiraciales porque la cultura
estadounidense los obliga a estar conscientes de la
raza y a vivir en un ambiente multirracial cada día de
sus vidas. Para aquellos como yo que necesitan
ayuda extra, aquí hay cuatro áreas claves en las que
deberás pensar intencionalmente.

1. Liderazgo de la iglesia
Es muy fácil decir que quieres una iglesia racialmente
diversa. Pero pocas personas te van a creer o seguir
si no estás dispuesto a tener también un liderazgo
racialmente diverso. Si eres blanco, debes considerar
el hecho de que a las personas de color se les pide
que se sometan a un liderazgo blanco todos los días
en prácticamente todas las esferas de sus vidas. Si
van a creer que tu iglesia les está ofreciendo algo
46
diferente al mundo, deben ver que no solo empoderas
a líderes de minorías, sino que también compartes
voluntariamente tu autoridad con ellos y sometes tu
autoridad a la suya. ¿Estás dispuesto a hacer esto
con personas que ven el mundo y ministran a través
de un lente distinto al tuyo? A final de cuentas, esto
es lo que le estás pidiendo a tu iglesia que haga, y
solo lo hará si tú lo modelas primero.

Invariablemente, cuando hablo de este tema con


otros pastores, surge siempre la misma pregunta:
¿Dónde los voy a encontrar? Esta sincera pregunta
revela dos sinceros problemas. El primer problema es
que los evangélicos blancos viven vidas tan
segregadas que no pueden pensar en ninguna
persona de color que sea un líder de iglesia potencial.
El segundo problema es que los evangélicos blancos
definen a un “líder de iglesia potencial” no solo en
términos bíblicos sino también en términos no bíblicos
y formados por la cultura que automáticamente
eliminan a un gran número de cristianos de color.
¿Estás dispuesto a trabajar con líderes que no vienen
de universidades y seminarios bíblicos
predominantemente blancos de tu grupo particular?
¿Estás dispuesto a trabajar con líderes que no tienen
experiencia de liderazgo en los ministerios
paraeclesiásticos predominantemente blancos con los
que estás familiarizado? ¿Estás dispuesto a trabajar
con creyentes centrados en el evangelio y que aman
a Jesús que no comparten tu afinidad por una visión
eurocéntrica de la historia de la Iglesia y la teología?

47
2. Servicio de adoración
Cuando la mayoría de nosotros pensamos en el
servicio de adoración ideal, involuntariamente
pensamos en un servicio de adoración que apela a
nuestra a nuestra experiencia racial, étnica, o cultural
en particular. Esto significa que somos vulnerables a
definir los elementos, el orden, y el estilo de un buen
servicio de adoración en maneras que excluyen o
apartan de alguna manera a aquellos de otras
experiencias raciales, étnicas, y culturales. Por
ejemplo, para el hipster blanco promedio en Portland,
un buen servicio de adoración es oscuro y
temperamental, mientras que para el adulto negro
promedio en Portland un buen servicio de adoración
es celebratorio y animado. Las mismas distinciones
pueden observarse sobre las preferencias de longitud
de tiempo musical y el del sermón, el estilo de la
oratoria y las ilustraciones elegidas por el predicador,
la frecuencia y la forma de recibir la comunión, y
hasta sobre la manera en que se reciben a los
visitantes. ¿Estás dispuesto a reevaluar cada detalle
de tu experiencia de adoración en tu búsqueda de
una iglesia completamente integrada y multirracial? Si
es así, ¿cómo será el proceso?

3. Educación congregacional
Si una congregación estadounidense va a ser
racialmente diversa, probablemente va a tener cierta
cantidad de personas blancas. Los estadounidenses
blancos hemos heredado muchos privilegios basados
solo en nuestro color de piel. Uno de esos privilegios
es no tener que pensar para nada en la raza, y
48
especialmente no tener que pensar acerca de
nosotros en categorías raciales. De esta manera, es
probable que los miembros blancos de nuestras
congregaciones tengan dificultades para entender por
qué nuestra iglesia está hablando tanto acerca de la
raza y tomando tantas decisiones conscientes
pensando en la raza. Es común que los cristianos
blancos en estas circunstancias involuntaria e
inconscientemente hablen y se comporten de
maneras que trabajan en contra de la unidad racial en
la congregación. No es que sean racistas. Es que no
saben cómo vivir en un ambiente verdaderamente
integrado. ¿Estás dispuesto a hacer conscientes a los
miembros de tu congregación sobre su condición
como blancos y todos los privilegios que vienen con
ella? ¿Estás dispuesto a llamar a los miembros
blancos de tu congregación a deponer
voluntariamente sus privilegios para servir a los
miembros negros, latinos, indígenas, y asiáticos de tu
congregación y tu comunidad? Si sí, ¿cómo lo harás?

4. Escuchar humildemente
Si vas a pastorear una iglesia integrada, vas a tener
una iglesia llena de gente cuyas experiencias y
puntos de vista son diferentes a los tuyos. De la
misma manera, vas a tener como objetivo alcanzar a
una ciudad llena de gente cuyas experiencias y
puntos de vista son diferentes a los tuyos. El
entrenamiento formal en una universidad bíblica o
seminario puede prepararte para muchas cosas en el
ministerio, pero no puede prepararte para ver a través
de los ojos de alguien más. Leer libros y artículos de
49
personas blancas que tienen ministerios multirraciales
(como yo) puede ayudarte a hacer las preguntas
correctas, pero no puede ayudarte a responderlas. Tu
propia observación de la experiencia racial y
distinción cultural de otros puede ayudar, pero no
puede ser completa ni enteramente precisa. La única
manera de saber lo que las personas de color en tu
iglesia o ciudad están pensando, sintiendo, o
deseando es preguntarles y escuchar sin ninguna
intención además de aprender de ellos. ¿Estás
dispuesto a confesar tu ignorancia y tener este tipo de
conversaciones?

Las iglesias racialmente diversas nunca serán


normales. Y ese es el punto.
En conclusión, permíteme dejar claro que no soy un
experto en iglesias multirraciales. Aunque Dios honró
nuestras oraciones e hizo de Emmaus una iglesia
centrada en el evangelio, multiétnica, y multirracial,
nunca “llegamos” ahí. Por ejemplo, el 9% de la
población de nuestra ciudad es latina, pero en cierto
punto solo 2% de las personas en la congregación
eran latinas. No estábamos satisfechos con esto y
tomamos medidas para intencionalmente tratar de
minimizar esa brecha para poder reflejar con
precisión la diversidad de nuestro vecindario, traer el
evangelio a uno de los grupos que más rápido crecía
en nuestra ciudad, y aprender más del Dios que
adoramos a través de las ricas contribuciones de la
cultura latina. Para lograr esto, tradujimos al español
nuestros boletines, sitio web, letras de canciones, y
otros materiales impresos mientras que yo, como
50
pastor principal, leía docenas de libros sobre historia
y cultura latina, escuchaba a mis vecinos latinos, y
pasaba más de 10 horas a la semana tratando de
aprender español. Confieso que esto es un trabajo
difícil, y sigo sin saber qué tanto de él traerá fruto.
Pero puedo asegurar que nunca veremos fruto si no
somos intencionales en perseguir nuestro objetivo. Y
ese objetivo vale cada parte de todo ese trabajo.

Espero que determines lo mismo para tu iglesia.

Las iglesias integradas y racialmente diversas nunca


serán normales. Y ese es el punto. Es precisamente
porque no son normales que valen cada sacrificio que
tengas que hacer para alcanzarlas. Su completa
anormalidad causa que las personas busquen una
explicación para cada una de ellas. Y la explicación
solo se encuentra en quien Jesús es y lo que Jesús
ha hecho. Que tú y yo podamos trabajar juntos para
que veamos que las iglesias racialmente integradas
se conviertan en el nuevo normal, para que todas
nuestras iglesias necesiten esta explicación.

51
52
FILOSOFÍA DE LA
DISCIPLINA DE LA IGLESIA
En la primera iglesia que planté, Emmaus, teníamos
una membresía formal. Antes de que cualquiera se
comprometiera a unirse formalmente a la iglesia,
queríamos asegurarnos de que ellos entendieran a
qué se estaban comprometiendo. Una de las cosas a
la que nuestros miembros se comprometían era a
participar en el proceso de la disciplina de la iglesia.
Este es el documento que usamos para explicar la
filosofía de la disciplina de la iglesia de Emmaus para
los miembros potenciales.

***

“El Señor disciplina a quien ama”. Este es un tema


recurrente en las Escritura. El proceso de la disciplina
puede ser desafiante y hasta doloroso, conforme Dios
va corrigiendo nuestros pensamientos, palabras,
corazones, y comportamiento, moldeándonos
continuamente a la imagen de su Hijo. Dios hace esto
a través de una variedad de medios.

El primer lugar en el que Dios nos disciplina es en su


Palabra. Mientras la leemos y escuchamos, ella
expone nuestro pecado y nos llama al
arrepentimiento. Si no nos arrepentimos, Dios
entonces nos disciplina a través de su Espíritu Santo,
quien condena nuestra consciencia y hace
53
resplandecer su luz en aquellas áreas en las que no
estamos viviendo conforme a su voluntad. Si aún así
no nos arrepentimos, Dios nos disciplina a través de
su Iglesia. Esta parte de la disciplina amorosa de Dios
es lo que llamamos “disciplina de la iglesia”. Por
supuesto, este proceso debería llamarse
“restauración de la iglesia” porque Dios no está
interesado en castigarnos. Él está interesado en
restaurarnos en una relación correcta con Él y unos
con otros a través de nuestro arrepentimiento. Y en la
mayoría de los casos, eso es lo que sucede. El
proceso de la disciplina de la iglesia produce
restauración.

Hay tres pasajes principales en la Biblia que nos


guían para buscar esta restauración como iglesia. El
primero y el más famoso es Mateo 18:15-17, donde
Jesús dice,

“Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y


hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu
hermano. Pero, si no, lleva contigo a uno o dos más,
para que “todo asunto se resuelva mediante el
testimonio de dos o tres testigos”. Si se niega a
hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y, si incluso
a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un
incrédulo o un renegado”.

El proceso de cuatro pasos que Jesús describe para


lidiar con el pecado en la iglesia es bastante simple.

54
El paso uno es una conversación privada entre dos
personas. Ves a alguien pecar y amorosamente le
confrontas y le llamas al arrepentimiento. Si se
arrepiente, como acabamos de discutir, la disciplina
en la iglesia termina y la restauración ha tenido lugar.
La gran mayoría de la disciplina en Emmaus cae en
esta categoría, cuando los miembros se ayudan
amorosamente unos a otros a ver el pecado en sus
vidas y arrepentirse en conversaciones privadas.

Cuando el arrepentimiento no sucede, nos movemos


al paso número dos. En el paso dos involucramos a
una o dos personas más en la conversación, y de
nuevo nos acercamos a nuestro hermano o hermana
y le llamamos a arrepentirse. Aquí se busca mantener
pequeño el círculo, para que el pecado de la persona
no se exponga a todos todavía. Los testigos no
necesitan ser testigos del pecado, solo necesitan ser
testigos de la conversación para que puedan unirse a
ti en tu llamado al arrepentimiento para ayudar a que
el miembro de la congregación pueda ver la severidad
de su pecado. Si se arrepiente, la disciplina en la
iglesia termina y la restauración ha tenido lugar.

Si no se arrepiente, entonces Jesús nos dice que


procedamos al paso número tres. En el paso tres, el
pecado del individuo debe ser traído frente a toda la
iglesia. Hacemos esto a través de una reunión de
membresía. Una vez más, el propósito no es
condenar o humillar a la persona. El propósito es que
todos los hermanos y hermanas de esta persona se
acerquen en amor y le llamen a arrepentirse para que
55
su relación con Dios y con los demás sea restaurada.
El objetivo es la restauración y la motivación es el
amor. Si el individuo recibe la corrección de la iglesia
y se arrepiente, la disciplina en la iglesia termina y la
restauración ha tenido lugar. Pero si la persona no se
arrepiente, seguimos con el paso número cuatro.

Antes de describir el paso número cuatro,


necesitamos aclarar que no todo pecado amerita una
reunión de membresía. Si te pasaste un semáforo en
rojo la semana pasada no debes preocuparte de que
te llamen al frente de la iglesia el próximo domingo.
Antes de que cualquier cosa se exponga frente a la
congregación debe generalmente cumplir con los
siguientes criterios. Necesita ser externo, serio, e
impenitente.

Necesita ser externo porque no podemos llevar a


alguien delante de la iglesia por lo que pensamos que
hay en su corazón. Debemos tener evidencia
específica de comportamiento pecaminoso. Esto
significa que no podemos disciplinar a alguien debido
al orgullo o la lujuria. Pero sí podemos disciplinar a
alguien cuando el orgullo se muestra como calumnia
contra otras personas o cuando la lujuria se muestra
como fornicación o adulterio.

También debe ser serio. Por supuesto, todo el pecado


es serio porque todo el pecado es pecado. Pero no
todo el pecado es pecado de la misma manera. Los
pecados que son serios son aquellos que claramente
traerán vergüenza al nombre de Jesús, lastimarán a
56
la iglesia, y destruirán la vida del individuo. Así que
probablemente no ejercerás la disciplina de la iglesia
en alguien por exagerar una historia algunas veces.
En esos casos, estarás más preocupado por
encontrar los ídolos que viven en su corazón que le
causaron exagerar en esas situaciones, y mostrarás
gracia y caridad hacia sus exageraciones mientras
buscas conocerle mejor y ayudarle a lidiar con los
ídolos de su corazón.

Finalmente, tiene que ser impenitente. El pecado de


un individuo solo llegará al frente de la congregación
si ellos no han querido volverse de su pecado. Esto
revela que valoran más el pecado de lo que valoran a
Jesús. Y esto hace necesario el paso número cuatro.

El paso cuatro es el más severo. Jesús dice, “Si


incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si
fuera un incrédulo o un renegado”. En otras palabras,
trátalo como si no fueran cristiano. Esto no significa
que dejemos de amarlos o siquiera que
necesariamente dejemos de pasar tiempo con ellos.
Solo significa que reconozcamos que no están
mostrando evidencia de ser cristianos, así que
pasamos de tratarlos como nuestro hermano o
hermana y lo empezamos a tratar
evangelísticamente.

Para este punto, el individuo es removido de la


membresía de la iglesia por tres razones. Primero,
por su propio bien, esperando que vea la severidad
de su pecado y elija servir a Dios en lugar de a sí
57
mismo. Segundo, por el bien de la iglesia, para que
los miembros de la iglesia no sean influenciados o
lastimados por el pecado del individuo. Tercero, para
la gloria de Dios, para que el mundo que nos observa
tenga una visión más adecuada de quien Dios es y
cómo luce cuando vean la Iglesia de Dios.

En la mayoría de los casos de disciplina de la iglesia,


Emmaus seguirá el proceso descrito por Jesús en
Mateo 18. Pero hay excepciones. Esas excepciones
se describen en otros dos pasajes bíblicos.

El primero es Tito 3:10-11, que ordena,

“Al que cause divisiones, amonéstalo dos veces, y


después evítalo. Puedes estar seguro de que tal
individuo se condena a sí mismo por ser un perverso
pecador”.

El pecado de la división puede causar tanto daño tan


rápido a una iglesia, que Dios le dice a los ancianos
que lidien con él de manera directa y rápida. En lugar
de cuatro pasos, solo hay tres. En lugar de involucrar
a la congregación, los ancianos son los que
amonestan al individuo y, después de dos
amonestaciones, lo remueven de la iglesia.

El segundo pasaje es 1 Corintios 5. En 1 Corintios 5,


Pablo escribe a la iglesia de Corinto y los amonesta
por no haber removido a un miembro en particular de
la congregación. Este miembro ha estado
acostándose con la esposa de su padre. Pablo les
58
dice que lidien con eso ya mismo. No hay proceso.
No hay conversación. Este hombre debe simplemente
ser removido. Lo que esto nos dice es que hay
algunos pecados tan horrendos que por el bien del
pecador, el bien de la iglesia, y la gloria de Dios, no
se abordan a través de un proceso. Se abordan a
través de la remoción inmediata.

Si eliges ser miembro de Emmaus, estás haciendo


dos compromisos. Te estás comprometiendo a servir
a Dios al seguir los pasos apropiados de disciplina de
la iglesia cuando tus hermanos y hermanas estén en
pecado. Y te estás comprometiendo a servir a Dios
sometiéndote a los pasos apropiados de disciplina de
la iglesia cuando tú estés en pecado. Esto significa
que si tú eres un miembro comprometido no puedes
simplemente retirarte de la membresía para evitar la
disciplina de la iglesia y sus consecuencias. Aunque
la iglesia no puede obligar a un miembro que se retira
a permanecer en esta congregación, la iglesia sí
puede y niega a los miembros la resignación hasta
que o se hayan arrepentido de su pecado o pasado a
través de todo el proceso de disciplina y hayan sido
removidos de la congregación. Si un miembro que
está bajo disciplina elige asistir a otra iglesia,
podríamos informar al liderazgo de esa iglesia que el
individuo está bajo disciplina en Emmaus y por qué,
buscando que ellos no huyan del Señor y de su
pueblo, y vuelvan a Él.

Obviamente, este es un proceso increíblemente difícil.


Pero también es un proceso increíblemente
59
importante. La verdad es que sería mucho más fácil
para todos nosotros simplemente dejar que la gente
haga lo que quiera y no sufrir el dolor y la dificultad de
buscar a la gente que no quiere ser buscada. Pero no
somos llamados a hacer lo que es más fácil. Somos
llamados a hacer lo que es mejor. Y Dios dice que lo
que es mejor es que busquemos a aquellos que no
quieren ser buscados así como Jesús nos buscó y
sigue buscándonos cuando no queremos ser
buscados. Hacemos esto por el bien del individuo, el
bien de la iglesia, y para la gloria de Dios. Y aunque
el proceso puede ser doloroso, con objetivos así vale
la pena. Esta es una de las más grandes razones por
las que la membresía de la iglesia importa.

60
SOBRE LA
PREDICACIÓN

61
62
TRES MANERAS EN LAS
QUE LOS PREDICADORES
CENTRADOS EN EL
EVANGELIO SE OLVIDAN
DE PREDICAR EL
EVANGELIO

En los últimos diez años ha habido un creciente


interés en la predicación centrada en el evangelio.
Con la ayuda del Internet y sus recursos, muchos
predicadores como yo han sido transformados por el
ejemplo de Timothy Keller, Art Azurdia, Anthony
Carter, y muchos otros. Como ellos, hemos llegado a
creer que todo sermón debe conectar fielmente el
texto y el tema de esa semana con la persona y la
obra de Jesucristo. Aquellos de nosotros que
sostenemos esta filosofía lo hacemos porque es
consistente con la enseñanza de Jesús en Lucas 24 y
con el ministerio modelado por los apóstoles en el
Nuevo Testamento.

Sin embargo, como cualquier filosofía, es casi


siempre más fácil creer en la teoría que implementar
la práctica. En este artículo veremos tres maneras
comunes en las que aquellos que están
comprometidos con la predicación centrada en el
63
evangelio involuntariamente olvidan predicar el
evangelio.

#1 Predicar a Jesús no es lo mismo que predicar


el evangelio
Uno puede predicar acerca de Jesús cada semana y
jamás predicar el evangelio. En la superficie, esto
suena ridículo, ya que el mensaje del evangelio es la
buena nueva de quien Jesús es: Dios en la carne; y lo
que Jesús ha hecho: vivir perfectamente, morir
sacrificialmente, resucitar victoriosamente, y ascender
finalmente a la diestra de Dios. Sin embargo, es
sorprendentemente fácil hablar acerca de Jesús sin
hablar de su obra redentora. Esto sucede cuando nos
concentramos en la vida perfecta de Jesús sin
concentrarnos en el hecho de que vivió una vida
perfecta como nuestro sustituto, no meramente como
nuestro ejemplo.

Estos sermones centrados en Jesús nos dicen cómo


amar como Jesús, perdonar como Jesús, decir la
verdad como Jesús, orar como Jesús, discipular
como Jesús, obedecer como Jesús, y así
sucesivamente. Sin embargo, estos sermones
centrados en Jesús no son sermones centrados en el
evangelio. Son lo opuesto a los sermones centrados
en el evangelio. Son sermones centrados en el
moralismo. Dejan a la gente con la carga de imitar a
Jesús para agradar a Dios, en lugar de con el gozo de
saber que Jesús ya agradó a Dios por ellos.

64
Por supuesto, los sermones centrados en el evangelio
pueden incluir un llamado a que los creyentes imiten
a Jesús como ejemplo, pero no como reemplazo del
llamado a la gente a confiar en Jesús como redentor.
Solo la persona que sabe que su desobediencia ya ha
sido cubierta con la obediencia de Jesús tendrá la
motivación correcta (gratitud) y poder (el Espíritu
Santo) para obedecer.
#2 Predicar acerca del evangelio no es lo mismo
que predicar el evangelio
Para predicar el evangelio uno debe de proclamar las
buenas nuevas de quien Jesús es y lo que Jesús ha
hecho, invitando a los cristianos y a los no cristianos
por igual a confiar en este mensaje y recibir los
incontables beneficios gratuitos que resultan de él.
Sin embargo, muchos de los que están en teoría
comprometidos con la predicación centrada en el
evangelio frecuentemente utilizan la palabra
“evangelio” para resumir todo lo anterior sin realmente
proclamar nada de lo anterior.

Estos sermones acerca del evangelio nos dicen que


necesitamos confiar en el evangelio, creer en el
evangelio, predicar el evangelio, vivir a la luz del
evangelio, ser creyentes centrados en el evangelio,
asistir a una iglesia centrada en el evangelio, y
encontrar el evangelio en toda la Escritura. Lo que no
nos dan es el contenido como tal del evangelio. Como
resultado, no son sermones centrados en el
evangelio. En lugar de eso, son sermones centrados
en el moralismo. Dejan a las personas con la carga

65
de hacer algo con el evangelio, en lugar de con el
gozo de realmente haberlo escuchado.

Por supuesto, los sermones centrados en el evangelio


pueden hablar acerca del evangelio y de lo que
podemos hacer con él, pero no pueden hacerlo como
un sustituto de la verdadera proclamación del
evangelio. El poder de Dios que salva y santifica no
se encuentra en nuestro compromiso con el evangelio
ni en las muchas palabras acerca del evangelio, sino
en el contenido del evangelio como tal.

#3 Predicar la gracia no es lo mismo que predicar


el evangelio
Uno de los beneficios de este nuevo énfasis en la
predicación centrada en el evangelio ha sido el
entendimiento cada vez más profundo de la gracia de
Dios. La Iglesia está creciendo en su entendimiento
de que tanto la salvación como la santificación son
regalos completamente comprados por la obra de
Jesús y dados por Dios gratuitamente a su pueblo.
¡Esto es maravilloso! Lo que no es tan maravilloso es
que esta apreciación creciente por la gracia de Dios
puede llevar a sermones que proclamen la gracia sin
jamás proclamar el evangelio.

Estos sermones centrados en la gracia nos dicen que


Dios nos perdona, que Dios nos acepta, que Dios nos
ama, y que Dios nos bendice a pesar de que no
hemos hecho nada para merecerlo ni mantenerlo.
Todo esto es bueno y es verdad. Sin embargo,
desafortunadamente, usualmente los sermones
66
terminan ahí, y cuando lo hacen, se quedan cortos de
ser centrados en el evangelio. En lugar de eso, se
vuelven centrados en uno mismo en una de estas
formas:

1. El sermón proclama todos los regalos que


recibimos de Dios sin proclamar el evangelio de la
vida, muerte, y resurrección de Jesucristo, que hace
todo esto posible. Por mucho que el perdón y la
aceptación de Dios estén relacionados con el
evangelio, no son el evangelio. El evangelio se
concentra en lo que Jesús ha hecho, no en lo que
nosotros recibimos.

2. El sermón se concentra en la gracia perdonadora


que el evangelio provee, ignorando la gracia
transformadora que el evangelio también nos da. La
vida, muerte, y resurrección de Jesús no solo hacen
posible el perdón; también hacen posible la
obediencia al otorgar a los creyentes un nuevo
corazón, nuevos deseos, y nuevo poder del Espíritu
Santo. La verdadera predicación del evangelio no
limita el poder del evangelio al cómodo mensaje de
ser aceptado y perdonado, también reconoce el poder
del evangelio de incomodarnos al transformarnos en
personas muy diferentes a las que hemos sido.

Sin duda, los sermones centrados en el evangelio


pueden y deben hablar de la gracia. Pero no pueden
confundir la gracia con el evangelio. La única manera
en que podemos conocer la gracia perdonadora y

67
transformadora de Dios es conocer el mensaje de la
persona y obra salvífica de Jesucristo.

68
TRES MANERAS PARA
MEJORAR
TU PREDICACIÓN

Antes de empezar a pastorear, leí todos los libros que


hay que leer acerca de la predicación. Estos libros me
enseñaron cómo estudiar y bosquejar un texto bíblico,
lo que inevitablemente resultó en un sermón fiel a la
Biblia. Sin estos libros, hubiera fracasado
miserablemente.

Incluso con el conocimiento que estos autores


experimentados proveyeron, todavía había muchas
cosas que tenía que aprender por experiencia propia.
En este capítulo, comparto tres de las lecciones que
he aprendido después de diez años de predicar cada
semana.

1. Pasa menos tiempo leyendo blogs y más


tiempo leyendo a las personas.
Los predicadores devoramos información donde sea
que la encontremos. Nos encanta leer nuestros blogs
favoritos para manternernos al día sobre lo que
nuestra cultura está haciendo y pensando, curiosos
por saber cómo responderán a ella las diferentes
voces cristianas. Creemos que tomando la mayor
cantidad posible de información tendremos un buen
entendimiento del mundo y eso nos ayudará a
69
predicar mensajes que sean relevantes a las
tendencias de la cultura.

Esto es absolutamente cierto.

Simplemente no importa ni la mitad de lo que


pensamos que importa.

Conocer lo que tu congregación está pensando y


haciendo es mucho más importante que conocer lo
que el resto del mundo está pensando y haciendo.
Los miembros de tu congregación no están
hambrientos de las respuestas a los debates teóricos
del mundo de los blogs, ni siquiera de las pesadas
preguntas teológicas que te resultan tan interesantes.
Ellos están hambrientos de las respuestas a los
debates reales, inmediatos, y personales de sus
propios corazones.

Los predicadores más efectivos son aquellos que


pasan tiempo leyendo a sus congregaciones al
escuchar sus preguntas y observar sus vidas. Esta es
una de las muchas razones por las que las cartas del
apóstol Pablo son todavía relevantes después de dos
mil años. Su preocupación principal no era tratar con
las modas pasajeras de la cultura, sino responder las
preguntas, los conflictos y los retos específicos que
tenía la congregación a la que él cuidaba. Leer los
corazones y las vidas de las personas hará tus
sermones mucho más relevantes que leer cualquier
número de blogs o libros fuera de la Biblia.

70
Además de mantener la relevancia de tu predicación,
leer a las personas también hace que tu predicación
sea más amorosa. Entre más tiempo pases con la
gente, mejor serás capaz de amarlos. Este afecto
infectará con pasión y empatía palpables incluso el
sermón más mediocre, lo que llevará a que tu
congregación lo escuche. Cuando las personas en tu
congregación pueden escuchar tu amor por ellos, es
mucho más probable que pongan atención a tus
palabras para ellos. Ese amor no será cultivado
porque pasaste horas con teólogos muertos. Ese
amor será cultivado porque pasaste horas con tu
congregación.

Por lo tanto, si eres un predicador y estás leyendo


este libro ahora mismo, considera dejarlo a un lado.

No me voy a ofender si no lees otra palabra. Dios


será más glorificado y tu iglesia será mejor servida si
usas este tiempo para escuchar a un miembro de tu
congregación en lugar de para escucharme a mí.

2. Pasa menos tiempo orando por ti mismo y más


tiempo orando por las personas.
Los buenos predicadores se sumergen en oración
mientras estudian e interpretan el texto, escriben el
sermón, y se preparan para predicarlo. La mayoría de
los libros acerca de la predicación ponen un gran
énfasis en esto, y con justa razón. Sin embargo,
muchos de estos libros se concentran solamente en
el predicador orando por sí mismo. Ciertamente el
predicador debe orar para que el Espíritu Santo
71
ilumine su entendimiento del texto bíblico, guíe su
escritura del sermón, y empodere su predicación del
producto terminado. De igual manera, el predicador
debe elevar oraciones de adoración personal,
confesión, y arrepentimiento en respuesta a las
verdades que está descubriendo en el proceso de la
preparación del sermón. Todas estas cosas son
necesarias para una predicación eficaz.

Pero no son suficientes.

El predicador debe ir más allá de meramente orar por


sí mismo, y también debe dedicarse a orar por las
personas. Un sermón perfectamente redactado no
sirve de nada si los corazones de las personas están
demasiado duros o distraídos como para escucharlo.
Por lo tanto, la semana del predicador debe estar
saturada con oraciones por la congregación.

Oraciones para que ellos estén físicamente presentes


para escuchar a Dios.

Oraciones para que sus corazones sean ablandados


por Su Palabra.

Oraciones para que el Espíritu les conceda


entendimiento de lo que está diciéndose y de lo que
deben hacer al respecto.

Oraciones para que Dios los empodere para aplicar la


verdad proclamada a sus vidas de la manera exacta
que Él desee.
72
Debido a que el proceso de preparación del sermón
usualmente tiene lugar en una habitación privada con
nadie presente mas que el Señor y el predicador, es
fácil que el predicador se concentre solo en sí mismo
y en su propia relación con Dios mientras prepara el
sermón. Tanto así que no es raro que los
predicadores oren por la congregación mientras se
relacione con su propio deseo de ser percibido como
competente y agradable (por ejemplo, “Dios, oro por
que les guste el sermón”, “Oro por que estén
emocionados acerca de lo que tengo que decir”, o
“Dios, oro por que no haga el ridículo frente a ellos
esta semana”).

Pero Dios no te ha puesto en tu iglesia para


impresionar a las personas con tu profundidad
espiritual o habilidades de oratoria. Tampoco te ha
puesto ahí para solamente santificarte a través del
estudio y la proclamación de las Escrituras. Él te ha
puesto en tu iglesia para que Su pueblo pueda ser
transformado a través de tu predicación de Su
Palabra. Él ha determinado que esa transformación
venga, no meramente a través de lo que les dices a
ellos el domingo, sino también a través de lo que le
dices a Dios acerca de ellos a través de la semana.

3. Deja de enseñar y empieza a adorar.


Tanto los libros como las clases acerca de la
predicación ocupan mucho tiempo para ayudarte a
crear un buen sermón que tenga una presentación
sólida. Te enseñan a estar consciente de tu lenguaje
73
corporal, contacto visual, el ambiente de la habitación,
y más. Estar consciente de y pensar en todas estas
cosas es muy útil… antes del sermón. Pero una vez
que te paras en el púlpito, estas cosas dejan de ser
útiles y pueden convertirse en una distracción cuando
te encuentras preguntándote:

¿Estoy haciendo contacto visual?


¿Estoy caminando mucho? ¿O no me estoy
moviendo lo suficiente?
¿Estoy muy anclado en mis notas?
¿Debería estar utilizando esta ilustración ahora
mismo?
¿Debería haber mantenido el otro punto en el
sermón? ¿O fue lo mejor quitarlo?
¿Está alguien siquiera siguiendo lo que estoy
diciendo ahora mismo?

Hacer estas preguntas mientras predicas requiere


que tu enfoque se ponga completamente en ti mismo.
Y este es el peor lugar en el que tu enfoque puede
estar, por tres razones. Primero, porque cuando tu
enfoque está en ti mismo, vas a enseñar desde tu
cabeza en lugar desde tu corazón, lo que hará que la
congregación esté mucho menos interesada en lo que
viniste a enseñar. Segundo, cuando estás enfocado
en ti mismo, tu congregación también está enfocada
en ti mismo. Ellos no pueden escuchar tus
pensamientos, pero pueden ver el impacto de esos
pensamientos en tu presentación. Mientras te enfocas
en tu inseguridad y torpeza, ellos se concentrarán en
cómo tu inseguridad y torpeza está afectando tu
74
presentación. Tercero y más importante, si te estás
enfocando en ti mismo, no te estás enfocando en el
Dios a quien viniste adorar. Y las personas tampoco.

Cuando te paras en el púlpito, debes dejar todo lo que


has aprendido en el asiento del que te acabas de
levantar. Cuando te pones delante del pueblo de
Dios, tu enfoque no debe estar en tu enseñanza. Tu
enfoque debe estar en tu Señor. Si aquí es donde
quieres que las personas fijen sus ojos, ¿por qué no
fijarías tus ojos también ahí? Si tu sermón no puede
moverte a adorar, ¿por qué debería mover a tu
congregación a adorar? Si las verdades que estás
proclamando no te llenan de gozo, ¿por qué deberían
ellos estar llenos de gozo? Si no eres movido a llorar
por tu pecado o por las glorias de Cristo, ¿por qué
debería hacerlo tu congregación? Deberías usar tu
predicación para adorar a Cristo porque Él lo merece.
También deberías usar tu predicación para adorar a
Cristo porque entrena a tu congregación a hacer lo
mismo.

La más grande mejoría que experimenté en mi


predicación vino cuando dejé de usar esos 45
minutos para enseñar a las personas y empecé a
usar esos 45 minutos para adorar a mi Dios. Ahí es
cuando verdaderamente comencé a enseñarles algo
que permaneció. También fue ahí cuando todas las
cosas importantes que aprendí acerca de la
presentación de un sermón empezaron a tomar su
lugar naturalmente, sin tener que pensar acerca de
ellas. Cuando estás adorando a Dios mientras
75
predicas, no tienes que preocuparte por tu lenguaje
corporal. Tu lenguaje corporal va a ser el lenguaje
corporal de adoración. No tienes que preguntarte si
estás mirando demasiado hacia tus notas. Estás
hablando de lo que las palabras que escribiste han
hecho en tu corazón, no de las palabras por sí
mismas. No tienes que planear cuidadosamente la
cantidad correcta de contacto visual durante la
cantidad correcta de tiempo. Tus ojos simplemente
están siguiendo a tu corazón en adoración. Ni
siquiera tienes que preocuparte por cuáles
ilustraciones o puntos deberías de quitar o dejar. Tu
adoración te guiará a concentrarte en aquellas cosas
que glorifican más a Dios, y evitar aquellas que no lo
hacen.

Si eres un predicador te invito a hacer el compromiso


de dejar de enseñar desde el púlpito y comenzar a
adorar. Tu adoración le enseñará mejor a las
personas de lo que jamás podría hacerlo tu
enseñanza.

76
REVISA EL MOTOR DE TU
SERMÓN

Mi amigo Claude Atcho recientemente plantó una


iglesia en el área de Boston. Él hace poco envió un
tweet preguntando, “Predicadores: ¿tienen alguna
serie de preguntas para “revisar el motor” que se
hacen cuando terminan de #preparelsermón y
escribirlo para asegurarse de que está listo?”. Yo
tengo una que creé hace algunos años, y he
encontrado que es muy útil para evaluar mis
sermones después de que los he preparado y antes
de predicarlos. La incluyo aquí esperando que
también sea útil para ti.

1. ¿Está(n) mi(s) sección(es) de evangelio unidas


explícitamente al texto y al punto principal?

2. ¿He presentado claramente a Jesús como el


héroe?

3. ¿He introducido el sermón de una manera


convincente y que provoca interés en lo que
viene?

4. ¿Es abundantemente claro cuál es mi punto


principal?

77
5. ¿Cada uno de mis puntos secundarios fluyen
claramente desde o hacia el punto principal?

6. ¿Están mis puntos escritos de la manera más


simple y fácil de recordar posible?

7. ¿He anclado adecuadamente cada uno de mis


puntos en una parte específica del texto?

8. ¿He ilustrado cada punto de manera apropiada


para la(s) cultura(s) de mi audiencia?

9. ¿He evitado proveer detalles innecesarios que


puedan interesarme pero distraer del punto
principal?

10. ¿Es mi estructura lo suficientemente clara como


para que mi audiencia la discierna al
escucharla?

11. ¿Sé cómo voy a transicionar de una sección a


otra?

12. ¿He anticipado y hablado de las objeciones


primarias que mi audiencia pueda tener a
cada punto?

13. ¿He hablado tanto al cristiano como al no


cristiano en mi audiencia?

78
14. ¿He proveído aplicación explícita y específica
para la respuesta del “¿Y ahora qué?” de mi
audiencia?

15. ¿Me he arrepentido y he adorado personalmente


como respuesta a este sermón?

79
80
DOCE RAZONES POR LAS
QUE SOY UN PREDICADOR
DE LA PROSPERIDAD

Hola, mi nombre es Cole Brown y soy un predicador


de la prosperidad.

Sé lo que estás pensando. Pero antes de que digas


nada, permíteme darte doce razones por las que
recientemente quedé convencido de que soy un
predicador de la prosperidad.

1. Porque Dios dice que los cristianos poseen toda


bendición espiritual.
“Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones
celestiales con toda bendición espiritual en Cristo”,
Efesios 1:3.

2. Porque Dios dice que los cristianos poseen el


perdón de los pecados a través de las riquezas de su
gracia.
“En él tenemos la redención mediante su sangre, el
perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas
de la gracia que Dios nos dio en abundancia”, Efesios
1:7-8a.

81
3. Porque Dios dice que los cristianos poseen una
herencia de riqueza en Él.
“Por eso yo, por mi parte, desde que me enteré de la
fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que
demuestran por todos los santos, no he dejado de dar
gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones...
para que sepan a qué esperanza él los ha llamado,
cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los
santos”, Efesios 1:15-18.

4. Porque Dios dice que los cristianos poseen una


familia nueva y eterna.
“Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que
por mi causa y la del evangelio haya dejado casa,
hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos
recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas,
hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos,
aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la
vida eterna”, Marcos 10:29-30.

5. Porque Dios dice que a los cristianos se les ha


dado el generoso regalo de ser habitados y
empoderados por el Espíritu Santo.
“ Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder
que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca
a ustedes en lo íntimo de su ser”, Efesios 3:16.

6. Porque Dios dice que los cristianos tendrán


suplidas todas sus necesidades de acuerdo a las
riquezas de Su gloria en Jesús.

82
“Así que mi Dios les proveerá de todo lo que
necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que
tiene en Cristo Jesús”, Filipenses 4:19.

7. Porque Dios dice que los cristianos reciben su


gracia en abundancia.
“Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para
ustedes, de manera que siempre, en toda
circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena
obra abunde en ustedes”, 2 Corintios 9:8.

8. Porque Dios dice que los cristianos tienen victoria


sobre el pecado.
“Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes,
porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia”,
Romanos 6:14.

9. Porque Dios promete que los cristianos pueden


prometer cualquier cosa de acuerdo a Su voluntad y
la recibirán.
“Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a
Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos
oye. Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras
oraciones, podemos estar seguros de que ya
tenemos lo que le hemos pedido”, 1 Juan 5:14-15.

10. Porque Dios promete que los cristianos tienen


acceso ilimitado a Su sabiduría infinita.
“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a
Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos
generosamente sin menospreciar a nadie”, Santiago
1:5.
83
11. Porque Dios promete a los cristianos vida eterna
que no les puede ser quitada.
“Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me
siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni
nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre,
que me las ha dado, es más grande que todos; y de
la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El
Padre y yo somos uno”, Juan 10:27-30.

12. Porque Dios dice que los cristianos han sido


adoptados por Aquel a quien le pertenece todo.
“Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en
Cristo Jesús”, Gálatas 3:26.

Probablemente notaste que no mencioné salud ni


riqueza económica ni una sola vez. Eso podría
parecer extraño, ya que son esas cosas las que las
personas asocian con los predicadores de la
prosperidad. Pero creo que hemos nombrado
equivocadamente a esos predicadores. Lejos de ser
predicadores de la prosperidad, son en realidad
predicadores de la pobreza. Todo lo que le ofrecen a
los cristianos son las bendiciones temporales de la
salud y riqueza económica. Eso no es prosperidad.

La prosperidad se encuentra en el evangelio, el cual


ofrece prosperidad eterna a través de las 12
promesas que mencionamos antes… y muchas más.
Como resultado, el nombre de “predicador de la
prosperidad” debería pertenecer en realidad a

84
aquellos de nosotros que predican la salvación solo
por gracia, solo a través de la fe, y solo en Cristo.

85
86
SOBRE LA ADORACIÓN
MUSICAL

87
88
LINEAMIENTOS PARA
ELEGIR LAS CANCIONES
PARA LA ADORACIÓN
CORPORATIVA

¿Por qué cantamos en la iglesia?

¿Es porque es divertido? ¿Porque es tradición?


¿Porque se siente bien?

Para algunos de nosotros puede que cantar en la


iglesia sea todas estas cosas, pero esas no son las
razones por las cuales lo hacemos. Cantamos en la
iglesia porque el Nuevo Testamento nos ordena
hacerlo.

Dos veces.

“No se emborrachen con vino, que lleva al


desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu.
Anímense unos a otros con salmos, himnos y
canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con
el corazón, dando siempre gracias a Dios el Padre
por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”,
Efesios 5:18-20.

89
“Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda
su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros
con toda sabiduría; canten salmos, himnos y
canciones espirituales a Dios, con gratitud de
corazón”, Colosenses 3:16.

De estos dos breves pasajes aprendemos al menos


cinco verdades claves acerca de las intenciones de
Dios para nuestra adoración musical.

1) Se le ordena a todo miembro a cantar en voz alta,


no solo a unos pocos seleccionados.
2) Debemos ser instruidos y aconsejados a través de
nuestro canto congregacional.
3) Debemos cantar varios tipos de canciones.
4) Nuestro canto debe ser motivado por la gratitud a
nuestro Dios por quien Él es y lo que Él ha
hecho.
5) Cantar de esta manera es una expresión de estar
llenos del Espíritu Santo.

Con estas cinco verdades en mente, el líder de


alabanza puede elegir canciones con intencionalidad,
buscando ayudar a la congregación a obedecer
Efesios 5 y Colosenses 3. Abajo hay cinco
lineamientos que ayudarán en el proceso.

Facilidad para cantar sobre gusto personal


De acuerdo con los dos pasajes de arriba, nuestra
adoración musical debe ser congregacional. En otras
palabras, podríamos tener el mejor grupo de alabanza
proveyendo la mejor música del planeta, pero si los
90
miembros de la iglesia no están cantándose unos a
otros, fallamos en ofrecer la adoración musical que
Dios desea.

Esto significa que una de las principales preguntas


que debemos hacernos cuando estamos
seleccionando canciones es: ¿Es fácil de cantar? Si
no lo es, podría ser una excelente canción para la
adoración personal. Pero no es la mejor elección para
la adoración congregacional. Esto puede ser difícil
para aquellos de nosotros que nos encantan las
buenas composiciones, ya que tendremos que decir
“no” a algunas de nuestras canciones favoritas y “sí” a
canciones que puede ser que no sean tan
interesantes artísticamente. Sin embargo, estos
sacrificios valen la pena, porque empoderan a toda la
congregación para que obedezcan el mandamiento
de cantarse unos a otros.

Revelación y respuesta
Colosenses 3:16 también nos muestra que debemos
instruirnos unos a otros a través de nuestros cantos.
Esto significa que debemos de considerar muy
cuidadosamente la letra de las canciones que
cantamos, ya que las verdades que repasamos a
través del canto son mucho más fáciles de recordar
que aquellas verdades que recibimos a través de
escuchar pasivamente un sermón. Nuestro tiempo de
adoración musical puede instruir a la congregación a
través de 1) canciones de revelación y 2) canciones
de respuesta. Las canciones de revelación son
aquellas que nos enseñan verdades bíblicas acerca
91
de quien Dios es y lo que Dios ha hecho; las
canciones de respuesta son aquellas que nos
enseñan a responder bíblicamente a quien Dios es y
lo que Dios ha hecho. En general, la comunidad
evangélica más amplia tiende a elegir principalmente
canciones de respuesta, y la comunidad reformada
tiende a elegir canciones de revelación. Sin embargo,
el libro Salmos está lleno de los dos tipos, y nuestros
servicios también deberían estarlo.

