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1172)
Resumen: El Ordinario del lugar es quien debe dar licencia peculiar y expresa
al sacerdote para realizar los exorcismos mayores. El Ritual de Exorcismos dice que
la licencia la otorgará el Ordinario del lugar “(…) el cual, según la norma, será el
propio Obispo Diocesano (…)”. El estudio analiza los cánones que el Código de
1917 dedica al exorcismo mayor, las afirmaciones del concilio con respecto a los
sacramentales, el canon 1172, los documentos poscodiciales, las afirmaciones del
Ritual de Exorcismos y algún documento posterior, en lo referente al sujeto que
puede otorgar la licencia al sacerdote para realizar los exorcismos, conciliando los
diversos textos.
Palabras clave: Licencia, Ordinario, Ordinario del lugar, Obispo Diocesano,
exorcismo mayor.
Abstract: The local ordinary is the person who should give peculiar license to
the priest dedicated to Great Exorcism. The Ritual of exorcism says the license
grant the ordinary of the place “(...) which, according to the standard, will be the
same diocesan bishop (...) “. The study analyzes cannons that the 1917 Code ded-
icated to more exorcism, the statements of the Council with regard to sacramen-
tals, 1172 Cannon, poscodiciales documents, claims of the Ritual of exorcism
and any subsequent document, in relation to subject that can license the priest
to perform exorcisms, reconciling the different texts.
Keywords: License, Ordinary, local ordinary, diocesan bishop, great exorcism.
Introducción
El canon 1172 dice que sin licencia peculiar y expresa del Ordinario del lugar
nadie puede realizar legítimamente exorcismos sobre los posesos. El canon 134,
en su parágrafo segundo, especifica claramente las figuras que se engloban en el
término de Ordinario del lugar.
En el año 1998 se promulgó la reforma del Ritual de Exorcismos para toda la
Iglesia1, que fue editado y presentado el 26 de enero de 19992. Posteriormente se
publicó una edición típica corregida3.
El número 13 del ritual establece que el ministerio de exorcizar a los posesos
se concede por una licencia peculiar y expresa del Ordinario del lugar “(…) qui
pro norma Episcopus ipse dioecesanus erit (…)”4. Las notas a pie de página remiten
al canon que nos ocupa (1172) y al 134 §2. La versión castellana del ritual tradu-
ce “(…) el cual, según la norma, será el mismo Obispo Diocesano (…)”5.
El estudio pretende profundizar sobre el sujeto, que puede dar la licencia al
sacerdote para que pueda realizar el exorcismo mayor a tenor del canon 1172,
y el significado de las afirmaciones del Ritual de Exorcismos. En otras palabras,
el Ordinario del lugar que concede la licencia para realizar exorcismos mayores
del canon 1172. ¿Se ha de interpretar, a tenor del canon 134 §2, que engloba
diversas personas, que podrían otorgar esta licencia? Con las disposiciones del
1
Cf. Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, «Decretum “Inter sacra-
mentalia” de instaurati ritus exorcismi promulgatione, 22.11.1998», in Notitiae 35 (1999) p. 137. En
el mismo número de la revista se publicó el proemio y los prenotandos [cf. Id., «Rituale Romanum
ex decreto sacrosancti Oecumenici Concilii Vaticani II instauratum auctoritate Ioannis Paulis PP. II
promulgatum. De exorcismis et supplicationibus quibusdam: prooemium et praenotanda», in Notitiae
35 (1999) pp. 138-150.].
2
Cf. Rituale Romanum ex decreto Sacrosancti Oecumenici Concilii Vaticani II instauratum auctori-
tate Ioannis Pauli PP. Promulgatum: De Exorcismis et supplicationibus quibusdam, Editio Typica, Città
del Vaticano 1999.
3
Cf. Rituale Romanum ex decreto Sacrosancti Oecumenici Concilii Vaticani II instauratum auc-
toritate Ioannis Pauli PP. Promulgatum: De Exorcismis et supplicationibus quibusdam, Editio Typica
emendata, Typis Vaticanis, Città del Vaticano 2004, (= De Exorcismis). En el trabajo utilizaremos
normalmente esta edición.
