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Tema 1:

1. A partir de la lectura de los textos del Inca Garcilaso, González Prada y Mariátegui,
propuestos en la unidad 5, explique: a. qué visión del indio aporta cada uno de ellos; b.
desde qué lugar de enunciación lo formula; c. cuáles soluciones serían las viables para
cada propuesta.
2. A partir del estudio de la unidad 8, explique: a. las nociones de Modernismo,
modernidad y modernización; b. la ciudad como espacio privilegiado de la
modernidad; c. la función de la crónica en la modernidad y el Modernismo (Martí).

1.a El encuentro entre dos mundos culturales tan dispares provocaría un profundo
“shock” en el imaginario colectivo de unos y otros y llevaría a muchos de ellos a tratar
de ofrecer una explicación hacia una realidad que se le antojaba desconocida. En el caso
de los nativos, resulta difícil recuperar esas impresiones por la escasez de fuentes, pero
existió un caso particular como el de Inca Garcilaso de la Vega, considerado el “primer
mestizo biológico y cultural de América” que escribe en castellano la
obra “Comentarios Reales de los Incas” en 1609 en la que trata de narrar la conquista e
historia de Perú previa a la llegada de los españoles. Describe a los habitantes del Perú
pre-incaico como tribus salvajes en un estado de “gentilidad” y barbarie del que sólo
escaparán con la llegada de Manco Cápac y el Imperio Inca.
La imagen que ofrece Garcilaso de los incas en general es el de una sociedad compleja,
exitosa, sofisticada, al punto que el cristianismo venía a añadirse como una
consecuencia lógica de su grado de civilización. Si bien no habían desarrollado una
filosofía natural, según describe Garcilaso, tenían la actitud adecuada de admiración por
la naturaleza. De esta manera, gracias a la labor de los incas, los españoles encontraron
un imperio preparado para el advenimiento del cristianismo.
Garcilaso describirá la edad preincaica: una edad caracterizada por la barbarie, el
canibalismo y la ausencia de ley y religión. Arremetiendo, indirectamente, contra el
controvertido mito del «buen salvaje», también añade una edad puente entre la primera
y la segunda, la de los incas que, adelantándose a la labor de los españoles, civilizan a
los pueblos bárbaros y preparan el terreno venidero.

Por otro parte el pensador González Prada da una descripción del indio enarcadas en dos
fracciones bastante desiguales: los “encastados” o dominadores y los indígenas o
dominados. A los primeros los señala como los más duros opresores para con ellos
mismos, indígenas españolizados e investidos de alguna autoridad que se acercan al
indio para engañarle, oprimirle o corromperle.
Mientras que los dominados terminan rebajados a la servidumbre, ignorantes,
envilecidos, embrutecidos debido al alcohol, para ser lanzados a las guerras civiles. Los
describen así también sin derechos, pero con obligaciones embadurnándolos de
fanatismo y aguardiente. El pensador considera al indígena de la republica inferior al
hallado por los españoles. No dejar afuera a la mujer quien sufre un peor destino, ya que
aun siendo casada o soltera puede servir de blanco a los deseos brutales del “señor”; un
rapto, una violación no significan nada porque se las puede poseer a viva fuerza.

José Carlos Mariategui presenta una imagen del indígena degenerada, exhibida como
una raza inferior (por creación del hombre occidental) y hasta diezmada por la
explotación. Una sociedad incaica a merced de una feudalidad (gamonalismo) que la
destruyo y devasto su economía y utilizada en pos de una revolución que le prometió
una libertad que nunca le devolvió cayendo en un estado extremo de depresión y de
ignorancia.
Explica que, a través del latifundio, se deja al inca sin su hogar medio por el cual
subsistían hasta antes de la llegada de los colonizadores, es decir, dejan un indígena
despojado de todo sustento, pobre obligado a trabajar en las minas por sueldos
miserables. Los describe como una raza meramente agrícola, pueblo de campesinos
cuya madre común es la tierra, de donde salen sus frutos y el hombre mismo. Cuyo
culto contempla a la Mama Pacha y el sol hermanados los dos conceptos en la ideología
aborigen donde la propiedad es comunitaria y se encontraban regidos bajo el agrarismo.

