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El ruiseñor
Hace muchísimos años, vivía en la China una emperatriz que se había quedado sorda cuando era
muy niña.
Como no podía escuchar el hermoso canto de los pájaros hacía dar muerte a todos los que poseían
un bello plumaje.
Un día, la hija de la emperatriz llamada Litay Fo escuchó el hermoso canto de un ruiseñor que se
encontraba en las ramas de un árbol en el jardín.
Litay Fo quedó muy impresionada del bello canto, y le dijo:
–Mi pobre amigo, no debes estar aquí, pues te espera la muerte.
Y el ruiseñor le contestó:
–Moriré igualmente durante una de estas frías noches.
Litay Fo, compadecida, se lo llevó a su habitación y durante mucho tiempo disfrutó de sus trinos
y compañía. Pero una mañana la emperatriz entró inesperadamente al dormitorio de su hija y
descubrió al ruiseñor.
–¡Huye para conservar la vida! –le gritó ella.
El pajarillo obedeció y Litay Fo empezó a sentirse muy triste y sola, hasta enfermar gravemente.
La emperatriz desolada, hizo llamar a los mejores médicos de la China. El más anciano le dio su
pronóstico:
–No podemos hacer nada con tu hija, pero curaremos tu sordera si le aplicamos a los oídos el
corazón caliente de un ruiseñor.
–¡Qué busquen un ruiseñor! –ordenó la emperatriz.
Le trajeron, precisamente, el pajarillo amigo de Litay Fo, que dijo a la soberana:
–Puedes disponer de mí, señora. Sé que tu hija se sentirá feliz y sanará cuando tú puedas oír.
Ante tanta bondad, los ojos de la emperatriz se llenaron de lágrimas y le dijo:
–Prefiero que mi sordera sea eterna a quitarte la vida.
Desde entonces el ruiseñor continuó alegrando los días de Litay Fo y la emperatriz comprendió que
no es la belleza lo que más vale en el mundo, sino la abnegación.
Adaptación
– Comunicación Primaria 4 35
Fichas Razonamiento Verbal
2. Dibuja al ruiseñor:
36 Comunicación Primaria 4 –