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Himno a la vida

(Lima: Magdala Editora, 2000)

1
Uno

Arrasemos mutilando el crepúsculo

en retazos de luz.

Avancemos quebrando los espejos

de mi sombra.

Montemos los corceles

jadeantes de viento

y lleguemos a la orilla

donde tu presencia

da color al silencio.

Somos metal amortajado

por el ayer lejano

¿no escuchas mi gemido

que taladra las estrellas?

Avancemos por el lugar

sin nombre

de estatuas

perdidas

entre el rumbo incierto


2
de una pena

sin lámpara ni olvido.

3
Dos

Heme hoy anacoreta

en memoria

mirándome

asumida.

Natura en avidez

ubicua

inestable

transgredida.

En fidelidad posesa.

Derrota de hostiles

abordajes

de rojos lumínicos

amores

desesperanza de andar

sobre la unidad

de ser

en exactitud dormida.
4
Descalza mi identidad

deshabitada

cráter carcomido de recuerdos

pálida religación

de pensamiento y acto.

Niego mi retroceso largo.

5
Tres

Ayer estuve siendo eterna

hoy el instante me engendra

en su dinámica alucinante.

Soy algo distinto de mi raíz

y origen

soy la oscilante negación del viento.

6
Cuatro

En la memoria

esclusas inconclusas

precipitan

actos

palabras

gestos

acorralados en un devenir

en retroceso

al margen del tiempo

al inicio de un presente

que se encarna

en la subterránea hospitalidad

de una ruta pulverizada

en repentina luz.

Hoy es ayer y siempre

un mañana

que te espera

con la boca abierta

voraz
7
en su carnal realidad

hambrienta.

8
Cinco

Viaja el cuerpo en permanencia

entre presencia y ausencia

gira el mar en el hueco azul

del horizonte

y tú —fragmento de existencia—

vienes y vas

en un grito rojo

en un grito gris

en un grito sin sombra

ni olvido

y el peso en ancla

del tiempo

espolea el helado fragor

de mis manos

vacías de sol y arena.

9
Seis

No duele —pero persiste—

tu huella

mano

en metal calcinada

por los vientos.

Eres tú solo

movimiento

distancia

huida

que desencadena

la proximidad del tiempo.

Crujen las horas

el perfil de tu nombre

envuélveme tu sombra

y crea el abismo

inventado

iluminado

quebrado
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en el alucinante

espejo

del recuerdo.

En el andén del silencio

en el escaño

en inmensidad

dormido

la voracidad de la noche

quema

tu voz que se abría

bravía

arrastrando

la quemadura

-—hito en vértigo—

de mi voz

inesperadamente

tuya.

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Siete

Abstraída entre pendulares

soliloquios

maceraba

la agraz felonía

de prevaricar

la obsesiva e indeleble

visión del futuro.

¡Atrás! el dulce pernoctar

lo vivido.

Dubitativamente sentí

decapitarse

mis ojos

envilecerse

en oscuridad y sangre

el prodigioso

dispendio

de irreversibles

sueños dormidos.

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Ocho

Las hojas caen ante el temblor

de la lluvia.

Las emociones reviven ante el perfil

del silencio.

El resplandor del pasado

te aturde

entre precipitadas fugas

de huidas y retornos.

Hay una imagen sola

que perdura en el tiempo

la terquedad de la palabra

estancada

en el deslumbramiento

de un inextinguible

y efímero

éxtasis.

13
9Nueve

Crecer creciendo

Soy universos drásticos

en su inmovilidad

en su dinámica

alucinante

este ser y el otro

cara o cruz

de una moneda

en apremiante dialéctica

usurpada al azar.

Soy mujer en escombros

de años

incendiada en voraces

lenguas

ígneas

soy sombra desencorvada

en luz

soy carne degollada

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en aristas

de huellas

usadas

sufridas

amadas.

Soy esqueleto de huesos

en alerta perenne.

Soy herencia de dioses

inalcanzables.

Soy hueso y carne

en aproximación

constante

lúdica

vertical

hacia la muerte próxima.

Soy alba, crepúsculo, tiniebla,

soy vino

fermentado

en años de oscuridad dormidos

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soy uva embriagada

de entraña

y palabra.

Soy del vacío al éxtasis

nacida.

