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CURSO DE ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO EN PATOLOGÍAS

GRAVES.

COMISIÓN: VIERNES 19.30 HORAS

MONOGRAFIA FINAL: “EL SUJETO BIO-PSICO-SOCIAL Y SU


ATRAVESAMIENTO EN LAS PATOLOGÍAS ALIMENTARIAS”

PROFESORES: LIC. GALARCO RICARDO Y LIC. SALICHE SERGIO

ENTREGA: 18 AGOSTO 2017

ALUMNAS:

 Las Heras, Carla. DNI: 36276338


 Pulcinelli, Paula. DNI: 37057781
 Far, Leandra. DNI: 23250569

INTRODUCCION:
El Trastorno límite de la Personalidad ha sido asociado tiempo atrás con estructuras
clínicas como las Psicosis, no encuadraban dentro del diagnóstico de ninguna Neurosis,
pero cumplían con cierto registro de la realidad exterior e interior del paciente. Por lo tanto
se las llamó “de borde”, es decir, limítrofes…no son Psicosis y tampoco Neurosis, pero en
los pacientes suelen predominar ciertos elementos constitutivos de una u otra estructura
pudiendo manifestarse la parte psicótica de la personalidad o la neurótica.

Si bien el diagnóstico diferencial es complejo, la situación se torna más complicada


cuando aparece sintomatología asociada a los trastornos de la alimentación, como
Bulimia y Anorexia. Algunos autores enfocan este tipo de Trastorno dentro de las
Patologías Tóxicas y Traumáticas, con una base similar a la de las adicciones, o las
toxicomanías desde la psiquiatría.

Desde el psicoanálisis la descripción de la sintomatología tiene sólo un valor descriptivo o


fenomenológico, ya que es necesario indagar en el mundo interno de cada paciente. El
cuadro remite a una intoxicación previa del paciente, de carácter endógena, por
sustancias derivadas de un quimismo pulsional autoerótico, es decir, que se satisface en
el propio cuerpo.

En el caso de la anorexia la privación del alimento y el incremento de la sensación de


hambre posibilitan la eficacia de un quimismo que tiene un efecto euforizante, en el cual el
paciente puede dejarse morir en la búsqueda de una nivelación tanática, como la
expresión de un fragmento suicida de la personalidad.

En estos pacientes el dolor pasa a ser una meta en sí mismo, manifestándose en largos
ayunos en el caso de los anoréxicos, ingestas compulsivas en los bulímicos y cortes en
diferentes partes del cuerpo en los pacientes limítrofes como intento fallido de recuperar la
homeostasis perdida o de tramitación del fragmento tóxico-pulsional.

Hablamos de patologías duales en el caso de encontrarse TLP asociado a Bulimia o


Anorexia, independientemente de la estructura de la personalidad de cada paciente.

Desde el abordaje que presentamos en este trabajo sostenemos que los elementos que
brinda la Psiquiatría para poder pensar el sufrimiento de estos pacientes resultan
insuficientes. Tampoco es efectivo el tratamiento psicoanalítico particular o grupal de
manera aislada.
Desde la diversidad de enfoques que trabajan la temática nos posicionaremos en el
concepto de sujeto bio-psico-social, convencidas de la necesidad de plantear
modalidades de abordaje interdisciplinarias que incluyan el tratamiento del cuerpo del
paciente, la psiquis, la espiritualidad, la dimensión grupal e individual, la familiar y el
contexto o la situación desde una perspectiva dialéctica y psicosocial, integrando los
aportes de los diferentes marcos considerando a la enfermedad como un proceso.

Por lo tanto, proponemos pensar al sujeto como una unidad que no puede ser resignada
al estudio de sus componentes por separado.

Pensamos a este sujeto bio-psico-social manifestándose en su medio a través de


conductas adecuadas o inadecuadas con las cuales el A.T. trabajará en el intento de
revisión, modificación o afianzamiento de las mismas.

CONCEPTO DE SUJETO BIO-PSICO-SOCIAL.


Entendemos que el hombre no es un ser aislado. Si bien es cierto que posee una
naturaleza la misma se relaciona con la construcción social de una serie de normas,
valores, estatutos sociales e instituciones socialmente conceptualizadas en las que se
propone el estudio de un sujeto sujetado a esa cultura, de un ser que es hablado por la
cultura y que posee mirada crítica respecto de su posición o ser -en -el mundo.

Por lo tanto debemos considerar todas las dimensiones que abarcan al sujeto en tanto
objeto de estudio, o paciente.

Las características del SUJETO BIO-PSICO-SOCIAL son:

a) Posee una naturaleza de carácter social: tiene una esencia social, expresada por su
pertenencia a una determinada cultura. Además, antes del nacimiento los factores
sociales ya inciden sobre el feto a través de la madre.

b) El ser humano está siempre “en situación”: forma parte de un contexto cultural
determinado.

c) Tiene posibilidades y limitaciones: hay ciertas conductas que pueden esperarse y otras
que no. Por ejemplo: en un incendio se puede esperar que el hombre tenga ciertas
conductas (huir, gritar, ayudar) pero no otras (volar).

d) Crea símbolos y se comunica mediante el lenguaje: sólo el ser humano tiene lenguaje,
adquirido por medio de la cultura.

e) Es un ser inteligente: capaz de resolver situaciones nuevas.

f) Transforma la naturaleza: mediante los instrumentos creados para relacionarse con ella
y transformarla para su propio beneficio.

PATOLOGÍAS TÓXICAS Y TRAUMÁTICAS.

La fijación de estas patologías sería anterior al narcisismo, en los momentos de la


constitución del psiquismo (aproximadamente entre el nacimiento y el mes de vida), en el
momento en que la libido inviste los órganos internos del cuerpo (pulmones, corazón, etc)
y donde comienzan a formarse las funciones básicas (sueño, respiración, etc).
El afecto preponderante es el dolor (sin matiz afectivo, dolor extremo, sin posibilidad de
ser cualificado, de darle una cualidad, el mismo es percibido como pura cantidad).

En el primer mes de vida se dan fallas en las funciones básicas: regular la temperatura,
en el sueño, en el equilibrio, en el tono muscular, en la respiración, en el descanso. Estas
funciones dependen del vínculo que el bebé va conformando con la figura maternante, es
decir de la función materna: el otro es el responsable del desarrollo del bebé.

Winnicott habla de una madre “suficientemente buena” que esté disponible para “su
majestad el bebé”.

Esta madre suficientemente buena va a sostener el cuerpo del bebé, libidinizándolo,


acariciándolo, acercando al niño a sus ojos, haciendo contacto con su piel, con su voz,
con la mirada que lo va a investir como sujeto. Esta es la función del holding, que significa
“sostén”; la madre será el sostén de ese bebé y de sus fantasías omnipotentes

La presentación del objeto refiere a que la madre será la mediadora a partir de la cual le
serán presentados los objetos de la realidad al niño, de forma gradual, para que pueda
relacionarse con la realidad concreta y con otros objetos.

Se entiende que ha habido fallas en la constitución de las funciones maternas, por las
cuales algo del sostén no fue internalizado, esto se podría relacionar con las vivencias de
vacío que sienten los pacientes con estas patologías.

También hay fallas en el contexto familiar que no resulta contenedor, desatando así la
vivencia de desamparo.

Son sujetos que debido a la historia temprana infantil no toleran la frustración, no tienen
un adecuado manejo de las tensiones y descargan, como intento fallido de recuperar el
equilibrio, la tensión en el propio cuerpo. En el caso del alcohólico descarga bebiendo, el
adicto a través de la sustancia, el bulímico con los atracones, el anoréxico controlando el
hambre y el que padece TLP, además de alguna de las patologías como bulimia y
anorexia nerviosa, se produce cortes, laceraciones, quemaduras y mutilaciones en el
cuerpo llegando a poner en riesgo su vida ante la aparición de estos impulsos que
irrumpen y no se pueden controlar. Es una manera, también fallida, de adaptarse a
nuevas situaciones que generan cambios que resultan intolerables al paciente, dando
lugar a esta descarga en el propio cuerpo.
Aparece la desestimación del afecto como defensa fallida, ya que no dan lugar al sentir,
sino que buscan taparlo mediante la ingesta, el ayuno o los cortes según cada patología.
Algunos se definen como que están muertos en vida. Saturan el sentir justamente para no
sentir, como en el caso de las autolesiones, que infligen un dolor físico porque el
sufrimiento psíquico les resulta intolerable. Como desestimación del sentir se cortan, se
masturban, beben, vomitan, pelean, se drogan, o tienen conductas de riesgo.

Al igual que las psicosis, la defensa es la desestimación de la realidad, pero


principalmente predomina la desestimación del afecto (propio del sentir).

Estas patologías se enlazan a una lógica que se desprende de la irrupción de un goce sin
medida que tiende a una descomplejización vital. El poner término a la vida, despojados
de toda subjetividad y desconectados de sus vínculos con el mundo, implica muchas
veces una escalada suicida.

Adicciones:

Para varios autores los llamados “trastornos alimentarios” (anorexia, bulimia, obesidad,
etc) se configuran como una adicción, que se encuentra en un autoerotismo tóxico.

Por ejemplo, en la anorexia el incremento del hambre posibilita la eficacia de un quimismo


que tiene un afecto narcótico y euforizante, inmerso en el cual el paciente puede “dejarse
morir” en su búsqueda de una nivelación tanática, como expresión de la activación de un
fragmento suicida de la personalidad.

El dolor pierde su función de señal y pasa a ser una meta en sí mismo. A veces dicho
dolor inconsciente, se expresa en una especie de sopor letárgico. El despliegue de las
adicciones podría ser un intento de tramitar y convertir con expresable dicho fragmento
tóxico-pulsional.

