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Concepción de la calidad de vida en el adulto mayor

del Municipio De Rionegro

Karent Viviana Arenas Betancur


Diana Maryori Escobar García
Luisa Fernanda Hincapié Ríos

Asesor
Eduardo Mejía Luna

Universidad de Antioquia
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Departamento de Psicología
El Carmen de Viboral
2015

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Contenido

Pág.
Resumen 3
Introducción 4
¿Por qué olvidarlos si ellos nos recuerdan cada día? 4
Planteamiento del problema 7
Marco conceptual 12
Envejecimiento y Vejez 12
Calidad de vida 17
Aproximación histórica al término calidad de vida 18
Objetivos 22
General 22
Específicos 22
Metodología. 24
Diseño Metodológico 24
Conceptualización de las Categorías 24
La Entrevista 37
Construcción y selección del material para la entrevista: 39
Presentación de Resultados. 42
Introducción 42
Categorías Emergentes 43
La espiritualidad y el envejecimiento 43
Resiliencia en la Vejez 43
La muerte y la vejez 44
Análisis de la Información 46
Aspectos Negativos 48
Aspectos Positivos 51
Aspectos Susceptibles en Mejorar la Calidad de Vida del adulto Mayor 56
Estrategias Destinadas a Mejorar la Calidad de Vida de los Adultos Mayores 61
Conclusiones 68
Bibliografía 74

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Resumen

El envejecimiento es un proceso experimentado por cada individuo de manera


diferente, en el que se influencian diversos factores. Su complejidad difiere entre
individuos y situaciones particulares de la vida, el presente estudio plantea una mirada
al envejecimiento vinculada con el concepto calidad de vida, desde la manifestación
subjetiva de cada individuo, privilegiando su discurso y la rememoración de su historia
para la construcción de su adultez mayor.

Se da una mirada a la vejez desde el punto de vista de sus actores, mediante la


inquietud por cuál es la concepción de la calidad de vida de 6 adultos mayores del
municipio de Rionegro, quienes mediante entrevistas semi-estructuradas posibilitan un
acercamiento a sus realidades y aportan elementos de interés para el estudio de esta
etapa de la vida.

Palabras Clave: Envejecimiento, Calidad de vida, Adulto Mayor, Subjetividad, Historia


Personal.

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Introducción

¿Por qué olvidarlos si ellos nos recuerdan cada día?

La experiencia de ser entrevistador tiene muchos matices, ya que va desde


estados de ansiedad hasta estados de tristeza o alegría por los relatos escuchados. En
una entrevista cara a cara, es imposible no plasmar en la memoria emocional aquellos
gestos, silencios y sonrisas derivados de puntos clave en las experiencias de los
entrevistados.

Para el presente estudio los entrevistados fueron 6 adultos mayores


pertenecientes al municipio de Rionegro, la experiencia cómo investigadores ha dejado
grandes conocimientos a nivel formativo, sin embargo, la experiencia como
entrevistadores ha dejado marcas que fortalecen el ser más que el hacer.

Iniciar una entrevista con un adulto mayor es acercarse a un mar de experiencias


en el que el entrevistador deberá sumergirse.

Las preguntas iniciales se hacen con cierto temor, pero hay una encantadora
forma de responder que trae silencios, sonrisas y gestos que van convirtiendo la
entrevista en un diálogo ameno, cargado de saber.

No se puede escapar al hecho de estar en el barco mientras son ellos los que
están en el mar, tal vez hundiéndose ante la indiferencia de quienes podrían salvarlos,
cada palabra de reproche, de sentimientos de soledad, de abandono, de sin sentido,
toca el corazón del entrevistador, es muy fácil hablar del abandono, de algún tipo de
violencia contra ellos, del aislamiento, de sus enfermedades, pero tal vez eso se hace

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de una manera fría, cuanto no se ha tenido un acercamiento a su realidad, la forma
pasiva de sus vivencias a través de lo que está en los libros; por eso cuando se vive
esta experiencia se siente, se vive con ellos sus expresiones de alegría, de enojo y de
tristeza.

Lo encontrado fueron sentimientos de desesperanza, de inutilidad y de


aislamiento por parte de la sociedad y en algunos hasta por parte de los mismos seres
queridos, pero lo más triste quizá, es la percepción que tienen acerca de su propia vida,
la cual no es sino un escalón próximo a la muerte, una vida con más perdidas que
ganancias que afortunadamente no durará mucho.

Mientras que se espera un futuro maravilloso para los niños, una época de metas
y de proyectos para los jóvenes y una etapa adulta con sueños y deberes cumplidos, la
adultez mayor aparece como una etapa que no debe durar mucho, que si bien da la
satisfacción del deber cumplido, trae sin sabores, duelos, soledad, sentimientos de
tristeza y olvido.

No hay duda alguna a partir de esta experiencia, que la familia juega un papel
fundamental para una vejez exitosa, que los adultos mayores esperan en sus hijos y en
sus nietos el mismo cuidado que ellos profesaron alguna vez, es como una especie de
recompensa por todos los sacrificios realizados, en donde varios de ellos valoran a la
familia por encima del resto de la sociedad y eso les hace incluso olvidar la exclusión ya
que si sus familias están a cargo lo demás no importa mucho.

Cuando se habla de familia, esto incluye sin duda también a la pareja, se


encontró un amor maduro, que habla más de compañía que de sexo, que ha pasado
por los obstáculos más grandes y que ha sobrevivido a todo tipo de dificultades.

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Hablar con un adulto mayor es hablar de grandes familias, de casas ancestrales
y de sacrificios constantes, de trabajo, de sudor, de lágrimas y de esfuerzo.

Hay un sentimiento que se comparte en cada experiencia como entrevistadores


para esta investigación, había una gran necesidad de terminarlas lo antes posible, tal
vez era difícil cargar con la culpa, tal vez una culpa que se desplazaba al abandono
personal a nuestros familiares en su vejez, a pensar tal vez que los mismos
sentimientos podrían encontrarse en los nuestros y esa culpa se apoderaba cada vez
más del alma.

En una de las entrevistas un adulto mayor se llamó a sí mismo el “espejo” en


donde todos tenemos que vernos, como los vemos, nos veremos algún día, es una
realidad de la que no se puede escapar, cómo hacerla amena, cómo llegar a ella con
éxito, con alegría, con la satisfacción del deber cumplido es una tarea de todos los días,
no cuando estemos próximos, es un futuro que debe ser planeado cada día.

Estar ante un adulto mayor, es estar ante una máquina del tiempo, que nos
muestra a la misma vez el pasado y el futuro, y con maquina nos referimos a su solidez
y fortaleza ya que en el ir y venir tantas veces hay deterioros, más no ha sido destruida,
hay personas que dicen que la verdadera destrucción del ser humano es el olvido,
cómo olvidar los adultos mayores si son ellos los que han construido el camino que
pisamos, los que nos enseñan a enfrentar los problemas que ellos ya enfrentaron, los
que nos dejan vivir la vida que ellos ya vivieron ¿por qué olvidarlos, si ellos nos
recuerdan cada día?

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Planteamiento del problema

La psicología del ciclo vital considera el proceso de envejecimiento como una


etapa del desarrollo que trae consigo ciertos cambios que podrían derivarse de
aspectos personales, contextuales y experienciales, por lo cual busca sobreponerse a
la idea de que envejecer conlleva necesariamente a un declive, para esto plantea que
en cualquier momento de la vida se experimentan tanto perdidas relacionadas con el
deterioro de las capacidades funcionales orgánicas; como también ganancias
relacionadas con el bienestar subjetivo, vinculadas con el buen vivir y los afectos
positivos (Dulcey Ruiz & Uribe Valdivieso, 2002).

La vejez ha sido fuente de interés para la psicología, la gerontología y la


medicina, entre otras disciplinas. Particularmente, los estudios sobre este tema se han
centrado en factores biológicos que implican un deterioro físico y que por tanto se
constituyen en aspectos negativos de la vejez, sin embargo existe una mirada diferente
en cuanto a los aspectos positivos que están asociados a los factores biopsicosociales
y afectivos. (Montelíu, 2008).

En esta misma línea Moragas (2004), reconocido sociólogo dedicado al estudio


de la vejez considera que esta etapa del desarrollo debe estudiarse desde una mirada
amplia que acabe con los prejuicios sociales negativos. Además plantea que la edad
no determina las condiciones vitales de una persona, sino que debe tenerse en cuenta
como una de las tantas variables de la situación personal del ser humano. Si bien no
busca restarle importancia a la edad, este autor plantea que debe considerarse
objetivamente como cualquier otra variable que brinde información sobre la persona
como la raza, el sexo, el lugar de nacimiento y la familia de origen.

Moragas propone tres características conflictivas del envejecimiento: “la


definición, las aptitudes y la etapa vital” (Moragas en Villanueva Claro, 2009, p.8).

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La primera característica, considera que el envejecimiento no inicia a una edad
cronológicamente igual, sino que varía de un individuo a otro. Por tanto, el clasificar
como vieja a toda persona con más de 65 años es arbitrario, ya que se deben tener en
cuenta otros aspectos como el estado físico, la experiencia e historia personal, el
ambiente familiar y social. (Villanueva Claro, 2009).

En cuanto a las aptitudes, el envejecimiento no tiene por qué ser considerado


como una limitante, ya que esta puede ser una etapa igualmente sana a las demás, si
bien es pertinente aceptar que en esta etapa se presentan cambios físicos, se pueden
diseñar nuevas formas de vida con menores presiones que le permitan al adulto mayor
vivir tranquilo y acorde con sus posibilidades. Tradicionalmente se le ha atribuido
erróneamente a esta población la pérdida acelerada de sus facultades mentales, sin
embargo, se ha demostrado que estas personas aprenden también con gran facilidad
(Villanueva Claro, 2009). En cuanto a las relaciones sociales, este autor plantea que
son los demás quienes reaccionan de manera positiva o negativa de acuerdo a sus
concepciones sobre la vejez. En este sentido, una sociedad que privilegia la juventud y
en esa medida la belleza y el dinero, tenderá a discriminar y aislar la población
envejecida. (Villanueva Claro, 2009).

Por su parte, Fierro (2002) se refiere al envejecimiento como una etapa en la que
no son tan claros los inicios, es un proceso más imperceptible y dilatado en el que no se
dan tan solo déficits y en el que se conjugan ciertos aspectos psicológicos que hacen
que las personas al igual que en las demás etapas sean cambiantes y flexibles, por lo
cual pueden adaptarse a condiciones nuevas de vida y así dar respuestas positivas a
ella. Por todo lo anterior este autor concluye: “Las personas mayores que siguen siendo
emprendedoras, activas, interesadas por el mundo, por las relaciones y las tareas, por
el sexo, viven más tiempo y más felices, afrontan mejor el paso de los años” (Fierro,
2002, citado en Villanueva Claro, 2009, p. 9).

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Este mismo autor considera que existen diversas maneras de envejecer, entre
estas destaca el “buen envejecer”, cuyas características son: “la capacidad de
comunicación, de amor, de goce, de trabajo, de disposición activa y creativa”
(Villanueva Claro, 2009).

Con los aspectos positivos subrayados por los autores no se desconoce que en
este proceso de envejecimiento se den pérdidas, en especial orgánicas, pues se trata
además de una etapa compleja del desarrollo (Valdés, 2009). Es decir que a medida
que la edad aumenta, las personas comienzan un deterioro generalizado, lo que implica
un comportamiento menos activo, es por esto que con frecuencia se asocia la vejez con
la enfermedad, con el deterioro mental, con la dependencia y la ausencia de
capacidades.

Esto influye en la imagen que se tiene sobre los adultos mayores, la cual está
enmarcada en aspectos negativos relacionados con la pérdida de habilidades,
momentos de soledad y padecimientos orgánicos (Moreno, 2010), de esta manera los
estereotipos que tiene la sociedad hacia la vejez generalmente son negativos e
influyentes en la concepción que tienen los adultos mayores sobre esta etapa del
desarrollo; pues estos clichés negativos son asimilados a través del proceso de
socialización del individuo el cual transcurre en un ambiente sociocultural especifico.
(Fernández Ballesteros, 1992).

Se puede entender entonces que el concepto de vejez posee significados tanto


biológicos como culturales y además se resaltan los aspectos tanto positivos como
negativos que dan cuenta del proceso complejo que implica esta etapa (Dulcey Ruiz &
Uribe Valdivieso, 2002).

Con lo planteado hasta aquí puede decirse que el envejecimiento se presenta


como un cambio desde diferentes perspectivas que involucran tanto aspectos positivos

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como negativos, esto gracias a los aportes de los autores mencionados, sin embargo,
se toma la importancia de estos factores intervinientes, para explorar estas influencias
desde la concepción del adulto mayor, sus relaciones personales, contextos,
experiencias, emociones y sentimientos.

La psicología se ocupa del comportamiento humano a lo largo de la vida


(Fernández Ballesteros, 1996) y de cómo el individuo se desarrolla a través de la
interacción recíproca entre lo biológico y lo socio-cultural, lo que produce la emergencia
de aspectos comportamentales de alta complejidad entre la acción, el pensamiento, las
emociones, la comunicación, entre otros, que posibilitan el establecimiento de patrones
de comportamiento a lo largo de la vida, es por esto, que se pueden identificar ciertos
rasgos que permiten unificar las etapas por las cuales atraviesa el ser humano en el
ciclo vital: la niñez, adolescencia, adultez y adultez mayor.

En la etapa de la adultez mayor o vejez se ha establecido la creencia de un


declive que comienza a una edad específica, desde la psicología, con algunos de sus
profesionales se ha privilegiado un modelo biomédico que fortalece el pensamiento de
perdida de eficiencia física, dejando un poco de lado aspectos comportamentales
importantes como la sociabilidad, las actitudes, los intereses y sentimientos que son
determinantes también en la edad adulta.

Dada las diversas circunstancias por las que atraviesa el ser humano, gracias al
contexto especifico en el cual este inmerso, esto que se deja un poco de lado en las
investigaciones o conceptualizaciones de la vejez, comienza a tomar mayor fuerza, ya
que son estas variables las que posibilitan la aparición de procesos distintos del
envejecimiento y de esta manera el aporte desde la psicología se incrementa, ya que el
comportamiento en esta edad varía sustancialmente de un individuo a otro por razones
que deben involucrar tanto lo biológico como lo contextual, las experiencias, los afectos
y las emociones.

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El adulto mayor guarda un mundo de subjetividades que bien podrían aportar
información valiosa a estos estudios, quien mejor para hablar de lo grato y no grato que
trae esta etapa, sino quien la vive, la experimenta, la siente, es así como el presente
estudio valora este cuadro de subjetividad y pretende una elaboración de conocimiento
a partir del discurso personal, de orden particular que trae cada adulto mayor desde su
interior.