Soy equilibrio, desorden,

caos

alforja rota

esfinge

espejo de mi propia sombra

umbral de asombro

resaca de mar

embravecido.

Constancia de ser en mí

acto y palabra.

Soy astro, negro hueco piramidal,

silencio

soy nube, rayo, lluvia, mar y

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río

en empinada cuesta de

crecer

creciendo

siempre en apodípticos decires

en humildes lágrimas dormidas

en secretos aletazos de pasión y apremio

y percibo en lejanía el grito de intensidad

bravío

de vivir en perspectiva de leyenda

todo el alucinante

desafío

de aletazo de ser

terca

en voluntad infatigable

de anudar voz y muerte

en fosforescente victoria

hurtada

hostigada

humillada

sobre el tiempo

acorralado más allá de la distancia

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en el horizonte en que nace y perdura

la voracidad

creadora

del lenguaje

y el vértigo que afila

implacable

la rueda inoxidable

de la vida.

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Diez

El grito oscuro de tu piel

denso como el caos

aprisiona

amaneceres nocturnos

vigilias en éxodos de luz

y —tú— apretando el

brioso corcel

y encendiendo rojas estrellas

sobres sus lustrosos ijares

emprendes un viaje sin

huella

ni

retorno

y vas construyendo una loca carrera

sobre góticas galaxias

sobre curvas de aristas

fragmentadas

en catedrales de dolor

en piedras que sucumben


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al silencio

y al final el grito oscuro

de tu piel

se hace luz

y se enciende el rumoroso

destino de tu huida.

20
1Once

Retrospectiva

¿Quién dijo ayer?

El ayer es vocablo sin nombre

el ayer es experiencia en sacrificio

exhausto

lumínica amnesia

ayer es tacto estremecido

de tu cuerpo

acorralado

contra la pared oscura

del recuerdo.

Vienen trashumantes sensaciones

a saciar tu hambre

en rebeldía

a trenzar en arrugas tu piel apergaminada

a ofuscar tu mente en omisiones

agobiada

21
pero tu hueso es fuerte todavía

la herida de tu carne es germen

en vigor embalsamada

es juventud de fuego que perdura

entre pedernales crines

entre lujuriosos belfos

entre potros alados

por sueños de inverosímiles fronteras

el ayer arrastra el violento vigor

de tu sangre en eclipse sumida

y eres tú el secreto inviolado

de hipnóticos actos

de conflictivas palabras

de persistentes omisiones

en oscuridad

en acecho

en jadeantes convulsiones

alumbrado.

Remordimientos vienen

y van

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entre campanas de algarabía

fáustica

expulsando de tu vida

el ayer

perdura el osado crepitar

de una agresiva victoria.

El tiempo sabe escarbar

entre los ángulos

de mi memoria

crea con imágenes

erizos

palabras

sarcasmos

Oyes el susurro de tus inquisidores

de aquellos que en envidia se envilecen

usando el ayer como cronómetro

de usura

contra el talento que va creciendo

con los años

en eufórica vigencia de la

palabra digital

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eterna

única

que te regala el tiempo en lontananza

corona en círculo de eternidad

dormida

vigencia del ayer cargado a tus espaldas

consciente soy que un día

se silenciará

la palabra

No existe alternativa.

Amemos el hoy y clausuremos

el tiempo

sin palabras.

24
1Doce

Yo soy el cosmos

Me siento acosada por una emoción

caótica

desenfrenada

única.

Me percibo como una eclosión de universos

injertados en una poesía sacra

en una música verbal de flauta

de caña hueca

soy una voluptuosa ebriedad

de asombro

suma de fragancias

olor a incienso de tierra en gestación

alucinante emoción de vivir

el prodigio de sentirme

ser

la matriz de toda creación.

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Hace abierto hoy un horizonte de delirio

en mí

de hechizo de poder

e virulencia en el desborde de mis cinco sentidos

incendiados

en el mágico principio

de crear el universo

infinitesimal,

macrocósmico

creándome yo

en la entraña hirviente de la vida.

Yo soy la procedencia

de toda germinación

yo soy la posteridad

de todo lo nacido.

Yo soy la raíz

fecunda

irascible

terca

de la eternidad en espejismos

sonoros

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áureos

en resplandores ígneos

subsumida.

