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ik > pK Jacob T | ys y Ay (coordi 7 GWYN Wp Primera edicién en Plaza y Valdés: octubre de [998 ‘Primera reimpresién: 2004 ‘© Seminario de Profundizaci6n en Anslisis Politico de Discurso © Plazay Valdés, S. A.deC. V. Derechos exclusivos de edicién reservados para Plaza y Valdés, S. A. de C. V. Prohibida ln reproduceién total o parcial por cualquier ‘medio sin autorizacign escrita de los editores. Francese Carbonell, 21-23 Entlo, (08034 Barcelona, Espaa ‘Teléfono: 9820 63750 Fax: 9328 04934 pyvbareelona@ plazayvaldes.com ISBN: 968-856-573-3, Impreso en México / Printed in Mexico iNDICE es de una trayectoria Nidia Buenfil Burgos Fepaso al andlisis de discurso ay los limites de la modernidad fo Laclau y resurreccién de la teorfa de la ideologia ‘Laclau Jos nombres de Dios Laclau slitica democratica hoy en dia Mouffe {a democritica y comunidad politica i Mouffe In articulacién entre liberalismo y democracia i Mouffe idad y sus vicisitudes: | como una teoria de I Zizek logia 7 l6gica de la esencia” 59 1 99 127 om 159 Emesto Laclau a ot sus contenidos, de manera que ningtin contenido pueda tener una pretensién a prior! de ser el beneficiario exclusivo del compromiso. Vayamos ahora a nuestro segundo aspecto. Atin si garantizamos que esta brecha entre la experiencia de lo absoluto como un lugar vacio y el compromiso con los contenidos particulares que lo van a personificer, llega a ser permanente, ,No nos deja esto completamente desorientados acerca de cuales son los contenidos co- rrectos que lo encarnarén? Ciertamente, si, Esta falta de guia es lo que mente Ilamamos facticidad, finitud. Si hubiera una experiencia de lo abso personificado y el contenido que lo encari habria perdido su dimensién de “més alla”. En ese caso tendriam nombrar a Dios de manera » 0 al menos, de pretender que nio discursivo de Su esen¢ fa Hegel en su Logica. no significa que cualquier contenido, en cualquier momento, sea un candidato con s idades para encarnar lo absoluto. Esto es sélo un verdadero sub spe- ‘ies aeternitatis, Pero la vida histérica tiene lugar en un terreno que es menos que i Ja experiencia de lo que hemos referido en términos del movimien- to dual “materializacién de Dios”/“deificacién de lo concreto” va a satisfacer sus dos lados, ni lo absoluto ni lo particular podran encontrar una paz final con el otro, Esto significa que la construccién de una vida ética dependera de mantener abier- tos ambos lados de esta paradoja: un absoluto que sélo se puede actualizar sicndo algo menos que él mismo, y una patticularidad cuyo tnico destino es ser la encar- nacién de una “sublimidad” que trasciende su propio cuerpo. 112 LA POLITICA DEMOCRATICA HOY EN Dia Chantal Mouffe, (1992) “Democratic Politics Today” En: Dimensions of Radical Democracy. Londres: Verso (Prefacio, pp. 1-14) Traduecién: Revisién: Rosa ivia Fuentes Amaya idia Buenfil Burgos Enel umbral del siglo xx1, enmedio de los trastornos de los que el mundo es testi~ tarea de repensar Ia politica democritica es mas urgente que nunca, Para quienes rechazan ver ismo liberal democratico realmente exis- es la tnica alternativa. Si la Iz- ‘que adoptar una actitud diferente hacia la democra fortaleza como sus fallas. En otras palabras, el objetivo de extension y profundizacién de la revolucién democrati una forma politica de sociedad completamente nuev: jea tradicional de revolucién, sino como una radical pleando los recursos simbélicos de esta misma tradicién. De hecho, una vez que reconocemos que lo que constituye Ia democracia moderna es la afirmacién de que les, se vuelve claro que no es posible les para la sociedad organizada. El problema, por los ideales de la democracia moderna, sino el hecho de que sus principios politicos estén muy lejos de ser implementados, incluso en aquellas s0- 13 Chantal Moufie ciedades donde se dice sostenerlos. A causa del amplio margen cxistente entre estos ideales demoeriticos profesados y su realizacién, la tendencia general de la Izquierda ha sido la de denunciar dichos ideales como engafiosos y empefars de una sociedad completamente diferente. Esta alternativa ra de la democracia. En lugar de proclamar el cardeter ide mada democracia for mal burguesa, ;Por qué no tomar literalmente sus principios declarados y forzar a las sociedades democraticas liberales a responsabilizarse de sus ideales profesa- dos? Este es el camino defendido por quienes estén a favor de una democracta radical y plural, y debo argumentar que ésta es la tinica esperanza para la renova~ cidn del proyecto de la Izquierda. Ciertamente, lo anterior esté muy lejos de ser completamente nuevo, y facil ‘mente uno puede mostrar que los principios de libertad e igualdad de la moderna liscurso de los dere~ iecho posible que diferentes formas de imas y antinaturales; equivalentes de un proceso de desplazamiento de los derechos a lo largo de un doble eje: ya sea que nuevos grupos hayan demandado el acceso a derechos ya declarados, 0 que nuevos derechos hayan sido solicitados al interior de relaciones sociales has momento consideradas como naturalmente jerarquicas, tales como araza, género, etc, La democracia radical deberia reconocer que la articulacién de Jas ideas de soberanfa popular e igualdad ci con los temas liberales de los dere- chos naturales, gobierno constitucional y separacién de poderes —una articulacién liberal— ha hecho posible que se reclamen ser alcanzadas, de un modo aceptable, dentro de un régimen democrti Una objecién a la estrategia de democratizacién concebida como incipios de la democracia liberal, consiste en que las relaciones ca} yen un obstaculo insuperable para la realizacién de la democr: logro de los alistas cons- . ¥ es verdad 4 que el liberal dad privada y la econom liberal no nos compromete con el sistema econémico capitalista. Fste es un punte que ha sido crecientemente reconocido por los liberales como John Rawls, cuy concepeién de justicia no constituye a la propiedad privada de los medios de pro duccién como un prerrequisito para el liberalismo politico. -oposito de este volumen! es el de proporcionar una serie de reflexion iteamiento de las politica de la Izquierda en términos de la amp! cién de la democracia dentro del contexto de un régimen democratico lib de alcanzar tal objetivo, la tradicién liberal es examinada pai desprovistas de gran parte de su contenido por el individualismo liberal, neces mos recuperar Ia dimensién de la participacién activa que ellas involucran dentr de la tradicién republicana clasica. Actualmente, esta tradicién requiere ser hech compatible con el pluralismo que cs cent era ; buciones en el presente libro intentan dirigirse desde distintos éngulos al siguient reto: ,Cémo el maximo de pluralismo puede ser defendido en la idea de respete los derechos del mayor niimero de grupos, sin destruir el propio marco de la comu instituciones y prdcticas que construye la democracia moderna y definen nuestra identidad como ciudadanos? Democracia Radical y Ciudadan juierda hoy en dia, y que ésta consiste en Sady libertad hacia un ereciente mimero de relaciones sociales, urge una imporian pregunta: {Qué tipo de identidad politica se requiere? En otras palabras, pues ‘que dentro de tal perspectiva la creacién de una identidad politica comin ya r su compilaién publicada en Dime ees teiteraa por Ia ators «Bate texto es un prefacio redactado por Chantal Mou 1 Democracy, por To que las alusiones al volume us Chantal Mouffe puede ser concebida en términos de clase, {Qué tipo de identidad politica puede contribuir a la constitucién del