Cómo identificar de la mejor manera los cambios del envejecimiento sino a partir
de sus protagonistas, identificar aquello que trae satisfacción y sufrimiento gracias a lo
que ellos podrían expresar a partir de sus relaciones afectivas, de sus gustos
personales, de sus capacidades, habilidades e ilusiones. Estudiar el envejecimiento
desde una herramienta cualitativa de investigación, que involucra la subjetividad ante
temas tan complejos como este, es una oportunidad para hallar puntos de encuentro en
sus discursos, un aporte en términos afectivos, una reflexión en relación al qué hacer
por esta población que se enfrenta con la etapa final del ciclo vital.

Se plantea entonces una mirada de la vejez desde el punto de vista de sus


actores, con base en esto surge la inquietud ¿Cuál es la concepción de la calidad de
vida del adulto mayor del municipio de Rionegro?

Se podría pensar que la calidad de vida abarca una satisfacción general con
respecto a la manera en que sea vivido, a los logros, a un bienestar subjetivo en
relación a cierta tranquilidad, pero también un bienestar de tipo objetivo en relación a
todo lo necesario para vivir en términos tangibles, para esto será necesario realizar una
conceptualización del término “calidad de vida” que permita comprender de qué manera
éste se relaciona con el envejecimiento, qué quiere decir realmente y cómo sería
posible identificarlo.

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El presente estudio aportará elementos que posibiliten propuestas de
intervención, promoción y prevención, relativas a sus condiciones de vida, además de
optimizar las capacidades del ser humano con el fin de contribuir a mejorar los diversos
aspectos de su vida (Rodríguez Uribe, 2010).

Marco conceptual

En consecuencia y de acuerdo al propósito del presente trabajo el marco


conceptual del presente proyecto se circunscribe a conceptos de orden cultural, social,
biológico y psicológico desde los cuales se plantean algunas definiciones del
envejecimiento y al concepto calidad de vida, que es la perspectiva desde la cual se
analizará la condición de los adultos mayores.

Envejecimiento y Vejez

Desde el ámbito social, el envejecimiento se define a partir de la historia


específica de cada sociedad, incorporando en su definición la noción de
“envejecimiento social” a partir de la demanda de esta población de: vivienda, trabajo,
servicios, espacios y actividades de manera especial y particular que deben ser
brindados de acuerdo al contexto en el cual se requiera. Esto permite considerar la
vejez como una construcción social e histórica, en relación al consumo y a los estilos de
vida a los que propenda cada sociedad (Lozano Poveda, 2011).

Los estudios realizados desde la dimensión social han centrado su atención en


aspectos como la cultura, los patrones de organización, las actitudes y los valores en el
proceso de envejecimiento y concluyen que el concepto de “vejez” depende del
significado que cada sociedad en particular le otorgue a la forma de relacionarse con
los adultos mayores (Lozano Poveda, 2011).

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Así pues, a partir de estos planteamientos el envejecimiento se concibe como un
proceso diferencial y progresivo, puesto que todas las personas envejecen diferente y
subjetivamente.

Precisamente son varias las teorías que han tratado de dar cuenta sobre la vejez
y el envejecimiento, desde la biología, la psicología, la gerontología, la medicina entre
otras. Sin embargo, cada día se genera más y más información, lo que lo convierte en
un fenómeno multifactorial el cual no puede ser explicado en exclusividad por un solo
modelo. Así lo señala Fernández Ballesteros (2004) “ninguna de estas teorías, por
separado, será capaz de explicar adecuadamente el envejecimiento, ya que, los
cambios que el tiempo conlleva en el organismo humano son de todo tipo (bioquímicos,
celulares, sistémicos, intelectuales, afectivos, familiares, laborales, etc.), y las razones
para dichos cambios son múltiples; Por tanto, ninguna teoría biológica, psicológica o
social, en exclusiva, permitirá dar cuenta del producto interactivo y tal vez sinérgico de
tales cambios complejos”(p. 43).

Vale la pena aclarar entonces, que el envejecimiento es un proceso


experimentado por cada individuo de manera diferente, en el que se influencian
diversos factores históricos, sociales, culturales, socioeconómicos, educativos e
intelectuales, aspectos de la personalidad y la presencia o ausencia de enfermedad. No
obstante, su complejidad difiere en las distintas especies, individuos y épocas de la
vida; y las formas de envejecer son tantas como sujetos en el mundo.

Definir el concepto de vejez es algo complejo, puesto que el ser humano


comprende una pluralidad de facetas que van más allá de aspectos biológicos,
psicológicos, sociales y filosóficos. Además su definición puede ser abordada desde
múltiples ángulos (Fernández Ballesteros, 2000).

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Para comenzar, en el diccionario de la Real Academia Española (2001, p. 2299)
se define la palabra viejo como " la persona que cumplió 70 años" pero las cosas no
están tan claras si se concibe la edad como un referente único para determinar si una
persona es vieja o no. Debido a todo esto, Fernández Ballesteros (2000) enfatiza sobre
esto y señala al respecto “la variedad y hasta la indefinición de la mayoría de las
distintas conceptualizaciones de la vejez” (p. 40). Los múltiples cambios que se asocian
a esta edad son de naturaleza biológica, social y psicológica y de esta manera ninguna
disciplina puede dar cuenta en su totalidad de forma aislada.

Como se ha mencionado anteriormente la edad no es un imperante categórico


para delimitar ni biológica ni psicológicamente, sino que se trata es de una convención
social fuertemente aceptada. Lerh (1983) opina que “el envejecimiento psicológico,
entendido como el comportamiento y las vivencias de la vejez, solo en una pequeña
parte está determinado de modo biológico, o sea por el estado de salud, y en cambio
está ampliamente fijado por factores ambientales, sociales y ecológicos”. De esta
manera se hace aún más difícil poner una frontera que separe lo viejo de lo adulto (p.
362).

Algunas investigaciones han centrado sus estudios en las etapas de la vida


según la edad y han concluido que se es joven entre los 18 a 35 años. La mediana
edad estaría comprendida entre los 35 y los 60 años, y a partir de los 65, comenzaría la
vejez. (Zepellin, Sills y Heath, 1986). Sin embargo, se han encontrado ciertas
variaciones en base a esto, una de ellas obedece que ante la pregunta " a qué edad se
es viejo" la respuestas varían según la edad de la persona que lo responde, es decir
que a menor edad del encuestado, mayores años para ser viejo y viceversa (Ishhii
Kuntz, 1991).

El concepto de vejez como se ha visto se comprende principalmente desde tres


criterios: Social, biológico y psicológico. La vejez biológica tiene que ver con el desgaste
y los cambios producidos por el organismo con el paso del tiempo, una serie de
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cambios y modificaciones los cuales afectan órganos y sistemas, estos empiezan a
hacerse más visibles a determinada edad. La imagen física es para Fernández-
Ballesteros (2000), uno de los más potentes indicadores de la vejez: “Las personas
tienen una imagen del aspecto físico de las personas ancianas, y se considera como
tales a aquellas personas del entorno que se aproximan a dicha imagen”.

Lemos (1994) señala que todo hombre por naturaleza es un ser social y ningún
aspecto de éste debe ser considerado por fuera de esta premisa. La sociedad genera
modelos y estándares de vida los cuales obedecen, a su vez, a la organización familiar,
la estructura económica, demográfica y política y a los sistemas de creencias
compartidas (Kalish, 1991).

En cuanto a la vejez psicológica, para Fernández- Ballesteros (2000, p. 40) “es el


resultado de un equilibrio entre estabilidad y cambio y, también, entre crecimiento y
declive”. De esta forma habrá funciones que podrán ser inversamente proporcionales
según la edad, como las cognitivas, mientras que otras serán directamente
proporcionales, es decir que a medida que la edad aumenta también hay una mejora,
por ejemplo en la inteligencia cristalizada, la cual hace referencia al conocimiento
acumulado, a la riqueza verbal y a la comprensión del lenguaje. Esto no es una regla
generalizable, cada sujeto comprende variaciones diferentes.

Además de todo lo anterior la psicología del ciclo vital considera el


envejecimiento como una de las pocas características que permiten la unificación de
todos los seres humanos ya que según esta perspectiva se comienza a envejecer
desde el mismo momento del nacimiento, de esta manera tanto la persona de 25 como
la de 65 se encuentran en este proceso de envejecimiento, del cual no puede escapar,
así un año más de vida es un escalón más que acerca a las personas a la muerte; es
por esto que el significado desde la psicología del ciclo vital para la vejez, es aumentar
la edad o volverse más viejo, en este sentido un año más de vida también es un año
menos de la misma. (Dulcey Ruiz & Uribe Valdivieso, 2002).
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Es importante mencionar algunas características psicológicas en el proceso de
envejecimiento, si bien en relación a la salud se podría hablar de síntomas a nivel físico
como dolores en las articulaciones, mareos, fatiga, etc., (Fernández-Ballesteros y
Zamarrón, 1996) lo que puede desencadenar enfermedades como la hipertensión,
diabetes y enfermedades cerebrovasculares (Durán, Uribe-Rodríguez y Molina, 2006)
comunes en la vejez, se encuentran también a nivel de salud psíquica algunos aspectos
relacionados con la depresión, la demencia senil y las alteraciones en la memoria
(Fernández-Ballesteros y Zamarrón, 1996), según la OMS (2001) estas problemáticas
son las más comunes en la adultez mayor, si bien es algo que se relaciona con un
debilitamiento cognitivo, se ha encontrado que la persona posee a pesar de esta
disminución, la capacidad para aprender, solo que la variación se da a nivel de tiempo,
ya que requiere un proceso más lento (Uribe Rodríguez, Valderrama Orbegozo, &
Molina Linde, 2007).

Se presentan además características desde el campo afectivo, las emociones y


sentimientos como aspectos fundamentales en el ámbito psicológico, el envejecimiento
trae consigo ciertas situaciones como la jubilación, la viudez, la partida de los hijos y
enfermedades, que producen reacciones afectivas como la soledad, sufrimiento,
angustia, ansiedad (Fernández Ballesteros, 1996) lo que implica la experiencia de una
afectividad displacentera, expresada de manera negativa.

Sin embargo, dadas estas pérdidas se ha estudiado que la vejez tiene un


componente emocionalmente fuerte, lo que lleva al adulto mayor no sólo a experimentar
estas pérdidas profundamente, sino también a vivir los momentos de alegría y de
bienestar con la misma fuerza, y gracias a su experiencia en relación a todo lo vivido,
gracias al recuerdo y a la memoria cristalizada, el adulto mayor experimenta emociones
positivas con la misma intensidad que un joven, hay expresiones especialmente de
gratitud, lo que implica una madurez afectiva (Fernández Ballesteros, 1996).

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Si bien no existe un medio con el cual se pueda medir la felicidad en el adulto
mayor, si es posible a través de su expresión verbal identificarla, a partir de su
experiencia subjetiva, el contexto y las relaciones interpersonales, aspectos que
influyen de manera determinante en la afectividad positiva o negativa de la vejez,
factores incluso más importantes que la edad (Fernández Ballesteros, 1996).

La psicología se interesa por la situación del adulto mayor guiando su actividad


hacia la salud mental, a partir del cubrimiento de las necesidades particulares de cada
etapa del desarrollo, en este caso mirando el adulto mayor integralmente (Peláez, 2005)
mediante la participación de éste en los ámbitos: social, familiar, económico y cultural,
que le permitan un bienestar biopsicosocial y la satisfacción de sus necesidades a partir
de sus deseos y habilidades (Colegio Oficial de Psicólogos, 2002).

Calidad de vida

La OMS ha definido la calidad de vida como “la percepción del individuo de su


posición de vida en el contexto de cultura y sistema de valores en los cuales vive en
relación con sus objetivos, expectativas, patrones y preocupaciones”. Así pues se
comprende la calidad de vida como una articulación fundamental de tres aspectos:
Subjetividad (percepción), presencia de actividades positivas (dinamismos) y negativas
(enfermedades).

Es por lo anterior que se plantean una serie de situaciones asociadas con la


calidad de vida de las personas adultas mayores, lo que mirado desde la OMS abre la
perspectiva de la posición del individuo frente a la vida, dentro de contextos culturales,
familiares y sociales mediados por la salud física, su independencia, su estado
psicológico, las relaciones con los demás y lo que piensa acerca de sí mismo.

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Desde otros postulados la calidad de vida se asocia generalmente con la
felicidad como fin último de todos los seres humanos (Ximénez Gomez & Moreno
Jiménez, 1996).

El concepto “calidad de vida” podría explicarse desde varias perspectivas, en


primer lugar se habla de un momento en el que las personas adquirieron la conciencia
del cuidado del medio ambiente, lo que le otorga a este un valor mucho más arraigado
en el aspecto social, comunitario y colectivo. El segundo hecho podría deberse a
aspectos cualitativos que escapan al ámbito económico, lo que le aporta al concepto de
la calidad de vida un valor humano enmarcado en el dolor y la felicidad, priorizando la
experiencia individual (Ximénez Gomez & Moreno Jiménez, 1996).

Es por lo anterior que el análisis del concepto calidad de vida, no podría


realizarse sin tener en cuenta aspectos subjetivos, como la satisfacción, prosperidad, el
sufrimiento, las enfermedades, el envejecimiento y la pobreza entre otras.

Aproximación histórica al término calidad de vida

El concepto calidad de vida es relativamente actual, aparece en el año 1975, su


origen parte principalmente del ámbito médico, extendiéndose posteriormente a la
sociología y la psicología, encargándolas de explicar los aspectos de tipo subjetivo
como la felicidad y el bienestar, conceptos que se vincularon al estudio de las
condiciones en las que viven las personas antes de acuñar el término calidad de vida,
ya que la preocupación por el modo en que se vive ha existido siempre (Ximénez
Gomez & Moreno Jiménez, 1996).

Precisamente en el siglo XVIII y comienzos del siglo XIX se implementan


regulaciones del trabajo y del descanso dando así mayor importancia a temas como: la
enfermedad, los accidentes, la maternidad, la vejez y la muerte, lo que va dando origen
a los problemas de salud pública (Ximénez Gomez & Moreno Jiménez, 1996).

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Lo anterior implicaba el reconocimiento de los derechos humanos, y de esta
manera en los inicios del siglo XIX se le acuñaron nuevas cosas al término calidad de
vida en relación a la participación individual en ámbitos políticos y la libertad de
expresión en línea con las creencias individuales, de esta manera la calidad de vida se
introducía en los ámbitos sociales y políticos. Sin embargo, si bien adquirió el concepto
calidad de vida un reconocimiento político y social, se dejaron de lado aspectos
importantes de orden cualitativo: la satisfacción con la vida y el sentimiento de felicidad
del individuo (Ximénez Gomez & Moreno Jiménez, 1996).

Levi Anderson (1980) tomando algunas precisiones de las Naciones Unidas,


define el concepto a partir de los siguientes elementos: Salud, alimentación, educación,
trabajo, vivienda, seguridad social, vestido, ocio y derechos humanos. Lo que en
conjunto constituyen los parámetros para medir la calidad de vida de una persona.

