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Liderazgo y gestión
Sesión No.7
Análisis integral acerca de la influencia del líder en la gestión de la calidad en la
educación
Grupo: 04T
Nombre de la Asesor:
Mtro. Julio Montero Del Puerto
LA CULTURA ESCOLAR
Las instituciones educativas necesitan líderes fuertes, capaces de organizar,
comunicar, definir, dirigir, orientar y re-encantar al conjunto de sus integrantes hacia una
misión para su organización; motivar a otras personas para que compartan esa misión.
Estimular la acción para realizarla, a fin de lograr una organización fortalecida en su cultura.
La cultura de una organización es su forma habitual y tradicional de pensar y hacer las
cosas, que comparten en mayor o menor grado todos los miembros y que deben aprender o
al menos aceptar en parte, los nuevos miembros, con el fin de ser aceptados en ella. En este
sentido, la cultura cubre una amplia línea de conducta al interior de la organización: las
habilidades y los conocimientos técnicos del trabajo, las actitudes hacia la disciplina y el
castigo, las costumbres y los hábitos de conducta, los objetivos, los métodos, los valores que
se dan a diferentes tipos de trabajo, las convicciones respecto a la vida democrática, las
convicciones y tabúes menos conscientes.
La cultura es parte innata para aquellos que han estado con la institución durante
algún tiempo. Cuando una organización educativa logra fortalecer su cultura, donde los
valores son ampliamente compartidos, donde se alienta a los profesores a aceptar riesgos e
innovar en la aplicación de nuevas metodologías; donde el líder ejerce real influencia sobre
los demás integrantes. Se logra hacer de la calidad su principal objetivo con el compromiso
individual y colectivo.
Para que esto ocurra en educación, los integrantes deben saber qué se espera de
ellos para configurar su propio comportamiento. Quienes administran y gestionan los
cambios en educación, deben tener claridad que los estudiantes y los profesores, son parte
fundamental de la cultura interna de cada institución; debe existir preocupación por sus
derechos y claridad en sus deberes; ocuparse de elevar el estándar de los profesores,
invirtiendo en el bienestar social y cultural, permitiendo una movilidad permanente; definir el
éxito de la institución en base al crecimiento personal y profesional, motivándolos a valorar el
conocimiento; otorgando el tiempo necesario para la reflexión y análisis de resultados de las
prácticas pedagógicas de innovación aplicadas; controlando el buen uso del tiempo otorgado;
exigiendo resultados óptimos sobre la base de la inversión realizada.
Es entonces que el profesor(a) de aula, ya que cuando le transmite a sus alumnos
valores como la igualdad, de existir, conocer, crear, pensar, opinar, ser diferentes y críticos
frente a las injusticias, defender los idearios etc. Se encuentra con una realidad medida con
un instrumento cuantitativo y no cualitativo como debiera aplicarse en el sistema educacional.
Un sistema que mide cuánto sabe el estudiante y no la calidad de este conocimiento,
aplicado en la ejecución de proyectos en equipo a fin de fortalecer el sentido para el cual
fueron creadas las instituciones educativas.
LAS POSIBLES SOLUCIONES
Consolidar el liderazgo educativo parece ser la única posibilidad para producir el
cambio en educación estimular y apoyar a los actores locales y que los centros tengan
capacidad para tomar decisiones, pues sólo ellos están en condiciones de analizar y
responder a los problemas y necesidades de sus propios contextos.
Esto parece una utopía imposible de realizar frente a la realidad de la
municipalización, que ejerce un poder coercitivo, que debilita la posibilidad del florecimiento
de líderes. Existe un interés focalizado en el producto, más que el desarrollo de la persona,
debido a la expansión globalizante de las prácticas competitivas; la administración aplicada
en educación depende de las cualidades carismáticas de la autoridad edilicia de turno; el
grado de comunicación es limitada.