Familiares y frescas
Para poder obedecer con fidelidad Colosenses 3 y
Efesios 5 tu iglesia necesita tanto canciones que sean
familiares como canciones que sean frescas. Las
canciones que son familiares son necesarias para
asegurar que la congregación (y no solo el grupo de
alabanza) pueda cantar las canciones en voz alta
como Dios ordena. Entre más se repita una canción,
más fácilmente la congregación puede cantarla
fuertemente y con gozo. Las canciones frescas
también son necesarias para asegurar que la
congregación quiera cantar la canción en voz alta
como Dios ordena. Como todos sabemos,
eventualmente llega un punto cuando las canciones
familiares nos cansan y la congregación deja de
encontrar gozo al cantarlas (en lo personal, ya no
quiero que Cristo abra mis ojos si significa que tengo
que cantar la canción de Danilo Montero otra vez).
Para evitar esto, es importante introducir
regularmente nuevas canciones al repertorio (Paul
Baloche, el compositor original de “Abre mis ojos”,
recomienda añadir dos canciones nuevas al mes).
92
Por supuesto, una vez que se presenta una canción
fresca, el objetivo es convertirla en una canción
familiar (Baloche también recomienda cantar una
nueva canción tres veces en las primeras cuatro
semanas después de su introducción, para llevarla de
ser una canción fresca a una canción familiar).

Himnos tradicionales y cantos modernos


Ambos pasajes no solo nos ordenan cantar como
congregación, sino también cantar diferentes tipos de
canciones como congregación. En nuestra cultura, las
dos categorías generales de canciones de alabanza
congregacional son A) himnos tradicionales y B)
cantos modernos. Ambos tienen ventajas y
desventajas. Por ejemplo, los himnos tienen la
ventaja de cubrir una gran diversidad de temas y
conectar a la congregación a la Iglesia Universal de
otras épocas y lugares, mientras que tienen la
desventaja de ser verbosos y usar lenguaje arcaico
que para muchos es difícil de entender. Los cantos
modernos tienen la ventaja de conectar con las
expresiones musicales y culturales de muchos en la
iglesia, mientras que tienen la desventaja de ser en
ocasiones simplistas en sus letras o demasiado
“poperos” para algunas de las personas en la
congregación. Por estas razones, debemos incluir
ambos en nuestros repertorios de adoración, aunque
qué tantos elijamos usar de cada uno dependerá
mucho de cómo esté formada nuestra congregación.

Siguiendo el tema de cantar diversos tipos de


canciones, también debemos buscar incluir canciones
93
lentas y rápidas en nuestro repertorio, así como
canciones cantadas en la primera persona del
singular (yo) y canciones cantadas en la primera
persona del plural (nosotros). El libro de Salmos
modela ambas cosas al incluir canciones de
celebración y de lamento, y canciones cantadas tanto
de la perspectiva de un individuo como desde la
perspectiva de la comunidad.

Contar una historia sobre gusto personal


Si somos responsable de crear un repertorio de
adoración de seis canciones, lo más fácil sería
simplemente elegir las seis canciones que más
disfrutamos cantar. Pero hacer eso no nos ayuda a
obedecer Efesios 5 y Colosenses 3. En lugar de eso,
deberíamos elegir nuestras canciones con un enfoque
de enseñarnos unos a otros acerca de nuestro Dios y
de cómo debemos responder a Él (Colosenses 3:16).
Hay múltiples estrategias que podemos emplear para
alcanzar este objetivo.

Primero, podemos pasar la semana leyendo y


reflexionando en el pasaje bíblico del que nuestro
pastor va a predicar. En oración podemos pedir al
Espíritu Santo que nos ayude a seleccionar canciones
que enfaticen el tema del pasaje y nuestra respuesta
adecuada a él. Por ejemplo, si el tema del sermón es
el temor, sería sabio elegir canciones que nos den
perspectiva sobre cómo responder al temor en el
cristiano (un ejemplo sería “La salvación es del
Señor” o “Ya no soy esclavo”).

94
Segundo, podemos acomodar las canciones de
revelación/respuesta y las canciones lentas/rápidas
de manera que refuercen la historia que Dios está
contando a través de la Palabra predicada. por
ejemplo, he encontrado útil abrir el servicio (antes del
sermón) con canciones de revelación que afirmen
cosas acerca del carácter de Dios que serán
cubiertas en el sermón, y cerrar el servicio (después
del sermón) con canciones de respuestas que
modelen cómo debemos responder a lo que Dios ha
dicho a través de la predicación. De manera similar,
generalmente he usado canciones lentas para
guiarnos hasta el sermón (ya que calman nuestros
corazones y nos ayudan a concentrarnos en lo que
Dios está a punto de decir) y guiarnos al terminar del
sermón (ya que proveen un espacio para meditar en
lo que Dios acaba de decir), mientras que uso
canciones rápidas en el final del servicio para salir de
la reunión celebrando la gracia y el perdón que
hemos recibido de Dios ese día.

Por supuesto, no es necesario que sigas mi


aplicación de Colosenses 5 y Efesios 3, pero es
esencial que reflexiones en esos pasajes y
determines cómo Dios desea que tú los apliques y
obedezcas en el contexto de tu adoración musical
corporativa.

95
96
POR QUÉ CANTAMOS
DESPUÉS DEL SERMÓN

En la iglesia que planté en Portland, Oregon,


generalmente cantábamos dos canciones antes del
sermón y por lo menos tres canciones después del
sermón. Para muchas personas, esto es extraño, ya
que están acostumbrados a cantar todas las
canciones antes del sermón. Esto ha ocasionado que
varias veces los visitantes me pregunten por qué lo
hacemos. En este capítulo hago mi mejor esfuerzo
para responder a esta pregunta con cinco razones por
las que reservamos la mayoría de nuestras canciones
de alabanza para después de la predicación de la
Palabra de Dios, y por qué podrías considerar hacer
lo mismo.

1. Es Jesús, y no la música, quien media entre


Dios y los hombres.
En Efesios 3:12 se nos dice que a través de Jesús y
solo de Jesús es que podemos acercarnos a Dios con
libertad y confianza. Los cristianos, por supuesto,
afirman esto universalmente. Y esa es la razón por la
que me parece un poco extraño que la tradición
contemporánea evangélica toque todo el repertorio
musical antes del sermón. Una de las principales
razones que se dan para esto es para “llevar a la
congregación a la presencia de Dios” o “traer la
presencia de Dios a la iglesia”. Sin embargo, esta es
97
una idea pagana, no cristiana. Los paganos creen
que nuestras ofrendas de adoración, incluyendo la
música, son lo que hace que nos acerquemos a Dios
o que Dios se acerque a nosotros. Esto es contrario al
testimonio bíblico de que somos capaces de
acercarnos a Dios a través de Jesús, no de nuestras
ofrendas musicales, ya que Él es el único “Mediador
entre Dios y los hombres” (1 Tim. 2:5).

Esto no significa que las iglesias que tocan todas sus


canciones al principio están ofreciendo adoración
pagana. Lo que sí significa es que la razón principal
que se da para hacerlo es una razón pagana, no
cristiana. Si creemos que tenemos acceso perpetuo a
la presencia de Dios a través de Jesús, creemos que
ya estamos en la presencia de Dios cuando empieza
el servicio. Así que, en este sentido, no importa qué
cosa hagamos primero.

2. La adoración es nuestra respuesta a la


revelación de Dios.
La Biblia no es una enciclopedia, así que no dice una
definición de adoración de una sola línea. En lugar de
eso, te muestra la definición de la adoración en cada
parte de su historia. Mientras sigues el hilo de la
historia bíblica, encuentras que la adoración es
nuestra respuesta a la revelación divina de Dios. Dios
se revela a sí mismo a los israelitas a través del
Éxodo, y ellos responden a su maravillosa obra con
una canción de alabanza (Éxodo 15). Dios se revela a
sí mismo a Job a través de una conversación, y Job
responde con arrepentimiento en adoración (Job 42).
98
Jesús se revela a sí mismo como el Señor crucificado
y resucitado, y Tomás responde con la declaración en
adoración, “Señor mío y Dios mío”. Podríamos seguir
indefinidamente, porque este patrón está en todos
lados. Sencillamente esto es lo que es la adoración:
nuestra respuesta a la revelación de Dios.

Por esta razón, es una ventaja reservar la mayoría de


la respuesta de adoración de la congregación hasta
después de que hayamos escuchado la revelación de
Dios a través de la Palabra predicada. Esto hace que
nuestros cantos sean mucho más significativos. No
estamos cantando solo porque es hora de cantar.
Estamos cantando porque somos movidos por lo que
Dios reveló acerca de sí mismo en el sermón, y no
podemos esperar para cantar a Él y cantar acerca de
Él como respuesta.

3. Nos permite modelar la respuesta apropiada a


la Palabra de Dios.
Ya que todo sermón es diferente, la respuesta
apropiada a cada sermón es diferente. La respuesta
apropiada para un sermón podría ser arrepentimiento
humilde; para otro, podría ser celebración llena de
gozo. Y la respuesta apropiada para un tercer sermón
podría ser oración para pedir a Dios ayuda y poder.
Dejar la mayoría de nuestras canciones hasta el final
nos permite elegir intencionalmente canciones que
vayan de acuerdo a la respuesta adecuada, para que
juntos podamos modelar la respuesta adecuada a lo
que Dios ha revelado acerca de sí mismo en ese día.

99
4. Le permitimos a la congregación tener un
tiempo para reflexionar.
Cada sermón es una experiencia potencialmente
transformadora. Pero esto solo sucederá si te tomas
el tiempo para procesar lo que has escuchado y lo
apliques cuidadosamente a tu vida.
Desafortunadamente, el servicio evangélico promedio
no provee esa oportunidad. En cambio, casi
inmediatamente después de la parte más poderosa
del sermón, la congregación es despedida y tú tienes
que ir a recoger a tus hijos, pasar por la mesa de
visitantes, saludar a las personas a tu alrededor, o
conducir hacia tu siguiente compromiso. Nunca se te
da tiempo de reflexionar en la revelación de 40
minutos que Dios acaba de dar acerca de sí mismo a
través del pastor. Reservar la mayoría de nuestras
canciones para el final nos protege de esto y nos da
al menos 15 minutos para reflexionar en lo que Dios
acaba de decir antes de tener que volver a entrar en
las ocupaciones de la vida.

5. Le contamos una historia admirable tanto a los


visitantes como a los miembros.
A nuestros servicios de adoración asisten personas
religiosas, personas irreligiosas, y personas del
evangelio. Aunque estos tres grupos de personas
tienen muchas diferencias, también tienen una cosa
en común: ellos necesitan lo mismo de nuestro
servicio de adoración. Cada grupo necesita escuchar
la historia del evangelio y su relevancia para su vida
hoy. Colocar la mayoría de las canciones al final nos
permite contar esa historia, no solo a través del
100
sermón, sino a través del fluir de todo el servicio. Nos
asegura que la iglesia reunida no está solo cantando,
sino que también sabe qué está cantando y por qué lo
está cantando.

Esto es algo que creemos que se perdería si


ponemos todas nuestras canciones al principio.
Nuestros asistentes no cristianos no van a saber por
qué les dices “Ven, es hora de adorarle”. Nuestros
asistentes religiosos no van a saber qué queremos
decir con “amor” cuando cantamos “Cuánto nos ama”.
Nuestras personas del evangelio podrían haber
olvidado por qué es tan importante que tenemos un
abogado “Ante el trono celestial”. Poner estas
canciones después del sermón, en un orden
estratégico, le permite a todo el mundo por lo menos
entender por qué estamos cantando lo que estamos
cantando porque es parte de una historia completa
que se está contando esa mañana, en lugar de
simplemente un montón de canciones que cantamos
porque es divertido.

No tengo ningún problema con las iglesias que eligen


ordenar sus servicios de adoración de manera
diferente. En general, la Biblia nos otorga la libertad
de estructurar nuestros servicios de la manera que
queramos. Este es solo un modelo que te exhorto a
considerar por las cinco razones mencionadas
anteriormente.

101
102
SOBRE LA
PLANTACIÓN DE
IGLESIAS

103
104
DOS CLAVES PARA
RESOLVER EL PROBLEMA
DE DISCIPULADO DE TU
MINISTERIO

Es cada vez más común escuchar a los pastores y


líderes de iglesia decir algo como lo siguiente:

“Quiero hacer discípulos pero no puedo encontrar


personas que estén motivadas para aprender y
dirigir”.

Es igualmente común escuchar a los miembros de la


iglesia decir algo parecido:

“Quiero ser discipulado pero no puedo encontrar a


nadie dispuesto a invertir en mi crecimiento
espiritual”.

En otras palabras, el pastor promedio está trabajando


duro para hacer discípulos pero no está viendo
resultados mientras que muchos de sus miembros
quieren crecer espiritualmente pero no ven la
oportunidad. Aunque ambas percepciones parecen
contradictorias, pueden existir simultáneamente
porque frecuentemente hay una brecha del tamaño
del Gran Pozo de Carkoon entre el deseo de la iglesia

105
de hacer discípulos y la habilidad de la iglesia para
hacer discípulos.

Clave #1: Tienes que saber lo que quieres hacer


Imagina que entras a una cocina llena de todos los
ingredientes que se te ocurran. Te encanta cocinar y
estás emocionado por usar todos los recursos a tu
disposición para hacer una comida magnífica. Sin
embargo, no estás seguro de cómo se llama este
platillo ni de cómo luce el producto final. Ya que no
tienes un producto final específico en mente, haces lo
que Buddy el Elfo hizo y simplemente tomas un
montón de ingredientes deliciosos y los pones todos
juntos: pasta, salsa de chocolate, caramelo, miel,
chispas de colores, malvaviscos, M&M’s, y Pop Tarts.
Aunque cada uno de esos ingredientes es bueno por
sí mismo, ninguno de ellos es una comida completa
por sí mismo, ni tampoco lo hace ponerlos todos
juntos como si un montón de ingredientes buenos
automáticamente produciera un buen platillo. Por más
que te guste cocinar, y a pesar de tener la libertad de
usar cualquier ingrediente que existe, si no sabes
exactamente lo que estás esperando producir, al final
terminarás sin producir nada digno de comerse.

Muchos se aproximan al discipulado en la iglesia de


la misma manera. Saben que quieren hacer
discípulos de la misma manera en que la persona en
la ilustración quiere hacer una comida. Pero ellos no
podrían decirte cómo se supone que el producto final
tiene que verse. En lugar de eso, se convierten en el
equivalente pastoral de Buddy el Elfo. Toman un
106
montón de cosas buenas (como sermones, libros,
conversaciones de cafetería, estudios bíblicos, grupos
para rendir cuentas) y las ponen todas juntas
esperando que, al final, un discípulo maduro surja de
todo eso. Pero, al igual que con la comida, si no
puedes describir las características de lo que estás
buscando hacer, vas a terminar haciendo algo que no
es digno de los ingredientes y el esfuerzo que
invertiste. Así es como las iglesias pueden invertir
muchísimo dinero y tiempo en el discipulado y aún así
no ver resultados notables de sus esfuerzos.

Jesús y Pablo son los discipuladores más exitosos de


todos los tiempo. No debería entonces sorprendernos
que ninguno de los dos cometió este error. En lugar
de eso, tanto Pablo como Jesús sabían y dieron a
conocer lo que buscaban producir. Jesús le dijo a
Pedro y Andrés desde el principio, “Vengan, síganme,
y los haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19). De
manera similar, Pablo les dejó claro a los corintios
que el discípulo era alguien que vivía como él vivía, y
su ministerio estaba dirigido hacia ese fin. “Les ruego
que sigan mi ejemplo”, les dijo, y “Imítenme a mí,
como yo imito a Cristo” (1 Corintios 4:16, 11:1).
Debido a que ellos sabían exactamente lo que
estaban intentando hacer —y se lo comunicaron
explícitamente a aquellos a quienes servían— fueron
capaces de combinar los ingredientes correctos de la
manera correcta para lograr el resultado deseado.

Clave #2: Necesitas saber cómo lo vas a hacer

107
Puedo entrar en la cocina 100% comprometido a
preparar un plato de pollo marinado al estilo
jamaiquino para mi esposa. Puede ser que tenga
todos los ingredientes y herramientas que necesito,
así como un gran deseo de hacerlo. Pero si no tengo
una receta que me diga paso a paso cómo preparar el
pollo, voy a terminar haciendo algo que no luce ni
sabe como lo que pasé toda la noche intentando
hacer.

Tristemente, muchas iglesias cometen el mismo error.


Toda iglesia dice, “queremos hacer discípulos”. Y lo
dicen sinceramente. Tanto así que si una iglesia
cristiana tiene una declaración de misión, puedes
estar seguro de que alguna manera de “hacer
discípulos” está incluída en ella. Lo que es todavía
más, la mayoría de ellas invierten un montón de
recursos humanos y financieros para alcanzar este
objetivo. Sin embargo, a pesar del tiempo, dinero, y la
gente invertida, si una iglesia no tiene una receta para
cómo hacer los discípulos que están buscando hacer,
producirán el equivalente a mi pollo marinado al estilo
jamaiquino.

Jesús y Pablo no cometieron este error. En lugar de


eso, ellos fueron claros en el cómo iban a hacer los
discípulos, así como fueron claros en la clase de
discípulos que buscaban hacer. Ambos emplearon la
siguiente estrategia de cuatro puntos con los
discípulos que estuvieron desarrollando:

1. Yo hago y tú observas.
108
2. Hacemos juntos.
3. Tú haces y yo observo.
4. Te doy retroalimentación.

Jesús permitió que sus discípulos lo observaran sanar


a los enfermos, expulsar demonios, y predicar el reino
de Dios (Marcos 1). Después, Él los invitó a unirse a
hacer esas cosas juntos (Marcos 3:13-19, Marcos
5:35-43). Eventualmente, Jesús los envió a hacer
esas cosas por sí mismos (Marcos 6:7-13). Cuando
regresaron de hacer su trabajo, Jesús utilizó sus
fracasos y éxitos para enseñarles todavía más
(Marcos 9:28-29, Lucas 10:17-20). La relación del
apóstol Pablo con Timoteo siguió el mismo patrón.
Pablo invitó a Timoteo a observar su manera de vivir
y su ministerio (Hechos 16, 2 Timoteo 3:10-11),
después, él le permitió a Timoteo trabajar a su lado
(Romanos 16:21), antes de finalmente enviar a
Timoteo a hacer el trabajo por sí mismo y recibir
retroalimentación de Pablo acerca de sus éxitos y
fracasos (1 y 2 Timoteo).

La mayoría de las estrategias de discipulado en las


iglesias siguen exclusivamente una pequeña porción
de la fase 1 (yo enseño) o la fase 3 (tú suples una
necesidad en el ministerio), mientras que ignoran los
otros pasos que son necesarios para verdaderamente
transmitir convicciones, comportamientos, y
habilidades. Además, tienden a ignorar el contexto en
el que Jesús y Pablo utilizaron la estrategia de cuatro
puntos: una combinación de tanto relación íntima (lo
que algunos llaman “vidas con vidas”) y ministerio
109
público (lo que algunos llaman “programas”). Ambos
son necesarios y ninguno es suficiente.

¿Y ahora qué?
Si eres un líder de ministerio y deseas hacer
discípulos, primero debes ser capaz de describir a
detalle las características que definen a los discípulos
que estás buscando producir. ¿Qué creen? ¿Cómo
se comportan? ¿Qué cosas son capaces de hacer?
Una vez que conoces los detalles del producto final,
será mucho más fácil saber cómo usar mejor los
recursos que tienes disponibles para alcanzar tu
objetivo.

También debes tener la receta que te ayudará a


obtener el resultado deseado. ¿Cómo caminarás a las
personas a través de la estrategia de cuatro puntos
de Jesús y Pablo, de manera que les enseñe y
refuerce las creencias, comportamientos, y
habilidades que estás buscando? ¿Qué rol tendrán
las relaciones personales y cómo harás espacio para
la intimidad relacional? ¿Qué rol tendrán los
programas y cuáles programas usarás?

Estoy consciente de que las preguntas de arriba


parecen obvias, y que la mayoría de nosotros
asumimos que ya tenemos aseguradas las dos claves
del discipulado. Pero puedo asegurarte, por tanto mi
experiencia personal como por datos empíricos, que
la mayoría de nosotros no hemos respondido las
preguntas tan específica y cuidadosamente como
necesitamos hacerlo.
110
Si deseamos hacer discípulos, no solo debemos
saber lo que estamos buscando producir sino también
como planeamos llegar ahí. Y debemos saber ambas
cosas con gran especificidad. Oro porque el Espíritu
Santo te guíe a ti y a tu equipo mientras piensas
acerca de estas preguntas.

111
112
CÓMO HACER CRECER A
UNA IGLESIA

Algunos cristianos prefieren una iglesia grande,


algunos prefieren una iglesia pequeña, pero todos los
cristianos prefieren una iglesia que crece. La pregunta
es, ¿cómo hacemos crecer a una iglesia?
Específicamente, ¿cómo puedes ayudar para el
crecimiento de tu iglesia?

Nuestras redes sociales están llenas de conferencias,


libros, y entrenadores que responderán a esta
pregunta por solo cuatro sencillos pagos de $19.99.
Algunos te dirán que la clave es diseñar tu iglesia
para las familias jóvenes, otros te dirán que la
respuesta es diseñar todo lo que haces con los
solteros a la moda en mente. Algunos grupos dicen
que la clave para el crecimiento de la iglesia es
predicar para los cristianos en la audiencia, y otros
dicen que el enfoque correcto es el no cristiano. En el
mismo día escucharás que solo predicar el evangelio
con fidelidad hará que tu iglesia crezca (sin respetar
las necesidades que percibes) y que predicar a las
necesidades de tu comunidad (por sobre cualquier
énfasis teológico en particular) es el ingrediente
esencial. En otras palabras, los expertos no están de
acuerdo en cómo es que puedes hacer crecer tu
iglesia.

113
Pero no importa.

Porque la verdad es que Dios ya nos ha respondido


esa pregunta en Efesios 4:11-13.

“Él [Dios] mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,


profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y
maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la
obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. De
este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad
perfecta que se conforme a la plena estatura de
Cristo…”.

De acuerdo con este pasaje, la clave para el


crecimiento de la iglesia es que tanto los líderes como
los miembros desempeñen el rol que Dios les otorgó.
Si hacemos esto, el crecimiento espiritual nos es
asegurado, el cual es la causa del crecimiento
numérico saludable y duradero.

Líder de iglesia: eres llamado a desempeñar el rol


que Dios te otorgó al capacitar a los miembros de la
iglesia para hacer la obra de servicio tanto dentro
como fuera de la iglesia. Seamos honestos y
reconozcamos que esto es muy diferente a lo que la
cultura de iglesia estadounidense nos enseña a
esperar de nuestros líderes. Queremos que nuestros
líderes jueguen el rol de amigo, psicólogo, predicador
dinámico, gerente, consejero, y director de marketing
manteniéndose siempre a nuestra disposición y, en
medio de cumplir con todas estas responsabilidades,
114
de alguna manera siempre tener la iniciativa para
buscarnos.

La cultura de iglesia estadounidense nos ha


entrenado para esperar todo de nuestros líderes
excepto aquello que Dios espera de nuestros líderes:
que nos entrenen para la obra de servicio.
Desafortunadamente, entre más tiempo pasen los
líderes tratando de cumplir las expectativas de los
miembros, menos tiempo tienen para cumplir las
expectativas de Dios. De la misma manera, los
miembros deben saber que si un pastor elige
desempeñar el rol que Dios le ha otorgado, ya no
será capaz de desempeñar el rol que el miembro
promedio le demanda. Así como un pitcher de
grandes ligas sufre en el plato precisamente porque
invierte cada momento para destacar como pitcher,
un pastor puede destacar en el rol que Dios le otorgó
o en el rol que los miembros esperan de él. Es
imposible hacer ambas cosas. Justo como un equipo
de baseball solo puede crecer a todo su potencial
cuando sus pitchers están dispuestos a sacrificar su
capacidad de bateo para concentrarse en lo que el
equipo más necesita de ellos, la iglesia crece a su
máximo potencial cuando sus líderes eligen sacrificar
su habilidad de cumplir las demandas de la cultura de
iglesia estadounidense para hacer lo que mejor
servirá a la iglesia: desempeñar el rol que Dios les ha
otorgado.

De la misma manera, los miembros de la iglesia han


sido llamados por Dios para desempeñar su rol
115
también. Miembros: ustedes son llamados por Dios
para la obra de servicio (Efesios 4:12). Esto es muy
diferente de lo que pensamos acerca del ministerio.
Nosotros llamamos a los pastores nuestros
“ministros”. Y cuando tenemos problemas que
requieren atención, consejo, oración, mediación,
conocimiento bíblico, etcétera, le llamamos al pastor
para que se encargue de ellos. Pero Dios dice que
ese no es el rol que juegan los pastores. El pastor
debe capacitar para el ministerio, y los miembros de
la iglesia deben hacer el ministerio. En este sentido,
el pastor es algo similar a un entrenador personal. Él
no hace el trabajo por ti, él te da las herramientas y el
ánimo para hacer la obra tú mismo. Así como no vas
a fortalecerte si tu entrenador personal levanta las
pesas por ti, la iglesia no va a fortalecerse mientras
los líderes levanten el peso del ministerio por los
miembros. Sin embargo, no debes escuchar esto
como una carga, sino como una bendición. Dios te
puso en esta posición precisamente porque puedes
desempeñarla (por Su gracia y Su poder) y producir el
crecimiento que deseas ver.

Tú nunca has visto a un centro de 140 kilos tratando


de correr las rutas de un ala abierta, ni a un mariscal
de campo de 90 kilos tratando de bloquear un tacleo
de 140 kilos. Esto es porque los jugadores de fútbol
americano (en mi humilde opinión, el deporte menos
favorito de Dios) conocen la posición que les ha sido
dada en el juego. También saben que su equipo solo
puede ganar cuando cada uno de los jugadores juega
en la posición en la que fueron puestos.
116
Desafortunadamente, en la iglesia, tenemos el hábito
de hacer exactamente lo que los jugadores de fútbol
se rehúsan a hacer. Cambiamos las posiciones y
tenemos pastores haciendo la obra de servicio y a los
miembros equipándolos proveyendo dinero,
peticiones, y consejos no solicitados.

Si queremos que nuestras iglesias crezcan, esto tiene


que parar. Tanto los líderes y los miembros tienen
que rechazar los roles tradicionales que nuestra
cultura de iglesia estadounidense les ha asignado, y
abrazar la posición que Dios les ha otorgado. Aunque
esto es difícil, la buenas noticia es que se nos
promete que cuando cada parte trabaja “conforme al
funcionamiento adecuado de cada miembro” Jesús —
y no nosotros— producirá “el crecimiento del cuerpo”.
Pero no me creas a mí:

“[Jesús], de quien todo el cuerpo, estando bien


ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas
proveen, conforme al funcionamiento adecuado de
cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo
para su propia edificación en amor” (Efesios 4:16,
NBLH).

117
118
SEIS RAZONES PARA
CONSIDERAR PLANTAR
UNA IGLESIA EN CASA

Introducción
Existen varios modelos para plantar una iglesia. La
Biblia no nos receta uno en particular. Por eso,
tenemos la libertad de plantar nuestra iglesia de la
forma que coincida mejor con nuestros objetivos y
cultura, siempre y cuando cumplamos con los
requisitos bíblicos. Entre estos modelos está uno que,
en mi opinión, debería recibir más atención y
consideración. En este artículo, usaré el acrónimo ¨MI
CASA¨ para mostrar 6 razones por las cuales vale la
pena tomar en cuenta el modelo de las iglesias en
casa cuando plantamos una iglesia.

Multiplicarse
Sabemos que mientras más sencillo sea un
organismo, más rápido se puede reproducir. Las
iglesias en casa no son la excepción. Para ser
exitosa, una iglesia en casa nada más requiere dos
cosas. Primero, un hombre de carácter con
conocimientos y dones suficientes para enseñar la
verdad y corregir falsas enseñanzas. Segundo,
alguien —ya sea cristiano o no— que esté dispuesto
a abrir su casa o negocio al grupo. Esto significa que
casi todas las iglesias en casa ya tienen dentro de
119
ellas los recursos que se necesitan para plantar otras,
ya que no hace falta dinero, ni instalaciones, ni
ministros expertos. Por todo esto, se pueden
multiplicar rápida y fácilmente.
Involucrarse
Cuando hablamos del discipulado, hablamos del
proceso de implementar las enseñanzas de Cristo y
ser cada vez más como Él. Según Efesios 4:12-13,
los cristianos llegarán a esta madurez espiritual a
través de sus obras de servicio entre ellos en el
contexto de la iglesia local.

Las iglesias en casa están diseñadas para involucrar


a cada miembro. El tamaño del grupo y el formato de
la reunión proveen tanto la oportunidad como la
necesidad de hacerlo. Por ejemplo, en lugar de
escuchar a las oraciones de una sola persona, cada
quien ora en el culto. Igualmente, hay espacio para
que todos puedan estudiar y discutir la Palabra, usar
los dones espirituales, y dedicarse al discipulado
mutuo y el evangelismo.

Capacitar
Todos los pastores y líderes de las iglesias comparten
la misma responsabilidad: capacitar al pueblo de Dios
para la obra del ministerio, para edificar al cuerpo de
Cristo (Efesios 4:12). De hecho, es la razón por la que
Jesús le da líderes dotados a la Iglesia (Efesios 4:11).

Los seres humanos aprenden y cambian mejor


cuando pueden tanto escuchar como practicar. En las

120
iglesias en casa el tamaño del grupo y el formato de
la reunión principal asegura que los miembros
aprenden tanto a través de enseñanzas formales
como de lecciones prácticas. Por ejemplo, en tales
iglesias no se aprende orar solo por escuchar al
ejemplo de un solo líder, sino por medio del ejemplo
de cada miembro y la experiencia de orar tú solo en
voz alta. De manera similar, se aprende cómo leer e
interpretar la Biblia al hacerlo juntos en grupo bajo el
liderazgo en lugar de solo escuchar a un predicador
profesional.

Amar
Antes de morir, Jesús le dejó a su Iglesia un mandato
nuevo: que se amen los unos a los otros como Él los
ha amado (Juan 13:34; 15:12). Con este mandato,
Jesús tenía la intención de que la identidad de su
Iglesia sea reconocida por su amor entre ellos.

El ambiente de las iglesias en casa es perfecto para


expresar y experimentar el amor. El tamaño de la
iglesia hace que todos sepan las necesidades de
todos. También, ya que no hay una institución formal,
la única forma en la que las necesidades pueden ser
satisfechas es a través de los individuos de la
comunidad. Cada vez que se reúnen es una
oportunidad de alegrarse con los que están alegres,
de llorar con los que lloran, y de hablar la verdad en
amor unos a otros, llevar las cargas de los otros, y
amarse entre ellos de maneras similares.

121
Además, las iglesias en casa requieren de una
intimidad entre sus miembros que garantiza que cada
uno va a ser herido por alguien más en la iglesia. A
través de este reto viene la oportunidad de amar de la
forma más poderosa del mundo —el perdón—, y
hacerlo públicamente.

Ser generosa
Todas las iglesias tienen la responsabilidad de ser
generosas como Jesús ha sido generosos con
nosotros. Específicamente, la Biblia nos instruye a ser
generosos al cuidar a las viudas y los huérfanos
(Santiago 1:27; 1 Timoteo 5:1-16), mantener a los
misioneros (Filipenses 4:13-20; 1 Corintios 9:1-18), y
apoyar a los otros creyentes e iglesias que sufren (1
Juan 3:17; 2 Corintios 8:1-24).

Aunque las iglesias en casa reciben menos dinero


que una iglesia tradicional, pueden ser muy
generosas. Puesto que no tienen que pagar ni renta
ni un solo sueldo, cada peso que entra la iglesia está
disponible para la generosidad. Pueden dar a los
misioneros, iglesias, viudas y huérfanos sin
preocuparse por su propia supervivencia, porque no
tienen gastos organizacionales. Además, en las
iglesias en casa los miembros pueden dar con una
conexión bastante personal que causa que tanto los
miembros como los recipientes experimentan el gozo
y la bendición de la generosidad.
Alcanzar
Varias estadísticas demuestran que las iglesias que
tienden a alcanzar a los que no asisten una iglesia
122
son tanto las iglesias pequeñas como las nuevas.
Dado que las iglesias en casa son pequeñas y se
pueden multiplicar rápidamente para plantar iglesias
nuevas, ya tienen por naturaleza las características
de las iglesias más exitosas con respecto al
evangelismo.

También Jesús nos enseña que es a través de


nuestro amor, compartido entre nosotros, que el
mundo se dará cuenta de quién es Jesús (Juan
13:34-35; 17:23). Es decir, la mejor estrategia
evangelística es amar. Ya que hemos visto que las
iglesias en casa nos proveen un contexto apto para
amar, podemos concluir que también nos dan una
herramienta para el evangelismo muy poderosa.

Formas diferentes, mismos objetivos


La iglesia en casa no es el modelo sano. Pero sí es
un modelo sano. Por lo tanto, debería ser
considerado, como una buena forma de plantar
iglesias. No debe verse nada más como una “versión
pequeña” de cualquier iglesia tradicional, sino como
una forma bastante diferente de cumplir los mismos
objetivos. Si quieres plantar una iglesia que se pueda
multiplicar, involucrar y capacitar a los miembros,
alcanzar a los no creyentes, ser generosa, y amar de
una forma poderosa, tal vez la iglesia en casa es el
modelo para ti.

123
124
CONSEJOS PARA LANZAR
UNA IGLESIA
EN CASA
Introducción
Tal vez estás convencido de que la iglesia en casa es
el mejor modelo para tus dones y tu contexto. Si este
es el caso, es posible que tengas preguntas acerca
de cómo plantar una. Y deberías tenerlas, porque una
iglesia en casa nunca debe ser una mera versión “en
miniatura” de una iglesia tradicional. Si quieres tener
éxito, las diferencias tienen que ser más profundas
que un cambio de tamaño; tienen que incluir cambios
filosóficos. Aunque esto podría ser nuevo para ti, la
buena noticia es que esto es mucho más fácil de lo
que piensas, y también es extremadamente flexible.
Aún así, aquí hay nueve prácticas esenciales que
deberías examinar y tomar en cuenta antes de
comenzar.

Evangelizar
El modelo del Nuevo Testamento para la plantación
de iglesias es un grupo pequeño de creyentes que
alcanzan a los no cristianos, quienes entonces se
reúnen en una nueva iglesia. De esta manera, la
iglesia en casa debe imitar el modelo del Nuevo
Testamento, empezando con un equipo de entre dos
y seis creyentes, no más. La primera responsabilidad
del equipo no es comenzar un servicio, sino
125
comenzar conversaciones con aquellos que no
conocen a Jesús, e invitarlos a comer y a estudiar la
Biblia con el grupo. Lo que se espera es que a través
del estudio de la Palabra y del pasar tiempo juntos
con el grupo, aquellos que han sido invitados sean
convertidos. Después de que se convierten, el grupo
se transforma en una iglesia oficial, aunque lo que
hace no cambiará mucho.

Explicar
Es importante que desde el principio los líderes
enfaticen que el objetivo del grupo es alcanzar a
aquellos que no conocen a Jesús. Si no, la intimidad
de una iglesia en casa puede producir un grupo que
está tan satisfecho con su comunidad profundamente
conectada, que se vuelve demasiado enfocado en sí
mismo. Por esta razón, el líder debe asegurarse de
que cada miembro del grupo sepa que es un
plantador de iglesias. De esta manera, el crecimiento
de la iglesia a través del evangelismo no es la
responsabilidad del líder, sino de todos.

Históricamente, el gran riesgo de este modelo de


iglesia es que, entre más exitoso sea, más dolor
experimentan sus miembros, ya que si alcanzan un
cierto número de personas tienen que hacer espacio
plantando más iglesias. La manera más común de
lidiar con este problema es dividir al grupo en dos
iglesias, pero esta estrategia es la más dolorosa. Es
mucho mejor escoger dos o tres líderes potenciales
de la iglesia y enviarlos a plantar una segunda iglesia
(no por obligación, sino motivados por un llamado).
126
Esta manera de abordar la situación asegura que la
iglesia original mantenga sus conexiones relacionales
y su impulso, y que la nueva iglesia tenga que crecer
a través del evangelismo y no a través de
transferencia de iglesia. Este objetivo debe ser
explicado desde el comienzo y revisitado con
frecuencia para evitar sorpresas incómodas.

Estudiar
La iglesia debe reunirse a estudiar la Biblia por lo
menos una vez a la semana. Tradicionalmente, la
reunión principal ocurre cada domingo en la mañana.
Pero este no es un mandamiento de Dios. De esta
manera, la iglesia en casa tiene la libertad de
programar su reunión principal a cualquier hora de
cualquier día. Los líderes deben elegir el día y hora
más accesible para las personas que están
intentando alcanzar.

Hay muchas maneras de estudiar la Biblia en


comunidad. Una manera es seguir el modelo
tradicional de un discurso formal de 45 minutos. No
hay absolutamente nada malo con esta forma de
hacerlo, pero si el objetivo es entrenar a todos los
miembros para ser plantadores de iglesias para que
cada iglesia en casa pueda multiplicarse en otras
iglesias evangelísticas, puede ser necesaria otra
manera de abordar el estudio para lograr ese objetivo
más fácilmente.

Así, las iglesias en casa tienden a usar un modelo


que involucra a los miembros en el proceso de leer,
127
interpretar, y aplicar la Biblia. Algunos lo hacen a
través de un sermón de unos pocos minutos y,
después, los miembros hacen preguntas acerca del
sermón, discuten su aplicación adecuada unos con
otros, y oran unos por otros a la luz del estudio. Otra
opción es leer juntos un pasaje seleccionado por los
líderes. Mientras se lee el pasaje, cada persona
marca su Biblia con un signo de exclamación, un
signo de interrogación, una flecha, o una oreja. El
signo de exclamación significa algo que llama la
atención del lector o provee iluminación, el signo de
pregunta se utiliza para señalar algo que no está
claro, la flecha representa algo que requiere una
respuesta del lector, y la oreja simboliza algo que el
lector se siente inclinado a compartir con alguien en
particular. Después de marcar el pasaje, el líder
pregunta al grupo sobre cada categoría, y todos
comparten sus pensamientos, preguntas, y
reacciones a la Palabra de Dios.

Una ventaja de este modelo es que la iglesia puede


adaptar su forma de estudiar y enseñar de acuerdo a
las necesidades de sus miembros; siempre y cuando
se mantengan firmes a en la enseñanza de los
apóstoles (Hechos 2:42).

Orar
Otro aspecto clave de cada reunión es la oración. Hay
tantas maneras de organizar el tiempo de la oración
como las hay de organizar el tiempo de la enseñanza.
Lo importante es que cada miembro tenga la
oportunidad de orar, ya que es un medio de obedecer
128
a Dios, servir a los demás, y ser equipado para el
ministerio.

Para facilitar la participación de todos, es aconsejable


pedir (y modelar) que cada persona ore no más de
una o dos frases cada vez. Esto asegura que los
nuevos creyentes y los no creyentes no sean
intimidados por los cristianos veteranos, quienes
tienden a orar con párrafos llenos de referencias
teológicas y palabras hermosas. Cada uno puede orar
por todo lo que desee en la reunión, pero tiene que
dividir sus oraciones en varias secciones de una o
dos oraciones cada vez.

En una iglesia en casa, el tiempo de oración es una


oportunidad de reafirmar los valores principales de la
iglesia. Por ejemplo, como ya hemos visto arriba, el
grupo debe responder al sermón a través de la
oración, adorando a Dios en respuesta a lo que él
revela y pidiéndole su ayuda para obedecer. Otra
ventaja de las iglesias en casa es la experiencia
familiar. En una iglesia más grande no es posible orar
por las necesidades espirituales y vidas de cada
miembro de la reunión. Sin embargo, en una iglesia
en casa no es solo posible, es sabio. Otra estrategia
común es utilizar el tiempo de oración para avanzar la
misión. Antes de orar, cada miembro puede compartir
las conversaciones que han tenido o que desean
tener con no cristianos esa semana. Después, el
grupo ora por cada no creyente por nombre y le pide
a Dios que el Espíritu Santo le dé a los miembros el

129
poder de evangelizar y que convierta a aquellos con
quienes se comparte el evangelio.

Comer
La comunión es una ordenanza establecida por Jesús
para beneficio de su Iglesia. Cada vez que
celebramos esta cena, recordamos el sacrificio de
Cristo, proclamamos su muerte hasta que él venga, y
disfrutamos la unidad que compartimos juntos como
su cuerpo.

Cuando Jesús introdujo la cena del Señor a sus


discípulos, fue en el contexto de una comida relajada.
También, en 1 Corintios 10 y 11, en donde Pablo
habla de la cena, es obvio que era mucho más que un
breve ritual. Era un festín de la familia de Dios. Las
iglesias en casa nos dan la oportunidad de enfatizar
el significado original de esta cena especial: recordar
y proclamar la obra de Cristo como una familia unida.

Hay muchas maneras de abordar la cena del Señor


en una iglesia en casa. Con respecto a la comida
como tal: cada persona puede traer algo para
compartir, los miembros pueden turnarse para
preparar algo, el anfitrión puede proveer algo cada
semana, o la iglesia puede darle el dinero necesario
cada semana a un voluntario que compra la comida y
la lleva a la casa. La mejor estrategia depende de la
gente, sus dones, y sus horarios; incluso los
elementos de la comida son flexibles.

130
Lo único que no es negociable es que coman juntos
como familia y aprovechen la cena para recordar el
cuerpo y la sangre de Jesús. Con respecto a la
manera de servir la cena: puede ser algo que hacen
antes o después de estudiar la Biblia, puede ser parte
del tiempo de oración o del tiempo de compartir,
puede ser en una mesa formal o en la sala. El estilo
más apropiado depende de las preferencias del
grupo, y podría cambiar de semana a semana; lo
importante es que se haga de manera que estimule la
comunidad y la conversación espiritual.

Cantar
Cuando pensamos en el discipulado tendemos a
ignorar una de las maneras bíblicas de hacerlo:
cantar juntos. Además de ser un elemento común de
la adoración del Antiguo Testamento, también es un
mandato del Nuevo Testamento (Efesios 5:18-20,
Colosenses 3:16-17). Los dos pasajes enfatizan que
el cantar no es la responsabilidad de un equipo
talentoso, sino de cada miembro de la iglesia. Cada
uno tiene la responsabilidad de enseñar y aconsejar
al resto a través de los cantos. Pero la manera en que
hacemos esto puede adaptarse.

La mejor manera de decidir cómo tu grupo hará esto


es estudiando juntos los pasajes bíblicos y
permitiendo que el grupo determine cómo aplicar la
enseñanza. Las opciones dependen mucho de las
personalidades y los dones de las personas en el
grupo. Algunos grupos tendrán a alguien que sepa
tocar guitarra o piano y podrían elegir cantar con
131
acompañamiento. Otros grupos no tendrán músicos y
podrían elegir cantar acapella o con pistas. La Biblia
no nos dice nada acerca de qué tan frecuentemente
debemos de cantar, ni nada acerca de cuántas
canciones. Es aconsejable permitir que los miembros
(incluyendo a los que todavía no son cristianos)
descubran qué les va mejor, recordando que todo lo
que hagan debe ser fácilmente reproducible en otras
iglesias en casa con otros miembros.