Este mismo autor define la calidad de vida, como un compuesto de bienestar


físico, mental y social de acuerdo a la percepción de cada individuo o grupo. De esta
manera, el concepto calidad de vida, comienza a constituirse como un estado que
depende exclusivamente de la percepción, del pensamiento, de la concepción de cada
individuo, lo que daría entrada a los aspectos subjetivos y restaría valor a los aspectos
objetivos (Ximénez Gomez & Moreno Jiménez, 1996).

Por su parte Shin y Johnson (1978) plantean una definición que en sus propias
palabras puede ser operativizada, lo que lleva a un estudio de la calidad de vida desde
ambas perspectivas: tanto objetivas como subjetivas, definen entonces las calidad de
vida como: “La posesión de los recursos necesarios para la satisfacción de las
necesidades y deseos individuales, la participación en las actividades que permitan el
desarrollo personal y la comparación satisfactoria con los demás” (Ximénez Gomez &
Moreno Jiménez, 1996).

Desde la perspectiva psicológica la calidad de vida engloba una serie de


respuestas individuales y sociales en relación a hechos particulares de la vida cotidiana,

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y así toma en cuenta aspectos subjetivos, los cuales se centran fundamentalmente en
las emociones, los pensamientos, la concepción y percepción de la manera en que se
vive de acuerdo a los sentimientos de bienestar y satisfacción con la vida (Ximénez
Gomez & Moreno Jiménez, 1996).

A partir del concepto “calidad de vida” el envejecimiento también es abordado


desde aspectos objetivos y subjetivos. Así, se estudia la vejez desde aspectos
biológicos, psicológicos y sociales, en línea con ellos, biológicamente los seres
humanos envejecen desde el momento de su nacimiento (edad cronológica);
psicológicamente (edad corporal o subjetiva) se habla de la manera en que se siente y
se ve a sí misma la persona y desde el ámbito social (edad social) la edad es
establecida por la sociedad. Por lo tanto el curso o proceso varia de un individuo a otro,
es por esto que no hay una edad específica para la vejez (Lozano Poveda, 2011), lo
que indica que la concepción de la calidad de vida varía sustancialmente de un
individuo a otro, según la percepción que tenga sobre la propia vida en relación a los
ámbitos antes mencionados.

Es decir que la noción de vejez abarca en el ser humano una pluralidad de


facetas que van más allá del ámbito biológico para adentrarse en los psicológicos y los
sociales (Buendía y Riquelme, 1994; Fernández Ballesteros, 2000; Lehr y Thomae,
2003).

En la actualidad existen muchas concepciones sobre el concepto de vejez, en


donde varias profesiones se han dado a la tarea de darle una definición a esta etapa de
la vida. Sin embargo, hasta el momento no se ha generado un axioma universal que
logre delimitar la noción del término, pero en cambio hay un consenso en algunas
generalidades que la mayoría de estas disciplinas comparten.

El proceso de envejecimiento hace que el cuerpo experimente cambios


biológicos, psicológicos y sociales. Los cambios biológicos son las características
morfológicas, en la que además todos los principales sistemas se ven afectados, pero

20
esto es un proceso normal y no un signo de enfermedad; las fisiológicas están
relacionadas con los cambios en las funciones corporales y bioquímicas, las cuales
están directamente vinculadas a las transformaciones que ocurren en el cuerpo. Los
cambios psicológicos se producen cuando el envejecimiento obliga a adaptarse a
nuevas situaciones de la vida diaria, precisamente la presente investigación está
enmarcada en la función de la psicología, para este caso centrada en identificar los
determinantes que llevan a las personas a su concepción de la calidad de vida.

Teniendo en cuenta las diferentes aproximaciones al concepto “calidad de vida”,


es necesario plantear que éste aborda la subjetividad del ser humano, hablar de calidad
de vida implica hacer un balance entre los objetivos, las expectativas, las emociones y
los sentimientos de las personas y cómo esto se ha dado de manera positiva o
satisfactoria.

La felicidad toma gran importancia al momento de hablar de este concepto, las


personas buscan un estado de bienestar muchas veces enmarcado en la comparación
con el otro, en relación a posesión de recursos, la satisfacción de necesidades y
deseos, o satisfacción en relación al afecto como el amor, la interacción con el otro, la
salud, la autonomía, entre otras, por tanto la “calidad de vida” depende exclusivamente
de la percepción de cada ser humano en relación a su deseo particular, a lo que quiso
para su vida, sus logros y sus dificultades, aquello que es más relevante en relación a la
posesión tangible o intangible, que genere mayor importancia o relevancia en sus vidas.

Existen personas que si bien tienen posesiones materiales en mayor número en


comparación con otros, aspecto que podría hablar de una mejor calidad de vida, no se
sienten a gusto con la vida que llevan, con lo que tienen, estos recursos no cubren sus
necesidades reales que podrían ser de afecto por ejemplo, son personas que no
sienten, tener una buena calidad de vida. Mientras que se podría pensar en personas
que no tienen posesión de estos recursos de orden tangible y tener por su parte otras
cosas de orden afectivo, que les hace sentir felices o en un estado de bienestar,

21
también se podría dar el caso de anhelar bienes o recursos de orden material y no
sentirse satisfechos con sus vidas.

Lo anterior es sólo a modo de ejemplo, para plantear que la “calidad de vida” es


algo subjetivo que depende de la percepción del individuo, pero que se podría decir
tiene algo común a todos los seres humanos y es el sentimiento de bienestar o felicidad
que posee cada persona en relación a situaciones, experiencias, posesiones,
relaciones y emociones particulares.

Objetivos

General

Identificar la concepción de la calidad de vida de 6 adultos mayores del municipio


de Rionegro.

Específicos

 Identificar los aspectos que influyen positiva y negativamente en la calidad de


vida del adulto mayor.

 Identificar los aspectos que puedan ser susceptibles a mejorar la calidad de vida
del adulto mayor.

 Formular estrategias destinadas a mejorar la calidad de vida de los adultos


mayores.

22
23
Metodología.

Diseño metodológico

Tipo de Estudio: Cualitativo

Nivel: Exploratorio-descriptivo

Unidad de Análisis: Calidad de vida

Población de Referencia: 6 adultos mayores.

Instrumento: Entrevista Individual semi-Estructurada

Categorías de Análisis: Familiar, Social, Salud (biológico), Recreación, Laboral,


Autosatisfacción, Sexualidad.

Conceptualización de las Categorías

Entendiendo entonces la calidad de vida como algo multidimensional, se


presenta a continuación una breve conceptualización de las categorías de análisis que
permitirán la operacionalización de estas, para realizar una aproximación a un punto
intermedio entre lo que dice la teoría y los resultados de las entrevistas.

Familiar

En el proceso de envejecimiento influye el ámbito familiar, la manera como se


dan las relaciones entre las distintas generaciones aporta elementos de interés como el
“sentirse necesario”, aspecto que hace que los adultos mayores vivan más tiempo y
mejor. Así el adulto mayor siente que los miembros de su familia se preocupan por su
bienestar y trabajan para ello, lo que conlleva a un envejecimiento satisfactorio
(Serrano, 2013).
24
En estas relaciones familiares, se realiza una especie de intercambio de
funciones, ya que al adulto mayor se le asignan ciertas labores como el cuidado de la
casa, actividades domésticas, cuidado de los menores y pequeñas gestiones como
diligencias o encomiendas, así el adulto mayor se siente responsable por ciertas tareas
que le refuerzan la idea de “ser necesario” para su familia, lo que contribuye con su
sentimiento de productividad dentro de la misma y mejora sus relaciones afectivas
(Serrano, 2013).

La familia es un factor importante en la determinación de la calidad de vida, la


percepción de las personas mayores de sus relaciones familiares son un indicador
relevante de sus sentimientos de bienestar, aspecto clave para hablar de la calidad de
vida (Serrano, 2013).

Hay una relación especial que se da en la vida adulta mayor, y es la relación


abuelo – nieto, investigaciones realizadas frente a esta relación, describen esta
interacción como la más recordada por los adultos mayores, debido a los sentimientos
positivos que se derivan de ella, así son considerados como momentos entrañables,
que les permiten transmitir valores a partir de la experiencia, transmiten un saber y
refuerzan los vínculos familiares ya que convierten a las nuevas generaciones en
miembros activos de la historia familiar (Serrano, 2013).

La familia por tanto, constituye un apoyo fundamental en esta etapa del


desarrollo, es proveedora de afectos positivos que posibilitan bienestar en la vejez,
además, el cuidado y la atención por parte de la familia implican un reconocimiento
hacia los esposos, padres y abuelos, en relación a la conformación de la familia, de su
fundamento, su inicio, lo que implica un sentido de vida, satisfacción por los logros
alcanzados y generación de sentimientos de gratitud y felicidad.

Social

25
Teniendo en cuenta la psicología social, en diversas teorías e investigaciones, se
avanza en conocimientos sobre las creencias socialmente compartidas en torno a la
vejez a partir de un mundo simbólico que se imprime en el psiquismo a muy temprana
edad, lo que ha generado grandes debates (Monchietti & Sánchez, 2008).

Sobre la vejez se han tejido diversas representaciones, que unifican mediante


ragos o caracteristicas a esta población generalmente asociados con declive.

En esta línea se encuentran las representaciones sociales, sobre las cuales dice
Moscovici (1979) son un conjunto de creencias, valoraciones y actitudes que se van
articulando en la interacción discursiva del día a día lo que las hace un saber común.
Esta articulación cotidiana le da a las representaciones sociales solidez pero en algunos
aspectos esta solidez se exagera, lo que puede traer inconvenientes en cuanto a la
rigidez de ciertas creencias (Monchietti & Sánchez, 2008).

Para ejemplificar lo anterior, se trae a colación una investigación realizada en el


año 2000 por Montichietti, llamada “Cómo vemos a los viejos, cómo se ven ellos a sí
mismos” en donde se evidencio que dichas representaciones tienen un carácter
negativo. La muestra para dicha investigación se realizó con 30 niños y púberes con
edades entre 11 y 14 años, cuyas definiciones de una persona vieja se presentaron de
la siguiente manera:

Arrugas, canas, caminan lento, encorvadas, con lunares, con verrugas, con
ojeras, son frágiles, utilizan bastón, tiene problemas visuales y son desdentados. Solo
una persona hizo referencia a la sabiduría y la experiencia de los adultos mayores y su
capacidad para dar consejos (Monchietti & Sánchez, 2008).

En las conclusiones de esta investigación se establece que en la representación


social de la vejez se evidencia la influencia de un saber socialmente compartido a partir

26
de la imagen del adulto mayor, sin conocimientos profundos de esta etapa del
desarrollo (Monchietti & Sánchez, 2008).
Retomado asi como estas creencias se vuelven tan rigidas, es posible
comprender cómo a partir de la imagen del deterioro fisico del adulto mayor, se le
atrubuyen también deterioros de tipo subjetivo o aspectos negativos sin tener mayor
conocimiento sobre estos aspectos.

Por tanto, las condiciones sociales influencian la forma en que se concibe al


adulto mayor y a su vez la forma en cómo viven. Así es posible realizar un análisis de
otros fenómenos sociales vinculados con el envejecimiento (Robles Silva, 2006).

En la actualidad se asocia la vejez con declive, mientras que en el pasado se le


otorgaba al adulto mayor el calificativo de sabio, además de considerarlo como un logro
social ya que habia sobrevivido a las adversidades que se presentaban en un ambiente
hostíl y cambiante. De esta manera la vejez se encontraba en la dualidad éxito y
fracaso si no se lograba avanzar en edad (Robles Silva, 2006).

En la actualidad el declive y el logro también está presente en las concepciones


de la vejez, las cuales no se encuentran solo en el imaginario colectivo, sino también en
discusiones académicas, las cuales conciben la vejez como un periodo de oportunidad
y un momento de desprendimiento en cuanto a la liberación de un saber, de una
experiencia y por otra parte aquellos que conciben la vejez como un estado de
deterioro, de enfermedad y de falta de propósitos y proyectos de vida que los hacen
insuficientes para la sociedad (Robles Silva, 2006).

En el mundo actual se sigue valorando la vejez como un éxito por sobrevivir por
tanto tiempo, pero existe una imposibilidad de valorar al adulto mayor por su condición
de longevo, de debil y de persona insuficiente ante las exigencias sociales (Robles
Silva, 2006).

27
Esta paradoja se puede comprender en la actualidad con los conceptos de
dependencia e independencia asociados a la funcionalidad y aportes a la sociedad
(Robles Silva, 2006).
La dependencia habla de un adulto mayor insuficiente, incapaz de valerse por si
mismo en cuanto a su propio cuidado, satisfacción de sus necesidades y por esto debe
depender de otros, no llevan por tanto una vida autónoma a causa de una enfermedad
o declinación propia de la edad que abarca un declive funcional, cognitivo, social y
económico (Robles Silva, 2006).

La participación activa del adulto mayor es valorada por la sociedad de acuerdo a


ciertos intercambios generacionales de bienes y servicios provenientes de su trabajo,
especialmente a sus hijos y nietos, además de ciertas funciones que permiten que las
personas más jovenes puedan ser productivos a la sociedad, por ejemplo el cuidado de
los hijos y nietos por parte de las abuelas para que los padres puedan laborar (Robles
Silva, 2006).

Mientras que un adulto mayor postrado, enfermo, dependiente requiere ser


cuidado todo el tiempo e impide el avance social (Robles Silva, 2006).

De esta manera la vejez nuevamente abarca aspectos positivos y negativos y se


mantiene la dualidad entre declive y oportunidad, la sociedad juega un papel importante
al momento de la concepción del adulto mayor, ya que las representaciones actuales se
desligan de alguna manera de las oportunidades para esta población, la valoración de
sus experiencias, su trabajo y sabiduria, privilegiando así una sociedad joven
enmarcada en una cultura de belleza particular, en la cual la población envejecida no
tiene mayor importancia.

Trabajo

28
Ser eficaz es la forma como el sujeto actúa mediante un sentimiento de utilidad y
productividad, los cuales refuerzan la confianza en sí mismo, es así como la creatividad,
la curiosidad y la capacidad no declinan necesariamente con la edad. Lo más
importante es saber que la mayoría de las personas en ausencia de enfermedades o de
problemas sociales graves pueden permanecer productivas o activas casi toda la vida.

Bandura (1982, 1986) define la Autoeficacia como: “los juicios de cada individuo
sobre sus capacidades, en base a los cuales organizará y ejecutará sus actos de modo
que le permitan alcanzar el rendimiento deseado” de esta manera lo que es importante
resaltar es que lo significativo no son los recursos con los que se cuenta, sino la forma
en que cada sujeto puede disponer de ellos. De esta manera y según la teoría expuesta
por este autor, se podría pensar que por más que una persona conozca la técnica no
siempre podrá obtener un desempeño óptimo, puesto que cualquier tarea requiere de
ciertas habilidades y elementos necesarios; aunque también puede suceder lo inverso.
De esta manera el sujeto se enfrenta a una doble condición, puesto que por un lado se
requiere de la existencia de habilidades, pero también de la creencia que lo lleva a
pensar que dispone de la eficacia necesaria para utilizarlas.

