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PREMIO INTERNACIONAL

Agosto-Septiembre

CARIBE-ISLA MUJERES
de POESÍA 2016

H. AYUNTAMIENTO DE ISLA MUJERES


2013-2016
CUADERNO 32 / Premio poesía Caribe-Isla Mujeres 2016

DIRECTORA
Zita Finol

COORDINADOR EDITORIAL
Nicolás Durán de la Sierra

EDITOR
Agustín Labrada Aguilera

RELACIONES PÚBLICAS
Flor Tapia Pastrana

DISEÑO
Arnaldo Blanco Leal

CONSEJO EDITORIAL
Jorge Polanco Zapata
Juan Carlos Arriaga
Agustín Labrada Aguilera
Juan José Morales

gacetadelpensamiento@yahoo.com.mx
www.gacetadelpensamiento.com

Gaceta del pensamiento es una revista de carácter cultural que aparece


los primeros días de cada mes con un tiraje de 3000 ejemplares.
Editor responsable: Nicolás Durán González. Se distribuye en todos
los municipios del estado de Quintana Roo y México DF. Certificado
de Licitud y Contenido de la Comisión de Publicaciones y Revistas
Ilustradas de la Secretaría de Gobernación en trámite. Certificado de
reserva de derechos de uso exclusivo del título expedido por el Instituto
Nacional de Derechos de Autor en trámite.

Grupo Editorial Estosdías SA de CV.


Avenida Maxuxac, No. 471, entre Nizuc y Sacxán,
manzana 377, lote 06, fraccionamiento Proterritorio,
Chetumal, Quintana Roo, México. Código postal 77086.
(983) 118-4114, 118-4115.
CUADERNO 32
Premio Internacional Caribe-Isla Mujeres de Poesía 2016
SALUTACIÓN
La publicación de esta plaquette da alegre testimonio del vigor de nues-
tro Premio Internacional Caribe-Isla Mujeres de Poesía que, con la par-
ticipación de 119 trabajos, llega a su segunda edición; y su aliento se
expande cada vez más por las rutas del mar que nos une. Las voces de
poetas de nueve naciones, incluida Trinidad y Tobago, dan fe de ello y
le auguran un futuro promisorio.
Dije antes que este premio de poesía es nuestro, y lo es porque si
bien su convocatoria nace en México, la belleza de los versos que reúne
nos engalana a todos; enriquece aún la cultura de quienes no compar-
ten nuestra lengua. Una de las virtudes de Isla Mujeres como “Pueblo
Mágico” es su vocación de puente marítimo con las naciones del Caribe
y hoy nos llena de orgullo ser anfitriones de esta fiesta literaria.
En Isla Mujeres creemos que la literatura, que las artes todas, de-
ben ser fomentadas tanto hacia adentro –hablan de ello los coloridos
murales de nuestras calles de arena, sol y madera; y el Corredor Escul-
tórico de Punta Sur– como hacia afuera. Sabemos que el mundo inicia
donde rompen las olas y hacia allá va nuestra voz. Somos un pueblo
que alienta cultura y tiene identidad.
Vayan estas líneas fraternales para saludar a todos los que parti-
ciparon en el concurso literario y en especial al cubano Carlos Zamo-
ra Rodríguez, quien ganara el certamen con su poemario Bitácora; así
como a los mexicanos Andrés Mendoza del Valle, Giselle Alejandra
Ruiz Rodríguez y Ramón Domínguez Villalobos, quienes obtuvieran
menciones honorificas. Enhorabuena para todos.

Cordialmente
Agapito Magaña Sánchez
Presidente Municipal

7
BITÁCORA
Premio Internacional Caribe-Isla Mujeres de Poesía 2016

Carlos Zamora Rodríguez

9
Carlos Zamora Rodríguez (Matanzas, Cuba, 1962). Licenciado
en Filología. Poeta y narrador. Miembro de la Unión Nacional de
Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Entre sus títulos se desta-
can el poemario Estación de las sombras (Sanlope, 2001), que fuera
mención en el Concurso Internacional de Poesía Nicolás Guillén
(México, 1999); la novela En la mañana viva o Tan cerca hemos dor-
mido (Ediciones UNIÓN, 2012), Premio de Narrativa Guillermo
Vidal (2011); la noveleta para niños A Puerto Blanco no llegan las
lluvias (Ediciones Matanzas, 2012), Premio Fundación de la Ciu-
dad de Matanzas; el poemario Cada día la eternidad (Ediciones
UNIÓN, 2011); la antología El amor como un himno. Poemas cu-
banos a José Martí (Centro de Estudios Martianos, 2008); y el libro
de cuentos La noche de Judas (Ediciones Matanzas, 2012). Ha sido
finalista del Concurso internacional ARTÍFICE, de poesía (Loja,
Granada, España) en el año de 2005 y obtuvo mención especial
en la II y VI ediciones de ese propio certamen (2002 y 2006), entre
otros reconocimientos. Sus textos han sido incluidos en numero-
sas antologías cubanas y extranjeras.

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Para Judith, mi compañera de viaje…

(Terminal 3/ HAV 23: 25/ Iberia/ MAD 13:10/ BARAJAS)


Dejan sus huevos en esa colina accidentada, donde la vida comien-


za a repartirse. Un mínimo respiro y alzan otra vez las alas (como
si reposar fuera un peligro, como si extenderse sobre el suelo les
sumiera en algún tipo de vergüenza).
Ellos vuelven y nosotros rezamos frente a tierras movedizas,
desconocidas.
Rueda el color, prolongan el viaje los latidos.
Como en una siega caótica, los que arriban ofician sin misericor-
dia; arrancan de cuajo todo cuanto emerge, reclaman sus mitades.
Uno siempre apuesta a que la suerte llegará en el próximo ciclo.
Pero es el azar quien juega y puede ser descortés, incluso peligroso,
tocar las vidas de otros, rozar esos destinos que ahora corren defor-
mes, con lazos o etiquetas.
Nunca se sabe cómo marca la estrella. Acaso abruman las ma-
letas vacías o sonríe la cinta que han puesto para no confundir (no
confundirte).
Estamos dentro. Huele a recién comprado.