4
Cf. De Exorcismis, n. 13.
5
Cf. Ritual Romano instaurado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II, promul-
gado por la autoridad del Papa Juan Pablo II: De Exorcismos y otras súplicas, Barcelona 2005 (= Ritual
de Exorcismos), n. 13.
ritual, ¿se restringen las figuras capaces de otorgarla?6; ¿qué significa la expresión
“pro norma” del ritual?; ¿se pretende una modificación la normativa del código?;
¿existe alguna norma poscodicial que permita una modificación de la ley para la
Iglesia latina?7.
Debemos recordar que el código no determina los ritos de las acciones litúr-
gicas, por lo que las leyes litúrgicas8, vigentes hasta ahora, conservan su fuerza
6
Cierto es que en la etapa de redacción del Código de Derecho Canónico se derogaron, de una
manera atípica, normas de carácter disciplinar del Código Pío-Benedictino mediante los libros litúr-
gicos. Esta fuerza derogatoria y abrogatoria la recibían en base a los decretos con los que éstos eran
promulgados. Así lo expresa una nota de la revista Notitiae, órgano oficial de la Sagrada Congregación
para el Culto Divino [Sacra Congregatio pro Cultu Divino, «Acta Congregationis de habitudine
ritualis instaurati ad normas canonicas vigentes», in Notitiae 9/86 (1973) p. 333: “Normae in Rituali
instaurato contentae, a Summo Pontifice Paulo VI approbatae, derogant, si casus fert, praescriptis
Codicis Iuris Canonici aliisve legibus hucusque vigentibus, vel illa abrogant; ceteris vero praescriptis
et legibus, quae in novo Rituali nec abrogantur nec mutantur, validis ac firmis manentibus”.]. Las
disposiciones del concilio, las normas de la gran reforma litúrgico-sacramental y las normas discipli-
nares contenidas en los libros litúrgicos fueron material que tuvieron presente aquellos que elaboraron
la materia litúrgico-sacramental del Código de Derecho Canónico. Los libros litúrgicos introdujeron
modificaciones disciplinares en los prenotandos y en el texto de estos, que fueron material que se
llevó al Código de Derecho Canónico revisando, e incluso reformulando. la materia, por lo que una
vez promulgado el material litúrgico tuvo que adaptarse a las disposiciones del código, para lo cual se
promulgó las variaciones que se han de introducir en los libros litúrgicos, en cumplimento de lo dispuesto
en el canon 2 [cf. Sacra Congregatio pro Sacramentis et Cultu Divino, «Decretum “Promulgato
Codice” quo variationes in novas editiones librorum liturgicorum ad normam “Codicis iuris canonici”
nuper promulgati introducendae approbatur», en Notitiae 19 (1983) pp. 540-541; Idem, «Textus
variationum in novas editiones librorum liturgicorum ad normam “Codicis iuris canonici” nuper
promulgati introducendarum, 12.9.1983», in Notitiae 19 (1983) pp. 541-555]. Cf. Rincón-Pérez,
T., La liturgia y los sacramentos en el derecho de la Iglesia, Pamplona 1998, p. 27; Montan, A., «Liturgia
e Sacramenti nel nuovo Codice di Diritto Canonico», in Rivista Liturgica 71 (1984) pp. 158-159;
Gandía, J. D., La noción del matrimonio en los prenotandos de 1990. Interpretación teológico-canónica,
Murcia 2010, pp. 51-55.
7
Cf. Brugnotto, G., «Commento a un canone. Il ministero del sacerdote esorcista (can. 1172)»,
in Quaderni di Diritto Ecclesiale 23 (2010) p. 91.