El nivel de motivación, los estados afectivos y las acciones de las personas, se


basan más en las creencias que en la información objetiva, las creencias de las
personas en sus capacidades causales (Adler, 1965; De Charms, 1978; Rotter, 1966;
White, 1959). Por tanto la autoeficacia hace alusión a la creencia en las capacidades
propias que tiene el sujeto para poder ejecutar y organizar la acción requerida por
medio de sus destrezas. Un individuo puede poseer una autoeficacia alta o baja de
acuerdo a la forma como se desenvuelve e interactúa con el medio que lo rodea,
dependiendo en gran medida de los modelos y sistema de valores que existan en el
medio y también desde su punto de control donde lo ubica en una situación de éxito o
de fracaso.

29
En el proceso de envejecimiento es común que las personas tiendan a una alta o
baja autoeficacia, dependiendo de la confianza, la fe o la seguridad que tenga de sí
mismo y frente a los demás; ya que en ciertas etapas de la vida como lo es en la
madurez y la vejez son más notorias las perdidas físicas o fisiológicas que las
enmarcan como personas incapaces e inútiles, sin tener en cuenta otros aspectos como
lo son la experiencia, la responsabilidad, las habilidades, las destreza, las actitudes
entre otras. Estos aspectos conllevan a que la persona que envejece se auto-perciba de
manera positiva o negativa, dependiendo de la imagen que construya de sí mismo.

Autosatisfacción

La autosatisfacción o el bienestar subjetivo es un concepto multidimensional, el


cual engloba las diferentes evaluaciones que los sujetos realizan sobre sus vidas, lo
que les sucede y las circunstancias en las que lo viven. Desde esta definición caben las
emociones y el estado de ánimo. De esta manera la satisfacción personal despierta el
interés científico puesto que allí residen elementos cognoscitivos y emocionales acerca
del juicio personal que cada uno hace sobre su vida.

Desde hace mucho tiempo surgió un gran interés por estudiar los factores que
intervienen en el bienestar y en la visión de una vida saludable. No obstante la aparición
del concepto como tal y la evaluación sistemática de la misma es más reciente. A
finales de los años 50 y a principio de los 60, aumenta la búsqueda por indagar sobre el
bienestar humano y por conocer las consecuencias de la industrialización, de allí
entonces surge la necesidad de medir el bienestar por medio de indicadores sociales y
estadísticos los cuales pudiesen permitir medir los acontecimientos que se vinculan a
este (Gómez - Vela, 2001).

30
El concepto de autosatisfacción hace parte de un tema más amplio, el de la
calidad de vida, en este se incluyen también otros aspectos como lo son las
competencias comportamentales, las condiciones objetivas del ambiente externo. Para
Lawton (1991) la autosatisfacción personal refleja una evaluación compleja de diversos
factores, en los cuales se confrontan las expectativas personales y psicológicas frente
al ambiente físico y social que proporciona el entorno.

Campbell, Converse y Rodgers (1976) consideran que para poder estudiar


adecuadamente la calidad de vida es necesario ir más allá de los indicadores objetivos,
poder establecer un contacto directo con los sujetos e indagar por la forma en que ellos
perciben sus vidas. Esto convoca al investigador a entrar en los sentimientos,
expectativas, valores, percepciones; pero además de todo esto se entra en un gran
dilema: la definición y la medición del bienestar subjetivo.

Dentro de la definición y el estudio en la medida de la satisfacción personal hay


una gran influencia por parte de tres ramas de investigación. La primera de ellas se
trata de estudios transculturales y sociodemográficos, la segunda está más dirigida a
estudios epidemiológicos haciendo principal énfasis en la salud mental y, finalmente al
campo de estudios gerontológicos. Todas estas líneas han centrado sus esfuerzos en
producir una amplia cantidad de información, la cual se centra en estudiar, describir y
analizar lo que es una buena calidad de vida, quién la vive, cómo la vive, bajo qué
circunstancias, sus condiciones, entre otros aspectos. Lo que tienen en común estas
tres ramas investigativas es que el bienestar psicológico es un fenómeno subjetivo, lo
cual se relaciona con algo diferente a las condiciones de vida objetiva. De este modo
también se admite la importancia de poder captar de la manera más completa posible,
tanto las experiencias que el sujeto experimenta como positivas, como las que le son
negativas y adversas (George, 1981).

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Veehofen (1984) define la satisfacción personal como el grado en que un sujeto
juzga de forma favorable la calidad de su vida como un todo, esto a partir de aspectos
cognoscitivos y afectivos. Para esta autora al igual que para Andrews y Whitney (1976)
la satisfacción es el componente cognoscitivo, el cual funciona como un indicador del
desacuerdo que percibe el sujeto entre su nivel de aspiración y sus posibilidades de
realización. Por otro lado el componente afectivo hace referencia al placer que se
experimenta por medio de sentimientos, emociones y estados de humor. De esta forma
se relaciona con la satisfacción, pero es importante destacar que no es idéntica a ésta.
Para Diener (1984), el concepto de satisfacción personal está ligado a tres significados
fundamentales: Virtud, satisfacción con la vida y afectos positivos.

Recreación

Entendiendo la recreación como la define la ley Colombiana podemos decir que:

„„Es un proceso de acción participativa y dinámica, que facilita entender la


vida como una vivencia de disfrute, creación y libertad, en el pleno desarrollo de
las potencialidades del ser humano para su realización y mejoramiento de la
calidad de vida individual y social, mediante la práctica de actividades físicas o
intelectuales de esparcimiento’’ Ley 181 de 1995.

Según la OMS el envejecimiento activo promueve la calidad y esperanza de vida


y optimiza los recursos físicos y psicológicos. Así mismo, en los derechos de los adultos
mayores en Colombia (ley 1251 de 2008) se promueve la actividad física, los hábitos
saludables y el autocuidado con antelación a la tercera edad como uno de los factores
primordiales para que exista un envejecimiento activo y una des estigmatización de la
vejez como algo negativo.

32
La recreación hace parte fundamental de todo ser humano, especialmente en los
adultos mayores que atraviesan etapas de cambios significativos y esta puede aportar
no solo para el beneficio físico sino también para el mejoramiento en su calidad de vida.

Los beneficios más significativos son:

La contribución en la interacción con otras personas.

La realización de actividad física.

Prevención de enfermedades físicas y mentales.

Inserción social.

Adaptación al cambio.

Los seres humanos en su quehacer diario se contaminan con aspectos de tipo


negativo como el estrés, la rutina, la ansiedad, entre otras, factores que afectan la
salud. La recreación y el esparcimiento posibilitan dejar estos momentos atrás,
comenzar de nuevo o escaparse de la cotidianidad para reforzar y crear nuevos lazos
afectivos con el otro y consigo mismo, es un espacio para dedicarse en relación al
propio cuerpo, la salud, y el bienestar y un espacio también para compartir en familia,
con amigos, conocer nuevas personas, compartir con los allegados o simplemente
aprovechar un momento de ocio, como una especie de combustible para continuar con
la vida desde un estado positivo tanto físico como mental.

Salud

Clásicamente se ha considerado el elemento biológico como parte fundamental


en la definición de la calidad de vida de la tercera edad, pero no se puede desconocer
el ser humano como un ser biopsicosocial que envejece de formas diferentes, así pues,
algunos adultos mayores envejecen con afecciones biológicas más notorias que otros,
donde la existencia de factores que alteran y cambian el curso normal de la vida han
33
influenciado los cambios psíquicos y físicos de su historia personal en esta etapa del
ciclo vital.

Vasallo y Sellanes (2000) proponen que la salud se ve influenciada por 4


grandes factores:

Lo genético: Herencia de patologías familiares.

Medio ambiente: Deterioro del medio ambiente, factores de insalubridad, lugar de


residencia, acompañamiento familiar.

Estilos de vida: Hábitos y costumbres que se adquieren desde edades tempranas, ya


sean saludables o no, factores socioeconómicos, dietas alimentarias, actividad física,
entre otras.

Los sistemas sanitarios: Hospitales, accesibilidad a servicios médicos.

Para ello desde los sistemas de salud se han planteado diversos programas de
Promoción y Prevención que deberían iniciarse desde mucho antes de comenzar esta
etapa, puesto que ayudan a minimizar el riesgo de enfermedades y potencializan la
salud por medio de un estilo de vida saludable.

Estos autores citan a Rowe y Kahn, 1987 y a Luszcz, 1999 para proponer 4 tipos
de envejecimiento desde el aspecto biológico siendo estos:

Envejecimiento primario: caracterizado por un deterioro gradual, pero siguen siendo


activamente participativos.

Envejecimiento exitoso: caracterizado por la ausencia de la enfermedad y con un alto


nivel funcional tanto físico como cognitivo.

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Envejecimiento secundario o patológico: caracterizado por la presencia de
enfermedades y un deterioro en los procesos cognitivos. (alzheimer, demencias,
deterioro neurovascular.)

Envejecimiento terciario: se caracteriza por un deterioro significativo en los meses que


anteceden al fallecimiento.

Sexualidad

Es común hablar de aspectos sexuales en la juventud, lo que para la sociedad es


algo normal, por el contrario si estos aspectos se toman en cuenta para hablar de la
vejez, es considerado anormal ya que si un adulto mayor expresa su deseo sexual es
considerado como un: “viejo verde” y en el caso de las mujeres el solo hecho de
expresarlo les causa temor, así que muchas de ellas se guardan sus emociones y
sentimientos por vergüenza (Mulligan, 1998).

Gracias a los diversos investigadores que le apuestan al estudio de la vejez en


todas sus dimensiones, este tema se aborda en la actualidad de una manera más
abierta, sin embargo, a muchos adultos mayores aún les cuesta trabajo desligarse del
peso de la sociedad que les impide vivir su nueva sexualidad libremente (Mulligan,
1998).

Con lo anterior no se desconoce que en esta etapa del desarrollo se den


cambios en la vida sexual tanto en el hombre como en la mujer, ya que el interés sexual
cambia con el envejecimiento (Mulligan, 1998).

En el hombre hay cambios como la disminución de la libido y su interés para el


encuentro sexual es más reducido, si se da el encuentro priorizan mucho más que

35
antes las caricias y el contacto físico, también esta situación puede deberse a
enfermedades propias de la edad o efectos secundarios de algunos medicamentos.

En esta falta de deseo es posible encontrar también causas como el retiro


laboral, pérdida de la independencia económica y la falta de productividad, además hay
un problema con la autoimagen, ya no se consideran atractivos y esto les genera una
disminución de la autovaloración (Mulligan, 1998).

Por su parte el interés sexual en la mujer adulta mayor se diferencia un poco de


lo que ocurre en el hombre, en ellas el punto más alto del deseo sexual se encuentra
entre los 30 y los 40 años y generalmente este tiempo se extiende hasta después de los
60 años, esto se debe a que la menopausia contrario a lo que se piensa aumenta la
libido femenina gracias al trabajo hormonal y a la seguridad de no quedar embarazada,
lo que le permite gozar de su sexualidad completamente (Mulligan, 1998).

Investigaciones realizadas alrededor de este tema, indican que el declive de la


libido en la mujer adulta mayor, se encuentra relacionado con la imposibilidad del
hombre de propiciar encuentros sexuales, de la disminución de la libido masculina,
además se asocia también a un problema de la autoimagen, ya que no se sienten
atractivas y por esto evitan los encuentros sexuales a modo defensivo (Mulligan, 1998).

Sin embargo, teniendo en cuenta que la sexualidad abarca en el ser humano un


conjunto de factores asociados a la anatomía, psicología y afectos, no es posible
plantear sólo el encuentro sexual en relación al coito como único medio de
manifestación de ésta, ya que, en la sexualidad está presente también el placer de
acuerdo a pensamientos, deseos y acciones propios de cada persona, y más en la
adultez mayor, en donde el individuo ya ha pasado por la sexualidad como medio para
la procreación y luego sólo para la búsqueda de satisfacción, a una vinculación afectiva

36
mucho más fuerte que implica compromiso y donación, que va mucho más allá de una
complacencia momentánea, para abarcar una especie de renuncia a sí mismo y
ofrendarse al otro, es un encuentro sexual trascendente, es decir, no es sólo el coito,
sino una relación interpersonal realmente significativa que privilegia el amor.

La Entrevista

Algunas de las características principales que posee el enfoque cualitativo de


investigación, es precisamente su proceso inductivo que consiste en ir de lo particular a
lo general, es decir, en el método de la entrevista por ejemplo, se analiza lo obtenido
con una persona, se sacan conclusiones y luego se realiza otra entrevista o entrevistas
con el mismo fin para analizar la nueva información, revisar los resultados y sacar
conclusiones, es un análisis de caso y de datos para obtener una perspectiva más
general de lo que se está investigando (Hernández Sampieri, Fernández Collado, &
Baptista Lucio, 2006).

Desde esta óptica el investigador se centra en la experiencia personal del


implicado en el estudio, de sus vivencias, de sus sentimientos, de sus emociones y sus
memorias, para posteriormente describir de manera detallada esos eventos,
interacciones y manifestaciones derivadas de su historia particular, lo que se constituye
como los datos cualitativos de la investigación (Hernández Sampieri, Fernández
Collado, & Baptista Lucio, 2006).

También a partir de este enfoque reconstruimos la realidad desde el punto de


vista de sus protagonistas, valorando el desarrollo natural de las situaciones, sin ningún
tipo de manipulación con respecto a la realidad que viven los participantes, centrada en
una perspectiva interpretativa, mediante la comprensión del significado de sus actos y
relatos (Hernández Sampieri, Fernández Collado, & Baptista Lucio, 2006).

37
De esta manera, la “entrevista” posibilita el acercamiento a las experiencias
individuales de las personas, a partir de las cuales se construye conocimiento acorde
con los parámetros de la investigación, es decir, con lo que se desea saber. Es así
como esta investigación no tiene pretensiones probabilísticas de los resultados, ni la
inclusión de grandes poblaciones, ya que busca encontrar el sentido de determinada
circunstancia en términos del significado que cada ser humano le otorgue a la realidad
(Hernández Sampieri, Fernández Collado, & Baptista Lucio, 2006).

Hay varias razones para la elección de la “Entrevista” como método de


investigación, la primera es que ésta deja claro el interés del investigador en los
significados que los implicados le dan a un tema en particular, es decir, hay un interés
por la subjetividad que se encuentra en los relatos de los participantes; por otra parte es
posible adquirir una comprensión que pasa por la emoción y la sensibilidad de las
problemáticas de los participantes a través de las categorías emergentes (Banister,
2004).

Lo anterior sustenta la elección de “la entrevista individual semi-estructurada”


cuyo objetivo es la exploración de los relatos sensibles o emotivos de las personas,
dando lugar a ajustes suscitados por el entrevistado que permitan ahondar en temas de
interés acorde con las categorías de análisis (Banister, 2004).