11
(Se anuncia a los madrileños que el sol se pondrá
sobre las 21:48 y la luna será visible a las 00: 46)

Para Odalis, que sabe

En la calle te besan las novias del verano: esas brisas calientes. Yo


atisbo la noche, que convoca al desplante. Saludan los boquerones
descabezados. Con un leve sonido, al morir en mi boca, me advierten
de la trampa. Enfundo otro anzuelo para la cerveza (cada vez más
tostada) que me arrastra a una orilla de ahumados cristales.
Todo es blanco allá afuera: ha enrumbado hacia el sur la
chica de los altos.
Renuevo los billetes en la espera, que parece tan larga como el
vaso de la felicidad.
¿Nos comimos la luna? ¿Qué nos falta? Es Madrid, me repiten
los que alzan el bar hasta el final del trago.
Ya no sé dónde puse las llaves ni los versos, pero es muy tarde
cuando roza mi espalda y me dicta una calle de regreso.
¿Estoy solo si vuelvo sin mirarla? ¿Me traiciona con otro más tenaz
que mi sueño?

12
(Mirasierra / Tren de Cercanías Renfe –
Pitis / EL ESCORIAL)

Para Janet

Me escoltan los difuntos. En la esfera armilar la culpa de los reyes di-


buja las constelaciones. Ellos votaron: la Tierra al centro, justo como
el corazón. El silencio, tan resistente como la roca, me corteja.
(De qué material han fundido el misterio que casi puedo tocarlo
en los lomos de los manuscritos. Por qué esconder la evidencia si
esa es la razón de estas paredes. Qué palabra me niegan las puertas
alzadas, los postigos presos. A dónde voy, escaleras abajo. Por qué
desempolvo esos frescos y coloreo la Historia con paleta nueva si el
pintor ya ha lavado sus manos. Quién me designó juez de estos mu-
ros, quién me trajo hasta aquí confiado en mi indulgencia).
No está permitido robar esta memoria, pero Ptolomeo y yo mi-
ramos las montañas con el ojo del miedo y compartimos autógra-
fos. Qué pensarán mañana de nosotros, nos decimos, armados de
legajos y cervezas.
Me estafan: en la estampilla, la piedra no me ensucia los dedos;
el monasterio parece reposar, pero está alerta. Dios, en alguna
parte, me consiente.

13
(Mirasierra / Metro Línea 9 - Príncipe de Vergara/
Línea 2 – Sol /MERCADO DE SAN MIGUEL)

El queso, curado; yo, despierto. (El apetito del ojo roza a la mucha-
cha su boca de cereza.)
Derramo el entusiasmo sobre el japonés que bebe un té de
humo y se disculpa por la cámara llena de ciudades.
Extraviado en un cubo de Rubik: todos los lados anuncian el placer.
Una máquina pone la nube en mi camisa. Confundo los puntos
cardinales: ¿en qué esquina apuestan las lasañas?
El universo: un puente de salivación hasta el futuro. Pero
las maderas rezuman otra historia. Busco equilibrio sobre un
millón de huellas.
Puedo ser arquitecto o soldado de filas, si dejan colocar mi país
sobre ese fuego donde viven atunes.
Me zarandean jamones ahorcados y cervezas mulatas. Soy un
perdedor: ya me quiero morir bajo este alud de especias.

14
(Mirasierra / Metro Línea 9 / PLAZA DE CASTILLA)

Para Balo y Yoel

Una calle, una estrella esculpida: Martí que alerta del semáforo.
Yo, emigrado de súbito: traidor por la bufanda, que susurra el ve-
rano y no se atreve. Mi ojo de cristal para el asfalto que llamaron
Habana sin saber. Esquivo la pasión como un golpe incómodo de
viento. Han colgado a Miró y ondea sobre un edificio de papeles.
Me falta el aire y no hay sábana que hinche a Madrid más allá
de los lumínicos. He perdido el rumbo y me hace bien naufragar
ahora que la patria descansa en el teléfono (pausa para recompo-
ner; nada escrito: nada comprometedor). En el Bernabeu los goles
enemigos; asomo la rabia a un café neutral: de espaldas al terre-
no, para no ver la gloria que puede venir de blanco esta única vez.
Brindamos por la muerte de la tarde y un tren que nos sumerja
en el sopor. A las afueras –clamo– como un regreso de mentira.

15
(Barrio del Pilar/ Metro -Línea 9- Núñez de
Balboa / Línea 5 – Chueca - Calle del Barquillo,
29 /BOGUI JAZZ)

Para Anita, que nos mostró el camino

Esas brujas cantan en la nube del vino, traducen la nostalgia con


ardides curados. De piedras blandas han compuesto la música y
comprimen la luz hasta que es sólo un guiño sobre el escenario. Yo
me pierdo en la noche, descorcho el albedrío. En mi nuca se juntan
el incienso y la nota.
Cedo ante el deslave: el murmullo de una canción muy vieja que
florece en su boca. Cómo el humo del saxo nos envuelve sin vernos,
cómo sabe que vagamos por la misma inocencia (yo marcado, ella
virgen) los dos arrebujados a la sombra del jazz, en el coro de tristes
que escapan, como de la peste, de los diyeis famosos.
A la deriva del concierto, crecen las islas que hemos sido, en
los aplausos construimos el país. Siento su mano, como un terral
tibio, remar hasta mi espalda. La madrugada es una conversación
de cuerdas y suspiros.
Desafina el reloj, somos extraños en el último dolor de la guitarra.