8
Los redactores del Código tuvieron que formular principios, que les ayudasen a discernir qué
material se codificaba. Para ello establecieron el criterio de considerar leyes litúrgicas las que se di-
rigen al ordenado desarrollo del culto divino, mientras que se considerarían canónicas aquellas que
se destinan a promover el buen orden público en la Iglesia [cf. Pontificia Commissio Codici Iuris
Canonici Recognoscendo (= PCCICR), «Opera Consultorum in apparandis canonum schematibus.
De cultu divino», en Communicationes 5 (1973) pp. 42-43; Id., «Transmissio chematum canonum
consultationis causa. Liber quartus: De Ecclesiae munere sanctificandi», in Communicationes 9 (1977)
sin que afecten en nada las prescripciones contrarias a este código9, por lo que es
necesario interpretar todo a la luz de la vigente disciplina contenida en el canon
1172.
Para poder lograr el fin propuesto se partirá de los cánones que el Código de
1917 dedica al exorcismo mayor y recurrir a la doctrina que los comenta, para
pasar a estudiar las afirmaciones conciliares con respecto a los sacramentales.
Después se verá el proceso de redacción del canon y el contenido del canon
1172, los documentos poscodiciales, las afirmaciones del ritual y algún docu-
mento posterior. Es decir, se pretende analizar diacrónicamente la normativa y
otros documentos poscodiciales, con el fin de conocer el alcance de las afirmacio-
nes contenidas en el Ritual de Exorcismos en cuanto al sujeto que deba otorgar la
licencia al sacerdote exorcista.
No se trata de un estudio de todas las afirmaciones del canon 1172, sino tan
sólo de concentrar la exposición en el sujeto que concede la licencia al sacerdote
exorcista para realizar legítimamente los exorcismos, límite necesario que hay que
imponer a este escrito. Tampoco pretendemos entrar en las cuestiones de derecho
litúrgico, ni del recto desarrollo de las ceremonias, ni en la teología del rito10.
p. 266: “Ut legenti primo apparet, in novo schemate plures canones imo et quidam tituli omittuntur
qui in vigenti Codice prostant, ita ut tota materia in 72 tantum canones distributa sit. Mens Com-
missionis fuit ut in novo Codice non retineantur normae liturgicae, nisi quae peculiarem rationem
disciplinarem induant, quarum observantia exigitur non solum ad cultum rite ordinandum sed etiam
et praecipue ad ordinem externum Ecclesiae fovendum. Cum enim totus complexus legum liturgi-
carum post Concilium Vaticanum II funditus recognitus sit, non est ratio eandem recognitionem in
novo Codice proponendi”].
9
CIC c. 2: “Codex plerumque non definit ritus, qui in actionibus liturgicis celebrandis sunt ser-
vandi; quare leges liturgicae hucusque vigentes vim suam retinent, nisi earum aliqua Codicis canoni-
bus sit contraria”.
10
Ofrecemos una bibliografía para una primera aproximación a esta temática. Schmaus, M., «Par-
te segunda: las criaturas. Los ángeles», en Id., Teología Dogmática. Dios Creador 2, Madrid-Mexico-
Buenos Aires- Pamplona 19663, pp. 239-291; Seemann, M. - Zähringer, D., «Ángeles y demonios
en su relación con el hombre», en Mysterium Salutis: manual de Teología como historia de la salvación.
La historia de la salvación antes de Cristo 2, ed. Feiner, J.- Löhrer, M., Madrid 19772, pp. 728-785;
Laurentin, R., El demonio ¿símbolo o realidad?, Bilbao 1998; Flores, J. J., Los sacramentales. Bendi-
ciones, exorcismos y dedicación de las iglesias, Barcelona 2010; Gozzelino, G., «Alla radice della pratica
esorcistica. Problemi e compiti dell’odierna demonologia cristiana», in Rivista liturgica 87 (2000) pp.