nosotros de las fuerzas democréticas radicales? Hay un cierto consenso en la Izquierda respecto a que deberiamos re idea de ia, Tal idea, se dice, podria recuperar el caricter radi durante la lucha contra el absolutismo, y quizé proporcionaria la consigna a las fuerzas democraticas en la lucha por derrotar al neoliberalismo. Creo que ‘dea de ciudadania democratica es muy prometedora para la democracia radieal, pero debe ser adecuadamente elaborada. La pregunta que necesitamos planteamos es: Qué tipo de ciudadano? Como revela el enfoque de Bryan Tumer sobre los debates sociolégicos acerca de I dadania, hay muchas maneras diferentes en que la ciudadania puede ser entendida, Deacuerdo con la perspectiva presentada aqui, una estrategia puramente defensiva, de reafirmar el enfoque liberal del ciudadano como un detentador de derechos es inadecuado. Quizd puede ayudarnos a resistir la embestida neoliberal sobre los derechos existentes, pero esto no es suficiente. Un ciudadano no puede ser conce- apropiadamente, de manera independiente a su insereién en una comunidad a formular un concepto satisfactorio de comunidad politica, debemos del individualismo liberal hacia las cuestiones de justicia, igualdad y /a que estamos involucrados con una comunidad politica democrética moderna, el asunto crucial del pluralismo también deberia abordarse. En discusio- nes recientes acerca de la ciudadania, el tema de los derechos ha sido presentado como central. De hecho, es importante reafirmar el enfoque de la ciudadanfa como un sistema de derechos constitucionalmente garsintizados para todos los miembros de una comunidad politica, y afirmar que estos derechos no deben ser inicamente iales. De esta manera, uno puede restablecer ¢l nexo entre ciudadania politica y social, el cual fue la gran contribucién de 1a social- democracia y que el neoliberalismo ha tratado de romper. De cualquier forma, ya que nuestro propésito no es simplemente Ia restauracién de la social-democracia sino hacer crecer la democracia radical y plural, necesitamos una concepeién de ciudadania adecuada para dicha tarea. Si la idea de ciudadania es servir como el punto de convergencia para el actual esfuerzo de repensar a de la Izquier- da como una extensién de In democracia, ésta tiene que responder a las nuevas demandas politicas, aquellas que la social-democracia fue incapaz de atender y que han contribuido a su crisis. En breve, tiene que ir al encuentro del desafio que Tepresentan los nuevos movimientos y reconocer las preocupaciones de la ecologia, la problemética gay, étnica y otras, tanto como las luchas en torno a clase, raza y género, 116 jiudadania y Comunidad Un ciudadano radical y democratico debe ser un ciudadano activo, alguien qu actiia como ciudadano, quien se concibe a si mismo/a? como compromiso colectivo. El ciudadano, como Sheldon Wol za, requicre que pensemos desde una perspectiva de com! ista. Esta es la razén por mente relevante para nuestros propésitos. Lo que esté en juego es la posi deseabilidad de un regreso a la tradicién civica republicana en redescubrimiento de la ciudadanfa es indudablemente un movimiento mu tivo, pero debemos tener cuidado de no regresar a la concepeién pre-modern Usando las herramientas del psicoanilisis lacaniano, Slavoj junidad concebida como Gemeinschafi Sea a oie ste, Zizek nos ayuda a enter el crecimiento de autoritario, La aufero el aoe qo iad de Genes es iresttl’ Uae sol EN nunca puede ser aleanzada, y hay que pagar un precio muy alto por sostener ecuperar algunos aspectos de la tradici republicana, provista de una concepeién mAs rica de lo politico, y recapturan¢ nuestra insercién en una comunidad politica y nuestras identidades como ciud tes es aout spud abet ep pact Sein el br. auareo Wels, ciyefnpun aera ese lamin ese rina puede ser tau 17 ismo se haga vacio, El individuo no debe ser sacrifieado por el ciudadano; y la jluralidad de formas de identidad a través de las cual ‘orresponden a nuestra insercidn en una variedad de re su tensién, debe ser que ha sido por muchos afios la ilternativa principal presentada por la Izquierda. Los fracasos de tal enfoque tam- rién deben someterse a escrutinio. Afitmar que se le debe otorgar una cierta pre= sminencia a la ciudadania entre nuestras diferentes identidades, y que ésta es la dentidad a demoeritica por excelencia, no implica que debamos negar la mportancia de nuestras otras formas de pertenencia o defender una coneepeién de a politica centrada en el Estado. En The Civil Society Argument, Michael Walzer sropone Ia concepeisn de asociacionis 1610 sea uno de nuestros diversos compromisos, una de las muchas aso as cuales pertenecemos, de todas maneras juega un papel crucial ya que nos per fe mediar entre los otros y actuar a través de ellos. Cindadania y Justicia Social junto al tema de los derechos, otro tépico actual de discusién coneierne a la noci6n. le justicia social. Este es altamente relevante para nuestro cometido. De hecho, ina ciudadania demoeritica y plural requiere una teoria de Ia justicia social que jueda servir como marco para regular la diversidad y pluralidad de derechos y jemancdas requeridas por los diversos participantes en la comunidad politica. Es desde este punto de vista que debemos evaluar el trabajo de John Rawls, ‘uyo argumento por Ia justicia distributiva en A Theory of Justice ha sido muy nfluyente porque combina la defensa de la libertad individual con un fuerte com- sromiso con la igualdad. Como ya lo he indieado, es um tipo de liberalismo que no sonsidera a la propiedad privada de los medios de produccién como un componen- 1az6n, es atractivo para los liherales progre- jstas. También ha sido bien recibido por los social-demécratas ya que los provee Je una defensa filoséfica del Estado de bienestar. No hay duda de que, contra teorias como la de Hayek y Nozick, quienes recha- aan la nocién de justicia social y distributiva como carentes de significado, el in- ento de Rawls por reconciliar al individualismo con la justicia social tiene su mérito. Sin embargo, considero que sus planteamientos son insuficientes para un proyecto Jemocratico radical. Ya que, @ pesar de sus méritos, las propuestas de Rawls no 8 ‘como Ia capacidad de cada persona para formar, revisar y perseguir racior fe su concepcién del bien. Los ciudadanos usan sus derechos para promover sus propios intereses den- tro de ciertos limites impuestos por la exigencia de respetar los derechos de los otros. Como sea, la aproximacién de Rawls excluye e] enfoque del ciudadano como alguien para quien es natural vincularse con otros en las acciones comunes, Como los criticos comunitarios han sefialado, no deja lugar para una nocién de comuni~ dad que sea constitutiva de su identidad. De acuerdo con Rawls, Ios ciudadanos en tuna democracia liberal necesitan compartir s6lo creencias acerca de asuntos de procedimiento, acerca de las reglas relativas a la convivencia. Esto es, por supues- tente con la principal corriente de la tradicién liberal, pero es precisa- Tal como Sheldon Wolin muestra, el interés wviduos y sus derechos, no puede proveer un sto ha condu- én de riqueza, pago de impuestos, ese individualismo, No podemos desafiar exitosamente sus puntos de vista si per- ‘manecemos en el mismo terreno. ‘Otra falla de la tesis de Rawls, como Quentin Skinner muestra, es su dependen- cia respecto a una tradicién que considera que el mejor camino para garantizar la i idual de los ciudadanos ¢s el de izar las exigencias de respon social. Su aproximacién a la justicia social en términos de la prioridad de tad es por lo tanto opuesta