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¿Adicto a las Calificaciones?

Desde hace tiempo el Sistema de Evaluación Nacional por medio de la Secretaría de Educación aplica,
en nuestras escuelas primarias, exámenes para las “Olimpiadas del Conocimiento” y para otras
competencias, con el fin de “evaluar las nociones” adquiridas por nuestros niños.

Y después de comparar los resultados obtenidos por una escuela con los de otra, los de una zona
escolar con otra, los de una ciudad con otra, los de un estado con otro y los de un país con otro,
muestran a la opinión pública dichos resultados, que casi siempre aparecen desalentadores (de
acuerdo a los parámetros que arbitrariamente se eligieron para calificar).

A propósito de estos hechos, y otros tantos que se presentan en el interior de varias escuelas,
comparto con ustedes algunas reflexiones que inicio con este texto citado en el 3er. Congreso
Internacional de Educación:

“Las calificaciones”

“Hemos en nuestros países por fin suprimido las notas y las calificaciones ya que son una de las
formas más inmorales de la realidad escolar tradicional.

Las notas en sí mismas con el margen de error que comportan, mayor al 50%, podrían ser aceptadas
en nuestras clases si no fueran utilizadas para mostrar a los padres de familia y a la
institución medidas arbitrarias sobre los conocimientos.

La utilización de las notas introduce en las clases escolares, de forma natural, lo que jamás se habría
dado sin ellas: las trampas, las mentiras, los trucos en el trabajo, el esfuerzo superficial, el
querer conocer, no por el gusto del conocimiento, sino por el resultado de un examen...

Conductas que son ya de por sí inmorales, pero que además suponen los más deplorables ejemplos
para el futuro y la más peligrosa de las costumbres sociales.

El sistema de notas y calificaciones al no ser científico, considerando el elevado margen de error, es


uno de los principales obstáculos para que en nuestras escuelas se establezca un clima moral
aceptable y digno.

Sólo en un clima de trabajo auténtico se logra hacer inútil la práctica de las notas, convirtiendo
en esencialmente moral el trabajo del niño y del maestro.

Pensemos por ejemplo en un hermoso juego de bolos... en cuanto se introduce el dinero y la apuesta,
el interés falsea el desarrollo de una competición deportiva sana y auténtica... ya nada transcurre
derecho y aparecen inmediatamente: la trampa, la mentira y, a veces, hasta el crimen y el asesinato...

Las calificaciones y los exámenes tal como se utilizan en el sistema tradicional siguen siendo
hoy en día los elementos más perturbadores de la formación.”

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Por desgracia en nuestro sistema educativo nacional y en muchos otros sistemas educativos de otros
países “los exámenes son instrumentos legalizados de selectividad, donde los estudiantes
son probados, medidos, analizados, clasificados y segregados”, según palabras de Francisco
Gutiérrez, Doctor en Pedagogía y Catedrático de distintas Universidades en varios países
latinoamericanos. Y a los profesores, los alumnos, los padres de familia y la sociedad en general no
nos queda más que aceptar como un acto de “justicia” que un examen con errores comporte una baja
calificación, y una alta calificación sea el resultado de un examen con aciertos.

“El destino de los que no entran en la universidad se ventila desde los seis años de
vida”. Bourguingnon

Nos hemos preguntado alguna vez ¿cuál ha sido, en muchas ocasiones, el costo de este “acto justo”?:

 Alumnos que copian, que hacen “acordeones”, que memorizan sin comprender, que negocian
unos puntos de más, que trafican respuestas con tal de conseguir una nota alta. Alumnos
obsesionados por pasar un examen, que sufren y hasta se enferman para lograrlo.

 Escuelas obligadas a dar resultados a cambio de violentar procesos. Escuelas que viven
preocupadas por realizar “certeros” exámenes de admisión que más bien son exámenes de
“eliminación”, relegando a todos aquellos alumnos que “no son aptos” (¿?).

 Maestros que olvidan que su prioridad es la vida de sus alumnos y viven obsesionados por
terminar un programa. Maestros que compran exámenes, que dictan cuestionarios con
respuestas hechas, que “adiestran” a los niños para responder acertadamente en “clases
públicas” y pierden el tiempo valiosísimo del descubrimiento en la aplicación de una gran
cantidad de exámenes absurdos para conseguir resultados con notas altas.

 Padres y Madres que exigen, premian o castigan a sus hijos por las notas alcanzadas. Papás
mucho más preocupados por el “2” (¡?!) que por su hijo mismo, y otros muy orgullosos del
“5” (¡?!) y poco sensibles a la observación del equilibrio mental y emocional de su hijo. Padres
tan “avergonzados” de un “2” (¡?!) que se privan de abrazar y de besar a su hijo con la
frecuencia necesaria.

Y finalmente cuando algunos "privilegiados de los dioses" logran esos ansiados "dieces y dieces" ¿qué
es lo que sucede, en un considerable número de veces, con sus vidas?:

o ¿Logran acceder y permanecer en los trabajos que deseaban?,


o ¿Pueden realmente arrostrar los problemas de la vida?,
o ¿Logran ser personas cálidas, afectuosas, sensibles al bien común, plenas y, en
definitiva, son personas felices?