16
(Pradera de los Corralillos / Autobús 49 - Plaza de
Castilla / Autobús 27- Cibeles - Calle de Alcalá -
Banco de España hacia Sol / CÍRCULO DE BELLAS
ARTES DE MADRID / KINDERWUNSCH*)

La infancia y el deseo: una sola puerta. El picaporte oculto como


un tesoro helado que habrá de morir tras un tajo de pasión (de
tiempo). Las estrías: ríos que nacieron antes. Nadie advirtió la señal
en la cosecha. Pero reconozco al padre en el cristal (me reconozco);
en la mujer desnuda (su reflejo torcido) que desciende por mi cara
sin placer.
La muchacha de negro se persigna ante el cuadro: intercambian
secretos. Seduce el perfil que a mi lado desmiente la cascada, la gra-
vedad, todo lo que declina; todo lo que soy mirando a dos mujeres
que se salvan de mis ojos castrados.
Nacen aquí milagros que no puedo celebrar con canciones
de añejo.
Hijos: las raíces que van rompiendo mi carne.
Soy el testigo; el criminal.

* Kinderwunsch es un término alemán que hace referencia a la unión de las palabras


niños y deseo; al deseo de tener hijos, de lograr un embarazo o de la infertilidad. A
propósito de la exposición homónima de Ana Casas Broda, en el Círculo de Bellas
Artes de Madrid.

17
(Barajas / MAD 06:25 / Brussels Airlines 3732/
Zaventem / BRU 08:45)

Para Guille y Manuel

Los trenes apuntan a París. Pero en Bruselas, dos grúas, como pá-
jaros enormes, comentan de alta política sobre los tejados y hay
invierno en el balcón y mis amigos han dispuesto el café contra
nevadas. Se dice que puede llover, mas es tan blanco aquí y tan alta
la chimenea, que la lluvia pudiera ser de otra sustancia. Y las torres
(modernas y feudales) se besan con tal desparpajo, que parece una
lección de convivencia.
Barajamos itinerarios. Mi hermana juega con las nueces antes
de beber y yo imagino islas tan cerca de su boca. Islas. Y la palabra
me hace temblar y ajusto la chaqueta. Pero es otra la herida y otro
el vértigo en esta parte del mapa.
Preguntamos, antes del nombre del parque y del pedestal, dón-
de acampan las cervezas oscuras, dónde se ausculta una ciudad de
nadie como ésta. Y escuchamos las voces de las frutas. Un oasis,
dice mi amigo: un color que ha crecido en el cristal…y curiosos pos-
ponemos París sin que nos duela.

18
(Rue de la Loi / Plaza de Luxemburgo /
Plaza de Londres / MATONGUÉ)

Las mareas del asfalto y la luz sin color…


Marguerite Yourcenar

Un recodo leve, la lluvia que remonta toda siesta. Andar: único an-
tídoto para el tiempo de vidrio. La celada.
Han dispuesto el color como si África fuera más que la piel ás-
pera de los aguacates; como si las frutas pudieran desprender ese
rojo salvaje que me besa en la lengua y me arrastra el rubor hasta
las manos. Las manos que quieren tocar, asir; creer que hemos vuel-
to sin volar, que hemos rendido algún misterio y merecemos (otra
vez) los sentidos.
Las especias acosan nuestra sangre. El aguijón alcanza el ritmo.
Al compás de unos tambores que cuelgan silenciosos, saboreo, en
la nieve del coco, el pescado del rey. Pero hay combinaciones ten-
tadoras como la canción negra que adereza la carne y nos clava,
sonámbulos, en medio del camino.
Soy forastero y cómplice; conquistador. Los anfitriones se des-
doblan, nos atan a una leyenda que sabemos proscrita: la marea es
otra en este huerto de Bruselas.
Apenas un salto a la culpa, unas cuadras más acá del cristal, nos
parecemos. El aire gotea, azucarado.
Acaso restituidos, salvados de esa transparencia con la que cruza-
mos el asfalto, miramos el reloj. ¿Ya somos (otra vez) aquéllos?

19
(Bruxelles Midi 07:43/Thalys 9308/ Paris Nord 09:05)

Por donde ha de subir el hombre al cielo


Manuel Serafín Pichardo: A la Torre Eiffel

Una calle ancha me lleva hasta la Torre, que desde lejos es mascu-
lina, eréctil, pretenciosa. Pero al llegar, atisbas su secreto de chica
a horcajadas, libidinosa, puta; amamantando turistas de todas las
monedas que escogen aún sus flancos para llegarse al cielo y mirar
la ciudad con aires alpinistas.
No sé tú, Vallejo, pero yo olvido los golpes, los tantos golpes, y
espío a esas muchachas de escotes arriesgados, que te piden una
foto encima de la ciudad luz, casi colgadas de la ilusión de poseerla,
de la ilusión de cobrarle, en picada, su enorme majestad.
No sé tú, pero yo olvido, navego toda esa cintura de metal, allá
arriba, tan cerca de Dios o del sueño. Tan ausente, que puedo ta-
rarear una habanera sin saber los compases, respirar mi país sin
coordenadas, paladear la felicidad como un orate.