Compartir
Cuando leemos 1 Corintios 14, encontramos
instrucciones muy específicas acerca del contenido
de una reunión de iglesia. Después de haber
explicado que el Espíritu Santo le da dones a todo
cristiano (1 Corintios 12), Pablo les dice que cada
miembro de la iglesia puede tener algo que compartir,
ya sea un himno, una enseñanza, una revelación, un
mensaje en lenguas, o una interpretación de lenguas.
Al enlistar las reglas para el orden correcto al
compartir, Pablo nos muestra que estas
contribuciones son más que una posibilidad, son una
expectativa.

En una iglesia en casa es fácil y seguro aplicar esta


enseñanza gracias al tamaño, confianza, y
adaptabilidad de la iglesia. Es recomendable invitar a
los miembros a participar en la reunión usando sus
dones de manera bíblica. Podrías proveer un tiempo
de ministerio mutuo una vez al mes o una vez a la
semana, o en lugar de tener un tiempo especial
podrías elegir permitir que los miembros de la iglesia
132
compartan lo que tengan para compartir cuando sea
que se sientan guiados a ello. Lo que es esencial es
que los miembros sepan que, gracias al Espíritu
Santo, tienen algo qué ofrecer a la iglesia, y cómo y
cuándo pueden compartirlo.

Vivir
Aunque la reunión principal ocurre una vez a la
semana, la iglesia es una familia todos los días de la
semana. Por lo tanto, es clave que los miembros se
sientan libres de reunirse durante la semana como
cualquier familia lo hace. Para crear esta cultura, los
miembros deben modelar el vivir en comunidad,
haciendo lo que toda familia hace: comiendo juntos,
yendo al cine juntos, llevando a los niños al parque
juntos, viendo televisión juntos, ejercitándose juntos,
orando juntos, discutiendo la Biblia juntos, etcétera…
Esta es una estrategia de evangelismo y discipulado
que expone tu vida a otros y le permite a los no
cristianos ser testigos del profundo amor que Jesús
crea.

Preparar
Mientras hacen todas las cosas anteriores, los líderes
necesitan preparar a otros miembros del grupo para
ser líderes en el futuro, para que la iglesia pueda
multiplicarse en otras. Lo increíble es que si has
guiado a una iglesia siguiendo los consejos de arriba,
estarás equipando a todos simplemente aplicando los
principios en todo lo que la iglesia hace. Después de
un tiempo, debe ser obvio quién tiene el carácter, los
dones, y la pasión para guiar otra iglesia en casa, ya
133
sea plantando otra iglesia o tomando tu lugar para
que tú puedas plantar otra. Considerando esta
posibilidad, es mejor que no inicies la iglesia en tu
propia casa. Sería mejor empezar la iglesia en la casa
de uno de los no cristianos o los nuevos cristianos
que alcances. De esta manera, si alcanzas un tamaño
que te permita multiplicarte, tienes la libertad de dirigir
otro grupo pequeño desde el principio y empezar otra
iglesia. Si la iglesia se reúne en tu casa, será más
difícil que tengas la flexibilidad que necesitas para
usar tus dones y experiencias para desarrollar una
segunda comunidad.

Conclusión
La iglesia en casa no es “el modelo” para plantar
iglesias. Dios utiliza cualquier modelo que Él elija para
cumplir sus propósitos. Sin embargo, creo que el
modelo de la iglesia en casa puede ser muy efectivo
para multiplicar iglesias y líderes, involucrar y
entrenar a sus miembros, experimentar el amor
cristiano, y alcanzar a los no creyentes. Habiendo
dicho eso, solo puede lograr estas cosas si resistimos
la tentación de hacer una iglesia en casa como si no
fuera nada más que una iglesia tradicional, pero con
menos gente y en un lugar más pequeño. Es esencial
que implementemos prácticas como las de arriba, que
nos permitan tomar ventaja del tamaño pequeño y la
flexibilidad de una iglesia en casa. Si simplemente
hacemos las cosas de la misma manera en que
siempre las hemos hecho pero en las cuatro paredes
de una casa, no debemos esperar experimentar los
beneficios que un ambiente así puede proveer.
134
***

Si estás interesado en conocer más acerca de las


iglesias en casa y las diversas estrategias para
plantarlas y liderarlas, considera leer algunos de los
siguientes libros (algunos de los cuales fueron útiles
al escribir este capítulo). Lamentablemente, solo uno
de ellos está disponible en español.

Apostolic Church Planting: Birthing New Churches


from New Believers, por JD Payne.

Church 3.0: Upgrades for the Future of the Church,


por Neil Cole.

The House Church Book: Rediscover the Dynamic,


Organic, Relational, Viral Community Jesus Started,
por Wolfgang Simson.

Organic Church: Growing Faith Where Life Happens,


por Neil Cole.

Iglesia Reconfigurada: Cómo lograr el ideal de la


iglesia orgánica, por Frank Viola.

Small is Big: Unleashing the Big Impact of


Intentionally Small Churches, por Tony & Felicity Dale

135
136
SOBRE LA
MEMBRESÍA DE LA
IGLESIA


137
138
CÓMO NO SALIR DE UNA
IGLESIA

Los cristianos se van de las iglesias.

Sucede.

A veces es por razones buenas y piadosas; otras


veces, los cristianos se van por motivos
cuestionables. Desafortunadamente, reconocer la
diferencia a veces puede ser difícil para los cristianos
sinceros. Por esta razón, los cristianos deben estar
seguros de que, cuando se vayan de una iglesia por
cualquier razón, lo hagan de manera correcta. Pero la
Biblia no incluye una sección sobre “cómo salir de
una iglesia”, porque la Biblia no habla de cristianos
dejando su iglesia local por una razón diferente a la
de ser enviados a las misiones por esa misma iglesia.
Sin embargo, la Biblia sí nos muestra la naturaleza de
Dios, la naturaleza del cristiano, y la naturaleza de la
iglesia local, lo que nos ayuda a entender cómo no
abandonar una iglesia.

1) Con relaciones tensas sin resolver.


Las tensiones relacionales son un factor principal
para muchos que piensan dejar su iglesia. A veces, la
tensión con un hermano o hermana es la razón
fundacional para su salida. Otras veces es solamente
una en una multitud. Entre menos armonía tengas
139
con tus pastores o con los otros miembros, menos
sientes que tienes algo que perder al salir.

Jesús explica, “Por lo tanto, si estás presentando tu


ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano
tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del
altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego
vuelve y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23-24). En
otras palabras, la unidad cristiana es tan importante
para Jesús, que Él no tiene interés en recibir tu
adoración hasta que te hayas reconciliado con tu
hermano. Si dejas tu iglesia con relaciones tensas sin
resolver, estás activamente desobedeciendo a Jesús,
quien te ordena que vayas primero y te reconcilies
con tu hermano. Además, en tu nueva iglesia estarías
ofreciendo adoración que no es agradable a Jesús,
porque estás adorando de la manera que tú quieres,
no de la manera que Él quiere. Las relaciones tensas
podrían hacerte sentir que dejar tu iglesia no te
costará mucho, pero en realidad te costará todo lo
que verdaderamente importa.

2) Con pecado impenitente.


Ser parte activa de una iglesia local te proveerá de
muchas oportunidades para las actitudes,
pensamientos, y comportamientos pecaminosos.
Podríamos responder a las fallas de un hermano o
hermana con juicio. Podríamos sentir que hemos sido
personalmente lastimados u ofendidos por miembros
de la iglesia, y amargarnos o no perdonar. Podríamos
estar insatisfechos con las decisiones que toman los
líderes de la iglesia y ser críticos, rebeldes, o llenos
140
de ira. Cada una de estas respuestas es una
respuesta pecaminosa, y nuestras respuestas
pecaminosas son causadas por nuestros corazones
pecaminosos… no por nuestra iglesia. Esto significa
que el problema no se va a ir cuando dejemos
nuestra iglesia actual. Nos seguirá a la siguiente.

Las escrituras nos dicen que lidiemos con nuestro


pecado impenitente en el contexto de la iglesia local
en la que tenemos comunión. Se nos ordena confesar
nuestros pecados unos a otros, perdonarnos unos a
otros, y hablar la verdad en amor. También se nos
dice que nuestra iglesia local es el laboratorio que
Dios usa para hacernos más como Jesús. Si dejas tu
iglesia sin arrepentirte en tu iglesia, te robas a ti
mismo del crecimiento espiritual que Dios tiene para
ti, le robas a la iglesia la oportunidad de verte crecer,
y le robas a Dios la gloria que le es dada cuando los
cristianos se apartan de su pecado y se vuelven a Él
en obediencia llena de adoración.

3) Sin hablar con tu familia.


Tomar la decisión de comprometerte con una iglesia,
o de romper tu compromiso con una iglesia, es una
de las decisiones más importantes que tomaremos en
nuestras vidas. ¿Por qué tomaríamos una de las
decisiones más importantes sin la ayuda de nuestra
familia? Sin embargo, esto es lo que muchos
cristianos hacen. Le anuncian a la iglesia que ya han
decidido irse, en lugar de invitar a la iglesia a
ayudarles a tomar una decisión.

141

 Eso es tonto.

Podríamos estar convencidos de que estamos


saliendo de una iglesia por las razones correctas y de
la manera correcta, pero somos fácilmente
engañados por Satanás y por nosotros mismos para
confiar en nuestro propio juicio en estos temas. Los
cristianos tienen puntos ciegos. Grandes puntos
ciegos. Podemos ver relaciones tensas sin resolver y
pecado impenitente en otras personas con precisión
impresionante, pero frecuentemente somos incapaces
de ver eso en nosotros mismos… aunque todo los
demás sí puedan. Por eso necesitamos a la iglesia de
Dios para que nos ayude a ver en nosotros mismos lo
que no podemos ver en nosotros mismos. Solo
podemos hacer esto si los invitamos a nuestro
proceso de toma de decisiones y confiamos en que el
Espíritu de Cristo trabaje a través del Cuerpo de
Cristo. Si dejas tu iglesia sin hablar con tu familia de
la iglesia, te robas la oportunidad de escuchar la voz
de Dios a través de su pueblo, le robas a tu iglesia la
oportunidad de ayudarte a crecer a la imagen de
Cristo, y le robas a Dios la gloria que es suya cuando
los cristianos se someten unos a otros, como Él se
sometió a favor de la Iglesia.

4) Sin una iglesia evangélica esperándote.

¿A qué iglesia vas a ir?

142
Si no puedes responder a esa pregunta con el
nombre de una iglesia específica que proclame el
evangelio de quien Jesús es y lo que Jesús ha hecho
con fidelidad, entonces no salgas de tu iglesia actual.
Punto.

Dios no llama a las personas a salir de la familia de


Dios hacia la independencia. Él hace lo opuesto. Dios
tampoco llama a las personas a salir del verdadero
evangelio hacia evangelios falsos. Él hace lo opuesto.
Y aún así, cristianos frecuentemente abandonan
iglesias que predican el evangelio para ir a iglesias
que están famélicas del evangelio, o iglesias
cristianas imperfectas para quedarse sin una iglesia
de comunidad cristiana. En ambos casos las
personas están sofocando su propia vida espiritual, y
manchando la reputación del Dios que dicen adorar.

No dejes que esto sea cierto acerca de ti.

A menos que tu iglesia actual esté abusando del


evangelio o abusando de sus miembros,
probablemente eres llamado a quedarte ahí. Si y
cuando Dios desee llamarte fuera de tu iglesia actual,
Él proveerá para ti una nueva comunidad en la que
puedas ser alimentado con el evangelio desde el
púlpito y donde se te dé la oportunidad de aplicar el
evangelio con las personas. Si Él todavía no ha hecho
esto para ti, es casi seguro que no te está llamando a
salir. Y si en algún momento piensas que eres la rara
excepción a la regla (lo cual es una posibilidad),
asegúrate de volver al punto 3.
143
En 15 años de ministerio en la iglesia local, he visto
un número de gente dejar su iglesia por una variedad
de razones. También he visto el gran daño que esto
les ha ocasionado a ellos, a su iglesia, y a la gloria de
Dios cuando lo hacen de manera incorrecta. Si nos
encontramos preparándonos para dejar nuestra
iglesia local, asegurémonos de que evitemos los
cuatro errores de arriba. Si lo hacemos, creo que
podemos ahorrarnos a nosotros mismos y a nuestra
iglesia mucho dolor, mientras también le damos a
Dios la gloria que Él merece.


144
QUÉ HACER CUANDO NO
ESTÁS SIENDO
ALIMENTADO

“No estoy siendo alimentado”.

Si has sido parte de una iglesia por cualquier cantidad


de tiempo probablemente has dicho o escuchado
estas palabras. Aquellos que se encuentran
pronunciando estas palabras pueden sentir que su
camino en la fe se encuentra en crisis. No están
seguros de qué hacer. Hasta este punto, han amado
su iglesia, han experimentado crecimiento,
aprendizaje, y emoción cada semana. Pero ahora
sienten que algo les falta. No están experimentando
aquellas cosas que un día sintieron. No están muy
seguros de por qué está pasando, o siquiera de cómo
explicarlo, así que la respuesta más común
es:
 
 “No estoy siendo alimentado”.

¿Qué se supone que hagas cuando llegas a este


punto?

¿Qué se supone que debas decirle a tus seres


amados cuando alcancen este punto?

Aunque cada situación es diferente, y es mejor


abordarla en el contexto de la comunidad de tu iglesia
145
local, estos principios generales podrían proveerte
guía mientras lo haces:

 Paso #1: Define tus términos.
Lo primero que debes hacer en esta situación es
hacer la siguiente pregunta:

¿Qué significa que no estás siendo alimentado?

¿No estás siendo alimentado de la verdad de la


Escritura? ¿No estás siendo alimentado de la verdad
del evangelio? Si es así, esta es realmente una
situación urgente que debes abordar. Fuera de en
algunas circunstancias muy poco comunes, Dios no
llama a su pueblo a ser miembros de iglesias en
donde su Palabra y su evangelio no están siendo
proclamados.

Sin embargo, si no puedes decir que tu iglesia no está


enseñando la Biblia y el evangelio, entonces tu
respuesta a la pregunta de no-estoy-siendo-
alimentado es probablemente algo importante, pero
mucho menos urgente. Por ejemplo, tu respuesta
podría ser:

1) “No estoy aprendiendo acerca de los problemas


que me interesan de manera particular” o,
2) “No estoy aprendiendo cosas nuevas”.

Cualquiera de esas cosas pueden ser muy


incómodas, pero ninguna es necesariamente una

146
señal de que haya algo malo con tu iglesia actual. Si
este es el caso, considera ir al paso dos.

Paso #2: Habla acerca de la causa.


Si la causa de tu falta de aprendizaje, crecimiento, y
emoción es que tu iglesia no está enseñando la
Biblia, entonces deberías considerar hablar con el
(los) pastor(es) sobre tu preocupación. Si no quieren
o no pueden enseñar la Biblia como la autoritaria
Palabra de Dios, podría ser tiempo de transferir tu
membresía a una iglesia que enseñe la Biblia, de la
manera más amorosa y humilde posible. Sin
embargo, esto debe ser hecho en el contexto de la
comunidad cristiana, para que estés seguro de que
estás discerniendo correctamente la enseñanza de la
iglesia y la dirección te está llamando a seguir.

Si la causa de tu falta de aprendizaje, crecimiento, y


emoción es porque tu iglesia no está tratando con los
temas que te interesan de manera especial, te
recomiendo dos acciones:

Primero, te recomiendo que hables con tu pastor


acerca de las áreas específicas en las que sientes
que necesitas crecer. Como pastor, muchas veces he
estado encantado de que la gente me diga que están
esperando crecer en un área de la fe o el ministerio
en particular, y que se beneficiarían de una
enseñanza más enfocada en ese tema. Esto me
ayuda a conocer y servir mejor a mi congregación. Es
muy probable que sea el mismo caso con tu pastor.

147
Segundo, te recomiendo que no dependas de que tus
pastores provean toda la información que necesitas o
que te interesa. Es imposible que un predicador cubra
todas las áreas de interés y pasión en su
congregación. Más bien, su trabajo es enseñar con
fidelidad las Escrituras y equipar a la congregación
con las herramientas para estudiar, enseñar, y aplicar
más por ellos mismos. Si tienes ciertos intereses o
pasiones que sientes que no están siendo cubiertos
de manera adecuada desde el púlpito, esta no es una
oportunidad para que condenes a tus pastores porque
no comparten tus mismas prioridades. Más bien, es
una oportunidad para que te alimentes a ti mismo. Tal
vez tu pastor puede apuntarte a libros, videos,
podcasts, o personas que pueden servir como
recursos en tu camino hacia el crecimiento en cierta
área de interés.

Si la causa de tu falta de aprendizaje, crecimiento, y


emoción es que “ya no estás aprendiendo nada
nuevo”, te recomiendo que consideres esto como una
señal de fortaleza en tu congregación, en lugar de
como una señal de debilidad. Tal vez la razón por la
que sientes que no estás aprendiendo nada nuevo es
porque tu iglesia ha hecho un excelente trabajo al
enseñarte la Biblia. Con cada sermón, has añadido
más y más información a tus fundamentos de
conocimiento bíblico. Después de un cierto número
de años, es posible que tu fundamento ya incluya
todas las doctrinas claves del cristianismo. Por
supuesto que todavía hay nuevas cosas que te faltan
por aprender, pero entre más sabes de la Palabra de
148
Dios, con menos frecuencia te encontrarás con estas
nuevas enseñanzas emocionantes. Esto no debería
sorprendernos. Después de todo, el énfasis de tanto
el Antiguo como el Nuevo Testamento es recordar y
ser recordado de lo que Dios ya ha dicho y ya ha
hecho, más que aprender nueva información. Si tu
iglesia es fiel en recordarte las verdades más
centrales de la Biblia, tu iglesia está haciendo su
trabajo.

Paso #3: Cambia tu enfoque.


Otra razón por la que podrías estar insatisfecho es
que Dios quiere que cambies tu enfoque del aprender
al hacer.

Primero, Él podría querer que te enfoques en vivir con


fidelidad lo que ya has aprendido, en lugar de
enfocarte en aprender cosas nuevas. Si tienes
cualquier cantidad de tiempo siendo cristiano,
probablemente ya has aprendido la importancia del
perdón, la generosidad, la paciencia, el evangelismo,
y otras cosas. Pero, ¿qué tan bien estás obedeciendo
en estas áreas? Por supuesto, a todos nos encanta
aprender cosas nuevas, ¿pero por qué Dios llenaría
nuestra mente con cosas nuevas cuando ni siquiera
estamos obedeciendo consistentemente aquellas
cosas que ya hemos aprendido? Antes de quejarte de
lo que no estás aprendiendo en tu iglesia, te exhorto a
considerar si estás o no obedeciendo con fidelidad lo
que ya has aprendido en tu iglesia. Si descubres que
no lo has hecho, vas a crecer más como cristiano
cambiando tu enfoque al de obedecer las cosas
149
viejas, en lugar de concentrarte en aprender cosas
nuevas.

Segundo, Él podría estarte llamando a cambiar del rol


principal de aprendiz al rol principal de maestro. Si es
cierto que ya no estás aprendiendo en tu iglesia, es
probable que ahora estés bien equipado para ayudar
a los no cristianos a conocer a Cristo, y a los
cristianos a crecer en su fe. En lugar de buscar
nuevas formas para aprender de tus pastores, tal vez
tu nuevo enfoque debería estar en buscar nuevas
maneras de ayudar a tus pastores para servir a tu
iglesia. Entregarte al ministerio te proveerá de nuevas
oportunidades para “aprender mientras trabajas” que
nunca pueden ser enseñadas desde un púlpito, y te
llenará de energía y ánimo de las maneras que
sentarte pasivamente a escuchar un sermón ya no lo
hace.
Conclusión

Si tú o alguien que amas sienten que ya no están


“siendo alimentados”, podría ser porque tu iglesia les
está fallando, o podría ser porque tu iglesia les ha
servido con más fidelidad de la que te imaginas.
Asegúrate de definir tus términos para que puedas
abordar la causa apropiadamente y cambiar tu
enfoque.

150
CUESTIONES FAMILIARES

“No necesito ir a la iglesia”.


“No quiero estar involucrado en mi iglesia”.
Escucho ambas declaraciones casi cada semana por
parte de personas que dicen ser cristianos.
Y lo entiendo completamente.
Debido al dolor que muchos han experimentado a
través de las fallas de la Iglesia…
Debido a la manera en que la Iglesia se está
enredando peligrosamente en la política…
Debido al hecho de que muchas iglesias parecen más
preocupadas con ver su propio crecimiento en lugar
del crecimiento de sus miembros…
Tiene mucho sentido.
Mientras no leamos la Biblia.
En cuanto abrimos la Biblia, nos encontramos con
que la Iglesia no es una institución de la que estamos
separados, sino una familia de la que todos somos
miembros. Esta no es una metáfora adorable y
antigua que puede ser ignorada. Es una verdad literal
y presente con serias implicaciones para cómo nos
vemos a nosotros mismos, nuestra familia biológica,
nuestra familia nuclear, y la iglesia local. Quizá la
mejor manera de pensar en estas implicaciones es
simplemente revisar una breve teología bíblica de la
familia, que nos ayudará a proveernos de una
151
teología bíblica de nuestra participación en nuestra
iglesia local.
1. Dios existe eternamente en familia perfecta.
Dios existe eternamente en tres personas distintas:
Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Cada una de estas
personas es igualmente Dios (Mateo 28:19-20, 2
Corintios 13:14) y ejerce un rol único al trabajar con
los otros para cumplir sus propósitos unificados (1
Pedro 1:1-2, Juan 5:19-30). Existen en eterna unidad,
sirviéndose mutuamente, honrándose y amándose
unos a otros en la familia verdadera y perfecta.
2. Nacemos fuera de la familia de Dios.
En Juan 8:42-47 Jesús contradice la idea de que
“todos somos hijos de Dios”. En lugar de eso, Él
enseña que solo aquellos que creen en Él y en sus
palabras pertenecen a Dios. Todos los demás
pertenecen al diablo. De esta manera, ya que todo
ser humano nace en incredulidad, todo ser humano
es nacido como miembro de la familia del diablo.
Nuestras acciones confirman que estamos separados
de Dios y su familia perfecta (Colosenses 1:21), ya
que seguimos los caminos del diablo (Efesios 2:1-3).
3. Jesús vino para traernos a la familia de Dios.
Como el perfecto Hijo de Dios, Jesús vino a
transformarnos de enemigos de Dios a hijos de Dios
(Gálatas 4:4-5, Juan 1:12-13). Al estar unidos a Jesús
en fe, nos convertimos en Hijos de Dios precisamente
porque, y solo porque, somos uno con Jesús —el Hijo
de Dios verdadero y perfecto— por fe (Gálatas 3:26).
4. Nacemos en la familia de Dios por el Espíritu
Santo.
Solo entramos en la familia de Dios a través de la fe
en Jesús, y solo venimos a Jesús en fe por la obra del
152
Espíritu Santo (1 Corintios 2:14, 12:3). La Biblia
describe esto como un “nuevo nacimiento” en el que
somos nacidos de nuevo por Dios (Juan 1:12-13) y su
Espíritu (Tito 3:5). En este nuevo nacimiento,
nacemos en una nueva familia —la familia perfecta de
Dios— donde Satanás ya no es nuestro padre y el
Dios vivo sí lo es (Romanos 8:15, Gálatas 4:6). Sin
embargo, debido a que Dios ha elegido hacer esto
para incontables hombres y mujeres, no estamos solo
unidos a Dios como Padre sino unos a otros como
hermanos y hermanas.
5. La Iglesia es la familia de Dios y nuestra familia.
Aquellos que están en Cristo tienen un Padre en
común, Dios Padre (Romanos 8:15-17, Gálatas 4:6-7)
y un hermano en común en Jesús (Romanos 8:29,
Hebreos 2:11). De esta manera, todo cristiano es un
hermano de todo miembro de la Iglesia Universal (la
comunidad de todos los cristianos, en todo lugar y en
toda la historia). Como sea que describamos nuestra
relación unos con otros somos —sobre todo lo
demás— hermanos y hermanas (Filemón 15-16).
6. Como miembros de la familia universal
cristiana, tenemos una responsabilidad singular
con nuestra familia en la iglesia local.
Un hombre puede tener familia por todo el mundo,
pero es singular y principalmente responsable de y
con su familia. De la misma manera, los cristianos
son familia de todos los cristianos alrededor del
mundo, pero son singular y principalmente
responsables de y con el hogar en el que Dios les ha
puesto. Hablando bíblicamente, la casa de Dios es la
iglesia local (1 Timoteo 3:14-15) donde
experimentamos las conexiones familiares más
íntimas (1 Timoteo 5:1-2). Como tal, es nuestra tarea

153
cuidar de aquellos en nuestra congregación local (1
Timoteo 5:3-10), seleccionar nuestros propios líderes
(1 Timoteo 3:17), someternos a nuestros propios
líderes (Hebreos 13:17), proveer para las
necesidades de nuestros propios líderes (1 Timoteo
5:17-18), usar nuestros dones espirituales para servir
a nuestra casa (1 Corintios 12-14), llevar unos las
cargas de los otros (Gálatas 6:2), restaurar aquellos
en nuestra comunidad que caen en pecado (Gálatas
6:1), y remover de nuestra casa a aquellos que se
nieguen a arrepentirse (1 Corintios 5). Los cristianos
deben cumplir estos y otros mandamientos de “unos a
otros” en el contexto de su iglesia local.
7. Nuestra identidad como miembros de nuestra
familia en la iglesia local es de mayor significado
que nuestra identidad como miembros de nuestra
familia biológica.
La Biblia no nos dice que la iglesia es como una
familia o un hogar, sino que la Biblia es la familia de
Dios. Aquellos que entran en esta familia deben dejar
a su familia biológica en el proceso (Mateo 10:37,
Lucas 14:26). Esto no significa necesariamente que
dejemos físicamente nuestra familia biológica, aunque
hay circunstancias en las que esto debe suceder
(Mateo 10:34-36). Necesariamente significa que
dejemos espiritualmente a nuestra familia biológica y
encontremos nuestra identidad principal en la familia
de Dios en lugar de en nuestra familia biológica
(Gálatas 3:28-29).
Jesús modela esto para nosotros (Mateo 12:46-50), y
su apóstol nos lo enseña cuando revela que la
enseñanza del Antiguo Testamento de que “dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo” no se

154
cumple finalmente en el matrimonio, sino en la iglesia
local (Efesios 5:31-32). Esto no es sorprendente a la
luz de que la iglesia local —no la familia biológica, y ni
siquiera la familia nuclear— es el templo de Dios,
donde mora el Espíritu de Dios (1 Corintios 3:16,
Efesios 2:22). Ninguna otra comunidad puede proveer
una conexión espiritual tan íntima y profunda.
8. Nuestra identidad como miembros de nuestra
familia en la iglesia local es eternamente de mayor
significado que nuestra identidad como miembros
de nuestra familia nuclear.
Aunque el matrimonio es creado por Dios como una
institución gloriosa para su gloria y para nuestro bien,
no es eterno (Mateo 22:30). La iglesia, sin embargo,
es eterna (Apocalipsis 21:1-3, 9-14). De esta manera,
nuestra identidad central no se encuentra en nuestro
rol temporal como esposo/esposa o padre/madre,
sino en nuestro rol eterno como hijo de Dios y
hermano del pueblo de Dios, especialmente aquellos
en la familia de nuestra iglesia local. Las epístolas del
Nuevo Testamento proveen instrucción sobre cómo
un esposo debe cumplir sus responsabilidades únicas
para con su esposa (Colosenses 3:19, Efesios 5:25-
33), cómo una esposa debe cumplir sus
responsabilidades únicas para con su esposo
(Colosenses 3:18, Efesios 5:22-24), cómo los padres
deben cumplir sus responsabilidades únicas para con
sus hijos (Colosenses 3:21, Efesios 6:4), y cómo los
hijos deben cumplir sus responsabilidades únicas
para con sus padres (Colosenses 3:20, Efesios 6:2-
3). Sin embargo, estas instrucciones no aparecen
aisladas. Cada una de ellas aparece en el contexto
más amplio de directivas para cómo cumplir nuestras
responsabilidades únicas para con nuestra iglesia
local (Colosenses 3-4, Efesios 3-6). Los cristianos
155
tienen responsabilidades significativas para con su
familia nuclear como una porción inmensamente
importante de sus igualmente significativas para con
su familia en la iglesia local. Por esta razón, muchos
han observado que la iglesia local es una “familia de
familias” que no existen de manera independiente
unas de otras, sino que son interdependientes unas
para otras.
Conclusión
Las Escrituras ponen un valor alto para la familia
biológica, y un valor especialmente alto para la familia
nuclear. Sin embargo, por valiosas que estas familias
son, ambas son ensombrecidas por las glorias de la
familia de Dios (la Iglesia en unidad con el Padre,
Hijo, y Espíritu Santo), en donde los cristianos
encuentran su identidad principal y en donde Dios
mora. Las aplicaciones específicas de esta verdad
serán diferentes de individuo a individuo, pero con
seguridad requerirán que cada individuo considere
seriamente la iglesia local antes de tomar decisiones
acerca del tiempo, recursos, relaciones, mudanzas, y
la vida en general; y, sobre todo, antes de decir “no
quiero estar involucrado en mi iglesia”.

156
SOBRE EL
DISCIPULADO

157
158
CUATRO CONSEJOS PARA
MEJORAR TU ESTUDIO
BÍBLICO

Como cristianos, los estudios bíblicos en grupos


pequeños son una de las herramientas más
poderosas que tenemos para obedecer el
mandamiento de Jesús de hacer discípulos en todas
las naciones. Como pastor, dos de mis cosas
favoritas acerca de los estudios bíblicos en grupos
pequeños son que 1) pueden ser dirigidos por
cualquier persona y 2) pueden hacerse en cualquier
lugar. No necesitas tener educación de seminario o
experiencia profesional en el ministerio para reunirte
con algunos amigos, abrir la Biblia, y escuchar lo que
Dios dice; tampoco necesitas acceso a un edificio de
iglesia, ya que puedes empezar uno en donde sea
que estés: tu hogar, tu trabajo, tu escuela, tu
vecindario… donde sea. Debido a que los estudios
bíblicos en grupos pequeños son tan poderosos y
flexibles, es importante que aprovechemos estos
beneficios para la gloria de Dios y el bien de la
Iglesia. Abajo hay cuatro consejos que espero te
ayuden a aprovechar al máximo el estudio bíblico que
estás dirigiendo, o te inspiren a empezar uno en tu
esfera de influencia.

1. Deja que la Biblia hable más que tú.


159
Aunque le llamamos “estudio bíblico”, en muchos
casos nuestro estudio bíblico en grupo pequeño sería
más adecuadamente llamado “estudio del maestro”.
Como líderes de estudio bíblico frecuentemente
sentimos el peso de la responsabilidad de
asegurarnos de que los miembros se vayan con un
entendimiento rico de la Palabra de Dios.
Desafortunadamente, frecuentemente permitimos que
este deseo sano nos dirija hacia un estilo de
enseñanza poco sano. Podríamos hacer esto dando
las respuestas nosotros mismos en lugar de permitir
que los miembros descubran las respuestas en la
Biblia, lo que enseña a los miembros a depender de
nosotros para buscar la verdad en lugar de depender
de la Palabra de Dios. O podríamos hacerlo al
proveer nuestras respuestas a las preguntas después
de que los miembros del grupo ya dieron las suyas, lo
que les enseña que las respuestas que encontraron
en la Biblia son insuficientes sin nuestras ideas
adicionales.

Los mejores maestros de la Biblia no son aquellos


que pueden compartir la mayor cantidad de
información o proveer las mejores respuestas, sino
aquellos que pueden hacer las mejores preguntas
para que los miembros del grupo encuentren las
respuestas en la Biblia en lugar de en su líder.

2. Deja que el Espíritu guíe.


Como líderes que se han preparado adecuadamente
antes del estudio, frecuentemente venimos al grupo
ya con nuestras conclusiones acerca del pasaje. Esto
160
es maravilloso para nosotros como individuos pero
puede ser peligroso para los otros miembros del
grupo cuando intentamos guiarlos hacia las mismas
ideas. Cuando hacemos esto, interferimos con el
Espíritu Santo, quien podría elegir usar el mismo texto
para guiar a otros miembros hacia distintos
pensamientos, aplicaciones, y convicciones. Además,
comunicamos al grupo sin querer que no hemos
llegado a la respuesta correcta hasta que lleguemos a
nuestra respuesta. Ya sea que tengas la intención o
no, cuando intentas guiar al grupo hacia tu respuesta,
haces que los miembros se pongan nerviosos de
compartir sus ideas, porque saben que podrían no
corresponder con la respuesta “correcta” que estás
buscando.

Es de suma importancia que resistas la tentación de


guiar a los miembros del grupo hacia tus respuestas,
y en lugar de eso confíes en que el Espíritu Santo los
guiará a la verdad, incluso si no es la idea que
hubieras elegido enfatizar.

3. Da retroalimentación sin avergonzar.


Durante un estudio bíblico, los miembros dicen toda
clase de cosas. Algunas de estas cosas serán
supremamente perspicaces, algunas serán bastante
obvias, y otras serán simplemente erróneas. Con en
el perspicaz y el obvio, los líderes tienden a cometer
el error de no decir nada. Con el equivocado, los
líderes tienden a cometer el error de corregir al
miembro de manera humillante. Ambas estrategias
son insuficientes.
161
No importa lo que se diga, los líderes del grupo deben
proveer retroalimentación. Un facilitador nunca debe
sentarse en silencio después de que alguien
comparte su perspectiva, sin importar cuál sea.
Tampoco puedes simplemente decir “muy bien”, o
“¿alguien más tiene algún comentario?”. Cuando
haces cualquiera de estas cosas estás fallando en
facilitar, y dejas a todos los demás pensando en si
hay algo equivocado o inútil en lo que se acaba de
decir. En lugar de eso, debes responder a cada
pensamiento en una de tres maneras. Primero,
puedes resumir lo que se dijo en tus propias palabras.
Esto suele ser muy útil porque los miembros del
grupo podrían pasarse varios párrafos confusos
explicando algo que puedes fácilmente resumir en
una oración y así aclararlo para todos los presentes.
Segundo, puedes ofrecer ánimo con una frase
sencilla como, “gracias por compartir eso”, “buenas
ideas”, o “esa es una observación excelente”.Tercero,
si un miembro del grupo dice algo que está
completamente fuera de lugar, puedes responder con
preguntas para guiar, en lugar de corrección para
humillar. “Eso es interesante, ¿podrías compartir con
nosotros cómo llegaste a esa conclusión?”. “Puedo
ver por qué piensas eso, ¿pero los versículos 5 y 6 no
parecen decir algo diferente?”. O, “Nunca lo había
pensado de esa manera, ¿puedes pensar en otros
pasajes bíblicos que apoyen o contradigan eso?”.

4. Solicita participación, no la demandes.

162
Aunque idealmente deseas que cada miembro de tu
grupo participe activamente, su participación verbal
no es lo más importante. Lo más importante es que
interactúen con la Palabra de Dios. Algunos estarán
cómodos haciendo esto en voz alta, pero otros no
tanto, ya sea por su personalidad, su falta de
conocimiento bíblico, su miedo a ser corregidos, o su
poca familiaridad con los miembros del grupo.
Cuando obligas a alguien así a compartir cuando no
está listo, o leer en voz alta cuando no está cómodo,
corres el riesgo de hacer que la experiencia de
estudiar la Biblia se vuelva desagradable para ellos.
Esto, por supuesto, es exactamente lo opuesto a lo
que buscas. En lugar de pedirles que participen en
público, es sabio acercarse a solas a aquellos que no
han participado. En ese contexto puedes preguntarles
si estarían o no cómodos con que les llames a leer o
a responder preguntas en el futuro. Si no, puedes
preguntarles por qué, lo cual podría llevarte a una
oportunidad de discipulado. También te empoderará
para guiarles de manera mucho más amorosa y hábil.

Conclusión
El Espíritu de Dios usa la combinación de la palabra
de Dios y el pueblo de Dios para enseñarnos y
transformarnos de maneras profundas. Quizá los
cuatro consejos anteriores te serán útiles mientras
juegas tu rol en ese proceso.

163
164
CONSEJOS PARA
DIRIGIR UN GRUPO
PEQUEÑO

La primera iglesia que planté incluyó grupos


pequeños entre semana en los que de 6 a 15
personas se reunían para discutir el sermón del
domingo anterior y se ayudaban unos a otros para
aplicar la Palabra de Dios a sus vidas. Con esta meta
en mente, era importante que los líderes de grupo
estuvieran bien entrenados en cómo guiar una
discusión basada en un sermón. Este capítulo incluye
varios consejos que le dimos a nuestros líderes.
Quizá también sean útiles para tus grupos pequeños.

***

Las cuatro claves más importantes para una buena


discusión pueden ser capturadas en el acrónimo
PESA (Pregunta, Evita, Siente, Apunta).

1. Pregunta: Haz buenas preguntas que mantengan


al grupo concentrado en cumplir la misión del
grupo. Por ejemplo, algunos grupos existen
para cumplir el propósito del discipulado, otros
del evangelismo, y otros de crecer en
comunidad. El propósito asignado para tu
grupo determinará qué clase de preguntas
165
debes hacer. Las buenas preguntas guían al
grupo naturalmente hacia el propósito
deseado, y son lo suficientemente amplias
como para tener más de una respuesta
“correcta” pero lo suficientemente específicas
como para que nadie tenga que ser un experto
para responderlas.

2. Evita: No hagas preguntas que maten la


discusión. Revisaremos algunas de esas
preguntas más adelante en este capítulo.

3. Siente: Percibe la guía del Espíritu santo.


Mientras diriges la discusión, mantente en la
búsqueda de oportunidades para que los
miembros del grupo discipulen a otros
miembros del grupo. Por ejemplo, si alguien
está compartiendo una parte de su vida en la
que claramente necesitará la ayuda, fuerza, o
consuelo de Dios, no dudes en pedirle a
alguien del grupo que ore por esa persona ahí
mismo. De manera similar, si alguien está
batallando para aplicar la Palabra de Dios a
cierta situación en su vida, invita a otros
miembros del grupo a ayudarle a aplicar el
evangelio haciendo preguntas como, “¿Cómo
puede el evangelio empoderar a tu hermano a
responder de manera diferente en esta
situación?” o “¿Cómo podría tu hermana
aplicar este principio en su relación con sus
compañeros de trabajo, de manera que honre
la Palabra y los honre a ellos?” o “¿Alguno de
166
ustedes ha experimentado una situación
similar? ¿Podrían compartir con nuestro
hermano lo que aprendiste acerca de Jesús
en tu experiencia?”.
4. Apunta: Apunta hacia la visión que estableciste en
el grupo, para encaminar la discusión cuando
se desvíe. Abajo hay algunos consejos sobre
cómo hacerlo.

Antes de lanzarte a las preguntas sobre cómo


responder al sermón, necesitarás proveer un breve
resumen del sermón para aquellos que no estuvieron
presentes el domingo, y aquellos que se han olvidado
de lo que se habló. Aunque puedes hacer esto
preguntándole a las personas de lo que se trató el
sermón, resumirlo tu mismo en unas pocas oraciones
que capturen el punto y la aplicación principal es más
efectivo. Surgirán más detalles conforme hagas
preguntas más específicas al grupo.

Ejemplos de preguntas para discusión del


sermón:
Las siguientes preguntas están diseñadas para
producir discusiones que contribuyan a crecer juntos
en Jesús. No tienes que hacer todas las preguntas y
no tienes que hacerlas en orden. Escoge cualquiera
de las preguntas que pienses que son más
apropiadas para el sermón que estás discutiendo.

RELACIONAR:
1. ¿Cuál punto del sermón te impactó más? ¿Por
qué?
167
2. Cuéntanos una historia que complemente el punto
principal del sermón. ¿Cómo Dios ha buscado
trabajar de manera similar en tu vida o en el
mundo a tu alrededor?

OBSERVAR:
1. Observaciones destacadas acerca de Dios:
• ¿Qué característica acerca de
Dios te impactó más?
• ¿Se te ocurren otros pasajes en
la Escritura que complementen esta
verdad acerca de Dios?
• ¿Cómo está presente esta
característica de Dios en la historia del
evangelio?
2. Observaciones destacadas acerca de la
humanidad:
• ¿Qué característica acerca de
la humanidad te impactó más?
• ¿Se te ocurren otros pasajes en
la Escritura que complementen esta
verdad?
• ¿Cómo está presente esta
característica de la humanidad en la
historia del evangelio?

RESPONDER:
1. ¿Cómo es que el Espíritu Santo te exhortó de
manera específica a través del mensaje?
2. ¿Cómo es que el Espíritu Santo te confrontó/retó
de manera específica a través del mensaje?

168
3. ¿Cómo está el Espíritu Santo llamándote a
responder de manera específica (en creencia,
pensamiento, o acción) a la Palabra de Dios
esta semana?
4. ¿Cómo necesitas que oremos por ti para ayudarte
a responder a lo que Dios ha dicho a través
del sermón del domingo?
5. ¿Cómo es que tu obediencia a Su llamado
impactará tus pensamientos o actividades
normales esta semana?
6. Si vives consistentemente la verdad de este
mensaje, ¿de qué manera específica sería tu
vida diferente?
7. Si vivimos consistentemente la verdad de este
mensaje, ¿de qué manera específica nuestra
comunidad sería diferente?
8. Si vives consistentemente la verdad de este
mensaje, ¿de qué manera específica
impactaría a los no cristianos que hay en tu
vida?

Ejemplos de preguntas que matan la discusión


Las buenas preguntas son esenciales para que una
discusión de grupo pequeño se disfrute y dé fruto. Así
como las preguntas buenas pueden abrir las
compuertas para una discusión significativa, las
preguntas equivocadas pueden inmediatamente
matar la discusión incluso en el grupo más abierto.
Las siguientes preguntas son ejemplos comunes que
debemos evitar a toda costa.

1. Preguntas cerradas
169
Las preguntas cerradas son preguntas que pueden
ser respondidas con un simple “sí”, “no”, o alguna otra
respuesta de una sola palabra que no requiere
reflexión o especificaciones. Algunos ejemplos de
preguntas cerradas son,

“¿Alguien ha experimentado esto antes?”. Una mejor


pregunta sería, “¿Podrías compartir con nosotros una
historia donde hayas experimentado esto en tu vida?”.

“¿Alguien más fue confrontado por el sermón del


domingo?”. Una mejor pregunta sería, “¿En qué
maneras específicas te confrontó el sermón del
domingo?”.

“¿Se acuerdan del punto principal del sermón?”. Una


mejor pregunta sería, “¿Cómo explicarías el punto
principal del sermón del domingo en tus propias
palabras?”.

2. Preguntas sin enfoque


Las preguntas sin enfoque son las peores porque
pueden provocar mucha plática, y así tomar mucho
tiempo, pero la conversación no tiene relación con el
propósito para el que nos reunimos y está dominada
solo por aquellos que disfrutan hablar acerca de sí
mismos. Algunos ejemplos de preguntas sin enfoque
son,

“¿Cómo estuvo su semana?”.


“¿Alguien tiene novedades en su vida para compartir
con nosotros?”.
170
“¿Se la pasaron bien en Navidad?”.
“¿Qué es lo que Dios está haciendo en sus vidas?”.

Es bueno hacer estas preguntas a los miembros del


grupo en conversaciones individuales. Pero no es
bueno hacer estas preguntas a todo el grupo porque
distrae del propósito para el que nos hemos unido:
discipularnos unos a otros a la luz de la predicación
de la Palabra de Dios del domingo anterior.

3. Preguntas demasiado abiertas


Las mejores preguntas son lo suficientemente
abiertas para tener más de una respuesta, pero no
tan abiertas que requieran que alguien sea un experto
para responderlas. Esas preguntas intimidan a la
gente y los desmotivan de participar en la discusión.
Algunos ejemplos de preguntas demasiado abiertas,

“¿Qué piensas de la doctrina bíblica de la elección?”.


