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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL DE HUAMANGA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL DE DERECHO

V CICLO DE ACTUALIZACIÓN JURÍDICA

“TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA EN LOS PROCESOS DE VIOLENCIA


FAMILIAR”

BACH. PAULA CYNTHIA CORDOVA VILA

PARA OPTAR TÍTULO PROFESIONAL

DE ABOGADA

Ayacucho – Perú

2012
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

INTRODUCCIÓN

A través del presente trabajo se aborda el tema de Tutela Jurisdiccional


Efectiva en los procesos de violencia familiar, desarrollándose la presente
monografía de investigación en tres capítulos, el primer capítulo aborda el tema de
Tutela Jurisdiccional Efectiva, en segundo capítulo aborda de forma general los
conceptos básicos de la Violencia Familiar y el tercer capítulo aborda la Legislación
Nacional e Internacional que la ampara.

La presente monografía de investigación se realiza en mérito a la


preocupación que nos aborda al ser observadores de las deficiencias en el trámite
de causas en materia de violencia familiar en nuestro país y específicamente en
nuestra localidad, considerando el incremento de trámite judiciales en esta materia
durante los últimos años y la ineficacia de la normatividad al respecto. Dado que, el
proceso de violencia familiar no está respondiendo a las expectativas de los
agraviados, vulnerando con ello lo establecido en el Principio Constitucional
consagrado de Tutela Judicial Efectiva, pues por este principio no solo se persigue
asegurar la participación o acceso del justiciable a los diversos mecanismos
(procesos) que habilita el ordenamiento dentro de los supuestos establecidos para
cada tipo de pretensión, sino que se busca garantizar que, tras el resultado
obtenido, pueda verse este último materializado con una mínima y sensata dosis de
eficacia. Siendo éste el eje medular del presente trabajo.

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Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

La violencia domestica y el maltrato, supone un problema de primer orden en


nuestra sociedad, y aunque estas situaciones han existido desde tiempo inmemorial,
la conciencia social sobre ellas es un hecho reciente en la historia de nuestra
cultura.

Las primeras acciones tendentes a considerar la violencia doméstica un


grave problema de orden social surgieron en Canadá y Estados Unidos al inicio de
los años sesentas del siglo pasado. En Europa fue a partir de la década de los
setentas cuando emprendieron acciones para prevenir la violencia familiar, primero
en Inglaterra y más tarde en Bélgica, Holanda y Alemania.

Todas estas iniciativas destinadas a la prevención y al tratamiento de la


violencia en el orden familiar, fueron iniciadas por grupos reivindicativos y
luchadores, especialmente de mujeres feministas con el apoyo asociativo de
algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG), y fue mediante el esfuerzo de
estos colectivos cuando empezó a tomar conciencia y se iniciaron las acciones y la
búsqueda de soluciones para frenar la violencia desencadenada dentro del seño
familiar.

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Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

DEDICATORIA

Con amor a mis padres,


Victor Cordova Cueto; y,
Augusta Vila Montaño.

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Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

CAPITULO I

TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA

En nuestros días, ante la presencia de un conflicto, en todo Estado


Constitucional (de derecho, democrático y social) virtualmente ha desaparecido la
posibilidad de autotutela o autodefensa (“justicia por mano propia”), quedando la
autocomposición y la heterocomposición como mecanismos válidos y pacíficamente
admitidos para solucionarlos. Actualmente desde el propio Estado se alienta la
autocomposición del conflicto, en el entendido que la solución adoptada por los
propios actores es mejor que la decidida por un tercero, y se reserva a las personas
que acudan a los órganos jurisdiccionales del Estado, generalmente en última
instancia, para resolver un conflicto de intereses o eliminar una incertidumbre,
ambas con relevancia jurídica. Sin embargo, pese a la modernidad de los
ordenamientos procesales, el servicio de justicia nuestro todavía no goza de
aceptación social mayoritaria, lo que nos lleva a concluir que es necesario continuar
con la búsqueda, creación y regulación legal de nuevas herramientas procesales
que coadyuven a mejorar el servicio, y esencialmente sirvan para dar tutela efectiva
a los ciudadanos.
El mantenimiento de la paz social en justicia no se consigue haciendo que el
Estado sea depositario de la exclusividad de la función jurisdiccional, o prohibiendo
o sancionando punitivamente el ejercicio de la autodefensa, es necesario y
fundamental que el Estado sea capaz de crear instrumentos adecuados y eficaces
para satisfacer las pretensiones de los justiciables que se formulan ante los órganos
jurisdiccionales.
En la moderna perspectiva constitucional de promover los medios pacíficos
de solución de conflictos para evitar la “justicia por propia mano”, el reconocimiento
del derecho a la tutela jurisdiccional supone no desatender la efectividad de los
derechos que sus textos reconocen. La justa paz de la sociedad únicamente será

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Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

posible en la medida en que el Estado sea capaz de crear instrumentos adecuados


y efectivos de defensa jurídica para satisfacer las pretensiones que ante él se
formulan.

1. CONCEPTO

El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva es aquél por el cual toda persona,


como integrante de una sociedad, puede acceder a los órganos jurisdiccionales para
el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con sujeción a que sea atendida
a través de un proceso que le ofrezca las garantías mínimas para su efectiva
realización. El calificativo de efectiva que se da le añade una connotación de
realidad a la tutela jurisdiccional, llenándola de contenido.
El derecho a la tutela jurisdiccional “es el derecho de toda persona a que se le
haga justicia; a que cuando pretenda algo de otra, esta pretensión sea atendida por
un órgano jurisdiccional, a través de un proceso con garantías mínimas”1.
De Bernardis, define la tutela jurisdiccional efectiva como “la manifestación
constitucional de un conjunto de instituciones de origen eminentemente procesal,
cuyo propósito consiste en cautelar el libre, real e irrestricto acceso de todos los
justiciables a la prestación jurisdiccional a cargo del Estado, a través de un debido
proceso que revista los elementos necesarios para hacer posible la eficacia del
derecho contenido en las normas jurídicas vigentes o la creación de nuevas
situaciones jurídicas, que culmine con una resolución final ajustada a derecho y con
un contenido mínimo de justicia, susceptible de ser ejecutada coercitivamente y que
permita la consecución de los valores fundamentales sobre los que se cimienta el
orden jurídico en su integridad”2.
Sin embargo, no es suficiente que un derecho esté reconocido expresamente en
los textos constitucionales, pues la verdadera garantía de los derechos de la
persona consiste en su protección procesal, para lo que es preciso distinguir entre
los derechos y las garantías de tales derechos, que no son otras que los medios o
mecanismos procesales a través de los cuales es posible su realización y eficacia.
Es por ello que, muchas veces, se reclaman nuevas formas procesales que
aseguren, fundamentalmente, una tutela jurisdiccional pronta y eficiente.
1
GONZALES PÉREZ, JESÚS. El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. España. Editorial Civitas.- Segunda edición, 1985.- Pág.
27
2
DE BERNARDIS, LUIS MARCELO. La Garantía Procesal del Debido Proceso. Lima. Cultural Cusco S.A. –Editores, 1985
5
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

Nuestro Código Procesal Civil de 1993, con una depurada técnica legislativa,
establece en el artículo I del Título Preliminar el derecho a la “tutela jurisdiccional
efectiva”, al señalar: “Artículo I.- Derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.- Toda
persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa
de sus derechos o intereses, con sujeción a un debido proceso”.
Consiguientemente, es deber del Estado promover la efectividad del derecho a
la tutela jurisdiccional, que no sólo se limita al aspecto procesal, sino,
fundamentalmente, al aspecto material, en el sentido de resolver la pretensión
planteada.
El panorama doctrinario relacionado con el Derecho Procesal Civil se
caracteriza, actualmente, por la exaltación de las bondades de la eficacia en el
proceso, situándola en lugar preferencial al punto que algunos hablan del
“eficientismo procesal”. Así, el italiano Proto Pisani3 expresó que “el principio de
efectividad no es apenas una directiva para el legislador sino también “un principio
hermenéutico del Derecho vigente”. Precisamente este valor tiene una función
instrumental respecto de otro valor de innegable jerarquía cual es la “justicia”.
Morello a su turno señala que “la efectividad de las técnicas (acciones y
remedios) y de los resultados jurisdiccionales es la meta que en estas horas
finiseculares signa la eficiencia en concreto de la actividad jurisdiccional, ese
propósito es notorio y cobra novedosa presencia como exigencia perentoria del
Estado de Derecho, en el clásico brocárdico: ubi remedium ibi ius”, que “la exigencia
de efectividad (...) representa el común denominador de cualquier sistema de
garantías. Es que la sola efectividad, en último análisis, permite medir y verificar el
grado variable de la protección concreta que reviste la garantía tanto desde el punto
de vista formal (o extrínseco) cuanto de contenido (intrínseco) que es capaz de
asegurar a la situación subjetiva que abstractamente la norma procura proteger”, y
finaliza: “Nosotros, abarcativamente, predicamos la efectividad en un doble plano
concurrente. Por una parte la idoneidad específica del remedio técnico (garantía) a
utilizar, y, en segundo lugar, la materialización que-a través de la jurisdicción- se
debería alcanzar como manifestación de concreción de la tutela recabada”4.
En cuanto a su naturaleza, el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva es de
carácter público y subjetivo, por cuanto toda persona (sea natural o jurídica,
3
Citado por VARGAS, ABRAHAM LUIS. Teoría General de los Procesos Urgentes. En Medidas Autosatisfactivas. Parte General.
Ateneo de Estudios del Proceso Civil. Buenos Aires. Rubinzal – Culzoni Editores,1999.Pág. 120.
4
Ibid.
6
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

nacional o extranjera, capaz o incapaz, de derecho público o privado; aún el


concebido tiene capacidad de goce), por el sólo hecho de serlo, tiene la facultad
para dirigirse al Estado, a través de sus órganos jurisdiccionales competentes, y
exigirle la tutela jurídica plena de sus intereses. Este derecho se manifiesta
procesalmente de dos maneras: el derecho de acción y el derecho de contradicción.
Actualmente se sostiene que el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva
comprende:
· Acceso a la justicia: La posibilidad de acceder a los órganos jurisdiccionales, ya
sea como demandante o demandado, con el propósito de que se reconozca un
interés legítimo.
· El derecho a un proceso con todas las garantías mínimas: Que sería,
precisamente, el derecho al debido proceso.
· Sentencia de fondo: Los jueces deben dictar, por regla general, una sentencia
sobre el fondo del asunto, materia del petitorio para solucionar el conflicto
intersubjetivo de intereses o eliminar la incertidumbre, ambas con relevancia
jurídica; empero, en el caso de no poder entrar al fondo, porque no concurren los
presupuestos procesales y las condiciones de la acción, dictarán una resolución
fundada en derecho.
· Doble instancia: Es la posibilidad que tienen las partes de impugnar la sentencia
que consideren contraria a derecho, con el propósito de que sea exhaustivamente
revisada por el superior jerárquico y, de ser el caso, se expida una nueva sentencia
adecuada.
· Ejecución: Es el derecho a solicitar y obtener el cumplimiento material efectivo de
la sentencia definitiva, pues resulta insuficiente la declaración de que la pretensión
es fundada o infundada (aún cuando se sustente en sólidos fundamentos
doctrinarios). La efectividad de las sentencias exige, también, que ésta se cumpla
(pese a la negativa del obligado) y que quien recurre sea repuesto en su derecho
violado y compensado, si hubiera lugar a ello, por los daños y perjuicios irrogados;
de lo contrario, las sentencias, y el reconocimiento de los derechos que ellas
comportan a favor de alguna de las partes, se convertirían en meras declaraciones
de intenciones.
En este sentido, Jesús González Pérez ha señalado que: “El derecho a la
tutela jurisdiccional despliega sus efectos en tres momentos distintos: primero, en el

7
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

acceso a la justicia, segundo, una vez en ella, que sea posible la defensa y poder
obtener solución en un plazo razonable, y tercero, una vez dictada la sentencia, la
plena efectividad de sus pronunciamientos. Acceso a la jurisdicción, proceso debido
y eficacia de la sentencia”5.
Conforme a lo señalado en la Casación No 216-2004/Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-08-2005, págs. 14460-14461, El derecho a la Tutela
jurisdiccional efectiva es un derecho de nivel constitucional contemplado en el inciso
tercero del artículo ciento treinta y nueve de la Carta Fundamental, el mismo que
consiste en un atributo subjetivo que comprende una serie de derechos que se
puedan clasificar: i) como los que brindan acceso a la justicia: derecho de acción y
de contradicción; ii) los que garantizan el debido proceso incoado: derecho al juez
natural, defensa, imparcialidad, independencia, ofrecer medios probatorios,
instancia plural, motivación de las resoluciones judiciales; y, iii) los que garantizan
la ejecución de lo resuelto6…

2. LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA COMO DERECHO CONSTITUCIONAL

Modernas Constituciones consagran el derecho a la tutela jurisdiccional


“efectiva” como derecho constitucional, al que antes se conocía como derecho a la
jurisdicción, y científicamente hablando como derecho, facultad, poder de la acción.
El artículo 24º de la Constitución Política Española de 1978 consagra y
reconoce este derecho constitucional a todas las personas y no solo a los
españoles, en los siguientes términos: 1) Todas las personas tienen derecho a
obtener la tutela efectiva de los Jueces y Tribunales en el ejercicio de sus derechos
e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión. 2)
Asimismo, todos tiene derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la
defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada
contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías,
a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí
mismo, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia. La ley regulará los
casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará

5
GONZÁLEZ PÉREZ, JESÚS. El derecho a la tutela jurisdiccional. Madrid. Editorial Civitas. Segunda Edición, 1985. Pág 27.
6
HINOSTROZA MINGUEZ, ALBERTO. Comentarios al Código Procesal Civil. Tercera Edición. Lima – Junio 2010. IDEMSA. Pág. 35.
8
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.7


Germán Bidart Campos refiere que “personalmente utiliza y de manera
frecuente, la denominación nueva del clásico y viejo derecho a la jurisdicción, no
porque antes dejáramos de asignarle a éste el contenido amplio que se tiende
desde el acceso a la justicia hasta la sentencia última, sino porque se expresa mejor
en una fórmula clarísima cuál es el sentido que debemos atribuir a la jurisdicción, a
la acción, al proceso en todas sus etapas, a su duración, y a la decisión que le pone
término”8.
La Constitución Política peruana de 1993, acorde con lo expuesto, consagra
la “tutela jurisdiccional” en el capítulo referente al Poder Judicial, en su artículo 139
inciso 3), al establecer: “Artículo 139º.- Son principios y derechos de la función
jurisdiccional: 3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional.
Ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada por la ley, ni
sometida a procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni juzgada por
órganos jurisdiccionales de excepción ni por comisiones especiales creadas al
efecto, cualquiera sea su denominación.”
Es sumamente importante lo que enseña Jesús Gonzáles Pérez en cuanto a
la tutela jurisdiccional9: “El derecho a la efectividad de la tutela jurisdiccional no
constituye en modo alguno una conquista del Estado Social de Derecho, ni siquiera
del estado de Derecho. La organización del poder público de modo que quede
garantizada la justicia le viene impuesto a todo Estado por principios superiores que
el Derecho positivo no puede desconocer. El derecho a la justicia existe con
independencia a que figure en las Declaraciones de Derechos Humanos y Pactos
Internacionales, Constituciones y leyes de cada Estado. Como los demás derechos
humanos es un derecho que los seres humanos tienen por el hecho de ser
hombres. Los ordenamientos positivos se limitan a recogerle, como recogen otros
principios del Derecho Natural, al lado de los principios políticos y tradicionales “.
Con lo dicho tenemos que el soporte de la tutela jurisdiccional está en el
Derecho Natural, cuyas normas tienen validez moral y jurídica, al margen de su
recepción en norma alguna. Por ello, y acorde con la dignidad humana, al ser la
persona un fin en sí mismo, es titular de derechos que le son innatos, anteriores al

7
VARGAS, ABRAHAM LUIS. Teoría General de los Procesos Urgentes. En Medidas Autosatisfactivas. Parte General. Ateneo de
Estudios del Proceso Civil. Buenos Aires. Rubinzal – Culzoni Editores, 1999.Pág. 118
8
BIDART CAMPOS, GERMÁN. Derecho de Amparo. Buenos Aires. Ediar.1961. Cap. I.
9
GONZÁLES PÉREZ, JESÚS. El derecho a la tutela jurisdiccional. Madrid. Editorial Civitas, 1984. Pág. 22.
9
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

propio Estado y que por tanto son inalienables.

3. LA TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA ANTES Y DURANTE EL


PROCESO.

Monroy Gálvez y Bidart Campos10, hablan de tutela judicial antes del proceso
y durante él. En el primer caso se sostiene que aun cuando el ciudadano no tenga
un conflicto concreto ni requiera en lo inmediato de un órgano jurisdiccional, el
Estado debe proveer a la sociedad de los presupuestos materiales y jurídicos
indispensables para que el proceso judicial opere y funciones en condiciones
satisfactorias. Así, debe existir un órgano jurisdiccional autónomo, imparcial e
independiente; preexistir al conflicto las reglas procesales adecuadas que encausen
su solución; existir infraestructura (locales y equipos) adecuada y suficiente para
una óptima prestación del servicio de justicia; existir el número necesario y
suficiente de funcionarios que presten el servicio. En el segundo caso, esto es
durante el proceso la tutela judicial efectiva debe verificarse en todos sus
momentos, acceso, debido proceso, sentencia de fondo, doble grado y ejecución de
sentencia. En buena cuenta se trata del derecho al proceso y el derecho en el
proceso.

El derecho al proceso tiene como antecedente histórico la fecha del 17 de


junio de 1215, cuando los barones ingleses arrancaron al Rey Juan Sin Tierra
algunos derechos básicos que les aseguraran un juicio correcto. Este acto histórico
ha trascendido en el tiempo, y hoy día no existe, ni debe existir, Estado de Derecho
que no contemple al proceso como la vía mas adecuada para garantizar las
libertades individuales en tanto y cuanto sean agraviadas o afectadas por el Estado
o por particulares.

El derecho en el proceso, llamado también debido proceso legal objetivo,


importa un conjunto de garantías que el estado debe asegurar a todo persona
comprendida en un proceso, a fin de que ésta pueda ejercitar plenamente sus
derechos, sea alegando, probando, impugnando, requiriendo, etc.

10
MONROY GÁLVEZ, JUAN. Introducción al Proceso Civil. Bogotá. Editorial Temis S.A,1996. T. I. Págs. 245 y 246.
10
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

A decir de Monroy Gálvez11 “entre el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva


y el derecho a un debido proceso, existe la misma relación que se presenta entre la
anatomía y la fisiología cuando estudia un órgano vivo, es decir, la diferencia solo
reside en la visión estática y dinámica de cada disciplina, respectivamente.

El primero es el postulado, la abstracción; en cambio, el segundo es la


Manifestación concreta del primero, es su actuación”.

4. TUTELA PROCESAL EFECTIVA

- NOCIÓN:

Roberto González Álvarez12, indica que el término efectivo parece provenir de


la inseguridad de un legislador ansioso de hallar la realización de sus prescripciones
pues era consciente que éstas podían quedar en la mera enunciación o sin
ejecución, aquí efectivo tiene una doble función: a) autoaseguramiento del auténtico
poder de ordenación, y b) prescribir la operatividad de las buenas intenciones del
legislador primario. La efectividad es patrimonio del derecho positivo, a él se debe
su presencia, propiamente cuando es realizado y cumplido de hecho; lo que desde
ya remite a entender la efectividad con relación a la actuación normativa.

La conciencia de la efectividad de los derechos del hombre data del siglo pasado,
del tránsito del Estado liberal individualista al Estado social de derecho. La
concreción (efectiva) de los derechos y garantías constitucionalmente establecidos
fue más allá de un tibio sistema de libertades a cargo de un Estado inerte
administrador, pues se demandó un Estado que garantice la operatividad «efectiva»

11
MONROY GÁLVEZ, JUAN. Introducción al Proceso Civil. Tomo I. Editorial Temis S.A. Santa Fe de Bogotá, 1996. Pág. 248 y 249.
12
REVISTA IBEROAMERICANA DE DERECHO PROCESAL GARANTISTA 2008
11
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

de esos nuevos derechos, particularmente de los llamados sociales. Por tutela


jurídica, con particularidad en la escuela alemana, se entiende a la efectiva
satisfacción de los fines del derecho y la realización de la paz social mediante la
vigencia de las normas jurídicas. De ahí que en el Estado contemporáneo, los
derechos constitucionales son, más que garantías formales, derechos plenos y
operativos que exigen efectiva realización material.

Para esclarecer el panorama del proceso como medio de alcanzar la efectividad


de los derechos, bien puede concurrir la justificación del derecho procesal frente al
derecho material (éste no pasaría más allá de ser una enunciación de derechos sin
aquél una vez fracasada la actuación espontánea). La actuación forzosa de la
norma jurídica, siempre a través del proceso, puede ser anticipada o impositiva: es
anticipada cuando se logra adelantar la actuación forzada a la espontánea para
asegurar la última en su condición ideal, pues mayor efectividad que en ella no
puede haber, dada la utilidad rauda e inmediata del precepto de la norma jurídica en
su materialización; y es impositiva cuando la inobservancia del precepto origina la
necesidad de imposición de éste, y aquí viene lo medular del asunto, con
efectividad, lo que no hace sino significar utilidad; pero cómo lograr la utilidad del
precepto impuesto si su inobservancia quebrantó su natural efectividad, y por tanto
utilidad, la respuesta descansa en la eficiencia del proceso que posibilita una útil
imposición del precepto normativo-jurídico, es decir, oportuno, racional, legal y
eficaz desenlace del derecho objetivo en un caso concreto.

Lo dicho advierte la vinculación de la efectividad del derecho sustantivo


impulsada por la eficiencia del proceso hacia la eficacia de la ciencia del derecho en
su matiz más próximo —continuo— a la justicia.

Se evidencia, entonces, la connotación sustantiva de la efectividad de la tutela


jurisdiccional, y es el ánimo realizador —efectivista— del derecho, que armoniza con
su radical inspiración valorativa proyectada desde el proceso constitucionalizado
(que es la eficacia), el que trae a escena nuevos derechos asignados desde lo más
alto de la normatividad para afirmar la efectivización de los derechos; así, se tienen
derechos, v. gr., al acceso a la justicia, con el calificativo de efectivos, calificativo
que no se demora en sumar a la propia tutela jurisdiccional o procesal.

12
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

Asimismo, conforme la Sentencia del Tribunal Constitucional emitido en el


expediente N° 2525-2005-PHC/TC- AYACUCHO, en el caso de CARLOS JESÚS
CARNERO ECHEVARRÍA, se entiende por tutela procesal efectiva, aquella
situación jurídica de una persona en la que se respetan sus derechos de libre
acceso al órgano jurisdiccional; a probar, de defensa, al contradictorio e igualdad
sustancial en el proceso; a no ser desviada de la jurisdicción predeterminada ni
sometida a procedimientos distintos de los previstos por la ley; a la obtención de una
resolución fundada en derecho, a acceder a los medios impugnatorios regulados, a
la imposibilidad de revivir procesos fenecidos, a la actuación adecuada y
temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales, y a la observancia del
principio de legalidad procesal penal.

A entender de Gerardo Eto Cruz13, actualmente el control constitucional de las


resoluciones judiciales vía los procesos constitucionales de la libertad se puede
realizar bajo el marco de lo que el legislador ordinario ha impetrado, sin precedente
alguno en nuestra actual jurisdicción constitucional, como la “tutela procesal
efectiva”. Aparentemente se trataría de un concepto laxo o genérico pero que
ciertamente tiene su encaje constitucional en el artículo 139° inciso 3), aún cuando
dicha cláusula haga una diferenciación del debido proceso y la tutela judicial. En tal
situación, el Tribunal Constitucional ha conceptualizado esta categoría señalando,
independientemente de lo que establece el artículo 4° del Código Procesal
Constitucional, lo siguiente:

“[...] La tutela procesal efectiva está consagrada en la Constitución y en el Código


Procesal Constitucional, y su salvaguardia está relacionada con la necesidad de
que, en cualquier proceso que se lleve a cabo, los actos que lo conforman se lleven
a cabo en los cauces de la formalidad y de la consistencia, propias de la
administración de justicia. Es decir, se debe buscar que los justiciables no sean
sometidos a instancias vinculadas con la arbitrariedad o los caprichos de quien debe
resolver el caso. El derecho a la tutela procesal efectiva se configura, entonces,
como una concretización transversal del resguardo de todo derecho fundamental
sometido a un ámbito contencioso [...]”

13
GERARDO ETO CRUZ. El Desarrollo del Derecho Procesal Constitucional a partir de la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Peruano. Pag. 157.
13
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

Por otro lado, podemos advertir que si bien el término tutela procesal efectiva se
parece mucho al vocablo tutela jurisdiccional efectiva, existen absolutas diferencias
entre ellos. Este último es propiamente un derecho fundamental (Art. 139 Inc. 3 de
la Constitución). El primero, al parecer, es un término de naturaleza legal (Art. 4 del
CP Const.) creado por legislador y que sirve para denunciar las irregularidades que
se han suscitado en el proceso judicial, por las cuales se convierte en írrita la
decisión judicial. Por tanto, hace viable su cuestionamiento en el proceso de amparo
o hábeas corpus, según corresponda. Este término contiene en su enunciado a la
tutela jurisdiccional efectiva y el debido proceso14.

- COMPONENTES:

“[...] La tutela procesal efectiva como derecho protegible dentro del


ordenamiento constitucional tiene un claro asidero en el artículo 4° del Código
Procesal Constitucional, reconduciendo y unificando lo dispuesto en el artículo 139°,
inciso 3, de la Constitución, pues en éste se incluye separadamente el derecho al
debido proceso y a la tutela judicial.[...]”

“[…] Es pertinente recordar que, según la doctrina de nuestro ordenamiento


constitucional la tutela jurisdiccional es un derecho "continente" que engloba, a su
vez, dos derechos fundamentales: el acceso a la justicia y el derecho al debido
proceso (Cf. STC0015-2001-AI/TC). Tal condición del derecho a la tutela
jurisdiccional se ha expresado también en el artículo 4º del Código Procesal
Constitucional que, al referirse al derecho a la tutela procesal efectiva, ha
establecido en su primer párrafo que éste (...) comprende el acceso a la justicia y el
debido proceso (...)”