Es preciso plantear algunos aspectos importantes a tener en cuenta para la


validez del método elegido en el presente estudio, es de resaltar que la entrevista se
aleja de un tipo de conversación común u ordinaria, en la medida en que una
conversación cotidiana puede tener varios sentidos a nivel pragmático, mientras que la
entrevista precisamente en este nivel tiene un fin establecido, referido a un tema de
investigación en particular, de esta manera, la entrevista es una conversación que debe
ser analizada detalladamente (Callejo Gallego, 2002).

38
Es una herramienta investigativa apropiada para ahondar en temas referidos a la
subjetividad en las experiencias de los sujetos. Permite además, una aproximación a
los afectos y sensibilidad de los participantes, lo que posibilita una emergencia de datos
confiables y reales, también se involucra la agudeza y sagacidad del entrevistador para
ahondar en puntos de interés en cuanto a la información requerida (Callejo Gallego,
2002).

Entre las definiciones de la entrevista, se destaca la realizada por Callejo


Gallego, (2002): en donde se define como “confesión”, con la cual se entremezclan
culpas y heridas, en este sentido, la entrevista posibilita una demanda de
reconocimiento y de justificación frente a las experiencias vividas.

Para el presente estudio hablamos de una entrevista semi-estructurada de tipo


biográfico, en donde el propio participante es el objeto de la confesión, esta entrevista
toma importancia en los escenarios sociales cuya historia está cargada de trayectorias
de vida y en esta medida la entrevista constituye uno de los métodos propicios para
generar reflexiones sobre aspectos éticos (Callejo Gallego, 2002).

Construcción y selección del material para la entrevista:

Es importante preparar una entrevista detallada que sirva como guía con
preguntas clave para cubrir los aspectos más importantes de cada categoría, sin
embargo, esto debe manejarse con cierta flexibilidad ya que al ser una entrevista semi-
estructurada, en el transcurso de la misma se podrán obviar o incluir interrogantes en
favor de la información, además, una entrevista sumamente rígida podría intimidar a los
participantes y traer inconvenientes en la emergencia de experiencias importantes para
la recolección de los datos (Banister, 2004).

39
Es recomendable en la práctica de investigación asegurar que la información se
conserve de manera anónima; para el presente estudio, dicha información será
recolectada por medio de una grabadora de voz y luego transcrita a partir de los
apartados más significativos para cada categoría de análisis, con el fin de tenerla como
registro al momento de analizar la información para la construcción de los textos
conclusivos (Banister, 2004).

Además de lo anterior, los entrevistadores deben dejar un registro de la


experiencia y memoria de la entrevista, en donde es fundamental plasmar los
sentimientos y sensaciones emergentes durante el encuentro, esto debe incluirse antes
del análisis de los datos. Está experiencia del entrevistador se denomina “notas de
campo” lo cual alimenta la investigación, la nutre ya que trae a colación las
apreciaciones particulares que se tiene sobre el tema de investigación, se deben
plasmar especialmente las apreciaciones de los silencios del entrevistado, las
emociones, gestos y demás emociones que puedan nutrir estas notas de campo
(Banister, 2004).

Análisis e Interpretación de la Información: A partir de la información recolectada en


la entrevista:

Análisis global de la información: Lo que implica analizar lo obtenido conjuntamente a


modo de reflexión, de interrogación y de comprensión del adulto mayor en relación a lo
que se desea saber.

Transcripción de la información obtenida: Se transcriben las entrevistas con el fin de


obtener información más detallada, y precisar o señalar los relatos a ubicar en la
segmentación por categorías.

Segmentación de la información de acuerdo a las categorías seleccionadas: Se ubican


las expresiones del adulto mayor en cada categoría, lo que permitirá un análisis de la
información más detallado para la fase siguiente.

40
Sintetizar los datos (reducción de la información): Ésta reducción se hará con un juicio
de valor de cada categoría, necesario para la elaboración de los resultados, en donde
se precisarán puntos de encuentro a partir de los relatos, aquello que hace posible la
identificación de la calidad de vida en el adulto mayor.

Revisión de las categorías: finalmente mediante esta síntesis de los resultados, se


utiliza la información reexaminada para la elaboración de los resultados y las
conclusiones.

41
Presentación de Resultados.

Introducción

El objetivo del presente estudio consistía en establecer la concepción de la


calidad de vida de seis adultos mayores del municipio de Rionegro, a partir de los
cuales puede ser posible realizar posteriormente inferencias significativas para una
población más amplia, para tal fin se utilizó el enfoque de investigación cualitativo a
través de la entrevista semi-estructurada, lo que posibilita la generación del presente
informe como un ejercicio de reflexión desde la apreciación de los adultos mayores,
desde sus propias experiencias de vida. Esto se logra gracias a categorías pre-
establecidas a partir de la teoría encontrada y de cómo ciertos determinantes
biológicos, sociales y psicológicos influyen de manera especial en la configuración de la
vejez y la calidad de vida.

En primer lugar se presenta una pequeña conceptualización de las categorías


emergentes en el análisis de los datos, y de qué manera se presentan en el discurso de
los adultos mayores.

Como segunda medida se elabora un texto con las conclusiones del estudio en
relación al planteamiento sobre la calidad de vida en el adulto mayor según lo
encontrado.

Finalmente se realiza una aproximación teórica al envejecimiento a partir de los


resultados, relacionándolos con el psicoanálisis, cuyo fin será la construcción de
conocimiento que pueda ser útil en la formulación de programas de atención para esta
población, sin que esto constituya propiamente el alcance del presente estudio, sí se
plantean unas directrices que pueden orientar esta tarea.

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Categorías Emergentes

En este proceso investigativo emergen varías categorías que hacen parte


importante del discurso de los adultos mayores entrevistados y que se incluyen en el
estudio concerniente a la calidad de vida de los mismos.

Así, se presentan a continuación las siguientes categorías:

La espiritualidad y el envejecimiento

Surge como una categoría relevante, ya que en el discurso de los participantes


del estudio se presenta la creencia en un ser supremo que provee al adulto mayor de lo
necesario para vivir, en donde se manifiestan también sentimientos de gratitud y de
esperanza.

La espiritualidad en la adultez mayor se manifiesta como una ilusión cargada de


subjetividad con el poder de fomentar sentimientos de bienestar. Estas creencias
influyen significativamente en la salud y el bienestar personal de los adultos mayores,
ya que pueden generar sentimientos de satisfacción con la vida o facilitar la adaptación
a las dificultades y limitaciones que trae consigo esta etapa del desarrollo (San Martín
Petersen, 2007).

Resiliencia en la Vejez

La resiliencia en la vejez se encuentra relacionada con diversos aspectos que


posibilitan en el adulto mayor resistir y sobrellevar los cambios que trae esta etapa de la

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vida, las actitudes resilientes son de gran ayuda frente a sucesos adversos y
problemáticas propias del envejecimiento, estos factores pueden ser de orden personal
o social y abarcan en el ser humano múltiples dimensiones, por lo cual su manifestación
se da de varias formas según los pensamientos y sentimientos de cada persona
(Cárdenas Jiménez & López Díaz, 2011).

Con lo anterior es de resaltar que en el presente estudio se manifiesta el apoyo


familiar priorizando los hijos como dadores de cuidado desde la salud y la economía,
como una forma exitosa de enfrentar la vejez y generar estados de bienestar en el
adulto mayor, esto posibilita actitudes resilientes frente a la vida.

Por el contrario aquellos con sentimientos de soledad, de vacío o abandono


presentan actitudes de derrota y sin sentido de vida, en donde los cambios propios del
envejecimiento se hacen menos llevaderos y más abrumadores.

La muerte y la vejez

Emerge en las entrevistas la perdida de los seres queridos, en donde se


encuentra que los adultos mayores no sólo tienen presente a sus familias en relación a
sus parejas, hijos y nietos, sino también a sus padres, hermanos y demás familiares
muchos de los cuales han fallecido, es así como se evidencian sentimientos de tristeza
y soledad frente a estas pérdidas.

Además de lo anterior, se presenta la muerte como una esperanza para terminar


con el sufrimiento o con el deterioro físico y mental, una especie de descanso y
desenlace de una historia de vida.

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Lo anterior podría deberse a una de las condiciones para aceptar la muerte, la
cual consiste en amistarse con lo vivido, aceptarlo, perdonar y amar la historia
personal, de esta manera es posible una separación sana de la vida, lo que posibilita no
pensar en lo que ya no puede ser cambiado, o en lo que ya no puede ser vivido, el
adulto mayor enfrentara así su mayor pérdida: “la muerte” (Herrera P., 2010).

Las categorías antes mencionadas se tendrán en cuenta para el análisis de la


información.

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Análisis de la Información

El propósito del presente estudio consistía en encontrar aquellas concepciones


de la calidad de vida en la vejez a partir de la experiencia subjetiva de seis adultos
mayores del municipio de Rionegro, se da inicio a un camino de conceptualización y
reflexión teórica y práctica acerca de las características más representativas de la
adultez mayor desde varias perspectivas, y cómo el concepto “calidad de vida” se
relacionaba con bienestar en aspectos tanto objetivos como subjetivos.

Dentro del marco teórico de esta investigación se incluyen aspectos significativos


en el proceso de envejecimiento, respetando el punto de vista de los adultos mayores,
ya que como se ha mencionado la pretensión iniciaba en la percepción de cada adulto
mayor, en su discurso, sentimientos y emociones.

Se plantearon así, aspectos importantes como por ejemplo que la vejez no inicia
a una edad cronológicamente específica sino que parte del estado de salud y actitud de
cada persona; también se mencionó como se le da gran valor a la belleza, juventud y
dinero dejando de lado al adulto mayor; de igual manera se destacó cómo el buen
envejecer se logra a partir de un acompañamiento que tenga como base la buena
comunicación, el amor, el trabajo y otras actividades según gustos personales.

No se desconoció que el envejecimiento trae consigo perdidas especialmente


orgánicas, además de pérdidas a nivel de seres queridos, trabajo y aislamiento social.

Por último se destacó como a partir del término envejecimiento es posible unificar
a todos los seres humanos, ya que se envejece desde el mismo momento del
nacimiento, es un proceso continuo del que nadie puede escapar.

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Así las cosas, en cuanto a la percepción de la calidad de vida de cada sujeto se
encontró en la búsqueda documental con tres aspectos relevantes al momento de
identificarla, como son: la subjetividad que tiene que ver específicamente con la
percepción individual; la diversidad y complejidad en cuanto a las actividades y
dinamismos de las persona en diferentes contextos; y por último los aspectos negativos
relacionados con la enfermedad y las dificultades a nivel particular.

De esta manera se encontró que la calidad de vida depende exclusivamente de


la percepción y el pensamiento de cada sujeto, en donde se presenta insistentemente
una confrontación entre prosperidad y sufrimiento en todos los aspectos del ser
humano: salud, economía, familia y sociedad.

En el estudio realizado con estos seis adultos mayores, se encontraron aspectos


relevantes con respecto a lo expuesto teóricamente, mediante una entrevista individual
semi-estructurada; fue posible identificar asuntos que dando cumplimiento a los
objetivos de la presente investigación, influyen tanto positiva como negativamente en la
calidad de vida de esta población, además de identificar aspectos susceptibles para
mejorarla y generar estrategias para ello.

Fue posible identificar en los relatos y expresiones de los adultos mayores cierta
satisfacción con sus vidas, como también ciertas expresiones que planteaban todo lo
contrario, es decir, poca satisfacción y algunos sentimientos de tristeza; esto podría
deberse a particularidades importantes de resaltar en su vidas y sus relaciones con el
otro, para esto se plantearan aquellos aspectos que influyen negativamente en su
calidad de vida y posteriormente se hablará de los aspectos positivos.

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Aspectos Negativos

En el ámbito familiar, se encontró que algunos de los adultos mayores se sienten


como una carga para sus familias, sienten que les están robando tiempo valioso que
ellos necesitan para ocuparse de otras cosas, en este sentido, se sienten poco
importantes lo que implica cierta desvalorización de sí mismos, se resaltan expresiones
como: “le quito tiempo a mi familia que necesita para otras cosas, por mi enfermedad”;
“Que los hijos lo llamen a uno no es preocupación por uno, porque casi no me visitan”;
“Me siento una carga para mi familia por mi enfermedad”; “Es muy maluco cuando uno
se enferma y pone a voltear a los hijos”

En cuanto a las relaciones familiares se destaca cierto abandono por parte de los
nietos para con sus abuelos lo que encontramos en las siguientes frases: “Mis nietos no
me hacen caso y están muy groseros”; “Con unos es muy buena la relación, ellos
vienen y nos visitan y nos quieren mucho, con otros no tanto porque son sardinos y se
mantienen callejeando”; “Los nietos casi no vienen, porque estudian y esas cosas”.

Frente al ámbito social, se evidenció una creencia negativa que tiene el adulto
mayor acerca de lo que piensan los niños, jóvenes y adultos de ellos, en donde se
conciben como personas poco productivas, que no están en las condiciones para
realizar ciertas actividades y que no están acordes con las necesidades del mundo
actual cambiante y dinámico, encontrando expresiones como: “Uno ya dizque es un
viejo, que entonces que tenga cuidado, que no haga esto, que no haga lo otro”; “Los
demás piensan que ya no servimos para nada”; “La gente piensa que es más difícil
hacer las cosas, que nos mantenemos enfermos o cosas así”; “Que somos cansones y
cantaletosos, piensan que, que pereza tantos viejitos, porque ya no corremos, ya no
pasamos bueno y nos mantenemos durmiendo”; “Nos miran como una persona que ya
no puede, que no es útil y lo tratan de alejar a uno”; “Que somos cansones, que
estamos viejos, que ya no servimos para nada”.

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Vemos entonces, como coincide lo encontrado teóricamente con este trabajo de
campo al asociar la vejez con declive, carencia de propósitos y proyectos de vida,
tienen por tanto una representación social negativa, no evidenciada desde los niños,
jóvenes y adultos, sino desde lo que ellos mismos piensan en relación, posiblemente a
la forma en que los ha tratado la sociedad.

En referencia al trabajo u actividades productivas en el sentido de autoeficacia,


se percibe de manera negativa la jubilación ya que se encontró con que un adulto
mayor por ejemplo tenía la plena convicción de tener la capacidad de seguir trabajando
por más tiempo: “Uno dice que estar pensionado es bueno, pero uno si pudo trabajar
otro tiempito”. Surge también la jubilación como un aspecto importante a tener en
cuenta, pues el adulto mayor que no tiene la posibilidad de acceder a ésta, se
encuentra ante un tropiezo importante al momento de afrontar las variables que trae
esta etapa de la vida: “Al principio es muy difícil, porque uno está acostumbrado a tener
su plata”

Es de resaltar que esta preocupación por la actividad laboral se presenta con


mayor énfasis en los hombres, ya que el sentirse productivos podría contribuir con un
buen envejecer.