853-872; Cavagnoli, G., «I Praenotanda del “De exorcismis”», in Rivista Liturgica 87 (2000) pp. 873-
888; Venturi, G., «La lettura del Vangelo e la preghiera dei salmi nel novo Rituale degli esorcismi»,
in Rivista Liturgica 87 (2000) pp. 889- 898; Triacca, A. M., «La preghiera della Chiesa nell’esorcismo
1. El Código de 1917
“maggiore”. Temi teologico-liturgici», in Rivista Liturgica 87 (2000) pp. 899- 918; Id., «Spirito Santo
ed esorcismo. In margine al recente Rituale», in Ephemerides Liturgicae 114 (2000) 241-269; Sorci,
P., «Gesti e atteggiamenti nel rito degli esorcismi. Il linguaggio non verbale», in Rivista Liturgica 87
(2000) pp. 919-938; Pistoia, A., «Riti e preghiere di esorcismo: problemi di traduzione», in Ephemeri-
des Liturgicae 114 (2000) pp. 227-240; Jenkins, R. E., «Exorcismo», en Diccionario General de Derecho
Canónico 3, ed. Otaduy, J., Viana, A., Sedano, J., Cizur Menor 2012, pp. 856-860. Para una primera
aproximación a la necesaria certeza moral de la posesión: Mastronardi, V. et Alii, «Fenomeni di pre-
sunta possessione demoniaca e psicopatologie», in Rivista Liturgica 87 (2000) pp. 813-840; Gilardi,
C., «Quando esorcizzare?», in Rivista Liturgica 87 (2000) pp. 967-975.
11
CIC 17 c. 1151 §1: “Nemo, potestate exorcizandi praeditus, exorcismos in obsessos proferre
legitime potest, nisi ab Ordinario peculiarem et expressam licentiam obtinuerit”.
12
El M. P. ministeria quaedam abolió las órdenes menores, se estableció que el ingreso al estado
clerical se realizaba con la recepción del diáconado y se instauraron los ministerios laicales del lectora-
do y acolitado. Por tanto se eliminó la orden menor del exorcista, que tampoco ejercia el ministerio de
realizar los exorcismos, ya que el Código de 1917 establecía en el canon 1151 §2 que la licencia se de-
bía dar al sacerdote. Cf. Paulus PP. VI, «Motu Proprio “Ministeria quaedam”. Disciplina circa Primam
Tonsuram, Ordines Minores et Subdiaconatum in Ecclesia Latina innovatur, 15.8.1972», en AAS 64
(1972) pp. 531-532: “II. Ordines, qui hucusque minores vocabantur, «ministeria» in posterum dicen-
di sunt. III. Ministeria christifidelibus laicis committi possunt, ita ut candidatis ad sacramentum Or-
dinis reservata non habeantur. IV. Ministeria in tota Ecclesia Latina servanda, hodiernis necessitatibus
accommodata, duo sunt, Lectoris nempe et Acolythi. Partes, quae hucusque Subdiacono commissae
erant, Lectori et Acolytho concreduntur, ac proinde in Ecclesia Latina ordo maior Subdiaconatus
non amplius habetur. Nihil tamen obstat, quominus, ex Conferentiae Episcopalis iudicio, Acolythus
alicubi etiam Subdiaconus vocari possit”.
podían ejercer porque el parágrafo segundo del canon 1151 establecía13 que no
se concediese licencia a los clérigos menores ni a los diáconos, determinando que
solamente podía otorgarse a los sacerdotes14, que la recibían del Ordinario (cf.
c. 198 CIC 17).
Ordinarios, a tenor de lo dispuesto en el Código Pío-Benedictino, eran: el Ro-
mano Pontífice, y para su territorio el Obispo residencial, el abad o prelado nu-
llius, y el vicario general de estos, el administrador, vicario y prefecto apostólico,
aquellos que, faltando estos, les suceden mientras tanto en el gobierno. A estos se
les añadía el superior mayor en las religiones clericales exentas, por prescripción
del derecho o por las constituciones aprobadas, pero sólo para sus súbditos15.
