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“AUTOESTIMA Y PREVENCIÓN DE MALTRATO Y VIOLENCIA

EN EL ADULTO MAYOR"

DOCENTE: Dra.YSABEL MORGAN ZAVALETA

ALUMNA : MARÍA ALONDRA MENDOZA TORRES

CICLO : VII

CURSO : ENFERMERIA GERIÁTRICA

NVO.CHIMBOTE-PERU
2017

2016
AUTOESTIMA
¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
Al parecer el concepto “autoestima” no es fácil de definir. Al hacer esta investigación,
encontré que a distintas cualidades o características, algunos autores les llaman por
igual autoestima. Escogí la definición de Nathaniel Branden por encontrarla más
completa. Él dice que: autoestima es la predisposición a experimentarse como
competente para afrontar los desafíos de la vida y como merecedor de felicidad”
Craig define la autoestima como: “el hecho de verse a uno mismo como una persona
con características positivas, como alguien que tendrá un buen desempeño en las
cosas que juzga importantes.
Stanley Coopersmith define la autoestima como “la evaluación que realiza un
individuo sobre sí mismo, expresando una actitud de aprobación o desaprobación e
indica la medida en que el individuo se cree capaz, significativo, con éxito y
merecedor.” En síntesis, “la autoestima es un juicio que realiza el individuo sobre el
merecimiento, que se expresa en la actitud que mantiene éste hacia sí mismo. Es
una experiencia subjetiva que el individuo trasmite en forma verbal o mediante la
conducta abierta.”
Una de las primeras necesidades de todo ser humano es la de sentirse querido,
aceptado, recibido, perteneciente a algo y a alguien, sentimientos en los que se
basa la autoestima. La autoestima consiste en saberse capaz, considerarse útil,
considerarse digno. Por lo tanto, no puede haber autoestima, si el individuo percibe
que los demás prescinden de él. Un adecuado nivel de autoestima es garantía de
que el sujeto viejo sólo podrá hacer frente con dignidad a importantes cEl viejo
saludable se siente desconcertado ante dos experiencias; por un lado él se siente
bien y con ganas de trabajar pero por el otro, la sociedad le dice que ya no lo
necesita. Esta dualidad controversial podría significar, un duro 3 golpe para su
autoestima, pues una de las bases para mantener su nivel de autoestima es el
sentimiento de pertenencia. contrariedades de la vida y no decaerá su ánimo
fácilmente.
La importancia de la autoestima radica en que es un factor clave en el desarrollo de
un buen ajuste emocional, cognitivo y práctico, afectando de un modo importante
todas las áreas de la vida . En algunas investigaciones se propone que ésta va
disminuyendo durante la edad madura y la vejez.
La autoestima consiste en las actitudes del individuo hacia sí mismo. Cuando estas
son positivas hablamos de buen nivel o alto nivel de autoestima.
Al nombrar la palabra actitudes ya hemos incluido el mundo de los afectos y
sentimientos y no solo el de los conocimientos, pues los componentes de la actitud
encierran gran variedad de elementos psíquicos. De ahí que para la educación y
formación de las personas, interesa mucho formar en actitudes porque así se puede
asegurar una formación integral y no fraccionaria. Por lo mismo que las actitudes se
encuentran integradas por factores cognitivos, afectivo-emotivos y conductuales, es
muy difícil cambiarlas, pues radican en lo más profundo de la personalidad. Por eso
