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D EL CU ERPO
3AJO LA DIRECCIÓN DE:
Vo lu m en 2
De la R e v o l u c ió n FRANCESA
a la GRAN G u e ^ ^
DIRIGIDO POR ALAIN CORBIN
ta u ru s historia
T
Titulo original: Histoire du corps. 2. De ¡a Révolution á ¡a Grande Guerre
© Éditions du Seuil, 2005
© De la traducción: Paloma Gómez, María José Hernández y Alicia Martorell
© De esta edición: Santillana Ediciones Generales, S. L., 2005
Torrelaguna, 60. 28043 Madrid
Teléfono 91 744 90 60
Telefax 91 744 92 24
www.taurus.santillana.es
LOS AUTORES...................................................................................................... 11
I n tr o d u c c ió n
Alain Corbin ........................................................................................ 15
P r im e r a p a r t e : M ir a d a s c r u z a d a s s o b r e e l c u e r p o
C apítulo 2. E l d o m in io de LA religión
Alain Corbin ........................................................................................ 57
S e g u n d a PARTE: P l a c e r y d o l o r :
EN EL CENTRO DE LA CULTURA SOMÁTICA
T e r c e r a p a r t e : E l c u e r p o CORREGIDO,
CULTIVADO, EJERCITADO
I. ¿Tradiciones renovadas?
Georges Vigare//o ................................................................................. 2 96
Resistencias............................................................................................. 2 96
«Placeres vulgares» ............................................................................... 298
La ciudady el a g u a ............................................................................... 301
Modales burgueses................................................................................. 3 02
V. ¿Gimnasta o deportista?
Georges Vigarello .................................................................................. 3 49
¿Disciplina o juegos? ............................................................................. 3 49
Un cuerpo en ergético............................................................................. 351
E l deporte y la salu d llevada a su ex trem o ........................................ 3 52
N o ta s .................................................................................................................. 355
Alain Corbin
Es profesor emérito de Historia del siglo XIX en la Universidad de París 1
y m iembro de Instituto Universitario de Francia. Ha escrito, entre otros,
L a Prostitution h París au X !X e siecle (con Alexandre Parent-Duchatelet)
(1 9 8 1 ), Les Filies d e noce. M isere sexuelle etprostitution au X !X e siecle (1 9 8 2 );
Les Cloches d e la terre:paysage sonore et culture sensible dans les campagnes au
X!Xe siecle (1 9 9 4 ); y ha dirigido la obra colectiva: L ’A venem ent des loisirs.
1 8 5 0 -1 9 6 0 (2 0 0 1 ).
Olivier Faure
Ha sido profesor de H istoria contem poránea en la universidad de
Clerm ont-Ferrand (1 9 9 1 -1 9 9 4 ), y desde 1994 lo es en la Universidad de
Jean-M oulin Lyon 111. Es m iembro del LARH RA (Laboratorio de in
vestigación histórica Ródano Alpes), donde es responsable del grupo «Ex
clusiones, medicina, inserción social». Entre sus publicaciones más destaca
das están: LesFrangais etleu rM éd ecin e (1 9 9 3 ); Histoire sociale d e la m édecine
(1 9 9 4 ); Les Thérapeutiques: savoirs et usages (como director) (2 0 0 1 ); H istoi
re sociale et culturelle d e l'hom éopathie (en preparación).
Richard H olt
Com enzó sus investigaciones en Oxford bajo la dirección de Theodore
Zeldin, y actualm ente es profesor del lnternational C enter for Sports,
H istory and C ulture, de M on tfo rt University, en Leicester en el Reino
U nido. Es autor de: Sport an d S ociety in M o d er n F ran ce (1 9 8 1 ), Sport a n d
the B ritish (1 9 8 9 ) y S port in B ritain 1 9 4 5 -2 0 0 0 (2 0 0 0 , con Tony M a-
son). El libro sobre el que está trabajando ahora trata del deporte y el hé
roe inglés.
Ségolene Le M en
Ha sido investigadora del C N R S (C entro Nacional de Investigación
Científica) en el M useo de Orsay durante muchos años. Actualm ente es
profesora de Historia del Arte Contem poráneo en la Universidad de París
X-N anterre y directora de Estudios literarios de la Escuela normal superior.
Ha sido comisaria de numerosas exposiciones, entre las que destacan: Les
F ran gaispein tspar eux-m em es en 1992; 1 8 4 8 : l'Europe des images en 1998; y
D au m ier en 1 9 9 9 -2 0 0 0 . Ha publicado, entre otros títulos: S eu ra tet Chéret.
L epein tre, le cirque et l'affiche ( 2004) ; L a C athédrale illustrée, de Hugo h M o-
net: regard rom an tiqu e et m od ern ité(1 9 9 8 ).
H enri-Jacques Sttiker
Es director de Investigaciones (Antropología histórica) en el centro
«Historia y civilizaciones de las sociedades occidentales» de la Universidad
de París V II. Preside la Sociedad internacional A LTER para la historia de las
enfermedades y es autor de numerosas obras y artículos entre los que desta
ca: Corps infirm es et sociétés ( 1997).
Georges Vigarello
Es profesor de Ciencias de la Educación en la Universidad de París V, di
rector de Estudios en la Escuela de Estudios Superiores de Ciencias Sociales
y m iembro del Instituto Universitario de Francia. Autor de obras sobre las
representaciones del cuerpo, entre las que se encuentran: L e Corps redressé
(1978), Lo lim p ioy lo sucio. L a higiene d el cuerpo desde la E e^ d M edia (1997);
L e Sain et leM alsain . S an té et m ieux-etre depuis leM oyen Age (1999) ; Histo
ria d e la vioM ión. SiglosXXVI-XX^(2000); D u jeu ancien au show sportif(2002);
e H istoire de la b e a u té (2 0 0 4 ).
H enri Zerner
Es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Harvard. Durante
muchos años ha sido conservador del Fogg Art Museum. Se ha especializa
do en Arte del Renacim iento en Francia y del siglo XIX, así com o en la his
toriografía del arte. Entre sus publicaciones destacan: Rom anticism o y realis
mo. M itos d e l arte d e l siglo X IX (con Charles Rosen) (1 9 8 8 ); L'A rt d e la
Renaissance en France. L in ven tion d u classicisme (2002).
1NTRODUCCIÓN
«Para nosotros resulta extraño que a través de nuestro cuerpo, cuyas varia
ciones percibimos en función de las edades de la vida, y sobre todo cuando se
acerca la muerte, seamos similares a cualquiera de las cosas de este m undo»l
Este carácter radicalmente extraño va unido a una familiaridad total, lo que
impone la distinción clásica entre el cuerpo objeto y el cuerpo propio.
El cuerpo ocupa un lugar en el espacio. Es en sí un espacio que posee sus
propias envolturas: la piel, el halo sonoro de su voz, el aura de su transpira
ción. Este cuerpo físico, material, puede ser tocado, sentido, contemplado.
Es aquello que los otros ven, escrutan en su deseo. Se desgasta con el tiem
po. Es objeto de ciencia. Los científicos lo manipulan y lo disecan. M iden
su masa, su densidad, su volumen, su temperatura. Analizan su movimien
to. Lo trabajan. Pero este cuerpo de la anatom ía o de la fisiología difiere ra
dicalmente del cuerpo de placer o de dolor.
Desde la perspectiva del sensualismo, que triunfa cuando comienza el
periodo estudiado en este libro, el cuerpo es la sede de las sensaciones. El he
cho de experimentarse a uno mismo constituye la vida, el origen de la expe
riencia, la temporalidad vivida, lo que sitúa el cuerpo «del lado de la subje
tividad patética, de la carne, de la sensibilidad»2.
Estoy en mi cuerpo y no puedo salir de él. Esta forma de estar en presen
cia continua de uno mismo es la base de una de las preguntas fundamenta
les que se plantean los ideólogos, especialmente M aine de Biran. El sujeto
— el yo— sólo existe cuando está encarnado, no puede establecerse distan
cia alguna entre su cuerpo y él. No obstante, el cuerpo se escapa de su parti
cipación en el yo en — o mediante— el sueño, el cansancio, la posesión, el
éxtasis, la muerte. Es un cadáver venidero. Por todo ello, la tradición filosó
fica antigua lo percibe com o una cárcel del alma, com o una tumba, el cuer
po se encuentra «del lado oscuro de la fuerza, de la impureza, de la opaci
dad, de la decadencia y de la resistencia material»3. modalidades de unión
del alma y el cuerpo — más adelante se hablará de lo psíquico y lo somáti
co— están bien presentes en todos los discursos.
En general, los historiadores se han mostrado olvidadizos con la tensión
que se establece entre el objeto de ciencia, de trabajo, el cuerpo productivo,
experimental, y el cuerpo como fantasía, «amalgama de fuerza y fragilidad,
de acciones y de afectos, de energía o de debilidad»^ En este libro se inten
ta restablecer un equilibrio. El cuerpo gozoso, el cuerpo sufriente, el cuerpo
imaginado encuentran en él al menos un lugar equivalente al del cuerpo di
secado o el cuerpo cultivado.
A partir de finales del siglo XIX, la distinción clásica que acabo de evocar
en pocas líneas, que convierte el cuerpo en territorio estable del sujeto, se
desplaza. La conciencia de la gestión social del cuerpo se va imponiendo po
co a poco. Desde esta nueva perspectiva culturalista, el cuerpo aparece como
resultado de una construcción, de un equilibrio entre dentro y fuera, entre
la carne y el mundo. Un conjunto de reglas, un trabajo cotidiano de apa
riencias, de complejos rituales de interacción, la libertad de la que dispone
mos para jugar con las fronteras del estilo com ún, las posturas, las actitudes
inducidas, las formas habituales de mirar, de estar, de moverse, com ponen
la fábrica social del cuerpo. formas de maquillarse, de pintarse, incluso de
tatuarse — o de mutilarse— y de vestirse son otros tantos signos del sexo,
de la categoría, de la edad, de la condición social o de la pretensión de acce
der a ella. Incluso la transgresión es elocuente sobre el dom inio del contex
to social e ideológico.
La somera diferenciación entre cuerpo objeto y cuerpo propio se enri
quece en la medida en que enfrenta el cuerpo para m í y el cuerpo para el
otro y puede provocar una sensación de tentativa de desposesión, el temor
de que me arrebaten «el privilegio de ser un sujeto, el dueño de mi univer
so». D e forma permanente, el individuo se siente impactado, observado,
deseado, rechazado en y por su cuerpo. Esta tensión entre el cuerpo existido
y el cuerpo enajenado, que ya identificó Jean-Paul Sartre, el riesgo de des
posesión de manos del otro, la sumisión al poder, a los proyectos, al deseo
del otro, son el fundamento, entre otras cosas, de la im portancia de las rela
ciones sexuales. En este libro ocupan un lugar, junto al que tiene el proceso
de construcción social de los tipos corporales. La unión sexual, la tentativa de
fusión que la constituye, al igual que las caricias, produce una doble encar
nación recíproca. La interpenetración de las zonas erógenas y la construc
ción de la imagen del cuerpo de cada cual que puede tener como resultado,
se sitúan evidentemente en el núcleo de cualquier historia del cuerpo.
La porosidad de las fronteras entre el cuerpo sujeto y el cuerpo objeto, en
tre el cuerpo individual y el cuerpo colectivo, entre dentro y fuera, se ha re
finado y complicado en el siglo XX a causa del desarrollo del psicoanálisis.
Aunque estamos saliéndonos de los límites temporales de este volumen, hay
que tener en cuenta la fuerza de esta referencia, aunque sea silenciosa, en la
exploración actual de la corporeidad. El cuerpo es una ficción, un conjunto
de representaciones mentales, una imagen inconsciente que se elabora, se di
suelve, se reconstruye al hilo de la historia del sujeto, por mediación de los
discursos sociales y de los sistemas simbólicos. La estructura libidinosa de
esta imagen y todo aquello que la enturbia transforman el cuerpo en cuerpo
clínico, en cuerpo síntoma. Este conjunto de datos, habida cuenta de los
riesgos de anacronismo y de la dificultad de combinar las perspectivas, no se
va a situar en el corazón de nuestra problemática. Sin embargo, com o en
muchos trabajos de nuestro tiempo, su eco será audible al hilo de las páginas,
especialmente en las que Henri Zerner consagra al cuerpo imaginado.
Es evidente que la lectura de este libro no puede ser sino una incursión
en un objeto histórico cuya dimensión desafía a cualquier tentativa de sín
tesis real. No encontraremos aquí nada sobre el sueño, nada sobre la per
cepción del envejecimiento. El cuerpo del soldado, la exhibición del m ons
truo, están reservados al volumen siguiente. El de la parturienta se ha
descrito en el anterior. El largo siglo XIX que ahora nos ocupa fue lo bastan
te rico en innovaciones para justificar nuestra insistencia en procesos tan ac
tivos como el imperio de la medicina anatóm ico-clínica y la frenología, la
aparición de la anestesia, la aparición de la sexología, el desarrollo de la gim
nasia y del deporte, la aparición de nuevas formas de producción impuestas
por la Revolución Industrial, la construcción de una taxonom ía social del
cuerpo, la ruptura radical de la representación del yo, por citar algunos
ejemplos. Sepamos, en todo caso, que este volumen sólo se puede com
prender plenamente en función del que le antecede y del que le sigue.
^ALAIN CORBIN
P R IM E R A P A R T E
.Miradas cruzadas
sobre el cuerPo
UÉ SABÍAN LOS MÉDICOS SOBRE EL CUERPO, SOBRE SU ANATOMÍA Y
L a eexploración d e l cueerpo
Aunque la observación médica deja un lugar im portante al entorno, en
los hospitales tiende a polarizarse sobre el cuerpo del enfermo, ya esté vivo o
muerto. Efectivamente, estos lugares ofrecen a los médicos una masa de
cuerpos relativamente sumisos. Ú nicam ente abiertos a los indigentes, los
hospitales celebran con ellos un contrato tácito según el cual «el desgracia
do que venga a pedir ayuda paga a la medicina lo que debe a la caridad». El
contrato se aplica tam bién al cuerpo muerto que, cuando no lo reclaman,
queda a disposición de los médicos que pueden «cuando el arte es vencido
por la enfermedad [...] perseguirla hasta en el órgano alterado por ella y sor
prender sus secretos en las entrañas mismas de sus víctimas» 10- Así tiene lu
gar en los hospitales la síntesis entre dos procesos existentes pero hasta en
tonces separados. El vínculo que se establece entre la observación de los
síntomas del enfermo y la anatomía patológica constituye la anatomía clí
nica. autopsias, primero independientes de la observación clínica cuan
do se contentan con identificar la sede de las enfermedades, luego subordi
nadas a ella cuando sirven únicamente para verificar las observaciones ante
mortem, al multiplicarse permiten diferenciar y definir m ejor las entidades
nosológicas, desvelar los efectos ocultos de la enfermedad y ayudar a su com
prensión. Es decir, el cuerpo muerto pasa a ser tan importante para la medi
cina como el cuerpo vivo.
Sin embargo, convencidos de la pertinencia de este proceso, pero some
tidos a la presión de la clientela y enfrentados con la necesidad de actuar, los
médicos ordinarios no pueden contentarse con esperar la muerte del pa
ciente para comprender la enfermedad, realizar el diagnóstico, definir el tra
tamiento. D e esta forma, buscan un medio de «hacer visible el interior del
cuerpo humano, como una especie de autopsia sin disección» "• Las explo
raciones vaginales y anales, el uso de sondas, velas y estiletes se practicaba
desde la Antigüedad, a pesar de un declive durante el periodo clásico. La re
novación de la exploración interna del cuerpo pasa ante todo por la utiliza
ción más sistemática del speculum u teri perfeccionado por Récam ier entre
1812 y 1835. Derivados del speculum uteri, otros instrumentos penetran en
otras cavidades del cuerpo. El espéculo uretrocístico explora la vejiga, el
otoscopio explora el oído. También se aprovecha la luz para examinar el ojo,
gracias al oftalmoscopio de Herm ann von Helm holtz (1 8 5 1 ) y el aparato
urinario gracias a los primeros uretroscopios (1 8 5 3 ), cuyo inventor, Désor-
meaux, ya apunta las posibilidades de explorar el aparato digestivo. Sin em
bargo, salvo el primero de ellos, estos instrumentos son de uso limitado y no
superan la fase de invención, pues el desarrollo de una técnica no determina
en modo alguno su uso inmediato. En cambio, la aventura del estetoscopio,
el éxito de la percusión, el triunfo más tardío de los rayos X , demuestran el
carácter finalmente secundario de la técnica. La percusión, propuesta por
Auenbrugger en 1761, es de una simplicidad poco corriente. Según dice la
leyenda, el único genio de su inventor consistió en trasladar al cuerpo hu
mano la técnica de los viticultores, que valoran el contenido de las barricas
en función del sonido que emiten al golpearlas. Esta técnica tan sencilla no
se empieza a utilizar de forma inmediata, pues no produce resultados inter
pretables dentro del contexto científico del m om ento. El método, abando
nado en tiempos de Auenbrugger, no adquiere un sentido hasta que Corvi-
sart se lo apropia cuarenta y cinco años después de su descubrimiento, en el
momento en que triunfa el método de la anatomía clínica12^
El desarrollo del estetoscopio es todavía más caricaturesco e ilustrativo13^
Laennec, alumno de Corvisart precisamente, busca y desarrolla un método
de perfeccionar la escucha del cuerpo. Se trata tam bién de un sistema de
amplificación de los sonidos muy sencillo, se dice que inspirado por juegos
infantiles. Con un simple rollo de papel, y más adelante con cilindros de
madera artesanales, Laennec consigue escuchar m ejor los sonidos de las ca
vidades pulmonares, preservando al tiempo su pudor el de sus pacientes fe
meninas. Este instrumento y este método tienen un éxito fulminante, pues
corresponden a las necesidades de muchos médicos. El Tratado d e la auscul
tación m ed iata se traduce al inglés dos años después de su publicación, en
1819, y se publica en Estados Unidos ya en 1823. El estetoscopio llega a
Canadá en 1827.
El destino del termómetro es muy diferente. Desarrollado desde hace
tiempo, sin problemas importantes de uso, no se incluye hasta relativamente
tarde entre los instrumentos médicos de medición. El uso del termómetro,
tal y como lo conocemos, supone que se conceda un significado determina
do a una serie de cifras. La operación sólo es posible a partir de la introduc
ción del método numérico (estadístico) en la medicina, a partir de la década
de 1 8 20 , en torno al doctor Louis14. La medición de la temperatura requiere
además que se deje de considerar la fiebre como una enfermedad en sí para
convertirse en simple testigo de diferentes estados patológicos. Este cambio
pasa por una larga práctica de la observación clínica hospitalaria. No es de
extrañar que las primeras mediciones sistemáticas de la temperatura no se
realicen hasta la década de 1840 en los servicios del doctor Wunderlich 15.
La toma d ela tensión arterial, todavía poco frecuente al final del periodo
que nos ocupa, ilustra el papel de los factores sociales en la difusión de nue
vas prácticas de medición. Muestra también cómo una técnica de diagnós
tico no se contenta con revelar una patología y también la puede crear.
Tampoco en este caso el problema meramente técnico es lo principal. La
medición de la tensión arterial, que comienza en el siglo XVIII, de manos de
Stephen Hales, es perfeccionada por el médico e ingeniero Poiseuille a fina
les de la década de 1820. A partir de la década de 1860, en algunos servicios
clínicos, como el de Potain en el H ótel-D ieu de París, la toma de la tensión
arterial es sistemática y se interpreta com o un signo clínico entre otros de
diferentes enfermedades. No se generaliza ni contribuye a crear la noción de
hipertensión hasta finales del siglo XIX, ante la presión de las compañías de
seguros de vida. Nacidas a finales del siglo ^ ^ II en Inglaterra, aclimatadas
en Francia desde los años 1820-1830, en 1887 ya cuentan en Francia con cer
ca de un millón de asegurados. Aquel año se publica un Tratado d e l recono
cim iento m édico en los seguros de vida, que expone diferentes métodos para
detectar enfermedades oscuras y trata de los medios de valorar su probabili
dad. En el seno de las técnicas propuestas dentro del marco de la primera
medicina preventiva, la toma de la tensión permite determinar progresiva
mente un nuevo riesgo y una nueva enfermedad, la h ipertensión^
Mucho más tarde, el descubrimiento de los rayos X por Roentgen, a fina
les de !_895, es objeto de una pasión inmediata y generalizada, a la que no es
capa el mundo médico. Esta apropiación de rapidez asombrosa se explica
por el éxito general de la imagen (el descubrimiento de los rayos X es exacta
mente contemporáneo del cinematógrafo) y la fascinación de la electricidad,
pero en medicina encuentra un uso inmediato y masivo, dentro del marco
de la movilización general contra dos enfermedades definidas como plaga so
cial: la tuberculosis y el cán cer^ A falta de medios de curación, la detección
precoz se convierte en estrategia principal. Los rayos X son especialmente
propicios, pues pueden detectar tuberculosis y tumores nacientes.
El cuerpo, que los aparatos exploran cada vez más profundamente, tam
bién se percibe de una forma cada vez más precisa y fragmentada. A la des
composición del cuerpo, órgano a órgano y aparato a aparato, se suma otra
descomposición basada en un principio en la práctica de autopsias que, al
multiplicarse, cambian de naturaleza. En los museos anatómicos en los que
se acumulan colecciones de miembros presentados de forma aislada, la mi
rada va más allá del espectáculo global. Desde finales del siglo ^ ^ II, en In
glaterra, con Cullen, Hunter y Sm ith, en Francia con Bichat, los médicos
estudian los tejidos. Unos años más tarde, basándose en investigaciones an
teriores de los naturalistas, los clínicos descubren que los tejidos están for
mados por células. C on Virchow la patología pasa de tisular a celu lar^ El
uso del m icroscopio, aunque se desarrolla en el siglo XVII, no adquiere un
papel decisivo y no se perfecciona hasta el mom ento en que el estudio de los
tejidos adquiere importancia en la práctica médica. Una vez más, el plantea
miento científico crea el objeto, y no a la inversa.
La introducción de técnicas específicas, que es preciso controlar, los es
tudios científicos avanzados que requieren la patología celular y la histolo
gía no son factibles en todas partes ni llegan a todo el mundo. Así es com o
empiezan a diversificarse los estudios, las prácticas y los lugares del ejercicio
de la medicina, pero este principio de especialización no supone para el mé
dico que la asume una superioridad sobre sus colegas. La especialización «mo
derna», que durante mucho tiempo ha estado reservada a profesionales al
margen de la medicina, como los sa^camuelas o los cirujanos barberos, se ocupa
ante todo de las enfermedades malditas, de difícil curación o poco presti
giosas, como la enajenación mental y las enfermedades venéreas, los partos,
a mirada de los médicos
¿ E lu d ir e l d olor?
Desde hace unos veinte años, es corriente identificar esta nueva perspec
tiva con el paso de una medicina holística, que tiene en cuenta al individuo
en su conjunto y en su entorno, a una medicina cada vez más especializada,
tecnificada y deshumanizada, que se ocupa de los órganos, más que de los
individuos. Esta forma de ver las cosas, que roza el anacronismo, plantea,
sin embargo, un problema real. Según esta interpretación, la introducción
de estas nuevas concepciones y prácticas sirve para hacer desaparecer al
hombre enfermo de la relación terapéutica.
Una de las acusaciones de este proceso a los médicos y a la medicina del
siglo XIX tiene que ver con el supuesto olvido o desprecio respecto al dolor
del enfermo20^La acusación suele citar en su ayuda el testimonio de dos mé
dicos famosos. El primero es Velpeau, inventor inmortal del vendaje que
lleva su nombre, que declaró en 1840: «Evitar el dolor por medios artificia
les es una quimera». El segundo es el famoso fisiólogo y experimentador
Magendie, maestro de Claude Bernard, que pronunció en un debate sobre
la anestesia de 1847 toda una serie de condenas de orden moral y ético. Es
tas posiciones se consideran representativas de la actitud global del cuerpo
médico, no sólo durante todo el siglo XIX, sino hasta finales del siguiente.
Las resistencias manifiestas de numerosos médicos a utilizar la morfina, in
cluso con enfermos terminales, que parecían naturales hasta hace algunos
años, contribuyen en gran medida a afianzar la idea d ela indiferencia de los
médicos ante el dolor.
Se invocan tres elementos esenciales para tratar de explicar esta constan
te. El primero es la herencia cristiana, sobre todo católica, que convierte el
dolor y el sufrimiento en una gracia y también en un castigo. Este elemento
tiene mucho peso, dado que las resistencias ante el uso de calmantes son
más fuertes en los países de tradición católica que en los países protestantes.
El segundo elemento es la tradición clínica. Más poderosa y agresiva en
Francia que en Alemania, se la considera también responsable de esta indi
ferencia. Efectivamente, la investigación clínica ve en el dolor y en el relato
que hace de él el enfermo uno de los elementos esenciales para el estableci
miento del diagnóstico. Finalmente, el vitalismo representa el último ele
mento de explicación. Esta interpretación perdurable, que va más allá de la
escuela del siglo XVIII que lleva su nombre, da especial im portancia a un
proceso inmaterial, la fuerza vital, en el desencadenamiento de la enferme
dad y en la recuperación de la salud. El médico impregnado de vitalismo ve
en el dolor un signo de reacción de la fuerza vital y una etapa necesaria por
el camino de la curación, por lo que no encuentra ninguna razón, todo lo
contrario, para luchar contra esta manifestación de una futura curación es
pontánea.
Por supuesto, la realidad es más com pleja, y sobre todo más cambiante
de lo que indica este esquema. Parece claro que el final del siglo XVIII y el co
mienzo del siglo XIX, m om ento en el que triunfa la medicina clínica, mar
can un periodo de aumento del interés por el dolor. Liberado de su signifi
cado religioso, para los médicos y los filósofos es ante todo un medio de
acceder al conocim iento de los sentidos y de la sensibilidad, centro de las in
terpelaciones de los filósofos, que tratan de describir y de explicar una natu
raleza humana liberada de su condición exclusiva de criatura de Dios. La
capacidad de sentir y de experimentar pronto pasa a ser lo propio del hom
bre. El estudio de la sensibilidad, objeto de especulaciones filosóficas en
Condillac, es un estím ulo para los médicos fisiólogos, com o Albrecht von
Haller, y para los médicos filósofos, como Georges Cabanis. En estas cir
cunstancias de este entorno, el dolor está en el centro de las investigaciones
sobre la sensibilidad, y tam bién sobre la enfermedad. El dolor es objeto de
observación, en sus múltiples categorías, en función de su intensidad y de
sus formas. Muchos médicos, a través de la anamnesis y del examen fisioló
gico, tratan de buscar su origen y de describir sus manifestaciones. Aunque
la búsqueda de la felicidad y el humanitarismo propios de la Ilustración
atemperan estos excesos, el nuevo interés que despierta el dolor lo acaba
adornando con virtudes positivas. «Grito de la sensibilidad, mediante el cual
nuestra inteligencia percibe el peligro que nos amenaza» para M arc-A ntoi-
ne Petit (1 7 9 9 )21, símbolo de la expulsión de humores viciados para el «me
cánico» Hoffm ann, manifestación de la reacción del enfermo tras una ope
ración, el dolor se considera ante todo indicación y reacción que ofrece la
naturaleza. En el m om ento en el que la naturaleza es la guía suprema, el do
lor se convierte en una manifestación saludable que no hay que impedir en
ningún caso. Sin llegar a exaltarlo, Cabanis señala que puede fortalecer el
cuerpo.
Más allá de estas posiciones oficiales, es muy difícil saber cuáles eran las
prácticas reales con los enfermos. Los pocos elementos de los que dispone
mos hacen aparecer algunas contradicciones aparentes. Antes del desarrollo
pleno de los trabajos fisiológicos, el dolor sólo llega al médico a través del re
lato del enfermo. En este diálogo, los médicos tienen una necesidad peren
toria del relato del enfermo, pero desconfían de él, pues asumen los prejui
cios de las élites sobre la gente del pueblo, siempre dispuesta a quejarse y a
exagerar sus problemas para sacar provecho. Sin embargo, a pesar de los sis
temas utilizados para objetivar las afirmaciones de los enfermos, el relato de
los dolores se convierte en un espacio de negociación entre médicos y enfer
mos. Estos últimos acaban im poniendo a sus interlocutores el reconoci
m iento del carácter individual del dolor. Frente a él, la teoría terapéutica se
divide, casi a partes iguales, entre dos estrategias radicalmente diferentes. La
primera, procedente de Hipócrates, consiste en provocar artificialmente un
dolor mayor que el que sufre el enfermo, con el fin de oscurecer este último.
De ahí la moda generalizada de usar cauterios, vesicatorios y drenajes. El
uso terapéutico del dolor se refuerza con la voluntad de estimular la fuerza
vital. La tendencia culm ina en el uso de moxas importadas de China, que
empeoran cuando se sustituye la artemisa por algodón. La técnica consiste
en aplicar sobre la piel, lo más cerca posible del lugar naturalmente doloro
so, un cilindro de algodón y quemarlo. A este método, criticado por sus ex
cesos, se enfrenta, sin demasiado éxito, otro método tam bién llegado de
China, la acupuntura, cuyas agujas pueden ser conductoras de una corrien
te eléctrica.
La moda de la teoría del dolor derivado no excluye el uso de calmantes, es
pecialmente el opio, también importado de Oriente y utilizado sobre todo a
partir del siglo en forma de preparaciones líquidas, de las que la más co
mún es el láudano de Sydenham. En cambio, el uso del principio activo del
opio, la morfina, aislada en 1817, plantea un problema de entrada, tanto a
causa de los riesgos que supone, precozmente revelados por experimentos ma
sivos y científicos, como de la desconfianza de los médicos forenses. Deseosos
de afirmar su ascendiente, desarrollan una verdadera obsesión por el envene
namiento. Sin embargo, al margen de sus usos hedonistas entre los artistas, los
médicos y las personas procedentes de las colonias, la morfina afianza su lugar
en la medicina entre los años 1850 y 187522- Esta introducción sigue la estela
del uso anestésico del éter y el cloroformo a partir de 184723.
La introducción de la anestesia, rápidamente extendida y aceptada con
entusiasmo por la inmensa mayoría de los médicos y de las autoridades mé
dicas, es una verdadera revolución, en un contexto hasta entonces más bien
atento a las indicaciones del dolor. A decir verdad, la investigación sobre los
usos del éter y el cloroform o no se desarrolla en las esferas médicas o rela
cionadas con la medicina. Aunque el primer producto se conoce desde hace
tiempo, el desarrollo del segundo (que recibe ese nombre en 1834) viene de
químicos poco interesados por la medicina y las primeras pruebas con éter
en seres humanos tienen lugar en Estados Unidos dentro del marco de es
pectáculos circenses. De ahí llega a las profesiones paramédicas, en particu
lar los sacamuelas, que son los primeros en utilizarlo para suprimir el dolor,
proverbial, de sus pacientes. El descubrimiento de las propiedades aneste
siantes del éter tenía todos los elementos necesarios para irritar a los médi
cos más prestigiosos y a las academias, pero en realidad, apenas llegan las
primeras experiencias a la prensa médica, los médicos se lanzan a realizar
anestesias, a veces sin demasiadas precauciones. academias se apoderan
inmediatamente de la novedad y la reciben de forma curiosamente favora
ble, la incorporan con rapidez") casi unánimemente, a pesar de los acciden
tes y las incertidumbres. Podemos alegar que, en una situación de crisis de
la profesión y de la ciencia médica24, era grande la tentación de hacer suyo
un descubrimiento necesariamente popular y lleno de perspectivas para
ayudar a que se imponga la cirugía. Se ha querido ver en la conversión pre
cipitada del cuerpo médico a la anestesia una atención repentina a las de
mandas de sus clientes, cuyo umbral de sensibilidad al dolor había caído
b ru sc ^ e n te . Aunque es seductora desde el punto de vista intelectual, la teo
ría de la presión de la clientela no es fácil de probar. guerras del Imperio,
con su cortejo de sufrimientos, bien pudieron modificar la atención que los
médicos prestaban al dolor, como muestran las reacciones de los principales
cirujanos militares. Por supuesto, la prensa generalista da más eco a este des
cubrimiento que a ningún otro, señal de que podía encontrar mayor reper
cusión entre los lectores. Aunque el debate médico observa de forma neu
tral que operar sin dolor es un claro progreso, parece claro que los médicos
están lejos de capitular ante una demanda de los enfermos, que quedan ex
cluidos del debate. El Estado delega su poder en las academias, encargadas
de manifestar en su lugar si la anestesia es peligrosa o no. La introducción de
la anestesia implica una transformación de las relaciones entre el paciente y
el médico, pero no solamente en beneficio del primero. C om o observa Ma-
gendie, la anestesia contribuye a dejar al enfermo totalm ente en manos del
médico, privándole de todo control sobre la operación, si es que tenía algu
no. Además, la anestesia expone al enfermo a riesgos im portantísim os du
rante mucho tiempo, pues en Inglaterra en los años 1880 se contaba un ac
cidente por cada cuatro anestesias. No hay nada previsto para informar al
enfermo de los riesgos que corre y los escasos procedimientos judiciales
abiertos por accidentes relacionados con la anestesia se archivan enseguida.
Aunque los operados se benefician de la desaparición, sin duda deseada, de
dolores insoportables, su cuerpo individual y su vida están más sometidos al
médico de lo que lo estaban antes. En cualquier caso, a partir de ese momen
to se pone en marcha una forma de funcionamiento médico en el que el gran
número se impone sobre el individuo.
Así pues, los médicos de tiempos de la clínica no eran indiferentes al do
lor de sus pacientes. La presencia permanente y activa de estos últimos m o
difica más ampliamente las percepciones médicas del cuerpo.
E l cuerpo: un « m ed io in terior»
Como no se trata de trazar aquí una historia de la medicina, nos conten
taremos con recordar las consecuencias principales de la medicina experi
mental en la representación del funcionam iento del organismo y las con
cepciones de la enfermedad, antes de insistir un poco más en los fenómenos
principales que explican el éxito y los límites de su difusión entre el cuerpo
médico y el público. La experimentación en el sentido contemporáneo de la
palabra nace en la física y la química a partir de la primera revolución cien
tífica del siglo XVII. Los físicos, y sobre todo los químicos, se consagran a expe
riencias que utili^^ animales. Es conocido el famoso experimento de finales
del siglo en el que se pone de relieve el carácter mortal de la inspiración
prolongada de gas carbónico. La fisiología experimental sigue en gran m e
dida la estela de la química. Su acta fundacional es la publicación en 1821
del primer número del Jo u rn a l dephysiologie expérimentale, publicado por el
médico Franq:ois Magendie con el apoyo de los químicos Bertholet y Lapla-
ce. Aunque médico de los hospitales de París y jefe de servicio en el H otel-
Dieu de esta ciudad, Magendie no consigue ser profesor de medicina, pues
su forma de trabajar parece lejana de la práctica clínica que se lleva en esos
tiempos. Felizmente, el College de France, que constituye un refugio para
los malditos geniales, crea para él una cátedra de medicina experimental en
la que da la medida de su valor, antes de dejar el puesto a su alumno, Clau-
de B e rn a rd a Además de los vínculos con químicos y otros científicos, re
forzados por la elección de Magendie para la Academia de Ciencias, la técnica
experimental se apoya en su relación con la corriente filosófica positivista,
que conoce un éxito creciente a partir de la década de 1840. Al contrario del
cientificism o, el positivismo no es la consecuencia filosófica de descubri
mientos científicos, sino más bien el caldo de cultivo que los favorece. La
«Sociedad de Biología», creada en 1848 y muy marcada por el sello de Au-
guste C om te, es una institución fundamental en el desarrollo de la técnica
experimental y en la difusión de sus interpretaciones. Rayer, a un tiempo
miembro fundador de la sociedad y médico personal de Napoleón 111, de
sempeña un papel esencial en la legitimación de la medicina experimental,
que se aprecia, entre otras cosas, en los honores conquistados durante el
Imperio por Claude Bernard, que es nombrado senador en 18 6 9 28-
Es cierto que, a pesar del foso que se va abriendo entre clínicos y fisiólogos,
la fractura entre ambos planteamientos no es radical y existe una continui
dad. Es justo reconocer que la experimentación sirve más para complemen
tar la clínica que para enfrentarse a ella, en la medida en que «compensa sus
insuficiencias, variando las condiciones para que sea posible verificar las hi
pótesis sobre los vínculos de causalidad»29 Sin embargo, se trata más de una
constatación intelectual a posteriori que de una afirmación de orden histórico.
En cambio, se da una continuidad en el estudio de los tejidos, la histología,
de la que ya se ocupan algunas personalidades del periodo clínico, como Bi-
chat, que estudia los tejidos, bien en estado natural, bien después de some
terlos a diferentes «tratamientos», com o el uso de sustancias químicas.
Pronto ambas vías toman direcciones divergentes, al menos en Francia,
en un m om ento en que la medicina del país sirve de modelo al resto del
mundo. El divorcio no es de naturaleza esencialmente técnica, sino más bien
profesional. La medicina, que no lleva mucho tiem po organizada alrededor
de los postulados de la clínica, deja un lugar muy modesto para las ciencias
llamadas auxiliares en los currículos y en la organización de la docencia.
Muy pronto, la práctica de la observación de enfermos se convierte en cri
terio de jerarquización profesional. El cam ino real, que comienza en el ex
ternado y se prolonga en el internado, situaciones que proporcionan fre
cuentes ocasiones de tratar con los enfermos, culmina con la adjudicación
de un servicio hospitalario de m edicina o de cirugía. En el seno de las facul
tades, las cátedras de clínica interna o externa son las más prestigiosas. En
estas condiciones, las investigaciones experimentales se desarrollan al mar
gen del entorno hospitalario y de las facultades de Medicina: en las faculta
des de Ciencias, en el College de France, en la Escuela Normal Superior.
Aunque se ocupen de la fisiología humana, atraen más a los físicos como
Pasteur que a los médicos, considerados en este caso más bien «fracasados»
de la profesión. Es el caso de Claude Bernard, estudiante de medicina tardío
y más bien mediocre, doctor en medicina contratado en el College de Fran-
ce por su sola habilidad manual. En cualquier caso, la suerte de Bernard es
extraordinaria, pues no son muchos los laboratorios dispuestos a recibirlos.
La vida de laboratorio no tiene en esos tiempos el más m ínim o atractivo.
Aunque se ha exagerado la miseria de estas instalaciones para destacar el ge
nio de Pasteur y Bernard, es cierto que los emolumentos son modestos, el
trabajo, ingrato, los resultados, aleatorios y el anonim ato es inevitable. Los
experimentadores tam bién reciben críticas por su trabajo con animales y
por su práctica de la vivisección. Aunque la reprobación no alcanza en Fran
cia los niveles que tendrá en el Reino Unido30, los conflictos de Claude Ber-
nard con su m ujer y sus hijas ponen claramente de relieve el desarrollo de
una nueva forma de protección animal, la protección basada en la sensibili
dad, que tiende a imponerse sobre la antigua protección basada en la utili-
dad3'. En estas condiciones, es comprensible que los clínicos no hayan pres
tado demasiada atención a un proceso que se desarrollaba tan lejos de ellos.
Las razones profesionales y organizativas no son las únicas que limitan el
alcance de los descubrimientos de la medicina experimental. En Inglaterra,
donde el sistema está menos centralizado que en Francia, la investigación
puede desarrollarse en el m arco de estructuras privadas, com o el famoso
Instituto de M edicina Neum ática de Bristol, donde el quím ico Humphry
Davy y el médico Thom as Beddoes se dan a conocer por su experimenta
ción con ellos mismos y con los enfermos de los nuevos gases desarrollados
por la química. En Alemania32, la reorganización universitaria de principios
de siglo descansa en la asociación estrecha entre la investigación y la docen
cia. Esta doble función se plasma en seminarios o institutos bastante bien
dotados. Se trata en su mayor parte de institutos clínicos, com o el de G o-
tinga en 1 8 2 3 , pero tienen cerca un instituto quím ico, un instituto veteri
nario, un gabinete de historia natural, un jardín botánico. Es comprensible
que, en estas circunstancias, Alemania ocupe a partir de 1850 el primer pues
to en la nueva orientación médica y que médicos clínicos, com o Schonlein
empiecen muy pronto a realizar análisis químicos y microscópicos. Estas re
laciones no impiden un enfrentam iento entre clínicos y fisiólogos bastante
similar al que se da en otros países.
El debate comienza mucho antes de que las conquistas de la investiga
ción experimental sean incuestionables. Al lanzar su revista A rchiv fo r p h y -
siologische H eilkunde, en 1842, los jóvenes turcos de la medicina alemana
afirman: «Creemos que ha llegado el mom ento de tratar de lanzar una cien
cia positiva a partir del material compuesto por experiencias prudentemen
te acumuladas [...], una ciencia que permita comprender los fenómenos y
evite las ilusiones de la práctica»33. Tres años antes, en un texto más confi
dencial, Magendie es todavía más ambicioso al exponer sus fines a sus oyen
tes: «Deseo llegar con ustedes a algunas propuestas fundamentales basadas
en una fisiología sana. Si además tenemos tiem po de hacer alguna incur
sión en el terreno de la patología, estaremos en mejores condiciones de ha
cerlo, al poder reconocer en las enfermedades la mano del experimentador,
en el hombre que sufre, el animal que nos permite determinar a nuestra
conveniencia sufrimientos similares»34. La pretensión de los fisiólogos, de
explicar el funcionam iento del cuerpo y la sede de la enfermedad, hasta
reivindicar en exclusiva la terapéutica, es anterior a la famosa Introducción a
la m edicina experim en tal que Claude Bernard publica en 1865, en la que
afirma: «Si la enfermedad comienza necesariamente por la clínica, eso no
convierte a esta última en base de la m edicina científica [...]. La fisiología
está en la base de la m edicina científica porque es la que puede explicar los
fenómenos mórbidos».
Al menos e n la década de 1830, el programa de los fisiólogos se basa más
en sus convicciones profundas que en las pruebas que pudieran aportar.
Q u e sus convicciones hayan resultado fecundas, es un hecho posterior que
no se puede invocar para condenar algunas de las reacciones de sus contem
poráneos. Además de la reacción defensiva bastante natural de los clínicos
frente a las críticas acerbas y poco matizadas de jóvenes médicos presuntuo
sos, la hostilidad se amplifica por consideraciones políticas e ideológicas.
Los primeros manifiestos fisiologistas suelen ser obra de médicos que, como
RudolfVirchow, son muy activos en la denuncia del orden médico y social.
Los hechos de 1848 refuerzan la hostilidad de los conservadores ante los fi
siólogos, asimilados a los revolucionarios, aunque la coyuntura y las ads
cripciones políticas de los protagonistas no son suficientes para explicar la
violencia del debate. Claude Bernard, más bien conservador y favorable al
11 Imperio, lanza proclamas que escandalizan a más de u n o ^ A partir de
sus experiencias, tanto sobre los efectos del curare como sobre la función
glucogénica del hígado, Claude Bernard apunta unas definiciones generales
y revolucionarias sobre el organismo y la enfermedad. Aunque marque la
diferencia entre los fenómenos de destrucción orgánica, puramente quím i
cos, y los fenómenos de organización, com o la nutrición, que se escapan a
las meras implicaciones fisicoquímicas, afirma que estos últimos obedecen
a leyes de la naturaleza inerte, aunque no las conozcamos todavía. Por ejem
plo, en la fabricación de azúcar por el hígado, la transformación del glucó
geno en azúcar corresponde a la primera categoría de fenómenos, mientras
que la creación de glucógeno es un «acto vital cuyo origen esencial desco
nocemos todavía». En su definición progresiva del medio interior, Claude
Bernard pasa de afirmaciones que llevan el sello del vitalismo a una presen
tación cada vez más materialista. En 1854 define la nutrición com o «un
tipo de atracción electiva que ejerce una molécula sobre el am biente para
atraer a ella los elementos que la deben constituir36^Ese mismo año, define
su programa como la voluntad «de comprender cómo el individuo situado
en un medio cumple con su destino de vivir y reproducirse». Unos años más
tarde (1 8 5 7 ), el ser vivo no es más que un receptáculo en cuyo seno «los te
jidos quedan sustraídos a las influencias exteriores directas y quedan prote
gidos por un verdadero medio interior que sobre todo está constituido de lí
quidos que circulan por el cuerpo». Estos líquidos aportan desde el exterior
a los órganos, a los tejidos (y después a las células) los materiales y las condi
ciones necesarios para su funcionamiento, y se llevan sus residuos. Un poco
más tarde, Claude Bernard afirma que los medios internos son «producto
de los órganos y aparatos de nutrición, que no tienen más finalidad que pre
parar un líquido general nutricio en el que viven los elementos orgánicos».
Su perspectiva se completa co n la descripción de un sistema de regulación
del organismo a través del sistema nervioso, de los centros nerviosos que ex
citan o frenan la absorción y la secreción. El sistema de Bernard desemboca
en la propuesta siguiente: «La terapéutica podrá actuar sobre los elementos
orgánicos a través del medio orgánico interior modificado por medio de de
terminadas sustancias tóxicas». En esta concepción, la diferencia entre en
fermedad y salud deja de ser una cuestión de naturaleza y pasa a ser un pro
blema de grado.
Esta afirmación hace tambalearse toda la organización contemporánea
de la medicina. Dado que toda enfermedad afecta al organismo en su totali
dad, la clínica, el estudio de las lesiones anatómicas, acabará dejando de te
ner interés. Esta perspectiva profesional explica tanto la acogida tan fría que
tienen los paradigmas de la medicina experimental como sus implicaciones
filosóficas, que no dejan de tener su importancia. Tras definir en 1864 el cuer
po como «un conglomerado de elementos orgánicos, o incluso de organis
mos elementales innumerables asociados, que existen en un medio líquido
que debe estar dotado de calor y contener aire, agua y materias nutritivas»,
Claude Bernard afirma al año siguiente en su Introducción a la m edicina ex
p erim en tal que «el organismo sólo es una máquina viva» y da pie a las acusa
ciones de materialismo al tiempo que parece asumir el mensaje cartesiano
que rechazan los vitalistas. Sin embargo, cuando define en sus últimos es
critos la vida como un contacto, una relación, un conflicto, y no una resul
tante o un principio37, Claude Bernard se sitúa tan lejos de un mecanicismo
somero como del esencialismo cristiano, Es decir, que el debate sobre la na
turaleza del hom bre y la condición del cuerpo se presenta de acuerdo con
una configuración mucho más com pleja que la de un com bate permanen
te y frontal entre materialistas y espiritualistas, mecanicistas y vitalistas.
Otros episodios anteriores a Claude Bernard así lo muestran.
D e lo m o r a l a loftsic o
Las observaciones clínicas recogidas por la Ilustración, por muy num e
rosas y fructíferas que sean, están lejos de explicar todos los misterios que ri
gen el funcionam iento del cuerpo humano y lo hacen pasar del estado de
salud al de enfermedad. Las teorías explicativas vuelven con fuerza y se ba
san ampliamente en la observación3^ Los espíritus abiertos partidarios de la
anatom ía patológica quedan decepcionados. Aunque afirme que «si abren
algunos cadáveres verán desaparecer la oscuridad que la mera observación
no había podido disipar», Xavier Bichat, al definir la vida com o «el conjun
to de las fuerzas que resisten a la muerte», reconoce los límites de la línea
que preconiza. Al invocar unas fuerzas que no define, se incorpora a la in
terpretación vitalista, que va más allá, desde el punto de vista cronológico
y geográfico, del grupo organizado en M ontpellier alrededor de Bordeu,
Barthez y algunos más. El vitalismo es heredero del animismo, codificado
por Stahl a comienzos del siglo XVIII. Sin negar la observación empírica,
Stahl convierte el alma en la fuerza que rige el organismo, cuyo debilita
miento provoca la enfermedad. Abandonando la noción de alma, con de
masiadas connotaciones religiosas, la interpretación vitalista, fuertemente
anclada en la medicina de la observación, ve en la fuerza vital, que no define
ni localiza, el m otor de la vida, así com o la fuente de la enfermedad y de la
salud. En función de este principio, la medicina debe contentarse con ali
mentar o estimular la fuerza vital. Aunque esté muy extendida, la orienta
ción vitalista se asimila a menudo a los compromisos religiosos y a las polí
ticas favorables a la tradición. En la primera mitad del siglo XIX, con su gran
afición a los debates ideológicos, la filosofía, la política y la medicina están
profundamente vinculadas y la asimilación del vitalismo con la «reacción»
provoca fuertes controversias. Por ejemplo, la famosa doctrina de Broussais,
que imputa todas las enfermedades a una causa fisiológica única, la infla
mación de las mucosas, se convierte en el punto en común de todos los in-
telec^ntales hostiles a la Iglesia y a la M onarquía, lo que les vale a su vez la
consideración de materialistas y provoca un aumento del espiritualismo,
que se desarrolla a partir de la homeopatía39, entre otras tendencias.
