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Caixa

Una escritora ( no es escritora, quiere serlo, recuerda que quiere serlo) recuerda un
amor de juventud. (casi 30, y no ha cumplido su seño de escribir).

Su deseo por él es diferente, más intenso, indescriptible; de solo pensar en él me


quedo sin aire.

3 partes:

1 (ella y su enamoramiento). Fin: él la rechaza.

2 (ella y él. Reencuentro (cuando viejo le muestra sorpresa, y es él). Ella se da cuenta
que lo sobrevaloró. Se cae del pedestal. Ella lo rechaza.

3. se ven de nuevo. No sabemos que pasará

PRIMERA PARTE (idealización, recuerdos juventud, él como diferente a lo patético de


su ambiente). Recuerdos hasta que él la va a ver y ella lo toma de la mano mientras
caminan. Ella está solo esa noche recordando en e presente mirando x la ventana.
Cuando amanece piensa hacer u viaje (ahí fin parte 1).

Cuento de hadas que no es tal; las únicas cartas que recibe bajo la puerta son las de la
persona que cobra a fin de mes, y el ratón que la semana pasado pillé al lado del
velador, por más que lo miraba fijamente, no se convirtió nunca en un carruaje. Ella se
pregunta como sería una prinvesa de Disney moderna. Seguramente blancanieves no
podría dormir, o al menos no en este departamento, con el ruido del tren y eso.

Cuando ella mira el tren (líneas del tren) por la ventana imagina varias cosas.

Mostrar la oposición entre lo absurdo de las fiestas, vómitos y eso, además de su


propia crisis de identidad (no sabe qué hacer, hacia donde va), con la imagen pura y
elevada de un hombre que parece ajeno a ese mundo tan mezquino, y que parece
saber lo que hace.

Él es el hermano mayor de su mejor amiga. La primera vez que lo ve fue cuando iba en
tercero medio (pasaba a tercero medio) él tenía dos años más. Veranean juntos, etc…
Lo mira de lejos, casi ni hablan. Él tiene pelo corto, ordenado, se viste sin mucha
preocupación, cara de niño, entre tímido y poco simpático. Es chica, y no se fija mucho;
son recién los primeros acercamientos.

No lo ve de nuevo hasta cumpleaños de su amiga, cerca de finales de año; ha pasado


menos de un año, y no lo recordaba mucho. Pero había cambiado mucho. Para partir,
había hecho un viaje, y además, ahora vivía solo. Look más desordenado, barba, pelo
rubio más largo. Tiene la misma cara de niño, pero parece más adulto; incluso se
mueve como uno, más lento y pausado, mirada más serena. Recuerdo que estaba
sentado al fondo, casi siempre solo, bajo una sombra oscura, mira pero sin mirar, se
lleva vaso a sus labios y mira el suelo. A veces se queda quieto. ; ahora su indiferencia
no parecía algo neutro o incluso agresivo, hecho para protegerse, si no que salía
naturalmente, con incluso algo de tristeza o nostalgia en esa calma y eso hacía que
atrajera a la gente, especie de magnetismo. “Él tiene especie de magnetismo”,
precisamente porque no lo busca, porque no exagera”. Ya no parece estar
protegiendo un espacio, sino que al revés, parece invitar con sus sutiles y delicados
movimientos, a ir con él.

Las amigas se volvían locas por él; se juntaban detrás a cuchichear, para ver quien se
atrevía a ir a conversar con él. Al final iban. Y él las recibía con una amplia y cálida y
casi tímida sonrisa, y se sentaban y conversaban; luego ellas volvían y decían estar
enamoradas, cuando él apenas había hablado, y solo escuchaba mirándolas fijamente
con sus ojos calmos en los que yo solo podía ver tristeza. (ella construye un personaje
a través de los rumores que se dicen de él, que “trata muy bien a las mujeres”, “dicen
que una noche con él es inolvidable”, “dicen que vive en una pequeña cabaña fuera de
Santiago y que invita mujeres”, pero trata de evitar rumores, de alguna forma le hacen
daño. Y va sintiendo odio hacia él, lo que se vio esa vez que va a hablar con él y se
queda en blanco).

No sabía que había ocurrido en el viaje que lo había hecho cambiar tanto; ni siquiera
sabía dónde había ido.

Admito que, aunque me hacía la distraída, yo también tenía ganas de ir, pero era
demasiado orgullosa para hacerlo.; no podía permitirme quedar como una de ellas que
iba a entregarse a sus pies. Sin embargo, una vez se atreve a ir a verlo; se acerca yse
queda delante de él, que está sentado sillón. Se queda sin aires, sin palabras y se
siente pésimo; wl sonríe tiernamente y dulcemtne pero ella seso la sonroja más y se va
sin decir nada; él le toma mano y elal se estremece,tropieza y se va. No lo ve más,
porque en ese veraneo él no va con su familia; va en realidad un par de noches, y ella
apenas puede mirarlo; se escodne bajo mesa, etc…

Hasta que un día (¿”unos meses después?”) él llega a puerta de su departamento.


Ahora él tiritaba y yo sonreí vicotrisiamente. No imaginé verlo en esa posición; al
principio estaba normal, pero luego su rostro se apagó y empezó tiritar. No sabía que
decir. Cuando finalmente pudo hablar, dijo con voz temblorosa si quería ir a caminar.
Yo dije que sí, anticipando, rompiendo todos los códigos. Practicamente nunca
habíamos hablado, y que yo supiera, yo no le gustaba. Le sorprende además que él
está nerviosos, rígido, carraspea. Y ella se derrite, pero finge. Y se envalentona. Ella le
pregunta si quiere pasar, y él niega, dice que es corto. Le dice si pueden salir a caminar.
Ella dice que sí, pero que tiene que ir a buscar abrigo. Invierno. (cuando junté la puerta
y él ya no me pudo ver, celebra. Nunca me he sentido tan feliz).