20
(06:33 / Madrid Chamartin / Tren Alvia / 08:55 / ÁVILA)

La muerte llega descalza, en puntillas. Saluda a las cigüeñas que ani-


dan en las torres, desafiantes en su sincera maternidad, confiadas.
Desde las piedras, el murmullo de la sangre: la historia que el
turista prefiere.
Vuelo sobre el valle. Recomponemos, con las tejas, otra geogra-
fía que no sabe el resto: mensajes de ultramar (entre la arcilla y el
verde) que arriban con sabor a café.
En un patio interior solo el silencio me descubre. Respiro un
aire común, antiguo.
Me reconozco en las columnas holladas, en las túnicas donde la
poesía, desde la eternidad, ha rodado hasta el suelo y sobrevive en
el polvo, entre adoquines y transeúntes.
Un día de gracia: sobre el chuletón, como arrugas, los años del
destierro; en la esperanza: el vino.
Por qué se hizo tarde para restaurar; cómo nos acuchilló el frío
la velada. Qué atajos adivinó ese tren, enemigo de todo rumor, para
devolverme, cuando todo parecía más cierto…
La muerte, que vino por nostalgia –pienso– mientras escapo.

21
Oscar Andrés Mendoza del Valle III. Ganador del Programa de
Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico Quintana Roo en
2008-2009 y 2010-2011 (poesía y guión cinematográfico). Fundador
del cineclub del Museo de la Isla de Cozumel (2009) y de la Sala
de Lectura Hazme Sentir (2010). Obtuvo el primer lugar en los con-
cursos de cuento de la Facultad de Antropología de la Universidad
Autónoma de Yucatán y Cada loco con su tema, de Benma Editores
(2011–2013). Fue jurado del Primer Festival Internacional de Cine de
la Riviera Maya (2012). Ganó el segundo premio en la categoría de
poesía en el concurso 44 de la revista Punto de Partida, de la Universi-
dad Nacional Autónoma de México (2013). En 2014 fundó la editorial
independiente Poeta de las duchas, donde edita La región más trans-
pirante, fanzine de literatura, gráfica y fotografía. Resultó ganador del
Fondo de Coediciones del Ayuntamiento de Mérida, Yucatán con el
volumen de cuentos Libro de textos gratuitos #3 (2015).

22
EL SUEÑO DEL
ARRECIFE PROPIO
Mención honorífica

Oscar Andrés Mendoza del Valle III

23
FIN

Este árbol lleva dando sombra cien años


es un experto en esto
ven, ya lo has notado
que desde acá se pueden ver las hijas de una gran sangre consternada
perdida en la traducción
el ser y estar
la nada.

Por eso es un reto digno no mentir


fingir sólo el dolor si es necesario
recordando por error, por accidente,
que el mundo es más una tragedia solemne
que una miseria fortuita, apenas ahí,
tumbado con una hembra eterna, transparente
una mujer amada, desnuda y dormida en iguales proporciones
en una hamaca que se mece
ajena a la tierra.

Es simple y sin embargo emociona aún


Es importante no hacer caso
No somos especiales, claro
Todos somos.
Me he perdonado y con y sin cinismo
dios y el hombre son mis semejantes
todas mis ideas son animales bellos y tontos cortejándose
en danzas rituales
una cueva en el pecho para todas las caras bonitas
en que aprendo, sin prisa

24
a decantar la diminuta gota de miel que duerme
en el vientre de las flores cocineras
a mirarte a los ojos y saber
que todas mis razas son puras.

HERMANITA, VEN CONMIGO,


HAY AVIONES CADA HORA

¿Alguna vez has vivido en una isla? ¿No? Yo te lo explico. Se


siente como una ceguera de colores. Como una burbuja, mas no
se sabe si se está dentro o se está afuera. Se siente como un cara-
col dentro de un caracol dentro de tu oído. Un dolor sabroso, con
chile y limón, un día cualquiera.
¿Alguna vez has muerto en una isla? ¿No? Yo te lo cuento. Se
trata de un vacío lleno de arena. De una casa sin puertas colgando
de una boca, toda de madera. Se trata de tapar el sol con el dedo
pequeño del pie izquierdo. De unas vacaciones bien merecidas,
todo pagado, en el infierno.
¿Alguna vez has amado en una isla? Yo sé que sí, pero los
datos duros se humedecen, se hacen blandos y se parten. Fuimos
esclavos y señores. Cate de mi corazón, estoy seguro de que algo
tiene que ver con el mar que sale a tu encuentro todo el tiempo.
Estuve ahí, pero no lo recuerdo. A qué saben tantas olas. Quiero
que me lo expliques. Quiero escuchar el cuento.

25
THERE’S ALWAYS A SIREN, SINGING YOU TO SHI-
PWRECK

Encallado, ya te fuiste a morir a los manglares, donde ni el agua


reconoce su propio sabor. Es hora de que confrontes la verdad,
amigo marinero.
La sirena no se enamoró de ti.
Le gustaba el hecho de que venías de otro lugar, desconocido y
misterioso.
Principalmente le gustaban esos dos largos apéndices que
emergían por debajo de tu cadera, en el lugar donde ella, y los de
su especie, llevan la cola.

LA PRIMERA TENTANCIÓN DE LOS NAVÍOS


(UN TEMA BRITPOP)

Sentí tu nuca contra la mía, el peso de tu cuerpo y sus milenios de


mitos recargado sobre mi espalda. Tus partes duras y tus partes
blandas en común acuerdo con las mías. En un maravilloso acto
de bondad me indicaste con la mano, discretamente, hacia dónde
irías de paseo de lunes a sábado. Dejaste el domingo a mi consi-
deración. Es fácil adivinar que para entonces yo ya sabía dónde
encontrarte. O mejor dicho, dónde poder seguir buscándote. En
qué puerto de abrigo, en qué pluma sobre el muelle, en el sueño
del arrecife propio. Ambos giramos la cabeza a la izquierda, el lado
donde reside el corazón. Así fue, así comenzó, nuestra primera
semana inglesa.
Aquí también llovía, en la isla de la pasión, pero el cielo no era
gris y no teníamos frío.