1.b Marcado por su origen, el Inca Garcilaso de la Vega ofrece una visión muy positiva
tanto del Perú inca como de los españoles. Sin embargo, no deja de resultar interesante
la gran cantidad de información que su obra nos transmite tanto de historia inca como
de aspectos culturales y lingüísticos, constituyéndose como una fuente histórica. Sin
embargo, si leemos su obra vemos cómo su punto de vista representa la voz que quiere
conciliar los excluidos, presentarlos como un tejido bien hilado de los dos mundos, el
tejido de su representación de la historia.
El pensador González Prado atraviesa varias fases hasta llegar al ensayo que se volverá
su arma de propaganda y de ataque. como punto crítico. Comienza por un idealismo
poético asociado a un humanismo socialista donde el pasado sirve como un símbolo
para expresar la pérdida del mundo indígena por la codicia y la ambición del hombre
blanco. Continua por la utopía socialista y positivista que ancla sus bases en la
maquinaria histórica que lleva irremediablemente hacia el progreso y la justicia. Por
ultimo acaba con el anarquismo, donde la idea de que el orgullo, la fuerza y la violencia
legitimaran al desheredado, alcanzando la libertad y la determinación de vivir sin
gobierno o estado. Es de esta posición crítica en la que basa su ensayo mostrando el
camino hacia el compromiso social. Se preocupa por una literatura agresiva y de
denuncia mediante la cual aborda los problemas del indígena de una manera universal y
local.

Mariátegui, usando un método inductivo siempre partió de los hechos, de la realidad y


del entorno nacional e internacional. Así, se dio cuenta de la situación del Perú y
concluyó que uno de los problemas fundamentales era la conformación de un sistema
social que dejaba de lado la vida social y económica de los indios. Analizó el problema
de su país, y lo relacionó con los problemas del continente americano y del continente
europeo. Partiendo de sus observaciones, estableció unos pilares de reflexión que han
servido de sustrato para la construcción del pensamiento latinoamericano en los últimos
años.

3.b Desde la perspectiva de González Prada la única solución posible es tomar las
armas, reclamar el puesto en la tierra que le corresponde en vez de aceptar el que
designan y reclamar su derecho como el de todo ser racional.
Mariátegui señalo que una alternativa puede ser la instalación de la repartición
igualitaria de tierras. Imprecisión que le conduce a proponer que la política liberal, debe
ser definitivamente reemplazada por una política social de nacionalización de las
grandes fuentes de riqueza. Terminar con el gamonalismo, con la feudalidad, significa
devolver más que tierras; significará para la raza desposeída su rendición histórica, la
recuperación de su esencialidad moral y su auténtica integración a la vida nacional. Sus
realizadores deben ser los propios indios.

2.a resultado de una voluntad de poder de una violencia que debe ejercerse renovada y
periódicamente sobre un medio que activa o pasivamente la rechaza. En un primer
momento del modernismo se ve como algo irreversible, irrevocable es un destino. El
rasgo predominante es esta crítica que pone en crisis sus propios fundamentos. Uno de
los rasgos más dramático es la desaparición de la poética como institución rectora de la
producción literaria. Concepción socio cultural generada por civilización industrial de la
burguesía del siglo xix. Lo propio de la modernidad ha de ser la cadena incesante de
rupturas.

Modernismo: el último de los discursos de la modernidad hispanoamericana que genero


el siglo xix. Señala un cambio de actitud que equivale a un replanteo ante el problema
de la modernidad en Hispanoamérica. Como actitud crítica de la modernidad. La
culminación del pensamiento hispanoamericano del siglo xix acerca de la modernidad.
Instancia supremamente crítica y autocrítica de toda una tradición discursiva que la
precede. Es moderno porque ejerce la crítica de las instituciones sociales, políticas y
culturales de su época y porque pone en duda su propia modernidad. Es moderno
porque duda de si mismo como de todo lo demás. Conjuntos de formas literarias que
traducen las diferentes maneras de la incorporación de América latina a la modernidad.

Modernización: impulso demoledor que promovió la reconstrucción de las


territorialidades. Destruía los modos tradicionales de representación e identificación,
generaba nuevas imágenes simulacros de la tradición y del orden social, en respuesta a
los cambios violentos que efectuaba. Aspectos reconstructivos y compensatorios.
Demolía los sistemas tradicionales de representación causando tensiones sociales a la
vez que fomento un discurso de la crisis densifico la memoria de cierto pasado.

