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EN EL ADULTO MAYOR"
CICLO : VII
NVO.CHIMBOTE-PERU
2017
2016
AUTOESTIMA
¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
Al parecer el concepto “autoestima” no es fácil de definir. Al hacer esta investigación,
encontré que a distintas cualidades o características, algunos autores les llaman por
igual autoestima. Escogí la definición de Nathaniel Branden por encontrarla más
completa. Él dice que: autoestima es la predisposición a experimentarse como
competente para afrontar los desafíos de la vida y como merecedor de felicidad”
Craig define la autoestima como: “el hecho de verse a uno mismo como una persona
con características positivas, como alguien que tendrá un buen desempeño en las
cosas que juzga importantes.
Stanley Coopersmith define la autoestima como “la evaluación que realiza un
individuo sobre sí mismo, expresando una actitud de aprobación o desaprobación e
indica la medida en que el individuo se cree capaz, significativo, con éxito y
merecedor.” En síntesis, “la autoestima es un juicio que realiza el individuo sobre el
merecimiento, que se expresa en la actitud que mantiene éste hacia sí mismo. Es
una experiencia subjetiva que el individuo trasmite en forma verbal o mediante la
conducta abierta.”
Una de las primeras necesidades de todo ser humano es la de sentirse querido,
aceptado, recibido, perteneciente a algo y a alguien, sentimientos en los que se
basa la autoestima. La autoestima consiste en saberse capaz, considerarse útil,
considerarse digno. Por lo tanto, no puede haber autoestima, si el individuo percibe
que los demás prescinden de él. Un adecuado nivel de autoestima es garantía de
que el sujeto viejo sólo podrá hacer frente con dignidad a importantes cEl viejo
saludable se siente desconcertado ante dos experiencias; por un lado él se siente
bien y con ganas de trabajar pero por el otro, la sociedad le dice que ya no lo
necesita. Esta dualidad controversial podría significar, un duro 3 golpe para su
autoestima, pues una de las bases para mantener su nivel de autoestima es el
sentimiento de pertenencia. contrariedades de la vida y no decaerá su ánimo
fácilmente.
La importancia de la autoestima radica en que es un factor clave en el desarrollo de
un buen ajuste emocional, cognitivo y práctico, afectando de un modo importante
todas las áreas de la vida . En algunas investigaciones se propone que ésta va
disminuyendo durante la edad madura y la vejez.
La autoestima consiste en las actitudes del individuo hacia sí mismo. Cuando estas
son positivas hablamos de buen nivel o alto nivel de autoestima.
Al nombrar la palabra actitudes ya hemos incluido el mundo de los afectos y
sentimientos y no solo el de los conocimientos, pues los componentes de la actitud
encierran gran variedad de elementos psíquicos. De ahí que para la educación y
formación de las personas, interesa mucho formar en actitudes porque así se puede
asegurar una formación integral y no fraccionaria. Por lo mismo que las actitudes se
encuentran integradas por factores cognitivos, afectivo-emotivos y conductuales, es
muy difícil cambiarlas, pues radican en lo más profundo de la personalidad. Por eso
también, un adecuado nivel de autoestima es garantía de que el sujeto podrá hacer
frente con dignidad a importantes contrariedades de la vida; no decaerá su ánimo
fácilmente (Bonet, 1994). La modificación de las funciones sociales, ocasionadas
por el acontecimiento que supone la jubilación, por la percepción de la vejez que
tienen las propias personas ancianas y también por la percepción que se tiene de
este nivel de edad por parte del resto de la sociedad, provocan que la consistencia
interna de los diversos elementos del concepto de sí mismo resulte perturbada. Uno
de los principales determinantes de la autoestima es la de etiquetarse a sí mismos
como “viejo”, debido a las connotaciones no positivas que este término conlleva en
la actualidad (Salvarezza, 1998). Ser viejo equivale a ser inútil, incapacitado,
asexuado. Se estima que el adulto mayor pierde inevitablemente la mayoría de las
capacidades de que gozaba en su vida anterior. No tiene otra capacidad. Es
simplemente un discapacitado. Esta carga de prejuicios desemboca
inevitablemente en ubicarlos en el único depósito con que cuenta la sociedad para
ellos-
Más específicamente consiste en:
1. Confianza en nuestra capacidad de pensar y de afrontar los desafíos básicos de
la vida.