26
HABIBTI

Es hoy, la cerveza es delirio nocturno


nuestro amor de liberación prolongada
así transcurre todo
las hojas del guarumo toradas en los cables cierran su puño
dicen adiós
eres como el pan habibati
y yo el perro que nunca se comía la tarea.

Despierta a mi contacto plantita, enfermera


mi mimosa impúdica
desierta mi corazón de fuego
imagina que todas las balas se convirtieran en pipas
que inventaron el mar para nosotros
que los besos son nuestro país.

Te escribo así, en un idioma que no entiendes


que ni yo entiendo
te escribo así, desde la casa que soñaba con ser coche
el coche que soñaba con colgar de tu cuello
quiero ser uno más de tus milagros
tu chientology
te escribo así, cierro los ojos para que puedas danzar con ellos
esos que no son ojos sino deep moving lava, como tú dices
te escribo así, la lava escurre y cae sobre el teclado.
Esta noche dormiré junto a tu oasis.

27
II

Entro a tu cuerpo como se entra al mar bajo la lluvia


como entra un testigo de Jehová recién converso a su primera casa
y se sienta en la sala
toma un vaso con agua, mira las fotos
en silencio disfruta la sombra y no sabe qué decir
pero sonríe.

Entra en el mar de mí, de noche, con vista a todo


pero que llueva, sí, haz que llueva
que no se escuche nada
sólo el manto, el mantra, de las gotas de lluvia chocando contra el mar
cantando esa canción que las dos aguas se saben de memoria
porque ya se conocían.

Testigo ocular de tus sonidos, canta para mí


tu voz que me recuerda a diosas buenas y a cantinas
a besos de whisky
a Jehová, rosas y sal en un a tina
al plateado fuego de tu frente bajo el sol
apenas un destello en la sombra, bajo el agua
en esa noche inmensa en que también cantaba.

Y los testigos ahí en nuestra casa, sentados felices


descansando, un momento, del sol.

28
PELLICER BUCEANDO

Las mil y una noches


con nadie ni con nada
pero tú me convences
que si estamos tantos en la nada
la nada debe estar llena de gente
de polvo y voces
del resplandor opaco de La Historia
es una gran histeria.

El mar es el combate
nadie en el mar conoce, acaso sospecha mientras nada
al Santo Imperio Romano, la antigua Grecia y sus filósofos
la crítica de la razón impura
electroimpura
la visión de todos los vencidos, el neoliberalismo activo
el Porfiriato y el no Porfiriato, el suplicio de Canek y de tu madre
el mar la Epifanía
semilla de luces que se tienen al azul
las olas cantan esto:
todos los tatuajes son temporales
todo tu arte es sacro
eres tu propia Principia Ethica
el verso treinta y cinco del Sura veinticuatro de tu libro de La Recitación.

El mar solamente, ahora me queda claro


podría sumergir a ni ceiba amada
hacer de sus copas islas que volaremos a nado
y estos remos sin barca son los míos.

29
LA PRÓXIMA VEZ NO SERÁ TAN FÁCIL

Te entrego a ti todo lo que he heredado


contante y sonante
un millón de dólares de arena
y un bosque de kelp que anuncia
la cercanía de la casa soñada
en un reino bajo el mar
y sólo se oyen los tambores
con bélico de amor acento
aunque sus lanzas destructoras
invadan los costados
pongan el corazón todo sudado.

Hay trance para rato


huesos casi en perfecto estado
casi en su lugar, pieza a pieza
como un jenga a la mitad
vamos a aprender a comer cuellos
vamos a aprender a comer culos
vamos a comer culos
y si llueven se mojen las playeras
las melenas
y si hay sangre inocente sea la nuestra
que se entregue el tiempo así
imaginando el reino vehemente del nuevo amor de un siglo
la próxima vez no será tan fácil.

En playas secretas leer esto


y que me sientas ebrio compañera, ebria compañero
que llores como yo de conmoción de vida

30
de mucho todo siempre sin descanso
de cómo conmovemos a la vergüenza
saca la guitarra, que llore
y como la yedra en el muro
vamos a enredarnos
vamos a enredarnos.

31
LA CONSPIRATIO/ EL TRIUNFO

Agua pasa por mi casa, ardiente de mi corazón


y de tu boca a mi boa viaja la humareda
el diálogo en silencio
quisiera ser ella o él ahí adentro
ello, el vapor que pone
nuestras almas tontas
un beso drogado
boca nada:

conspiratio fra il cuore del fedele.

Tu amor y el mío
como un toro suelto
en galerías El Triunfo.

32
SI TIENES UN HONDO PENAR, PIENSA EN MÍ /
FAVIIDAE

La puerta se atrancaba con un coral cerebro. Y tu coral cerebro


celebraba las misas nuevas de una ciudad deshecha, gris, mons-
truosa (Josémilio dixit), pero esta vez frente a la playa. Se oía a Se-
rrat en la cuadra y las vecinas se reían. Secretamente sabía que les
gustaba. Colgábamos de nuestros cuellos, como joyas, boas. Esto
era el inicio de un romance paralelo entre la Yucatana, Tristito
Federal, el sol, yo, mi hermano, los amantes de lavar lo ajeno y la
hermosa muchachada.