a la idea de una participacién politica activa. Al extraer sus argumentos de la trad -publicana clisica, Skinner argumenta que es una concepeidn y, cont a de que es solamente a 6 que podemos asegurar y maximizar nuestra liber~ tad personal. Hay otros problemas con la perspectiva de R: jjusticia fue formulada en el contexto de un: La emergencia ‘e nuevos sujetos politicos, y Ia cteacién de nuevas formas de i tidad y nuevos tipos de comunidad, han vuelto inadecuada una concepeién de jus~ ticia centrada principalmente sobre Ia desigualdad econémica. Su fracaso para plantear otros medios de dominacién la convierten en inapropiada para capturar la imaginacién de los nuevos movimientos, Para una manera distinta de pensar la justicia social, una més en sintonia con el punto de vista defendido aqui, podemos voltear hacia Spheres of Justice de chael Walzer. Walzer argumenta que no podemos concebir por mas tiempo igualitaria en términos de simple igualdad, la cual involucra el interés por hacer a Por ejemplo, su teoria de 9 Chantal Mouffe te, hasta donde sea posible, igual en todos los aspectos, De acuerdo con Wal- foque no proporciona a las sociedades modermas un nivel suficiente de para coordinar la distribucién de todos los bienes y eso pondria en p tad, Para hacer de la igualdad el objetivo central de una p te Ia libertad, debemos, dice Walzer, pensar en términ de iguaidad compleiad los de acuerdo con jenes y sus significa eaamoh clase del ‘cada esfera, y el asegurar que el sobre otra esfera, como es el caso con la riqueza actualmente. La aproximacién de Walzer proporciona un marco plural que nos permite ir al encuentro de diferentes formas de dominacién, Su teoria dé con una sociedad tanto igualitaria como heterogénea. Por esa razén resulta mas adecuada para la concep- cidn plural y demoerética de ciudadania que requerimos. En realidad, como Jean Leca argumenta, el desafio que enfrentamos hoy en dia del dogma del nal y voluntad general. Esto, de acuerdo con Tas: la existencia de Europa como una comunidad pol jaciones nacionales, es urgente. Si Euro- en términos de acuerdos econémicos y litica comin debe de encabezar la agenda, y esto requiere La ciudadania europea no puede ser entendida solamente en términos de su y como un constitutivos de la democracia moderna, 120 Ciudadania e Identidad Una concepcién democratica radical de ciudadanfa, que apunte hacia la expresién de las demandas de los nuevos m sido hechas por algunas femini mento es que la citdadania m 3s. Por esa razén, y siguiendo a Carol existencia de una esfera publ esto no puede ser amoldado ca que debamos rechazar tal distincién. Lo que necesitamos es una nueva forma para entender la naturaleza de lo privado y lo piiblico, asi como un modo diferente de arti ‘comunidad pol diente de Siguiendo la misma linea de razonamiento, también podemos afirmar que el género debe ser irrelevante para la practica de la ciudadania, es verdad que la categoria moderna de ciudadano ha sido ‘construida de una forma que, bajo la pretensién de universalidad, postulé un pix 4 N, de aT: Enel texto original aparece como sigue: “A feminist eshes of care” 121 Chantal Mouffe blico homogéneo, que relegé toda particularidad y diferenei privado, y que ha contribuido a ia moderna, y que ésto haya t negativas para la mujer, también puede ser corregido construyendo una nueva cepeidn de ciudadania donde tal diferencia Hegue a ser verdaderamente te. Dentro de la perspectiva de un proyecto de democracia radical tee ee en ere eae muchas demandas demoeréticas y no esta solamer én de la mujer. Pero esto requiere un marco no esen« ca que no hay identidad fija que corresponda al hombre en tanto hombre 0 a la mujer. Todas las identidades, incluyendo las sexuales, son formas ecesariamente precarias ¢ inestables. Esto impide cualquier ja, El reconocimiento de la precariedad de las identidades, no vuelve imposible Ia accién politica de la mujer, contrariamente lo que dicen un cierto nimero de feministas que se oponen al post-estructuralis- mo, De acuerdo con Kirstie MeClure éste permite volver a situar la accién politica dentro de ta pluralidad de to social, lo cual abre la posibilidad para la articulacién a de las relaciones de raza, clase, etnicidad y sexualidad. Por esa razén, con- sidera que es necesario admitir las importantes y licidas aportaciones provistas por el post-estructuralismo para la elaboracién de una concepeién de ciudadani democratica y plural. McClure seftala cémo las contribuciones post-cstructuralis- tas a la teoria politica han vuelto a constituir los temas de la agenda y de Ia identi- dad politica de tal forma que crean las condiciones para un tipo mucho mas radical lismo tinicamente puede ser formulado de ma~ que conciba al agente de un conjunto de suturadas en la interseccién de estas posiciones de sujeto. no del reduccionismo y esencialismo dominante en las interpretaciones liberales 122 ONTEMPORANEOS: ia y la ambigiledad de toda ‘como el cariicter constitutive de la divisién social y el antagonismo. imo punto es decisivo: no avanzariamos en absoluto si simplemente re~ ‘emplazaramos la nocién de un sujeto homogéneo y unificado por una multipliei- dad y fragmentacién dentro de la que cada fragmento retendria una identidad cerrada y plenamente constituida. Como lo hemos argumentado en Hegemonta y estrategia ismo de los elementos permanece al interior de la proble- matica que intenta desplazar, ya que una identidad claramente definida presupone un determinado sistema de relaciones -con todos los otros fragmentos 0 elemen- 10s~ iy qué es esto sino la reintroduccién de la categoria de totalidad cuya elimina~ completa? Por lo tanto, es importante el no j6n como una dialéctica de separaci y de sobredeterminacién. ¥ esto ¢s posi sujeto carece de una identidad original (ya se trate de una naturaleza a 0 fragmentaria), pues es primariamente el sujeto de una falta. Como re- ado, cualquier identidad de ella o de él, puede ser solamente constituida a tra- jeza del pluralismo también requiere una visién de lo poli- jas discursivamente, una visi6n que esté en desacuerdo con 10. Sin embargo, es s6lo dentro de tal perspectiva que es po: moderna como una forma pol i6n entre la légica de la irmacién de la soberania un conjunto de derechos humanos fundamenta- tanto, lo anterior establece una forma par- la distincién entre una esfera de stente pretender que tal dist ser abandonada en el nombre del pluralismo, como algunos fundamental jentando durante la controversia de Salman Rushdie. 