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Estudio preliminar La Relacién acerca de las antigivedades de los indios, del fraile jerSnimo Ramén Pané, marca un hito en Ja historia cultural de América. Compuesta en Ia isla Espafiola en los primeros dias de la conquista, es la ‘inica fuente directa que nos queda sobre los mitos y ceremonias de los primitivos moradotes de las An- tillas. Si se tiene en cuenta que se terminé de redac- tar hacia 1498, su importancia trasciende los limites, insulares: resulta, por su fecha de composicién, el primer libro escrito en el Nuevo Mundo en un idio- ma europev. Y como fray Ramén fue también cl ptimer misionero en aprender la lengua € indagar las creencias de un pueblo indigena, su Relacién cons- tituye 1a piedra angular de los estudios etnolégicos en este hemisferio* 4 La primacla de Pané en estas y otras disc ciendo en circalos cada vex més amplios. A fines del siglo xix el Conde de 1s Vidaza sefalaba ya que “Romén Pané {sic}... fue el primer europeo de quien particalarmente se sabe que habl6 una len- Bua de Ameria” (Dibliognalie sopetols de las lensnas indigoner do ‘Améries, Madsid, 1892, p. 10). Bo 1906 Edward Gaylot Bourne, pro- fesor de Ia Universidad de Yale, traduce el texto al inglés y declara ‘que: “[Pray] Ramon's report of his observations and inquiries is not ‘only the first teatise ever written in the field of American antiquities, bat to this day emsins our most authentic record of the zeligion end folklore of the long since extinct tainos” (Columbus, Ramon Pane and the besinnings of American anthropology, Worcester, 1906, publicado también en Proceedings of the Amoricin Antiquarian Society, New Series, Worcester, Mass,, XV, 1906, 310:384)- Ea 1920 el misione- zo alemin Robert Streit declara que “el monje jernimo bien mere- 1 El informe de Pané es, por consiguiente, una de Jas obras clisicas de la antropologfa americana, En sus paginas fray Ramén anot6 los nombres, funcio- nes y atributos de los dioses tainos y relaté lo que los aborigenes pensaban que les sucedia a las almas des- pués de la muerte. Describid las ceremonias de los sacerdotes 0 behiques y las curaciones que éstos rea- lizaban, Recogié los mitos que Ie contaron sobre el origen del sol y la luna, la creacién del mar y los pe- ces, la aparicién del hombre en las islas y 1a domes- ticacién y aprovechamiento de Ja yuca. Narré algu- nos pormenores de la evangelizacién de la Espatiola y explicd el significado de diversas voces tainas. Y hasta refirié la triste profecia, hecha por un antiguo cacique, de que habria de Iegar una gente vestida que asolarfa y matarfa a sus infelices descendientes. Es explicable, por supuesto, el interés que este do- cumento ha despertado a lo largo de los casi cinco siglos que Meva de haberse escrito. Y también que ce 41 elo de honor de primer ecaberfo de Amis” (Pe, Roepan Panes 0. 8. Hits der ene Edhaogtph Ameritas", Zetcbrify for Musionuitsentcsf, Manstt, x, 1920, 192-193). En 1943 Max Hen- quer Ureta, perenccente a "una familia de iodignes- antec, To llama “el primer maestro de los indi” (Penonema. de la Tberters dominicna, Rio de Taneto, 1945, p. 11). Ba 1950 el padre Corsa Gino Berl dee que a Pant “abe le gloria de primes creqais. ono Edo, puloer’ milooblogy 7, pelmer wdioga ccsAméscn (2 se ‘eealat 9 la coengalizacin Ue’ América, Matsid, 1930, p. 42). Rodol fo ‘Barén Caso, quia ha contibuido considerblemente difun Ja importancia de fray Ramén més allé de los reducidos circulos de Tes cern, Io elifce como “iaicador de la allsbetacion en el Nocwe Mando" (Oficine de Educacin Iberoamesiana, pedios do le Gebesiacion en Iberoamércs, Madtid, 1966, pp- 201-200), Germia ‘clncgre he pobliade recienteeent® in informativo artcao.sobte Pané al que titula “Nuestro primer antropélogo” (Américas, Wash- ington, vol. 23, néms. 11 y 12, noviembre-diciembre de 1971, pp. 2-10). 