Salen a caminar y ella le toma la mano. Se siente en las nubes. Pero también uina extraña
sensación, una mezcla de sensaciones opuestas. Siente una angustia creciente, un escalofrío la
recorre todo el cuerpo, haciéndola tiritar, acompañado por una alegría incontenible. De
pronto, él se le apareció como un misterio indescifrable. Después de todo. ¿Quién era él?
¿Quién era ese hombre que me llevaba de la mano? ¿Y hacia dónde íbamos, hacia dónde me
llevaba? Yo apenas había hablado con él, y no lo veía hace bastante. ¿Quién era ese hombre a
quien le entregaba mi corazón? Me recordaba esa vez que casi me raptan, cuando un
desconocido fue a buscarme a la sala con un regalo envuelto en sus manos y yo dije que ´si,
pensando que era un amigo de mi padre. Él también me tomó de la mano. Es de esos
recuerdos que parecen insignificantes, pero que quedan grabados a sangre en la piel y en la
memoria. Al final logré zafar y al final no pasó nada, pero ese no es el punto. El punto es que
fui engañada, y yo nunca sospeché que pudiera tratarse de un engaño. Significaba que estaba
expuesta, que debía estar más atenta, que debía desconfiar de la gente.

Pero, si bien por una parte dudaba, por la otra, una parte más irracional, estaba segura que
estaba en lo correcto. Sin embargo, la angustia seguía ahí, anidada en mi pecho. El tiempo
pareció partirse en dos. Siente como si de pronto estuviera de pie en un acantilado y él la
tomara y la salvara; como si hubiese atravesado un puente colgante, rescata del castillo por un
príncipe azul, mientras el puente, justo luego de haberlo cruzado, se hubiera caído.

Me recuerda una vez que vi un documental de un niño, que luego se muestra cuando adulto; y
me ocurrió que, cuando era niño, sentía una simpatía y empatía hacia él, pero luego, al verlo
cuando adulto, eso cambió, sentí cierta sospecha y distancia; sentía que ya no era tan
confiable, tan puro.. Es algo en los ojos, en la mirada lo que hace esa distancia; se oculta algo.
Nos hacemos consientes y empezamos a manejar nuestra vida, a guardarnos cosas. Tal vez eso
signifique crecer, convertirse en adulto, así, de golpe, inesperadamente, con un empujón para
cruzar un puente, sintiendo como éste uego cae y viéndome de pronto del otro lado. Y no
puedo dejar de sentir que estoy perdiendo algo, que dejo algo atrás, como si allí en lo alto de
la torre se quedara algo, o tal vez alguien; tal vez una niña, yo cuando niña, esa niña solitaria e
ingenua que un día fui. Triste más que nada. Eso es, en definitiva lo que perdió; una parte de sí
misma, mi pasado, una niña que queda ahí, abandonada o protegida, un poco lo mismo, pero
lejana, y cada vez más, por un camino ascendente y de dirección única que no recorro sola. .
Allza la vista y la ve. Y ella la ve a ella.

¿Quedarán atrás esos días de soledad y x? Temo perderme, y temo además uqe me
gusta y que ya no puedo confiar en mi misma. Siempre lo mismo; sueño algo, pero
cuando se cumple y puedo realizarlo, dudo. ¿Será acaso que temo que no pueda ser
tan bueno como lo había pensado? ¿Será acaso que estoy cometiendo un terrible
error que pueda causarme un daño irreparable? Sin emnargo, hay una parte de mí que
quiere que siga, y esa parte va ganando la partida.
Digo que no se nada de él. Pero ¿Y de mí? ¿Qué sabía de mí antes, y qué se ahora? El
camino hacia adelante parece infinito, y está vacío. Supongo que por eso escribo; por
eso hablo sola.

Por eso el miedo y el goce a la vez. No sé hacia donde voy, no sé con quien voy, y, más
importante aún, no se muy bien quien soy. Pero, aun así, sigo adelante.

PARTE 2 (TODO LO QUE ELLA RECUERDA ESTÁ REDACTADO EN SU DIARIO. SALVO EL


FINAL. AHÍ DEBE CONTARLO.)

Inicio con ella viajando. No sabemos muy bien que és; vamos sabiéndolo en el camino
intercalando recuerdos con realidad (se va perdiendo límite realidad vs ficción, que en
la parte 3 termina de perderse).

Mañana siguiente arrienda una cabaña sencilla con sus ahorros y sigue viéndose con el
viejo; se da cuenta que es él el que aparece en el libro de él, pero que no se parece
tanto (fricción realidad y ficción). Anda en bici, etc… No sabe por qué, no se atreve a
preguntar. Una vez ve las líneas del tren que están detrás. Le pregunta al vieo y este no
dice nada. Pero una noche, lo ve a él tomando un tren. Va sonriendo, con un regalo en
la mano. Espera en el taller hasta que vuelve. De pronto, al volver (amanecer), viene
triste y cabizbajo. Se pregunta que hacia donde va.

Empieza a visitar la casa vacía de él. A medida que la recorre recuerda. Empeiza a
quedarse más a neceistralo para profundizar (“Es como ir bajando en un ascensor,
deteniéndose en un piso, recorriéndolo, profundizando cada vez más”). Empieza a
sufrir, a escarbar recuerdos que estaban ocultos, más oscuros. “Es como si recibiera
mensajes desde afuera, como si alguien me osplara al oído, como un ejercicio de
espiritismo, como si diera las pistas de un puzzle incompleto, pistas de una realidad
que hay que reconsturir., o como si la misma presencia eterna que siempre he sentido
en mi vida –ergo, usted o tú, según corresponda– me dictara al oído. Es como recorrer
la escena del crimen, recreándolo en mi mente.