también, un adecuado nivel de autoestima es garantía de que el sujeto podrá hacer
frente con dignidad a importantes contrariedades de la vida; no decaerá su ánimo
fácilmente (Bonet, 1994). La modificación de las funciones sociales, ocasionadas
por el acontecimiento que supone la jubilación, por la percepción de la vejez que
tienen las propias personas ancianas y también por la percepción que se tiene de
este nivel de edad por parte del resto de la sociedad, provocan que la consistencia
interna de los diversos elementos del concepto de sí mismo resulte perturbada. Uno
de los principales determinantes de la autoestima es la de etiquetarse a sí mismos
como “viejo”, debido a las connotaciones no positivas que este término conlleva en
la actualidad (Salvarezza, 1998). Ser viejo equivale a ser inútil, incapacitado,
asexuado. Se estima que el adulto mayor pierde inevitablemente la mayoría de las
capacidades de que gozaba en su vida anterior. No tiene otra capacidad. Es
simplemente un discapacitado. Esta carga de prejuicios desemboca
inevitablemente en ubicarlos en el único depósito con que cuenta la sociedad para
ellos-
Más específicamente consiste en:
1. Confianza en nuestra capacidad de pensar y de afrontar los desafíos básicos de
la vida.
2. Certeza en nuestro derecho a ser felices, el sentimiento de ser dignos de merecer,
de tener derecho a afirmar nuestras necesidades y a gozar de los frutos de nuestros
esfuerzos. La autoestima es la visión más profunda que tenemos de nosotros
mismos; es el autoconcepto, que influye sobre las decisiones y elecciones
significativas y que por consecuencia modela el tipo de vida que llevamos. Esto nos
indica la importancia de trabajar con ella. El hecho de tener una autoestima alta está
íntimamente relacionado con la capacidad de disfrutar de la vida y encontrar fuentes
de satisfacción en nuestra existencia. Al mismo tiempo, el nivel de vulnerabilidad es
bajo, es decir, que una persona con autoestima alta no fácilmente se deja dañar por
otras personas temidos cuarteles de invierno. Esto es, el lugar del paria, del
marginado, del que ya no cuenta como integrante válido de la sociedad. En síntesis,
la antesala de la muerte (Salvarezza, 1998).
Una persona con autoestima alta:
1. Proyecta el placer que tiene de estar viva a través del rostro, ademanes, modo
de hablar, etc.
2. Habla con tranquilidad de los logros o de los defectos de forma directa y honesta.
3. Da y recibe estímulos positivos.
4. Es abierta a la crítica y siente alivio al reconocer los errores, porque no busca la
perfección.
5. Proyecta tranquilidad y espontaneidad porque no está en guerra consigo misma.
6. Tiene armonía entre lo que dice y lo que hace.
7. Siente curiosidad y apertura a nuevas ideas, nuevas experiencias y nuevas
formas de vida.
8. Puede manejar su ansiedad e inseguridad.
9. Tiene capacidad de disfrutar la alegría.
10. Tiene flexibilidad personal para responder a situaciones o desafíos. Confía en
sí misma.
11. Siente bienestar propio al mostrar un comportamiento firme consigo misma y
con los demás.
12. Tiene capacidad para preservar la calidad de equilibrio y de dignidad en
situaciones de estrés. Una persona con autoestima alta, físicamente tiene ojos que
están alertas, brillantes y llenos de vida, rostro color natural, buena textura en la