14
DR. MARTÍN HURTADO REYES. Tutela Procesal Efectiva.
14
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

CAPITULO II
VIOLENCIA FAMILIAR

I. ETIMOLOGÍA.-

De conformidad con su etimología, la palabra violencia deriva de la raíz latina


vis, que significa vigor, poder, maltrato o fuerza. Se define como la acción o efecto
de violentarse; acción violenta o contra el natural modo de proceder; fuerza extrema,
o abuso de la fuerza ejercida sobre una persona para obligarla a hacer lo que no
quiere.

La palabra violencia es definido por el diccionario de la Real Academia como:


15
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

“Acción violenta o contra el natural modo de ser”. A su vez violento vendría a


significar “Que está fuera de su natural estado, que obra con ímpetu y fuerza”.

La raíz etimológica del término de violencia nos remite al concepto de


“fuerza”. Por violencia debemos entender la utilización de la fuerza física o verbal
para conseguir un determinado fin en un conflicto. Violencia es obligar o forzar a una
persona, en cualquier situación, a hacer algo en contra de su voluntad. Tal y como lo
afirma Jorge Corsi, “en sus múltiples manifestaciones, la violencia siempre es una
forma de ejercicio de poder mediante el empleo de la fuerza e implica la existencia
de un “arriba” y un “abajo”, reales o simbólicos, que adoptan habitualmente la forma
de los roles complementarios: padre – hijo, hombre – mujer, maestro – alumno,
patrón – empleado, etcétera”15.

II. LA FAMILIA

La familia es el grupo social primario y fundamental, determinado por vínculos


de parentesco, en cuyo seno nacen, crecen y se educan las nuevas generaciones
de individuos, entre quienes se establecen vínculos de diverso orden e intensidad,
ya sean sentimentales, morales, económicos y jurídicos. A través de éstos últimos
se crean deberes, obligaciones, facultades y derechos entre sus miembros. Por todo
lo anterior el Estado la considera como una institución de orden público.
En el sentido más amplio (la familia como parentesco) es el conjunto de
personas con las cuales existe algún vínculo de orden familiar. Comprendería según
Fassi, al conjunto de ascendientes, descendientes y colaterales de un linaje,
incluyendo los ascendientes, descendientes y colaterales del cónyuge, que reciben
la denominación de parientes por afinidad; a esa enunciación habría que agregar al
propio cónyuge, que no es un pariente.16
Planiol y Ripert señalan que la familia, desde el punto de vista amplio, es el
conjunto de personas unidad por el matrimonio o por la filiación y,
excepcionalmente, por la adopción; pero que desde uno más reducido se constituye

15
JORGE CORSI, Una Mirada Abarcativa Sobre El Problema De La Violencia Familiar. Violencia familiar. Una Mirada
interdisciplinaria sobre un grave problema social. Pág. 23.
16
INSTITUTO PERUANO DE CIENCIAS JURIDICAS Y CRIMINOLÓGICAS. Programa de Actualización y Especialización Profesional.
Diplomado de Violencia Familiar. Módulo I – La Familia y La Violencia Familiar.
16
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

por las personas que viven bajo un mismo techo.


Se regula jurídicamente a la familia con la finalidad de contribuir a su
consolidación y fortalecimiento, en armonía con los principios de la Constitución
Política del Estado. Si bien la Constitución Política del Estado no le dedica una
sección a la Familia, se refiere a ella en normas dispersas ubicadas en el capítulo
relativo a los derechos sociales y económicos, así tenemos el artículo 4, referido a la
Comunidad y el Estado que protegen a la familia; el artículo 5, que regula el
concubinato; el artículo 6, que trata sobre la patria potestad y la igualdad de los
hijos, y se pronuncia sobre el respecto al derechos de las familias y de las personas
a decidir sobre el número de hijos; el artículo 13 sobre el derecho de los padre de
escoger los centro de educación y de participar en el proceso educativo de sus
hijos; También el artículo 2 incisos 6 y 7 sobre la protección de la intimidad personal
y familiar; artículo 24 que deja entrever una suerte de salario familiar; artículo 200
inciso 3 sobre la protección de la intimidad familiar a través del proceso de habeas
data, entre otro17.
En cuanto al marco internacional, el artículo 16 inciso 3 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, establece que la familia es el elemento natural y
fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del
Estado. El artículo 23 inciso 1 y 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado;
El artículo 10 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales establece que los estados partes deben conceder a la familia, elemento
natural y fundamental de la sociedad, la más amplia protección u asistencia
posibles, especialmente para su constitución y mientras sea responsable del
cuidado y educación de los hijos a su cargo. El artículo 17 inciso 1 de La
Convención Americana de los Derechos Humanos refiere que la familia es el
elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida por la sociedad
y el estado.
Queda claro que a través de todos estos instrumentos, la trascendencia e
importancia de la familia, al ser reconocida por todos y los estados que deben
protegerla y apoyarla, como la cédula básica de la sociedad, como ámbito natural de
la educación y la cultura.

17
AGUILAR LLANOS, BENJAMIN. La Familia en el Código Civil Peruano. Segunda Reimpresión: Enero 2010. Editorial San Marcos
E.I.R.L. Pag. 18.
17
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

En el Perú, una encuesta realizada en Lima y el Callao en el año 2004 da cuenta


de los principales problemas en la relaciones familiares, así se menciona la falta de
comunicación con un 34.9%; los problemas de orden económico con un 24.4%; la
desconfianza entre los propios miembros de la familia con un 11.6%. Estas cifras
revelan problemas que en su gran mayoría provienen de factores externos a la
familia y no del interior del grupo familiar, por lo que el Estado y la sociedad entera
tiene una gran tarea que cumplir18.
III. LA VIOLENCIA FAMILIAR.

Por mucho tiempo, la concepción que se tenía del hogar como el ámbito privado
por excelencia retrasó el análisis, estudio y regulación del tema de violencia familiar,
el cual surgió al considerar que sus consecuencias afectaban a la sociedad en
general.
En la década de los setenta del siglo pasado se comienzan a establecer los
marcos jurídicos necesarios para regular esta problemática, motivados,
principalmente, por la reivindicación de los derechos de la mujer, receptora
primordial de éste tipo de violencia.
Sobre la violencia familiar se han generado diferentes definiciones, esparcidas en
diversos ordenamientos jurídicos civiles y penales, así como variados conceptos e
interpretaciones dados tanto por el Poder Judicial como por organismos
internacionales.
El Consejo de Europa ha definido a la violencia familiar como: Toda acción u
omisión cometida en el seno de la familia por uno de los miembros, que menoscaba
la vida, la integridad física, psicológica e incluso la libertad de otro de los miembros
de la misma familia, que cause serio daño al desarrollo de la personalidad.
Se denomina violencia familiar al conjunto de conductas, acciones u omisiones
habituales ejercidas contra la pareja u otro miembro de la familia, con el propósito
explicito o no de mantener el control de la relación. Dichas conductas adoptan
formas físicas, psicológicas y/o sexuales, y/o atentan contra las propiedades o
individuos relacionados con la pareja u otro integrante de a familia o involucran el
aislamiento social progresivo, castigo, intimidación y/o restricción económica.
Según el informe Mundial sobre Salud y Violencia de la Organización Mundial de
la Salud (OMS), la violencia es un problema de salud pública pues genera graves
18
Ibid.
18
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

daños psíquicos, físicos, privaciones y deficiencias en el desarrollo de las personas.


Jorge Corsi, la violencia familiar son todas las formas de abuso que tiene lugar
en las relaciones entre los miembros de una familia. Se llama relación de abuso a
aquella forma de interacción que, enmarcada en un contexto de desequilibrio de
poder, incluye conductas de una de las partes que, por acción o por amisión,
ocasionan daño físico y/o psicológico a otro miembro de la relación19.
La violencia familiar es una situación que atenta contra una serie de derechos
fundamentales como el derecho a la integridad física, psicológica y moral de la
persona afectada por esta situación; el derecho a la libertad física, sexual y de
tránsito; el derecho al honor y a la buena reputación, y muchas veces el derecho a
la vida20.
Por violencia, de acuerdo con la definición del diccionario, se debe entender:
“cualidad de violento”, “acción y efecto de violentar o violentarse”, “acción de violar a
una mujer”21.

La acción violenta viene determinada por una posición simétrica, jerárquica,


basada en el dominio de uno sobre otro, mediante la fuerza física o moral. . Entre
las características elementales que inciden en el fenómeno de la violencia familiar
debemos señalar las siguientes:

- Es una construcción Humana no natural, puesto que son conductas


aprendidas y transmitidas a través de la enseñanza del ser humano
durante su desarrollo, en las que se reconoce que el hombre no nace
violento, que en los genes no existe información de que el ser humano
transmite este tipo de conducta.
- Es intencional, lo cual se transfiere al tener como objetivo prioritario
dañar, imponer, vulnerar, reprimir, anular, etcétera.

- Posee discrecionalidad, ya que siempre va dirigida a una persona


específicamente, que se encuentra en una posición de más
desprotección y debilidad.

19
Jorge Corsi, mencionado en Diplomado de Violencia Familiar. Módulo II –La Violencia Familiar y los Derechos Humanos. Pág.
35.
20
WILFREDO ARDITO VEGA Y JAVIER LA ROSA CALLE. Violencia Familiar en la Región Andina. Análisis Comparado. Pág. 09.
21
Según la definición incluida en el Diccionario de la Lengua Española.
19
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

- Es un medio posible en la resolución de conflictos, puesto que una de


sus características incidentes es la de utilizar la violencia como un
método sencillo, rápido y fácil de resolver los problemas antes de utilizar
el diálogo, la tolerancia y la razón para la búsqueda de soluciones.

- Es un ejercicio de poder, dado que la violencia se ejerce desde el más


fuerte al más débil, otorgando siempre un abuso de superioridad.

- Obstaculiza el desarrollo humano, al tener que reconocer que la violencia


es una barrera que limita al ser humano, dado que le impide que pueda
desenvolver sus capacidades plenamente dentro de los contextos
familiar, social, laboral, etcétera.

IV. CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS DE VIOLENCIA FAMILIAR.

Existen diversas clasificaciones de la violencia, entre ellas la que distingue entre


la violencia física, psicológica y sexual.

- Violencia Física:
Toda aquella conducta que directa o indirectamente éste dirigida a ocasionar
un daño o sufrimiento físico sobre la persona, tales como heridas,
hematomas, contusiones, excoriaciones, dislocaciones, quemaduras,
pellizcos, pérdida de dientes, empujones, o cualquier otro maltrato que
afecte la integridad física de las personas, así como toda conducta destinada
a producir daño a los bienes que integran el patrimonio de la víctima.
Se dice que “no hay violencia física sin previa agresión psicológica. Una vez
conseguido el objetivo del dominio y control de la víctima, el agresor no suele
detenerse en ese estadío: si no que, reforzado en su conducta, al haber
obtenido sumisión incondicional de la mujer, toma como una provocación la
falta de respuesta de ella, u entonces para a la acción física..”22

- Violencia Psicológica:
Es toda acción u omisión realizada por un miembro de la familiar, que dañe

22
WALDO FRANCISCO NUÑEZ MOLINA Y MARIA DEL PILAR CASTILLO SOLTERO. Violencia Familiar – Comentarios a la Ley 29281.
Doctrina, Legislación y Jurisprudencia. Lima 2009. Ediciones Legales. Pág. 65.
20
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

la autoestima, la identidad, o el desarrollo emocional de otro miembro de la


misma familia, en una gama de situaciones; como los insultos constantes,
negligencia, humillación, no reconocer aciertos, chantaje, degradación,
aislamiento de amigos y familiares, destrucción de objetos apreciados,
ridiculización, rechazo, manipulación, amenazas, explotación, comparación,
intimidar, celar, amenaza constante de expulsarla de la casa, aterrorizar a
sus seres queridos, manipular emocionalmente a los hijos, desautorizarla
delante de los hijos, amenazar con llevarse a los hijos, aislar a la victima de
su red familiar y social, etc.
Este tipo de maltrato pude ser reflejo de diversas actitudes por parte del
maltratador: hostilidad: que se manifiesta en formas de reproches, insultos y
amenazas; desvalorización, que supone un desprecio de las opiniones, de
las tareas o incluso del propio cuerpo de la víctima, e indiferencia, que
representa una falta total de atención a las necesidades afectivas y los
estados de ánimo.23

- Violencia Sexual:
Toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la persona a decidir
voluntariamente su sexualidad, comprendida en esta no sólo el acto sexual
sino toda forma de contacto o acceso sexual o no genital 24. Es toda acción
que un miembro de la familiar u otra persona, por medio de la fuerza física,
la intimidación o la coerción psicológica obliga a otro miembro a que ejecute
un acto sexual contra su voluntad, o sin conciencia del acto en el que será
involucrado participando en una variedad de situaciones que van desde las
relaciones emocionales sexualizadas, caricias no deseadas, acoso, abuso
sexual, infantil en todas sus variantes (tocamientos, manoseo, exhibición de
genitales, observaciones, cuando se cambia de ropa o está en la ducha),
incesto, exposición a niños o adolescentes a pornografía, en algunos casos
hasta la penetración oral, anal o vaginal, negar a las mujeres el uso de
métodos anticonceptivos, no utilizar medios de protección contra las
enfermedades transmisibles sexualmente, burlarse de su cuerpo, compararla

23
Ibid.
24
Op Cit. Diplomado de Violencia Familiar. Módulo I – La Familia y La Violencia Familiar. Pág. 11.

21
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

con su amante, etc.


