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Escrito Por:
Patricia Suárez
LOBITOS
No, mamá! No nos gusta el jarabe!
VOZ: LOS CUATRO LE HICIERON CASO, PORQUE EL JARABE QUE LA
MAMÁ LES DABA PARA PREVENIR LA TOS TENÍA SABOR A SOPA Y A
CEREZAS. LAS CEREZAS SON RICAS Y LA SOPA PUEDE QUE TE
GUSTE, PERO VAYAN Y MEZCLEN LAS CEREZAS CON LA SOPA DE
ALCAUCIL Y A VER SI LES SIGUEN PARECIENDO SABROSAS.
MAMÁ LOBA
Vamos a leer un cuento.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 2.
MAMÁ LOBA
Había una vez en un bosque una niña que usaba una
capa roja, se la había tejido la mamá. Le decían
Caperucita Roja. Es extraño esto, lobitos míos,
porque a la niña no la llamaban por su nombre. Quiero
decir, debería haber tenido un nombre, Adela o Marta
o Laura; sin embargo, hasta a la mamá le gustaba
llamarla Caperucita Roja, por la capita con capucha
que ella le había tejido y porque, se ve, la mamá
estaba tan orgullosa de sus dotes como tejedora que
prefería no llamar a su hija por su nombre. Esto me
cae un poco gordo de la mamá. Sigo: la mamá de la
niña tenía a su vez una mamá que no vivía con ellas.
Vivía en una casita lejana en medio del bosque.
Parece que la mamá y su mamá, es decir, la abuela de
la niña, se llevaban muy mal. Ya han visto ustedes la
poca paciencia que se tienen los humanos entre ellos;
cualquier cosita y ya están gritando y se pelean,
tiran cosas al suelo y algunos hasta se van a las
manos. A veces, incluso, suceden cosas muy graves
entre ellos, alguno se daña en las peleas, o se
golpea muy fuerte. No sé hasta dónde habían llegado
(MÁS)
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 3.
MAMÁ LOBA
Algo así tal vez...
SONIDO: MAMÁ LOBA CARRASPEA Y RECOMIENZA.
MAMÁ LOBA
Entonces pasó que llegaba el cumpleaños del rey y
todos en el reino iban a estar de fiesta. Habría
bailes, banquetes, príncipes apuestos dando vueltas
en busca de doncellas a las que convertir en
reinas... Claro que la mamá de Caperucita no tenía
dinero para hacerse un vestido precioso con voladitos
y puntillas con que coquetear con los príncipes
casaderos, porque ella era viuda. Así que se le
ocurrió enviar a Caperucita a lo de su abuela, para
pedirle un poco de dinero para los vestidos...
LOBITO 1:
¿Por qué no iba desnuda a la fiesta?
MAMÁ LOBA
No. Los humanos consideran que eso está muy mal.
Además ellos no tienen pelos largos por todo el
cuerpo como nosotros y siempre están medio muertos de
frío.
LOBITOS
Qué feos son. Qué quisquillosos. Qué malandrines.
Sigue contando, mamita...
MAMÁ LOBA
La mamá le ordenó a Caperucita ir a la casa de su
abuela, y para ello horneó un pastel. Para que la
vieja no se oliera que venían a pedirle plata. La
abuelita era tan amarreta que no prestaba ni su
sombra. La mamá, para que Caperucita no se demora
dado que estaba tan urgida de dinero, le dice:
MAMÁ DE CAPERUCITA ROJA
Vé con cuidado y no te detengas a hablar con nadie.
MAMÁ LOBA
Caperucita, que en realidad se llamaba, María Antonia
García Valdez, y era bastante inocente, preguntó a su
mamá:
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 4.
CAPERUCITA ROJA:
¿No podré cruzar unas palabras siquiera con el lobo,
que es un ser tan amable y tan considerado?
MAMÁ LOBA
La mamá le ladró: cuando la mamá se enojaba hablaba
con una voz ronca de perro bulldog y llamaba a su
hija Caperuza.
MAMÁ DE CAPERUCITA ROJA
Caperuza,¿qué parte de NO HABLAR CON NADIE no
entendés? Nadie es n-a-d-i-e.
LOBITO 1:
A mí me gusta que me digas Lobito, mamá.
MAMÁ LOBA
Ya lo sé, hijo mío. ¿Quieren que siga con la historia
de la niña perdida?
LOBITO 2:
Ay, no, mamá. Porque ahora viene la parte en que se
encuentra con el Lobo Feroz y todo eso truculento...
MAMÁ LOBA
No, no. No en esta versión del cuento. Miren, fue
así.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 5.
CAPERUCITA ROJA:
Señor Lobo, ¿cómo está usted? Mi madre me ha
prohibido que hable con extraños.
MAMÁ LOBA
Ya que no saben qué le contestó él.
LOBO:
María Antonia, nosotros no somos extraños,
caramelito.
MAMÁ LOBA
Ya lo verán, hijos míos, ya lo verán.
LOBITOS
Cuenta, mamá! Cuenta!!!
MAMÁ LOBA
El lobo preguntó a Caperucita:
LOBO:
¿Adónde vas, María Antonia?
MAMÁ LOBA
Y ella respondió:
CAPERUCITA ROJA:
A visitar a mi abuelita a su casa.