Por su parte en cuanto a temas de esparcimiento, deporte y ocio, en los aspectos


negativos encontrados están la falta de actividad física a causa de la toma de
medicamentos: “Ya uno tomando tanta droga no tiene alientos de hacer nada”, la falta
de interés en las oportunidades que brinda el municipio para esta población, bajo la
justificación de la vergüenza por ciertas actividades con el pensamiento de ya no ser
apto para ellas: “A mí no me gustan esos grupos de la tercera edad que se ponen con
carajaditas de bailes y cosas, a mí me daría pena, uno ya no está para esas cosas”.

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Siguiendo con estas variables relevantes, es necesario hablar de la salud y con
ella de la presencia de enfermedades y deterioros físicos propios del envejecimiento, de
esta manera se encuentran automedicaciones constantes para dolores comunes
(cabeza y espalda) en la mayoría de los casos, además de culpar a lo vivido de este
desgaste físico, de las preocupaciones por los hijos, de la crianza, de la vida
matrimonial y el trabajo: “Uno ya no tiene las mismas fuerzas”; “A veces por mi
condición de enferma me siento triste”; “Soy diabética y también necesito oxigeno por
las noches”; “Los achaques no faltan y uno también se enferma”; “Yo sufro de
hipertensión y de los triglicéridos altos, me operaron de un tumor en la tiroides y me
sacaron un riñón”; “Hace poco me operaron de la próstata y si me vi como mal, pero ya
estoy bien”.

En la sexualidad se resalta la compañía como encuentro íntimo, un interés que


ha superado el encuentro corporal para la satisfacción por el acompañamiento y una
cierta trascendencia del amor al pasar de lo corporal a lo simplemente afectivo, también
se resalta cierta timidez y evasión ante estos temas: “Nosotros ya no estamos para eso,
nos tenemos que respetar las canas, eso ya pasó”; “Con el tiempo eso va cambiando,
ya le llegan a uno los años y las cosas cambian”; “Pues es que las cosas no son como
cuando uno era joven, cambian”; Son cosas que ya pues no son tan importantes,
entonces uno no piensa en eso”.

Es imposible no hablar de la muerte como una esperanza para no causar más


incomodidades ni familiar ni socialmente, además es importante plantear el hecho de
pensar en la familia del adulto mayor, no solo a partir de los hijos sino también de sus
padres, hermanos, sobrinos y esposos, lo que lleva a la reflexión de una gran cantidad
de pérdidas a nivel afectivo y emocional que hacen de esta etapa una instancia de
duelos repetitivos que afectan profundamente el ser: “Menos mal uno no dura mucho”;
“A uno le hace falta el marido”; “Es algo muy duro, imagínese uno conviviendo con una
persona tantos años y que de un momento a otro ya no este, se fue el compañero de
uno, el papá de los hijos y el que veía por la casa”; “Me hacen falta los seres queridos

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que han muerto, mi hijo y mi esposo”; “Me siento sola porque me hace falta mi esposo”;
“Lo que uno tuvo no fueron solo hijos, también hacen falta mi familia”; “la vida a uno le
va quitando más de lo que da, sobre todo las personas que uno quiere”.

La felicidad, tema que es de realzar al hablar de calidad de vida, se expresa en


los participantes de manera negativa, ya que hablan de falta de tiempo para lograrla, si
bien han sacado a sus familias adelante, sienten haber descuidado deseos personales
por dar prioridad a otros asuntos como la maternidad y paternidad temprana: “Para ser
feliz necesito tener lo que tengo ahora con unos añitos menos”; “Quisiera haber vivido
más cosas”; “Feliz no soy, uno se puede sentir contento a ratos, pero feliz, feliz, no”;
“Yo quería estudiar y ser profesora pero no pude”; “No soy feliz y ya no hay tiempo para
serlo”.

Aspectos positivos

Dentro de los discursos de cada adulto mayor, es necesario evidenciar que


aquellos aspectos negativos se derivaron de personas cuyas familias se encontraban
más alejadas en el sentido no solo de espacios físicos, sino también de aspectos
afectivos que implicaran preocupación y atención emocional a estos adultos mayores.

Por tanto, aquellos sujetos a quienes la familia provee tanto amorosa como
económicamente de todo lo necesario para vivir, manifiestan en sus relatos cierta
satisfacción con lo vivido, una especie de logros en los cuales ha valido la pena el
sacrificio y una recompensa por la crianza dada. Como si ellos realmente fuesen
merecedores de todo lo que su familia hace por ellos, se puede plantear una vejez
exitosa a partir de las relaciones familiares: “Somos muy unidos y tratamos de pasar
mucho tiempo juntos”; “La relación con mis nietos esa si es mejor, tengo una nieta que
quiero mucho, ella vive pendiente de mí”; “La relación con mis hijos es muy buena,
sobre todo con los que viven conmigo”; “Sí, yo vivo alegre, con mi esposa, mis hijos y
mis nietos”; “Cuando los nietos vienen les gusta conversar con el abuelo”;

51
“Compartimos mucho en familia”; “Yo me siento importante y si siento que ellos me
quieren”; “Tengo más de lo que necesito, gracias a mis hijos”; “Yo si me siento amada
por mi familia”.

Socialmente se plantearon representaciones negativas a partir de lo que ellos


sienten que piensan los demás sobre la vejez, sin embargo, otorgan de igual manera un
valor especial a su experiencia personal, sabiduría y consejo para asegurar a las
futuras generaciones la no repetición de errores, de esta manera emerge en sus
discursos una demanda de escucha y atención y una sociedad sin la ausencia jamás de
adultos mayores, retomando así su importancia social: “Damos experiencia y trabajo
hecho con esfuerzo”; “Que sepan que la vida se enfrenta con valentía”; “Les mostramos
cómo se vive, somos como un espejo”; “Como hemos trabajado les dejamos una
herencia”; “Un mundo sin adultos mayores sería un caos”; “Sabemos más, nos ha
tocado sufrir mucho y sabemos que es lo bueno y que es lo malo”; “Cuando éramos
jóvenes no teníamos de todo lo que la gente tiene ahora, y la gente de ahora se queja
más”; “Si la gente se dejara ayudar no harían tantas embarradas”; “Con la sabiduría, es
mucho lo que uno les puede dar”; “Es de nosotros de quienes tienen que aprender”.

El sentirse productivos propicia en el adulto mayor sentimientos de bienestar


físico y emocional, las labores de la casa toman cada vez mayor fuerza sin distinción de
género, pues los hombres les ayudan a sus esposas en todas las actividades
domésticas, de igual manera son las abuelas las que cuidan de sus nietos y de la casa
mientras los hijos trabajan y consiguen el sustento.

Es importante destacar el factor económico como una garantía de envejecimiento


positivo, en tanto el adulto mayor tenga su propio dinero para comprar lo que guste y
cuando guste, en este sentido, si bien hay varios pensionados, se encontraron otros a
quienes los hijos proveen de este dinero, lo que implica que no es necesario sea fruto
de su trabajo en la vida, con tal de que puedan tener el dinero ellos y manejarlo a su

52
antojo sin la necesidad de solicitarlo, como una especie de pensión también otorgada
por los hijos.

Este factor productivo, entendido como la capacidad de cumplir con ciertas


labores y económico garantiza cierta independencia, y podría contribuir con una mejor
calidad de vida.

En el aspecto económico se encontraron expresiones como: “Recibo una


quincena por parte de mi hijo mayor para mis gastos personales”; “Mis hijas ven por
nosotros y no me preocupo por nada”; “Los hijos sobre todo cuando vienen me dan
plata, entonces yo mantengo, y así cuando quiero algo me lo compro o cuando salgo
con la señora y nos antojamos de alguna cosa la compramos”; “Tengo mi propio
dinero”; “Yo me pensioné hace varios años y yo me mantengo”.

En el ámbito de trabajo se encontró lo siguiente: “yo hago muchas cositas,


arreglos y me gusta mucho la carpintería”; “Yo siembro cilantro, cebolla, tomate, yuca,
porque esas labores del campo me han gustado mucho”; “Trabajo es estar pendiente
de la casa, de arreglos, de organizarla, de hacer las cosas de la casa yo con eso le
ayudo a la esposa”; “Yo le ayudo a la señora en las cosas de la casa”; “Como mis
muchachas trabajan yo hago de comer”; “Mis dos hijos trabajan y ven por la casa, yo
cuido mis nietos”.

Además de esto, a partir de los relatos de los participantes se encuentra unas


condiciones estables en cuanto a vivienda y satisfacción de necesidades básicas y
también una comparación con otros adultos mayores en condición de abandono, de
calle y de falta de atención, por lo cual ellos son afortunados, lo que contribuye con la
concepción de una buena calidad de vida en comparación con otros, factor importante
al hablar de este concepto, que tiene en cuenta la comparación satisfactoria con los
demás.

53
Con lo anterior se puede decir, que la posesión de recursos para la satisfacción
de las necesidades y deseos individuales está acorde con una buena calidad de vida.

En relación a los logros obtenidos en la vida, lo que llamamos autosatisfacción


que engloba las emociones y estados de ánimo, los sentimientos de bienestar
subjetivos y la realización personal cabe distinguir que si bien sienten un deber
cumplido, carecen de tiempo para la realización de metas personales como el estudio
por ejemplo o el trabajo por fuera del hogar en las mujeres; así manifiestan haber
cumplido con todas las responsabilidades adquiridas y cierta nostalgia por aquello que
no pudieron realizar. Tener una gran familia que ahora les acompaña es una señal de
victoria: “Yo si he hecho todo lo que he querido, saque a mis hijos adelante y estoy con
mi esposa”; “Yo he sido un buen padre y les di lo que ellos necesitaban”; “Hice lo mejor
por mis hijos y tengo una vida tranquila”; “Saque a mi familia adelante, le di estudio a
mis hijos, les ayude hasta donde más pude, fui buen esposo”; “Me siento a gusto con lo
que he vivido, porque tener tantos hijos no fue fácil”; “Ver crecer los hijos, conocer lo
nietos, ver las cosas que uno hizo es muy bonito”.

La actividad física, la recreación y el deporte son temas importantes en un buen


envejecer, así lo expresaron los adultos mayores, caminar, compartir con vecinos y
amigos, realizar actividades de gusto personal y compartir con la familia constituyen
herramientas de satisfacción personal y propician una buena calidad de vida, ya que
contribuye a la buena salud, ayuda a mantener actitudes positivas, conocer personas
nuevas, y mejora el estado de ánimo: “Yo pertenezco al grupo de gimnasia de allá y
hacemos paseos, bailes y desfiles y cosas así”; “Cuando uno se distrae eso a uno le
hace bien, consigue amigas, se olvida uno de los problemas”; “Con la familia nos
distraemos en fechas especiales y pasamos bueno”; “Nos vamos de vez en cuando de
pesca y con eso nos distraemos”; “Cuando estamos aquí en la casa y vienen los hijos
nos tomamos unos tragos y escuchamos tangos”; “Eso a uno le ayuda para distraerse,
para cambiar las cosas que uno hace siempre pasa uno un rato bueno”; “Uno no se

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puede quedar quieto porque se enferma más”; “Me gusta jugar billar, y estar pues con
algunos amigos del barrio”; Eso a uno le ayuda con el ánimo, eso a uno lo hace como
pensar en otras cosas, no estar como aburrido sin hacer nada en la casa”; “Pues a mí
me gusta mucho montar bicicleta, me gusta también caminar y soy muy activo” “Estar
activo le ayuda a uno a estar aliviado”.

Precisamente retomando el tema de la salud, los hábitos saludables de


alimentación, los controles médicos, la atención en salud y la salubridad en el lugar de
residencia influyen también de manera positiva en la calidad de vida del adulto mayor,
para este estudio este tipo de necesidades se encontraron satisfechas, si bien se
manifestaron ciertas enfermedades, estas mantenían un control médico constante, se
evidenció una sana y completa alimentación y unas condiciones de vivienda
adecuadas.

Sin embargo, presentan cierta obstinación al momento de seguir las indicaciones


médicas, lo que implica que sus gustos están por encima inclusive de sus
padecimientos, generalmente son las dietas pues de vez en cuando dicen comer cosas
indebidas: “Yo me alimento muy bien”; “Comemos lo que nos gusta”; “No puedo comer
muchas cosas porque soy hipertensa”; “Yo no aguanto hambre porque ellas me
mantienen de todo para comer, las frutas, la sal especial, el pescado, el pollo y las
verduritas, yo como muy bien”; “Yo sigo una dieta porque soy diabética, no puedo
comer muchas cosas, entonces me tengo que cuidar mucho”; “No puedo comer grasas
y dulces”; “Me gusta tomar sopitas y calditos”.

En cuanto a las categorías emergentes previamente expuestas, se encontró en


la vejez una fuerte creencia en un ser supremo responsable de proveer lo necesario
para sobrevivir: “Gracias a Dios uno es aliviado”; “Yo soy un hombre feliz, tengo a Dios”;
“A nosotros gracias a Dios no nos hace falta nada”; “Gracias a Dios estoy aquí”;
“Gracias a Dios yo no necesito que me hagan nada”; “Bendecida, gracias a Dios tiene
uno lo necesario para vivir”; “Dios a uno no lo desampara y le ayuda a seguir luchando”.

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Lo anteriormente expuesto reafirma que en la vejez se dan tanto perdidas como
ganancias, perdidas en relación a los seres queridos, a las facultades físicas para
realizar diversas actividades, perdida de energía e interés y ganancias a nivel de lo
vivido, el deber cumplido, experiencia y sabiduría.

Se podría concluir entonces con que las pérdidas se dan en un plano objetivo,
mientras las ganancias se dan en un plano subjetivo y teniendo en cuenta que la
calidad de vida abarca en el ser humano una pluralidad de significados particulares, en
relación a una percepción netamente personal, un adulto mayor podría sentir que su
calidad de vida es buena si prioriza la salud y no la posesión de bienes, la posesión de
bienes y no la familia, los logros obtenidos y no lo que falta por vivir, o al contrario, es
decir, si bien hay factores que influyen en un envejecimiento exitoso, este solo será
percibido así por el adulto mayor a partir de lo deseado para su vida.

Aspectos Susceptibles en Mejorar la Calidad de Vida del adulto Mayor

Se han evidenciado a partir del relato de los adultos mayores aspectos negativos
en esta etapa, sin embargo, susceptibles de cambio para contribuir con la calidad de
vida de esta población, se presenta por tanto, la demanda de un acompañamiento tanto
físico en relación a la atención en temas de salud, necesidades básicas de vivienda,
alimentación y satisfacción de deseos particulares, como también a nivel afectivo en
relación a la manifestación de cariño, acompañamiento, diálogos y preocupación por el
adulto mayor en todos los ámbitos.

La pérdida de autonomía es un factor importante que afecta al adulto mayor, sin


embargo, siguiendo lo dicho anteriormente, el acompañamiento familiar y los afectos
positivos pueden ayudar al adulto mayor a no sentirse una carga o un peso para sus
familias, este apoyo influye de manera vital en este proceso, le brinda a estas personas
la posibilidad de lidiar con sus padecimientos y con los sentimientos nocivos.

