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El análisis formal en la escultura

VALORES FORMALES O PLÁSTICOS DE LA ESCULTURA

Apolo y Dafne (Benini)

No ha sido la escultura, tradicionalmente, la más conocida ni la más valorada de las


artes plásticas. En parte debido a su larga vinculación histórica al elemento
arquitectónico, que le privó de autonomía durante siglos, y en parte porque su
valoración principal se apoya en sus elementos táctiles, normalmente poco
desarrollados y además difíciles de educar.

Dentro de esta disciplina habría que atender inicialmente a una primera diferenciación
entre la escultura exenta o de bulto redondo y el relieve. Empezaremos tratando la
escultura exenta que está compuesta por los siguientes valores formales:

Volumen
Proporcionalidad
Movimiento
Composición
Masa
Valores visuales: Luz y color

Volumen. La escultura es tridimensional y por ello comporta un volumen.

La escultura exenta no tiene un frente, conforme a la construcción tradicional referente


al cuerpo humano (frente -espalda). El objeto escultórico está hecho para se observado
desde todos los ángulos, en la ilusión vana de construir o “armar” una totalidad.
A lo largo de la Historia, la escultura ha pasado por fases en las que no siempre su
volumetría se ha trabajado en su totalidad. En la Antigüedad, su estrecha vinculación a
la arquitectura, dio lugar a obras que apenas sobresalen del muro, lo que reduce su
volumetría y sus puntos de vista (Frontalidad)

Posteriormente se libera del marco arquitectónico alcanzando su plena realización


volumétrica, lo que multiplica sus puntos de observación.

Movimiento. La escultura exenta es tridimensional –lo que implica un volumen-, y


muchas veces, por la naturaleza de la materia en la que está construida, de carácter
estático. En el afán de dotar al objeto escultórico de cierto dinamismo, el escultor utiliza
el recurso del desplazamiento de ejes para crear la sensación de movimiento. Aunque
con los recursos que actualmente proporciona la tecnología este movimiento puede ser
real.

Ante las esculturas carentes de movimiento, el espectador adopta una actitud


contemplativa. Se trata de figuras rígidas, estáticas y de una marcada frontalidad

Cuando el escultor quiere transmitir a través de una escultura la sensación de


movimiento, utiliza múltiples recursos: líneas de fuga, contrapposto o rompiendo los
ejes de horizontalidad y verticalidad por ejes o líneas inclinadas.
Composición. En ambos casos (bien cuando no hay movimiento o cuando lo hay) es
necesario considerar la composición. Ésta podrá adoptar múltiples soluciones, aunque
siempre predominan dos tendencias principales:

Las composiciones cerradas, cuando la escultura se recoge sobre sí misma limitando su


capacidad de movimiento, o abiertas, justo al revés, cuando la escultura se abre hacia
el exterior.
Proporcionalidad. La escultura puede basar sus ideales de belleza en criterios de
proporcionalidad. De hecho a lo largo de la historia, la investigación sobre diferentes
módulos de proporcionalidad ha sido constante.

No obstante, han habido movimientos y estilos que han pretendido lo contrario,


estableciendo módulos de desproporción.
Los griegos en su búsqueda de la belleza dividieron la a figura humana en 8 cabezas
exactamente, es decir una cabeza es un modulo que esta contenido 8 veces en el cuerpo
humano.

Masa. El concepto de masa se refiere a la distinta sensación de peso que provoca una
obra escultórica. Se trata lógicamente de una apreciación intelectual, de la sensación
de peso visual que provoca la obra en le espectador, ya que nadie pesa físicamente las
esculturas. Es innegable que hay obras que podemos considerarlas de mucha masa, de
gran pesadez, rotundas, compactas, mientras otras son por el contrario, livianas o
ingrávidas, es decir, de poca masa.

Podemos decir entonces, que la sensación de peso visual o la masa está determinada
por los puntos de apoyo de la obra, a mayor dimensión de los punto de apoyo, mayor
peso visual, a menor dimensión de los puntos de apoyo, menor sensación de peso.
Factores visuales: La Luz. El color. Ambos factores se puede decir que son elementos
más característicos del lenguaje de la pintura, pero también lo son en buena medida de
la escultura.
La Luz. El escultor siempre ha de tener en cuenta la luz que va a recibir la escultura,
para convertirla en un elemento más de su expresión plástica: para ello es importante
el modelado y el material de la Escultura.

La utilización de la luz se convierte en un elemento consustancial a la escultura, ya que


sirve para modelar, para crear volumen, movimiento, los escultores combinan cóncavos
donde se crean sombras y convexos donde la luz se refleja, de esta manera le dan
mayor dramatismo y expresividad a la obra. Si es una figura humana se utiliza este
recurso para crear emociones, ya sean estas de dolor, angustia, temor (cóncavos) o
serenidad, dulzura, ternura, (convexos) esto depende del manejo de las entrantes o
salientes, por tanto es un factor compositivo más.

El Color. Muchas esculturas utilizan también el color como otro elemento expresivo.
Las esculturas clásicas y medievales estaban coloreadas con una intencionalidad que
denotaba mayor realismo.

Con posterioridad durante el Renacimiento y el Neoclasicismo se impone una etapa


acromática por imitación de las antiguas obras escultóricas griegas y romanas que
habían perdido el color.

No obstante el color en la escultura ha sido a lo largo de los siglos, fundamental: el


color contribuye a subrayar en ocasiones su realismo; en otras ocasiones potencia su
expresividad; otras, adquiere valores simbólicos, y por último es también un valor
estético independiente y por tanto complementario de los que son implícitos a la
escultura.

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