La hermosa muchachada y la playa


el mar / arenas remotísimas
acentos morados de tan golpeados / triciclos rotos de dicha
caguamas escurriendo en las manos del amor y del /cansancio
palmeras pachecas de sol
niños prietos y flaquitos suspendidos en el aire
entre el muelle y el mar.

Jusqu’ici tout va bien


Jusqu’ici tout va bien
Jusqu’ici tout va bien
Todos sus clavados duran la vida entera.

No es una licencia poética


La puerta se atrancaba con un coral cerebro.

33
Giselle Alejandra Ruiz Rodríguez (Aguascalientes, México, 1989).
Egresada de la licenciatura en Ciencias Ambientales por la Univer-
sidad Autónoma de Aguascalientes. Ha publicado en las revistas
Postpop, Digo.Palabra.txt, ERRR magazine, Pirocromo, Tierra Baldía;
en el suplemento Tachas, en la plataforma Cultura colectiva, y en la
revista Morbo y Golfa, de la cual también ha sido coeditora. Fungió
como organizadora del Primer Encuentro de Creativos Pangea y
del Encuentro de Música Electrónica Astro, en la ciudad de Aguas-
calientes. Fue acreedora a una beca literaria para participar en el
Festival Cultural Interfaz del ISSSTE-CULTURA en su edición 2016
y participó en las mesas de lectura de las jornadas del premio Bellas
Artes de Poesía Aguascalientes en su última entrega. Escribió en
coautoría el poemario Amor 2.0, publicado de manera digital por
Bitácora de vuelos.

34
GUÍA RÁPIDAPARA
TERMINAR EN UNA LATA
Mención honorífica

Giselle Alejandra Ruiz Rodríguez

35
NOTA DEL AUTOR

Branquias escamas aletas dorsales


La boca siempre abierta
Ojos que se turnan la vista para no quedar ciegos
Un gancho esperando al labio
El agua
Medio limitante
No nos reconocemos como peces
Pero alguien afuera
Resuelve nuestro destino

BUSCA HACER SOMBRA AL TIBURÓN

Pósate sobre la espina de su lomo


Nada hasta la oquedad por la que respira
Burbujea alrededor de su oído
Desnuda tu aroma fúndanse
Permite que arrase tu piel
Abandónate a la turbia convicción:
Ser parte de una lujosa molienda

36
CONFÍA EN TU CARDUMEN

Han de juntarse las líneas laterales de los cuerpos


Saber girar
Unidos responder al entorno
Subir bajar
Nunca dividirse
Han de juntarse las líneas laterales de los cuerpos
Has de terminar
Comprimido entre la carne de tus primos

BOQUEA DEMASIADO

Hay oxigeno que se niega a ser consumido


¿Qué se siente
que te vean desde la tierra
como un hablador?

SE UN HUÉSPED

En tu finito espacio da cobijo


Que tu intestino se limite a ser cuna
Envuelve en vaho a tus inquilinos
Si el parasitismo se pierde en la zona abisal
No tendrás a quien culpar excepto a ti
Lucirás arrepentido en el plato de algún solitario

37
QUE LA VÍCTIMA TE DESARME

Presta el ojo abierto


Abre tus fosas al recorrido de su carne
Sostén el garfio enemigo
Acorrala su palpitar entre arrecifes
Déjate envolver en el sedal
Eres un mártir
Un doliente ahogado

CONTÉN EL AIRE

Están en el fondo
Fecundando en público
Mostrándole al reino su carta de normalidad
Dando más vidas al terreno hosco
A la zona sin hombres

Cierran las branquias


Evitan flotar
Nadie quiere ser inmolado
Aun cuando el pescador se aleja
El peligro está ahí detrás
Permanece en lo innombrable

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AÍSLATE

Como si la isla no estuviera acompañada


Encalla en el litoral del mutismo
Donde no haya entidad
Y el peligro sea enteramente tuyo

SUBSISTE EN MAREAS CONVULSAS

Te han aconsejado las aguas turbulentas


Aferrarte a la centrífuga salina
Evitar la búsqueda de alimento en la costa
Alejarte del ruido de la superficie

No te darás cuenta de la tranquilidad entrante


Del sol que debilita la fortaleza en la que ríes
No sentirás la agitación que te posee
Nadie te dijo que la marea baja
Que hay una red presagiando tu fin

BUSCA LA SALVACIÓN

Lograrás la inmortalidad
En la etiqueta de tu féretro

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Ramón Domínguez Villalobos (Guadalajara, Jalisco). Reside en
Puerto Vallarta. Ha sido cuatro veces poeta invitado al Encuentro
Internacional de Poetas y el Arte Letras en la Mar, desde 2013 a
2016, organizado por la Universidad de Guadalajara y la Cátedra
Hugo Gutiérrez Vega. Ganó el segundo lugar en la Bienal de Li-
teratura Joven Hugo Gutiérrez Vega en el año de 2014. En 2013,
mereció una mención honorifica en los Juegos Florales de Lagos de
Moreno, Jalisco. Poemas suyos han aparecido en distintas revistas
como La Cigarra, La Jornada Semanal, Papalotzi… En la actualidad
estudia artes plásticas.

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LAS PALOMAS OTEAN
MI NAVEGACIÓN POR
TUS COSTAS
Mención honorífica

Ramón Domínguez Villalobos

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CABELLERA

Toco tu mata de pelo, calculo su peso en mis manos.
La mido. Palpo tu roja cabellera. La extiendo como los brazos del alba.
La huelo: es mar Báltico, laguna salada o grifo de agua.
Pienso en las tardes a tu costado en que el sol cayó iracundo
y nos dejó sólo los girasoles y el esplendor de tu pelo para guardarnos.
Digo que te amo más que a tu pelo,
lo digo mientras las rocas se mecen con el tañido de las olas.
Entonces el día se encuentra con nosotros en esta bahía
de trémulos peces que aletean su ocaso.
—Ven, vamos a bañarnos —digo,
mientras pienso que te amo más que a tu pelo.