Los comentaristas salmantinos al Código de Derecho Canónico decían que esta
licencia no sólo la podían dar los Ordinarios del lugar, aunque el sujeto pasivo
no fuese súbdito suyo, sino también que “(…) parece probable que el Ordinario
religioso puede conceder licencia cuando el poseso es súbdito de él; (…)”16.
Sorprende que, en algún comentario al viejo código, los autores afirmen que
es el Ordinario del lugar, no el Ordinario, quien debe dar licencia al sacerdote
para realizar el exorcismo sobre los obsesos17. La interpretación del canon de estos
13
CIC 17 c. 1151 §2: “Haec licentia ab Ordinario concedatur tantummodo sacerdoti pietate,
prudentia ac vitae integritate praedito; qui ad exorcismos ne procedat, nisi postquam diligenti pruden-
tique investigatione compererit exorcizandum esse revera a daemone obsessum”.
14
Cappello, F. M., Tractatus canonico-moralis de sacramentis. De saramentis in genere, de Baptismo,
Confirmatione et Eucharistia 1, Taurini-Romae 19536, p. 83: “Quamvis clerico per ordinem exorci-
status potestas exorcizandi conferatur, tamen ex disciplina iamdiu in Ecclesia recepta solus presbyter
potest de Ordinarii licentia eiusmodi potestatem exercere”.
15
CIC 17 c. 198: Ҥ1. In iure nomine Ordinarii intelliguntur, nisi quis expresse excipiatur, praeter
Romanum Pontificem, pro suo quisque territorio Episcopus residentialis, Abbas vel Praelatus nullius
eorumque Vicarius Generalis, Administrator, Vicarius et Praefectus Apostolicus, itemque ii qui prae-
dictis deficientibus interim ex iuris praescripto aut ex probatis constitutionibus succedunt in regimine,
pro suis vero subditis Superiores maiores in religionibus clericalibus exempti. §2. Nomine autem
Ordinarii loci seu locorum veniunt omnes recensiti, exceptis Superioribus religiosis”.
16
Cf. Miguélez Domínguez, L., «Los sacramentales», en Alonso Lobo, A., Miguélez Domíngez,
L., Alonso Morán, S., Comentarios al Código de Derecho Canónico con el texto legal latino y castellano
(cánones 682-1321) 2, Madrid 1963, p. 744. Roberto Serres recoge esta corriente en su artículo acerca
del nuevo ritual de exorcismos y el código [cf. Serres López de Guereñu, R., «El nuevo Ritual de
Exorcismos: anotaciones canónicas», en Estudios Eclesiásticos 78/307 (2003) p. 754.].
17
Wernz, F. X., - Vidal, P., Ius Canonicum. Sacramenta, sacramentalia, Cultus divinus, Coemen-
teria et Sepultura ecclesiastica 4, Romae 1934, p. 403: “Minister exorcismi, qui exercetur vel in ipsas
personas a daemone obsessas, vi ordinis iam est exorcista. Ex disciplina vero vigente ad huiusmodi
2. El Concilio Vaticano II
exorcismum nomine Ecclesiae et in forma publica nemo ex clero sive saeculari sive regulari procedere
potest, nisi sit sacerdos et insuper ab Ordinario loci in singulis casibus peculiarem et expressam obti-
neat licentiam. Quae licentia ab Ordinario dari tantum debet sacerdoti pietate, (…)”.
18
van der Wiel, C., «Bénédictions et exorcismes à la lumierè du nouveau Code de Droit Cano-
nique (can. 1166-1172)», en Questions Liturgiques 76 (1995) p. 251. El autor del articulo cita además
otros autores que se pronuncian por la imposibilidad de que el Ordinario religioso pueda dar esta
licencia.
§2. Haec licentia ab Ordinario concedatur §2. Haec licentia ab Ordinario concedatur
tatummodo sacerdoti pietate, prudentia tatummodo sacerdoti pietate, prudentia
ac vitae integritate praedito; qui ad exor- ac vitae integritate praedito.
cismos ne procedat, nisi postquam dili-
genti prudentique investigatione compe-
rerit exorcizandum esse revera a daemo-
ne obsessum.
