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COMO VIVIR EN LA PLENITUD DEL ESPÍRITU SANTO

INTRODUCCIÓN

A través de la historia bíblica conocemos que el Santo Espíritu de Dios obró tanto en el A.T.
y N.T., y que a partir de su venida en la fiesta del Pentecostés (Hechos 2) como cumplimento
de la promesa que nos dio Jesucristo antes de su muerte y resurrección. Y el Espíritu Santo
se manifestaba con gran estruendo y maravillas a través de los apóstoles y discípulos en la
tan recordada “iglesia primitiva”

Han pasado poco menos de 2000 años desde aquel momento histórico que marcó el inicio de
la “Iglesia de Cristo” y la pregunta que parece repetirse cada año entre los cristianos sigue
escuchándose: ¿Cuándo tendremos un avivamiento como el de pentecostés? ¿La iglesia de
hoy se parece en llenura del Espíritu Santo a la iglesia primitiva? ¿Tenemos a manifestación
visible de ser llenos del Espíritu Santo?

El mismo Espíritu Santo que se derramó en Hechos 2, es el mismo que hoy vive dentro de
nosotros, por lo tanto si es posible vivir en la plenitud de su poder.

Entonces para poder experimentar la plenitud del Espíritu Santo tenemos que estar lleno de
Él.

¿QUÉ SIGNIFICA SED LLENOS DEL ESPÍRITU?

Tenemos que diferencia que el nuevo nacimiento y por consiguiente el sello del Espíritu santo
(Ef. 1:13) es diferente a ser lleno por el Espíritu Santo.

Cuando Cristo viene nuestros corazones a habitar como salvador, somos sellado por el
Espíritu Santo, entonces podemos vivir gozosamente, confiados en que nuestro nombre está
asegurado en libro de la vida, esto ocurre una sola vez en la vida del creyente.

Pero ser llenos del Espíritu Santo es una experiencia que debe suceder siempre y no una sola
vez. Es una necesidad que tenemos saciar todos los días de nuestra vida. Y esa llenura se
muestra a través de hablar nuevas lenguas como sucedió en Hechos 2.

EL ESPÍRITU SANTO EN EL NUEVO CONVERTIDO

Tenemos en claro que el bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia diferente al nuevo
nacimiento. El hablar en lenguas es una evidencia física inicial del bautismo en el Espíritu
Santo y que con ella viene una provisión de poder y dones para extender el reino de Dios en
la tierra a través de los ministerios o servicio en la cual nos desarrollamos (Marcos 16:20).

Entones nosotros como hijos d Dios, creyentes del evangelio de Cristo, debemos anhelar y
buscar no sólo la obra regeneradora y santificadora del Espíritu Santo, sino también la llenura
de mismo Espíritu de Dios que Cristo prometió, porque ya no está restringido solo a los

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profetas, sino que cada creyente tiene el privilegio de ser bautizado por el Espíritu de Dios y
debe hablar en lenguas como muestra física.

El ESPÍRITU SANTO PARA HOY

Más allá de la regeneración y santificación del Espíritu Santo, debemos ser fortalecidos,
porque tenemos una gran comisión dada por Jesucristo, predicar el evangelio a toda criatura
(Mt. 28:18-20).

En el A.T. ninguna persona era animada a ser lleno del Espíritu Santo pero ahora en el tiempo
de la gracia se no ordena ser llenos del Espíritu Santo (Ef. 5:18).

En la palabra de Dios encontramos tres requisitos para mantenernos en la plenitud del Espíritu
Santo.

 No contristáis al Espíritu (Ef. 4:30)


Se refiere cuando se cometió algún pecado u ofendemos al Espíritu Santo, en la cual
Él no persuado a arrepentirnos y volver a estar en comunión con Él
 No apaguéis al Espíritu (1ra Tes. 5:19)
Refiriéndose al Espíritu Santo como un fuego, se le apaga al reprimirlo y no dejar que
haga su obra en nuestra vida, limitándolo y ponerlo a un lado en el orden de nuestra
vida o al permanecer en falto o pecado continuamente.
 Andad en el Espíritu (Gal. 5:16)
Es una acción que se realiza en tiempo presente, donde la fe es más fuerte que la
realidad adversa, ora sin desmayar y se apropia de las armas provistas por el espíritu
Santo.

CONCLUSIÓN

El bautismo en el Espíritu Santo es una puerta que no hace entrar a una vida en plenitud con
ÉL, así el creyente debe seguir en esa dimensión nueva de llenura para ser sensible a lo que
el E.S. quiere.

Los dones del Espíritu Santo viene como regalo a los viven en comunión con ÉL, con estos
dones el creyente se edifica y edifica a otros.

Un cristiano que está en la plenitud del Espíritu Santo, vive una santificación progesiva, será
guiado por el Espíritu Santo a hacer su voluntad y Dios le revelará sus asuntos a Él (1 ra Co.
2:9;3:2), tendrá la plena seguridad de su salvación.

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