10 punto indica que cualquier reflexién sobre Ia ciudadania democrati- ca moderna debe fender el més amplio pluralismo posible debemos también aceptar cién politica no puede ser ubicada en cn las relaciones sociales. La recuperacién de la ciudadania como una forma fuerte 123, Chantal Mouse de identificacién politica presupone nuestra lealtad a los prineipios politicos de la democracia moderna y el compromiso para la defensa de sus instituciones clave Los prineipios antagénicos de legitimidad no pueden coexistir dentro de una aso. ciacién politica individual, aceptar el pluralismo en ese nivel, automaticamente impone la desaparicidn del Estado como realidad politica. Y esto -contrario a lo que algunos creen—no significaria una mayor democracia sino la verdadera nega- cién de su posibilidad. La democracia moderna, lejos de estar basada en una con- cepeién relativista del mundo, como algunas veces se argument en torno a un cierto conjunto de valores, como igualdad y libertad, los cuales cons- tituyen sus principios politicos. Quienes conciben al pluralismo de la democracia moderna como total y cuya tinica restriccién es el acuerdo sobre reglas para proce- det, no se dan cuenta que nunca pueden ser puras, ni neutrales sin re/erencia a aspectos normativos. Deberia estar claro ya, el por qué una perspectiva democritica radi un enfoque de lo politico que es diferente no solamente de la con sino también de la comunitaria, El enfoque pre-moderno di unificada alrededor de una idea substancial del bien com algunos comunitarios, es anti beral como una nueva forma pol esté articulada politica, pero creen que deben ser reformul con el reconocimiento del conflic to, como lo argumenté en mi cont este volumen, una de las éreas clave para la elaboracién de una a, democratica moderna, Por otro lado, una reflexién sobre ciudadanfa revela la profunda confusién im- plicade en el dogma liber En la idea de respetar la debe ciertamente |, pero no puede serlo en n, postula un cierto conjunto in y el antagonismo. Esto es por c’ constituyen sus prineipi 10 deben ser concebidos a manera de un bien comiin substancial: id de concepciones diferentes del buen no solamente de Rawls, quien constantemente se refiere al hecho del pluralismo, 124 bi INTEMPORANEOS: sino también en todos esos 8 que insisten en Ia neutralidad del Estado y conciben a la democracia si snte como un conjunto de procedimientos para tratar con la pluralidad sreses y opiniones. Marcil-Lacoste argumenta que el smo debe ser concebido como la expresidn institucional de un valor, tad individual. La concepeién de la democracia radical presentada aqui, no debe ser confundi ros enfoques, los cuales bajo un nombre similar, proponen una visién de disponibi cional final itagonismo y la divisi6n 1, por el contrario, pos ‘comprension de la democracia ra én final dela negacién de la dei es M Reconocer los limites del pluralismo también significa que todas las diferencias no pueden ser aceptadas y guirse de otras formas de pi neidad, diseminacién e inconmensurabilidad, para las cual co, Para que el reconocimiento de la renciacién e indiferencia, deben existir criterios para decid ¢s. Ademas, como Marcil-Lacoste sefiala, para que el le con la lucha contra la desigualdad, uno debe ser capaz. pueden ser proporcionados por pluralistas recientes de exaltacién post-moderna de las diferencias y las paralogias. 125 Chantal Mouffe iyan el marco de un con- pluralismo pueda existir. Es de esta forma que una comunidad politica, moderna y democratica debe ser concebida, como una superfi- cie discursiva de inscripcién y no como un referente empitico. Al interior de dicho interpretaciones en competencia, sobre los principios com- partidos de igualdad y libertad y por lo tanto diferentes enfoques de la ciudadani Si nuestro propésito es la extensién de estos principios al conjunto mas amplio posible de relaciones sociales, una concepcién democratica radical de ciudadania 1€ que ser construida a través de la identificacién con una interpretacién demo- critica y radical de la igualdad y la libertad, Pero la tensi6n entre estos principios tiene que ser reconocida, y una democracia radical y plural mds que tratar de resol- verla, debe ent protegerla. Entre la légica democratica de identidad y ‘equivalencia iberal del pluralismo y la diferenci: i y plural solamente puede consistir en el reconocimiento de la multiplicidad de logicas sociales y la necesidad de su articulacién. Pero esta culacién debe ser siempre recreada y renegociada, y no hay esperanza de reco 1. Esto es por lo que la democracia radical también significa la iidad radical de una democracia totalmente lograda. 126 CIUDADANIA DEMOCRATICA Y COMUNIDAD POLITICA Chantal Mouffe, (199. “Democratic Citizenship and the Political Communi En: Dimensions of Radical Democracy. Londres: Verso, (pp. 225~ Traduccién: Silvia Fuentes Ama} Revisién: Rosa Nidia Buenfil Burg Los temas de ciudadania y comunidad estin siendo discutidos en muchos de I bastiones de la Izquierda de hoy. No hay duda que esto es consecuencia de Ia ci de la politica de clase ¢ indica la creciente percepcién de la necesi mi forma de identificacién alrededor de 1a cual se organicen las fuerzas que lucha Por una radicalizacién de la democracia. En verdad, estoy de acuerdo con qi cuestién de la identidad politica es crucial y considero que intentar la construe de las identidades ciudadanas debe ser una de las tareas importantes de la poli democritica. Pero hay muchas visiones diferentes de ciudadanfa y algunos tems centrales estin en juego en esta competencia. La manera en que definimos ciudi ania esté ligada intimamente al tipo de sociedad y comunidad politica que queremo: {Cémo deberiamos entender ciudadania cuando nuestro objetivo es una dem¢ ical y plural? Un proyecto asi requiere de la creacién de una cadena d tre las luchas democréticas, y por lo tanto, la creacién de una iden que la interpelacién d 1es debe reunir? smas que abordaré y argumentaré: que la cuestién clave ¢ wza de 1a comunidad politica bajo condiciones democrat 127 Chantal Mouffe cas modernas. Considero que necesitamos ir mas alld de las concepciones de cit dadanfa, tanto de la tradicién republicana eivica como de la liberal construimos sobre sus fortalezas respectivas. Para situar mis reflexiones en el contexto de las discusiones actuale aceredndome al debate entre los liberales kantianos y los llamados comi De esta manera, espero traer a la discusién lo especifico de a nivel politico como teérico. Liberalismo versus Republicanismo Civico Lo que realmente esta en juego, entre John Rawls y los In cuestién de la ciudadania. Dos lenguajes diferentes, en cular nuestra identidad como ciudadanos, estan en confronta a representacién del ciudadano como una democré de derechos iguales expresados por sus dos principios de j vez que los ciudadanos se ven a si mismos como personas reconocer que para perseguir sus concepciones propias y dit sitan los mismos bienes primar oportunidades, asf como los mi ‘mismas bases sociales de respeto a si mis acuerdo sobre una concepeién nes sociales primarios -libertad respeto a si mismos—deben ser tribucién desigual de cualquiera o de todos estos bienes sea para cl beneficio de menos favorecidos.! De acuerdo con este enfoque liberal, ciudadania dad de cada persona de formar, revisar y perseguir ra definicién del bien. Los ciudadanos son vistos como us promover su propio interés dentro de cier! respetar los derechos de los otros. Los cor concepcién empobrecida que exeluye 1a nocién del ciudadano como alguien para quien es natural unirse a los otros para emprender acciones comunes en la perspec- » Michael Sandel ha ergumentado que la concepeién de Rawls ismo” es poco cuidadosa, ya que no deja espacio para una comunidad una comunidad que constituiria la identidad misma de los individuos. Esta concepeién tinicamente nos permite considerar una comunidad instrumental, es como ingreso y riqueza, y las 108. Esto es por lo que deben de estar de a de justicia que establece que todos los bie- ‘isher. Come en espatiol no es muy us {Yl femenino,aclaramos ahora este énfasis en eo 128 DERA una comunidad en La cual mente definidos, partic Para los comunitari Vivacién de la perspec ica republicana, que pone un fuer antecede y es independiente a los deseos ¢ casi ha desaparecido actualmente porque ha jentes han mostrado que jugé un papel muy importante durante la revol americana De hecho, hay serios problemas con la concepeién liberal de ciudad: también debemos estar conscientes de Jas fallas de la sol su concepeién de la po! {10s mismos como parti mado para los eriticos d de la moral y el ambito ‘oponen una comuni