19
CIC 17 c. 1152: “Exorcismi a legitimis ministris fieri possunt non solum in fideles et catechu-
menos, sed etiam in acatholicos vel excommunicatos”.
20
CIC 17 c. 1153: “Ministri exorcismorum qui occurrunt in baptismo et in consecrationibus vel
benedictionibus, sunt iidem qui eorundem sacrorum rituum legitimi ministri sunt”.
21
Respecto a este canon del antiguo código, las observaciones a la propuesta dicen que parece
oportuno añadir un canon que retome el canon del ministro de los exorcismos en el bautismo, porque
se trata de otro tipo de exorcismos. Cf. PCCICR, «Acta Commissionis. Opera consultorum in reco-
gnoscendis Schematibus canonum: coetus “de Sacramentis”», in Communicationes 13 (1981) p. 443.
22
Cf. PCCICR, «Acta Commissionis… coetus “de Sacramentis”» cit. p. 443.
§2. Haec licentia ab Ordinario concedatur §2. Haec licentia ab Ordinario loci
tatummodo sacerdoti pietate, prudentia concedatur tantummodo sacerdoti
ac vitae integritate praedito. pietate, scientia, prudentia ac vitae
integritate praedicto.
23
Cf. De exorcismis, n. 16.
24
Cf. PCCICR, «Acta Commissionis… coetus “de Sacramentis”» cit. p. 443.
25
Cf. supra nota 12.
26
Cf. PCCICR, Schema Codicis Iuris Canonici iuxta animadversiones S.R.E. Cardinalium, Episco-
porum Conferentiarum, Dicasteriorum Curiae Romanae, Universitatum Facultatumque ecclesiasticarum
necnon Superiorum Institutorum vitae consecratae recognitum (Patribus Commissionis reservatum), Città
del Vaticano 1980, p. 255.
En las animadversiones a los cánones del esquema, nada se dice del primer
parágrafo del canon. Sin embargo, en el segundo se pide no se haga ninguna re-
ferencia a las cualidades del sacerdote que ha de ser exorcista, sino que se deje la
materia a la prudencia y arbitrio del Ordinario del lugar.
A esta animadversión se responde que han de dejarse los criterios de idonei-
dad del sacerdote, porque la experiencia enseña su utilidad27.
27
Cf. PCCICR, «Relatio complectens synthesim animadversionum ab Em.mis atque Ex.mis Pa-
tribus commissionis ad novissimum schema Codicis Iuris Canonici exhibitarum, cum responsionibus
a secretaria et consultoribus datis», in Communicationes 15 (1983) p. 244: “Res arbitrio et prudentiae
Ordinarii loci relinquatur, nullis indicatis qualitatibus requisitis (Quidam pater). R. Qualitates crite-
rium utile praebent, uti experientia docet”.
28
Cf. PCCICR, Codex Iuris Canonici schema novissimum post consultationem S.E.R. Cardinalium,
Episcoporum Conferentiarum, Dicasteriorum Curiae Romanae, Universitatum Facultatum que ecclesias-
ticarum necnon Superiorum Institutorum vitae consecratae recognitum, iuxta placita Patrum Commissio-
nis deinde emendatum atque Summo Pontifici praesentatum 25 martii 1982, Civitate Vaticana 1982,
p. 207.
En síntesis podemos decir que en el proyecto de 1980 se lleva a cabo una mo-
dificación de Ordinario a Ordinario del lugar, sin que se ofrezcan motivos en el
proceso de redacción del canon. Esta será la redacción definitiva del canon.
29
Para una primera aproximación sobre el ministro del exorcismo mayor cf. Montan, A., «Il
ministro: carisma o istituzione?», en Rivista Liturgica 87 (2000) pp. 955-965; Brugnotto, G., «Com-
mento a un canone. Il ministero del sacerdote esorcista (can. 1172)» cit. pp. 88-94; Serres López de
Guereñu, R., «El nuevo Ritual de Exorcismos…» cit. pp. 754-755.