piel; mandíbula, hombros y manos, relajados y sueltos, los brazos cuelgan en forma
natural, postura carente de tensión, recta y equilibrada, paso decidido.
Nathaniel Branden dice que “lo que determina el nivel de la autoestima es lo que la
persona hace” Branden 1995. Habla de seis prácticas indispensables para la salud
de la mente, que suponen una disciplina de actuación consistente. Como la
autoestima es el producto de estas prácticas que se generan interiormente no
podemos trabajar directamente sobre ella, hay que dirigirse a la fuente. Cuando
comprendemos en qué consisten estas prácticas podemos empezar a iniciarlas en
nosotros mismos y a relacionarnos con los pacientes de manera que los animemos
a hacer lo mismo. No se trata de llegar a la perfección sino de aumentar paso a
paso el nivel medio en el que nos movemos.
Los principales fundamentos de la autoestima o las prácticas que las fomentan,
como Branden las llama son:
1. LA PRÁCTICA DE VIVIR CONSCIENTEMENTE: Los que intentan vivir sin
pensar, y eluden los hechos desagradables padecen unas deficiencia en su
sentido de la dignidad personal. Conocen sus defectos, tanto si los demás los
perciben como si no. Gradualmente, con el paso del tiempo, una persona crea
un sentimiento sobre que tipo de individuo es, dependido de las elecciones que
haga y el grado de racionalidad e integridad que manifieste. Mediante la terapia
se puede inducir la conciencia a través de:
• La creación de un entorno en el que el pensamiento y exploración sean seguros.
• El uso de un amplio repertorio de intervenciones que eliminen los obstáculos para
alcanzar la conciencia
• Concienciar al cliente de las consecuencias autodestructivas de la ceguera
inducida por si mismo.
2. EJERCICIOS ESPECÍFICOS DESTINADOS A POTENCIAR LA CONCIENCIA:
Los que intentan vivir sin pensar, y eluden los hechos desagradables padecen
unas deficiencia en su sentido de la dignidad personal. Conocen sus defectos,
tanto si los demás los perciben como si no. Gradualmente, con el paso del
tiempo, una persona crea un sentimiento sobre que tipo de individuo es,
dependido de las elecciones que haga y el grado de racionalidad e integridad
que manifieste. Mediante la terapia se puede inducir la conciencia a través de:
•La creación de un entorno en el que el pensamiento y exploración sean seguros
• El uso de un amplio repertorio de intervenciones que eliminen los obstáculos
para alcanzar la conciencia
•Concienciar al cliente de las consecuencias autodestructivas de la ceguera
inducida por si mismo .
• Ejercicios específicos destinados a potenciar la conciencia
3. LA PRÁCTICA DE ACEPTARSE A SÍ MISMO:
Se trata de un acto primario de valoración propia que funciona como punto de
partida. Se expresa, en parte mediante la voluntad de aceptar que pensamos lo
que pensamos, sentimos lo que sentimos y somos lo que somos. La aceptación
de uno mismo implica rehusar a considerar cualquier parte de nuestro ser como
algo ajeno. Es la voluntad de experimentar, en lugar de evadir, todas nuestras
circunstancias, en cada momento en particular. Se trata de la virtud del realismo
aplicada a uno mismo. De este modo, si la persona comete un error, al aceptar
que es suyo, tiene la liberad de aprender de el y mejorar en el futuro. Por lo tanto,
aceptarse a uno mismo es la condición previa al cambio y al crecimiento.

