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Recientemente, aquella Corporación estimó que no pueden establecerse reglas tan rígidas cuando se
juzgan hechos basados en las relaciones sociales, sino que se deben tener en cuenta las circunstancias
concretas de cada caso para determinar si la actitud reticente de una de las partes que oculta una
información tiene o no idoneidad para inducir en error, para lo cual es preciso tener en consideración el
nivel intelectual del sujeto pasivo de la conducta, su pericia en asuntos de la naturaleza de la cual se trata,
sus experiencias, el medio social en donde se desenvuelve 1 y las herramientas jurídicas brindadas por el
Estado para su protección.
A partir de la sentencia de 20 de mayo de 20032, la Corte Suprema ha establecido que para que la conducta del
sujeto pasivo excluya o modifique la atribución del tipo a quien coopera o contribuye de manera significativa en su
realización, es necesario que aquél conozca (o tenga la capacidad de conocer) el peligro que afronta con su acción
y tenga bajo su control el poder de asumir el riesgo que se concreta en el resultado, siempre y cuando al actor no le
sea exigible la obligación jurídica de evitarlo, es decir, que no se encuentre en posición de garante respecto de la
persona que de manera consciente y voluntaria se ha puesto en peligro.
Explica que la valoración de las primeras dos situaciones deberá efectuarla el juez ex ante o, lo que es lo mismo,
teniendo que retrotraerse al momento de la realización de la acción y examinando si conforme a las condiciones de
un observador inteligente situado en la posición de la víctima (a las que habrá de sumárseles las calidades y
conocimientos especiales de ella), el comportamiento sería o no adecuado para excluir a favor del agente la
atribución del resultado típico.
(…)
En cuanto a la posición de garante, aquella Corporación en la sentencia de 4 de febrero de 20093, que resulta
irrelevante analizar “si el procesado era garante respecto de la persona que incurrió en error al suscribir un contrato
con una persona jurídica inexistente”, pues esta última jamás tuvo el poder de asumir bajo su control el riesgo que se
realizó en el resultado, ni tampoco tuvo el conocimiento del mismo:
“En otras palabras, no es posible entrar a analizar el comportamiento negligente o no de la persona que incurrió en el
error cuando se tiene que, debido a la conducta artificiosa desplegada por el procesado, el primero jamás pudo actuar
libre y responsablemente en un sentido jurídico, sin haber tenido la oportunidad de conocer la situación generadora del
riesgo (como sí habría podido conocerla ante el simple silencio o ante una mentira no tan elaborada de la contraparte)”4.
En ese orden de ideas, sólo cuando se reúnen los tres requisitos de las acciones a propio riesgo (conocimiento del
peligro, poder de control sobre su asunción y ausencia de posición de garante) podrá estudiarse si el sujeto pasivo en los
delitos de estafa activó los mecanismos de protección que le eran exigibles, o en qué medida contribuyó con su
comportamiento no diligente o precavido a la obtención del resultado previsto en la norma.
a. El delito de falsedad por uso de documento público falso lo puede realizar cualquier persona
penalmente capaz que haya participado o no en la falsificación.
b. Si quien usa el documento público falso es la misma persona que lo falsificó, se da una
circunstancia de agravación punitiva, según el inciso segundo del art. 222. En este caso no existe
concurso de hechos punibles entre falsificación material o ideológica y uso del correspondiente
documento.
2 Radicación 16636.
3 Radicación 26197.
Magistrado Ponente
HERNANDO QUINTERO DELGADO
5Delitos de falsedad y fraude, Primera edición, Martínez López Antonio José, Ed. Librería del
Profesional, Bogotá, 1990, pág. 78
Neiva, marzo veinticinco (25) del año dos mil once (2011)
2.1. HECHOS
3. DE LA SENTENCIA.
3.2 De la Estafa
Por último, alega que existe falta de congruencia, toda vez que la
fiscalía fundamentó que el fraude procesal se consumó en el proceso
disciplinario adelantado por el seguro social; pero, la sentencia de
primera instancia hace referencia a que se estructuró cuando se
presentaron documentos que califica de falsos en el trámite y
reconocimiento de la pensión. Además de lo anotado, como colofón
de lo expresado sobre la originalidad y la mismidad de aquellos, que
al ser auténticos los aportados, jamás se incurrió en el delito de
Fraude Procesal.