Lo ve caminando lejos en la playa, ensimismado. Frágil hoja de papel. Le encanta verlo


como un hombre que vaga solitario por las montañas, una especie aún no descubierta,
como un monstruo extremadamente dulce. Recuerda la ansiedad que sentía cuando
atravesaba ese sendero, las millones de cosas que imaginaba, y una extraña sensación
de atemporalidad, de estar entrando en una dimensión diferente. Ahí me sentía
inubicable, completamente a salvo. (la cabaña está en la ladera de un cerro. Llegar al
pueblo, salir del camino y avanzar por un camino empinado de cemento que luego es
de tierra, donde las casas a los costados ya no son de cemento ni piedra, sino de paja.
Avanzar. Y llegar al fondo, al bosque y avanzar, a orillas del ma, hasta llegar au n punto
en el que un sendero improvsado comienza, cada vez más estrecho y árboles cada vez
más espesos. Es como el pasadizo mágico a otro mundo.

y hechos todos por él (aprendió cuando trabajaba con carpintero. Después le regala a
ella una figura tallada por él).

Ella está terminando el colegio y no tiene idea que estudiar. Perdida, no sabe que
hacer. (le gusta escribir, y en su tiempo libre escribe de él, de lo que se imagina de él)
Y, de añguna extraña forma, estar con él la tranquiliza, la relaja. Refugio del mundo,
cuando caminan y siente que se aleja del mundo, que se hace liviana. ¿Es eso amor? Si
eso es amor, supongo entonces que estoy enamorada.

Siente que, aunque no se burla de ella, no la toma en serio. No es soberbia tampoco.

(Joven) Ella empieza a ir a verlo a la cabaña casi todos los fines de semana. Se prepara
para eso.

(yo no estoy aquí, contigo, y tengo miedo,, porque no quiero hacerte daño, no quiero
desilusionarte. No soy lo que tú crees que soy; puedo fingir serlo por un breve período
de tiempo, puedo camuflarme hábilmente, pero a a larga te darás cuenta de cómo soy.
.¿Y cómo eres? Silencio (eso se responde después, en los fuegos)…”por eso, cuando te
digo que puedes venir cuando quieras, sin avisar, sé que puede sonar como algo
estúpido o intrascendente, pero para mí es muy importante. Eres la única persona en
el mundo a la que le he dicho eso. Y ¿sabes por qué? Porque tú eres la única persona
en el mundo con la que puedo estar aquí, con la que puedo ser yo mismo y sentirme
vivo, en el presente. Tú eres las única persona en el mundo que realmente me conoce;
la única que sabe dónde y cómo encontrarme. No puedo esconderme de ti; loo he
intentado, pero es imposible. No puedo negar lo que siento por ti, no puedo evitar que
crezca día a día, cuando estás y cuando no. Porque ya no puedo evitar que tú seas el
centro y el motivo de mi existencia. (Ella queda con gusto amargo; le encantó
escuchar lo que le dijo, pero eso de no saber cómo era la dejo triste y algo
preocupada).

Él le dice que puede volver cuando quiera. Se ven casi todo fines de semana, a veces él
no está y no vuelve hasta la noche. Ella se queda, esperándolo, no sale de la cabaña
como si temiera perderlo, mirándolo caminar la playa por la ventana. Ella le pide que
le cuente del viaje. Él le habla de viaje, de cómo dormía en trenes, de un amorío con
una mujer francesa (poema). También le dijo como, cuando se le acabo la plata, vivio
con un carpintero (historia carpintero triste. Hace puertas). Ella se imaginaba entrando
en taller, el olor, y desparramarse, ahí.

Un día ella le pregunta por qué fue a verlo, o desde cuando que le gustaba.
ÉL. Estoy siempre frente al abismo. Lo observo, lo contemplo; no le temo, no lo evito.
Pero eso tiene su costo. Y eso es que vivo con un vacío, y con eso puedo crear. Pero,
aunque mínima, esa parte de mí oscura puede me hace inestable, me hace prisionero;
es el precio a pagar para poder crear. Debo estar atento alerta, siguiendo una rutina,
mismos lugares, no salirme del carril, para que cuando algo aparezca pueda usarlo.
Debo estar al cien por cien. No puedo estar con otra persona. Por eso….

Ella le pregunta por el viaje que hizo. Él le dice que quería vivir con lo mínimo; escapar,
vivir como fantasma, sin dejar rastro, pero que hay cosas de las que no se puede huir.

Ella se enoja porque sigue viéndola como una niña. A veces va y él está cmainandso
por la playa conversando con alguna otra mujer. Ella la observa desde arriba. Un día le
dice enojada que como es posible. Le dice en broma que si quiere no ve más mujeres,
que si quiere no ve más gente, solo a ella. ÉL dice que ella es la única que conoce este
lugar., que es la única mujer que ha pasado ese sendero. (“Ah sí? Pregutna ella casi sin
voz”). Ella nunca duerme ahí, pero un día se le hace tarde; ella se entusiasma, pero él,
apenas se aucetsa ella, sale a caminar. No llega al amanecer. Ella ya no estaba. Le deja
una carta que dice que está ofendida. No se ven en meses. Hasta que él le manda una
carta diciéndole si peude ir, que quiere hablar. (“Tengo miedo, no lo niego. Nunca
había sentido esto por alguien, y me da susto. Nunca había sentido miedo”).
Conversación sobre lo que siente. (ahí ella lo invita a su fiesta de graduación).

Primera vez. Lento (descripción cariñosa). Prime vez de ella. Nerviosa, empeiza a
hablar y hablar para evitar el momento. “No sabes cuanto espere esto”.

Ella la invita a su fiesta de graduación. Él dice que sí. “¿lo prometes?”. Él asiente. Por la
noche sexo por primera vez*. El mismo día de la fiesta, él dice que no puede. Ella se
emputece y debe invitar a un extra. No se ven más, ella no contesta sus llamadas. Él le
explica lo de los personajes, que no puede dejarlos solos, que lo tiene en la palma de
su mano, por fin disfruta escribir; y ella se enoja y le dice que no existen, yo sí existo,
etc… Ella va a la cabaña, pero se detiene antes y se va, o lo mira de lejos caminar por la
playa y luego se va. No se topan. Hasta que un día sí se topan, él lo pilla cuando ella
está devolviéndose. La mira desde la playa y ella arranca, pero él la pilla justo a la
salida de la playa. Es año nuevo. Ella vuelve a enojarse, y más se enoja porque lo
perdonó, y lo mira y siente deseos. “Me dijiste que sí solo para acostarte conmigo”, le
dice sabiendo que no es así. Él dice que lo siente, pero que ella misma sabe que no es
verdad, y que no tiene perdón lo que hizo. Le explica lo que siente. Lo que pasó en
ese viaje. “Lado oscuro que quise eliminar alejándome, pero me di cuenta que no
puedo, que no puedo escapar de eso, y que debo lidiar. Escribir es mi forma de
hacerlo”.
Año nuevo. Ella quiere sorprenderlo y se viste provocativamente. Él dice que no se
trata e eso ¿Entonces qué? ¿Por qué no me hablas de cosas importantes porque no me
dices quien eres? ¿Por qué me tratas como una niña? Todo parece ridículo, no me
tomas en serio ¿No te das cuenta que te amo?