2. Certeza en nuestro derecho a ser felices, el sentimiento de ser dignos de merecer,
de tener derecho a afirmar nuestras necesidades y a gozar de los frutos de nuestros
esfuerzos. La autoestima es la visión más profunda que tenemos de nosotros
mismos; es el autoconcepto, que influye sobre las decisiones y elecciones
significativas y que por consecuencia modela el tipo de vida que llevamos. Esto nos
indica la importancia de trabajar con ella. El hecho de tener una autoestima alta está
íntimamente relacionado con la capacidad de disfrutar de la vida y encontrar fuentes
de satisfacción en nuestra existencia. Al mismo tiempo, el nivel de vulnerabilidad es
bajo, es decir, que una persona con autoestima alta no fácilmente se deja dañar por
otras personas temidos cuarteles de invierno. Esto es, el lugar del paria, del
marginado, del que ya no cuenta como integrante válido de la sociedad. En síntesis,
la antesala de la muerte (Salvarezza, 1998).
Una persona con autoestima alta:
1. Proyecta el placer que tiene de estar viva a través del rostro, ademanes, modo
de hablar, etc.
2. Habla con tranquilidad de los logros o de los defectos de forma directa y honesta.
3. Da y recibe estímulos positivos.
4. Es abierta a la crítica y siente alivio al reconocer los errores, porque no busca la
perfección.
5. Proyecta tranquilidad y espontaneidad porque no está en guerra consigo misma.
6. Tiene armonía entre lo que dice y lo que hace.
7. Siente curiosidad y apertura a nuevas ideas, nuevas experiencias y nuevas
formas de vida.
8. Puede manejar su ansiedad e inseguridad.
9. Tiene capacidad de disfrutar la alegría.
10. Tiene flexibilidad personal para responder a situaciones o desafíos. Confía en
sí misma.
11. Siente bienestar propio al mostrar un comportamiento firme consigo misma y
con los demás.
12. Tiene capacidad para preservar la calidad de equilibrio y de dignidad en
situaciones de estrés. Una persona con autoestima alta, físicamente tiene ojos que
están alertas, brillantes y llenos de vida, rostro color natural, buena textura en la
piel; mandíbula, hombros y manos, relajados y sueltos, los brazos cuelgan en forma
natural, postura carente de tensión, recta y equilibrada, paso decidido.
Nathaniel Branden dice que “lo que determina el nivel de la autoestima es lo que la
persona hace” Branden 1995. Habla de seis prácticas indispensables para la salud
de la mente, que suponen una disciplina de actuación consistente. Como la
autoestima es el producto de estas prácticas que se generan interiormente no
podemos trabajar directamente sobre ella, hay que dirigirse a la fuente. Cuando
comprendemos en qué consisten estas prácticas podemos empezar a iniciarlas en
nosotros mismos y a relacionarnos con los pacientes de manera que los animemos
a hacer lo mismo. No se trata de llegar a la perfección sino de aumentar paso a
paso el nivel medio en el que nos movemos.
Los principales fundamentos de la autoestima o las prácticas que las fomentan,
como Branden las llama son:
1. LA PRÁCTICA DE VIVIR CONSCIENTEMENTE: Los que intentan vivir sin
pensar, y eluden los hechos desagradables padecen unas deficiencia en su
sentido de la dignidad personal. Conocen sus defectos, tanto si los demás los
perciben como si no. Gradualmente, con el paso del tiempo, una persona crea
un sentimiento sobre que tipo de individuo es, dependido de las elecciones que
haga y el grado de racionalidad e integridad que manifieste. Mediante la terapia
se puede inducir la conciencia a través de:
• La creación de un entorno en el que el pensamiento y exploración sean seguros.
