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Tecnologia e innovacion

BIOCOMERCIO: OPORTUNIDADES Y RETOS PARA LA INTEGRACION REGIONAL Y EL


DESARROLLO SOCIALMENTE EQUITATIVO

El Caso de EcoFlora en Colombia, empresa productora de


bioinsumos y extractos vegetales para la agricultura sostenible

Por Nicolás Cock Duque,


Gerente EcoFlora Ltda.
Colombia
Octubre de 2003

RESUMEN

El impulso y la consolidación del biocomercio y de los mercados verdes en América Latina y el


Caribe, contribuirían a aliviar diversas causas estructurales de la pobreza regional mediante la
aproximación a modelos de negocios y de desarrollo más acordes con su oferta ambiental y
sus fortalezas socioculturales, y más equitativos y perdurables en las dimensiones económica,
ecológica y social. Esta nueva forma de hacer negocios se fundamenta en la innovación y
desarrollo de bienes, tecnologías y servicios derivados sosteniblemente del ambiente, la
biodiversidad y los recursos naturales en general. No obstante, la relevancia de sus bondades
y el potencial de sus impactos positivos han sido generalmente subvalorados y en muchos
casos desconocidos por quienes trazan las políticas y planean o promueven el desarrollo de la
región.

En la práctica, el biocomercio sostenible viene siendo implementado en Latinoamérica por


emprendedores pioneros e innovadores de pequeñas y medianas empresas, casi siempre
articulados con comunidades rurales organizadas, que en sus iniciativas enfrentan múltiples
dificultades, obstáculos y vacíos. Estos incluyen: la necesidad de fortalecer políticas públicas
claras y programas pertinentes que promuevan su dinamización, la carencia de marcos
legales e institucionales que faciliten su desarrollo, su intercambio o réplica nacional y
regionalmente y la desarticulación general entre las comunidades rurales, el sector privado,
las universidades y los centros de investigación.

La consolidación de emprendimientos de biocomercio se dificulta por los dilemas y las


discordias entre las actividades de las compañías transnacionales proveedoras de productos e
insumos químicos (alimenticios, farmacéuticos, agrícolas, veterinarios e industriales en
general) contrapuestas a las iniciativas de producción ecológica, orgánica y sostenible, casi
siempre de origen local. La escasez de recursos financieros para iniciativas en bionegocios, las
altas exigencias en conocimientos técnicos requeridos para una eficaz innovación y
transferencia tecnológica, el desconocimiento de los mercados internacionales y el olvido, la
exclusión, el abandono o el aprovechamiento inequitativo de conocimientos tradicionales y
de prácticas de producción artesanales fundamentadas en el saber ancestral, entre muchas
otras, son también factores adversos o a sortear por parte de los empresarios y comunidades
que incursionan en el naciente sector.

Estas dificultades, obstáculos y vacíos son en su gran mayoría comunes para las diversas
empresas pioneras del biocomercio en la región. A continuación se analiza la experiencia de
EcoFlora en Colombia, empresa dedicada al desarrollo, producción y comercialización de
bioinsumos y extractos vegetales para la agricultura más limpia, sustitutos ecológicos y
socialmente responsables para los agrotóxicos de síntesis.

INTRODUCCIÓN

En el caso específico de la agricultura implementada durante los últimos 50 años en América


Latina y el Caribe, el uso intensivo e indiscriminado de insumos agrícolas de síntesis química,
ha afectado la salud humana y la salubridad de los ecosistemas, ha incrementado los costos
de producción de manera progresiva y ha hecho a los productores agrícolas cada día más
dependientes de insumos externos que interrumpen la prestación de servicios ambientales
vitales, favorecen la simplificación de los ecosistemas y la pérdida de la biodiversidad y
posibilitan el surgimiento de nuevas plagas más resistentes en algunos casos. Su mal uso
contribuye con el deterioro y la contaminación de recursos naturales como el agua, los
bosques y el suelo, entre otros factores que debilitan la estabilidad y ponen en duda la
equidad del modelo económico vigente en detrimento de la sostenibilidad de la pequeña
agricultura de subsistencia, de la biodiversidad y del bienestar de la población rural y del
público consumidor en general.

Simultáneamente las grandes ganancias y utilidades de la actividad agrícola quedan en manos


de las compañías multinacionales que fabrican y comercializan los insumos y materiales
(semillas, plaguicidas, fungicidas, herbicidas y fertilizantes sintéticos) que actualmente
constituyen la base tecnológica predominante.