2 de él corran numerosas versiones en los principales idiomas europeos. Ahora bien, debido a las adversas circunstancias que luego se explicaran, por una razén uu ota esas versiones han sido insatisfactorias y han dado lugar a las inexactitudes que vician los teaba- jos que en ellas se fundan. Urge, por tanto, hacer un esfuerzo por esclarecer esas dificultades ¢ intentar Mevar a cabo una edicién que ofrezca un texto fide- digno y facilmente asequible a los investigadores que se interesan en las cuestiones histéricas, lingitisticas y etnograficas que:se desprenden de tan singular do- cumento. ‘Comencemos, a ese efecto, por precisar 1a crono- logia de la obra. Al iniciar el relaco Pané declara que era “un pobre ermitafio de la Orden de San Jerénic mo", que por mandato de Colén fue a vivir entre los indigenas para informacle luego lo que hubiera po- dido “aprender y saber de Ias creencias e idolacrias de los indios”, Por otra parte, fray Bartolomé de Las Casas, que traté personalmente a nuestro fraile, afic- ma que éste “vino a esta isla al principio con el AL mirante”? Si vino con el Almirante, desde luego 20 pudo haber sido en el primer viaje: sabido es que los tripulantes que en 1492 quedaron en el fuerte de la Navidad fueron exterminados a los pocos meses por el cacique Caonabé y su gente. Y puesto que por Ia propia cuenta de Pané, segiin se verd més adelante, en 1496 hacia unos dos afios que estaba dedicado a 1 Fray Berolomé de Tas Casas, Apologdice binorie de lat lndes, cap. CK; por ln edcion de Matis, 1909, . 322. 3: tareas evangelizadoras en la Espafiola, es Iégico asu- mir que Ilegaria en 1494, es decir, en el segundo via- je. De este viaje no se tiene la lista completa de los pasajeros.* Pero consta que en él fueron de unas mil doscientas a mil quinientas personas, y que entre ellas iban algunos sacerdotes, la mayorfa enrolados en Catalufia, de donde era natural Pané, ¥ como de ese viaje se conocen con exactitud las fechas, puede darse por sentado que fray Ramén salié de Cidiz el 25 de septiembre de 1493, legé a la Navidad el 28 de noviembre del mismo afio, continué a bordo mien- tras se escogia sitio para fundar la nueva colonia, y desembarcé en Ia Isabela el 2 de enero de 1494.4 Una vez en la Espafiola, fray Ramén informa que fue “a la Magdalena, a una fortaleza que hizo cons- truir don Cristébal Colén”, eu cuya fortaleza quedé “en compafiia de Artiaga, capitin de ella”. Y que, halldndose alli, “vino el dicho sefior Almirante en socorto de Artiaga y de algunos cristianos asediados por los enemigos, sibditos de un cacique principal Iamado Caonabé” (Relacién, cap. XxV). La rebe- Jién de los indigenas y la Hegada de Colén a la Mag- dalena también pueden fecharse con bastante certe- za: el Almirante, en compafifa de su hermano Bar- tolomé y de Alonso de Hojeda, salié de la Isabela al frente de una fuerte columna el 24 de marzo de = Samuel Eliot Morison, que he estudiado detenidamente Ios viajes de Cold, respecto a este segundo viaje dice: “The payrolls and crew Tises have never been found, and we know the names of very few of the mea” (Admital of tho Ocean Sea, a life of Christopher Columbas, Boston, 1944, p. 395) “ Dbid., pp. 398-428, 4 1495; dos dias después él y su gente dieron batalla al cacique Guatiguand, cuyas huestes derrotaron en Puerto de los Hidalgos, y de alli siguieron en socorro de la Magdalena’ La Ilegada de Colén a dicha for- taleza debi6 ser, por consiguiente, hacia fines de matzo de 1495. ¥ para ese tiempo fray Ramén ha- bia estado en Ia isla més de un afio. De la entrevista que tuvo con Colén en aquella ocasién, y del subsiguiente viaje que emprendi6, fray Ramon relata lo siguiente: El sefior Almirante me dijo entonces que la provincia de Ia Magdalena 0 Macorix tenia lengua distinta de Ia otra, y que no se entendia el habla por todo el