Irededor de una particu- idea de participacién ficio de 1a liberta a, moderna y democrética no puede set organizad: al del bien comiin. La recuperacién de u fuerte de la ciudadanta no debe ser hecha a costa El problema, creo, no es el de reemplazar una tradicién por otra, sino el hacer una recuperacién de stando de combinar sus ideas sutiles y agudas dentro de una nueva cont \danfa adecuada para un proyecto de democracia radical y plural 129 Chantal Mouse nacen libres ¢ iguales, también redujo la ciudadanfa a un mero estatuto legal, pre~ rentando los derechos que el individuo tiene contra el Estado. La manera como, sstos derechos son ejercidos cs irrelevante en tanto sus detentadores no rompan ey o interfieran con los derechos de los otros, La cooperacién social sélo busca -# en una comunidad de iguales son ajenas a la mayor parte de los pensadores liberates. republicanismo civico, por el contrario, enfatiza el valor de Ia parti ‘ay atribuye un papel central a nuestra insercién en una comunidad p Pero el problema surge con la exigencia de concebir la comunidad politica de tal manera que sea compatible con la democracia moderna y el pluralismo liberat-En tras palabras, estamos frente al viejo dilema de cémo reconciliar las libertades de jos antiguos con las libertades de los modenos. Los liberales argumentan que son incompatibles y que las ideas actuales, sobre el bien comin tmicamente pueden ener implicaciones totalitarias, De acuerdo con ellos, es imposible combinar las jado por Quentin Skinner, quien muestra que no hay una incompatibilidad necesaria entre la concepcidn republicana clasica de ciudadania y la demo- racia moderna.® [i] encuentra en diversas formas del pensamiento republicano, particularmente en Maquiavelo, una forma de concebir Ia libertad, la cual a pesar cuyos miembros participen activamente en el gobierno, q) dividual puede ser garantizada. Para asegurar nuestra propia libertad y ev: servidumbre que volveria su ejercicio imposible, debemos cultivar las virtudes 130 RANEOS otros mismos al bien comin. La idea de un bien comin por interés privado es una condicién necesaria para disfrutar la li- bertad individual. El ortante porque refuta la pro- se. Esto es crucial para un proyecto democratico radi munidad politica adecuada para tal articulacion entre los derechos del individuo y la participacién politica del ciudadano deviene la cuestién a plantear. Democracia Moderna y Comunidad Politica Otra manera de aproximarse al debate entre los liberales kantianos como Rawls y de la prioridad del derecho sobre el bien, esto ma de la comunidad politica, demoerética y ibles del bien que los individuos pueden permitirse buscar. Es por insiste en que los principios de justicia deben ser derivados indepen- dientemente de cualquier concepcién particular del bien, ya que necesitan respetar la existencia de la pluralidad de las concepciones del bien que compiten, en la perspectiva de ser aceptadas por todos los ciudadanos. Su objetivo aqui es defen- der el pluralismo liberal que requiere de la no imposicién sobre los individuos de cualquier concepcién especifica de bienestar o plan de vida particular. Para los berales estas son cuestiones privadas producidas dentro de la moral individual, ren que el individuo debe ser capaz de organizar su vida de acuerdo con sus propios deseos, sin intervenciones innecesarias. De aqui, la centralidad del con- jes y la asercién de que los prin Considero que esto es un principio importante, el cual necesita ser defendido ya que es crucial para las sociedades democriticas modernas. De hecho, la democra- cia moderna esta precisamente caracterizada por la ausencia de un bien comiin substancial. Este es el significado de la revolucién democratica como es analizado por Claude Lefort,” quien Ia identifica con la disolucin de los limites de certeza. De acuerdo con Lefort, la sociedad democratica moderna es una sociedad donde el poder ha Ilegado a ser un espacio vacio y esté separado de la ley y el conocimiento. En tal sociedad ya no es posible proveer una garantfa final, una legitimacién defi- 7 Claude Letort (1988) The Pottieal Forms of Modern Society. Oxford; p. 305. 131 Chantal Mouse nida, ya que el poder ya.no es incorporado en le persona del principe y asociado a une ia trascendental, Poder, ley y conocimiento son asi expuestos a una indeterminacién radical: en mis téminos, un bien comin substancial deviene im posible, Esto es lo que tambien Rawls indica cuando afirma que “Debemos aban- donar la esperanza de una comunidad politica si por tal comunidad queremos decir una sociedad politica unida por ién de una doctrina general y comprensi: 5 Si la prioridad del derecho sobre el bien se restringiera a eso, yo no tendria in desacuerdo. Pero Rawls quiere establecer una prioridad absoluta del dere- cho sobre el bien porque no reconoce que solamente puede existir en un cierto de sociedad con instituciones especificas y que es una consecuencia de la rev cién demoers los comunitarios replican, con razén, que tal del derecho no puede existir y que es solamente a través de nuestra participacion ‘en una comunidad que define el bien de cierta manera, que podemos ad sentido del derecho y una concepeién de justicia. Charles Taylor sefiala correcta- mente que el error del enfoque fracasa en tomer en cuenta clones cuyas recompensas dentro de un tipo de civ! prictieas, del dominio Hay, sin embargo, otro aspecto de la critica comunitaria del liberalismo que no deberfamos abandonar sino reformular. La ausencia de un bien comin substancial las sociedades democraticas modernas y la separacién entre el dm! 137) “The lee ofan Overiapping Consens yor (1955) “Philosophie andthe Human Selences", Philosophicu! Papers 2. Cambridge, p. 200 132 los derechos por un lado, y Ia actividad cfvica y la comuni ica, por otro lado, Nuestra tinica opcién no esté entre un agregado de comunidad pre-moderna organizada alrededor de dicotomia constituye el reto crue Ya he sefialado, como Quentin Skinner apunta, una posible forma de articul 133 Chantal Moutie La Comunidad Politica: ;Universitas 0 Societas? Como lo indiqué previamente, necesitamos concebir un modo de asoc ca, que a pesar de no postular la existencia de un bien comin substanci bargo involuera la idea de comunalidad, de un nexo ético-politico que crea un vinculo centre los participantes en la a: lo que nos permite hablar de una comunt- dad politica, aunque no sea en wm sen Considero que si los interpretamos de cierta forma, las reflexiones sobre la aso- cciacién civil propuestas por Michael Oakeshott en On Human Conduct pueden ser ‘muy ilustrativas para tal propésito. Oakeshott muestra que societas y universitas, las cuales fueron entendidas en la Edad Media tardia como dos maneras diferentes de asociacién humana, también pueden representar dos interpretaciones alternati- vas del Estado moderno. Universitas se refiere al compromiso en una empresa para aleanzar un propésito substancial comiin o para promover los intereses comunes, e refiere a “personas asociadas de tal manera que se constiti- naturales, una asociacién de personas (partnership) la cual es ertos aspectos importantes como una persona”.!” de agentes comprometidos en una empresa comtin en base a un propésito, soci i designa una relacién formal en téminos de reglas, no una relacién substaneial en términos de la accién comin. La idea de societas es la idea de agentes que, opcional o circunstar estan relacionados con otros, de tal forma que constituyen una asociacién identifi- cable de cierta manera. El nexo que los une, y respecto al cual cada quien se