La amplia gama de productos verdes y de bienes y servicios derivados de la biodiversidad


incluye la absorción de carbono, el ecoturismo, los productos derivados de la bioprospección,
bioquímicos o de origen genético, productos intermedios como materiales para construcción,
o fibras para textiles, artesanías, ingredientes naturales como aceites esenciales, colorantes,
resinas, gomas y extractos medicinales, flores exóticas y follajes tropicales, zoocría de
mariposas o animales exóticos, entre otros. Son productos asociados también a esta
tendencia los alimentos orgánicos (frescos y procesados) y los insumos requeridos para su
producción. Los mercados de alimentos orgánicos por el momento se consolidan y amplían en
países desarrollados como Estados Unidos, Alemania, Holanda, Inglaterra, los países nórdicos,
Australia y Japón, entre otros. Los beneficios de su producción y consumo mediante el
fortalecimiento regional del biocomercio son un derecho que deberá trascender a la
población en general.

En este documento se presentan el contexto, los impactos y las lecciones aprendidas por
EcoFlora, empresa que como otras pioneras en la oferta de bienes y servicios en el marco del
biocomercio, constituyen modelos de bionegocios a replicar por su alto impacto social, por su
repercusión ecológica y por su alto potencial de contribución a la integración regional en el
contexto de un desarrollo más equitativo y sostenible. En términos económicos los resultados
de sus 5 años de actividad aún no logran estados de ganancias positivos. Sin embargo los
impactos socioambientales implícitos y potenciales ameritan su estudio para aprender de su
experiencia, útil para el desarrollo de diversos emprendimientos basados en bienes y servicios
del biocomercio y los mercados verdes.

1.) EL CASO DE ECOFLORA: BIOINSUMOS Y EXTRACTOS VEGETALES PARA LA FLORICULTURA


SOSTENIBLE

1.1 Tecnologías para la Agricultura Sostenible

EcoFlora Ltda., es una empresa colombiana que desde 1998 se dedica al desarrollo,
producción y comercialización de bioinsumos y extractos vegetales de uso agrícola y al igual
que otras pequeñas y medianas empresas del país, ofrece soluciones tecnológicas limpias
para el manejo integrado de plagas y enfermedades (MIPE). Su portafolio tecnológico ha
estado enfocado principalmente hacia el sector de flores de corte para exportación, y cuenta
con logros importantes en la sustitución de agroquímicos de síntesis por opciones más
amigables con el ambiente y la salud humana. En el momento utiliza los metabolitos
secundarios de más de 15 especies vegetales con propiedades repelentes, insecticidas,
fungistáticos y/o fungicidas, entre otras.

Los extractos vegetales de EcoFlora son formulados a partir de sustancias naturales,


biodegradables e inocuas que en su gran mayoría son grado alimenticio o comúnmente
utilizadas en otras aplicaciones de uso humano como cosméticos o fitofarmacéuticos. El éxito
de los paquetes para manejo integrado de plagas y enfermedades con énfasis en bioinsumos
y extractos vegetales desarrollados por esta empresa, ha logrado superar diversos
paradigmas originados por la agricultura química. Entre estos se pueden destacar
experiencias de reducción en costos de producción del 30 al 40%, la sustitución total de
plaguicidas de síntesis química de Categorías Toxicológica I (Extremadamente tóxicos) y II
(Altamente tóxicos) y la disminución general del uso de sustancias de síntesis química hasta
en un 90%. Estos alcances son bastante significativos y más aún, tratándose de monocultivos
tan intensivos en un mercado tan exigente como lo es el de las flores de corte.

En términos de la Carga de Ingrediente Activo aplicada por Hectárea por año (IA /ha/año) en
la siembra de Crisantemos se tienen experiencias de manejo en cultivos de más de 20
hectáreas que con cargas en 1997 de 400 a 500 Kg., lograron reducir a 40 y 50 Kg. IA /ha/año
en el 2002, como resultado del proceso de sustitución de agroquímicos basado en el MIPE
con énfasis en bioinsumos y extractos vegetales desarrollados por EcoFlora en complemento
con otras medidas de manejo.