pais. Pero que me fuera a vivir con otro cacique principal, llamado Gua- rionex, sefior de mucha gente, pues la lengua de éste se entendia por toda la tierra, Asi, por su mandato, fui a vivir con el dicho Guarionex. ¥_ bien es verdad que le dije al sefior Gobernador don Cristobal Colén: “Sefior, gcmo quiere Vuestea Sefiorfa que yo vaya a vivir con Guarionex no sabiendo otra lengua que Ia de Macorix? Deme licencia Vuestra Sefioria para que vaya conmigo al- guno de los de Nuhuirey, que después fueron cristianos, y sabjan ambas lenguas”. Lo cual me concedié, y me dijo {que Ilevase conmigo a quien mas me agradase. Y Dios por su bondad me dio por compaiifa al mejor de los indios. .. Era Guaicabanii, que después fue cristiano y se llamé Juan... Salimos yo y Guaicaband y fuimos a la Isabela, y alli es- peramos al Sefior Almirante hasta que volvi6 del socorro que dio a Ia Magdalena, Y tan pronto como Ilegé, nos marchamos adonde el sefior Gobernador nos habfa manda- do, en compafia de uno que se llamaba Juan de Ayala, 5 Ibid, pp. 488-490; también Las Casas, Historia de las Indias, Ub 1, caps. GW y Cv, que tuvo a su cargo la fortaleza que dicho gobernador don Cristobal Col6n hizo fabricar a media legua del lugar don- de nosotros habjamos de vivir ... la cual fortaleza se Ila- maba La Concepcién. Nosotros estuvimos, por consiguien- te, con aquel cacique Guarionex casi dos afios [Relacién, cap. xxv]. Los datos que Pané acaba de consignar sobre las fortalezas y sus capitanes coinciden totalmente con los que recogié Las Casas.’ ¥ en cuanto a la crono- logia, corroboran su validez los pormenores que 4 continuacién se han de examinar, Si fray Ramén Ile- g6 al cacicazgo de Guarionex en la primavera de 1495, los “casi dos afios” que alli pas nos Ileva- sian hasta fines de 1496. ¥ en efecto, fray Ramén apunta: “Viendo que Guarionex se apartaba y deja- ba lo que le habiamos ensefiado, resolvimos marchar- nos ¢ ir donde mejor fruto pudiéramos obtener... Y asi fuimos a otto cacique principal, que nos mostra- ba buena voluntad diciendo que queria ser cristiano. EI cual cacique se lamaba Mabiacué” (Relacibn, cap. xxv). La fecha aproximada de este viaje pue- de fijarse con motivo de un lamentable episodio. Al segundo dia de haberse marchado fray Ramén, seis stbditos de Guarionex tomaron unas imagenes que el fraile habfa dejado y las enterraron en un conuco, como solian hacer con algunos de sus propios ido- Jos para que la tierra diese mejores frutos. Pero como los recién Hegados no entendian de tales ritos propi- ciatorios, pensaron que habian querido escarnecerlas. © Las Casas, Historia de lat Indias, lib. 1, cap. CX; en Ia ed. de Mé- xico, 1951, vol. 1, p. 429. 6 Y agrega Pané: “Se dio conocimiento a Bartolomé Coldn, que tenia aquel gobierno por el Almirante su hermano, que se habia ido a Castilla. Fste, como Iu garteniente del virrey y gobernador de las islas, for- ‘mé proceso contra los malhechores y, sabida la ver- dad, los hizo quemar piblicamente” (cap. XXVI). Limitando nuestro comentario a Ia cronologia, se sabe que Coldn partié para Castilla en marzo de 1496, dejando el gobierno en manos de su herma- no hasta que regrésé en agosto de 1498." Coincide, pues, la fecha de salida del fraile de tierras de Gua- rionex, hacia fines de 1496, con la de la ausencia de Colén. Surge ahora una duda dificil de resolver. Durante su residencia en el cacicazgo de Guarionex, 0 sea en- tre la primavera de 1495 y la de 1496, Pané debid de obtener los informes sobre las creencias de Jos tai nos que consigné en los primeros veintitin capitulos de los veintiséis que constituyen Ia Relacién. Aho- ra bien, gentregd esos veintién capitulos a Coléa antes de regresar éste en marzo de 1496? ¢O le co- municé verbalmente el resultado de sus pesquisas hasta ese momento, pero terminé la Relacién afios después? Por lo pronto es patente