Una mejor pregunta sería, “¿De qué maneras
específicas la doctrina de la elección conforta o
inquieta tu corazón?”.

“¿Qué tipo de persona es el personaje bíblico


Daniel?”. Una mejor pregunta sería, “¿De qué manera
te gustaría ser más como Daniel?”.

“¿De qué se trató el sermón del domingo?”. Una


mejor pregunta sería, “El sermón del domingo se trató
del horrible orgullo que vive en nuestros corazones.
¿De qué manera específica el orgullo se muestra en
tu vida?”.
171
Consejos para redirigir la discusión
Como el facilitador del grupo, es tu trabajo mantener
la discusión enfocada en reflexionar y responder al
contenido del sermón del domingo. Tu objetivo es
usar la discusión como oportunidad para que tus
miembros se discipulen unos a otros. Habrá
ocasiones en las que la discusión se desvíe y ya no
esté enfocada en el discipulado mutuo. Cuando te
des cuenta de esto, simplemente apunta de vuelta a
la visión que estableciste al iniciar y redirige la
discusión. Aquí hay algunos ejemplos de cómo
podrías hacerlo,

Si la discusión se sale del tema


“Ese es un buen punto, pero ¿cómo se relaciona con
(inserta el tema aquí)?”.

“Muy bien. Volvamos a la pregunta original: (inserta


pregunta aquí)”.

“Andy dijo algo muy importante hace un rato.


Hablemos un poco más acerca de eso”.

“Me encantaría escuchar un poco más acerca de eso


después del grupo. Por ahora tratemos de
concentrarnos en el tema del orgullo del que
escuchamos el domingo”.

“Esas son buenas ideas. Pero creo que no hice bien


la pregunta. Permíteme expresarla de otro modo…”.

172
Si alguien está dominando la discusión u otros no
están participando
“Gracias por compartir tu perspectiva, Juan. Ahora
escuchemos lo que otros piensan”.

“(Repite la pregunta original aquí). Ahora escuchemos


de alguien que no ha hablado todavía”.

“Eso es interesante, Juan. Ángela (eligiendo a alguien


que no ha participado todavía al azar), ¿cómo
aplicarías tú el sermón a la situación de Manuel?”.

“Juan, parece que hay muchas cosas en tu vida que


probablemente podrían ser mejor abordadas en una
conversación con alguien que tiene confianza y
autoridad en tu vida. Hablemos después sobre
alguien que pueda ser capaz de ayudarte a caminar a
través de esta situación”.

Si la discusión se vuelve muy teórica en lugar de


práctica
“Esto es muy bueno. Pero quiero asegurarme de que
nos estamos manteniendo enfocados en la razón por
la que estamos aquí: compartir nuestras vidas y
compartir juntos el evangelio. Intentemos mantener
nuestras respuestas enfocadas en cómo las verdades
del sermón impactan nuestras vidas en un nivel
práctico”.

“Esas son buenas preguntas teológicas, pero no


podemos abordar todas las cuestiones teológicas
esta noche. Mantengámonos enfocados en lo que
173
específicamente se compartió el domingo. ¿Cómo
debería esta verdad teológica impactar la manera en
que vives esta semana?”.

***

Los consejos anteriores están diseñados para


ayudarte a hacer las preguntas que te ayuden a
cumplir el propósito por el que se reunieron, el cual,
en nuestro caso, era el discipulado mutuo entre los
miembros del grupo.

174
CÓMO AUMENTAR TU FE

Como pastor, una de las preguntas que más me han


hecho es, “¿Cómo puedo aumentar mi fe?”. Esto
tiene sentido, ya que sabemos que sin fe es imposible
agradar a Dios (Hebreos 11:6). El nivel de nuestra fe
muchas veces hace la diferencia entre la obediencia y
la desobediencia, entre el contentamiento y la falta de
contentamiento, entre la seguridad y el miedo. De
esta manera, es sabio y normal que queramos saber
cómo podemos aumentar nuestra fe. Sin embargo, el
reto es, por supuesto, que la Biblia describe la fe
como un regalo de Dios (Efesios 2:8, 2 Pedro 1:1,
Filipenses 1:29). Así que, ¿cómo podemos hacernos
crecer en algo sobre lo que no tenemos control?

Primero tenemos que reconocer que la fe no es algo


que podamos manufacturar. Si no me crees, inténtalo.
Si tú pudieras ofrecerme $1.000.000 para que me
hagas creer que Carla Morrison —a quien admiro
grandemente— está enseguida de mí cantando su
más grande éxito, “Déjenme llorar”, voy a querer
creerlo desesperadamente. Voy a intentar cualquier
cosa para hacerme creer que, de hecho, Carla
Morrison está parado enseguida de mí interpretando
su clásica canción. Pero incluso con la motivación
interna del millón de dólares, yo simplemente no
puedo obligarme a creerlo, no importa cuánto lo
intente. La única manera en que yo lo creería sería si
el mismísimo Carla Morrison verdaderamente
175
estuviera físicamente presente, justo delante de mis
ojos… e incluso en ese momento, yo no estaría
causando que mi fe creciera en la presencia de Carla
Morrison, sino que una fuerza externa (es decir, Carla
Morrison) está haciendo que mi fe crezca.

Por lo tanto, la respuesta corta a la pregunta de


“¿Cómo puedo aumentar mi fe?” es “No puedes”. Tu
no puedes hacerte creer algo ni puedes hacerte creer
más en algo. Sin embargo, esto no significa que no
tenemos esperanza. Aunque es cierto que la fe es un
regalo de Dios que no podemos manufacturar, es
igualmente cierto que hay cosas que podemos hacer
para ponernos en una posición donde es más
probable que crezcamos en el regalo de la fe.

Me gusta comparar esto con plantar semillas. Cuando


plantas semillas en tu jardín, tú no tienes control
sobre si realmente van a crecer o no. Dependes
completamente de que Dios cause que tus semillas
se conviertan en los vegetales que estás esperando.
Pero esto no significa que no puedes hacer nada y
simplemente tienes que esperar lo mejor. No; hay
acciones específicas que puedes controlar para hacer
que sea más probable que Dios cause que tu semilla
crezca, aunque estas acciones no forcen la mano de
Dios para hacer que crezcan. Primero, tú eliges la
estación adecuada para plantarlas. Segundo, tú
eliges la mejor tierra que pone a la semilla en el mejor
ambiente para que prospere. Tercero, tú preparas la
tierra de la mejor manera que puedes. Entonces,
después de haber hecho todo lo que puedes para
176
poner las semillas en el ambiente más adecuado para
su crecimiento, esperas que Dios cause que el sol
brille y que la lluvia caiga. Si la semilla crece, es
porque Dios eligió darle lo que necesita para crecer.

Esto es lo que podemos hacer mientras esperamos


que nuestra fe sea aumentada. No podemos hacer
que crezca de la misma manera que no podemos
hacer que una semilla se convierta en una planta,
pero podemos ponernos en la tierra adecuada, en el
tiempo correcto, en la forma correcta, y esperar que
Dios envíe el sol y la lluvia metafóricos que causarán
que nuestra fe crezca. La Biblia nos da cuatro cosas
específicas que podemos hacer para ponernos en la
tierra más adecuada posible para que sea más
probable que nuestra fe crezca.

Primero, nos exponemos a la Palabra de Dios.


Romanos 10:17 nos dice directamente que “Así que
la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el
mensaje que se oye es la palabra de Cristo”. De esta
manera, entre más y más te expongas a la Palabra de
Dios a través de la Biblia, escuchar sermones, cantar
canciones, etcétera, es más probable que veas que tu
fe crece.

Lo segundo que podemos hacer en la búsqueda de


ver nuestra fe crecer es involucrarnos en la
comunidad cristiana. Esto se ilustra en la carta a los
hebreos, la cual fue escrita a un grupo de Cristianos
que estaban tentados a abandonar la fe como la
conocían. El autor exhorta a sus lectores a que
177
“mantengamos firme la esperanza que profesamos”
(Hebreos 10:23), lo cual es un llamado a mantener la
fe frente a la tentación e incluso la persecución.
Inmediatamente después, él apunta a la reunión de la
iglesia local como el medio por el cual esto puede ser
logrado, “Preocupémonos los unos por los otros, a fin
de estimularnos al amor y a las buenas obras. No
dejemos de congregarnos, como acostumbran
hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y
con mayor razón ahora que vemos que aquel día se
acerca” (Hebreos 10:24-25). Si quieres que tu fe
crezca, la mejor tierra para plantarte es la tierra de la
iglesia local.

Un tercer lugar al que podemos ir para buscar el


crecimiento de nuestra fe es la oración. Ya que la fe
es un regalo de Dios, es razonable que nos volvamos
a Él cuando deseamos más de ella. Esto es lo que
hizo el padre del muchacho endemoniado cuando
clamó en oración, “¡Sí creo! [...] ¡Ayúdame en mi poca
fe!” (Marcos 9:24). Jesús está dispuesto y es capaz
de responder a nuestra oración, así como lo hizo por
el padre de ese muchacho. Incluso si no percibimos
una respuesta inmediata, el mero hecho de hacerlo
nos permite usar y practicar la fe que ya tenemos.
Esto mismo puede ser lo que Dios use para hacer
crecer nuestra fe.

Finalmente, uno de los terrenos más fértiles para ver


nuestra fe crecer es el sufrimiento. El apóstol Pedro
explica que a través del sufrimiento y pruebas “la fe
de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser
178
acrisolada por las pruebas demostrará que es digna
de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se
revele” (1 Pedro 1:7). Esto no significa que debes salir
y buscar sufrir para que tu fe crezca. Significa que
cuando venga el sufrimiento no tienes que perder la
esperanza. En lugar de eso, puedes ver la mano de
Dios en medio del sufrimiento mientras Él lo usa para
que tu fe en Él —la cual es “vale mucho más que el
oro”— crezca.

En conclusión, debido a que la fe es tan importante,


debemos buscar que la nuestra crezca. Mientras
buscamos esto, debemos ser cuidadosos y evitar dos
errores. Debemos evitar el error de pensar que
podemos crearla nosotros mismos al simplemente
“creer más” y debemos evitar el error de meramente
esperar que nuestra fe crezca sola. En lugar de eso,
debemos ponernos a nosotros mismos en la mejor
posición posible para ver cómo Dios hace crecer
nuestra fe a través de la Palabra de Dios, nuestra
participación en la iglesia local, la oración, y a través
de permitir que el sufrimiento haga en nosotros lo que
Dios quiere.

179
180
3 RAZONES PARA JAMÁS
PERDONARTE A TI MISMO

“¡Tienes que aprender a perdonarte a ti mismo!”.

Este es el consejo que más suele darse a aquellos


que están afligidos por la culpa, la vergüenza, o el
odio a ellos mismos. Aquellos que dan este consejo
tienen buenas intenciones; quieren que su ser querido
sea libre de esos sentimientos y viva una vida más
libre y feliz. Sin embargo, por mejores que sean las
intenciones, este consejo es terrible y posiblemente
mortal.

Espero que me permitas explicar por qué.

Las siguientes son tres razones por las que nunca


deberías perdonarte a ti mismo ni aconsejar a alguien
más que lo haga.

1. Te hace la víctima.
En cualquier evento que requiera perdón hay dos
partes: el ofendido y el ofensor. La única de esas dos
partes que tiene derecho a otorgar o negar el perdón
es la víctima. Cuando le decimos a alguien
“perdónate a ti mismo” hacemos de la persona
ofendida una víctima otra vez, al negarle su derecho y
darle ese derecho a la persona que la ofendió.
Nosotros no animaríamos (espero) a un violador a
181
seguir su vida libre de culpa y vergüenza porque él
decidió perdonarse a sí mismo. En lugar de eso,
requeriríamos que enfrentara a su víctima y buscara
el perdón que desea de la única persona que tiene el
poder para darlo. Lo mismo debe ser cierto para
cualquier ofensa, desde la más detestable hasta la
más comprensible.

Ese consejo no solo lastima al ofendido, sino que


también lastima al ofensor. Les roba de buscar y
quizá obtener el perdón de la persona que lastimaron
y, en consecuencia, les impide experimentar la
humildad de buscar el perdón y el gozo transformador
de recibirlo.

Por el bien de tanto la parte ofendida como del


ofensor, no deberíamos decirle a las personas
“perdónate a ti mismo”. Deberíamos decirles la
verdad. La verdad es que eres perdonado cuando la
persona contra la cual pecaste te concede ese
perdón, no cuando tú te lo concedes a ti mismo.

2. Te convierte en el juez.
Otro problema con el decirle a las personas que
simplemente necesitan perdonarse a sí mismos es
que al hacerlo los elevamos a la posición de jueces.
Una posición que en realidad no tienen. La Biblia nos
dice que “No hay más que un solo legislador y juez,
aquel que puede salvar y destruir” (Santiago 4:12).
Dios y solo Dios se levanta entre la víctima y el
victimario; Él tiene la última palabra sobre lo que se
finalmente perdona o no se perdona porque Él es la
182
víctima final de cada uno de los pecados (Salmo
51:4). Como el único legislador y juez, cuando Dios
dice que un pecado es perdonado, es perdonado, no
importa si te perdonas a ti mismo o no; cuando Él dice
que un pecado no es perdonado, no es perdonado,
no importa si te perdonas a ti mismo o no. Pedirle a
un humano que se perdone a sí mismo es como
pedirle a un perro que se vista a sí mismo: no posee
la capacidad de hacer lo que le estás pidiendo.

De esta manera, decirle a alguien que se “perdone a


sí mismo” no es útil, sino dañino. Los anima a
cometer idolatría al ponerse a ellos mismos en el
lugar de Dios, lo que solo añade a la culpa que ya
cargan. También les niega la oportunidad de
realmente recibir la seguridad del perdón que tanto
necesitan al apuntarlos lejos de Aquel que realmente
puede darlo.

3. Es un mal diagnóstico.
La tercera y última razón por la que nunca debes
perdonarte a ti mismo o aconsejarle a alguien que lo
haga es porque es un tratamiento basado en un mal
diagnóstico. Si alguien está plagado por la culpa, por
la vergüenza, o por el odio a sí mismo, su problema
no es que no se hayan podido perdonar a sí mismos.
Su problema es que se han negado a recibir el
perdón gratuito que Dios les ofrece. En Jesucristo y
solo en Jesucristo nosotros tenemos “la redención
mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados,
conforme a las riquezas de la gracia” (Efesios 1:7).
No dice que nosotros “podemos tener” o que “algún
183
día vamos a tener” sino que ahora mismo tenemos el
perdón que necesitamos.

Cuando aconsejamos a alguien que se perdone a sí


mismo le estamos pidiendo que se curen a sí mismos
con un placebo, lo que es el equivalente a
condenarlos a una enfermedad perpetua. La
verdadera cura para nuestra vergüenza, culpa, y odio
a nosotros mismos no se encuentra en perdonarnos a
nosotros mismos sino en confiar la declaración de
Dios de que ya hemos sido perdonados en Jesucristo
y que Él no recuerda nuestro pecado (Jeremías 31:4).

Cuando decimos “aprende a perdonarte a ti mismo”


no solo lastimamos a la víctima y al victimario,
también le negamos a Dios la gloria que es suya por
haber hecho todo lo necesario para traer perdón a
personas imperdonables y culpables de ofensas
imperdonables. Hacemos creer a la gente que su
sanidad se encuentra en su propia voluntad para
perdonar, en lugar de en la voluntad de Dios para
perdonarles a costa de su propio Hijo.

***

No quiero que vivas en vergüenza, culpa, u odio a ti


mismo. Por eso te ruego que dejes de tratar de
perdonarte a ti mismo. En lugar de eso, mira al
Verdadero Juez y la Verdadera Víctima, y recibe el
perdón que Él ya ha comprado para ti. La vida y la
libertad se encuentran en creerle a Aquel que habla la

184
verdad, en lugar de creerle a tu voz interna de
condenación y sus mentiras.

185
186
LO QUE DISNEYLANDIA ME
ENSEÑO ACERCA DEL
SUFRIMIENTO
Por un periodo de seis meses, uno de mis hijos ha
estado llorando hasta dormirse cada noche durante
horas. Hace casi dos años, nuestra familia dejó todo
lo que conocíamos y amábamos para mudarnos a
Ciudad de México para aprender y hacer ministerio. A
pesar del gozo y las bendiciones que estamos
experimentando aquí, mi hija sufre y extraña
desesperadamente su hogar en Portland, Oregon, y
cada noche pregunta, “¿Cuándo podemos irnos a
casa?”. Al compartir peticiones de oración cada
noche, la petición que ellos comparten vez tras vez es
que Dios nos envíe de regreso a Portland. Mi hija está
sufriendo y simplemente quiere saber, “¿Cuándo
terminará?”. Como padre, anhelo darle la fecha de
cuando todo estará mejor. Sufro por poder darle el
tiempo específico en el que ya no tendrá que sufrir las
lágrimas nocturnas mientras concilia el sueño.

Pero, por supuesto, no puedo.

Y estoy empezando a aprender que, por más que


desee hacer eso por ellos, es mejor si no lo hago.
Mientras mi hija sufre y aprende esto, irónicamente,
yo estoy aprendiendo la misma lección.

187
Cuando vamos a Disneylandia pasamos alrededor de
14 horas en el parque. Menos de 30 minutos se
invierten en el placer de subirse a los juegos. Las
otras 13.5 horas consisten de intenso sufrimiento:
comer comida más mala que la que tus hijos comen
en la escuela; esperar en filas aparentemente infinitas
con dolor de pies, sudor en el cuerpo, y una billetera
cada vez más vacía; y sobre estimular tus sentidos al
ver riñoneras de colores brillantes y oler piernas de
ave gigantes cocinándose sobre una parrilla sucia.

Y sin embargo, tú pagas voluntariamente para vivir


esta experiencia.

Haces fotos de esta experiencia.

Cuando te vas, te ríes de esta experiencia.

Cuando recuerdas, piensas afectuosamente acerca


de esta experiencia.

Y tan pronto como llegas a casa, empiezas a ahorrar


dinero y planear intencionalmente para tener esta
experiencia otra vez.

¿Por qué?

Mis hijos dirían que es porque Disneylandia te dice


qué tanto vas a tener que sufrir en cada fila. Como
mis hijos, muchos de nosotros pensamos que este es
el ingrediente necesario para soportar el sufrimiento.
Si simplemente podemos saber cuándo terminará,
188
podemos encontrar la fuerza para soportar hasta ese
momento.

Yo no estoy de acuerdo. No creo que esto es lo que


nos da el poder de soportar el sufrimiento en
Disneylandia, ni el sufrimiento en el resto de la vida.
De hecho, creo que saber cuándo nuestro sufrimiento
terminará exactamente puede hacernos daño en la
vida real. Puede hacerlo de tres maneras.

PRIMERO…

Si supiéramos la fecha de vencimiento exacta de


nuestro sufrimiento, pospondríamos el vivir nuestras
vidas hasta que el sufrimiento terminara. En lugar de
intencionalmente experimentar la vida mientras
sufrimos, simplemente nos encerraríamos y
deprimiríamos, convenciéndonos a nosotros mismos
de que una vez que el sufrimiento termine por fin
podremos empezar a vivir.

SEGUNDO…

Sin importar la fecha de vencimiento de nuestro


sufrimiento, nos quejaríamos. Siempre preferiríamos
una fecha más temprana y estaríamos tentados a la
amargura sobre la fecha que Dios le asignó a nuestro
sufrimiento. ¿Alguna vez has visto el tiempo de
espera en Disneylandia y dicho, “¡Genial! ¡Esa es la
cantidad perfecta de sufrimiento!”?

TERCERO…
189
Y más importante, si supiéramos la fecha de
vencimiento de nuestro sufrimiento, no
necesitaríamos fe para soportarlo; no tendríamos que
luchar con Dios en medio de él. Aunque estas cosas
no se sientan agradables para nosotros, sin duda son
buenas para nosotros. Son, de hecho, algunas de las
cosas que le dan propósito a nuestro sufrimiento y
producen mayor gozo en el otro lado.

Volviendo a la ilustración de Disneylandia, no son los


señalamientos de “90 minutos de espera” lo que nos
permiten soportar nuestro sufrimiento. Lo soportas
porque sabes que eventualmente terminará, sabes
que las personas que amas estarán contigo en medio
del sufrimiento, y sabes que el gozo está del otro lado
del sufrimiento. Estas cosas son las que hacen de
Disneylandia no solo soportable, sino un refugio de
hermosos recuerdos.

Aunque la Biblia no nos provee de una fórmula


matemática que nos permita determinar en qué
momento nuestro sufrimiento terminará, sí nos
promete que lo hará, y que hay gozo del otro lado. Lo
hace poéticamente, cuando el salmista nos dice que
“Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos
de alegría” (Salmo 30:5). También nos lo dice
literalmente, como en la observación del salmista de
que “Muchas son las angustias del justo, pero el
Señor lo librará de todas ellas” (Salmo 34:19) y en la
promesa de Pedro de que “después de que ustedes
hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo... los
190
restaurará y los hará fuertes, firmes y estables” (1
Pedro 5:10). Aún más importante, la Biblia nos
promete que el Dios que nos ama está con nosotros
en medio de nuestro sufrimiento (Isaías 41:10; 43:2;
Hebreos 13:5).

Las mismas cosas que empoderan a mis hijos para


soportar el sufrimiento en Disneylandia los
empoderarán para soportar el sufrimiento en la vida
real. Hacen lo mismo por ti y por mí. No necesitamos
saber cuándo terminará. Eso podría lastimarnos más
de lo que nos ayudaría. Necesitamos saber que Dios
promete que terminará, que Jesús promete estar con
nosotros mientras sufrimos, y que ya sea que termine
mañana o en la eternidad, gozo es lo que nos espera.
De modo que, por más ansias paternales que tenga
de responder a la pregunta de “¿Hasta cuándo?”,
estoy agradecido de tener una respuesta todavía
mejor.

Oro que esta respuesta sea suficiente para mis hijos y


oro que sea lo mismo para ti.

191
192
HAZ LO CORRECTO:
AYUDA PARA TOMAR
DECISIONES
BÍBLICAMENTE

Como seguidores de Cristo, queremos vivir de


manera agradable para nuestro Rey. Queremos hacer
lo correcto. El problema es que “lo correcto” no
siempre es tan fácil de discernir. De hecho, en todos
mis años en el ministerio cristiano, esta ha sido la
pregunta práctica con la que he visto que las
personas luchan más que con ninguna otra: ¿Cómo
sé qué es lo correcto? Aunque reconozco que esta
puede ser una pregunta difícil de responder, también
he encontrado dos guías en la Escritura que me han
liberado del estrés y el miedo de escoger lo
incorrecto. De hecho, han hecho que la toma de
decisiones al momento sea mucho más fácil de lo que
jamás hubiera imaginado. La primera guía se basa en
nuestro rol como portadores de imagen.

La Palabra de Dios nos enseña que los seres


humanos están diseñados para reflejar la imagen de
Dios. Génesis 1:26 nos muestra que este fue el
propósito de Dios en el acto original de la creación,
cuando declaró, “Hagamos al ser humano a nuestra
imagen y semejanza”. Este también es el propósito de

193
Dios en la nueva creación. Aunque la imagen de Dios
ha sido distorsionada como resultado del pecado de
los humanos, Él promete restaurar su imagen en su
pueblo. Él hace esto a través de la persona y obra de
Jesucristo, el perfecto y verdadero portador de
imagen, quien es “la imagen del Dios invisible”
(Colosenses 1:15) y “la fiel imagen de lo que él es”
(Hebreos 1:3). Dios “predestinó a ser transformados
según la imagen de su Hijo” a aquellos que están en
Cristo (Romanos 8:29). Esta restauración de la
imagen de Dios en su pueblo no es instantánea, sino
gradual. Ellos están siendo “transformados a su
semejanza con más y más gloria” (2 Corintios 3:18).
Dios promete que el proceso será completamente
realizado cuando Jesús regrese. En ese momento,
“seremos semejantes a él, porque lo veremos tal
como él es” (1 Juan 3:2). En resumen, fuimos
creados, y luego recreados, con el propósito de
reflejar la imagen de Dios mientras nos movemos
hacia la consumación de todas las cosas, donde le
reflejaremos perfectamente. De esta manera,
nuestras decisiones deben ser tomadas con base en
qué tan bien reflejan la imagen de Dios y según si nos
acercan o no a esa meta final.

Esta es claramente la base para la ética de Pablo.


Por ejemplo, él le ordena a los Filipenses que
“consideren a los demás como superiores a ustedes
mismos…” porque “... la actitud de ustedes debe ser
como la de Cristo Jesús” (Filipenses 2:3-5). De
manera similar, cuando exhortó a la iglesia de Corinto
a dar de manera generosa, Pablo explica que deben
194
hacer esto porque refleja adecuadamente la imagen
de Dios. Él dice, “Ya conocen la gracia de nuestro
Señor Jesucristo, que, aunque era rico, por causa de
ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza
ustedes llegaran a ser ricos” (2 Corintios 8:9). Pedro
basa su ética en el mismo principio. Pedro le ordena a
los cristianos vivir vidas santas porque “también es
santo quien los llamó [Dios]” (1 Pedro 1:15). Él
también les dice a los cristianos que se sometan a las
autoridades, incluso si eso trae sufrimiento. Él justifica
este mandamiento potencialmente controversial
diciendo que Jesús hizo lo mismo, “Cuando proferían
insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando
padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a
aquel que juzga con justicia” (1 Pedro 2:23). Los
apóstoles presentan el ser portadores de imagen
como la base de su ética porque Jesús, su Señor,
hizo lo mismo. Por ejemplo, Jesús ordena a sus
seguidores amar a sus enemigos y orar por ellos para
que sean hijos de su Padre que está en el cielo. En
otras palabras, deben hacerlo para reflejar la imagen
del Dios que hace que “salga el sol sobre malos y
buenos, y que llueva sobre justos e injustos” (Mateo
5:45). Los seguidores de Jesús no solo deben amar a
sus enemigos como reflejo de la imagen de Dios.
También deben amarse unos a otros con base en lo
mismo. Jesús ordena “que se amen los unos a los
otros. Así como yo los he amado, también ustedes
deben amarse los unos a los otros. De este modo
todos sabrán que son mis discípulos” (Juan 13:34-35,
énfasis mío).

195
Además de tomar decisiones que reflejen de manera
más adecuada la imagen de Dios, también debemos
evitar aquellas decisiones que contradicen la
naturaleza y el carácter de Dios. Debemos evitar
mentir porque no refleja adecuadamente la imagen de
Dios, quien es la personificación de la verdad. Pablo
escribe, “Dejen de mentirse unos a otros, ahora que
se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con
sus vicios, y se han puesto el de la nueva naturaleza,
que se va renovando en conocimiento a imagen de su
Creador” (Colosenses 3:9-10). Debemos evitar el
adulterio y el divorcio porque contradicen la
naturaleza de Dios en su fidelidad a su pacto. “Yo
aborrezco el divorcio”, declara Dios a través de
Malaquías (Malaquías 2:16). Por esa razón,
Malaquías se asombra de que las personas creadas a
imagen de Dios puedan distorsionar Su imagen a
través del adulterio y el divorcio. “¿No tenemos todos
un solo Padre? ¿No nos creó un solo Dios? ¿Por qué,
pues, profanamos el pacto de nuestros antepasados
al traicionarnos unos a otros?” (Malaquías 2:10).
Incluso la idolatría debe ser evitada sobre la base de
su inconsistencia con la naturaleza y la imagen de
Dios. “Yo soy el Señor; ¡ese es mi nombre! No
entrego a otros mi gloria, ni mi alabanza a los ídolos”
(Isaías 42:8). Debido a que Dios no pone a ningún
otro dios delante de sí mismo, nosotros no debemos
poner ningún dios delante de Él (Éxodo 20:2-3).

Cuando nos enfrentamos a una decisión, nuestra


primera pregunta debe ser: “¿Cómo puedo reflejar
mejor la imagen de Dios en esta situación?”. En
196
muchos casos, responder a esta simple pregunta será
suficiente para saber qué hacer. Sin embargo, en
otros casos, “lo correcto” es menos explícito y parece
mucho más relativo. ¿Qué hacemos en esos
momento? Ahí es donde entra la segunda guía.

“Lo correcto” es relativo de persona a persona o de


situación a situación solo cuando la naturaleza y el
carácter de Dios revelado en las Escrituras no nos
proveen de guía sobre el qué, cuándo, cómo, o una
combinación de los tres. Por ejemplo, todas las
personas deben ser generosas porque Dios es
generoso. Ese es el qué, y se revela claramente en la
Palabra de Dios. Pero la Escritura no nos provee
lineamientos explícitos acerca del cómo. De esta
manera, aunque la generosidad es un absoluto ético,
la manera en el que uno practica la generosidad es
éticamente relativa. Sin embargo, esto no significa
que todas las expresiones de generosidad son
igualmente agradables a Dios o que reflejen de igual
manera su imagen. Algunas expresiones de
generosidad son más agradables de Dios y reflejan
más su imagen, y en consecuencia son más éticas.
Afortunadamente, no hemos sido dejados a nuestra
merced y obligados a simplemente hacer conjeturas
educadas acerca del tema, para después
simplemente esperar lo mejor. Dios le ha dado a su
pueblo el Espíritu Santo para (entre otras cosas)
proveernos de guía adicional en situaciones
éticamente relativas.

197
Para continuar con la ilustración de la generosidad,
Pablo confía que el Espíritu Santo le ayudará a cada
cristiano a identificar la manera más ética de expresar
esa generosidad. En lugar de requerir una cantidad
específica y uniforme, él declara, “Cada uno debe dar
según lo que haya decidido en su corazón” (2
Corintios 9:7). En situaciones éticamente relativas,
podemos tomar la decisión más ética buscando la
dirección del Espíritu. Pablo asume que esta dirección
es accesible para todos los cristianos y les protegerá
de vivir de manera no ética y desagradable a Dios. “Si
los guía el Espíritu”, él promete, “no están bajo la ley”
(Gálatas 5:18).

Ya hemos notado que nosotros somos


“transformados a su semejanza con más y más
gloria…”. Las palabras restantes de ese versículo
revelan que esta es la obra “del Señor, que es el
Espíritu” (2 Corintios 3:18, énfasis mío). El Espíritu
Santo es singularmente capaz de moldearnos a la
imagen de Dios, porque Él es Dios mismo y, como tal,
conoce quién es Dios y lo que Dios piensa a un grado
que nadie más puede, y Él desea compartir ese
conocimiento con nosotros. Pablo dice, “Nadie
conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de
Dios” (1 Corintios 2:11) y ora que Dios le de el don del
Espíritu Santo “para que lo conozcan mejor” (Efesios
1:17). De esta manera, cuando estamos en una
situación que requiere una decisión, y no podemos
encontrar guía explícita en lo que Dios ha revelado
acerca de sí mismo en las Escrituras, podemos
volvernos al Espíritu Santo para que nos dé dirección.
198
Él puede guiarnos y nos guiará hacia la decisión más
apropiada, la cual es la decisión que mejor refleje la
imagen de Dios. Dios promete, “Todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”
(Romanos 8:14). Para decirlo de manera diferente,
mientras más sigas la dirección del Espíritu Santo,
más te parecerás a Dios el Padre en tus acciones y
motivaciones. Esas acciones y motivaciones son “lo
correcto”.

Esas dos simples guías han sido de las que he


dependido personalmente por años al momento de
tomar decisiones. Las he encontrado muy útiles para
protegerme de la ansiedad de “no saber qué hacer”.
Esto no quiere decir que mis decisiones siempre son
perfectas. Pero cuando fallo a la hora de hacer “lo
correcto”, tiene mucho más que ver con mis deseos
pecaminosos de hacer lo que yo quiero en ese
momento que con la inhabilidad de discernir cuál es la
decisión correcta. Esta es la razón por la que el
proceso de ser moldeado a la imagen de Dios no será
completado hasta que Jesús regrese, liberándome
completa y finalmente de los efectos del pecado para
que yo tenga perfecto conocimiento de lo que
verdaderamente es lo correcto, un deseo perfecto
para hacer lo que verdaderamente es lo correcto, y el
poder perfecto para lograrlo.

199
200
UNA VIDA SIN
REMORDIMIENTO ES UNA
VIDA SIN AMOR

Earl Partridge tiene 65 años y está en su lecho de


muerte. Él sabe que está a unos minutos de su último
aliento. Sin embargo, él todavía tiene la esperanza de
que verá a su distanciado hijo una última vez.
Mientras enfrenta lo inevitable, él le dice a su
cuidador: “No dejes que nadie te diga, ‘no tengas
remordimiento de nada’. No lo hagas, ¡no! Ten el
&@#$% remordimiento que quieras!”.

Todos podríamos beneficiarnos de este consejo de la


increíblemente profunda (e igualmente vulgar)
película de 1999, Magnolia. El abrumador mensaje de
nuestra cultura es “vive sin remordimientos”, y un
rápido vistazo a nuestras camisetas, tatuajes,
publicaciones de redes sociales, y comportamientos
revela que hemos adoptado ese mensaje como
nuestro. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a la
muerte —como Earl Partridge—, ¿estaremos
contentos de haber vivido nuestras vidas sin
remordimiento?

Sinceramente, espero que no.

201
Porque una vida sin remordimiento es una vida sin
amor. En este capítulo veremos dos razones de por
qué.

1. Si amas a otras personas, tu vida estará llena


de remordimientos.
Nos encanta decir que no nos arrepentimos de las
acciones de nuestro pasado porque aprendemos
mucho acerca de nosotros mismos y de la vida en
general a través de nuestros errores. Esto es cierto,
pero en el proceso, lastimamos de manera
significativa a otras personas.

Podrías haber aprendido mucho de esa mala decisión


que tomaste, pero tu mala decisión afectó
negativamente a otras personas. ¿Es tu lección más
valiosa que esas personas?

Podrías haber aprendido mucho de una acción


imprudente, pero esa acción imprudente dañó
emocionalmente a otras personas. ¿Es su dolor un
mal necesario en tu camino al aprendizaje?

Quizá has crecido de manera significativa por esas


palabras duras que pronunciaste, pero esas palabras
duras todavía están afectando lo que otros sienten
acerca de sí mismos y su vidas. ¿El beneficio de tu
crecimiento vale el costo de su paz?

Si dices que no te arrepientes de nada, estás diciendo


que no te arrepientes del dolor que tus palabras,
acciones, y decisiones han causado a otras personas.
202
En otras palabras, estás diciendo que te amas a ti
mismo mucho más de lo que amas a otra personas.

2. Si amas a Dios, tu vida estará llena de


remordimientos.
Así como la mayoría de nuestros “errores” tienen
víctimas humanas, todos nuestros “errores” tienen
una víctima Divina. Con cada acción pecaminosa,
decisión imprudente, y palabra dura, hemos
personalmente ofendido al Dios que nos creó para
reflejar su imagen en el mundo. Usamos los dones
gratuitos que Dios nos ha dado (vida, mente, cuerpo,
habla, relaciones) para servir a nuestra voluntad y
negar la suya. Esta es la razón por la que David,
después de una serie de acciones particularmente
atroces, escribió “Contra ti he pecado, solo contra ti”
(Salmo 51:4).

Así que, sí, podrías haber crecido después de cada


uno de tus “errores” (una mejor palabra sería
“pecados”). Pero en cada uno de ellos también
cometiste un acto de suprema rebelión contra el Dios
que te creó, te sostiene, y quien envió a su único Hijo
para redimirte.

¿Eso no es digno de remordimiento?

Si no, ¿por qué no?

Si dices que no te arrepientes de nada, estás diciendo


que no te arrepientes de servirte a ti mismo como
Dios en lugar de servir al Dios que te ha dado
203
gratuitamente toda cosa buena. En otras palabras,
estás diciendo que te amas a ti mismo más de lo que
amas a tu Creador.

Conclusión
Nuestra cultura puede decirnos que el remordimiento
es malo e indeseable, pero Dios mismo nos dice que
el remordimiento es bueno y deseable. De hecho, lo
ama tanto que Él incluyó la famosa expresión de
remordimiento del rey David en el libro de los Salmos,
un libro diseñado para guiar la alabanza del pueblo de
Dios. David escribe,

“El sacrificio que te agrada es un espíritu


quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón
quebrantado y arrepentido”, Salmo 51:17.

A través de este pasaje, Dios nos enseña que el


remordimiento no es solo la respuesta correcta a los
errores del pasado, también es una respuesta llena
de alabanza. Es una respuesta llena de amor.

Puedes temer que el vivir una vida llena de


remordimiento es una vida sin gozo. Pero lo opuesto
es verdad. Vivir una vida llena de remordimiento es
vivir una vida consciente de lo mucho que has sido
perdonado por Dios y por otros —y lo mucho que has
crecido como resultado— lo que produce gozo,
gratitud, y una vida llena de significado. Una vida con
remordimientos no es una vida motivada por el miedo
o la culpa, sino una vida motivada por el amor.

204
SEXO Y SOLTERÍA
Las personas solteras son frecuentemente
descuidadas o ignoradas en las iglesias
estadounidenses. Es algo extraño, ya que Jesús
mismo era soltero y el apóstol Pablo (también soltero)
dice que la soltería es un regalo tanto para los
cristianos individuales como para la Iglesia como un
todo. Desafortunadamente, cuando se habla a los
solteros en la iglesia, es usualmente con un simple
mensaje de “mantenerse puros” sexualmente.
Aunque este es un buen consejo bíblico, la Biblia
tiene mucho más que decirle a los solteros en
muchos otros temas que no tienen nada que ver con
el sexo. Y sin embargo, incluso si nos limitamos al
tema de la soltería y el sexo, la Biblia tiene más que
decirle a los solteros que simplemente “mantente
puro”. Afortunadamente, también le dice a los solteros
por qué y cómo mantenerse puros.

Pureza sexual: ¿Por qué?


Una de varias razones por las que la pureza sexual
es importante para Dios es porque el sexo está
diseñado para reflejar el pacto de Dios con su pueblo.
La relación de pacto de Dios con su pueblo es total.
Él no retiene de nosotros ninguna parte de sí mismo,
sino que se da completamente a nosotros. Lo que es
nuestro es suyo, lo que es suyo es nuestro. De la
misma manera, la relación de pacto de Dios con su
pueblo también es monógama. Cuando fallamos en
satisfacerle, Él no se va a buscar un nuevo amor, Él
205
es y siempre será fiel a su pueblo y solo a su pueblo.
Finalmente, la relación de Dios con su pueblo es
inseparable. Una vez que eres unido a Dios a través
de Cristo serás unido para siempre. Esta unidad es
eterna e inquebrantable.

Cuando los cristianos tienen actividad sexual fuera


del matrimonio, pintan una imagen falsa de quien
Dios es. En lugar de reflejar el compromiso total de
Dios, mostramos un amor que da solamente una
parte de sí mismo. En lugar de reflejar el compromiso
monógamo de Dios a su pueblo, mostramos un amor
que se da a sí mismo a una persona hasta que se
aburre, insatisface, o es herido por el amado. En lugar
de reflejar el amor inseparable de Dios por su pueblo,
mostramos un amor que está dispuesto a dividirse tan
rápido como se une.

Dios no es así.

Y sin embargo así es como mostramos a Dios cuando


usamos mal el regalo que nos ha dado en el sexo.

Imagina que te tomo una foto. Después la pongo en


Photoshop y empiezo a hacer una edición bastante
severa. Te pongo el cabello de otro color, ojos rojos y
brillantes, un bigote de Cantinflas, una uniceja que
parece pintada con marcador, y un espacio entre tus
dientes más grande que el de la Chilindrina. Luego
empiezo a mostrarle tu foto a todo el mundo diciendo,
“Este es mi amigo. ¿Qué piensas de él? ¿Te gustaría
que te lo presentara?”. Tú no estarías contento de
206
que una imagen tan inexacta de ti mismo se
presentara al mundo. De la misma forma, Dios no se
agrada cuando nosotros —a través de nuestro mal
uso del regalo del sexo— le mostramos al mundo un
Dios que no se parece en nada al Dios que nos ama y
se entregó por nosotros.

Pureza sexual: ¿Cómo?


Así como saber que el sexo es una imagen del amor
de Dios para con nosotros nos da razones para vivir
sexualmente puros, también nos da el poder para vivir
sexualmente puros. Cuando recordamos que el sexo
es una imagen maravillosa de una realidad aún más
maravillosa, somos libres para experimentar nuestra
plenitud en la realidad y no en la imagen. Podríamos
querer experimentar el gozo de la imagen, pero no
necesitamos tener la imagen cuando tenemos el
mucho más grande gozo de la realidad.

Mi forma favorita de ilustrar esto es con Disneylandia.


Mis hijos están obsesionados con Disneylandia. Tanto
así que pasan docenas y docenas de horas mirando
los DVDs promocionales de los parques. Les encanta
verlos porque están llenos de imágenes de los juegos
en los que quieren subirse, los personajes que
quieren conocer, las calles en las que quieren
caminar. Disfrutan ver estas imágenes. Se divierten
viendo estas imágenes. Pero lo que ellos realmente
quieren no son las imágenes. Lo que ellos realmente
quieren es la realidad a la que esas imágenes
apuntan. Esta es la razón de por qué, cuando somos
privilegiados de visitar Disneylandia, mis hijos ya no
207
están interesados en los videos promocionales. ¿Y
porqué lo estarían? Las imágenes, por divertidas que
fueran, nunca los satisficieron. Lo único que los
satisface es experimentar verdadera y personalmente
a lo que las imágenes apuntan. No es que las
imágenes sean malas, las imágenes son geniales.
Pero cuando están experimentando la realidad a la
que apuntan las imágenes, las imágenes ya no son
necesarias.

Mis hijos están tan satisfechos sin el video como lo


están con él, porque su satisfacción está en la
realidad y no en la imagen. Si eres un cristiano
soltero, tú también puedes estar tan satisfecho sin el
sexo y el matrimonio como lo estás con ellos. Tu
satisfacción está en la realidad a la que el sexo
apunta: la realidad de estar unido a Jesús y a su amor
total, monógamo, e inseparable.

Conclusión
La Biblia tiene mucho más que decirle a los solteros
que simplemente qué hacer con su sexualidad. Pero
lo que los solteros hacen con su sexualidad es de
gran importancia porque dice mucho acerca del Dios
que adoran. Conocer esto puede proveer tanto razón
como poder para la pureza sexual, y motivación para
profundizar en las Escrituras para obtener más de
ambas cosas.

208
TRES ELEMENTOS DE LA
VERDADERA HUMILDAD

Dios ha llenado las Escrituras con gloriosas promesas


para el humilde. Él promete dar gracia a los humildes
(1 Pedro 5:5), exaltar a los humildes (1 Pedro 5:6),
escuchar las oraciones del humilde (2 Crónicas 7:14),
dirigir y guiar al humilde (Salmos 25:9), y conceder al
humilde con el honor de la victoria (Salmos 149:4). A
la luz de estas promesas, todo cristiano debería
buscar la humildad en oración y con pasión.

Sin embargo, debemos ser cuidadosos.

Debemos ser cuidadosos porque en ocasiones lo que


definimos como “humildad” es todo menos humildad.
Afortunadamente 1 Pedro 4:10-11 nos provee tres
puntos clave que nos ayudan a cuidarnos de tener un
falso entendimiento acerca de lo que es la humildad.

“Cada uno ponga al servicio de los demás el don que


haya recibido, administrando fielmente la gracia de
Dios en sus diversas formas. El que habla, hágalo
como quien expresa las palabras mismas de Dios; el
que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el
poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por
medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder
por los siglos de los siglos. Amén”.
209
1. La verdadera humildad reconoce sus dones.
El apóstol Pedro escribe, “Cada uno ponga al servicio
de los demás el don…”. Es imposible obedecer este
mandamiento a menos que reconozcamos que
tenemos ciertos dones y talentos. Y sin embargo,
frecuentemente cometemos el error de pensar que la
humildad se encuentra en actuar como si no
tuviéramos nada que ofrecer. Convencernos a
nosotros mismos o a otros de que no tenemos “nada
especial” podría lucir como humildad, pero no es
humildad. Al contrario, es arrogante negar los dones
que Dios nos ha dado en su gracia.