Él sonríe encantadoramente, y yo por un instante no entiendo mi enojo; pero


enseguida vuelve, y me enojo conmigo misma por el poder que tiene sobre mí.

“No es como tú dices”, me dijo. “Es de hecho al revés. Me doy cuenta de lo que
sientes. Y yo siento lo mismo. Y por eso temo. Se detiene y me mira fijamente. “Sí, es
verdad que a veces no tomo en serio lo que dices. Pero es solo porque lo que me dices
no es lo que quieres decir; porque quien lo dice no eres realmente tú misma. Pero no
significa que no te tome en serio a ti cuando eres tú. Sí que te tomo en serio, y más en
serio que todo lo demás. Cuando sonríes, cuando te burlas de mí, cuando brillan tus
ojos. Te tomo en serio solo cuando eres tú misma, cuando no quieres ser nadie más
que ti misma. Entonces, aunque no lo creas, te envidio profundamente. Y te admiro. Y
entonces también temo y me entristezco, porque sé que esto tendrá uqe terminar.

”. Yo quedo congelada. Quiero decir algo pero no me sale la voz. No entiendo. Él, como
leyéndome los pensamientos, agrega:

“Envidio y admiro tu forma capacidad de disfrutar la vida, de entregarte a ella.


Siempre lo envidie, cuando ibas y veraneabas con nosotros; pero al mismo tiempo
sabía que había algo oculto en ti, una fuerza muy poderosa que te hacía dudar, que te
dividía. (“y eso eslo que veo cuando te veo a los ojos. Veo una niña que no es, que esta
prisionera”).Tú confundes mi calma (narciso goldmund) y tranquilidad con sabiduría e
inteligencia, cuando en realidad no es más que el resultado de una incapacidad, una
incapacidad para conectarse, para estar presente. Tú piensas que yo tengo respuestas,
pero yo no sé nada. Tú crees que aprendes de mí, cuando en realidad es al revés. Tú
me has enseñado de la vida mucho más de lo que puedas imaginar; me has acercado a
ella mucho más de lo que creía posible. Un beso tuyo me ha enseñado más que todo lo
que he visto o leído, y estoy seguro de que me puede enseñar más de lo que cualquier
otra experiencia que pueda experimentar lejos de ti.

Creéme: eso es mucho más difícil que lo que hago yo. Y me entristece mucho ver cómo
confundes mi torpeza y mi debilidad como si fuera una virtud. Me destroza ver como
tratas de negar lo que eres para parecerte a mí, cuando debería ser al revés. Tú eres
un ser mucho más complejo de lo que piensas, más complejo que yo. Si quisieras,
podrías ser mucho más que yo. El problema es que quieres ser como yo. Y yo no puedo
permitir eso.
El problema es que tú no te conoces”. Eso me dolió más uqe nada, agudo pinchazo, y
quedó resonando toda mi vida. “¿Por qué es que de pronto todos quienes me rodean
dicen saber más que yo de mí misma? Martín había dicho algo similar”.

Ella: ¿desde cuando que piensas esto?

Lo supe cuando te vi 14 años, pero había logrado negarlo. Sin embargo, te vi cuando
esperabas frente a mi puerta, sin que me vieras, lo supe. Supe que esto no podía
seguir.

Silencio.

“Soy yo, es como soy, lo lamento”, dijo y se fue de pie a la terraza. Ella se pone al lado.
Miran en silencio. El mar, como oscurece. Silencio. Después él: “Esto es lo que quería
evitar. Es por eso que no me acerco a ti. Yo estaba bien en mi mundo, en mi pequeño
equilbirio, y tú lo derrumbaste. No sabes los años que me costó encontrarlo, y el
esfuerzo que me demandó. Tuve que dejar mucho de lado, ¿sabes? Para poder estar
así, cómodo. Soy simplemente demasiado frágil para permitirme amar, demasiado
permeable. No sé cómo explicártelo. Tengo miedo, miedo a perderme, a amarte, y
que tú tengas que cargar conmigo. (eso de usar al mundo para usarlo. Y yo no quiero
usarte). Yo estoy torcido, irremediablemente torcido, y por eso escribo. Es mi salida
para mantenerme vivo. Pero al mismo tiempo estar contigo es lo que más quiero.
¿Entiendes la contradicción? ¿Entiendes con que clase de persona estás estas? ”.

Estoy con quien quiero estar.

¿Estás segura?

Tú no sabes quien soy.

¿Quién eres?, Lo mira a los ojos, pero no puede verlo. En ese momento, se me vuelve
un misterio, horizonte negro. Entonces lo comprendo. Él ya se ha ido.

Silencio.

“Lo siento, pero simplemente no puedo darte lo que buscas. No sería nunca
suficiente”.

“¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que es lo que quiero?”, preguto entre lágrimas,
sabiendo que ya on puedo nada que hacer, que el destino ya ha mostrado sus cartas.

(aquí viene lo de tú no te conoces, y todo lo anterior, etc…) Pero él habla desde afuera;
su voz es lejana, como si él ya no fuera él: no hay nada de amor en su voz, no hay brillo
en sus ojos. Como si me hubiera dejado de amar enseguida; como si ya me hubiera
olvidado. Eso me duele aún más que todo lo anterior.
“¿Entonces, esto es todo?”