Lo que deriva en una falta de consenso para el desarrollo de valores y en la toma de
decisiones; las cualidades de liderazgo, como inductor e impulsor del cambio, no siempre
son consideradas en el momento de la selección del personal; se desestima al profesor (a)
como gestor, de liderazgo a nivel institucional, generadores de aportes, ideas y proyectos.
Cada profesor es un líder del proceso educativo. La ausencia de la valoración del
profesorado imposibilita el éxito educativo.
Esto se contradice con las características de los líderes de una escuela efectiva que
considera: autonomía y gestión local; fuerte liderazgo instructivo en el currículo,
organizándolo y articulándolo para lograr las metas y expectativas propuestas; fomenta una
línea de enseñanza coherente; controla en forma sistemática el progreso de los alumnos y
ajustar la labor docente; mantiene altas expectativas sobre el éxito académico; fomenta la
comunicación entre la escuela y la familia, dando un sentido de comunidad educativa; crea y
organiza una atmósfera y clima escolar ordenado de confianza y apoyo; crea y fortalecer
instancias de colaboración y trabajo en equipo entre el profesorado; gestiona el desarrollo
continuo del personal docente y auxiliar; fortalece el sentido de pertenencia institucional.
Si consideramos lo que ocurre en la realidad al seleccionar a los directivos educativos
y lo necesario para una escuela sea efectiva, nos encontramos con una brecha que requiere
de cambios fundamentales en la estructura educacional. Establecer un estilo de liderazgo
democrático, entendido como una necesidad grupal, en el sentido de la búsqueda en
conjunto de la calidad y la excelencia. Esto implica una permanente corresponsabilidad,
participación y poner al beneficio del bien común las voluntades en la perspectiva del interés
general sobre aquellos de orden privado.
Para legitimar el liderazgo educativo debe existir un liderazgo pedagógico que
construya calidad en educación, considerando al profesor (a) como “La clave” para lograr
esta educación de calidad y la forma de contribuir a ella es un adecuado manejo de los
estímulos. Debe existir, entonces un plan de incrementación y reconocimiento, no referidos
a salarios, sino al reconocimiento social de su labor como gestor del desarrollo de quienes
dirigirán la nación en el futuro.
El desarrollo curricular tiene mejor funcionamiento cuando, en lugar de ser dirigido por
líderes o administrativos externos, se capacita a los propios profesores para tomar
decisiones e implementarlo. Para que esto se pueda materializar es necesario la distribución
del poder entre los integrantes, revisar los conceptos y prácticas del liderazgo educativo y
reconstruir el valor del profesorado desde una mirada democrática, “dispersada” en el
conjunto de la organización, en lugar de algo exclusivo de los líderes.
De modo de promover el liderazgo múltiple. Eisner (1998: 25), señala “…cuando la
estructura de la escuela entra en conflicto con nuestras aspiraciones o con las innovaciones
que tenemos la esperanza de introducir, es muy probable que la estructura altere la
innovación o modifique la aspiración, y no lo contrario. La escuela cambia el mensaje que
ingresa más de lo que el mensaje nuevo puede cambiar a la escuela”. Justamente porque la
mayoría de reformas tratan de introducir cambios en la estructura existente, quedan
absorbidas o acomodadas por ellas.
Aprendiendo estas lecciones de pensar que se puedan gestionar bien en estructuras
dadas que lo impiden. Debemos crear condiciones para la invención de nuevas estructuras
que permitan la emergencia del liderazgo sobre una amplia base, para romper con la
estructura burocrática heredada, posibilitando estructuras propias en cada institución escolar.
También se hace necesario configurar los centros educativos como “sistemas más abiertos”,
donde se vean influenciados e impelidos por las demandas y relaciones con el entorno, para
hacerlos que se “muevan” en unos casos, o se esfuercen por sobrevivir en otros.
Por otro, unido a lo anterior, están las nuevas formas de gestión de las organizaciones
y del trabajo, caracterizadas por la flexibilidad, adaptabilidad al cambio, colaboración,
competitividad, descentralización y autonomía de cada unidad organizativa, aprendizaje
conjunto y continuo, orientación hacia la resolución de problemas, innovación internamente
generada, pocos niveles de jerarquía formal, etc.
