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Durante una jornada un tanto densa, acaece de manera brusca la llegada de ciertas ideas, que

aunque no sean nuevas, rondan para impulsarnos a mantener la certeza o incertidumbre de


aquello que una jornada un tanto vacía de propósito genera en uno, nimiedades, está de más
decirlo, aunque siendo honesto ¿son los propósitos de alguno verdaderamente dignos de
sujetarse a una resolución de la individualidad sin haber sometido la proyección del ser
mundano al desprecio total de la realidad trascendente? Objetivos que sean más significantes
que hacer de la existencia un ciclo tedioso de realizaciones y disoluciones de la materia
egocéntrica, ciertamente, como lo que no enseñan los medios de comunicación masiva.

Es de buena utilidad prepararse para el Apocalipsis y reflexionar sobre ello, para entonces
conocer con sabiduría la realización de aquello que representa ‘algo’ en nosotros, fuera de eso,
es la decadencia. Y así como se tiende a dispersar la monotonía con sano arte, más allá de toda
práctica dogmática en la plasticidad religiosa de contemplar secuencialmente lo que destaca
por ausencia de satisfacción, es primordial poder centrar la implementación de sólidos
proyectos que refuercen la convicción del alma frente a la muerte. Conocer las virtudes
metafóricas y arquetípicas del propio elemento individual, por dar un ejemplo, constituye una
labor inmensa. Más aun, aplicar las conceptualizaciones de aquel saber. Y aquí estamos, dónde
algo se desarrolla inherente a un tipo de búsqueda compartida, con el anhelo vivo de forjar un
no-sé-qué inmortal que ignora su preconcepción ante lo absoluto y por siempre latente en la
Luz, ¿Quimeras? Tal vez, y no, la Vida. De novedad sólo están ciertos arreglos con los enlaces a
las páginas de expansión informativa que he actualizado.

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