(antes)Ella se planta y le dice que no sabe nada de él, que ella es abierta con él y él no,
y que cada vez que quiere saber algo de él, se niega. Le dice además que la trata como
a una niña. Conversación de ellos en primer final, cuando él la abandona en fuegos
artificiales. Ella, enojada, le pregunta que es era para él. Quiere respuestas, quiere
saber. ÉL baja la vista, como siempre o hacía cuando ella intentaba hablar algo serio. LE
dice que la mire a los ojos. “dime, ¿Qué ves cuando me ves?” ël la mira con esfuerzo,
como si le costara físicamente mantener la cabeza levantada. “¿Entiendes cuando
dicen que los ojos son las ventanas del alma? Bueno, en realidad no es así. Lo que se ve
en los ojos del otro es la ventana hacia su mundo interno, el abismo, subterráneo,
donde se ocultan en la oscuridad todos los secretos, y donde en el fondo, bien en el
fondo, no hay nada, solo vacío. Y eso es lo que no atrae del otro, ese misterio. Y mi
vacío es más profundo que el tuyo. Porque yo estoy dañado, irremediablemente
dañado, y no quiero atraerte hacia este desastre. Soy un desastre, un plato de
porcelana partido en mil pedazos repartidos en el suelo. No me perdonaría nunca
hacerte eso. Por eso no te miro, porque cada vez que te veo no puedo evitar
engañarme y engañarte, haciendo desesperados intentos por atraterte, y sentir
esperanza, y finjo y te atraigo cada vez más. Porque eres lo único que tengo. Porque,
porque te amo. .. Silencio. Explosiones fuegos (justo después de te amo). ..Por eso,
necesito que te vayas. Por favor. Se quedan quietos y es él quien se va. Ella se queda
viendo los fuegos hasta que acaban.

Él le dice que ella no se conoce (“Eso me dolió más que nunca, no lo dijo pesado ni fue
con mala intrención, fue un estacazo al corazón, y más ahora (queda resonando
después de leerlo),que sigo donde mismo”) y después todo ese discurso. Fuegos
artificiales viéndolos desde la orilla del mar, ambos, y se van separando. Ella dice ¿”es
todo entonces”? Él baja la cabeza. Ella se va. Antes de irse, entra a cabaña y lo mira
desde abajo. Sigue quieto, absorto, sentado cruzado de rodillas mirando el mar.
Entiende que él será siempre un misterio para ella.

Y así es como volví a la torre, desde donde ahora escribo este diario, pero estaba vacía.
La niña se había ido, había desaparecido. Y no va a volver. Al menos por un tiempo. Y
puedo sentir el vacío insistiendo, puedo sentir un costado de mi pecho vacío. Porque lo
cierto es que arriesgué y perdí, y ya nunca volveré a ser la misma. (después, cuando
está con él por segunda vez, siente a esa niña de nuevo, se siente llena, “soy niña y
mujer a la vez, soy una unidad” pero con intermitencias, nunca del todo completa. Solo
al final, en la tercera parte, la niña vuelve (siente la ansia del reecuentro cuando la va
al otro lado de la playa. También él habla de cuando era niño, en esa segunda parte
juntos, porque ella le pregunta por su niñez. Sin embargo, él no dice mucho. Hasta que
al final, cuando él la sorprende en el taller después de haberse enojado con ella por lo
de carabineros, ella le pregunta que por qué se sube al tren. “Yo empecé a vivir, a
sentir, cuando tenía dieciocho años. (depresión). Vacío en mi vida. Lo más terrible es
que no recuerdo mucho, que es como un espacio vacío. ….Duermen juntos y, al
despertar, ella ya no está.

FIN

Después de recordar que él la dejó, se despide de viejo y vuelve a Santiago. Al llegar,


cree que todo terminó, y que de cierta forma es el momento de leer el libro. Lo lee
de un tirón.**. Su corazón late con fuerza. Él no la ha olvidado. ¿Acaso él sabía que
ella estaba ahí, y la espiaba? ¿Acaso el viejo sabía todo estaba confabulado con él?
¿Acaso era él esa presencia misteriosa que siento siempre? Entonces lo entendí: él,
desde que llegué a este pueblo, y tal vez desde mucho antes, siempre estuvo
conmigo, protegiéndome. Porque sabía que no podía dejarme sola con él, que era
peligroso. Él era, y siempre ha sido, mi ángel guardián. Porque él sabía que, al
dedicarme el libro (está dedicado a ella), al darme la mínima pista de que aún me
amaba, yo vendría a buscarlo. Porque él sabe muy bien, al sentir el mismo amor
tremendo que siento yo, que no lo había olvidado. Nuestro amor es simplemente
demasiado fuerte, demasiado poderoso. Es invencible. Pero aún hay cosas que no
comprendo

. Ahora ella se queda en el pueblo y lo espía a él. Espera varias horas en la noche
junto a la ventana pero él no sale, al parecer va a dormir ahí; decide arrendar la
misma cabaña y se queda una noche más. Piensa en seguirlo la mañana siguiente. Sin
embargo, al ir en la mañana temprano hacia allá, no lo ve. Tampoco está en la playa
ni en la cabaña. Se pregunta si no fue una ilusión. Decide que la única manera de
volver a verlo es hacer como si no suipera, actuando normal, yendo a ver al viejo,
pero viendo se él la ve o no, si está buscándola; aunque nunca lo ve, se siente
observada, lo siente cerca. Teme que se haya ido al no verla ese día, pero confía en
que se haya quedado. Además, no parece tener opción.

Hasta que un día decide no ir, y a cambio lo sigue a él como él la sigue a ella. De
pronto lo pierde y él la sorprende, a orillas de sendero, casi cae. Fin.