4. LA PRÁCTICA DE ASUMIR LA RESPONSABILIDAD DE UNO MISMO.


Para sentirse competente para vivir y ser digno de la felicidad, la persona
necesita sentir que tiene el control de su propia existencia. Esto requiere que
este dispuesto a aceptar la responsabilidad por sus acciones y la consecución
de sus metas, lo cual conlleva que debe aceptar la responsabilidad por su vida
y bienestar. La práctica de ser responsable de uno mismo implica darse cuenta
de los siguientes puntos:
• soy responsable de hacer realidad mis deseos
• soy responsable de mis elecciones y actos
• soy responsable del grado de conciencia que introduzco en mi trabajo
• soy responsable de mi conducta con otras personas
• soy responsable del modo en que distribuyo mi tiempo
• soy responsable de comunicarme correctamente con los demás
• soy responsable de mi felicidad personal
• soy responsable de elegir los valores según los cuales vivo
• soy responsables elevar el grado de mi autoestima

5. LA PRÁCTICA DE LA AUTOAFIRMACIÓN
Afirmarse a uno mismo es la virtud de expresarse adecuadamente, respetando las
necesidades, deseos, valores y convicciones que tenemos como personas. La
persona que no se afirma así mismo suele intentar eludir enfrentarse a alguien
cuyos valores sean distintos, o simplemente intenta “encajar con los demás”.
Cuando amplia las fronteras de su capacidad de enfrentarse a los problemas,
también expande su eficacia y su respeto por si mismo.
6. LA PRÁCTICA DE VIVIR CON PROPÓSITO.
Se ha definido la vida como un proceso de acciones que se sustentan y generan
a si mismas (Rand, 1961) Por consiguiente, los propósitos constituyen la esencia
del proceso vital. Por medio de nuestros propósitos, organizamos nuestra
conducta. Por medio de nuestras metas, creamos la sensación de tener la
estructura que permite experimentar el control sobre nuestra existencia. Vivir con
un propósito supone utilizar nuestro poder para alcanzar objetivos que hemos
seleccionados. Nuestras metas nos hacen avanzar, exigiéndonos el ejercicio de
nuestras facultades, y dotando de energía a nuestra existencia.
7. LA PRÁCTICA DE LA INTEGRIDAD PERSONAL. A CONTINUACIÓN VAMOS
A EXAMINAR CADA UNA DE ESTAS PRÁCTICAS POR ORDEN.
Cuando la conducta es congruente con los valores profesados, se dice que una
persona tiene integridad. Los que se comportan de una manera que entre en
conflicto con sus propios juicios sobre lo correcto, quedan mal ante si mismos.
Necesitamos principios para guiar nuestras vidas, principios que deben ser
razonables, porque si los traicionamos, nuestra autoestima sufrirá las
consecuencias. La integridad es uno de los guardianes de la salud mental.
DIMENSIONES DE LA AUTOESTIMA Además de la valoración global acerca de sí
mismo, existen también otras dimensiones o áreas específicas de la autoestima. •
Dimensión física: hace referencia a sentirse atractivo físicamente.
• Dimensión social: implica el sentimiento de sentirse aceptado o rechazado por los
iguales y el sentimiento de pertenencia, es decir, el sentirse parte de un grupo.
También incluye sentirse capaz de enfrentarse con éxito a diferentes situaciones
sociales y el sentimiento de solidaridad
. • Dimensión afectiva: está muy relacionada con lo anterior, pero se refiere a la
autopercepción de características de personalidad, como sentirse: simpático o
antipático; estable o inestable; valiente o temeroso; tímido o agresivo; tranquilo o
inquieto; de buen o de mal humor; generoso o tacaño; equilibrado o desequilibrado.
• Dimensión académica: se refiere a la autopercepción de la capacidad para
enfrentar con éxito las diversas situaciones de la vida escolar. Implica también la
autovaloración de las capacidades intelectuales, tales como sentirse creativo,
constante, etc
. • Dimensión ética: hace referencia a sentirse una persona buena y confiable, o por
el contrario, mala y poco confiable. También implica atributos como sentirse
responsable o irresponsable, trabajador o vago.

CARACTERÍSTICAS DE UNA AUTOESTIMA POSITIVA


Pope (1996) sostiene que tener una alta autoestima implica tener una visión
“saludable” de sí mismo, alguien que acepta de modo realista sus defectos pero sin
tomar una postura excesivamente crítica. Sentirse satisfecho de sí mismo no quiere
decir que no se desee ser diferente en algunos aspectos; por el contrario una
persona con confianza en sí misma intenta mejorar sus áreas insatisfactorias. En la
adquisición de una alta autoestima es de gran importancia la calidad de las
relaciones que existen entre el niño y aquellas personas que juegan un papel
significativo en la vida del niño. Una elevada autoestima significa que estamos
contentos con nosotros mismos y que frecuentemente nos sentimos competentes
en nuestras habilidades sociales y de otra índole. Entre otras cosas implica:
apreciarse a uno mismo, confiar en las propias ideas, estar seguro de uno mismo,
ser curioso, afrontar los desafíos, iniciar actividades nuevas con decisión, estar
orgulloso de lo que uno hace, tolerar la frustración, perseverar en la consecución de
los objetivos, ser optimista, saber manejar las críticas, adaptarse con facilidad al
cambio, ser autocrítico pero de forma constructiva.
Una adecuada autoestima es la base para el afrontamiento de los retos y las
dificultades en la vida, como así también para ayudar a quienes precisan nuestro
apoyo. Siguiendo a N. Branden (1994), podemos decir que una autoestima
saludable se correlaciona con la racionalidad, el realismo y la intuición; con la
creatividad, la independencia, la flexibilidad y la capacidad para aceptar los
cambios, con el deseo de admitir y corregir los errores y con la disposición a
cooperar. Las expresiones de un sujeto con autoestima positiva son variadas y
dependen tanto de factores de personalidad como de factores ambientales. Sin
embargo, existen rasgos comunes que podrían sintetizarse de la siguiente forma:
En relación a sí mismo:
• Tienen una actitud de confianza frente sí mismo, actúa con seguridad y se siente
capaz y responsable por lo que siente, piensa y hace.
• Es una persona integrada, que está en contacto con lo que siente y piensa.
• Tiene capacidad de autocontrol y es capaz de autorregularse en la expresión de
sus impulsos. En relación a los demás:
• Es abierto y flexible, lo que le permite crecer emocionalmente en la relación con
los otros.
• Tiene una actitud de valoración de los demás y los acepta como son.
• Es capaz de ser autónomo en sus decisiones y le es posible disentir sin agredir.
Toma la iniciativa en el contacto social y, a su vez, es buscado por sus compañeros,
porque resulta atrayente.
• Su comunicación con los otros es clara y directa. Los elementos verbales
coinciden con los no verbales. Por lo que su comunicación es congruente.
• Tiene una actitud empática, es capaz de conectarse con las necesidades de los
demás.
• Establece en forma adecuada relaciones con personas de mayor jerarquía Frente
a las tareas y obligaciones:
• Asume una actitud de compromiso, se interesa por la tarea y es capaz de
orientarse por las metas que se propone.
• Es optimista en relación a sus posibilidades para realizar sus trabajos.
• Se esfuerza y es constante a pesar de las dificultades. No se angustia en exceso
frente a los problemas, pero se preocupa por encontrar soluciones.
• Percibe el éxito como el resultado de sus posibilidades y esfuerzos.
• Cuando se equivoca es capaz de reconocerlo y de enmendar sus errores; no se
limita a autoculparse ni a culpar a los otros.
• Su actitud es creativa. Es capaz de asumir los riesgos que implica una tarea nueva.
• Es capaz de trabajar en grupo con sus compañeros.
PREVENCIÓN DE MALTRATO Y VIOLENCIA EN EL ADULTO MAYOR