1.2 La Floricultura en Colombia

Según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (ASOCOLFLORES), Colombia es el


país de América Latina que ofrece mayor variedad de flores. En el año 2,000 el área cultivada
en flores bajo invernadero alcanzó en este país las 6,000 hectáreas, generando 88,300
empleos directos y 75,000 indirectos y exportaciones por un valor de US $672.7 millones. El
98% de la producción de flores de Colombia se exporta. En efecto, en tan sólo 35 años de
actividad, el sector logró convertirse en el ámbito internacional en el segundo exportador
mundial de flores frescas cortadas con una participación de 14% en el comercio total, después
de Holanda, que cuenta con una participación del 56%.
Según cifras de Eurostat, reportadas también por ASOCOLFLORES, actualmente Colombia es
el primer proveedor de flores de Estados Unidos con una participación del 60% del mercado
total y es el cuarto proveedor de la UE con una participación de 4% sobre el volumen total
importado, siendo el Reino Unido y Holanda los principales mercados. Colombia es el segundo
proveedor del Reino Unido con una participación de 10% y el tercer proveedor de Alemania
con una participación del 2% sobre el volumen total importado.

1.3 El Programa Flor Verde

El Programa Florverde de ASOCOLFLORES inició en 1998 y tiene como objetivo general


fortalecer la cultura de mejoramiento continuo y el logro de altos estándares sociales y
ambientales en las empresas afiliadas; y en el gremio, consolidar un sistema dinámico de
información que le permita apoyar y representar mejor a sus afiliados, con el fin de superar
los obstáculos de la actividad y de aproximarse a la floricultura sostenible. Desde agosto de
2003 Florverde se convirtió en un sello de calidad ambiental y social auditado de manera
independiente por la Société Genérale de Surveillance Holding (SGS). La SGS, una de las
mayores organizaciones mundiales en inspección, análisis y certificación, otorgó las primeras
certificaciones de calidad bajo el esquema Florverde a nueve empresas floricultoras de
Colombia afiliadas a Asocolflores. Siete de ellas son clientes y usuarias de los bioinsumos y
extractos vegetales de EcoFlora.

1.4 Innovación y Desarrollo de las tecnologías de EcoFlora

Las tecnologías de EcoFlora se desarrollaron por iniciativa de un grupo familiar de


empresarios colombianos con cerca de 20 años de experiencia en la actividad de exportación
de flores de corte. Motivados por su ética ambiental y responsabilidad social, dieron inicio
con capital de riesgo de origen propio a esta actividad visionaria y pionera, considerando las
oportunidades de bionegocios ofrecidas por la producción limpia, su experiencia como
agricultores, el potencial de la biodiversidad colombiana, las crecientes restricciones de
acceso impuestas por la progresiva prohibición de agrotóxicos de síntesis mundialmente, las
nuevas demandas de los consumidores cada día más sensibles y exigentes frente a la
problemática ambiental y social de las actividades productivas, el abandono de prácticas
sostenibles basadas en conocimientos ancestrales de la agricultura tradicional, y la carencia
de una oferta tecnológica viable para suplir estas necesidades, entre otros factores.

El Programa Florverde se convirtió en un factor determinante para dinamizar iniciativas afines


y complementarias por parte de pequeñas y medianas empresas que se han encadenado en
el sector prestando servicios y ofreciendo tecnologías, bienes e insumos de alto valor
agregado nacionalmente, requeridos para cumplir con los propósitos socioambientales
planteados por el gremio floricultor. La eficacia y las bondades de las tecnologías de EcoFlora
por ejemplo, han logrado posicionamiento nacional en la floricultura, y se proyectan como
insumos importantes para otros cultivos como hortalizas, frutales y pastos, y como
tecnologías con alto potencial de exportación.

1.5 Articulación con Actores Relevantes

La experiencia de EcoFlora ha estado fundamentada en la búsqueda de un nuevo modelo


empresarial competitivo, articulado de manera sólida con actores esenciales a lo largo de la
cadena productiva. La operación de la empresa se basa en un trabajo estructurado con los
proveedores de sus materias primas, fundamentalmente de origen agrícola y agroforestal. Sus
proveedores son en buena parte sus mismos socios (cultivadores de flores) y pequeños y
medianos productores agrícolas organizados con quienes EcoFlora ha suscrito contratos de
proveeduría a largo plazo a precios justos y constantes. EcoFlora ha venido trabajando con
sus proveedores en la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) orientadas a la
obtención de materias primas de excelente calidad, inocuas, libres de agrotóxicos y
producidas bajo principios de sostenibilidad.

Simultáneamente, EcoFlora viene ampliando el suministro de servicios, insumos y tecnologías


limpias a los proveedores de sus propias materias primas, obteniendo así un mutuo y doble
beneficio, en términos de abastecimiento sostenible y de expansión de sus mercados.

