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Fernanda Pinto de la Cuadra

Antropología Americana y Chilena

América Valenzuela

13/06/2018

En el capítulo El Acceso del libro “Etnografía: Métodos de Investigación”, los


etnógrafos Hammersley y Atkinson nos dan a conocer el problema de conseguir el acceso a
la información que es sumamente importante para la etnografía, ya que nos desplegamos en
medios donde el investigador tiene poco poder, y por múltiples razones, los individuos
suelen muchas veces no cooperar con el proceso de investigación. Pese a que se cree que la
obtención del acceso es netamente práctica, su logro no solo depende de una comprensión
teórica, sino también del descubrimiento de obstáculos que dificultan el acceso y los medios
efectivos para sortearlos.

Se podría llegar a pensar que estos problemas de acceso se podrían evitar si solo se
desarrollara la investigación en lugares públicos donde no es necesario ningún tipo de
negociación para el acceso. Sin embargo, “los lugares públicos pueden ser tan difíciles como
los ámbitos institucionales”1, ya que la actividad investigativa si puede tener dificultades,
existe la posibilidad de que la atención e interés mostrada por el etnógrafo, provoquen
alteraciones en la cotidianidad de las actividades de interacción de los individuos, un caso de
esto es lo que nos dan a conocer ambos autores a través del etnógrafo Karp, quien a través de
su presencia en la vía publica para realizar su trabajo noto que “los transeúntes habituales
de la zona, extrañados por su presencia sistemática en los alrededores, empezaron a pensar
que era un chapero o un policía”2. Por lo tanto, se le exige al investigador desarrollar
cualidades para lograr pasar desapercibido durante la observación.

1
Martyn Hammersley y Paul Atkinson, “El Acceso” en Etnografía: métodos de información, (Ed. Paidós,
Barcelona 1994), 74.
2
Ibidem, 73.
Existen además los ámbitos “formales o privados”3 en los cuales los límites están
claramente marcados por lo cual no son fácilmente penetrables, generalmente suelen estar
vigilados por lo que los autores denominan “porteros4”, reconocer quienes son dichos sujetos
y buscar su apoyo es a menudo un primer paso inevitable para obtener acceso a la
información deseada.

El problema del acceso no está resuelto una vez se ha conseguido entrar en el campo, ya que
esto no garantiza el acceso a toda la información necesaria para desarrollar y comprobar la
teoría., garanticen o no la entrada al lugar los porteros, generalmente les interesará dar una
imagen de la organización que el etnógrafo investigará, por lo tanto estos suelen ejercer algún
grado de vigilancia y control, tanto para bloquear ciertas líneas de la investigación como para
guiar al trabajador de campo en una dirección u otra. aparte de este factor el trabajador de
campo deberá enfrentarse “al hecho de prever que, los porteros podrán bloquear la entrada
al campo, en este caso se puede recurrir a realizar la investigación de manera secreta”5.

Cuando la investigación se oculta tanto a los estudiados como a los porteros el


problema se resuelve siempre que no se descubra el engaño, aunque es mucho más normal
que a algunas personas se les escondan las verdaderas intenciones mientras que otras se
convierten en confidentes del investigador. Algunos autores recomiendan que se negocie la
investigación explícitamente, exponiendo detalladamente las propuestas de la investigación
y los métodos que se emplearán aclarando todo desde el comienzo a todos los que estarán
implicados durante el desarrollo de la investigación.

3
Martyn Hammersley y Paul Atkinson, “El Acceso” en Etnografía: métodos de información, (Ed. Paidós,
Barcelona 1994), 80.
4
Aquellas personas que tienen el poder de facilitar o bloquear el acceso, o aquellos quienes se consideran o
son considerados por los demás como poseedores de la autoridad suficiente para garantizar o rechazar el
acceso.
5
Ibidem, 84.
Bibliografía
Hammersley, & Atkinson . (1994). El Acceso. En Etnografía. Métodos de Investigación (págs. 71-
96). Barcelona: Paidos.

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