Bol. SEA, n? 20 (1907): 448-460 Los Artrépodos y el Hombre
EN TEE
Los insectos en Ia literatura moderna
Pierre MORET*
A TE
1 63 chemin des Sept-Deniers, F-31200 Toulouse, Francia
Resumen: Se rovisan las relaciones entre literatura y entomologia a través de una pequens -y
necesoriemente parcial-celeccién de osertoras modernos, distinguiendo entre aquellos cuyos
Conosimientes parecen gar elementales de aquellos otros reaimento aficionados a la entamotogia.
Se completa el capitulo con una referencia e las escaeas incursiones literarias de algunos
‘entomélogos en el ambito de la ciencie.
Es dificil para un entom6logo (ain siendo un simple aflefonado) resstirse ala mania clasficadora hasta cuando toca hablar de
Iiteratua, Vilgan esta palabras de exeuss por el rgido esquema on el que vey a tratar de encajar a algunos de los escritores
rmodernos que se han interesado por el mundo de Tos insectos. Bien por ignoranca, bien por falta de espacio, he de reconocer
que muchos eutores importantes faltan en este pequofo ejercicio. He preferido dar la palabra a unos cuantos, antes que
Aesgranar una lista de nombres poco eonocidos,
1. Escritores sin conocimientos, 0 con
conocimientos elementales, en el
campo de la entomologia
1.1. El tema dal insecto gigante
Un t6pico muy arraigado en Is literatura anglosajona y
germinica es el del insectogigante, crecido por algin motivo
hechiceria, fantasia, pesadlla 0 metamorfosis- al tamafo de
tun hombre, Las variantes de este tema son miltiples, pero
casi siempre exprimen los miedos ancestrales despertados
por el insecte que se convierte as en un monstruo asqueroso
y sanguinatio. Peliculas como La Mosca (en sus dos ver-
siones, fade los afios cincuenta y lade los alos ochenta) no
han heeho més gue trasladar ala pantalla este arquetipo del
insecto mortifero. Todas Tas cualidades que se suponen
propias del ser humano -compasién, amor, inteligencia~
aparecen negadas, aniguiladas bajo el caparazén viscoso de
Ja mosca
El proceso inverso, la reduccin del homibre al tamaito
del insect, da los mismos resultados. Los que recuerden Ei
increible hombre menguante, una de las mejores peliculas de
‘iencia-ficeién de les afios cincuenta, se acordarén de la
escena final on la que ol héroe, reducido su tamatio a algunos
centimetros, se enfrenta a una feroz araiia velluda. Esta
fescena es Ia lejana heredera de uno de los episodios de Los
viajes de Gulliver: Durante su estencia en Brobdingnag, pais
de Ios gigantes (cap. 3), of héroe de Jonathan Swift (1667-
1745) encuentra en los insectos sus peores enemigos.
La reina sola embromarme a propésito de mis temores
y siempre me andaba preguntando si toda Ia gente de
‘mi pats era tan eoberde como yo. Ello empezé con la
causa siguiente: en verano aquelreino est infestado de
moscas, odiosos insectos grandes como una alondra, y
{que no me dejaban repose durante las comidas con su
continuo volar y zumbar a mi alrededor. A veces se
dletenian sobre mis aliments, otras on mi frente nariz,
picdindome fuerte y oliendo de un modo muy ofensivo,
tras lo cual me dejaban sefialado con ese substancis
viscosa y que, segis dicen nuestros naturalistas, per
rite a esos seres andar con las patas para arta en fos
techs.
Recuerdo que una mafiana en que Glumdalclitch habia
puesto mi caja, conmiga dentro, en el alféizar de una
vyentena (como usualmente hacia en los dias buenos..),
hhabiendo yo abierto uno de los postigos y senténdome
‘comer un trozo de ballo dulce para desayuno, cose de
‘einte avispas, atraldas por el olor, irrumpieron por la
ventana zumbando de tal modo que parectan otras
tantas cornamuses en tono mayor. Ajgunas de ells se
aduefaron de mi boll y levéronse trozos de él, mien-
tras otras volaban en torno a mi cara y cabeza,
aturdigndome con sw ruido y produciéndome mortal
temor de sus aguijones. Tave, no obstante el valor de
Tevantarme y atacarlas a sablazos. Despaché cuatro de
ellas yel resto huyé.