El contexto de enfrentamiento ideológico explica que los ideólogos40, y
sus sucesores, los frenólogos, fueran considerados materialistas por sus ad
versarios, a pesar de que la realidad de mensajes es singularmente más rica
y compleja. Los ideólogos, inspirados en este ámbito de reflexión por el mé
dico Georges Cabanis, contribuyen ampliamente a abrir camino a una re
presentación del hom bre que, ni lo considera una criatura divina movida
por su alma, ni un animal particular que únicam ente se basa en sus sensa
ciones.
La ideología, corriente filosófica, científica y política, tiene dos objetivos
esenciales. En el plano científico, se trata de superar la avalancha de obser
vaciones acumuladas durante la Ilustración para organizarlas alrededor de
leyes y principios generales. Este proceso requiere una participación decisi
va de la filosofía (la ideología en un sentido propio). El otro objetivo de la
ideología es definir unas ciencias del hom bre que puedan favorecer el desa
rrollo de una sociedad armoniosa una vez superadas las injusticias del A nti
guo Régimen y las turbulencias de la Revolución. Para Cabanis, como para
muchos médicos de su época, la medicina debe ser el centro de esta ciencia
del hombre, en nombre d ela metáfora organicista que pretende que elcuerpo
social funcione como el cuerpo humano. El que conoce y trata al uno, pue
de comprender y curar al otro. La medicina de Cabanis es ante todo antro
pológica. Al pretender conocer al hombre en su integridad, se ve abocada a
reflexionar sobre las relaciones entre lo físico y lo moral41 (nosotros diría
mos ahora lo m ental). En lugar de hacer que uno dependa del otro, como
hacen los animistas o los sensualistas, los ideólogos conciben las relaciones
en términos de interdependencia y reciprocidad. Al establecer el vínculo
entre ambos, la sensibilidad, propiedad única de lo vivo, no sólo recibe im
presiones externas, como ya habían mostrado los sensualistas, sino también
impresiones internas. Unas y otras generan ideas (del orden de la razón) y
pasiones (del orden del instinto) con efectos, tanto morales com o físicos.
A pesar de las acusaciones de materialismo, los espiritualistas asumen par
cialmente estas teorías. En sus Nuevas consideraciones sobre las relaciones entre
loflsicoy lo mental, que responden explícitamente a la obra de mismo título de
Cabanis, M aine de Biran también acepta que el hombre está constituido por
dos partes indisolubles, el ser sensible y la fuerza activa, que se relacionan a
través de la imaginación. En cambio, dota a la fuerza activa de libre albedrío
y pone-en sus manos la propiedad de uno mismo42^Aunque muy especula-
el pensamiento de los ideólogos tiene gran alcance. Considerado a lar
go plazo, constituye la primera reflexión sobre el funcionam iento de la psi
que y sus efectos sobre el organismo, lo que constituye la primera etapa de
una filiación larga y fecunda. En el ámbito de lo inm ediato, aclimata a la
mayor parte de los medios intelectuales, incluidos los espiritualistas, la no
ción de unidad del individuo, que está muy lejos de la tradicional dualidad
entre el alma y el cuerpo.
Desde un punto de vista muy teórico y filosófico, el debate sobre las re
laciones entre lo moral y lo físico encuentra muy pronto salidas concretas y
métodos de observación científicos. Tras la Revolución, las desviaciones, la
locura, la criminalidad y la delincuencia son problemas que se pretenden re
solver mediante la prevención y la reinserción de los culpables en la socie
dad. El tratamiento de los problemas sociales corresponde tanto a la ciencia
com o a la política. Dentro de este marco, la frenologi^3 seduce mucho a los
médicos, alienistas y reformadores sociales, que la consideran un método de
análisis riguroso basado en la observación que desemboca en la mejora de los
individuos y de la sociedad. Franz-Joseph Gall ( 1 7 5 8 -1 8 2 8 ) médico autén
tico, observa la naturaleza com o sus contemporáneos. A partir de eviden
cias muy pragmáticas — había observado que todos sus condiscípulos con
buena memoria tenían los ojos saltones— sistematiza el examen de los crá
neos tratando de localizar las inclinaciones y las facultades, siguiendo el lo
calismo anatómico que impera en la medicina. A partir de palpaciones y de
autopsias p ost m ortem , llega a determinar la existencia de veintisiete zonas
funcionales en el cerebro, diecinueve de las cuales son comunes al hombre y
al animal. Luego deduce que las prominencias y depresiones aparentes del
cráneo reflejan una mayor o menos importancia de la zona correspondien
te, y por lo tanto una mayor o menor predisposición del individuo a desa
rrollar la función correspondiente. Aunque sea objeto de multitud de inter
pretaciones y de denuncias en su tiempo, la teoría de Gall no es totalmente
determinista, ni totalm ente materialista. Para Gall, las cualidades propias
del hombre le permiten controlar las pulsiones que comparte con los ani
males. Atribuye al cerebro humano una zona para la metafísica y una zona
para el sentim iento religioso. Para muchos de sus discípulos, la frenología
debe desembocar en una educación apta para refrenar las predisposiciones
peligrosas y desarrollar cualidades útiles para la sociedad.
La frenología, muy com batida en su época y en parte desacreditada por
demostraciones tan i r o s a s com o espectaculares, desdeñada por los fisiólogos
por su rechazo de la vivisección, pronto caerá al nivel de las teorías absurdas.
Ver en ella un intento ignorado que conduce sin solución de continuidad a
las experiencias de Broca y a los análisis contemporáneos del cerebro es tan
excesivo como considerarla mera superchería. El historiador sólo puede
destacar la amplitud y la diversidad del atractivo que ejerce la frenología so
bre las élites de los primeros años de la Monarquía de Julio, tanto en el mun
do médico (Broussais, Andral, Bouillaud) y en particular entre los primeros
alienistas (Foville, Bottex, Brierre de Boism ont, Falret, Delasiauve), com o
entre los higienistas, los filántropos (Appert) y los reformadores sociales (en
particular los sansimonianos). Este grupo aparentemente heteróclito es tes
timonio sobre todo del vigor de la reflexión, de la apertura mental y de la
permeabilidad de las supuestas fronteras entre el materialismo y el espiri-
tualismo. Vemos a supuestos materialistas, com o Broussais al lado de otros
colegas adeptos de la homeopatía y del magnetismo, que supuestamente
pertenecen al grupo espiritualista y vitalista. Los auténticos republicanos
positivistas se codean con sansimonianos, para los cuales es fundamental
dar un lugar a lo religioso y a lo sagrado44^En suma, el destino de la freno
logía muestra la fuerza de la herencia de los ideólogos y cuestiona las ideas
simplistas sobre el mensaje filosófico de la medicina. Al menos en esta épo
ca, la medicina no es totalm ente materialista, com o tampoco está dividida
en campos hostiles y claramente definidos: el de los vitalistas espiritualistas
y el de los materialistas ateos.
Aunque durante m ucho tiem po tiene un alcance general, este enfoque
complejo del cuerpo y del hombre es especialmente patente entre los alienistas.
Éstos parecen dudar entre la interpretación fisiológica y la interpretación psi
cológica, pero en realidad asocian las dos sin considerarlas contradictorias.
Pinel, muy cercano a los ideólogos45, aplica en primer lugar el método de la
anatomía clínica, para encontrar en el cerebro la sede de las enfermedades
mentales. Tras más de 2 5 0 autopsias, concluye en su famoso tratado de
180 8 46 que las anomalías fundamentales del cerebro no pueden explicar la
mayor parte de las enfermedades mentales. Aunque no renuncia a la espe
ranza de encontrar otras localizaciones anatómicas de los delirios, insiste en
el tratam iento moral, que no nace de una larga reflexión filosófica, ni del
fracaso de las técnicas anatómicas. Es algo mucho más prosaico, derivado
de la práctica de Pinel en Bicetre y de la experiencia de Pussin, el supervisor
jefe del c e n tro ^ El tratamiento moral sufre la traba del pensamiento de los
Ideólogos, ya que trata principalmente de actuar sobre la sensibilidad del
enajenado, con la esperanza de que estas puestas en escena y m anifestacio
nes de interés tengan efectos, tanto sobre la parte física de los pacientes
como sobre la moral. Hemos visto que los sucesores de Pinel estaban tenta
dos por la frenología. La asociación entre la anatomía y la creencia en la po
sibilidad de actuar a través de la educación sobre la capacidad física conocida
del individuo seduce a los alienistas, pues justifica sus propias orientaciones
y las confirma en el tiempo. Esta asociación prosigue con Charcot. Este mé
dico, con formación en fisiología y anatomía patológica, también desarrolla
el recurso a la hipnosis en el tratamiento de la histeria, sin olvidar los facto
res medioambientales en el estudio etiológico de la enfermedad4^ Esta téc
nica no es excepcional; aparece tam bién en médicos como Charles Richet
(1 8 5 0 -1 9 3 5 ), a un tiempo descubridor de la anafilaxis (propiedad de un ve
neno de disminuir la inmunidad), representante de un eugenismo extremo
y además muy interesado por los fenómenos ocultistas. Es otro ejemplo de
la vanidad de marcar las fronteras entre escuelas y perspectivas, de la com
plejidad de las concepciones médicas del cuerpo y de la salud, incluso en un
mismo individuo.
E l cu erpo en e l « m ed io exterior»
Con Richet, llegamos a Pasteur, al que admiraba profundamente. Los
episodios, los efectos y las consecuencias liberadoras tardías de los descubri
mientos de los bacteriólogos son tan conocidos que podríamos contentar
nos directamente aquí con mostrar cómo han reactivado, al tiempo que lo
modificaban, el papel totalmente olvidado del entorno sobre el cuerpo y la
enfermedad. A riesgo de sumarnos a la numerosa cohorte de detractores de
Pasteur, insistiremos sobre todo en el arraigo de la revolución pasteuriana
en una imagen del cuerpo más antigua. Al evidenciar la existencia de orga
nismos vivos responsables de numerosas enfermedades, la concepción m i
crobiana de la enfermedad tiende a considerar el organismo com o un todo
que se enfrenta con otros organismos vivos. Esta concepción unicista del in
dividuo se impone fácilm ente pues se engarza en una tradición muy anti
gua, revitalizada a finales del siglo XVIII, que permite dramatizar y racionali
zar toda una serie de retos con los que se enfrenta la sociedad en tiempos de
Koch y de Pasteur.
La idea según la cual el cuerpo del hom bre es un com ponente del uni
verso influido por la marcha de este último es, com o m ínim o, tan antigua
como la medicina occidental. La idea de que el hombre es un microcosmos
del universo está en la base de un milenio de una perspectiva médica que
considera que el organismo está formado por cuatro humores (sangre, bilis,
flema, atrabilis) a imagen de un universo, formado por cuatro elementos
fundamentales (aire, agua, tierra, fuego). Este modelo, que predomina has
ta finales del siglo XVIII, pervive en la actualidad en estado de reliquia, tanto
en el vocabulario que designa los caracteres (sanguíneo, bilioso, atrabiliario,
flemático) en función de los términos humorales, com o en la lectura de los
horóscopos, o también en la creencia en el papel de los astros sobre el desti
no humano. En el siglo XIX, este esquema interpretativo no ha sido relegado
al rango de los prejuicios populares.
Aunque la m edicina de observación rechaza la teoría de los humores, no
renuncia por ello al vínculo entre el hombre y el mundo. Todo lo contrario,
le da un fundam ento científico que pasa por irrefutable. La tradición, el
sentido común y la teoría científica nueva contribuyen a asentar el imperio
de la medicina ambientalista4^ La observación del hombre y de la naturale
za confirma los datos acumulados por el sentido com ún. La estadística de
las enfermedades ratifica la idea de que el tiempo, la temperatura y la hu
medad tienen consecuencias sobre el estado de salud. En las estaciones hú
medas y frescas se extienden las enfermedades respiratorias, mientras que el
verano es terreno abonado para enfermedades digestivas. Aunque la obser
vación da prioridad a la atmósfera, no desdeña el papel de los lugares y el de
las aguas. La relectura de Hipócrates llega a punto para ayudar a los obser
vadores de las postrimerías del siglo XVIII y dar a sus investigaciones prag
máticas un elemento de justificación teórica. En este periodo florecen las
topografías médicas, obras en las que el estado de salud de una población
parece la resultante mecánica de los factores físicos (suelo, tiem po, agua)
que la rodean. Esta descripción es caricaturesca: sensibles a los problemas
sociales, como todas las élites ilustradas, los médicos introducen las cos
tumbres en su esquema explicativo de la salud y de la enfermedad5°. Las
costumbres, que abarcan el conjunto de los factores humanos, incluyen las
condiciones de trabajo, el hábitat, los hábitos alimenticios, sexuales, mora
les, es decir, la forma de vida. Aunque el cuestionam iento generalizado del
Antiguo Régimen contribuye a incrim inar el papel de los factores sociales
exógenos, el nuevo orden posrevolucionario lleva a los médicos, integrados
en las nuevas élites, o llamando a su puerta, a minimizar el papel de las con
diciones nacidas del nuevo orden social. Esta renuncia a la búsqueda de cau
sas medioambientales, se ve impulsada porque la revolución clínica tam po
co desemboca en una mejora patente de los resultados de la terapéutica, que
se va dejando de lado en beneficio de la etiología de las enfermedades. Los
factores mórbidos más investigados e invocados con más frecuencia corres
ponden a la esfera personal y apelan a la responsabilidad individual, que ha
pasado a ser central en la sociedad liberal. Direm os a modo de caricatura
que los higienistas como Villermé hacen globalmente responsables a los obre
ros de su miseria material y de su deterioro físico. Poco previsores, deprava
dos a veces, sistemáticamente perezosos y aprovechados, frecuentem ente
tentados por la bebida, totalmente impermeables a las exigencias de la lim
pieza, apegados a costumbres antiguas y peligrosas, son plenamente responsa
bles de su triste condición. Este discurso alcanza su primer apogeo durante
las epidemias de cólera, frente a las cuales se pide a los pobres, con más in
consciencia que cinism o, que mantengan la sangre fría, limpien sus tugu
rios y se alimenten bien51 Aunque el pueblo comparte la idea de un destino
gobernado por el entorno exterior, ya que está acostumbrado a comprobar
los efectos de las catástrofes reiteradas, en cambio el mensaje higienista tie
ne una acogida mucho peor. Al obviar las condiciones de trabajo y las desi
gualdades sociales, utilizado como pretexto para controlar a los individuos
más pobres, el primer higienismo está demasiado marcado socialmente para
ganar adeptos.
El fracaso es especialmente patente porque la única operación preventi
va relativamente eficaz a disposición de la medicina anterior a Pasteur es ob
jeto de numerosos malentendidos. La vacu n ación 2, exclusivamente antiva
riólica y basada en la inoculación a los hombres de la viruela vacuna
(cow-pox), no tropezó con la hostilidad popular sistemática que invocaron los
médicos cargados de prejuicios y deseosos de justificarse. Su responsabilidad
en las limitaciones de la vacunación es evidente. Desentendiéndose rápida
mente de vacunar a la gente cercana al pueblo, como las comadronas, negan
do hasta el absurdo el carácter miscible del virus utilizado en las vacunas,
complaciéndose en contradecir los deseos de las madres, el cuerpo médico
parece haber hecho todo lo posible para frenar la difusión de una operación,
que ya era falible y además estaba sometida a problemas técnicos delicados.
Convertir a Pasteur y a sus colegas en salvadores providenciales y cons
cientes de este higienismo que se encuentra contra la pared, parece incluso
más falso que reductor. A pesar de todo, el descubrimiento de los gérmenes
es el nacimiento de un nuevo higienismo en el que sobreviven numerosos
razonamientos del periodo anterior. Al no poder encontrar de forma inm e
diata (con la excepción de la rabia y la difteria) medios técnicos para matar
a los gérmenes o evitar su desarrollo, la revolución pasteuriana confirm a la
orientación preventiva del primer higienismo. En cam bio, la lucha se m o
difica profundamente, ya que se trata de perseguir organismos vivos, debi
damente identificados y bautizados, y no de agotarse tratando de cambiar
radicalmente un estilo de vida. Los dispensarios, que se encargan de detec
tar a los individuos que podrían ser portadores de gérmenes y de examinar
los productos de su cuerpo gracias al análisis bacteriológico y a los rayos X ,
dirigidos por médicos, son quizá las instituciones que simbolizan la ruptu
ra con el higienismo moralizante anterior. Y sin embargo, alrededor de estos
«vigías» se elaboran los discursos y las prácticas que confunden la protec
ción de la salud con el control moral y sociaP3, búsqueda de bacilos y estig-
matización de las desviaciones. Este higienismo social, que marca de forma
duradera la organización y la filosofía del sistema de salud pública, debe
mucho al contexto ideológico, social y político de fin de siglo, que no va
mos a analizar aquí. El temor a la despoblación, la degeneración y el declive
desempeña un papel determinante en el surgimiento de una nueva repre
sentación unicista del cuerpo, que se convierte en receptáculo de todas las
amenazas que acechan a la sociedad, centro manifiesto de todas las depra
vaciones presentes y pasadas. En una época que se considera cientificista y
positivista, esta representación en gran medida m etafórica del cuerpo ali
menta y pone de relieve la creencia rediviva en el papel de la herencia. La
herencia, reconocida desde tiempo inmemorial, asentada en evidencias irre
futables, es objeto de un nuevo interés cuya razón principal no es el descu
brimiento de las leyes de Mendel (1 8 6 6 ), que no son muy conocidas, sino
más bien la obsesión por la decadencia. Este fenómeno no afecta únicamen
te al «gran público». C on total buena fe y convencidos de realizar estudios
impecablemente científicos, los médicos elaboran la teoría de la sífilis here
ditaria, que cuenta con la aprobación de la práctica totalidad de sus colegas,
seduce a los literatos y acaba aterrorizando a una parte de la población, al
menos de la burguesiV4^Al afirmar que la sífilis de un antepasado remoto
puede contam inar a sus descendientes, la teoría de la sífilis hereditaria tardía
impregna la percepción de otras plagas sociales conocidas, como el alcoho
lismo, cuyos efectos mortíferos sobre los descendientes de los bebedores se
denuncian también. La obsesión por la herencia, sumada al miedo al conta
gio, justifica y amplifica los sueños y las políticas de la sanidad pública. Entre
estas políticas está el higienismo, que pretende ser científico y protector y
que en realidad está especialmente cargado de prejuicios y fantasías y sujeto a
desviaciones. Del higienismo, que nace de una imagen global del individuo,
nace la sanidad pública que integra al individuo en un conjunto más amplio,
la sociedad, y da prioridad a la segunda sobre el primero.
CONCLUSIÓN
Terminar la revisión de las imágenes médicas del cuerpo con una evoca
ción del eugenismo podría hacer pensar que éste era la culminación inevita
ble de una evolución implacable. Nada más lejos de la verdad. El eugenismo
sólo es la consecuencia temporal de una imagen del cuerpo integrada en la
cadena de las generaciones. Lejos de resumir el hipotético pensamiento úni
co de una época, ni siquiera traduce, salvo excepciones, la totalidad de las
reflexiones de sus responsables, como hemos visto con Richet. Esta eviden
cia puede extenderse a la totalidad del siglo. Com o hemos tratado de mos
trar, las representaciones médicas del cuerpo no se van sucediendo unas a
otras, sino que coexisten y se entremezclan. Reducir el siglo XIX a una evo-
lución que va de lo más especulativo a lo m ejor demostrado, de lo más ge
neral a lo más particular, del espiritualismo al materialismo, es una recons
trucción reductora y orientada. Si abandonamos el mundo de las ideas por
el de los hombres, es evidente que varias imágenes del cuerpo han marcado
a una misma generación. Los médicos del triunfo de la clínica, que obser
van el cuerpo muerto o vivo son en general vitalistas, que además dan mu
cha importancia al papel del entorno en la etiología de las enfermedades.
Aunque su práctica sea experimental, los pasteurianos tam bién deben pre
conizar medidas que los acercan a los primeros higienistas y llevan a algunos
de ellos a proferir eslóganes (la tuberculosis se contrae en las tabernas), en
lugar de preceptos científicos. Al actuar de este modo, demuestran que su
imagen médica del cuerpo y de la enfermedad no es, como las demás, mero
producto de un razonamiento científico elaborado al margen del mundo y
de sus pasiones.
Podríamos multiplicar hasta el infinito los ejemplos de estas confusiones
y combinaciones entre la ciencia y la política. Preferimos deducir que la me
dicina del siglo XIX abrió el campo de los posibles, en lugar de definir una
sola orientación. El cuerpo que emerge poco a poco es una acum ulación de
células, pero tam bién un organismo movido por leyes físicas y químicas.
Aunque ningún médico niega esta nueva realidad a final de siglo, nadie, ni
siquiera Claude Bernard, reduce la vida a una obediencia a unas leyes gene
rales. Aunque algunos pensaron o esperaron que retrocedería, la percepción
del cuerpo como un ente libre del dominio de las leyes de la naturaleza sigue
siendo considerable y no deja de avanzar. Por supuesto, el campo de las in
terpretaciones es muy amplio y las opciones son más abiertas. El cuerpo
descrito por los médicos sigue siendo un cuerpo social, en parte modelado
por su pertenencia a un linaje familiar, modificado por sus condiciones de
existencia, tanto físicas como sociales, y a fin de cuentas influido por su psi
que. Esta última noción es tardía y apenas asoma a finales del siglo XIX y no
constituye una revolución total, en la medida en que se inscribe en una lar
ga serie de reflexiones sobre las relaciones entre lo físico y lo moral. El genioj
de Freud consistió en invertir la propuesta tradicional y cuestionarse las in
fluencias de lo moral sobre lo físico.
En cualquier caso, la descripción de una medicina que impone sus pers
pectivas a la sociedad o la convence de su pertinencia es cuestionable. Aun
que el éxito de las imágenes médicas del cuerpo es innegable, quizá habría
que ver en ellas algo más que un com plot instrumentado por los médicos.
El recurso al discurso médico que encontraremos a lo largo de todo este vo
lumen puede deberse, más que al rigor de sus concepciones y a la firmeza de
su evolución, a la maleabilidad, a las contradicciones de discursos múltiples
de médicos dubitativos y presa de la duda permanente. El impulso podría
venir en este caso de una sociedad más obsesionada, fascinada, convulsa por
el cuerpo y el destino de los individuos que por la medicina.
2
El dominio de la religión
A l a in C o r b in
El Sagrado
1 . Escuela fra n ce sa ,
Corazón, siglo XIX, c o le cc ió n
p articu lar.
f t
Jfidul9'.* ^
IS
*** J
3 . Paul D e la r o c h e , Santa Verónica,
siglo XIX, París, M u seo del Louvre.
C u atro a ñ os después d e la
prom ulgación del d o g m a d e la
Inm aculada C o n c ep c ió n , la Virgen
En el siglo x ix , la inquietud
por la preservación de las
jóvenes y el mantenimiento
de la pureza del alma, es una
obsesión para los
confesores, educadores y
médicos. La exaltación de la
virginidad, que se evoca aquí
en la ceremonia de la
primera comunión,
condiciona las
manifestaciones de pudor,
incide en las conductas de
seducción e inspira lo que
desearla evitar: la literatura
erótica.
Un e le m en to que los
historiadores d e la religión han
d ejad o d e lado es el m od elado
del cu erp o m ed iante la práctica
d e los ejercicios piadosos, y a n te
t o d o las disciplinas som áticas
im puestas en la iglesia, du rante las
cerem on ias. A p esar d e la
co m od id ad qu e procuran los
g ru esos cojines. el silencio de
rigor, la posición d e rodillas y el
reco gim ien to qu e m u estra la
disciplina d e las m an o s. ilustran
es te control.
Reviso los bocetos que me he traído; miro con pasión y sin cansancio estas
fotografías de hombres desnudos, este poema admirable, este cuerpo humano
sobre el que aprendo a leer y cuya contemplación me enseña más que los in
ventos de los escritorzuelos.
l. INTRODUCCIÓN TEÓRICA
El cuerpo más bello entre nosotros, podría quizá parecerse al cuerpo más
bello entre los griegos, de la misma forma que Ificles se parecía a Hércules, su
hermano. La influencia de un cielo clemente y puro es perceptible entre los
griegos desde la más tierna edad, pero los ejercicios corporales, practicados muy
pronto, daban a este primer esbozo su forma noble. Tomemos un joven espar
tano, hijo de un héroe y una heroína, que nunca en su infancia fue objeto de
contemplaciones, que desde su séptimo año ha dormido al raso y se ha ejercita
do desde pequeño en la lucha y la natación. Pongámoslo junto a un joven siba
rita de nuestra época y juzguemos a cuál de los dos elegiría un artista como mo
delo de un joven Teseo, de Aquiles o incluso de Baco. Un Teseo siguiendo el
modelo moderno sería un Teseo criado entre rosas; según el modelo antiguo,
sería un Teseo criado entre músculos, según la opinión manifestada por un pin
tor griego sobre dos representaciones diferentes de este héroe7.
11. EL DESNUDO
A causa de este peligro se desarrolla con todas sus fuerzas el contraste en
tre lo desnudo y lo vestido. ¿Es necesario recordar que un cuerpo representa
do no es nunca un cuerpo real? Al mismo tiempo, la representación remite a
nuestra experiencia vivida y esta experiencia no es sólo visual, ocupa todos
los sentidos; un cuerpo tiene un olor, un peso, una consistencia. Quiero re
cordar aquí la descripción de Voltaire al principio del C án d id o: « ... Cune-
gunda, de diecisiete años, era de color subido, fresca, jugosa, apetitosa». El
artista que representa un cuerpo tiene un abanico de posibilidades: puede
apelar más estrictamente a la vista, pero también puede sugerir una expe
riencia más completa de la carne con diferentes artificios. La teoría clásica in
siste en la distancia entre la representación y el referente, pero este ideal se en
frentará a lo largo del siglo XIX con una voluntad de disminuir esta distancia,
acercando la imagen a la realidad, el arte a la naturaleza. El ideal romántico
consistirá en borrar los límites entre el arte y la vida: el espectador debería te
ner las mismas reacciones ante la imagen que en contacto con la realidad. De
Girodet a Géróm e, la leyenda de Pigmalión, que encarna la posibilidad de
borrar los límites entre la representación y la realidad, interesó — e inquie
tó— sobre todo a los artistas, porque era especialmente importante respetar
correctamente las distancias entre el arte y la vida.
El desnudo como género adquiere una im portancia imprevista en el en
torno de David: la producción de una «academia», modelo desnudo pintado
del natural, era una obligación de los pensionistas de Villa Médicis, adonde
el Instituto enviaba a los galardonados con el premio de Roma. Algunos da
ban un título a su cuadro, como el propio David, que dio a su academia,
presentada en 1778, el nom bre de Héctor. Drouais, alumno favorito de D a
vid, presentó en 1784 una obra especialmente ambiciosa, conocida con el
nom bre de A tleta m oribundo, o con el de Guerrero herido, una imagen viril
en una pose tensa que expresa el dolor de form a especialmente notable.
M ucho más que un simple alarde técnico, se trata de un verdadero cuadro,
en el que, sin referencia literaria o narrativa precisa, un cuerpo es suficien
te para que el artista se pueda expresar. El hecho de que la herida sea insig
nificante, o en todo caso muy poco aparente, no hace sino aumentar la fuer
za comunicativa de esta imagen en la que todo el cuerpo expresa un dolor
que parece más interior que fís ic o ^ C on su E n dim ión pintado en 1791 y
expuesto con enorme éxito en el Salón de 1793, Girodet impone un desnu
do winckelmaniano que tendría un im portante desarrollo en la pintura. Se
trata una vez más de un ejercicio, de una «academia», pero más radicalmen
te transformada en cuadro, ya que el pintor introduce una segunda figura,
un Eros disfrazado de Céfiro. Girodet, m ente literaria que ha gozado de una
educación esmerada, no sólo da un título m itológico a su academia, sino
que elabora una versión nueva y profundamente original de un tema a m e
nudo tratado por los pintores, y en particular por Poussin, con el que G iro
det pretendía medirse. Selene (es decir, Diana, la diosa lunar), enamorada
del hermoso pastor Endim ión, le contempla desnudo mientras duerme. La
idea genial de Girodet consistió en representar a la diosa únicamente por los
rayos lunares que acarician el cuerpo lánguido de Endim ión, abandonado
al sueño. Eros, disfrazado de Céfiro, que ha inspirado este amor a la diosa,
aparta las ramas para que los rayos puedan pasar. Este Endim ión feminiza-
do, de formas ondulantes, piel tersa, curvas suaves, es una imagen volup
tuosa de nuevo cuño que fuerza los límites del ideal winckelmaniano de la
belleza graciosa. M irando hacia el espectador, se abandona a él tanto como
a la luz envolvente de la diosa, ante la amplia sonrisa de Eros13^
Este tipo de efebo daría mucho juego. El propio David recurre a él en
1793 con L a m uerte d e B ara, donde el tema ético y político de la libertad,
que se remonta a W inckelm ann, se afirma plenamente. Existen otros ejem
plos más turbios que parecen constituir los síntomas de una crisis de la
identidad sexual en lo que podríamos llamar los círculos davidianos. El jo
ven Ingres, como excelente alumno, nos presenta un ejemplo perfecto en
Aquiles recibiendo a los em bajadores deA gam en ón , con el que obtuvo el gran
premio de Rom a en 1801. La mujer, Briseis, que es el motivo de disputa en
tre los dos héroes, está relegada a las sombras del fondo, simple nota narra
tiva, mientras que los hombres en el primer plano son el núcleo de la histo
ria. lngres diferencia perfectam ente los tipos de cuerpo, desde el joven casi
adolescente al anciano. Podemos observar las caderas de Patroclo, casi una
caricatura, que no dejan ninguna duda sobre la feminización del tipo del
efebo. Com o destacó Solom on-Godeau, la diferenciación entre los papeles
sexuales se traslada al interior de una sociedad masculina de la que están au
sentes las m u jeres^
L a escuela de David no fue el único crisol de la renovación del arte a fi
nales del siglo ^^II. John Flaxman, escultor inglés, publicó en 1793 una re
copilación de grabados a partir de sus bocetos para ilustrar la Ilíada, a la que
siguió en 1795 la O disea y después otras series sobre los grandes textos de la
tradición clásica, hasta D ante. Las colecciones de Flaxman tuvieron una
enorme repercusión en Europa. Se trata de grabados de nuevo cuño, deno
minado «grabado lineal». Flaxman se inspiró en la pintura de las vasijas
griegas, donde todo se representa por sus contornos, sin sombra ni relieve.
Como en el arte clásico griego, las indicaciones de lugar se reducen al m íni
mo indispensable: las imágenes lo son todo, pero en Flaxman son insustan
ciales; son abstracciones, ideas de cuerpos. W erner Busch observó de forma
pertinente que una consecuencia importante de este tipo de vacío que Flax-
man instaura en el centro de la representación es la de abrir la puerta a la
imaginación y las fantasías ^ Es la misma fuerza del arte tan particular que
se desarrolla en Inglaterra con el pintor suizo H einrich Füssli, propagador
del pensamiento de W inckelm ann, amigo y traductor de Lavater, y con el
poeta y artista W illiam Blake.
Blake en particular aporta algo muy nuevo a la imagen del cuerpo: en la
gran tradición del m isticismo, cultiva una cierta sensualidad espiritual. El
linealismo de su arte es tan riguroso como el de Flaxman, pero allí donde
Flaxman dejaba un espacio vacío para la imaginación, Blake lo llena de una
extraña sensualidad, com o una materia que no procede de la naturaleza,
sino de su propia creación: cuerpos gloriosos de una humanidad heroica, a
un tiempo abstractos y musculosos, cuerpos angélicos etéreos, cuerpos pri
mitivos, a veces casi bestiales, com o el Nabucodonosor que se desplaza a
cuatro patas. El mundo de Blake está poblado de seres de pura invención,
pero dotados de una extraña energía y a veces de una sensualidad intensa y
turbadora. Blake libera la articulación del cuerpo heredado de la Grecia an
tigua, este análisis dibujado que define para el ojo un cuerpo inteligible, de
su anclaje original en la observación de la naturaleza, para convertirla en un
lenguaje enteramente propio. D e la misma form a que inventa en sus escri
tos toda una mitología muy com plejay personal (que los exegetas siguen in
tentando desenmarañar), libera el lenguaje gráfico del cuerpo del recurso al
modelo, para ponerlo al servicio de una imaginación sin freno.
Ingres contribuyó más que nadie a colocar el desnudo fem enino en el
centro del arte del siglo ^XIX, hasta el punto de convertirlo en emblema de la
belleza. U na vez en posesión de una form ación muy sólida en la escuela de
David, enseguida tom a distancias, hasta el punto de aparecer com o un re
belde a los ojos de las instituciones artísticas. Aunque obtuvo el premio de
Rom a en 1801, tardó cinco años más en salir para V illa M édicis, pues las
arcas estaban vacías. Cuando sale por fin de París, este joven de veintiséis
años ya no es un principiante: su arte está muy individualizado y resultará
chocante; en Roma, sus maestros están especialmente inquietos, ya que su
fuerte personalidad le da un ascendiente sobre sus condiscípulos. Cada uno
de sus ejercicios académicos aparece como una provocación. Presenta como
academia L a bañista Valpingon (del nom bre de uno de los propietarios de la
obra). No sólo no era usual realizar una academia femenina, sino que el tra
tamiento de este desnudo de espaldas, poco articulado, de líneas fluidas, sin
sombras acusadas, casi sin relieve, trastocaba los hábitos y las perspectivas
de la escuela. La composición original que Ingres presenta como obra final de
sus estudios fue peor todavía: el tema de Jú p iter y Tetis, es decir, una mujer
halagando a un hombre para obtener un favor, se consideró totalm ente im
propio para un gran cuadro histórico. En cuanto al tratam iento — lineal
exagerado, deformaciones anatómicas intolerables, desprecio total de la
perspectiva— no podía sino poner más todavía en su contra a los jueces
académicos. La independencia, por no hablar de excentricidad, de Ingres se
concentra en la figura femenina; el cuello extrañamente desarrollado (se ha
bló de bocio) de Tetis, el aplanamiento de su figura, de modo que la pierna
derecha y la izquierda se confunden, todo contribuye a que sea un cuerpo
abstracto, distante, extraño y al mismo tiempo curiosamente sensual. En
pocas palabras, es la representación misma del deseo. Ingres reiterará esta
imagen personal del cuerpo femenino en versiones siempre nuevas, siempre
similares, durante cincuenta años, desde L a gran odalisca ridiculizada en el
Salón de 1819, la O dalisca con esclava de 1840, hasta el famoso B añ o turco
de 1863, donde el octogenario cargado de honores plasma la venganza por
su juventud perseguida, citando su propia Bañista, en otros tiempos deni
grada, en el centro de los cuerpos enlazados. Podemos ver en esta fantasía li
bidinosa de un mundo totalmente fem enino una especie de inversión siste
mática del Leónidas de David.
Aunque tengan puntos en com ún, Ingres no procede en absoluto como
Blake, que da sistemáticamente la espalda a la naturaleza y al modelo del
natural. A pesar de la extravagancia aparente de sus figuras, Ingres, por el
contrario, siempre da gran importancia a trabajar con modelos y a la obser
vación exacta. Él mismo declaraba: «No idealizo». Efectivamente, no busca
un cuerpo ideal en el sentido de una normalización, de una naturaleza re
gularizada. Por el contrario, acentúa las particularidades, las destila, las exa
gera si es necesario. Observador apasionado, repudiaba los estudios anató
micos que sólo aportan generalidades. Fue por ello uno de los mayores re
tratistas. Quizá sea más fácil percibir su trayectoria en el caso de una figura
masculina con la que fantasea menos que ante el cuerpo femenino. En Ró-
mulo vencedor deA crón, el cuerpo del vencido reproduce casi exactamente la
imagen de una de las S abinas de David, con intenciones claramente com
petitivas. lngres revisa meticulosamente la figura en el relieve de uno de sus
dibujos más asombrosos y el resultado en la pintura es a un tiempo más abs
tracto — menos palpable, más lineal, más geométrico— y más individuali
zado en las formas que en su maestro.
111. EL MODELO
El año 1863, es bien sabido, constituye una fecha clave en el arte del si
glo XIX: año de la m uerte de Delacroix, de la reforma de la Escuela de Bellas
Artes, del Salón de los Rechazados. Asistimos entonces a una verdadera ba
talla de desnudos. Es el año en que M anet expone su A lm uerzo campestre en
el Salón de los Rechazados, el año tam bién en que pinta, aunque no la ex
pone todavía, su O lim pia. En el Salón, la Venus de Cabanel, que compra el
Emperador, es el que más llama la atención de toda una serie de desnudos
académicos. Daumier sacará un buen partido de estos desnudos: una seño
ra que no tiene nada de diosa, com enta a otra: «Este año tocan Venus y más
Venus... ¡Com o si hubiera mujeres así!»22^lngres había mostrado el mode
lo de estos cuerpos tersos, sin la menor aspereza ni vello, con orificios cui
dadosamente sellados. Esta imagen de la m ujer inaccesible, em blem ática
del deseo, fue adaptada y codificada en el seno de la academia. Lo que en
Ingres era una visión totalm ente individual y excéntrica, se generalizó y se
convirtió en un ideal común. La diferencia reside sobre todo en la ejecu
ción: los pintores académicos adaptaron el realismo óptico o fotográfico
para domesticar sus fantasías, pero los cuadros de Ingres, por muy tersos
que fueran, eran excesivamente forzados. C on medios muy diferentes, man
tenían una fuerte opacidad del signo que no perm itía un acceso fácil al es
pacio representado. Por otra parte, su arte se consideró durante mucho
tiempo com o difícil, reservado a los entendidos; su inmensa popularidad
no llegó hasta mucho después y se debió sobre todo a la reproducción, que
simplificaba y facilitaba el acceso a sus obras, com o si fuera una glosa.
obras de Cabanel no tienen tantas complejidades, com ercian francamente
con lo irreal en beneficio de una clientela que suponemos masculina, bien
alimentada y satisfecha. Su Venus está tendida sobre el agua verde com o so
bre una otom ana, tiene los ojos casi (pero no del todo) cerrados; conscien
te de las miradas que recibe, no resulta perturbadora para la mirada del vi
sitante, al que ofrece un cuerpo a un tiempo irreal y materialmente sensual.
E l pintor no carece de habilidad ni de inventiva: el color tan claro y ligero
era nuevo y chispeante. En las partes secundarias la pincelada es amplia
y ágil, el dibujo es bastante preciso; la pose recuerda a los grandes desnudos
históricos, en particular O dalisca y esclava de Ingres, pero es evidente que
Cabanel trabajó su figura del natural: la articulación del cuerpo es convin
cente, los detalles, chispeantes. C abanel sabe encontrar un equilibrio es
tudiado entre la convención y la observación, con el fin de evocar a un
tiempo a la lejana diosa del amor y a una m odelo de pintor totalm ente dis
ponible.
La O lim pia de M anet presenta al cliente un cuerpo totalm ente diferen
te: no hay curvas, ni languidez, sino un cuerpo nervioso, un tanto angulo
so, en el que se traslucen los huesos de la caja torácica bajo una carne firme,
pero poco abundante, cuerpo blanco, urbano, moderno, cuerpo dotado de
un verdadero rostro en el que es posible reconocer a Mlle. Victorine. La re
ferencia a la Venus d e U rbino, de Tiziano, es inevitable, pero el sentido de
esta referencia no está tan claro, no creo que deba considerarse una paro
dia de la obra renacentista, sino más bien una crítica de la tradición aca
démica de la que pretende ser heredera. Es difícil decir en qué m om ento
exacto se afirmó, comparando la Venus d e U rbino con la Venus d orm id a de
Giorgione, que Tiziano pintó el retrato de una cortesana. N o es imposible
que M anet estuviera al corriente de esta interpretación. En suma, hace
como si Tiziano hubiera vivido en 1863. El cuadro, que fue admitido en el
Salón de 1865, provocó reacciones extremadamente virulentas y conoció
un enorme éxito de la mano del escándalo: con excepción de escasos defen
sores, com o Émile Zola, el resto de las opiniones pasaban de la hilaridad a la
indignación.
Con O lim pia, el conflicto entre el arte académico y el arte independien
te alcanza su paroxismo. Hay que destacar que se trata de un debate ideoló
gico, articulado en términos que son tan éticos como estéticos. M anet pinta
ba de la manera en que lo hacía en nombre de la verdad. Dos años después de
la escandalosa O lim pia, con ocasión de su exposición personal al margen
de la Exposición Universal de 1867, M anet imprimió un papel de cartas con
la divisa «Paire vrai etlaisser dire», es decir, «Ser auténtico y dejar que hablen».
Cuando examinamos los ataques contra la O lim pia, encontramos que la re
presentación se considera falsa, sucia, deformada. El cuadro choca a causa de
lo que para muchos constituía su falsedad, mientras que las Venus de Baudry
y Cabanel parecían más auténticas. C on el tiempo la balanza se inclina en el
otro sentido. ¿Qué podemos pensar? ¿La representación de la O lim pia es ob
jetivamente más verdadera? Los criterios principales son dedos órdenes, por
un lado la forma o el dibujo y por otro la factura y el resultado. En lo que se
refiere a la forma, el cuerpo de Olimpia está más individualizado, es sin duda
más fiel a la apariencia del modelo (en este caso Victorine Meurand), pero
los defensores de la teoría clásica dirían que la verdad y la realidad accidental
no son necesariamente sinónimos. En lo que se refiere a la factura, el acaba
do académico se acerca más al resultado fotográfico, que en aquellos años se
considera como verdadero. En cuanto al color, sería difícil decir cuál de los
dos sistemas es más real, porque incluso aunque el pintor lograse reproducir
exactamente el tono de la piel del modelo, su obra no tendría necesariamen
te el color justo. La representación en la pintura es un sistema com plejo de
equivalencias, cuyo efecto sobre el espectador depende de las relaciones entre
los tonos interiores de la obra, tanto o más que de la relación entre un pig
mento y un tono local específico percibido en la naturaleza. Está claro que se
enfrentan dos sistemas de representación igualmente convencionales, es de
cir, se trata de una diferencia ideológica, lo que no supone, todo lo contrario,
que ambos tengan el mismo valor. En cambio, la recepción, es decir, la forma
en que se percibe la obra, depende evidentemente de las disposiciones y há
bitos visuales del espectador, de su organización mental (y es la razón de que
hoy en día se diferencie claramente la percepción visual, es decir, las herra
mientas fisiológicas de la visión, de lo que el vocabulario anglosajón recien
te denomina visuality, es decir, la visión tal y como queda condicionada por
los hábitos culturales). Los visitantes del Salón están acostumbrados a una
pintura tersa y semejante a la fotografía y se sintieron chocados por algo que
se apartaba violentamente de estalínea. El público actual, acostumbrado a la
pintura impresionista como norma, encuentra que la pintura académica de
la época es artificial, aunque le guste. Es decir: la forma en que veamos el
cuerpo en la experiencia cotidiana está afectada por nuestros hábitos cultu
rales, y en particular por nuestra cultura visual.
Esta situación de ruptura entre un arte independiente y vital y la cultu
ra oficial es el resultado de la concepción romántica del arte como medio de
regeneración, en oposición al poder establecido. Esta idea se convirtió ense
guida, a su vez, en un m ito oficial, de ahí la situación tan ambigua del arte
del siglo XX, con unas vanguardias rápidamente cooptadas por la cultura
dominante, salvo en los sistemas totalitarios.
V II. EL CUERPO SIMBOLISTA
El simbolismo, que marcó con fuerza el final del siglo XIX y dejó una hue
lla decisiva sobre la estética del XX, es en parte al menos una reedición del idea
lismo romántico. Este movimiento, cuyo teórico y representante más com
pleto es Mallarmé, tiene contornos bastante precisos como escuela literaria,
pero cuando abordamos las artes plásticas, las cosas parecen mucho menos
nítidas. No obstante, podemos definir algunas ideas o algunas tendencias. El
simbolismo resulta sin duda de una cierta decepción frente a la esperanza
que se pudo depositar en el conocim iento positivo. Para los simbolistas, la
presencia material de las cosas y los seres sólo es una apariencia; la realidad,
de naturaleza espiritual, está oculta, secreta, sólo existe detrás de estas apa
riencias y no es directamente accesible. La estética del simbolismo es una es
tética de la sugestión, más que de la descripción o la denom inación. Para el
artista simbolista, la emoción o la intuición priman sobre la percepción. Se
tiene más confianza en el ensueño que en la razón. En cuanto al cuerpo, sólo
puede ser una máscara, el signo de una realidad misteriosa e inaccesible.
Distinguimos dos polos en la gran diversidad de artistas que pertenecen
a la tendencia simbolista, uno de carácter que podríamos llamar literario, por
que se ocupa de temas a menudo un tanto esotéricos, tratados en general
con los recursos del arte académico, corriente cuyo ejemplo perfecto sería
Gustave Moreau, y otro que procede de la vanguardia realista, más interesa
da por la investigación plástica, aunque sólo se trata de generalidades. Un
artista como Odilon Redon, cuya inventiva es ante todo plástica, da títulos
muy literarios a sus visiones. Para él, el cuerpo es un lenguaje. No duda en
separar las partes del cuerpo para representar una función. En su primera
obra importante, una serie de litografías titulada de forma significativa En el
sueño (1 8 7 9 ), una lámina titulada «Visión» muestra un ojo inmenso y ra
diante que planea sobre el cielo. Con frecuencia, una cabeza, no cortada,
sino separada, independiente, representa el pensamiento. Estos motivos tie
nen alguna relación con el fragmento rom ántico, pero aquí la metáfora se
impone la m etonim ia (las C abezas cortadas de Géricault sugieren una am
putación, mientras que las cabezas separadas de Redon son una imagen casi
lingüística del pensamiento, aunque su fuerte expresividad no permitan
que caigan en la vacuidad de una especie de jeroglífico.
En Inglaterra, los prerrafaelitas y su círculo abandonan con frecuencia el
realismo antiacadémico de los años 1850 en aras de un arte que podemos
llamar simbolista. Burne-Jones, en particular, es característico de una pin
tura que pone una técnica descriptiva minuciosa al servicio de un arte fun
damentalmente antinaturalista (linealismo, estilización del dibujo, paleta
iridiscente muy arbitraria) en el que el cuerpo está, por así decirlo, desen
carnado: sus seres a un tiempo irreales y verosímiles, evolucionando en una
atmósfera onírica, fueron uno de los modelos del simbolismo europeo. N u
merosos artistas, algunos miembros de la Rosacruz, explotaron la tradición
«ilusionista» del realismo académico para evocar un mundo interior. Pode
mos mencionar, entre otros, L a Escuela d e P latón , del pintor belgaJean D el-
ville (1 8 9 8 , Museo de Orsay), un grupo de largos y sinuosos adolescentes
andróginos reunidos alrededor de un Platón crístico. La materia pictórica
de esta inmensa tela parece tan etérea com o irreales los personajes. La vuel
ta a la alegoría y al mito, característica de estos artistas simbolistas con ten
dencia literaria, ha supuesto en algunos el uso de recursos plásticos más só
lidos. Gustave Moreau y Puvis de Chavannes en Francia, Ferdinand Hodler
en Suiza desarrollan una imagen muy personal y expresiva del cuerpo. En
Hodler, en particular, las mujeres de caderas excesivas, los efebos desgarba
dos de mirada intensa son imágenes muy singulares y a un tiempo muy pre
sentes: este carácter extraño permite al artista convocar un misterio inm a
nente a las cosas y a los seres.
Algunos, como Paul Gauguin se dirigen hacia un arte cada vez menos
m im ético, o más p re c is ^ e n te antifotográfico, pues el realismo óptico sólo
capta la apariencia de las cosas por oposición a su realidad. Sin embargo, es
tos artistas de vanguardia son los herederos del realismo y tienen un sentido
de la materialidad que se enfrenta tam bién a la pura apariencia. Buscando
modelos al margen de la tradición «ilusionista» del arte occidental, Gau-
guin desemboca en una visión del cuerpo que se escapa de los cánones tra
dicionales, pero que al mismo tiempo sugiere el peso, la tangibilidad del
cuerpo. Sustituir la descripción por la sugerencia es el núcleo del programa
simbolista. Inspirados por el modelo de la música instrumental que actúa
directamente sobre el oyente para provocar emociones, los artistas de van
guardia se dirigen hacia una abstracción cada vez más radical. En realidad,
ya no se trata de representar un cuerpo cuya imagen actuará sobre el espec
tador, sino de actuar directamente por medios m e r ^ e n te plásticos (formas,
líneas, colores) sobre el espectador, sobre su cuerpo a través de sus reaccio
nes sensuales, para inducir en él estados interiores. El siglo XX extraería estas
últimas consecuencias de la teoría simbolista.
L a mirada de
los artistas
Desnudo
2 . Eu gene D e la c ro ix ,
femenino llamado «Mademoiselle
Rose», siglo XIX, París, M u seo del
Louvre.