¿Por qué?

Porque vivir como si no tuviéramos los dones que


tenemos es negarle la gloria que es debida a Dios por
darnos los dones que nos ha dado. También significa
que no podemos obedecer el mandamiento de 1
Pedro 4:10, y la desobediencia siempre está
arraigada en el orgullo y no en la humildad.

2. La verdadera humildad reconoce la fuente de


sus dones.
Algunas personas no tienen problema con reconocer
sus dones. Están muy conscientes. —y quieren que
tú también estés muy consciente— de sus dones
especiales y sus talentos. Sin embargo, esto no
significa que sean humildes. No es suficiente que
meramente reconozcamos que tenemos dones,
también debemos reconocer la fuente de esos dones.
210
Pedro escribe, “Cada uno ponga al servicio de los
demás el don que haya recibido”, (revelando que tus
dones no vienen de ti mismo), “administrando
fielmente la gracia de Dios” (revelando que tus dones
vienen de Dios). La persona arrogante sabe que tiene
dones pero se da a sí mismo el crédito por ellos. La
persona humilde sabe que tiene dones pero le da a
Dios el crédito como la fuente de sus dones.

3. La verdadera humildad usa sus dones para


atraer la atención al dador de los dones.
Aunque los primeros dos elementos son necesarios
para la verdadera humildad, no son suficientes para la
verdadera humildad. Uno puede conocer sus dones y
reconocer a Dios como la fuente de los dones y aún
así tener un corazón enormemente arrogante (solo
necesitas ver programas de concurso en la televisión
para encontrar ejemplos de esto). Esto es porque la
verdadera humildad requiere los primeros dos
elementos y un tercero.

Después de exhortar a los cristianos a reconocer sus


dones y la fuente de sus dones, el apóstol Pedro le
dice a los cristianos que usen esos dones. Sin
embargo, él no está satisfecho con que esos dones
sean usados para simplemente cualquier propósito. Él
tiene un propósito muy específico en mente, “Así Dios
será en todo alabado por medio de Jesucristo”.

La persona arrogante usará sus dones para atraer la


atención y alabanza hacia sí mismo. La persona
211
humilde usará sus dones para atraer la atención y
alabanza a Jesús. Para el observador externo, podría
parecer que las dos personas están haciendo las
mismas cosas de la misma manera, pero los motivos
internos no están escondidos de Dios. Solo aquellos
que están motivados por la gloria de Jesús en lugar
de la suya son verdaderamente humildes. Y solo
aquellos que son verdaderamente humildes pueden
reclamar las promesas listadas en el primer párrafo
de este capítulo.

¿Eres tú uno de ellos?

¿Cuáles son tus dones?

¿A quién le das crédito como fuente de tus dones y


talentos?

¿Para el honor de quién utilizas tus dones y talentos?

212
CINCO COSAS QUE DEBES
BUSCAR EN TU FUTURO
CÓNYUGE

Los cristianos creen que el matrimonio es un pacto


“hasta que la muerte nos separe” delante de Dios y
de su pueblo. Por esta razón, es extremadamente
importante entrar en ese pacto con la persona
correcta. Como pastor durante 10 años y esposo
durante 15 años, frecuentemente se me pregunta:
“¿Qué debería buscar en mi posible pareja?”. La
respuesta a esta pregunta varía según quién lo
pregunte y por qué, pero aquí hay cinco cosas que
aplican en cualquier situación.

1. ¿Es cristiano?
Esto no siempre es tan obvio.

Cuando tenemos que elegir entre esperar por la mujer


o el hombre cristiano que quizá nunca llegue y brincar
a los brazos abiertos del maravilloso no cristiano que
está delante de nosotros, ignorar esta cualidad obvia
puede ser mucho más fácil de lo que pensamos.

Y sin embargo, hacerlo es cometer un error terrible.

Si eres cristiano, Jesús no es solo alguien en quien tú


crees. Él es el Señor alrededor de quien tu vida gira.
213
Tu amor por Jesús y tu entendimiento de Él determina
cómo responderás a cada una de las preguntas que
se te presenten en la vida.

¿Qué haces con el dinero que tienes? ¿Dónde


elegirás vivir? ¿En qué vas a ganarte la vida? ¿Qué le
enseñarás a tus hijos? ¿Cómo los disciplinarás?
¿Cómo te relacionarás con tu familia extendida, tus
amigos, y vecinos? ¿Qué rol jugará la comunidad de
la iglesia en tu vida? ¿Cuál es el propósito del
matrimonio? ¿Cuál es el rol de cada persona en el
matrimonio? ¿Qué harás con tu tiempo libre?

Y luego te casas.

Y todo lo que es tuyo se vuelve de tu pareja, y todo lo


que es de tu pareja se vuelve tuyo. Ahora estas
mismas preguntas deben ser respondidas por
ambos… juntos. ¿Cómo pueden hacer esto si no
comparten el mismo Señor y el mismo objeto de
adoración?

No pueden.

O tu vida dejará de girar alrededor de Jesús como


Señor y girará en torno a tu matrimonio, o
experimentarás falta de unidad constante con tu
esposo o esposa, lo que hará de tu matrimonio
exactamente lo opuesto de lo que tu Señor desea.

2. ¿Ama a tu iglesia local?

214
No le preguntes a tu posible pareja si valora la iglesia
local. Observa si valora la iglesia local. La manera
más fácil de hacer esto es ver su asistencia,
generosidad, y servicio.

¿Está asistiendo a las reuniones de domingo


regularmente? ¿Qué hay del grupo pequeño entre
semana? Si no, ¿qué hace en lugar de eso? ¿Y qué
te dice eso acerca de lo que valora?

¿Es generoso o generosa con sus finanzas? ¿Aparta


cierto porcentaje de su ingreso mensual para
sostener la obra de la iglesia? ¿Está disponible
económicamente para ayudar a los miembros de la
iglesia que están pasando por tiempos difíciles? Si
no, ¿qué está haciendo con su dinero? ¿Y qué te dice
eso acerca de lo que valora?

¿Está sirviendo en la iglesia regularmente? ¿Ofrece


su tiempo durante la semana o el domingo para
ayudar a que la iglesia cumpla su misión? ¿Conoce
sus dones y los usa para bendecir a sus hermanos y
hermanas? Si no, ¿qué está haciendo con sus dones
y talentos? ¿Y qué te dice eso acerca de lo que
valora?

No puedo exagerar la importancia de esta cualidad. Si


un hombre o mujer no ama a la novia de Cristo, no va
a amar a su propia pareja de la manera correcta.

3. ¿Es bueno para arrepentirse?

215
Después de 15 años de matrimonio, he aprendido
que no soy el buen partido que pensaba que era. Soy
un pecador capaz de cometer mucho pecado, lo que
deja a las personas más cercanas a mí con mucho
dolor.

Esto significa que he tenido que arrepentirme.

Mucho.

No, en serio.

MUCHO.

Y no importa con quién te cases, esa persona será,


sin duda alguna, un pecador. Por la naturaleza misma
del matrimonio, tu esposo o esposa pecará contra ti
peor de lo que pecará contra nadie más, y tú serás
lastimado por su pecado peor de lo que nadie más lo
será. Y la única manera en que ambos pueden
continuar viviendo juntos en unidad es si él o ella ve
su pecado, lo reconoce, y se arrepiente. De otra
manera, el matrimonio jamás durará “hasta que la
muerte nos separe”.

Por causa de esto, debes de prestar mucha atención


en cómo tu posible pareja trata con su pecado. ¿Está
consciente de él o no puede verlo? ¿Lo reconoce o le
echa la culpa a los demás? ¿Lo confiesa
humildemente o lo oculta orgullosamente? La manera
en que trate con su pecado contra otros antes del

216
matrimonio es como tratará con su pecado contra ti
en el matrimonio.

4. ¿Es bueno para perdonar?


Tim Keller dice, “la habilidad para arrepentirse y
perdonar es esencial para el matrimonio”. Y tiene
razón. No solo con quien te cases será un pecador,
sino que la persona con quien te cases se casará con
un pecador. Se casará contigo. Y tú pecarás contra tu
pareja peor que contra nadie, y tú lastimarás a tu
pareja peor de lo que has lastimado a nadie.

Esto significa que tendrás que arrepentirte.

Mucho.

No, en serio.

MUCHO.

Debes prestar mucha atención a cómo tu posible


pareja perdona a los demás; si te casas con él o ella,
habrá miles de ocasiones en las que necesitarás que
te perdone. Separado de su perdón generoso y
continuo, jamás serás capaz de vivir “hasta que la
muerte nos separe”.

5. ¿Estás dispuesto a aplicar Efesios 5?


En muchas listas como esta, cristianos bien
intencionados dirán que “tienes que estar atraído a tu
posible pareja”. Aunque esto puede sonar como
sabiduría, es una tontería. Usando esta lógica, los
217
cristianos jamás hubiéramos sido elegidos como la
novia de Cristo. Estábamos cubiertos por la suciedad
de nuestro pecado y expuestos como una horrible
prostituta delante de todo el mundo. Y aún así, Jesús
nos elige, nos busca, y nos toma para sí. En lugar de
preguntar “¿Me son atractivos?”, Jesús preguntó,
“¿Estoy dispuesto a aplicar Efesios 5 con ellos?”.

Y lo está.

Esa debe ser la misma pregunta que nosotros nos


hagamos: ¿Estoy dispuesto a aplicar Efesios 5?

Como hombre, esto significa que debes preguntarte si


estás dispuesto a entregar tu vida por tu posible
pareja, como Jesús entregó su vida por ti. ¿Estás
dispuesto a dejar a un lado tus preferencias por esta
mujer? ¿Tu independencia? ¿Tus sueños? ¿Tus
libertades? ¿Tu control? ¿Tu vida, literalmente?

Como mujer, esto significa que debes preguntarte si


estás dispuesta a someterte a este hombre, como la
Iglesia se somete a Cristo. ¿Estás dispuesta a honrar
a este hombre por sobre ti misma, lo merezca o no?
¿Estás dispuesta a respetarlo por sobre todo, se lo
haya ganado o no? ¿A seguir su liderazgo, por más
imperfecto que sea?

Estas son las cosas que Jesús te manda hacer. Si no


estás dispuesto a hacerlas por tu posible pareja,
entonces no te atrevas a casarte, por más atractiva
que sea esa persona. Si estás dispuesto, entonces
218
mientras continúes buscando a tu futura pareja, será
más hermosa de lo que jamás imaginaste.

Eso es lo que Jesús hizo por ti. Él no eligió amarte


porque fueras atractivo; te volviste atractivo porque Él
eligió amarte. Ahora tienes el poder para hacer lo
mismo.

219
220
¿QUÉ HAGO SI SOY LA
CAUSA DE LOS
PROBLEMAS PATERNALES
DE ALGUIEN?

Introducción
Cuando publiqué mi libro “Problemas paternales:
Cómo Dios sana las heridas ocasionadas por padres
ausentes, abusivos, y distantes”, anticipé que
conectaría profundamente con muchos adultos que
todavía viven con las heridas causadas por sus
padres imperfectos. Lo que no anticipé fue que
muchos padres adultos leerían el libro y preguntarían,

“¿Qué pasa si yo soy aquel que ha causado


problemas paternales en alguien más?”.

Aunque la frecuencia de la pregunta me sorprendió,


también me ha animado mucho. Es maravilloso que
los padres imperfectos (como yo) quieran saber cómo
responder de la mejor manera a los errores de su
pasado. Ya que no respondí esa pregunta en el libro,
espero proveer alguno consejos sencillos pero útiles
en este capítulo. Si eres un padre que ha contribuido
a los problemas paternales en tus hijos, aquí hay
cuatro formas en las que puedes responder.

221
Confiesa tu pecado
Todo padre es un padre imperfecto. Como tal, todos
hemos fallado, hasta cierto punto, en reflejar la
imagen de nuestro buen y perfecto Padre, Dios. Esto
significa que muchos de nuestros errores no son
simplemente “errores”, sino pecados. Como con
cualquier otro pecado, el camino a la sanidad
empieza con la confesión. Mientras reflexionas en tu
pecado y en cómo han afectado a tus hijos, reconoce
estos pecados y sus consecuencias delante de Dios.
No necesitas temer esta honestidad tan dolorosa, ya
que el Dios que es fiel y justo promete perdonarte y
limpiarte de tu maldad (1 Juan 1:9). Después de
confesar delante de Dios y recibir el perdón que es
tuyo a través de la fe en Jesucristo, debes hacer todo
lo que está en tu poder para confesar tus pecados y
sus consecuencias a tus hijos y buscar su perdón. Ya
sea que estén dispuestos a perdonarte o no, la Biblia
promete que confesar nuestros pecados unos a otros
es un medio para la sanidad (Santiago 5:16). Dios
podría elegir usar tu confesión para sanarte a ti, a tus
hijos, y/o a su relación.

Confía en que Dios será el Padre de tu hijo


Quizá leíste “Problemas paternales” y ahora puedes
ver las heridas específicas de conducta, emociones, y
relaciones que tus hijos cargan como resultado de tu
crianza (o de tu falta de ella). Mientras reflexionas en
el dolor o los patrones destructivos en los que has
contribuído, podrías ser tentado a la desesperación
porque esas heridas que causaste parecen estar más
allá de la sanidad.
222
No lo están.

Puede ser cierto que le fallaste a tus hijos. También


es cierto que Dios nunca les fallará. Él promete ser
“padre de los huérfanos” (Salmo 68:5). Por esta
razón, el salmista escribe, “Aunque mi padre y mi
madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus
brazos” (Salmo 27:10). Como resultado, en lugar de
vivir en el remordimiento de tus fracasos como padre,
eres libre de vivir en gratitud de saber que Dios es el
padre perfecto de tus hijos en tu lugar.

Recuerda que el sufrimiento es redimible


Los problemas paternales causan, y son causados,
por el sufrimiento. Debido a tus imperfecciones, tus
hijos han estado sufriendo desde la niñez y, como
resultado, muy probablemente sufres la culpa, la
vergüenza, y el remordimiento de haberles fallado.
Este sufrimiento no es cómodo ni para ti ni para ellos.
Sin embargo, esto no significa que el sufrimiento no
puede ser útil en las manos de tu amoroso y
todopoderoso Dios. De hecho, las Escrituras testifican
que Dios usa ese sufrimiento para lograr grandes
cosas en nosotros y por nosotros.

Dios usa el sufrimiento para refinar nuestra fe (1


Pedro 1:6-7), para prepararnos para la eternidad (2
Corintios 4:17), producir perseverancia, carácter, y
esperanza en nosotros (Romanos 5:3-5), y para
permitirnos experimentar el consuelo de Dios en
nuestro dolor (2 Corintios 1:3-4).
223
En resumen, los sufrimientos relacionados a los
problemas paternales son terribles. Pero esos
sufrimientos no tienen que destruir al pueblo de Dios.
De hecho, Dios promete que Él destruirá esos
sufrimientos a favor del pueblo de Dios cuando Cristo
regrese. En ese día, “Él les enjugará toda lágrima de
los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni
dolor, porque las primeras cosas han dejado de
existir” (Apocalipsis 21:4).

Comparte tu historia
Es demasiado tarde para que deshagas los errores
de tu pasado. Y, dependiendo de tu situación, quizá
sea demasiado tarde para realmente reconciliarte con
tus hijos. Sin embargo, no es demasiado tarde para
proteger a otros de causar o experimentar el mismo
daño. Tú tienes la oportunidad de compartir tu historia
con otros padres y padres potenciales, para ayudarles
a evitar los errores que cometiste. De la misma
manera, puedes compartir tu historia con padres en la
misma situación, para ayudarles a caminar a través
de los cuatro pasos que se cubrieron en este capítulo.

En 2 Corintios 1:3-4, el apóstol Pablo escribe,


“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda
consolación, quien nos consuela en todas nuestras
tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de
Dios hemos recibido, también nosotros podamos
consolar a todos los que sufren”.

224
No desperdicies tu sufrimiento.

No desperdicies tus errores.

Redímelos compartiendo tu historia con aquellos que


necesitan escucharla.

Conclusión
Si eres uno de los que ha causado problemas
paternales en otros, ni revolcarte en tu culpa ni culpar
a alguien más te ayudará. Sin embargo, confesar tu
pecado, confiar en que Dios será el Padre de tu hijo,
recordar que el sufrimiento puede redimirse, y
compartir tu historia definitivamente lo hará.

225
226
EL PECADO DE LA
PIRATERÍA

En cada cultura y en cada época hay ciertos pecados


que no se consideran así. O el pecado está tan
incrustado en la cultura que ni siquiera nos damos
cuenta de que tiene algo de malo, o tantos cristianos
participan en aquel pecado que, aunque sepamos
que no es virtuoso, nos convencemos de que es
justificable. Que no es lo suficientemente malo como
para preocuparnos por ello.

En nuestra cultura actual, uno de estos pecados es la


piratería del entretenimiento. Los cristianos no solo
participan en la piratería, sino que hablan
abiertamente de las películas piratas que han
comprado, las series de televisión que ven sin pagar
por el canal apropiado, la música que escuchan a
través de medios no autorizados, y los PDFs que
descargan de libros que encuentran muy edificantes.

La actitud indiferente que los cristianos tenemos hacia


la piratería me sorprende; me es difícil creer que no
somos lo suficientemente educados para verlo como
pecado. Pero aún más, me ofende. Por un lado,
porque solía trabajar en la industria de la música y sé
por experiencia propia los efectos negativos que la
piratería ha tenido en mis compañeros. Por otro lado,
y de mucho mayor peso, me ofende porque Dios,
cuya imagen reflejamos al mundo, odia la piratería.

227
Por eso, como cristianos, debemos revisar nuestra
participación en la piratería. Aunque no lo creamos,
es un pecado más grave de lo que solemos pensar.

La evidencia bíblica
La Biblia incluye varios pasajes que aplican a la
piratería. Tal vez el más obvio y directo sea Éxodo
20:15: “no robes”.

Robar es precisamente lo que hacemos cuando


consumimos un producto de entretenimiento fuera de
los medios autorizados. Principalmente, robamos a
los creadores del contenido, ya sea el compositor de
una canción, el guionista de alguna película, el autor
de un libro, o el equipo que ideó un videojuego. Ellos
tienen los derechos del autor para todo lo que hacen.
Según la ley, las ideas se consideran propiedad
intelectual, y aunque no son físicas, pertenecen a sus
creadores igual que cualquier clase de propiedad.

Como resultado, no hay ninguna diferencia —de


acuerdo a la ley— entre piratear el contenido que
alguien ideó y robar el coche que la misma persona
compró. Al participar en la piratería, no solo robamos
a los creadores del contenido, sino también a la
empresa que patrocinó la creación y/o distribución de
lo que los creativos hicieron. A pesar de que sea fácil
convencernos de que una empresa no es una
persona, la realidad es que cuando robamos a una
empresa robamos a todos los empleados y
accionistas que dependen de aquella empresa de
alguna forma. Desde los actores de las películas y los
productores de la música —que posiblemente tengan
otras fuentes de ingresos—, hasta cientos o miles de
personas desconocidas cuyos trabajos dependen

228
completamente del dinero que la empresa gana al
vender el producto al público.
Tanto Jesús como Pablo dicen que “el obrero es
digno de su salario” pero cuando participamos en la
piratería les robamos tal derecho y desobedecemos el
mandamiento de Dios de que su pueblo no robe.

Además de decirnos que no robemos, Dios también


nos exige someternos a las autoridades públicas (Ro.
13:1). Demostramos nuestra sumisión a las
autoridades que Dios ha dispuesto al obedecer las
leyes que han establecido. Si estás leyendo esta
publicación, vives en un país en el que las leyes de
propiedad intelectual aplican. Así que si violas los
derechos de autor, te rebelas contra las autoridades;
y, según Dios, si te rebelas contra las autoridades que
Él ha instituido, te rebelas contra Él mismo (Ro. 13:2).
Participar en la piratería, en cualquier capacidad, no
solo es robar a los creadores, sino también rebelarte
contra el Creador.

Las justificaciones humanas


Por supuesto, ningún cristiano quiere pensar que es
culpable de violar la ley de Dios en cuanto al robo y la
rebelión. Por eso, tendemos a crear justificaciones
que nos hacen sentir inocentes.

Por ejemplo, nos convencemos de que los estudios


de películas y los cantantes son pagados en exceso y
que, o no merecen nuestro dinero, o que no les va a
afectar si no les damos el precio fijo. Esta justificación
es indefensible por, al menos, tres razones: En primer
lugar, el pueblo de Dios no se rige por los resultados,
sino por lo que es correcto. Somos ciudadanos del
reino, no del pragmatismo. Segundo, no solo los ricos
y famosos son afectados. De hecho, algunos informes

229
dicen que más de 70,000 personas perdieron sus
trabajos en 2005 debido a la piratería. Tercero, no
hay ninguna diferencia entre robar al rico y al pobre.
Dios no dijo “no robes a los que no tienen mucho”,
sino “no robes” y punto.

Otro intento de autojustificación entre los cristianos es


que el producto pirateado les va a ayudar en su vida
cristiana y, ya que no tienen el dinero suficiente para
comprarlo de la forma correcta, Dios preferiría que
compren la versión pirata en lugar de no tener tal
herramienta edificante. Esta respuesta es muy
creativa, sí, pero tonta. Además de romper la ley,
justificar la participación en la piratería de esta forma
es implicar a Dios en un crimen que hace daño a
incontables personas. Actuar como si Dios aprobara
tal acción demuestra una gran ignorancia del carácter
de Dios. Dios nos dice que “es preferible sufrir por
hacer el bien que por hacer el mal” (1 Pe. 3:17). Si
Dios piensa así en cuanto al sufrimiento de la
persecución (la cual es el tema de 1 Pedro 3)
ciertamente piensa igual en cuanto al “sufrimiento” de
no poder comprar un libro, película, o álbum
edificante.

Conclusión
Si ya has participado en la piratería, la respuesta
correcta no es justificarte, sino arrepentirte. En
Efesios, Pablo explica que ahora que estamos unidos
a Cristo debemos quitarnos el ropaje de la vieja
naturaleza y ponernos el ropaje de la nueva
naturaleza. En cuanto a la piratería, la forma de hacer
esto es bastante clara: “el que roba, no robe más,
sino más bien que trabaje” (Ef. 4:28).

230
La buena noticia es que tales cambios no son para
ganar la salvación, sino que fluyen de ella. Si tu fe
está en Jesucristo, recuerda que Jesús se sometió a
las autoridades perfectamente en tu lugar, y murió al
lado de y en lugar de los ladrones para que
pudiéramos vivir bajo la autoridad de Dios de una
forma que refleja su imagen.

Así que no importa qué tan ciega sea nuestra cultura


a la gravedad del pecado de la piratería, ahora
pertenecemos a un nuevo reino en el que la voluntad
del Rey es muy clara, y Él mismo nos da el poder de
obedecerla al llenarnos con su Espíritu Santo.

231
232
SOBRE LA TEOLOGÍA

233
234
TRES RAZONES PARA
RECHAZAR EL EVANGELIO
DE LA PROSPERIDAD

Muchos predicadores desde Los Ángeles hasta


Nueva York están proclamando lo que se ha llegado a
conocer como “el evangelio de la prosperidad”. El
evangelio de la prosperidad es una etiqueta que se
utiliza para describir la popular enseñanza de que a
los cristianos se les promete prosperidad en sus
finanzas, salud, y objetivos de vida como la respuesta
de Dios a su fe en Él y en sus promesas.

Millones de personas —incluyéndome a mí durante


varios años en mi vida cristiana— han sido atraídos a
esta enseñanza. Y no es una sorpresa. Ciertamente
escuchar que el Señor del universo está
comprometido en cumplir cada uno de nuestros
deseos (convirtiéndonos así en señores de nuestro
universo) suena como evangelio (“buenas nuevas”).Y
sin embargo, la verdad es que el evangelio de la
prosperidad es todo menos evangelio. Es
exactamente lo opuesto a las buenas nuevas y todo
cristiano debería rechazarlo por al menos tres
razones.

Razón 1: Abusa de la Palabra de Dios.

235
Los predicadores de la prosperidad solo pueden
presentar su “evangelio” torciendo las Escrituras para
que parezca que digan cosas que simplemente no
dicen. Lo hacen de muchas maneras, pero dos
estrategias prominentes son ignorar la evidencia
contraria y leer la Biblia al revés.

Aquellos que promueven el evangelio de la


prosperidad tienden a ignorar la evidencia contraria.
Nos apuntarán a la prosperidad de Salomón mientras
que ignoran la conclusión del mismo Salomón de que
la prosperidad material no vale nada (Eclesiastés
2:11) o harán referencia a las riquezas de Abraham
mientras que ignoran los muchos pasajes que
referencian la extrema pobreza de Jesús y sus
apóstoles (Lucas 2:24, 9:58; 1 Corintios 4:11-13) y la
promesa de que los cristianos del futuro deberían
esperar mucho de lo mismo (2 Timoteo 3:12).

Los predicadores de la prosperidad también tienden a


leer la Biblia al revés, interpretando el Nuevo
Testamento a la luz del Antiguo Testamento. En otras
palabras, utilizan pasajes del Antiguo Testamento
como las llaves que abren el verdadero significado del
Nuevo Testamento. Aunque esto podría parecer tener
sentido cronológicamente, teológicamente no tiene
sentido. Jesús nos enseña a hacer exactamente lo
contrario. En Lucas 24:5-27, Él explica que Él es la
llave que revela el verdadero significado del Antiguo
Testamento. Él y sus apóstoles modelan esta forma
de abordar las Escrituras a través del Nuevo
Testamento, revelando a Jesús como el verdadero
236
día de reposo, el verdadero templo, el verdadero
sacrificio, el verdadero Israel, la verdadera tierra
prometida, etcétera. Estas sombras físicas en el
Antiguo Testamento encuentran su cumplimiento
espiritual verdadero en Cristo (Colosenses 2:16-17).
De la misma manera, la prosperidad material del
Antiguo Testamento no es el cumplimiento de las
promesas de Dios, sino una sombra de sus promesas
que se cumplen completamente en la persona de
Cristo. Efesios 1:3 promete que los cristianos poseen
ahora mismo “toda bendición espiritual” en Cristo. El
contexto revela que esas bendiciones incluyen la
adopción como hijos, el perdón de pecados, el sello y
poder del Espíritu Santo, vida nueva, y mucho más.
Los maestros de la prosperidad leen la Biblia al revés
cuando nos prometen la sombra de la prosperidad
material temporal en lugar de la realidad de la
prosperidad espiritual eterna en Jesús.

Razón 2: Les roba a Dios y a ti de tu alabanza.


Es cierto que el evangelio de la prosperidad nos llama
a hacer buenas cosas, como dar financieramente a la
iglesia, orar, y tener fe en las promesas de Dios.
Desafortunadamente, también te llama a hacer esas
cosas buenas por razones muy malas. La motivación
central de cada una de esas acciones el la adoración
al yo y el avance de nuestro propio reino en lugar de
la adoración al Dios trino y el avance de su reino. No
se nos dice que las hagamos porque amamos a Dios
o porque Dios es inherentemente digno de estas
cosas; se nos dice que lo hagamos para que

237
podamos obtener prosperidad material para nosotros
mismos.

De esta manera, el evangelio de la prosperidad le


roba a Dios nuestra alabanza dirigida a Dios. Aunque
Él no necesita nuestra alabanza, la merece
ricamente. También, el evangelio de la prosperidad
nos roba a nosotros de nuestra alabanza dirigida a
Dios. Aunque Dios no necesita que le adoremos,
nosotros necesitamos muchísimo adorar a Dios.
Cuando no vivimos como sus adoradores vivimos
como sus enemigos, y eso no termina bien para
nosotros (Santiago 4:4-5).

Razón 3: No son buenas nuevas.


Por maravilloso que suene en la superficie, el
evangelio de la prosperidad no es una buena nueva.
No te prepara para la vida, no te prepara para la
eternidad, y te motiva a conformarte con unas pocas
cosas bonitas cuando puedes tener todas las cosas
gloriosas.

El evangelio de la prosperidad no puede equiparte


para la vida. Cuando enfrentas problemas financieros,
de salud, o de la vida, la única respuesta que el
evangelio de la prosperidad puede ofrecerte es “ten
más fe”. Además de ser trillado y completamente
inútil, este consejo pone tu salvación en tus débiles
manos en lugar de en las manos todopoderosas de
Dios, y frecuentemente lo hace durante los tiempos
de sufrimiento, cuando la fe es más difícil de obtener.

238
Por otro lado, el verdadero evangelio es buena nueva
porque ofrece un sinnúmero de recursos para tu
sufrimiento, incluyendo a un Sumo Sacerdote que ora
por ti, que tiene compasión de tus luchas, que te ha
rescatado del juicio de Dios, y que promete proveer
todo lo que necesitas —incluyendo fe— y nunca
dejarte.

De la misma manera, el evangelio de la prosperidad


no puede equiparte para la eternidad. Enfoca tus ojos
y energía solamente en lo que puedes obtener y
experimentar en el aquí y ahora. Al hacerlo,
virtualmente garantiza que no estarás preparado para
la eternidad. Ese es el punto de Jesús en Mateo
10:39, “El que se aferre a su propia vida, la perderá, y
el que renuncie a su propia vida por mi causa, la
encontrará”. Los únicos cristianos que son capaces
de permanecer delante de Dios en el día del juicio
son aquellos que están vestidos del lino fino de la
justicia de Cristo y la suya, estar vestido del lino fino
de tu diseñador favorito no te servirá de nada en ese
día (Apocalipsis 19:8).

Y lo peor de todo, el evangelio de la prosperidad te


motiva a intercambiar todas las cosas gloriosas que
Dios te ofrece por unas pocas cosas bonitas que el
mundo te ofrece. Le enseña a tu corazón a
conformarse con un bonito auto, casa, o factura
médica cuando pudiera tener al glorioso Señor del
cosmos que sostiene todas las cosas con nada más
que la Palabra de su poder. Qué más puede ser que
un trato mortal con el diablo cuando voluntariamente
239
estás dispuesto a dejar lo que es más valioso y
cuesta nada menos que la vida del mismísimo Hijo de
Dios por aquello que es más común y cuesta nada
más que unos cuantos miles de dólares.

240
EL MALENTENDIDO DEL
LEGALISMO

En mis 17 años de seguir a Jesús, nunca me he


encontrado con nadie que se identifique a sí mismo
como legalista. Ni una vez. Y sin embargo, he
escuchado incontables veces que alguien identifique
a otros cristiano como legalista. El hecho de que la
palabra “legalista” se use exclusivamente para
etiquetar a alguien más, y nunca para etiquetarse a
uno mismo, me dice dos cosas. Primero, me dice que
es posible ser un legalista sin saber que lo eres.
Segundo, me dice que es posible pensar que alguien
más es un legalista cuando en realidad no lo es.
Ambas posibilidades revelan un problema central: por
mucho que nos guste usar la palabra “legalista”,
realmente no sabemos lo que significa o a quién
aplica.

Entonces, ¿qué significa?

Y, ¿a quién aplica?

Aunque la palabra no aparece en la Biblia, es una


palabra que los cristianos han adoptado para describir
algo que ciertamente sí aparece. A saber, se usa para
describir la teología y la actitud de los fariseos con
quienes Jesús interactuó y los judaizantes cuya

241
enseñanza Pablo confrontó. De esta manera, la mejor
manera para que nosotros tengamos un
entendimiento correcto de lo que el legalismo significa
y a quién aplica es examinar las teologías y actitudes
de los fariseos y los judaizantes.

Uno de los pasajes más útiles para entender el


legalismo es Mateo 23, en donde Jesús reprende
abiertamente a los fariseos porque “atan cargas
pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las
espaldas de los hombres…” (léase: legalismo). Un
tema común que se extiende a través de la crítica a
los fariseos es que ellos han añadido sus propias
leyes junto a la ley de Dios y —para empeorar las
cosas— tratan esas leyes como supremas. En otras
palabras, los legalistas hacen mucho de los asuntos
pequeños, y poco de los asuntos mayores.

Una sección igualmente útil de la Escritura es el libro


de Gálatas. En esta letra a los cristianos de Galacia,
Pablo confronta el legalismo de los juidaizantes en un
lenguaje muy fuerte. La mentira específica con la que
se estaba alimentando a los gálatas cristianos era
que su posición con Dios dependía de su obediencia
a la ley de Dios. Esto se ponía en contraste con el
mensaje que creyeron cuando se convirtieron en
cristianos: que su posición con Dios era dependiente
de su fe en la obediencia de Jesús a la ley de Dios.
La idea de que somos aceptados por Dios basados
en nuestra propia obediencia a la ley es legalismo, y
si creemos eso, “Cristo de nada les aprovechará”
(Gálatas 5:2).
242
Combinando lo que aprendemos de los fariseos y los
judaizantes podemos concluir: los legalistas son
aquellos que ponen sus propias leyes junto a o sobre
la ley de Dios y/o confían en que su obediencia a
esas leyes los pondrá en el lugar correcto con Dios.

Así, hay muchas personas que obviamente son


legalistas porque abiertamente hacen mucho de lo
poco y poco de lo mucho, como los fariseos. Todos
conocemos a alguien que se opone de manera
vehemente a que las personas miren la
representación de la inmoralidad sexual en las
películas pero está mucho menos preocupado de la
inmoralidad sexual muy real en su propia vida, o
alguien que declara que tomar cualquier bebida
alcohólica es pecado mientras que no tiene ningún
problema con su propia glotonería de comida y
entretenimiento.

También hay muchas personas que no piensan que


son legalistas cuando, de hecho, lo son. No creen que
son legalistas porque saben que no están obligados a
obedecer reglas tontas acerca de qué tan larga debe
ser su falda o qué estación de radio pueden escuchar.
Sin embargo, si ellos creen que su posición con Dios
es de cualquier forma dependiente de su obediencia a
siquiera una de las leyes de Dios, son legalistas.

Al mismo tiempo tenemos personas que son


etiquetados como legalistas y en realidad no lo son.
Alguien que reprende a otro cristiano por mirar
243
películas o series piratas no es un legalista, ellos
están simplemente intentando honrar el mandamiento
de Dios de no robar. Uno que se niega a decir una
grosería frecuentemente no es legalista, sino
simplemente alguien que busca someterse al
mandamiento de Dios, “Eviten toda conversación
obscena. Por el contrario, que sus palabras
contribuyan a la necesaria edificación” (Efesios 4:29).
Estas personas solo son legalistas si creen que su
obediencia a estos mandamientos de alguna manera
consigue o mantiene su salvación. Si están confiando
en la obediencia de Cristo para salvarlos, entonces su
énfasis en obedecer las leyes de Dios no es
legalismo. Es amor (Juan 14:15).

Es sabio escuchar la advertencia del profeta Isaías,


quien escribió, “Ay de los que llaman a lo malo bueno
y a lo bueno malo” (Isaías 5:20). Cuando fallamos en
definir el legalismo de manera adecuada, somos
culpables de hacer precisamente eso. Podríamos
hacerlo como lo hacían los fariseos, aplaudiéndonos
a nosotros mismos por nuestra estricta obediencia a
cosas que no son de suma importancia para Dios. O
podríamos hacerlo como “anti-legalistas”, no viendo el
legalismo que podría estar viviendo en nosotros,
llamándole “buena” a nuestra fe cristiana incluso
mientras inconscientemente confiamos en alguna
medida en nuestra propia obediencia para
mantenernos en el lugar correcto con Dios. También
podríamos hacerlo al etiquetar la obediencia fiel de
otro cristiano como legalismo, cuando en realidad

244
nosotros somos los que estamos pecando por no
buscar la voluntad de Dios con un celo semejante.

En resumen, en lugar de usar el término “legalismo”


como un insulto para inmediatamente menospreciar la
opinión o las convicciones de otros, quizá deberíamos
concentrarnos en su verdadero significado y usarlo
para evaluarnos a nosotros mismos antes de evaluar
a otros:

¿Estoy añadiendo a la ley de Dios mis propias


leyes… incluso si esas leyes son buenas y sabias?

¿Estoy de cualquier manera sobre enfatizando


asuntos que Dios considera menores y minimizando
asuntos que Dios considera mayores?

¿Estoy confiando en mi propia obediencia a la ley de


Dios (incluyendo mi obediencia al mandamiento “no
seas legalista”) para ponerme o mantenerme en el
lugar correcto con Dios?

¿Estoy juzgando a otro cristiano como “legalista” sin


evaluar si quizá yo debería estar igualmente
apasionado acerca del mandamiento que ellos están
buscando obedecer?

Si hacemos esto, me imagino que encontraremos que


la palabra aplica a nosotros más de lo que jamás
pensamos, y aplica a otros mucho menos de lo que
esperábamos.

245
246
¡PERO JESÚS JAMÁS
ENSEÑO CONTRA ESO!

En los últimos años, una sobrecogedora cantidad de


palabras han sido blogueadas, tuiteadas, y habladas
acerca del asunto de las relaciones del mismo sexo.
Hay muchos (tanto dentro como fuera de la Iglesia)
que han apelado a las Escrituras para retar la
enseñanza tradicional sobre este tema. Uno de los
argumentos más comunes es que los cristianos han
interpretado la Biblia de manera inconsistente,
“eligiendo qué mandamientos del Antiguo Testamento
nos ordena obedecer”. Tim Keller ya ha respondido a
este argumento mucho mejor de lo que yo jamás
podré hacerlo. El segundo de los argumentos más
comunes es este: “Pero Jesús jamás enseñó en
contra de las relaciones sexuales entre personas del
mismo sexo”. Esta declaración carga un efecto
retórico poderoso, porque parece honrar a Jesús y su
enseñanza como la más confiable, un sentimiento
que los cristianos abrazan con todo el corazón.

La realidad, sin embargo, es que hace justo lo


contrario.

Alegar que algo que la Biblia enseña en otro lado no


es obligatorio para nosotros hoy porque “Jesús nunca
lo enseñó” no honra a Jesús o a sus enseñanzas. Al
contrario, se rebela contra Jesús y sus enseñanzas.
247
Aunque eso debería ser razón suficiente para que las
personas abandonen el argumento, hay otra razón
para hacerlo. Además de rechazar las palabras de
Jesús, el argumento de “Jesús nunca lo enseñó” es
también ilógico. En este capítulo no hablaré
específicamente acerca de la postura bíblica de las
relaciones sexuales entre personas del mismo sexo,
sino simplemente evaluaré uno de los argumentos
más comunes en el debate. Abajo expongo cuatro
razones por las que el decir que “Jesús nunca lo
enseñó” falla en honrar tanto a Jesús como a la lógica
básica.

#1 Jesús no habló de muchas cosas.


Es ilógico decir que la ausencia de evidencia de algo
es evidencia de su opuesto. Esto se conoce como
“argumento del silencio” y es una falacia lógica. Por
ejemplo, yo no tuitié acerca de lo que comí hoy. Pero
eso no significa que tú puedes concluir que no comí
nada. De la misma manera, el hecho de que Jesús no
habló explícitamente en contra de las relaciones
sexuales entre personas del mismo sexo no significa
que Jesús las aprueba, de la misma manera en que el
silencio de Jesús respecto a las violaciones o la
pedofilia no significa que Jesús es pro-violaciones y
pro-pedofilia.

Decir “Jesús nunca lo enseñó” es cometer una falacia


lógica.

248
#2 Jesús le da la misma autoridad a las palabras
de otros autores en el Antiguo Testamento que a
la suya.
Durante su ministerio público, Jesús frecuentemente
citó, aludió, e interpretó textos del Antiguo
Testamento. Al hacer eso, reconoció tanto su autoría
humana (como en Mateo 13:14) como su autoridad
divina (como en Mateo 15:3). En resumen, aunque
Jesús no repitió cada enseñanza del Antiguo
Testamento, él sí aceptó toda la enseñanza del
Antiguo Testamento como enseñanza autoritativa de
parte de Dios. De hecho, Él confía de tal manera en la
autoridad del Antiguo Testamento que cuando es
tentado por Satanás en el desierto, su única (y
exitosa) defensa es recordarle a Satanás lo que otros
hombres escribieron como algo inspirado por Dios
(Lucas 4:1-13).

#3 Jesús designó a Pablo y los otros apóstoles


para hablar con su autoridad.
Aquellos que dicen que “Jesús nunca lo enseñó”
gustan de poner las palabras de Jesús en contra de
las palabras de sus apóstoles, especialmente Pablo,
quien habló de las relaciones sexuales entre
personas del mismo sexo varias veces. Pero Jesús
no quiere que sus palabras sean puestas en contra
de las palabras de sus apóstoles. Él ve las palabras
de sus apóstoles como suyas. Fue Jesús quien dijo
de Pablo, “Ese hombre es mi instrumento escogido
para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y
a sus reyes como al pueblo de Israel” (Hechos 9:15).
Fue Jesús quien prometió que cada uno de sus
249
apóstoles hablaría sus palabras, con su autoridad,
bajo la guía del Espíritu Santo (Juan 16:12-15). Los
apóstoles no están en contradicción al ministerio de
Jesús, están continuando su ministerio y fueron
designados por Él para precisamente hacer esto.

Decir “pero Jesús nunca lo enseñó” es deshonrar a


Jesús, quien enseña que Pablo y los otros apóstoles
hablan con su autoridad, bajo la guía de su Espíritu.

#4 Si no puedes confiar en las autoridad de los


apóstoles designados por Jesús, no puedes
confiar en las otras citas de Jesús.
Es ilógico decir que las enseñanzas de Jesús en la
Escritura son más confiables que las enseñanzas de
sus apóstoles. No solo por la razón anterior, sino
también porque cuando las personas citan a Jesús en
realidad están citando a los apóstoles citando a
Jesús. Todo lo que sabemos acerca de lo que Jesús
enseñó, lo sabemos porque sus apóstoles nos
enseñaron lo que enseñó. Así, si no podemos confiar
en que los apóstoles representaron a Jesús
adecuadamente en sus propias enseñanzas, ¿por
qué podríamos confiar en ellos cuando citan una
enseñanza de Jesús directamente?

Decir “pero Jesús nunca lo enseñó” es ilógicamente


depositar nuestra confianza en los apóstoles cuando
citan a Jesús y no confiar en ellos cuando hablan
como sus representantes designados.

250
En conclusión, somos libres de aceptar o rechazar el
testimonio de la Escritura en las relaciones sexuales
entre personas del mismo sexo o cualquier otro tema.
Pero no somos libres de poner las palabras de Jesús
contra las palabras de otros autores bíblicos. Él
simplemente no nos da esa opción.

251
252
MALENTENDIDOS
CALVINISTAS

Debo confesar que odio —realmente, realmente


odio— la etiqueta “Calvinista”. No porque tenga
vergüenza alguna de creer las frecuentemente
controversiales “doctrinas de la gracia”. Más bien,
porque hay muchísimos malentendidos acerca de lo
que el calvinismo realmente es; tanto de parte de
aquellos que son críticos al calvinismo como de
aquellos que decimos que lo creemos. Mi intención en
este capítulo no es tratar de convencer a nadie de
adoptar la teología calvinista. Más bien, mi objetivo es
asegurarme de que todos entendemos lo que
estamos decidiendo aceptar o rechazar, antes de que
decidamos aceptarlo o rechazarlo. Por esta razón, en
este capítulo simplemente quiero clarificar algunos de
los malentendidos que las personas han tenido
acerca de mí y de lo que creo cuando me identifican
como “calvinista”.

Malentendido #1: Creemos lo que creemos por


Juan Calvino.
¿Por qué querrías ser etiquetado como un seguidor
de un hombre blanco muerto del siglo XVI?
¿Especialmente de uno con algunas perspectivas
acerca de la mujer muy cuestionables y varios
comportamientos igualmente cuestionables? ¿No
quieres ser un seguidor de Jesús? ¿No se supone
253
que tomemos nuestras doctrinas de la Biblia y no de
los hombres?

Me han hecho esta pregunta tantas veces que a


veces ya hasta termino la oración de la persona antes
de que terminen de hacerme la pregunta. Todas estas
preguntas están basadas en un terrible malentendido,
que se revela de al menos cuatro formas.

Primero, la mayoría de las personas que abrazan lo


que ha sido llamado “calvinismo” jamás han leído una
sola página de los escritos de Juan Calvino. Han leído
la Biblia. Es a través de la lectura de las palabras de
la Biblia —no las palabras de Juan Calvino— que se
han convencido de que Dios elige a su pueblo para
salvación y les da la gracia para crean en el sacrifico
efectivo de su Hijo.

Segundo, las doctrinas se llaman “calvinismo” no


porque las doctrinas fueran inventadas por él, sino
porque las doctrinas vinieron a ser debatidas en un
momento histórico clave en el que sus escritos
jugaron un rol significativo. Juan Calvino estuvo lejos
de ser el primero que escribiera acerca de estas
doctrinas. Muchas personas de la Iglesia Occidental
ya habían creído una versión de las mismas
doctrinas, o escrito alguna versión de lo mismo,
desde por lo menos Agustín, más de 1000 años antes
de Calvino. Por supuesto, aquellos que abrazan estas
doctrinas creen que fueron escritas por los apóstoles
y dichas por Jesús, y que Calvino, Agustín, y otros
simplemente estaban explicando lo que la Biblia ya
254
enseñó. Esto es normal y bueno, y es lo que todos
nuestros pastores hacen cada domingo.

Tercero, si rechazas el calvinismo probablemente


abrazas una postura opuesta conocida como
arminianismo. Los arminianos abrazan la enseñanza
de Jacobo Arminio, un estudiante del sucesor de Juan
Calvino. Arminio retó el entendimiento común del
protestantismo de su época, y propuso un
entendimiento alternativo de la predestinación. En
lugar de creer que Dios elige incondicionalmente a
algunos para ser su pueblo, y les concede el poder
para creer, Arminio propuso que Dios elige a aquellos
que ya sabe que elegirán responder a su evangelio
en fe. En otras palabras, Calvino argumentaba que
nosotros elegimos creer porque somos elegidos por
Dios, y Arminio argumentaba que somos elegidos por
Dios porque elegimos creer. Solo menciono esto para
mostrar que si no crees en el calvinismo, es muy
probable que creas en el arminianismo. Sin embargo,
lo más probable es que nunca hayas leído a —o
siquiera escuchado de— Jacobo Arminio. Crees lo
que crees porque eres un seguidor de Cristo y estás
seguro de que eso es lo que Él enseña, no porque
eres un seguidor de Jacobo Arminio o ni siquiera
porque te importa en lo más mínimo lo que él enseñó.
Por lo tanto, si no crees lo que crees por Jacobo
Arminio, debes conceder que aquellos que no están
de acuerdo contigo no creen lo que creen por Juan
Calvino.

255
Malentendido #2: No creemos que la gente tenga
libre albedrío.
¿Cómo es posible que creas que la gente no tiene
libre albedrío? ¿No sería injusto que Dios juzgara el
pecado si no tuviéramos ninguna opción? ¿Qué no la
Biblia enseña “elige ahora a quién has de servir”?
¿Por qué la Biblia nos ordenaría a tomar decisiones
sabias si no tenemos ninguna libertad de elegir?

Estas preguntas comunes están basadas en un


malentendido común: que los calvinistas niegan que
los seres humanos tengan la habilidad de tomar sus
propias decisiones. Este no es el caso. Los seres
humanos, de hecho, toman todas sus decisiones.
Esta es precisamente la razón por la que Dios nos
hace responsables por lo que elegimos. Sin embargo,
es cierto que los calvinistas califican la palabra “libre”
en la frase “libre albedrío”. Lo hacen porque la Biblia
lo hace.

Los calvinistas afirman que los humanos siempre son


libres de elegir lo que sea que deseen. En este
sentido, los calvinistas afirman el libre albedrío. Sin
embargo, al mismo tiempo, los calvinistas notan que
los seres humanos solo son libres de elegir “lo que
sea que deseen”. En este sentido, nuestro albedrío no
es tan libre como solemos pensar. Está limitado por
nuestros deseos naturales.

Para ilustrar, imagínate que es tiempo de ir a comprar


un auto. Cuando llegas al lote de autos, tienes la
libertad de elegir cualquier color que desees. Sin
256
embargo, tu naturaleza humana ha sido moldeada de
tal forma que no deseas todos los colores de la
misma manera. De hecho, detestas tanto el naranja
como el amarillo, y no eres muy adepto del café.
Como resultado —a pesar de ser en teoría “libre” de
elegir cualquier color que desees— nunca vas
siquiera a considerar el naranja, amarillo, o café.
Elegirás lo que más deseas. Tu libre albedrío es
esclavo de tus deseos naturales.

En el contexto de la teología cristiana, esto significa


que a parte de la intervención de Dios mismo, los
seres humanos siempre elegirán pecar. Por la
naturaleza que hemos heredado de nuestro padre,
Adán, esto es siempre lo que más queremos… a
menos que y hasta que seamos regenerados por el
Espíritu Santo. Jesús mismo dijo, “todo el que peca
es esclavo del pecado” (Juan 8:34) y Pablo refuerza
esta idea cuando escribe, “Cuando ustedes eran
esclavos del pecado, estaban libres del dominio de la
justicia” (Romanos 6:20). En nuestra esclavitud al
pecado no solo no éramos libres para elegir la
justicia, éramos libres de la justicia. Ni siquiera era
una opción. Éramos libres para elegir lo que sea que
deseáramos, pero lo único que deseábamos era el
pecado.

Gloria sea a Dios, una vez que somos regenerados,


el Espíritu Santo nos da un nuevo corazón con
nuevos deseos. Este nuevo corazón con sus nuevos
deseos nos libera para elegir cosas que jamás
hubiéramos elegido antes, porque ahora deseamos
257
cosas nuevas. Sin embargo, incluso con este cambio
cataclísmico, nuestro libre albedrío permanece capaz
solo de elegir lo que más desea. Y lo que más desea
está en juego, mientras nuestra carne y el Espíritu
continúan oponiéndose entre sí sobre nuestros
deseos (Gálatas 5:17).

Malentendido #3: No creemos que las personas


elijan seguir a Jesús.
Constantemente estás enfatizando que Dios nos elige
a nosotros. Pero, ¿cómo puedes creer que nosotros
no elegimos a Dios, cuando las Escrituras nos
ordenan a elegir a quién servir? Si no tenemos voz ni
voto en el tema, ¿por qué Dios nos hace
responsables? ¿No sentiste que elegiste a Jesús
cuando te convertiste? ¿No sientes que eliges seguir
a Jesús todos los días? ¿Por qué Dios obligaría a
alguien a seguirlo?

Estas preguntas frecuentes se basan en un gran


malentendido acerca de lo que creen los calvinistas.
Pero, para ser honesto, este malentendido en
particular es usualmente más por la pobre
comunicación de los calvinistas que por la pobre
atención de los no calvinistas.

Los calvinistas enfatizan correctamente la enseñanza


de Jesús de que nosotros no elegimos a Jesús, sino
que Él nos eligió a nosotros (Juan 15:16) y que lo hizo
antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4-5).
Desafortunadamente, frecuentemente enfatizamos
esto mientras fallamos en mencionar otros hechos
258
bíblicos que nuestra teología toma en cuenta. Así
como creemos que la Biblia dice que Dios nos eligió a
nosotros, simultáneamente creemos que la Biblia
enseña que debemos elegir a Dios. Se nos dice que
elijamos a quién servir (Josué 24:15), que elijamos
recibir o rechazar al Hijo de Dios (Juan 1:12-13) y que
Dios requiere que nosotros creamos en Él (Juan
6:29). De esta forma, los calvinistas creen que
cuando Jesús dice “Ustedes no me eligieron a mí,
sino que yo los elegí a ustedes”, Él no está
argumentando la exclusividad. Está argumentando la
prioridad. En otras palabras, Él no está diciendo “Yo
te elegí a ti y tú nunca me elegiste a mí”, Él está
diciendo “Yo te elegí a ti mucho antes de que tú me
eligieras a mí. De hecho, la razón por la que me
elegiste a mí es porque yo ya te había elegido a ti”.

Cuando decimos, “Tú no elegiste a Dios, Dios te eligió


a ti” los calvinistas no quieren comunicar que los
cristianos no eligen adorar a Jesús. Los calvinistas
creen que los cristianos eligen adorar a Jesús como
resultado de ser elegidos primero por Él. Esto se
ilustra en la conversión de Lidia. Hechos 16:14 nos
dice que “el Señor le abrió el corazón para que
respondiera al mensaje de Pablo”. Dos cosas están
sucediendo aquí. Primero, el Señor elige abrir su
corazón. Segundo, Lidia elige responder al mensaje
de Pablo. Los calvinistas afirman que, sí, Lidia eligió
conscientemente responder al evangelio, mientras
que simultáneamente afirman que la única razón por
la que ella fue libre para responder al evangelio en fe

259
fue porque Dios primero eligió abrir su corazón para
ver las glorias de Su mensaje.

Por lo tanto, la diferencia entre el calvinismo y el


arminianismo no se encuentra en si los cristianos
eligen seguir a Jesús o no. La diferencia se encuentra
en cuál elección viene primero, la nuestra o la de
Dios. Los calvinistas dicen que elegimos seguir a
Jesús porque Jesús nos eligió primero a nosotros, y
su elección nos mueve a creer en Él. Los arminianos
dicen que Dios nos elige porque Él sabía que
nosotros le íbamos a elegir, y nuestra elección lo
mueve a elegirnos como su pueblo.

Malentendido #4: No creemos que los cristianos


tienen que vivir una vida santa.
Ustedes los calvinistas no se preocupan por la
santidad. Si la razón por la que eres salvo es porque
eres elegido, entonces no importa cómo vives.
Puedes vivir como tú quieras y no importa porque
todavía eres “elegido”. ¿Cómo puedes creer esta
clase de cristianismo cuando la Biblia dice mucho
acerca de cómo vivimos?

No puedo contar las veces que he escuchado alguna


versión de lo anterior. De alguna manera, la creencia
de que Dios elige a personas para la salvación sin
considerar su propia justicia se ha interpretado como
si Dios eligiera personas para salvación sin la
expectativa de que jamás vivan en rectitud. Sin
embargo, esto es una terrible malinterpretación de lo
que los calvinistas creen.
260
Primero, los calvinistas creen que cuando Dios salva
a alguno de sus elegidos, Él los transforma de muerte
a vida, de corazón de piedra a corazón de carne, de
esclavitud al pecado a esclavitud a la justicia, de ser
guiados por el espíritu de este mundo a ser guiado
por el Espíritu de Dios. Esto se conoce como
“regeneración” o “nuevo nacimiento” y es en este
nuevo nacimiento que el convertido recibe una
naturaleza completamente nueva. Esta nueva
naturaleza es acompañada de nuevos deseos (los
deseos del Espíritu) y nuevo poder para cumplir esos
deseos (el poder del Espíritu Santo). De esta manera,
los elegidos no solo deberían vivir de manera
diferente a la que lo hacían antes de su conversión,
tienen que vivir de manera diferente de como lo
hacían antes de su conversión, porque ya no son la
misma persona.

Segundo, los calvinistas no creen que todos los que


dicen ser elegidos son elegidos, ni tampoco creen
que uno debe adivinar si están o no entre los
elegidos. Los calvinistas, igual que los arminianos,
creen que aquellos que creen son aquellos que son
elegidos. Y los calvinistas creen, igual que los
arminianos, que los que creen son aquellos cuya
profesión de fe está acompañada por el fruto del
Espíritu. Por esta razón, lejos de creer que si estás
entre los elegidos no importa cómo vives tu vida, los
calvinistas creen que la manera en que vives tu vida
es una de las formas en que puedes saber que tu fe
es real, y en consecuencia, que estás entre los
261
elegidos. Esta es la razón por la que el apóstol Pedro
nos dice, “esfuércense más todavía por asegurarse
del llamado de Dios” al vivir vidas de obediencia que
confirmen la genuinidad de nuestra fe (2 Pedro 1:10)
y Pablo nos dice que nos “exam[inemos] para ver si
est[amos] en la fe”, evaluando nuestras obras (2
Corintios 13:5). De esta manera, los calvinistas no
dicen que si uno sabe que es elegido no tiene que
obedecer a Dios. Al contrario, los calvinistas dicen
que la obediencia es como podemos saber que
estamos entre los elegidos. No porque nuestra
obediencia produzca nuestra salvación, sino porque
nuestra salvación produce obediencia. Tiene que
hacerlo, porque el regalo gratuito de la salvación
incluye el regalo gratuito de una nueva naturaleza.

Malentendido #5: Los calvinistas no tienen


razones para evangelizar.
El calvinismo es una amenaza para las misiones y el
evangelismo. Si Dios ha predestinado a ciertas
personas para la salvación, y se asegurará de que
sean salvas sin importar qué suceda, ¿de qué sirve
predicar el evangelio a los no cristianos? Los electos
serán salvados sin importar qué, ¿no? Parece que tu
calvinismo te roba de cualquier razón o motivación
para evangelizar.

Estos comentarios surgen de un deseo sincero de ver


al perdido encontrado. Aquellos que están fuera del
calvinismo genuinamente no pueden reconciliar las
poderosas palabras de la Gran Comisión con su
entendimiento de cómo los calvinistas piensan acerca
262
de la salvación. Sin embargo, esta falta de habilidad
de reconciliar ambas cosas no es tanto por una
contradicción entre los dos sino por un entendimiento
incorrecto acerca de cómo los calvinistas piensan
acerca del evangelismo. Hay al menos cuatro razones
por las que el calvinismo no tiene este supuesto
efecto negativo sobre el evangelismo.

Primero, los calvinistas evangelizan por la misma


razón que los arminianos evangelizan: Dios lo ordena.
Los calvinistas leen y entienden la Gran Comisión en
la misma manera en que los cristianos la han
entendido durante 2000 años; tenemos la
responsabilidad de declarar las glorias de Cristo a
aquellos que no le conocen. Incluso si nuestra
teología dificultara el entendimiento de por qué los
cristianos son llamados a hacer esto, no sería una
excusa para desobedecer el mandamiento de que
tenemos que hacerlo.

Segundo, nuestra teología en realidad no hace difícil


entender por qué Jesús nos ordena evangelizar. De
hecho, lo explica. Los calvinistas creen que Dios es
soberano sobre todo el proceso de salvación, desde
el principio hasta el final. Esto significa que no es solo
soberano sobre a quién salvará, sino que también es
soberano sobre cómo le salvará. Y Él ha elegido
soberanamente salvar a sus elegidos a través de
gente común y corriente proclamando su evangelio.
Así como Jesús dice, “Nadie puede venir a mí si no lo
atrae el Padre que me envió” (Juan 6:44), la Biblia
también dice, “¿Y cómo creerán en aquel de quien no
263
han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les
predique?” (Romanos 10:14). En otras Palabras, Dios
no solo atrae soberanamente a las personas a sí
mismo, sino que también nos envía soberanamente a
predicar a aquellos que Él está atrayendo.

Para el calvinista, entonces, el dilema de por qué un


calvinista necesita evangelizar simplemente no existe.
Nuestra teología nos dice que necesitamos
evangelizar porque así es como Dios salva a sus
elegidos: a través de la predicación del evangelio.

Tercero, los calvinistas evangelizan porque nos trae


gozo hablar del Señor que nos ama. C. S. Lewis
escribió una vez, “Creo que nos deleitamos en adorar
lo que disfrutamos, porque la alabanza no meramente
expresa, sino que completa el deleite”. Él continúa
explicando cómo somos movidos desde adentro a
compartir nuestro deleite en un autor nuevo o en un
maravilloso paisaje natural con otros, así como somos
movidos desde adentro a hablar de nuestros
restaurantes y programas de televisión favoritos.
Completamos nuestra experiencia de gozo en cada
una de esas cosas al compartirlas con otros. ¿Cuánto
más es este el caso con el Dios del Universo, quien
nos amó, nos predestinó a ser suyos cuando no
teníamos mérito alguno, y nos redimió para Sí mismo
a costa de su propio Hijo? De esta manera, aunque
no tuviéramos motivación teológica para evangelizar
(y la tenemos), lo haríamos por nuestra motivación
emocional. Amamos hablar acerca del Dios que nos
amó.
264
Cuarto, aquellos que abrazan una teología calvinista
generalmente testifican que, lejos de estorbar su
compromiso con el evangelismo, adoptar esta
teología en realidad multiplicó su compromiso con el
evangelismo. Saber que Dios atraerá a su Pueblo a sí
mismo nos libera de la presión de intentar atraer a
alguien a Dios con la belleza de nuestras palabras, el
poder de nuestro discurso, o incluso con la rectitud de
nuestras vidas. En lugar de eso, podemos presentar
el evangelio conforme a lo mejor de nuestras
habilidades con la confianza de que el éxito o el
fracaso de nuestro evangelismo no descansa en
nuestro desempeño, sino en la gracia irresistible de
Dios. Esto produce un denuedo para presentar el
evangelio incluso a aquellos que más parecen
oponerse a él, porque tenemos la seguridad de que la
gracia irresistible de Dios puede superar incluso la
resistencia más dura y —si no lo hace— sabemos
que no es el resultado de algún fracaso de parte
nuestra.

Además de aumentar nuestra confianza, muchos


dirán que adoptar una teología calvinista les ha dado
una mayor gratitud que produce un evangelismo más
apasionado y consistente del que tenían antes. Esto
no quiere decir que un arminiano no puede estar igual
o más motivado que un calvinista, muchos lo están.
Quiere decir que, cuando abrazas una teología que te
dice que Dios es todavía más responsable por tu
salvación de lo que habías creído antes, y que tú eres
todavía menos responsable por ella de lo que antes
265
pensabas, no puedes evitar crecer en gratitud. En
muchos casos, esta creciente gratitud ocasiona
crecimiento simultáneo en la adoración pública y el
evangelismo personal.

Este no es simplemente un asunto teológico para mí,


sino también uno personal. Estoy escribiendo este
capítulo desde mi departamento en Ciudad de
México. Mi familia y yo dejamos todo lo que
conocemos y amamos para vivir como misioneros en
una cultura extranjera. No tuvimos que buscar fuera
de nuestra teología calvinista para encontrar una
razón para hacerlo. Al contrario, Dios usó toda
nuestra teología (incluyendo las porciones calvinistas)
para proveer tanto el deseo como la razón para
hacerlo. La idea de que el calvinismo estorba el
evangelismo está basada en un malentendido de lo
que los calvinistas realmente creen, y simplemente no
se mantiene contra la evidencia que encontramos en
la vida real.

Malentendido #6: El arminianismo me ofrece una


alternativa a las partes del calvinismo que me
incomodan.
Yo nunca podría ser un calvinista. El Dios en el que
creo no crearía a nadie sabiendo que están
destinados al infierno. Tampoco podría creer en un
Dios que elige a unos para ser salvados y permite
que otros sean condenados. La Biblia dice claramente
que Dios “desea que todos los hombres sean salvos”.
Por eso soy arminiano.

266
En mi experiencia, muchos de los creyentes que
conscientemente saben que son arminianos han
elegido este sistema teológico porque algunas de las
posturas del calvinismo les incomodan. Por ejemplo,
no quieren creer en un Dios que crea a personas que
sabe que están destinadas al infierno, ni en un Dios
que elige salvar a unos y no a otros. Vean ciertos
versículos bíblicos, como 1 Timoteo 2:14 (Dios
“quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la
verdad”) y concluyen que el arminianismo trata con
los datos bíblicos de una mejor manera que el
calvinismo.

El problema es que realmente no lo hace. Sin


importar las creencias incómodas que uno intente
evitar escapando del calvinismo, estas siguen ahí
después de abrazar el arminianismo. Aunque el
arminianismo es un sistema teológico diferente, no
provee una solución limpia y ordenada a las
objeciones más comunes que escucho para el
calvinismo. Aquí el por qué…

“No puedo creer en un Dios que crea a personas


sabiendo que están condenadas al infierno”.
Una de las objeciones más comunes para el
calvinismo es que el Dios del calvinismo es cruel. Un
Dios amoroso, se argumenta, no traería a existencia a
alguien sabiendo que su destino final es el tormento
eterno. Es cierto que en el sistema calvinista Dios trae
a la existencia a personas sabiendo que algunos
serán salvos y otros no. Sin embargo, esto es
igualmente cierto del Dios del arminianismo.
267
Tanto calvinistas como arminianos creen en la
“predestinación” y en la “elección”; después de todo,
ambas son palabras bíblicas (Efesios 1:5, 11;
Romanos 8:29; etc). Ambos creen que antes de que
Dios crea a una persona, Él sabe si van a responder
o no a Él en fe. No hay diferencia entre los dos en
este aspecto. La única diferencia es la base sobre la
que conoce esta información. Los calvinistas creen
que Dios sabe quién responderá a Él en fe porque Él
ha predestinado concederles el regalo de la fe a los
que Él ha elegido de antemano, mientras que los
arminianos creen que Dios sabe quién responderá a
Él en fe porque Él ha visto el futuro y ha visto quién le
escogerá a Él en el futuro. Tanto en el calvinismo
como en el arminianismo, Dios ha creado a toda
persona conociendo completamente su destino
eterno.

Si no puedes creer en un Dios que crea a alguien


sabiendo que está destinado al infierno, no puedes
creer en el arminianismo más de lo que puedes creer
en el calvinismo. De hecho, la única manera de evitar
esta conclusión es creer en un Dios que no es
omnisciente, adoptando una posición como la del
Teísmo Abierto, lo que podría resolver tus objeciones
en esta área pero añadirá el mucho más grande
problema de contradecir esencialmente todo el
testimonio de la Escritura.

“No puedo creer en un Dios que elige a algunos y no


a otros para ser salvos”.
268
Otra objeción común para el calvinismo es que nos
ofrece un Dios que elige salvar a unos y no a otros.
Para muchos, esto parece contradecir la presentación
bíblica de Dios como un ser supremamente amoroso.
Por esta razón, ellos rechazan el calvinismo y
abrazan el arminianismo en su lugar. Sin embargo, el
arminianismo no resuelve este problema. De hecho,
enfrenta exactamente el mismo reto.

Los calvinistas creen que solo aquellos que creen en


Jesucristo serán salvos. Los arminianos creen lo
mismo. En la teología de ambos grupos, Dios salva
solo a aquellos que depositan su fe en su Hijo. No
hay diferencia entre los dos grupos en quién es salvo
ni en cuántos son salvos. La única diferencia es la
causa de la salvación. En el calvinismo, la causa es la
gracia irresistible de Dios, que empodera a aquellos
que la reciben para creer. En el arminianismo, la
causa es la respuesta de los seres humanos a la
gracia que Dios le da a todas las personas. En ambos
sistemas teológicos, tenemos un Dios que elige salvar
a unos y no a otros.

Por supuesto, la objeción que plantean muchos


arminianos en este punto es que, en el sistema
calvinista, Dios podría darle su gracia irresistible a
más personas y no lo hace. De esta manera, en su
perspectiva, el Dios del calvinismo no es un Dios que
“quiere que todas las personas sean salvas” como el
Dios de la Biblia claramente quiere (1 Timoteo 2:4).
Sin embargo, esta crítica falla en reconocer que el
Dios del arminianismo es igualmente soberano y
269
podría hacer lo mismo. Y, justo como el Dios del
calvinismo, no lo hace.

¿Por qué?

La razón es que en ambos sistemas teológicos Dios


no solo desea que todas las personas sean salvas y
vengan al conocimiento de la verdad, también desea
algo más. Y ambos deseos no pueden ser
completamente cumplidos al mismo tiempo. El Dios
del calvinismo desea su gloria por sobre todo y, por
esta razón, salva a unos y no a todos, porque salvar a
todos significaría eliminar la oportunidad de que su
gloria fuera manifiesta a su pueblo a través de la
justicia y el juicio de la maldad (Romanos 9:22-23). El
Dios del arminianismo desea honrar el libre albedrío
humano por sobre todo y, por esta razón, salva a
unos y no a todos porque salvar a todos significaría
violentar el libre albedrío. De esta manera, en ambos
sistemas tienes un Dios que “quiere que todos sean
salvos” pero que, debido a su lealtad a un deseo más
grande, permite que no todos sean salvos. Lo hace ya
sea por su lealtad a su propia gloria (calvinismo) o por
su lealtad al libre albedrío humano (arminianismo).

Una de las razones por las que abandoné el


arminianismo a favor del calvinismo es porque
encontré una gran cantidad de evidencia bíblica que
respalda el supremo compromiso de Dios con su
propia gloria, pero no encontré evidencia bíblica que
me convenciera del supremo compromiso de Dios al
libre albedrío humano. Si estás leyendo esto y eres
270
arminiano, no te estoy pidiendo que abandones tu
arminianismo, solo te estoy pidiendo que reconozcas
que el arminianismo tiene que responder las mismas
dificultades que el calvinismo. Ambos sistemas
teológicos tienen que lidiar con el hecho de que Dios
crea a personas sabiendo que nunca vendrán a la fe
en Él y que ambos sistemas tienen que lidiar con el
hecho de que el Dios que quiere que todos los
hombres sean salvos en realidad no salva a todos los
hombres al final.

271
272
EL ESPÍRITU SANTO Y LA
INSPIRACIÓN BÍBLICA

Frecuentemente se dice que las iglesias tienden a


elegir entre ser iglesias de la Palabra o iglesias del
Espíritu. Lo que se quiere decir con eso es que
aquellas iglesias que enfatizan más la Palabra
tienden a subestimar al Espíritu Santo, mientras que
aquellas iglesias que enfatizan más el Espíritu Santo
parecen subestimar la Palabra. Aunque esta es una
declaración generalizada y obviamente no es
universalmente verdadera, la mayoría estará de
acuerdo en que suena correcto a la luz de la
experiencia común. Sin embargo, por común que sea
que una iglesia separe la Palabra y el Espíritu de esta
manera, es tanto extraño como innecesario.

El Espíritu Santo no está de ninguna manera en


conflicto con la Palabra. Al contrario, el Espíritu Santo
estuvo íntimamente involucrado en la antigua
composición de la Palabra y está íntimamente
involucrado en la lectura contemporánea de la
Palabra. En el caso de la composición de la Palabra,
el Espíritu Santo obró a través de la inspiración,
mientras que en el caso de la lectura de la Palabra, el
Espíritu Santo obra a través de la iluminación. En este
capítulo veremos la obra, el alcance, y las
implicaciones de la inspiración.

273
La obra de la inspiración
Los 66 libros canónicos de la Sagrada Escritura
frecuentemente son llamados la “Palabra de Dios”
(Juan 10:35) porque son justamente eso. La Escritura
se identifica a sí misma como “inspirada por Dios” (2
Timoteo 3:16), lo que quiere decir que todo lo que
encontramos en la Biblia está ahí porque Dios mismo
lo puso ahí a través de su Espíritu Santo. Esto no
significa negar que seres humanos activamente
compusieron los 66 libros canónicos. Quiere decir que
mientras varios autores humanos compusieron los 66
libros, ellos escribieron exactamente lo que Dios, a
través de su Espíritu Santo, quiso que escribieran. El
apóstol Pedro describe este proceso en 2 Pedro 1:20-
21:

“Ante todo, tengan muy presente que ninguna


profecía de la Escritura surge de la interpretación
particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su
origen en la voluntad humana, sino que los profetas
hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu
Santo”.

Los teólogos se refieren a este proceso como


“inspiración”.

Aunque el Espíritu Santo utilizó la personalidad única


de cada autor (como el amor de David por la música
al componer los Salmos) y sus experiencias (como el
judaísmo de toda una vida de Pablo al escribir
Gálatas), de ninguna manera estuvo limitado por
ellas. Frecuentemente, los autores humanos ni
274
siquiera eran conscientes del referente preciso de las
palabras que escribieron. Pedro explica en 1 Pedro
1:10-11:

“Los profetas, que anunciaron la gracia reservada


para ustedes, estudiaron cuidadosamente esta
salvación. Querían descubrir a qué tiempo y a cuáles
circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que
estaba en ellos, cuando testificó de antemano acerca
de los sufrimientos de Cristo y de la gloria que
vendría después de estos”.

Además, en la mayoría de los casos los autores


humanos estaban personalmente conscientes de que
lo que estaban escribiendo no venía de ellos sino del
Espíritu Santo. Por ejemplo, Pablo introduce sus
enseñanzas en 1 Timoteo 4:1 con la frase, “El Espíritu
dice claramente que…”, así como los profetas del
Antiguo Testamento introducían sus proclamaciones
con las palabras, “Así dice el Señor” (Jeremías 26:2,
Ezequiel 5:5). Ellos también reconocieron que los
otros autores de la Escritura estaban igualmente
inspirados. Un caso en particular es cuando Pablo
atribuye las palabras escritas por Isaías al Espíritu
Santo diciendo, “Con razón el Espíritu Santo les habló
a sus antepasados por medio del profeta Isaías…”
(Hechos 28:25).

El alcance de la inspiración
Sobre la base de esta evidencia y mucha más, los
cristianos evangélicos han afirmado históricamente lo
que se conoce como “inspiración verbal y plenaria”.
275
Decir que la inspiración es “plenaria” es decir que
cada porción del canon está igualmente inspirada. Es
decir, “toda Escritura es inspirada por Dios”, como se
enseña en 2 Timoteo 3:16. Decir que la inspiración es
“verbal” es decir que el Espíritu Santo inspiró no solo
las ideas comunicadas por los autores humanos, sino
las palabras precisas que usaron para comunicar
esas ideas. Los evangélicos no abrazan esta manera
de ver las Escrituras solo porque es una tradición, la
cual suele ser útil, pero a veces está equivocada. Los
evangélicos abrazan esta manera de ver las
Escrituras porque Jesús abrazó esta manera de ver
las Escrituras, y Él nunca se equivoca.

Al discutir con sus oponentes sobre la realidad de la


resurrección, Jesús basa su argumento completo en
el tiempo verbal de una palabra del Antiguo
Testamento.

“Pero, en cuanto a la resurrección de los muertos,


¿no han leído lo que Dios les dijo a ustedes: ‘Yo soy
el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob’? Él no es
Dios de muertos, sino de vivos” (Mateo 22:31-32).

Jesús nota que Moisés no citó a Dios diciendo, “Yo


era el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de
Jacob” sino “Yo soy” (énfasis editorial). Él dice que
esto es prueba suficiente de la resurrección,
mostrando que Él está convencido de que la obra de
inspiración del Espíritu Santo se extiende incluso
hasta las mismas palabras que los autores humanos
usaron.
276
En su famoso Sermón del Monte, Jesús va aún más
allá y enseña que el Espíritu Santo inspiró no solo las
palabras, sino cada uno de los movimientos de la
pluma del autor humano. Él le asegura a su
audiencia, “Les aseguro que mientras existan el cielo
y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley
desaparecerán hasta que todo se haya cumplido”
(Mateo 5:18).

Aunque Jesús está claramente hablando del Antiguo


Testamento en ambos pasajes arriba mencionados,
Él promete que el Espíritu Santo trabajará de la
misma manera al inspirar a los autores del Nuevo
Testamento. Hablando a sus apóstoles en la víspera
de su muerte, Él les asegura,

“Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por


ahora no podrían soportar. Pero, cuando venga el
Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad,
porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá
solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. Él
me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a
conocer a ustedes. Todo cuanto tiene el Padre es
mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío
y se lo dará a conocer a ustedes” (Juan 16:12-15).

Las implicaciones de la inspiración


Las implicaciones de la concepción verbal y plenaria
que Jesús tiene de la inspiración son sorprendentes.
La primera implicación es que lo que sea que el autor
humano esté diciendo en el texto es lo que el Espíritu
277
Santo está diciendo en el texto. Para ponerlo de
manera diferente, cada letra de la Biblia debe ser una
“letra roja” porque cada palabra de la Escritura es
Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo. Esto
significa que las palabras de Pablo en la Escritura,
por ejemplo, son tan confiables y autoritativas como
las palabras de Jesús, sin siquiera la más mínima
distinción.

La segunda implicación es que lo que sea que el


autor humano esté haciendo en el texto, es lo que el
Espíritu Santo está haciendo. En este contexto,
“haciendo” no se refiere a una acción física, como
“lavar los platos”. Más bien, se refiere a lo que el
autor está haciendo con sus palabras. Un discurso
hace algo. Las palabras del autor humano podrían
estar “haciendo” reprensión, bendición, ordenanza,
promesa, sarcasmo, advertencia, exhortación, y así
sucesivamente. Lo que el autor está haciendo con
precisión en el texto solo puede ser discernido
leyendo las palabras en su contexto. Por ejemplo, la
frase “está que arde” puede ser una observación, una
expresión de admiración, decir que algo está muy
caliente, o algo más. Solo el contexto revelará cuál
fue la intención que se tuvo al escribirla. Ya que el
Espíritu Santo es responsable de cada palabra en la
Escritura, Él es responsable del contexto de cada
pasaje en la Biblia. De esta manera, Él no solo
determina lo que se dice, sino también el efecto de
cuando se dice. Esto significa que cuando el autor
humano da una seria reprensión o utiliza sarcasmo
mordaz, no es por una imperfección en él sino por la
278
perfección del Espíritu Santo. Lo que sea que el autor
humano esté haciendo en el texto es lo que el Espíritu
Santo está haciendo en el texto.

La tercera implicación es que el Espíritu Santo logra


lo que desea a través de la intención y la retórica del
autor humano. Todo discurso trae alguna clase de
resultado. El resultado podría ser informar, exhortar,
llevar a la alabanza, llevar al arrepentimiento,
etcétera. Algunas veces el resultado deseado está
implícito y otras veces se dice directamente, como en
Juan 20:31 y 1 Juan 5:13:

“Pero estas se han escrito para que ustedes crean


que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al
creer en su nombre tengan vida” (Juan 20:31).

“Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el


nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen
vida eterna” (1 Juan 5:14).

Los autores eligen sus palabras basados en el


resultado deseado. Ya que el Espíritu Santo es
responsable de cada palabra en la Escritura, también
es responsable del resultado deseado de cada
pasaje. Esto significa que cada porción de la Escritura
logrará lo que busca lograr, considerando que el
Espíritu Santo, siendo Dios, afecta el cambio a
voluntad. Esto siempre incluye la intención del autor y
frecuentemente va más allá de ella.

279
La cuarta implicación es que cuando leemos cualquier
porción de la Escritura, compuesta por cualquier autor
humano, en cualquier género de literatura bíblica, nos
encontramos con Dios mismo. Debido a que el
Espíritu Santo inspira las palabras que se utilizan, la
manera en que esas palabras se utilizan, y el
propósito por el que esas palabras son comunicadas,
el Espíritu Santo es responsable de cada una de las
partes concebibles del texto bíblico, sin excepción. De
esta manera, Él no solo está revelando ideas o
verdades; Él se está revelando a sí mismo así como
todos los seres humanos se revelan a sí mismos a
través de las palabras que usan, la manera en que
usan estas palabras, y el resultado de las palabras
que comunican. Esta es la más grande implicación de
la doctrina de la inspiración.

280
EL ESPÍRITU SANTO Y LA
ILUMINACIÓN BÍBLICA

La iluminación y la aceptación de las Escrituras


Los cristianos evangélicos creen que, además de
inspirar la Biblia y obrar a través de el autor humano
antiguo, el Espíritu Santo también ilumina la Biblia
obrando a través del lector humano contemporáneo.
Sin embargo, existe considerable debate acerca de la
manera y el grado en particular en que el Espíritu
Santo ilumina al lector.

Todos están de acuerdo en que el Espíritu Santo es


necesario para que uno acepte el testimonio de las
Escrituras como verdadero y autoritativo. Esto está
implícito en los pasajes que hablan de la naturaleza
de la humanidad separada de la obra regeneradora
del Espíritu Santo. Por ejemplo, sabemos que todos
los seres humanos rechazan el evangelio por su
propia rebelión contra Dios. Como Pablo explica en
Romanos 3:11-12, “no hay nadie que entienda, nadie
que busque a Dios. Todos se han descarriado”.
Además de su propia rebelión moral voluntaria, los
seres humanos rechazan el testimonio de la Escritura
porque han sido inflingidos con ceguera espiritual. En
2 Corintios 4:4, Pablo escribe, “El dios de este mundo
ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no
vean la luz del glorioso evangelio de Cristo”. Uno solo
puede vencer la oposición doble a la verdad y la
281
autoridad de la Escritura a través del Espíritu Santo.
Pablo dice esto en 1 Corintios 12:3, “Nadie puede
decir: ‘Jesús es el Señor’ sino por el Espíritu Santo”.

Además de la enseñanza implícita que se explicó


arriba, también está la enseñanza explícita de que el
Espíritu Santo es necesario para que uno acepte el
testimonio de las Escrituras como verdadero y
autoritario. En 1 Corintios 2:14 leemos, “El que no
tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu
de Dios, pues para él es locura…”.

A la luz de estos pasajes, no es sorprendente que los


evangélicos estén de acuerdo en este punto. Sin
embargo, existen otras preguntas relacionadas con la
iluminación en donde hay menos acuerdo universal.
Una de esas preguntas es la pregunta de si la
iluminación del Espíritu Santo es necesaria o no para
entender el texto bíblico. Una segunda pregunta,
relacionada a esto, es la pregunta de si el Espíritu
Santo revela o no un nuevo significado. Responder
“sí” a cualquiera de las dos preguntas anteriores es
estar en la minoría de los evangélicos que escriben
acerca de este tema. Sin embargo, yo estoy
persuadido de que responder “sí” a ambas preguntas
es estar en lo correcto. Esto no quiere decir que el
Espíritu Santo garantiza un entendimiento adecuado
del texto o un nuevo significado correcto, sino que el
Espíritu Santo es necesario para ambas cosas.

La iluminación y el entendimiento de las


Escrituras
282
En primer lugar, ¿es la iluminación del Espíritu Santo
necesaria para entender el texto bíblico? Muchos
discuten que no es así. El argumento se hace sobre
la base de que la Biblia está escrita de acuerdo a
reglas de gramática comunes y generalmente
aceptadas y, como tal, puede ser correctamente leída
y comprendida sin la ayuda del Espíritu Santo, así
como cualquier otro libro puede serlo. Esto, por
supuesto, es cierto, y si todo lo que queremos decir
por “entendimiento” es que podemos seguir el
razonamiento del autor, entonces ciertamente el
Espíritu Santo no es necesario para que tengamos
entendimiento. Sin embargo, deberíamos dudar de
limitar nuestra definición de entendimiento a
simplemente esto, porque las Escrituras parecen
hablar del entendimiento como algo más que
meramente seguir el razonamiento del autor a través
del uso de la gramática.

Por ejemplo, en 1 Corintios 2:14, Pablo nos dice que


“El que no tiene el Espíritu” no solo “no acepta lo que
procede del Espíritu de Dios” sino que además “No
puede entenderlo, porque hay que discernirlo
espiritualmente” (énfasis mío). De esta manera, hay
un sentido en el que el entendimiento completo del
texto inspirado por el Espíritu Santo depende de la
iluminación del Espíritu Santo. En otro lugar, Pablo le
dice a los cristianos filipenses que él y sus
colaboradores continuamente oran “que Dios les haga
conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y
comprensión espiritual” (Colosenses 1:9, énfasis
mío). Esto muestra que incluso los creyentes llenos
283
del Espíritu Santo deben depender del Espíritu para el
constante crecimiento en nuestro entendimiento de la
voluntad de Dios. Ya que la voluntad de Dios se
revela en las Escrituras, podemos decir que incluso
los creyentes llenos del Espíritu Santo deben
depender del Espíritu para el constante crecimiento
en entender lo que Dios revela en las Escrituras. En
consecuencia, el “entendimiento” al que se refieren
aquí debe ser más que simplemente la habilidad
cognitiva de seguir el argumento del autor.

A la luz de lo dicho anteriormente, propongo que el


Espíritu Santo ayuda al creyente a entender el texto
escrito venciendo los prejuicios, proveyendo
conocimiento experiencial, y revelando relevancia
personal.

Los creyentes que han sido convertidos por el Espíritu


Santo y ahora aceptan las Escrituras como
verdaderas y autoritarias todavía cargan prejuicios
para el texto. Algunos de estos prejuicios pueden
haber sido moldeados por cosas que aprendieron o
experimentaron antes de su conversión, mientras que
otros pueden haber sido moldeados por cosas que
aprendieron o experimentaron después de su
conversión. Aunque estos individuos son
completamente capaces de seguir la estructura
gramatical de un pasaje bíblico y jamás negarían ni
por un momento la naturaleza verdadera y autoritativa
de las Escrituras, sus prejuicios de todas maneras
causan que lean de manera equivocada el texto,
debido a un deseo subconsciente de armonizar el
284
texto con sus prejuicios. Por ejemplo, como nuevo
cristiano yo tuve muchas experiencias carismáticas,
incluyendo el hablar en lenguas desconocidas.
Debido a que eso fue lo que yo experimenté como un
nuevo cristiano, yo esperaba que esta experiencia
fuera para todos los cristianos y sin saberlo llevé este
prejuicio a las Escrituras. Aunque en otros aspectos
era lo suficientemente inteligente para saber lo que
significa que alguien diga “No todos hablarán en
lenguas” (1 Corintios 12:30), subconscientemente yo
otorgaba otro significado a ese pasaje para que no
tuviera conflicto con mis prejuicios. No estoy solo.
Todos llevamos prejuicios que nos impiden entender
verdaderamente el texto, y todos necesitamos que el
Espíritu Santo nos ayude a vencerlos.

Además de ayudarnos a vencer prejuicios previos, el


Espíritu Santo también nos ayuda en nuestro
entendimiento al proveer conocimiento experiencial.
La Biblia es única entre los documentos religiosos
debido a que no es principalmente una revelación de
conceptos, sino principalmente la revelación de una
persona. Jesús explica a sus oponentes en Juan
5:39, “son [las Escrituras] las que dan testimonio en
mi favor”. Debido a que Dios está obrando para
revelarse a sí mismo en la Escritura, no está
satisfecho con que su pueblo solo entienda el
significado de sus palabras. Él quiere que su pueblo,
a través de sus palabras, le conozca a Él. En
consecuencia, conforme el lector de la Biblia más
conozca a Dios, más entenderá las palabras de Dios.
Esta realidad no es exclusiva a nuestra relación con
285
Dios, sino que está presente en todas nuestras
relaciones. Por ejemplo, yo entendí la carta que mi
esposa me escribió en el primer año de nuestro
matrimonio y me ayudó a conocerla mejor, y ahora,
después de casi 16 años de matrimonio, soy capaz
de entender aún más esa carta porque ahora la
conozco más íntimamente de lo que la conocía antes.
No es que la fuerza gramatical de sus palabras haya
cambiado, sino que ahora estoy más en sintonía con
su singular voz, lo que añade un sabor distintivo a
palabras de otra manera genéricas. Es lo mismo con
Dios y la Biblia. Dios nos invita a una especie de
“espiral hermenéutica” que dura toda una vida en
donde mientras más entendemos la Palabra de Dios
más le conocemos a Él, y entre más le conocemos a
Él más entendemos la Palabra de Dios. No es que la
fuerza gramatical de sus palabras haya cambiado,
sino que estamos más en sintonía con su singular
voz, lo que añade un sabor distintivo a palabras de
otra manera genéricas. Esto requiere la iluminación
del Espíritu Santo quien media la presencia de Jesús
con nosotros en la tierra (Juan 14:15-20),
permitiéndonos conocerle más íntimamente para que
podamos entender su Palabra más completamente.
Así, Pablo ora por los efesios, “Pido que el Dios de
nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el
Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo
conozcan mejor” (Efesios 1:17).