que el deplorable episodio que acaba de relatarse ocurtié con posterio- ridad a la partida del Almirante. Igualmente, en el capitulo xxv1 fray Ramén puntualiza que “el pri- mero que recibié el santo bautismo en Ia isla Espa- fiola fue Juan Mateo, el cual se bautizé el dia del * Morison, pp. 497 y 564. evangelista San Mateo, afio de 1496”. Como San ‘Mateo cae el 21 de septiembre, también ese bautizo se hizo después de haber salido Colén. Ademis, los acontecimientos que sigue narrando el ermitafio tam- poco terminan en esta iltima fecha. Ese Juan Mateo es el mismo de quien anteriotmente habfa dicho: “Dios por su bondad me dio por compafiia al mejor de los indios ... Eta Guaicabant, que después fue cristiano y se amé Juan”, ¥ explicando las circuns- tancias de su fallecimiento, comenta: “El primero que recibié la muerte, y el agua del bautismo, fue un indio Uamado Guaticaba,’ que después tuvo el nombre de Juan... Y asf murié su hermano Ant6n, y con él otro... Los que quedaron vivos, y atin vi- ven hoy, son cristianos ... y ahora hay muchos més cristianos por la gracia de Dios” (cap. xxv). Si que- daron otros que “aiin viven hoy” y hubo luego “mu- chos més cristianos”, es patente que los wiltimos ca- pftulos de la Relacién se tetminaron con posteriori- dad al bautizo efectuado el 21 de septiembre de 1496. La confrontacién entre ciertos datos externos y la anterior evidencia interna refuerza la hipétesis de que al emprender Colén su regreso conocfa el resul- tado de las pesquisas de fray Ramén, pero todavia no habfa recibido el manuscrito de la Relacién. Los datos externos consisten en que Pedro Martir de An- glerfa, en epistolas fechadas entre el 13 de junio de 1497 y el 12 de mayo de 1499 da noticias de algu- * Guetthicebanu y Cuaticaba{an} son, suplidas en corchetes las letras omitidas, el mismo nombre. 8 nos de los mitos recogidos por Pané.” Esas noticias, empero, son aisladas, breves, imprecisas. Y en nin- guna de las epistolas menciona una fuente escrita; al contratio, en Ja tiltima advierte que informaba “lo que recientemente me han referido de ellos”.!” Todo Jo cual hace pensar que en ellas Angleria simple- mente relataba a sus amigos italianos alguno que otro pormenor desgajado de las conversaciones que sostenfa con el Almirante, Una evidencia interna més, Al concluir Pané el relato, vuelve a mencionar al cacique Mabiatué —a quien ahora Ilama Mahubiativice— “el cual hace ya tres afios que continéa con buena voluntad, di- ciendo que quiere ser cristiano” (cap, xxvt). Te- niendo en cuenta que este cacique habfa expresado su deseo de ser ctistiano entre 1495 y 1496, estos tres afios adicionales nos Uevarian, por consiguiente, hasta fines de 1498. La constatacién de los viajes de Pané en la Espa- fiola asi como Ia fecha de composicién de la obra permiten esclarecer dos cuestiones de no escasa im- portancia, Invalidan, en primer Iugar, un grave re- paro, Fernando Ortiz ha objetado que nuestro fraile, “segiin Las Casas, s6lo entendia una de las tres len- guas de los indios de Quisqueya, Ia de los macorixes, * Redo Mastic de Anglecia, Bpistolario, estudio y traducciéa por José Lopez de Toro, 3 vols,, Madrid, 1953-1955. Las seferidas epis- tolas Hevaa los ameros 177, 180, 189, 190 y 206 y aparecen en el tomo I, pp. 335:36, 340-41, 35658, 361-62 y 390 respectivamente. » Ibid, p. 390. % Ma-be-bieti-uive y Ma(bu)-biat(i)-ne-(re) son, suplides otca vex las letras omitidas, el mismo nombre. 9 que no eta la general de la isla”? ¥ Pedro Henri quez Urefia, coincidiendo con Ortiz, declara que “la lengua que hablé Pané no fue el taino, general de la isla, sino la del Macorix de abajo: véase Las Ca- sas, Apologética historia de las Indias, cap. 120°. Ahora bien, lo que Las Casas dijo en el referido ca- pitulo es lo siguiente: “Este fray Ramén escudrifié Jo que pudo, segiin 1o que alcanzé de Jas lenguas, que fueron tres Jas que habia en esta isla; pero no supo sino la una de una chica provincia que arriba dijimos Hamarse Macorix de abajo, y aquélla no per- fectamente, y de la universal supo no mucho, como los demas, aunque mds que otros, porque ninguno, clétigo, ni fraile, ni seglar, supo ninguna perfecta- mente de ellas sino fue un marinero de Palos o de Moguer, que se Ilamé Cristébal Rodriguez”. Al tes- timonio de Las Casas, y en especial a lo que hemos subrayado, puede dérsele ahora un sentido menos negativo. Como se ha visto, fray Ramén vivid va- rios afios entre los tainos y tuvo tiempo, sobre todo con la adhesin y ayuda de Guaicabant, para apren- der algo de Ia nueva lengua y obtener los informes que deseaba. E invalidan, en segundo lugar, que la Relacién se terminara en 1496, como se ha venido afirmando hasta el presente. De acuerdo con los Fernando Ortiz, en el prélogo a Lewis Hanke, Bartolomé de Lar Casas, pentador politico, bistoriador, antropélogo, La Habana, 1949, p. xix. * Pedro Hentlquez Ureiia, “La cultura y las leteas coloniales en Sento Domingo", en Obra critica, México, 1960, p. 384. % Sirva de ejemplo la edicién titulada Relacién de Indias 1496, con prélogo y notes por Alberto Wildner-Fox, Buenos Aires, 1954. 10 datos que hemos aducido, se acabaria con postetiori- dad a dicho afio, es decir, no antes de 1498. La trayectoria del manuscrito después de esa fe- cha es mis accidentada atin, Puesto que Colén habia vuelto a la Espaiiola en agosto de 1498 y estuvo alli hasta agosto de 1500, es de suponer que fray Ra- mén se apresurara a terminarlo para entregarlo en- tonces al Almirante, y que fuera el propio Almiran- te quien lo Ievara a Espafia al retorno del tercer viaje. Esa conjetura concuerda con el hecho de que, si Angleria no menciona la existencia del manuscti- to antes de 1499, hay constancia de que si lo manejé entre 1500 y 1504. Es més, la lectura del extrafio documento desperté de tal modo su interés que lo compendié —esta vez con declaracién explicita de Ia fuente e inclusién de numerosos nombres tainos— en una extensa epistola en latin, dirigida al cardenal Ludovico de Aragén. La epistola pasé a formar parte de la Década primera (Iibro 1x, capitulos 4 al 7). Como esa década se dio a la imprenta, en traduccién iraliana, en 1504," su publicacién confirma que An- gleria 10 habia manejado en Espafia antes de di- cho aiio, En Espafia también vio el manuscrito fray Barto- Jomé de Las Casas. Impulsado por el noble empefio de acopiar cuanto dato sirviese para defender la hu- Morison, p. 571. 1% Si bien la edicién latina de la Década primera se publicé en. Se villa en 1511, salié antes una traduccién al italiano, con el titulo de Libretto di suisa la navegazione dei rei di Spagna delle isole o serreni nuovamente srovati, Venezia, 1504. u manidad del indio, de alli extracté las noticias que sobre las creencias de los tainos consigna en los ca- pitulos cxx, cLxvi y cLxvit de su Apologética his- toria de las Indias. Fue ademés incluido, en su totalidad, en el capi- tulo Lxt de la Historia del almirante don Cristobal Colén por su bijo don Fernando, La obra de Fernan- do, escrita en espafiol, qued6 inédita al morir éste en 1539, De ella hizo una traduccién al italiano Al- fonso de Ulloa, versién que se imprimié en Vene- cia en 1571.7 Pero después de esa fecha, nada ha vuelto a saberse ni del manuscrito de Fernando ni del de Pané.* Por consiguiente, lo tinico que hasta el presente se conoce de la Relacién es el resumen en latin de Angleria, el extracto en espafiol de Las Casas y Ja traduccién al italiano de Ulloa. Si la traduccién de Ulloa hubiese sido modelo de pulcritud tal vez se habrian evitado muchas de las dificultades que oscurecen la Relacién. Pero no fue ése el caso, Como se verd al leerla, son numerosas las erratas e incongruencias que corrompen el texto. Y a més de esos descuidos, subsanables a veces me- ¥ Historie del S. D. Fernando Colombo; nelle quali s'ba particolare & vere roluione dolla vita © defah dell Amminagio D. Chrissfore Colombe, s00. foure.