2.b

3.b El fin de siglo XIX iberoamericano como terruño de una escritura a caballo entre el
periodismo y la poesía. Un momento único que quizá encontró su mejor forma de
expresión en ese género mestizo que le vino como anillo al dedo. América Latina
atraviesa un proceso de modernización en el que cambia el lugar del intelectual,
que ya no está vinculado exclusivamente al Estado y comienza a insertarse en los
periódicos y en las revistas.
Estos autores se leen entre sí, intercambian ideas y polémicas y comienzan a
insertarse en el nuevo mercado. Al principio, las crónicas circularon en libros o en
forma de cuento. Además, el modernismo valorizó la poesía, muchos cronistas
eran conocidos como poetas, y durante mucho tiempo se estudió su poesía.
Después, aparece un movimiento crítico —Julio Ramos - que advierte que el
nuevo modo de expresar esta época es la crónica.
la crónica modernista posibilita la nueva prosa; frente a la revalorización de la
poesía modernista, aparece también una revalorización de la crónica. el
periodismo le permite a los cronistas esta instancia de profesionalización; o sea,
el periodismo es la condición de ingreso al mercado de los modernistas. existen
reacciones adversas de los cronistas por tener que escribir para el periódico, y
también se encuentran puntos convergentes entre el periodismo y la literatura.
Y si bien todos los cronistas modernistas se quejaban por tener que hacer
periodismo, en verdad, como dice Darío, el trabajo en el periódico fue un
“laboratorio de estilo”. En el periódico había que estar atento al nuevo lector —el
burgués que demandaba información sobre la nueva moda en París, o el porteño
que quería leer sobre la modernidad norteamericana—, pero también estos
escritores querían fraguar una nueva expresión. Y tienen una escritura muy
diferente uno de otro. Pero en Martí es central la cuestión social. Condicionado por
su lugar de escritura, Martí escribe desde Nueva York en un momento en el que
se fraguan las grandes fortunas de los Rockefeller, los Vanderbilt, los Morgan y
aparece la inequidad social.
En Martí, siempre hay una crítica respecto del proyecto modernizador. Martí es
impronta del periodismo norteamericano. Antes de la aparición del cine, Martí
despliega una mirada cinematográfica, poniendo su punto de vista desde el
comienzo. Pero Martí no dice esto directamente, sino que trabaja con imágenes
muy fuertes. Martí era abogado y licenciado en letras, por eso, esta característica
de la extensa oratoria, al tiempo que la acumulación verbal y las imágenes
símbolo le dan ritmo a su prosa.