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HUESOS EN EL PLATO

La piel de la aceituna que sería aceite o vino


se desprende en las ascuas de tus labios: besas con fruición.
Mondas la aceituna, hiendes los dientes de alfajor, la penetras,
machacas la pulpa aceitosa, el verde tuétano, el numen grisáceo.
Pienso entonces en la vid original, en la hoja de la parra genital
de aquel viejo paraíso del que salimos. Te miro comer.
Tu lengua es ortiga que desbasta la fruta. La derrite.
Sientes el sabor ocre del cisma, su volición terrenal.
Asumes que al comer
el cuerpo se te desdobla y nutres el dorso de tu alma con las viandas.
Pienso que es así cuando eres más humana,
más parecida al pueblo en el que naciste.
Te amo, más acaso
cuando masticas los rescoldos menudos de las olivas.
Escupes los huesos en el plato.

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COSTAS

Renacía el mar en tus ojos como la espuma


que nace de sí misma —perla revuelta—
y el coral de tus párpados dibujaba un atardecer.
Ah, si me lo hubieran dicho,
la palabra pueblo te soltaba las ansias y allende el cielo era un tapiz
de un solo envés como una cuenca de agua en que viajabas.
La raíz de tus pies —bordón de nubes— hollaba la andadura,
aplanaba la lisura ya de una cordillera.
Buscabas el sol
sin desdén
y lo que fue tu casa
era tan breve como una isla.
Aún pienso en tus fecundas piernas insulares.
Sorteabas al volver el lío de almendros en la memoria de tu infancia.
Como la ola te ibas,
volvías.
Golpeabas el filo que dejan las piedras en el cauce.
Dijiste: “Iré a otra tierra. Iré a otro mar.”
Y sientes ya el sopor de las almendras al abrirse.

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NAVEGACIONES Y NAUFRAGIOS

Nos damos al amor cual remo que entra al agua,


de forma tan natural que surge así una línea blanca.
Celebro tu cuerpo y lo condecoro con las palabras que me surgen
—¿quién me las dicta?— así escribo por ejemplo:
tu piel atiza el agua galeón de punta chata,
tus migratorias manos se desplazan acertadas como si jugaras con
/ la plastilina.
Palpas tus propios contornos, los enhebras a su vena. Dócil tu piel,
corriente submarina, refugio donde las especies del mar hollaron
su cueva; esquirla del cometa que nos visitó. Ansío rodearte como
a una isla. Estás hecha de fruta y del agua de los días. Toda tú
eres el goce de la quilla.
Tu vertiginoso cuello acendrado,
el numen y la miel.
Giras sobre tu ecuador,
el horizonte desconoce de profundidades.
En ti soy el mismo —escama de agua sobre escama de agua—
un navío de asombro varado en la orilla.

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LAS PALOMAS
Duras palomas hendieron el cielo:
charcos en que la luz —hebra solar—
mana a raudales
—ínfula y lumbre—
y el mundo: jardín de sobrada raíz,
en que los pájaros acuden a los abrevaderos
es imagen del corazón que late.
Puesto que existes y es el amor la semilla de tu canto
y adentro de ti
en tus infinitas venas algo se quiebra
como la mañana
en que la lluvia anunció el verano
y en tu vientre está algo por nacer
como un latido diminuto en el que cabe una alondra
y eres tú bajel de pesado viaje
quien entra en las galerías del mar
y las naranjas de la tarde se te cuelan entre las manos.
Yo por ti he sabido lo iracundo de los girasoles,
los lentos lunares que crecen en tu pecho
y la mandrágora hecha de luz.
Yo te amo como ama Dios a las especies pequeñas,
dándoles el agua en chopo;
navego mis ansias en ti a tus anchas,
en tus violentas caderas donde maduró la luz.
En ti el invierno dura un día,
el embriagante incienso de lluvias insulares.
Yo te amo pues en ti nacen los puntos cardinales
—esquinas del corazón—
y en tu aire viajan mil papalotes,
como gorriones que se pierden en la tarde.

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RITUAL

Nuestras manos como dos pájaros de combate que se procuran,


se escaldan en el cortejo.
Un canario tu mano de dorso discreto.
Un vuelo a saltos en mi rostro.
La odisea de tu rodilla bajo del ciprés de la mesa.
Manos que como pájaros se acercan a saltos a la naranja
: aves de combate.
Nuestras manos al caer el ocaso despegaron el vuelo.
Un petirrojo mi mano, que yace en la ladera de tu muslo,
viaja a tu fuente a refrescarse.

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ESCARCEO

Vendrás con el mar que acosa a los que le huyen,


una tarde en que el terrible mundo
haya deshojado la última espiga del aire.
No podría saberse el súbito momento en que,
dadora de ti,
aparecerás
mientras la luz del sol se unta en los muros cual pintura sin secar.
Lo dijeron los caracoles en su callada queja al oído,
su rezongo de sales y herrumbre,
en la costa que compartimos,
donde las afiladas piedras defendían la playa de los embates de las olas.
El amor es la trampa más artera del hombre:
apenas un escarceo en el corazón,
la lontananza de venas palpitantes.
Un largo viajar en las arterias de las ansias.
Vendrás.
La quilla de caoba ardiente pasa.
Traza la línea en que te deja.
Volverás,
porque suave es la noche y es el amor
la entrega del mundo.
Y yo te recibiré antes de olvidar tu nombre
como el náufrago que de meses perdido
encuentra el rostro de Dios mismo
en el del marinero que lo salvó de la sed.