Esta referido al establecimiento forzado de relaciones eróticas, sin la más
mínima contrapartida efectiva, o a la imposición de conductas percibidas
como degradantes por la víctima. (Corsi 1995).

El artículo 2° del Texto único Ordenado de la Ley No 26260, Ley de


Protección Frente a la Violencia Familiar, establece la siguiente descripción de los
actos que pueden constituir violencia familiar:
“A los efectos de la presente Ley, se entenderá por violencia familiar,
cualquier acción u omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato sin lesión,
inclusive la amenaza o coacción graves y/o reiteradas, así como la violencia
sexual…”
El maltrato físico es entendido como todo daño causado en el cuerpo o en la salud.
El maltrato psíquico, es entendido como todo acto que daña a una persona mental
o emocionalmente y/o que le causa perturbaciones de tal naturaleza, que lesiona su
salud o hiere gravemente su bienestar. En general también se entiende que el
maltrato comprende las distintas formas del abuso sexual que pueden ocasionar un
daño físico o psíquico.
El maltrato sin lesión, que está constituido por ciertas agresiones posiblemente
físicas que no dejan huella.
La Violencia sexual es entendido como actos u omisiones y cuyas formas de
expresión pueden ser: inducir a la realización de prácticas sexuales no deseadas o
que generen dolor, practicar la celotipia para el control, manipulación o dominio de la
pareja y que genere un año.

V. SUJETOS DE LOS ACTOS DE VIOLENCIA FAMILIAR.

Este tipo de violencia, como ya se mencionó, atiende a una calidad específica


de los sujetos involucrados dentro de un núcleo familiar, entendiendo por éste no
sólo al formado por lazos de parentesco, sino también por aquellas conforme lo
establece el artículo 2° del Texto único Ordenado de la Ley No 26260, Ley de
Protección Frente a la Violencia Familiar, conforme se detalla a continuación:
a) Cónyuges.

22
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

b) Ex Cónyuges.
c) Convivientes.
d) Ex convivientes.
e) Ascendientes.
f) Descendientes.
g) Parientes colaterales hasta el cuarto de consanguinidad y segundo de
afinidad.
h) Quienes habitan en el mismo hogar, siempre que no medien relaciones
contractuales o laborales.
i) Quienes hayan procreado hijos en común, independientemente que convivan
o no, al momento de producirse la violencia.
j) Uno de los convivientes o parientes del otro hasta el cuarto grado de
consanguinidad y el segundo de afinidad en las uniones de hecho25.”

Se ha ampliado los alcances de la norma, comprendiendo bajo el monto de su


protección a miembros de la familia que no son pareja y a otras relaciones que no
son de parentesco pero que sí suponen relaciones afectivas entre quienes habitan
en el mismo hogar.
Con la promulgación de la Ley 26763, también quedaron bajo protección
quienes han procreado hijos en común, independientemente de que convivan o no,
al momento de producirse la violencia. Sin embargo, la ley ya no sólo se refiere a la
violencia por parte del cónyuge o pareja, sino que genéricamente abre el abanico de
posibilidades para que su ámbito de protección recaiga sobre cualquier miembro
integrante del grupo familiar o afectivo, vivan o no en el mismo hogar. De alguna
manera, en esta fórmula legal, se desconoce o más bien se omite, la vulnerabilidad
que presentan las mujeres víctimas de violencia. No contiene la especificidad del
problema, como sí se plantea en la Convención de Belem de Para, cuyo artículo 1,
define directamente qué es violencia contra la mujer. De otro lado, dicho artículo
contempla la posibilidad de recurrir a la Ley, en caso de violencia entre parientes
hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, sin aludir a la
condición de la convivencia, pues esto no lo menciona. Además, existen

25
Conforme lo dispone el artículo 326b del Código Civil: La unión de hecho, voluntariamente realizada y mantenida por un
varón y una mujer, libres de impedimento matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del
matrimonio, origina una sociedad de bienes que se sujeta al régimen de sociedad de gananciales, en cuanto le fuere aplicable,
siempre que de dicha unión haya durado por lo menos dos años continuos.
23
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

innumerables casos de herederos que haciendo uso abusivo del derecho, presentan
demandas de violencia familiar con el objetivo de hacer prevalecer derechos
patrimoniales, esta situación debe ser tomada en cuenta para modificar el campo de
protección, limitando su aplicación para quienes sufren de violencia familiar en los
términos de abuso ya expuestos de las relaciones de poder por parte de un
miembro de la familia poniendo especial énfasis en las medidas de protección a
favor de las mujeres, niñas, niños y adolescentes.
El Tribunal Constitucional ha considerado que: “Sin importar el tipo de familia
ante la que se esté, esta será merecedora de protección frente a las injerencias que
puedan surgir del Estado y de la sociedad. No podrá argumentarse, inconsecuencia,
que el Estado solo tutela a la familia matrimonial, tomando en cuenta que existen
una gran cantidad de familias extramatrimoniales. Es decir, se comprende que el
instituto familia trasciende al del matrimonio, pudiendo darse la situación de que,
extinguido este, persista aquella. Esto no significa que el Estado no cumpla con la
obligación de la Constitución en cuanto promover familia matrimonial, que suponen
mayor estabilidad y seguridad de los hijos”26.

VI. DE LAS MEDIDAS DE PROTECCIÓN:

Las medidas de protección se encuentran previstas por el artículo 10° de la Ley


29282, y han sido materia de varias modificaciones desde la dación del Texto único
Ordenado de la Ley 26260, Ley de Protección frente a la Violencia Familiar, el cual
en un inicio señalaba que el Fiscal podía dictar las medidas de protección
inmediatas que la situación exija, para luego ser modificada mediante Ley 27306,
donde se precisó que el Fiscal deberá dictar las medidas de protección,
constituyéndose así la obligatoriedad en el dictado de la medida, texto que
nuevamente fue modificado por la Ley 27982, donde a la obligatoriedad de dictar la
medida de protección se le agregó “bajo responsabilidad”, y recientemente
mediante la ley en comentario no solo se señala que el Fiscal deberá bajo
responsabilidad dictar la medida de protección, sino que se establece un plazo, que
es el de cuarenta y ocho horas; asimismo, el dispositivo adiciona nuevas medidas
de protección, como son la prohibición de comunicación, acercamiento o proximidad
a la víctima en cualquier forma y la suspensión del derecho de tenencia y porte de
26
EXP. No 06572-2006-PA/TC del 06 de noviembre del 2007.
24
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

armas, y una innovación más es que el Fiscal puede solicitar la detención del
agresor ante el Juez Penal competente, quien dictará tal medida dentro del plazo de
24 horas.
VI.1 Naturaleza de las Medidas de Protección:

En doctrina se concuerda (salvo por algunos otros sinónimos) que las


medidas de protección dictadas por el Ministerio Público son medidas
autosatisfactivas, es decir, un mecanismo procesal para la tutela urgente de
derechos. Para Walter Peyrano, las medidas autosatisfactivas “son soluciones
jurisdiccionales urgentes, autónomas, despachables inaudita et altera pars y
mediando una fuerte probabilidad de que los planteos formulados sean atendibles.
Importan una satisfacción definitiva de requerimiento de sus postulantes y
constituyen una especie de la tutela de urgencia que debe distinguirse de otras,
como por ejemplo, de las diligencias cautelares clásicas. Pueden llegar a
desempeñar un rol trascendental para remover “vías de hecho”, sin tener que
recurrir para tal efecto a la postulación de diligencias cautelares que, como se sabe,
ineludiblemente requieren la iniciación de una pretensión principal que, a veces, no
desean promover los justiciables27. Por eso, respecto de las medidas
autosatisfactivas, su carácter precautorio o cautelar es discutible, por cuanto para su
dictado no se requiere estrictamente el cumplimiento de ciertos requisitos válidos
para las demás medidas. En efecto, las exigencias sobre “verosimilitud del derecho”
y “el peligro en la demora” no parecen ser los términos de análisis para saber si un
niño merece la protección de que se trata, sino más bien la consideración, dentro de
un balance de posibilidades de que la situación se vuelve a repetir. Desde esa
perspectiva, no hay análisis de un derecho sustancial, como ocurre con las demás
medidas cautelares, en que se considera la verosimilitud del derecho cuyo
reconocimiento se demanda mediante un juicio principal promovido o por
promoverse, que se intenta asegurar a través de una medida. En el caso de los
niños maltratados, puede ocurrir que no se formule ninguna demanda posterior,
bastando con las medidas de protección instrumentadas28.

27
Citado por CHANG, Martel: Tutela Cautelar y Medidas autosatisfactivas eb ek proceso Civil. Lima: Palestra, 2003. P. 97. A su
vez, citado por WALDO FRANCISCO NUÑEZ MOLINA Y MARIA DEL PILAR CASTILLO SOLTERO. Ob Cit. Pag. 135.
28
SANZ, Diana y MOLINA, Alejandro: Violencia y Abuso en la Familia. Buenos Aires: Lumen/Humanitas, 1999. P. 321. CITADOS
POR WALDO FRANCISCO NUÑEZ MOLINA Y MARIA DEL PILAR CASTILLO SOLTERO. Ob Cit. Pag. 136.
25
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

26
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

CAPITULO III
LEGISLACIÓN INTERNACIONAL Y NACIONAL QUE LA REGULA

I. Marco normativo internacional de protección frente a la violencia familiar.

El artículo 55° de la Constitución Política del Estado establece que los Tratados
Internacionales vigentes celebrado por el Estado forman parte del derecho nacional.
Si bien, a diferencia de la Constitución de 1979, los Tratados de Derechos Humanos
no tiene rango constitucional expresamente, se recoge los alcances de la Cuarta
Disposición Final y Transitoria de dicho texto que dispone que la interpretación de
los derechos debe realizarse a la luz de los tratados internacionales de derechos
humanos. Lo cual significa, que se les otorga supremacía constitucional frente a
cualquier otra norma. Nuestro país ha ratificado todos los instrumentos
internacionales que constituyen el marco de la protección de los derechos humanos
frente a la violencia familiar y también los que específicamente protegen a las
mujeres y niños (as). Es decir, existe un sistema jurídico internacional de protección
conforme al cual las víctimas pueden amparar sus demandas y que, de no ser
atendidas, acarrearán responsabilidades estatales por los actos u omisiones en lo
que Jueces pudieran incurrir.

El Estado peruano por estos diversos convenios internacionales se obliga a


adoptar determinadas políticas respecto de la prevención y erradicación de la
práctica de la violencia familiar, en especial de la violencia dirigida contra la mujer.

En el sistema universal de Naciones Unidas, podemos referirnos a:


Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), reconoce el derecho
a la vida, libertad y seguridad (artículo 3), prohíbe la tortura y tratos inhumanos
(artículo 5).

El Pacto internacional de derechos civiles y políticos (1966) ratificado por el


Perú en 1978, reconoce el derecho de las personas a la vida (artículo 6), a no ser
27
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

discriminadas por razón de sexo (artículo 26) y el derecho a no ser sometidas a


penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (artículo 7).

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966)


ratificado por el Perú en 1978, reconoce el derecho al disfrute del más alto nivel
posible de la salud física y mental.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos reconoce el derecho a


la integridad personal (artículo 5) y el derecho a la no discriminación por razón de
sexo (artículo 1). En ese sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
ha señalado expresamente que la práctica de la violencia familiar y la impunidad o
tolerancia de ésta por parte del Estado, es una forma de discriminación contra la
mujer, por lo que la falta de sanciones adecuadas y oportunas sobre la misma,
constituye un factor que contribuye a la práctica reiterada de ésta (Informe Nº 54/01
de 16 de abril de 2001/Caso12.051.María da Penha Maia Fernándes)

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación


contra la mujer (CEDAW), fue suscrita por el Perú en julio de 1981 y ratificada en
septiembre de 1982, que reconoce igualmente el derecho a la no discriminación de
la mujer, definiéndola como “toda distinción exclusión o restricción basada en el
sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento
goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base
de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades
fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural, civil o cualquier
otra esfera”. Al respecto, el Comité para la eliminación de la discriminación contra la
mujer, órgano de protección de la CEDAW, ha señalado que el concepto de
discriminación previsto en este instrumento internacional incluye los actos que
infligen daños o sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de
cometer esos actos, coacción y otras formas de privación de la libertad. En ese
sentido, la Recomendación General Nº 19 y -expresamente- la Recomendación “P”
del VI Informe de 2003 del referido Comité, exhortan al Estado peruano a garantizar
que la violencia familiar sea perseguida y sancionada con la debida celeridad y
severidad y que asegure que las mujeres víctimas de dicha violencia reciban

28
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

reparación y protección inmediata.

La Convención para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la


mujer (Belem do Pará) prohíbe expresamente la violencia contra la mujer,
definiéndola como una manifestación de la violencia de género y de las relaciones
de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres. Especialmente, el
artículo 7 de esta Convención obliga a los Estados, entre otras prescripciones, a
incluir en su legislación interna normas penales que sean necesarias para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. Asimismo, el artículo 8 establece
obligaciones para los Estados Parte de implementar medidas que tiendan a
modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y de mujeres que
impliquen prácticas prejuiciosas o sexistas, y de fomentar la capacitación del
personal de la administración de justicia, policial así como de otros funcionarios
encargados de la políticas de prevención, sanción y eliminación de la violencia
contra la mujer.