¡Cuántas veces se dan cuenta demasiado tarde que dieron su vida a cambio de un número que hoy
no tiene ningún significado!!

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La auténtica sabiduría lleva al ser humano a "saborear" el conocimiento, gozando y ansiando cada
uno de los aprendizajes que el mundo le ofrece.

De continuar en este círculo vicioso donde nos seguimos “rasgando las vestiduras” por una nota que
da “mucho prestigio” y no por acceder a la sabiduría auténtica,

¿Podrá nuestro país, algún día, obtener el tan esperado “mejor nivel académico”?

¿Cuándo nuestros niños podrán ser dueños de un razonamiento lógico y de un pensamiento analítico-
sintético?, ¿Cuándo integrarán las representaciones simbólicas en estructuras mentales que les
permitan aplicarlas a situaciones de la vida real?, ¿cuándo comprenderán perfectamente una lectura
y disfrutarán del privilegio de leer?...

Esto no será posible mientras nuestro universo escolar siga inmerso en una enseñanza pragmática.

Jacques Delors, Presidente de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI de la
UNESCO afirma lo siguiente:

“La educación tiene la misión de permitir a todos sin excepción hacer fructificar
todos sus talentos y todas sus capacidades de creación, lo que implica que cada uno pueda
responsabilizarse de sí mismo y realizar su proyecto personal de vida.
El imperativo es atender a los procesos de la educación y a la promoción
del género humano, no a la discriminación.
En resultados adversos se necesita de una estrategia paciente y concertada de reforma. Las
políticas educativas estarán encaminadas hacia una descentralización inteligente, que permita
incrementar la responsabilidad y la capacidad de innovación de cada establecimiento escolar y
jamás se constituirá como un factor de exclusión.
A fin de lograr en la educación un nuevo modelo de desarrollo que sea más
respetuoso de la naturaleza y de los ritmos de cada ser humano.

Jean Piaget, uno de los más grandes epistemólogos (científicos que estudian la formación de las
nociones en la mente del ser humano), asegura lo siguiente:

“Un error corregido puede ser más fecundo que un éxito inmediato”.

Sin embargo, y por desgracia, el error se ha considerado siempre en el sistema educativo tradicional
como un resultado digno de castigo, como un elemento indeseable en el aprendizaje y como una
vergüenza que implica el “fracaso” del alumno… Fracaso que muchos niños arrastran toda una vida
y que marca, en ocasiones, destinos trágicos.

Priorizar los resultados y desconocer los procesos es el error más grave que se puede cometer en la
tarea educativa.

Priorizar los procesos y minimizar los resultados cuantitativos debiera ser lo propio de la etapa de la
educación primaria, donde se están construyendo las herramientas del pensamiento y de la
cognición, para posteriormente en una etapa formal del conocimiento se pueda exigir, con toda

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pertinencia, los aciertos en los resultados, como una consecuencia lógica del auténtico proceso del
aprendizaje.

Un error debe informar al maestro y no mutilar al alumno. Un error debe alertar al profesor para saber
ofrecer la ayuda sabia y precisa que requiere su alumno.

El maestro debe ser un experto en descubrir “la naturaleza del error”. Por ejemplo, hay “errores
mecánicos”, que sólo requieren de hacer énfasis en los tiempos de los procesos de memorización y
existen también, “errores conceptuales” que sí exigen al docente retomar los pasos del proceso
científico de la adquisición de una noción: experimentación, descubrimiento, ejercitación,
aplicación, formulación y memorización para poder evaluar.

Un error orienta e ilumina al profesor para conocer el proceso del razonamiento del alumno, si sólo se
toman en cuenta los aciertos para formular el resultado, difícilmente se conocerá si el razonamiento
es el correcto o no (en muchos casos no lo es).

El acierto “tranquiliza” y el error intranquiliza, y este tipo de “intranquilidad” es muy sano, pues puede
llevar a la reflexión y a la rectificación del proceso enseñanza-aprendizaje. Y en muchas ocasiones
ese tipo de “tranquilidad” estanca y no permite abrir los horizontes de acción hacia el progreso.

El Doctor Saturnino de la Torre, Doctor en Psicopedagogía y Catedrático de la Universidad de


Barcelona afirma, en una de sus publicaciones más recientes: “Aprender de los errores de los
alumnos”, que la evaluación no debe tener como fin ejercer una función enjuiciadora y
sancionadora mostrando con “absoluto rigor” la comprobación de resultados, sino que la evaluación
deberá tener como objetivo prioritario una función formativa y orientadora en donde los resultados,
a partir de los procesos (no de las respuestas finales) guíen la tarea del docente. “Evaluar no es
enjuiciar sino ayudar.”

Tal vez pensemos que es imposible cambiar los sistemas de evaluación... Tal vez, en este momento,
sí lo sea.

Lo único que hoy en nuestras manos está es lo siguiente:

 Cambiar nuestra actitud personal ante los “escandalosos” resultados que, en definitiva, no
reflejan la realidad escolar por todas las limitaciones que tienen los sistemas de evaluación.
 Evitar situaciones de pesimismo, desconfianza y pánico.
 No caer en el juego de las competiciones absurdas e insanas entre los alumnos y entre las
escuelas, y sí preocuparnos por lograr el desarrollo máximo de las competencias reales de
cada ser humano.
 Ponernos a trabajar cada quién donde corresponda, responsable y comprometidamente en lo
esencial de esta maravillosa tarea que nos compete a todos: La educación de los niños.

Y tal vez un día no muy lejano también podamos cambiar de sistema… ¿Por qué no?
Basta ya de continuar inmersos en ese círculo tan viciado, ¡Rompamos las cadenas y
desintoxiquémonos!
Olga Moreno de Gama es Licenciada en Pedagogía, con especialidad en Educación
Personalizada. Es coordinadora de una escuela primaria en León Gto. México
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UNIVERSIDAD ESPECIALIZADA DE LAS AMERICAS.
EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES EN EL NIVEL SUPERIOR

ACIVIDAD DE EVALUACION No. 3


Foro de participación No.2
Individual Formativa /Sumativa
1.- Hacer una lectura analítica de este documento.
2.- Identificar tres conclusiones de la lectura que más le llamaron la atención con
una breve explicación de cada una.
3.- Elaborar un mapa conceptual de la lectura.
4.- Finalmente, A que actores del sistema educativo panameño deberían leer y
analizar esta lectura? Explique su respuesta. Debe entregarle esta lectura a una
persona y explicar porque se la entrega a esa persona.
5.- Participar con el Facilitador en una discusión en el salón de clases.

Identificar tres conclusiones de la lectura que más le llamaron la atención con una
breve explicación de cada una.
1) La utilización de las notas introduce en las clases escolares, de forma natural, lo que jamás se
habría dado sin ellas: las trampas, las mentiras, los trucos en el trabajo, el esfuerzo superficial, el
querer conocer, no por el gusto del conocimiento, sino por el resultado de un examen...

Explicación: muchas veces los alumnos por el afán de obtener buenas notas por cualquier medio sea
correcto o incorrecto, se olvidan que están en las instituciones para aprender, analizar y generar ideas,
por ende solo buscan un resultado superficial reflejado en un número o una letra que dice que tan
bueno son.

2) Un error orienta e ilumina al profesor para conocer el proceso del razonamiento del alumno, si sólo
se toman en cuenta los aciertos para formular el resultado, difícilmente se conocerá si el razonamiento
es el correcto o no (en muchos casos no lo es).

Explicación: en la sociedad se ve reflejado el carácter inquisitivo de las instituciones educativas de


castigar el error del novedoso y aplaudir el acierto del conformista, cometer errores con mesura es
natural y bueno para desafiar los conocimientos actuales y mejorarlos además refleja una variedad de
pensamiento que enriquece el debate hacia una mejor solución.

3) No caer en el juego de las competiciones absurdas e insanas entre los alumnos y entre las
escuelas, y sí preocuparnos por lograr el desarrollo máximo de las competencias reales de cada ser
humano.

Explicación: entre los alumnos compiten para ver quien saca las mejores notas y los que lo logran se
consideran superiores o con las mejores capacidades para afrontar los desafíos del mundo real, sin
embargo, muchas veces esas competencias llevan a denigrar a los demás compañeros, copiarse en
los exámenes, comprar exámenes, pasarse las respuestas entre compañeros etc. que termina

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creando un profesional que solo sabe repetir lo que ve en el libro de texto y cuando se le plantea un
problema novedoso que no está en dicho libro no tiene idea de como resolverlo.

Elaborar un mapa conceptual de la lectura.

¿A qué actores del sistema educativo panameño deberían leer y analizar esta
lectura? Explique su respuesta. Debe entregarle esta lectura a una persona y
explicar porque se la entrega a esa persona.
Yo no se la entregaría a nadie en el mundo de la política porque lo que hacen solo dura cuatro años,
además considero que cualquier persona ya sea un maestro o un alumno es capaz de divulgar esta
información ya que todos los que hemos tenido la oportunidad de asistir a un centro de formación
educativa sabemos la forma industrializada como se califica el rendimiento de los alumnos y pienso
que la gran mayoría no está de acuerdo con esa metodología.

Comentario en foro
Considero acertado el mensaje de la lectura porque calificando a través de exámenes para conocer si
el alumno domina la asignatura no es lo mejor, ya que todos sabemos que las personas se copian en
los exámenes, se pasan las respuestas entre grupos, memorizan información que ni los motiva ni
recordarán en un futuro, realizan exámenes para obtener la máxima calificación y la aprobación de
sus padres o colegas en los que lo único que hacen es repetir las ideas de otros innovadores para
solucionar un problema de libro de texto que en muchos casos no los preparará para el ambiente
cambiante y los desafíos de la vida profesional.

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