Este conjunto de condiciones están motivando una cierta reconversión, rediseño o
"reestructuración" del lugar y papel de la escuela, Esta reconversión afecta a elementos
nucleares del sistema, como son los modos de enseñanza y aprendizaje, los roles y
responsabilidades, y muy especialmente, las relaciones con padres y comunidades, que
confluyen en lo que se ha dado en llamar movimiento de reestructuración o reconversión del
sistema escolar.
LA INFLUENCIA DEL LÍDER EN LA GESTIÓN DE LA CALIDAD EN LA EDUCACIÓN
Si definimos la palabra “influencia” es aquella persona con poder o autoridad con cuya
intervención se puede obtener una ventaja, favor o beneficio. De acuerdo al diccionario de la
lengua española, podemos decir que es importante hacer uso de esta influencia de manera
positiva para lograr que la gestión sea de calidad dentro de la educación.
John Haggai definió el liderazgo como la disciplina de ejercer influencia
intencionalmente con un grupo para moverlo hacia metas que tenga beneficios permanentes
y que cumplan las necesidades reales del mismo. En esta reflexión nos centraremos en unos
de los aspectos torales del liderazgo: la influencia que es el poder que un líder ejerce sobre
otra persona para modificar su conducta en su afán de conseguir el éxito de una empresa.
Hablando de la naturaleza de la influencia, podemos señalar que el liderazgo es influencia
cuando hablamos y logramos que las personas hagan lo que se les pide, no por temor, sino
porque creen en nosotros, en nuestro liderazgo.
Todos nosotros podemos ejercer cierto grado de influencia sobre alguien, incluso
cuando no nos damos cuenta (esto suele suceder mucho y sin que lo sepamos incluso). Por
tal motivo es importante que cambiemos la forma de ver las cosas en la actualidad ya que
con un gesto o una palabra estamos diciendo muchas cosas a las personas que nos rodean
y, como docentes hay que recordar, que estamos enfrente de muchas miradas que ven como
nos comportamos y lo que hacemos para a que ellos también hagan lo mismo. Entonces
nunca hay que olvidar que liderazgo es la habilidad de poder influenciar a otros. Que trabajen
con entusiasmo, ¿porque quieren hacerlo?”. Y más importante, “¿Cómo hacer que los
jóvenes hagan las actividades porque quieren y no porque ejerzo poder o autoridad sobre
ellos?
Una de las cosas que debemos tener presente, si no la más importante, es que
debemos saber escuchar para lograr que la gestión educativa sea de una manera eficaz y
eficiente. Bob McCloskey dijo: “Yo sé que usted cree que entendió lo que usted piensa que
yo dije, pero no estoy seguro si se dio cuenta que lo que usted cree que escuchó, no es lo
que yo verdaderamente quise decir.” En muchas ocasiones no entendemos lo que nos dicen
por eso es importante que cuando nosotros escuchemos lo hagamos con interés y con esto
agregamos un valor inexplicable a las personas que nos rodean, ese valor se hace cada vez
más grande cuando practicamos esta habilidad, sin embargo se vuelve una herramienta
poderosa de influencia cuando lo hacemos de corazón y con genuino interés.
No solo basta con escuchar, sino también en saber lo que dicen sus expresiones, sus
gestos, lo que no dicen al hablar. La influencia crece directamente proporcional al nivel de
interés genuino que expresemos por las personas que nos rodean, preguntas tan “normales
y cotidianas” como: ¿Cómo estás?, ¿Cómo amaneciste? y ¿Cómo has estado?, son
preguntas tan importantes porque activan una poderosa puerta que nos puede conducir
hacia el ejercicio de la influencia. Y logramos que nuestros alumnos expresen sus
necesidades y aspiraciones, todo esto nos ayuda para que demos un cambio en la forma de
ejercer nuestro liderazgo con ellos, hay que recordar que cada persona es diferente y por lo
tanto requiere de un trato diferente.