PARTE 3

Empiezan a salir de nuevo. Él le cuenta entusiasmado, como pocas veces y su voz que
parece cambiar de color y tornarse más expresiva, sobre su nueva tema que da vueltas
en su cabeza. Virtualismo, Matrix. Que no somos más que información, seres virtuales.
Si nosotros tenemos un desarrollo tecnológico necesario como para crear seres
aproximados a lo real, en algún momento seremos capaces de crear seres
indistinguibles de lo real, con conciencia propia. Ahora, si nosotros pudimos. ¿Qué tal
si otra civilización más antgiua y avanzada ya desarrolló esta tecnología, y nosotros
somos ese experimento.El adn es información nabiscamente, y puede ser que todo
sea, ya no materiañ sino que información. ¿”O sea, esto no es real?”. Nosotros no
estamos programados s para darnos cuenta, por lo que esa pregunta no puede ser
respondida. Nunca lo sabremos. Esto es lo que tenemos, es nuestra realidad. Es lo más
real a lo que podemos llegar. Silencio. Sé que lo que te digo es, al menos a nuestros
ojos, bastante improbable, pero el solo hecho que, al preguntarte si es posible digas
que sí, abre la duda.

En una ocasión, ella se pone cariñosa en el bosque, pero él se niega (no puede por lo
que pasó ahí con Andrea. Ana todavía no lo sabe).

Almuerzan con viejo, ella debe hacerse pasar por periodista y él juega el juego. Ella un
día le habla sobre las líneas del tren, pero él dice que no las ha visto. A ella le parece
raro. (Alf final, cuando pelean x viejo carabineros y ella lo espía, lo ve a él subiendo al
tren)

Mezcla ficción realidad. Línea de tren a los pies del bosque que está atrás.

Parte 4

Ella se va sola de vacaciones después de que ella lo dejó (a conocerse de una vez por
todas. ¿Muerte de Andrea? ¿suicidio? y . Mochileo. Escribe borrador del libro
durante viaje. Primeros días, (semi – lésbico en carpa, entra otra mujer a conversar
(ya habían conversado en una fogata, y ella evitaba su mirada intensa. No pasa nada,
pero pasa de todo. “¿Qué hago?” Se deja llevar) Le recuerda a Andrea.

“Tú no te conoces” (ver película Reese witherspon). Ella se va, después de salir del
colegio, a mochilear. Ahí conoce a distintos hombres (¿Una mujer?). Cuando se
queda una vez donde una señora y la ayuda en la cocina. (A veces recuerda su
pasado, flashbacks). Entonces se siente lista para escribir un libro.

Reciben visitas. Como la de un joven francés músico, etc… Él le enseña música,


primera vez. Pero un día se va, porque tiene que irse. Ella siente corazón roto.
“Paguis, Paguis”, seguía sonando en mi cabeza.

Viaja casi toda la primera parte viaje con una mujer, una bella mujer. (no es explicito,
pero se miran, conversan. Ella recuerda lo de Paulina. Duda, pero la otra le dice que
se deje llevar. “No me interesa lo que piensas. Solo me interesa lo que sientes”. La
mira fijamente a los ojos, y por un momento ve los ojos de Paulina. “Dime. ¿Qué
sientes?”. “Quiero besarte…” Se besan, se acarician. Ella se siente libre. No es
lesbiana, todavía siente atracción por hombres, pero con ella es diferente.
Al final, llega y se encierra en su dpto a escribir. (Quizá va a casa de sus padres a
buscar los juguetes y juega mientras escribe. Una especie de reencuentro con sus
padres. Su madre le habla de cuando era niña).

PARTE 5

Pasan un tiempo. Último capítulo. Ella presentando un libro. “Mi poeta” (Inicio
capítulo con lectura del último capítulo del libro. (final abierto. Algo que ver con el
fuego de los fuegos artificiales y que la cabaña este quemada) Después preguntas.

“ ¿Se basó en alguien en especial para escribir su novela?” Ella sonríe antes de
contestar. Por su cabeza pasa todo.

“No sé, puede ser”.

“El final queda bastante abierto, ¿no le parece algo arriesgado por ser su primera
novela? ¿No será que acaso está todavía esperándolo?”, repite la misma persona. Es
él, ella logra verlo. Serio.

Termina conferencia. Ella sola ordenando sus cosas en un stand de la feria del libro.
Cuando está saliendo, lo ve a él, sentado en la plaza que está al frente. Mirada
perdida, quieto. Su pecho empieza a acelerarse. Entra, se esconde. Él entra a la Feria.
Ella escondiéndose en los pasillos (¡Qué ridículo!) De pronto sale.

“¿Qué pasó con ella?”, le pregunta él.

“¿Cómo?”

Con la protagonista. Dice que se va y que nunca se vuelven a ver.

Sí, eso fue lo que pasó.

¿Y después?

Nada, no pasa nada. Cada uno sigue con su vida, y nunca vuelven a verse.

¿De verdad?

Sï Él la rechazó y ella se fue, siguió adelante. Además, él nunca la buscó.

¿Él la rechazó?

Sí.
Silencio.

Y ¿Cómo sabes que nunca la buscó? ¿Y qué tal si la buscó pero no la encontró?

Sería un poco raro, ¿o no? Es decir, con toda la tecnología que existe.

Claro, claro.

Además, ¿de que serviría que se vieran de nuevo? Ella hizo lo que pudo, y él no la
amaba. No serviría de nada.

Claro. (Él se ríe).

¿Por qué te ríes?

Yo estoy aquí, de pie, en frente tuyo, tiritando, igual que la primera vez. Y tú sabes
porque estoy aquí ¿cierto? Y sabes además que no he dejado de amarte. Pero, aun así,
tratas de engañarme, aunque sabes que yo no voy a creerte, pero que voy a actuar
como que no me doy cuenta ¿cierto? Pero no va a pasar eso, porque he esperado
mucho, porque es cierto que no te he buscado, pero solo porque he tenido miedo a
que me rechaces. Pero aquí estoy.

No quiero engañarte.

¿Entonces? ¿Quieres engañarte a ti misma?

A mí misma, ¿Por qué? Es solo que el libro está escrito, está terminado. No entiendo
las preguntas, no sé porque de pronto cuestionas el final. Está listo, y punto.

Entonces, ¿es imposible que pase algo?