Trastornos de la conducta alimentaria.

La Anorexia Nerviosa (AN) y la Bulimia Nerviosa (BN) constituyen los desórdenes


mayores de las conductas alimentarias de origen psíquico y los más importantes dentro
del conjunto de los trastornos de la alimentación.
Consideramos sin embargo que no constituyen patologías de la alimentación en sí
mismas, sino que expresan por medio de la alimentación relacionado con la historia
infantil del sujeto en la relación maternante.

Actualmente se observa una creciente tendencia respecto a la disminución de las edades


en las que se manifiestan; si bien hasta hace poco tiempo se los encontraba entre los
adolescentes, con prevalencia del sexo femenino.

La aparición de estos trastornos a edades cada vez más tempranas tal vez se deba, en
gran medida, a la mayor penetrancia de los fenómenos culturales relacionados con el
cuerpo y la alimentación, el culto a la esbeltez y a las dietas, a ingesta de suplementos
dietarios, el uso de cremas cosméticas adelgazantes, los tratamientos quirúrgicos y
estéticos corporales y, por otra parte, a la inexistencia de planes de salud desde un
abordaje psicosocial e integral que abarque la prevención primaria comunitaria respecto a
este tipo de trastornos.

Consideramos que los factores culturales y sociales han preparado el terreno para la
emergencia de estas patologías, incluso el TLP asociado a las mismas. La fragilización de
los vínculos, la ruptura del lazo social, falta de referentes en el ámbito familiar y de
modelos identificatorios válidos, las familias disfuncionales, los apoyos sociales
inexistentes o con carencias, el consumismo, la cultura del hombre light, de los fútil, de lo
que no perdura, del no compromiso concurren, desde las series complementarias de
Freud, a la emergencia de estas enfermedades como factores situacionales
desencadenantes de enfermedad.

Son sujetos en general con un alto nivel intelectual, responsables, con alto rendimiento
escolar, inseguros, obsesivos, con presencia de ideas fijas, preocupados por la eficacia y
las apariencias con el objeto de agradar a los demás, altamente sensibles y emotivos.

Las características de la personalidad denotan extroversión, labilidad emocional,


oscilaciones del humor, aumento creciente de la impulsividad y en concordancia con este
último punto una conducta más desorganizada.

El diagnóstico suele ser tardío debido a que la pérdida de peso es bien vista, tanto en lo
familiar, como en el grupo de amigos y en lo social en general. De esta consideración se
desprende que al principio no existe consciencia de enfermedad, salvo cuando aparecen
sintomatologías extremas como los vómitos y el descenso extremo de peso y alteraciones
en la cotidianeidad de las relaciones sociales

El modelo etiopatogénico más aceptado es el modelo biopsicosocial.

Según las series complementarias de Freud existen relaciones causa-efecto para estudiar
el psiquismo. Dirá que son varias las causas que producen un fenómeno psíquico,
arribando a la idea de una sobre-determinación.

A partir de esta última idea propone que hay diferentes cadenas de causas en relación a
un mismo efecto. Desde esta concepción dirá que confluyen:

• Factores endógenos (propios del sujeto, fijaciones).

• Factores exógenos (frustraciones).

Estos factores concatenados desencadenan las Neurosis y la fijación en cierto punto de la


historia infantil. Este modelo será el que se utilice para explicar toda la conducta humana.

1. Factores constitutivos ----------> Lo innato, lo que se trae.

2. Factores disposicionales -------> Las experiencias infantiles.

3. Factores desencadenantes------> Situaciones actuales que rompen o perturban el


equilibrio.

Una primera serie complementaria está dada por los factores hereditarios y congénitos
(componente constitucional). Se incluyen todos aquellos transmitidos por herencia, por
los genes; en los factores congénitos intervienen todos aquellos que provienen del curso
de la vida intrauterina.

Una segunda serie complementaria está constituida por las experiencias infantiles, que
adquieren una importancia fundamental porque ocurren en una época de formación de la
personalidad y son más decisivas (factores disposicionales).

Una tercera serie complementaria está constituida por la disposición, resultante de la


interacción entre la primera y la segunda serie complementaria, sobre la que actúan los
factores desencadenantes o actuales.

Existe también una interacción entre los factores desencadenantes y la disposición, en el


sentido de que esta última acentúa, promueve o estructura la actuación de determinadas
causas desencadenantes, y estas últimas pueden, a su vez, modificar la disposición.

Anorexia:

El trastorno de la vivencia corporal (corporalidad) es un factor nuclear de la psicopatología


de estos trastornos, en la que la delgadez expresa un modo de ser y estilo de vivir
ansiado y no siempre logrado.

En las anoréxicas se da una confrontación entre lo que su cuerpo es y lo que ellas


quisieran que fuera. No es sólo la figura corporal, ni el pretendido temor de maduración,
sino un afán desmesurado de una corporalidad pura y perfecta. Es un afán apolíneo y
ascético en que influye la imagen del cuerpo ideal y perfecto que se transmite por los
medios masivos de comunicación.

Existe una “voluntad” de adelgazamiento que se traduce en una actitud de control


mediante la selección y restricción de los alimentos. Aunque tienen apetito no comen o lo
hacen en pocas cantidades. Los alimentos son seleccionados en función de su valor
calórico, leen la información de las etiquetas de los productos, evitando por ello las
grasas, azúcares y los hidratos de carbono. Suelen apuntar minuciosamente las calorías
consumidas durante el día y se pesan constantemente, se miran al espejo luego de cada
ingesta y miden el tamaño de su ropa día a día.

Prefieren los alimentos de consistencia liviana, evitando los sólidos. Las papillas o los
purés son los que eligen a la hora de sus ingestas diarias; esto se relaciona con el
pensamiento de que lo sólido engorda, por lo tanto, si tienen que comer algo con estas
características lo mastican durante mucho tiempo, retrasando la deglución.

A esta característica se le adiciona el hecho de que suelen tomar largas duchas muy
calientes con la creencia de que el agua caliente derrite la grasa del cuerpo, llegando a
manifestar lesiones en la piel por frotamiento o quemaduras. Si se da este último criterio
ya estaríamos en presencia de determinar que se trata de TLP, puesto que, aunque no se
autolesionen con elementos cortopunzantes lo hacen de esta manera.

En otros casos encontramos anoréxicas que pasan muchas horas al día haciendo
ejercicio para controlar el peso, mediante esta práctica sobre exigen al organismo hasta
puntos críticos sin beber agua para no recuperar el peso perdido. En este último ejemplo
también estamos ante un caso de TLP.

La obstinada búsqueda del cuerpo ideal siempre encuentra los defectos de un cuerpo que
no le satisface. No es infrecuente la utilización de anorexígenos o estimulantes (por
ejemplo, anfetaminas u otros estimulantes) para evitar el hambre o para aumentar su
eficacia. Algunas pacientes muestran únicamente una actitud de restricción de los
alimentos, mientras que otras utilizan laxantes o se provocan el vómito con la finalidad de
disminuir de peso.

Antes de la desnutrición grave, generalmente muestran una hiperactividad sorprendente,


con conductas dirigidas hacia el gasto de energía. Esta hiperactividad se refleja en un
constante no parar de hacer cosas. Bien en los estudios, bien en el trabajo, destacan por
sus notas, por la excesiva dedicación o por su laboriosidad.

En pacientes que ingresan al tratamiento sin poder caminar, teniendo que ser asistidas
para sostenerse en pie, suele aparecer la resistencia a ingerir alimentos, agua o aún los
sueros endovenosos que se les administran para tratar de nivelar el desbalance orgánico.
Tienen la creencia de que aún el suero las llevará a engordar o les abrirá el apetito.

Los pacientes con anorexia manifiestan que prefieren morir antes que engordar. En los
que tienen un diagnóstico dual de TLP suelen aparecer intentos de suicidio ante la
exigencia de ingresar a un tratamiento, situación que es vivida como persecutoria.

Existen páginas en internet donde mujeres y hombres con anorexia enseñan a otros cómo
disimular este trastorno ante la familia. El nombre de fantasía que aparece en estas webs
está relacionado con ANA (por anorexia). Se crea una identidad grupal en la cual cada
uno de los miembros sostiene el compromiso de demostrar ante los demás sus
“progresos” en la pérdida de peso.

Algunas de las recomendaciones que hacen es: esconder alimentos en el placard para
desecharlos en cuanto puedan, dar evasivas a la hora de la cena o almuerzo familiar,
purgarse con diferentes sustancias caseras , provocar el vómito, usar ropa holgada para
que no se note el descenso de peso, masticar mucho los alimentos y escupirlos en
servilletas de papel sin que los demás lo noten, no dejar rastros de los mismos en la
basura, dar su comida a la mascota, a otra persona, excusarse con dolor abdominal,
mareos, dolor de cabeza, salir de la casa, etc.

Desde esta identidad grupal se reconocen como anoréxicos, pero no registran los graves
riesgos que implican estas conductas.

Es una patología que en estos grupos es naturalizada. No sólo hay una desmentida de los
afectos sino también de la realidad. La vivencia de muerte no se considera cercana,
justamente por la ilusión de control omnipotente sobre el cuerpo.

Sin embargo, la anorexia con base en lo social siempre tiene mejor pronóstico que la
Anorexia Nerviosa. Las necesidades del bebé que no han podido ser decodificadas por la
madre generan montos de angustia provenientes de la relación arcaica materno infantil.
Por lo tanto, la patología se manifiesta en el terreno de la alimentación, pero no es del
alimento de lo que se trata. Ante la enorme dificultad de la anoréxica en poner palabra
obtura sus agujeros para salvaguardar su deseo de desear; aquello de lo que no se habla
retorna en el síntoma anoréxico. Como dice Lacan la anoréxica “consume nada”, en el
afán de salvaguardar ese deseo.