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Es fundamental la inclusión de la familia en estos procesos de acompañamiento
al adulto mayor, en donde estos sientan que no son una carga para ellos, un cambio en
el trato por parte de los nietos por ejemplo, en donde se priorice el respeto y la
atención, en relación a valorar lo que estas personas tienen que decir, sus
correcciones, sus sentimientos; acciones tan simples como una visita frecuente por
parte de los hijos, los nietos u otros familiares, generar sentimientos de unidad para que
el adulto mayor sienta que pertenece y que es parte importante de sus familias.

Expresiones como: “Mis nietos no me hacen caso y están muy groseros” implican
una intervención de los padres para con sus hijos en la manera en que tratan a sus
abuelos, ya que estas situaciones acrecientan la concepción negativa que estos adultos
mayores creen que tienen los más jóvenes sobre ellos. También manifestaciones
como: “casi no me visitan” apoya lo dicho anteriormente en relación a las señales de
cariño y de importancia para con ellos. Estos aspectos ayudan a mejorar la calidad de
vida del adulto mayor, y hay cierta viabilidad en su ejecución, ya que parten de
demostraciones de afecto y compañía que pueden darse a partir de espacios de
reflexión y sensibilización.

Además de lo expuesto, retomando los discursos de los entrevistados, hay


sentimientos de soledad por la muerte de la pareja, hijos u otros familiares: “Me hacen
falta los seres queridos que han muerto”; “Me siento sola porque me hace falta mi
esposo”, lo que debe impulsar a las personas con las que cuenta el adulto mayor a
tomar parte en sus vidas desde un papel protagónico, que ayude a aminorar la soledad
por causa de esas pérdidas significativas.

Es necesario entonces desde la perspectiva parental, posibilitar por medio de


esa unidad familiar actitudes resilientes en el adulto mayor al momento de enfrentar la
vejez, ya que según sus palabras: “Lo único que uno tiene seguro en la vida es la

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familia”, ésta por tanto, debe ser proveedora de seguridad en todos los ámbitos de la
adultez mayor, algo que se debe tener en cuenta en aquellas condiciones susceptibles
de mejorar la calidad de vida de esta población.

En relación a las representaciones sociales, se ha asociado el envejecimiento


con declive, personas carentes de proyectos de vida, de propósitos, esto podría
deberse a que es la última etapa del ciclo vital y por tanto no valdría la pena trazarse
nuevos planes, sin embargo, en cada etapa del desarrollo el ser humano cuenta con la
capacidad y disponibilidad para la ilusión, necesidad de experiencias nuevas o eventos
que brinden satisfacción, es por esto que se hace necesario reconsiderar estas
representaciones, precisamente si es la última etapa de la vida debe posibilitar la
satisfacción de deseos, de acompañamiento y de generación de sentimientos de
bienestar, ya que como se mencionó en el marco conceptual del presente estudio, los
adultos mayores experimentan emociones positivas con la misma intensidad que un
joven (Fernández Ballesteros, 1996) bien valdría la pena proyectos de vida que
involucren emociones positivas, valoración y reconocimiento, algo que puede
considerarse a partir del deseo particular del adulto mayor, de aquello que quiere, que
le hace sentir bien y a gusto con su vida.

Plantear emociones positivas involucra sentimientos como: “Ser abuela es lo


mejor que a uno le puede pasar”, sin lugar a dudas habla de una disposición para
disfrutar de los nietos y de un sentido de bienestar al compartir con aquellas personas a
quienes les otorgan el calificativo de ser lo “mejor”, en donde hay una oportunidad de
replantear esas representaciones sociales negativas, ya que si para un adulto mayor lo
mejor es ser abuelo, tener sus nietos, por qué no pensar en la posibilidad de ser nieto
como lo mejor que al joven le puede pasar y así generar una nueva concepción del
envejecimiento y la juventud, sin que estas se encuentren tan distantes una de la otra, y
a partir de esta relación filial y afectiva se puedan dar nuevas formas de interacción
entre estas dos etapas de la vida.

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Lo anterior no involucra emociones positivas sólo a partir de compañía, sino
también de actividades, recreación, esparcimiento y satisfacción de deseos por parte de
los seres queridos, algo que ya se ha planteado, pero que bien vale la pena retomar a
partir de lo que ellos mismos manifiestan en sus discursos: “Cuando uno se distrae eso
a uno le hace bien”; “Con la familia nos distraemos en fechas especiales y pasamos
bueno”; “A mí me gusta mucho montar bicicleta”, no sólo hacer parte de sus vidas en
fechas importantes, sino todo el tiempo, además de incentivarlos en actividades que les
gusten y que tal vez tengan en común con algún miembro de la familia.

Es importante resaltar que si bien la familia es fundamental para mejorar la


calidad de vida de los adultos mayores, la sociedad entera puede participar en esta
tarea, para esto a modo reflexivo, se pueden retomar las expresiones de los adultos
mayores en relación a lo que creen que piensan los niños, jóvenes y adultos sobre
ellos, palabras negativas como: “Los demás piensan que ya no servimos para nada”;
“La gente piensa que nos mantenemos enfermos o cosas así”; “Piensan que, que
pereza tantos viejitos”; “Nos miran como una persona que ya no puede, que no es útil y
lo tratan de alejar a uno”; “Que somos cansones, que estamos viejos, que ya no
servimos para nada”, esto crea la necesidad de hablar precisamente de la experiencia
como entrevistadores, la cual posibilita observar aquellas manifestaciones no verbales
que contagian de ese malestar que estas personas sienten, expresiones de tristeza,
pero al mismo tiempo expresiones que hablan de la equivocación en la cual se
encuentra la sociedad, pues si bien ellos plantean que los demás piensan este tipo de
cosas, estos adultos mayores valoran su experiencia, sabiduría, esfuerzo, evidenciado
en sus deseos de ayudar para que no se cometan los mismos errores: “Si la gente se
dejara ayudar no harían tantas embarradas”; “Con la sabiduría, es mucho lo que uno les
puede dar”; “Es de nosotros de quienes tienen que aprender”.

El aporte desde esta perspectiva para mejorar la calidad de vida del adulto
mayor, se encuentra en valorar esa experiencia de vida, esa sabiduría, algo que podría
realizarse por medio de la escucha, aspecto valorado por estas personas, reconocer las

59
vivencias y en ellas la oportunidad de encontrar un consejo, aquel consejo que se
busca en los iguales en relación a la edad por ejemplo, quienes pasan por las mismas
dificultades y quizá cometiendo los mismos errores, sin la capacidad para orientar la
toma de decisiones. Ayuda que sin lugar a dudas se encuentra en los adultos mayores
ya que han experimentado en carne propia las causas y consecuencias de sus actos,
han pasado por un sinnúmero de situaciones, las cuales ahora en esta edad adulta
mayor pueden discernir, lo que les otorga la capacidad de aconsejar, de guiar y de
orientar las confusiones y percances de los más jóvenes; quien ha llegado a una edad
avanzada y se llama adulto mayor es una persona que ha sobrepasado miles de
obstáculos, algo que no debe considerarse como declive o inutilidad, qué prueba puede
existir más fuerte de valentía y de osadía que la de vivir por tanto tiempo y de
sobreponerse a las adversidades que trae esta etapa, si aquellas poblaciones que no
pertenecen a la vejez, reflexionaran sobre estos aspectos, el adulto mayor podría
cobrar su valor y las demás personas se inclinarían por el respeto que merece el
envejecimiento.

Hablando de momentos difíciles que han pasado esto adultos mayores, es


importante considerar que han renunciado a muchos de sus sueños, un ejemplo podría
ser, renuncias de tipo académico “Yo soñaba con ser profesora”, abandonados por la
maternidad o paternidad tempranas, por la necesidad de trabajo para luchar por sus
familias y la formación de sus hijos, a partir de esto, a modo reflexivo se podría pensar
en una especie de recompensa por lo recibido y de cumplimiento de esos sueños o
deseos por parte ahora de los hijos o personas a cargo, ya que el adulto mayor si bien
se siente complacido y orgulloso por lo vivido, también manifiesta nostalgia por los
sueños no cumplidos; el factor económico es también importante al hablar de este
aspecto, ya que le brinda al adulto mayor la posibilidad de adquirir lo que desee cuando
lo desee, si bien puede deberse a una pensión, también al sustento por parte de los
hijos, pensar en otras alternativas de orden social que involucren a la comunidad toda,
al Estado y organizaciones para que se tejan estrategias de atención integral al adulto
mayor, podría contribuir a mejorar su calidad de vida y a realizar porque no, muchos de
sus sueños.

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Oportunidades de trabajo o actividades de acuerdo a sus posibilidades, de
sentirse productivos, incluidos, también sería una manera de aportar a mejorar la
calidad de vida del adulto mayor, brindarles además espacios de ocio y esparcimiento,
de la misma manera en que se diseñan espacios para los niños, jóvenes y adultos,
lugares acordes con sus capacidades, con sus gustos, con sus necesidades.

En cuanto a estos aspectos susceptibles de mejorar la calidad de vida, el adulto


mayor con una forma de vida emprendedora, activa, con relaciones afectivas estables y
positivas, valorado por la sociedad y respetado, enfrenta mucho mejor el paso del
tiempo y puede adaptarse más fácilmente a nuevas formas de vida.

Estrategias Destinadas a Mejorar la Calidad de Vida de los Adultos Mayores

En el mundo actual la vejez adquiere cada vez más importancia, involucrando en


su estudio aspectos individuales, familiares, pero también cobrando fuerza en aspectos
públicos, ya que estudios demográficos indican el aumento de esta población (Triadó
Tur, 2001) y en este sentido, dados los cambios complejos y acelerados de estas
personas, se hace necesaria una intervención que involucre la sociedad y la academia
frente a los desafíos que trae esta etapa del desarrollo, lo que implica la generación de
conocimiento sobre el contexto en el cual se mueve el adulto mayor, lo que interfiere de
manera directa en el proceso de envejecimiento.

A partir de lo anterior se podrían plantear algunas estrategias encaminadas a


mejorar la calidad de vida de los adultos mayores:

Espacios para su Esparcimiento, Recreación, Ocio.

El mantenerse activo es un aspecto fundamental para una mejor adaptación a las


nuevas formas de vida en el envejecimiento, sin embargo, hay adultos mayores que por
su condición física (enfermedad y toma de medicamentos) no pueden realizar ciertas
61
actividades, por tanto, la creación de espacios para la recreación, ocio, actividad física,
pero también descanso y tranquilidad, es una herramienta útil para promover en esta
población ámbitos de esparcimiento, mediante la música, la danza, el teatro, el juego,
espacios que propicien la interacción con sus iguales, sus familias y amigos. Parques
recreativos que a semejanza de aquellos diseñados para los niños y jóvenes, les hagan
sentirse miembros de la sociedad, tenidos en cuenta, con lugares diseñados para ellos,
su goce y el de sus familias, con variedad para la elección de las actividades que
quieran y puedan realizar.

Oportunidades de Trabajo o Desarrollo de Actividades Productivas.

La jubilación y la falta de ocupación podría ser un indicador de sentimientos


negativos en la adultez mayor, ya que la mayoría de estos comienzan a sentirse poco
productivos o inútiles, es necesario crear alternativas acordes a sus situaciones, con
una exigencia menor, dado el deterioro físico presente en esta etapa y la imposibilidad
de realizar ciertas funciones, lo que no impide la ejecución de algunas tareas o
adquisición de responsabilidades, es necesario que si bien el adulto mayor va a realizar
labores domésticas, estas tengan un reconocimiento de orden económico en la medida
de lo posible, sino, de orden simbólico por parte de sus familias o allegados.

También es necesario que el Estado, dando cumplimiento de la ley 1251 de


2008, en su artículo sexto, como deber de éste: “Asegure la adopción de planes,
políticas y proyectos para el adulto mayor” generar opciones de participación productiva
en la sociedad, mediante la creación de empleos u ocupaciones para ellos (Congreso
de la Reública de Colombia, 2008).

A partir de lo encontrado en el discurso de los participantes del estudio, es


posible plantear actividades como: Carpintería, trabajo en el campo (pequeños cultivos,
jardinería), voluntariado, manualidades, costura, artesanías, repostería, entre otros.

Encuentros Psicoeducativos para las Familias de los Adultos Mayores.

62
Una estrategia pensada en mejorar las relaciones familiares, en relación a la
sensibilización sobre los cambios y necesidades del adulto mayor, lo que podría
realizarse desde organizaciones de salud, mediante la base de datos de sus usuarios.
Esta alternativa contribuiría a una mejor calidad de vida para el adulto mayor, ya que
retomando lo planteado en este estudio, con el acompañamiento de sus familiares el
adulto mayor siente que estos se preocupan por su bienestar y trabajan para ello, lo
que conlleva a un envejecimiento satisfactorio (Serrano, 2013) de esta manera no solo
se aporta a un buen envejecer, sino también, a que las entidades prestadoras de los
servicios en salud, podrían contar con la participación en los tratamientos y en muchas
ciscunstancias hospitalaras de los familiares de estas personas. Además de lo anterior,
es necesario plantear que si bien el adulto mayor necesita de sus familias, los
cuidadores son también importantes, ya que ellos también tienen necesidades
especificas de acompañamiento e información sobre muchas de las problemáticas y
cambios de los adultos mayores. Estos encuentros se podrían pensar grupales, para
un compartir de experiencias y aportes de acuerdo a las diferentes vivencias de las
familias.

Orientación Psicoeducativa para Personal Hospitalario.

Los profesionales de la salud y administrativos son personas importantes para


fomentar en el adulto mayor a través de sus atenciones, condiciones de autonomía e
independencia, acompañado de actitudes empáticas y disposición en sus tratamientos
e informaciones requeridas. El buen trato debe primar en la interacción de estas
personas con el adulto mayor, sin que éste trato se convierta en indicador de inutilidad
para con ellos, de dependencia o ignorancia.

El personal de enfermeria y personal administrativo podría ser el objetivo de


estas orientaciones, también se incluye como en las anteriores, un encuentro reflexivo,

63
ya que la enfermeria busca en esencia la salud y el bienestar de las personas a cargo,
quienes además instauran con el paciente un proceso significativo, llamado incluso
terapéutico que tiene implicaciones también en quien brinda el servicio (Ortiz Arriagada
& Castro Salas, 2009).

Además, el grupo administrativo, especialmente los asesores, son herramientas


fundamentales para generar sentimientos de bienestar en el adulto mayor, reconocer
que la atención debe realizarse de manera rapida y oportuna es vital para esto, con
toda la cortesia y amabilidad, para incrementar así emociones positivas en ellos,
respetando sus creencias, valores y condiciones de salud.

Este tipo de orientaciones podrían contribuir para lograr un adulto mayor


satisfecho, agradecido y motivado, lo que podría generar mayor adherencia a sus
tratamientos, cuidado de su salud, aquiriendo de esta manera conductas asertivas que
les haga vivir mejor.