• El uso de un amplio repertorio de intervenciones que eliminen los obstáculos para
alcanzar la conciencia
• Concienciar al cliente de las consecuencias autodestructivas de la ceguera
inducida por si mismo.
2. EJERCICIOS ESPECÍFICOS DESTINADOS A POTENCIAR LA CONCIENCIA:
Los que intentan vivir sin pensar, y eluden los hechos desagradables padecen
unas deficiencia en su sentido de la dignidad personal. Conocen sus defectos,
tanto si los demás los perciben como si no. Gradualmente, con el paso del
tiempo, una persona crea un sentimiento sobre que tipo de individuo es,
dependido de las elecciones que haga y el grado de racionalidad e integridad
que manifieste. Mediante la terapia se puede inducir la conciencia a través de:
•La creación de un entorno en el que el pensamiento y exploración sean seguros
• El uso de un amplio repertorio de intervenciones que eliminen los obstáculos
para alcanzar la conciencia
•Concienciar al cliente de las consecuencias autodestructivas de la ceguera
inducida por si mismo .
• Ejercicios específicos destinados a potenciar la conciencia
3. LA PRÁCTICA DE ACEPTARSE A SÍ MISMO:
Se trata de un acto primario de valoración propia que funciona como punto de
partida. Se expresa, en parte mediante la voluntad de aceptar que pensamos lo
que pensamos, sentimos lo que sentimos y somos lo que somos. La aceptación
de uno mismo implica rehusar a considerar cualquier parte de nuestro ser como
algo ajeno. Es la voluntad de experimentar, en lugar de evadir, todas nuestras
circunstancias, en cada momento en particular. Se trata de la virtud del realismo
aplicada a uno mismo. De este modo, si la persona comete un error, al aceptar
que es suyo, tiene la liberad de aprender de el y mejorar en el futuro. Por lo tanto,
aceptarse a uno mismo es la condición previa al cambio y al crecimiento.
5. LA PRÁCTICA DE LA AUTOAFIRMACIÓN
Afirmarse a uno mismo es la virtud de expresarse adecuadamente, respetando las
necesidades, deseos, valores y convicciones que tenemos como personas. La
persona que no se afirma así mismo suele intentar eludir enfrentarse a alguien
cuyos valores sean distintos, o simplemente intenta “encajar con los demás”.
Cuando amplia las fronteras de su capacidad de enfrentarse a los problemas,
también expande su eficacia y su respeto por si mismo.
6. LA PRÁCTICA DE VIVIR CON PROPÓSITO.
Se ha definido la vida como un proceso de acciones que se sustentan y generan
a si mismas (Rand, 1961) Por consiguiente, los propósitos constituyen la esencia
del proceso vital. Por medio de nuestros propósitos, organizamos nuestra
conducta. Por medio de nuestras metas, creamos la sensación de tener la
estructura que permite experimentar el control sobre nuestra existencia. Vivir con
un propósito supone utilizar nuestro poder para alcanzar objetivos que hemos
seleccionados. Nuestras metas nos hacen avanzar, exigiéndonos el ejercicio de
nuestras facultades, y dotando de energía a nuestra existencia.
7. LA PRÁCTICA DE LA INTEGRIDAD PERSONAL. A CONTINUACIÓN VAMOS
A EXAMINAR CADA UNA DE ESTAS PRÁCTICAS POR ORDEN.
Cuando la conducta es congruente con los valores profesados, se dice que una
persona tiene integridad. Los que se comportan de una manera que entre en
conflicto con sus propios juicios sobre lo correcto, quedan mal ante si mismos.
Necesitamos principios para guiar nuestras vidas, principios que deben ser
razonables, porque si los traicionamos, nuestra autoestima sufrirá las
consecuencias. La integridad es uno de los guardianes de la salud mental.