reco noce a si mismo como socius, no es el de un compromiso en una aceién para alcanzar un propésito comin substancial 0 para promover el interés comin, sino el de la lealtad hacia el otro," Por lo tanto, no es un modo de relacién, en términos de la accién comin, sino imente, Oakeshott insiste en que los participantes de dos por una empresa comin, ni tampoco por la idea de fac peridad individual de cada persona; lo que los une es ¢l reconocimiento de la autoridad de las condiciones que especifican su interés comtin 0 piiblico, una prac- 21 Oakeshot (1975) On Human Conduct, Oxford, p. 203 201 134 DEBATES POLITICOS CONTEMPORANEOS tica de civilidad. A este interés piblico 0 consideracién de cives, Oakeshott llama respublica, Se trata de una pri sino las condiciones a ser suscritas en la eleccién de éstas. Dichas condiciones facciones a ser buscadas o acciones a ser real les que especifiquen las condiciones a las que se tiene que suscribir para elegir m actuaciones.!? Me parece qui adecuada para definir la asociacién politica bajo las condiciones de la democracia moderna, De hecho, es una forma de asociacién humana que reconoce la desapari- cién de una idea substancial pai del bien comin y deja lugar a la libertad individual. Bs una forma de asociacién que puede ser disfrutada entre relativamen- te extrafios que pertenecen a muchas asociaciones con determinados propésitos y cuyas lealtades a comunidades especificas no son vistas en conflicto con su parti- cipacién en la asociacién civil. Esto no serfa posible si tal asociacién fuera conce- bida como universitas, como asociacién de fines, ya que no permitiria la existenci de otras asociaciones genuinas también con determinados propésites, en las cuales Jos individuos fueran libres para p: Para pertenecer a la cout Estas reglas pi acion de las satisfacciones y di comunidad politica se mantiene unida no por una idea substancial del bien comin sino por un lazo comiin, un interés puiblico. Se trata, por lo tanto, de una comuni- dad sin forma ni identidad definida esencialmente, y en continua reactualizacién, Dicha concepoién es claramente diferente de una idea pre-moderna sobre 1 a, pero también es diferente de la idea liberal de asociacién pol iberalismo considera también la asociacién politica como una for- in con fines, emprendedora, excepto que en su caso el propésito es promocién del interés propio. eral del Estado como conciliador de intereses, al I como la idea del Estado promotor de tica. Ya que el ma de asocia ras que lo que es significative es el tipo Por lo tanto, su concepeién no debe ser con- 135 Chantal Moufte el Reino de la Ley. El enfatiza el carécter moral de ensamiento politico concierne a la respublica en érminos de bonum civile, Declara que: Tulidad,entonces, denota un orden de consderaciones morales (no ada neutralidad de las ‘como una condicién prudencial,! Por moral, se refiere obviamente no a un enfoque comprensiyo sino a lo que he ue afirma que lo que es civilmente deseabl ios morales, generates, y que la del Tact6n politica ataiie a consideraciones morales de suyo. Esta respublica esta articulacion dun interés comin, donde la bisqueda de todos tos p a ak ees at los interes, la sutistacein de todos ls deseosy Ia prop das las creencias, deben ser suscrtos alas eon forma indiferente a los mérites de cualquier interés o de it, y consecuentemente, no ser en sf misma un interés 0 Podriamos decir, usando el vocabulario de Rawls, ue en la asociacién civil 0 so- princi gatste Prioridad del derecho sobre el bien, pero en el ease de Oakeshott, los rincipios que dan cuenta del derecho, ta respublica, no estin coneebidos de una manera kantiana como en Rawls, sino de forma hegelt asociado en términos del reconoeimi: ‘moral.'6 Lo que encontré iitil de esta miento del pluralismo y de na todos los nocién de societas no abando- esfera de la moral privada, Este modo de ‘Montesquieu y ica en el sentido, existencia de un Mencioné al principio, que para que las reflexiones de Oakeshott resultaran de ad para un proyecto democratico radical, requieren ser interpretadas de cierta dela ana ito due estoy perfectamente consciente del uso consermadas que él hace dela distinci6n entre societas y universitas, pero ereo ‘que no es nevesariamente el eee id. pS Ibid. 172, "'N: dela T. Brn el documento sparece et término alemin 1 $€traduce como moral 0 costumbre, 136 DEBATES POLITICOS CONTEMPORANEOS in lugar a dudas, ef Conservadurismo de Oakeshott reside en el contenido Aus establece en Ia respublica, que obviamente puede ser resuelte fad compartido, es s6lo adecuado para un aspecto dela polit sepia Punto de vista del nosotros, el lado amistoso, De cualquier mode: se smo dentro del modelo de Oakesh I producto de un en gran medida a las reglas de la respublica y a sus mal én de la comunidad po id pol La vida politica atafie a la col truccién de un nosotros en un ttuir un nosotros debe ser di dc una fromtera, orienta hacia 10 desaparecerin nunca, la ii6n. Algunas formas de acuer- do Pueden lograrse, pero son siempre parcialesy provisioncles, Pucsto que el con- senso se basa necesariamente en actos de exclus del lenguaje de civilidad tan caro a Oakeshot Una Ciudadania Democratica Radical /Gomo una empresa pro imervencidn esatal sobre la base de una certs nie 137 Chantal Mouffe tratamos ahora con un tipo de identidad politica, una forma de identi simplemente con un estatuto legal. El ciudadano, no es, como en el ‘aquel recipiente pasivo de derechos espe: de ciudadano cambia, debido al énfasis puesto en la identificacién con la respubli- ea, Se trata de una identidad p das en miiltiples empresas propositivas, con concepciones diferentes del que se someten a las reglas prescritas por la respublica, en la basque satisfacciones, y en sus maneras de actuar. Lo que las une es el recon i 50, la ciudadania no es inicamente una identidad entre otras—como en el liberalismo~o la i inante que esti por encima de todas las otras -como en el republicanismo civico, Es un principio articulador que afecta a las diferentes posiciones de sujeto del agente social (como lo mosiraré cuando discut \cién piblico/privado), al tiempo ‘que permite una pluralidad de lcaltades especfficas y el respeto ala libertad individual Puesto que estamos tratando con p estardn en competencia formas. d igadas a las diferentes interpretaciones de la respublica. En un régi- men democratic tuar deben ser entendi- otros como personas libres e iguales. Lo que | enfatizaré las numerosas relaciones so- iiones de dominacién existen y deben ser desafiadas, si es que de libertad e igualdad van a aplicarse. Esto debe conducir al recono- cimiento comtin, entre los diferentes grupos en lucha, para una extensién y radica- lizacién de la democracia, de que tienen un interés comin y que al optar por determinadas acciones deben suscribirlas a ciertas reglas de conducta; en otras , debe construirse una identidad politica comiin como ciudadanos demo- criticos-radicales. La creacién de las identidades poli les, depende por lo tanto de una forma colectiva de identificacién ent das democriticas encontradas cn una variedad de movimientos: mujeres, trabajadores, negros, gays, ecologistas, asi como en algunos otros movimientos sociales nuevos. Esta es una concepcién de ciudadania que, a través de cacién comin con una interpretacién democrat bertad ¢ equival as como ciudadanos democriiti ‘nie us demandae para atoulalan através del prineipio de la equi- 138 DEBATES POLITICOS CONTEMPORANEOS valencia democrética. Ya que no se trata de establecer una mera alianza entre inte- reses dados, sino