DEFINICIÓN Y TIPOS DE MALTRATO AL ADULTO MAYOR


El maltrato a las personas mayores se refiere a cualquier acción u omisión que
produce daño y que vulnera el respeto a su dignidad y el ejercicio de sus derechos
como persona. El maltrato puede realizarse de manera intencionada, como también
puede ocurrir por desconocimiento de manera no intencionada. El daño producido
puede ser de distintos tipos y dimensiones (físico, psíquico y/o patrimonial).
1. Maltrato físico Uso de la fuerza física que daña su integridad corporal, puede
provocar dolor, lesión y/o discapacidad temporal o permanente y, en casos
extremos, la muerte. Se manifiesta, entre otros, mediante empujones o
zamarreos, cachetadas, puñetes, patadas, golpes con objetos, pellizcones,
quemaduras, inmovilización, sujeción mecánica o uso inapropiado de
medicación por la fuerza.
2. Maltrato psicológico Acciones que producen angustia, pena, estrés,
sentimientos de inseguridad, baja autoestima, y/o atentan contra la identidad,
dignidad y respeto de la autonomía de una persona. Prevención del maltrato a
las personas mayores 7 Se muestra a través de insultos y agresiones verbales,
amenazas de aislamiento, abandono o institucionalización, intimidaciones,
humillaciones, infantilización, ridiculización, silencios ofensivos, no respetar sus
creencias, rechazar sus deseos y falta de respuesta a sus consultas en forma
intencionada. Incluye en la tipología de maltrato psicológico, cualquier otra
acción que supone el confinamiento u otra interferencia en la libertad personal
del adulto mayor. Ejemplos de este tipo de abuso es la negación en la toma de
decisiones, encierro y aislamiento social de amigos y familiares.
3. Abuso sexual Cualquier acción de connotación sexual con un adulto mayor sin
su consentimiento, empleando fuerza, amenazas y/o engaño, aprovechándose
de su deterioro físico o psíquico. Puede manifestarse en forma abierta o
encubierta mediante gestos, palabras, insinuaciones, caricias, tocaciones,
exhibición de genitales o violación.
4. Abuso patrimonial Mal uso, explotación o apropiación de los bienes por parte de
terceros, sin consentimiento o con consentimiento viciado3 , fraude o estafa,
engaño o robo de su dinero o patrimonio. A menudo supone la realización de
actos ilegales: firma de documentos, donaciones, testamentos. Es posible
también que, existiendo una relación de poder, una persona mayor permita a un
tercero que actúe en su nombre pese a la evidencia de perjuicio. Ejemplos
comunes de este tipo son la apropiación de la jubilación o pensión como también
de bienes muebles e inmuebles.
5. Negligencia Es el incumplimiento por deserción o fracaso de las funciones
propias del cuidado para satisfacer las necesidades vitales de un adulto mayor
(higiene, vestuario, administración de medicamentos, cuidados médicos, no
cambiarlos de postura o de pañales). La negligencia puede ser: Negligencia
activa: ocurre cuando el cuidador por prejuicio o descuido deja de proveer al
adulto los cuidados necesarios para su condición, cuando no son capaces de
autoproveérselos. Es un descuido intencional y deliberado. Negligencia pasiva:
cuando el cuidador no provee los cuidados necesarios por ignorancia o porque
es incapaz de realizarlos. Es un descuido involuntario.
Autonegligencia: comportamiento de un adulto mayor que amenaza su salud o
seguridad. Se manifiesta en acciones como la negación a proveer una adecuada
alimentación, vestuario, vivienda, seguridad, higiene personal y medicación.
En este tipo también cabe el abuso económico por parte de algunas empresas
y servicios, mediante publicidad engañosa, préstamos con intereses abusivos,
apropiación indebida de recursos económicos, enseres, patrimonio, entre otros.
Los vicios del consentimiento son el error, la fuerza y el dolo. Abandono Se
produce cuando cualquier persona o institución no asume la responsabilidad que
le corresponde en el cuidado de una persona mayor, con algún grado de
dependencia, o que habiendo asumido su cuidado o custodia lo desampara de
manera voluntaria.
6. Maltrato estructural o societario Aquél que ocurre desde y en las estructuras de
la sociedad mediante normas legales, sociales, culturales, económicas que
actúan como trasfondo de todas las otras formas de maltrato existentes. Incluye
la falta de políticas y recursos sociales y de salud, mal ejercicio e incumplimiento
de las leyes existentes, y presencia de normas sociales, comunitarias y
culturales que desvalorizan la imagen del adulto mayor, que resultan en perjuicio
de su persona y no permiten la satisfacción de sus necesidades y el desarrollo
de sus potencialidades. Se expresan socialmente como discriminación,
marginalidad y exclusión social.
PRINCIPALES MOTIVOS POR LOS QUE LOS ADULTOS MAYORES NO
BUSCAN AYUDA
Generalmente este problema social es vivido en silencio. Si no se hace una
denuncia, persiste en las víctimas el ciclo de violencia y los agresores quedan en
impunidad.
• Por deseo de proteger al agresor de las consecuencias de sus actos. • No lo
consideran necesario.
• Por amenaza de institucionalización.
• Por vergüenza, miedo y deshonra.
• Por una percepción errónea que hace visualizar como normal el maltrato recibido.
• Por déficit cognitivos y sensoriales (demencia).
• Por encontrarse en situación de dependencia. Esto es, no valerse por sí mismo.
• Por la pérdida de su autonomía.
• Por desinformación.
• Por soledad, aislamiento y falta de apoyo de redes y apoyo de familiares y amigos.

¿DÓNDE OCURRE EL MALTRATO A LAS PERSONAS MAYORES?