5. CONSIDERACIONES
A su vez, entre las razones que ofrece para dejar por demostrado y
firme la participación de la sentenciada en los hechos, de manera
indiciaria hace referencia al interés y beneficio que le reportaba la
adulteración material del documento original de la cédula de
ciudadanía, como la obtención del duplicado espurio, al igual que la
elaboración del registro civil de nacimiento falso, por lo que concluye
que participó como determinadora, al no estar a su alcance la
tecnología para la hechura de los mismos, previendo por ello que
necesariamente contó con la colaboración de algún funcionario de la
Registraduría.
6CSJ, Sala de Casación Penal, Sentencia del 16 de febrero de 2005, radicado 15.212, MP. Helman
Galán Castellanos y Alfredo Gómez Quintero.
7Sentencia del 25-04-02, Cas. 12191, ponente Carlos Eduardo Mejía Escobar
8CSJ, Sala de Casación Penal, Sentencia del 16 de febrero de 2005, radicado 15.212, MP. Helman
Galán Castellanos y Alfredo Gómez Quintero.
Ahora bien, sobre la tipicidad y en lo que tiene que ver con el sujeto
agente, además de las jurisprudencias referenciadas, sobre ese
punto la doctrina puntualizaba que en
9 Derecho Penal, Tomo IV, Segunda edición, Pérez Luis Carlos, Ed. Temis, Bogotá, 1990, pág. 82
“El delito del art. 222 queda consumado cuando una persona engaña
o intenta engañar a otro u otros con un documento público falso, No
es requisito que obtenga aceptación del documento ni tampoco el
resultado perseguido. Si alguien presenta una copia falsificada del
registro notarial de matrimonio, y es descubierto antes del
correspondiente trámite judicial o administrativo o en una gestión de
carácter privado, queda consumado el delito comentado.
Delitos de falsedad y fraude, Primera edición, Martínez López Antonio José, Ed. Librería del
10
11Cfr. providencias del 15 de noviembre de 2001. M.P. Dr. Jorge Córdoba Poveda y del 23 de mayo de
2001. M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll.
12CSJ, Sala de Casación Penal, Sentencia del 28 de noviembre de 2002, radicado 17.022, MP.
Carlos Augusto Gálvez Argote. Este tema es reiterado en sentencia del 28 de febrero de 2007,
radicado 25.477, M.P. Javier Zapata Ortiz.
13 Cfr. ANTONIO JOSÉ MARTÍNEZ LÓPEZ en Estudios de Derecho Penal Especial, varios
14 Radicación 17196.
15 Radicación 20926.
24 Sala Cuarta de Decisión Penal
SEIDAD SÁNCHEZ GARRIDO
FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO
2006-000050-01
17 Radicación 16636.
25 Sala Cuarta de Decisión Penal
SEIDAD SÁNCHEZ GARRIDO
FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO
2006-000050-01
En ese orden de ideas, sólo cuando se reúnen los tres requisitos de las
acciones a propio riesgo (conocimiento del peligro, poder de control sobre
su asunción y ausencia de posición de garante) podrá estudiarse si el
sujeto pasivo en los delitos de estafa activó los mecanismos de protección
que le eran exigibles, o en qué medida contribuyó con su comportamiento
no diligente o precavido a la obtención del resultado previsto en la norma.
18 Radicación 26197.
De esta manera, en ese orden de ideas, los cargos por los cuales se
condenó a la acusada quedarían indemnes, lo que conllevaría a
confirmar la decisión de instancia.
RESUELVE