- Nacmartet o) Hapa Te were d Vhatine det §. dijonso Vila, la Vesetia, Apteso Prasenco de'Fean: cesthi Sanese, MDLXXI N'ta pérdida del manusctto de Ferando dlo lugar « que en el sislo Xt se pusiem en tela de judo la aueaticded de la obra u- dics por’ Uli. Con tal coodro elgcnoy cena. que ese uot. 8 percheca de Ullos, 7 otos que ea obea de Perez de Oli 0 al ver ek propio Las Casss, Hl asuntn se ha reueto con el ballago 7 publ caciéa de una copia del manustito de Oliv, Se tiula Hlitore de Ja inuencién de las Yndias y se ba publicado en Bogori, Instituto Caro 7 Cuervo, 1965. 12 diante una atenta lectura, Ulloa cred una nueva fuen- te de erzores al italianizar muchos de Jos términos que alli aparecen. A Ias fortalezas de Magdalena y Concepcién las Hama Maddalena y Concettione, Jo cual, hasta cierto punto, es aceptable. Pero cuando al capitin de la segunda, Juan de Ayala, lo Hama Giovanni di Agiada, la italianizacién del apellido puede prestarse, y de hecho se ha prestado, a mayo- res confusiones: en més de una versién aparece re- traducido como Juan de Aguado. Algo por el estilo ha ocurtido con el nombre mis- mo del autor. El titulo de Ja versién italiana comien- za asi: “Scrittura di fra Roman delle antichith de gliindiani, ..” El primer pérrafo del texto se inicia con estas palabras: “To, frate Roman, povero eremi- ta...” A lo largo del optisculo Ulloa escribe igual- mente “Roman”, con una excepcién, en el capftulo xxv bis, en que lo llama “Romano”, para volver, a renglén seguido, a Ilamarle “Roman”. En ese mismo capitulo, y Iuego en el colofén, aparece el nombre completo como “Roman Pane”. Siguiendo a Ulloa, no han faltado quienes simplemente se han confor- mado con atentuar el nombre de pila y Hamarle Ro- man. Pero ¢era Roman? Al consignar la fuente de sus informes Angleria escribe “fratis Ramoni”."® Las Casas, al mencionarlo en la Apologética, apunta: “EI Almirante ... habfa mandado a un catalén que habia tomado el habito de etmitafio, y le lamaban 3 Cito por la edicién de Alcali de Henares, 1516, fol. 21 sin au- 13 fray Ramén”. Y¥ de nuevo: “También hubo en esta isla dos frailes de San Francisco, legos, aunque bue- nos, que yo también como a fray Ramén conoci”.2” Si Anglerfa, a vista del documento, traduce “Ramo- ni”, y Las Casas, que Io conocié, le llama Ramén, Ramén debié de ser y no RomAn, Otro tanto ha pa- sado con el apellido, Muchos son los eruditos que siguiendo a Ulloa lo escriben como voz Ilana: Pane. Rinaldo Caddeo, pensando que el apellido hubiese sido "Pan", comenta: "Ramon Pan e non Romén Pane sctisse forse D. Fernando”.** Ahora bien, aten- diendo a la procedencia catalana de nuestro fraile, cabe pensar que en realidad haya sido voz aguda: Pané, como Barraqué, Bisbé, Farré, Marcané, Marcé, Mercadé 0 Parladé —apellidos todos de familias an- tillanas de ascendencia catalana. Si tales deslices ocurren con nombres y apellidos espafioles, podré el lector imaginar lo que ha pasado con los términos tainos que aparecen en la Relacién, Estos términos, polisilabicos y totalmente extrafios para amanuenses € impresores etitopeos, se presta- ron a que en los sucesivos traslados ficilmente se confundieran unas letras y se saltaran otras. El do- ble proceso de descuidos y violentas italizaciones de un modo u otro los afecta a todos. Entre los nom- gtes ya citados, el topénimo Macorix aparece como © Tas Cass, Apologética bistoris de lar Indias, cap. CXX; en la citada ed, pp. 321 y 322. 