identidad de estas fuerzas. Esto es algo que muchos pur: ‘i0- nes de poder. Estan de acuerdo en la necesidad de ampliar la esfera de los derechos: cn la idea de incluir a grupos hasta ahora excluidos, pero ven este proceso como sin obstéculos, como una inclusién progresiva dentro de le ciudadania. Esta ¢s la his- toria tfpica, tal como ha sido en su celebrado articulo ‘enship and Social Class. El problema con dicha aproximacién es que ignora los limites impuestos sobre la extensién del pluralismo por el hecho de que algu- nos derechos existentes han sido constituidos sobre la propia exclusién o subordi- nacién de los derechos de otras categorias. Estas identidades deben ser primero deconstruidas si se quiere reconocer diversos derechos nuevos. Para hacer posible una hegemonia de las fuerzas democriticas, se requieren, entonces, identidades nuevas, y aqui estoy argumentando en favor de una identidad ico-radicales. Por ello, entiendo ta iden- 4 los principios {que estos prineipios sean entendidos de tal forma que se tome en cuenta las dife- las posiciones de sujeto en las que éstos son relevantes: género, clase, raza, etnicidad, orientacién sexual, etc ‘Tal aproximacién, s6lo puede ser formulada adecuadamente dentro de una pro- blematica que concibe al agente social no como un sujeto unitario, sino como articulacién de un conjunto de posiciones de sujeto, construidas dentro de discur- sos especificos y siempre precaria y temporalmente suturadas, en la interseocién de estas posiciones de sujeto. Solamente con una concepcién no esencialista del sujeto, que incorpore la idea psicoanalitica de que todas las identidades son formas estién de la identidad politica de una for- hacerlo convertiria al tipo de politica que aqui se plantea en algo completamente incomprensible. Sobre este punto, una concepcién democratica-radical de ciudadania nos conee~ ta con los debates actuales acerca de la post-modernidad y la critica al racior mo y universalismo. El enfoque de ciudadania que estoy proponiendo, rechaza la idea de una definicién universalista y abstracta de lo piblico, opuesta al dominio de lo privado, visto como el espacio de la particularidad y de la diferencia, implica que, a pesar de que In idea moderna del ciudadano fue en verdad crucial para la .cién democritiea, hoy constituye un obstéculo para su extensién. Como las 139 Chantal Mouse doméstico y jugé un papel importante en la subordinacién de la mujer, A la idea de que el ejercicio de la ciudadania consiste en adoptar un punto de vista universal, que se hizo equivalente a la Razén y Ia reservd a los hombres, idea de que la ciudadania consiste en la id como interpretaciones posibles de estos prineipios. Desde esta perspectiva lo ptiblico/privado no es abandonado sino reformulado. De nuevo aqui Oakeshott puede ayudarnos a encontrar una alterna ciones del liberalismo. Societas es, de acuerdo con él, una condicién cual toda empresa es privada, aunque nunca inmune a las condiciones pil ‘especificadas en la respublica. En une sacieras toda situacién es un encuentro entre lo “privado” y lo “piblico”, entre una aaccién o expresién pars procurar una satisfaecién substancial, imaginada y deseada, condiciones de civilidad a ser suscritas al levarla a eabo; y ninguna situacién significa la exclusin del otro."* Los deseos, opciones y decisiones son privadas porque son responsabilidad de cada individuo, peto las actuaciones son piiblicas porque requieren suscribirse a las con- diciones especificadas en la respublica. Ya que las reglas de la respublica no orde- nan, prohiben o garantizan acciones substanciales o expresiones, y no dicen a los sacién con sus princi Pios ético-ps in del interés comtin expre~ respublica. Proporciona la gramética de la conducta ciudadana. caso de un ciudadano democratico, radical, tal aproximacién nos permite igualdad y libertad debe informar sus acciones en Ninguna esfera es inmune a estos intereses, y las nes de dominacién pueden ser desafiadas en cualquier lugar. A pesar de , no estamos tratando con un tipo propositive de comunidad que afirma una inica meta para todos sus miembros, la libertad del individuo es preservada. Ver, por ejemplo, Carole Pateman (1988) The Serual Contract, Stanford; y Genevibve Frasse (1989) Muse ton. Al Oakeshot, On Human Conduct p. 183, tas y separadas. ‘No podemos decir: aqui terminan mis deberes como ciudadano y cor libertad ¢ igualdad que caracteriza a la democracia moderna. Es la existencia mis- ma de dicho régimen, y cualquier intento por lograr una armonia perfecta, por realizar una democracia verdadera tinicamente puede conducir a su destruccién, (0 es por lo que un proyecto de democracia radical y plural reconoce la imposi- lidad de una realizacién plena de la democracia y de la realizacién final de la comunidad politica. Su propésito es el uso de los recursos simbélicas de Ja tradi- cién democratica, liberal, para luchar por la profundizacién de la revolucién de- chos y el pluralismo con las ideas del espiritu piblico y el interés ético- una moderna y nueva concepeién democratica de ciudadania puede restaurar la dignidad de lo politico y prover el vehiculo para la construccién de una hegemo~ nia democrética radical. 141 SOBRE LA ARTICULACION ENTRE LIBERALISMO Y DEMOCRACIA Chantal Mouff en The Return of the Politica Londres, Verso, 1993, pp. 225-2 Traducci6n: Revisién: Rosa Ni En 1964, en un ensayo titulado Post-Liberal-Democracy, C. B. Macpherson argu ‘menté que necesitibamos elaborar una teoria de la democracia que rompiera lo vineulos que habian sido establecidos entre el lizacién humana y Ia economia de mercado es ‘Cincuentaafios atrés el mundo era casi el coto de las sociedudes capitalistas tices de Oceidente. Sus economias estaban triunfando, y también sus teorias. Des ces, dos tercios del mundo han rechazado la sociedad de mercado liberal-democratia, ti en prictica como en teoria (Macpherson, 1973:183), Desfortunadamente, veinticineo afios mis tarde, el viento parece ién opuesta. Desde Latinoamérica hasta Europa Orient ‘ado cada vez més como una condicién necesaria para una democratizaci wiera equivocado ‘mar por el desarr smo liberal-democritico Pienso que hoy ta 5 més necesaria que nunca. En un mom estamos siendo testigos del eomienzo de una nueva configuracién pol 143, I Moutte liberales de izquierda y los post-marxistas entrando en un diélogo promisorio, e. Su tesis de -08 de Ia democracia iiberal nos proven de los recursos sim! |gunios problemas en la aprox: ido hacer surgir contrastando su po: iayor grado de participacién, su model ‘ria, y no pone tanto énfasis como Macpherson en TTaiapoco eres Babe que la escasez pueda ser superad: igualdad requerida por u ). Macpherson defiende I jocratizacién, a ser juzgadas de acuerdo con sus objetivos. Desde este punto de vista, Bobbio a menudo aparece como més radical que Macpherson, que pone un Enfasis demasiado ex: de las demandas de los prende adecuadamente el grado en el cui 1oce que el proceso de democra icas para abarcar no puede ser provisto lad de contextos fue (Bobbio, 1987:56), A pesar de que creo que Bobbio esté en lo cierto en rel democratizacién no debe ser concebido como exclu: transicién desde 1a democracia representativa a la democracia di va por mal camino cuando presenta a la democra privilegiado de institucion democtatica, Por ejemp! En resumen, podemos decir qu cracia representativ organizaciones jeri Para mi esto es claramente insatisfactorio. Hay muchas relaciones sociales para la jocriticos de libertad e igualdad serén ‘a se acomoda mejor en algunos casos, la democracia directa en