Declaración de la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos de Viena,


donde la asamblea general aprobó la declaración que insta a los Estados a combatir
la violencia contra la mujer, aprobado por 88 naciones incluido el Perú.

Declaración sobre la eliminación de la Violencia contra la Mujer adopta por


la Asamblea General de la ONU, el 20 de diciembre de 1993, se proclamó
mediante resolución 48/104, la Declaración sobre la Eliminación de Violencia contra
la Mujer, señalándose que: “… la violencia contra la mujer constituye una
manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la
mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su
contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer, y que la
violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales”..

Convención Internacional sobre los derechos del Niño y Declaración de los


derechos del Niño, es el avance más importante en la legislación internacional.
Fue aprobada el 20 de noviembre de 1989 por la Asamblea General de NNUU,
entrando en vigor el 2 de setiembre del siguiente año. Es el primer instrumento

29
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

internacional jurídicamente vinculante que incorpora toda la gama de derechos


humanos de la infancia, por lo cual, los niños y niñas son considerados sujetos y ya
no objetos de derechos, debiendo adoptarse cualquier medida administrativa,
legislativa o judicial en base a la doctrina del Interés Superior del Niño(a).

II. RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL PODER JUDICIAL


FRENTE A LA VIOLENCIA FAMILIAR:
La responsabilidad internacional de cada Estado surge cuando los actos u
omisiones de cualquiera de sus órganos, incluyendo el Poder Judicial, entran en
conflicto con una obligación internacional del Estado asumida en virtud a Tratados y
Convenios, especialmente en Derechos Humanos. Ello implica que el Poder Judicial
tiene la obligación jurídica de enmarcar sus decisiones dentro de los principios y la
normativa del sistema jurídico de protección internacional de los derechos humanos.
Además, las sentencias e interpretaciones sobre derechos humanos de la Corte
Interamericana de Justicia son de carácter vinculante y obligatorio, conforme el
Tribunal Constitucional de nuestro país ha reconocido en diversas ejecutorias, ya
que somos parte de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso
Velasquez Rodriguez, en la sentencia del 29 de julio de 1988, ha desarrollado
importantes criterios. Dicho Tribunal dejó establecido que el artículo 1.1. de la
Convención Americana de Derechos Humanos, pone a cargo de los Estados Partes,
deberes fundamentales de respeto y garantía de los derechos humanos reconocidos
en la Convención de modo tal que según las reglas de Derechos Internacional la
acción u omisión de cualquier autoridad pública, constituye un hecho imputable al
Estado, pues la primera obligación del Estado es “respetar los derechos y
libertades” porque los derechos humanos son atributos inherentes a la dignidad
humana y en consecuencia superiores al Estado. Incluso en la protección de los
derechos humanos, está necesariamente comprendida la noción de restricción al
ejercicio del poder estatal.
La segunda obligación del Estado es garantizar el libre y pleno ejercicio de
los derechos. Debe organizar todo el aparato gubernamental para prevenir,
investigar y sancionar toda violación de los derechos humanos y procurar el
restablecimiento –si es posible. Del derecho conculcado y –en su caso- la

30
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

reparación de los daños producidos.


Llevadas estas obligaciones al terreno de la violencia familiar, el Estado tiene el
deber jurídico de prevenirla, estudiar sus causas, dictar las medidas administrativas,
legales y de cualquier otra índole para erradicarla de los hogares.

III. Marco normativo nacional de protección frente a la violencia


familiar.

1. La Constitución:
La protección de los derechos fundamentales en el ordenamiento jurídico
nacional frente a la violencia familiar tiene su fuente directa en la Constitución
Política del Estado, y encuentra su fundamento esencial, en el respeto a la dignidad
de la persona humana. En el texto Constitucional señala, sentando bases sobre las
cuales se ha de desarrollar su cuerpo normativo, que: Artículo 1: Defensa de la
persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y el
Estado”. Precepto sustancial que no sólo sirve de orientación al orden jurídico,
social, político y económico de la nación, sino que sobre todo se constituye en uno
de los pilares de nuestra existencia –y subsistencia- como sujetos titulares de
derechos en una sociedad democrática. Además, es el resultado de una larga
historia de luchas y conquistas por la defensa de la condición humana, al menos en
su expectativa de lograr el reconocimiento y respeto de sus derechos.
En el desarrollo y ampliación del derecho a la dignidad, se ha consagrado
otros derechos, también fundamentales, que van indiscutiblemente ligados y son
interdependientes, características en común con los derechos humanos; el derecho
a la vida, a la integridad personal, al libre desarrollo y bienestar, a la igualdad y no
discriminación29.
El Tribunal Constitucional, citando a Enrique Alvarez Conde, en la
jurisprudencia recaída en un Habeas Corpus, planteado para tutelar el derecho a la
Integridad Personal, dice “que el derecho a la vida se prolonga en el derecho a la
integridad física y moral. En efecto el reconocimiento y defensa que el texto
constitucional consagra la vida humana, no supone llana y elementalmente la
constitucionalización de la mera existencia, sino que abarca la responsabilidad de

29
Instituto de Capacitación y Desarrollo. Diplomado Violencia Familiar y Derechos Humanos. Tomo II. Legislación contra la
Violencia Familiar. Pág. 13.
31
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

asegurar que ésta se despliegue con dignidad.” Asimismo, sostiene que en la


mencionada acción de garantía, que la integridad personal se relaciona con el
derecho a la salud, en la medida que éste último tiene como objeto el normal
desenvolvimiento de las funciones biológicas y sicológicas del ser humano,
deviniendo así, en una condición indispensable para el desarrollo existencial y en un
medio fundamental para alcanzar el bienestar individual y colectivo. El derecho a la
salud está contemplado en el artículo 7 de la Constitución Política del Estado, dentro
del capítulo de los derechos sociales y económicos. El Tribunal Constitucional
también ha enfatizado que es tal el reconocimiento a la importancia de la defensa de
la dignidad humana, que el legislador ha establecido en el artículo h) del artículo 24,
dentro del derecho a la libertad y seguridad personales: “que nadie puede ser
víctima de violencia moral, síquica o física, ni a ser sometido a torturas o a tratos
inhumanos o humillantes.” Este desarrollo jurisprudencial, permite sostener, en la
misma línea de la comunidad jurídica internacional, que todo hecho de violencia y
especialmente el cometido contra las mujeres, importa la vulneración del derecho a
la dignidad y otros derechos humanos fundamentales reconocidos en la
Constitución.
La Constitución reconoce los derechos inherentes a la dignidad de la
persona humana30 (artículo 1°); a la integridad personal 31 (artículo 2 inciso 1) y a no
ser víctima de actos de violencia moral, psíquica o física o de tratos inhumanos o
humillantes (artículo 2 inciso 24-h), cuya titularidad corresponde a todas las
personas, varones y mujeres, sin discriminación por razón de sexo (artículo 2 inciso

30
El principio de dignidad de la persona: Partiendo de la máxima kantiana, la dignidad de la persona supone el respeto del
hombre como fin en sí mismo, premisa que debe estar presente en todas los planes de acción social del Estado suministrando
una base constitucional a sus políticas, pues en el Estado social el respeto a la dignidad se refiere esencialmente a lograr una
mejor calidad de vida de las personas. En razón de ello, en sede jurisdiccional ningún análisis puede desarrollarse sin verificar el
respeto a la dignidad del hombre, tanto en la actuación del Estado como en la de los particulares. El principio de dignidad
irradia en igual magnitud a toda la gama de derechos, ya sean los denominados civiles y políticos, como los económicos,
sociales y culturales, toda vez que la máxima eficacia en la valoración del ser humano solo puede ser lograda a través de la
protección de las distintas gamas de derechos en forma conjunta y coordinada. Bajo este principio, el Estado no solo actuará
con respeto de la autonomía del individuo y de los derechos fundamentales como límites para su intervención –obligaciones
de no hacer–, sino que deberá proporcionar, a su vez, los cauces mínimos para que el propio individuo pueda lograr el
desarrollo de su personalidad y la libre elección de sus planes de vida –obligaciones de hacer-. SENTENCIA DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL - EXP. N.° 2945-2003-AA/TC – LIMA.
31
En puridad se trata de un atributo indesligablemente vinculado con la dignidad de la persona, y con los derechos a la vida, a
la salud, a la seguridad personal y al libre desarrollo y bienestar.
El reconocimiento de su importancia es tal, que obligó al legislador constituyente no sólo a establecer su protección a través de
lo dispuesto en el referido precepto, sino también, adicionalmente, a ratificarlo tuitivamente a través de lo dispuesto en el
apartado h) del numeral 23 del artículo 2° de la Constitución; el cual, textualmente, señala que toda persona tiene derecho: “A
la libertad y seguridad personales. En consecuencia: h) Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido
a tortura o a tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera puede pedir de inmediato el examen médico de la persona agraviada
o de aquella imposibilitada de recurrir por si misma a la autoridad. Carecen de valor las declaraciones obtenidas por la
violencia. Quien la emplea incurre en responsabilidad”. El inciso 1 del artículo 2° de la Constitución direcciona
conceptualmente la integridad en tres planos: físico, psíquico y moral.
32
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

2). Estos derechos vinculan a los órganos jurisdiccionales a interpretar las


disposiciones jurídicas en el sentido de priorizar la protección de los derechos
fundamentales de las víctimas de la violencia familiar por encima de otros intereses
concurrentes. Así lo ha establecido la sentencia del Tribunal Constitucional de 29 de
abril de 1997, recaída en el proceso de inconstitucionalidad contra el artículo 337 del
Código Civil.

2. El Código Civil prevé la disolución del vínculo matrimonial: Previsto


en el artículo 333, que establece las causales de separación de cuerpos,
establecida en el inciso 2, 3 y 4, la violencia física o psicológica, respecto del
atentado contra la vida del cónyuge o la injuria grave 32, respectivamente, que
vendrían a significar manifestaciones de violencia física o psicológica, por lo que
podrían estar subsumidas en el inciso antes descrito, en función a que la definición
de violencia, abarca una amplia gama de situaciones, conforme a los alcances de la
Ley de Protección contra la Violencia Familiar.
3. El Texto Único Ordenado (TUO) de la Ley de protección frente a la
violencia familiar, Ley Nº 26260 y el Decreto Supremo Nº 002-98-JUS -
Reglamento del TUO de la Ley de Protección frente a la Violencia Familiar.

El Perú fue el primer país de la región en el que se aprobó una ley específica
contra la violencia familiar: la Ley 26260, promulgada en 1993 y modificada en 1997
(Ley 26763).
La Ley esta imbuida de un espíritu diferente a la lógica civilista o
patrimonialista de las normas del Código Civil sobre las causales de divorcio, o el
sancionador de las leyes penales. Es una lógica cautelar que permite a policías,
jueces y fiscales adoptar medidas inmediatas de prevención y protección frente a los
casos de agresiones, con el objeto de poner fin a dichos actos, y evitar que se
vuelvan a producir.
Si bien existen serios avances en la comprensión del problema de violencia
familiar y adecuación al marco internacional, lo cierto es que, la Ley, a pesar de las
modificaciones, contiene serias imperfecciones que dificultan su aplicación y
eficacia. A ello debe sumarse la falta de atención y/o ejecución de políticas del
Estado a cargo de los distintos sectores involucrados en la lucha por erradicarla. Es
32
Nuestra jurisprudencia ha establecido que la injuria grave consiste en toda ofensa inexcusable e inmotivada al honor y a la
dignidad de un cónyuge, producida en forma intencional y reiterada por el cónyuge ofensor, haciendo insoportable la vida en
común. (Ejecutoria Suprema del 7-08-1992. Citada por CABELLO. P. 145)
33
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

decir, cada Institución del Estado debe asumir la responsabilidad que le


corresponde, y no sólo el Poder Judicial.
Esta norma regula la política estatal frente a la violencia familiar. Se trata de
un conjunto de disposiciones orientadas, principalmente, a la protección de las
víctimas de violencia familiar, pues obliga a las autoridades competentes a ordenar
medidas tuitivas inmediatas y cautelares a favor de las mismas. Los referidos textos
norman una serie de aspectos que son aplicables al procedimiento de violencia
familiar, especialmente, la aplicación de las medidas de protección (artículos 10 y
26) y el plazo de la investigación preliminar (artículo 4). En este extremo es preciso
indicar el procedimiento legal habitual realizado ante un caso de violencia familiar33,
partiendo desde el momento de cometido el acto de violencia familiar establecido
como tal en la Ley de análisis: Ante un acto de violencia sea física, psicológica, sin
lesión o sexual, un ciudadano acude a la Comisaría del sector, consultando medio
aturdido, quién le puede recibir una denuncia, y entre señales y preguntas logra
llegar a la oficina competente en la que, tras esperar su turno, es atendió por un
efectivo policial. La persona violentada desea presentar una denuncia contra su
conviviente, argumentando que, en tal fecha, en horas de la madrugada, aquél lo
agredió físicamente y sexualmente. Fecha en la que tras enviar a sus hijos al
colegio, se prestó unas monedas para dirigirse hacia la Comisaría. Expuesto el
caso, el efectivo policial orienta al denunciante, diciéndole que esto es materia de
violencia familiar, procediendo a tomar su datos y sentar la denuncia
correspondiente, proporcionándole los oficios dirigidos al Departamento de Medicina
Legal, destinados a que se le brinde el examen médico correspondiente, a efectos
de acreditar su versión; citándosele, en algunos casos, para que se presente en otra
fecha para rendir su manifestación y ratificarse en los términos de su denuncia. Ante
lo cual, presuroso el denunciante se dirige hacia la mencionada entidad, pasando su