7 . C o p ia d e T h é o d o r e G éric a u lt,
Cabezas cortadas, R o u e n , M u seo de
Bellas A rte s .
8 . Je a n -A u g u ste -D o m in iq u e lngres,
Júpiter y Tetis, 181 1, A ix -e n -P ro v e n c e ,
M u seo G ra n e t.
'resentado en el Salón
> 1850-1851, este cuadro
suna de las obras m ás radicales
:í realismo de C ourbet.
La observación m inuciosa d e la
an atom ía y la rep resen tació n casi
alucinógena d e las superficies son
características del «rea lism o » de
los prim eros añ os del
prerrafaelism o.
1 5 . Ford M ad ox B r o w n , Adiós a
Inglaterra, 1 860, Universidad de
C a m b rid g e, Fitzwilliam Museum .
Bendz, qu e m urió m uy jo v en , se
co n sag ró esp ecialm en te en
m uchas o b ra s a p resen ta r las
co n d icio n es específicas de la
exp erien cia del artista en su
estudio.
Las imágenes sociales del cuerpo
La
1. Eugene D e la c ro ix ,
Libertad guiando al pueblo, 18 3 0 ,
París, M useo del Louvre.
Alrededor de la alegoría de
Francia-Libertad, D elacroix
representa al pueblo d e las
harneadas recurriendo al
sitfema d e las tipologías
románticas, y utilizando
convenciones deform adas.
n » •« /
/ O
jckJ(-D
! M ' M a a n * e m lumf fhmm/u
Autorretrato
7 . H en ry M o n n ier,
como Monsieur Prudhomme, 1 869.
Este autorretrato a plumilla, que
pone de relieve la relación entre la
fórmula del personaje y el retrato
burgués de pie, muestra hasta qué
punto la personalidad de Henri
Monnier, actor aficionado, acaba
identificándose con la de su
personaje Joseph Prudhomme,
claramente reconocible por su
silueta rollizay su postura
satisfecha, sutraje burgués y sus
gafas... sin olvidar la sombra en
forma de pera.
9 . H o n o ré D au m ier, — Bertrand,
me encantan las finanzas.... si
quieres abrimos un banco, ¡pero un
banco de verdad! Capital, cien
millones de millones, cien millardos
de millardos de acciones. Haremos
saltar la banca, el banco de Francia,
los banqueros, los saltimbanquis, etc.
¡Haremos saltar a todo el mundo!
— Sí, pero ¿y la policía? — ¡Qué tonto
eres Bertrand! ¿Tu has visto alguna
vez detener a un millonario?, Lámina 1
de la s e rie Caricaturana, Le
Charivari, 2 0 d e a g o sto d e 1836.
1 O. A la d e re ch a , H o n o ré
Como en las cabalgatas de los D au m ier, ¡Es halagador tener tantos
espectáculos de los saltimbanquis, discípulos...! Pero es un problema...
la primera lámina de laserie de demasiada competencia (...), Lámina
Daumierpresenta a la pareja 7 6 d e la s e r ie Caricaturana, Le
fácilmente reconocible de Robert Charivari, 1 1 d e m a rz o d e 18 3 8 .
Macaire yde Bertrand. Mediante el
diálogo de la leyenda, que pone de Hacia el final de la serie
relieve los caracteres, la litografía se Caricaturana, Robert Macaire y
convierte en unverdadero Bertrand observan los tipos de la
espectáculo, inspirado por el gente que pasa por lacalle y se
recuerdo de Frédérick Lemartre. felicitan de ver toda la sociedad
«macairizada».
VIII. RODIN
Su lenguaje era el cuerpo... Y este cuerpo no podía ser menos bello que el de
la Antigüedad, debía ser de una belleza todavía mayor. Durante dos milenios
más, la Vida lo había conservado entre sus manos, lo había trabajado, cincela
do y auscultado. La pintura soñaba con este cuerpo, lo vestía de luz, lo pene
traba de crepúsculo, lo rodeaba de toda su ternura y de todo su embeleso, lo
palpaba como un pétalo y se dejaba llevar por él como en una hola, pero la plás
tica, a la que pertenecía, todavía no lo reconocía26^
l. MAYEUX Y LA JOROBA
Este tipo tenía tanta fuerza que devoró a su inventor, lo asimiló hasta
que formaron una sola cosa. A fuerza de actuar como Monsieur Prudhom
me, de representarlo, Henry Monnier sehabía amalg^ado con él. La más
cara había devorado el rostro, la rutina había devorado la voz natural. La na
turaleza le había dado la cabeza de un emperador romano, el busto de un
Tiberio o de un anciano Galba, pero estaefigie cesariana, atormentada por los
tics de su caricatura habitual, se había acabado pareciendo punto por punto
al fa c ie s magistral, que tantas veces dibujó, de Joseph Prudhomme. El mis
mo aspecto grave, la misma nariz majestuosa inclinada sobre un m entón
prom inente, la misma voz de bajo cavernosa, los mismos aires de reflexión
vacía y de autoridad bonachona. Ya fuera engaño permanente o posesión
real, es com o si hubiera asumido las ideas de su personaje y hablara su idio
ma con seriedad. Sin pestañear, sin mover un músculo, con una sangre fría
desconcertante, lanzaba a la cara sentencias y aforismos [... ] C om o el mago
de la balada alemana, el evocador temerario estaba subyugado y sometido
por el fantoche absorbente que había creado4^
Bello como Antinoo, o como el joven Hércules, este desconocido, este co
medor de tortas, llevaba sobre su espléndida melena, peinada con desenfado,
un sombrero gris espachurrado. Cubría uno de sus ojos con un parche negro.
Llevaba, como esas corbatas largas que, siguiendo la moda, tapaban completa
mente la camisa, pero que esta vez para tapar la ausencia de camisa, una chalina
de lana roja, que subía hasta la barbilla, como esas corbatas al estilo de Barras.
Sobre su chaleco blanco se balanceaba, colgado de un cordón negro, un monó
culo alargado, de cristal falso y crisocalco, engastado en una doble S. De uno de
los bolsillos de su traje verde de largos faldones, realzado con botones pero más
desgastado y raído que las murallas de Nínive, se escapaba en cataratas amari
llas y rojas un manojo de flecos que en tiempos fue pañuelo.
El desconocido llevaba en su mano derecha [...] el fantasma de un guante
blanco destrozado, que parecía mostrar con orgullo, y con la otra mano, des
nuda, sujetaba un bastón enorme, contorneado y estrambótico, comolos que
enarbolaban los increíbles del Directorio7!
Placer y dolor:
en el centro de
la cultura somática
1
El encuentro de los cuerpos
A l a in C o r b in
D e s d e e l p u n t o d e v is t a d ia c r ó n ic o , e l m o m e n t o c r u c ia l d e u n a
P o r T A N T O , E N E L S IG L O D E L A E L A B O R A C IÓ N D E L A A N E S T E S IA Y D E L C U E S -
T IO N A M IE N T O D E LA S A N T IG U A S R E P R E S E N T A C IO N E S D E L D O L O R , C O N V IE N E
D IS T IN G U IR L A S F O R M A S D E E S T IM U L A C IÓ N D E L D E S E O Y D E L E JE R C IC IO D E
L O S P L A C E R E S, D E L S U F R IM IE N T O D E L O S C U E R P O S M A SA C R A D O S, A T O R M E N
T A D O S Y V IO L E N T A D O S Y — SEG Ú N O T R O TEM PO — , D E L A S M IS E R IA S D E LA S
V ÍC T IM A S D E L D E T E R I O R O Y E L A C C I D E N T E .
l. LA L Ó G IC A D EL D E S E O Y LA DE LA R EP U LSIÓ N
a m e n u d o d e r e fle x io n e s s o b r e lo s m e c a n is m o s d e l p la c e r y lo s r e s o r te s d e l
d e s e o . A e s te r e s p e c to , s e a s e g u r a q u e e l ta c t o y e l o lfa t o d e s e m p e ñ a n u n a f u n
c i ó n d e t e r m i n a n t e e n la e s t i m u l a c i ó n . E l s im p le r o c e d e la m a n o c o n la s c a
d e r a s , e l h o m b r o , lo s s e n o s o lo s m u s lo s d e la m u je r b a s t a p a r a h a c e r q u e e l
h o m b r e e x p e r im e n t e « s e n s a c io n e s » q u e s e c o n c e n t r a n e n su s z o n a s s e x u a le s .
L a a p l i c a c i ó n d e c a l o r s u a v e e n lo s r i ñ o n e s y la f l a g e l a c i ó n f a c i l i t a n la e r e c
c ió n . C o n v a ra s, c o rr e a s d e c u e r o , c o r d e le s , o r tig a s , «U n c e p illo b a s to c o n el
q u e s e g o l p e a d e l l e n o » 18, s e c u r a n l a i m p o t e n c i a y la f r i g i d e z . L o s a b e n b i e n
m u c o s a s g e n ita le s se e x a lta ta n to en el m o m e n to d e la e r e c c ió n q u e e s ta s
p a r t e s s i e n t e n e l r o c e m á s li g e r o m u c h o m e jo r q u e lo s m á s d e l i c a d o s ó r g a
n o s e s p e c ia liz a d o s d e l s e n tid o d e l ta c to » ^
E l o lfa t o y e l g u s to ta m b ié n e je r c e n u n a a c c ió n d ir e c t a s o b r e lo s ó r g a n o s
g e n ita le s . C a b a n is lo d e s ta c ó . « E l o lo r q u e e x h a la n lo s g e n ita le s , y p a r t ic u
la r m e n t e e l e s m e g m a d e la v u lv a y d e l g la n d e , i n c it a a a lg u n o s in d iv id u o s a
la lu b r ic id a d » , se le e in c lu s o e n e l a u s te r o G r a n d ic c io n a r io u n iv e r s a ld e ls ig lo
X IX d e P ie r r e L a r o u s s e . L o s la b io s s e v u e lv e n tu r g e n te s y s e c o lo r e a n c u a n d o
a u m e n t a e l d e s e o ; y lo s b e s o s a p a s io n a d o s p r o v o c a n la e r e c c ió n . E l o íd o p a
d e te x to s m é d ic o s q u e c o n s titu y e n n u e s tro c o rp u s , c o m o m u c h o se s e ñ a la el
e f e c t o d e u n a c o n v e r s a c i ó n l i b i d i n o s a o la v o z d e la p a r e ja . S in e m b a r g o , s a
b id a es la im p o r t a n c ia q u e la p o lic ía d e c o s tu m b r e s p r e s ta a c u a lq u ie r m a n i
fe s ta c ió n a u d itiv a d e l p la c e r si é s ta r e b a s a la e s fe r a d e lo p r iv a d o p a r a in v a d ir
a v e c in o s y tr a n s e ú n te s .
P o r s u p u e s to , t a n t o m é d ic o s c o m o m o r a lis ta s h a c e n h in c a p ié e n lo s e f e c
t o s i n m e d i a t o s q u e e je r c e n s o b r e lo s g e n it a le s la s im á g e n e s v o lu p t u o s a s y e l
e s p e c t á c u l o d e la d a n z a o e l t e a t r o , lo q u e lle v a a v ig ila r a la s jó v e n e s p ú b e r e s
y a p r o h ib ir le s e s to s p la c e r e s v is u a le s . P o r ú lt im o , e l e s c r ito r d e l G r a n d ic c io
n a r io u n iv e r s a l a f i r m a : « E s ra ro q u e la v is ió n d e e s to s m is m o s ó r g a n o s [ g e n it a
le s ] e n u n e s t a d o p a r t i c u l a r q u e d e n o t e l a n e c e s i d a d d e r e l a c i o n e s s e x u a l e s
[ ...] n o c o n s ig a s u o b je t iv o » .
T o d o s e s to s a u to r e s e s tá n c o n v e n c id o s d e lo s te r r ib le s r ie s g o s d e l e x c e s o .
S ie m p r e n o s q u e d a r e m o s c o r to s d e s ta c a n d o e s ta o b s e s ió n , q u e se a c r e c ie n ta
c o n la a m e n a z a d e la h is t e r ia y la p r o g r e s iv a d e s a p a r ic ió n d e la c r e e n c ia e n la
n e c e s id a d d e l p la c e r. S e im p o n e h a c e r u n e s fu e r z o p a r a a d o p ta r u n a ó p tic a
c o m p r e n s iv a .
En aquellos tiempos se pensaba que el abuso de excitación, además del
priapismo, la satiriasis, la histeria y cualquier form a de «neurosis genital»
pueden conducir a la locura. Cabanis afirmaba que ésta asienta a veces en
los órganos de la reproducción. Los vapores acechan a la mujer, la clorosis a
la jovencita. La fatiga sexual deja huellas en el cuerpo. «Abate las mejillas o
las hunde, apaga la mirada o la tiñe de sangre, deforma el labio o lo tuerce,
achata la nariz o la inflama [ ...] después el cuerpo entero cae de fatiga o se
agita y salta, febril y exasperado; el cerebro baila en la cabeza y la sangre se
pudre en las venas»20. No hay bestia más depravada y odiosa que el indivi
duo que se entrega a la lujuria. Fue el exceso lo que provocó la caída del Im
perio Rom ano y lo que ha hecho que «degeneren» las razas afeminadas de
Oriente.
El desenfreno se constituye así en tipo que se añade a todos estos cons-
tructos, durante la primera mitad del siglo X I X , al hilo de la publicación de
obras de literatura panorámica y de fisiologías. La naturalización del vicio
conduce a la animalización.
Una segunda lógica rige esta fenomenología: ladel ahorro de esperma. Se
gún una antigua creencia, relacionada con la medicina humoral y que los des
cubrimientos médicos más recientes no destierran realmente antes del último
tercio del siglo, en los testículos se produce un sutil intercambio que implica
a los «vasos absorbentes». Estos últimos hacen refluir hacia la sangre una par
te del esperma así abonado y trabajado. Irriga las diversas partes del cuerpo y
estimula todas las funciones fisiológicas. Por ello, cualquier derroche de es
perma debilita, e incluso suprime, este «mecanismo de retorno». «La virilidad
del hombre», concluye el escritor del Gran diccionario universal d el siglo XIX,
«depende de la secreción de esperma; y con cuanta más abundancia se derra
me éste, más se debilitan las facultades viriles [...] nadie ignora la postración
que sucede a la cópula»2l Además, «cada nuevo placer» — estavez tanto en el
hombre como en la mujer— «es una nueva sangría del sistema nervioso y la
extenuación no es menor que la que se produce tras una gran hemorragia».
En el hombre, la eyaculación parece comparable, por sus síntomas y efectos,
a una convulsión, incluso a una crisis de epilepsia.
Dado el caso, se comprende la necesidad de la moderación masculina,
precisamente porque es evidente que la capacidad de goce de la m ujer es
muy superior a la de su pareja. Por tanto, ella lo agotaría si él no supiera do
minar sus arrebatos. Durante la noche de bodas y las semanas siguientes, el
recién casado debe resistirse a la pérdida excesiva y evitar a su esposa place
res violentos, repetidos con demasiada frecuencia. Tiene que moderarla,
para no concitar las fuerzas telúricas que amenazan con devastarla si se
abandonara a la satisfacción total de sus deseos. A este respecto, las mujeres
menopáusicas, y más aún las mujeres estériles, a las que no frena el miedo a
la concepción, son presentadas en los tratados médicos como parejas parti
cularmente temibles. El libertino y el onanista constituyen figuras en las que
hace estragos el descontrol en el ahorro de esperma. Cabe añadir que, bajo
una perspectiva agustiniana, la creación del hábito conduce a la tragedia,
pues la imaginación exagera mucho el recuerdo degoces pasados.
El joven, futuro esposo y padre, debe preocuparse de preservar su capa
cidad de reproducción. Es preciso que evite los terribles daños de la prodi
galidady la disipación del esperma que comprometerían el propio equilibrio
de ese hogar con el que sueña. El ahorro de esperma garantiza la felicidad
futura. En cuanto a la joven, aparte de la necesidad moral de conservar la
virginidad, debe ser informada de los riesgos que implica la impregnación
espermática.
Hasta finales del siglo muchos seguían convencidos, cualquiera que fue
ra el motivo de discusión, de que la mujer queda impregnada del esperma de
su primera pareja. Por eso, los niños concebidos con otros hombres se pare
cerán al primer amante. El catedrático Alfred Fournier cita a este respecto el
caso de una mujer que trajo al mundo niños negros porque la desvirgó un
individuo de color22^Philippe Hamon23ha demostrado el eco de esta creen
cia persistente en la literatura novelesca. Se encuentra en las obras de Ger-
maine de Stael, Goethe, Mérimée, Barbey d’Aurevilly, Léon Bloy, Catulle
Mendes y sobre todo de Zola (Magdalena Férat). Se creía que esta impreg
nación, atenuada, puede manifestarse por simples marcas en la piel del niño.
De forma más general, el vientre de la mujer, una auténtica placa fotográfi
ca, conserva, desarrolla o duplica lo que el hombre que la penetra imprime
en su movimiento, a imagen del sol, que puede marcar los cuerpos.
Erotitismoy «lubrici^dad»
Frente a este panorama, cuya lógica nos hemos esforzado en mostrar,
existe otro sistema imaginario que actúa sobre los resortes del deseo. Me re
fiero a todo lo concerniente al erotismo y ala pornografía, a todo lo que com
pete alo que setildaba entonces de «desenfreno» y «lubricidad». Los hombres
de esta época, al menos los que pertenecían a la burguesía, estaban desga
rrados entre «postulados angélicos y proezas de burdel»30. Ahora debemos
exponer estasegundavertiente de la sensualidad.
Ante todo, intentemos definir lo que podía representar entonces el ero
tismo y la obscenidad antes de trazar los límites de su extensión social. Te
niendo en cuenta la pobreza relativa de tentaciones visuales en este ámbito
durante la primera mitad del siglo XIX —poco teatro pornográfico, sólo al
guna publicidad de mujeres públicas3', algunas pobres representaciones de
burdel a las que tendremos que referirnos nuevamente—, conviene consi
derar sobre todo el libro, asociado al grabado. Para ello, es necesario volver
brevemente al siglo XVIII, inventor en este campo de los modelos eróticos y
pornográficos que inspiraron a los autores de los decenios siguientes.
Está plenamente justificado traer a colación este asunto en una historia
del cuerpo si pensamos en los efectos fisiológicos producidos por este tipo
de lecturas. Éstas participan plenamente de la cultura somática. «El acervo de
imágenes de la pornografía, que implica [entonces] el voyeurismo del goce
mecanicista, se basa en el cuerpo, en sus posturas y acoplamientos, así como
en una crudeza de vocabulario que esquiva los tabúes lingüísticos»32^ «En la
novela pornográfica», declara Jean-Marie Goulemot, «todo es cuerpo, has-
tael exceso»3^ Al lector sele asigna la posición de mirón fascinado. La esce
nificación del goce mediante gestos y sonidos hace que nazca en él, física
mente, el deseo irrefrenable, y produce una «turbación estrictamente corpo
ral», más intensa que la que podría suscitar la lectura de una escena de
asesinato o terror. En estecaso, seopera una intensa confusión entre ficción y
realidad. La escena pornográfica no es propiedad del autor que la pone por
escrito. Cualquier lector puede apropiarse deella. La situación fisiológica in
ducida estálista para circular por el escrito. Por ello, en estecaso la lectura es
tan transgresora o más que la escritura y esto, como destacaJean-Marie Gou-
lemot, revoluciona la jerarquía entre el acto de escribir y el de leer.
Sin embargo, el imaginario del sexo, del goce, de lo prohibido y por tanto
de lo obsceno, no escapa a la historia. Oscila según suban o bajen los um
brales de tolerancia colectiva y según la percepción moral, tanto de los con
sumidores de lo obsceno como de quienes lo condenan. No sepodría anali
zar independientemente del laberinto de discursos sobre el sexo; y lo que
pretendemos es precisamente esta confrontación, después de trazar un fon
do. La aparición del relato obsceno en el siglo XVIII corre pareja a la ascen
sión del alma sensible, la constitución de lo íntimo y lo privado, el aumento
de discursos sobre el onanismo, los vapores, las enfermedades de las mujeres
y sus «furores uterinos»34, así como el refuerzo de la primacía de lo visual.
Jean-Marie Goulemot considera que, «prestando a los cuerpos disponibili
dad y posibilidades infinitas de actividad, [la pornografía literaria del siglo
XVIIl] participa a su manera en una ideología del progreso, en la creencia en
la perfectibilidad indefinida del ser humano»3^ Pero al mismo tiempo lo
obsceno contradice la mística de la utilidad; «el goce no es aquí un suple
mento agradable» sino lo único. A todas luces, la pornografía no pertenece
al mundo responsable y virtuoso de la burguesía, sino al de la aristocracia
del derroche y del exceso. Compete primero a lo lúdico. Contradice radi
calmente las exhortaciones de la economía del esperma, su contemporánea.
Prospera cuando los límites de lo lícito seestrechan, cuando sereduce la ex
presión pública de la sexualidad, ya se trate de gestos, miradas o palabras.
En este campo de la historia cultural, se producen simultáneamente proce
sos contradictorios, lo que descalifica cualquier simplificación.
La escenificación textual de la obscenidad presenta una fiesta del yo. Lle
va al individuo fuera de sí. El exceso de sensaciones voluptuosas libera de la
identidad social y «abreal gran mundo de la naturaleza». Desde esemomento,
la eyaculación no es más que la variedad sexual del movimiento general de
E l encuentro de los cuerpos
El ortopedista Jalade-Lafond se
hizo especialista en co rsés 1O. Joh n Laws M ilton, Sobre la
destinados a impedir a los chicos patología y el tratamiento de las
y a las chicas acceder, espermatorreas, L o n d res, 188 7 .
concretamente durante la noche,
a los órganos genitales y a las R ápid am ente, la denuncia de
zonas erógenas, en los que el pérdidas sem inales involuntarias
cosquilleo bastaba para releva y agrava la angustia. A fin de
desencadenar el orgasm o, rem ediarla, los o rto p ed ista s diseñan
agotando a los unos p o r la a paratos c a p a c e s d e im pedir to d a
pérdida de esperm a y a las otras form a d e esp erm a to rrea . E ste d e
aquí, fech ad o en un p eriod o en el
que la denuncia d e la plaga ha
disminuido sen siblem en te ( 1887),
cu en ta co n el d o lor co n secu tiv o a
una eventual erección .
f./r tnetne -Únt.fuírtz/t- /futu'r fm 'ji S r, mcn m ay or p a rte d e los m ales que
sufrían las m u jeres casadas,
r/, y u t / t t A / y 4 t * s/ e / ”>
a g o ta d a s p o r los placeres
ilimitados procu rad o s p o r
In útrrt, tsfan.J
m aridos defraudadores.
1 2 . A n to in e W ie r tz , La Leaora
de novelas, 1836, B ru selas,
M u seo s reales d e B e llas-A rte s
d e Bélgica.
1. Le Tnwsw écossais.
'.?. La verge de boulean.
3. Le- ganl de massag«.
4. Le marlinet.
5. lia ci'avache.
G. 1.a canne de Immbou.
7. Li' knoul.
8. La discipline des moioes {Conlelicrs).
S E G U N D A PA R TE PLACER Y DOLOR
1 6 . Ju les Jo s e p h L efeb v re, María
Magdalena en la gruta, 1 876, San
P e te rs b u rg o , M u seo del
Erm itage.
El m en saje religioso d e la
peniten cia no p arece s e r m ás que
un p re te x to . La carga e ró tica de
es te cu erp o resplan decien te, en
el qu e la blancura se re co rta
so b re una cab ellera flamígera, en
la soledad d e una gruta, en una
postura qu e es ya una p rom esa
d e unión cam al, co rresp o n d e a
los m o d o s d e estim ulación del
d e s e o m asculino característicos
d e la segunda m itad del siglo x ix ,
en el que el a rte del desnudo
p ro p o rcio n ab a una co arta d a d e
respetabilidad.
1 7 . G u sta v e-H e n ri-E u g e n e
Mujer desnuda acostada
D elh u m eau ,
sobre una tumbona, siglo XIX, L o n d res,
G avin G ra h a m G allery.
1 8 . G io a cc h in o Paglieli. La Náyades,
1881, N ottin g h am , m u se o s y galerías
d e N ottin g h am .
S E G U N D A PA R TE PLACER Y DOLOR
1 9 . Escu ela fran ce sa, Desnudo
tumbado, 1850.
2 0 . A n ó n im o , M ujer exhibiendo su
cuerpo, h acia 1 8 6 0 , París,
B ib lio te ca N acion al d e Francia.
ITCHAMPION M* F R IL LET
ftueMonlm«wtre 15:3 R u c de ' a l u no ,4
So b re e s te daguerrotipo d e 1855,
la dulzura d e la caricia y el
intercam bio d e miradas ilustran
perfectam en te la m anera en la qu e
s e rep resen tab a e n to n ce s el
despertar del d e s e o lésbico. P o r lo
demás, e s te ciclo anónim o,
planteado co m o un estudio de
desnudos qu e nos d e scu b re dos
espléndidos cu erp os d e m ujeres,
estaba sin duda destinado, an te
todo, a esp e cta d o res masculinos.
3 4 . Ó rg an os d e m u je r. Maniquí de
c e ra , P a rís, M u seo D u p u ytren .
* Costumbrepopulardel MaraisdeVendéeporlaquelasparejasdejóvenespodíancoquetear,
besarseyabrazarseenpúblico. (N. liela T.)
sabiamente repartidos por el color de pelo, la ^plitud de formas, el tem
peramento o el origen geográfico para satisfacer diversas fantasías, respondían
cada vez menos a las exigencias de la cloaca seminal que pretendió Parent-
Duchatelet. Ya no se trataba de devolver a la familia o a la esposa un hombre
desvirgado o contentado en un abrir y cerrar de ojos. A este respecto, todos
los testimonios de la segunda mitad del siglo XIX coinciden en que las pros
titutas seentregan con mucha mayor facilidad que antes a los refin^ientos
eróticos. Así ocurre hasta en las casas del oeste católico estudiadas por Jac-
ques Termeau78^El doctor Horno informa en 187279 de que, en Chateau-
Gontier, los jóvenes clientes de la casa han conocido los placeres de la fela-
ción y se los exigen en lo sucesivo a sus esposas. La erotización de la alcoba
por influencia del desenfreno aparece con frecuencia en los escritos de los
testigos: médicos, publicistas, clientes de las prostitutas... Se atribuye a las
prostitutas la difusión de las técnicas del amor sin riesgo, la masturbación
recíproca y la sodomía: en resumen, de todo lo que los moralistas califican
entonces como «sórdidos servicios». De ellas se espera la difusión, que en
Francia siguió siendo limitada, del preservativo y del pesario que propugna
ron los militantes neomalthusianos8°, sin olvidar la enseñanza de la higiene
íntima. Todo esto interviene en la gran historia de la caricia en Occidente,
que, por desgracia, está pendiente de elaboración.
No obstante, hay que avanzar con prudencia en todos estos puntos: la ra
pidez de la evolución y la amplitud de la renovación podrían estar exageradas
por la mayor visibilidad de las prácticas. La relajación de los tabúes lingüís
ticos, la disminución del umbral de pudor, la liberación y laicización de los
procedimientos de confesión falsean sin duda la valoración del cambio. En
cualquier caso, repitamos que todo lo precedente serefiere a un conjunto de
normas y comportamientos que concierne a las élites. Los trabajos deAnne-
Marie Soh^1, que desvelan las prácticas populares, lanzan otra luz sobre la
sexualidad durante el último tercio del siglo. No parece que la literatura mé
dica, a la que tanto recurren los historiadores, dejara entonces sentir su in
fluencia salvo en la clientela privada de los médicos. Los archivos judiciales
revelan —pero de nuevo conviene tener en cuenta la estructura de la mues
tra— comportamientos más simples, que parecen indignos y brutales al ob
servador ilustrado. En el medio rural, pese a que los etnólogos han descrito
los refinamientos cortesanos y la vigilancia ejercida por las comunidades ju
veniles, el cuerpo de las chicas parece ser más accesible que en la ciudad.
Aquí se deja sin rubor que el chico goce del escote, es decir, que acaricie los
senos. El roce de la vulva y del clítoris parece menos indecente que un beso
profundo, lo que no deja de asombrar al lector del siglo ^XXI. Los chicos no
dudan en exhibir su miembroviril y solicitar una felación. Los lugares para la
seducción y los abrazos furtivos, fuera del matrimonio, están dispersos en el
espacio: los campos, la granja, la cuadra, el molino, la escalera. Los archivos
judiciales permiten, aquí y allá, hacer un inventario de posiciones. Las rela
ciones ilícitas y furtivas catalogadas por Anne-Marie Sohn se desarrollan de
pie, en una silla o en una mesa, eso cuando los amantes no están «apoyados»
en un mueble. El empresario de Moulin-la-Marche (Orne) siente gran pre
dilección por poseer a su esposa encima de la artesa... o en el sótano.
Las prácticas de bestialismo no parecen nada excepcionales, y una paisa
na se queja de que su marido molesta a las gallinas. En 1916, Jean-Pierre
Baylac Choulet, pastor del valle de Campan, anota sus hazañas en su diario.
El 9 de septiembre escribe: «Día de bruma. Por la mañana llevo a las ovejas
al Cat de la Gouterre, veo una oveja sola. Primero me la beneficio y luego
quiero matarla para ver su matriZ»82.
La investigación realizada por Anne-Marie Sohn lleva a algunas conclu
siones sólidas: a diferencia de lo que daba a entender Michel Foucault, los
médicos, al menos los de provincias, siguen siendo en su mayoría muy pru
dentes en sus consultas cuando abordan cuestiones referentes a la sexuali
dad. Muchos ni siquiera se atreven a explorar los genitales de las pacientes;
por otra parte, la virginidad incita a tomar infinitas precauciones.
Muy pocas mujeres se atreven entonces a desvestirse y a mostrarse total
mente desnudas a los ojos de sus maridos o amantes. Esto recordaría dema
siado netamente una escena prostibularia. La luz directa y la desnudez total
—concluye Anne-Marie Sohn— son incompatibles con la relación sexual.
Cuando las mujeres seentregan a la luz del día, lo hacen con la ropa puesta.
La prohibición de la relación durante la regla se mantiene hasta 19l4y
la sexualidad en grupo es objeto de un rechazo casi general. La resistencia
femenina a la sodomía sigue siendo feroz hasta esta época. Todo lo más,
Anne-Marie Sohn ha observado esta práctica en algunos obreros de las gran
des ciudades. Los preliminares, que consisten esencialmente en las caricias
de los senos y después de los muslos, se admiten, pero si se respetan los pa
peles sexuales: los hombres proponen y las mujeres disponen. Evidentemente,
la obsesión por el posible embarazo dificulta los arrebatos y pone freno al
placer. En los archivos judiciales, sobre todo en lo que concierne al campo,
la homosexualidad sólo aparece en su forma pederástica. Las «viles rela
ciones», las «bajezas abominables» perseguidas son, en su mayoría, obra de
maestros o miembros del clero.
Los nombres dados a los órganos y los gestos amenudo parecen muy cru
dos, pero no molestan a las jóvenes y las mujeres, sin duda habituadas a oír
los y constatarlos. Los genitales se designan con términos como «verga» o
«vagina» y con todo tipo de vocablos pertenecientes al lenguaje vernáculo.
El uso de la palabra «Sexo» es muy tardío. El empleo de «coito» sigue estan
do reservado a las clases cultivadas. No se habla de orgasmo en los medios
populares antes de 1940. El término «culo» esgrosero, pero no obsceno. Al
dirigirse a un magistrado sedice que un hombre «cohabita» con una mujer,
que «la posee». La expresión «acostarse con» se emplea cada vez más duran
te el último cuarto de siglo y el término «joder» se hace más frecuente apar
tir de 1900, así como la expresión «gozar de una mujer». Mientras que los
hombres, familiarizados con el lenguaje prostibulario, dicen haber «acome
tido», «descargado», «llenado» a la pareja, las mujeres confiesan haber «Su
cumbido», haberse «abandonado», haber «concedido sus favores»... El di
morfismo del lenguaje corresponde al de los roles sexuales.
La revelación de este universo del sexo completa, con una precisión has
ta entonces desconocida, lo que gracias a los etnólogos conocemos de tal o
cual práctica local: maraichinage de Vendée —ya mencionado—, relaciones
prematrimoniales libres en el interior de «gabinetes» en el Norte83, matri
monio de prueba en las Landas y en Córcega, concurrencia nocturna de los
jóvenes del País Vasco, retozos de los pirenaicos84—llegado el crepúsculo,
por senderos de montaña, o por la noche, al final de las veladas—, liberta
des dadas a los novios de Ouessant, concursos de erecciones de los chicos de
Poitou... sin olvidar la brusquedad de los acercamientos: pedradas, pelliz
cos, empujones, torceduras de brazos, e incluso puñetazos, mediante los
cuales los jóvenes del campo declaran su pasión a la chica ansiada85. Todo
esto, por supuesto, está modulado por la posición social. Las «herederas» de
los ostals de Gévaudan permiten el contacto más difícilmente que las cria
das, sobre todo si estas últimas son chicas de servicio a las que los hijos me
nores desheredados pretenden, a menudo con brutalidad8(\ Son las sirvien
tas de granja las que más aportan al contingente de infanticidios, ya que les
resulta difícil resistirse a los embates del amo87^ Los huéspedes alojados en
las casas de mineros del norte de Francia parecen haber contribuido adebi
litar la armonía de las parejas de mineros. No terminaríamos de matizar los
comportamientos de las distintas regiones y posiciones sociales.
111. LA R EV O L U C IÓ N D E LO S Ú LT IM O S D E C E N IO S
l. EL CUERPO MASACRADO
1O.Escuela francesa, La
Desconocida del Sena, siglo x i x ,
París, Biblioteca Nacional de
Francia.
Laprincipal función de la
morgue parisina era la
identificación de los cadáveres
anónimos descubiertos en la
calleo repescados en el Sena.
Algunos de entre ellos
suscitaron una viva compasión;
lotestimonia esta escayola que
reproduce, como era costumbre
entonces, la máscara mortuoria
deunajoven desconocida, que
intrigóparticulamnente al público
yalas autoridades.
12. Henri Gervex, El Cargador de
carbón, 1882, Lille, Museo de Bellas
Artes.
El cargador de carbón presentado por
Gervex está, en cuanto a él, bien lejos
de representar a un héroe del trabajo,
ymenos aún por cuanto su labor no
pertenece a la galería de los pequeños
trabajos parisienses, impregnados de
nostalgia, que conoce entonces un
gran éxito. El sufrimiento y la
resignación inscritos en su rostro
reflejan más bien la miseria del cuerpo
del obrero.
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LACATASTROPHEDESMINESDECOURRIERES
Les corps des victimes sont antenís au |our
Intentar trazar una historia del dolor o del placer equivale a hacer una
historia del cuerpo mismo. Este objeto histórico que se dibuja a finales del
siglo XVIII permite, gracias a la expansión del alma sensible, la aparición
del relato de los propios sufrimientos, el análisis de la idiosincrasia, y des
pués de la cenestesia. La relación privada con el propio cuerpo que M on
taigne desvela a finales del siglo XVI seguía siendo una experiencia aislada.
En los Ensayos, «el cuerpo ya no es simplemente la prisión del alma; ni se
transfigura a im itación de Jesucristo, ni lo magnifica la belleza que desvela,
sino que se asume en la verdad de sus sensaciones»112^M i propósito es de
mostrar la historicidad de dicho objeto. No es nada nuevo. C om o señala
Roselyne Rey, lentamente surgieron trabajos dedicados al parto, a la agonía
de la muerte, al deterioro que produce el trabajo o a los sufrimientos y las
penalidades de la guerra, pero sólo com o signo, com o apéndice que preten
de responder a otras curiosidades.
¿Tenemos que hablar del dolor o del sufrimiento? «Nos atendremos», es
cribe Paul Ricreur, «a reservar el término “dolor” para las afecciones que se
perciben como localizadas en órganos concretos del cuerpo o en todo el
cuerpo, y el térm ino “sufrimiento” a los afectos referentes a la reflexividad,
el lenguaje, la relación con uno mismo o con los demás, la relación con los
sentidos o el cuestionam iento»n 3 M arie-Jeanne Lavilatte no se aleja mu
cho de esta distinción cuando, tras analizar un inmenso corpus de textos
médicos, escribe: «el dolor es sobre todo espacial [...] se aviene m ejor a la co-
sificación», «el sufrimiento es un dolor [...] que se puede ver y m irar»n 4
También se puede valorar así la resistencia, la tolerancia, la resignación que
muestra el paciente. M arie-Jeanne Lavilatte hace hincapié en el juego de
ocultación y desvelamiento. En cualquier caso, no podemos ceñirnos a las
limitadas definiciones del dolor propiamente físico. «El hombre no sólo ex
perimenta el sufrimiento en el cuerpo, sino en todo su ser».
Nuestro objetivo se divide en varios elementos: las maneras de designar
y denominar al dolor, su lenguaje, sus funciones, el sentido que se le otor
ga... Todos estos elementos cuentan con una historia propia. La del dolor es
•Olivier Faure ya ha tratado este asunto desde el punto de vista de la historia de la medicina.
Aquí se considerará como elemento fundamental de la historia de la sensibilidad.
más compleja que la del placer. La función esencial de este últim o parecía
entonces tan evidente que no suscitaba mucho debate. Sólo el exceso de vo
luptuosidad podía constituir una amenaza.
El dolor constituye una conm oción del sistema sensitivo. Pero también
es construcción social y psicocultural formalizada desde la más tierna edad.
El dolor fundamenta la existencia de los ritos de iniciación. «Las tradiciones
estructuran el ser social poniendo a prueba el cuerpo»1^ El sentido que se
da al dolor existe antes que la sensación. La propia lectura de los síntomas
se «elabora a partir de una experiencia individual, social, profesional, entre
tejida de valores culturales y prejuicios». La Iglesia, la medicina, las institu
ciones hospitalarias, el medio de trabajo, la comunidad en la que está in
merso el individuo, proponen, y a menudo incluso im ponen, significados
del dolor, y prescriben comportamientos a quienes lo experimentan. El su
frimiento se hace entonces símbolo de «poder y sumisión», según se inflija o
se sufra. .
Las formas de expresión del dolor, su idioma propio, influyen notable
mente en la experiencia y en la situación del paciente. La cuestión que se
plantea es saber si esta experiencia — com o la del placer— se puede com u
nicar o pertenece a la esfera de lo indecible. David Le Breton considera que
está tan enmarcada en el cuerpo que no es posible verbalizarla y que, cuan
do hay lenguaje de por medio, éste es m etafóricoi ^ En cualquier caso, los
signos que intentan mostrarlo — mutismo, quejas, sollozos o gemidos, ges
tos, mímica o muecas— no permiten medir la experiencia dolorosa. Por
tanto, el historiador está condenado a trabajar con la ayuda de pistas eva
nescentes, vestigios de una experiencia casi indecible. Por eso, este pequeño
resumen refleja más el análisis de los tratados sobre el dolor que el de los tes
timonios que lo conciernen.
El dolor es una experiencia subjetiva, un «suceso psicológico» que se en
marca en el cuerpo y que labra su memoria. La experiencia del propio dolor,
las formas de escucharlo, acogerlo y expresarlo van construyendo poco a
poco la identidad. A través del dolor se lee la historia del individuo. El dolor
crónico llega incluso a estructurar la vida. Puede paralizar el pensamiento y
modificar las relaciones con los demás n7•El paciente puede sacar partido
de una carga dolorosa, si sabe manejar el código de enunciación de las que
jas que induce a la com pasiónU8^Pero al mismo tiempo se puede decir que
el sufrim iento hace inferior; el individuo, si sabe que no habrá respuesta
a su dolor, se ve impulsado a no manifestarlo. En resumen, la enunciación
y la recepción del dolor, como destaca Arlette Farge119, constituyen un me
canismo completo. Si a ello se añade que el m altrato infligido por otro pue
de convertirse en placer, se entenderá la gran complejidad de este objeto
histórico. A este respecto, no olvidemos que la primera versión de L a Venus
d e las pieles de Sacher-M asoch data de 1862, y que Krafft-Ebing inventó el
término «masoquismo» en 1886, en detrimento del autor.
El papel decisivo en la elaboración de la memoria del cuerpo impone in
tentar esbozar la historia del dolor observado y del dolor sentido, aunque
casi siempre se describa ésta aposteriori. Desde la Aritigüedad hasta finales
del siglo ^^II, los médicos se esforzaron en distinguir las diversas formas del
dolor, lo que condujo a rodearlo de «un lenguaje médico que sólo sabe ha
blar consigo m is m o » ^ Esta «obsesión descriptiva» retrasó la investigación
de sus mecanismos. La tipología elaborada por Galeno en el siglo II d. C. se
sigue utilizando en época moderna. El médico griego distinguía el dolor
pulsátil (el de la inflam ación), el dolor gravativo (sensación de pesadez de
los órganos internos), el dolor tensivo (resultante de la distensión de los te
jidos) y el dolor pungitivo, que recuerda al que se produce cuando se pincha
el cuerpo con una aguja. Según Descartes, el dolor es una percepción del
alma, por lo que no afecta al animal-máquina, y M alebranche no temía dar
patadas en el vientre de su gata preñada. A finales del siglo XVII, Sydenham
introduce el esquema del hom bre interior. Trabaja el pensamiento médico
hasta elaborar el concepto de cenestesia, a comienzos del siglo (1805), la
noción de «sentido interno», presente en Cabanis, o de «sensibilidad orgá
nica», utilizada por Bichat.
Durante el siglo ^XVIII, la medición de la sensación y el análisis de las pro
piedades de la fibra viva sustituyen al esfuerzo de denominación. Es la épo
ca del descubrimiento del sistema nervioso. A partir de entonces, la sensibi
lidad se encuentra «en el centro de las funciones que gobiernan la vida». Se
define com o un «régimen permanente de incitaciones y respuestas, cuyos
órganos sensoriales son los receptores, siendo el sistema nervioso su red de
transmisión y e f e c t u a c i ó n » « L a vida [se opina] sólo se m antiene por es
tos estímulos y los influjos que los responden. [...] Por tanto, vivir es sentir».
En lo sucesivo, el principio nervioso relaciona estrechamente cuerpo y
mente. G obierna su deterioro recíproco. M uchos trabajos, especialmente
los de los ideólogos — Cabanis, M aine de Biran, Virey— , están dedicados a
sus relaciones. Los nervios se encuentran «en el centro de cualquier análisis
médico», lo que fundamenta la importancia que se da al dolor, al interroga
torio al enfermo y al relato de sus sufrimientos. Aquí, la historia de la litera
tura y la de la medicina van de la mano. La descripción de los sufrimientos
del inválido, que rellena su diario de curación, constituye una forma de es
critura sobre uno mismo que se corresponde a las confesiones y las confi
dencias del hombre de letras.
El vitalismo, sobre todo, transforma «el cuerpo vivo en un espacio diná
m ico, donde múltiples vías de com unicación y caminos se cruzan y en
cuentran» 122. De ahí los beneficios del golpe, la estim ulación y la molestia
cuando se trata de reanimar las fuerzas vitales. En caso necesario, el dolor se
enmarca en esta terapéutica. Permite despertar la energía. Transformar un
dolor crónico en uno agudo que genere una crisis puede conducir a la cura
ción. Pero al mismo tiempo el alma sensible siente la necesidad de aliviar el
sufrimiento por hum anidad^3.
E n este ám bito, el siglo XIX es una época de grandes descubrimientos.
Los «localizadores» de los primeros decenios se aplican en el estudio de los
centros receptores y de las vías de transmisión. Gracias a los trabajos de
los frenólogos y de Broca, poco a poco se reconocen con precisión las áreas
del cerebro. Acompañan a este progreso el descubrimiento de los corpúscu
los táctiles, la revelación del cruce de sensaciones en la médula espinal, la
elaboración de la categoría nosológica de las neuralgias. La década de 1880
está marcada por las investigaciones sobre la arquitectura cerebral. La estra
tigrafía sustituye a la cartografía anteriormente elaborada. El dolor deja de ser
percibido como una simple sensación. En adelante se concibe como un esta
d o em ocional que se manifiesta fundamentalmente en un aumento de secre
ción de adrenalina y una serie de reacciones del sistema simpático.
Ésta es una de las piedras angulares en las que se basa la historia del dolor
entre 1770 y finales del siglo XIX. Pero entonces el sufrimiento se percibe
con otra óptica. Jean-Pierre Peter analizó m inuciosam ente la especificidad
de la asociación entre el dolor y la cultura de Occidente desde la Antigüe
dad y subrayó la valorización de la resistencia extrema, de la que dan fe el
estoicismo y el epicureísmo. El mensaje cristiano se enmarca con fuerza
en esta tradición. Después de haber luchado mucho, durante su juventud,
contra el dualismo de los discípulos de M aní, san Agustín, torturado por el
problema del mal, se refiere al dogma del pecado original para explicar la
presencia del dolor sobre la tierra. Es imposible disociar la enfermedad del
pecado, ya que Dios es justo. En su bondad, concibió el sufrimiento — el de
su H ijo primero— para bien de los hombres. El dolor conduce más depri
sa hacia Dios. Prepara para la salvación. Muestra el camino hacia la gracia.
La visión agustiniana fundam enta «la exterioridad mutua del cuerpo y el
alma». En consecuencia, «para afirmar el triunfo del espíritu, hay que esce
nificar u organizar la derrota de la carne»124^El sufrimiento tiene un valor
salvador; es expiación y redención. E l ascetismo y por supuesto el martirio,
y por tanto la degradación física, constituyen las mejores vías de progreso
moral y de salvación. L a leyenda d orad a y todas las hagiografías están «re
pletas de descripciones enfáticas de los tormentos de la carne». Durante
todo el siglo XIX son muchas las obras piadosas que se dedican a ellos. La ne
gación del cuerpo, el deseo de someterlo al alma con la esperanza de la resu
rrección, la negación del placer, y cualquier conducta ascética que lleve a la
«destrucción minuciosa y prolongada del cuerpo dividido conducen a foca
lizar sobre él y su sufrimiento la adquisición de un mérito santificante».
La Pasión de Cristo impone un modelo. A partir de la Edad Media, se
medita sobre los sufrimientos del cuerpo del Redentor. Esta anatomía del
sufrimiento influye mucho en las almas piadosas del siglo XIX. Hay que evi
tar la creencia en una laicización rápida y total de las representaciones del
dolor. En ciertas regiones de Occidente, la Reforma católica culm ina para
dójicamente justo después de la Revolución. Los ejercicios espirituales, la
lectura de la Im itación, la instauración de la práctica del V ía Crucis, el rezo
del Rosario, la meditación sobre los misterios dolorosos, el culto al Sagrado
Corazón de Jesús, cuyas representaciones se estilizan poco a poco y dan fe
de la pregnancia de la concepción cristiana del dolor.
El repique de campanas recuerda a los fieles los episodios dolorosos de la
vida de Cristo'25^ La imagen piadosa, omnipresente, recuerda constante
mente los misterios dolorosos e incita al a s c e tis m o ^ La educación cristiana
invita a los jóvenes a hacer pequeños sacrificios diarios. Los reglamentos de
los conventos, los seminarios, e incluso los colegios profesionales, se orientan
al olvido del c u e r p o ^ ¡Cuántos sacerdotes rigoristas pudieron imbuir tales
conceptos a los enfermos o en el entorno de los presbiterios, y sobre todo en
los círculos de jóvenes piadosas! Todo esto es algo bien conocido, pero con
demasiada frecuencia se limita a las obras de historia religiosa, cuando estas
representaciones impregnaron profundamente a grandes estratos de la socie
dad, aunque fuera en forma laica.
La Im itación d e Jesucristo permite conferir un significado redentor al do
lor del fiel. La estigmatización, «mímesis de los sufrimientos del Salvador» 128,
durante toda una agonía diferida de su servidor, manifiesta en grado máxi
mo este valor. Los estigmas, que reproducen una o varias de las llagas de C ris
to, sangran abundantemente. Surgen de forma espontánea. No se infectan.
No cicatrizan en el tiempo normal. En su fase inicial, parecen relacionarse
con el éxtasis místico. Más que un simple espectáculo, constituyen un foco
localizado de sufrimiento que indica la elección divina. El estigmatizado se
transforma en víctima sacrificial.
La medicina decimonónica está plagada de este tipo de casos. Los estig
matizados se suceden uno tras otro. En 1894, el doctor Im bert Goubeyre
cataloga 3 2 0 casos. Después se corrigió la cifra a la baja. El más bello ejem
plo es el de A nne-Catherine Em m erich, cuyos sufrimientos pretenden ex
piar los de la Iglesia y todos sus miembros, después de la Revolución. La
desdichada muere en 1824. Después de que la belga Louise Lateau sufriera
los primeros síntomas, en abril de 1868, pasan por la cabecera de su c ^ a los
más importantes especialistas de la época. Hoy día, la tesis de la histeria esgri
mida por C harcot y Gilles de la Tourette parece insuficiente, y la referencia
a lo psicosomático, muy débil. En una palabra, los estigmas siguen siendo
inexplicables.