4 Rinaldo Caddeo, ed, Le historie delle vita e dei fai di Critoforo Colombo per D. Fernando Colombo suo figlio, 2 vols., Milano, 1930, vol 1, p. 33, nota 8, 14 “Maroris", el antropénimo Caonabé como “Caoua- bo”, y al pobre Juan Mateo unas veces se le llama “Guaicaband” y otras “Guaticaba”. Por el mismo es- tilo, a los conucos se Jes Hama, con un plural iealia- nizado, “conichi”, a los jobos “iobi” y a la yuca unas veces “giuca” y otras “giutola”. Y nada se diga de los nombres de los dioses y héroes culturales: el de uno de ellos, Bayamanaco, aparece transcrito de cua- t1o formas distintas: Bassamanaco, Aiamauaco, Baia- manicoel y Gamanacoel. A las dificultades citadas cabe agregar que la Relacién, aun antes de que Ja tradujera Ulloa, era ya de por si desordenada y confusa. El propio fray Ramén advierte en el capitulo v: “Y puesto que ellos no tienen esctitura ni letras, no pueden dar buena cuenta de cémo han sabido esto de sus ante- pasados, y por eso no concuerdan en lo que dicen, ni aun se puede escribir ordenadamente Io que ellos refieren”. En el capitulo siguiente incide en lo mis- mo y afiade: “Por lo cual creo que pongo primero Io que debiera ser ultimo, y lo iltimo primero”. En el vu, echando sobre si parte de la culpa, apunta: "Puesto que escribi de prisa, y no tenia papel bas- tante, no pude poner en su lugar lo que por error trasladé a otto". ¥ dandose cuenta de la insuficien- cia de la informacién que a veces recoge, en el capi- tulo x1 abiertamente confiesa: “De esto no he sabi- do mis, y poco ayuda lo que Ievo escrito”. A lo que pudiera afiadirse el siguiente comentario de Las Ca- sas al extractar el testimonio de Pané: “Todo esto 15 refiere fray Ramén haber de los indios entendido. Algunas otras cosas dice confusas y de poca sustan- cia, como persona simple y que no hablaba del todo bien nuestra castellana lengua como fuese catalén de nacién”.” Tse es, pues, el estado del texto que nos propone- mos retraducit y editar. Puesto que Ja versién de Ulloa tesulta, perdido el manuscrito original, lo que més cercano nos queda a lo que escribié Pané, segui- remos con la mayor fidelidad posible Ia edicién. prin- cipe de dicha traduccién, A ese fin nos abstendremos de todo retoque estilistico, sea para evitar la repe- ticién de palabras y de gitos sintdcticos, para supri- mir redundancias, 0 para mejorar la prosa con cuali- dades de que carecia Ja modesta pluma de Pané. Si el lector halla cl estilo monétono y a menudo pe- destte, asf es el de la versién de Ulloa y asi, proba- blemente, seria también el del “pobre etmitaio”. Y lo que aqui interesa es la fidelidad al texto y no los embellecimientos literarios. En cuanto a los términos tafnos, si se tratara de Ia transcripcién paleogréfica del manuscrito, lo indi- cado seria, desde Inego, reproducirlos tal como se en- contraran alli, Nuestro caso es distinto y admite, por consiguiente, otra solucién. Ulloa, segin se ha di- cho, traté de adaptar a las grafias italianas las voces que Pané habfa transcrito siguiendo normas espafio- Jas, Peto no observé reglas fijas e incurrié en fre- cuentes vacilaciones y omisiones. Aiiédase que, com- % Las Casas, Apolosética bistoria, cap. CLXVIT; ea la ed. cit, p. 447. 16 paradas sus transcripciones con las de Angleria y Las Casas, €s patente que a menudo confunde la # y la nlaey lao, lacy lary que indistintamente repre- senta con la grafia italiana gé sonidos que en espafiol hoy diferenciamos escribiéndolos con j 0 con 9. En. tales circunstancias hemos tenido que escoger entre reproducit los términos tal como los escribe Ulloa, a sabiendas de que sou formas estragadas, o intentar tuna mejor lectura recastellanizando y a veces recons- trnyendo la escritura de aquellas voces. Pese al pa- tente riesgo que esto implica, hemos optado por la segunda solucién, Peto, eso si, se consignan en notas las grafias exactas que aparecen en Ulloa. Y en esas notas, ademés, se registran las variantes que se hayan encontrado en Anglerfa, Las Casas u otras fuentes, se indican las razones —o las dudas— que hemos te- nido