33
CONSOLIDADO DE ACUERDOS - PLENOS JURISDICIONALES DEL 2010 – FAMILIA: SE DECLARÓ CONSTITUIR PRECEDENTE
JUDICIAL VINCULANTE LAS SIGUIENTES REGLAS: 1.- En los procesos de familia, como en los alimentos, divorcio, violencia
familiar, lo jueces tienen obligaciones y facultativas tuitivas y se flexibiliza los principios y las normas procesales sobre iniciativa
de parte, congruencia, formalidad, eventualidad, preclusión, acumulación de pretensiones, entre otros, en razón de las
responsabilidades constitucionales sobre protección de la familia y promoción del matrimonio; la naturaleza de los conflictos
que deben solucionar derivados de las relaciones sociales, familiares e interpersonales. Todo ellos de conformidad con lo
dispuesto en la Constitución Política del Estado cuyos artículos 1, 2, inciso 1, 4 y 43 consagran respectivamente: - Que la
defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado. - La protección
especial: al niño, al adolescente, a la madre, y al anciano. También protegen a la familia y promueven el matrimonio.
Reconocen a estos últimos como institutos naturales y fundamentales de la sociedad. - Que toda persona tiene derecho a la
vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho
en cuanto le favorece. - Así como reconoce la fórmula política del Estado Social y Democrático de Derecho.
34
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

examen médico legal, notando, asimismo, que la hora ha transcurrido, no ha


cocinado ni ha cumplido con recoger a sus hijos del colegio; revisando sus bolsillos
nota que el dinero prestado se ha reducido y que, aunque lo tema, deberá retornar a
casa. A partir de allí, todo es historia conocida, la policía efectuará las diligencias
tendentes a esclarecer los hechos denunciados, recabando las manifestaciones,
tanto del denunciante como del denunciado, si es que éste decide asistir, así como,
el resultado del examen médico efectuado. Luego de lo cual, elaborará el
documento correspondiente, remitiéndolo a la Fiscalía Provincial de Familia
competente. Todo ello, en un período aproximado de treinta días, durante los cuales,
los involucrados continúan viviendo bajo el mismo techo, originándose por
parte del agresor la sensación de impunidad de la que goza, ya que nada le ha
ocurrido, lo que, al agraviado le ha generado una sensación de indefensión y
desamparo, pues la autoridad a la que acudió la oyó pero no actuó. Una vez
recepcionada la investigación policial, la Fiscalía Provincial de Familia, de
considerar que los actos de violencia familiar se encuentran debidamente
acreditados, dictará la medida de protección “inmediata” acorde al caso, la misma
que, a mi personal criterio, en gran parte de los casos, no es más que una ineficaz
formalidad. Ello en razón, a que las medidas de protección establecidas por ley,
artículo 10º del Decreto Supremo Nº 006-97-JUS, Texto Unico Ordenado de la Ley
Nº 26260, Ley de Protección frente a la Violencia Familiar, modificado por las leyes
Nºs 27306 y 27982, señala que “Recibida la petición o apreciados de oficio los
hechos, el Fiscal deberá dictar, bajo responsabilidad, las medidas de protección
inmediatas que la situación exija. Las medidas de protección inmediatas que se
adopten a solicitud de la víctima, o por orden del Fiscal incluyen sin que la
enumeración sea limitativa, el retiro del agresor del domicilio, impedimento de acoso
a la víctima, suspensión temporal de visitas, inventarios sobre sus bienes y otras
medidas de protección inmediata que garanticen su integridad física, psíquica y
moral. El Fiscal de Familia debe poner en conocimiento del Juez de Familia las
medidas de protección adoptadas, en caso de formalizar la demanda”. Como
dijimos, en la mayoría de los casos, se dictan medidas de protección “enunciativas”
por así llamarlas, como suele ser la "abstención por parte del agresor de todo tipo
de agresión física o psicológica contra la agraviada", que no viene a ser más que
una llamada de atención que el órgano jurisdiccional no podrá preveer si se cumpla

35
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

o no; ello, porque las otras medidas, en apariencia más eficaces, como el "retiro
temporal del agresor del domicilio" son muy poco utilizadas, debido a que el Fiscal
suele meditar ¿a dónde irá a vivir el agresor?, ¿quién sustentará económicamente a
la agraviada y a sus hijos?, ¿y si el agresor adopta una actitud mucho más violenta
contra la denunciante ante su retiro forzoso del hogar?, ¿si se lleva a los hijos?…
incluso, ésta medida no garantiza que los actos de violencia familiar continúen, ya
que éstos pueden suscitarse en la calle o en el centro de labores del agraviado. La
pregunta es entonces ¿qué hacer? ¿retornar al sistema de la conciliación a nivel
fiscal?, a pesar que esa posición tiene varios adeptos, se cuestiona la practica
realizada durante su vigencia, pues lo único que ocasionó fue un entorpecimiento en
la labor fiscal, ya que no transcurría ni un día de conciliado un caso, para que uno
de los involucrados se apersonara a la Fiscalía, informando que las agresiones
habían vuelto34; congestionando enormemente el Despacho Fiscal, puesto que las
diligencias de conciliación requerían la dedicación no sólo de personal fiscal, sino
también administrativo, retrasándose el trámite de las investigaciones, reabriendo
otras y ejecutando las ya conciliadas. Ante dicha situación se me viene la pregunta
¿qué hacer?… En evidencia queda, que la violencia familiar no es una problemática
meramente legal, sino social, partiendo el cambio desde este punto puesto que la
sanción legal adoptada no tiene el resultado esperado, se requiere el acceso a una
real educación gratuita, y demás aspectos que creen en la sociedad la sensación de
que hay un futuro mejor, que vale la pena llevar una vida digna con arreglo a las
leyes, que vale la pena “vivir”, en todo el sentido de la palabra; entre otros puntos.
Dictada la medida de protección por la Fiscalía, se queda a espera del
resultado de la ejecución de la misma, a cargo de la policía. Siendo que, una vez,
remitido el informe correspondiente, se procederá a interponer la demanda ante el
Juzgado Mixto o de Familia competente. La demanda por violencia familiar se

34
CONSOLIDADO DE ACUERDOS PLENOS JURISDICIONALES DEL 2008 – FAMILIA - PLENOS DISTRITALES.- Lugar y fecha: En Ica,
el 08 de septiembre: Nueva demanda de violencia familiar en caso de proceso de violencia familiar anterior donde ya se dictó
como medida la abstención de cualquier acto de violencia: ¿Es posible admitir a trámite una nueva demanda de violencia
familiar bajo el sustento de nuevos actos de violencia física o psicológica contra el mismo agresor contra el cual en anterior
proceso ya se dictó como medida de protección la abstención de cualquier acto de violencia familiar en agravio de la misma
agraviada?.- habiéndose dictado ya en un proceso sobre violencia familiar como medida de protección a la abstención el
demandado de incurrir nuevamente en actos de violencia física o psicológica en agravio de la víctima, corresponde en
aplicación del fallo ejecutarse el apercibimiento decretado en el proceso del cual proviene.
Conclusión: Por unanimidad: Habiéndose ordenado ya por sentencia que el demandado se abstenga de incurrir en nuevos
actos de violencia familiar física o psicológica en perjuicio de la agraviada, si el sentenciado vuelve a cometer actos de violencia
familiar en su contra, corresponde ejecutar el fallo, esto es aplicar el apercibimiento decretado, siempre que concurran los
presupuestos de identidad requeridos. En el caso de proceso en trámite debe procederse a la acumulación.

36
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

interpone ante el Juez Especializado de Familia del lugar donde domicilia la víctima
o del lugar donde ocurrió la agresión, indistintamente. Las pretensiones sobre
violencia familiar se tramitan como Proceso Único, conforme a las disposiciones
del Código de los Niños y Adolescentes. Es improcedente el abandono en los
procesos de violencia familiar. Una vez interpuesta la Demanda por Violencia
Familiar, el Juez analizará si cumple con los requisitos establecidos en los artículos
424°, 425° y 427° del Código Procesal Civil en cuanto sean pertinentes. Si la
demanda cumple la formalidad, emitirá el auto admisorio (Proceso Único), corriendo
traslado de la demanda al emplazado. Culminada esta etapa, el Juez fijará fecha
para la Audiencia Única y, de ser el caso, dictará la medida de protección o la
medida cautelar que el caso requiera. Si la demanda carece de algún requisito de
admisibilidad, será declarada inadmisible y devuelta concediéndose al demandante
3 días para subsanar. En la Audiencia Única: - el Juez procurará, en primer lugar,
que las partes arriben a una conciliación respecto al cese de los actos de violencia
familiar. - Si el resultado es positivo, concluirá el proceso. - En cambio, si las partes
no concilian se emitirá la resolución judicial que ponga fin al proceso, conforme al
artículo 21° de la Ley de Protección Frente a la Violencia Familiar. La resolución
judicial que pone fin al proceso determinará si ha existido o no violencia familiar
y establecerá:
a) Las medidas de protección en favor de la víctima pudiendo ordenar entre otras,
la suspensión temporal de la cohabitación, la salida temporal del agresor del
domicilio, la prohibición temporal de toda clase de visitas por parte del agresor,
además de cualquier otra forma de acoso para la víctima, entre otras, conforme lo
prescribe el segundo párrafo del Artículo 10 de esta Ley.
b) El tratamiento que debe recibir la víctima, su familia y el agresor, si se estima
conveniente.
c) La reparación del daño .
d) El establecimiento de una pensión de alimentos para la víctima, cuando
corresponda legalmente, si a criterio del juzgado ello es necesario para su
subsistencia.
En atención a la función tuitiva de este proceso, el Juez puede agregar a su
decisión los mandatos que aseguren la eficacia de las pretensiones exigidas y los
derechos esenciales de la víctima.”

37
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

La sentencia que se emite en el procesos de violencia familiar deviene en su


gran mayoría en inejecutables vulnerándose la tutela jurisdiccional efectiva incoada
por los demandantes, puesto que conforme se advierte de las 246 sentencias
emitidas en los Juzgados de Familia (Primer y Segundo) del Distrito Judicial de
Ayacucho, en el periodo de Enero a Junio del año en curso, se advierte que fueron
declaradas fundadas en todos sus extremos el 93.41 %, fundada en parte el 5.38%
e infundada el 1.19%. De los datos estadísticos se anota que la mayoría de los
procesos de violencia familiar son declarados fundados; es decir que, se han
establecido medidas de protección, siendo la medida de protección en su mayoría
dispuesta por los jueces: la de ordenar al demandado inhibirse de realizar nuevos
actos que constituyan violencia a la demandante agraviada y su tratamiento
psicológico a cargo del Psicólogo adscrito a los Juzgados de Familia35.
Cuando la resolución – judicial que pone fin al proceso de violencia familiar-
señale que el agresor debe recibir tratamiento y éste no cumpla con ello, la víctima
podrá solicitar variar la medida y el juez deberá ordenar el retiro temporal del
agresor del domicilio y/o el impedimento temporal de visitas. La rehabilitación que
reciba el agresor deberá ser acreditada con el certificado médico tratante. Hecho
que no se ha producido en ninguno de los casos en los Juzgados de Familia (Primer
y Segundo) del Distrito Judicial de Ayacucho, en el periodo de Enero a Junio del año
en curso.
Como se advierte, en el Perú uno de los mayores obstáculos que se viene
presentado para la efectiva aplicación de la Ley, lo constituye el camino procesal
que debe seguirse. Lamentablemente a la fecha no se cuenta con un procedimiento
que responda a la naturaleza de las pretensiones de las víctimas. Desde un inicio se
observaron deficiencias a la Ley, que de alguna manera se subsanaron con las
posteriores modificaciones y Reglamento, especialmente en cuanto al contenido y
alcances. Pero tal parece, que el aspecto procesal no ha sido debidamente
entendido por el Legislador, y hoy nos cabe en este trabajo, colocar este tema en la
mesa del debate.
Se advierte que existen barreras de tipo normativo y político; normativo, pues
35
Al respecto cabe anotar que entrevistado el Psicólogo adscrito a los Juzgados de Familia de la Corte Superior de Justicia de
Ayacucho, Lic. Ernesto Palomino, nos supo manifestar que aproximadamente al mes se le notifican 25 causas de violencia
familiar para fines del tratamiento del sentenciado y la víctima, y los menores hijos en caso de haberlo, y cuyo tratamiento se
realiza por lo general en dos sesiones, salvo casis con complicaciones mayores, concluyendo ello con un Informe que es
remitido al Juez de la causa, manifestando éste, que muchas veces que ha remitido el informe los expedientes en su mayoría de
casos ya habían sido remitidos al Archivo Transitorio, a pesar que la sentencia no había sido cumplido en este extremo.
38
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

porque a pesar de las modificaciones que se han dado a la legislación sobre


prevención y atención de la violencia familiar, vemos que son pocos los procesos
que llegan efectivamente a tener una sanción efectiva por parte del aparato judicial.
Sólo aquellos hechos considerados sumamente violentos, que requieren según
prescripción médica más de diez días de inhabilitación, son pasibles de llegar a un
proceso penal y por lo tanto a tener una sanción efectiva.
La situación más notoria, es la disyunción que se genera por el significado
que tiene el hecho que ahora, puede el agresor purgar condena efectiva en la
cárcel. El panorama, si bien es práctico desde la perspectiva jurídica, no lo es tanto
desde la perspectiva de las víctimas dependientes de la provisión del agresor para
su subsistencia. Buena parte de la negación a denunciar los actos de violencia
familiar se deben, ostensiblemente a ese nexo de dependencia que hay entre el
agresor y las víctimas y que el Estado insiste en obviar al momento de generar las
leyes orientadas a dar solución a esta problemática.
Las Barreras Políticas, la políticas implementadas y los programas que se
han dado, en materia de prevención y atención a la violencia familiar a través del
Ministerio de la Mujer; son ambiciosos y de gran perspectiva; sin embargo, el
Ministerio no cuenta “con el papel que le corresponde como organismo rector y
normativo en la formulación y desarrollo de las políticas y programas que
promuevan la igualdad, ni presupuesto suficiente”, según lo afirma el Comité de
Vigilancia de la CEDAW ante el informe del Estado peruano en agosto de 2006.