Se comprende que la lucha contra el dolor no se haya podido desarrollar
fácilmente, a ritmo rápido. En el siglo XIX, sigue impregnando las mentes la
teoría aristotélica de que placer y sufrimiento tienen un mismo fin: nuestra
conservación. En 1823, Jacques-Alexandre Salgues percibe el dolor com o
una prueba saludable. Inscrito en el orden de la naturaleza, es a la vez nece
sario e inevitable. Desde el punto de vista de la m edicina clínica, que en
tonces triunfaba, constituye un signo, una alerta y un acicate. Recordemos
que el dolor, incitativo, «guarda dentro de sí una energía que hace esperar la
curación». O frece al cuerpo impulso y dinamismo. Este «guía fraternal [ ...]
se inscribe en el esquema ideal de la buena enfermedad, la que curará»12^
«Parece», señala Jean-Pierre Peter, «que el sistema de representaciones
médicas referentes a los mecanismos y las funciones del dolor, a su valor clí
nico y sus clasificaciones, haya constituido una barrera conceptual suficien
te como para bloquear el m ovimiento psíquico necesario para una evolu
ción concreta, que sin embargo la sensibilidad moral y el espíritu filosófico
de la época parecían esperar o favorecer». El gran Dupuytren propugna la
firmeza y sus colegas cirujanos, obligados a adoptar esta actitud, se entrenan
en la insensibilidad.
La apología del sufrimiento rebasa el círculo de los médicos y el clero. La
teoría de los efectos benéficos de la adversidad impregna a toda la sociedad.
E l dolor hace fuerte, afianza la virilidad. La valoración de la prueba y del su
frimiento por el propio bien se enmarca en la denuncia de la molicie y la vo
luptuosidad. M ichel Foucault ha destacado la gama de prácticas que, bajo
su punto de vista, constituyen «la tecnología del endurecimiento». E n la es
cuela, los castigos corporales forjan el carácter. Jean-Claude Caron 130 los ha
analizado en detalle: se propinaban bofetadas, reglazos, o se castigaba a los
alumnos de rodillas, se los enviaba al rincón, cuando no al cuarto oscuro.
Así «las disciplinas del espíritu quedan inscritas en la memoria del cuer-
po»131. Reina la idea de que hacer daño para bien no es malo y que el dolor
tiene carácter formativo.
En los cuarteles, como señala Odile R o y n e tte ^ , los soldados se endure
cen mediante el ejercicio y la disciplina física. En todo el cuerpo social, la
apreciación de las estaciones se adecua a valores morales. El invierno se con
sidera revelador^^ La capacidad para soportar el frío mide la valía de los in
dividuos. Jacques Léonard ha mostrado la fuerza de resistencia popular al
d o l o r ^ El campesino y el obrero en el trabajo soportan las heridas leves
con el mayor estoicismo, so pena de ser ridiculizados. Las numerosas publi
caciones médicas consagradas al pusilánime simbolizan este sistema de apre
ciación que triunfa mientras nacen la analgesia, la antialgia y la anestesia.
Planteamientos inversos inducen una transformación del estatuto del do
lor y una reducción del umbral de tolerancia. Desde finales del siglo ^ ^ II, la
elaboración de una tradición filantrópica y el advenimiento del alma sensi
ble, como hemos visto, hacen que poco a poco resulten intolerables la ma
sacre y el suplicio de antaño. En 1780, Ambroise Sassard publica una me
moria que se ajusta a la nueva sensibilidad. Presenta el dolor com o un
enemigo interior, abrumador, devastador. «Oblitera todas las funciones del
alma y de los sentidos»135^ Este valor negativo es confirm ado por la tradi
ción hipocrática, para la que el dolor hace correr riesgos mortales. En 1847,
Velpeau recuerda que puede ser nefasto para la supervivencia. En 1850,
Buisson fija en quince minutos el umbral de resistencia del individuo a un
sufrimiento intolerable; más allá de ese tiempo, se produce la muerte en el
75 por ciento de los casos. Com o ejem plo, recurre a la muerte causada por
una amputación. A su vez, Yvonneau constata en 1853 que el dolor puede
causar la muerte por sí mismo.
El declive del vitalismo facilita que se popularice la convicción de que el
dolor no es útil para la curación y que no se trata de una auténtica fuerza vital.
A ello se añaden las molestias que causa en las operaciones. A partir de enton
ces, se comprende mejor el renovado ímpetu de la lucha contra el dolor, los
avances de la analgesia, la antialgia y sobre todo la «revolución anestésica»13<\
Para captar bien el alcance de esta última, veamos la historia del dolor
operatorio137, que junto con el dolor de parto se considera el más intenso.
A diferencia de los producidos por la gota o las neuralgias faciales — que, se
gún se piensa en la segunda mitad de siglo, son los sufrimientos más terribles
que soporta un enfermo— , el dolor operatorio, que se debe a una mano hu
mana, es intencionado, previsible, como el de un suplicio. Se enmarca en una
escena operatoria dramática que da testimonio de la persistencia de un anti
guo régimen del dolor infligido, ciertamente en pos del bien, durante toda la
primera mitad del siglo ^K. Esto explica que para la opinión popular el ver
dugo y el carnicero se planteen como metáforas del cirujano.
La escena quirúrgica es un espectáculo de dolor reservado a unos pocos
individuos; un espectáculo sonoro salpicado de gritos horrorosos, de alari
dos imposibles de modular, a decir de los cirujanos; un espectáculo visual
alimentado por contorsiones, extravíos de un paciente que no para de de
batirse y, más aún, por el derrame de ríos de sangre. Tam bién es un espec
táculo de angustia y desesperación, si se tienen en cuenta las terribles tasas
de mortalidad posoperatoria. La presencia de ayudantes, que pueden llegar
a ser hasta doce, la abundancia de correas y ataduras, la «lucha salvaje», to
talmente física, que tiene que entablar con el enfermo el cirujano, obligado
a su vez a la inm utabilidad aparente, la firmeza, la parsim onia en el habla
y el virtuosismo, confieren a la escena quirúrgica un carácter teatral que
obliga a la celeridad a los actores.
El parto también se desarrolla en un contexto trágico. Los médicos son
parcos en palabras en lo que se refiere a estos temas, pero dicen que las par
turientas gritan como los operados. En ellas, las hemorragias son más fre
cuentes, los sudores más abundantes, y la angustia que produce la impre
sión de poder morir en el intento se formula con más claridad. Cabe añadir
que el desarrollo del parto no es tan rápido como el de una operación.
M arie-Jeanne Lavilatte ha analizado con minuciosidad el discurso que
los médicos dedican a las angustias de la operación. Hablan de dolores, en
plural, sugiriendo así el poder de las emociones suscitadas por la diversidad
de formas de sufrimiento. Casi siempre, el uso del plural se asocia a un ad
jetivo. Los médicos hablan de «dolores vivos», «sufrimientos agudos», «su
frimientos atroces», «crueles», «intolerables». El estudio de los sustantivos
muestra la frecuencia del término «torturas», en plural. L a tortura sería una
referencia demasiado clara al vocabulario penal. Las expresiones «torturas
quirúrgicas» o «suplicio operatorio» constituyen lugares comunes.
¿Ha evolucionado la resistencia al dolor? Es un auténtico enigma que el
historiador realmente no puede resolver. El discurso médico sobre la cre
ciente pusilanimidad parece indicar que existe una nueva sensibilidad que
lleva a la gente a solicitar la anestesia. Varios testimonios de cirujanos indi
can que han disminuido los umbrales de tolerancia; pero en esta materia las
pruebas siguen siendo escasas. Estos textos permiten al menos plantear el
problema y lanzarse a la búsqueda de indicios.
Por ejemplo, L. Ollier afirma en 1893 que en la época napoleónica «ha
bía por doquier hombres a quienes no detenía el dolor, y que sabían domi
narlo hasta el extremo de no parecer sentirlo». «Incluso tuve ocasión de operar,
al principio de mi carrera, a algunos supervivientes de esta fuerte genera
ción. Rechazaban la eterización, a la que consideraban una cobardía, y se
quedaban inmóviles bajo el bisturí e impasibles ante la sangre que les inun
daba [...]. Estoy convencido de que entre nosotros no se ha extinguido la
raza [...] pero cuando se ve la cantidad de neurópatas y neurasténicos que
tenemos que operar, no se puede dejar de glorificar la eterización»13^ La
anestesia ha apaciguado la escena operatoria.
En el siglo XIX, hay una serie de factores a favor de la analgesia, la antialgia
y la anestesia. La desaparición de la escena de la masacre, el uso de la guillo
tina, el retiro de los mataderos de la vista del público, la supresión de toda
escena de derramamiento de sangre y la desaprobación de la m ortificación
por parte de algunos teólogos crean un contexto que hace que la escena
operatoria sea intolerable. El progreso de los derechos del individuo, la an
gustia suscitada por las tasas de mortalidad quirúrgica (desde entonces me
jor conocidas), el aumento del consumo, el desarrollo del lujo, la transfor
mación del habitus en virtud de exigencias de comodidad nunca vistas hasta
entonces y una nueva preocupación por el cuerpo^9 legitiman la lucha con
tra el dolor y estimulan la demanda de anestesia. A ello se añade, tras disi
parse la atmósfera de expiación que había marcado la Restauración, el des
moronamiento del valor redentor del dolor.
La anestesia brinda al cirujano una comodidad de la que no disponía
hasta entonces. El silencio y la inmovilidad del paciente permiten que la in
tervención sea rápida. La escena operatoria se despeja y se vacía de instru
mentos que recordaban una sala de tortura. Las hemorragias son menos
abundantes desde que se pueden calcular con más tranquilidad las incisio
nes y se pueden efectuar con mayor precisión las ligaduras. Es evidente que
la anestesia hace que disminuya la mortalidad posoperatoria.
Las etapas de la revolución anestésica son bien c o n o c id a s ^ En 1800,
Humphry Davy propone el empleo del protóxido de nitrógeno para las
operaciones quirúrgicas y cinco años más tarde el doctor John C . Warren
realiza las primeras pruebas. En 1818, M ichael Faraday publica sus investi
gaciones sobre los vapores de éter y Henry H ill H ickm an, utilizando óxido
de carbono, efectúa una serie de experimentos en animales. En 1828, la
Academia de M edicina de París, incautada por el rey Carlos X , se niega a
continuar con sus experimentos. La anestesia da miedo.
Jean-Pierre Peter se ha esforzado en resolver el enigma que para él repre
senta el medio siglo de evitación y esquivamiento, más que de resistencia
neta, en relación con la anestesia. Recuerda el orgullo del cirujano virtuoso,
capaz de operar con una celeridad sorprendente. Sobre todo, se detiene en
los grandes médicos que, com o M agendie, consideran que la pérdida de
conciencia es degradante y afirman la necesidad de atravesar las pruebas
de la vida en la lucidez. Desde esta perspectiva, no parece recomendable re
ducir al paciente, mediante una especie de borrachera, al estado de cadáver.
A esto se añade la convicción de que suprimir el sufrimiento brinda más co
modidad al enfermo que a la ciencia m é d ica ^ ! Por el contrario, como des
taca Patrick Verspieren, sería inexacto a.tribuir una influencia directa a las
autoridades católicas. Entre 1800 y 1870, éstas jamás invitaron a los médi
cos a desinteresarse por alivio del dolor.
La innovación viene de Estados Unidos. En 1819, Stockm ann, de N ue
va York, había estudiado los efectos del protóxido de nitrógeno. En enero
de 1842, W illiam E. Clarke administra los vapores de éter a miss H obbie,
con ocasión de una extracción dental realizada por el doctor Elijah Pope. Se
trata de la primera intervención quirúrgica en la que se recurre a la eteriza
ción. Desde entonces se multiplican los ensayos, y el 16 de octubre de 1846
M orton hace una demostración en el Massachusetts General Hospital. La
reunión fue todo un éxito, pese a que el sujeto se mostró algo agitado al fi
nal de la intervención.
A partir de entonces, la anestesia salta el Atlántico. E l 15 de diciembre
del mismo año, Jobert de Lamballe la pone en práctica. El primer intento se
salda con un fracaso, pero enseguida llega el éxito. En cualquier caso, sus
contemporáneos atribuyen a Malgaigne la primera eterización satisfactoria
realizada en territorio francés.
En tres años142, se instaura la práctica, no sin que se susciten reticencias
y auténticas trabas éticas. Varios médicos se preguntan si el sueño de las mu
jeres no constituirá una ocasión para que los médicos abusen de ellas. En
cualquier caso, el pudor femenino podría verse amenazado. El peso de de
terminados esquemas mentales incita a tomar precauciones. La amenaza de
asfixia, intoxicación y muerte súbita planea sobre las primeras anestesias. Se
plantea un grave problema filosófico al que todavía se refiere Francisque
Boullier en 1865, en su obra Du p la isir et d e la douleur. Algunos filósofos,
epígonos del aristotelismo, no conciben que pueda proseguir la vida sin que
exista dolor. Surge entonces la cuestión de si la anestesia acaba con el dolor
o sólo anula el recuerdo. Por último, cirujanos que habían basado su noto
riedad en su virtuosismo y rapidez de intervención, se ven desposeídos del
prestigio ganado por su brillante maestría, ya que en lo sucesivo la precipi
tación deja de ser admisible.
En cualquier caso, la anestesia se propaga con rapidez al otro lado del
Atlántico y en toda Europa, impulsada por el descubrimiento de la antisep
sia (1875) y estimulada por los progresos de los aparatos. La analgesia avan
za paralelamente. Desde 1806 se utilizan, aunque escasamente, el opio y la
morfina. D uchenne de Boulogne se afana en aliviar los dolores reumáticos
mediante la faradización. Más tarde se utiliza la hipnosis, aunque todavía
no se domina correctamente. Fundam entalm ente, en 1899 — y esta fecha
clausura el periodo estudiado en este volumen— se comercializa la aspirina
en Francia.
Por tanto, el siglo XIX corresponde simultáneamente a la reducción de
los umbrales de tolerancia, a la transformación profunda del estatuto del
dolor, que se percibirá en lo sucesivo como una com pleja construcción
emocional, y a la eficaz lucha librada contra él m ediante la analgesia, la an
tialgia y la anestesia. A ello se suma la nueva atención que se dispensa a la fa
tiga. Al mismo tiempo, com o hemos visto, el placer y la voluptuosidad ya
no se analizan exclusivamente desde el punto de vista de la procreación, y
debido a ello, el hedonismo disfruta de una legitimidad desconocida hasta
entonces. En resumen, se impone un nuevo régimen de sensibilidad. No
obstante, se siguen produciendo escenas atroces en el transcurso de las gue
rras, las masacres coloniales y los accidentes laborales.
T E R C E R A PARTE
E l cuerpo corregido,
cultivado, ejercitado
n tr e las PRÁCTICAS CORPORALES, o ptarem os por cen trar n u es
l. EL C U E R P O IN V Á L ID O SE V U ELV E E D U C A B L E
11. EL C U E R P O IN V Á L ID O C O M O M O N S T R U O S ID A D
Hasta fines del siglo XVIII, los debates teóricos acerca de los monstruos se
centraban en cuerpos cuyas características eran exageradas (ciertas partes
duplicadas, expansión desmesurada, atrofia importante, etcétera). D icho esto,
es preciso destacar que no se hacía distinción entre realidades de por sí m uy
diferentes, lo cual seguirá siendo característico de principios del siglo XIX.
E n su Lettre sur les aveugles h lusage de ceuxqui voient, D iderot se hacía eco de
la opinión que había recogido, según la cual los ciegos pertenecían a la cate
goría de los monstruos22. Lo cual, por lo demás, es coherente con esta otra
opinión, contra la que luchaba D iderot, que vinculaba la ceguera (así como
la sordera) con una inteligencia inferior. Joseph Boruw laski, enano — apo
dado Joujou (juguete)— que llegó a ser casi centenario ( 1739-1837) y cuya
fama le valió ilustrar el artículo del mismo nombre en la Enciclopedia, escri
bió en su au to b io g rafía3: «Lam ento tener que decirlo por honor a nuestra
especie [...]». E n su opinión y a pesar de pertenecer él a esta categoría ex
cepcional, los enanos formaban parte de una especie hum ana diferente. En
1705, Alexis Littré, médico experto en anatom ía, diseccionó a una niña
muerta a tierna edad y descubrió que tenía la vagina y la m atriz divididas en
dos por un tabique24. Eruditos, como Fontenelle, debatieron sobre este
caso como sobre el del niño doble (dos cuerpos unidos por la pelvis) nacido
en Vitry-sur-Seine en 1706 y muchos otros. Podrían darse m ultitud de
ejemplos para mostrar que, a principios del siglo XIX, el m onstruo todavía
estaba mal definido, pues esta categoría podía in clu ir fenómenos heterogé
neos. Apenas se habían superado las ideas de Am broise Paré: el monstruo es
el que «Se sale del curso de la Naturaleza» y perturba su organización jerar
quizada25, mientras que el prodigio es lo que se presenta «Contra natura».
Tanto lo monstruoso como lo prodigioso se percibían a menudo, desde una
perspectiva religiosa, como signos más o menos maléficos. L a categoría de
la monstruosidad englobaba lo raro, poco habitual y lo excepcional. D e ahí
su capacidad para considerar igual a los ciegos y a los siameses.
L a representación erudita
Com o mostró Jacques Roger26, con la m uerte de Lém ery en 1743 y el
abandono por parte de su adversario, W inslow , de la doctrina de la preexis
tencia de los gérmenes se cierra un debate. Se corría el riesgo de que la exis
tencia de monstruos humanos se circunscribiera al dilema de un Dios ig
norante o malvado, mientras que era necesario afirm ar que Dios es sabio y
bueno. Se trataba de un debate ante todo teológico, aunque dentro del crea
cionism o se podían encontrar dos tendencias. 1) Para unos, los monstruos
ya estaban presentes en cuanto tales en los gérmenes; y se debía tener la hu
m ildad de no pretender penetrar en los deseos divinos insondables (postura
tanto de Arnaud como de W in slo w ). Los monstruos sólo nos parecen tales
porque consideramos lo habitual como lo natural. Ésta era ya la opinión de
M ontaigne27. 2) Para otros, los monstruos se debían a accidentes y revela
ban el mecanismo cartesiano de las leyes de la naturaleza o bien un provi-
dencialismo que asumía la com plejidad del mundo.
Esta segunda corriente apunta hacia la racionalidad, y, por lo tanto, ha
cia la observación y el análisis de hechos. A lo cual se añade, aunque al m ar
gen de la polém ica a la que acabamos de referirnos, la postura de D iderot
y los médicos de M ontpellier que afirm aban un vitalism o y una sobreabun
dancia de la vida, una completa especificidad y autonom ía de la vida, frente
a cualquier huella de cartesianismo. Por lo tanto, es más la cuestión de la
epigénesis del orden que la del orden inicial. D e este modo, D iderot «plan
tea la prelación de la desviación sobre la regla y de lo patológico sobre lo fi-
siológico»28, ya que las formas más habituales son sólo unas más entre las
posibles. La doble problem ática de la racionalidad de las formas y la exube
rancia de la vida se da a lo largo de todo el siglo XIX.
Fueron los dos G eoffroy Saint-H ilaire quienes, entonces, hicieron pro
gresar el pensamiento. Étien n e29 aseguraba rotundam ente que los mons
truos nacidos de seres humanos pertenecían a la hum anidad, de lo cual to
davía dudaban algunos de sus contemporáneos. La observación probaba
que, efectivamente, un monstruo no lo era por entero: por una parte, había
regularidad y, por otra, irregularidad. Era la misma postura que Pinel adop
tó con respecto a la locura. Para Étienne Geoffroy Saint-H ilaire la mons
truosidad estaba ordenada; obedecía a leyes racionales que se debían buscar
dejando a D ios a un lado.
Esta actitud se hace patente desde las primeras páginas del Traité de téra-
tologie [Tratado de teratología] del hijo, Isidore G eoffroy Saint-H ilaire30^En
primer lugar, ofrece una definición unívoca de la monstruosidad a partir de
criterios objetivos que, como consecuencia, la lim itan.
111. EL C U E R P O Y LA D E G E N E R A C IÓ N
c ia l d e la t e o r ía d e la d e g e n e r a c ió n . C o n v ie n e r e c o r d a r a lg u n o s d a to s .
L a e x is te n c ia d e d e g e n e r a d o s e r a u n p o s tu la d o b á s ic o , q u e n u n c a se c r iti
p u n t o d e v is ta tir o id e o o s o b r e t o d o d e l b o c io 53, o c a s o s d e e n f e r m e d a d p s í
q u ic a g r a v e y r e tr a s o in te le c tu a l, M o r e l im p u s o la c a te g o r ía d e « d e g e n e r a d o » ,
c o m o c a te g o r ía p s iq u iá tr ic a g e n é r ic a . E s ta c o n s t r u c c ió n ta n a le a to r ia d e l a c a -
te g o r ía s ó lo fu e p o s ib le p o r q u e t e n ía u n a f u n c ió n m á s g e n e r a l q u e la d e e la
b o r a r u n a c lín ic a . C o n v ie n e s e ñ a la r s u c o n n iv e n c ia c o n lo s te m a s n o v e d o s o s
d e la e v o lu c ió n d e la s e s p e c ie s y la h e r e n c ia . S i , s ig u ie n d o a M o r e l , s e a d m it e n
la s t e o r ía s c r e a c i o n i s t a s y n o s r e f e r i m o s a u n « t ip o p r im i t i v o » c a s i p e r f e c t o , s e
lle g a a la id e a d e u n a p o s ib le d e g e n e r a c ió n de la e sp ecie: lo s d e g e n e r a d o s s e r ía n
s ig n o s p e lig r o s o s ; a d e m á s se te n ía t e n d e n c ia a p e n s a r , e t n o c e n t r is m o o b lig a ,
q u e e l tip o p e r fe c to e r a el h o m b r e b la n c o y a b u s c a r tip o s d e g e n e r a d o s e n el
r e s to d e la h u m a n id a d . D e e s te m o d o s e e s ta b le c ía u n a r e la c ió n e n tr e d e g e
n e r a d o s y n e g r o s , p o r e je m p lo . L a c o n c lu s ió n v e n ía a s e r c a s i la m is m a si se
a d m itía la e v o lu c ió n s in la id e a c r e a c io n is t a . E n e s te c a s o s e tr a ta b a d e u n a d e
g e n e r a c ió n e n la esp ecie; a lg u n o s in d iv id u o s o g r u p o s h u m a n o s la r e p r e s e n ta
b a n , ta m b ié n se p r o d u c ía u n a c o in c id e n c ia e n tr e c ie r ta s ra z a s y a fe c c io n e s .
E n e s te c a s o , la h e r e n c ia d e s e m p e ñ a b a u n p a p e l e s e n c ia l. L a d e g e n e r a c ió n e n
la e s p e c ie im p lic a b a b u s c a r su s r a íc e s : la h e r e n c ia o fr e c ía la s o lu c ió n . H e r e n
c ia q u e se v e ía n o ta n to c o m o v in c u la d a a u n h e c h o b io ló g ic o (la s id e a s d e
M e n d e l to d a v ía n o h a b ía n p e n e tr a d o d e v e r d a d e n lo s m e d io s c ie n t íf ic o s y
a ú n m e n o s e n la s m e n t a l i d a d e s ) c o m o a la t r a n s m i s i ó n d e ta r a s r e s u lt a n t e s d e
c ie r ta s c ir c u n s ta n c ia s d e lo s m e d io s d e v id a . D e s d e lu e g o m e d io s fís ic o s , p e r o
t a m b ié n s o c ia le s . E l a lc o h o lis m o e r a e l p r o t o t ip o : s e b e b e e n lo s m e d io s p o
b r e s , s e t r a n s m it e la ta r a a lo s h ijo s y e s o p r o v o c a d e g e n e r a c io n e s . D e e s te
m o d o , s e p u e d e a p r e c ia r c la r a m e n t e e l p a r a le lis m o e n t r e e s ta id e a y lo q u e
t a m b i é n s e d ic e : « c la s e s t r a b a ja d o r a s , c la s e s p e lig r o s a s » 5 4 . A s í, la d e g e n e r a c ió n
p e r m itía c o m p r e n d e r la c r im in a lid a d . L o s b a n d id o s y c r im in a le s p a s a ro n a
in c l u i r s e e n la c a t e g o r ía d e d e g e n e r a d o s , a l m i s m o t i e m p o q u e lo s d e g e n e r a
d o s e r a n c a l d o d e c u l t i v o d e la c r i m i n a l i d a d . E l d e g e n e r a d o r e u n í a t o d a s la s
ta ra s; y é s ta s s ie m p r e se in s c r ib ía n e n e l c u e r p o .
« E l m ic r o c é f a l o , e l e n a n o , e l a l c o h ó l i c o d e c la r a d o , e l id io t a , e l a q u e ja d o
d e c r i p t o r q u i d ia ( q u e n o t i e n e t e s t íc u l o s ) , e l c r e t i n o , e l a q u e ja d o d e b o c i o ,
el p a lú d ic o , el e p ilé p tic o , el e s c r o fu lo s o d e c la r a d o , e l tu b e r c u lo s o , el r a q u ít i-
c o » 5 5 s e i n c l u í a n d e n t r o d e « la a f e c c i ó n » d e d e g e n e r a c i ó n .
Q u ie n d ic e e n fe r m e d a d d ic e in te r v e n c ió n m é d ic a y lo s m é d ic o s a lie n is ta s
f u e r o n r e q u e r i d o s c a d a v e :z m á s a m e n u d o c o m o e s p e c i a l i s t a s e n l o s t r i b u n a
le s d e ju s t i c i a . D e e s t e m o d o c r e c i ó la i n f l u e n c i a d e l p o d e r m é d i c o s o b r e e l
c u e r p o d e g e n e r a d o , m ie n tr a s q u e se g e n e r a liz a b a la id e a d e « e n fe r m e d a d s o
c ia l» . D o n d e m e jo r s e a p r e c ia e s to e s e n la o b r a d e L o m b r o s o , e n It a lia , q u e
c e n tr ó s u a t e n c ió n e n la e p ile p s ia , q u e p a d e c ía n t a n t o lo g e n io s c o m o lo s c r i
m i n a l e s . S e g ú n J e a n - C r i s t o p h e C o f f i n , « la d e g e n e r a c i ó n a c e l e r ó l a a p a r i c i ó n
d e u n a m e d ic in a s o c ia l d e la c u a l e m a n a n le c tu r a s , c o n c e p c io n e s c u ltu r a le s y
te m a s r e c u r r e n te s d e la é p o c a r e p u b lic a n a . E l a lc o h o lis m o c o n t in u ó s ie n d o la
t a r a m o r a l e n la q u e s e h a b ía c o n v e r t id o a lo la r g o d e l s ig lo y la h e r e n c ia e r a a
la m e d ic in a lo q u e la e d u c a c ió n a l id e a l r e p u b lic a n o : e s e n c ia l e in e lu d ib le » 5 6 ^
L o c u a l c o n f ir m a lo q u e e l a u t o r d ic e c o n r e s p e c to a M o r e l, c u y o lib r o « m a r
c a m á s u n a e ta p a e n la h is to r ia c u ltu r a l y s o c io ló g ic a d e la p s iq u ia tr ía q u e e n
la c a d e n a s i n u o s a d e lo s c o n o c i m i e n t o s v i n c u l a d o s a lo m e n ta l» 5 7 ^
E s e v id e n te q u e e l é x ito d e la c a te g o r ía d e « d e g e n e r a d o » y d e l c o n c e p to
d e d e g e n e r a c ió n se re fie r e a l c o n t e x t o id e o ló g ic o . E s lo q u e e x p lic a s u p e r v i-
v e n c ia c u a n d o lo s m é d ic o s d e ja r o n d e c o n s id e r a r lo s p e r t i n e n t e s y s u d e s a
p a r ic ió n c u a n d o s e m o d if ic a r o n la s r e p r e s e n t a c io n e s s o c ia le s :
D e h e c h o , s e r ía n e c e s a r io e s p e r a r a la in f lu e n c ia d e l p s ic o a n á lis is , p o r
u n a p a r te , y d e lo s t r a ta m ie n to s p s iq u iá t r ic o s , p o r o t r a — e s to s ú ltim o s m e
n o s a g ra d a b le s p a r a lo s p a c ie n te s (m e d ic a m e n to s , e le c tr o c h o q u e , e tc é te
ra )— , p a r a q u e la p e r s p e c tiv a m é d ic a s e o r ie n t a s e e n o tr a s d ir e c c io n e s .
L a id e a d e d e g e n e r a c ió n r e m ite a u n a c o n c e p c ió n d e l h o m b r e , c o m o e s
p e c ie o in d iv id u o , a m e n a z a d o p o r e l p e lig r o d e la d e c a d e n c ia ; p o c o im p o r t a
q u e se tr a te d e d e c a e r a p a r tir d e u n o r ig e n p e r fe c to o h a c e r lo a p a r tir d e u n
tip o m e d io . P e ro q u ie n d e c a e n o e s tá lib r e d e re s p o n s a b ilid a d : si d e c a e d e b i
d o a la e n fe r m e d a d , q u e se c u r e y q u e le c u r e n ; si d e c a e p o r s u c u lp a ( c o n s a n
g u in id a d , a lc o h o lis m o , e t c é t e r a ) , q u e lo a y u d e n p o r m e d io d e la a s is te n c ia o
q u e lo c a s tig u e n ; si r e p r e s e n ta u n e s c a ló n a n t e r io r d e la e v o lu c ió n h u m a n a
c o s » ). E s ta a n tr o p o lo g ía q u e h e m o s v is to e n a c c ió n a tr a v é s d e l c o n c e p t o d e
d e g e n e r a c ió n , d o m in a d a p o r la d e fe n s a fr e n te a to d o g e r m e n d e im p e r fe c
c ió n o d e s v ia c ió n , q u e r e n u e v a la d is t in c ió n e n t r e b u e n o s y m a lo s e le m e n t o s
d e la s o c ie d a d , q u e e le v a s u e t n o c e n t r is m o a l g r a d o d e u n iv e r s a l, s e e n c u e n tr a
ín t im a m e n t e u n id a c o n o tr a c o r r ie n t e : e l d ^ w in is m o s o c ia l.
s ia d o la r g o d e la h is t o r i a d e la s id e a s c o m o p a r a p o d e r r e c o g e r lo a q u í d e la
m a n e r a c o r r e c ta . E s e v id e n te , s e g ú n p a r e c e 59, q u e e l d a r w in is m o s o c ia l n o
t e x to s p o s te r io r e s a la o b r a q u e le h iz o fa m o s o . P e r o lo in te r e s a n te es la m a
n e r a e n q u e s e s u m ó a la te s is u n a id e o lo g ía s o c ia l, d e t ip o r a c ia l6 ! D a p ru e
b a s d e e llo e l p r ó lo g o a la p r im e r a e d ic ió n d e l lib r o d e D a r w in , r e d a c ta d o
p o r C l é m e n c e R o y e r 6 2 : « S e l l e g a a s í» , e s c r i b e , « a s a c r i f i c a r lo q u e e s f u e r t e a lo
q u e e s d é b i l [ ...] lo s s e r e s b i e n d o t a d o s d e e s p í r i t u y c u e r p o a lo s s e r e s v i c i o
o to r g a e x c lu s iv a m e n te a lo s d é b ile s , d is c a p a c ita d o s , in c u r a b le s » . L a s c u a
r e n ta p á g in a s d e e s te p r ó lo g o s ig u e n e s ta tó n ic a . C lé m e n c e R o y e r r e p r e s e n
ta a u n a v e r d a d e ra c o r r ie n te d e p e n s a m ie n t o y o p in ió n e u g e n is ta , q u e se v io
r e fo r z a d a p o r e l t e m a d e la d e c a d e n c ia o r q u e s ta d o p o r R e n a n y G o b in e a u 63 ^
E s fá c il c o m p r e n d e r c ó m o lo s c u e r p o s i n v á li d o s , c u a n d o fu e ro n v is to s
s ó lo b a jo la p e r s p e c tiv a e u g e n is ta y r a c ia l, a c a b a r o n e n lo s h o r n o s c r e m a to r io s
d e l n a z is m o . P e r o e l s ig lo X IX c u e n t a c o n e l h o n o r d e h a b e r d a d o lu g a r t a m
b ié n a la id e a d e r e h a b ilita c ió n e in t e g r a c ió n d e lo s in v á lid o s , v is to s d e s d e la
p e r s p e c tiv a d e u n a c o r p o r e id a d h e r id a p o r la s o c ie d a d , u n a c o r p o r e id a d c o
r r e g ib le y d e la c u a l t o d o s s o m o s d e u d o r e s .
IV . LA A T E N C IÓ N A L C U E R P O A C C ID E N T A D O
E l fin a l d e l s ig lo X IX d e s c u b r ió lo s e fe c to s d e stru c to re s , en té rm in o s
d e a c c id e n t e y m á s a ú n d e r ie s g o , d e la in d u s t r ia liz a c ió n . L a L e y fr a n c e s a d e
A c c id e n te s L a b o r a le s d e 9 d e a b r il d e 1 8 9 8 c o n s titu y ó e l p u n to c u lm in a n
te d e l d e b a te q u e se d e s a r r o lló e n el s e n o d e u n a s o c ie d a d q u e e v o lu c io n a b a
d e s d e la b e n e f ic e n c ia h a c ia u n a p e r s p e c tiv a b a s a d a e n la s e g u r id a d y la s o li
d a r id a d , d e s d e la r e s p o n s a b ilid a d lig a d a a la c u lp a in d iv id u a l y m o r a l a u n a
d e n u e s tro c o n tra to s o c ia l. L o s a c c id e n te s la b o r a le s s e e n c o n tr a b a n en el
n ú c le o d e la o s c i la c i ó n e n t r e la s a n t ig u a s y n u e v a s m a n e r a s d e lo s h o m b r e s a
la h o r a d e « id e n tif ic a r s e , g e s t io n a r la c a u s a lid a d d e su c o n d u c t a , p e n s a r s u s
r e l a c i o n e s , s u s c o n f l i c t o s y s u c o l a b o r a c i ó n , d e t r a z a r s u d e s t i n o » 6^ L a le y
de 1 8 9 8 m a r c a e l p u n t o d e p a r t id a d e la s e g u r id a d s o c ia l e n F r a n c ia : « la s o
c ie d a d in d u s t r ia l, a l t o m a r c o n c i e n c i a d e s u p o d e r [ ...] s e d a b a la p o s ib ilid a d
d e c r e a r o b lig a c io n e s a p a r t ir d e s í m i s m a y s in o tr a r e f e r e n c ia q u e e lla m i s
m a. C o n el co n ce p to d e r ie s g o p r o fe s io n a l se d is p o n ía d e l p r in c ip io qu e
a b r ía e l f u t u r o d e la s o b l i g a c i o n e s s o c ia le s q u e m e d i o s ig lo m á s t a r d e s e r e u
n ir á n b a jo e l t í t u l o d e s e g u r id a d s o c ia l» 6^ P r o p o r c io n a la a v a n z a d illa . E l d e
r e c h o a la v id a se c o n v e r t ir á e n d e r e c h o s o c ia l.
L é o n M ir m a n re c o g ió la r u p tu r a q u e a c a b a b a d e p r o d u c ir s e y q u e ib a a
a n u la r e l a n tig u o c o n c e p t o d e in v á lid o c o m o o b je t o d e a s is te n c ia :
S i s e e lim in a la r e t ó r ic a p a r la m e n t a r ia d e e s te t e x t o , a p a r e c e la id e a d e
u n a s o lid a r id a d , p o s ib le e n u n s is te m a d e g a r a n tía y s e g u r id a d s o c ia l, a e s
c a la n a c io n a l. D e e s te m o d o , la id e a d e r e p a r to d e lo s r ie s g o s p e n e t r a n o s ó
lo e n la m e n ta lid a d s in o e n e l á m b it o ju r íd ic o , e n la c o n s t it u c io n a lid a d , c o n
s u tr ip le d im e n s ió n d e p r e v e n c ió n , r e p a r a c ió n y , p r o n to , d e c o m p e n s a c ió n .
E s te n u e v o h e c h o s o c ia l se u n e , p o r u n a p a r te , a u n re c u r s o n e c e s a r io p a r a
el E s ta d o , c o n v e r tid o e n « p r o v id e n c ia » , s e a n c u a le s s e a n la s f o r m a s q u e a d o p
te n su s in s titu c io n e s , y , p o r o tr a p a r te , a u n a n o r m a liz a c ió n b a s a d a e n u n a
s in o la e x p r e s ió n d e u n p u n t o m e d io q u e n o in d ic a n i u n m á x im o n i u n m ín i
m o a a lc a n z a r , s in o q u e s e r e f ie r e a u n p r o t o t i p o s o c ia l: « la t e o r ía d e l h o m b r e
m e d io a n u n c ia la e r a d o n d e la p e r f e c c ió n se id e n tif ic a r á c o n la n o r m a lid a d ,
d o n d e e l g r a n i m p e r a t i v o d e l a m o r a l s o c i a l s e r á n o r m a l i z a r » 1^ E s e v id e n te
q u e e s ta p r o b le m á t ic a t r a n s f o r m ó la v is ió n q u e s e t e n í a d e la in v a lid e z y la
a n o r m a lid a d , q u e p o r o tr o la d o — p o r e l s e s g o d e l rie s g o p r o fe s io n a l— se
s itu a b a n e n e l p u n t o c e n tr a l d e lo s d e b a te s s o c ia le s .
Y a n o se tr a ta b a d e u n a id e n tific a c ió n d ir e c ta c o n u n m o d e lo o u n c o n
tr a m o d e lo , s in o d e la id e n t if ic a c ió n re la tiv a d e u n o s in d iv id u o s c o n r e la
c ió n a o tro s e n fu n c ió n d e u n a n o r m a s o c ia l y d e s v ia c io n e s d e e s ta n o r m a
a c e p ta b le s y a c e p ta d a s ; a c e p t a b ilid a d q u e v a r ia b a s e g ú n la c a r g a , a m e n a z a ,
p e lig r o s id a d , e t c é t e r a , q u e s u p u s ie r a . N o s e t r a t a b a t a n t o d e a f ir m a r u n p r in
c ip io ju r íd ic o y t e ó r ic o d e ig u a ld a d d e d e r e c h o s c o m o d e ig u a ld a d d e o p o r
tu n id a d e s , d e p o n e r e n m a r c h a p r o c e d im ie n to s , p r á c tic a s d is c r im in a to r ia s
d e c o r r e c c ió n , a d a p ta c ió n , c o m p e n s a c ió n , r o d e o s m á s o m e n o s la r g o s e n el
c a m in o d e r e to r n o a la n o r m a lid a d s o c ia l.
N e c e s it á b a m o s e s te a n á lis is s o b r e la r e v o lu c ió n p a u s a d a q u e s e p r o d u jo
e n t o r n o a l a c u e s t ió n d e lo s a c c id e n te s d e t r a b a jo p a r a c o m p r e n d e r e n q u é
m e d id a e l c u e r p o in v á lid o , a tr a v é s d e l a c c id e n ta d o la b o r a l, c a m b ió d e p e r s
c u lp a , d e u n a d e s v ia c ió n d e la v id a , s in o q u e se c o n v e r tía e n c u e r p o m a ltr a
ta d o por lo s m e c a n is m o s s o c ia le s , d e l q u e to d o s som os r e s p o n s a b le s . E l
c u e rp o d is c a p a c ita d o e n tr a b a en la s o c ia liz a c ió n . S e le re s e r v a b a u n a n u e v a
d ig n id a d : p o d r ía e x h ib ir la p r ó te s is d e la p ie r n a p e r d id a e n la g u e r r a , c o m o
p o d r ía r e iv in d ic a r b la n d ie n d o el b ra z o c o rta d o p o r u n a m á q u in a . P o c o a
p o c o to d o s lo s t ip o s d e in v a lid e z s e f u e r o n s it u a n d o b a jo la b a n d e r a d e l d e
r e c h o a la ig u a ld a d d e o p o r tu n id a d e s y a la p a r t ic ip a c ió n s o c ia l in te g r a l. E l
1 9 1 8 ) , n o p o d ía s e g u ir s ie n d o m o n s tr u o s o , d e g e n e r a d o , v o lu n ta d d e D io s ,
in fe r io r p o r n a tu r a le z a ; e ra a c c id e n ta d o , c a s i s ie m p r e d e b id o a c ir c u n s ta n c ia s
s o b r e la s q u e no te n ía n in g ú n c o n tr o l in d iv id u a l. U n caso típ ic o d e e s te
n u e v o h e c h o y e s t a n u e v a v i s ió n f u e e l d e lo s t u b e r c u l o s o s 6^ E s c i e r t o q u e la
t u b e r c u l o s i s p e r t e n e c í a a la c a t e g o r ía d e la s e n f e r m e d a d e s y n o a la d e la i n
v a lid e z . S i n e m b a r g o , L é o n B o u r g e o is p r o c la m ó e n la C á m a r a q u e s e t r a t a
b a d e u n a « p la g a s o c ia l» y f u e r o n lo s t u b e r c u l o s o s s o b r e t o d o q u ie n e s , e n la
d é c a d a q u e s ig u ió a la G r a n G u e r r a , p u s ie r o n e n m a r c h a la s in ic ia t iv a s m á s
e s p e c ta c u la r e s p a r a la in t e g r a c ió n d e lo s in v á lid o s 69.
A lo la r g o d e la s d o s p r im e r a s d é c a d a s d e l s ig lo X X , la r e p r e s e n t a c i ó n y t r a
t a m ie n to d e l c u e r p o in v á lid o c a m b ia n p r o f u n d a m e n t e . L a r e p u ls ió n y la fa s
c in a c ió n c o n fu s a s n o d e s a p a r e c e n ; lo q u e E r v in g G o f f m a n 7 ° d e n o m in a r á e s -
e llo es e l e x t e r m in io d e lo s d e fic ie n te s in te le c tu a le s y p s íq u ic o s p o r p a r te d e l
r é g im e n n a z i. C o n t in u a r á n e x is tie n d o e l m ie d o q u e in s p ir a u n a p o s ib le im a
g e n d e u n o m is m o y la h e r id a n a r c is is t a d e lo s in d iv id u o s e n c u e s t ió n . P e r o lo
q u e c a m b ia d e m a n e r a ra d ic a l es q u e el á m b ito p ú b lic o se h a c e c a r g o , d ir e c
ta o in d ir e c t a m e n t e , d e la in v a lid e z , lo c u a l a n u n c ia e l c o n c e p t o d e d is c a p a c i
d a d . C o m o c o n s e c u e n c ia , e l c u e r p o in v á lid o , a tr a v é s d e l p r is m a d e l c u e r p o
v íc tim a d e l a c c id e n t e la b o r a l o la g u e r r a , e s d e c ir , d e c ir c u n s ta n c ia s s o c ia le s , s e
a le ja d e la s m á r g e n e s d e la m is e r ia , e l a b a n d o n o o la e x p lo t a c i ó n p a r a s e r a c o
g id o e n la s d e la d ig n id a d , la r e a d a p ta c ió n y la p a r t ic ip a c ió n s o c ia l.
2
Higiene corporal y cuidado
de la apariencia física
G eo r g es V íg a rello
E l u s o h ig ié n ic o d e l a g u a se m a n tie n e c o m o p r á c tic a la b o r io s a e n e l m u n
d o a n t ig u o : d o m i n io c o s t o s o d e lo s f lu jo s , r e p r e s e n t a c io n e s in q u ie t a n t e s d e l
b a ñ o , s o n m u c h o s lo s o b s t á c u lo s q u e i m p i d e n u n a h ig ie n e « líq u id a » r e g u
la r. C i r c u i t o s d if íc ile s e n un u r b a n is m o s a tu r a d o , la v a d o s te m ib le s d e u n
c u e r p o c o n s id e r a d o v u ln e r a b le , e l r e c u r s o a la b a ñ e r a n o e r a e n a b s o lu to c o
r r ie n t e : o t r a s v ía s a u m e n t a r o n e l r e f i n a m ie n t o y la lim p ie z a , c o m o e l c a m
b i o d e la r o p a in t e r i o r , lo s e n ju a g u e s o lo s f r o t a m i e n t o s . E l c o n t a c t o t r iv ia l
c o n el a g u a n o fu e a lg o h a b itu a l e n la h is to r ia d e O c c id e n t e .
T o d o c a m b ia , p o r e l c o n t r a r io , c o n e l s ig lo X IX : l e n t o d o m in io d e lo s f lu
jo s , n u e v a s im á g e n e s d e l c u e r p o , v is ió n m á s e la b o r a d a y s e n s ib le d e l c o n ju n
t o d e l t e g u m e n t o . L a im p la n t a c ió n d e la lim p ie z a c o n t e m p o r á n e a s u p o n e la
c o n v e r s ió n d e v a r ia s r e p r e s e n t a c io n e s . T a m b i é n s u p o n e a p r e n d iz a je , d i f u
s ió n e in s tr u m e n ta c ió n .
l. EL B A Ñ O C O M O A L G O IN U SU A L
L a e n tra d a « b a ñ o » d e l d ic c io n a r io e n c ic lo p é d ic o d e C o u r tin en 1 8 2 6
m u e s t r a la d i s t a n c i a e x i s t e n t e e n t r e la s p r á c t i c a s d e a b l u c i ó n d e p r in c ip io s
d e l s ig lo X IX y la s n u e s tr a s : e l a g u a s e c o n s id e r a b a c o m o u n m e d io c o m p l e
jo , e x t r a ñ o , p e n e t r a n t e ! L o s e f e c to s d e l b a ñ o , s o b r e t o d o , s e d if e r e n c ia b a n
s e g ú n l a t e m p e r a t u r a y la s m e z c la s d e l l í q u i d o . S e d i s t i n g u í a n v a r ia s c a t e g o
r ía s , s e is e n t o t a l , d e s d e la m á s fr ía a la m á s c a lie n t e , q u e s e p r e s e n t a b a n s e
g ú n s u e f ic a c ia m é d ic a , m ie n t r a s q u e lo s t e m a s d e la lim p ie z a o d e l b ie n e s t a r
a p e n a s se m e n c io n a b a n . E l b a ñ o c o n tin u a b a s ie n d o to d a v ía u n a p r á c tic a
m e c á n ic o , s u s c e p t ib le d e p r o v o c a r c o n m o c i ó n , r e la ja c ió n o f o r t a l e c i m ie n t o
s e g ú n la s t e m p e r a t u r a s q u e s e u t iliz a s e n . E l b a ñ o f r í o , p o r e je m p l o , r a l e n t i -
z a d o r d e la e c o n o m ía , « f o r t a le c e la c o n s t it u c ió n r e d o b la n d o la e n e r g ía d e
lo s ó r g a n o s » 2, m ie n tr a s q u e e l b a ñ o « m u y c a lie n t e » , q u e p r o p o r c io n a b a r e
a c c io n e s ir r ita n te s , p e r m itía e l « tr a ta m ie n to d e a b s c e s o s c u tá n e o s c r ó n ic o s y
lo s c a p ítu lo s s o b r e e l b a ñ o in c lu id o s e n tr a ta d o s d e h ig ie n e d e p r in c ip io s d e
s ig lo : la i n m e r s ió n p a r e c e d e p e n d e r d e l te r m a lis m o m á s q u e d e la lim p ie z a ;
e l « p e so d e l a g u a » ; su a b s o r c ió n , su c a p a c id a d d e « e m b e b e r s e » 4, a v e c e s c o
b r a n m a y o r im p o r t a n c ia q u e la s im p le lim p ie z a .
e f e c to s d e c o n m o c i ó n : la in f lu e n c ia e n v o lv e n t e s o b r e lo s ó r g a n o s y la p ie l.
