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RESUMEN
Estas dificultades, obstáculos y vacíos son en su gran mayoría comunes para las diversas
empresas pioneras del biocomercio en la región. A continuación se analiza la experiencia de
EcoFlora en Colombia, empresa dedicada al desarrollo, producción y comercialización de
bioinsumos y extractos vegetales para la agricultura más limpia, sustitutos ecológicos y
socialmente responsables para los agrotóxicos de síntesis.
INTRODUCCIÓN
En este documento se presentan el contexto, los impactos y las lecciones aprendidas por
EcoFlora, empresa que como otras pioneras en la oferta de bienes y servicios en el marco del
biocomercio, constituyen modelos de bionegocios a replicar por su alto impacto social, por su
repercusión ecológica y por su alto potencial de contribución a la integración regional en el
contexto de un desarrollo más equitativo y sostenible. En términos económicos los resultados
de sus 5 años de actividad aún no logran estados de ganancias positivos. Sin embargo los
impactos socioambientales implícitos y potenciales ameritan su estudio para aprender de su
experiencia, útil para el desarrollo de diversos emprendimientos basados en bienes y servicios
del biocomercio y los mercados verdes.
EcoFlora Ltda., es una empresa colombiana que desde 1998 se dedica al desarrollo,
producción y comercialización de bioinsumos y extractos vegetales de uso agrícola y al igual
que otras pequeñas y medianas empresas del país, ofrece soluciones tecnológicas limpias
para el manejo integrado de plagas y enfermedades (MIPE). Su portafolio tecnológico ha
estado enfocado principalmente hacia el sector de flores de corte para exportación, y cuenta
con logros importantes en la sustitución de agroquímicos de síntesis por opciones más
amigables con el ambiente y la salud humana. En el momento utiliza los metabolitos
secundarios de más de 15 especies vegetales con propiedades repelentes, insecticidas,
fungistáticos y/o fungicidas, entre otras.
En términos de la Carga de Ingrediente Activo aplicada por Hectárea por año (IA /ha/año) en
la siembra de Crisantemos se tienen experiencias de manejo en cultivos de más de 20
hectáreas que con cargas en 1997 de 400 a 500 Kg., lograron reducir a 40 y 50 Kg. IA /ha/año
en el 2002, como resultado del proceso de sustitución de agroquímicos basado en el MIPE
con énfasis en bioinsumos y extractos vegetales desarrollados por EcoFlora en complemento
con otras medidas de manejo.
Dentro de las entidades con las que la empresa ha trabajado se encuentran el Grupo
Interdisciplinario de Estudios Moleculares (GIEM) de la Universidad de Antioquia, la
Universidad Católica de Oriente, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria
(Corpoica) y el Instituto Alexander von Humboldt (Oficina de Biocomercio Sostenible). Este
último en cooperación con CBI (Centre for the Promotion of Imports from Developing
Countries) de Holanda y el programa Biotrade Initative de la UNCTAD, viene apoyando
diversas iniciativas de biocomercio en Colombia La CBI y UNCTAD vienen apoyando en los
últimos años la implementación de Oficinas de Biocomercio Sostenible en países como
Ecuador, Perú, Bolivia y El Salvador.
.
EcoFlora también está ejecutando proyectos de cofinanciación con apoyo de recursos del
Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, otorgados a través de convocatorias de entidades
como el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Colciencias) y el
Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), desarrollados en cooperación con el Centro de
Investigaciones y Desarrollo Tecnológico de la Industria de Alimentos (CIAL), en las
modalidades de innovación y transferencia tecnológica.
Los bioinsumos y tecnologías de EcoFlora son bienes amigables con el ambiente y la salud
humana, de carácter renovable, sostenible y viable para la sustitución de agroquímicos de
síntesis. Su utilización ha contribuido a mejorar las posibilidades de acceso a los mercados
para grandes, pequeños y medianos productores, mediante flores diferenciadas por sus
cualidades ambientales y sociales.
La fabricación de estos insumos induce la generación de mayor empleo rural por el origen de
sus materias primas, la diversificación de la producción agrícola y agroforestal, el
aprovechamiento sostenible de la biodiversidad, la generación de valor agregado localmente
y mayores garantías para la seguridad y la soberanía alimentaria. Lo anterior implica también
un potencial de mayor independencia económica a nivel regional y mejor calidad de vida por
el consumo de productos más sanos, limpios e inocuos.
Sin embargo, la capacidad y los recursos disponibles por parte de las entidades y programas
que actualmente fomentan el biocomercio en Colombia, no son suficientes para atender los
requerimientos necesarios para una verdadera proyección, ampliación y consolidación del
aún incipiente sector a nivel nacional y regional. Por esto se hace necesario definir políticas
coherentes y articuladas entre actores públicos relevantes que requieren una mayor
coordinación de esfuerzos para optimizar los recursos limitados. La generación de nuevos
mecanismos de financiación y la creación de incentivos para el desarrollo tecnológico de las
industrias del biocomercio es también un requerimiento importante que las entidades
públicas deben facilitar. Es también un deber del Estado fomentar de forma masiva el
consumo sano y la producción más limpia.
Existen grandes vacíos en la normatividad de los países de la región para el registro y control
de bioinsumos y extractos vegetales de uso agrícola, entre otros factores por tratarse de
bienes tan innovadores. Igual situación afrontan las empresas productoras de
fitofarmacéuticos y productos naturales pues entre otras limitaciones, los listados de plantas
permitidas oficialmente en los países de la región son bastante reducidos e insignificantes en
comparación con la riqueza biológica y genética presente y amenazada, desconociendo a la
vez el valor sociocultural y el potencial de la medicina tradicional para la salud pública y los
mercados internacionales.
Equivocadamente, los bioinsumos y extractos vegetales de uso agrícola han sido en general
clasificados y reglamentados en la misma categoría que los plaguicidas químicos de síntesis,
cuyas estrictas exigencias en términos de estudios toxicológicos y altos costos de registro
fueron diseñados para sustancias generalmente de alto riesgo sobre la salud pública y el
ambiente. Sin embargo, estas exigencias no son coherentes ni acordes con la naturaleza, el
potencial y las bondades de las alternativas de producción biológica.
Con el fin de ofrecer condiciones básicas necesarias para la integración regional, en el marco
de un desarrollo más equitativo, se hace prioritario la definición de normas armonizadas en la
región que faciliten el comercio de bienes y tecnologías innovadoras como los bioinsumos, los
extractos vegetales, y los productos naturales en general.
4.) CONCLUSIONES
El biocomercio sostenible y los mercados verdes son una megatendencia mundial de la cual
América Latina y el Caribe no deben quedar rezagados porque se perderían múltiples
oportunidades ofrecidas por sus modelos en términos de desarrollo sostenible, integración y
equidad regional. El consumo de productos, bienes, tecnologías y servicios asociados al
biocomercio debe evolucionar hasta convertirse en un derecho de los consumidores y en una
elección ética y rentable de los productores, dejando a un lado la concepción de lujo,
sobrecosto o excentricidad percibida actualmente por el público en general.
Ejemplos como el Programa Florverde deben ser replicados en otros sectores pues se
convierten en factores determinantes para dinamizar iniciativas de producción más limpia y
de biocomercio por parte de pequeñas y medianas empresas que logran encadenarse
prestando servicios y ofreciendo tecnologías, bienes e insumos de alto valor agregado
requeridos para cumplir con los propósitos socioambientales planteados.