Hay que tener presente que un líder: capacita, inspira entusiasmo, se involucra en
todos los proyectos y enseña cómo se hacen las cosas, si como docentes logramos estas
características de un líder lograremos un cambio en nosotros mismos y en nuestra
comunidad donde nos desenvolvemos y nuestros alumnos harán ese cambio también desde
su casa para la sociedad en donde se desarrollan y lograremos que ellos tengas las
herramientas para salir adelante en todas las situaciones que se les presenten.
CONCLUSIONES
Con el análisis realizado sobre el liderazgo dentro del proceso de gestión educativa
pueden quedar nombradas las siguientes conclusiones:
La gestión educativa articula los procesos y las prácticas de los integrantes de las
comunidades educativas al orientar las acciones que potencien su quehacer para que
impacte en los aprendizajes de todos sus miembros, además de hacerlos partícipes
de lo que se realice y comprometidos con lo que se impulse.
El modelo de gestión de la calidad educativa concibe la escuela como un sistema de
organización de experiencias para los aprendizajes, pues en última instancia la
función de ésta es crear condiciones para que sus estudiantes aprendan para la vida y
logren los propósitos curriculares del grado que cursan.
El liderazgo tiene distintos niveles, espacios y grupos de referencia que se ha
abordado con parámetros que son exógenos al actuar educativo, lo que ha significado
un retraso en la consecución de las metas propuestas dentro de los planes y
programas de estudio.
El progreso educativo debió iniciarse en el aula para garantizar el logro de las metas
propuestas, mediante procesos de participación, intercambio de conocimientos para ir
creando las condiciones que estimulen al profesorado a generar al interior de la
organización educativa una cultura de superación.
Con el análisis de diversos autores podemos concluir las cinco dimensiones de
liderazgo que lo hacen eficaz:
1. Establecimiento de metas y expectativas. Esta dimensión incluye establecer objetivos de
aprendizaje relevantes y medibles, comunicar de forma clara a todas las partes y hacer el
seguimiento de los mismos, así como la implicación del cuerpo docente y de otros en el
proceso. Metas claras generan buen desempeño y sentido de prioridades en medio de las
nuevas exigencias y hacen que los profesores puedan disfrutar de su trabajo al sentirse
controlando la situación, en lugar de siendo controlados por ésta.
2. Obtención de recursos en forma estratégica. Implica alinear la selección de recursos con
las prioridades de los objetivos de enseñanza. Igualmente, incluye la adecuada selección y
provisión del personal docente. Implica también un enfoque concentrado y no fragmentado
del mejoramiento escolar.
3. Planificación, coordinación y evaluación de la enseñanza y del currículum. Implicación
directa en el apoyo y evaluación de la enseñanza mediante la visita regular a las clases en
las aulas, y la provisión de los correspondientes feedbacks formativos y sumativos a los
docentes. Supervisión directa del currículum mediante la coordinación entre profesorado
entre niveles y etapas de la escuela y en el interior de cada curso o ciclo. La coherencia
incrementa las oportunidades de aprendizaje. La evaluación, basada en evidencias, posibilita
la indagación para la mejora.
4. Promoción y participación en aprendizaje y desarrollo docente. Si la calidad de los
docentes tiene impacto directo en la oportunidades que tendrán los niños, el liderazgo tendrá
que promover las oportunidades, formales e informales, para el aprendizaje profesional.
Además de promoverlas, debe participar directamente con los docentes en el desarrollo
profesional.
5. Aseguramiento de un entorno ordenado y de apoyo. Organizar las aulas para reducir los
tiempos de espera, las presiones externas y las interrupciones para proteger las
oportunidades de aprendizaje de los alumnos. Se debe establecer un entorno ordenado, que
favorezca el aprendizaje, dentro y fuera del aula.
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