L a tib ie z a s e rá e n p r in c ip io un m e d io e m o lie n te : e n d u re c e la s f i b r a s m á s
q u e fo r ta le c e r la s , e x te n ú a a l c u e r p o m á s q u e la v a r lo . S im o n d e M e tz se d e
t e n í a p o r e je m p l o e n e s t o s « p e lig r o s » e n s u « h ig ie n e d e la ju v e n t u d » , r e p r o
c h a n d o a l b a ñ o t i b i o q u e « d e b ilit e p o c o a p o c o o m á s b ie n q u e h a g a a l jo v e n
im p r e s io n a b le » 5^ D e a h í la n e c e s id a d d e l i m i t a r la f r e c u e n c ia d e e s to s b a ñ o s
d ir ig id o s a la lim p ie z a : « e n t o d o ca so h a y q u e to m a r lo s c o m o m u ch o una
v e z a l m e s » 6 ^ D e a h í t a m b ié n la p r e o c u p a c ió n d e B a lz a c d e s p u é s d e u n t r a
b a jo a l q u e s e h a b ía c o n s a g r a d o d u r a n t e v a r ia s s e m a n a s e n L a F e m m e supé-
r ie u r e [ L a m u j e r s u p e r io r ] , d u r a n t e el c u a l n o se la v ó n i a f e it ó , e n c e r r a d o é l
s o lo e n la c a s a d e lo s G u i d o b o n i - V i s c o n t i . L a a n é c d o t a n o m e r e c e r ía m a y o r
a t e n c ió n si n o fu e r a p o r q u e e l p r o p io B a lz a c c o m e n t a b a s u v u e lta a u n a v id a
m á s « n o r m a l» : « D e s p u é s d e e s c r ib ir le e s ta c a r ta to m a r é m i p r im e r b a ñ o , n o
s in t e m o r , p u e s t e n g o m i e d o d e r e l a ja r la s f ib r a s q u e h a b í a n a lc a n z a d o e l ú l
tim o g ra d o , y te n g o q u e v o lv e r a e m p e z a r p a r a h a c e r C é s a r B ir o tte a u , q u e se
v u e lv e r id íc u lo a fu e r z a d e r e tr a s o » 7 . E l e je m p lo d e B a lz a c es a ú n m á s r e le
v a n te p o rq u e el a u to r d e L a c o m e d ia h u m a n a m u e s tra u n a e n o rm e s e n s ib ili
d a d a la s a b lu c io n e s : h iz o q u e le c o n s t r u y e r a n u n c u a r t o d e b a ñ o r e c u b ie r t o
d e e s t u c o b l a n c o , e n la e x t e n s i ó n d e s u h a b i t a c ió n , e n s u p is o d e la c a lle C a s -
s in i e n 1 8 2 8 8 ^ I n t r o d u jo la b a ñ e r a e n e l e s p a c io p r iv a d o , c o m o unos cu an
to s c o n t e m p o r á n e o s s u y o s , to d a v ía e s c a s o s , p e r o n o p o d ía u tiliz a r la d e m a
n e r a r e g u la r y m e n o s a ú n d e f o r m a c o tid ia n a .
E l a g u a c o n t in u ó s ie n d o u n m e d io m a l d o m in a d o , s u s c e p t ib le d e p e r ju
d ic a r a l o r g a n is m o . L o p e rtu rb a b a , im p r e s io n a b a , lo d e b ilita b a , in c lu s o
c u a n d o , c a lie n te , a ta c a b a p o c o a p oco a su s p a r te s . D o s im á g e n e s c o in c i
d e n : la d e l c u e r p o , la d e l líq u id o , p a r a a v iv a r e s ta in q u ie t u d c o n fu sa q u e
h a c e d e l b a ñ o a lg o ta n p o c o n a tu r a l c o m o p o c o u tiliz a d o . U n c u e r p o h e c h o
d e fib r a s s e n s ib le s a lo s e f e c to s d e l m e d io , m o d if ic a b le s p o r el v ie n t o , lo s
flu id o s , e l c lim a , u n a g u a h e c h a d e fu e r z a p e n e t r a n t e , in s id io s a , in v a s o r a ,
q u e se c r e ía a c tu a b a s o b re el c u e r p o co m o a g e n te m o d ific a d o r . L o s h ig ie
n is ta s r e c u r r ía n a e s ta s im á g e n e s e n s u s t e x t o s d e p r in c ip i o s d e l s ig lo X IX :
«E n e l c a s o d e lo s in d iv id u o s q u e t o m a n un bañ o s ó lo p o r c a p r i c h o , r e la ja
la s p a r t e s q u e n o s e d e b e r í a n r e l a ja r y le s h a c e p e r d e r s u t o n i c i d a d » ^ L a h u
m e d a d y la d e b ilid a d c o n t in u a b a n c o in c id ie n d o . A la r m a n , se a p o d e r a n d e l
c o r a z ó n m is m o d e l c u e r p o a lte r á n d o lo : « U n n ú m e r o d e m a s ia d o e le v a d o d e
b a ñ o s d e b i l i t a , s o b r e t o d o s i l o s b a ñ o s s o n u n p o c o c a l i e n t e s » 1^
1O T a m b ié n h a y q u e te n e r e n c u e n ta q u e , d e m a n e r a m á s s o te r r a d a , el p u d o r
r e fo r z ó a lo la r g o d e g r a n p a r t e d e l s ig lo la r e s is te n c ia m á s in s id io s a . S e te
m ía e l « d e s p e r ta r d e l d e s e o s e x u a l» u q u e p r o v o c a b a e l a g u a c a lie n t e . S e t e m ía
e l a is la m ie n t o q u e p e r m it ía la b a ñ e r a . A lg u n o s m é d ic o s t e n ía n s u s d u d a s : la
b a ñ e r a e r a p e lig r o s a p o r q u e s u g e r ía « m a lo s p e n s a m ie n t o s » . P o d ía p e r v e r tir :
« E l b a ñ o es u n a p r á c tic a in m o r a l. T r is te s r e v e la c io n e s h a n e n s e ñ a d o e l p e li
g r o q u e s u p o n e p a r a la s c o s t u m b r e s p e r m a n e c e r u n a h o r a e n la b a ñ e r a » ^
P e lig r o p a r a lo s in te r n a d o s s o b r e t o d o : d e m a s ia d o a b a n d o n o p o d r ía e x tr a v ia r
e s to s c u e r p o s s u m e r g id o s . L a t ib ie z a y e l a is la m ie n t o a v iv a b a n u n « m a l» q u e
lo s p r o p io s te x to s s e r e s is tía n a n o m b r a r : « E n la s b a ñ e r a s a is la d a s c a d a a lu m n o
n o p u e d e t e n e r u n v ig ila n t e [ ... ] . E n s o le d a d s e t ie n e n m a lo s p e n s a m ie n t o s .
S e e x c it a d e b id o a la i n f lu e n c ia d e l a g u a c a lie n t e . L o s b a ñ o s c a lie n t e s s ó lo s o n
b u e n o s e n e l c o le g io p a r a lo s e n f e r m o s a lo s q u e n o s e le s d e ja s o lo s n i u n in s
t a n t e » 13. L a n a t a c i ó n e n v e r a n o , e n c a m b i o , h a c í a la s f u n c i o n e s d e a b l u c i ó n
g e n e r a l. L a im a g e n d e lo s c o le g ia le s a q u ie n e s s e lle v a b a a lo s lo c a le s d e l S e n a
d u r a n te ju n io o ju li o s e h iz o b a s t a n t e h a b itu a l a m e d ia d o s d e s ig lo . Y L e J o u r
n a l d e s e n fa n ts lo c o n v i r t i ó e n u n t e m a e d i f i c a n t e : « T o d o s lo s ju e v e s , c u a n d o
h a c e c a l o r , e l m a e s t r o n o s l l e v a a l o s b a ñ o s f r í o s » ! 1!
E l b a ñ o e n e l S e n a q u e d e s p e r t a b a u n v ig o r ú t il s e o p o n ía a s í, e n to d o s
lo s a s p e c to s , a l b a ñ o e n lo s e s p a c io s p r iv a d o s q u e f a v o r e c ía la d e b ilid a d y e l
a g o ta m ie n to . U n a d ife r e n c ia r ía n im p o r t a n t e q u e p a r a a lg u n o s se c o n v ir t ió
e n s e ñ a l d e c i v i l i z ^ ^ ^ . E x p lic a b a in c lu s o e n p a r te la d e c a d e n c ia d e lo s r o
m a n o s , q u e h a b r ía n p e r d id o su e n e r g ía p o r e l r e fin a m ie n tó d e su s te r m a s :
« E n e l p e r io d o d e d e s id ia y v o lu p tu o s id a d d e l Im p e r io R o m a n o , e l b a ñ o t i
b i o , p o r la p r o p ie d a d q u e t i e n e d e r e b l a n d e c e r la f i b r a a n i m a l , d e r e la ja r d e
m a n e r a a g r a d a b le lo s t e jid o s o r g á n ic o s , f u e e l m o d if ic a d o r p o r e x c e le n c ia
d e la e c o n o m ía » 15^ D i c h o d e o t r a f o r m a , lo s e f e c t o s d e la tib ie z a n o s ó lo se
n o ta b a n en lo s in d iv id u o s y s u fu e r z a s in o ta m b ié n en lo s c o le c tiv o s y su
d e s tin o . ¿ A c a s o a lg u n o s p r o y e c to s d e p r in c ip io s d e l s ig lo X IX n o p r e te n d ía n
q u e la in s ta la c ió n d e b a ñ o s frío s e n e l S e n a re n o v a s e p o r c o m p le to « la d é b i l
c o n s t it u c ió n d e n u e s tr o s p a r is in o s » ? !6 .
D e h e c h o , e n la s v iv ie n d a s d e p r in c ip io s d e l s ig lo X IX to d a v ía e r a n r a r o s
lo s e s p a c io s d e d ic a d o s a l b a ñ o , c o m o t a m b i é n la s m e n c io n e s a e s t a p r á c t i c a
e n m e m o r ia s y r e la to s . S e g u ía s ie n d o c o s t u m b r e la v a r s e d e m a n e r a e s p o r á
d ic a . M a d a m e C e ln a r t d e d ic a b a d o s lín e a s a la m a n e r a d e p e r f u m a r lo s « b a
ñ o s g e n e r a le s » e n A r t d e l a t o ile t t e en 1 8 2 7 , m ie n tr a s q u e se e x te n d ía m u c h o
m á s s o b r e e l « la v a d o p a r c ia l» : e l f r o ta m ie n to d e la p a r t e d e « d e t r á s d e la s
o r e ja s c o n u n t r o z o d e b a t i s t a o d e t e ji d o d e la n a » i7 , e l e n ju a g u e d e la b o c a ,
e l c u id a d o d e lo s p ie s . T o d a s e s ta s p r á c tic a s lo c a liz a d a s e n c a r n a b a n d e s d e su
p u n t o d e v is t a la e s e n c ia d e la lim p ie z a . A p o r t a b a n « fr e s c u r a » , « p u r e z a » , c o n
lo s c o n s ig u ie n te s e fe c to s s a n ita r io s y e s té tic o s , h a s ta e n c a r n a r a lg u n a s v e c e s ,
in c lu s o , « e l a lm a d e la b e l l e z a » ^
H a lla m o s r e fe r e n c ia s id é n tic a s e n e l c a s o d e G e o r g e S a n d c o n o c a s ió n d e
s u v is it a , b a jo l a R e s t a u r a c i ó n , a s u a n t ig u a m a e s t r a d e e s c u e l a . S a n d a s e g u
r a b a e s ta r im p r e s io n a d a p o r la p u lc r itu d d e e s ta r e lig io s a d e a v a n z a d a e d a d ,
r e tir a d a e n su c o n v e n to d e p r o v in c ia s . C o n t e m p la e l r o s tr o d e la a n c ia n a ,
n o t a la fr e s c u r a d e su s r o p a s , r e c u e r d a p e r f u m e s o lv id a d o s . N o c a b e d u d a d e
q u e la lim p ie z a a la q u e a lu d e S a n d n o in c lu ía e l b a ñ o , c u a n d o d e s c r ib ió e s
ta v is it a in e s p e r a d a a lo s p e r s o n a je s d e s u i n f a n c i a : « M e s o r p r e n d ió a g r a d a
b le m e n te e n c o n tr a r la d e u n a p u lc r itu d e x q u is ita y p e r fu m a d a c o n el a r o m a
a ja z m í n q u e s u b í a d e s d e e l p a t i o h a s t a la v e n t a n a . L a p o b r e h e r m a n a t a m b i é n
e s t a b a lim p ia : v e s t ía s u h á b i t o d e s a r g a v i o l e t a n u e v o ; lo s p e q u e ñ o s o b je t o s
d e a s e o b ie n c o lo c a d o s e n u n a m e s a d a b a n p r u e b a d e c ó m o se c u id a b a » ^ E n
c o n t r a m o s r e f e r e n c ia s s e m e ja n t e s e n e l V o c a b u la ir e des e n fa n ts de 1 8 3 9 , d on d e
D a u m i e r r e p r e s e n t a a u n p e r s o n a je q u e s e la v a la s m a n o s e n u n a p a l a n g a n a
d e u n « c u a rto d e a se o » , m ie n tr a s q u e e n el u m b r a l u n c r ia d o se e n c o g e d e
h o m b r o s . E l h o m b r e , q u e v is te u n d e la n ta l, c o n u n p lu m e r o a l la d o , se b u r
la d e e s te la v a d o , p o r o t r a p a r te l im it a d o , s ig n o e v id e n t e p a r a é l d e r e f i n a
m ie n t o y lim p ie z a e x c e s iv o s .
E l m é d ic o d e p r in c ip io s d e s ig lo c o n f ir m a la im p o r t a n c ia c a s i e x c lu s iv a d e
e s to s la v a d o s p a r c ia le s c u a n d o in s is te e n su fr e c u e n c ia y p r o p ó s ito : « E s ta s
a b lu c io n e s q u e s e a p lic a n c a d a d ía e n c ie r ta s p a r te s d e l c u e r p o s ó lo s e r e a liz a n
u n a v e z , p o r la m a ñ a n a a l le v a n ta r s e ; n o o b s t a n t e , a lg u n a s , s o b r e to d o e n el
c a s o d e la m u je r , s e r e p it e n v a r ia s v e c e s a l d ía . [ ...] N o s c o n t e n t a r e m o s c o n s e
e s ta b a h e c h o d e z o n a s o s c u r a s , e s p a c io s o c u lto s , s o m e tid o s a tr a n s p ir a c ió n , a
o lo r e s , lu g a r e s m á s a m e n a z a d o s q u e o t r o s p o r la s u c ie d a d . É s t o s e r a n lo s l u
g a re s q u e p r e c is a b a n d e m a n e r a p r io r ita r ia d e la v a d o s p a r c ia le s . S e t r a ta b a d e
lo s lu g a r e s a lo s c u a le s e s ta b a n r e s e r v a d o s lo s c u a r to s d e a s e o d e la b u r g u e s ía
d e p r in c ip i o s d e l s ig lo X IX c o n s u s p a la n g a n a s y b id é s : s ig n o s d e p r o g r e s o , s in
d u d a a lg u n a , e n c o m p a r a c ió n c o n o tr a s é p o c a s e n la s q u e e l c a m b io d e m u d a
s e c o n s id e r a b a lo ú n ic o im p o r t a n t e p a r a la h ig ie n e c o r p o r a l.
S in e m b a r g o , n o s e p u e d e ig n o r a r q u e s e p r o d u jo u n a u m e n t o d e la s e x i
g e n c ia s s a n it a r ia s h a c i a m e d ia d o s d e l s ig lo X IX . P o r e je m p l o , e l p e s o d e la s
r e fe r e n c ia s e r u d ita s d e s p u é s d e 1 8 3 0 : e l p a p e l d e p u r a d o r q u e s e o t o r g a b a a l
a g u a te m p la d a , e l p a p e l r e s p ir a to r io q u e s e d a b a a lo s c a m b io s d e p ie l. P o c o
m i e n t o d e la s f ib r a s q u e e n la « r e s p ir a c ió n » d e lo s t e g u m e n t o s , la f u e r z a d e l
c u e r p o t e n d r ía q u e v e r n o ta n t o c o n la d u r e z a d e su s te j id o s c o m o c o n la c a
lid a d d e su e n e r g ía . D e a h í la i m p o r t a n c i a d e la r e s p ir a c ió n , e n f a t iz a d a p o r
u n a n u e v a c o n v ic c ió n : la c a n t id a d d e o x íg e n o a b s o r b id o s e r ía la c la v e d e la
r e s is te n c ia y la fir m e z a .
L a p ie l « r e s p ir a » : la v is ió n q u e s e t e n ía s o b r e e lla s e t r a n s f o r m a . L o m u e s
tra n n u m e r o s a s e x p e r ie n c ia s : la s d e E d w a r d s , e n t r e o t r a s , a c e r c a d e r a n a s
m e d io e s tr a n g u la d a s y e n v u e lta s e n u n a b o ls a h e r m é t ic a . ¿ A c a s o la b o ls a q u e
c o n t i e n e s u c u e r p o y q u e s ó lo d e ja s a lir la c a b e z a n o c o n t i e n e a n h íd r id o c a r
b ó n ic o a l c a b o d e a lg u n a s h o r a s d e s u p e r v iv e n c ia ? E d w a r d s e n 1 8 2 4 , y a l
g u n o s h ig ie n is ta s m á s ta r d e , n o d u d a r o n e n e x t r a p o la r e s ta c u e s tió n d e l b a
tr a c io al s e r h u m a n o 2 ^ M a g e n d ie , e n 1 8 1 6 , t a m b ié n lle g ó a c o n c lu s io n e s c a
te g ó r ic a s s o b r e la r e s p ir a c ió n d e l t e g u m e n t o : « L a p ie l e x h a la u n a s u s ta n c ia
a c e it o s a y á c id o c a r b ó n ic o » 2 2 ^ S ig u ie r o n m u lt it u d d e e x p e r ie n c ia s s o b r e s o
f o c a c ió n d e a n im a le s c u y a p ie l s e « o b tu r a b a » p r e v ia m e n te m e d ia n t e r e v e s ti
m ie n to s a r tific ia le s . A c o n tin u a c ió n se d ie r o n m u ch os p re c e p to s s o b re el
p a p e l r e s p ir a t o r io d e la e n v o lt u r a y la n e c e s id a d d e s u c u id a d o .
N o es q u e e s te p a p e l se d e m o s tr a r a d e m a n e r a d e fin itiv a o in c lu s o se m i
d ie r a d e f o r m a c la r a e l in t e r c a m b io . T o d a v ía n o h a b í a lle g a d o e l m o m e n t o d e
la s m a t iz a c io n e s . S e t r a t a b a m á s b ie n d e l d e s a r r o llo d e la v is ió n e n e r g é t ic a
de un o r g a n is m o ta n « fu e rte » q u e p o d ía a p r o v e c h a r e l o x íg e n o y tr a n s fo r
m a r lo . C o n v i e n e in s is t ir e n e s ta a m p l i a m o d i f i c a c i ó n d e la s r e p r e s e n t a c io n e s
d e l c u e r p o : la s a lu d s u p o n e u n a b u e n a e n e r g ía d e c o m b u s t ió n . V is ió n n o v e
d o s a , a la c u a l e l « e q u iv a le n te m e c á n ic o d e l c a lo r » 2 3 d e s c u b ie r t o p o r C a r n o t
en 1 8 2 4 o t o r g a u n a a p a r ie n c ia d e le g itim id a d : e l p r in c ip io a p lic a d o a la s m á
q u in a s d e c o m b u s t i ó n p o d r í a a p lic a r s e t a m b i é n a la s « m á q u in a s » o r g á n i c a s .
E l c a lo r q u e se a p r o v e c h a b a e n u n c a s o ta m b ié n p o d ía a p r o v e c h a r s e e n e l o tr o .
E n e s te s e n tid o la p ie l s ó lo s e r ía u n in s t r u m e n t o c o m p le m e n t a r io d e e fic a c ia :
lu b r if ic a d a p o r e l b a ñ o c o n s o lid a r ía m á s q u e n u n c a lo s r e c u r s o s d e la s a lu d .
m e n t a r ia . E n d e f in it iv a , a c t u a r ía d e m a n e r a m á s p r o f u n d a e n lo s r e c u r s o s d e l
c u e r p o : « N o c a b e d u d a d e q u e e s ta fu n c ió n [d e la p ie l] d e s e m p e ñ a u n p a p e l
im p o r ta n te e n el o r g a n is m o » 2 4, in s is tía B e c q u e r e l e n e l c a p ítu lo d e d ic a d o a l
b a ñ o e n su T r a it é é le m e n ta ir e d ’h y g im e [T ra tta d o ) e le m e n t a l d e h ig ie n e ] en 1 8 5 1 .
A d em ás d e e s ta s c o n v ic c io n e s te ó r ic a s , u n a nueva s e n s ib ilid a d , s o b r e
to d o u n a p e r c e p c ió n m á s v iv a d e la p ie l y u n a a t e n c i ó n in é d it a e in s is t e n t e ,
p r o m u e v e n la p r á c t i c a d e l a g u a e n e l s e g u n d o t e r c i o d e l s ig lo X IX . E l p r o p i o
B a lz a c s e o c u p a d e la s v ir tu d e s d e u n a g u a b e n e f ic io s a a p e s a r d e s u s r e t ic e n
c ia s , y a a lu d id a s , p o r e l r ie s g o q u e im p lic a b a la tib ie z a . P o r e je m p lo , la b e
lle z a d e la c o n d e s a d e R e s t a u d s e tr a n s f o r m a c u a n d o R a s t ig n a c la s o r p r e n d e
tr a s el b a ñ o : «Se h a b ía h e c h o p o r d e c ir lo a s í m á s s u a v e , p a r e c ía m á s v o lu p tu o
s a » , c u a n d o s u p ie l « e m a n a p e r fu m e » d e n t r o d e su « p e in a d o r d e c a c h e m ir
b la n c o » 2 5 . D e l m is m o m o d o la b a r o n e s a d e N u c in g e n e s t a b a p o r c o m p le t o
z a d o p o r la e s p e r a d e R a s t ig n a c e n el c u a rto d e al la d o . C u a n d o A q u ilin a
c o n s ig u e q u e e l c a je r o C h a s t e n ie r , d is p u e s to a a r r u in a r s e p o r e lla , le c o n s
t r u y a e n s u p is o u n c u a r t o d e b a ñ o , s ó l o p a r a q u e « e s t é m e jo r » 2 7 . E l a g u a f u e
o b je t o d e c o m e n t a r io s n u e v o s c o n e l s ig lo : su s v e n t a ja s t e n í a n q u e v e r c o n e l
c o n f o r t y la u tilid a d ; su s e fe c to s s e r ía n s e n c illa m e n t e m á s e fic a c e s y a to d a
p ru eb a.
C o n v ie n e r e c o r d a r q u e to d a v ía s e tr a ta b a d e u n b a ñ o re s e r v a d o a lo s p r i
v ile g ia d o s y q u e e m p ie z a a d e s c r ib ir s e a p a r tir d e la d é c a d a d e 1 8 3 0 . S e d e
ta lla y v a lo r a : m e jo r s u g e r id o en lo q u e re s p e c ta a su r e g u la r id a d , m e jo r
p r e c is a d o e n lo r e fe r e n te a s u s e s p a c io s , s u p r o f u s ió n s e e le v a a n e c e s id a d .
E u g e n e S u e , p o r e je m p lo , e n 1 8 4 4 , se re c r e a e n lo s fa s to s d e A d r ie n n e d e
C a r d o v ille , a y u d a d a p o r tr e s b a ñ is ta s a n te s d e s u m e r g ir s e e n u n a b a ñ e r a h e
c h a d e p la ta la b r a d a d o n d e se e n t r e m e z c la b a « c o r a l y c o n c h a s a z u la d a s » 28^
E l c o n d e d e A p p o n y i a d m ir a b a e l in g e n io s o m e c a n is m o d e l d u q u e d e D e -
v o n s h ir e q u e c o n s e g u ía d is p o n e r s ie m p r e d e a g u a p u ra : « U n a g ra n p ila d e
m á r m o l b la n c o : e s c a lo n e s d e e s a m is m a p ie d r a d e s c ie n d e n h a s ta el fo n d o ,
u n a g u a t r a n s p a r e n te y c la r a c o m o e l c r is ta l s u b e o b a ja a v o lu n t a d , s ie m p r e
e s tá c a lie n t e , p u e s d ía y n o c h e e l fu e g o q u e la c a lie n t a s e m a n t ie n e v iv o p a r a
m a n s io n e s c o n t a r o n a p a r tir d e 1 8 3 0 - 1 8 4 0 d e c u a r to s d e b a ñ o , lo c u a l n o h a
b ía s id o a s í h a s ta e s e m o m e n t o 30.
S in e m b a r g o , la v e r d a d e r a o r ig in a lid a d d e e s te s e g u n d o te r c io d e l s ig lo
r a d ic a e n la n u e v a f o r m a d e c o n c e b i r e l a g u a : e n e s p e c ia l s u p r e v is ió n p a r a la
m a y o r ía . V ic t o r C o n s id é r a n t o fr e c e u n a v is ió n u tó p ic a en 1 8 3 4 : un p ro
y e c t o d e fa la n s te r io e n el c u a l u n a c a ld e r a c e n tr a l p r o d u c ir ía c a lo r p a r a d a r
s e r v ic io a la s c o c i n a s , l o s i n v e r n a d e r o s y l o s b a ñ o s 3 '^ E l la v a d o d e l c u e r p o
p o d r ía y d e b e r ía lle v a r s e a c a b o d e f o r m a c o tid ia n a , g r a c ia s a u n r e p la n te a
m i e n t o t o t a l d e la i n s t a l a c i ó n d e la s c a ñ e r ía s d e l a g u a . P r o y e c t o a ú n m á s i m
p o r t a n t e p o r q u e e n t r a b a d e n t r o d e lo p o s ib le : u n a v a s ta r e d d e tu b e r ía s q u e
s a ld r ía n d e l c e n tr o h a c ia la p e r ife r ia d is tr ib u y e n d o e l líq u id o a to d o el m u n
d o ; u n f lu jo d e e n t r a d a y s a lid a q u e a tr a v e s a r ía la s h a b it a c io n e s . L o s p la n e s
d e V ic t o r C o n s id é r a n t n o lle g a r o n a c o n c r e ta r s e . L a n u e v a v is ió n e n c a m b io
y a e s ta b a en m a rc h a .
IV . LO S IT IN ER A R IO S D EL A G U A
T a m b i é n h a y q u e s e ñ a la r q u e la c iu d a d s e t r a n s f o r m a e n e l s ig lo X IX a t r a
v é s d e l a c o n v e r s i ó n d e s u s f l u jo s 3 2 ^ P a r í s c o n s t i t u y e u n e j e m p l o r e l e v a n t e c o n
la lle g a d a d e lo s c a n a le s , s u d if u s ió n o r g a n iz a d a , s u r e f lu jo a tr a v é s d e l a lc a n
t a r i l l a d o l e n t a m e n t e d e s a r r o l l a d o a lo l a r g o d e la s e g u n d a m i t a d d e l s ig lo X IX .
U n a p r im e r a fa s e e n el caso d e P a r ís f u e l a c o n s t r u c c i ó n del can al del
d e c a s a s d e b a ñ o s . T o d a v í a n o l l e g a b a e l a g u a a t o d a s la s p la n t a s d e lo s e d i
fic io s , p e r o e l s u m in is t r o d e l b a r r io m e jo r ó . S e p a s a d e 1 6 c a s a s d e b a ñ o s e n
r e s u lt a m u y r e v e la d o r : y a n o s e l i m i t a n a la s o r illa s d e l S e n a , c o m o a p r i n c i
p io s d e s ig lo . S e d is p e r s a n c o n la m e jo r a d e l s u m i n i s t r o d e l a g u a ; la s z o n a s
m á s r ic a s f u e r o n la s m á s b e n e f i c i a d a s : 8 3 c a s a s d e b a ñ o s d e la s 1 O 1 d e P a r ís
en 1 8 3 9 s e u b ic a b a n e n b a r r io s d e la m a r g e n d e r e c h a , lo s m á s a d in e r a d o s
y e l e g a n t e s 3^
P o r lo ta n to , e l e s p a c io d e d ic a d o a la h ig ie n e b u r g u e s a a m e d ia d o s d e s i
g lo e r a r e c o n o c i b le : c u a r t o d e a s e o p a r a la s a b lu c io n e s lo c a liz a d a s , c a s a s d e
b a ñ o s p ú b lic a s p a r a e l b a ñ o , c o n , e n e l c a s o d e lo s m á s p r iv ile g ia d o s , e l b a ñ o
s e r v id o a d o m i c i l i o p o r p a r t e d e la s n u e v a s e m p r e s a s q u e s e c r e a r o n . C o m o
la s q u e d e s c r i b e P a u l d e K o c k , p o r e je m p l o , e n L a G r a n d e V ille , c o n b añ eras
q u e se in s ta la b a n d u r a n te a lg u n a s h o r a s e n u n s a ló n , s o b r e a lfo m b r a s m a n
c h a d a s p o r « lo s z a p a to s t a c h o n a d o s d e lo s m o z o s » 3 ^ P e r o s ie m p r e s e t r a t a b a
d e a g u a tr a n s p o r ta d a d e fo r m a m a n u a l.
U n a s e g u n d a fa s e , d e d is tr ib u c ió n in d iv id u a liz a d a , fu e u n a in ic ia tiv a o r i
g in a l p o r q u e s u p e ró m u c h o s p r o b le m a s m e c á n ic o s y s o b r e to d o p o r q u e o b li
g ó , m á s q u e n u n c a , a p e n s a r e n lo s p r o c e d im ie n to s d e e v a c u a c ió n : lo s c a n a le s
d e e n tr a d a d e b ía n c o r r e s p o n d e r s e c o n c a n a le s d e s a lid a . P o r e je m p lo , e r a im
p o s ib le m a n te n e r la s a n tig u a s c lo a c a s y s u s e s ta n c a m ie n to s ; r e s u lta b a im p o s i
b le m a n t e n e r la r e d i n c o m p le t a d e l P a r ís d e B a lz a c , « q u e d e s c a n s a e n e m a n a
c io n e s p ú tr id a s de p a tio s , c a lle s y c l o a c a s » 3 (\ S ó lo e l P a r ís h a u s s m a n ia n o
e m p re n d e esa s m o d ific a c io n e s , d e sp u é s d e q u e e n 1 8 5 2 s e i m p o n g a n la s c a
n a liz a c io n e s d e e n t r a d a y s a lid a e n la s n u e v a s v iv ie n d a s d e lo s g r a n d e s b a r r io s
y c u a n d o se d e s a r r o lla el a u m e n to d e c a u d a l: a c u e d u c to s q u e c o n d u c ía n d e s
p u é s d e 1 8 6 0 lo s m a n a n t ia le s d e D h u is y V a n n e e n la p a r t e a l t a d e l S e n a , c o n
d e p ó s ito s e n M o n t m a r t r e y M é n ilm o n t a n t , lo s u f ic ie n t e m e n t e e le v a d o s p a r a
q u e f u e r a p o s i b l e q u e e l a g u a s u b i e r a a lo s p is o s a l t o s p o r s i m p l e in e r c ia 3 7 ^
A p a r t i r d e 1 8 7 0 , la s c a n t i d a d e s d i s t r i b u i d a s n o t i e n e n n a d a q u e v e r c o n la s
d e 1 8 4 0 : 1 1 4 litr o s p o r c a b e z a y d ía e n 1 8 7 3 , d e s p u é s d e q u e s e c o m p le ta s e la
r e d d e B e lg r a n d , f r e n t e a lo s 7 ,5 litr o s d e 1 8 4 0 3 8^
C o n v ie n e in s is tir e n la n e c e s id a d im p e r io s a d e t e n e r e n c u e n ta la s e n tr a
b a u n v e rd a d e ro e s fu e rz o p o r p a r te d e l im a g in a r io , u n r e p la n te a m ie n to d e
Nueva percepción
del cuerpo inválido
1 . P ie te r Bruegh el el V iejo , La
parábola de los ciegos, 1568, N áp oles,
M u seo d e C a p o d im o n te .
D etrás d e la descripción d e la
desgracia, e incluso acaso d e la
denuncia d e la ceg u era co m o castigo,
Brueghel co n stru y e co n esto s seis
ciegos una parábola s o b re el
co n ju n to d e la condición m iserable de
la humanidad, irrem ed iablem en te
destinada a la caída mortal. La
enfenm edad alcanza la dignidad de
re p re sen tam o s a todos.
2 . El abad de la Espada y el
Lenguaje de los signos, hacia 1860.
c iu d a d c o m o « a n im a l» q u e s e a lim e n ta y g e n e r a d e s e c h o s , c o n r a m if ic a c io
n e s in v is ib le s q u e f u e r z a n c a p i l a r i z a c i o n e s y c o m u n i c a c i o n e s : « la s g a le r ía s
s u b te r r á n e a s , ó r g a n o s d e la g r a n c iu d a d , f u n c io n a r ía n co m o el cu erp o h u
m a n o , s in s a lir a la lu z ; e l a g u a p u r a y f r e s c a , la lu z y e l c a lo r c i r c u l a r ía n
c o m o flu id o s d iv e r s o s c u y o m o v im ie n t o y m a n t e n im ie n t o e s tá n a l s e r v ic io
d e la v id a » 39. L a c iu d a d y a n o p u e d e im a g in a r s e c o m o a n te s : e l e s p a c io se
e n c u e n t r a a h o r a d r e n a d o , r e p le t o d e u n a r e d s u b t e r r á n e a e n la q u e lo s f lu jo s
se a c e le r a n y m u lt ip lic a n 40. U n a v i d a in v is ib le , h e c h a d e d in á m ic a s m e c a n i
z a d a s y la b e r in to s o c u lto s .
E s ta m a re a líq u id a , q u e d is e m in a su s e n tr a d a s , c o n tr ib u y e ta m b ié n a q u e
s e in s t a l e n lo s c u a r t o s d e b a ñ o e n la s v iv ie n d a s d e lo s p r iv ile g ia d o s . L o s c e n s o s
d e D a l y , e n t o r n o a 1 8 6 0 4 ', o f r e c e n a lg u n o s e je m p l o s in t e r e s a n t e s : la s g r a n
d e s m a n s io n e s d e la c a lle d e R o u l e o d e S a i n t - G e r m a i n , e n e l c a s o d e P a r ís ,
c o m e n z a r o n a d is p o n e r d e u n c u a r to d e b a ñ o e n la p r im e r a p la n ta , m ie n tr a s
b r e t o d o d e s p u é s d e 1 8 8 0 c u a n d o la s c a s a s d e a lq u i l e r , c o n s u s p is o s i d é n t i c o s
y s u p e r p u e s to s , v a n d o tá n d o s e p o c o a p o c o d e c u a r to s d e b a ñ o . E s te d is p o s i
t iv o s e c o n v ir t ió a p r in c ip io s d e l s ig lo X X e n s ig n o e v id e n te d e « c o n f o r t m o
d e r n o » . T o d o s lo s e d if ic io s n o ta b le s c e n s a d o s p o r B o n n ie r e n t r e 1 9 0 5 y 1 9 1 4
y a lo h a b ía n a d o p ta d o 4 2 . Y lo s e s t a b le c im ie n t o s P o r c h e r d e c ía n , e n 19 0 7 , ha
b e r v e n d id o 8 2 .0 0 0 b a ñ o s c a lie n te s a q u e l año43^ D e e s te m o d o , p o d r ía m o s
d is p o n e r , c o m o s u g ie r e G ie d o n , d e u n a p e líc u la « p a r a d a r c u e n t a d e l p r o g r e
s o d e l a g u a a tr a v é s d e l o r g a n i s m o d e la c i u d a d , s u a c c e s o a la s p l a n t a s a lt a s , s u
d is t r ib u c ió n e n la c o c in a y , p o r ú lt im o , e n e l c u a r t o d e b añ o »44^
E l d is p o s itiv o es a ú n m á s im p o r ta n te p o r q u e n o s ó lo p o s e e d e n s id a d e s
p a c ia l, s in o t a m b ié n p s ic o ló g ic a . E n p r im e r lu g a r , c o m o c o n q u is t a e s p a c ia l,
e s te c u a r to d e b a ñ o a p a r e c e e n a lg u n o s e d ific io s d e p is o s e n 1 8 8 0 . « A m p lía »
e l p is o p a r a s itu a r s e , d e s p u é s d e e n s a y a r d is tin to s e m p la z a m ie n to s , e n la p r o
lo n g a c ió n d e l d o r m ito r io . U n a n u e v a c o m o d id a d , u n n u e v o c o n fo r t. T a m
b ié n es u n a c o n q u is ta p s ic o ló g ic a , p u e s la in tim id a d d e l lu g a r se im p o n e
c o n u n a in s is t e n c ia n u n c a v is ta h a s ta e n t o n c e s : d e b e h a c e r s e t o d o lo p o s ib le
p a r a e v ita r la p r e s e n c ia d e te r c e r o s . S e e n u n c ia u n a p r o h ib ic ió n s in a m b i
güedades y co n r ig o r : c u a n d o la m u je r e n t r a e n é l, s o b r e t o d o , e s te lu g a r se
c o n v ie r te e n « u n s a n tu a r io e n e l c u a l n a d ie , n i s iq u ie r a e l m a r id o , s o b r e t o
d o el m a r id o a m a d o , p u e d e e n tr a r » 4 ^ S e tr a ta d e u n e s p a c io r ig u r o s a m e n te
p r iv a d o e n e l q u e c a d a c u a l e n t r a s o lo . S e e v ita n lo s c o n t a c t o s in d is c r e t o s :
,, a lg u n o s c a jo n e s s e p o n e n f u e r a d e l a l c a n c e d e l o s c r ia d o s . S e r e c h a z a n la s m i
r a d a s : « A l l í n o s e e n t r a e n c o m p a ñ í a » 4 6 . A p a r e c e u n n u e v o t i e m p o « p a r a s í» .
L a h is to r ia d e la lim p ie z a c o n d u c e e n e s te s e n tid o a la c o n s t r u c c ió n d e l in d iv i
d u o . L a p r o f u s ió n d e a g u a s e p o n e a l s e r v ic io d e la « in tim id a d » y d e l « r e tir o » .
V. EL A G U A «P O P U L A R »
S in e m b a r g o , el a g u a d e lo s p r iv ile g ia d o s n o le s p e r t e n e c í a a e llo s s o lo s .
U n a d in á m ic a p a u la t in a d e e q u ip a r a c ió n la c o n v ir t ió e n a lg o m á s c o m p a r
t i d o e n e l s ig lo X IX . U n a v o l u n t a d c r e c i e n t e d e e d u c a c i ó n p o p u l a r t a m b i é n
h iz o d e e lla u n in s tr u m e n to p e d a g ó g ic o : la lim p ie z a s e r ía a lg o e d if ic a n t e ,
a d e m á s d e p r o t e c t o r . A p a r t ir d e la d é c a d a d e 1 8 3 0 p r o lif e r a r o n lo s m a n u a
le s y c o n s e jo s q u e s e d a b a n a la p o b l a c i ó n : « S e t r a t a d e e n s e ñ a r a la s m a d r e s
y m u je r e s jó v e n e s e l u s o h i g ié n i c o d e l ag u a » 4 7 ^ S e m u l t i p l i c a r o n lo s p r o y e c
r r e s p o n d e n c ia e n tr e e l d o c to r D e m e a u x y e l M in is te r io d e E d u c a c ió n Pú
b lic a y C u lt o s d is e ñ ó , p o r e je m p lo , n u e v o s d is p o s itiv o s tr a s la R e v o lu c ió n
d e 1 8 4 8 : « H a s t a h o y la s i n s t it u c io n e s d e d ic a d a s a la e n s e ñ a n z a p ú b li c a n o
h a n p o s e íd o c u a r t o s d e b a ñ o d ir ig id o s a lo q u e s e d e s ig n a e n g e n e r a l c o n e l
t é r m i n o b a ñ o s a n i t a r i o o m á s b i e n b a ñ o h i g ié n i c o » 4 8 ^ D e m e a u x p r o p u s o la
c r e a c ió n d e c u a r to s d e d u c h a e n c a d a in s t it u c ió n : c a lc u ló lo s e s p a c io s , g a s to s
y c a n t id a d e s d e a g u a n e c e s a r io s . A d e c ir v e r d a d s ó lo a lg u n a s i n s t it u c io n e s ,
E l t e m a d e lo s b a ñ o s p ú b l i c o s , e n c a m b i o , i n s p i r a d o en la e x p e r ie n c ia
in g le s a , s e c o n c r e t ó d e o t r o m o d o . E n L iv e r p o o l s e f u n d ó u n a p r im e r a c a s a
d e b a ñ o s p ú b lic o s a p r e c io s r e d u c id o s e n 1 8 4 2 . U n a le y in g le s a , a d o p ta d a
en 1 8 4 7 , p e r m i t i ó a la s p a r r o q u ia s p e d ir d i n e r o p a r a c r e a r b a ñ o s p ú b l i c o s .
U n a le y f r a n c e s a , a d o p t a d a e n 1 8 5 1 , c o n c e d ió un « c r é d ito e x tr a o r d in a r io
d e 6 0 0 . 0 0 0 f r a n c o s p a r a f o m e n t a r , e n la s c o m u n i d a d e s q u e lo s o l i c i t a r a n , la
c r e a c ió n d e e s ta b le c im ie n to s m o d e lo s p a r a b a ñ o s y la v a d e r o s p ú b lic o s g r a
tu ito s o a p r e c io s r e d u c id o s » 4 9 . E l e m p e r a d o r a n u n c ió a b o m b o y p la t illo e n
fo n d o s d e «su te s o r o »50 p a r a h a c e r f r e n t e a lo s g a s to s n e c e s a r io s p a r a la c r e a
c ió n d e tr e s e s t a b le c im ie n t o s e n lo s b a r r io s p o b r e s d e P a r ís .
D e s d e lu e g o se tr a tó d e u n a c o n q u is t a le n ta , p u e s e l a g u a « p o p u la r » c o n
t i n u ó s i e n d o p a r a m u c h o s u n a g u a r a r a , i n c l u i d o t o d o e l s ig lo X IX 5 1 . L o s h a -
b ita n te s d e la m e s e ta , e n M o n tfe r m e il, e n 1 8 6 0 d e b ía n a tra v e s a r el p u e b lo
p a r a s a c a r a g u a d e lo s e s ta n q u e s q u e b o r d e a b a n e l b o s q u e 52. L o s p is o s a l
q u ila d o s d e P a r ís v is it a d o s p o r D u M e s n il o M a r tín N a d a u d e n 1 8 8 3 fu e
r o n o b je t o d e u n a m o r d a c id a d c o n s t a n t e : « e s c a s e z d e p ila s o d e e x c u s a d o s » ,
p r e s e n c ia « d e m a te r ia le s fe c a le s e n lo s b o r d e s d e la s v e n t a n a s y e n lo s d e s -
c a n s illo s » 5 3 . L a s v iv ie n d a s d e S a in t - N a z a ir e t a m b ié n fu e ro n o b je t o de una
o b s e r v a c ió n ig u a l d e s e r ia e n 1 9 0 8 : « E s ta d e s g r a c ia d a c iu d a d e s tá ta n m al
a p r o v is io n a d a d e a g u a d e s d e h a c e ta n to tie m p o q u e p u e d e d e c ir s e q u e s ó lo
u n a p a r te d e la p o b la c ió n s e a tr e v e a u tiliz a r la » 5 4. E n e l m u n d o d e l o t r o la d o
d e l A t l á n t i c o , e l t e s t i m o n i o d e N e ll K i m b a l l c o n t r a p o n e la s r á p id a s r o c i a
d as, « q u e se se c a b a n con lo s f a l d o n e s d e la c a m is a » 5 5 , d e lo s c a m p e s i n o s d e
M is u r i a p r in c ip io s d e l s ig lo X X a lo s b a ñ o s « c o n fo r t a b le s » d e lo s b u r g u e s e s e
in c lu s o d e a lg u n a s p r o s titu ta s d e S a in t-L o u is .
L o s h ig ie n is ta s s e ñ a la r o n u n a u m e n to le n t o p e r o s ig n ific a t iv o e n s u c e n
s o p a c ie n t e d e e s t a b le c im ie n t o s c o n r e s p e c to a s u c o s te , s e r v ic io s y u s o : 5 0 0
b a ñ e r a s p ú b lic a s e n P a r ís e n 1 8 1 6 , m á s d e 5 .0 0 0 a m e d ia d o s d e s ig lo 5 6 . C i
fr a s s in d u d a m á s im p o r t a n t e s a p r in c ip io s d e l s ig lo X X c o n lo s 500 bañ os
t o m a d o s a la h o r a s ó lo e n e l e s t a b le c im ie n t o d e la c a lle d e la C o n d a m in e ,
q u e W ill D a r v illé 5 7 p r e s e n ta b a c o m o m o d e lo , o la s 3 7 . 0 0 0 d u c h a s to m a d a s
a l a ñ o p o r e l 1 4 4 ° d e I n f a n t e r i ^ 8 , o lo s 2 0 . 0 0 0 b a ñ o s « h ig ié n ic o s » to m a d o s a l
añ o p o r lo s a l u m n o s d e la s e s c u e la s p r im a r i a s e n la p is c in a d e l C h a t e a u -
L a n d o n 5 9 . A u n q u e n o c a b e d u d a d e q u e se tr a ta d e u n r e c u e n to m in u c io s o ,
r e v e la u n a c a r a c t e r ís t ic a m u y p r o p ia d e la h ig ie n e d e p r in c ip io s d e l s ig lo X X :
el b a ñ o p o p u la r c o n tin u a b a s ie n d o a lg o i n i m a g i n a b l e f u e r a d e la s i n s t a l a
c io n e s c o le c tiv a s , c o m o e r a n la s « g r a n d e s p i s c i n a s q u e e x i g í a n u n m a te r ia l
c a d a d e 1 9 2 0 , q u e ilu s tr a la e n t r a d a d e d ic a d a a l b a ñ o m e d ia n t e g r a b a d o s d e
b a ñ o s c o n d u c h a y n o d e b a ñ e r a s p r i v a d a s 6' .
F u e p r e c is o q u e se d e s c u b r ie r a n lo s m ic r o b io s p a r a q u e v o lv ie s e a c a m
b ia r , e n e l i n i c i o d e l s ig lo , t a n t o la i m p o r t a n c i a d a d a a la l i m p i e z a c o m o la
o to r g a d a a la im a g e n d e l c u e r p o : e n v o ltu r a a s e d ia d a p o r a lg ú n a g r e s o r im
p e r c e p tib le , tr a n s fo r m a c ió n d e l a g e n te in fe c c io s o e n a m e n a z a c o n v e r tid a e n
c o le c t iv a . E l é n fa s is c a m b ia c o n lo s p e lig r o s d e c o n t a m in a c ió n : « N o p u e d e
p re v e rs e h a s ta d ó n d e lle g a r á e n m a te r ia d e h ig ie n e la a p lic a c ió n d e la te o r ía
d e lo s g é r m e n e s » 62 ^ E l b a ñ o y la s a b l u c i o n e s c o m b a t e n , p o r p r im e r a v e z ,
e n e m ig o s in v is ib le s : la « p ie l s a tin a d a d e lo s e le g a n te s » 6 3 p o d ía e s c o n d e r p e
lig r o s te m ib le s , m u ltitu d d e c o lo n ia s d e m ic r o b io s s o b r e to d o p o d r ía n in s
ta la r s e e n e l c o n ju n t o d e l te g u m e n to . U n h ig ie n is m o m á s a la r m is ta 64 t r a s l a
d aba su s e s p e c u la c io n e s a e s ta s p r e s e n c ia s por c o m p le to o c u lta s : D a v id
c a lific a d e « in n u m e r a b le s lo s m ic r o b io s q u e h a b ita n e n la b o c a d e l h o m b r e
sa n o » 6 5 , R e m lin g e r c a lc u la e n m il m illo n e s e l n ú m e r o d e m ic r o b i o s q u e u n
d a a c o n v e r t ir s e e n « la b a s e d e la h ig ie n e , y a q u e c o n s i s t e e n a l e ja r d e n o s o
tr o s to d a m a n c h a y p o r c o n s ig u ie n te c u a lq u ie r m ic r o b io » 67.
E s t a lim p ie z a d e s v ió p o r c o m p le t o la m ir a d a : b o r r a b a lo q u e n o s e v e ía
ú n ic o s q u e im p o n ía n la n e c e s id a d d e la v a r s e . E l a g u a m á s tr a n s p a r e n t e p o
d ía c o n t e n e r m u lt it u d d e b a c te r ia s y la p ie l m á s b la n c a t a m b ié n . L a p e r c e p
c ió n y a n o b a s ta b a p a r a p e r m it ir d e s c u b r ir la « s u c ie d a d » . L a s s e ñ a le s se d i
s o l v í a n y la s e x i g e n c i a s a u m e n t a b a n . E l h i g i e n i s t a p r o p u s o p o r p r im e r a v e z
u n a p e r fe c c ió n h a s ta e n to n c e s re c h a z a d a . L a s o s p e c h a se e x te n d ía .