para escoger Ia forma que se da en el texto, y se sugiere, cuando nos ha sido posible, el signifi cado que el término pudiera haber tenido en Ia len- ‘gua taina, De ese modo, quienes se interesen en leer de cotrido la Relacién no tendrin que toparse con dudosas formas italianas del siglo xvr indebidamen- te incrustadas en una traduccién espafiola del si- glo Xx, ni con caducas variantes de términos indi genas hoy plenamente incorporados a nuestro idio- ma. Y quienes gusten examinar Ja cuestidn, tanto en su aspecto textual como en el etnolingiiistico, en- contrarin en dichas notas los datos que al respecto hayamos podido aportar. Advirtamos, empeto, que algunas de las grafias sugeridas tendrin a veces un 7 cardcter inevitablemente hipotético. Cuando se tra- baja sobre un idioma desaparecido hace casi cinco siglos, y del cual sélo han quedado tenues vestigios, la labor de reconstruccidn y esclarecimiento no siem- pre puede resultar en certidumbres. Téngase, por con- siguiente, como un esfuerzo por plantear problemas cuya soluciéa apenas comenzamos a vislumbrar. Siendo el principal propdsito de esta edicién ser- vir de base a futuras pesquisas de antropélogos, mitd- logos y lingitistas, hemos creido de utilidad afiadir en sendos apéndices Jas versiones de quienes direc- tamente aprovecharon el manuscrito, ¢s decir, las breves noticias’ de Colén, el resumen de Angletia y el extracto de Las Casas. Asi les seta més fécil a los investigadores confrontar los pasajes que les inte- resen y ver en su debido contexto las citas que se han usado en las notas. Para mantener la unidad idiomética de la edicién, los pirrafos de Colén y el re- sumen de Pedro Mértir también se dan nuevamente traducidos al espafiol. Por iiltimo, bien pudiera suceder que algéin dia reaparezca el manuscrito de Pané, buscado indtil- mente hasta ahora.** ¥ que, cuando se logren méto- dos mas precisos para estudiar dererminados idiomas y mitos amerindios, tal vez se resuelvan algunas de las dudas que hoy sdlo han quedado esbozadas. Lo importante, empero, es que esta traduccién sirva % Tengo noticias de que la UNESOO estudia el proyecto de catalogar todos Jos archivos espafioles. De llevarse a cabo dicho proyecto, tal vez se dé con el manuscrito si es que todavia se halla en Espaia. 18 desde ahora para que otros investigadores puedan basar sus pesquisas sobre un texto menos estra- pado! RECONOCIMIENTOS, Agradezco a la Comisiin Eul- bright Espafiola que me otorgara en 1968 una beca para examinar impresos y manuscritos relacionados con el descubrimiento y conquista de las Antillas. Y deseo, ante todo, dar las gracias a don Ramén Bela y adofia Matilde Medina, director y directora asocia- da de dicha Comisién en Madrid, quienes gentilmen- te facilitaron mis labores y me brindaron su cordial amistad, Igualmente doy las gracias a Georges May, entonces decano de Yale College, quien eficazmente intervino para que se me concediera una beca Rocke- feller que me permitié ausentarme de mis labores académicas durante ese afio. Deseo asimismo consig- nar mi gratitud a los profesores Liliana y Eduard Gramberg y Ottavio di Camillo, excelentes conoce- dores tanto de Ja lengua italiana como de la espa- ‘ola, por la amabilidad con que atendieron mis con- sultas en cuanto a la fidelidad de la traduccién. % Basindome en este muevo texto, ¥ ampliando el aleance de las sotas, preparo un estadio de los mites y el are iconogrifico de los tainos. De esas ivestigaciones he dado a conocer, a modo de anti: ipo, el articalo “El mando mitico de los tainos: Notas sobre el Ser Supremo", en Tesauras, Bolein del Instituto Caro 7 Cuervo, Bogoti, XxIf, 1967, 378-393. Bute articulo se ha reproducide en a Revita Dominicans de Araucoloris 9 Antropologia, Santo Domingo, 1, aim 1, enerovjunio de 1971, 181-200. 19

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