48
SEA OF LOVE

El amor bajorrelieve grabado a punzón en la tierna madera del ébano,


en la piel que avanza como ejército que asuela una ciudadela.
Tus ojos y tú
que me descubrieron el mundo imposible:
el trazo del cardenal y la astucia de las amapolas,
bautizaron los manantiales del mediodía sin salir de las paredes
del sueño.
No me hace falta lengua en las aguas,
Pero tú,
libación del panal,
rosa de cristal.
Tú,
que en tus latidos cardas un orden mayor a la sangre
y es el agua espiga sin dorso que te sostiene
y nadas para dibujarme un sol en la frente
y es el amor en tu cuerpo apenas una pizca de miel.
Tú llevas el mar a mi vista.
No dejes que me pierda en el naufragio.

49
LA MUCHACHA DEL FIORDO

Ni la nieve ni el escozor del frío pudieron abatir el semblante


/de tus pecas,
la carta naval que forman de aquí a allá hasta tus orejas recién hechas.
Venías del mar del norte, entre golfos, donde el agua el tiempo congelado
y al calor de tu cuerpo —murmullo de tu palpitar— se derretían
/los hielos.
Qué llevabas en tu cuerpo si no un jazmín que no florece en la nieve.
El azote de la tempestad hizo nacer tu nombre de sílaba doble:
Sara, muchacha del norte, trémula entre las gardenias,
corola de las luces boreales.
En ti el mar se desdibujaba
como una acuarela sobre el cartón mojado.
Tu voz era la del trigo y de los alimentos.
No sufrí fiebre contigo ni sentí tristeza al mirar
los bosques convertidos en blanco.
Los venados celebraban a coces tu vida, pues sabían que por ti,
por tu amor y por ti, pronto, tal vez muy pronto, la nieve se iría
y eso que llamamos mundo sería cada vez más caliente.

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CABOTAJE

Voy por tu cuerpo, oh niña, como por las claras costas de tu


/nombre.
Y es vasta la lozanía del mar que te acompaña
y es tu voz la calina de la tarde en que mis manos
a boga cruzaron tu vientre atlántico entre los azules.
Aún está fresco el barro fundador de tu piel,
aún el aire insular que lo nutrió caldea el día
mientras comba a las palmeras impacientes.
Sé tu nombre.
Su letra de pleamar, el ballestrinque que lo engarza.
Sé por tu cuerpo de las losas amarillas del amargo mar.
Nado a barlovento hacia donde el ocaso se despeña en guijarros
de una luz conjugada en el oleaje y la ostra y la espuma que te anuncia,
perla que habita el molusco de tu boca bañada en sales.
Allá voy hacia donde tu sangre se asoma,
donde tu vista observa los almanaques.
Y las palomas otean mi navegación por tus costas.

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ACTA DE CONCESIÓN DEL PREMIO INTERNACIONAL
DE POESÍA CARIBE-ISLA MUJERES 2016

En Isla Mujeres, Quintana Roo, México, siendo el lunes uno de


agosto de 2016, nos reunimos los integrantes del jurado calificador
del Premio Internacional de Poesía Caribe-Isla Mujeres 2016, de
acuerdo con la convocatoria emitida el 21 de marzo de 2016, que
cerró el 15 de julio del mismo año, para emitir el fallo.
El jurado estuvo presidido por Nicolás Durán de la Sierra: mexi-
cano (editor, poeta, periodista), e integrado por Ramón Iván Suárez
Caamal: mexicano (poeta y editor); Agustín Labrada Aguilera: cu-
bano-mexicano (poeta y periodista); y Angélica Díaz Ceballos Graf:
mexicana (poeta y promotora cultural).
El jurado declara que se recibieron un total de ciento diecinue-
ve trabajos provenientes de México, Venezuela, Colombia, Panamá,
Puerto Rico, Cuba, República Dominicana, Estados Unidos de Amé-
rica, y Trinidad y Tobago; y que, después de la lectura, análisis y
debate acucioso de los trabajos recibidos, otorga por unanimidad el
galardón del primer lugar al poeta Carlos Zamora Rodríguez, de
nacionalidad cubana, quien participó con el trabajo Bitácora, bajo
el seudónimo “Ocampo”, y se hace merecedor de la cantidad de
cincuenta mil pesos mexicanos como premio único e indivisible y
la publicación de la obra.
El jurado decidió otorgar dicho reconocimiento a este trabajo
por su sostenida unidad temática, la fluidez de su ritmo, sus imá-
genes casi cinematográficas, el dominio del poema en prosa y el
singular lenguaje tropológico.
Dada la calidad de los poemas participantes, el jurado deci-
dió otorgar tres menciones honoríficas a los siguientes trabajos
enlistados por el orden alfabético de la obra: El sueño del arrecife
propio, amparado con el seudónimo “La Stacy Majín Bú”, que co-

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rresponde al poeta Oscar Andrés Mendoza del Valle III, de
nacionalidad mexicana; Guía rápida para terminar en una lata,
bajo el seudónimo “Martín Pescador”, que corresponde a la poeta
Giselle Alejandra Ruiz Rodríguez, de nacionalidad mexicana; y
Las palomas otean mi navegación por tus costas, con el seudónimo
“Máscara de jade”, que corresponde al poeta Ramón Antonio
Domínguez Villalobos, de nacionalidad mexicana. Todos ellos
cuentan con una larga trayectoria en publicaciones y premios ob-
tenidos en México y en el extranjero.

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