El propósito fundamental de la gestión es que todos puedan acceder, al derecho de la educación, cumpliendo con los propósitos de inclusión, calidad

y equidad
educativa.

Para ello se requiere que la institución:

- Defina sus metas y el funcionamiento sea acorde a los propósitos de enseñanza;

-Ofrezca oportunidad de aprendizaje a todos los estudiantes, en un ambiente escolar adecuado;

-Se relacione activamente con la comunidad y con las diversas instancias del gobierno educativo. Siendo acompañadas y asistidas.

Con respecto a la institución en la cual me encuentro trabajando actualmente, se han observado varios cambios durante los últimos años, respecto a la gestión.

Se observa por parte del equipo directivo, una mayor capacidad para delegar y distribuir responsabilidades, brindando dentro de los parámetros acordados, un
grado marcado de autonomía.

Ello ha favorecido notablemente, el compromiso que cada uno de los actores institucionales manifiesta en el desarrollo de las tareas, en tanto a cada uno se le ha
asignado un rol particular.

Básicamente, para que la institución llegue “a buen puerto” es preciso que cada uno cumpla su parte de la mejor manera posible. Fomentando el trabajo en
equipo y la colaboración entre el personal tanto docente como no docente y miembros de la comunidad.

En las reuniones de personal, estamos todos presentes, no solo las maestras y la directora. Las auxiliares y administrativas, se interiorizan de los aspectos básicos
a tener en cuenta en diferentes situaciones y se han previsto protocolos para ello.

La idea es que el jardín funcione como una unidad, y exista por parte de quienes trabajan allí una idea y un mensaje coherente que brindar a las familias. A
quienes se les comunica y brinda información a través de diferentes medios:

-Reuniones informativas

-Cuaderno de comunicaciones

-Carteleras de índole general en la entrada del jardín

-carteleras de las salas.

-Personalmente por parte de las docentes, el mensaje “de boca en boca” para reforzar alguna información importante.
Durante la lectura y la participación en los foros, he llegado a focalizar en un aspecto que para mí hoy es aún un tanto utópico, como ser el atender plenamente a
la diversidad de alumnos, pudiendo responder a las necesidades individuales de cada uno.

Es decir, existe un razonamiento lógico respecto a que todos los grupos son por naturaleza heterogéneos y una amplia contemplación de ello junto con el interés
del docente de desarrollar una planificación que incluya a todos sus alumnos/as, diseñando diferentes y variadas actividades en torno a los contenidos a enseñar,
valiéndose del uso del espacio, del tiempo y de los diferentes modos de agrupamientos en virtud de poner estos recursos al servicio del proceso de
enseñanza/aprendizaje. Pero, en varios aspectos, parece que “hacemos agua”.

En algunos casos, el personal administrativo, directivos y docentes con cambio de función, colaboran con el maestro de sala, para poder llevar a cabo tareas de
acompañamiento. De manera que la maestra pueda realmente en el desarrollo de las actividades, prestar atención a todos los niños/as, y acompañar en el
proceso a aquellos que requieren con mayor exhaustividad, su asesoramiento.

Pero tal colaboración, no siempre es posible, ya que cada uno tiene en la institución una tarea específica a cumplir.

Muchas veces sentimos que estamos tratando de “tapar agujeros”, como podemos.

La legislación y el Sistema Educativo promueven la inclusión y la atención a la diversidad, pero no otorgan las condiciones reales para que ello sea posible.

Un docente, en una sala con 30 niños en edad pre-escolar, y un preceptor compartido entre tres secciones, no facilita precisamente las cosas.

Contamos con un gabinete itinerante, conformado por una psicopedagoga, una fonoaudióloga y asistente social. Ellas, tienen bajo su jurisdicción a 22
instituciones aproximadamente.

Por tal razón, cuando surge la necesidad de contar con su colaboración, debemos limitarnos a los casos más extremos (generalmente vinculados al aspecto social,
que puede poner en riesgo el bienestar psicofísico del niño/a en cuestión), y esperar que se acerquen para atender otras particularidades, en tanto primero se
vayan resolviendo los temas más urgentes.

Es decir, los aspectos referidos a las necesidades en cuanto aprendizaje escolar, son atendidas primordialmente en las salas de 5, desestimando por falta de
personal y de tiempo, a aquellos alumnos de menor edad, que se verían notablemente beneficiados al ser observados por estos profesionales y al brindarle al
docente herramientas para poder estimular su aprendizaje, de manera acorde a sus necesidades.