Las temáticas de las crónicas tenían que ver con la actualidad, pero también el
cronista, como dice Ramos, realiza una “retórica del paseo” porque lleva al lector
de la mano. Cuando escribe sobre el puente de Brooklyn que se inaugura 1882,
Martí lleva al lector a donde él quiere llevarlo; es decir, le da lo que a él le
interesa como intelectual. Hay crónicas que son más unitarias, y hay crónicas que
tienen una disposición y descripciones en las que Martí se detiene cuando quiere
privilegiar algún elemento. Hay una elección en la organización del material
narrativo, y además hay un interés ideológico. Ramos dice que la crónica
modernista decora, embellece o dulcifica la fealdad de la racionalización moderna
y la ciudad, pero advierte que Martí no decora. En este caso, lo que se podría
pensar es que el exceso del estilo es un modo de operar por el reverso,
compensatoriamente, de esa retórica del lujo; si la modernidad busca la
racionalidad, la crónica modernista busca el exceso.
En una crónica, Martí introduce a Walt Whitman en Hispanoamérica; en otra,
escribe sobre Oscar Wilde. En estos textos también se genera el efecto del “estar
aquí y ahora” que tiene la crónica; cuando Wilde da una charla en Nueva York,
Martí se refiere continuamente a que “oí” o “vi” a Wilde. No podemos saber si lo
vio o lo oyó. Cuando escribe sobre los sucesos de los anarquistas de Chicago,
Martí escribe una crónica que se llama “Un drama terrible” sobre el
ajusticiamiento de los anarquistas. Martí nunca estuvo en Chicago; sin embargo,
incluye detalles, como un gato. Como dice Roland Barthes, el detalle produce
efecto de realidad, y Martí describe los detalles, describe la escena cuando
cuelgan a los anarquistas; es decir, no sólo apela al raciocinio y su capacidad de
convencer, sino también a las emociones. Al terminar, Martí utiliza una cita
textual y dice que a estos anarquistas algunos los consideran víboras pero, en
realidad, son palomas. En cambio, Darío tiene crónicas más cercanas al lirismo.
Por ejemplo, “Tigre Hotel” es una crónica sobre un lugar de veraneo para la
burguesía, y sin embargo, todo el texto es un homenaje a Paul Verlaine; no
describe cómo era el hotel. Estas son experimentaciones de las distintas
literaturas. Verlaine era un poeta simbolista —el simbolismo buscaba que la
literatura se acercara a la música—, entonces, aparecen reescrituras de poemas
suyos en las crónicas. Son búsquedas, experimentaciones.
De todas maneras, Martí y Darío eran cronistas estrellas y les dejaban publicar la
extensión que quisieran.
¿Dónde puede verse actualmente este tipo de experimentación? Juan Villoro
trabaja mucho la crónica al estilo del cuento; en “Madona de Guadalupe”, se
puede reconocer estructura de cuento. En ese sentido, se pueden establecer
relaciones aunque no todas las crónicas sean iguales. Por otro lado, en aquella
época, fines del siglo XIX y comienzos del XX, no había la división de secciones
que existe actualmente en el periódico; entonces, la crónica cumplía funciones
que no cumple en la actualidad. Sin embargo, puede seguir cumpliendo algunas
de esas funciones. En Arriba las manos incluí una crónica de Cristián Alarcón
porque considero que emplea ciertos recursos ficcionales. Alarcón no ve una
oposición entre ficción y verdad; y en Si me querés, quereme transa, la última
escena en la que el personaje persigue a Marlon se puede relacionar con Crónica
de una muerte anunciada, porque todos sabemos cuál va a ser el final, pero lo
interesante es cómo está relatado. Esa ficcionalización no le quita valor de
verdad. Alarcón también recurre a distintos guiños; por ejemplo, cuando habla de
Pedrito y menciona a Pedro Lemebel, justamente exacerba esta relación con la
literatura como mostrando que en la ficcionalización se puede encontrar un valor
de verdad.
En ese sentido, mirar para atrás es un modo de entender cómo buscaban la
experimentación otros cronistas. Julián del Casal es el poeta decadente que no
quiere saber nada con el mercado, pero a quien le toca escribir en un periódico.
Mientras Martí nunca utiliza la primera persona, Casal —que no quería opinar de
nada— utiliza el Yo y pone a la subjetividad en primer lugar. Además, escriben
sobre las dificultades de escribir la crónica; esto también es muy moderno: la
reflexión sobre la propia escritura, sobre el oficio. Casal, que nunca salió de Cuba,
tiene una crónica titulada “El matadero”, en la que describe de manera crudísima
cómo faenan a los animales, y al final dice “en verdad, tengo las manos llenas de
sangre”. Es breve y es brillante. Este cronista que no se quería mezclar en la
multitud termina con cierta fascinación por ese otro.
En general, las introducciones de las crónicas modernistas son largas porque
tenían mucho espacio. Martí además utiliza esos párrafos extensos, tal vez,
porque están relacionados con la oratoria de su profesión de abogado. Después,
va puliendo el estilo; así cuando estuvo exiliado en México, sus textos expresan
un estilo más duro. Darío escribe sobre la Exposición Universal de París, y si bien
escribe lo que todos quieren leer sobre los nuevos inventos, también expresa
críticas a esa modernización. Por ejemplo, en “París nocturno”, muestra al París
de la bohemia, habla de la prostituta e inmediatamente después habla de la tarea
del cronista como si estuvieran a la par. Es decir, hay otro modo de opinar.
En la misma mesa de redacción, Darío podía escribir una crónica o un poema; él
mismo explica en su autobiografía cómo la poesía y el periodismo estaban muy
relacionados. Por su parte, Martí era muy teatral, en un texto en el que describe
cómo es el periodismo yanqui dice:
“Un publicista famoso escribe sobre una mesuca coja en mangas de camisa.
Pasan cien redactores ante la mesa editorial. ‘¿Qué trae?-Una muerte.-; !Una
columna! – Un divorcio. – ¡Dos columnas! -Un escándalo.-!A ver: seis reporteros
con Vd.: tráiganme entero el escándalo: ¡Una página!’ Viveza es lo que se quiere,
y novedad constante: el buen inglés no importa tanto (…) Este editorial,
aristofánico: este paseo por el Bowery, modelo: esta noticia de policía, una
acuarela de Leloir: del periodista callejero se toma la noticia como viene, y luego
la proporciona y colorea el periodista literario: precisamente lo que asombra en
estos diarios es el mérito artístico de los artículos de temas insignificantes”.
Es decir que Martí está con un ojo puesto en el periodismo yanqui, realiza su
lectura sobre las noticias y luego la reescritura de los diarios con su punto de
vista.
Julio Ramos, en Desencuentros de la modernidad en América Latina, cita también
el prólogo de Martí al Poema del Niágara, al que ubica como un manifiesto. Dice
que Martí habla de “esas pequeñas obras fúlgidas”, y que las crónicas también
pueden considerarse de este modo. Así como Bergman dice que en la modernidad
nada es constante, sino que todo el tiempo hay cambio y aceleración, la crónica
sería el género que podía reflejar esas condiciones. Para Ramos, “la crónica es el
lugar donde se puede visualizar la heterogeneidad y la pugna de autoridades”. En
su capítulo sobre la crónica del puente de Brooklyn, Ramos señala que es un texto
que tiene muchos datos y que, por otro lado, tiene paisajes de escultura. Por
ejemplo, dice que los cables del puente son como las pirámides, o sea, recurre a
comparaciones con espacios prestigiosos de la cultura grecolatina. Ramos trabaja
esta pugna de autoridades y señala que, a través de un enguaje estilizado, la
crónica está buscando su lugar, la literatura está buscando su lugar en el diario.
La crónica empieza con la palabra “palpita”; un término vinculado al cuerpo o las
sensaciones para describir cómo se construyó el puente de Brooklyn y para
pelearse con el lenguaje de ingeniería.
Ramos señala que la crónica está “estetizando” el mundo moderno, y dice que la
crónica es como una “vitrina” del mundo moderno; la vitrina connota el consumo,
la decoración, el fetichismo. Además, También, si uno piensa en esto del
decorativismo, a fines del siglo XIX, aparece el movimiento prerrafaelista de
pintores y poetas, que embellece los objetos de la vida cotidiana. La crónica se
podría relacionar como un antecedente de este act in posse de dulcificar la vida
moderna. Participa de la industria cultural, pero además tiene este sentido
estético, decorativo, del artesanado del estilo que es único. Aunque también es un
lugar de cruce de discursos estéticos y antiestéticos.