Lo siento.

Él se va. Sale. Ella corre y lo pilla. Se detiene agitada justo antes. Se pone seria mientras
intenta recuperar la respiración.

El primer libro está terminado, no hay nada por hacer. Pero tal vez…(pausa)

¿Qué?

Tal vez no sea imposible que haya una segunda parte.

¿De verdad?

Pero, eso sí, sería una segunda parte, un libro totalmente diferente.

Él sonríe. Le dice que la acompañe. Van a su casa en la playa. La recorren en silencio,


de la mano, deseándose en silencio) etc… ¿Lo recuerdas? Duermen juntos, hablan del
fuego, de si no son ellos una historia que alguien más está escribiendo. Él le prtegunta
que por qué se fue. Ella dice que quería escribir su propio camino. “Cuando supe de la
muerte de Andrea, supe que ´no me conocía, que no me conocía en absoluto. Y
entendí que tenía dos opciones: o bien lo negaba y me quedaba contigo, en el refugio
de tí, o bien me iba para empezar de cero, mi propio camino, corriendo el riesgo de no
volver a verte. Sabía que esa era la correcta, pero tenía miedo. Al principio escogí la
primera; tenía miedo, negaba la realidad. Cuando dije que no aceptabas la muerte de
Andrea, era yo qen no la aceptaba. Entonces un día, cuando no pude negar más la
realidad. Me fui.

Ella le pregunta, por qué viniste (a verlo a feria libro). Él sonríe. “Tuve un sueño. En ese
sueño, estábamos juntos, el uno al lado del otro. Yo te miraba a los ojo y me sentía
seguro; todo lo demás se detenía, desaparecía. Recuerdo esa mirada, esos ojos. Te dije
que me gustaban tus ojos, y tú me dijiste que esperara. Sólo eso. Desperté, sentí mi
cuerpo, mi vacío. Y ya lo sabía. Debía esperar. Recién entendí entonces que solo se se
que se ama a alguien en un sueño; entendí porque los sueños eran como eran, porque
no teníamos cuerpos, solo ojos, solo lo imprescindible. Y el amor se mueve tan bien sin
impedimentos, sin cuerpos, rutas descongestionadas. Solo lo imprescindible Porque
tus ojos no se posaban en mis ojos, sino que en mi alma, iban directo a mi alma. Y por
eso me sentía así, tan seguro. Debía esperar, porque creía en ti. Porque entendí que
los sueños y el amor son lo mismo; que cuando se está enamorado no se vive, sino que
se sueña, siendo el amor lo que construye el paisaje mientras se avanza.

Te esperé, porque creía en ti. Porque tus ojos seguían impresos en mí. Hasta que vi tu
foto en el diario. “¿recuerdas que te decía que debías conocerte? Cuando vi tu foto
en el diario, lo supe. Debía abrir mi corazón, eso era. Recorde lo que me dijiste, que
tenía miedo, y tenías razón. Abrir mi corazón y amar, no a alguien en especial, sino que
una disposición. Porque es el amor: tener la disposición de amar. Abrir corazón y
mantenerlo abierto, sin importar que duela. Cerrar los ojosy seguir adelante. Es la
única manera de vivir. Y eso tú me lo enseñaste.

Ella despierta tarde, casi al mediodía y él no está. Hay un borrador encima de la cama.
Ella lo lee. (es la parte 2, lo que él escribió). Al terminar, ella corre y lo busca. Etsá
caminando por la playa.

¡Está escrita, está escrita!

(Nervioso) ¿Te gustó?

¿Si me gustó? ¡Me encantó!

Es un poco largo, y hay que corregirlo, pero…

Pero nada, está perfecto. (Se miran) Perfecto.


Caminan.

¿Cuándo lo empezaste?

El día siguiente a que te fuiste: el 1 de Enero de 201X El primer día del primer año en
que ya no estabas. Y no ha pasado un solo día en que no haya escrito quiera una
palabra, una letra.

Ella: Yo tampoco he dejado de pensar en ti.

Silencio.

Disculpame, e verdad. Fui un imbécil, solo tenía miedo….

Ella pone un dedo en us boca y lo calla.

-No importa. Estoy aquí. Y no pienso irme a ninguna parte. Y eso es lo que importa. Lo
único que importa.

Él sonríe.

¿Qué pasa?, pregunta ella.

¿recuerdas lo que una vez te dije, eso de que el amor tiene la forma de un triángulo.
(tres partes: inicio , desarrollo y final).

¿Puedes repetírmelo?, dice ella sonriendo y apoyando se cabeza en el hombro de él.


Cierra los ojos y espera que hable.

“Tres partes. El triángulo es la figura más sólida y confiable, y por eso, la más utilizada.
Yo te negué una vez, y tú otra; y ambos sobrevivimos. Tú escribiste una parte, yo la
segunda; LAS BASES ESTÁn asentadas. Y ahora, ahora… Pausa. Ella escucha con los ojos
cerrados, rejalada con el sonido de su voz que la mece de un lado otro, como si flotara.
Tan relajada está que no logra distinguir la voz de las olas del mar.

Ella: “¿Recuerdas las tres partes del triángulo”? Están las dos bases abajo, movimientos
horizontales, los dos extremos, y la cúspide ahí arriba, solitaria, justo en medio de los
dos. Fuiste ángel y luego demonio, pero te amé igual. Pero ¿sabes? No fuiste en
realidad ninguno de los dos. “¿Y quen soy entonces?” Ella sonríe. No lo sé. Tal vez un
punto intermedio, una mezcla de los dos. Tal vez todos somos una mezcla de ángel y
demonio ¿no crees? Amables y odiables por igual. Silencio “¿Es entonces eso el amor?,
piensa o dice ella, no está segura, y la historia que comienza a írsele de las manos; ella
puede sentir como sale de su cuerpo, cómo se va alejando. Me siento liviana, libre; me
imagino como una serpiente que deja una capa de piel atrás ¿Es eso el amor? ¿Es
vestirse simplemente con otra piel? La historia ya va flotando, puedo verla yéndose, y
por fin me siento como una sola, ya no protagonista y narrador, ya no una división en
dos partes, no, ahora solo protagonista, y la historia se narra sola. Me siento como una
unidad. Me siento libre. ¿es eso el amor? ¿Acaso a eso nos dirigimos ahora? ¿A la
cúspide de la pirámide, a la unión definitiva? Con la historia ya casi fuera de mi vista,
sintiéndome perdida aunque protegida a la vez, espero que así sea, que seamos los
dos extremos de un triángulo que, habiéndose visto, deciden caminar juntos,
dirigiéndose a la unión definitiva en uno solo. Ay! Pero justo ahora que me siento
como una sola, justo cuando me siento al fin completa, cuando soy yo misma, llega el
momento de transformarse nuevamente. ¡Ay!, pero si esto es amor ¿Por qué duele
tanto? ¿Por qué es tan confuso?