Encuentros Intergeneracionales

La realización de encuentros intergeneracionales, posibilitaría un intercambio de


conocimiento y oportunidades entre la población joven y la adulta mayor, ya que por lo
expuesto teóricamente, no hay una buena percepción entre ambos, dado que en la
actualidad se privilegia una sociedad joven en la cual la vejez se encuentra
estigmatizada; estos encuentros darían apertura a la valoración de la experiencia,
sabiduria y trabajo del adulto mayor, como también viabilizar nuevas formas de
interacción entre ellos, podría realizarse mediante eventos culturales que expresen sus
diferencias en cuanto a gustos personales, pero sus similitudes en cuanto a sus
emociones y formas de disfrutar la vida.

64
Retomando los planteamientos de Fernández Ballesteros, (1996) en relación a
que las vivencias de un joven y un adulto mayor, se pueden experimentar
emocionalmente con gran fuerza, es posible pensar en encuentros de intercambios
culturales y artisticos, que contagie a las poblaciones más jovenes de esa madurez
afectiva que posee la vejez y que contagie al adulto mayor de esa alegría y energía que
viene de la juventud.

Estos encuentros pueden realizarse en varios contextos, podría ser en


instituciones educativas e instituciones de bienestar para el adulto mayor, o también
podrian darse en las familias, rescatando esas relaciones entre padres e hijos, nietos y
demás, de esta manera se lograría impulsar la comunicaión asertiva y la restauración o
manteniemiento de las buenas relaciones familiares y la toma en cuenta del adulto
mayor.

Lo anterior podría contribuir además, con un cambio de pensamiento en relación


a la población envejecida, centrada en la inutilidad por el afan de productividad y
crecimiento econcómico, para dar lugar a espacios de tipo afectivo, cultural, que
involucren las emociones, la recreación, los senitmientos y la valoración del ser humano
en ambitos diferentes al material.

Con esta estrategía se resalta la transmisión cultural, el conocimiento y la


experiencia; precisamente conocimiento que también hace parte de la población joven
en relación a las nuevas tecnologías, que bien podrían servir para acercar a los adultos
mayores con sus familiares lejanos, con sus hijos, nietos y amigos, un aporte valioso
por parte de la juventud que posibilitaría también un encuentro intergeneracional
mediante el uso de las redes sociales u otros medios de comunicación. Esto implica
involucrar al adulto mayor en el mundo actual, incluirlo y beneficiarlo con este tipo de
herramientas modernas, una especie de participación activa de los recursos entre
generaciones.

65
Atención Psicológica

Como se ha visto, dadas las pérdidas tanto orgánicas como afectivas, en el


adulto mayor es posible la presentación de ciertas problemáticas de orden psicológico,
especialmente la depresión y alteraciones en la memoria, entre otras. Retomando lo
encontrado teóricamente, producto de varios estudios acerca del envejecimiento y
plasmado en esta investigación, la complejidad de la vejez involucra aspectos
biológicos, culturales, sociales, personales y relacionales, por esto la psicología desde
sus diversas ramas tiene mucho que aportar y gracias precisamente a la memoria
cristalizada del adulto mayor, producto de sus vivencias y su experiencia, es posible
entablar un acompañamiento terapéutico, privilegiando la escucha, para que estas
personas se sientan valoradas, involucrando su familia como fuente de bienestar y
compañía para ellos.

La atención psicológica involucra la observación y la escucha de aquellas


manifestaciones de orden físico y psíquico en relación al sufrimiento de la persona,
mediante estos espacios el profesional promueve cambios en ellas, en sus
comportamientos, en sus maneras de enfrentar situaciones adversas, una generación
de bienestar biopsicosocial en los pacientes, que puedan manifestar en sus vidas
cotidianas, a nivel personal y relacional. Una atención centrada en la persona,
involucra todos los ámbitos de ésta y por tanto va desde niños, jóvenes y adultos, hasta
adultos mayores, un acompañamiento que puede realizarse en todas las etapas del
ciclo vital.

La atención psicológica pensada para un adulto mayor, se basa en la escucha


como herramienta de acompañamiento, según todo lo que se ha mencionado en el
presente estudio, independientemente de una orientación teórica, la escucha es
fundamental para el profesional en psicología correspondiente con la capacidad de
66
comprender, guiar e interpretar lo que la persona trae a consulta, lo que constituye un
proceso terapéutico, ya que si bien los pacientes vienen en busca de ayuda, este
espacio se convierte en una oportunidad de depositar y liberar todo su sufrimiento
(Liemann Hernández, 2010) he aquí la importancia de escuchar.

La interpretación que permite este proceso de escucha, no sólo implica prestar


atención al discurso del paciente, sino también a sus silencios, a sus gestos, a su
expresión corporal, que sirve para ahondar en aquello que indispone a la persona,
aquello que le hace sufrir o que le causa algún tipo de malestar. Es una búsqueda de
significado más que un simple proceso comunicativo, movimientos que se dan en el
orden de la subjetividad y la construcción de un discurso que permite la emergencia de
interrogantes y respuestas para encontrar el significado del malestar, confrontado con
las experiencias de toda una vida.

67
Conclusiones

“Aquel impulso amoroso que instituyó la familia sigue ejerciendo su influencia en


la cultura” Sigmund Freud (El Malestar en la Cultura)

Es innegable pensar la vejez como un estado de la vida que resulta en cierto


sentido insoportable para el sujeto; en “El Malestar en la Cultura” precisamente Freud
plantea la vida como una imposición pesada, que provee constantemente al sujeto de
hostilidades, sufrimientos, desilusiones y privación de deseos.

Para sobrellevar esta vida hostil se propone una especie de alivios o atenuantes
que permitan soportarla, se pensaría que la vejez es una época de tranquilidad, en
donde se mira atrás y se contemplan esa serie de bálsamos a los cuales el sujeto
recurrió para mitigar las dificultades, sin embargo, ni siquiera esta parte de la vida se
escapa del sufrimiento, ni mucho menos de la búsqueda de consuelos para soportar la
existencia.

Estos calmantes en esta etapa de la vida, tal como plantea Freud en su escrito,
se dan de varias clases, aquellos que hacen ver pequeña la miseria humana,
satisfacciones sustitutivas y calmantes narcóticos que producen insensibilidad ante el
malestar.

Llevando esto a la adultez mayor, vemos entonces como se dan calmantes para
aminorar la miseria, en tanto la vejez busca encontrar aquellos logros de toda una vida
en relación al deber cumplido, con los hijos, los nietos, los bienes materiales y el
trabajo, como garantes de una vida completa, en muchos casos para disminuir la
sensación de no haber hecho nada por los deseos personales, las metas y sueños que
se tejieron alguna vez, como una especie de suplencia de esas necesidades
particulares que se vieron opacadas por responsabilidades tempranas.

68
Hay una necesidad del adulto mayor de recurrir a los calmantes apoyados por la
medicina, para evadir el síntoma que ha manifestado su cuerpo por ese largo camino
de batallas, donde su armadura ha sido deteriorada y ya solo quedan los rezagos de lo
que alguna vez fue un cuerpo vital y luchador, ahora lleno de cansancio y congoja.

Freud en sus aseveraciones plantea la religión como un soporte que puede dar
respuesta a la finalidad de la vida, lo que podría explicar porque en las Iglesias nunca
falta un adulto mayor, tal vez ellos también busquen esa respuesta y su creencia sea
una fuente de regocijo, ante la imposibilidad de un descanso total mientras se vive, ya
que ni siquiera es posible obtenerlo en la adultez mayor, la cual en contravía de las
posibles creencias sociales, no es un estado de reposo, pues hay exigencias reales y
sufrimientos que hacen de esta etapa del desarrollo una instancia que no escapa del
sufrimiento que implica la vida misma.

Se sigue presentando la “felicidad” como la finalidad de la vida, como el propósito


fundamental de la existencia; que tiene que ver directamente con lo expuesto
teóricamente en esta investigación, la “calidad de vida” se relaciona fuertemente con la
felicidad, con un sentido de bienestar. Precisamente en este escrito Freudiano se
presenta la felicidad como aspiración humana inequívoca, pero irrealizable -dice Freud-
desde el punto de vista de la misma “creación”, ya que esta no incluye el propósito de
la felicidad del hombre sino por el contrario del sufrimiento y las dificultades.

Lo que entonces se llama felicidad, es una serie de satisfacciones momentáneas,


de necesidades personales, una sensación que se planeta en este escrito Freudiano
como “tibio bienestar”, por tanto, en la vejez no es posible hablar de felicidad por el
deber cumplido, ya que aquellos logros de la vida posibilitaron las sensaciones de
bienestar en aquellos momentos en donde se presentaron, por lo que en la vida actual
del adulto mayor son necesarias nuevas experiencias, nuevos momentos que les
proporcionen sentirse a gusto y experimentar momentos de felicidad en su vida actual.

69
Podría explicarse así, como una vida llena de esos logros y deberes cumplidos
no proporciona al adulto mayor sensaciones positivas, lo que se evidencia en sus
discursos con palabras de desconsuelo, de malestar, de tristeza, ya que si bien hay
todo un camino recorrido, el mundo actual debe proveerlos de ese “tibio bienestar” del
que Freud nos habla.

“En cambio, nos es menos difícil experimentar la desgracia” nos dice Freud,
desgracias manifestadas en el cuerpo con el declive y el deterioro, con el sufrimiento y
la angustia.

En la vejez no es posible escapar del mundo externo amenazante y destructor,


es más, el adulto mayor debe enfrentarse con el rechazo, la poca valoración de sus
capacidades, con la no respuesta de su propios cuerpos, con el desgaste y la
desfiguración, siempre en contraposición a lo novedoso de cada ser que nace, de la
belleza, de la juventud. Cómo no acuñar a estas manifestaciones como posibilidades
de sufrimiento que el exterior provee y considerarlas como impedimentos para lograr
ese bienestar y esa felicidad que necesita el ser humano.

Acorde con lo anterior podría explicarse como el mismo adulto mayor se protege
alejándose de ese mundo, encerrándose en su existencia de cuatro paredes,
escapando del sufrimiento, pensándose feliz por haber sobrevivido y evitando el logro
del placer en su vida actual.

Es posible pensar que si no se ha logrado la felicidad en un camino tan largo de


experiencias, tal vez la quietud, el aislamiento y distanciamiento de las relaciones
humanas, constituyan un medio de protección contra el mundo y una manera de buscar
la felicidad en formas no exploradas anteriormente.

Pese a esto, El Malestar en la Cultura, nos habla de una complicada forma en la


estructura psíquica, que no permite este distanciamiento total hacia el mundo exterior,
lo que implica que la búsqueda de la felicidad es tan importante, que si es el mundo

70
exterior lo que priva al sujeto de esta, causa un intenso sufrimiento, por lo que este
aislamiento viene cargado de dolor, de enojo y de insatisfacción de una necesidad
fundamental del ser humano: la interacción social.
En esta interacción se resalta la familia como fuente de satisfacción personal, el
amor como dice Freud, “se hace centro de todas las cosas”, dando al sujeto la
sensación de bienestar al poder amar y ser amado. Esto explicaría como se
observaron más activos, participativos y alegres, aquellos adultos mayores cuyas
familias se mostraban interesadas y atentas para con ellos, también los que aún
convivían con sus parejas y por el contrario como aquellos en donde la familia se
notaba dispersa y despreocupada había cierto tono negativo, seriedad y enojo con la
vida.

Freud nos dice como el ser humano experimenta la infelicidad de forma tan
fuerte cuando se pierden los objetos amados, lo que se encontró en los relatos de los
adultos mayores, al no hablar solo de sus hijos y esposos, sino también de sus padres y
hermanos, lo que sin duda nuevamente, habla de una época de sus vidas que trae un
profundo dolor.

Lo anterior no quiere decir que sea inútil buscar la felicidad, ya que cada uno
debe buscar formas de satisfacción y bienestar, sobre lo que se fundamenta la vida
misma y su propósito, los caminos para lograrlo siempre se verán influenciados por
múltiples aspectos, en donde se resalta uno en particular y es la constitución psíquica
del sujeto, en donde solo él podrá identificar aquello que le proporcione felicidad, que le
haga sentirse bien con sí mismo, aquello que lo provea de bienestar. La adultez mayor,
seguirá siendo una etapa en donde se busque la felicidad o se hable de ella falsamente
en relación a lo vivido, y si tal vez se pierden las esperanzas de alcanzarla se pensara
en la muerte como única opción de descanso y felicidad o en la psicosis como el mejor
escape a la realidad.

(…)Quien vea fracasar en edad madura sus esfuerzos por alcanzar la


felicidad, aun hallará consuelo en el placer de la intoxicación crónica, o bien

71
emprenderá esa desesperada tentativa de rebelión que es la psicosis. Sigmund
Freud (El Malestar en la Cultura)

En esta búsqueda de la felicidad no es posible evitar lo inevitable, en este escrito


Freudiano, se nos presenta la imposibilidad de escapar a la naturaleza y vemos como el
adulto mayor no puede escapar al deterioro de su propio cuerpo, no es posible
dominarlo, es perecedero, lo que no debe ser mirado con desconsuelo, por el contrario,
debe señalar, un nuevo direccionamiento, una búsqueda de estrategias para superar no
en su totalidad lo que esta etapa trae, pero sí algunos sufrimientos, lograr mitigarlos, y
seguir sobreviviendo igual que las otras fases del desarrollo, pues esta es una etapa
más de la vida.

Lo anterior es posible, pero Freud en “El Malestar en la Cultura” nos hace esta
pregunta ¿De qué nos sirve, por fin, una larga vida si es tan miserable, tan pobre en
alegrías y rica en sufrimientos, que sólo podemos saludar a la muerte como feliz
liberación?

A lo que da respuesta planteando la felicidad como algo subjetivo, pese a todo lo


que puede causarnos ciertas situaciones conflictivas, alcanzar la felicidad no es
imposible en la vejez, ya que ante esos estados de sufrimiento el sujeto tiene recursos
psíquicos de protección, el más importante planteado por Freud es el “amor”, en donde
dice solo una pequeña parte de las personas lo puede lograr por esta vía, tal vez esa
pequeña parte de los entrevistados que se sentían amados por sus familias, en donde
ya su preocupación no radica en amar, sino en dejarse amar, esa es la gran diferencia
en relación con los amores sexuales e inmediatistas del pasado, un estado de
tranquilidad y reposo lo constituye el hecho de dejarse amar por el otro, lo que a su vez
también permite dirigir ese amor a todos sus objetos no a uno o a unos en particular, lo
que además los protege contra las pérdidas que harán parte de su experiencia.

72
Es necesario que el adulto mayor sea consumido de amor, disfrutado,
aprovechado por sus cercanos y por la sociedad en general, para lograr en su ser una
sensación de felicidad interior, una “tibia sensación de felicidad”.

73
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