Yo soy el derrumbe de todo lo pasado

soy emoción cáustica de un universo

en delirio

soy escultora de imágenes talladas

de árboles en ausencia vivos

soy carrera audaz hacia astros

consumidos en vigencia fáustica

en ebriedad de luz

arrebatados.

Yo soy ideograma de luces

que forjan el rayo y el trueno

soy música de grandes tambores

que juegan el juego onomatopéyico

de una sonámbula delineación

de rugidos de pieles de jóvenes y bellos

jaguares en celo.

Yo soy el acordeón de una música

en colores fraguada

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mis ojos explosionan

rayos de soles digitales

lumínicos

ardientes rayos de soles oscuros

-—brochazos de sombra—

yo soy la embriaguez de la noche y el día

yo soy los 4 puntos cardinales

-—crestas de pájaros en vuelo—

del universo en asombro

bordado de estrellas.

Desde lejos me percibo entre el tropel

de briosos perfiles

de yeguas mancebas

que se sumergen en las cimas de esplendorosas

praderas

entre el verde lujurioso de la húmeda hierba

yeguas

llamando

a bravíos sementales

amados

y yo me percibo en relincho

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en carrera

en vértigo

yo soy el arquitecto del grito

en la cumbre del espasmo

yo soy el peregrino

del atavío atávico del silencio

honda cima

de abismos

inescrutables

paridos en el cielo desierto.

La jungla se espesa y encierra

el corazón de la niebla

montañas con perfil de serpiente

ascienden

hacia el páramo

en obsidiana

del espacio

y el espacio se abre en abanico

de máscaras de flores de caracolas marinas

de plumas de águilas

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de espejos versallescos

de reflejos cuádruples

Yy columnas pétreas

sostienen volcanes

hirvientes

la lava trepa hasta la vorágine del fuego

hasta el borde oscuro de mi carne

y el sol sube hasta la cúspide

de los cerros

y me lleva a cuestas sobre sus lomos

bravíos

y el azote de la lluvia

absuelve

el hedor lujuriante

de la jungla

y hace resonar ritmos

de cascabeles yámbicos

y la lluvia crece

ruge

brama

y forja fraguas de remolinos efervescentes

de aletazos de crustáceos

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de estruendo de huracanes.

Yo soy la tormenta y el viento

el derrumbe babilónico

yo soy el furor vital

incondicional

de la fuerza telúrica

de la trágica erosión

de una naturaleza

en despojos de una creación

épica.

Yo soy cada unidad

y lo múltiple

yo soy caos

límite infinito

pluralidad apocalíptica

agua sin orilla

plenitud de ser en mí

y en la consistencia

triunfal del cosmos.

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Yo soy la artífice de mares convulsos

mosaico de olas en espejismos sonoros

torso desnudo en colores dormido

verde/azul sombras de fábula

flameando en voraces banderas

de arena

de abisales gritos de guerra

de osadas profundidades

de cavernas ávidas

de cataclismos imprevisibles

de ansiedad de sepultar en sus aguas

de expulsar de sus abismos

el caleidoscópico sumergirse de peces

cetáceos

algas

y de cuerpos yertos en mortalidad apresados

de tesoros ignotos de meteóricas músicas

entre el ir y el venir de sus mágicas olas.

Yo soy el rugido del puma

yo vivo todos mis ancestros

Yyo soy el abanico de plumas

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de todas las aves

y el canto a la vida, de mí se derrama.

Yo vivo y perduro en el perfil de las rocas

en el pavor de las sombras

en la cálida frágil

dispersión de los vientos

yo soy estruendo y silencio

yo bebo la fértil savia de la tierra

y el universo en su magnitud

inconmensurable

vive en mí

me acaricia

me nace

me retrotrae

me reversa

me impulsa

es un viaje denso como el caos

éxodo en éxtasis hacia el estallido

de una plenitud

oníricamente

jamás imaginada.

33
Mi cuerpo lo siento

volátil

entre elementos unicelulares

entre asteroides

galaxias

entre litoral de estrellas

en fugacidad dormidas

entre la ola y la espuma

en su carrera veloz

que va conformando

la estructura del tiempo

en una visión de milagro

a la orilla se yerguen mis huesos

se crecen mis carnes

y yo me sobrevivo

en el deslumbramiento

de vivencias

sensaciones

vacíos

espacios eternos.