¿Y ahora? ¿Qué pasa ahora?, pregunta ella, abriendo los ojos con rpçáidez e
incorporándose con agilidad, como despertando de un profundo sueño por un ruido
molesto . Él mira hacia adelante. La playa se ve infinita y por momentos pareciera
inclinarse, elevándose el horizonte y poniéndose el camino cuesta arriba, adoptando la
forma de una peligrosa pendiente; al fondo de la playa, allí en la cima, una niña y un
niño los miran sonrientes; en medio de ambos, una joven de pelo castaño (Andrea) .
(pirámide). Ella lo sigue mirando expectante y se muerde los labios.. “¿Y ahora?”. La
pregunta sigue dando vueltas sobre sus ojos sin que él pueda darle caza. La observa, la
mide, pero no se siente capaz de alcanzarla; ella, por su parte, se contornea
burlonamente frente a sus ojos, conciente de su invulnerabilidad. A él por momentos
la pregunta parece un espejo en el que él se ve reflejado a sí mismo. Él aprieta la mano
de Ana y cierra los ojos; deja ir a la pregunta, resignándose a encontrar una respuesta;
abraza la incertidumbre. La pregunta, consciente de su rechazo, deja de contornearse
y se retira resignada.

Ninguno dijo nada, y la pregunta se elevó y quedó flotando caprichosamente en el


Aire, deteniéndose un momento sobre las cabezas de ambos, para luego seguir su
curso, hasta desaparecer por completo, haciéndose invisible en la distancia. Se van
caminando por la arena, alejándose, haciéndose pequeños en la inmensidad de la
playa. La cámara se queda quieta, de frente al sol, mientras ellos terminan de
desaparecer. El sol empieza a caer, más suave. Ellos se van, pareciendo los dos, en la
distancia, como un único punto negro, y el sol se queda solo, con la mitad sumergida
en el mar, generándose un reflejo perfecto del paisaje en el mar, siendo los dos, cielo y
mar, una misma imagen.

*Quedamos frente a frente. Él me miró con tranquilidad, aunque vi fuego en sus ojos,
llenos de un deseo apenas contenido. Se acercó y suavemente me tomó la cabeza con
sus manos. Sentí un golpe eléctrico y chispas saltaron. Mi corazón empezó a latir muy
fuertemente. Él sonrió con dulzura mientras con su mano izquierda acomodaba tras mi
oreja unos pelos que la cubrían. Yo tiritaba suavemente. Él se acercó aún más, y
cuando nuestros labios estaban a punto de juntarse y yo cerré los ojos y levanté mis
pies levemente del suelo, su rostro pasó de largo; cuando sorprendida abrí los ojos, ya
era tarde: él ya me besaba el cuello con ternura y delicadeza. Yo cerré nuevamente los
ojos e intenté calmarme poniendo atención en el roce de sus labios en mi cuello, en la
cálida humedad que dejaban como marcas en mi piel. A lo lejos se escuchaba el tenue
rumor de las olas del mar mezclado con el silbido acostumbrado del viento, que se
filtraba por una ventana entreabierta. Al principio me costaba apartar mis ojos de él,
pero luego comencé a relajarme, y a sentir entonces una violenta y desconocida
sensación, un impetuoso placer continuo que se deslizaba en mi interior como ondas
eléctricas, provocándome un divertido hormigueo en el estómago; él, aunque solo
movía su cabeza al trasladarla alrededor de mi cuello, parecía estar cada vez más cerca
de mí, como si de pronto hubiese traspasado cierto límite y hubiera entrado dentro
mío, como si juntos hubiéramos ingresado a otra dimensión, a un espacio sin espacio
en el que podíamos movernos a nuestras anchas. En cierto momento, él posó sus
manos en mis hombros y los desnudó, comenzando a besarme ahora ahí, y luego más
abajo, mientras me rodeaba la cintura con sus brazos y su cada vez más caluroso
aliento resbalaba mansamente por mi espalda, como si se tratara del vapor de una
terma hirviente. Mientras, el placer seguía acrecentándose, violentándose, y
comenzaba a invadirme, a sobrepasarme, y yo sentía que perdía el control y
comenzaba a elevarme, a flotar libre por los aires, mientras mi cuerpo comenzaba a
sacudirse de placer, como si intentara librarse de él.

Me dormí con mi cabeza apoyada en el refugio de su pecho desnudo y aún tibio, aún
acelerado, retumbando sus latidos en mi oreja como el lejano y profundo eco de las
olas escuchadas a través de una concha recogida a orillas del mar, repitiéndose una y
otra vez en mi cabeza como si fueran el ritmo al que ahora giraba mi mundo, como si
de pronto marcaran el ritmo al que danzaba mi existencia.

Al despertar la mañana siguiente, él ya estaba despierto. Estaba recostado de lado, con


el codo de su brazo derecho apoyado en la cama y su cabeza apoyada en su mano,
mirándome fijamente. Al verme despertar, sonrió, y, acercando su rostro al mío, me
besó la punta de la nariz. Y nos quedamos así un buen rato, solo mirándonos. Él no dijo
nada, solo siguió sonriendo. Yo tampoco dije nada. No era necesario.

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