La “modernidad” para Berman es el conjunto de experiencias que


tienen que afrontar todos los seres humanos, pero a su vez esas
experiencias vienen llenas de aventuras, transformaciones tanto
personales como físicas, poder, sentimientos, entre otros.
la modernidad fue un movimiento en donde se propuso establecerse
metas lógicas y con razón, pero dependiendo de su propia voluntad,
logrando con esto que se estableciera un nuevo estilo de vida. Su
prioridad es el raciocinio que se antepone por encima de la religión,
dándole antelación a su pensamiento y creando de esta manera
nuevas maneras de ver la vida. Se abren caminos y se generan
nuevas clases sociales como la burocracia.
“Modernización”, término que fue adoptado en el siglo XX debido a
que su objetivo es que tanto los hombres como las mujeres se
vuelvan el sujeto y el objeto de dicha modernización, para que de
esta manera logren cambiar al mundo y puedan tener el poder sobre
él, aspecto bastante favorable ya que su aporte fue oportuno para
lograr llevar a cabo los diferentes proyectos y facetas que nos
llevaron a lo que somos hoy en día. Por otro lado, la modernización es
un avance donde se involucra toda la parte tecnológica.
la modernidad es una experiencia vivencial y social situada en una
etapa histórica y la modernización se refiere básicamente a los
procesos de transformación social, política, económica e institucional,
el concepto de modernismo designa las manifestaciones culturales y
artísticas que se vinculan con esos cambios y con esas experiencias
en una relación de permanente tensión: crítica y negociación,
resistencia e intercambio, exterioridad e inmediatez
Por otro lado, el modernismo fue un movimiento artístico donde se
involucra la fotografía, la arquitectura, la literatura y la música. Se
genera una nueva manera de ver el mundo desde las diferentes
posturas.
“Modernismo”. Su objetivo es liberar a los artistas que están
sometidos a la vida moderna y a su adulteración. Esto significaba que
se romperían las barreras entre el arte y diferentes actos y
actividades. También es conocido como el “posmodernismo”, el
modernismo puro.
Debatir lo moderno en América Latina es debatir la ciudad: la ciudad
americana no sólo es el producto más genuino de la modernidad occidental,
sino que, además, es un producto creado como una máquina para inventar
la modernidad, extenderla y reproducirla. Así fue concebida durante la
Colonia, primero, para situar los enclaves desde donde producir el territorio
de modo moderno; en las repúblicas independientes, después, para
imaginar en esos territorios las naciones y los estados a imagen y
semejanza de la ciudad y su ciudadanía; en los procesos de desarrollo, hace
tan poco tiempo, para usarla como polo desde donde expandir la
modernidad, restituyendo el continuo rural-urbano según sus parámetros, es
decir, dirigidos a producir hombres social, cultural y políticamente modernos

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