EcoFlora ha suscrito convenios de Investigación y Desarrollo y ha adelantado actividades de


cooperación con Universidades y Centros de Investigación en el país que han apoyado de
manera concreta en aspectos de innovación, ajuste, validación tecnológica y comercialización.
Sus respectivos aportes han sido valiosos aunque cada caso a su ritmo y dinámica, muy
distintos casi siempre de los requeridos por cualquier emprendimiento innovador por
diversos factores limitantes.

Dentro de las entidades con las que la empresa ha trabajado se encuentran el Grupo
Interdisciplinario de Estudios Moleculares (GIEM) de la Universidad de Antioquia, la
Universidad Católica de Oriente, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria
(Corpoica) y el Instituto Alexander von Humboldt (Oficina de Biocomercio Sostenible). Este
último en cooperación con CBI (Centre for the Promotion of Imports from Developing
Countries) de Holanda y el programa Biotrade Initative de la UNCTAD, viene apoyando
diversas iniciativas de biocomercio en Colombia La CBI y UNCTAD vienen apoyando en los
últimos años la implementación de Oficinas de Biocomercio Sostenible en países como
Ecuador, Perú, Bolivia y El Salvador.
.

EcoFlora también está ejecutando proyectos de cofinanciación con apoyo de recursos del
Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, otorgados a través de convocatorias de entidades
como el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Colciencias) y el
Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), desarrollados en cooperación con el Centro de
Investigaciones y Desarrollo Tecnológico de la Industria de Alimentos (CIAL), en las
modalidades de innovación y transferencia tecnológica.

La validación comercial de los bioinsumos y extractos vegetales de uso agrícola de EcoFlora ha


sido adelantada en los cultivos comerciales de flores de sus socios, facilitando así el proceso
de escalamiento y de oferta comercial de los mismos. Estas áreas de validación se han
convertido en experiencias demostrativas óptimas para la transferencia de las tecnologías y la
capacitación de usuarios potenciales.

2.) IMPACTOS, LOGROS Y POTENCIALES

En 5 años de actividad EcoFlora alcanzó impactos que demuestran la viabilidad y relevancia


de sus actividades. En el momento la cobertura de sus insumos beneficia de forma directa a
más de 60 empresas floriculturas de Colombia, a cerca de 800 hectáreas cultivadas en flores
de forma más limpia y a más de 6,000 trabajadores que laboran en ambientes más sanos. En
el año 2002 EcoFlora comercializó cerca de 50,000 litros de extractos vegetales de uso
agrícola, volumen importante por el carácter innovador de sus productos, pero cuyo valor y
rentabilidad, aún no son muy significativas en comparación con los de los insumos agrícolas
importados anualmente al país.

Según estadísticas de la División de Insumos Agrícolas del Instituto Colombiano Agropecuario


(ICA), Colombia importó en el año 1999, 35.3 millones de kilogramos y 35.8 millones de litros
de plaguicidas químicos (como productos terminados) para uso agrícola. Las importaciones de
materia prima para plaguicidas alcanzaron en el mismo año volúmenes cercanos a los 27.92
millones de kilos y a los 5.53 millones de litros, por un valor global de US $192.7 millones.

Las estadísticas anteriores demuestran la magnitud del mercado de plaguicidas en el país y la


alta dependencia de la agricultura nacional sobre materias primas e insumos importados, en
su gran mayoría provenientes de grandes compañías multinacionales, como soporte para la
producción de alimentos y otros bienes agrícolas fundamentales. A la fecha sólo una porción
marginal de estos plaguicidas corresponde a sustancias naturales o a organismos biológicos,
bioinsumos en su gran mayoría provenientes de empresas nacionales.

Los bioinsumos y tecnologías de EcoFlora son bienes amigables con el ambiente y la salud
humana, de carácter renovable, sostenible y viable para la sustitución de agroquímicos de
síntesis. Su utilización ha contribuido a mejorar las posibilidades de acceso a los mercados
para grandes, pequeños y medianos productores, mediante flores diferenciadas por sus
cualidades ambientales y sociales.

La fabricación de estos insumos induce la generación de mayor empleo rural por el origen de
sus materias primas, la diversificación de la producción agrícola y agroforestal, el
aprovechamiento sostenible de la biodiversidad, la generación de valor agregado localmente
y mayores garantías para la seguridad y la soberanía alimentaria. Lo anterior implica también
un potencial de mayor independencia económica a nivel regional y mejor calidad de vida por
el consumo de productos más sanos, limpios e inocuos.