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Yo soy belfos de hocicos rebeldes de viento

que están mordiendo mis fuerzas

mi corazón ardido

es autoconciencia

de expansión universal

de la actualidad

estremecida de lo dado

y de la virtual potencialidad

del instantáneo futuro.

Soy urdimbre de experiencia

y presagio

soy el paradigma súbito

de la solidaridad

entre el espacio y el tiempo

soy la urgencia

de mimetizarme

en una instantánea visión de la imagen

injertada en mi sangre

de ese mar interior

de lo inexpresable.

35
Soles decapitados

crucifican

mis sentidos

aborta el herraje

de la racionalidad

ssolo sobrevive en mí

en silente soledad

el brillo solar

de lo inverosímil.

Soy la paranoia disímil

de ser la existencia

de lo interior y

de lo externo

del arriba y el abajo

del Norte y el Sur

del Este y el Oeste.

Soy lo innumerable

el número perfecto

de lo indecible.

Soy la distancia y vecindad.

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Amanecen mis ojos a la verdad.

Soy halcón en vuelo hacia el origen

de mi substancialidad

soy entraña abierta

de esa dinámica tensión

de ese vendaval

áulico

del espíritu en ráfagas de luz

y amor

en esa exaltación

de éxtasis

asumido

saboreado

paladeado,

por mi realidad erguida hacia lo eterno.

Soy mística

aproximación

a la fluyente unicidad

de lo sagrado

a su terca posesión

e su ser en sí

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como creador del Todo.

Equilibrio en ebriedad

del círculo perfecto

de lo Absoluto.

Soy éxtasis y asombro

soy pálpito vital

de lo existente

soy ubre

matriz

de lo real y lo indecible

soy espacio en el cual

el tiempo

está constituyéndose

soy palabra vertical

euforia

de vivir la percepción

del mundo

la vida corre sobre los alvéolos abiertos

de mi piel

as estrellas nacen en las cuencas de mis ojos

un aire desnudo

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reviste

mi cuerpo

tengo la capacidad

desmesurada

de asir la pluralidad

de la vida

soy vértigo de los abismos

soy la alucinada contemplación

de las formas.

Soy exorcismo verbal

génesis lúdico

de la palabra

devorada por el hambre

visceral

con que traga la muerte

la fecundidad

orgiástica

de la vida.

Soy la eternidad del cosmos.

39
Trece

Magnum opus

Desde el tiempo axial

del origen

del antropoide

irguiéndose con esfuerzo

en verticalidad

sobre la tierra

sobre el bosque

sobre la áspera proximidad

de la montaña,

el antropoide

vive la transferencia de

entificarse

y ante el súbito terror

de la fiera

de la naturaleza desbordada

hirsuta

esquiva

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crea la potencia del grito

voz hecha sonido involuntario

emoción convulsiva

entraña abierta

ante la súbita presencia del peligro.

La alteridad del tiempo

va amontonándose en Historia

el hombre cobra conciencia

del mundo

percibe las formas de lo dado

y ante la multiplicidad

versicolor

del uno

de lo mismo

de lo repetitivo

de un objeto,

el hombre

conoce

masca

deglute

verifica

41
la igualdad concreta

de las formas.

El espasmo de lo uno

y de lo múltiple

lo lleva a usar

la garganta

la boca

los dientes

la lengua

los pulmones

para aglutinar voces

yuxtaponer experiencias

emociones

tensa el arco del asombro

y ayunta símbolo con símbolo

palabra con palabra

y engendra la desnuda

vitalidad del habla.

Génesis y tránsito

articulación reflexiva

de palabra y concepto

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parto de ese ayuntamiento

que fundamenta

ontológicamente

al hombre

como ser creador

de la dinámica existencial

del habla hecha lenguaje.

Pero el hombre trasciende

la palabra en poesía

quiebra

rompe

huye

de la reflexión lógica

del estilete agudo

del análisis crítico

del método

de la gramática

de la norma

del hambre voraz

de la hermenéutica

y se engendra en alucinante

43
creación, lúdica

onírica.