Se ha planteado que el maltrato hacia las personas mayores lo ejerce la propia
sociedad, en la que prevalece una imagen negativa y estereotipada de la vejez, que
tiende a valorar la juventud por sobre la experiencia y que por tanto las discrimina.
Por otra parte, se ha señalado que cuando se tornan dependientes del cuidado de
otros, tanto en la familia como en una institución, se vuelven más vulnerables a
situaciones de maltrato.
En la Familia
El maltrato a los adultos mayores en la familia, o violencia intrafamiliar (VIF), ocurre
generalmente cuando es perpetrado por uno de sus miembros que suele ser
principalmente el cuidador. Se reconoce en muchos estudios que los malos tratos
domésticos se suelen ocultar, no son fáciles de detectar, no se denuncian en la gran
mayoría de los casos y ocurren como resultado de tensiones sociales y económicas,
mayor fragilidad y dependencia de las personas mayores, cambios en el rol de la
familia y diferencias intergeneracionales, estrés del cuidador. Los tipos más
frecuentes de maltrato en el ámbito familiar se refieren a maltrato psicológico,
negligencia, abandono y abuso patrimonial.
En Instituciones
Se refiere a cualquier forma de abuso o violencia que ocurre en los servicios
dirigidos a los adultos mayores (servicios públicos, municipios, establecimientos de
larga estadía, centros de atención primaria de salud, hospitales). Quienes cometen
el maltrato son generalmente personas que tienen una obligación legal o contractual
de proveer los servicios, cuidados y protección de quienes acuden a estos
establecimientos. Este tipo de maltrato se relaciona con las deficiencias en los
diversos sistemas de atención, incluidos los servicios insuficientes, la falta de
capacitación del personal, de una ventanilla única de atención, la sobrecarga del
trabajo, la mala atención o atención discriminatoria sustentada en prejuicios y
estereotipos negativos sobre la vejez. Prevención del maltrato a las personas
mayores
En Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores
Un tipo especial de maltrato institucional es el que se ejerce a veces en algunos
Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM). Allí acuden
personas mayores especialmente vulnerables, principalmente por las dependencias
severas que presentan. Los tipos de maltrato institucional que pueden producirse
con mayor frecuencia en este tipo de establecimientos son:
• Infantilización: tratar al adulto mayor como a un niño, limitando su capacidad de
autonomía. • Despersonalización: proporcionar servicios de acuerdo a criterios
generales que desatienden sus necesidades individuales.
• Deshumanización: ignorarlo, despojarlo de su intimidad y su capacidad de
autonomía.
• Victimización: ataques a la integridad física y moral del adulto mayor, mediante
amenazas, intimidación y agresiones verbales, robo, chantaje o castigos corporales.
• Negligencia: no entregar los cuidados o supervisión necesarios de alimentación,
vestuario, higiene o cuidados médicos que se requieran.
FACTORES QUE AUMENTAN O DISMINUYEN EL RIESGO DE MALTRATO A
LAS PERSONAS MAYORES
Principales factores de riesgo en el adulto mayor: • Deterioro físico. • Dependencia
financiera
. • Dependencia física
. • Dependencia emocional.
• Aislamiento social.
• Pobreza.
• Antecedentes de maltrato doméstico.
• Mayor de 75 años.
• Sexo femenino.
• Viudez.
• Deterioro reciente de la salud.
• Deterioro cognitivo y alteraciones de la conducta (incontinencia, agresividad,
agitación, deambulación).
• Depresión.
• Demencia.
• Baja autoestima.
• En el que ejerce maltrato:
• Sobrecarga del cuidador física y emocional.
• Depresión.
• Abuso de alcohol, fármacos o drogas.
• Enfermedad mental.
• Trastornos de personalidad.
• Enfermedad física crónica
• Dependencia de la víctima: económica y/o de vivienda.
• Aislamiento social.
• Pobreza.
• Experiencia familiar de maltrato a personas mayores o violencia familiar previa.
• Incapacidad del cuidador para soportar emocionalmente los cuidados. Tal como
es posible determinar factores de riesgo que asociados pueden ser causa de
maltrato, también se pueden identificar factores protectores de maltrato, los que
estando presentes dificultan que se produzca.
Los principales factores protectores son:
• En la persona mayor:
• Actividad física, tiempo libre y ocio que favorezca la autonomía.
• Apoyo psicológico.
• Reconocimiento de experiencias de maltrato.
• Conciencia de los derechos de las personas mayores.
En el cuidador:
• Disponibilidad de ayuda para el cuidador principal.
• Formación en el cuidado de las personas mayores.
• Independencia económica del cuidador. • Empatía y positivas relaciones sociales.
• Autocuidado del cuidador.
• En el ámbito institucional:
• Condiciones laborales adecuadas del personal de atención directa. • Actividades
de promoción de la salud. Prevención del maltrato a las personas mayores 11 •
Capacitación permanente del personal.
• Infraestructura adecuada.
• Criterios de buenas prácticas.
• Estándares de calidad.
• Trabajo en equipo multidisciplinario.
En la sociedad:
• Entornos amigables para los adultos mayores.
• Promoción de sus derechos.
• Servicios de voluntariado.
• Viviendas e infraestructuras adecuadas.
• Garantizar el cumplimiento de las leyes y normas.
• Difusión de imágenes positivas de la vejez y el envejecimiento.