otros; deberiamos también tratar de imaginar nuevas for- ‘mas de democracia. De todas maneras, Bobbio hace basicamente bien en hacia el hecho de que no deberia mente nuevo de democracia y qu. darse. En mar nuestra atencién esperar a emergencia de un tipo completa- ambiguos. Por supuesto Macpherson no propone abandonar las instituciones politicas liberales, pero a menudo parece acep- tarlas como un pis aller, un segundo mejor que debcmos tolerar debido al peso de 145 Chantal Mouffe la tradicién y a las circunstancias actuales en las socied: r jedades occidentales. A ello se debe que en The Life and Times of Liberal Democracy, presente su Modelo 4B de democracia participativa, que combi recta piramidal con un sistema cor Modelo 4A, el sistema de consej el cual, de acuerdo de la democracia liberal, a pesar del hecho de que ibria desaparecido, Esta iltima es igrosa de democracia participati va, que no tiene en cuenta la importancia crucial de las instituciones politicas libe- rales para la democracia moderna. ‘Tomar en serio el principio iberalismo cs al afirmar que los individuos deberian tener la posibilidad de organizar sus vidas como deseen, de elegir sus propios fines, y de levarlos a cabo como mejor les parezca. En otras palabras, es ismo es constitutivo de la democracia moderna. La idea de permanencia de los conflictos y los antagonismos. Una vez: iad real de lograr homogeneidad es descartada, la necesidad de las personas racionales podrian acordat, um pluralismo que las institueiones liberales fundamentales ~separacion de Iglesia y Estado, tacion del poder del Estado ayuda a asegurar. Bajo condiciones democriticas modemas, caracterizadas por lo que Claude Lefort denomina Ja disolucién de las marcadores de certidumbre (Lefort, 1988:19), Ia interconexién entre las instituciones liberales y los procedimientos democriti- (Bobbio, 1987:59),' y al urgirnos a reconocer que los objetivos socialistas s6lo pueden ser alcanzados aceptablemente dentro del marco democrs Creo que la demoeracia debe aceptar al plur modernas, en las cuales uno ya no puede hablar d pueblo” como una entidad para jndlourel fin de-una eoncepeién sustantiva de bien 146 DEBATES POLITICOS CONTEMPORANEOS, ficada y homogénea con una voluntad general tinica, Ia logica democratica de la jidad del gobierno y los gobernados no puede por si misma garantizar el respe- or los derechos humanos, Es solo por virtud de su articulacién con el liberalis- sr puede evitar el descender a ti Carl Schmitt y Ia democracia parlamentaria Carl Schmitt es bien conocido por un pequetto niimero de tesis muy provocativas, siendo una de ellas que el liberalismo niega a la democracia y que la democraci niega al liber ‘ary Democracy (192 ser distinguidos uno del otro, y que, una vez que sus respectivas caracteristicas son cespecificadas, la naturaleza contradictoria de la democracia de masas moderna se hace evidente. La democracia, declara Schmitt, es el principio de que los iguales deben ser igualmente tratados; esto implica necesariamente que los desiguales no JImente tratados. De acuerdo a él, la democracia requiere la homogenci- lo existe en base a la eliminacién de la heterogeneidad. Por lo tanto excluido siempre lo que amenaza su homogeneidad. El consi- iad de todas las personas como personas ¢s una ética humanitaria individualista y no una forma posible de organizacién px La idea de una democracia del género humano es para él impensable, debido a que una igualdad humana absoluta, una igualdad el necesario correlato de desigualdad, seria, dive él, una igualdad a la que se le ha robado su valor y su substancia, y por lo tanto completamente sin sentido (Schmi 1985:11-12), La tnica manera en la cual podemos entender el sufragio universal ¢ ‘es dentro de un determinado circuto de iguales, desde el momento en que ¢: solo cuando la homogeneidad existe que la igualdad de derechos adquiere sentido Es por ello que en los di s modernos en los cuales igualdad humana universal ha sido establecida, la igu cado siempre en la prictica la exclusién de aquellos que no son leales al Esta ‘Schmitt concluye que la democracia de masas moderna se basa en sién entre la ética liberal de Ia igualdad humana absoluta y la forma py ‘a de identidad entre gobernados y gobernantes. Su cris: de: 147 Chantal Moufie «ula contradiccién entre un individualism liberal eargado por un pathos moral y un senti= identidad, propio de la for de la representacién, propio de la mo: democratica de gobierno, uno, y otro, Tal sistema hibrido es el ral ha conseguido establecet pios de gobierno opuestos. Schmitt afirma que el elemento representativo constitu ‘ye el aspecto no democritico de ‘cl parlamento provee Ja representacién de la unidad pol democracia: ca, esté en oposicidn a hha perdido su fundamento aba a si mismo ya no son mas ¢: discusién se aleanzaré la verdad. Esta es, ‘que s6lo puede ser comprendida dentro del contexto del liber ln sistema metafisico consistente y comprehensivo. Argumenta que: Normalmente uno s6lo discute la linea de razonamiento econémica de que la armonia social xy la maximizacin del bienestar se derivan de la competencia econémica libre de los indivi- ‘duos, dela libertad de contratacién, de la libertad de comercio, d ‘esto es s6lo una aplicacion di ‘verdad puede ser hallada a través de un choque irrestricto de opiniones y que la competencia, proveerd Ia armonia (Schmitt, 1985:35), 148. DEBATES POLITICOS CONTEMPORANEOS De acuerdo a Schmitt, ha sucedido lo siguiente. El orden parlamentario liberal estaba basado en que una serie de asuntos importantes como religién, moralidad y economia estuvieran confinados a la esfera privada; esto era requerido para crear Ja homogeneidad que era la condicién necesaria para el funcionamiento de Ia de- moeracia. Bl parlamento podia, de esa manera, aparecer como la esfera en la cual los individuos, separados de sus intereses conflictivos, podian discutir y alcanzar tun consenso racional. Pero con el desarrollo de 1a moderna democracia de masas 1 cual las presiones democraticas para la extensién de srvenir en mas y mAs éreas de la sociedad. El fenémei ico de la fase previa fue entonces revertido y wwadir todas las esferas. No sélo el parlamento perdié cada v mas su importancia, desde e! momento en que muchas decisiones relativas a asun- les comenzaron a ser tomadas a través de procedimientos diferentes; se convirtié también en Ia arena en la ct queza y la disousién que mo, ha perdido toda credibilidad y que se ha dejado al par! fundamento intelectual: jentarismo sin ningiin CCiertamente no hay mucha gente hoy que quiera renunciar a fas viejaslibertades liberal ‘particulamente la libertad de expresin y de prensa. Pero en el continente europeo no hay ‘muchos més que todavia erean que existen sas libertades en donde pueden realmente ponet ‘en peligro alos poscedores del poder. ¥ un mimero menor todavia erce que las leyes justas y Jas politicas adecuadas pueden ser alcanzadas através de articulos de periodicos, diseursos y manifestaciones, y debates parlamentarios. Pero ésta es la verdadera creencia en el pa mento. Si en las actuales cireunstancias de Jos asuntos parlamentarios, la franqueza y I digcusién se han convertido en una formalidad vaciay trivial, entonees el parlamento, como se desarroll6 en el siglo diecinueve, ha perdido también su fundamento previo y su sentido (Schmitt, 1985:50). ‘Schmitt estaba por supuesto escribiendo estas lincas en 1923 y su anilisis se refi re particularmente a la situacién de la Republica de Weimar, pero es todavia rel 149

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