3.1 Medidas de protección36:


Entre los indicadores de efectividad que puede tener un marco legislativo
sobre violencia familiar se puede apreciar la manera en que se han regulado las
36
CONSOLIDADO DE ACUERDOS - PLENOS JURISDICIONALES DEL 2007 – FAMILIA - PLENOS REGIONALES.- Lugar y fecha:
Lima, 07 de septiembre: 4.- Violencia Familiar:
 ¿Puede el Juez que conoce el proceso de violencia familiar dictar una medida de protección inmediata sin los formalismos
establecidos en el Código Procesal Civil (CPC) para la procedencia de las medidas cautelares?
Conclusión: Por unanimidad: Si es posible, ya que el propio CPC prevé en el artículo 677 que es deber del Juez adoptar las
medidas necesarias para el cese de los actos lesivos de violación física o psicológica como también autoriza el artículo 683 del
mismo código, al permitirle adoptar medidas cautelares de oficio en el proceso sobre la interdicción civil, por lo que se infiere
que este deber obliga al juez a verificar únicamente el cumplimiento de los requisitos de fondo de la medida cautelar a que se
refiere el artículo 611 del CPC, no siendo exigible a la parte que cumpla los requisitos del artículo 610 del mismo código.
 ¿Cree que la denominación que se da en la Ley 26260 como medida cautelar o medida de protección a la vez (arts 11, 21.a,
23, 24) resulta indistinta al momento de la adopción de la misma?
Conclusión: Por unanimidad: Por rigor conceptual, ambos tipos de medidas cautelares ya que como hemos visto el artículo
677 del CPC comprende dentro de las medidas temporales sobre el fondo las llamadas medidas de protección, sin embargo la
denominación indistinta que se adopte no crea diferencia alguna en cuanto en su posibilidad de adopción y ejecución.
34
CONSOLIDADO DE ACUERDOS - PLENOS JURISDICIONALES DEL 2007 – FAMILIA - PLENOS REGIONALES.- Lugar y fecha: Lima,
07 de septiembre: 4.- Violencia Familiar:
39
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

medidas de protección respecto a la víctima y cuán fácil es el acceso a esta clase


de tutela.
Las medidas de protección o cautelares37 para afrontar situaciones de
violencia familiar son aquellas decisiones que tienen que tomarse de inmediato y no
pueden esperar a la sentencia definitiva del Poder Judicial. Estas medidas son una
de las principales diferencias de un proceso de violencia familiar respecto a otras
circunstancias de carácter penal. Si asumimos que uno de los propósitos de un
marco legislativo sobre violencia familiar consiste en garantizar un procedimiento
rápido que tutele la integridad de la víctima, tiene que establecerse un conjunto de
medidas que cautelen la seguridad de quien se encuentra en estado de indefensión,
por lo que la autoridad que recibe una denuncia de esta índole debe estar en
capacidad de brindar directamente el amparo requerido o asegurarse de que la
víctima se encuentre a salvo, ya que de lo contrario todo el marco protector que está
detrás de la legislación quedaría vacío de contenido. En este sentido, es positivo
que las diversas legislaciones de la región así lo hayan contemplado.
En nuestro país, el Ministerio Público, el juez de paz letrado y el juez de paz están
facultados para dictar toda clase de medidas de protección a favor de la víctima.

37
¿Cuál es la naturaleza jurídica de la medida cautelar en materia de violencia familiar? ¿Cuál es la diferencia con una medida
cautelar en lo Civil?
Conclusión: Por unanimidad:
a) El Juez que conoce un proceso de violencia familiar puede dictar una medida de protección inmediata sin los formalismo
establecidos en el Código Proceso Civil para la procedencia de las medidas cautelares, ya que el propio CPC prevé en el artículo
677 el deber del Juez de adoptar medidas necesarias para el cese de los actos lesivos de violencia física y psicológica como
también autoriza al artículo 683 del mismo código, a adoptar medidas cautelares de oficio en el proceso sobre Interdicción Civil
y de ahí se infiere que este deber obliga al juez a verificar únicamente el cumplimiento de los requisitos de fondo de la medida
cautelar a que se refiere el artículo 611 del Código Procesal Civil, no siendo exigible a la parte que cumpla los requisitos del
artículo 610 del mismo Código.
b) Por rigor conceptual, ambos tipos de medida (cautelar y de protección previstos en el artículo 11, 21a., 23 y 24 de la ley
26260) deberían denominarse medidas cautelares ya que como hemos visto el artículo 677 del CPC comprende dentro de las
medidas cautelares temporales sobre el fondo de las llamadas medidas de protección, sin embargo la denominación indistinta
no crea diferencia alguna en cuanto a su posibilidad de adopción y de ejecución.
c) Si bien la medida cautelar tiene sus particularidades, las que están previstas en la propia Ley de protección a la violencia
familiar, como son la utilización del mínimo de formalismos, la función tuitiva del Juzgador frente a un hecho de violencia
familiar, la protección de la integridad física y psicológica de la persona humana, comparten en rigor la misma naturaleza
jurídica de las medidas cautelares civiles puesto que se persigue el aseguramiento de la resolución final que se dicta en el
proceso, siendo provisional, instrumental y variable, conforme lo dispone el artículo 612 del CPC.
 ¿Considera que las medidas cautelares contempladas en la Ley de Violencia Familiar pueden quedar desprovistas de
formalismos, estando a los alcances de los artículos 3 inciso d) de la Ley 26260, que señala la necesidad de establecer los
mecanismos legales eficaces para las victimas de violencia familiar, mediante procedimientos caracterizados por el mínimo de
formalismo? ¿Cabría inaplicar los artículos que opongan al mencionado artículo de la adecuada protección de las victimas de
violencia familiar?
Conclusión: Por unanimidad: El Juez para expedir una medida cautelar antes o durante un proceso de Violencia Familiar debe
considerar: la fundamentación fáctica y prueba anexa que le permita evaluar la verosimilitud del derecho invocado y el peligro
en la demora (requisitos generales de fondo, establecidas en el artículo 611 del CPC) para dictar la medida de protección o
medida cautelar, pudiendo prescindir de aquellos requerimientos formales que, eventualmente, constituyan una barrera a la
tutela urgente que ameritan esas medidas, de conformidad con los señalado en el articulo 3 inciso d) de la Ley de Violencia
Familiar, concordante con el artículo 23 del mismo cuerpo legal.
40
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

En el Perú se faculta que se puedan tomar en general toda clase de medidas


para proteger a la víctima38:
• Prohibir o restringir temporalmente la presencia del denunciado en el hogar
conyugal.
Prohibir o limitar la concurrencia del denunciado al lugar de trabajo de la víctima.
• Ordenar la restitución de la víctima al hogar del que hubiera sido alejada con
violencia.
• Autorizar a la víctima a que se aleje del hogar común y disponer la entrega
inmediata de sus efectos personales.
• Disponer el inventario de los bienes muebles e inmuebles de propiedad de la
pareja.
• Otorgar a una persona idónea la custodia de la víctima menor de edad o incapaz.
• Ordenar el tratamiento al que deban someterse las partes y los hijos menores de
edad si fuere el caso.
Se aprecia que el Perú es el país en el cual las medidas de protección tienen
menor desarrollo legislativo, probablemente por tratarse de la primera de las normas
en la región andina.

4. Código de los Niños y Adolescentes, promulgado mediante la Ley


27337, tiene por objeto cautelar al menor desde que nace, crece y se desarrolla a fin
de que llegue a la edad adulta en la plenitud de sus posibilidades, regula su
actividad moral y conflictual con la familia, la comunidad y el orden jurídico social.

5. Legislación sobre las Defensorías, promulgada mediante Ley No


27007, por la cual facultan a las DEMUNAS, DECOMUNAS, etc., debidamente
autorizadas para que realicen las conciliaciones extrajudiciales sobre las materias
contempladas en el artículo c) y d) del Código de los Niños y Adolescentes.

38
CONSOLIDADO DE ACUERDOS - PLENOS JURISDICIONALES DEL 2007 – FAMILIA - PLENOS REGIONALES.- Lugar y fecha:
Lima, 07 de septiembre: 4.- Violencia Familiar:
 ¿Las medidas de protección contempladas en la Ley de Violencia Familiar, pueden ser aplicadas el Juez que conoce de un
hecho de violencia familiar en cualquier proceso? ¿Cree usted que es posible dictar una medida de protección en este caso, o
prevé el pedido que haga valer su derecho en la vía correspondiente? ¿Si su respuesta es afirmativa, qué tipo de medida
adoptaría? ¿Cuál sería su sustento legal?
Conclusión: Por mayoría: Las medidas de protección contempladas en la Ley contra la violencia familiar no pueden ser
aplicadas por el Juez que conoce de un hecho de violencia familiar en cualquier proceso, sino únicamente en un proceso de
violencia familiar.

41
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

6. El Código Penal, el mismo que, desde noviembre del año 2008, ha


incorporado el delito de violencia familiar, en ambos casos (artículos 121-A y 122-a
DEL Código Penal) se excluye de la redacción típica de la referencia explícita que
hacia el texto anterior al padre, madre, cónyuge, conviviente, ascendiente,
descendiente natural o adoptivo o pariente colateral como sujeto del delito; y, se ha
incorporado el Código Penal los artículos 121-B, 122-B y 441, en el caso de los dos
primeros artículos se contemplan modalidades tanto de lesiones graves (121-B)
como de lesiones leves (121-B) realizadas, según el texto de la ley, por violencia
familiar, señalando ambos además de penas privativas de libertad la suspensión de
la patria potestad de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 75 inc. E) del Código de
los Niños y Adolescentes. Y, finalmente las faltas de lesiones (artículo 441 2do.
párrafo del Código Penal). En ese sentido, de igual forma con las legislaciones
comparadas como la española o colombiana, nuestro ordenamiento jurídico posee
un tipo penal autónomo de protección contra la violencia familiar.

7. El artículo 185 del TUO de la Ley Orgánica del Poder Judicial,


Decreto Supremo Nº 017-93-JUS, reconoce la facultad de los magistrados judiciales
de conciliar a las partes en cualquier estado de un proceso. Sin embargo, el mismo
dispositivo señala que dicha facultad sólo es procedente en aquellos procesos cuya
naturaleza lo permita. Consideramos que la naturaleza de los procesos de faltas por
violencia familiar no permitiría la aplicación de la conciliación. Ello en razón de la
manifiesta situación de subordinación y desigualdad en la que se encuentra la
víctima de violencia familiar respecto de su agresor y por la tendencia de suprimir
esta facultad que se manifiesta en la Ley Nº 27982 y en la Ley Nº 27398. En tales
disposiciones el legislador ha considerado pertinente suprimir la facultad
conciliatoria que se establecía para los fiscales de familia y los conciliadores
extrajudiciales, respectivamente.
Del análisis de las distintas Leyes de violencia familiar sancionadas en
nuestro país, aparece, de manera explícita o implícita, que el bien jurídico protegido
es la familia, y por ende, lo que regulan son las relaciones interpersonales que se
dan entre los integrantes que la constituyen, es decir, aquellas que se sitúan dentro
del grupo familiar, por lo que resultan, como se señaló más arriba, conceptualmente

42
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

limitadas.
Estas Leyes no contienen disposiciones expresas en cuanto, al derecho de cada
uno y cada una de sus integrantes, a su realización personal. En los últimos años se
han producido importantes transformaciones sociales, económicas y culturales que
han tenido un gran impacto en todos los ámbitos de la sociedad y, también, en las
relaciones que se desarrollan entre los miembros de una familia. Estas
transformaciones han sido recogidas en las convenciones internacionales de
derechos humanos, en especial en la Convención Sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Contra la Mujer, en cuanto a que sus disposiciones
reconocen la autonomía y el ejercicio de los derechos ciudadanos por parte de las
mujeres.
Por todo esto, aparece como imprescindible que, en la interpretación y
aplicación de estas Leyes de violencia familiar, el marco conceptual y legal debe ser
complementado por estos nuevos derechos reconocidos en nuestra Constitución. Es
una tarea a futuro promover la sanción de nuevas disposiciones legales que los
integren de manera expresa, tanto a nivel nacional como de las provincias.