Según Massimo Recalcati:

“Si en una primera época el sujeto se encuentra en un estado de impotencia fundamental


respecto de la omnipotencia del Otro, en la adolescencia, a través del rechazo, del NO al
Otro, a través de la NADA como objeto reparador, el sujeto arroja al Otro a una
impotencia angustiada y conquista una posición de supremacía imaginaria respecto de
aquel.”1

1 Recalcati, Massimo. Clínica del vacío, anorexias, dependencias, psicosis. Editorial Síntesis. España, edición
digital.
Bulimia:

El núcleo psicopatológico de este trastorno al igual que en la anorexia, reside en la


intensa preocupación por el peso y/o la imagen corporal, con presencia de culpa ante los
atracones de comida.

Esta preocupación puede diferir en el modo o la manera en que las pacientes perciben la
imagen corporal. La enfermedad, que aparece generalmente en mujeres jóvenes
adolescentes, suele iniciarse después del intento continuo o repetido de realizar una dieta
estricta, con la finalidad de disminuir de peso.

El temor exagerado a ser obesas en el momento actual o en el futuro, junto al deseo de


delgadez, justifica el inicio de la dieta. También confluyen los factores sociales
relacionados al éxito que simboliza la delgadez extrema, teniendo como ideal a
personajes de la farándula, del mundo de la música, etc. Se sienten exigidos a llegar a
ese ideal del yo por la necesidad de pertenencia, reconocimiento social y valoración.

Antes del inicio de la misma es frecuente que los pacientes tengan sobrepeso, pero en
ocasiones están dentro de los límites normales.

El fracaso en la realización de la dieta y del control del hambre, da lugar a episodios de


consumo voraz de alimentos (“atracones”), generalmente ricos en hidratos de carbono
(dulces) aunque pueden ser cualquier tipo de alimento, en un período de tiempo variable
de minutos a horas (no más de dos horas).

Durante este episodio de voracidad la paciente experimenta un sentimiento de pérdida de


control, de no poder parar de comer. Con frecuencia, esta ingesta desmesurada se
acompaña de sentimiento de placer simultáneo. Una vez que finaliza el “atracón” aparece
una sensación de malestar corporal, de distensión, hinchazón, o plenitud a nivel
abdominal, junto a la aparición de sentimientos de disgusto, culpa, repugnancia,
vergüenza o asco. Esto incrementa la valoración negativa (subestimación, auto desprecio)
que previamente tienen de sí mismos.

Al inicio del trastorno, los episodios de voracidad suelen ser nocturnos y realizados en
secreto; con frecuencia están precedidos por un aumento de la sensación de tensión o
ansiedad, generados por la preocupación excesiva con los alimentos o por no saber cómo
ocupar el tiempo.
Los “atracones” pueden, de todos modos, aparecer en cualquier momento, incluso
después de una ingesta normal.

Estas situaciones de descontrol suelen ser el origen de las conductas dirigidas a


contrarrestar o neutralizar los efectos de la ingesta sobre el peso, tales como los vómitos.

Después de este ciclo algunas pacientes presentan somnolencia. Otras conductas


compensatorias, con la misma finalidad de disminuir el peso, incluyen el uso y/o abuso de
laxantes y la realización de ejercicios vigorosos. Si por el sentimiento de culpa toman
algún purgante estamos ante la presencia de Bulimia Nerviosa de tipo Purgativo

Es frecuente encontrar consumo de sustancias en estas pacientes como un intento de


refrenar el impulso a ingerir alimentos. Compensan mediante el cigarrillo, el alcohol u
otras sustancias la necesidad compulsiva de llenarse. Por eso la Bulimia es un factor que
se asocia con las adicciones.

Existe una relación entre los trastornos de las conductas alimenticias y los estados
afectivos. En el caso de la bulimia asociada a depresiones la sintomatología afectiva
aparece como secundaria al propio trastorno. Sin embargo, se sostiene que la
sintomatología afectiva no estaría desligada de factores de concurrencias sociales y
psicológicas.

Desde la psiquiatría se toma en cuenta lo que se considera como factor decisivo en este
tipo de trastornos: el estado nutritivo. Éste pareciera ser el responsable de la labilidad
afectiva y de los cambios en el estado de ánimo como la irritabilidad en el paciente en los
casos de Anorexia. El desbalance de los electrolitos afecta la calidad nutricional e impacta
en el sentimiento de insuficiencia crónico, las oscilaciones en el humor y los cambios
repentinos en el estado de ánimo parecen estar en relación con los TLP o Trastorno
Límite de la Personalidad.

De todos modos, se entiende que no es posible pensar en una explicación unidireccional


ni unicausal del fenómeno. Se destaca además el componente de la personalidad por el
que los pacientes tratados hacen hincapié en los rasgos negativos, como factores
responsables de los sentimientos de insuficiencia y pesimismo en los casos de Bulimia.
Los síntomas de los trastornos de la conducta alimentaria se solapan a menudo con los
síntomas depresivos, en relación a la pérdida del apetito en las depresiones y el control
del hambre en la anorexia nerviosa.

Desde la perspectiva psicológica se encuentra alterada la percepción, la cognición, hay


presencia de ideas y creencias irracionales, ideación irracional. No descarta la presencia
de factores ambientales y genéticos que puedan asociarse a otros que actúan como
desencadenantes de la enfermedad.

Respecto a la comorbilidad de la Bulimia con el TLP es frecuente que las pacientes


manifiesten altos montos de ansiedad ante la necesidad de comer de forma compulsiva.
Como intento fallido de controlar estos impulsos suelen cortarse, al principio en lugares no
visibles del cuerpo. Para hacerlo eligen elementos de filo fino, como máquinas de afeitar,
la hoja de los sacapuntas, cortaplumas. Algunas suelen tomar medidas higiénicas
desinfectando los filos y la zona del cuerpo en la que se realizan los cortes, antes y
después de realizarlos.

Manifiestan estar en total dominio de su cuerpo y dicen saber dónde cortar para que el
corte no resulte letal. En los casos de desborde no pueden controlar la profundidad de los
cortes; pasan al acto y es frecuente que manifiesten ganas de morir, de desaparecer,
sentimientos de inferioridad ante los demás, de menosprecio por su cuerpo, y pueden
llegar al suicidio.

En general eligen cortarse en soledad. El baño y el momento de la ducha es el más


elegido. Para disimular los cortes usan gran cantidad de pulseras, relojes, pañuelos
anudados a las muñecas. Las zonas elegidas son la parte baja de la ingle que es tapada
por la ropa interior, pasando luego a la parte superior de los muslos y a los brazos en
lugares cercanos a la muñeca. Muchas veces se cortan el abdomen. Puede pasar mucho
tiempo desde que estas conductas sean detectadas por la familia.

Al igual que en la anorexia existen paginas donde enseñan a realizar los cortes en zonas
estratégicas del cuerpo para que no sean visibles ni riesgosos. Conforman comunidades
que comparten mediante la web sus frustraciones y sus cortes que les aseguran un
sentido de pertenencia, donde los de afuera no los comprenden, pero encuentran en esos
grupos el sostén necesario para continuar con la conducta auto lesiva.
Suelen tener estados anímicos fluctuantes, pasan del amor al odio en minutos. La
diferencia con la depresión mayor es que en esta última no aparecen este tipo de
conductas dirigidas al cuerpo, aunque al igual que en el TLP ambos pueden llegar al
suicidio. Pueden tener episodios psicóticos en una crisis.

Trastorno Límite de la Personalidad.

Son sujetos que viven con gran intensidad cada uno de los acontecimientos de su vida.
Se caracterizan por tener una alta carga de emotividad, suelen tener manifestaciones
histriónicas, pasan al acto como consecuencia de la incapacidad de controlar la
impulsividad, presentan gran labilidad emocional, reacciones explosivas y hasta violentas,
con manifestaciones de ánimo que lo asemejan al trastorno del estado ciclotímico.

Van a la búsqueda de nuevas emociones con la finalidad de tapar el sentimiento de vacío


existencial que los ahoga. En general está relacionado con la bulimia, se observan
también conductas obsesivo-compulsivas respecto a las compras, por ejemplo.

Desde las manifestaciones clínicas suelen presentar un elevado número de experiencias


disociativas, traumáticas o síntomas post traumáticos, falta de control comportamental,
conductas auto lesivas, manipulación de alguno de los padres, en general de la madre,
por una personalidad infantil que se niega a crecer. Les cuesta seguir rutinas y hacerse
cargo de las responsabilidades cuando están en la etapa depresiva. En la maníaca
presentan hiperactividad, interés diversificado, verborragia, disforia.

Son propensos al abuso de sustancias, buscan llenar con alcohol o drogas el vacío
existencial que los invade.

La impulsividad es una característica que se mantiene constante en esta patología.

Presentan niveles afectivos impredecibles, inconsistentes e irregulares, provocan peleas y


conflictos, recurren a la automutilación y hasta al suicidio, conductas paradójicas respecto
de sus intereses personales en relación a que, a pesar de buscar afecto, lo rechazan.

Poseen una excesiva dependencia emocional, la adaptación social es superficial, suelen


dar paseos para “reflexionar” en los cuales aprovechan la soledad para el consumo de
alcohol y sustancias, tienen mucha angustia ante la separación de los seres queridos, en
especial de la madre, a quien reclaman constantemente para luego manifestar que no la
necesitan.
Recurren al chantaje emocional, en especial dentro del núcleo familiar y actos de
irresponsabilidad presentes como atracones de comida, juego patológico, abuso de
sustancias.