DIMENSIONES DE LA AUTOESTIMA Además de la valoración global acerca de sí
mismo, existen también otras dimensiones o áreas específicas de la autoestima. •
Dimensión física: hace referencia a sentirse atractivo físicamente.
• Dimensión social: implica el sentimiento de sentirse aceptado o rechazado por los
iguales y el sentimiento de pertenencia, es decir, el sentirse parte de un grupo.
También incluye sentirse capaz de enfrentarse con éxito a diferentes situaciones
sociales y el sentimiento de solidaridad
. • Dimensión afectiva: está muy relacionada con lo anterior, pero se refiere a la
autopercepción de características de personalidad, como sentirse: simpático o
antipático; estable o inestable; valiente o temeroso; tímido o agresivo; tranquilo o
inquieto; de buen o de mal humor; generoso o tacaño; equilibrado o desequilibrado.
• Dimensión académica: se refiere a la autopercepción de la capacidad para
enfrentar con éxito las diversas situaciones de la vida escolar. Implica también la
autovaloración de las capacidades intelectuales, tales como sentirse creativo,
constante, etc
. • Dimensión ética: hace referencia a sentirse una persona buena y confiable, o por
el contrario, mala y poco confiable. También implica atributos como sentirse
responsable o irresponsable, trabajador o vago.
Alternativas de prevención
Como profesionista o cuidador:
• Obtener información que me permita identificar los diferentes tipos de maltrato y
sus consecuencias en los adultos mayores con los que trabajo o convivo.
• Auto monitorear mi comportamiento, debido a que todos podemos ser víctimas o
victimarios.
• Buscar capacitación para brindar una mejor atención al adulto mayor y no caer en
acciones de tratos inadecuados.
• Ampliar y fortalecer mis redes de apoyo formales como asociaciones, instituciones
públicas o privadas especializados en violencia, que me apoyen en acciones de
prevención o tratamiento para personas que sufren algún tipo de maltrato.
• Identificar grupos de autoayuda a los que pueda canalizar al adulto mayor y su
familia para orientación.
•Conocer las instancias legales así como los procedimientos para acciones de tipo
jurídico.
•Crear mi directorio de canalización que contenga direcciones, servicios y requisitos
para la atención (comprobando la calidad de su atención).
Como adulto mayor:
•Obtener información sobre el maltrato e identificar las consecuencias para mi salud
emocional y física.
• Buscar orientación con el personal de salud (médico, trabajadora social, psicóloga,
abogado), sobre los servicios especializados que existen.
• Involucrarse en un programa de envejecimiento activo, que incluya cuidado de la
salud, aspectos emocionales y cognitivos, realizar actividades físicas y de
recreación, que en conjunto favorezcan una integración social.
• Comprometerse en realizar acciones para mejorar su autocuidado.
Se ha demostrado que una persona independiente (física, emocional y
económicamente) tiene menor riesgo de sufrir maltrato o de ejercerlo.
¿Qué hacer?
• Asumir que estoy siendo maltratado.
• Buscar apoyo en mi entorno inmediato (algún familiar, vecino o amigo).
•Solicitar orientación en un grupo profesional o de apoyo especializado en violencia.
•Buscar orientación con el personal de salud para elaborar un plan de seguridad:
•Identificar factores desencadenantes de violencia
•Ubicar lugares a dónde ir en caso que necesite dejar su casa.
• Tener a la mano números telefónicos de ayuda (policía y atención médica).
• Pedir apoyo a un vecino para que llame a la policía o algún familiar si notan algún
incidente violento.
• Tener listos algunos objetos y documentos (ropa, dinero, etc.) por si se debe dejar
la casa de prisa y/o tener una maleta en casa de amigos.
• Recabar información para realizar una denuncia (lugares, condiciones, etc.).
•Buscar apoyo psicoterapéutico.
Se recomienda que el primer apoyo que se reciba sea el psicológico, para trabajar
el sentimiento de culpa que suele presentarse en estas situaciones y que dificulta el
proceso de denuncia o se cierre el ciclo de violencia que en ocasiones lleva décadas
de ejercerse.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA