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Pablo Flores
Universidad de Granada
a c a c −1 a d
I.M. : = .( ) = .
b d b d b c
Una vez establecido el procedimiento, en la escuela se ha simplificado para convertirlo
en un mecanismo más rápido y fácil de recordar (especialmente por lo pintoresco). De
esta manera, el algoritmo IM pasa a convertirse en multiplicar en cruz, con numerosas
versiones (sándwich, XX, etc.), tal como se aprecia en las siguientes expresiones, que
entendemos como “reglas mnemotécnicas” (tabla 4):
Tabla 4: Reglas mnemotécnicas ligadas al algoritmo I.M. (Invertir y multiplicar)
Multiplicar en cruz Regla del Sanwidch XX
a
a c a.d a c b a.d a c a.d
: = : = = : =
b d b.c b d c b.c b d b.c
d
Problemas de razón: Se trata de problemas en los que se maneja una operación con un
esquema cuaternario (Contreras y Gómez, 2006), que lleva implícita la
proporcionalidad. El siguiente esquema de resolución, encontrado en Tirosch (2000),
muestra un problema de razón y su resolución.
Problema: Se pintan 2/5 de habitación en ¾ de hora ¿Cuánto se pintará en una hora?
(¿Cuánto se tardará en pintar la habitación completa?)
2 2 4 2 4 Habitación Horas
2 3 5 . .
3 = 2.4
Habitación
: = = 5 3 = 5 2 3 x4
5 4 3 Horas 3 4
. 1 5 3 5 4
4 4 3 :3
2 4
× 1
5 3
Figura 1: Ejemplo de resolución de problemas de razón
Al considerar que 5 galletas son 15/3 de galleta, podemos ir haciendo grupos de 2 veces
1/3, hasta obtener los 7 grupos, y queda 1/3 que es la mitad de la porción (figura 2).
3 6 1/2
1 2 4 5 7
2 15 2 1 1 1
5: = : = 15 : 2 = 15 : 2 = 7
3 3 3 3 3 2
Figura 2: Ejemplo de resolución de problemas de comparación multiplicativa.
Problemas de relación entre parte y todo. Cuando una fracción representa una relación
entre una parte y un todo, alude a tres cantidades: el todo o unidad, la porción o parte y
la relación que existe entre ellos. A partir de dos de estos elementos podemos obtener el
tercero mediante una operación multiplicativa. Si se dispone del tamaño del todo y la
fracción tenemos una multiplicación (En una clase de 24 alumnos ¾ son chicas,
¿cuántas chicas hay?). Si conocemos el tamaño de la parte y la fracción, para calcular
el tamaño del todo necesitamos hacer una división entre multiplicando (¿cuántos
alumnos forman una clase si 18 chicas son los ¾ de la clase?); por último, si
conocemos el todo y la parte, podemos obtener la fracción que representa, por división
por multiplicador (En una clase hay 24 alumnos, de los cuales 18 chicas ¿qué fracción
de chicas hay en la clase?).
Este tipo de problemas obedecen a una división medida particular, ya que en ellos
aparece una sola variable (Pinto & Monteiro, 2008; Ma, 1999). Se puede decir que estos
problemas se basan en el propio concepto de fracción, ya que se trata de obtener la
fracción que representa un trozo de la unidad (división con multiplicando), o en obtener
la porción (parte) que corresponde a una fracción dada de un todo.
Si interpretamos este problema como una cuaterna, estamos en el mismo caso que en los
problemas de razón, tal como se aprecia en el esquema de la figura 3.
Chicas Clase
3 18 4 18
18 : = = 18. = .4 = 6.4 = 24 18 3 x4
4 3 3 3 4
4 :3
1 1 1:1 1
: = =
6 3 6:3 2
1/ 3
A partir de la ecuación 1/3.x = 1/6, tendremos que buscar los números que
multiplicados por el numerador y denominador nos dan la nueva fracción. Por tanto
dividimos numeradores y denominadores.
15/4
Figura 5: Ejemplo de resolución de problemas de áreas de rectángulos
4. Conclusiones
En este artículo he querido completar la ponencia que presenté en las CEAM celebradas
en Sevilla en 2007 (Flores, 2007). En ella abogaba por establecer conexiones entre la
teoría y práctica en educación matemática, personificando en un profesor interesado en
indagar sobre los errores que cometen sus alumnos en la división de fracciones y en un
investigador que se interesa por analizar el conocimiento de los profesores sobre la
división de fracciones. Para establecer la conexión entre ambos he revisado artículos de
revistas de profesores y de investigación. En este artículo he querido detenerme a
analizar los problemas multiplicativos con fracciones y sus correspondientes algoritmos
para obtener la división en cada tipo de problema, aprovechando lo encontrado en los
artículos. Los artículos de investigación me han permitido partir de la clasificación mas
reconocida de problemas multiplicativos, (Greer, 1992) y cruzarla con otros documentos
de profesores y de investigadores sobre el tema. Finalmente puedo completar y resumir
en español análisis que han expresado diversos autores (Van Walle, 2001, Ma, 1999,
Pinto y Moreira, 2008, Alfimio Flores, 2002 y A. Flores, Turner & Bachean, 2005).
En resumen se muestra que el algoritmo clásico de la división de fracciones (invertir y
multiplicar), no es más que uno entre otros algoritmos para dividir fracciones. De este
algoritmo surge la regla mnemotécnica que supone “multiplicar en cruz”, que a su vez
es una entre varias posibles (algoritmo del sándwich y XX, entre otros).
El algoritmo consistente en invertir y multiplicar arranca de una interpretación
matemática formal, que es difícil justificar salvo en los problemas de razón, o en los de
relación parte-todo (que más que problemas de división de fracciones están ligados a la
aplicación del concepto de fracción parte-todo a un todo conocido).
El algoritmo de igualar denominadores antes de efectuar la comparación de fracciones
puede facilitar la identificación de la operación con los problemas (división con
comparación). Igualmente los problemas de áreas de rectángulos realzan un algoritmo
poco usado, consistente en dividir numeradores y denominadores. Este último algoritmo
permite realizar la operación de manera gráfica, a la vez que se relaciona directamente
con el algoritmo de la multiplicación de fracciones.
Si queremos que los alumnos entiendan los problemas, identifiquen la operación que
tienen que realizar y sepan qué están haciendo al operar, necesitamos tener claro qué
tipos de problemas existen para cada operación, estudiar cómo se resuelven, tanto de
manera algebraica (por medio de cálculos procedimentales), como por procesos de
manipulación (real o empleando modelos o esquemas).
Al resolver problemas recurrimos a modelos matemáticos que simplifican su resolución,
especialmente cuando estos modelos tienen asociados algoritmos, como es el caso de
los problemas de división de fracciones. Pero no debemos confundir sencillez de un
algoritmo con sencillez del aprendizaje de un concepto, como es la división de
fracciones. En la amplia literatura sobre división de fracciones se muestra la dificultad
intrínseca de los problemas relacionados con la división de fracciones. No confundamos
aprender una regla (el algoritmo de división de fracciones “invertir y multiplicar”), con
formarse un concepto que le permita resolver problemas relacionados con ella. Si
anticipamos el algoritmo a los problemas que el alumno puede comprender, o limitamos
la enseñanza a enfatizar los algoritmos sin haber realizado antes acciones que muestren
que lo que hacemos tiene razón de ser, sólo algunos alumnos seguirán nuestro ritmo
formal, aquellos que se muevan con soltura en los cálculos formales, o los capaces de
identificar la operación adecuada en problemas de división de fracciones, quienes
podrán resolverlos realizando el algoritmo correspondiente.
Estas reflexiones nos llevan a apoyar una enseñanza de la división de fracciones más
concreta, basada en empleo de materiales y recursos (Alcalá, 2001 y 2002), lo que
acarreará seguramente que reduzcamos la complejidad de las divisiones de fracciones
que proponemos en clase, especialmente cuando queramos que correspondan a
problemas que pueda entender el alumno de la enseñanza obligatoria.
Si logramos mostrar la lógica de los algoritmos, permitiendo obtenerlos por
razonamiento, los podremos convertir en reglas de acción, y eso hará que los alumnos
dispongan de refuerzos para recordar la forma de aplicarlos, en caso de duda. Démosle
al algoritmo de la división de fracciones el papel que les corresponde, dejando de
considerarlo una técnica con significado en sí misma. Sólo si el algoritmo de la división
de fracciones se aprende y ejercita después de dominar el proceso de identificación de
los problemas relacionados con la división, podrá considerarse una herramienta útil para
resolver problemas cotidianos relacionados con los números racionales, y colaborar a
desarrollar el sentido numérico multiplicativo (Litwiller & Bright, 2005).
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