Llegan a sufrir estados paranoides reactivos a situaciones que pudieran resultarles


estresantes. Estas situaciones se relacionan con la falta de mecanismo de demora, no
pueden esperar, no toleran la angustia ante la posibilidad de quedarse solos, sufren por
un abandono que no se ha dado.

La falta de una identidad estable los lleva a relacionarse con grupos de pares con
conductas riesgosas. Esta falta se manifiesta como miedo y hostilidad ante los seres más
queridos.

Presentan un superyó castigador, ante el cual repiten frases de menosprecio, se rebajan,


se degradan. Las autocriticas y auto reproches están presentes como ideas recurrentes
de inutilidad y fracaso.

En los aspectos cognitivos manifiestan pensamientos fluctuantes, ambivalencia.


Incapacidad para mantener estables los procesos del pensamiento, dificultades para
aprender de experiencias pasadas, imagen de uno mismo inestable y confusa, sensación
crónica de vacío, pensamientos anticipatorios de abandono, sentimientos de terror ante la
soledad, dicotomía en las relaciones personales en términos de bueno-malo, baja
tolerancia a la frustración, idealización y devaluación de las personas significativas,
pensamiento rígido e inflexible, aburrimiento, sentimientos de culpa, ideación paranoide
transitoria, despersonalización y desrealización en los casos de brote psicótico,
inestabilidad en los patrones del sueño, intentos fallidos de suicidio, ambivalencia sexual.

La ira inapropiada y la falta de control de los impulsos los llevan a desbordarse muy
fácilmente.

La visión de uno mismo se presenta como inestable, desvalida, dependiente, vacía. La


autoestima depende de la emoción que sientan.

La visión de los demás refiere a personas fuertes, protectoras, o crueles y perseguidores.


Pero siempre polarizado.

La estrategia que adopta es la manipulación, discute, se auto lesiona para ocasionar


culpa en el otro. Los ataques de ira lo posicionan en un lugar donde los otros le temen, o
porque no se lesione, harán lo que les pida. La manipulación está orientada en general a
obtener una ganancia material.

Las perturbaciones del TLP suelen tener un origen interno, debido a déficits propios del
sujeto. Estas perturbaciones se podrían relacionar con los factores desencadenantes
estresores, ligados a posibles pérdidas, abuso sexual en la niñez, maltrato.

En el ámbito familiar suele haber consumo de sustancias o de alcohol, con situaciones de


violencia verbal o física.

La etiología de esta patología se relaciona con:

• Separación o pérdida parental con vivencia de abandono, real o fantaseada.

• Implicación parental alterada: perciben la relación con sus madres como altamente
conflictiva, distante o sin entrega afectiva de parte de ella. La ausencia del padre o
la falta de implicación de éste es un aspecto más decisivo que la problemática con
la madre.

• Abusos: situaciones reales de abandono, fragilidad, abuso emocional y físico,


padres negligentes, violencia doméstica.

• Historia familiar de trastornos psiquiátricos.

• Disfunciones neurológicas o bioquímicas.

Tratamientos para abordar bulimia, anorexia y TLP

Hay diferentes abordajes propuestos para tratar la comorbilidad de estas patologías.


Vamos a mencionar algunos de ellos.

• Terapia Dialéctica Conductual: creada por Linehan en 1991 esta estrategia integra
el abordaje psicosocial, que aplicado por sí solo no ha dado resultados favorables,
a la terapia conductual, pero con un enfoque dialéctico. Combina la terapia
individual, la grupal, el entrenamiento en habilidades sociales con un formato
psicoeducativo.
• Terapia Cognitivo Conductual: Turner se centra en los componentes impulsivos y
de ira. Integra estrategias dinámicas par la modificación de la conducta, el
entrenamiento en resolución de problemas, las habilidades sociales para la
interrelación, considerando la terapia individual como el componente más
importante del tratamiento.

• Psicoterapia: el método psicoanalítico no ha demostrado ser eficaz de por sí solo


en el abordaje de estas patologías. Los pacientes que realizaban terapia individual
sin formar parte de un equipo de abordaje integral reincidían en las lesiones, en la
compulsión y en la mayoría de las manifestaciones del trastorno. Si bien la
psicoterapia es importante para el paciente, ésta se debe complementar de
manera sistémica.

• Terapia de grupo: ocurre un caso similar al de la terapia individual. La terapia


grupal no alcanza para la resolución óptima de los conflictos que plantean este
grupo de patologías. Es necesario que el dispositivo grupal forme parte de una
estrategia mayor e interdisciplinaria.

• Terapia icónica para la estabilización emocional: permite al paciente reflexionar


sobre la impulsividad evocando la sesión terapéutica. De esta manera logra
anticiparse al impulso. Las técnicas que utiliza se relacionan con la distancia
emocional del problema logrando una mayor objetividad en su abordaje. Trabaja
con las auto verbalizaciones, técnicas de competencias sociales, y el aprendizaje
por el error.

• Tratamiento farmacológico y psiquiátrico: es frecuente hoy en día encontrar que


este tipo de patologías se tratan mediante el abordaje farmacológico. Tenemos que
considerar que la medicación es un complemento de la terapia más general, la
cual lo incluye dentro de sus posibles abordajes. Por sí solo carece de sentido.

LA ESCUELA INGLESA: MELANIE KLEIN.

Articulación con las patologías de Bulimia y Anorexia en relación a las posiciones del
sujeto.
Melanie Klein descubrió que, desde los primeros momentos de vida, los niños construyen
lo que ella llamó fantasmas. Usaba el término "fantasma", distinto de fantasía, para
describir los pensamientos y deseos inconscientes que no son necesariamente reales.
Reservaba el término “fantasía” para referirse a las construcciones conscientes e
imaginativas.

En el concepto de Klein, el fantasma crea el mundo de imaginación.

A través de los procesos fantasmales el bebé prueba y construye, de manera primitiva,


sus experiencias de dentro y fuera. La realidad externa puede influir y modificar
gradualmente el sentido poco realista de la realidad que crea el fantasma.

El mundo objeto del bebé muy pequeño consta de objetos parciales, algunos de los
cuales son gratificantes, otros frustrantes, algunos acogedores y otros hostiles, algunos
en el interior y otros en el exterior.

De manera gradual, los bebés perciben que el mundo consta de objetos buenos (que dan
satisfacción y placer) y objetos malos (que producen frustración y dolor).

Los objetos buenos (los gratificantes) son idealizados. El fantasma los eleva a la bondad
absoluta. Los objetos malos son fantasmas creados en representaciones de odio
destilado.

Como el pecho de la madre en ocasiones satisface y otras veces frustra las necesidades
orales del bebé, las formas en que la madre maneja el amamantamiento y el destete
tienen una fuerte influencia en la manera en que el niño aprende a manejar las emociones
de amor y odio.

Las habilidades cognitivas subdesarrolladas del bebé permiten que se apegue a una parte
de una persona o incluso a partes de su propio cuerpo. El bebé trata a la parte como un
todo. Por tanto, no es necesario que la experiencia de la madre en la primera infancia sea
la persona real e íntegra. Al principio, la experiencia de la madre es poco más que un
pezón que sobresale del pecho.

Según la teoría de Klein, el bebé experimenta ese objeto parcial como la fuente de todo lo
bueno o como el agente de todo lo que es frustrante: La madre es deseada y odiada con
toda la intensidad que es característica de los primeros impulsos del bebé.
Desde el principio ama a su madre en los momentos en que satisface sus necesidades de
alimento, alivia sus sentimientos de hambre y le da placer sensual, lo que experimenta
cuando succiona el pecho. Esta gratificación es la parte inicial de la sexualidad del niño.

El significado de la situación se altera de repente cuando los deseos del bebé no son
gratificados. Se suscitan sentimientos de odio y agresión y el niño queda dominado por
los impulsos de arremeter contra el objeto de todos sus deseos que, en su mente, está
conectado con todo lo que experimenta, bueno y malo por igual.

El bebé interpreta que los objetos hostiles lo persiguen y lo atacan. Para defenderse, el
niño incorpora tanto como sea posible de la seguridad y gratificación del pecho bueno y a
la larga extiende sus impulsos "voraces" al cuerpo entero de la madre.

Los impulsos eróticos y agresivos se fusionan en el sadismo infantil, una actitud muy
agresiva hacia los objetos amorosos. Los pensamientos y observaciones de Klein la
llevaron a concluir que el complejo de Edipo se desencadena en el niño durante el
destete, un periodo de máxima frustración tipificado por los impulsos sádicos. En sus
primeros trabajos, Klein al principio reportó observaciones que indicaban la presencia de
un superyó sádico ya desde los dos años de edad.

En contraste con la opinión de Freud del dominio genital en la fase edípica, Klein creía
que las dinámicas del complejo de Edipo clásico sólo emergen cuando se construyen
sobre esos primeros impulsos sádicos, más amorfos y difíciles de controlar.

Al final, Klein propuso que los orígenes del superyó y un complejo de Edipo rudimentario
ocurrían incluso antes, en los primeros seis meses de vida.

Basada una vez más en el trabajo de Freud, Klein distinguió entre una primera fase
agresiva de succión oral y una fase posterior de sadismo oral canibalística. En la primera
parte del primer año de vida durante la fase de succión oral, el niño fantasea con llevar el
pecho a su interior; en la fase posterior canibalística imagina que mastica y devora el
pecho. En esta fase posterior esa fantasía gratifica al mismo tiempo las necesidades
orales y agresivas.

En el segundo y el tercer año de vida, el niño entra en la fase de sadismo anal en que la
atención necesaria en la eliminación queda atada una vez más a los impulsos agresivos.
Klein creía que para el niño la eliminación de las heces adoptaba el significado de eliminar
al objeto amoroso (una "expulsión forzosa" del mismo) vinculado a sus deseos
destructivos.

Entre la fase sádica oral y la fase sádica anal, Klein distinguió una fase de transición
sádica uretral y sus fantasmas asociados. En sus fantasías sádicas orales el niño ataca el
pecho de la madre para lo cual emplea sus dientes y mandíbulas.

En sus fantasías uretrales y anales, busca destruir el interior del cuerpo de la madre y
para ese propósito usa su orina y sus heces. En este segundo grupo de fantasmas los
excrementos son considerados como sustancias ardientes y corrosivas, animales
salvajes, armas de todo tipo, etc. y el niño entra en una fase en la cual dirige todo
instrumento de su sadismo al único propósito de destruir el cuerpo de su madre y lo que
éste contiene.

En lo que respecta a la elección de objeto, los impulsos sádicos orales del niño aún son el
factor subyacente, de modo que piensa en succionar y comer el interior del cuerpo de la
madre como si fuera un pecho.

Cuando el niño fantasea con atacar el interior de la madre, ataca de ese modo
muchísimos objetos internalizados: el infante está atacando a todo un mundo poblado por
objetos hostiles para el sí mismo, que incluyen al padre, la madre, los hermanos y
hermanas. "El mundo transformado en el cuerpo de la madre es un conjunto hostil contra
el niño y lo persigue".

Destruir o ser destruido se convierte en la estrategia del bebé, pero es una estrategia
cargada de culpa y angustia.

De la introyección del objeto parcial a la identificación con el objeto total.

El yo infantil sólo es capaz de identificarse con objetos parciales y esas representaciones


parciales a menudo son igualadas en la fantasía con procesos y productos corporales
como heces, pechos y penes.

Con el desarrollo, el yo infantil se hace capaz de percibir e identificarse con objetos totales
que se aproximan más a la realidad.
Al yo le resulta más fácil identificarse e incorporar los objetos buenos más que los malos
porque los objetos buenos pueden proporcionar placer y porque es probable que los
objetos malos instalados en el sí mismo generen dolor.

Desde el punto de vista del yo, la preservación del objeto bueno internalizado es sinónimo
de su supervivencia. El yo ahora es capaz de entender que la pérdida o el daño del objeto
bueno amenaza su propia existencia.

Con este cambio en la relación con el objeto, hacen su aparición nuevos contenidos de
angustia y tiene lugar un cambio en los mecanismos de defensa.

El desarrollo de la libido también recibe una influencia decisiva. La angustia paranoide de


que los objetos destruidos con sadismo fueran una fuente de veneno y peligro dentro del
cuerpo del sujeto ocasiona que tenga una profunda desconfianza de los objetos al mismo
tiempo que los incorpora.

El infante repite una y otra vez el acto de incorporar el objeto bueno. Cada repetición es
también una prueba compulsiva de la bondad de un objeto mientras el niño trata de rebatir
sus temores acerca del mismo. De esta forma, el niño se fortifica en contra de los objetos
persecutorios y puede fantasear acerca de proteger a los objetos buenos
salvaguardándolos dentro del sí mismo.

Protección del objeto bueno: angustia paranoide frente a angustia depresiva

El niño descubre que no puede proteger a los objetos buenos internalizados del sadismo
de los objetos malos internalizados. Esto genera angustia acerca de los peligros que
aguardan a los objetos buenos internalizados.

Su nueva capacidad para identificarse con objetos totales ocurre al mismo tiempo que el
desarrollo de su conciencia de que no los puede proteger de la persecución de los objetos
malos o del ello. La desesperación, el remordimiento y la angustia que se derivan de ese
reconocimiento se encuentran en el fondo de numerosas situaciones de angustia sobre
cómo reunir esos pedazos de la manera adecuada y en el momento correcto; cómo elegir
los pedazos buenos y eliminar los malos; cómo traer a la vida al objeto una vez que ha
sido armado; y también está la angustia de sufrir la interferencia en esta tarea de los
objetos malos y el propio odio, etc.
Para esta etapa de su desarrollo, existe una cercana conexión entre amar a un objeto y
devorarlo. Un niño pequeño cree que cuando su madre desaparece se la comió y la
destruyó (por motivos de amor o de odio); es atormentado por la angustia.

El niño teme que sus objetos buenos puedan morir y le aterra que esos objetos muertos
residan dentro de sí mismo. Cada evento que señala la pérdida de la verdadera madre
buena en el mundo de la realidad también indica la pérdida potencial de la madre buena
internalizada en el mundo de fantasía.

Al inicio, Klein llamó ansiedad depresiva a los sentimientos de tristeza o remordimiento


que resultan de imaginar la pérdida del objeto amado. La ansiedad depresiva es una
especie de tristeza por el destino del objeto bueno.

Restauración del objeto bueno: la restitución como amor interesado.

La culpa impulsa al amor. Dado que el yo del niño está identificado con el objeto bueno y
puede sentir empatía por su difícil situación, el yo está motivado a compensar al objeto
bueno por todos los actos previos de sadismo en su contra.

A medida que se desarrolla el superyó, los fantasmas del niño de atacar a sus objetos se
encuentran con la culpa.

Surgen sentimientos de remordimiento por el daño imaginario que ha causado. Emergen


deseos de "hacer el bien", de involucrarse en el proceso de reparación/restitución.

La empatía y la identificación del bebé con el objeto amoroso también le permiten


beneficiarse de su interés por el bienestar del objeto amado. Cualquier sacrificio que haga
el niño en aras del objeto amado, al mismo tiempo lo hace por él porque se identifica con
dicho objeto.

Como adultos, completamos el círculo al asumir el papel de padres cariñosos donde en


alguna ocasión fuimos niños atendidos. Al hacerlo, recreamos el amor que recibimos de
nuestra madre y que ahora proporcionamos a nuestros hijos.

Los esfuerzos reparativos del niño le abren la posibilidad de amar a nuevos objetos sin
temor o culpa. Reparar es una parte esencial de la capacidad de amar, aumenta la
capacidad del niño para aceptar el amor y asimilar dentro de sí las cosas buenas del
mundo exterior.
En el sentido evolutivo se alude a las fases del desarrollo. La posición esquizoparanoide
se da a los 3 ó 4 meses de vida. Se caracteriza por la relación del bebé con objetos
parciales y el predominio de la ansiedad paranoide y los procesos de escisión.

La posición depresiva implica un reconocimiento de la madre como objeto total y se


caracteriza por los procesos de integración, ambivalencia, ansiedad depresiva y culpa.

Cuando hablamos de posición lo hacemos en tanto proceso psíquico. Indica una


determinada forma de configuración de relación de objeto, con defensas y ansiedades
que perduran a lo largo de toda la vida. La integración del objeto nunca es absoluta, el
sujeto, mediante regresión, puede instrumentar defensas ante el conflicto depresivo
correspondientes a la posición esquizoparanoide.

La integración que caracteriza a las relaciones objetales durante la posición depresiva va


a constituir la base de la estructura de la personalidad y la intensidad de las ansiedades
depresivas va a ir disminuyendo progresivamente.

La elaboración de la posición depresiva va a establecer una relación más firme con la


realidad a la par que los mecanismos neuróticos irán sustituyendo paulatinamente a los
psicóticos. En esta posición se entiende a la neurosis infantil como una defensa contra las
ansiedades paranoides y depresivas, y una forma de elaborarlas.

El desenlace de la posición depresiva, es decir, la progresión de los procesos de


integración correspondientes al Yo y la disminución de la ansiedad darán lugar a la
reparación, sublimación y creatividad que reemplazarán en gran parte a la puesta en
marcha de los mecanismos defensivos, psicóticos y neuróticos.

Si entendemos que se nace con ambas pulsiones, la pulsión de vida y la muerte,


coexistentes y en homeostasis, el caos de los primeros momentos de vida del bebé va a
producir una ruptura en ese estado de equilibrio. Como producto de esa ruptura y en
virtud de que se origina en algo caótico, la pulsión de muerte comienza a prevalecer.
Cuando amenaza imponerse la vivencia es tan angustiante que, como reacción, como
intento de recuperar el equilibrio perdido, el psiquismo primitivo organiza una táctica de
expulsión. Este movimiento apunta a poner distancia entre la pulsión de muerte para
quedarse con la vida. Este movimiento se llama deflexión.
En la deflexión el Yo del bebé se defiende del incremento de la pulsión de muerte alejando
de sí lo que le provoca una angustia intolerable.

Como producto de la deflexión el Yo se particiona en dos instancias: se produce una


disociación que se corresponde con la ligazón de la pulsión de muerte a un objeto
persecutorio interno. Al mismo tiempo y como contrapartida, toma cuerpo un objeto
idealizado que también es interno, pero que emana de la pulsión de vida. Aparecen
contrapuestos, como un objeto malo y otro bueno, que serán puestos afuera, en espejo
respecto de las partes antagónicas del yo.

Este movimiento tiene por finalidad ordenar el caos inicial, el que se desata al nacer. Pero
esa homeostasis intrauterina es irrecuperable. Por lo tanto, sólo resta instituir un esquema
de valores en términos de lo bueno y lo malo para. Apartando lo malo, encontrar algún
alivio. A partir de ahí la búsqueda se orienta hacia una doble vía: huir del objeto malo y
adherirse al bueno.

Tenemos que tener en cuenta que “esquizo” significa separación, y paranoide alude a
persecución. En la posición esquizoparanoide el bebé se adapta a una situación nueva, el
nacimiento, que resulta angustiante, partiendo al mundo y a sí mismo en dos núcleos
antagónicos: lo bueno y lo malo. Entendemos que esta partición es interna, proviene de la
fantasía del bebé.

A lo largo de nuestra vida regresamos una y otra vez a la posición esquizoparanoide cada
vez que la realidad nos amenaza. Sentimos así la imperiosa necesidad de categorizar
todo en términos de bueno o malo.

Cuando separamos de ese modo nos posicionamos en el campo de lo bueno. Si algo


amenaza al sujeto es entonces malo, encarna lo malo. El sujeto en cuestión encarna lo
bueno. Los mecanismos de defensa que entran en juego son los de proyección e
introyección.

Lo malo es puesto en un objeto externo que persigue, lo bueno en la representación de


uno mismo es objeto de esa persecución. Se trata de un par víctima-victimario.

Lo que se proyecta, lo que se pone afuera son representaciones, personajes internos.


Esto explica que el paranoico es, en el fondo, un perseguidor. Quien atribuye a otros una
actitud amenazante, carga él mismo con el estigma de ser una amenaza para el otro.
El mecanismo por el cual cualidades de objetos internos son proyectados sobre objetos
externos es la identificación proyectiva. Es inconsciente, recurrimos a ella cuando algo
propio resulta intolerable.

Las posiciones son transitorias. Volver a la posición esquizoparanoide luego de haberla


abandonado es habitual en las neurosis.

En términos de psicosis paranoia significa delirio persecutorio y el adjetivo asociado es


sujeto paranoico. En las neurosis apenas es desconfianza, y el adjetivo es paranoide.
Cuando se produce una detención en la posición esquizoparanoide se supone una posible
esquizofrenia o psicosis de disgregación.

Esta dualidad bueno-malo es excluyente. Surge lo que se llama pecho bueno y pecho
malo. El pecho bueno es el que alimenta y el malo el que frustra al bebé, el que se
ausenta, el que no llega cuando el bebé lo demanda. Hasta los 3 meses el bebé no tiene
vivencia de estar separado de su madre, porque tampoco hay allí madre. Se trata de un
pecho del que forma parte, por eso hablamos de la parcialidad del objeto. No hay un
vínculo total con una madre sino con una parte de ella, su pecho.

Este vínculo es a doble vía: o de amor al objeto bueno, el que gratifica, o de odio al pecho
malo que se niega.

Las características de la posición depresiva refieren a la totalidad del objeto, cuando el Yo


se encamina hacia su propia integración. El objeto mamá pierde su condición de pecho
persecutorio que se niega o de pecho gratificante, pasa a ser una totalidad que por
momentos está presente y por momentos ausente. Se configura entonces la posición
depresiva, la novedad de disponer de una madre total trae una nueva ansiedad: la
depresiva.

La comprensión de que se trata de un único ser acarrea angustia, que resulta de


fantasear la destrucción real del mismo objeto que alimenta y da amor. El ataque a la
mama buena deriva en culpa. Como consecuencia de este ataque fantaseado por el bebé
puede esperar el abandono de la madre, esta fantasía certifica la dependencia.

En la posición depresiva prevalece la introyección por sobre la proyección. El Yo crece, se


desarrolla, alcanza mayores niveles de maduración desde lo biológico.
Freud habla de un Yo Corporal. Esto explica el alto compromiso del esquema corporal y
del propio cuerpo que se da en las psicosis.

En la ansiedad depresiva correspondiente a esta segunda posición coexisten tres males:

• La nostalgia.

• La culpa.

• La pérdida.

Nostalgia: el bebé siente que la madre que alguna vez lo alimentó, puede ahora no
hacerlo.

Culpa: porque en su fantasía atacó a quien lo estaba alimentando.

Pérdida: porque a causa de ese ataque, la mamá puede dejar de alimentarlo.

El bebé va a instrumentar una defensa triple ante la ansiedad: la defensa maníaca.

• Control omnipotente del objeto: con lo que vuelve a ciertos aspectos de la posición
esquizoparanoide.

• Triunfo sobre la madre: como consecuencia del control ejercido.

• Desprecio: hacia la madre, negación e indiferencia.

Luego emerge la reparación. Es un proceso lento porque implica crecientes niveles de


simbolización.

Durante la reparación el bebé va perdiendo omnipotencia, pensamiento mágico,


narcisismo. Va aceptando la realidad, el duelo y la frustración.

La pregunta que nos hacemos es: ¿qué se repara allí? Se repara el objeto dañado, la
madre maltratada que alimenta. Pero también el Yo por la correlación sujeto-objeto
presente en el proceso.

En la posición esquizoparanoide estamos en la díada mamá-bebé. En la depresiva


comienza a aparecer el tercero primordial, la ley, el padre. Este es el correlato del
complejo de Edipo en Freud.
Freud establece que, para controlar la ansiedad, el sujeto recurre a ciertos procedimientos
inconscientes llamados mecanismos de defensa. Uno de ellos es la negación, consiste en
negar aquello que nos perturba.

Según Lacan el hombre es un sujeto deseante: distingue deseo, que es estructural, de


interés o ganas, que son transitorios.

Todos tendemos al equilibrio, a la homeostasis, a la conservación de lo que es. Pero


nuestra estructura deseante nos empuja e impulsa hacia la acción, al desequilibrio.

El deseo es inconsciente y aflora transformado por vía del pensamiento, la especulación,


la conducta adaptativa. Cuando envidiamos, aún “sanamente” lo que tiene el otro
sobrevaloramos lo que tiene, pero nos cuesta darnos permiso para envidiarlo, para que el
deseo emerja.

CONCEPTO DE CONDUCTA.

Llamamos CONDUCTA a todas las manifestaciones del sujeto, sean fenómenos físicos y
observables o mentales y simbólicos.

Las conductas tendrán la finalidad de mantener el organismo en un nivel óptimo de


tensiones, pudiendo generar situaciones de CONFLICTO entre intereses del sujeto o de
FRUSTRACIÓN.

Si entendemos a los pacientes como sujetos bio-psico-sociales desde el rol del A.T
debemos tener en cuenta los ámbitos en los cuales se despliegan estas conductas.

Áreas de manifestación de la conducta.

La conducta es la expresión de la personalidad.

La PERSONALIDAD del hombre puede expresarse en las tres áreas de la conducta:

1. Área de los procesos o fenómenos mentales o de la mente.

2. Área de los procesos o fenómenos corporales o del cuerpo.

3. Área de los procesos o fenómenos sociales o del mundo externo.


La conducta se manifiesta en las tres áreas continuamente. En cada sujeto suele
predominar un área más que las otras, esto implica un estilo particular de personalidad.

La tipificación de las personalidades contempla tres predominios más o menos estables:

1. Predominio del área 1: poco participante y muy observadora (carácter esquizoide).

Los procesos mentales predominan. Son personas introvertidas, con tendencia al


aislamiento afectivo y cierta dificultad para establecer vínculos interpersonales. Observan
sin comprometerse en las situaciones.

2. Predominio del área 2: utilizan el lenguaje gestual o corporal.

a. Personas de carácter histeroide: “hablan con el cuerpo” y producen un impacto


estético en los demás. Suelen ser seductoras y parecer superficiales.

b. Personas de carácter infantil: son dependientes de los otros, se quejan sobre sus
procesos corporales (me duele, tengo frío, estoy cansado). Intentan llamar la
atención y ser el centro. Manifiestan reacciones emocionales sintomáticas en el área
2 como vómitos, diarreas, desmayos, cefaleas.

3. Predominio del área 3: personalidad de acción (carácter psicopático).

Personas impulsivas, tienden a trasgredir las normas y los límites. Son poco afectivas,
manipuladoras. Reemplazan sentimientos por acciones.

En el caso de la bulimia encontramos compromiso del área 1 de la mente en las ideas


recurrentes referidas a la ingesta de alimentos de forma desorganizada, esta idea pone en
juego a la conducta e implica al área 2, la actitud de comer compulsivamente y luego
vomitar.

En las anorexias el área 1 de la mente se manifiesta por un temor irracional a subir de


peso, el área 2 del cuerpo es impactada por la conducta de no ingerir alimentos por largos
períodos de ayuno.

En el TLP el área 1 se compromete por la presencia de agresividad, sentimientos de amor


y odio e impulsividad, en el área 2 impactan directamente con los cortes y agresiones al
propio cuerpo, y en el área 3 por la agresividad proyectada en los otros.
En todas las patologías encontramos compromiso de las 3 áreas, aunque sean
manifestadas de diferente manera.

Dice José Bleger:

“La finalidad de la conducta no es eliminar toda la tensión sino la de mantener a ésta a un


nivel óptimo, constante, característico del organismo. El desarrollo óptimo de la
personalidad se alcanza con un grado óptimo de ansiedad, y no con su ausencia total.”2

En los casos de patologías de Bulimia y Anorexia hay predominio del área 3, que tiene
relación con el cuerpo. Allí, con predominio en esa área, el sujeto mostrará sus
expresiones; abordará su relación con el mismo y con el medio.

Los pacientes con estas patologías harán intentos, siempre fallidos, de establecer una
homeostasis. Decimos siempre fallidos por la distorsión del cuerpo y las conductas
tendientes a su destrucción.

Institución Familia y Acompañamiento Terapéutico.

El AT opera como un apoyo para intentar restaurar aquello deteriorado en el sujeto y en la


trama familiar, aunque sea en un pequeño punto que sirva de anclaje, de referencia. A
manera de puente, o como una vía de entrada ante tantos lugares que el paciente percibe
cerrados, y de los que trata de mantenerse alejado, en la soledad que funciona como
barrera.

Con el eco de algún texto de Winnicott, diríamos que puede hacer de facilitador del
vínculo con el medio ambiente, cuando esto encuentra sus grietas, no ha sido facilitado,
necesitando de un otro que ponga en escena algún espacio que funcione como
transicional, y amortigüe efectos que pueden resultar devastadores.

Ni tan lejos ni tan cerca, diría un viejo maestro, al referirse a la distancia que requiere
cada ser humano en su contacto con los otros, tomando la metáfora del puercoespín. .
Distancia que no se estipula de antemano, aunque fácilmente se adose el calificativo de
"desequilibrio", o de "anormalidad", cuando se padecen sus complicaciones.

2 Bleger, José. 2007. Psicología de la Conducta. Paidós Editorial, Buenos Aires.


Es imprescindible que el Acompañante Terapéutico recolecte información sobre la familia
del paciente para que sean trazadas las estrategias de abordaje a seguir por el equipo
interdisciplinario.

Esta clasificación es un intento de comprender los marcos de referencia del grupo del cual
emerge el paciente.

Se clasifica de acuerdo con las características de los grupos y de observar cómo se


maneja, controla o niega la ansiedad.

Institución Salud

Acompañamiento Terapéutico en los casos de internación en las Instituciones de Salud,


sobre las patologías de Bulimia y Anorexia que, por su riesgo de vida, requieran de la
misma.

Rol y Estrategias.

El rol del Acompañante Terapéutico signado por la cotidianidad y la permanencia es uno


de los más influyentes en el sostenimiento de la realidad de los residentes en las
Instituciones de Salud.

La principal herramienta para la realización de los procesos de socialización, son los


"aparatos conversacionales”.

Los procesos de socialización se dividen en primarios y secundarios, entendiendo el rol


del AT y como un catalizador, un mediador del "estar" entre la Institución de Salud y "el
afuera".

La identificación generalizada de los otros le otorga una continuidad en su


autoidentificación; como bulímica, como anoréxica.

Se trata de una identidad reforzada cotidianamente por la conversación pública con el


mundo de los adultos y los medios de comunicación. Pero es a fin de cuentas la identidad
a la que tienen acceso, que puede ser reforzada por el grupo de pares, que funciona
como otro generalizado que le brinda estabilidad y existencia a condición que permanezca
en el mundo juvenil que lo alberga y le otorga sentidos.
Estas consideraciones forman parte de los obstáculos que debemos comprender y
aceptar cuando el Acompañante Terapéutico se propone brindar otros modelos de
relación, sosteniendo el rol de "otro generalizado" que pretende posibilitar otra identidad.

Como Estrategia de abordaje tomaremos en concepto de Alternación para trabajar, como


anticipamos, desde la estrategia y también desde sus técnicas.

La alternación requiere procesos de re socialización que se asemejan a la socialización


primaria. Pero estos procesos se producen sobre una estructura anterior que brinda un
soporte necesario para la existencia de la realidad subjetiva.

La identificación construida por los adolescentes con sus componentes percibidos como
negativos por la institución que se compromete en un tratamiento para transformarlos, es
una identidad precisamente adaptada a la realidad que vivieron. La capacidad de
manipulación, la desafectivización de los vínculos, la agresividad, la desconfianza al
mundo adulto y sus parámetros de "normalidad", son un producto de adaptación al medio
en el que se desarrollaron, a pesar de ser percibidos por las instituciones como
fenómenos de inadaptación social.

En consecuencia el proceso de Alternación en el Acompañamiento Terapéutico debe


pugnar con el problema de desmantelamiento para desintegrar la anterior estructura de la
realidad subjetiva y posibilita la integración de una transformación radical de la realidad
subjetiva del paciente.

Para argumentar el concepto de Alternación, tomaremos los conceptos de:

. Aparato Legitimador:

Este concepto implica la escucha de las demandas del paciente dentro de la institución y
también el compromiso de interiorizarse con las funciones que se le encomiendan y su
integración en el contrato terapéutico, poder comunicar al paciente el sentido de las
indicaciones terapéuticas y el terapeuta de cabecera, las demandas del asistido ajustando
las diferencias y sosteniendo un tratamiento coherente.

. Estructura de integridad eficaz:


Este concepto refiere al fuerte compromiso ético, honradez, lealtad y decencia en el
ejercicio del rol y un medio para que el adolescente integre un sentido de reciprocidad, de
respeto entre la institución, el acompañante terapéutico y el mismo.

. Identificación afectiva:

Este es el punto más específico y difícil de la relación terapéutica. Sin una identificación
fuertemente afectiva no puede producirse ninguna transformación radical de la realidad
subjetiva. Esta transformación de la realidad debe ser comparable con experiencias
infantiles en cuanto a la dependencia emocional de otros significantes.

Esta relación debe posibilitar que se desmantele la estructura adquirida de la realidad y se


incorporen nuevas perspectivas.

. Realidad basada en el presente:

En términos generales puede decirse que en la socialización secundaria, el presente se


interpreta de modo que se halle en relación continua con el pasado, con tendencia a
minimizar aquellas transformaciones que se hayan efectuado realmente.

De este modo se otorga coherencia y continuidad a la identidad del paciente.

• Presentación y conocimiento del caso, mediante entrevistas que se mantendrán


con los profesionales tratantes. Consignar el diagnóstico, características de la
personalidad del paciente, antecedentes personales o familiares, medicación
actual, conductas. Conocer las pautas del tratamiento y convenientemente
indagar sobre la estructura familiar y su funcionamiento.

• Presentación y entrevista familiar; es importante el primer contacto que el


acompañante tendrá con la familia del paciente, el cual podrá llevarse a cabo en la
institución en donde se realiza el tratamiento como así también en el domicilio del
mismo. Se busca transmitir seguridad a los responsables sobre la tarea a
desarrollar, explicar posibles conductas durante el acompañamiento terapéutico
refiriendo que serán a fin de disminuir los riesgos: revisión de la habitación, control
del baño, modificación de lugar de algún mueble. Se le manifestará a los
familiares la importancia de funcionar en forma consensuada y que también serán
parte del equipo de trabajo a menos indicación contraria de los profesionales
tratantes.
• Reconocimiento del lugar del acompañamiento; será fundamental el
reconocimiento del lugar donde se realizará el acompañamiento, a fin de conocer
los riesgos.

• Identificación de los riesgos y cuidados a considerar; conocer los riesgos y


conductas del paciente servirá para mejorar la planificación de la tarea y la
ejecución de la misma al momento de tener que tomar decisiones, lo cual en su
mayoría responderán situaciones espontáneas o generadas por el paciente.

• Presentación y relación con el paciente; a partir del conocimiento que se tenga


sobre el paciente, se podrá hacer algunas consideraciones respecto al primer
contacto como así también a futura relación con el mismo. Deberá prestarse
atención a situaciones tales como la necesidad del paciente de permanecer
callado, hacer actividades permanentemente, salir de su domicilio, hacer llamados
telefónicos, conductas que en ocasiones sólo consistirán en distraer al profesional.

• Planificación del trabajo; para planificar el trabajo habrá que considerar lugar
donde se hará contacto con el paciente, medio de transporte para trasladarse de
un lugar a otro, consignar los horarios más importantes podrán ayudar a mantener
un orden general. Dicha planificación podrá hacerse con el conocimiento del
equipo de profesionales tratantes y la familia del paciente quienes podrán
colaborar en el éxito de la tarea.

• Devolución a los profesionales y a la familia sobre la evolución del paciente; tal


como se consignó en puntos anteriores es importante el contacto que el
acompañante terapéutico mantendrá con el equipo de profesionales tratante y con
la familia del paciente.

El rol del A.T en el trabajo con Bulimia, Anorexia y TLP.

Vista la definición de cada uno de estos trastornos tenemos que poner en juego cuáles
son las herramientas del A.T para el abordaje de estas patologías, incluyendo los ámbitos
de trabajo.

Las cuatro herramientas básicas del rol son:

• Palabra: todo lenguaje es simbólico, sea o no verbal. Mediante el lenguaje


construimos el mundo, simbolizamos lo que nos rodea y damos sentido a nuestra
existencia, además de poder comunicarnos. El lenguaje se utiliza como sostén, ya
sea oral, escrito o por medio de señas. Vamos a procurar modular el tono de la
voz, las pausas, los silencios.

• Escucha: se escucha con la mirada, teniendo un registro propio de cómo me estoy


sintiendo como A.T. si la escucha está en sintonía con el paciente podremos
albergarlo. Se relaciona con el registro del Otro.

• Mirada: aquí la mirada está puesta como herramienta de observación. Vamos a


observar la cotidianeidad, y no dejar de largo lo no verbal. Es necesario entrenarla
y desarrollarla.

• Cuerpo: es necesario no sólo poner el cuerpo sino también la mente, ya que no


somos sujetos con uno u otro sino con ambos a la vez. Lo corporal tiene relación
con lo psíquico y viceversa.

Entendemos entonces que es el propio A.T su herramienta. Por eso es necesario que se
capacite, que supervise sus casos y que haga terapia.

Estas herramientas se pensaron para los casos de neurosis, en pacientes que podían
simbolizar y poner la palabra.

Si hablamos de Instituciones entendemos que muchas de ellas incorporan al A.T como


dispositivo terapéutico de acompañamiento y abordaje. Dado que su tarea dentro del
ámbito familiar se da en la cotidianeidad del paciente, puede observar cuáles son las
características del grupo familiar, cuál es su tipología y cuáles son las funciones que se
llevan adelante.

El acompañamiento como dispositivo dentro de la institución tendrá que ver con el


encuadre institucional y el contrato con la misma. Será el encargado de acompañar,
apuntalar, sostener, llevar adelante las estrategias propuestas para alcanzar los objetivos
terapéuticos que el equipo decida, aplicando su creatividad mediante técnicas que
favorezcan la inclusión del paciente a los grupos, en algunos casos tendrá que administrar
la medicación que le indica el psiquiatra, en otros pueden contar con enfermeros que se
dedican a eso.

El acompañamiento en el momento de las ingestas es fundamental, no desde un control


superyoico sino desde la espera. Tiene que ver con su propio mecanismo de demora, ya
que en la bulimia cuando se está en la fase compulsiva comen de manera rápida y voraz,
entonces el A.T tendrá que oficiar de pausa subjetiva para que mastique cada bocado
correctamente, sin devorar. En el caso de la anorexia su tarea es diferente, consiste en
estar tanto tiempo como sea necesario para que termine su plato de comida.

Las técnicas con espejos están desaconsejadas, salvo que se encuentre en una etapa
próxima a la finalización del tratamiento.

Para el control de la impulsividad se pueden armar rompecabezas o pintar mandalas. Esto


permite establecer una demora

Objetivos, Técnicas y Estrategias del Acompañamiento Terapéutico en pacientes con


Bulimia y Anorexia:

Los objetivos a mediano y largo plazo que nos propondríamos son:

•Ayudar al paciente a encontrar sus propios valores, ideales y objetivos sin dejarse
influenciar por el entorno.

• Fomentar la iniciativa e independencia del enfermo, terminando con el temor del


paciente de que si engorda y se muestra al mundo tal y como es será rechazado.

• Ayudar al paciente a aprender a aceptarse, incentivarlo a realizar actividades en las que


se desempeña eficientemente.

• Ayudar a la paciente a asumir que puede comer todo lo que quiera con moderación,
ayudarla a perder sus miedos y conseguir un peso con el cual se normalicen las funciones
fisiológicas, incluyendo la menstruación.

•Recomponer las relaciones con parejas, amigos, familias, la asistencia al trabajo y/o
escuela, etc.

•Ayudar a la paciente a sentir que tiene la capacidad de control en general, dándole un


sentido de identidad personal, de competencia y eficiencia.
•Colaborar con el afianzamiento de la terapia psicológica. Con el médico, y el nutricionista.
Brindar al terapeuta toda la información relevante para la mejoría del paciente.

• Reforzar la autoestima del paciente y enseñarle a la víctima a enfrentarse a sus


problemas sin recurrir a conductas autodestructivas.

• Ayudar al paciente a recomponer sus circuitos de comunicación, dando a conocer sus


necesidades.

• Eliminar el miedo a las relaciones personales, contacto corporal, relaciones sexuales


(por vergüenza, miedo a la exposición).

A. Estrategias:

El Acompañante Terapéutico, junto con el equipo terapéutico irá delineando la estrategia


adecuada en cada caso teniendo en cuenta al sujeto con el que se encuentran y el
sentido de cada uno de sus actos y síntomas ya que éstos son expresión de una
singularidad.

La irrupción de puntos singulares, propios de la subjetividad de cada persona, requiere un


abordaje que no puede ser establecido a priori, sino en función de lo que allí se está
poniendo en juego.

Una singularidad sólo es tal para la situación en la que irrumpe, por lo cual no se presta a
generalizaciones. Por ello, si pretendemos realmente permitir que aquellas cuestiones del
orden de lo singular emerjan y puedan ser simbolizadas, debemos escuchar la verdad que
se juega en todo discurso; y que en todos los casos serán verdades diferentes, con
diferentes significaciones para cada sujeto, pero que serán verdades al fin y como tales
deben ser tenidas en cuenta a la hora de establecer la estrategia de tratamiento de cada
paciente y por lo tanto la función que tendrá el Acompañante en cada uno de esos casos y
las tácticas que éste empleará.

B. Técnicas del Acompañamiento Terapéutico en estas patologías:


Establecemos una serie de técnicas para abordar la problemática de estas patologías.
Las mismas deberán ser pensadas en el caso por caso de cada paciente y siempre en
consideración con el mismo y con el equipo de terapéutico.

El trabajo sobre el “Mapa fantasmàtico corporal”.

“Es la representación consciente e inconsciente del cuerpo, donde lo fantasmático resalta


la fantasía, como materialidad constituyente del sujeto. Es un modo en que se estructura
la subjetividad en la relación cuerpo, psique y mundo. Es organización simbólica en un
espacio y tiempo. Es una figuración imaginaria que adquiere el cuerpo en su
representación, son recortes de escenas sucesivas, de historias vividas, improntas de
cómo se plasman percepciones y los modos de expresión por medio de los cuales se
vehiculizan esas imágenes.”3

Los mapas del cuerpo o mapas corporales son organizaciones del cuerpo, de lo psíquico,
de la relación con otros, y evidencian modalidades de comunicación con los demás. El
cuerpo es la interfaz entre lo social y los individual, la naturaleza y la cultura, lo
psicológico y lo simbólico.

La técnica abarca la triplicidad cuerpo, psique, mundo, sumerge de lleno en la turbulencia


de direccionalidades ya sea considerada como representación, como percepción, como
signo lingüístico, como ficcionalidad pincelada. Este procedimiento permite espacializar la
imagen inconsciente del cuerpo. Pasado, presente y futuro transitan en recuerdos,
sensaciones que adquieren dimensión, forma y colores.

El cuerpo territorio puede ser representado como mapa en un dibujo, en una silueta,
modelarse en arcilla, armarse con objetos o conformarse en un collage. Ese territorio se
va poblando de escenas, de personajes dramáticos, en el sentido de que cada personaje
que habita ese territorio inscribe un texto que adquiere en lo ajeno, la identidad de lo
propio.

La imagen del cuerpo de Dolto es imagen potencial de comunicación en un fantasma.

En esta distancia entre el dibujo, la masa, el collage, etc; es donde se sitúa el paso de lo
imaginario a lo simbólico, el acceso a lo que Lacan llama "el orden simbólico".

Resaltamos la posibilidad de este ejercido en el caso de Acompañantes Terapéuticos con


experiencia en este tipo de dinámicas y por supuesto, descartamos en su totalidad
3 Buchbinder, Mario J; Matoso, Elina. Mapas del cuerpo. Mapa Fantasmático Corporal.
http://www.elpsicoanalitico.com.ar/num15/clinica-buchbinder-matoso-mapas-del-cuerpo.php
cualquier intervención que implique un análisis de tal producción. En todo caso,
estimaremos la producción como material de análisis del equipo terapéutico.

El objetivo de tal técnica tiene relación con la posibilidad de capturar el cuerpo presente
"real" del sujeto, lo subjetivo que lo nombra y las posibles reparaciones en su encuentro.
Las mismas tendrán relación con lo vincular y el sostén que ofrece el Acompañante
Terapéutico en el proyecto de salud que ofrece al paciente, el cual será pensado y
trabajado en conjunto, en parte con esta posible dinámica.

Trabajo con agenda:


En esta agenda que será diseñada entre el paciente y el Acompañante terapéutico y
compartida y pensada en conjunto con el equipo terapéutico, se usará de estructura, de
sostén, de proyecto en el día a día del paciente, donde se hará un recorrido de las
actividades del día, deseos del paciente, objetivos en principio mínimos para el paciente y
donde se intentará reflejar los "sentimientos" del paciente ante cada comida que éste
dibujará o expresará con palabras.

El objetivo de esta técnica tiene relación con la posibilidad del intento de "poner palabra" a
los sentimientos en relación a los momentos de las comidas.

Trabajo corporal:
Particularmente trabajar con los apoyos del cuerpo y se podrán usar objetos
intermediarios, como pelotas, almohadones, globos, etc, los cuales oficiarán de "objeto
transicional" entre el paciente y el apoyo.

Trabajar la respiración y los apoyos del cuerpo tienen como objetivo, que el paciente tome
contacto con su cuerpo y la posibilidad que el mismo aparezca como sostén del sujeto.

BIBLIOGRAFÍA
 Aberastury, A La adolescencia normal, un enfoque psicoanalítico. Editorial Paidós,
1ra. Edición. 1971

 Bleger, J, Psicología de la conducta. Editorial Paidós - 14ta- Edición 1995

 Carballeda. Los cuerpos fragmentados, La intervención en lo social en los


escenarios de la exclusión y el desencanto Alfredo J. M. - Editorial Paidós – 2015

 Doltó , F. La imagen inconsciente del cuerpo. Editorial Paidós Ibérica - 1997

 Matoso, E. El cuerpo, territorio escénico. Letra Viva 1ra. Edición 2004

 Moreno, A. Guía terórico-práctica de los trastornos de la conducta alimentaria:


anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Editorial Masson.

 Pulice, G. La función del acompañante terapéutico y su inclusión en la estrategia


de un tratamiento. Fundamentos clínicos del Acompañamiento Terapéutico,
Buenos Aires, Letra Viva, 2011. Capítulo 3.

 Recalcati, Massimo. Clínica del vacío, anorexias, dependencias, psicosis. Editorial


Síntesis, España, edición digital.

 Rossi, G. El acompañamiento terapéutico y los dispositivos alternativos de


atención a la salud mental.pdf - Universidad de Buenos Aires

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