IV. Dificultades en la aplicación del marco legislativo

La reciente incorporación de un marco legislativo protector frente a la


violencia familiar resultaría insuficiente si éste no tuviera una aplicación real. Es
decir, el grado de efectividad de cualquier legislación sólo podrá determinarse
analizando lo que ha ocurrido en el campo de los hechos.
En este sentido, una mirada acerca de las dificultades que se han
presentado nos revela lo siguiente:
• Respecto a las organizaciones creadas a partir de la legislación sobre violencia
familiar, podemos señalar que en los diversos países se han creado o reconocido
diversas instancias de la sociedad civil que podrían ayudar a prevenir y atender
situaciones de violencia, en el Perú, las defensorías adscritas a municipios o a otra
clase de organizaciones y las comisarías de mujeres.
En todos estos casos hay una variable que se repite, que está referida a la
falta de preparación o entrenamiento adecuado para manejar este tipo de

43
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

situaciones, lo que genera que en muchas ocasiones no se les otorgue la máxima


importancia a los abusos cometidos.
• No hay coherencia entre los mandatos legislativos de desarrollar políticas públicas
que atiendan la problemática de violencia familiar y el otorgamiento de recursos
económicos que permitan disponer de una infraestructura mínima de atención a este
tipo de casos. Esta contradicción puede estar revelando la ausencia de una efectiva
voluntad política para cumplir tanto los compromisos internacionales como los que
dispone la propia legislación.
• Existen serias deficiencias respecto al personal encargado de atender situaciones
de violencia familiar; estos funcionarios no sólo desconocen la ley sino que
reproducen los estereotipos y mitos que existen en torno a este tema, lo cual afecta
la calidad del servicio que deberían brindar. Al respecto, es común que en el manejo
de los casos se pretenda culpabilizar a la víctima o disuadirla de continuar con la
denuncia.
• Sin medir las consecuencias de ello, se insiste en que los casos de violencia
familiar necesariamente sean manejados a través de una audiencia de conciliación,
pasando por alto que el uso de este mecanismo puede poner en peligro la integridad
de la víctima. Al respecto, es notoria la ausencia de estudios acerca de la calidad de
los acuerdos logrados mediante la conciliación, lo que podría servir para determinar
en qué medida se está protegiendo a la víctima39.

CONCLUSIONES

 La violencia familia sacude a la población peruana y se ha transformado,


casi silenciosamente, en un grave problema social y de salud cuyas víctimas
son en su mayoría mujeres y menores de edad.
 Este tipo de violencia no es un hecho aislado ni privado, forma parte de un
39
Ob cit. WILFREDO ARDITO VEGA Y JAVIER LA ROSA CALLE. Pág. 63.
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Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

sistema que establece un conjunto de relaciones sociales y valores


culturales que ubican en su mayoría a la mujer en situación de subordinación
y dependencia respecto del hombre.
 En el Perú han sido creado 12 comisarías (delegaciones policiales) de la
mujer para atender específicamente la violencia familiar y secciones
especializadas dentro de las demás comisarías con el mismo objetivo, no
obstante la Ley de Violencia Familiar no ha cumplido con los propósitos de
prevenciones y solución a los problemas intrafamiliares, donde no solamente
las mujeres son las más afectadas, sino también sus hijos. El Poder Judicial
tampoco ha tenido resultados positivos, conforme se advierte de los datos
indicados en el presente trabajo.
 Muchos violentados se ven obligados a dejar la causa por las pocas
facilidades que se le brinda, la falta de auxilio judicial, la lentitud de los
procesos, hacen que da vez más mujeres vean más lejana la posibilidad de
tener acceso a un debido proceso y tutela jurisdiccional efectiva, buscando
paz, antes de que ese daño por la cual buscan su protección devenga en
irreparable.
 Todos estos aspectos se pretenden resolver desde una política netamente
jurídica, cuando el problema de la violencia familiar es un hecho muy
profundo y muy complejo, cuyas múltiples aristas requieren un
replanteamiento interdisciplinario, pasando por la implementación de
políticas adecuadas a fin que el Estado y toda la sociedad se dinamicen en
aras de la búsqueda de reales soluciones al problema.
 Que los factores que inciden en la dilación de la etapa de la investigación
preliminar son principalmente: el tiempo excesivo en que los médicos del
Instituto de Medicina Legal remiten los respectivos certificados a la Policía
Nacional y el tiempo dilatado en que se produce la actuación de la
manifestación del presunto agresor ante la Policía Nacional.
 Principalmente la magistratura especializada en Familia, deben ver el
problema familiar más allá del problema legal, que lo vean como un
problema humano: eso si se consigue, se habrá avanzado mucho en la
atención eficaz de los problemas planteados a nivel familiar.
 Las estrategias de prevención y sensibilización realizadas por el

45
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

Estado a través de los diferentes ministerios, no están coordinadas


debidamente para tener un impacto permanente y sostenido en el
tiempo. La temática de violencia familiar no se encuentra en la
currícula oficial escolar, universitaria o de instituciones como la
Policía Nacional del Perú. Las acciones que se realizan, por tanto,
resultan aisladas y de poco impacto.

RECOMENDACIONES
 Garantizar que todas las víctimas de la violencia familiar estén protegidas de
acuerdo con la Ley de Violencia Familiar.
 Garantizar que las personas autorizadas para celebrar sesiones opcionales de
conciliación en casos de familia (tales como jueces y personal de las Demunas)
reciban una formación exhaustiva, rigurosa y continua en técnicas de resolución
de conflictos. La capacitación debe intentar también eliminar la parcialidad en
materia de género entre estos funcionarios.
46
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

 Exigir a los agentes de policía que entreguen las citaciones policiales, procesales
y judiciales directa y rápidamente a los responsables de la violencia familiar.
 Garantizar que la Policía Nacional instituya medidas disciplinarias o, cuando sea
pertinente, procedimientos penales contra los agentes de policía que se nieguen
a admitir denuncias, no actúen con rapidez o maltraten a las víctimas.
 Dejar claro que la Policía Nacional ha de contar, lo antes posible, con un curso
obligatorio sobre violencia familiar en el currículo de la Academia de Policía. Este
curso debe formar a los policías para realizar tomas de declaraciones inmediatas,
exhaustivas y respetuosas.
 Incluir en la Ley de Violencia Familiar una descripción clara de las
responsabilidades de los médicos legistas en la documentación de lesiones
producidas por la violencia familiar. Se debe exigir que el Instituto de Medicina
Legal mejore sus métodos actuales y desarrolle un protocolo estandarizado e
integral con información sobre violencia familiar y directrices claras para la
recolección de pruebas médicas y el cálculo del daño. El protocolo debe contar
también con una sección detallada sobre violencia psicológica.
 Garantizar que el protocolo se ponga a disposición del público y se divulga
ampliamente a todo el personal de atención sanitaria.
 Incluir en el Artículo 3° de la Ley de Violencia Familiar las acciones específicas
que el Estado debe emprender para garantizar que todos los empleados del
Instituto de Medicina Legal y los centros de salud estatales están adecuadamente
capacitados sobre la Ley de Violencia Familiar y los procedimientos para la
recolección de pruebas médicas.
 Garantizar que todos los médicos del Instituto de Medicina Legal y del Estado
sean conscientes y acaten la administración gratuita de todos los exámenes
médicos relacionados con casos de violencia familiar, entre ellos las evaluaciones
psicológicas.
 Pedir una formación periódica obligatoria a todos los jueces de paz sobre las
leyes de violencia familiar del Perú para garantizar que entienden su deber de
sancionar. Esta formación debe promover el entendimiento de las dinámicas de la
violencia familiar y subrayar que no se puede excusar, tolerar o condonar en
ninguna circunstancia.
 Aclarar aún más en la Ley de Violencia Familiar las obligaciones de los fiscales

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Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

estatales, tanto de familia como penales, para perseguir activamente el


procesamiento y la sanción de los responsables de la violencia familiar.
 Recomendar que el Ministerio Público adopte y distribuya directivas nacionales
sobre cómo deben manejar los fiscales las denuncias de violencia familiar, y
realice talleres de formación interna específicos y periódicos.
 Facilitar el proceso de ordenación de medidas de protección y cautelares.
 Garantizar que todas las órdenes de protección temporales sean totalmente
ejecutables por la Policía.
 Exigir que todas las comisarías, Demunas, oficinas del Instituto de Medicina
Legal, centros de salud estatales, oficinas del PROMUDEH y todos los
organismos competentes coloquen en un lugar destacado una lista con un
lenguaje sencillo de todos los derechos de las víctimas, que incluya la gama de
medidas de protección de que disponen.
 Es preciso la fiscalía adopte de ser necesario el refugio de las víctima de
violencia familiar en la casa de refugio correspondiente; asimismo, esta casa
refugio deberá contar con los especialistas, como psicólogos, para el tratamiento
que requerirá la víctima.
 El proceso de violencia familiar no sólo debe estar enfocado a la lesión físico y/o
psicológica sufrida por la víctima, sino que también debe darle real importancia al
cumplimiento de las medidas de protección, especialmente los tratamientos
psicológicos dispuestos a nivel fiscal y confirmados a nivel judicial.

ANEXOS
EN LA LEGISLACION COMPARADA

48
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

49
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

BIBLIOGRAFIA

 Diccionario de la Lengua Española.

 JORGE CORSI, Una Mirada Abarcativa Sobre El Problema De La Violencia


Familiar. Violencia familiar. Una Mirada interdisciplinaria sobre un grave
problema social.

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España. Editorial Civitas.- Segunda edición.

 DE BERNARDIS, LUIS MARCELO. La Garantía Procesal del Debido


Proceso. Lima. Cultural Cusco S.A. –Editores, 1985

 Citado por VARGAS, ABRAHAM LUIS. Teoría General de los Procesos


Urgentes. En Medidas Autosatisfactivas. Parte General. Ateneo de Estudios
del Proceso Civil. Buenos Aires. Rubinzal – Culzoni Editores,1999.

 GONZÁLEZ PÉREZ, JESÚS. El derecho a la tutela jurisdiccional. Madrid.


Editorial Civitas. Segunda Edición, 1985.

 HINOSTROZA MINGUEZ, ALBERTO. Comentarios al Código Procesal Civil.


Tercera Edición. Lima – Junio 2010. IDEMSA.

 VARGAS, ABRAHAM LUIS. Teoría General de los Procesos Urgentes. En


Medidas Autosatisfactivas. Parte General. Ateneo de Estudios del Proceso
Civil. Buenos Aires. Rubinzal – Culzoni Editores, 1999.

 BIDART CAMPOS, GERMÁN. Derecho de Amparo. Buenos Aires.


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 GONZÁLES PÉREZ, JESÚS. El derecho a la tutela jurisdiccional. Madrid.


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 MONROY GÁLVEZ, JUAN. Introducción al Proceso Civil. Bogotá. Editorial


Temis S.A,1996. T. I.

 INSTITUTO PERUANO DE CIENCIAS JURIDICAS Y CRIMINOLÓGICAS.


Programa de Actualización y Especialización Profesional. Diplomado de
Violencia Familiar. Módulo I – La Familia y La Violencia Familiar.

50
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

 AGUILAR LLANOS, BENJAMIN. La Familia en el Código Civil Peruano.


Segunda Reimpresión: Enero 2010. Editorial San Marcos E.I.R.L.

 Jorge Corsi, mencionado en Diplomado de Violencia Familiar. Módulo II –La


Violencia Familiar y los Derechos Humanos.

 WILFREDO ARDITO VEGA Y JAVIER LA ROSA CALLE. Violencia Familiar


en la Región Andina. Análisis Comparado.

 WALDO FRANCISCO NUÑEZ MOLINA Y MARIA DEL PILAR CASTILLO


SOLTERO. Violencia Familiar – Comentarios a la Ley 29281. Doctrina,
Legislación y Jurisprudencia. Lima 2009. Ediciones Legales.

 Instituto de Capacitación y Desarrollo. Diplomado Violencia Familiar y


Derechos Humanos. Tomo II. Legislación contra la Violencia Familiar.

Índice

Pág.

51
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

INTRODUCCIÓN 01
DEDICATORIA 03

CAPITULO I
TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA 04

CONCEPTO 05

LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA


COMO DERECHO CONSTITUCIONAL 08

LA TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA

ANTES Y DURANTE EL PROCESO. 10

TUTELA PROCESAL EFECTIVA 12

- NOCIÓN 12

- COMPONENTES 15

CAPITULO II
VIOLENCIA FAMILIAR
ETIMOLOGÍA 16
LA FAMILIA 17
LA VIOLENCIA FAMILIAR. 19
CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS DE VIOLENCIA FAMILIAR. 21
SUJETOS DE LOS ACTOS DE VIOLENCIA FAMILIAR. 23
DE LAS MEDIDAS DE PROTECCIÓN: 25

CAPITULO III
LEGISLACIÓN INTERNACIONAL Y NACIONAL QUE LA REGULA 28

MARCO NORMATIVO INTERNACIONAL DE PROTECCIÓN 28

52
Tutela Jurisdiccional en los Procesos de Violencia Familiar

FRENTE A LA VIOLENCIA FAMILIAR.


RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL PODER JUDICIAL
FRENTE A LA VIOLENCIA FAMILIAR: 31
MARCO NORMATIVO NACIONAL DE PROTECCIÓN FRENTE
A LA VIOLENCIA FAMILIAR. 32

MEDIDAS DE PROTECCIÓN: 41
DIFICULTADES EN LA APLICACIÓN DEL MARCO LEGISLATIVO 45

CONCLUSIONES 47
RECOMENDACIONES 49

ANEXOS 51

BIBLIOGRAFÍA 54

53

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