La consolidación de nuevos sistemas de producción agrícola basados en tecnologías


renovables, acordes y compatibles con la oferta ambiental de la región, es una prioridad de
carácter urgente para la seguridad alimentaria, en el contexto de una agricultura más
responsable y sostenible. Así mismo es una oportunidad importante para la expansión y
multiplicación de empresas que mediante el biocomercio puedan contribuir a un desarrollo
más equitativo socialmente y a la generación interna de mayor valor agregado para los países
y pobladores de la región. El intercambio de estas tecnologías y bienes constituye también un
potencial importante para una integración comercial de la región de forma responsable y
duradera. Para Colombia, constituye también una oportunidad importante para la sustitución
de cultivos ilícitos.

3.) DESAFIOS, OBSTACULOS Y LECCIONES APRENDIDAS

3.1 Fortalecer políticas públicas claras y programas pertinentes que promuevan la


dinamización del biocomercio
El alcance de los beneficios y bondades que el potencial del biocomercio ofrece en términos
de desarrollo nacional y de integración regional en un contexto más equitativo, solo será
viable en la medida que se consoliden y fortalezcan políticas claras y programas pertinentes.
En Colombia existen avances e iniciativas recientes aunque aún incipientes, que serán de
importancia para el desarrollo del sector del biocomercio y de los mercados verdes. Entre
estas están la inclusión de los productos y empleos verdes en el Plan Nacional de Desarrollo
vigente y la firma en el 2002 del Convenio de Competitividad de la “Cadena de productos
naturales de origen vegetal para fines fitoterapéuticos, cosméticos, nutracéuticos,
aromáticos, condimentarios y para control biológico”.

Serán de importancia también el fortalecimiento de los servicios y el apoyo ofrecido por


iniciativas como la Oficina de Biocomercio Sostenible del I.A. von Humboldt (adscrito al
Sistema Nacional Ambiental) que ofrece apoyo a emprendedores y comunidades organizadas
en la formulación de planes de negocios, de planes de uso y manejo sostenible de los recursos
naturales y en la implementación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y Buenas
Prácticas de Recolección, entre otras.

Sin embargo, la capacidad y los recursos disponibles por parte de las entidades y programas
que actualmente fomentan el biocomercio en Colombia, no son suficientes para atender los
requerimientos necesarios para una verdadera proyección, ampliación y consolidación del
aún incipiente sector a nivel nacional y regional. Por esto se hace necesario definir políticas
coherentes y articuladas entre actores públicos relevantes que requieren una mayor
coordinación de esfuerzos para optimizar los recursos limitados. La generación de nuevos
mecanismos de financiación y la creación de incentivos para el desarrollo tecnológico de las
industrias del biocomercio es también un requerimiento importante que las entidades
públicas deben facilitar. Es también un deber del Estado fomentar de forma masiva el
consumo sano y la producción más limpia.

3.2 Establecer marcos legales e institucionales que faciliten el desarrollo, intercambio o


réplica del biocomercio nacional y regionalmente
Se hace prioritario fortalecer, actualizar y armonizar marcos institucionales y legales que
faciliten el desarrollo del biocomercio, así como el intercambio y la réplica de modelos y
experiencias exitosas nacional y regionalmente. Estos marcos serán determinantes para el
devenir del sector en el largo plazo y serán condicionados por asuntos y factores como las
negociaciones de los diversos tratados regionales de libre comercio, las políticas frente los
cultivos transgénicos y los agroquímicos de síntesis incluyendo los genéricos, la
reglamentación e institucionalización del concepto de Buenas Prácticas Agrícolas y la
actualización de la normatividad relevante para los productos y los insumos ecológicos.

Existen grandes vacíos en la normatividad de los países de la región para el registro y control
de bioinsumos y extractos vegetales de uso agrícola, entre otros factores por tratarse de
bienes tan innovadores. Igual situación afrontan las empresas productoras de
fitofarmacéuticos y productos naturales pues entre otras limitaciones, los listados de plantas
permitidas oficialmente en los países de la región son bastante reducidos e insignificantes en
comparación con la riqueza biológica y genética presente y amenazada, desconociendo a la
vez el valor sociocultural y el potencial de la medicina tradicional para la salud pública y los
mercados internacionales.