MAMÁ LOBA
Entonces los dos tuvieron una discusión muy amena
acerca de cuáles eran los mejores caminos, sin
piedrecillas ni arbustos pinchudos que te engancharan
la ropa o el pelaje... Y poco a poco se aproximaron
hasta la puerta de la casa de la abuela. La vieja
estaba en cama, ese día se había sentido un poco
engripada y decidió no levantarse. Lobo feroz y
Caperucita tocaron la puerta, y entraron los dos
juntos. La abuelita no veía muy bien, era miope. Por
eso creyó que el Lobo era su hija. Y cuando el Lobo,
que como ya dije, era un ser muy amable, le ofreció:
LOBO:
¿Abuelita, le hago un té de melisa?
MAMÁ LOBA:
Y la pregunta puso frenética a la vieja bruja. Le
gritó a la hija que la cabellera larga la hacía
parecer un demonio, que ella no la crió para que
fuera hippie ni nada por el estilo y bla bla bla.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 6.
LOBITO 1:
Y qué hacía Caperucita mientras tanto?
MAMÁ LOBA:
Qué iba a hacer, la pobre? Miraba la escena y trataba
de calmar a la abuelita. Le decía cosas como:
CAPERUCITA ROJA:
Qué hermosos y grandes ojos tienes, abuela, Qué
blancos y grandes son tus dientes...
MAMÁ LOBA:
Pero la abuela seguía enojadísima con el Lobo que
ella creía que era su hija, tan enojada que gritaba y
se mesaba los cabellos. Cuando Caperucita le dio la
torta, la vieja la tiró contra la pared y la niña,
temiendo que el asunto pasara a mayores, corrió al
bosque y buscó al empleado forestal, que en aquel
momento se le llamaba Cazador.
SONIDO: DISPAROS EN EL BOSQUE
LOBITOS
Oh, no!!!
MAMÁ LOBA
Oh, sí. Cuando el cazador entró en la cabaña de la
abuela, la vieja estaba agarrando de los pelos al
Lobo que apenas si podía defenderse. El Cazador los
apartó y dijo con voz de autoridad:
CAZADOR:
Lobo, manos en alto. Ponte contra la pared, ¿sabes
tus derechos? Quieres que te recite tus derechos?
Tienes derecho a permanecer callado, tienes derecho a
un abodago...
LOBITOS:
¡Abogado!
MAMÁ LOBA
El Cazador a veces confundía el orden de las sílabas
dentro de una palabra...
CAZADOR:
Abogado, quise decir.
MAMÁ LOBA:
La abuelita se quedó pensando y se rascó una oreja.
Tal vez estaba un pelín sorda...
ABUELITA
Cómo lo llamó?
CAZADOR:
Lobo.
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 7.
ABUELITA
Es un Lobo? Yo creí que era Cristinita, mi hija.
CAZADOR:
No, no es su hija Cristinita. Es un lobo.
LOBO:
Soy un lobo.
CAPERUCITA ROJA:
Sí, abuela, es un lobo y estoy enamorada de él. Hace
tiempo que intentó quitármelo de la cabeza y
olvidarlo. Pero él es mi amor y quiero casarme con
él.
SONIDO: OES DE ASOMBRO DENTRO DEL CUENTO Y FUERA DE ÉL
ABUELITA
A ver, yo creía que esta criatura peluda era tu madre
que dejó de ir a la peluquería porque se hizo hippie.
Así que le pegué un reto y esperaba que el Cazador la
llevara presa por pensar diferente.
CAZADOR:
No solemos llevar gente a prisión por pensar
diferente, señora.
ABUELITA
Después, me desayuné que era un lobo. Así que el
Cazador debería matarlo...
(CONTINÚA)
CONTINÚA: 8.
TODOS
No, no!!!
ABUELITA
Aunque ahora me dices que te llamas María Antonia,
cuando yo creía que Caperucita era tu nombre
verdadero y que estás enamorada de un lobo. ¡De un
lobo, válgame Dios! Y que quieres casarte con él.
Entonces, ¿qué haría el Cazador en este caso?
MAMÁ LOBA
A la vieja esta solución le pareció buena y a
Caperucita y al Lobo, genial. Se casaron y fueron
felices mucho tiempo. Caperucita aprendió a aullar y
el Lobo, bueno, aprendió algunas cosas de las buenas
cosas que sabía Caperucita... Y nadie, nunca más, la
llamó Caperucita Roja. Todos en el pueblo y en la
jauría le decían María Antonia de Feroz. Y colorín
colorado...
LOBITOS:
Bravo!! Bravo!!!
LOBITOS
Pronto vendrá la primavera! Y saldremos todos a
jugar!
SONIDO: AULLIDOS DE ALEGRIA DE LOS LOBITOS DURANTE UN
LARGO MOMENTO
VOZ: PERO AUN FALTABAN DOS LARGOS MESES PARA QUE LLEGARA
LA PRIMAVERA AL BOSQUE, Y MAMÁ LOBA LO SABÍA. POR ESO,
ACOMODÓ EL LIBRO DE CAPERUCITA EN SU ESTANTE Y PENSÓ CUÁL
DE TODOS LOS LIBROS DEL ESTANTE LES LEERÍA AL DIA
SIGUIENTE, CUANDO OTRA VEZ LA NIEVE CAYERA PROFUSA Y
MANSA, COMO EL VELLÓN DE LAS OVEJAS QUE HACÍA SIGLOS Y
SIGLOS QUE LOS SUYOS YA NO ATACABAN.
FIN!