P o r o t r a p a r te , t a m b ié n s e id e n t if ic a r o n lo s o b je t o s d e la lim p ie z a , c o n lo
c u a l se tra n s fo rm a ro n p oco a p o co lo s e m p la z a m ie n to s , e s p a c io s y m o v i
m ie n t o s : m a r c a s m e jo r s e ñ a la d a s y la v a d o s m á s s o lic it a d o s . E l c o n s e jo d e h i
g ie n e y s a lu b r id a d d e l d e p a r ta m e n to d e l S e n a d e c id ió e n 1 9 0 4 q u e « el s u e lo
d e lo s c u a r to s d e b a ñ o (e n lo s e s ta b le c im ie n to s p ú b lic o s ) f u e r a im p e r m e a b ili
z a d o , q u e lo s m u r o s y lo s t e c h o s f u e r a n lis o s y s e r e c u b r ie r a n d e m a t e r ia le s c e
rá m ic o s o c im e n t a d o s . L o s a s ie n to s y el m o b ilia r io se rá n r e c u b ie r to s c o n u n a
p in t u r a o u n r e v e s t im ie n t o q u e p e r m i t a la v a r lo s c o n f a c ilid a d » 68 ^ L o s m a te
r ia le s la v a b le s , c a ñ e r ía s , a p a r a to s d is t r ib u id o r e s p a s a r o n a c o n s t i t u i r n u e v o s
r e c u r s o s t é c n ic o s p a r a lo s c o n s t r u c t o r e s a p a r tir d e 1 8 8 0 . E s lo q u e lo s a r q u i
te c to s c a lif ic a r o n d e « fo n ta n e r ía » 6 9 ; o lo q u e a lg u n o s t é c n ic o s , m á s o r ig in a le s ,
c a lif ic a r o n d e « in g e n ie r ía s a n ita r ia » / 0 . L a d e c o r a c ió n s e tr a n s f o r m a c o n s u s
ta n c ia s m á s im p e r m e a b le s , m á s lis a s : e n I n g la t e r r a p r im e r o , y e n F r a n c ia t a m
b ié n , d o n d e Ja c o b lle g ó a v id r ia r y e s m a lt a r lo s b a r r o s d e P o u i l l y - s u r - S a o n e
en 1 8 8 6 , a n te s d e q u e u n a d e c e n a d e fa b r ic a n te s d is tr ib u y e r a n el p r o d u c to e n
1 8 9 0 7 '. E l g re s y la c e r á m ic a s u s titu y e r o n p o c o a p o c o a l h ie r r o y la m a d e r a
en lo s m u e b le s y r e c e p tá c u lo s q u e e s ta b a n e n c o n ta c to co n el a g u a . R e g la
m e n to s y c o n t r o le s g a r a n tiz a b a n la c o n f o r m id a d y r e v e la b a n t a m b ié n c ó m o
la p r e v e n c i ó n a m p l i ó c o n e l s ig lo e l á m b i t o d e l a h i g i e n e p ú b lic a 7 2 ^
E s ta s r e fe r e n c ia s p u e d e n c o n s e r v a r a ú n , a p r in c ip io s d e l s ig lo X X , u n o s
tr a c is m o m u y e s p e c ia l, h a s ta lle g a r a la a f ir m a c ió n d e a lg u n o s h ig ie n is ta s
p o c o s e n s ib le s a la d e s ig u a ld a d : « H a y 5 0 v e c e s m á s m ic r o b io s e n la v iv ie n d a
d e l p o b r e q u e e n la c lo a c a m á s in fe c ta » 7 3. C o n v ie n e r e c o r d a r ta m b ié n q u e el
p a s te u ris m o n o se g e n e r a liz ó p o r c o m p le to , in c lu s o e n t r e lo s m á s « e r u d i
to s » , c o m o lo d e m u e s t r a n lo s d e b a t e s e n e l s e n o d e la s e c c ió n d e h ig ie n e y
m e d i c i n a p ú b l i c a d e l a A s o c i a c i ó n F r a n c e s a p a r a e l P r o g r e s o d e la s C i e n c i a s ,
e n la s d é c a d a s 18 8 0 - 1 9 0 0 7 4 , d o n d e m u c h o s i n t e r lo c u t o r e s s e r e s is tía n a lo s
d e s c u b r im ie n to s r e c ie n te s d e la m ic r o b io lo g ía . E n c u a lq u ie r c a s o , e l c u e r p o
y l a l i m p i e z a s e e n m a r c a r o n e n n u e v a s r e p r e s e n t a c i o n e s a f i n e s d e l s ig lo X IX ,
a s í c o m o e n n u e v a s p r á c tic a s : el b a ñ o ín t im o d e lo s in m u e b le s r ic o s s e c o
r r e s p o n d ía c o n la d u c h a m á s o p e r a tiv a d e lo s b a ñ o s p o p u la r e s d o n d e p r e
d o m in a b a u n « f u n c io n a m ie n to r á p id o y e c o n ó m ic o » 7 5
tr a n s fo r m a c ió n to ta l d e l im a g in a r io d e la s c iu d a d e s y d e l i m a g i n a r i o del
c u e rp o . T a m b ié n u n a p r o fu n d a r e d is tr ib u c ió n d e l e s p a c io : u n a n u e v a fo r
m a d e h a c e r q u e e l c u e r p o p a s e a tr a v é s d e lo s f l u jo s q u e lo m a n t i e n e n , lo
« r e c o n f o r t a n » , y a s e a e n la i n t i m i d a d d e la s v iv ie n d a s d e la é l i t e , b ie n s e a e n
e l c a r á c t e r f u n c i o n a l d e lo s e s t a b l e c i m i e n t o s p a r a t o d o e l m u n d o .
3
El cuerpo cultivado: gimnastas
y deportistas en el siglo X I X
G eo r g es V ig a rello y R ic h a r d H olt
L a s fie s ta s r e v o lu c io n a r ia s e s ta b le c ie r o n e je r c ic io s y p r e m io s e n g r a n m e
d i d a i n d e p e n d i e n t e s d e la s f ie s t a s o f i c i a l e s h a b i t u a l e s . R e g i s t r a b a n r e n d i
« R e g is tr o d e v e lo c id a d e s » e n el A n u a r i o d e l a R e p ú b lic a f r a n c e s a d e l a ñ o I X 1,
q u e r e g is tr a b a e l c r o n o m e t r a je d e « c a r re ra s a p ie » . R e g is tr o q u e r e s u lta a ú n
m á s r e v e la d o r p o r c u a n t o se p r e s e n ta u n id o a u n c o m e n t a r io p o lít ic o : « Q u i
z á s d e b a m o s a tr ib u ir e s ta v e lo c id a d m u c h o m a y o r a e se e s p ír itu d e e m u la
c ió n q u e b a s t a r í a i n c u l c a r a lo s f r a n c e s e s p a r a q u e s e l a n c e n d e i n m e d i a t o a
a lc a n z a r la p e r f e c c ió n » 2. P o r p r im e r a v e z , e l r e n d im ie n t o d e l c u e r p o fig u r a
b a en ta b la s c o m p a r a t iv a s . P o r p r im e r a v e z , p o d ía g e n e r a r s e u n p r o g r a m a a
p a r t i r d e e s o s r e s u l t a d o s , y f i ja r la s « m a r c a s » a a l c a n z a r o s u p e r a r .
E sa s c o m p e tic io n e s no tu v ie r o n fu tu r o . A u n q u e e c lip s a r o n lo s ju e g o s
tr a d ic io n a le s , n o d ie r o n lu g a r a u n p r o g r a m a . R a y a b a n e l á m b ito d e la fie s
ta m á s q u e e l d e l e n tr e n a m ie n to . E l d e p o r te , c o n su s c o m p e tic io n e s s u c e s i
v a s , je r á r q u i c a s , o r g a n iz a d a s , c o n s u s i n s t i t u c i o n e s c e n t r a liz a d a s , s u s a f i l i a
d o s , n o p o d ía s u r g ir d e e lla s . S in e m b a rg o , in te r v in ie r o n m u c h o s c a m b io s
p r o d u c id o s a p a r tir d e e s to s a ñ o s y lo s s ig u ie n te s , im p o n ie n d o p o c o a p o c o
n u e v a s r e g la s a la s p r á c t i c a s d e l c u e r p o : r e g u l a c i ó n d e a c c io n e s v io le n ta s ,
té c n ic a s d e g im n a s ia , c á lc u lo s d e e s p a c io s y tie m p o . L a e x ig e n c ia d e m e d i
c i ó n , p o r e je m p l o , d e jó u n a h u e lla e v id e n t e . E n d e f in it iv a , t a m b ié n d e b ía n
im p o n e r s e u n n u e v o u n iv e r s o d e l a d e m á n y e l r e n d im ie n to , u n a n u e v a in
f lu e n c ia s u r g id a d e l t r a b a jo ; a m b o s s u s c e p tib le s d e p r o p o r c io n a r a l d e p o r t e ,
que surgiría en las décadas siguientes, normas corporales ya am pliam ente
revisadas. E l ejercicio se convirtió en un trabajo corporal de una nueva clase:
una actividad reglamentada de manera precisa, cuyos m ovim ientos adqui
rirían carácter geométrico y los resultados se calculaban. E l cuerpo cultiva
do por el ejercicio de principios de siglo no era el del deporte. Sin embargo,
ya se perfilaba en parte.
l. ¿T R A D IC IO N ES R EN O V A D A S?
Resistencias
La solicitud presentada por Paul-Louis C ou rier a la Cám ara de los D i
putados en 1820 refleja la resistencia de los juegos físicos tradicionales en el
campo francés de principios del siglo X IX . E l hom bre de la R evo lu ción y
el Im perio se quejaba de un decreto del prefecto, un «firmán» decía, que
prohibía «bailar en lo sucesivo y jugar al chito o a los bolos»3en la plaza d’A-
zai, su pueblo de Touraine. Paul-Louis C ou rier rechazó la decisión, con
vencido de que «nuestros padres [eran] más devotos que ustedes»4, convenci
do de que «la afluencia y la alegría» estaban amenazadas, abandonando sin
embargo la plaza del pueblo «apropiada para todo tipo de juegos y ejerci
cios»5, ^ p u ta n d o con su ausencia las reuniones, los placeres, los mercados.
Desde luego, las intenciones del prefecto eran m uy distintas, pues recogía
las críticas vertidas al «desorden y laxitud moral de las fiestas» y sospechaba
que muchas de ellas «favorecían la superstición y el desenfreno pagano» y
llevaban a «la gente a perder el tiem po, a beber y bailar en lugar de traba
ja r » 6 ^ E l p r e f e c t o r e i v i n d i c a b a e l o r d e n p a r a c a m b i a r la s f ie s t a s y lo s ju e g o s
fís ic o s , m ie n tr a s C o u r ie r d e fe n d ía la t r a d ic ió n .
L o c u a l n o im p id ió e n a b s o lu t o q u e a lo la r g o d e l s ig lo se m a n tu v ie s e n
ju e g o s m u y t r a d ic io n a le s c o m o e l f r o n t ó n , e l c h i t o , lo s b o lo s o e l m a llo , v i n
c u la d o s a la s a p u e s ta s y la s o c ia b il id a d lo c a l: A g r ic o l P e r d ig u ie r d e s c r ib ió
d u r a n t e la d é c a d a d e 1 8 3 0 a lo s ju g a d o r e s d e m a llo q u e s e e n t r e c r u z a b a n e n
el c a m p o d e M o n tp e llie r , « a rm a d o s c o n su p e q u e ñ o m a z o d e m a d e r a d u ra y
su la rg o m a n g o fle x ib le » 7 . D e l m is m o m o d o , P ie r r e C h a r r ié r e c u e r d a e l ju e
B e r g e n e l b a jo V iv a r a is h a s ta p r in c ip io s d e l s ig lo Y t a n t o s ju e g o s q u e
s o b r e v iv ie r o n e n p r o v in c ia s , c o s tu m b r e s c o n s e r v a d a s e n c o m u n id a d e s m á s
tr a d ic io n a le s p o r q u e p e r m a n e c ie r o n a is la d a s .
P o r e l c o n tr a r io , c o n v ie n e r e to m a r la p r o h ib ic ió n d el p re fe c to de T o u rs
a c e r c a d e l o s j u e g o s d e l a p l a z a d ’A z a i : e l t e x t o s e i m p u s o a l f i n a l i n e x o r a b l e
m e n t e e n lo q u e s e r e f e r ía a la v io le n c ia . N o e s q u e d e s a p a r e c ie r a n d e g o l p e lo s
ju e g o s v i o l e n t o s . S o u v e s t r e t o d a v ía f u e t e s t ig o e n 1 8 3 6 d e la s s o u le s b r e t o n a s ,
q u e e v o c a b a n su c u lto a la fu e rz a , su s a c c id e n te s , su s d e r r a m a m ie n to s d e s a n
g r e : « C u a lq u ie r a q u e c r e a t e n e r e l b r a z o lo b a s t a n t e f ir m e y la c a r n e lo b a s t a n
te a g a r r a d a a l c u e r p o s e la n z a a la p e le a » 9 C r o is e t - M o is e t d e s c r ib e to d a v ía a
m e d ia d o s d e s ig lo e l l a n z a m i e n t o d e p ie d r a s a la o c a e n S a i n t - F l o r e n t i n , e n la
r e g ió n d e Y o n n e , ju e g o e n e l q u e g a n a b a e l p r im e r la n z a d o r q u e m a t a b a a l
a n im a l a ta d o . R e c u e r d a e s to s a d e m a n e s m e z c la d o s c o n e l jú b i l o p o r e l 1 4 d e
ju lio , a l a lc a ld e e fe c tu a n d o é l m is m o e l p r im e r la n z a m ie n to , c e ñ id o c o n su fa
jín y ro d e a d o p o r e l c o n c e jo ^ D e l m is m o m o d o q u e s e p r a c tic a b a to d a v ía e l
ju e g o d e la s m o n ih e t t e s e n l a s v e l a d a s d e S a i n t o n g e , c o n s u s e m p u j o n e s , i n
c l u s o g o l p e s i 1, o e lb a z to z tu e n F in is te r e e n t o r n o a 1 8 3 0 , u n a e s p e c ie d e so u
le q u e s e ju e g a c o n g a r r o te s y b o la s d e m a d e r a , d e l q u e S o u v e s t r e d i c e « q u e lo s
c e lta s lo t r a n s m itie r o n a lo s b r e t o n e s » !2 .
S i n e m b a r g o , l a o f e n s i v a d e la s a u t o r id a d e s s e a c e n t u ó c o n e l s ig lo X IX ,
e n lo q u e r e s p e c t a a lo s ju e g o s m á s v i o l e n t o s : la s o u le , la s lu c h a s e n t r e p u e
c u a tr o b r ig a d a s d e g e n d a r m e s e n B e l l o u - e n - H o u l m e e n e l n o r o e s t e d e O r n e
p a r a im p e d i r u n a s o u le c o n m o t i v o d e l C a r n a v a l. S e t r a t ó d e u n a d e la s ú l t i
m a s i n t e r v e n c i o n e s d ir ig id a s a e r r a d ic a r e s t e « ju e g o a n u a l ( q u e s e ju g a b a c o n
u n a p e lo ta d e c u e r o r e lle n o d e m u n ic ió n q u e p e s a b a u n o s 6 k ilo s ) e n e l q u e
p a r tic ip a b a n v a r io s c e n te n a r e s d e p e r s o n a s y c a s i 6 .0 0 0 e s p e c ta d o r e s a tr a í
d o s p o r su r e p u ta c ió n s a n g r ie n t a » ^ T a m b ié n s e im p u s o la s u p r e s ió n d e fi
n it iv a d e s p u é s d e 1 8 5 0 d e la s t r a d i c i o n a l e s c a r r e r a s d e c a b a l lo s d e B o u r b o n -
n a is : la s fie s ta s ib a n s e g u id a s p o r t r if u lc a s r itu a le s t e m id a s , s i n o p r o h ib id a s ,
d e s d e h a c ía m u c h o t i e m p o , p e r o q u e to d a v ía s e d e s a r r o lla b a n e n la s p r im e
r a s d é c a d a s d e l s ig lo X IX , a n t e s d e d e ja r p a s o a la f e r ia d e c a b a l lo s e x c lu s iv a
m e n t e 14. E l p o d e r c i v i l s e i m p u s o e n l a s e g u n d a m i t a d d e l s i g l o y c a m b i a r o n
la s m a n i f e s t a c i o n e s d e v i o l e n c i a f í s i c a : « D e s p u é s d e 1 8 5 0 , la m a y o r í a d e la s
a lu s io n e s a e s ta s b a ta lla s r itu a le s d e m u e s t r a n q u e s e a le g r a b a n d e q u e e s ta s
r i ñ a s s a n g r i e n t a s p e r t e n e c i e s e n a l p a s a d o » 15. P o r o t r a p a r t e , f u e s o b r e t o d o
la s e n s ib ilid a d h a c ia la v io le n c ia lo q u e c a m b ió : e l la n z a m ie n t o d e p ie d r a s
a la o c a a t a d a d e s a p a r e c i ó e n la m a y o r ía d e la s c o m u n i d a d e s d e Y o n n e , e n
t o r n o a S a in t - F lo r e n t in , a lr e d e d o r d e 1 8 3 0 ; e l la n z a m ie n to d e p ie d r a s a la c a
b r a , q u e t o d a v ía s e p r a c t i c a b a e n a lg u n a s d e e lla s e n e l s ig lo X V III, d e s a p a r e c ió
d e f i n it iv a m e n t e . T a m p o c o la s a c c io n e s s o n e n a b s o l u t o la s m is m a s d e u n s ig lo
p a r a o tr o . N o c a b e d u d a d e q u e se tr a ta d e u n a h ip ó te s is to s c a , q u e c o n fir m a
e n lo q u e s e r e f ie r e a l a b a n i c o d e lic t iv o la s c i f r a s d e M o g e n s e n q u e r e v e la n e n la
c o m a r c a d e A u g e , e n t r e p r i n c i p i o s y f in e s d e l s ig lo X V III, c u a t r o v e c e s m e n o s
c r ím e n e s v io le n t o s ^ ; la s d e M a r ie - M a d e le in e M u r a c c io le , t a m b ié n r e v e la d o
ra s e n la B r e t a ñ a d e l tr ib u n a l d e V a n n e s , e n t r a la p r im e r a y la s e g u n d a m ita d
d e l s ig lo ^ X , c o n u n p a s o d e l 3 7 p o r c i e n t o a l 2 6 p o r c i e n t o d e lo s a t a q u e s c o n
t r a la s p e r s o n a s s o b r e e l t o t a l d e d e l i t o s ^ ; la s d e B e a t t i e , q u e m u e s t r a e n S u s s e x
y S u r r e y , e n t r e 1 7 4 0 y 1 7 8 0 y e n t r e 1 7 8 0 y 1 8 0 1 , u n p a s o d e la s ta s a s d e a c u
s a c ió n p o r h o m ic id io d e l 2 / 10 0 . 0 0 0 a l 0 , 9 / 1 0 0 . 0 0 0 18 . S o n m u e s t r a s d e l o q u e
P a u l Jo h n s o n d e n o m in a t h e e n d o f w ild e r n e s s [e l f i n d e l s a l v a ji s m o ] 19 a p r in c i
p io s d e l s ig lo X IX .
«Placeres vulgares»20
A q u e llo , s e g ú n p a r e c e , n o s i g n i f i c ó la e r r a d i c a c i ó n d e lo s ju e g o s b r u t a le s .
S u p r á c tic a s ó lo e s tu v o m á s c o n t r o la d a y r e g la m e n ta d a . L a s r iñ a s s e d e s p la
z a r o n , p a s a n d o d e lo s e s p a c io s a l a ir e lib r e a e s p a c io s o c u lto s , a b a n d o n a n d o
lo s a m b ie n t e s r u r a le s p o r la s t r a s t ie n d a s d e l c a f é , lo s r e c in t o s a c o n d i c i o n a
d o s o lo s s it io s c e r r a d o s . L o s g o lp e s s e s o m e t e n a u n a d is c ip lin a , e l a p r e n d iz a je
s e r e g la m e n t a y la s t é c n ic a s d e lu c h a s e e n s e ñ a n : s e i m p o n e n lo s m a e s t r o s ,
c o n s u s s a lo n e s , la s r iv a lid a d e s y la s l e c c i o n e s . L a s a v a te o lu c h a a p u n ta p ié s ,
p o r e je m p lo , se c o n v ie r t e e n u n a r t e id e n t if ic a b le a p a r tir d e 1 8 2 0 - 1 8 2 5 en
P a r ís , v is ib le p o r lo s lu g a r e s d o n d e s e p r a c t ic a b a y q u ie n e s lo h a c ía n , a l q u e
se h a c ía r e fe r e n c ia e n m e m o r ia s y r e la to s , u n a r te d e lu c h a c u e r p o a c u e r p o
en el c u a l lo s p u ñ e ta z o s y p a ta d a s se e n c a d e n a b a n p a r a a lc a n z a r m e jo r a l
c o n t r in c a n t e . E u g e n e S u e lo in c lu y e e n L o s m is te r io s d e P a r í s , d o n d e p in ta a
u n R o d o lp h e q u e b u r la a su s a g re so re s c o n lla v e s m ú l t i p l e s y d iv e r s a s , « p a
s a n d o s u p ie r n a [u n a e s p e c ie d e g a n c h o d e p ie r n a ] c o n u n a m a r a v illo s a d e s
v u lg a r m e n te s a v a te » 2x. M a r t ín N a d a u d lo ilu s tr a a ú n m e jo r c u a n d o d e s c r ib e
e l c o n t e x t o y m e d io d e lo s e m ig r a n te s p r o c e d e n t e s d e C r e u s e d e la d é c a d a
d e 1 8 3 0 , g r u p o s d e t r a b a ja d o r e s o c a s io n a le s , s o c ia lm e n t e s u b o r d in a d o s , q u e
b u s c a b a n e n la s a v a te la s u p e r io r id a d f ís ic a f r e n te a lo s p a r is in o s , a q u ie n e s
c o n s id e r a b a n d is ta n te s , a r r o g a n te s y c o n m e jo r e s c o n d i c i o n e s : « E s t á b a m o s
c o n v e n c id o s d e q u e te n ía m o s q u e c a s tig a r a fu e r z a d e p u ñ e ta z o s a q u ie n e s
te n ía n u n a id e a ta n p o b r e d e lo s c o n s u m id o r e s d e c a s ta ñ a s d e L im o g e s y
C r e u s e » 22^ E l a p r e n d iz a je e c h a b a m a n o d e la a m a r g u r a q u e s e n t ía n a q u e lla s
p e r s o n a s s e m im a r g in a le s c o n d e n a d a s a v iv ir e n b a n d a s e n u n a c iu d a d b r u
ta lm e n te h o s til. S o b r e to d o re v e la b a u n a n u e v a m a n e r a d e d is tr ib u ir e l tie m
p o , e n o c i o y t r a b a jo , e l d e la s o lid a r id a d e r r a b u n d a y e l d e la je r a r q u ía d e l
ta lle r , t a m b ié n u n a f o r m a n u e v a d e d is t r ib u ir e l e s p a c io c o n s u s p is o s s o b r e -
o cu p a d o s, su s s o c ia b ilid a d e s e s p e c ífic a s y su m o d o d e p r o x im id a d . D e a h í el
c a r á c t e r n o v e d o s o d e e s a s lla v e s q u e s e e n s e ñ a b a n y o r g a n iz a b a n , su s c o m e n
ta r io s , la s c o m p a r a c io n e s in t e r m in a b le s y e s ta in v e r s ió n e n le n to s a p r e n d iz a
je s q u e s e r e a liz a b a n le jo s d e l t r a b a jo : « D e s c u b r i ó m is p u n t o s d é b ile s y s e p r e
u n o d e su s m a e s tr o s q u e p a r e c ía m o s t r a r e s t im a e in te r é s p o r é l.
C o m o c o n s e c u e n c ia s u r g e u n a n u e v a f o r m a d e d e s c r ib ir la s t é c n ic a s fís ic a s
e n e s to s m e d io s p o p u la r e s . A g r ic o l P e r d ig u ie r r e c o g e d e m o d o ta n e s c r u p u lo
s o lo s m o v im ie n t o s d e la lu c h a q u e , s e g ú n p a r e c e , d e b e h a b e r lo s a p r e n d id o
a d e m á s d e d is c u tid o : « S u c a b e z a lle g a h a s ta m i p e c h o . S e la le v a n to c o n fu e r
z a c o n el b r a z o iz q u ie rd o , q u e y a te n ía p r e v ia m e n te fo r m a n d o u n á n g u lo re c
to , y c o n m i m ano d e r e c h a c e r r a d a le g o lp e o en la c a r a » 2 4 . P e r d ig u ie r s ig u e
c a d a m o v im ie n to d e l c u e r p o , re c re á n d o s e e n la s a c t i t u d e s , e n lo s d e s p la z a
b r a z o iz q u ie r d o s e a p o y a c o n fu e r z a e n su s d o s b ra z o s» 2 5 . E x ig e n c ia m á s p r e c i
s a e n c u a n t o a lo s m o v im ie n t o s , a lu s ió n m á s c o n s t a n t e a lo s m ú s c u lo s , t o d o
e llo in d i c a u n a m a y o r f a c ilid a d d e la s d e s c r ip c io n e s f ís ic a s : « U s t e d e s i n t r é
p id o , tie n e lo s m ú s c u lo s d e a c e r o , a u n q u e s e a d e lg a d o y e s b e lt o ...» 2 6 N o c a b e
d u d a d e q u e e n e s te m u n d o u r b a n o d e la s p r im e r a s d é c a d a s d e l s ig lo s e d a b a
u n a v is ió n d e l c u e r p o m á s té c n ic a y s u g e r e n te , a u n q u e s ig a s ie n d o lim ita d a .
C o n v i e n e d e c ir q u e e llo n o s ig n if ic a q u e e x is tie r a u n r e c o n o c im ie n t o im
p o r t a n t e d e la s p r á c t ic a s d e l u c h a . E l p r o p i o P e r d ig u ie r la s c a l i f i c a d e « p la c e r
d a d o in c lu s o r e c h a z o : m u c h o s a m ig o s s u y o s le r e p r o c h a n «q u e fre c u e n te
lo s s a lo n e s d e b o x e o a p u n ta p ié s y q u e s e p e le e p o r n a d a » 28; in c lu s o s u p a d r e
in t e n t ó c o n v e n c e r a a lg u n o s m a e s tr o s p a r a q u e « n u n c a lo a c e p ta s e n e n su s
s a la s > 2 9 A lo c u a l s e a ñ a d e u n a p a s ió n e s p e c ia l p o r lo s c o m b a t e s q u e p o d ía n
1 8 3 9 , d o n d e el c o m is a r io d e p o lic ía tu v o q u e c e r r a r la s a la d e l « s e ñ o r E x -
b r a y a t» d e s p u é s d e v a rio s e n f r e n ta m ie n to s e in te r c a m b io s d e g o lp e s e n tr e
lo s e s p e c ta d o r e s 30^ P o r o t r a p a r te , e l a r t e d e la lu c h a p e r t u r b a b a lu g a r e s d e
r e u n ió n tr a d ic io n a le s d e c a r á c te r p o p u la r c o m o b a ile s , p a se o s o b u le v a r e s :
« N o s m o v ía m o s e n b a n d a s . A l m e n o r g e s to , a la m á s m ín im a p a la b r a , lle g á
b a m o s a l a s m a n o s » 3 ' •A u n q u e s e t r a t a r a d e p r á c t i c a s m e j o r c o n t r o l a d a s , e n
fr e n ta m ie n to s v io le n to s m á s o c u lto s , e l b o x e o y la s a v a te o b o x e o a p u n ta
p ié s n o d e ja b a n p o r e llo d e c o n lle v a r a lg a r a d a s y t e n s io n e s e n la s c iu d a d e s
d e p r in c ip io s d e s ig lo .
e n la s o c ie d a d d e l s ig lo X IX : « A h o r a q u e lo s h o m b r e s y a n o lle v a n e s p a d a ; la
p o lic ía p r o h ib e lle v a r a rm a s c o n s ig o [ . . . ] . P e r o t ie n e s tu s p u ñ o s y p ie s q u e
n o t e p u e d e n q u it a r y lo s p u ñ o s y lo s p ie s e je r c ita d o s t a m b ié n s o n a r m a s ta n
p le a b a p ie s y p u ñ o s e n a ta q u e s d e b id a m e n te e s tu d ia d o s : lo s g o lp e s e r a n r á
p id o s , la n z a d o s e n s e r ie s ig u ie n d o e n c a d e n a m ie n t o s p r e c is o s , d ir ig id o s « c o n
u n a fu e r z a e x c e p c io n a l a l p e c h o o a l ro s tro » 3 3 , in s p ir a d o s e n p a r t e e n a q u e
llo s d e lo s b o x e a d o r e s in g le s e s . E s t a s s a la s d e n o m in a d a s « d e e s g r im a » p o d ía n
e s ta r fr e c u e n ta d a s p o r c lie n t e la c o m p u e s t a p o r « le o n e s m e le n u d o s » o por
« b u r g u e s e s a s e a d o s » .T a m b ié n s e im p o n e u n c ó d ig o d e c o m b a t e q u e T h é o -
p h ile G a u tie r m e n c io n a c o n a lg u n a s p a la b r a s : c o n t e n e r lo s g o lp e s c u a n d o
lo s lu c h a d o r e s n o lle v a n m á s c a r a o p e to , a l c o n tr a r io q u e c o n la e s p a d a , g r i
t a r « t o c a d o b ie n t o c a d o » c u a n d o e l g o l p e s e h a y a a ju s t a d o b ie n . E l é x i t o d e
e s ta a g ilid a d ta n t r a b a ja d a e r a i n c u e s t i o n a b le , a u n q u e s ó lo s e c o n c r e t a r a la
p r á c tic a e n la s g r a n d e s c iu d a d e s : lo s m i e m b r o s d e l J o c k e y C l u b te n ía n su
s a la y e l d u q u e d e O r le a n s fu e e n tr e n a d o p o r M ic h e l P is s e u x , el m a e s tr o m á s
f a m o s o d e P a r ís .
La ci^ ^ d y el agua
Los baños y las escuelas de natación constituyen otro ejemplo de las prác
ticas físicas urbanas renovadas en este inicio del siglo. Confirman un lento
uso sanitario de las ciudades, como un lento desarrollo de ejercicios que di
viden mejor que antes el ocio y el trabajo. La excavación de canales que se
inició en la época del Imperio para llevar el agua a París transformó con el
tiempo su distribución, lo cual hizo posible que se ubicaran baños en otros
lugares: en 1832 existían 22 establecimientos frente a los 1Ode 180834. Se
dio un crecimiento casi idéntico en el caso de la ciudad de Lyón queThierry
Terret35señala para esas mismas fechas. El río también se acondicionó, ha
ciendo que las diferencias temporales fuesen también muy importantes: seis
escuelas de natación en 1836 frente a las dos de 180836, a las cuales se aña
dieron unas quince más que, sin llamarse «escuela de natación», eran casas
de baños fríos donde el público podía nadar entre algunas planchas coloca
das de manera tosca a lo largo de las orillas.
Más allá de estas cifras, el lujo y la rusticidad dividían enormemente es
tas prácticas: no tenían nada en común los baños de Deligny en el muelle de
Orsay y la Escuela Petit en el muelle de Béthune, por ejemplo. La piscina
Deligny, en las primeras décadas del siglo, estaba construida con magnifi
cencia: espacio de agua acondicionado en el centro de un conjunto de bar
cos yuxtapuestos, un fondo de madera estable en el río, revestimiento, es
pejos y vidriado instalados en el barco atracado. Se alquilaban casetas con
apartamento, los salones «Se reservaban a los príncipes» y estaban previstos
joyeros para los objetos valiosos^ La Escuela Petit, como los «baños de cua
tro céntimos», se ubicaba en el polo opuesto del espectro social, «enormes
tanques asequibles para todos los bolsillos»38, «grandes jaulas de patos»39di
bujados por Grandville, en 1829, con «la multitud burlesca de los amateurs
parisinos»4°, o por Daumier, en 1839, con sus imágenes de cuerpos entre
mezclados que iban en busca del «frescor y la pureza del agua»4'^
No hay nada que indique que se diera una asistencia masiva, sino más
bien nueva, una actividad que secomentaba e ilustraba mucho, integrando
la natación poco a poco en el panorama de las ciudades42^ También hay que
sopesar la enorme especificidad de esta práctica en la que el imaginario del
agua desempeña un papel decisivo, prolongación de la visión que tenían los
higienistas a finales del siglo X V I I I . El ejercicio central no era tanto el movi
miento del cuerpo como la reacción al agua, no tanto la técnica física como
la r e s is te n c ia a l fr ío : n a d a r e r a e n c o n tr a r s e c o n u n m e d io , lu c h a r c o n tr a u n
e le m e n to y e n fr e n ta r s e a u n a h o s tilid a d . L a p is c in a , e n e s te c a s o , c o n tin u ó
s ie n d o u n e s ta b le c im ie n to te r m a l, c u y o p r e s tig io a u m e n tó c o n la s o c ie d a d
b u r g u e s a d e l s ig lo X IX . P e r o la p r á c t i c a n o e r a n i u n a g i m n a s i a d e n a t a c i ó n
n i u n e je r c ic io m u s c u la r . E l a g u a to d a v ía r e s u lta b a d e m a s ia d o fa s c in a n te p a r a
q u e le s u p e r a s e e l t r a b a jo m u s c u la r y s u c á lc u lo . L a im a g e n d e l c u e r p o s ig u e
d e p e n d ie n d o d e la im a g e n d e l e le m e n t o . P o r e je m p lo , e l é x ito d e l e s ta n q u e
q u e s e c o n s t r u y ó e n la d é c a d a d e 1 8 2 0 p a r a u t iliz a r la s a g u a s d e c o n d e n s a
c i ó n d e b u r b u ja s a v a p o r d e l S e n a f u e m u y l i m i t a d o . E l a m b i e n t e s e c o n s i
la m a r g e n iz q u ie r d a d e l S e n a , u n a e s c u e la d e n a t a c i ó n d e a g u a c a l i e n t e : q u iz á s
e x is ta to d a v ía , p e r o f r a n c a m e n t e n u n c a h e m o s to m a d o e n s e r io e s e e s ta b le
c im ie n t o , es u n a b a ñ e r a m o n s tr u o s a » 4 ^ E l n a d a d o r d e q u ie n s e s o s p e c h a s e
q u e s ó lo fr e c u e n ta b a « el a g u a si su te m p e r a tu r a s e e le v a b a h a s ta c ie r to g r a -
d o » 4 4 e r a o b je t o d e c ie r t o d e s p r e c io d is c r e to . E l b a ñ o s e g u ía s ie n d o u n a lu
c h a c o n tr a u n a te m p e r a tu r a y u n m e d io y n o ta m o u n e je r c ic io p a r a f o r t a
le c e r lo s m ú s c u lo s .
Modales burgueses
P u e d e a p r e c ia r s e q u e lo s e je r c ic io s n o se r e v o lu c io n a r o n a p r in c ip io s d e l
s ig lo X IX y q u e s e m a n t u v ie r o n a lg u n a s t r a d ic io n e s . T a m b ié n s e v e c ó m o in
flu y e r o n en lo s m o v i m i e n t o s y s u c o n t r o l u n a n u e v a p r e o c u p a c ió n p o r la s
té c n ic a s o u n a n u e v a s u p e r v is ió n d e la v io le n c ia . E n m a y o r m e d id a , ta m
b ié n c a m b ia la im p o r t a n c ia c o n c e d id a a l r e s u lta d o , e l e f e c to d e l e je r c ic io s o
b r e e l a s p e c to e x t e r n o d e l c u e r p o , m o s t r a d o e n lo s m e d io s m á s a t e n t o s a la s
p u e s m o s tr a b a n s o b r e to d o u n a n u e v a m a n e r a d e v e r e l p o r te fís ic o , u n d e s
p la z a m ie n to d e l p e r fil, la m a n e r a d e lle v a r e l p e c h o o e l v ie n tr e : in f lu e n c ia
d e l e je r c ic io p o r p r im e r a v e z m o d u la d o r , s ilu e ta d e l c u e r p o p o r p r im e r a v e z
lo n g ilín e a . E l p o r te d e l d a n d i, e n t o r n o a 1 8 2 0 , es el e je m p lo e x tr e m o d e es
ta s n u e v a s fo r m a s : e l p e r fil d e l « c a b a lle r o f lo r e n t in o » d e In g r e s , p in t a d o e n
1 8 2 3 , m u e s tr a u n a c in t u r a c o n t e n id a , u n c h a le c o a tr e v id o y e sta m p a d o 4 5 ^
E l e f e c t o d e l c h a l e c o , a c e n t u a d o p o r la s h o m b r e r a s , r e c u e r d a l a l e n t a t o m a
d e c o n c ie n c ia d e l n u e v o p a p e l a s ig n a d o a la r e s p ir a c ió n . E l p e c h o a lim e n t a
la v id a y m o d if ic a la r iq u e z a d e la s a n g r e . L a s d e s c r ip c io n e s la c o n v ie r t e n e n
u n a s e ñ a l m á s m a r c a d a d e fo r ta le z a y s a lu d . E n e lla se r e c r e a E d g a r P o e a l
a tr e v e r s e a m o s tr a r la f ic c ió n d e l h o m b r e m á q u in a , m e c a n is m o c ie g o y v a
c í o q u e la c iv iliz a c ió n d e l h ie r r o p e r m it ir ía c r e a r : « S u p e c h o e r a s in d u d a e l
m á s b e llo q u e n u n c a h a b ía te n id o o p o r tu n id a d d e v e r» 46. E l p e c h o se d e s ta
c a b a e n u n a s ilu e ta q u e h a b ía e s ta d o d o m in a d a d u r a n te m u c h o tie m p o p o r
e l v ie n tr e , ta m b ié n d u r a n te m u c h o t ie m p o a c e n tu a d o p o r la s lín e a s d e l a n
tig u o ju b ó n . E n e s t o c o n s is t e la d if e r e n c ia e n t r e lo s g r a b a d o s d e M o r e a u e l
J o v e n , e n t o r n o a 1 7 7 0 , c o n s u s t r a je s d e f a ld o n e s a n c h o s a b ie r t o s a la a l t u
ra d e l v ie n tr e 4 7 , y lo s g r a b a d o s d e M o d e s f r a n f a is e s en 1 8 2 0 , co n s u s t r a je s
a ju s t a d o s a la c i n t u r a 4 g.
E l d a n d i t e n í a u n a d ie t é t ic a . B y r o n v ia jó a I t a lia e n c o m p a ñ ía d e u n m é
d e h a b e r r e p e tid o tr a n s p ir a c io n e s y r e s tr ic c io n e s a lim e n ta r ia s . L a s c a r ta s d e
B y r o n d e fin ía n e l « b u e n e s ta d o » d e l c u e r p o p o r la d e lg a d e z : « M e p id e n o t i
c ia s s o b r e m i s a lu d . G o z o d e u n a d e lg a d e z a c e p t a b le q u e c o n s ig o p o r m e d io
d e l e je r c i c i o y la a b s t in e n c ia » 4 9 . B y r o n r e c u r r ió a la t r a d i c i ó n d e la s h o r t a l i
z a s , v e r d u r a s y g a lle ta s , a l a g u a c o n g a s , a l té , t a m b ié n n a d a b a y p r a c t ic a b a la
e q u it a c ió n . S o ñ a b a c o n a d e lg a z a r : « N a d a le p r o d u c e m á s p la c e r q u e a lg u ie n
le d ig a q u e h a a d e lg a z a d o » 5 ° . E s la p r im e r a v e z q u e la d ie t é t ic a y e l e je r c ic io
c o in c id e n d e m a n e r a ta n e x p líc ita e n e l p r o y e c to d e m a n te n im ie n to y e n el
p ro y e c to d e a p a r ie n c ia . E l d a n d i s u s titu ía u n v a lo r d e l c u e r p o c o m p le ta
m e n t e f ís i c o y p e r s o n a l p o r lo s v a lo r e s d e r a n g o y c o n d i c i ó n s o c i a l p r o m o
v id o s p o r la a r is t o c r a c ia t r a d ic io n a l. L a l u c h a c o n t r a la d e c a d e n c ia , la p r e o
c u p a c i ó n p o r la m e z c la d e la s c la s e s s o c ia le s , a p r in c ip io s d e l s ig lo X IX , e l c u l t o
a l y o c o n s e c u e n c ia d e e llo s o n lle v a d o s a c a b o p o r m e d io d e u n a in v e r s ió n
e n e l p o r t e y la s a lu d , a m b a s e s t r e c h a m e n t e r e la c io n a d a s . E l d a n d is m o s e c a
r a c te r iz a p o r e s te g e s to , p a r a n o s o tr o s ta n c o n t e m p o r á n e o , a b a n d o n a n d o al
i n d i v i d u o a la s e x ig e n c ia s d e s u a f i r m a c i ó n p e r s o n a l : la s c u a lid a d e s a p a r ie n
c ia y c u e r p o .
S i n e m b a r g o , e n e s ta s p r im e r a s d é c a d a s d e l s ig lo la s f o r m a s r e c ia s t e n ía n
p r e s tig io . E l v ie n tr e n o h a b ía p e r d id o p o r c o m p le to su d ig n id a d e n la é lite
b u r g u e s a , to d o lo c o n t r a r io : B a lz a c c o n s t a t a c o n in s is te n c ia q u e e l « n o ta r io
a l t o y s e c o e s u n a e x c e p c i ó n » 5 1, e l q u e d e s c r i b e s i e m p r e a p a r e c e e n v u e l t o e n
g r a s a u n tu o s a ; B r if f a u lt d e f in ió la s ilu e ta a f e c t a d a d e l d ip u t a d o e le g id o e n la
C ám ara d e 1 8 3 1 c o m o u n d e c h a d o d e d ig n id a d 5 2 ; e l p r o p io V ig n y p o d ía s u
f r i r s u « c o m p le x ió n d e lg a d a » 5 3 c o m o o b s t á c u lo p a r a e l é x it o lit e r a r io . U n a d e l
g a d e z « d e m a s ia d o » v is ib le s e c o n t in u a b a c o n s id e r a n d o s e ñ a l d e p o b r e z a e in
d ig e n c ia . L o s m is e r a b le s d e D a u m ie r o d e H e n r y M o n n ie r s e r e c o n o c ía n p o r
s u p e r fil fa m é lic o ; y e n 1 8 2 8 la p u e s ta e n e s c e n a d e m o n s ie u r P r u d h o m m e ,
burgués «imponente, envarado, un don nadie pretencioso»54, confirm aba la
visible elocuencia de las redondeces.
Todo ello confirm a el carácter discreto o incluso los lím ites que tuvieron
las renovaciones.
11. LA IN V E N C IÓ N D E U N A M E C Á N IC A
g r a c ia s a é l, y a h a b í a e la b o r a d o ta b la s in t e r e s a n t e s d u r a n t e s u v ia je a lr e d e d o r
del m u n d o en 1 8 0 6 : lo s h o m b r e s d e l c o n t in e n t e a u s tr a l, p o r e je m p lo , se
m o s t r a b a n i n f e r i o r e s a lo s h o m b r e s p r o c e d e n t e s d e E u r o p a , p u e s lo s s a lv a je s
a p e n a s a lc a n z a b a n lo s 5 0 k ilo s d e p r e s ió n e n la s m a n o s e n e l d i n a m ó m e t r o ,
m ie n t r a s q u e lo s m a r in e r o s in g le s e s o f r a n c e s e s a l c a n z a b a n o s u p e r a b a n lo s
7 0 k i l o s 5 (\ L o c i e n o e s q u e p o c o i m p o r t a e l r e s u l t a d o . L a n o v e d a d r e s i d í a e n l a
c o m p a r a c ió n d e u n id a d e s e x t r a p o la b le s : m e d id a s p r o d u c id a s p o r e l t r a b a jo
m u s c u la r . A ú n m á s n o ta b le s , p o r q u e n o se lim ita b a n s ó lo a la c a p a c id a d d e
t r a n s p o r t e , c o m o y a p o d ía n c a l c u l a r l a e n e l s ig lo ^ ^ I I D é s a g u lie r s o B u f f o n 5 7 ,
o la r a p id e z e n la s c a r r e r a s , c o m o la h a b ía e s t a b le c id o la t a b la d e l A n u a r io d e la
R e p ú b l i c a 5 g^S e a m p l i a r o n a l a s c a t e g o r í a s m á s d iv e r s a s d e m o v i m i e n t o . A m o -
c o m o a b ig a r r a d a : p r e s ió n d e la s m a n o s , f u e r z a d e lo s r iñ o n e s , fu e r z a s d e t r a c
c ió n , im p u ls o y s u s t e n t a c ió n ^ A m o r ó s m u l t i p l i c a la s m e d id a s y la s c o m
p a r a c io n e s h a s ta re g is tr a r d e m a n e r a r e g u la r lo s « r e n d im ie n to s » d e cad a
u n a , tr a s la d a n d o e l v ig o r a r e g is tr o s y ta b la s , d is tr ib u y e n d o n o ta s y v a lo r a
c io n e s . D e a h í s u s c o n c l u s i o n e s d e s p u é s d e l a p r e n d iz a je d e l d u q u e d e B u r
d e o s q u e fr e c u e n ta b a e l g im n a s io a p r in c ip io s d e l a ñ o 1 8 3 0 : « E s te p ro g re so
d e la s f u e r z a s e s e x t r a o r d i n a r i o : la s u m a t o t a l s e h a m á s q u e d u p lic a d o , a p e
sa r d e la in te r r u p c ió n d e lo s e je r c ic io s , a c a u s a d e l m a l t ie m p o , y q u e s u a l
te z a r e a l s ó lo h a t o m a d o c u a r e n t a y s e is le c c io n e s » 60. S e t r a t a d e s d e lu e g o d e
u n a fr a s e a d u la d o r a , p e r o r e c u r r e d e m a n e r a c la r a a la s c if r a s ; la f u e r z a f ís ic a
te n ía q u e p o d e r c a lc u la r s e y su s p r o g re s o s c o m p a r a r s e .
E l d in a m ó m e tr o a d q u ir ió p r e s tig io y se e x te n d ió m á s a llá d e l g im n a s io
a p r in c ip io s d e la d é c a d a d e 1 8 3 0 . S e in t r o d u jo e n la fe r ia s p r o v in c ia le s , e n
lo s ju e g o s d e l m e d io r u r a l, s e a v e n t u r ó e n la s c a r p a s i t in e r a n t e s e n e l c o r a
zón d e la s c iu d a d e s . D a u m i e r lo r e f le ja e n L e s F r a n g a is p e in t s p a r e u x - m e -
m e s [ L o s fra n c e s e s p in t a d o s p o r s í m is m o s ] ^ , m ie n tr a s q u e L a B é d o llie r e c o
m e n ta su u so p o r p a rte d e lo s s a l t i m b a n q u i s d e la M o n a r q u ía d e Ju lio :
e s p in a d o r s a l c o n t r a e s te c o jín , p o d r á in c lu s o v e r c ó m o s u r g e d e l d in a m ó
m e tr o u n H é r c u le s d e m a d e r a p in ta d a c o n el q u e p o d rá co m p a ra rse» 6 2 ^ L o
q u e c o n f i r m a h a s t a q u é p u n t o s e p o p u l a r i z ó la v i s ió n d e la s f u e r z a s c o r p o
r a le s m á s fá c ile s d e c o m p a r a r al c u a n tific a r s e , e s te n u e v o in te n to d e m e d i
c ió n d e lo s r e c u r s o s f ís ic o s q u e d u r a n te m u c h o tie m p o h a b ía n s id o e m p í
r ic o s o c o n fu s o s .
A lo q u e s e a ñ a d e e l a tr a c tiv o d e u n im a g in a r io e n e r g é t ic o : la c o m p a r a
m e n t a c i ó n i n g e r id a , l a i n s i s t e n c i a s o b r e e l v o l u m e n d e la s l a b o r e s r e a liz a d a s
e n r e la c ió n s o b r e t o d o c o n e l v o l u m e n d e la d ie t a d e c a r n e . E s e l c a s o d e lo s
c á lc u lo s d e l b a r ó n D u p in en 1 8 2 6 , r e t o m a d o s p o r lo s p r im e r o s g im n a s t a s :
« U n o b r e r o in g lé s c o m e m á s d e 1 7 8 k ilo s d e c a r n e a l a ñ o , m ie n t r a s q u e u n o
fr a n c é s s ó lo c o m e 6 1 ; ta m b ié n lo s p r im e r o s t r a b a ja n m á s » 63. U n a im a g e n
n u e v a i m p o n e e l r e c u r s o a la s c if r a s : la d e l c u e r p o c o m p a r a d o c o n u n m o t o r
e n e l q u e lo s ó r g a n o s d e v u e lv e n d e m a n e r a m e c á n ic a la e n e r g ía r e c ib id a . L a
im a g e n q u e c o m ie n z a a e x p lo r a r la e c o n o m ía r u r a l a p e la n d o a l m o t o r a n i
m a l: « L a c a n t id a d d e t r a b a jo q u e s e p u e d e o b t e n e r d e u n a n im a l a lo la r g o
d e u n a ñ o , s in a lte r a r su fu e r z a y s a lu d , d e p e n d e p r in c ip a lm e n t e d e su m a
sa, d e su e n e r g ía m u s c u la r y d e la d ie t a q u e s e le p r o p o r c io n a » 64 . S ig u e s ie n
d o u n a im a g e n e n g a ñ o s a : la s e q u iv a le n c ia s n o s o n p r e c is a s p o r q u e la c o m
es u n a im a g e n e n g a ñ o s a p o r q u e el p a p e l d e la r e s p ir a c ió n se e n fa tiz a m á s q u e
e x p lo r a . E n e s t e s e n t i d o , la s a n t ig u a s e x p e r i e n c i a s d e L a v o is ie r n o s e p r o s i
g u e n n i s e p r o fu n d iz a n 6 5 : e l in t e r c a m b io d e a ir e n o s e e s tu d ia b a d ir e c t a m e n
t e e n e l t r a b a jo . .^ m o r ó s a lu d ía a la « fu e r z a d e la r e s p ir a c ió n » o lo s « r e c u r s o s
p u lm o n a r e s » , p e r o c o n s id e r a b a s u fic ie n te p r a c tic a r e l c a n to p a r a a u m e n ta r
la r e s is te n c ia d e la r e s p ir a c ió n : « ¿ N o s e p u e d e lle g a r a la c o n c lu s ió n , a p a r tir
d e to d o e s to , d e q u e e l e je r c ic io d e l c a n to es u n v e r d a d e r o m e d io p a r a d o ta r d e
e je r c ic io s q u e se r e a liz a b a n s a lm o d ia n d o h im n o s , e sa s c o le c c io n e s d e « c á n -
tic o s » 6 7 q u e a c o m p a ñ a b a n in e v i t a b le m e n t e a lo s m a n u a le s d e g im n a s ia . D e
a h í t a m b ié n e s a c e r te z a q u e a t r ib u ía u n a r a r a e f ic a c ia a la p e r c u s ió n e f e c t u a
d a e n e l p e c h o p a r a a lg o a s í c o m o r e fo r z a r d e m a n e r a p a s iv a su s m ú s c u lo s .