Swift, Viajes de Gulliver, Biblioteca Bésica Salvat,
1982),
‘Mencién aparte merecen dos escritores que, al retomar
cl tema del insecto gigante, le han dado un nuevo sentido,
ids favorable al artropodo y més perturbador para el ser
‘numano y su supuesta superioridad,448
Istocin do Ali 2 través de espa, Carol
Lewis Carroll (1832-1898) parece tomar el asunto &
broma, pero como de costumbre sus juegos absurdos encu-
bren un sutil mensaje metafisico, En este caso, l mensaje
eth dirigido @ tos entomélogos taxonomistas, y no sé sila
‘pregunta que les hace el mosquito de Lewis Carrol ha encon-
‘rado respuesta, al cabo de um siglo. He agut el passje de A,
través det espejo y lo que Alicia encontré al oir ado (cap. 3:
Insectos del espejo), en el que Alicia se encuentra con un
‘mosquito del tamafo de un pollo,
— {.-entonoes ati no te gustan todos los insectos? —
continud su pregunta el mosquito, como si no bubiera
pasado nada
Me gustan cuando pueden hablar —respondié
Alicia—. En el lugar de donde yo vengo no hay ni
‘Bune que hable.
~iCuiles ton los insectos que te encantan —Ie pre-
‘gunt6 el mosquito— en el pais de donde vienes?
A mi no me encanta ningiin insecto —explied
Alicis—, porque me dan algo de miedo... al menos los
grandes. Pero, en cambio, puedo decirte los nombres
de algunos
Por supuesto que responderin por sus nombres —
‘observ descuidadamente el mosquito,
Nunca me Io ha parecido.
~Entonces, ,de qué sirve que tengan nombres, si no
responden cuando les llaman?
A ellos no ies sirve de nada —explicé Acie, pero
les sirve a las personas que les dan los nombres,
supongo. Sino zpor qué tienen nombre las cosas?
—iNaya uno a saber! —replioé el mosquito—. Es mis,
te diré que en ese bosque, alld abajo, las cosas no
tienen nombre.
(L. Carrol: Alicia través det espejo, Alianza edit,
1980),
En esta époce en Ia que Jos bosques wopicales desapa-
recen cel mapa ante nuestros ojos, la pregunta del masquito
se podria formular de otra manera: ,porqué seguir dando
‘pombres a ocho o nueve mil insectos cada afio, i al mismo
tiempo, «ald en el bosquen, decenas de miles de sus congé-
eres, callados y anénimos, habrin desaparccido antes de
‘que nadie se haya dado cucnta de su existencia?
La Metamorfosis de Franz Kafka, publicada en 1915,
va por otros derroteros, El argumento e de todos conocido!
el héroe, Gregorio Samsa, descubre un dia que se est trans
formando en insecto. Refugiad en su cuaro, rechazado por
P Moret
su familia, Samse acabard muriendo por inanici6n. La letura
de esta famosa novela corta habri decepcionado a més de un
entomélogo, por le ausencia de una descripci6n detallada de
lia nueva anatomia de Samsa. El dnico indicio dejado por
Kafka es el nombre del animal: nose trata de una eucaracha,
‘como a menudo se cree (y se representa en las poradas de las
‘ediciones de bolsllo) sino de un Mistegfr literalmente un
‘coledptero de estiércol muy probablemente una especie de
Scarabeidae. Yves Cambefort ha mostrado, con argumentos|
‘convincentes, que la metamorfosis de Samsa no signifcaba
tuna regresién hacia la animalide, sino todo lo contrat, un
progreso espiritual (Cambefort 1994: 168). Al transformarse
‘en escarabajo ‘perfecto, el héroe deja el estado larvario en ef
‘que queda inmersa la humaniad, En este sentido, no es ine
guna casualidad que ef apellido del narcador, Sarasa,
Signfique ‘sol’ (con una posible alusin criptica al escarabajo
solar de la mitologfa egipcia). Es par la incomprensién de los
‘otros hombres -en conereto, su familia- por lo que la expe-
‘eneia de la metamorfosis acabaré en fracaso.
1.2. Elinsecto y la muerte
En El escarabajo de oro, uno de los eventos mis
famosos de Edgar Allan Poe (1809-1949), el insecto sélo
sirve de pretexto pare la construceién de un enigma que aci=
mula, no sin eierta pizca de humor, muchos ingredientes del
‘cupnto fantistico y de las historias de piratas: el mensaje