Finalmente, el Espíritu Santo no solo nos da


entendimiento a través de vencer prejuicios y
proveyendo conocimiento experiencial de Dios, sino
286
que también nos da entendimiento a través de la
revelación de relevancia personal. Entender
verdaderamente las Escrituras requiere más que
simplemente comprender el significado deseado del
autor humano. Uno también debe entender
exactamente cómo el significado deseado del autor
antiguo se aplica a las varias dimensiones de la vida
contemporánea (volitivo, mental, emocional,
relacional, etcétera…). Por ejemplo, un no cristiano
puede entender lo que Pablo quiere decir cuando
escribe Colosenses 3:17, “Y todo lo que hagan, de
palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de
él”, pero solo el Espíritu Santo puede causar que
cada lector individual entienda cómo hará eso en las
particularidades de su vida.

Es por estas razones y de estas maneras que el


Espíritu Santo es necesario para el entendimiento
completo del texto bíblico.

La iluminación y un significado nuevo en las


Escrituras
La segunda pregunta relacionada a la iluminación del
Espíritu Santo es esta: ¿Revela el Espíritu Santo
nuevo significado en el texto? Muchos argumentan
que no, sobre la base de dos convicciones
verdaderas. Primero, el Espíritu Santo es el autor de
las Escrituras y compuso las Escrituras de manera
que su significado deseado fuera aparente a los
lectores (2 Timoteo 3:16-17). Segundo, si permitimos
que haya un significado escondido en el texto
287
entonces no hay una base objetiva sobre la que
podamos separar interpretaciones adecuadas e
interpretaciones inadecuadas, y esta base objetiva
debe existir (Tito 1:9). Ambas convicciones tienen
respaldo bíblico fuerte. Por ejemplo, escribiendo
sobre las cartas inspiradas de Pablo, Pedro reconoce
que algunos pasajes son difíciles de entender. Sin
embargo, él implica que incluso esos pasajes difíciles
pueden ser correctamente interpretados a través de
las convenciones normales de lenguaje. De esta
manera podemos saber cuáles interpretaciones son
falsas: aquellas que han distorsionado el significado
simple del autor. Él escribe, “En todas sus cartas
[Pablo] se refiere a estos mismos temas. Hay en ellas
algunos puntos difíciles de entender, que los
ignorantes e inconstantes tergiversan, como lo hacen
también con las demás Escrituras, para su propia
perdición”.

Aunque estas dos convicciones son llanamente


ciertas, no es llanamente cierto que necesariamente
prohíben que el Espíritu Santo revele nuevo
significado en su Escritura. El Nuevo Testamento
incluye una multitud de ejemplos del Espíritu Santo
haciendo precisamente eso. Por ejemplo, Mateo nos
dice en Mateo 1:23 que Jesús cumplió la profecía de
Isaías 7:14, hasta ese punto el significado del texto
llanamente se refería a un hijo nacido al profeta Isaías
en Isaías 8:8. Solo un capítulo después, en Mateo
2:15, Mateo dice que Jesús cumplió Oseas 11:1;
hasta ese punto, el significado del texto simplemente
se refería al éxodo de Israel de Egipto. El Espíritu
288
Santo revela un nuevo significado a los autores del
Nuevo Testamento, que les permitió ver cosas en el
Antiguo Testamento que nadie había visto hasta ese
punto.

De esta manera, el Espíritu Santo sí revela nuevo


significado en el sentido que Él revela cómo cada
pasaje del Antiguo Testamento apunta a Jesucristo.
Nos referimos a este significado como “nuevo
significado” porque es un significado que los autores
humanos y los lectores originales no conocían, así
como Isaías no estaba consciente de que él estaba
hablando de Jesús en Isaías 7:14, y Oseas no estaba
consciente de que él estaba hablando de Jesús en
Oseas 11:1. Esto no quiere decir que el Espíritu
Santo está agregando hoy al texto un significado que
antes no tenía. Es decir que Él está revelando un
significado ahora que Él había intencionalmente
ocultado antes (Colosenses 1:26). Esto es lo que
Pedro describe en 1 Pedro 1:10-12:

“Los profetas, que anunciaron la gracia reservada


para ustedes, estudiaron cuidadosamente esta
salvación. Querían descubrir a qué tiempo y a cuáles
circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que
estaba en ellos, cuando testificó de antemano acerca
de los sufrimientos de Cristo y de la gloria que
vendría después de estos. A ellos se les reveló que
no se estaban sirviendo a sí mismos, sino que les
servían a ustedes. Hablaban de las cosas que ahora
les han anunciado los que les predicaron el evangelio

289
por medio del Espíritu Santo enviado del cielo. Aun
los mismos ángeles anhelan contemplar esas cosas”.

Uno podría argumentar que los autores del Nuevo


Testamento vieron a Jesucristo en estos pasajes del
Antiguo Testamento no por la iluminación del Espíritu,
sino por la inspiración del Espíritu. Según esta
perspectiva, los autores de la Escritura eran capaces
de ver nuevo significado porque ellos estaban
inspirados por el Espíritu Santo y, ya que nosotros no
estamos inspirados por el Espíritu Santo, Él no
revelará nuevo significado a nosotros. Si esto es
cierto, entonces el Nuevo Testamento modela la
interpretación de una manera que nosotros no
podemos seguir. Esto es poco probable, porque
somos llamados a imitar a los apóstoles (1 Corintios
4:16) y el Nuevo Testamento no nos ofrece una
manera alternativa de interpretar la Biblia. Además,
Jesús y sus apóstoles nos enseñan a interpretar la
Biblia como ellos lo hicieron.

Por ejemplo, mientras caminaba con dos de sus


discípulos, se nos dice que Jesús, “comenzando por
Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se
refería a él en todas las Escrituras” (Lucas 24:27) y Él
esperaba que ellos fueran capaces de hacer lo mismo
(Lucas 24:26). No tenemos indicación alguna de que
estos hombres fueran autores de Escrituras
inspiradas. En 2 Timoteo 3:15, Pablo le dice a
Timoteo (que no escribió ninguna parte de la
Escritura) que las Escrituras del Antiguo Testamento
“pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación
290
mediante la fe en Cristo Jesús”, implicando que
Timoteo debía encontrar a Jesucristo en el Antiguo
Testamento, ahí donde intérpretes anteriores no lo
habían hecho.

Además, Jesús dijo que todo el Antiguo Testamento


se cumple en Él (Mateo 5:17). Debido a que este
significado en particular del Antiguo Testamento no
era lo suficientemente explícito para ser conocido por
el autor humano original o los lectores originales, este
es un nuevo significado. A la luz de esto tenemos dos
opciones: O Dios no espera que nosotros
entendamos correctamente el Antiguo Testamento, o
Dios nos provee con los medios para entender ahora
lo que los lectores no entendieron entonces. Dios
obviamente espera que entendamos correctamente el
Antiguo Testamento, ya que “todo lo que se escribió
en el pasado se escribió para enseñarnos” (Romanos
15:4). De esta manera, debemos esperar que Dios
nos provea con los medios para entender ahora lo
que los lectores no entendieron entonces,
específicamente, como cada pasaje del Antiguo
Testamento apunta a Jesús. Esta provisión ha venido
en la forma de la persona del Espíritu Santo, quien
Jesús prometió “testificará acerca de mí” (Juan
15:26), lo que es lo mismo que Él dijo que hacen las
Escrituras del Antiguo Testamento (Juan 5:39).

La iluminación y la responsabilidad humana


Es importante notar que la promesa de la iluminación
del Espíritu Santo no libera al creyente de su
responsabilidad de estudiar con diligencia. Como se
291
explica en 2 Timoteo 2:15, el creyente debe
esforzarse “por presentar[se] a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse y que
interpreta rectamente la palabra de verdad”.

El Espíritu Santo provee entendimiento del texto y


revela significado en el texto, pero lo hace de la
misma manera en que hace sus otras obras de
santificación: empoderando y trabajando a través de
la obediencia humana. Este proceso se describe en
Filipenses 2:12-13: “Así que, mis queridos hermanos,
como han obedecido siempre —no solo en mi
presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia—
lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues
Dios es quien produce en ustedes tanto el querer
como el hacer para que se cumpla su buena
voluntad”.

Conclusión
Independientemente de las modas en las iglesias
contemporáneas, la evidencia bíblica es
sobrecogedora: no podemos elegir entre el Espíritu
Santo y la Palabra de Dios. No puedes entender la
Palabra de Dios sin el Espíritu Santo que la inspiró y
la ilumina, y no puedes entender al Espíritu Santo sin
entender su ministerio con relación a la Palabra de
Dios.

292
POR QUÉ SOMOS
CARISMÁTICOS

Introducción
Durante las reuniones dominicales de Emmaus,
invitamos a los miembros comprometidos de la iglesia
a expresar dones “de manifestación” distribuidos por
el Espíritu (como profecía, hablar en lenguas, palabra
de conocimiento, etcétera) de acuerdo con los
parámetros bíblicos definidos en 1 Corintios 12-14.
Aquellos que creyeran que el Espíritu Santo les había
dado un mensaje para la iglesia se acercaban a los
ancianos, quienes decidían si, cuándo, y cómo el
mensaje debía ser compartido con la iglesia. Si los
ancianos determinaban que un mensaje en particular
debía ser compartido de manera pública durante el
tiempo de adoración, podrían elegir darle el micrófono
al miembro de la congregación o dar el mensaje ellos
mismos a nombre del miembro. La congregación
entonces determinaba si el mensaje era o no del
Espíritu y si debía ser aceptado por la iglesia.

Aunque elegimos este método en particular, no


creemos que es “la forma bíblica”, ni siquiera
necesariamente “la mejor manera”. Creíamos que el
método en particular para invitar a la expresión de los
dones de manifestación era —y es— negociable de
acuerdo a la sabiduría general. Lo que no era
negociable era nuestra creencia de que las Escrituras
293
ordenan que las iglesias locales A) permitan el uso de
dones de manifestación, B) dentro de lineamientos
bíblicos específicos, C) bajo la supervisión de los
ancianos, y D) para el fortalecimiento de la
congregación.

Obviamente, no todo el mundo cree que estas son


ordenanzas bíblicas que las iglesias contemporáneas
están obligadas a seguir. Afortunadamente, no
estamos unidos a otros cristianos y a otras iglesias
por nuestro entendimiento de los dones de
manifestación, sino por nuestra fe mutua en el
mensaje del evangelio de quien Jesús es y lo que
Jesús ha hecho. En consecuencia, Emmaus jamás se
dividió de los creyentes en el evangelio que no
estaban de acuerdo con nosotros en la existencia o el
uso de los dones de manifestación. Sin embargo,
tampoco entrabamos en colaboración con creyentes
del evangelio que nos prohibieran seguir nuestras
convicciones respecto a cualquier mandato bíblico,
incluyendo los mandatos relacionados a los dones de
manifestación. El siguiente escrito es una explicación
de por qué no estamos dispuestos a comprometer
estas convicciones en particular.

Por qué creemos que los dones de manifestación


existen
En resumen: Porque la Biblia lo dice.

El apóstol Pablo escribe, “A cada uno [de los


miembros de la iglesia] se le da una manifestación
especial del Espíritu para el bien de los demás” (1
294
Corintios 12:7). Después enlista nueve habilidades
dadas por el Espíritu que generalmente se conocen
como los “dones de manifestación”, por la naturaleza
especialmente espectacular en que hacen manifiesta
la presencia y obra del Espíritu.

1. Palabra de sabiduría
2. Palabra de conocimiento
3. Fe
4. Dones para sanar enfermos
5. Poderes milagrosos
6. Profecía
7. Discernir espíritus
8. Hablar en diversas lenguas
9. Interpretar lenguas

Después, Pablo pasa 1 Corintios capítulos 12 al 14


describiendo el valor y el uso adecuado de estos
dones. Aunque es indiscutible que estos dones
estuvieron activos en la Iglesia en el tiempo que
Pablo escribió esta carta, algunos argumentan que
los dones de manifestación descritos en estos
capítulos ya no existen en nuestras iglesias. Aquellos
que toman esta postura tienen que apoyarse en una
exégesis defectuosa y en la experiencia personal.

Apoyándose en una exégesis defectuosa, algunos


dicen que los dones de manifestación ya no existen
porque Pablo enseña que,

“El amor jamás se extingue, mientras que el don de


profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de
295
conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y
profetizamos de manera imperfecta; pero cuando
llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá.
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba
como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser
adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de
manera indirecta y velada, como en un espejo; pero
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de
manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y
como soy conocido” (1 Corintios 13:8-12).

Claramente, existe un momento en el que los dones


de manifestación dejarán de existir. Esto sucederá
cuando, como escribe Pablo, “llegue lo perfecto”.
Algunos cesacionistas (los que dicen que los dones
de manifestación han cesado) argumentan que “lo
perfecto” a lo que Pablo se refiere aquí es la
finalización del canon bíblico. Debido a que el Nuevo
Testamento a está completo, dice el cesacionista, no
hay necesidad para los dones de manifestación. Esto
es claramente una exégesis defectuosa por al menos
dos razones.

Primero, los autores del Nuevo Testamento


escribieron para ser entendidos por su audiencia
inicial. La iglesia de Corinto, a la que Pablo escribió,
no conocía el concepto del canon del Nuevo
Testamento que estaba esperando ser completado.
Por lo tanto, Pablo no se está refiriendo al canon del
Nuevo Testamento sino a algo de lo que su audiencia
estaba consciente y estaba esperando. El primer
capítulo de esta misma carta nos da una pista de lo
296
que podría ser, cuando Pablo escribe, “de modo que
no les falta ningún don espiritual mientras esperan
con ansias que se manifieste nuestro Señor
Jesucristo” (1 Corintios 1:7).

Segundo, todo pasaje de la Escritura se interpreta


mejor a la luz de todo los demás pasajes de la
Escritura. El lenguaje que el Espíritu Santo inspira a
Pablo a utilizar aquí para describir “lo perfecto” es
notablemente similar al lenguaje que el Espíritu Santo
inspira a Juan a utilizar en otro lugar al describir el
regreso de Jesucristo. Pablo escribe que cuando
llegue “lo perfecto” dejaremos de ser niños, “veremos
cara a cara”, y “conoceré tal y como soy conocido”.
Por gloriosa que sea la Palabra de Dios escrita, no
nos permite ver a Dios cara a cara en sus páginas ni
nos provee de conocimiento completo. El regreso de
la Palabra viva, Jesucristo, ciertamente hace ambas
cosas. Como escribe el apóstol Juan, “Queridos
hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía
no se ha manifestado lo que habremos de ser.
Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga
seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como
él es” (1 Juan 3:1-2). Si creemos que los dones de
manifestación no existen por 1 Corintios 13:8-12
estamos leyendo mal la Palabra de Dios y
perdiéndonos de una magnífica promesa acerca de la
esperanza que tenemos en Jesucristo.

Basándose en la experiencia personal, algunos


argumentan que los dones de manifestación ya no
existen (o, por lo menos, que los dones de
297
manifestación deben tratarse como si ya no
existieran). Muchos piensan esto porque ellos nunca
han expresado o visto expresarse los dones de
manifestación de manera consistente con la
enseñanza bíblica de 1 Corintios 12-14. Es irónico
que aquellos que toman esta postura recomiendan a
los pentecostales y carismáticos que dicen haber
experimentado dones de manifestación que
interpreten su experiencia a través de las Escrituras, y
no al revés. Sin embargo, ellos mismos son culpables
de hacer precisamente lo que acusan a los
pentecostales y carismáticos de hacer: están
permitiendo que su experiencia personal interprete las
Escrituras. Debido a que su experiencia personal les
dice que los dones de manifestación no existen, ellos
rechazan la enseñanza bíblica que dice que sí
existen. Si creemos que los dones de manifestación
no existen por nuestra propia experiencia personal,
hemos depositado la autoridad de nuestra experiencia
personal por sobre la de la Palabra de Dios.

Por qué creemos que los dones de manifestación


son valiosos para la iglesia local
En resumen: Porque la Biblia lo dice.

El apóstol Pablo usa la metáfora de la iglesia local


como el Cuerpo de Cristo para explicar que así como
cada parte del cuerpo humano es necesaria para su
funcionamiento adecuado, cada miembro del Cuerpo
de Cristo con dones dados por el Espíritu es
necesario para su funcionamiento adecuado (1
Corintios 12:12-30). Al hacerlo, Pablo está
298
argumentando que el funcionamiento correcto de la
iglesia local depende, en parte, de los dones de
manifestación que listó inmediatamente antes de
hacer esa metáfora (1 Corintios 12:8-11). El Espíritu
Santo da estos dones “para el bien de los demás” en
la iglesia local (1 Corintios 12:7). Si no permitimos los
dones de manifestación en la congregación
impedimos el funcionamiento del cuerpo y limitamos
el bien de los demás.

Algunos reconocen el valor de algunos de los dones


de manifestación, pero alegan que Pablo deposita
poco valor en el don de lenguas en la iglesia local.
Esta es una terrible interpretación del argumento de
Pablo. Pablo no disminuye de ninguna manera el
valor del don de lenguas en general, o el don de
lenguas en la congregación. Más bien, Pablo
disminuye el valor del don de lenguas sin
interpretación en (y solo en) el contexto de la
congregación (1 Corintios 14:1-5). Esto es debido a
que las lenguas sin interpretación en (y solo en) el
contexto de la iglesia reunida no sirve al bien común
(1 Corintios 14:14-17). De hecho, Pablo dice que las
lenguas son de gran valor en general. Él valora tanto
el don de lenguas que él “quisiera que todos ustedes
hablaran en lenguas” (1 Corintios 14:5). No solo el
apóstol desea que todo miembro de la iglesia tuviera
el don de lenguas, sino que también se regocija de
que él mismo usa el don cuando añade, “Doy gracias
a Dios porque hablo en lenguas más que todos
ustedes” (1 Corintios 14:18). Si no permitimos los
dones de manifestación en la congregación, nuestros
299
deseos están en conflicto directo con el apóstol
Pablo, quien escribió estas palabras guiado por el
Espíritu Santo.

Además, Pablo dice que las lenguas son de gran


valor en la iglesia local. De hecho, él valora tanto el
don de lenguas que él permite que dos o tres
miembros de la congregación den un mensaje en
lenguas a la iglesia reunida, si hay interpretación (1
Corintios 14:27). Este es exactamente el mismo
número de personas que Pablo permite que comparta
un mensaje de profecía a la congregación (1 Corintios
14:29). De esta manera, Pablo ofrece la misma
oportunidad para que las lenguas con interpretación y
la profecía se compartan porque ambos dones (y
también el resto) son dados para “la edificación de la
iglesia” (1 Corintios 14:26). Si no permitimos los
dones de manifestación en la congregación, privamos
a la iglesia de múltiples ocasiones de edificación.

Es precisamente debido a que los dones de


manifestación son valiosos para la iglesia local que
Pablo ordena a sus lectores tres veces que procuren
los dones de manifestación (1 Corintios 12:30; 14:1,
39). Si no permitimos los dones de manifestación en
la congregación, intencionalmente desobedecemos
estos tres mandamientos dados por Dios y guiamos a
otros a hacer lo mismo.

Por qué creemos que la iglesia local debe proveer


la oportunidad de que los dones de manifestación
se expresen
300
En resumen: Porque la Biblia lo dice.

El apóstol Pablo concluye su enseñanza sobre los


dones de manifestación con este mandamiento
explícito: “no prohíban que se hable en lenguas” (1
Corintios 14:39). Este imperativo está escrito en un
lenguaje tan claro que no hay otra posible
interpretación además de la obvia. Si no proveemos
una oportunidad para que los dones de manifestación
sean expresados, estamos desobedeciendo
intencionalmente este mandamiento de parte de Dios.

Algunos proponen que aunque una iglesia no provee


oportunidad para que los dones de manifestación
sean expresados, la iglesia no está prohibiéndolos en
realidad, porque no tiene una política formal acerca
de ello. Hay por lo menos dos problemas con esta
postura.

Primero, hay muchas cosas que las iglesias locales


no prohíben en papel que sí prohíben en la práctica.
Por ejemplo, Emmaus no tenía una política oficial que
prohibiera el hacer malabares con fuego durante el
servicio de adoración. Pero hay muchísimas
probabilidades de que los malabares con fuego nunca
sucedan durante un servicio de adoración en
Emmaus. No porque no tenemos personas que
tengan la habilidad de hacer malabares con fuego,
sino porque jamás proveímos la habilidad de expresar
su habilidad a los que la tienen. Además, si alguien,
por su propia iniciativa, comenzara a hacer malabares
con fuego en medio de nuestra reunión, le podríamos
301
un alto inmediato. Debido a que no proveímos una
oportunidad programada para hacer malabares con
fuego en nuestra reunión, siempre será una
distracción inapropiada para lo que ya teníamos
planeado para ese tiempo. De la misma manera, las
iglesias que no proveen oportunidad para que los
dones de manifestación sean expresados en la
congregación son culpables de prohibir el uso de los
dones de manifestación por defecto.

Segundo, Pablo no limita sus instrucciones acerca de


los dones de manifestación a “no prohiban”. Él
también provee instrucciones sobre cómo permitir su
uso adecuado (1 Corintios 14:26-40). En esas
instrucciones se incluye un número de mandamientos
afirmativos y negativos que se espera que nosotros,
como cristianos, obedezcamos cuando nos reunimos
como cuerpo de Cristo. Cada uno de estos
mandamientos está presente porque los dones de
manifestación deben “hacerse para la edificación de
la iglesia” (1 Corintios 14:26) y “de una manera
apropiada y con orden” (1 Corintios 14:40). Si no
proveemos una oportunidad para que los dones de
manifestación sean expresados, intencionalmente
descuidamos (y por lo tanto fallamos en obedecer) un
número de mandamientos dados por Dios sobre
cómo usarlos correctamente en la reunión.

Conclusión
A nosotros nos pareció claro que la enseñanza de la
Escritura es que los dones de manifestación existen,
son valiosos para la iglesia local, y deben ser usados
302
en la iglesia local. Los pastores de Emmaus hubieran
estado tanto desobedeciendo a Dios como haciendo
deservicio a la iglesia que Dios les ha confiado si
hacían cualquier otra cosa que no sea exhortar el uso
bíblico de los dones de manifestación.

303
304
SOBRE LA CULTURA

305
306
APRENDIENDO CÓMO NO
DISCUTIR CON LA AYUDA
DE KANYE WEST
El argumento de Kanye
Quizá escuchaste acerca del arranque que Kanye
tuvo en el escenario en Melbourne, Australia. Aquel
en el que paró todo su espectáculo y se negó a
continuar hasta que cada una de las personas en la
arena estuvieran de pie… incluyendo una con una
pierna prostética y una en una silla de ruedas. Sí,
ese. Aquel en donde, después de ver al individuo en
la silla de ruedas, supuestamente siguió negándose a
continuar su espectáculo hasta que envió a su
guardia de seguridad a la multitud para confirmar que
la persona en realidad estaba discapacitada. Varios
días después, Kanye dijo que el incidente había sido
malinterpretado (lo que podría ser el caso) y se
presentó a sí mismo como un “hombre cristiano
casado y con familia” y una simple víctima de los
medios. Al hacerlo añadió, “Tenemos
estadounidenses siendo asesinados en la televisión;
tenemos niños siendo asesinados todas las semanas
en Chicago; tenemos gente desarmada siendo
asesinada por policías…”. Aunque West no lo dijo
directamente, parecía que él estaba apelando a un
argumento que muchos de nosotros hacemos, pero
ninguno de nosotros deberíamos hacer.

307
Nuestro argumento
El argumento generalmente va algo así: “¡¿Cómo
puedes estar tan preocupado sobre el problema ‘A’
cuando tenemos los problemas ‘B’, ‘C’, y ‘D’ en el
mundo, los cuales son obviamente mucho más
serios?!”. Por ejemplo, “¿Cómo puedes estar tan
molesto por mi comportamiento en un concierto
cuando el mundo está lleno de injusticias violentas y
reales?”. O, como escuché varias veces en las seis
semanas anteriores al arranque de Kanye, “¿Por qué
están todos tan preocupados por lo que está pasando
con Mark Driscoll y Mars Hill cuando nuestros
hermanos y hermanas están siendo decapitados en el
Medio Oriente?”.

El problema con este argumento no es que diga que


otros asuntos son importantes. El problema es que
dice que, a la luz de esos otros asuntos importante, el
asunto del que se está hablando debería ser
ignorado. Esto es una falacia, porque a Dios no solo
le importan ciertos males y ciertas injusticias. A Dios
le importan todos los males y todas las injusticias.
Como portadores de su imagen, las cosas que nos
importan deberían ser las cosas que a Él le importan.

El argumento de Jesús
Jesús enseña esto en su enfrentamiento con los
líderes religiosos en Mateo 23:23. Los fariseos
pensaban que estaban agradando a Dios porque
diezmaban a la perfección, hasta dar incluso la
décima parte de sus especias (¡imagínate contar el
10% de tu alacena de especias cada semana!). Sin
308
embargo, Jesús les reprende porque ellos “han
descuidado los asuntos más importantes de la ley,
tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad”
(Mateo 23:23). Si dejamos de leer el pasaje aquí
parece que Jesús está haciendo el mismo argumento
que yo acabo de decir que no debemos hacer,
“Diezmar no es tan importante como la justicia, así
que dejen de preocuparse por el diezmo y vayan a
buscar la justicia”. Pero si seguimos leyendo vemos
que Él en realidad está haciendo lo contrario. Él dice,
“Debían haber practicado esto sin descuidar aquello”.

Jesús reconoce que los asuntos de la justicia, la


misericordia, la fidelidad son más importante que el
diezmar tu especiero. Sin embargo, eso no es razón
para que los líderes dejen de preocuparse acerca del
diezmo. Jesús espera que ellos estén ocupados
acerca de la justicia y el diezmo. Él espera que hagan
una cosa sin descuidar la otra. De la misma manera,
los cristianos deben estar muy preocupados por los
niños que son asesinados en Chicago, mientras al
mismo tiempo expresan preocupación cuando las
celebridades influyentes actúan de manera necia. Los
cristianos deben estar muy turbados de que sus
hermanos cristianos están siendo perseguidos,
mientras que también están turbados cuando nueve
pastores expresan preocupación sobre la cultura de
liderazgo de su iglesia.

No estamos haciendo un deservicio a Dios cuando


elegimos darle importancia a las cosas que Él le da
importancia. Hacemos un deservicio a Dios cuando
309
tratamos las cosas que a Él le importan como si no
tuvieran importancia porque las consideramos menos
importantes.

310
CÓMO EL ABORTO NOS
HACE DECIR COSAS
TONTAS
El título de este capítulo es controversial.

El contenido de este capítulo es igualmente


controversial.

Nada de lo que pueda decir a manera de introducción


puede cambiar eso. Sin embargo, es importante
clarificar dos cosas antes de dar un número de
ejemplos acerca de cómo el aborto nos hace decir
cosas tontas.

Primero, este capítulo no es un capítulo político. No


me interesan en lo absoluto las discusiones de
derecha vs. izquierda y liberal vs. conservador; no
encuentro mi hogar en ninguno de los dos lugares.
Esto es debido a que Jesucristo no cabe en nuestras
casillas políticas así como no cabía en las de los
antiguos Judíos y Romanos. Jesús atraviesa
cualquiera de nuestras categorías definidas por
hombres y nos hace demandas que no son ni
conservadoras ni liberales. Son simplemente santas.

Segundo, este capítulo no es una condenación a las


mujeres que han tenido abortos, o a los hombres que
han tenido parte en ellos. Tengo relaciones
311
personales significativas y profundas con literalmente
cientos de personas que han estado involucradas en
abortos, y todo lo que estoy interesado en ofrecerles
es amor, compasión, verdad, y mi oído presto para
escuchar.

El propósito de este capítulo es simplemente


mostrarnos —a todos nosotros— cómo el asunto del
aborto nos lleva a decir cosas tontas.

“No puedes legislar la moralidad”.


Siempre que alguien alega por que se coloquen
restricciones legales al acceso a los abortos, el primer
contraargumento es, “No puedes legislar la
moralidad”. Eso suena genial… excepto por el hecho
de que la declaración de que “no puedes legislar la
moralidad” es en sí misma una legislación de
moralidad. Así como lo es toda ley en todo libro de
leyes en el mundo. En toda la historia de la
humanidad.

La pregunta adecuada no es, “¿Podemos legislar la


moralidad?”. Solamente legislamos moralidad. La
pregunta es, “¿La moralidad de quién deberíamos
legislar?”. ¿Deberíamos legislar la moralidad de
aquellos que dicen que la violación está mal? ¿O la
de aquellos que dicen que la violación es justificada?
¿La moralidad de aquellos que están moralmente en
contra del asesinato? ¿O de los de aquellos que
piensan que una sociedad debería simplemente
permitir la supervivencia del más fuerte?
¿Deberíamos legislar la moralidad de aquellos que
312
creían que estaban justificados para tener esclavos
porque consideraban a los afroamericanos como ⅗
de una persona? ¿O la moralidad de aquellos que
creen que los afroamericanos son completamente
humanos portadores de la imagen de Dios, que no
pueden ser comprados o vendidos?

Es imposible crear una ley que no es la expresión de


la moralidad de alguien. Así que, ya que el aborto sea
legal o ilegal, lo será porque la moralidad de alguien
fue o más popular o más poderosa, no porque “no
puedes legislar la moralidad”.

“Personalmente, estoy en contra del aborto, pero


no debería ser ilegal”.
Uno de los argumentos más populares entre los
políticos es, “Estoy personalmente en contra del
aborto, pero no debería ser ilegal”. El mismísimo
presidente Barack Obama ha reconocido el peso
moral de la pregunta del aborto, pero dice que las
familias, y no el gobierno, “deben ser las que tomen
esta decisión”. En la superficie, esto suena
increíblemente razonable en un país que pone en tan
alta estima la independencia.

Hasta que haces una pausa que te permita pensar


acerca de por qué uno debería estar en contra del
aborto personalmente.

Uno estaría en contra del aborto personalmente por la


misma razón que Obama reconoce el peso moral de

313
la discusión del aborto: porque pone fin a la vida de
un ser humano vivo. Esta es la única razón para estar
personalmente en contra del aborto. Si el feto no es
un ser humano vivo, es simplemente una colección de
tejido dentro del cuerpo de la mujer. Uno no podría
estar más “personalmente en contra” de lo que
estarían “personalmente en contra” de que una mujer
fuera a que le quitaran una verruga.

Esto significa que el argumento que están haciendo


en realidad es, “Personalmente, estoy en contra del
aborto porque creo que pone fin a la vida de un ser
humano, pero no debería ser ilegal”. ¿Escuchas lo
tonto que es esto?

Imagina que un político argumente, “Estoy


personalmente en contra del asesinato porque no
creo que deberíamos terminar con las vidas de otros
humanos, pero no es algo que yo pondría en una ley.
Después de todo, es asunto de las familias decidir si
ellos quieren terminar con la vida de otro humano o
no. Ese no es asunto del gobierno”.

La verdad es que no tienes que imaginarlo. Ese es el


argumento esencial que se hace en cada temporada
de elecciones. Mientras tanto, el gobierno interviene
en un sin número de asuntos familiares diariamente
—como debería— porque tiene la responsabilidad de
proteger a los que no pueden protegerse a sí mismos.
De la misma manera en que el gobierno se involucra
en la violencia doméstica, el abuso de menores, y la
negligencia infantil para defender a los que no tienen
314
defensa, deberían involucrarse en el aborto por la
misma razón.

“Tú eres hombre y no puedes opinar acerca del


aborto”.
Siempre que he expresado mi opinión acerca del
aborto me han dicho, “Tú eres hombre, así que no
puedes tener una opinión acerca del aborto”.
Irónicamente, hombres me han dicho esto con la
misma frecuencia que mujeres, lo que significa que
por lo menos tienen una opinión acerca del aborto:
que ellos no pueden tener una y yo tampoco.

Hay una frase elegante para describir lo que está mal


con este argumento. Los estudiosos de argumentos le
llaman a este tipo de ilógica una “falacia genética”.
También hay una frase menos elegante para describir
lo que está mal con este argumento. La frase es, “esa
es la cosa más tonta que he escuchado”.

Todos somos culpables de la falacia genética —y de


creer tonterías— cuando decidimos que algo es
verdadero o falso basado en donde se origina. Esto
es una falacia porque una declaración es verdadera o
falsa por sus propios méritos, y no basado en la
persona que la dice. Por ejemplo, la declaración, “la
tierra es redonda”, sería igualmente cierta ya sea si lo
dice el Papa, Adolfo Hitler, o Albert Einstein. De la
misma manera, decir que la película “Glitter” de
Mariah Carey es la mejor película de todos los
tiempos sería igualmente falso ya sea que lo diga
Mariah Carey, Roger Ebert, o mi esposa.
315
La declaración, “El aborto es asesinato”, es ya sea
verdadera o falsa por sus propios méritos. No importa
si las palabras fueron dicha por alguien con un pene o
alguien con una vagina. Los argumentos no tienen
genitales. Tienen validez o invalidez, verdad o
falsedad. Aquellos que no están de acuerdo con la
declaración de que “el aborto es asesinato” deben
responder con argumentos acerca de esta
declaración de verdad, no argumentos en contra de la
persona que lo dijo.

“Si eres pro-vida acerca del aborto, debes de ser


pro-vida acerca de la pena de muerte y la guerra”.
Está muy de moda en estos días tratar de
desacreditar a aquellos que son pro-vida en el asunto
del aborto al llamarles inconsistentes. “Si eres pro-
vida con respecto al aborto, tienes que ser
consistentemente pro-vida al estar en contra de la
guerra y de la pena de muerte”.

Este argumento es poderoso porque se aferra al valor


moral de la vida, lo que todos valoramos. Sin
embargo, con todo y su aparente poder, es falso y
tonto.

Primero, es falso y tonto porque usualmente condena


a la persona que habla tanto como trata de condenar
a la persona a la que se está dirigiendo. En la
mayoría de los casos, el que tiene la palabra es pro-
elección acerca del aborto y pro-vida acerca de los
otros asuntos. El escucha podría fácilmente
316
responder, “Bueno, si tú eres pro-vida acerca de la
pena de muerte y la guerra, debes ser
consistentemente pro-vida estando en contra del
aborto”. Por supuesto, el escucha pro-elección
correctamente estaría en desacuerdo porque
intuitivamente reconocería que el aborto, la pena
capital, y la guerra no son lo mismo y no requieren del
mismo abordaje. Desafortunadamente,
frecuentemente fallan en reconocer este hecho obvio
cuando aplican este argumento a otras personas.

Segundo, es falso y tonto porque el aborto, la pena


capital, y la guerra no podrían ser más diferentes. La
pena capital es la muerte de un criminal procesado
que fue condenado por los peores crímenes humanos
y está enfrentando lo que el gobierno considera un
castigo justo. La guerra es (en principio) la muerte
potencial de combatientes voluntarios y armados que
luchan por una causa en la que creen.

El aborto no se parece en nada a ninguno de los dos.


El aborto es el asesinato de un niño que jamás ha
lastimado a nadie (a diferencia de la pena capital) y a
quien no se le ha dado oportunidad de opinar en el
asunto ni forma de defenderse (a diferencia de la
guerra). En lo personal, me opongo a la pena capital y
a la guerra, pero reconozco que si esas cosas son
moralmente incorrectas, no son moralmente
incorrectas de la misma manera y por la misma razón
que el aborto es moralmente incorrecto. Uno puede
muy fácilmente apoyar la pena capital y la guerra

317
mientras se opone moralmente al asesinato de un
niño inocente.

Alguien que es pro-vida acerca del aborto no necesita


ser pro-vida en otros asuntos, de la misma manera en
que alguien que es pro-elección en el aborto no
necesita ser pro-elección en la regulación de armas.
Además, estos argumentos solo sirven para distraer
de la verdadera pregunta que está en discusión: ¿Es
el aborto moralmente incorrecto? La consistencia o
falta de consistencia de las personas es irrelevante en
la respuesta.

“El gobierno no financia los abortos”.


Cuando alguien alega por que el gobierno debe dejar
de financiar a Planned Parenthood, resuena un grito
colectivo de respuesta, “¡El gobierno no financia
abortos!”. El argumento es el siguiente:

Premisa A: Tú no quieres que el aborto sea


financiado por el gobierno federal.
Premisa B: El gobierno federal le da dinero a Planned
Parenthood, pero exclusivamente para servicios
distintos a los abortos.
Conclusión: Por lo tanto, no deberías tener ningún
problema con que el gobierno federal financie
Planned Parenthood.

Este argumento parece sólido como una roca.

A menos de que tengas incluso una mínima noción de


cómo funcionan los negocios.
318
Cuando los negocios reciben dinero por alguna cosa,
libera el resto de su dinero para que hagan otras
cosas. Por ejemplo, puede ser que seas el tipo de
persona que solo le da su dinero a McDonald’s a
cambio de sus desayunos porque no estás dispuesto,
comprensiblemente, a recomendar personalmente el
resto de su menú. Sin embargo, el hecho es que
entre más dinero les des por sus desayunos, más
dinero liberas para que ellos puedan hacer
hamburguesas, sándwiches de pescado, y otros
artículos inmorales de su menú. Por supuesto, tú
personalmente solo apoyas el menú de desayunos.
Pero añadiendo a sus recursos financieros, les estás
dando la capacidad de que continúen haciendo cosas
que tú no apoyas.

De la misma manera, al apoyar cualquier aspecto de


Planned Parenthood, el gobierno federal está
aumentando proporcionalmente el dinero disponible
para que Planned Parenthood financie y venda todos
sus servicios… incluyendo los abortos. Lo que
significa que el gobierno financia abortos —millones
de ellos— y debe responder por ello.

“Solo 3% de los servicios de Planned Parenthood


son abortos”.
A la gente le encantan las estadísticas. En ningún
otro lado es más cierto que en la defensa de Planned
Parenthood como organización. En cuanto una
persona empiece a criticar a Planned Parenthood por
como trata a los bebés, otra persona citará la defensa
319
de que “solo 3% de los servicios de Planned
Parenthood son abortos”.

Esta no es una buena idea por dos razones. Primero,


porque esa estadística es engañosa, y ha sido
rechazada como tal por múltiples medios de noticias.
Rachael Larimore de Slate incluso la llamó “la
estadística más insignificante de todas”. Segundo,
porque incluso si la estadística fuera 100% cierta,
solo un villano de James Bond pudiera decirla en voz
alta y ser lo suficientemente tonto como para
considerarla un argumento convincente.

Para ilustrar la maldad pura de usar esta estadística


para defender a la organización, imagina por un
momento que yo tengo la reputación de ser un tipo
muy generoso (vas a tener que usar tu imaginación).
Cada semana yo me reuno con 100 personas en
necesidad y cada semana proveo asistencia,
servicios, y recursos valiosos a 97 de esas personas.
Lo hago con tanta compasión y habilidad que esas 97
personas le dicen a todo el mundo cuánto los he
ayudado en sus tiempos de necesidad y cómo jamás
pudieron haber sobrevivido sin mí.

¿Qué hago con las otras tres personas?

Las mato.

¿Cuál es el problema? ¡El asesinato es solo el 3% de


los servicios que proveo a las personas en necesidad!
El otro 97% de mis servicios son la definición misma
320
de la compasión y el servicio comunitario. Solo
pregúntale a las personas que he servido… ¡ellas te
lo dirán!

Tú no me aplaudirías por mi generosidad, me


meterías en prisión por mis asesinatos. Además de
eso, tú estarías completamente confundido sobre por
qué yo ofrecería la estadística que me condena como
un argumento en mi defensa. Sin embargo, esto es
exactamente lo que hacemos cuando apelamos a la
estadística de que “solo 3% de los servicios de
Planned Parenthood son abortos”.

“La iglesia necesita disminuir los abortos


cuidando a las mujeres, a los niños, y a los
pobres”.
Cuando los cristianos hacen declaraciones públicas
de la necesidad del gobierno de limitar el acceso a los
servicios de aborto, tanto cristianos como no
cristianos les dicen que cambien su enfoque. “En
lugar de concentrarse en quitar el financiamiento a
Planned Parenthood y en cambiar la ley”, dicen, “la
iglesia debería estar concentrada en cambiar las
circunstancias que llevan al aborto”. La mejor
estrategia, dicen ellos, sería que los cristianos en
masse adopten, provean hogares para los huérfanos,
luchen por salarios igualitarios para las mujeres, y
cosas así.

A primera vista, esta respuesta podría parecer buena


y cierta. La Iglesia es llamada a activamente cuidar
del débil, tanto de manera espiritual como material.
321
Por esta misma razón, hay un movimiento creciente
de adopción y cuidado al huérfano entre los cristianos
evangélicos. Sin embargo, esa respuesta no es
buena ni cierta.

No es buena porque no hace nada más que cambiar


la culpa. Aquellos que hacen este argumento están
quitando la atención del problema del aborto hacia la
respuesta de los cristianos al aborto. Realmente es
un truco impresionante, porque pone en juicio la
respuesta de los cristianos al aborto, en lugar de al
aborto mismo. Pero no es un argumento
impresionante. De hecho, ni siquiera es un
argumento. Es un intento de escapar la discusión
usando la misma estrategia que Adán y Eva utilizaron
cuando fueron atrapados en su pecado (Génesis
3:10-13).

La respuesta tampoco es cierta porque implica que


uno debe elegir entre dirigir su energía a ya sea el
cambio político o la asistencia práctica —pero no
ambas— y que la asistencia práctica es la mejor
elección. Ninguna de esas suposiciones es sólida. Es
el equivalente a decir, “Dejen de pedirle al gobierno
que prohiba, persiga, y encierre a los asesinos. Solo
sean buenas personas. Luego las personas
asesinarán menos”. En caso de que pienses que es
una exageración injusta (no lo es) podemos usar la
ilustración contemporánea y de la vida real de la
justicia racial.

322
Correctamente se ha dicho que los cristianos pueden
hacer grandes mejoras en las relaciones de razas y
justicia racial a través de la membresía en iglesias
multiétnicas. Sin embargo, nadie está alegando que
los cristianos deben hacer de esto su única
estrategia. Esto debe ser combinado con el usar
nuestra voz política para llamar al gobierno, la policía,
y el sistema de justicia a que den cuentas. Además, si
alguien solo persigue la justicia racial a través de las
relaciones personales, la mayoría de nosotros los
reprenderíamos por no luchar contra los problemas
del sistema que tan profundamente afectan a aquellos
con los que tienen relaciones personales.

Está bien decirle a los cristianos que pueden y


deberían mejorar las condiciones que hacen que los
abortos aumenten. Es otra cosa decirles que deberían
hacer esto en lugar de pedirle al gobierno que haga
su trabajo y proteja la vida de niños inocentes.
Después de todo, nuestras condiciones sociales no
asesinan bebés. Pero los gobiernos que permiten
abortos sí lo hacen.

Conclusión
De nuevo, esto no está dirigido a hombres o mujeres
que han estado involucrados en abortos. Está dirigido
a todos nosotros. Cada uno de nosotros tiene la
responsabilidad de evaluar las condiciones de nuestra
cultura… especialmente aquellas que son
generalmente aceptadas como sentido común.
Debemos continuamente criticar las conversaciones y
las convicciones de nuestra cultura, para evitar el
323
peligro de decir cosas que se sienten y suenan bien,
en lugar de las cosas que realmente están bien.

324
¿QUÉ TANTO DEBERÍA UN
CRISTIANO CENTRADO EN
EL EVANGELIO HABLAR
ACERCA DE LA RAZA?

¿Qué tanto debería un cristiano centrado en el


evangelio hablar acerca de la raza?

Este ha sido el tema de mucho debate en los últimos


meses, y personas de todos los lados del problema lo
han considerado públicamente.

Supongo que ahora es mi turno.