L a a lu s ió n a l p u lm ó n e s tá p r e s e n te , in c lu s o d e f o r m a in s is t e n te , p e r o n o a su
f u n c i ó n . L a a l u s i ó n a l t r a b a jo t a m b i é n e s t á p r e s e n t e , c o n l a n o v e d a d d e la s
u n id a d e s p r o d u c id a s y c o n s u m id a s , p e r o no a su m e c a n is m o i n t e r io r : lo
e n e r g é tic o se in tu y e m á s q u e in v e n ta .
v i m i e n t o : e l c á l c u l o d e la s f u e r z a s p r o d u c i d a s , c o m o s e h a v is t o , p e r o t a m
b ié n e l d e la v e lo c id a d y e l tie m p o . C lia s a lu d ía a l n ú m e r o d e p a s o s d a d o s e n
u n m in u t o p a r a d is tin g u ir m e jo r e l r e n d im ie n t o : « 9 0 0 p aso s e n u n m in u to
y d o s s e g u n d o s » 68, p o r e je m p lo , e n e l c a s o d e s u m e jo r a lu m n o en 1 8 1 8 .
A m o r ó s o r g a n iz a b a e je r c ic io s p a r a a u m e n ta r el n ú m e r o d e a c c io n e s r e a liz a
d a s p o r u n id a d d e tie m p o : «S e h a r á n 2 0 0 p a so s o m o v im ie n to s p o r m in u to ,
p a r a p r e p a r a r s e a s í p a r a d a r 4 . 0 0 0 p a s o s e n v e in t e m i n u t o s , lo q u e d a r á lu g a r ,
a tr e s p ie s p o r p a s o , c u a n d o s e r e a lic e l a a p l i c a c i ó n s o b r e e l t e r r e n o , a u n a l e
g u a d e 1 2 .0 0 0 p ie s o d e p o s t a e n v e i n t e m i n u t o s y lle v a r á a p o d e r r e c o r r e r
tr e s le g u a s p o r h o r a » 6 9 L a c u e s tió n c e n tr a l e r a la e fic a c ia m e d ib le , q u e se
tr a d u c ía e n fu e r z a m u s c u la r , v e lo c id a d y r e g u la r id a d . L a g im n a s ia se in s tr u -
m e n t a l i z a b a p a r a m u l t i p l i c a r la s c i f r a s , s e d i s p o n ía d e m a n e r a m u y p r e c is a
p a r a t r a n s f o r m a r la e n r e n d im ie n t o s y m e jo r a r lo s in d ic a d o r e s : e l c u e r p o d e
b í a p r o d u c ir re s u lta d o s e v id e n te s , m u t u a m e n t e c o n tr a s ta b le s , q u e s e p u d ie r a n
r e p r e s e n ta r e n e l r ig o r d e u n a ta b la . D e a h í e s a p o s ib ilid a d n u e v a p o r c o m
p le to d e tr a s la d a r c a d a r e n d im ie n t o a u n a e s c a la a b s tr a c ta y r e a liz a r a p a r tir
d e e lla in te r m in a b le s c o m p a r a c io n e s .
S e p r o fu n d iz ó en e l te m a d e la e f ic a c ia aún m á s a m e d id a q u e fu e ro n
c a m b ia n d o lo s c o n t e n id o s a p r e n d id o s : la g im n a s ia n o o fr e c ía s ó lo r e s u lta
d o s , s in o q u e in v e n ta b a m o v im ie n to s , r e c o m p o n ía e je r c ic io s y e n c a d e n a
m ie n t o s . E n e s p e c ia l c r e a b a je r a r q u ía s n u e v a s d e m o v im ie n t o s : d e l m á s s im
p le al m á s c o m p le jo , d e l m á s m e c á n ic o a l m á s e la b o r a d o , r e in v e n ta n d o d e
p r in c ip i o a f in la s p r o g r e s io n e s y la s s e r ie s . M u l t i p l i c a b a lo s m o v i m i e n t o s c a s i
a b s tr a c to s r e d u c id o s a su m á s s im p le e x p r e s ió n d in á m ic a , d e e fe c to d e p a
l a n c a , p a r a r e c o m p o n e r l o s e n u n c o n ju n t o s i e m p r e m á s a m p l i o : « lo s m o v i
m ie n to s e le m e n ta le s s o n a la g im n a s ia lo q u e e l a r t e d e d e le tr e a r a la le c tu r a » 7 ° .
E s ta n u e v a g im n a s ia d e l s ig lo X IX e x p lo t a b a , e n o tr a s p a la b r a s , e l « m o v i
m ie n t o p a r c ia l» , e n e l c u a l la m o v ilid a d se lim it a b a a u n a s o la a r t ic u la c ió n
ó s e a : e x t e n s ió n d e la p ie r n a o e l b r a z o , g ir o d e l h o m b r o o la c a d e r a , in c lin a
c ió n d e la c a b e z a o e l t r o n c o . S e t r a t a b a d e lo q u e lo s n u e v o s m a n u a le s t r a
d u c ía n e n s e r ie s n u m e r a d a s d e e je r c ic io s c o n c r e t o s . L a a c c ió n y a n o s e e je r c ía
d i r e c t a m e n t e s o b r e lo s o b je t o s , y a n o p r e t e n d ía t r a n s f o r m a r la s c o s a s , s in o
q u e a m b ic io n a b a u n a tr a n s fo r m a c ió n p r im a r ia y e x c lu s iv a d e l c u e r p o , e r a
in c lu s o lo q u e p e r f e c c io n a b a el m ú s c u lo a n te s d e s e r lo q u e p e r f e c c io n a b a
e l m o v im ie n t o . D e a h í e s e o b je t iv o f o c a liz a d o e n e l e f e c t o e s p e c íf ic a m e n t e
o r g á n ic o y n o ta n to e n e l e f e c to e s p a c ia l, e s a m a n e r a d e o r g a n iz a r lo s d e s
p la z a m ie n to s a b s t r a c t o s d e lo s m ie m b r o s d e l c u e r p o a n te s d e o r g a n iz a r lo s
a c to s . « M o v im ie n to s s im p le s » 7 ' e n e l c a s o d e P e s ta lo z z i, « m o v im ie n to s p r e
p a r a t o r i o s » 72 e n e l c a s o d e C l i a s , « m o v i m i e n t o s e le m e n t a le s » 7 3 e n e l c a s o d e
A m o r ó s , c o n s titu ía n u n p r o g r a m a i n t e r m i n a b l e d e a p r e n d iz a je s e c u e n c ia l
q u e im p o n ía u n a n u e v a d is c ip lin a e n e l u n iv e r s o p e d a g ó g ic o . D e a h í ta m
b i é n e s a s t é c n i c a s n u e v a s d e a p r e n d iz a je , m á s a llá i n c l u s o d e la s g i m n á s t i c a s ,
la s d e lo s b a ila r in e s , p o r e je m p l o : « S i tu v ie r a q u e f u n d a r u n a e s c u e la d e b a ile ,
c o m p o n d r ía u n a e s p e c ie d e a lfa b e to d e lín e a s d ir e c ta s , q u e in c lu y e s e to d a s
la s p o s ic io n e s d e lo s m ie m b r o s q u e b a ila n , y d a r ía in c lu s o a e s a s lín e a s y su s
c o m b i n a c i o n e s la s d e n o m i n a c i o n e s q u e t i e n e n e n g e o m e t r ía » 7 4 ^
P e ro c o n v ie n e c o m p a r a r e s to s c a b i o s c o n o tr o s m á s a m p lio s q u e p u e d e n
a c la r a r lo s . S u p o n e n u n a le n t a in f le x ió n d e la c u lt u r a d e l c u e r p o q u e s ó lo e l
c o n t e x t o s o c ia l o e c o n ó m ic o p e r m it e c o m p r e n d e r m e jo r . U n t r a s t o c a m ie n -
to g r a d u a l p e r o p r o f u n d o d e la im a g e n d e l t r a b a jo e n e s p e c ia l: la v o lu n t a d
m u y m a r c a d a , e n t r e f in e s d e l s ig lo X V III y p r in c ip i o s d e l s ig lo s i g u i e n t e , d e
c a lc u la r la s c a p a c id a d e s p a r a s a c a r le s m á s p a r t id o , m e d ir lo s m o v im i e n t o s
p a ra e c o n o m iz a r lo s . A lg u n o s d is p o s itiv o s in d u s tr ia le s in c ip ie n te s im p o n ía n
y a u n a s u p e r v is ió n e s tr ic ta d e m o v im ie n to s y c o s te s : la in c a n s a b le r e p e ti
c ió n d e a c to s e s p e c ia liz a d o s y p r e c is o s p a r a r e a liz a r o b je t o s « fa b r ic a d o s » d e
la q u e h a b la e l b a r ó n D u p in e n 1 8 2 6 , e n s u « m e c á n i c a d e a r t e s y o fic io s » 7 5 ^
E s t o s t r a b a jo s re d u c id o s m á s q u e a n te s «a u n p equ eñ o n ú m ero d e m o v i-
m ie n to s » 7 6 , d e lo s q u e h a b la la E n c y c lo p é d ie m o d e r n e en 1 8 2 3 . T a le s p r o y e c
to s a s p ir a n e v id e n te m e n te a u n a o r g a n iz a c ió n g e n e r a l d e lo s ta lle r e s . E l m o
v im ie n to h u m a n o d e s g r a n a d o h a c e p a r tic ip a r su m e c á n ic a e n u n a m e c á n ic a
m á s a m p lia , e l e s fu e r z o s e a le ja d e la h a b ilid a d m a n u a l p a r a s o m e t e r s e a o t r o s
m u c h o s o b je t i v o s : « E s t a v e n t a ja p u e d e lle v a r s e m u c h o m á s le jo s e n la s g r a n
d e s e m p r e s a s [ ...] d o n d e e s p r e c is o d e d ic a r la m á s e s c r u p u lo s a d e la s a t e n
c io n e s a c a lc u la r la d u r a c ió n d e c a d a tip o d e o b r a , p a r a d o ta r la s d e l n ú m e r o
c o n c r e t o d e t r a b a ja d o r e s q u e s e d e d iq u e n a la m is m a . D e e s ta m a n e r a , n a
d ie p e r m a n e c e d e s o c u p a d o y e l c o n ju n t o a l c a n z a la m á x i m a r a p id e Z » 7 7 . L a
d o » p o r m e d i o d e « U n a b u e n a d i s p o s i c i ó n d e la s f u e r z a s » 7 8 . E s lo q u e h a b í a
p e r c ib id o P e s t a lo z z i a p r in c ip i o s d e s ig lo c u a n d o p r o p u s o e l a p r e n d iz a je d e
« m o v i m i e n t o s s i m p l e s » p a r a f a v o r e c e r « la a p t i t u d e n e l t r a b a jo » 7 9 e i n c l u s o
p e n s a r h a s t a e n « 1 .0 0 0 e je r c ic io s d ife r e n t e s p a r a lo s b r a z o s » 80. E s lo q u e im
p on en ta m b ié n la s c o m p a r a c io n e s s i e m p r e m á s f r e c u e n t e s h e c h a s e n t r e la
e fic a c ia d e lo s m o v im ie n to s o r g á n ic o s y lo s m o v im ie n to s m a q u in a le s : la c o m
p a r a c ió n y la je r a r q u ía q u e s e e s ta b le c e e n t r e la e f ic a c ia d e la s ie r r a a b r a z a d e r a ,
p o r e je m p lo , y la d e la s ie r r a m e c á n ic a 81. L o s g r a b a d o s d e la s e n c ic lo p e d ia s ,
su r e s ta u r a c ió n d é c a d a s d e s p u é s , ilu s tr a n e s ta s r e n o v a c io n e s . m an o s del
o b r e r o o d e l a r t e s a n o , t a n p r e s e n t e s e n la s lá m i n a s d e la E n c ic lo p e d ia d e D i-
d e r o t, a m e d ia d o s d e l s ig lo ^ W II, e s o s d e d o s á g ile s q u e o c u p a n p a r t e d e l c u a
d r o p a r a s u b r a y a r e l s e n tid o d e lo s m o v im ie n t o s , d e s a p a r e c e n e n la E n c y c lo -
p é d ie m o d e r n e d e C o u rtin en 1 8 2 3 8 2 - E l t r a b a jo m e c á n ic o c o m ie n z a a p r e
v a le c e r s o b r e e l t r a b a jo h á b il. L a f ís ic a p r e v a le c e s o b r e la d e s tr e z a ; la m e d id a
s o b r e e l t a c t o . E l c o n ju n t o d e lo s r e g is tr o s c o r p o r a le s b a s c u la , fa v o r e c ie n d o
m o v im ie n to s g e o m é tr ic o s , c la r a m e n te o r g a n iz a d o s , m e d id o s d e m a n e r a r i
g u r o s a y p r e c is a .
E l p r o g r a m a g im n á s t ic o d e la d é c a d a d e 1 8 2 0 c o n lle v a , p o r o tr a p a r te , e n
p a r a le lo a c o n t e n id o s m ilita r e s y s a n it a r io s , u n a « g im n a s ia c iv il e i n d u s t r i a b a
L a invención de unapedtzgogía
E l p r o g r a m a c o n lle v a ta m b ié n u n a « g im n a s ia o r to p é d ic a » ig u a lm e n te
re v e la d o r a : c o n ju n t o d e m o v im ie n to s s u fic ie n te m e n t e p r e c is o s , m o v iliz a
c ió n d e m ú s c u lo s s u fic ie n te m e n te in d iv id u a liz a d o s p a r a p r e te n d e r c o r r e g ir
la s m a la s c u r v a tu r a s d e l c u e r p o . L o c u a l c o n f ir m a e l d e s c u b r im ie n t o d e u n
e s p a c i o c o r p o r a l a t r a v e s a d o p o r c o m p l e t o p o r la s l ó g ic a s m e c á n ic a s y d e la s
a c c io n e s m u s c u la r e s p e n s a d a s to ta lm e n te s e g ú n su e sfu e rz o c o n c r e to : « E s
e v i d e n t e q u e la m a y o r ía d e la s d e f o r m i d a d e s s o n re s u lta d o b ie n d el d e c a i
m ie n t o g e n e r a l d e l s u je t o , b ie n d e l r e p a r t o d e s ig u a l d e la s a c c io n e s m u s c u
la r e s ; s e g u r a m e n t e s e d e b e n c u r a r , p o r u n a p a r t e , a u m e n t a n d o la e n e r g ía o r
g á n i c a , p o r o t r a , d e s t r u y e n d o p o r m e d i o d e e je r c i c i o s a p r o p i a d o s lo s m a lo s
e fe c to s q u e lo s h á b ito s a n te r io r e s h a y a n p r o d u c id o » 8 4 E l m o v im ie n to s e h a
u n a o r to p e d ia , d a n d o lu g a r a g im n a s io s , m á q u in a s e in s titu c io n e s . S e fu n d a
r o n e s t a b le c im ie n t o s d e s a lu d e n P a r ís , L y ó n , M a r s e lla o B u r d e o s , e n la s d é
a q u e llo s a q u ie n e s la n a tu r a le z a h a d a d o u n a f o r m a p o c o a g ra c ia d a 8 5 .
T a m b ié n e s c a r a c te r ís tic a la m á q u in a in v e n ta d a p o r P ra v a z e n 1 8 2 7 , el
« c o lu m p io o r t o p é d ic o » : e l a p a r a to c o m p r e n d ía u n a s e r ie d e p o le a s o r ie n t a
d a s d e m a n e r a d iv e r s a , d e la s q u e t i r a b a e l p a c i e n t e i n s t a la d o s o b r e u n a p la
m e n te p a ra s e le c c io n a r y a c tiv a r c a d a m ú s c u lo se g ú n el d e fe c to a c o m b a tir
e n la c u r v a tu r a d e la c o lu m n a v e r te b r a l. L a f o r m a d e lo s m o v im ie n t o s c o n
t e n id o s , e l s e n t id o q u e s e d ie r a a l c a r r i l d e la s p o le a s , la i n c l i n a c i ó n im p u e s
t a a la p o s t u r a d e lo s p ie s , a la l ín e a d e la s c a d e r a s , a la p o s i c i ó n d e lo s b r a z o s
s e m o d if ic a b a n a v o lu n t a d p a r a d e t e r m in a r y d if e r e n c ia r m e jo r lo s e je r c ic io s
ú t ile s . L a o r t o p e d ia d is p u s o d e r e p e n te d e t e o r ía s y s e c o n v ir t ió e n u n a d is
c ip lin a . S in d u d a u n a la b o r m o d e s ta , p e r o m u e s tr a m e jo r q u e o tr a s la p o s i
b le re v is ió n to ta l en la o r g a n iz a c ió n d e lo s e je r c ic io s y m o v im ie n to s del
cu erp o .
E n s e n tid o m á s a m p lio , la n u e v a g im n a s ia s u g ie r e la p o s ib le tr a n s f o r m a
c ió n t o ta l d e l a p r e n d iz a je e s c o la r , a d a p t a d o c o m o n u n c a a l e s p a c io y e l t i e m
p o d e la c la s e , fa v o r e c ie n d o c o m o n u n c a t a m b ié n lo s d is p o s itiv o s d e g r u p o y
lo s e je r c ic io s c o le c t iv o s . S u s p r in c ip io s d e f r a g m e n t a c ió n o r ie n t a r o n y o r g a
n iz a r o n u n a p e d a g o g ía : « E s in d is p e n s a b le e s ta b le c e r u n a d is c ip lin a y ó r d e n e s
c i c i o s e l e m e n t a l e s » 8<\ L a s ó r d e n e s d a d a s a l o s a l u m n o s s e o r g a n i z a b a n m e
jo r c u a n t o m á s lim ita d a s y p r e c is a s f u e s e n , lo s p r o g r a m a s s e d e f in ía n m e jo r
c u a n d o la s p r o g r e s io n e s s e t r a n s f o r m a b a n e n s e r ie s . L a c la s e s e c o n v i r t i ó e n
u n d is p o s itiv o g e o m e t r iz a d o e n e l q u e lo s p e d a g o g o s d e m e d ia d o s d e s ig lo
m id e n la n u e v a e x p lo ta c ió n : « L o s e je r c ic io s s im u ltá n e o s n o s ó lo p o s e e n la
v e n t a ja d e e x ig ir q u e lo s a lu m n o s g u a r d e n a b s o lu t o s ile n c io , s in o t a m b i é n d e
q u e a d q u ie r a n el h á b ito d e u n a a te n c ió n c o n s t a n t e y u n a o b e d ie n c ia in m e
d ia ta , h á b it o q u e e n p o c o tie m p o m a n t ie n e n e n la s c l a s e s » ^ N o se tr a ta d e
q u e la e s c u e la a d o p ta s e s in m á s la p r á c t ic a , p e r o a l m e n o s s e p o s e e in f o r m a
c ió n c la r a a l r e s p e c to e n la d é c a d a d e 1 8 3 0 . E l m a n u a l d e M a e d e r lo m e n c io
n a d e m a n e r a d e s ta c a d a e n 1 8 3 3 88, a s í c o m o e l C o u rs n o r m a l d e G éra n d o en
1 8 3 2 , s in o lv id a r s e d e « lo s p a s o s d e m a r c h a r e g la d o s » o « lo s e je r c i c i o s d e g r u
p o y la s d iv e r s a s e v o l u c i o n e s e n p e r f e c t a a r m o n í a » 8^
d a d , m á s a llá d e lo s p r o y e c to s e s c o la r e s o lo s v ín c u lo s c o n e l e jé r c ito o la in d u s
tr ia . L a s p r im e r a s e x p e r ie n c ia s d e A m o r ó s f u e r o n a c o m p a ñ a d a s d e in f o r m e s
le g it im id a d : « L a s c ir c u n s t a n c ia s s o n f a v o r a b le s p a r a v e r [a l g im n a s t a ] lle v a d o a
la p e r f e c c i ó n , s e g ú n la s id e a s y p la n e s d e M . A m o r ó s y t o d o s h a n a p la u d id o
la s p r im e r a s d is p o s ic io n e s d e l G o b i e r n o a f a v o r d e u n a I n s t it u c ió n q u e h o n
r a ta n to a su s p r o te c to r e s c o m o a q u ie n la h a fu n d a d o » 90. A lg u n a s p e r s o n a
lid a d e s f r e c u e n ta b a n la in s t it u c ió n a m o r o s ia n a : B a lz a c , e n tr e o tr o s , q u e a lu
A m o r ó s »91 o d e s c r i b e e n U n m é n a g e d e g a rr¡o n s a h é r o e s d e fu e rz a s o r p re n d e n
t e , a lg u n o s jó v e n e s d e I s s o u d u n c o m o « á g ile s c o m o a lu m n o s d e A m o r ó s , i n
tr é p id o s c o m o m ila n o s , h á b ile s e n to d o s lo s e je r c ic io s » 92 , q u e d e s a p a r e c ía n
c o n e s c a la d a s i m p o s i b l e s o h u id a s i m p e r c e p t i b l e s p o r la s c a lle s d e l a c i u d a d .
A m o r ó s c o n s ig u ió c o n s tr u ir u n s e g u n d o g im n a s io , e n 1 8 3 4 , e n la c a lle J e a n -
G o u jo n n ú m ero 1 6 , d e s p u é s d e q u e lo n o m b r a r a n « in s p e c t o r d e g im n a s io s
d e R e g im ie n to » e n 1 8 3 1 . S u s v is ita s a p r o v in c ia s c o n f ir m a n la e x is t e n c i a d e
a lg u n o s g im n a s io s m ilita r e s e n la d é c a d a d e 1 8 3 0 e n M o n tp e llie r , M e tz , L a
F le c h e o S a in t-C y r 9^ E l te m a d e la g im n a s ia se in t r o d u jo en lo s t e x t o s d e
u s o c o t id ia n o , d ic c io n a r io s , e n c ic lo p e d ia s , lib r o s s o b r e h ig ie n e ; fu e o b je t o
de un r e g la m e n to m ilit a r q u e la h iz o o b lig a to r ia e n 1 8 3 6 y tr iu n fó en la s
o b r a s s o b r e d iv e r s io n e s y ju e g o s . D i o lu g a r a ilu s tr a c io n e s y c o m e n ta r io s .
S e d u jo . D e a h í la i n s i s t e n c i a d e S i m o n e n s u T r a i t é d 'h y g ie n e a p p liq u é e h la
é d u c a t io n d e la je u n e s s e [ T r a t a d o d e h ig ie n e a p lic a d a a la e d u c a c ió n d e l a j u
v e n tu d ] e n 1 8 2 7 : « E n to d o s lo s in t e r n a d o s d e b e r ía h a b e r u n d i n a m ó m e t r o
m o n t a d o d e ta l m a n e r a q u e lo s a l u m n o s p u d i e r a n e je r c i t a r la f u e r z a d e lo s
d ife r e n te s m ú s c u lo s » 94^
M á s d if íc il fu e la in s t a u r a c ió n c o n c r e t a d e la p r á c t ic a . E l g im n a s io c iv il y
m ilita r se q u e d ó s in s u b v e n c io n e s e s ta ta le s a p a r tir d e l 2 4 d e e n e r o d e 1 8 3 8 .
S e d e s p id ió 95 a s u d ir e c to r , q u ie n f u e v íc t im a d e te s t im o n io s e in fo r m e s r e ti
c e n te s : « N o p u e d e e s p e r a r s e n a d a b u e n o d e u n a in s titu c ió n c u y o je f e se h a lla
a n im a d o p o r ta l e s p ír itu d e d e s o r d e n » 9 6 L o s c o n flic to s d e a u to r id a d s a lp ic a
b a n la e x is te n c ia d e l g im n a s io d e la p la z a D u p le ix ; la g e s tió n in te m p e s tiv a d e
su d ir e c to r , o fic ia l e s p a ñ o l lle g a d o a F r a n c ia c o n e l e jé r c it o n a p o le ó n ic o , p u
d ie r o n re s u lta r ir r ita n te s . U n m a le n te n d id o ta m b ié n fr e n ó la c o m p r e n s ió n
d e e s to s p r im e r o s e je r c ic io s , e l r e c u r s o a m á q u in a s p e s a d a s y c o s to s a s , m á s ti
le s , c u a d r o s s u e c o s , o b s tá c u lo s , b a r r a s d e to d o tip o , p u e n te s e lá s tic o s , p la n o s
in c lin a d o s 9 7 , h e c h o s p a r a a u m e n ta r la e s p e c ific id a d o u so d e lo s e s p a c io s
g im n á s tic o s , h e c h o s p a ra s o r p r e n d e r m á s q u e p a r a c o n v e n c e r , m ie n tr a s q u e
e l v e r d a d e r o d e s c u b r im ie n t o e s ta b a m á s a llá , e n e l a n á lis is y la p r á c t ic a « a n a
tó m ic a » d e lo s m o v im ie n to s . D e a h í e s e a la rd e in s tr u m e n ta l y c o s to s o , e so s
m o n t a je s d e a p a r a t o s c o m p l e jo s , e s e « lu jo d is p e n d io s o d e m á q u in a s y a n d a
m ia je s c u y a p r in c ip a l f in a lid a d p a r e c e s e r d e s l u m b r a r a la v is t a » 9 8
D e m a n e ra m á s p ro fu n d a n a c e u n a c o n v ic c ió n s in q u e n a z c a u n a g r a n
p r á c t ic a . E l g im n a s io c o n v e n c e , im p r e s io n a , s in q u e s e p r o d u z c a , e n la s p r i
c o m p o r ta m ie n to s . E l p r o y e c to e s ta ta l d e c o n s t r u ir u n a s e r ie d e g im n a s io s
r e g la m e n t o s m ilit a r e s o e s c o la r e s d e la p r im e r a m it a d d e l s ig lo X IX m u e s t r a n
s o b re to d o u n c a m b io d e v is ió n m á s q u e d e p r á c tic a : u n a n u e v a fo r m a d e
m o v iliz a r c o le c tiv o s im a g in a n d o un t r a b a jo fís ic o d e c o n ju n t o , d e e je r c e r
fís ic o d e la c la s e o b r e r a » 9 9 . L a e x p lo ta c ió n p e d a g ó g ic a d e l e je r c ic io es m á s
fu e r te d e sp u é s d e 1 8 5 0 - 1 8 6 0 : u n a « E s c u e la U n iv e r s ita r ia d e G im n a s ia » fo r
R e g im ie n t o , m ie n tr a s q u e el e jé r c ito in c o r p o r ó 4 0 .0 0 0 jó v e n e s a lo s e n t r e
2 0 0 .0 0 0 y 3 0 0 .0 0 0 qu e te n ía n v e in te años en 1 8 5 6 ^ : la L e y F a llo u x de
1 8 5 0 h iz o p o s ib le e n la e s c u e la p r im a r ia , p e r o n o o b lig a t o r ia , la e n s e ñ a n z a
« d e c a n t o y g i m n a s i a » . A l a s e s c u e l a s p r i m a r i a s d e l 11 I m p e r i o s e l e s « a n i m ó »
d e m a n e r a d ir e c t a a c r e a r su g im n a s io . H illa ir e t , q u e la s v is itó e n n o m b r e d e l
lo g r o lo s « 2 4 2 g im n a s io s o r g a n iz a d o s p o r la s e s c u e la s p r im a r ia s d e l D e p a r t a
m e n to d e A is n e » e n d ie c io c h o m e s e s , e n tr e 1 8 6 7 y 1 8 6 8 i° 2^ p eq u eñ as sa
la s , p o r c ie r t o m o d e s ta s , lim it a d a s c a s i s ie m p r e a lo s p a t io s , p r o v is ta s d e a l
L o s e q u i p a m i e n t o s lig e r o s p r e d o m i n a b a n s o b r e la s m á q u in a s p e s a d a s y lo s
e je r c ic io s o r d e n a d o s s o b r e lo s p e lig r o s o s .
L a g im n a s ia in v e n t ó e n e l s ig lo X IX u n a r t e d e l m o v i m i e n t o c o n la i n t r o
d u c c ió n d e p r in c ip io s d e c is iv o s d e c á lc u lo y e fic a c ia . E s ta g im n a s ia n o es
d e p o r te , p u e s é s te es c o m p e tic ió n y e n fr e n ta m ie n to r e g la m e n ta d o .
111. LO S PR IM ER O S D EPO R T ES
L o s g r a n d e s d e p o r t i s t a s d e l s i g l o X V III t e n d i e r o n a e n c a r n a r p o s ic io n e s
e x tr e m a s : lo s p ú g ile s d e p o d e r o s a m u s c u la tu r a o , p o r e l c o n t r a r io , lo s ji n e
te s d e p e s o p lu m a . E n r a r a s o c a s io n e s c o n s t it u ía n e je m p lo s a s e g u ir p a r a e l
r e s to d e la h u m a n id a d . E n g e n e r a l, n o se c o n s id e r a b a q u e u n a b u e n a f o r m a
f ís ic a c o n s t itu y e r a u n d e b e r h a c ia u n o m is m o o lo s d e m á s . E s t a v is ió n c a m
b ió d e m a n e r a r a d ic a l a lo la r g o d e la s e g u n d a m it a d d e l s ig lo X IX , c u a n d o e l
d e p o r te s e c o n v ir t ió e n p a t r im o n io d e u n a n u e v a c a te g o r ía , lo s a m a te u r s . La
é lite s o c ia l, q u e se c o n v ir tió en la a b a n d e r a d a d e lo s d e p o r t e s m o d e r n o s ,
e x a ltó u n c u e r p o n u e v o , q u e c a lif ic a b a c o m o a t lé t ic o s e g ú n la s n o r m a s n e o
c lá s ic a s , c o n s t itu id a s a p a r t ir d e la p r o p o r c ió n e n tr e e s ta tu r a , p e s o , v o lu m e n
m u s c u la r y m o v ilid a d . E l c o n c e p t o c e n tr a l e r a e l d e e q u ilib r io e n tr e lo s d i
fe r e n te s e le m e n t o s d e la a n a t o m í a y e l y o in t e r io r , e n t r e e l c u e r p o y e l e s p í
r itu , r e s u m id o e n e l a d a g io M e n s s a n a i n c o rp o r e s a n o .
D e jó d e s e r s ó lo u n e je r c ic io p la c e n t e r o , p a r a r e s p o n d e r a o b je t iv o s m o
r a le s , s o c ia le s e id e o ló g ic o s . E l in d iv id u o q u e g o z a b a d e b u e n a s a lu d y a n o
c ia f ís ic a y m e n t a l. L a s n u e v a s fo r m a s d e t r a b a jo s e d e n t a r io d ie r o n lu g a r a
tip o s , h a s ta e n t o n c e s d e s c o n o c id o s , d e e s tr é s fís ic o y p s ic o ló g ic o e n la c la s e
m e d ia . L a f i n a l i d a d d e l d e p o r t e e r a p e r m i t i r a é s t a q u e s e r e c r e a r a , r e la ja s e y
r e m e d ia r a la p r e s ió n q u e s u s c it a b a e l e s tu d io y e l t r a b a jo , a l m is m o tie m p o
q u e a u m e n ta b a s u c a p a c id a d g e n e r a l d e c o m p e t ic ió n . A d e m á s d e l tr iu n fo
d e la é t i c a d e l t r a b a jo p r o t e s t a n t e , e n la G r a n B r e t a ñ a v i c t o r i a n a s e p r o d u jo
u n a c e r c a m ie n t o e n t r e la c u lt u r a d e la a r is t o c r a c ia y la d e la c la s e m e d ia . S i el
p r in c ip io fu n d a m e n ta l d e l d e p o r te m o d e r n o e ra la m e r it o c r a c ia , e l e s tilo y
lo s v a lo r e s d e l a m a te u r fu e r o n to m a d o s d e la n o b le z a . E l é n fa s is s o b r e la e le
g a n c ia , la d ig n id a d y e l h o n o r f o r m a b a p a r t e d e u n m o v im ie n t o d e r e f o r m a
m á s a m p lio q u e e l a r t e d e v iv ir a r is t o c r á t ic o . L o s h ijo s d e la a n t ig u a n o b le z a
te r r a t e n ie n t e y lo s d e lo s n u e v o s r ic o s , a l m e z c la r s e e n la s p u b lic s c h o o ls , crea
ro n u n a é lit e m á s a m p lia , e n c u y o s e n o lo s v á s ta g o s d e la p e q u e ñ a n o b le z a
h a c ía n ca rre ra e n el d e re c h o o e l c o m e r c io a d e m á s d e e n e l e jé r c i t o o e n la
Ig le s ia . E s t o s d if e r e n t e s e le m e n t o s d e la é lite s e e n c o n t r a b a n en el d e p o rte
en ta n to q u e g e n t le m e n - a m a t e u r s x ü i •
E l d e p o rte a m a te u r e r a p r o p io s o b re to d o d e la c l a s e b u r g u e s a d e l s i
g l o X IX , p e r o la n e c e s id a d d e o f r e c e r a l o s o b r e r o s lo q u e la é p o c a v i c t o r i a
n a d e n o m in a b a « d iv e r s io n e s r a c io n a le s » d e s e m p e ñ ó ta m b ié n u n p a p e l im
p o r ta n te e n su d ifu s ió n . E n F r a n c i a y A l e m a n ia , a f in e s d e l s ig lo X IX , e s t a
n e c e s id a d d e r e c r e o se s a tis fa c ía e n g r a n p a r te c o n la g im n a s ia . L o s d e p o r
te s m o d e r n o s a p e la b a n , e n c u a n t o ta le s , a u n u s o m u y d if e r e n t e d e l c u e r p o
y r e s p o n d ía n a o t r o o b je t iv o s o c ia l. L a g im n a s ia t e n ía u n a s p e c to n o r m a t i
v o : p r o p o n ía e je r c ic io s c u id a d o s a m e n t e g r a d u a d o s , q u e d e b ía n e je c u t a r s e
d e m a n e r a p r e c is a . L a g im n a s ia a le m a n a , s o b r e to d o , p r e te n d ía c r e a r u n a
e x c lu ía la in ic ia t iv a y la c o m p e t ic ió n . E l in d iv id u a lis m o , p a r te in t e g r a n t e
d e lo s d e p o r t e s , i n c l u s o lo s c o l e c t iv o s , e r a a lg o a je n o . L o s ju e g o s d e b a l ó n ,
q u e ta n to c o n tr ib u y e r o n a l é x ito d e l d e p o r te , p e r m itía n r e v e la r e l ta le n t o
p ír itu d e e q u ip o . E l f ú t b o l y e l ru g b y , p o r e je m p lo , e x ig ía n u n a g r a n v a r ie
p r e v is ió n y o r g a n iz a c ió n d e g r u p o , p a s a n d o p o r c u a lid a d e s d e v e lo c id a d y
r e s is te n c ia .
L o s d ife r e n te s d e p o r te s e x ig ía n a p titu d e s d iv e r s a s . E l a m a t e u r is m o p r i
m a b a la d iv e r s id a d y la m a y o r ía d e lo s a m a te u r s , q u e p e r te n e c ía n a la n u e v a
g e n e r a c ió n , p r a c t ic a b a n v a r io s d e p o r te s : r u g b y o f ú t b o l e n in v ie r n o , c r ic k e t ,
E r a n p o s ib le s m ú ltip le s a lia n z a s e n tr e d e p o r te s d e e q u ip o y d e p o r te s in d iv i
d u a le s . T o d o s p r o p o r c io n a b a n a l c u e r p o u n a v a r ie d a d d e m o v im ie n to s a d a p
t a d a a la s n e c e s id a d e s d e l n u e v o m u n d o u r b a n o ; p e r o e l d e p o r t e n o t a r d ó e n
a d q u ir ir o tr o s s ig n ific a d o s , e n té r m in o s d e ra z a , n a c ió n e Im p e r io . E n c a r n ó
l i t e r a l m e n t e la s n u e v a s v ir t u d e s m a s c u lin a s d e la e r a i n d u s t r i a l : e l c u l t o al
e s fu e r z o y a l m é r it o , e l v a lo r d e la c o m p e t ic ió n e n s í m is m a , la d e s c o n fia n z a
h a c ia to d o a q u e llo q u e fu e s e p u r a m e n te in te le c tu a l, la c r e e n c ia a b s o lu ta e n
la d if e r e n c ia d e g é n e r o , v is ta c o m o a lg o n a t u r a l y ju s t o , y u n c o n v e n c im ie n
t o t a m b i é n f u e r t e d e la s u p e r io r id a d d e l h o m b r e b l a n c o s o b r e t o d a s la s d e
m á s ra z a s . E l c u e r p o d e l d e p o r t i s t a , a f in e s d e l s ig lo X IX , e s tu v o m a r c a d o p o r
to d a s e s ta s in flu e n c ia s e n m a y o r o m e n o r g r a d o , e n f u n c ió n d e la a c tiv id a d
e je r c id a , d e la c la s e y la n a c ió n .
m u y d iv e r s a s q u e e s tá n p o r i n v e s t i g a r y e x p l i c a r 10" ! E s e v id e n te q u e u n a
p a r te m u y g r a n d e d e la p o b la c ió n , to d a s la s c la s e s in d is t in t a m e n t e , p a r t ic i
p a b a e n a c tiv id a d e s d e p o r tiv a s d e m a n e r a o c a s io n a l. U n a o d o s v e c e s a l a ñ o ,
s e c e l e b r a b a n m a n i f e s t a c i o n e s o f ie s t a s l o c a le s e n la s q u e h o m b r e s y m u je r e s
d e to d a s la s e d a d e s ( y t o d o s lo s t a m a ñ o s ) p r a c t i c a b a n a lg ú n d e p o r t e . C a r r e
e s t a b a n a b ie r t o s a t o d o s , d o t a d o s o n o p a r a e llo , jó v e n e s o v ie jo s . L a s c o m
p e tic io n e s se h a c ía n a m e d i d a d e la s n e c e s id a d e s d e lo s p a r t i c i p a n t e s . P o r
e je m p lo , e n 1 7 9 0 , se o r g a n iz ó u n a c a r r e r a d e 1 0 0 y a rd a s s e g u id a d e u n s a l
to d e lo n g itu d e n tr e u n h o m b r e d e tr e in ta y c in c o a ñ o s y o tro d e se te n ta .
A lo s in d iv id u o s d e p o c o p e s o s e le s o b lig a b a a lle v a r la s tr e p a r a q u e p u d ie
r a n c o r r e r f r e n t e a h o m b r e s m á s p e s a d o s ; a v e c e s el p r im e r c o r r e d o r s a lía e n
u n s e n tid o y el s e g u n d o e n el c o n tr a r io y d e b ía n r e c o r r e r d is ta n c ia s d ife r e n
te s. E s to s e v e n to s se c o n c e b ía n n o s ó lo c o n e l fin d e p o n e r a p r u e b a la s c a
p a c id a d e s f ís ic a s , s in o t a m b i é n la a s t u c ia y e l s e n t id o d e la e s t r a t e g ia d e lo s
in d iv id u o s i0 5 ^
E l s ig lo ^ ^ I I ig n o r a b a la e s p e c ia liz a c ió n y la r e g u la r id a d d e l d e p o r t e m o
d e r n o . L a m a y o r ía d e la p o b la c ió n s e d e d ic a b a a la d u r a la b o r d e la tie r r a ,
r e s p ir a b a a ir e p u r o y n o t e n ía n e c e s id a d a lg u n a d e r e a liz a r a c tiv id a d e s fís ic a s
f r e c u e n te s n i r e g u la r e s q u e le p e r m itie s e n g a s ta r d e m a n e r a g r a tu ita su e n e r
g ía . Q u ie n e s n o t e n ía n q u e t r a b a ja r e n e l c a m p o s ie m p r e p o d ía n d e d ic a r s e a
m o n t a r a c a b a llo p a r a h a c e r e je r c ic io y d is fr u ta r d e la c a m p iñ a . S a b e r m o n
ta r e r a p a r te in te g r a n te d e la e d u c a c ió n d e u n g e n tle m a n . E l c a b a lle r o , e x c e
m ie m b r o s ra r a s v e c e s se p a r e c ía n a la id e a q u e h o y te n e m o s d e u n a tle ta .
O s b a ld e s to n , S q u ir e , o Jo h n M y t t o n , d o s d e lo s c a z a d o r e s m á s fa m o s o s d e
p r i n c i p i o s d e l s ig lo X IX , e r a n b a ji t o s y r e c h o n c h o s . E s t o s i n d iv id u o s d a b a n
m u e s tr a s d e u n a r e s is t e n c ia f u e r a d e lo c o m ú n y d e h a b ilid a d e s d e s ta c a d a s
c o m o ji n e t e s ; e r a n c a p a c e s d e p a s a r t o d a u n a jo r n a d a a c a b a llo y d e s p u é s b e
b e r y c o m e r to d a la n o c h e . L o s e x c e s o s d e u n a v id a d e s e n fr e n a d a , q u e f o r
m a b a n p a r te d e la im a g e n a r is to c r á tic a d e l c a z a d o r , ta m b ié n fu e r o n u n a d e
la s r a z o n e s d e la r e f o r m a q u e r e p r e s e n t ó e l d e p o r t e a m a te u r. U n cazad or d e
b ía s e r v a lie n te y e s t o ic o ; d e b ía a s u m ir r ie s g o s y n o d u d a r a la h o r a d e s a lta r
p e r o n o t e n ía p o r q u é se r c a p a z é l m is m o d e c o r r e r o s a lta r .
L a é l i t e s o c i a l, e n la s e s c u e la s , y a p r a c t i c a b a ju e g o s m u c h o a n te s d e l s i
g lo X IX . E n 1 5 1 9 , el d ir e c to r d e E to n , W illia m H o r m a n , p u b lic ó un m a
nual en la tín q u e r e f le ja b a la v id a e s c o la r ; s o b r e to d o se tr a ta b a d e ju g a r
« c o n u n a p e l o t a l l e n a d e a i r e » 10<\ E n e l s i g l o X V I I e n E t o n s e p r a c t i c a b a n d o s
ju e g o s c o n b a l ó n : la « p e l o t a c o n t r a la p a r e d » y e l « ju e g o d e c a m p o » . S e e n
fre n ta b a n e q u ip o s d e o n c e ju g a d o r e s y e s t a b a p r o h i b i d o u t iliz a r la s m a n o s .
W e s tm in s te r y C h a r te r h o u s e p o s e ía n su s p r o p io s ju e g o s d e « b a lo m p ié » , a s í
c o m o H a rro w , S h re w s b u r y y W in c h e s te r ; to d o e s to m u c h o a n te s d e q u e se
in v e n t a r a e l d e p o r t e m o d e r n o . E s t o s ju e g o s p o d ía n lle g a r a s e r m u y v i o le n
c h i c o s c u a n d o e s t a b le c ía n s u s p r o p ia s r e g la s , in s p ir a d o s e n ju e g o s d e la c a lle
o d e p u e b lo .
E n e l c a m p o , lo s ju e g o s d e b a l o m p i é s e p r a c t i c a b a n e n t r e p a r r o q u ia s c o n
e q u ip o s a m e n u d o m u y n u m e r o s o s . E s t o s t o r n e o s e r a n c a ó t ic o s y p e lig r o s o s
y d e ja b a n p o c o e s p a c io p a r a la h a b ilid a d y la e s tr a te g ia . C o n v ie n e s e ñ a la r ,
s in e m b a r g o , q u e a lg u n o s p a r t id o s d e e s t e f ú t b o l p r im i t i v o s e ju g a b a n a t e n
d ie n d o a r e g la s a c a r g o d e u n n ú m e r o lim it a d o d e ju g a d o r e s . E s t o s d e p o r
B r e t a ñ a d e m e d ia d o s d e l s ig lo X IX , c o n c e r n í a n s o b r e t o d o a t r a b a ja d o r e s r u
r a le s , c u y o r i t m o d e v id a e s t a b a m a r c a d o p o r lo s d u r o s t r a b a jo s d e l c a m p o .
L a fu e r z a y la r e s is te n c ia e r a n e s e n c ia le s . L a r a p id e z y la a g ilid a d e r a n m e n o s
im p o r ta n te s ; y a s e tr a ta r a d e la s o u le e n F r a n c i a o e l f ú t b o l c a lle je r o en In
g la te r r a , lo s r e fo r m is ta s d e la c la s e m e d ia p r e s io n a r o n p a r a q u e s e a b o lie r a n
d e p o rte s c o m o é s to s , a s o c ia d o s a d e s ó r d e n e s p ú b lic o s y b o r r a c h e r a s . E r a
p r e c is o q u e e l c u e r p o s e c o n t r o l a r a . Y a n o s e p o d ía d e ja r q u e lo s h o m b r e s
d ie r a n r ie n d a s u e lta a su s in s tin to s v io le n to s .