Alternativas de prevención
Como profesionista o cuidador:
• Obtener información que me permita identificar los diferentes tipos de maltrato y
sus consecuencias en los adultos mayores con los que trabajo o convivo.
• Auto monitorear mi comportamiento, debido a que todos podemos ser víctimas o
victimarios.
• Buscar capacitación para brindar una mejor atención al adulto mayor y no caer en
acciones de tratos inadecuados.
• Ampliar y fortalecer mis redes de apoyo formales como asociaciones, instituciones
públicas o privadas especializados en violencia, que me apoyen en acciones de
prevención o tratamiento para personas que sufren algún tipo de maltrato.
• Identificar grupos de autoayuda a los que pueda canalizar al adulto mayor y su
familia para orientación.
•Conocer las instancias legales así como los procedimientos para acciones de tipo
jurídico.
•Crear mi directorio de canalización que contenga direcciones, servicios y requisitos
para la atención (comprobando la calidad de su atención).
Como adulto mayor:
•Obtener información sobre el maltrato e identificar las consecuencias para mi salud
emocional y física.
• Buscar orientación con el personal de salud (médico, trabajadora social, psicóloga,
abogado), sobre los servicios especializados que existen.
• Involucrarse en un programa de envejecimiento activo, que incluya cuidado de la
salud, aspectos emocionales y cognitivos, realizar actividades físicas y de
recreación, que en conjunto favorezcan una integración social.
• Comprometerse en realizar acciones para mejorar su autocuidado.
Se ha demostrado que una persona independiente (física, emocional y
económicamente) tiene menor riesgo de sufrir maltrato o de ejercerlo.
¿Qué hacer?
• Asumir que estoy siendo maltratado.
• Buscar apoyo en mi entorno inmediato (algún familiar, vecino o amigo).
•Solicitar orientación en un grupo profesional o de apoyo especializado en violencia.
•Buscar orientación con el personal de salud para elaborar un plan de seguridad:
•Identificar factores desencadenantes de violencia
•Ubicar lugares a dónde ir en caso que necesite dejar su casa.
• Tener a la mano números telefónicos de ayuda (policía y atención médica).
• Pedir apoyo a un vecino para que llame a la policía o algún familiar si notan algún
incidente violento.
• Tener listos algunos objetos y documentos (ropa, dinero, etc.) por si se debe dejar
la casa de prisa y/o tener una maleta en casa de amigos.
• Recabar información para realizar una denuncia (lugares, condiciones, etc.).
•Buscar apoyo psicoterapéutico.
Se recomienda que el primer apoyo que se reciba sea el psicológico, para trabajar
el sentimiento de culpa que suele presentarse en estas situaciones y que dificulta el
proceso de denuncia o se cierre el ciclo de violencia que en ocasiones lleva décadas
de ejercerse.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

 Bandura, Albert (1999) “Autoeficacia: Cómo afrontamos los cambios de la


sociedad actual.” Bilbao. Ed. Desclée de Brouwer.
 Branden, Nathaniel (1993) “El respeto hacia uno mismo”. Buenos Aires. Ed.
Piados.
 Bandura, Albert (1982) “Teoría del aprendizaje social.” Madrid. Ed. Espasa
Calpe.
 Montero L.L., M.E. y Rivera L., A. (2006). Confiar en sí mismo, lo divino y lo
otro. Un estudio comparativo en adultos mayores. Revista Mexicana de
Psicología, Número especial.
 Caso N., J. (2006). Modelos explicativos de la autoestima. Revista Mexicana
de Psicología.
 Informe Mundial sobre la Violencia y la salud elaborado por la Organización
Mundial de la Salud (OMS), en el año 2000
 Dr. Jaime Enrique Encinas. El anciano y la familia. UNAM 1998
 Encuesta Nacional sobre Violencia contra las mujeres 2003 (ENVIM)

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