Personalmente creo que la respuesta tiene dos


componentes clave. Primero, entre más centrado en
el evangelio estés, más (no menos) deberías hablar
sobre la raza y la injusticia racial. Segundo, entre más
centrado en el evangelio estés más (no menos)
deberías hablar acerca de la raza y la injusticia racial
cristianamente. En este capítulo espero tratar el
primer componente, proveyendo dos razones por las
que las personas que más hablan acerca del
evangelio también deben ser las que más hablan de
la injusticia racial.

325
1. Entre más hables del evangelio más debes
hablar de la raza porque el evangelio tiene
implicaciones serias para la raza.
El evangelio nos dice que Jesús ha hecho todo lo
necesario para reconciliarnos con Dios a través de su
vida perfecta, muerte sustitutoria, y resurrección
victoriosa. Además, este evangelio proclama que
Jesús ha hecho todo lo necesario para reconciliarnos
unos a otros a través de la misma obra. El apóstol
Pablo describe esta reconciliación de ambas
relaciones en Efesios 2:14-18:

“Porque El mismo es nuestra paz, y de ambos


pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de
separación, poniendo fin a la enemistad en Su carne,
la Ley de los mandamientos expresados en
ordenanzas, para crear en El mismo de los dos un
nuevo hombre, estableciendo así la paz, y para
reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio
de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la
enemistad. Y vino y anuncio paz a ustedes que
estaban lejos, y paz a los que estaban cerca. Porque
por medio de Cristo los unos y los otros tenemos
nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu”.

Pablo está recordando a los Efesios del increíble


poder del evangelio, mostrándoles que solo Jesús es
suficiente para unir aquello que no podía unirse. Él
ilustra esto mostrando que así como Jesús une dos
partes que no podían unirse, humanos pecadores y
un Dios santo, Él también une otras dos partes que
no podían unirse: judíos y gentiles. En este contexto,
326
él no está hablando de judíos y gentiles meramente
como dos grupos religiosos. También está hablando
de los judíos y gentiles como dos grupos étnicos —
dos grupos raciales— que no solo estaban divididos
uno de otro, sino que también eran hostiles uno hacia
otro. Ahora están unidos en un cuerpo como un
pueblo.

Pablo habla de tanto la reconciliación divina como la


reconciliación racial en el mismo aliento. Lo hace
porque ambas son fruto del evangelio, lo cual es su
tema principal. Si los estadounidenses del siglo XXI
dicen predicar el mismo evangelio que Pablo,
debemos ser cuidadosos de no conformarnos con la
reconciliación divina —gloriosa como es— cuando
Dios tiene la intención de también producir
reconciliación racial. Dejar de aplicar el evangelio al
asunto de la raza no es “andar con rectitud en cuanto
a la verdad del evangelio”, lo que es precisamente lo
que Paul acusó a Pedro de hacer en Gálatas 2:14,
cuando él se negó a aplicar el evangelio a los
problemas raciales de su contexto.

Segundo, el evangelio nos dice que Jesús está


restaurando la creación para ser el paraíso que se
perdió a través del pecado de Adán, y que Él volverá
a completar esta obra una vez y para siempre. Los
cristianos vivimos con fidelidad a la luz de este
evangelio cuando permitimos que Jesús trabaje a
través de nosotros para traer pequeños vistazos de
esta restauración final en nuestro tiempo presente. La
justicia es uno de estos adelantos que el Señor nos
327
mueve a buscar. Esta es la razón por la que muchos
cristianos centrados en el evangelio trabajan para
minimizar los abortos, porque en el reino de Jesús los
poderosos se sacrifican por los indefensos y no al
revés. Esta es la razón por la que muchos cristianos
centrados en el evangelio buscan acabar con el
tráfico sexual, porque no habrá victimización, maldad,
ni inmoralidad sexual cuando Jesús regrese. De la
misma manera y por las mismas razones, los
cristianos que abrazan el evangelio deben luchar
contra las multiformes injusticias raciales que existen
en nuestro país. ¿Cómo podemos hablar de un
evangelio que trae libertad, redención, valor,
identidad, y equidad para todos mientras nos
hacemos ciegos cuando nuestros hermanos y
hermanas son tratados como ciudadanos de segunda
clase en su propia tierra?

No podemos.

2. Entre más hables del evangelio más debes


hablar de la raza porque la raza tiene
implicaciones serias para el evangelio.
Si quieres hablar acerca del evangelio vas a tener
que hablar acerca de la raza porque el evangelio
tiene implicaciones serias para los problemas raciales
que nos rodean. También vas a tener que hablar
acerca de la raza porque la raza tiene implicaciones
serias para el evangelio.

En Juan 17, Jesús declara repetidamente que la


unidad de su pueblo será una apologética
328
convincente para Jesús y su evangelio. Jesús ora que
sus discípulos alcancen “la perfección en la unidad” y
declara que cuando lo hagan “mundo recono[cerá]
que tú [Dios el Padre] me enviaste”. La unidad de la
que Jesús está hablando aquí debe ser tanto una
unidad visible como una unidad anormal. Tiene que
ser lo suficientemente visible para que los no
cristianos la vean y lo suficientemente anormal como
para que los no cristianos necesiten una explicación
para ella que solo Jesús puede satisfacer. No puede
ser una unidad de un grupo de personas que ya son
similares en todo sentido. Esa clase de unidad es
normal en nuestro mundo y no sería evidencia de que
Jesús realmente es quien dice ser. Debe ser unidad
de personas que de otra manera jamás estarían
juntas, separadas de Jesucristo. Esto incluye unidad
a través de divisiones socioeconómicas,
educacionales, generacionales, y culturales. También
incluye unidad a través de líneas raciales. De hecho,
en el Estados Unidos del siglo XXI, la unidad a través
de líneas raciales podría ser la demostración de
unidad más poderosa que los cristianos pueden
proveer como evidencia de la identidad de Jesús.

Todos vemos la raza. Sin importar lo mucho que


digamos ser “daltónicos”, cuando entramos a una
habitación con personas que son de etnia diferente a
la nuestra, lo reconocemos inmediatamente. No solo
todos vemos la raza, sino que también estamos
conscientes de la tensión racial que existe en nuestro
país. De hecho, nuestra consciencia de esta tensión
es una de las razones por las que estamos tentados a
329
decir que somos “daltónicos” (para evitar la tensión) o
que nos incomoda que las personas hablen tanto de
la raza (porque tememos que aumente la tensión que
ya está presente).

Todos vemos la raza y todos vemos las tensiones


raciales en nuestro país. Pero, ¿sabes qué es lo que
no vemos? No vemos muchas comunidades que
muestren unidad racial. Nuestras iglesias son en
sobremanera monoétnicas. Nuestros grupos políticos
también. Nuestros vecindarios y escuelas
frecuentemente están divididas por líneas raciales.
Nuestras principales amistades y relaciones tienden a
ser con aquellos de la misma raza. En otras palabras,
la unidad racial es tanto visible para todos en nuestra
cultura y anormal para la mayoría de los que están en
nuestra cultura. Es la clase de unidad que, si se
mostrara, necesitaría una explicación. Una
explicación que solo el evangelio puede proveer.
¡Imagina las conversaciones acerca de evangelio y la
credibilidad que el evangelio tendría si la mayoría de
las iglesias que predican el evangelio fueran
comunidades de unidad multiétnica!

Deberíamos hablar acerca de la raza y la unidad


racial porque tiene implicaciones serias para el
evangelio: revela el poder y la validez del evangelio a
aquellas personas que dudan de ambas cosas.

Conclusión
¿Qué tanto debería un cristiano centrado en el
evangelio hablar acerca de la raza? Ciertamente más
330
de lo que aquellos que no están centrados en el
evangelio hablan de la raza. Como vimos antes, el
evangelio que amamos tiene implicaciones serias
para la justicia racial, y la unidad racial tiene
implicaciones serias para la expansión del evangelio.
En conclusión, como cristianos centrados en el
evangelio debemos reconocer que hablar acerca del
evangelio no reemplaza hablar de la raza y de la
justicia racial, lo requiere. De hecho, si el evangelio
que estamos predicando no produce conversaciones
acerca de la injusticia racial, deberíamos revisar el
evangelio que estamos predicando.

331
332
TRES RAZONES POR LAS
QUE LOS CRISTIANOS
DEBERÍAN LUCHAR POR
UNA REFORMA
MIGRATORIA
La política de migración continúa siendo un problema
muy importante en los Estados Unidos. Por favor,
nota que en este capítulo no estoy argumentando que
los cristianos deban apoyar ninguna política
específica, sino que los cristianos deben tener cierta
actitud acerca de la inmigración y los inmigrantes.

***

Liliana Ramos, una madre soltera de tres hijos (todos


ciudadanos estadounidenses de nacimiento), fue
deportada a México, su país natal, en 2011. El 19 de
enero de ese año, al salir de su lugar de trabajo para
almorzar, se le acercaron dos suburbans blancas sin
identificadores, con luces policiacas encendidas y
todo. Al estacionarse, los que iban en las suburbans
se acercaron a Liliana y le preguntaron si realmente
ella era Liliana Ramos.

Después de confirmar su identidad, los misteriosos


conductores de las suburbans se identificaron como

333
la policía migratoria. Estaban ahí para detener a
Liliana y mantenerla en custodia como inmigrante
ilegal. Esto eventualmente llevaría a la deportación de
Liliana a su país natal, México.

Liliana dijo que estaba “paralizada”. Ella entendía que


era contra la ley vivir en los Estados Unidos sin
documentación, pero había intentado tener una vida
buena y pacífica desde su llegada al país hacía veinte
años, cuando inmigró como adolescente con sus
padres. Inmigración y Aduanas le explicó a Liliana
que tenía tres meses para vender sus cosas, reunir a
sus hijos, e irse del país. No queriendo darle a sus
hijos una vida de sufrimientos, ella decidió dejarlos en
los Estados Unidos. Ella ahora vive en la ciudad
fronteriza de Tijuana, México, lo que hace más fácil
que sus hijos la visiten.

Los hijos de Liliana sufren sabiendo que no pueden


estar con su madre. Brian, el hijo mayor, se ha puesto
como meta reunir a su familia algún día.
Desafortunadamente, cumplir esto no es probable, a
menos que el Congreso reforme la política para
permitir la ciudadanía a la familia de Liliana y a
incontables otras familias que se encuentran en la
misma situación.

Los políticos continúan prometiendo que este asunto


será atendido. Sin embargo, todavía hay mucho
debate sobre cómo manejar la inmigración, y hay
escepticismo de que el problema sea atendido con
justicia. Una cosa es segura: los cristianos no pueden
334
ignorar este problema. De hecho, los cristianos
deberían luchar activa y públicamente por una
reforma migratoria, y luchar por un camino claro para
la ciudadanía por al menos tres razones.

1. Porque Dios nos manda a tratar al extranjero


como a uno nacido en el país.
Mientras Dios preparaba a la nación de Israel para
entrar a la Tierra Prometida, Él les dio esta
instrucción: “Cuando algún extranjero se establezca
en el país de ustedes, no lo traten mal. Al contrario,
trátenlo como si fuera uno de ustedes. Ámenlo como
a ustedes mismos, porque también ustedes fueron
extranjeros en Egipto. Yo soy el Señor y Dios de
Israel” (Levítico 19:33-34).

Las expectativas de Dios para su pueblo no podrían


ser más explícitas: su pueblo debe recibir a los
extranjeros en su comunidad porque el pueblo de
Dios conoce bien lo que es ser un extranjero. Aunque
los cristianos estadounidenses viven en un contexto
diferente del Israel teocrático antiguo, el mandamiento
aplica de igual manera en nuestro contexto que en el
de ellos. La Escrituras revelan que todos los
cristianos tienen una experiencia en egipto, ya que
todos somos “extranjeros y peregrinos” viviendo en un
mundo que no es nuestro hogar. Esto debería darle a
los cristianos una empatía y preocupación única por
aquellos que, como nosotros, ahora se encuentran en
un país y una cultura que no es la suya.

335
Nota que Dios no simplemente nos ordena no
maltratar al extranjero entre nosotros. Ciertamente,
uno podría obedecer ese mandamiento con o sin una
reforma migratoria. Dios también dice, “trátenlo como
si fuera uno de ustedes” (énfasis mío). Esto significa
que los mismos derechos, privilegios, y comodidades
que le pertenecen a aquellos que son nativos deben
ser extendidos a aquellos que han inmigrado aquí.
Esto está lejos de ser la presente realidad de los
Estados Unidos.

2. Porque Jesucristo es el inmigrante definitivo.


Como el eterno hijo de Dios, Jesús voluntariamente
se vistió de carne humana, dejó su hogar celestial,
dejó la presencia del Padre con quien había estado
unido por la eternidad, y entró en una cultura que era
extranjera para Él, para servir un pueblo que no lo
aceptó. Los cristianos deben estar entre los que son
más sensibles a la situación de los inmigrantes,
porque los cristianos adoran a un inmigrante como
Señor.

Jesús hace una conexión similar en Mateo 25:34-40.


Él nos dice que cuando sea que recibamos a un
forastero en realidad estamos recibiendo a Jesús. Él
anticipa que esto va a confundir a sus seguidores, ya
que se preguntarán cómo uno puede ser igual a otro.
Así que explica, “Les aseguro que todo lo que
hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más
pequeño, lo hicieron por mí”. Los cristianos deben
buscar una política inmigratoria justa y compasiva,

336
porque cuando recibimos a los forasteros, recibimos a
Jesús mismo, el inmigrante verdadero y perfecto.

3. Porque nuestra lealtad principal es a la familia


de Dios.
Muchos quieren poner límites a la reforma migratoria
basados en sus miedos de una inminente economía
dañada o una seguridad nacional comprometida.
Aunque estos miedos estuvieran factualmente
justificados, no justificarían la resistencia que los
cristianos tienen a la reforma migratoria. Aunque los
cristianos ciertamente son llamados por Dios a ser
ciudadanos fieles y obedientes a sus respectivas
naciones, también son llamados a poner su lealtad
principal en la familia de Dios (Gálatas 3:28).

Un estudio reciente de Pew Research revela que el


83% de los inmigrantes indocumentados se
identifican como cristianos. Este es un porcentaje
más alto de cristianos que el de la población
estadounidense como un todo. Como cristianos,
debemos preocuparnos por el bienestar de todas las
personas. Pero debemos estar especialmente
preocupados por el bienestar de la Iglesia. El apóstol
Pablo nos exhorta, “siempre que tengamos la
oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a
los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10, énfasis mío).

¿El hombre que está detenido sin causa, sin


comunicación con su familia, y sin juicio? Él es
nuestro hermano.

337
¿La mujer que no puede llamar a la policía para que
la proteja por miedo a ser deportada; quien no puede
reportar el abuso de su jefe porque es
indocumentada? Ella es nuestra hermana.

¿Los padres que están separados de sus propios


hijos? ¿Los niños que no tienen a su papá y mamá?
Ellos son nuestra familia.

Liliana y sus hijos son nuestra familia.

Aquellos cuyos nombres desconocemos e historias


no hemos escuchado son nuestra familia.

Cuando tu familia está en problemas, toda la división


política se pone a un lado y haces lo que puedas
hacer para ayudarlos. Como cristianos, debemos
hacer lo mismo para los miembros de la familia de
Dios que están sufriendo bajo políticas injustas.

338
LA GENTRIFICACIÓN Y SU
IMPACTO EN LA IGLESIA
LOCAL
Mientras pastoreaba Emmaus Church en Portland,
OR, tuve la oportunidad de ser escritor invitado de un
capítulo para el libro de Sean Benesh sobre los
efectos de la gentrificación, Vespas, Cafes,
Singlespeed bikes, and Urban Hipsters: Gentrification,
Urban Mission, and Church Planting. El siguiente es
el capítulo completo.

***

Los hijos de Alvin y Angela crecieron en el mismo


vecindario que sus padres. Cuando los chicos
entraron en sus años de adolescencia, fueron testigos
de los rápidos cambios que la gentrificación estaba
trayendo en su vecindario. Más allá de la mera
observación, ellos también fueron capaces de
experimentar esos cambios en más ocasiones de las
que hubieran querido, ya que policías repetidamente
los detenían a dos cuadras de su residencia. No
habían cometido violaciones de tráfico. Tampoco
habían cometido ningún crimen cuando una patrulla
los siguió mientras caminaban de la escuela a su
casa. Tampoco estaban cometiendo un crimen
cuando un amenazador oficial se les acercó con porra
en mano mientras subían los escalones de su propia
339
casa. La única razón por la que cada vez tenían más
encuentros con la policía era que ciertos agentes
creían que los adolescentes negros ya no “encajaban”
en su propio vecindario.

Duoshun ha pasado la mayoría de sus 27 años en el


vecindario. Como conocedor gastronómico, lo natural
era que Doushun reuniera a sus amigos para celebrar
su cumpleaños en el nuevo restaurante de BBQ que
acababa de llegar al vecindario gracias a las olas de
la gentrificación. Desafortunadamente, lo natural
también fue que el mesero blanco del restaurante con
dueños blancos recibiera a sus visitantes negros con
las palabras, “Sé que quieren costillas, pero ya casi
se nos acaban”. Ser nueva en el vecindario no le
impidió asumir que las personas negras del
vecindario solo piden costillas, ni le impidió asumir
que no podían pagar ninguno de los elementos con
costo adicional del menú (“No creo que quieran
ordenar eso, tiene un costo extra”) o que no podía
confiarse que dejaran una propina generosa
(“Ustedes nunca dejan propina”).

Dianne ha sido dueña de su propia casa en el


vecindario por casi cuarenta años. Cuando se mudó,
ella era uno de los muchos residentes negros en la
cuadra. Ahora ella es dueña de las únicas dos casas
en la cuadra en las que viven personas que no son
blancas. Cada semana, Dianne recibe postales no
solicitadas de individuos y familias blancas de los
suburbios que rodean Portland. “Realmente
queremos mudarnos más cerca del noroeste de
340
Portland. ¿Estarías dispuesta a vendernos tu casa?
Ofreceremos una buena suma”. No es necesario decir
que Dianne es la única dueña de la cuadra que recibe
esas postales, porque ella es la única que queda de
los dueños negros que compraron casas en su
cuadra a precios bajísimos (porque ningún blanco
quería vivir ahí) que ahora han aumentado su valor en
más de 2000% (porque muchos blancos quieren vivir
ahí).

Estas tres historias de miembros de Emmaus, la


iglesia multiétnica que pastoreo, no son poco
comunes. Elegí estas al azar de las muchas docenas
de historias que he escuchado desde que plantamos
la iglesia en la sección más baja del noroeste de
Portland, Oregon, en 2006. En la década que
plantamos la iglesias, el proceso de gentrificación se
apoderó del barrio históricamente negro y resultó en
el desplazamiento de 7,700 afroamericanos. Ese
proceso solo ha continuado en esta década. Aunque
se ha escrito mucho acerca del impacto de la
gentrificación en una ciudad y sus comunidades,
mucho menos se ha escrito acerca del impacto de la
gentrificación en la iglesia local. En este capítulo
revisaré dos maneras en las que la gentrificación ha
impactado mi congregación y otras como ella.

Relaciones transculturales
A veces se dice que uno de los efectos positivos de la
gentrificación es que cambia a múltiples vecindarios
de un estado mayoritariamente segregado a un
estado mucho más integrado. Esto se ve como
341
positivo porque los vecindarios integrados proveen
mejores servicios para las poblaciones minoritarias y
una oportunidad para las relaciones transculturales en
las escuelas, iglesias, negocios, y organizaciones del
vecindario. Aunque es correcto observar estos
efectos de la gentrificación, es incorrecto interpretar
estos efectos como necesariamente positivos. En mi
experiencia al pastorear personas de tanto el “Viejo
Vecindario” (léase: negras) como del “Nuevo
Vecindario” (léase: blancas), estos efectos no
contribuyen a mejorar las relaciones
transculturales/transétnicas. Más frecuentemente
contribuyen a una mayor tensión en las relaciones
transculturales/transétnicas.

Los más socialmente conscientes del Nuevo


Vecindario están al principio emocionados por
establecer relaciones diversas para sí mismos y/o
para sus hijos en las esferas integradas que el
vecindario gentrificado promete proveer.
Frecuentemente terminan decepcionados de
encontrarse con que el Viejo Vecindario no está
igualmente emocionado por la oportunidad de
establecer relaciones transculturales/transétnicas con
ellos. Al mismo tiempo, muchos en el Viejo Vecindario
tienen dificultad de creer que los nuevos residentes
de su vecindario realmente desean relaciones
transculturales/transétnicas equitativas. Como un
hombre blanco que ha vivido en el Viejo Vecindario
desde mucho antes de que la gentrificación
empezara, encuentro esta duda razonable, basada en
preguntas razonables. Como por ejemplo,
342
Si realmente querías relacionarte con nosotros, ¿por
qué evitaste nuestro vecindario hasta que fue
gentrificado? ¿Por qué esperaste hasta que se
convirtiera en “tu” vecindario antes de hacer algún
esfuerzo por conocernos?

Ahora que vives en nuestro vecindario, ¿por qué


pasas tu tiempo en las cafeterías, bares, auditorios, e
iglesias que sirven al Nuevo Vecindario? Dices que
quieres relacionarte con nosotros pero inviertes tu
tiempo libre y tu dinero en los lugares en los que es
menos probable que encuentres las relaciones
diversas que dices que quieres.

¿Por qué estás dispuesto a sacrificar mi comunidad


entera para satisfacer tus deseos personales? Para
poder ganar todas las cosas que deseas (como
relaciones transculturales) las personas de mi
comunidad tuvieron que perder muchas de las cosas
buenas que teníamos.

Dices que la gentrificación provee beneficios para las


poblaciones minoritarias porque mejora las escuelas,
disminuye el crimen, embellece edificios históricos, y
eleva el valor de las propiedades. ¿Por qué hablas de
estas cosas como si fueran positivas en lugar de
luchar contra las políticas y prácticas injustas que
llevan a esos resultados? ¿Realmente piensas que es
algo bueno que la única manera en que una
comunidad de color experimente estos “beneficios” es
que la gente blanca se mude con ellos? ¿Por qué no
343
reconoces las terribles injusticias que estas verdades
revelan y que tú sin intención estás perpetuando?

Si estás tan interesado en construir relaciones con el


Viejo Vecindario, ¿por qué las historias como las que
abrieron este capítulo son cada vez más comunes
con cada fase de nuevos residentes y negocios?

Preguntas como estas solo existen debido a la


gentrificación. La tensión que se produce por la
manera general en la que el Nuevo Vecindario falla
en reconocer la presencia de (y mucho menos la
validez de) estas preguntas solo existe debido a la
gentrificación. Las historias que abrieron este capítulo
solo existen debido a la gentrificación. Por lo tanto, en
mi experiencia pastoral, la gentrificación tiende a
empeorar las relaciones transculturales en lugar de
mejorarlas.

La buena noticia es que la Iglesia cristiana tiene las


herramientas para confrontar esta tensión
transcultural y reconciliar a los dos vecindarios
divididos en un solo vecindario a través del mensaje
del evangelio. La mala noticia es que en la mayoría
de los vecindarios gentrificados las iglesias locales no
están haciendo ningún esfuerzo en reducir la división.
En lugar de eso, están eligiendo aumentar la división
a través de la plantación de iglesias por gente blanca,
de gente blanca, para la gente blanca en medio de
vecindarios históricamente negros.

344
Esto no quiere decir que las iglesias
predominantemente blancas que entran a los
vecindarios gentrificados quieren contribuir a la
división transculturales del vecindario. Quiere decir
que contribuyen a esta división a pesar de que no
quieren hacerlo. Al construir su iglesia sobre líderes
del Nuevo Vecindario; al cubrir sus instalaciones,
sitios web, y materiales promocionales con arte del
Nuevo Vecindario; al llenar sus servicios con música,
estilo de predicación, y temas de sermones del Nuevo
Vecindario; y al específicamente tener como objetivo
a los residentes del Nuevo Vecindario, estas iglesias
sin querer se convierten en otro emblema del Nuevo
Vecindario y su completo desinterés en las
comunidades, los valores, la espiritualidad, y la gente
del Viejo Vecindario. Esto deja a las personas del
Viejo Vecindario con la impresión de que incluso los
cristianos blancos no quieren las relaciones
transculturales que dicen querer, y que tampoco
quieren la justicia que dicen querer, ya que parecen
muy contentos con no solo permitir que la
gentrificación siga su curso, sino también participar en
ella.

Todo lo anterior nos lleva a concluir que la


gentrificación está lastimando las iglesias locales al
multiplicar las tensiones transculturales (y así
estorbando la proclamación del evangelio de la
reconciliación a través de líneas étnicas) y al producir
nuevas congregaciones segregadas incluso en
vecindarios étnicamente diversos (y así estorbando la
visibilidad de la obra de reconciliación del evangelio).
345
Discipulado en comunidad y benevolencia en
comunidad
“Soledad”.

Esa es la palabra que más escucho cuando le pido a


los afroamericanos de mi iglesia que describan cómo
les afecta la gentrificación. Los hombres y mujeres
negros que son afectados por la gentrificación
frecuentemente se sienten, en las palabras de mi co-
pastor D’Arcy, “como extraterrestres en ambos
vecindarios”.

Ya no encajan en el vecindario donde crecieron. La


comunidad de la que solían ser parte ya no está, y la
nueva comunidad no está diseñada para servirles o
recibirles. Tampoco encajan en el vecindario en el
que se han tenido que relocalizar por la gentrificación.
Ya que la comunidad negra ha sido dispersada a
varios lugares fuera del centro de la ciudad,
frecuentemente descubren que son los unicos
afroamericanos en su nuevo vecindario. Incluso
cuando son uno de varios nuevos residentes negros
en un vecindario, ellos permanecen sin ni un solo
reflejo de la cultura única que era parte de su
existencia diaria antes de la gentrificación. Su nuevo
vecindario no tiene comida, salones de belleza, o
tiendas de productos para el cabello apropiados para
la cultura; no tiene arte culturalmente relevante,
educadores culturalmente competentes, y —lo más
importante— iglesias culturalmente sensibles. Esos
cambios ocasionan que personas como Perry, un
346
miembro de Emmaus, se lamente, “Ya no sé dónde
está mi comunidad”.

Todo esto impacta las iglesias locales en por lo


menos cinco formas.

Primero, debido a que ya no existe una “comunidad


afroamericana” geográficamente discernible, los
cristianos negros de mi ciudad ya no tienen la opción
de ir a la iglesia de su vecindario. Solo les quedan
tres opciones, cada una de las cuales es menos
deseable.

A) Trasladarse durante entre 20 y 120 minutos a una


de las pocas iglesias predominantemente
negras que quedan en el Viejo Vecindario.
Muchas de estas iglesias han muerto o su
membresía está declinando significativamente
debido al largo viaje que ahora es necesario
hacer por el desplazamiento de los miembros.
B) Asistir a una iglesia predominantemente blanca en
su nuevo vecindario, de la que solo un número
minúsculo expresa incluso el más mínimo
grado de sensibilidad o competencia cultural
mientras ministra a los afroamericanos. Esto
requiere que además de la incomodidad social
de ser uno de los pocos miembros de color en
su congregación, los cristianos negros
también tengan que adaptarse a las formas
culturales blancas de predicación, adoración,
grupos pequeños, y vida en comunidad.

347
C) Asistir a una de las iglesias predominantemente
negras o multiétnicas que se han relocalizado
fuera del centro de la ciudad por la
gentrificación. Esto permite una experiencia de
adoración culturalmente sensible pero, debido
a que la comunidad de la iglesia consiste en
personas que están esparcidas por toda el
área suburbana y al exterior de la ciudad, la
comunidad es muy difícil de encontrar a parte
de los domingos por la mañana.

Ninguna de estas opciones hace nada para sanar el


problema de soledad que muchos negros de Portland
experimentan como resultado de la gentrificación.

Segundo, conforme las iglesias del vecindario


decrecen por la gentrificación, también lo hace la
participación en la iglesia. Las iglesias del Viejo
Vecindario pueden atestiguar que entre más tenga
alguien que viajar para participar en la vida de la
iglesia, con menos frecuencia participarán. Para
algunos, es debido a retos financieros. Cada viaje ida
y vuelta al centro de la ciudad requiere cantidades
notables de gasolina, lo que se traduce en notables
cantidades de dinero. Uno solo puede viajar al centro
de la ciudad y, así, a sus reuniones en la iglesia, tan
seguido como sus finanzas lo permitan. Para otros, el
dejar de participar en la iglesia es por retos de
horario. Sus horarios de trabajo o familia no les
permiten pasar 90 minutos en el transporte público
para llegar a la reunión de la iglesia y pasar otros 90
minutos en el transporte público para regresar a casa
348
después de la reunión cada vez que la iglesia se
reúna. Sin embargo esto es exactamente lo que se
requiere de muchos que han sido obligados a salir del
vecindario de su iglesia por la gentrificación. Para
otros, la disminución de la participación en la iglesia
es debido a retos sociales. Las personas están
motivadas a participar en actividades de la iglesia por
lo menos parcialmente por las conexiones sociales
que se desarrollan. Conforme crece la distancia entre
los miembros de la iglesia, las conexiones sociales
tienden a debilitarse. A través de la gentrificación, los
miembros de la iglesia comienzan a sentirse menos
conectados con su familia de la iglesia. Entre menos
conectados se sientan, menos motivados y/o seguros
se sienten para viajar distancias largas para adorar
junto a ellos.

Tercero, conforme disminuye la participación en la


iglesia, se obstaculiza el discipulado cristiano. Jesús
tiene la intención de que el discipulado tenga lugar en
comunidad. Es difícil leer la Biblia e imaginar que
tenga lugar el crecimiento espiritual en cualquier otro
contexto. Por ejemplo, uno no puede siquiera intentar
obedecer la gran mayoría de los mandamientos en el
libro de Efesios, Filipenses, o Colosenses separado
del involucramiento activo en una comunidad de
iglesia local. Uno tampoco puede recibir parte de la
muy necesaria gracia que Dios ofrece separado de su
instrumento elegido de la iglesia local. Aunque
Emmaus es una iglesia multiétnica creciente, este
sigue siendo uno de nuestros más grandes retos.
Debido a los efectos de la gentrificación que se
349
discutieron anteriormente, nuestros miembros no
pueden participar de la vida en comunidad al grado
que desean y necesitan. Esto afecta su crecimiento
espiritual como cristianos y nuestro crecimiento
espiritual como iglesia. Por lo tanto, más allá de ser
una injusticia económica y política, la gentrificación
también es una injusticia espiritual que aleja a los
cristianos que son minoría de sus comunidades de
iglesia y, en consecuencia, le roba a la iglesia de las
contribuciones de sus miembros individuales y le roba
a los miembros individuales de las contribuciones de
la iglesia.

Cuarto, conforme la gentrificación deja a muchos


cristianos negros sintiéndose desconectados de las
comunidades en las que viven y de las comunidades
en las que adoran, el evangelismo sufre. Una lectura
detallada de las Escrituras revela que el evangelismo
viene desde las comunidades y va hacia las
comunidades.

La oración de Jesús en Juan 17:20-23 revela que el


mensaje del evangelio es hecho más atractivo y más
creíble por la unidad de la Iglesia que lo lleva. De la
misma manera, Pedro escribe que es a través de ser
levantados como comunidad visible que nosotros
como Iglesia declaramos las alabanzas de Jesús. Al
desconectar a muchos cristianos negros de sus
comunidades de iglesia (y a sus comunidades de
iglesia de ellos) la gentrificación obstaculiza el poder
de su evangelismo desde la comunidad. La
gentrificación también obstaculiza el evangelismo
350
hacia las comunidades. Dios vino a salvarnos
haciéndose como nosotros y viniendo a nosotros en
la persona de Jesús. cuando vino a proclamar el
evangelio a los judíos vino como judío. El apóstol
Pablo lo abordó de manera similar. Ambos se hicieron
“encajar” en las comunidades a las que habían sido
enviados para hacer el evangelio más inteligible. Sin
embargo, como se explicó anteriormente, muchos
cristianos negros no sienten que “encajan” en ningún
lado. Ya no encajan en su antiguo vecindario.
Ciertamente no encajan en su nuevo vecindario. Y
ningún vecindario parece muy interesado en
recibirlos. Esto significa que las personas con las que
los cristianos negros pueden conectarse con más
facilidad a nivel humano y cultural están demasiado
lejos —demasiado esparcidos— para ser
evangelizados como comunidad. Sin embargo, las
personas que están más cerca —más accesibles
geográficamente— son con las que más tienen
dificultad de conectarse a nivel humano y cultural por
muchas razones, varias de las cuales fueron
ilustradas en las historias introductorias de este
capítulo. De nuevo vemos que la gentrificación
produce problemas espirituales tanto como produce
problemas económicos y políticos. Debilita a las
iglesias.

Quinto, aquellos que son más afectados


espiritualmente por la gentrificación son los que son
más vulnerables. Considera quién es el que tiene la
mayor dificultad de participar activamente en la vida
de iglesia después de la gentrificación.
351
Es el pobre el que no tiene el dinero que cuesta ir y
venir al centro de la ciudad dos o tres veces más a la
semana.

Es el padre soltero el que no tiene el dinero que


cuesta ir y venir al centro de la ciudad dos o tres
veces más a la semana.

Es el discapacitado o el anciano el que no es


físicamente capaz de conducir o caminar desde y
hacia el transporte público.

Es el marginado social el que no tiene relaciones en


las que depender para transportarse.

Es el históricamente oprimido el que se encuentra


desplazado de su propia comunidad para empezar.

Jesús se preocupa mucho y tiene mucha misericordia


por estas personas.

La gentrificación no.

¿Y la Iglesia?

Va más allá de lo que aborda este capítulo enlistar


cierto número de maneras prácticas y específicas en
las que la Iglesia podría responder. También va más
allá de la necesidad. No podemos responder la
pregunta de “¿Cómo deben responder las iglesias
locales?” hasta que no respondamos la pregunta de
352
“¿Responderán las iglesias locales?”. ¿Responderá la
Iglesia a las maneras en las que la gentrificación está
afectando negativamente las relaciones transétnicas?
¿Responderá la Iglesia a las maneras en las que la
gentrificación está alejando a muchos cristianos
negros de la bendición de la comunidad y llevándolos
a la soledad? ¿Responderá la Iglesia a la injusticia
económica, política, y espiritual que es la
gentrificación? Como pastor de una comunidad de
iglesia que vive en todos los lados del problema de la
gentrificación, oro que respondamos “sí” y luego
trabajemos juntos en responder la pregunta de
“cómo”. Y la única manera en que podemos
responder la pregunta de “cómo” es dejar de
escuchar a líderes blancos como yo y empezar a
escuchar las historias de aquellos que son
directamente afectados por la gentrificación.

Te dejo en sus muchísimo más competentes manos.

Que podamos escuchar.

353
354
LO QUE APRENDÍ DE LA
IGLESIA NEGRA
Cuando tenía 21 años escuché la historia de Jesús y
su evangelio de un compañero de trabajo. Antes de
esto, mi único contacto con la persona de Jesús
había venido de nacimientos navideños y episodios
de South Park. Mi corazón fue cautivado por la
historia del evangelio, y pronto me convertí en
seguidor de Jesús. En gran parte porque los únicos
cristianos que conocía eran negros, pasé los
siguientes tres años de mi vida asistiendo a iglesias
predominantemente negras donde fuera que viviera.
Por “iglesias predominantemente negras” me refiero a
que eran “iglesias negras” hasta que mi trasero
blanco se sentó en una de las bancas. Mientras dejo
la iglesia multiétnica que pastoreé durante 9 años y
me preparo para mudarme a un nuevo país y una
nueva cultura en México, he pensado mucho acerca
de las muchas cosas que aprendí de la Iglesia Negra.
Este capítulo cubre algunas de ellas.

Lección 1: Las verdades teológicas tienen


consecuencias emocionales.
Una de las lecciones por las que estoy más
agradecido hoy es que las verdades teológicas tienen
consecuencias emocionales. La Iglesia Negra me
enseñó que la teología entra por la cabeza pero
afecta todo el cuerpo.

355
Desde la primera vez que entré a la iglesia vi que
pensar acerca de Jesús lleva a expresiones físicas de
emoción como aplausos, mover los pies, o bailar.
Escuchar al predicador proclamar el mensaje del
evangelio podría provocar expresiones vocales de
emoción como gritar, “Amén”, “Sí, Señor”, o
“¡Aleluya!”. En cualquier momento durante el servicio,
la congregación podía interrumpir el programa con
llanto, lamento, o una exclamación como “¡Gracias,
Jesús!”.

Al principio esto me incomodaba, ya que no tenía


experiencia alguna en permitir que mis emociones se
mostraran en público. Sin embargo, mientras mi
entendimiento de la Biblia crecía, mi resistencia
rápidamente fue vencida. Todavía me sentía como un
“chico blanco” al hacer estas cosas, pero no podía
evitarlo. ¿Cómo podría ser recordado de lo que le
costó a Dios salvarme y no ser movido
emocionalmente? ¿Cómo podía cantar acerca de las
excelencias del Señor y no expresar mi gozo con todo
mi cuerpo? ¿Cómo podría escuchar las glorias del
evangelio proclamadas durante 45 minutos y
mantenerme en silencio todo el tiempo?

No podía.

Y todavía no puedo.

Ahora tengo el privilegio de predicar y adorar en toda


clase de iglesias que responden al Señor de toda
clase de formas. Me encanta experimentar la
356
diversidad del Cuerpo de Cristo en las muchas formas
que toma la adoración. Sin embargo, no puedo evitar
sentirme muy incómodo cuando me encuentro en una
iglesia donde no hay expresión visible o audible de
emociones a lo largo del servicio. No estoy diciendo
que está mal o siquiera que es inapropiado que las
personas adoren de esta manera, ya que puede ser la
manera cultural y personalmente apropiada de adorar
para muchos. Solo estoy diciendo que, para mí, se
siente dolorosamente incompleto. La Iglesia Negra
me enseñó que las verdades teológicas tienen
consecuencias emocionales, y estoy agradecido
cuando me encuentro en contextos donde puedo
dejarlas salir.

Lección 2: Todos tienen algo que contribuir


Toda iglesia a la que he asistido ha afirmado que el
Cuerpo de Cristo consiste de muchos miembros, y
todos tienen cosas que contribuir para el bien de la
iglesia. Sin embargo, en ningún otro lugar he visto
esta afirmación encarnada más plenamente que en la
Iglesia Negra. En la Iglesia Negra, todos tienen un rol,
ya sea formal o informal.

Informalmente, cada miembro de la congregación


tiene un rol en la reunión del domingo. No todos
tienen un micrófono, pero todos tienen voz y se
exhorta a que la usen desde sus bancas. Esto sucede
mientras los miembros participan en la entrega del
sermón, diciendo palabras de ánimo para el
predicador y alabanzas a Dios en respuesta a lo que
oyen. También sucede durante la adoración musical,
357
mientras los miembros no solo cantan y aplauden,
sino que también apoyan a la vocalista con
exclamaciones como “¡Cántalo, hermana!”, o incluso
palabras de consuelo como “¡Está bien!” o “Estás
adorando” cuando el cantante comete algún error. En
muchas iglesias negras, esta participación se
extiende en el tiempo de las ofrendas. Durante el
tiempo de las ofrendas, los miembros celebran
gozosa, audible, y visiblemente la oportunidad de
adorar a Dios con sus finanzas. También es común
que aquellos que tienen una ofrenda den una porción
de su ofrenda a alguien en las bancas que no tiene
dinero para dar. Esto se hace para que todos puedan
experimentar el gozo del dar.

Formalmente, la Iglesia Negra provee oportunidades


regulares para que todos jueguen un rol significativo
en la reunión de la iglesia. Muchas iglesias negras
hacen esto teniendo domingos específicos que sean
dirigidos por un subgrupo específico de la
congregación. Por ejemplo, domingo de jóvenes,
domingo de mujeres, domingo de hombres. En estos
domingos, el subgrupo en turno toma la
responsabilidad de planear y dirigir la reunión. Todo,
desde los anuncios, la música, y el sermón puede ser
realizado por uno o más miembros del subgrupo. Esto
asegura que la congregación como un todo se esté
beneficiando regularmente de los muchos dones que
Dios ha concedido a la iglesia, y que cada individuo
de la congregación reciba la oportunidad de usar los
dones específicos que Dios le ha confiado a él o ella.
También permite el desarrollo de predicadores de
358
todas las edades que muestren señales de
llamamiento y dones, hayan recibido o no
entrenamiento formal. Otra manera en la que la
Iglesia Negra le da un rol a todos en el servicio de
adoración es a través del tiempo de testimonios. En el
tiempo de testimonios, cualquiera que ha
experimentado la gracia de Dios en la semana está
invitado a levantarse y compartir su historia con toda
la iglesia. Esto convierte a todos en líderes de
alabanza y le enseña a la congregación que pueden
aprender de Jesús de alguien más que el pastor.

La Iglesia Negra también concede honor a un número


de sus miembros creando posiciones como madre de
la iglesia, misionero de la iglesia, y ujier de la iglesia.
Si nunca has asistido a una iglesia negra, podrías
pensar que “madre” se refiere a una mamá joven,
“misionero” a un ministro en el extranjero, y “ujier” a
alguien que te ayuda a encontrar su asiento. En la
Iglesia Negra, estos títulos significan algo
completamente diferente. Madres y misioneras son
generalmente mujeres mayores en la fe que son
honradas por la sabiduría que tienen por haber
seguido a Jesús por años, y se les da la oportunidad
de compartirla. Los ujieres son esencialmente el
equivalente al Servicio Secreto en la Iglesia Negra.
Se les concede poder casi sin restricciones y tienen la
misión de proteger la santidad de la reunión de
adoración a toda costa. No quieres meterte en su
camino. Estas son solo unas pocas de las formas en
las que a las personas de las bancas se les concede

359
la oportunidad de ministrar y son honrados como
contribuyentes importantes.

Todo pastor quiere que los miembros de su iglesia


jueguen un rol activo en el Cuerpo de Cristo. Sin
embargo, la mayoría de nosotros creamos una
reunión dominical en la que solo aquellos que están
en el escenario tienen voz, y solo los más
profesionales son invitados a subir. Esto crea una
cultura de iglesia donde todos los demás son
espectadores por defecto. En la Iglesia Negra, no hay
tal cosa como un espectador. A todos se les concede
la oportunidad de participar en la adoración y
ministrar a otros. Estoy agradecido porque la Iglesia
Negra no solo me enseñó, sino que también me
mostró, que todos tienen algo que contribuir. Todavía
sigo buscando maneras de hacer lo mismo en mi
pastorado.

360
SOBRE EL AUTOR

Cole Brown (MABTS, MAT) tiene más de diez años


de experiencia en plantar iglesias. Actualmente
trabaja junto con su esposa y sus dos hijos para
ayudar a plantar y fortalecer iglesias mexicanas. Ha
escrito varios libros y puedes leer su blog en
www.colebrown.es.

361
362
VERDAD CONCENTRADA

La buena teología es esencial para la buena vida.

Debido a eso, no debería ser relegada al campo de la


teoría abstracta y de los “libros difíciles de leer”. La
buena teología debe ser práctica para la vida diaria y
accesible para todos. Esa es la razón por la que creí
la serie Verdad Concentrada.

Los libros en la serie Verdad Concentrada llevan los


conceptos teológicos pesados a nuestro lenguaje y
vida diaria. Lo hacen en paquetes pequeños y fáciles
de leer que tienen como objetivo transformar la forma
en que piensas y vives. Los otros tres libros de la
serie incluyen también una guía de discusión para
que puedas experimentar esta transformación en el
contexto en el que Dios nos transforma: la comunidad
cristiana.

Ya disponible:
Problemas paternales: Cómo Dios sana heridas
causadas por padres ausentes, abusivos y distantes

El evangelio es: Definiendo el mensaje más


importante del mundo

Las mentiras que me dijo mi pastor: Confrontando los


clichés de iglesia con el evangelio

363

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