Equivocadamente, los bioinsumos y extractos vegetales de uso agrícola han sido en general
clasificados y reglamentados en la misma categoría que los plaguicidas químicos de síntesis,
cuyas estrictas exigencias en términos de estudios toxicológicos y altos costos de registro
fueron diseñados para sustancias generalmente de alto riesgo sobre la salud pública y el
ambiente. Sin embargo, estas exigencias no son coherentes ni acordes con la naturaleza, el
potencial y las bondades de las alternativas de producción biológica.

EcoFlora ha liderado y gestionado ante los Ministerios de Agricultura, Protección Social y


Ambiente, y ante otras entidades involucradas como el ICA, la concertación de una nueva
reglamentación apropiada que incentive y dinamice el registro de bioinsumos y extractos
vegetales de uso agrícola en Colombia. Tras el compromiso del gobierno actual se espera la
aprobación de la citada norma antes del fin del año en curso.

Con el fin de ofrecer condiciones básicas necesarias para la integración regional, en el marco
de un desarrollo más equitativo, se hace prioritario la definición de normas armonizadas en la
región que faciliten el comercio de bienes y tecnologías innovadoras como los bioinsumos, los
extractos vegetales, y los productos naturales en general.

3.3 Gestionar la articulación de empresas de biocomercio con comunidades rurales,


universidades, centros de investigación y el sector público
La pertinencia de las actividades de las universidades y entidades a cargo de la ciencia y la
tecnología debe reorientarse y fortalecerse mediante investigaciones prácticas y aplicadas al
servicio de los productores agrícolas, las comunidades rurales y el sector privado. En la
práctica son pocas las empresas que han logrado articularse de manera exitosa con los
distintos actores listados.

La gestión de alianzas duraderas y un eficaz encadenamiento de mutuo beneficio con los


distintos actores relevantes, son factores determinantes para el desarrollo de pequeñas y
medianas empresas, dada la escasez de recursos técnicos, humanos y financieros necesarios
para consolidar y expandir iniciativas en biocomercio.

La experiencia de EcoFlora demuestra que el camino es menos adverso y más predecible


mediante una articulación estructurada con proveedores de materia prima, centros de
investigación y desarrollo tecnológico, universidades, gremios, organismos públicos y
entidades promotoras del comercio. Por medio de alianzas y convenios, los conocimientos
técnicos de alta exigencia en el sector, pueden ser fortalecidas contribuyendo a que los
capitales de riesgo requeridos para la innovación de productos, el desarrollo de mercados y la
transferencia tecnológica sean más exitosos en estos nuevos emprendimientos.

4.) CONCLUSIONES

El biocomercio sostenible y los mercados verdes son una megatendencia mundial de la cual
América Latina y el Caribe no deben quedar rezagados porque se perderían múltiples
oportunidades ofrecidas por sus modelos en términos de desarrollo sostenible, integración y
equidad regional. El consumo de productos, bienes, tecnologías y servicios asociados al
biocomercio debe evolucionar hasta convertirse en un derecho de los consumidores y en una
elección ética y rentable de los productores, dejando a un lado la concepción de lujo,
sobrecosto o excentricidad percibida actualmente por el público en general.

El potencial de las bondades del biocomercio en términos de integración regional y desarrollo


más equitativo debe ser aprovechado ya que sus modelos de negocios se sustentan en los
recursos naturales, los ecosistemas, la biodiversidad, la cultura y otros elementos propios del
patrimonio autóctono de la región. Constituyen opciones para la generación de empleo, la
sustitución de importaciones nocivas, la generación local de valor agregado, la menor
dependencia de hidrocarburos e insumos sintéticos, la diferenciación en el mercado mediante
productos social y ambientalmente responsables, la distribución más justa de los beneficios
generados.

Ejemplos como el Programa Florverde deben ser replicados en otros sectores pues se
convierten en factores determinantes para dinamizar iniciativas de producción más limpia y
de biocomercio por parte de pequeñas y medianas empresas que logran encadenarse
prestando servicios y ofreciendo tecnologías, bienes e insumos de alto valor agregado
requeridos para cumplir con los propósitos socioambientales planteados.

Experiencias como la de EcoFlora demuestran el potencial y la relevancia del biocomercio. La


inmensa posibilidad de productos, bienes y tecnologías relacionados con el sector serían
fundamentales para la alimentación, la agricultura, la medicina y la calidad de vida en general
de la población, pues constituyen sólidos cimientos para una mayor sostenibilidad de los
países de América Latina y el Caribe en el marco de un mundo globalizado y cada vez más
competitivo. La consolidación del biocomercio como alternativa para el desarrollo es una
opción necesaria para el bienestar general de la población y la estabilidad de la región.

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