30
Cf. García Martín, J., Le norme generali del Codex Iuris Canonici, Ediurcla, Roma 20024,
pp. 523-529.
31
Cf. Urru, A., L’ufficio di santificare della Chiesa. Altri atti del culto divino, luoghi e tempi sacri,
Roma 1992, p. 24; Rincón Pérez, T., La liturgia y los sacramentos..., cit. p. 336; Gutiérrez, J. L., La
funzione di santificare della Chiesa. XX Incontro di Studio Passo della Mendola-Trento 5 Iuglio-9 Iuglio
1993, ed. Gruppo Italiano Docenti di Diritto Canonico, Milano 1995, p. 183; Martín, M. del
M., sub c. 1172, en ComEx. 3/2, p. 1672; Pighin, B. F., Diritto sacramentale, Venezia 2006, pp. 377-
378 (este autor cita literalmente el texto del n. 1673 del Catecismo de la Iglesia Católica, para decir des-
pués que el ministro debe ser sacerdote con la licencia del Ordinario del lugar, sin concretar nada más).
Como se puede observar, las normas emanadas dos años después de la pro-
mulgación del código recuerdan la norma del canon 1172: es el Ordinario del lu-
gar el sujeto que concede la licencia al sacerdote para realizar el exorcismo. Ahora
bien, estas normas, tienen presente que el Obispo es el moderador y custodio
de toda la vida litúrgica de la diócesis (cf. c. 835 §1), por ello recuerdan que el
Obispo del lugar es quien debe procurar la observancia de la disciplina vigente,
evitando que los laicos dirijan estas reuniones de plegaria aunque no se trate de
verdaderos exorcismos, y que se forme al pueblo de Dios en otros medios como
instrumentos para la lucha del cristiano contra los espíritus del mal.
32
Cf. Congregatio pro Doctrina Fidei, «Epistula “Inde ab aliquod annis” ordinariis locorum
missa: in mentem normae vigentes de exorcismis revocantur, 29.9.1985», in AAS 77 (1985) pp. 1169-
1170.
número 1673 decía que “(…) El exorcismo solemne sólo puede ser practicado por un
sacerdote y con el permiso del Obispo. (…)”33.
El catecismo habla de Obispo, no de Ordinario del lugar, pero es lógico pen-
sar que no pretende introducir modificaciones disciplinares al código, ya que no
es su función. De hecho, el Ritual de Exorcismos, que cita el catecismo en las notas
a pie de los prenotandos para apoyar otras afirmaciones34, no se cita al tratar esta
cuestión, sino que en la nota a pie se hace referencia directa a los cánones 1172
y 13435.
33
Cf. CCE n. 1367.
34
Cf. De exorcismis, prooemium et nn. 4, 7, 11 y 14.
35
Cf. Pistoia, A., «Riti e preghiere di esorcismo: problemi di traduzione», en Ephemerides Litur-
gicae 114 (2000) pp. 231-232.
36
Cf. supra notas 1, 2 y 3.
37
Forcellini, A., Lexicon totius latinitatis 3, Patavii 1864-1926, p. 388 (3.ª col., 2.ª acepción): “II.
Translate es regula, praescriptio, ratio, lex, regola, forma, dellaume, norma. (…)”.
38
Cf. Mazza, E.,«La pneumatologia negli odierni libri liturgici», en Spiritu Santo e Liturgia. Atti
della XII Settimana di studio dell’Associazione Professori di Liturgia Valdragone (S. Martino): 22-26
agosto 1983, Torino 1984, p. 47.
Así pues, el ministerio de exorcizar a los posesos se concede por una licencia
peculiar y expresa del Ordinario del lugar, el cual, “pro norma” o “pro regula”, será
el propio Obispo Diocesano.