En tan sólo intuición

imagen

rito

elipsis e hipérbole

paradigma del ritmo

musical

esotérico

de la virginidad

del cosmos.

La poesía es una dimensión

primordial

que trasciende al hombre

en su creación

en su hacer

en su vivir

en su pensar

es fuerza hidráulica

que rompiendo diques

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trata de arribar

al absoluto

de la belleza

de una estrella

incandescente

lúbrica

pálida

expulsada

amasada

sobre el alto mar

de una eternidad

poseída y dueña

de una huida

perpetua

hasta

chocar

de bruces

con la proximidad

del germen seminal

del tiempo

en eternidad

siempre despojado

45
y en exclusividad

siempre fragmentado.

Pero la poesía

es perennidad

perenne

desde la piedra

ancestral del origen

del grito

hasta el límite

impreciso

de la palabra clausurada

en rebeldía

en exilio

en indomable libertad

de un destino

que se pierde

en los albores extraordinarios

del milagro.

46
1Catorce

Himno a la vida

Hoy se llega hasta mí

una canción

erguida sobre la fuerza

del hueso

de la emoción

de la carne

del hombre y la mujer

enhiestos

sobre la vorágine

del mundo.

Esplendor de los cinco sentidos

en uso permanente.

Saborear el jugoso

resplandor de la hierba

el goce de la miel

con aromas de flores silvestres

de la vid fermentada

en vino

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elixir de juventud

extraído de la tierra

preñada en fertilidad

por eternidad

nacida.

Paladear el frescor

del agua

casta

luminosa y

tersa,

oler la fragancia

del pan recién horneado

del café hirviente

de la tierra húmeda

oler el odorante

olor

de la carne próxima

de la vecindad de tu cuerpo

oler la sensualidad en erección

ígnea

del maridaje de amor y pasión

en delectación de ebriedad

que trasciende

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su finitud

y asciende las montañas

los valles nemorosos

las ínsulas extrañas

los ríos sonorosos

y el silbo de los aires amorosos.

Oír la palabra hecha tinta

del libro

en concepto

en belleza

transfigurado.

Oír la austeridad

gozosa

de la embriaguez

del silencio

en sueño onírico

transfigurado.

Oír la cadencia de la lluvia

el oleaje del mar

la voz oscura y celada

de la noche

en dulce alborada

trasegada.

Oír el gemido hecho dolor

49
y asombro

del hacer y el morir

arrejuntados.

Ser en voz nacida

para cantarle a la vida

ser voz y palabra

de lo uno en lo otro

transformada.

Ver la multiplicidad de las formas

en la unicidad

en plenitud cosmológica

ontológica

de vida.

Ver cada elemento

mar

río

tierra

cielo

noche

pájaro

en su individualidad

cada cual como eje

50
estructural

del universo en éxtasis

crecido.

Ser tacto dúctil

que viola tu racionalidad

y penetra

lo múltiple de lo dado

en unión de materia y espíritu

ser

diástole

sístole

dinámica del sentir

del palpar

la sensualidad de la carne

ser ardor de ser en esplendor

vivido

asumir la trasmigración

de la euforia de vivir

la virtualidad

de mimetizarte

en la plenitud

existencial

de ser

51
de poseerte

en mar, en arena

sol y lluvia

hierba y flor

dolor y goce

olvido y recuerdo.

Palpar la cuenta regresiva

del tiempo

que te conduce hasta

ese horizonte abisal

que se pierde en la totalidad

del mito y su historia.

Pulsación

que te impulsa

hacia el ámbito

poético

edénico

de los orígenes de la vida.

Vivo ergo soy.

Intuición del instinto

vital

antropomórfico

que vence al

52
logos

y proclama

la glorificación de la emoción.

Himno a la fecundidad

a la embriaguez

del existir.

Alabanza

de la perenne

eternidad

del ser poseídos

glorificados

por los siglos de los siglos

en el devenir

apocalíptico

de ser en cada instante

de tiempo

engendrados

en el maridaje

germinal

de la vida

como presencia

irrefutable

53
de la creatividad

inicial

divina

de la vida

en excelsitud

de ser gozada y apetecida

por el hambre existencial

del hombre.

¡Laudamus te vitam in aeternum

Llaudamus te, in exelcis, per gloriam

tuam!

54
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