El ritual se refiere claramente a la normativa vigente del canon 1172 §1 y al
canon 134 §2, como no puede ser de otra forma a tenor del canon 239. Ahora
bien, el exorcismo es un sacramental que debe ser actuado siempre bajo la auto-
ridad del Obispo Diocesano y someter a su decisión en los casos más difíciles40,
por eso el ritual dice que será el Obispo Diocesano el que “normalmente” o “re-
gularmente”, o “por lo general”, o según “lo que es regular”, se ocupe de conceder
la licencia al sacerdote para realizar los exorcismos mayores.
No podemos entender el “pro norma” o “pro regula” como una restricción de
lo dispuesto por el Código. La misma preposición latina “pro” admite diversos
significados entre los que destacan “en el lugar de la norma o regla”, “como norma
o regla”, “en proporción de norma o de regla” 41, significando que regularmente será
el Obispo el Ordinario del lugar que conceda esta licencia42.
39
Cf. Serres López de Guereñu, R., «El nuevo Ritual de Exorcismos…» cit. p. 754.
40
Cf. De exorcismis, n. 18: “In casibus afficientibus non catholicos et in ceteris difficilioribus res
ad Episcopum dioecesanum deferatur, qui prudenter votum aliquorum expertorum expetere potest,
antequam decisio circa exorcismum sumatur”.
41
En el diccionario ilustrado latino-francés de Gaffiot, la cuarta acepción de la preposición de
ablativo “pro” es “por” y “en el lugar de”; el quinto sentido lo traduce por “como” (pro occiso relictus =
dejado como muerto o por muerto; pro perfuga = como tránsfuga o adquiriendo el papel de transfuga);
el septimo significado es “en proporción de” (pro hostium numero = en proporción o proporcional-
mente al número de enemigos). Cf. Gaffiot, Dictionnaire illustré Latin-Française, p. 1240. Cf. For-
cellini, A., Lexicon totius latinitatis 3, Patavii 1864-1926, p. 870, 1.ª col. (2.ª acepción apartado d).
42
Montan, A., «Il ministro: carisma o istituzione?» cit. pp. 962-963: “(…) La precisazione che
«ordinario del luogo» concedente, è, di regola (pro regula), lo stesso vescovo diocesano, non esclude
che altri ordinari possano concedere legittimamente la licenza, in particolare coloro che sono preposti
a una Chiesa particolare (diocesi) o a una comunità a essa equiparata.” Cf. Brugnotto, G., «Com-
mento a un canone. Il ministero del sacerdote esorcista (can. 1172)» cit. p. 91.
43
Cf. Serres López de Guereñu, R., «El nuevo Ritual de Exorcismos…» cit. pp. 754-755.
44
Cf. Congregatio pro Doctrina Fidei, «Instruct.“Ardens Felicitatis” de orationibus ad obti-
nendam a Deo sanationem», in leges Ecclesiae post Codicem Iuris Canonici 1917 editae 10, ed. Andrés
Gutiérrez, D., Roma 2010, n. 5998, col. 16253-16261 [cf. Idem Id., «Instructio“Ardens Felicita-
tis” de orationibus ad obtinendam a Deo sanationem», in Notitiae 37 (2001) pp. 20-34 (en italiano
pp. 35-50; en inglés pp. 51-65)].
45
Congregatio pro Doctrina Fidei, «Instr.“Ardens Felicitatis”…» cit. n. 5998, col. 16260-16261,
art. 8: Ҥ1. Ministerium exorcismi exercendum est sub stricta dependentia Episcopi Dioecesani, ad
normam can. 1172, nec non Litterarum Congregationis pro Doctrina Fidei diei 29 septembris 1985
et Ritualis Romani. §2. Preces exorcismi, quae continentur in Rituali Romano, a celebrationibus ad
sanitatem obtinendam liturgicis et non liturgicis, distinctae esse debent. §3. Omnino vetitum est
ne tales preces exorcismi inserantur in celebrationem Sanctae Missae, in Sacramenta et in Liturgiam
Horarum”.
Conclusiones