E n e s te s e n tid o , e l f ú tb o l s e g u ía e l e je m p lo d e l c r ic k e t , q u e s e c o n v ir tió
e n e l p r in c ip a l d e p o r t e e s t iv a l; h a b í a e v o l u c i o n a d o d e s d e la s c a s a s c a m p e s
t r e s a r i s t o c r á t i c a s a la s l o c a l i d a d e s r u r a le s d e l s u r d e I n g l a t e r r a , p a r a p a s a r
d e s p u é s a l n o r t e d e l p a ís a m e d ia d o s d e l s ig lo X IX . E l c r i c k e t r e q u e r í a m á s
d e s tr e z a y a g ilid a d q u e fu e r z a . S e t r a t a b a d e u n ju e g o c o m p l e jo , q u e im p li
c a b a u n a e s tr a te g ia , q u e e x ig ía c ie r t o v a lo r si t e n e m o s e n c u e n t a la d u r e z a d e
fu e rz a , p o t e n c ia o a g r e s iv id a d fu e r a n d e c is iv a s . E l c lu b d e c r ic k e t d e M a r y -
e s te d e p o rte , fu e fu n d a d o p o r a ris tó c ra ta s e n 1 7 8 7 . E n g e n e r a l, ju g a d o r e s
p r o fe s io n a le s , a m e n u d o c r ia d o s o a r te s a n o s , se e n f r e n ta b a n a g e n tle m e n ; en
e l t r a n s c u r s o d e e s t o s p a r t i d o s s e j u g a b a n f u e r t e s s u m a s d e d i n e r o 1^
F u e p r e c is o e s p e r a r a f in e s d e l s ig lo X IX p a r a q u e e l c u e r p o d e l ju g a d o r d e
c r i c k e t c o m e n z a r a a p a r e c e r s e a l id e a l n e o c l á s i c o ; a n t e s , lo s m e jo r e s ju g a d o
p o e t a d e la é p o c a . E l d e p o r t is t a in g lé s m á s f a m o s o , e l ju g a d o r d e c r ic k e t
W G . G r a c e , t e n ía la e s ta tu r a d e M y n n y u n c u e r p o e n f o r m a d e p e r a . P a r te
d e l a tr a c tiv o q u e e je r c ía s e d e b ía a su s p r o p o r c io n e s fu e r a d e lo c o m ú n . E n
ra a p a r ic ió n e n 1 8 6 5 , a la e d a d d e d ie c is é is a ñ o s , y la ú ltim a e n 1 9 0 8 ( ¡a lo s
c i n c u e n t a y n u e v e a ñ o s !) . S e c o n v i r t i ó e n e l d e p o r t i s t a in g lé s m á s f a m o s o d e
to d o s lo s t ie m p o s , p e r o s u fís ic o n o c o r r e s p o n d ía a lo s n u e v o s c á n o n e s . S u
e n o r m e b a r b a , su b a r r ig a y s u a s p e c to lig e r a m e n te d e s a liñ a d o c o n tr a s ta b a n
e n e x t r e m o c o n la s ilu e t a d e lg a d a y e l r o s t r o la m p i ñ o d e l ju g a d o r d e c r i c k e t
d e fin e s d e s i g l o ^
A n t e s d e m e d ia d o s d e l s ig lo X IX , e l t é r m i n o « d e p o r te » s e a s o c ia b a ca si
s ie m p r e a la id e a d e fe r o c e s c o m p e tic io n e s . A m en u d o se a p o s ta b a d in e ro
p o r e l v e n c e d o r . L a e x p lo ta c ió n d e l in s tin to d e a lg u n o s a n im a le s , s o b r e to d o
g a llo s , p e r r o s y t o r o s , t o d a v ía e s t a b a m u y e x t e n d i d a e n e l s ig lo X V III. E s ta s
lu c h a s se fu e r o n s u p r im ie n d o p o c o a p o c o e n e l tr a n s c u r s o d e p r in c ip io s d e l
s ig lo X IX , s o b r e t o d o tr a s v o t a r s e la s le y e s d e 1 8 3 5 y 1 8 4 9 , a p lic a d a s p o r la s
n u e v a s fu e r z a s d e p o lic ía . L a p r o h i b i c i ó n d e e s ta s a c tiv id a d e s t e n ía su o r ig e n
e n la s p r e s io n e s e je r c i d a s p o r n u e v a s a s o c i a c i o n e s , c o m o la « S o c ie d a d p a r a la
p r o t e c c ió n d e lo s a n im a le s c o n t r a la c r u e ld a d » . E s ta s a s o c ia c io n e s c o n t a b a n
c o n e l a p o y o d e a c tiv is ta s p r o te s ta n te s p e r t e n e c ie n t e s a la c la s e q u e s e a c a
b a b a d e e n r iq u e c e r c o n la in d u s tr ia , q u e d is f r u t a b a d e u n p o d e r a c r e c e n t a
h a b e r p r o t e g i d o lo s d e p o r t e s d e a n t a ñ o b l o q u e a n d o la s le y e s d e la C á m a r a
d e lo s L o r e s , p e r o n o h iz o n a d a . L o s s in d ic a lis ta s r a d ic a le s t a m b ié n d e n u n
c ia r o n la c u lt u r a d e la v io le n c ia y e l d e s o r d e n a s o c ia d o s a la s lu c h a s e n t r e
a n im a le s . L o q u e N o r b e r t E lia s h a c a lific a d o c o m o « u m b r a l d e to le r a n c ia »
h a b ía s u b id o a lg u n o s p u n to s . L a b r u ta lid a d — la p é r d id a d e l c o n t r o l fís ic o ,
el h e c h o d e p r o d u c ir s u fr im ie n to y h e r id a s p o r p la c e r — c a d a v e z fu e s ie n d o
m e n o s a c e p t a b l e 109-
E l c u e s t i o n a m i e n t o d e la le g i t i m i d a d d e la s lu c h a s e n t r e a n im a le s s u s c it ó
u n c a m b io d e a c titu d h a c ia el c o m b a te e n tr e se re s h u m a n o s . E n 1 7 4 3 , un
lo n d in e n s e , J a c k B r o u g h t o n , tr a s la m u e r t e d e u n o d e su s c o n tr in c a n te s ,
p r o m u l g ó r e g la s d e c o n d u c t a d ir ig id a s a r e f o r m a r e l b o x e o tr a d ic io n a l. L a s
« r e g la s d e B r o u g h t o n » p e r m it ía n q u e e l c o n t r i n c a n t e q u e h u b ie s e r e c ib id o
u n g o lp e d e m a s ia d o f u e r te p u d ie r a d is fr u ta r d e a lg u n o s m o m e n to s p a r a r e
cu p erarse; co n e s to lo s c o m b a t e s p o d í a n p r o l o n g a r s e d u r a n t e v a r ia s h o r a s .
P e ro s e g u ía n s ie n d o m u y p e lig r o s o s . L a s fo r m a s d e a g r e s ió n m á s g ra v e s , s o
b r e t o d o la s p a ta d a s y lo s m o r d is c o s , s e p r o h ib ie r o n ; y s ó lo a lg u n o s g o lp e s se
a u to r iz a r o n . L o s c o n tr in c a n te s d e b ía n , a d e m á s , c u id a r d e n o h a c e r s e d a ñ o a
s í m is m o s y p o n e r s e a s í fu e ra d e c o m b a te . N o o b s ta n te , e s to s c o m b a te s e ra n
m á s c o m p le jo s y e n c ie r to m o d o m e n o s v io le n t o s d e lo q u e p o d ía n p a r e c e r
a p r im e r a v is ta .
M u c h o s in g le s e s c o n s id e r a b a n q u e e l p u g ila to e r a u n d e p o r t e v a le r o s o ,
h o n o r a b le , p a tr ió tic o : e n lu g a r d e b a tir s e c o n e s p a d a s o d a g a s , c o m o lo s e x
t r a n je r o s , lo s in g le s e s s e b a t ía n c o n s u s p u ñ o s . L a c o m b a t i v i d a d d e lo s p ú g i
le s v in o a s i m b o l iz a r la f u e r z a y la r e s i s t e n c i a d e J o h n B u ll, e l in g lé s e m b le
m á tic o . L a im a g e n d e l d e p o r t is t a b r it á n ic o , d u r a n t e la é p o c a r e v o lu c io n a r ia
y n a p o le ó n ic a , e r a la d e u n h o m b r e a n c h o d e e s p a ld a s , d e c o m p le x ió n fu e r te ,
b a jo p e r o d e f u e r z a c o lo s a l. E l p u g ila t o t u v o s u a p o g e o e n l a d é c a d a d e 1 7 9 0 ,
c u a n d o In g la te rra e s ta b a e n g u e rra c o n F ra n c ia . B r o u g h to n m u r ió e n 1 7 8 9 , p e
ro tu v o su s e p íg o n o s : D a n ie l M e n d o z a , J e m B e lc h e r y « G e n tle m a n » Jo h n
Ja c k s o n , q u e e n s e ñ ó b o x e o a lo r d B y r o n y fu e g u a r d a d e c o r p s d e Jo r g e I V
e n su c o ro n a c ió n , e n 1 8 2 1 . L o s d e fe n s o r e s d e l p u g ila to e ra n a m e n u d o c o n
s e r v a d o r e s q u e v e í a n u n v ín c u l o e n t r e e l c a b a l le r o c a z a d o r y la s lu c h a s p o r
v a d e la é lite t e r r a t e n ie n t e s e v io r e fo r z a d a p o r s u a s o c ia c ió n c o n e l Fancy, es
d e c ir , c o n e l m u n d o d e lo s c o m b a t e s y la s a p u e s t a s , c o n v e r t i d o e n e l s í m b o
lo f ís ic o d e u n a r a z a in s u la r lla m a d a a m o v iliz a r s e y d e f e n d e r s e c o n t r a lo s
a ta q u e s d e l ja c o b i n i s m o 110-
c a p a s p o p u la r e s b r itá n ic a s e s ta b a n fa s c in a d a s p o r la fu e rz a e n g e n e r a l,
p e ro ta m b ié n p o r la s g r a n d e s h a z a ñ a s d e r e s is t e n c ia f ís ic a . E s t u d i o s r e c ie n t e s
s o b r e la s p r o e z a s a t l é t i c a s d e l s ig lo ^ ^ I I e n G r a n B r e t a ñ a h a n m o s t r a d o h a s
t a q u é p u n t o e r a n p o p u la r e s la s g r a n d e s c a r r e r a s d e f o n d o m - E l m ás fa m o
s o d e lo s « m a r c h a d o r e s » , F o s t e r P o w e ll, c u b r ió e n v a r ia s o c a s io n e s la d is t a n
c ia L o n d r e s -Y o r k -L o n d r e s (u n o s 7 0 0 k iló m e tr o s ) p a r a g a n a r a p u e s ta s . E n
1 7 9 2 , a la e d a d d e c in c u e n t a y o c h o a ñ o s , c o m p le ta r ía p o r ú ltim a v e z e s te
tr a y e c to , in v ir tie n d o c in c o d ía s , t r e c e h o r a s y q u in c e m in u t o s . L a m a y o r ía d e
lo s d e s a fío s ib a n u n id o s a a p u e s ta s a c e r c a d e la c a p a c id a d d e ta l o c u a l a t le t a
p a r a r e c o r r e r u n a d is ta n c ia d e te r m in a d a e n u n t ie m p o d a d o . U n o d e lo s p e r
s o n a je s m á s c é l e b r e s d e p r in c ip i o s d e l s ig lo X IX f u e , e n e s t e s e n t i d o , e l c a p i t á n
B a r c la y : g ra n d e , d e e s ta tu ra im p o n e n te y c o n u n a fu e rz a in n a ta e x c e p c io
n a l, B a r c la y e r a d e n o b le c u n a . R e c o r r ió 1 .0 0 0 m illa s e n m il h o r a s s e g u id a s ,
e n N e w m a rk e t, e n 1 8 0 9 ; e s ta h ^ ñ a le r e p o r tó 1 6 .0 0 0 lib r a s , e n u n a é p o c a e n
la q u e e l s a la r io d e u n p e ó n a g r íc o la e r a d e u n a s d o s lib r a s a l m e s .
L o s a n tig u o s d e p o r te s n o e s ta b a n s u je t o s a u n r e g la m e n to . F o r m a b a n
p a r te d e la c u lt u r a lo c a l tr a d ic io n a l o b ie n se p r a c tic a b a n co n m o tiv o de
a c o n te c im ie n to s e x c e p c io n a le s . P e r m itía n d iv e r s io n e s p ú b lic a s , a p u e s ta s y
b e n e f ic io , to d o a la v e z . N o h a b í a n e c e s id a d d e o r g a n iz a r c o m p e t ic io n e s r e
g u la r e s . N o e x is tía u n a c la s e e s p e c ia l d e d e p o r tis ta s , q u e h u b ie r a n r e c ib id o
u n a fo r m a c ió n e n e s o s ju e g o s y s e p r e o c u p a r a n p o r m a n te n e rse en fo rm a .
N o e x is tía n i u n a r e d n a c io n a l o lo c a l d e tr a n s p o r te , n i u n a v e r d a d e r a p r e n
sa d e p o r tiv a . R e in a b a u n a fa s c in a c ió n g e n e r a l p o r la s h a z a ñ a s e x t r e m a s ,
p e r o n o se h a b ía e s ta b le c id o a c u e r d o a lg u n o a c e r c a d e c ó m o d e b e r ía s e r el
p o rte a m a te u r. L o s d e p o r tis ta s m á s c o n o c id o s e ra n o b ie n g ig a n te s o b ie n
in d iv id u o s m in ú s c u lo s . L o s jin e t e s , c u y o p e s o e r a a m e n u d o c o m o e l d e u n
n iñ o , se e n c o n tr a b a n e n t r e la s f ig u r a s m á s e m b l e m á t i c a s d e l d e p o r t e ; c o n
f r e c u e n c ia p e r d ía n la s a lu d a fu e r z a d e p u r g a n te s , d e h a c e r d ie ta y d e b a ñ o s
d e v a p o r q u e le s p e r m it ía n r e d u c ir s u p e s o a l m ín i m o . E l m á s f a m o s o d e lo s
jin e t e s v ic t o r ia n o s , F r e d A r c h e r , f u e c a m p e ó n d u r a n t e t r e c e t e m p o r a d a s s e
g u id a s . C o n s ig u ió g a n a r el D e r b y d e 1 8 8 0 a p e s a r d e u n a le s ió n m u y g ra v e
p a d e c ía d e p r e s io n e s q u e le lle v a r o n a l s u ic id io c u a n d o e s ta b a e n la c u m b r e
d e s u g lo r ia . A r c h e r fu e u n g r a n d e p o r t is t a p r o f e s io n a l, p e r o e r a la a n tít e s is
d e l id e a l fís ic o d e l d e p o r te a m a te u r: u n e s p í r i t u s a n o e n u n c u e r p o s a n o 112^
E l cuerpo del a m a te u r
E l id e a l d e u n a v id a b a s a d a e n la o c i o s i d a d y l a c u l t u r a , q u e i n f l u e n c i ó a
la n o b le z a e u r o p e a d e sd e el r e n a c im ie n to , s e a b a n d o n ó p o c o a p o c o a lo la r
g o d e l s ig lo X IX . L a é p o c a v i c t o r i a n a v a lo r ó la a c t iv id a d e n s í m is m a . E l d e
p o r te m o d e r n o e x ig ía u n g a s to g r a tu ito d e e n e r g ía d u r a n te u n p e r io d o d a d o
c ic io . E l d e p o r t e e r a u n a f o r m a d e ju e g o q u e e x ig ía u n a a p lic a c ió n c o n sta n - ■
te a sí c o m o e s fu e r z o s r e g u la re s . S e p e r c ib ía el c u e r p o h u m an o co m o una
m á q u in a a la q u e h a b ía q u e h a c e r f u n c io n a r d e m a n e r a r e g u la r p a r a q u e p u
d ie s e a lc a n z a r t o d o s u p o t e n c ia l. O b je t iv o q u e n o p o d ía n c u m p l i r la s m a
n if e s ta c io n e s d e p o r tiv a s o c a s io n a le s q u e s e o r g a n iz a b a n e n lo s p u e b lo s . E l
d e p o rte a m a te u r a s p ir a b a a p r o m o v e r la p a r t ic ip a c ió n . V e r c ó m o o tro s se
e je r c ita b a n n o t e n ía v a lo r si n o im p u ls a b a a lo s e s p e c ta d o r e s a p a r tic ip a r . L a
m e d ic in a , e n lu g a r d e d e s a c o n s e ja r lo s e je r c i c i o s q u e e x ig ía n u n g ran d es
g a s te , se d e d ic ó a re c o m e n d a r lo s . L a ép oca v ic to r ia n a h iz o su y o el le m a
M e n s s a n a i n c o rp o r e s a n o q u e y a h e m o s c ita d o . S e c o n v ir tió e n «U n v e rd a
d e r o a r t íc u lo d e fe p a r a m illo n e s d e p e r s o n a s [ ...] , p o n d e r a d o e n la p r e n s a ,
p r e d ic a d o e n lo s s e r m o n e s , r e c o m e n d a d o e n la s c o n s u lt a s d e lo s m é d ic o s y
p o r to d o e l p a ís » n 3 ^ B e n ja m in B r o d ie , p r e s id e n t e d e la R o y a l S o c ie ty , m é
d ic o d e Jo r g e I V y d e G u ille r m o I V , c r e í a q u e « la a l i e n a c i ó n m e n ta l era en
g e n e ra l c o n s e c u e n c ia d e a lg u n a fu n c ió n d e fe c tu o sa d el c u e r p o » n 4 ^
E l s ig lo X IX a s is t ió a l t r i u n f o p r o g r e s iv o d e la d i v i s i ó n d e l t r a b a jo y d e lo s
lu g a r e s d e t r a b a jo c e r r a d o s . A lo s m o v im ie n t o s r e p e t itiv o s d e l c u e r p o s e a ñ a d í a
la fa lta d e a ir e f r e s c o . L a s c la s e s m e d ia s a d o p ta r o n e m p le o s s e d e n ta r io s , p a r a
lo s q u e te n ía n q u e s o m e te r s e c a d a v e z m á s a m e n u d o a e x á m e n e s y c o n c u r
s o s . L a e x p a n s ió n d e la c la s e m e d ia v ic t o r i a n a fu e m u y r á p id a : e l n ú m e r o d e
f u n c io n a r io s d e la a d m in is t r a c ió n y m ie m b r o s d e p r o fe s io n e s lib e r a le s p a só
d e 1 8 3 .0 0 0 a 2 8 9 .0 0 0 e n tr e 1 8 5 1 y 1 8 9 1 ; d u r a n te ese m is m o p e r io d o , el d e
e m p le a d o s d e o f ic in a c r e c ió d e 1 2 1 .0 0 0 a 5 1 4 . 0 0 0 1 15 E s to s g ru p o s d e s e m -
p e ñ a r o n u n p a p e l c la v e e n la c r e a c ió n d e l d e p o r te m o d e r n o , e n p r im e r lu
g a r, c o m o p a r tic ip a n te s , m á s ta r d e c o m o c u a d ro s y d ir ig e n te s d e c lu b e s .
L o s e m p le o s d e o fic in a , e n e l s e n tid o q u e a h o r a d a m o s a e s ta e x p r e s ió n ,
a p a r e c ie r o n a m e d ia d o s d e l s ig lo X IX ; c o n e llo s s e d e s a r r o lló la n e c e s id a d d e
h a c e r e je r c ic io d e m a n e r a r e g u la r y a g r a d a b le . G r a n B r e t a ñ a p o s e ía c a s i m il
c a m p o s d e g o l f a f in e s d e l s ig lo X IX , c r e a d o s e n la m a y o r ía d e lo s c a s o s a lo
la r g o d e lo s ú ltim o s v e in t ic in c o a ñ o s . A llí, c o m o d e c ía e l d ir e c t o r d e l S t a n -
m o r e G o l f C lu b , s itu a d o e n el n o r te d e L o n d r e s , «el h o m b r e d e n e g o c io s
q u e t r a b a ja d u r o p u e d e o lv id a r s e d e s u s in q u ie t u d e s y p r e o c u p a c io n e s , lo s
a m ig o s p u e d e n r e e n c o n tr a r s e e n e l m a r c o d e u n a c o r d ia l r iv a lid a d [„ .]» n 6
E l m o r a l i s t a b o s t o n i a n o O l i v e r W e n d e l l H o l m e s , c u a n d o c r i t i c a b a la s c o s
tu m b r e s s e d e n ta r ia s d e la n u e v a c la s e m e d ia , y a h a b ía d e p lo r a d o « la v id a v e
g e ta t iv a d e l a m e r ic a n o » y « la ju v e n t u d v e s t id a d e n e g r o , c o n la s a r t i c u l a c i o
n e s ríg id a s , lo s m ú s c u lo s f lá c c id o s y e l t o n o m a c ile n t o d e n u e s tr a s c iu d a d e s
d e l A t l á n t i c o » 1^ L o s t r a b a ja d o r e s d e o f i c i n a n o te n ía n n i la c o n s t itu c ió n
r o b u s t a , n i la s v i r t u d e s v ir ile s d e l c a m p e s i n o o e l c a b a lle r o d e p r o v in c ia s .
D e s d e e s te p u n to d e v is ta , p u e d e in te r p r e ta r s e e l a u m e n to d e lo s d e p o r t e s
m o d e r n o s c o m o e l p r im e r a n tíd o to p r e s c r ito c o n t r a lo q u e d e n o m in a m o s
h o y e n d ía « e s tr é s d e lo s e je c u tiv o s » .
T a m b ié n s e h ic ie r o n a d v e r te n c ia s s im ila r e s e n P a r ís , d u r a n t e l a d é c a d a
d e 1 8 8 0 , c o n tra el s u rm e n a g e o fa tig a in te le c tu a l, a l q u e se h a c ía r e s p o n s a b le
d e l d e b i l i t a m i e n t o d e la s f u t u r a s é lit e s y, p o r c o n s i g u i e n t e , d e la e v e n t u a l i n
c a p a c id a d p a r a r e c u p e r a r la p u ja n z a fr a n c e s a , d is m in u id a tr a s la g u e r r a d e
sa s tro s a d e 1 8 7 0 u 8 L a s id e a s d e D a r w in , a l d if u n d ir s e , g e n e r a r o n m ie d o ,
c a d a v e z m á s c o m p a r t id o , a u n d e t e r io r o f ís ic o d e la r a z a . P e r s o n a lid a d e s d e
p r im e r o r d e n , e n n u m e ro s a s n a c io n e s o c c id e n ta le s , e s ta b a n c o n v e n c id a s
d e q u e la s r a z a s s e e n f r e n t a b a n p o r el d o m in io p o lític o y e c o n ó m ic o . P o r
e s o , te n e r u n c u e r p o s a n o y b ie n p r e p a r a d o p a r e c ía c a d a v e z m á s im p o r ta n
te . H e r b e r t S p e n c e r la n z ó e n to n c e s su fa m o s o a fo r is m o : « S e r u n a n a c ió n
d e b u e n o s a n im a le s e s la p r im e r a c o n d ic ió n p a r a la p r o s p e r id a d n a c io n a l» .
Si G ra n B r e ta ñ a , p o r e je m p lo , q u e r ía m a n te n e r s u r iq u e z a y s u Im p e r io ,
d e b ía p r o d u c ir g e n e r a c io n e s d e jó v e n e s f ís ic a m e n t e p r e p a r a d o s c o n e l fin d e
g a n a r « la l u c h a p o r l a v i d a » . p u b lic a c io n e s e s c o la r e s e s ta b a n lle n a s d e h is
t o r ia s q u e p o n d e r a b a n e l d e p o r t e d e e q u i p o , la m e jo r d e la s p r e p a r a c i o n e s
p a r a u n a v id a d e a c c ió n y d e c o n q u is ta s im p e r ia le s . E l d e p o r te h a c ía q u e u n
jo v e n f u e r a c a p a z d e r e s id ir e n Á f r i c a o A s ia , c a p a z d e c o l a b o r a r c o n lo s d e
m á s y d e m a n d a r 1^
E l cuerpo cultivado:
gimnastas y deportistas en el siglo XIX
1 . H o n o ré D au m ier, Un complemento de
educación brillante, París, B ib lio te ca
N acion al de Francia.
■'Natátion
N ATÜRELLE A ]/ ¡liÜ !M K
del siglo, el a r t e d e nadar se
co n sid eró ta n to un ejercicio físico
co m o una hidroterapia.
L ’A R T D E N A G E R
J.H.| DE \ < SOR i £8 TlAHE**^»
HYOl\OTHÉl\A»lttUES ET SUR : H m H1m:aÉ»n¡m;
ira JL\ISS HVOJBS ET D.:S BAWS CHA.U1W
' PARIS * ‘
f ÜENAULD, 10, quai du J.ouvre.
1 0 . Según J. F. W e e d o n ,
Jugadores de criquet, 18 8 7 ,
Lon dres, M ary lebo n e Cricket
C lub.
Análisis e n te ra m e n te visual y no
num erado del m ovim iento del
listón, a principios del siglo x ix .
1 2 . Según R o b e r t C ru ikshank,
Fútbol, g rab ad o d e G e o rg e H unt,
1 8 27, col. part.
El fútbol d e 1 8 2 7 to le ra el co m b a te
d e puños así co m o la promiscuidad
d e los cuerpos.
>elota
s de
ndres,
!.
es,
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Cribb y M olineaux se
enfrentan con los puños
desnudos en un esp a c io no
balizado, sin equipaje
reglam entario y con los
esp e ctad o res desperdigados.
El espacio del co m b a te se
reglam enta y baliza durante el
prim er te rcio del siglo x ix .
A parecen los guantes y un
árbitro q u e vigila los golpes, si
bien el recinto sigue siendo
aleatorio y el público está
masificado.
18 . Combate de boxeo en LePetit
Journal, n o v ie m b re d e 18 9 9 .
Afinales d e siglo, y a se cu en ta con
un recinto específico, así co m o con
un eq u ip aje propio. El público está
o rd en ad o. Un reglam en to preciso
califica los golpes y mide el tiem p o.
m m o N ü N m sm E
DE f 1 9 0 0
« fe :
E XP LO ITA TlO N
D'EXERCICES PHYSIOUES
r DE SPORTS
Chami ,
'Internationaliel!ymmt¡i]ue 2 3 . C a rte l de la Exposición
V E L O D R Ü M E
deVINCENNES
U niversal d e 1900.
C on ocasión d e la Exposición de
E l ^tyorte enfemenino
La actividad deportiva, en el siglo XIX, era casi exclusivamente masculi
na. Permitía explorar, definir y ensalzar la potencia del cuerpo del hombre.
En general, se marginaba alas mujeres o incluso selas excluía. Pero no siem
pre había sido así. Investigaciones recientes realizadas sobre atletas de sexo
femenino revelan que era normal organizar carreras de mujeres en los si
glos XVIII y XIX, sobre todo en el marco de una manifestación más amplia,
sobre todo de una fiesta^. Estas smock races (las carreras se recompensaban
con ropa) atraían a las mujeres de las clases populares, que, aveces, también
participaban en otras pruebas en las que se apostaba. Todavía se señala su
presencia en la década de 1820, pero parecen desaparecer durante la segun
da mitad del siglo, debido al declive de las festividades tradicionales y a la
preocupación más marcada por la respetabilidad femenina.
La medicina de la época victoriana liberó el cuerpo masculino, pero en-
corsetó el delas mujeres de clase media. Enfatizaba las diferencias entre los se
xos y consideraba que los ejercicios que exigían fuerza implicaban peligro
para las mujeres. Se presentaba a la burguesa como débil e hipersensible. Se
consideraba que los deportes, que exigían fuerza física y agresividad, eran im
propios de la nueva clase ociosa que representaban las amas de casa suficien
tementericasy con tiempo libre parahacer ejercicio. La mayoría delas demás
se hallaban demasiado ocupadas con los quehaceres de la casa, la crianza de
los hijos y/o tener un empleo como para que las quedasen fuerzas para dedi
carlas al deporte. Los conocimientos científicos estaban dominados por una
ideología masculina que instituía las diferencias entre sexos como estereoti
pos degénero y obstáculos para realizar actividades deportivas^8^
No obstante, aparecieron cambios significativos a finales del siglo XIX.
Las mujeres de clase media, en especial las dedicadas a la enseñanza, recha
zaron cada vez con más firmeza la idea de un cuerpo femenino débil y pasi
vo149. Las directoras de las escuelas destinadas a las niñas, que secrearon en
el transcurso de la segunda mitad del siglo, emprendieron la tarea de elabo
rar su propia versión de los deportes escolares, adaptando ciertas actividades
masculinas a las mujeres. Todo comenzó con la gimnasia sueca, antes de de
dicarse al tenis y a deportes de equipo como el hockey, sin olvidar un juego
nuevo, el net-ball, variante británica del baloncesto estadounidense. El hoc
key sobre hierba tuvo enseguida un gran éxito que condujo a la formación
de la A l England Women’sHockeyAssociation; ésta fundó organizaciones
escolares y locales y publicó su propio periódico en 1901. Como deporte de
equipo, el hockey se parecía mucho al fútbol; los contactos físicos existían,
pero mucho más reducidos gracias al uso del stick.
Las mujeres de las clases populares se hallaban, no obstante, excluidas,
por los matrimonios precoces y la maternidad, de estas actividades que no
habían tenido oportunidad de practicar en la escuela. Es cierto que se pro
porcionaba a las niñas una educación física elemental en las escuelas públi
cas, en forma de algunos movimientos gimnásticos, pero no practicaban
ningún deporte. Se abrieron colegios especializados en educación física
donde seformaron profesoras destinadas alas escuelas privadas. Las institu
ciones más famosas fueron aquellas que dirigió la imponente señora Berg-
man-Osterbeg: el colegio privado de Dartford, en 1885, y el de Hampstead, a
partir de 1895. Esta directora, producto del Instituto Central de Gimnasia
de Estocolmo, era una mujer de una energía y determinación excepciona
les. Organizó la enseñanza del deporte en sus centros. Dos de sus alumnas,
Rhona Anstey y Margaret Stansfield, siguieron su ejemplo y crearon sendos
colegios. Dorette Wilke, que llegó de Baviera en la década de 1880, abrió su
Chelsea School for Physical Training en 1898. Declaró: «Espero que al final
mis niñas no se vean nunca obligadas a enseñar; deseo que se casen y sean
tan felices como sea posible»150.
Efectivamente, el matrimonio era la «carrera» de la mayoría de las chicas
de clase media que practicaban deporte en la escuela. Estas mujeres instala
ban su hogar en los suburbios ajardinados de las grandes ciudades. Tenían
medios suficientes para emplear a criados, asistentas, cocineras y niñeras.
Sus maridos se marchaban a trabajar en tren al centro y las dejaban libres
para dedicarse a actividades de ocio, entre las que el tenis y el golf tenían un
lugar preponderante. Los clubes de golf seconvirtieron en parte integrante
de la redsocial de los suburbios y proliferaron con rapideza fines del siglo XIX.
El Stanmore Golf Club del norte de Londres, por ejemplo, incluía, desde su
creación, una sección reservada a las señoras, que disponía de su propio re
corrido. mujeres suponían, según los años, entre la cuarta y la tercera parte
de sus miembros. Ocupaban una posición subordinada pero autónoma^.
Creada en 1893, la Ladies GolfUnion impulsó el Campeonato femenino,
que lady Margaret Scott ganó tres años seguidos; era una jugadora excep
cional que aprendió ajugar al golf con sus hermanos y que dejó la compe
tición al casarse. El golfexigía un movimiento ágil y gracioso ejecutado con
precisión y ritmo más que fuerza.
El tenis gozó de un éxito aún mayor entrelas mujeres. Los clubes eran más
pequeños, menos caros de administrar y estaban mejor ubicados que los de
golf. Se enseñaba ajugar al tenis en las escuelas privadas para niñas; los parti
dos de dobles mixtos constituían un excelente medio para conseguir que se
encontraran jóvenes casaderos. El tenis femenino de competición enseguida
sehizo un hueco en Wimbledon, donde Lottie Dod, «la pequeña maravilla»,
ganó el primero de sus cinco títulos individuales en 1887, a la edad de quin
ce años. Lottie Dod, que también erajugadora de hockey, golfista, patinado
ra y tiradora con arco excepcional, fue la primera heroína deportiva de la era
moderna. No obstante, poseía un perfil muy poco habitual y no se la consi
deraba como un modelo a imitar por parte de las chicas de clase media. En
Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos, los profesionales libera
les y la élite de los hombres de negocios hicieron del tenis un verdadero mer
cado matrimonial. Para una jovencita, era más importante resultar graciosay
seductora en una cancha que jugar bien. «Son muchas las señoras francesas
que practican el tenis», se lee en una guía inglesa de deportes en 1903, «pero
entre ellas hay pocas jugadoras buenas»152^ mujeres todavía llevaban vesti
dos, sombreros y blusas de manga larga. Su vestimenta venía dictada más por
otros objetivos que por las necesidades del juego. El tenis femenino tuvo tan
to éxito que a veces los hombres se sentían incómodos a la hora de practicar
este deporte. «Este juego es más propio de alguien perezoso o débil», seleía en
un periódico estudiantil de Harvard en 1878, «pero los hombres que hayan
practicado el remo o deportes más nobles seruborizarían si tuvieran que jugar
al tenis sobre hierba»*53 Éste exigía bastante vigor físico y movilidad para de
mostrar que una mujer era activa y gozaba de buena salud, pero no hasta el
punto de amenazar su identidad reproductora y de objeto decorativo.
Los orígenes del deporte femenino se remontan, por lo tanto, al cambio
del siglo; pero, además de seguir siendo privilegio de una clase social, sólo
ofrecía un abanico reducido de posibilidades. El atletismo estaba vedado a
las mujeres y Pierre de Coubertin declaró su oposición a que participasen
en los Juegos Olímpicos. Su papel consistía en poner la corona de laurel al
vencedor, no en participar. Las propias mujeres consideraban muy a menu
do que su cuerpo y personalidad no se adaptaban a un ejercicio intenso.
Sólo a lo largo del siglo XX las deportistas han conseguido superar esta tra
dición de inferioridad.
En Estados Unidos la educación física de las mujeres se desarrolló en la
misma línea que en Gran Bretaña. El Vassar College incorporó un progra
ma de cultura física en 1865, bajo la supervisión de un médico de sexo fe
menino. A fines del siglo XIX, los directores de otros colegios de élite como
Wellesley, Mont Holyoke y Bryn Mawr elaboraron un programa específica
mente dirigido a desarrollar el cuerpo femenino pero sin éxito. Como en
Gran Bretaña, existía una separación rígida entre el deporte masculino y las
organizaciones exclusivamente femeninas^ Los country clubs de la élite,
como el Staten Island Club (reservado a los neoyorkinos ricos), proporcio
naban un marco aislado, discreto, a las mujeres jóvenes que deseaban dis
frutar del ejercicio después de dejar el colegio.
En la Europa continental, los obstáculos para la participación de las mu
jeres se hallaban aún más enraizados que en Gran Bretaña y Estados Uni
dos. Los deportes femeninos estaban reservados a las señoras de la aristocra
cia lo suficientemente ricas y poderosas para poder practicar la equitación y
cazar. Algunas artistas de teatro o cabaret montaban a veces en bicicleta o
hacían alguna carrera para divertir al público masculino. Aparte de esto, el
deporte femenino era casi inexistente en 1900; habría que esperar a 1914
para que secrearan algunos clubes de natación y atletismo femeninos'55^ Fue
durante el periodo de entreguerras cuando progresaron los deportes des
tinados a las mujeres, bajo el impulso de Alice Milliat, que estuvo casada
durante algún tiempo con un inglés. Esto no quiere decir que no existiera
educación física femenina. El miedo al declive de la población condujo ala de
recha a preconizar el ejercicio femenino, percibido como medio para pro
ducir madres con buena salud; pero estapreocupación selimitaba a una gim
nasia especialmente adaptada. Georges Vigarello ha mostrado que existía
un acuerdo limitado acerca de la necesidad de que niñas y jóvenes practica
sen una cultura física específica con el fin de que gozaran de una excelente
salud y se revelaran como buenas reproductoras. El deporte, en sí mismo, se
consideraba demasiado duro físicamente. La medicina advertía sobre el riesgo
de agotar a las mujeres^ En Alemania, hasta fines del siglo XIX, el deporte
femenino se redujo, allí también, a las canchas de tenis y a una gimnasia es
pecífica.
Hicieron falta varias décadas, siendo exactos, para que el deporte se im
pusiera sobre una gimnasia que había dominado durante mucho tiempo,
sobre todo en Francia.
La gimnasia se difundió también en los comportamientos privados del
siglo XIX: París contaba con tres gimnasios en 1850, con catorce en 1860 y
treinta y dos en 1880. La práctica se hizo visible, aunque continuara siendo
modesta según los criterios actuales. También se especializó: de este con
junto de establecimientos cuatro declaraban tener finalidades higiénicas en
1860, mientras que pasarán a ser catorce en 1880*57. El establecimiento de
Paz, cuyas lecciones dice haber seguido Jules Simon hasta los cincuenta y
cinco años de edad'58, era uno de los más característicos: la publicidad lo
denominaba «Gran Gimnasio Médico»; en 1867, le atribuía una asistencia
anual de 600 alumnos159y destacaba los cuidados complementarios de ma
saje o hidromasaje que podía ofrecer. Lo cual acentuó las diferencias entre
una gimnasia ideada para la escuela, los grupos, los dispositivos de conjun
to, con sus movimientos colectivos y precisos, y una gimnasia concebida
para la élite, más individual, que disponía de aparatos costosos, hechos con
correas, extensores y poleas móviles para modelar mejor la silueta. Uno de
los cambios más importantes fue el brusco desarrollo de una gimnasia con
fines colectivos, de la que Gréard decía que nació «del choque que supusie
ron nuestros desastres»*60después de 1870, a la que otros llamarán «el gran
movimiento para fortalecer a la juventud francesa, apoyado por el libro, el
periódico, los congresos, etcétera»*6*. Nada más que una voluntad, respal
dada por notables muy numerosos, de «introducir la gimnasia entre los há
bitos franceses»*62.
¿Lasélitesy elportefísico
No se trataba de que los gimnastas viviesen de manera tan intensa las re
ferencias oficiales. Sus placeres eran más inmediatos, más personales. Lo
primero que recuerda Claudius Favier, en una de las raras autobiografías
que ilustran estas prácticas de finales de siglo, son las competiciones y clasi
ficaciones: «Me clasifiqué 10° con sólo 10 puntos menos que el campeón
[...]. Nos clasificamos Lacombe 110°, yo 112° y Terrier 121° [...]. Consi
guió el 70° puesto [...]»203; se trataba también de viajes, posibles gracias a
los festivales gimnásticos, movilidad tanto más valiosa puesto que el univer
so popular todavía tendía a excluirla: «Fue un acontecimiento extraordina
rio [...] ir a Ginebra, visitar la ciudad, subir parte del puerto de la Fauci-
lle»204. Claudius Favier recurre al lenguaje llano de la escuela primaria para
evocar su vida de gimnasta como una sucesión de resultados, encuentros y
tarjetas postales. Lo que muestra hasta qué punto el universo del deportis
ta no sealeja demasiado de aquel del gimnasta con la insistencia en las com
peticiones y las proezas.
Pero hay que retomar las expectativas de los responsables de las socieda
des gimnásticas para sopesar toda la importancia atribuida al pulido del
cuerpo, al aprendizaje de códigos físicos, como el de la apariencia y el por
te sobre todo. Nada como la influencia reconocida de la élite sobre las clases
populares a finales del siglo XIX para controlar y disciplinar al cuerpo: «La
gimnasia no debe sólo desarrollar las fuerzas físicas, sino también los princi
pios del porte y la disciplina sin los cuales ningún ciudadano puede prestar
un verdadero servicio a la patria»20^ De ahí el intenso trabajo que realiza
ban los gimnastas sobre la rectitud corporal, la supervisión del pecho, la
postura de la espalda: «La actitud es el primer elemento de la gimnasia»20(\
De ahí también las referencias sociales presentes en los textos que describen
el trabajo: «Los hijos de los campesinos se mueven, es cierto [...]. Pero no se
enderezan; sus formas no están bien equilibradas, su aspecto es a menudo
pesadoy poco agraciado»2°7^ Trabajar sobre la apariencia era una labor enor
me de aculturación a la que se entregó al principio la gimnasia, contribu
yendo «a hacer que se adquiera este porte físico por el cual se reconoce al
hombre bien educado»2°8^Es lo que otorga todo su sentido al libro de Pie
rre Arnaud, LesAthletes de la. République209, cuyos cuerpos se «pulen» al ser
vicio de todos, cuya ordenación física sirve para una ordenación política.
También le da todo el sentido al título del artículo de Pierre Chambat, «Les
muscles de Marianne»210.
El cuerpo de los gimnastas que pertenecían a sociedades se trabajaban, de
hecho, hasta en su imagen, su puesta en escena imponía una pose que se re
petía de manera uniforme en los grabados y fotografías: cintura estrecha, bus
to saliente, hombros echados para atrás. fotos oficiales de grupos de gim
nastas de fines del siglo representaban brazos desnudos, el pecho cubierto
con una faja con el color de su sociedad. Es también lo que comentaban los
autores de manuales que equiparaban el valor de un equipo con el de su por
te. Tissié, por ejemplo, inspirador de una revista de gimnasia a fines del si
glo XIX, compara extensamente en 1901 fotos degrupos de gimnastas suecos
y franceses para apreciar la importancia respectiva dada ala «amplitud del pe-
cho»2". Los gimnastas inmóviles ante el objetivo fotográfico debían revelar
hasta en su actitud tanto movilidad como vigor potenciales. La República
mostraría, a través de ellos, una fuerza direct^ente corporal.
V. ¿GIMNASTA O DEPORTISTA?
¿Disciplina ojuegos?
Las prácticas deportivas se asientan sobre una crítica a la gimnasia: «esta
funesta ocupación que selleva a cabo hoy en día de preparar a los niños para
sus años de cuartel»2'2.
La polémica sobre los juegos y sus movimientos «libres» perturbó, desde
luego, la opción gimnástica después de mediados de siglo. Vernois, que rea
lizó una encuesta sobre las prácticas de los liceos en 1869, recordaba ya la ri
quezafisiológica de los juegos: «No conozco un solo músculo que no se pon
ga, solo o en compañía de los vecinos, en acción viva y armónica en todos
los juegos corrientes de la juventud y cuya enumeración les ahorro»213^Po
co a poco, en lo que se refiere al placer y el esparcimiento que suponen, los
juegos ganan en importancia a fines de siglo. Se les da relieve sobre todo
porque pueden servir para tomar conciencia de antiautoritarismo, sensible,
desde la década de 1880, a lo que un discurso erudito denominaba el «ago
tamiento» y su «olvido de las leyes de la higiene»2^ También resaltables
porque muchos de ellos se organizaban en instituciones nuevas.
La polémica entre «deportistas» y «gimnastas» pudo entonces desarrollar
se, centrándose al principio en una acentuación del debate sobre la autori
dad. Los primeros «deportistas» pretendían organizarse por sí solos y no de
ber nada a ninguna jerarquía. Los jóvenes del «club de los corredores» (uno
delos primeros clubes parisinos de fines de la década de 1870), por ejemplo,
sededicaban a una práctica que no contaba con una denominación en Fran
cia: los «deportes atléticos»2i^ Se organizaban entre ellos a pesar de la ausen
cia de «guía» que les dirigiese. Mandaban a sus representantes a organizacio
nes más grandes. Consiguieron testigos y espectadores y cronometraban a
veces sus carreras. El modelo era un self-government2x(>, cuyo objeto era la
competición. Este tema era el núcleo de la campaña sobre los juegos depor
tivos organizada por el diario Le Tempsen 1888: «Abramos la jaula [...] al aire
libre, sobre amplias superficies»2i7, insistía Georges Rozet, en una serie de
crónicas escritas a lo largo de varios meses en el mismo periódico. El Manuel
d'exercicesgymnastiques de la década de 1890 es también, y por primera vez,
un manual de «juegos escolares»2^ Fue en una organización nueva sobre
todo, conviene decirlo, donde los juegos se convirtieron en «deportes» en
Francia, a partir de la década de 1880. Esta organización, que estaba consti
tuida por asociaciones de «iguales» que animaban y gestionaban competicio
nes físicas, era completamente diferente a la de las sociedades gimnásticas
con su jerarquía preestablecida y su diferencia siempre enfatizada entre ad
ministradores y practicantes. Uno de los actores de la década de 1880 re
cuerda, con sencillez, unos años más tarde, la originalidad de estos primeros
dispositivos: «1. En la baseestaban los atletas agrupados en sociedades o Clu
bes a cuyos dirigentes elegían. 2. Los Comités regionales o ligas regionales
compuestas por miembros elegidos por los Clubes [...]. 3. El poder central
representado por un Comité rector o un Consejo compuesto por Delegados
de los Comités de los Clubes»213 Dicho de otra forma, el principio de la so
ciedad democrática.
Un cuerpo energético
El deporte contribuyó más aún a sugerir una nueva representación del
cuerpo: el papel otorgado al principio «energético», el privilegio dado a
los intercambios fisiológicos por encima de las fijaciones anatómicas de los
gimnastas.
Después de mucho tiempo, la acentuación de la referencia energética
podía hacer que apareciese el beneficio de movimientos más libres. El análi
sis de la respiración, la insistencia en el intercambio de oxígeno por ejem
plo, podía poner de manifiesto la ventaja del trabajo muscular en general
frente al trabajo muscular localizado y especializado. Es lo que las constan
tes de Lavoisier, con sus cámaras herméticas y sus análisis del aire respirado,
dejaban entrever a fines del siglo W III220.
Sin embargo, los primeros gimnastas de principios del siglo XIX todavía
no explotaban la imagen del organismo «quemador» y los recursos del en
trenamiento respiratorio: el trabajo del pulmón nunca se especificaba221•
Tenían que cambiar las referencias científicas y culturales para que ese tra
bajo del pulmón se analizase y enfatizara de otro modo. Era necesario, por
ejemplo, que se explicitara la fórmula científica de la energía, la de la tra
ducción de las calorías a trabajo: el equivalente mecánico del calor cuyo cál
culo teorizó por primera vez Carnot en 1824222^La cantidad de oxígeno
acumulado tomó otro sentido, susceptible de «energetizaciones» insospe
chadas y consecuencias cuantificables en el trabajo: el ensanchamiento de
los pulmones podía acentuar el aumento del rendimiento. Era precisa, so
bre todo, que esta teoría del equivalente en «trabajo» del «calor» se difun
diera a mediados del siglo XIX en los medios de los técnicos y las industrias,
para que la fórmula tuviera algún efecto en la práctica. El tema del entrena
miento podía entonces adquirir originalidad. El cuerpo no era sólo una
morfología «cerrada», simple arquitectura limitada a una disposición de pa
lancas cuya clave se ha de hallar en la mecánica y la anatomía funcional (que
ilustraría la gimnasia del siglo XIX), es un lugar de paso en el que seconvierten
energías cuya clave se encuentra en la termodinámica y una ciencia biológi
ca que tiene en cuenta los trabajos de los químicos (lo cual ejemplificaría el
entrenamiento deportivo). Los juegos, los deportes, se podrían legitimar de
un modo distinto al de antes: los ejercicios dispersos y agitados (los depor
tes) cobraron importancia frente a los ejercicios estereotipados y disciplina
dos (gimnasia). Las turbulencias y las escapadas podían incluso prevalecer
sobre la precisión y la fijeza. Era el argumento clave del proceso que los de
portistas entablaron con los gimnastas.
Los efectos de la carrera, por ejemplo, se interpretaban de otro modo: no
actúa sólo sobre los músculos de las piernas, sino sobre el espacio de los pul
mones. De ahí esa representación inédita por completo: el trabajo de las
piernas, la dureza de las carreras, sus repeticiones (y no sólo la expansión es
tática del pecho) podrían por sí solos metamorfosear la forma del tórax y el
perfil del cuerpo. Son los que imponen un ensanche particular del pulmón
los que, al modificar el dispositivo respiratorio interno, modifican también
su ubicación anatómica externa: «En el tórax, es el volumen del contenido el
que determina el del continente»223, afirma convencido el fisiólogo Lagran-
ge, que orienta hacia nuevas expectativas y apunta nuevas representaciones.
Lo cual trastoca la norma de los ejercicios y sus efectos esperados: el trabajo
general y global de los pulmones podía llegar a ser más importante que la for
ma y la precisión de la actividad demandada. El desgaste «deportivo» podía
llegar a ser más importante que la geometría «gimnástica». En principio es
hacia estavisión de los «motores» orgánicos, del volumen del pecho, con sus
formas, sus esquemas, hacia donde seorientaba con prioridad la primera co
misión médica que se creó con motivo de los Juegos Olímpicos de 1900224
Dicho de otro modo, el «deportista» añadía una visión energética del
cuerpo a la visión más mecánica del «gimnasta».
E ld
ep
deportey salud Illev^ada a su exfrtremo
Más ampliamente, el deportista construyó un contexto de actividades a
las cuales la sociedad industrial dotó de sentido: el del rendimiento y el ré
cord. Este medio fabricó poco a poco un nuevo espacio mítico con sus esca
padas, sus horizontes indefinidos, sus héroes. Un universo dado casi como
una contrasociedad, modelo depurado de la nuestra, que cultivaba igual
dad, mérito y lealtad. Ese mito de lo ejemplar sedujo, absorbiendo poco a
poco a las masas, hasta ocupar en parte el lugar del fervor religioso en decli
ve. Es también este mito el que ha contribuido a construir un nuevo mun
do de representaciones y objetos con su economía incipiente, sus estadios,
sus encuentros, sus identificaciones sordas. En principio nada más que una
oposición complementaria a la gimnasia, aunque sea complaciente y afec
tada: «El deporte es mucho más; es una escuela de audacia, energía y volun
tad perseverante. Debido a su esencia, tiende al exceso; precisa campeona
tos y récords [. ..] »225.
Este universo del rendimiento dio lugar, al fin y al cabo, a una visión
inédita de la salud: imposible ignorarla. La certeza era desde luego oscura,
basada en la convicción, pero expresaba el nuevo sentimiento de movilidad,
de conquista del espacio y el tiempo, afirmada por la élite de fines de siglo:
el rendimiento cuantificado del deporte enseguida se interpretó como per
feccionamiento sanitario, aunque jugase con la superación y el exceso22<\
Un modelo de aumento que Le Temps comentaba tras cada prueba, en este
año 1888: «No sólo los alumnos nadan mejor, más deprisa y durante más
tiempo que los años anteriores, no sólo dan prueba de una resistencia al
cansancio desconocida hasta ahora, sino que su condición física es abso
lutamente diferente de cómo era hace 30 meses»227^ Parecía constatarse la
existencia de un progreso plausible en el núcleo de las defensas corporales.
El deporte se hizo así demostrativo, signo de modernidad, señal de progre
so, hasta el punto deque los promotores de la Exposición Universal de 1900
lo consideraron prueba de renovación física. La Exposición parisina utilizó
el símbolo. Fue la primera de estas manifestaciones universales que utilizó la
puesta en escena deportiva: pruebas que se exhibían como las máquinas,
asociadas a ellas, susceptibles como ellas de un perfeccionamiento conti
nuo. competiciones de carreras, de salto, tiro, de lawn tennis [tenis sobre
hierba], distribuidas por los pabellones de los expositores o en los bosques
de la periferia de París, sirvieron de excusa para hablar de la salud colectiva,
su posible avance o declive. El maratón, por ejemplo, que se realizó en tor
no a las fortificaciones parisinas, se convirtió en un indicador más: «Decidi
damente los pesimistas están equivocados, la raza humana no degenera en
absoluto puesto que nuestros contemporáneos pueden completar sin peli
gro la hazaña que costó la vida al soldado de Atenas»22^
La originalidad no estaba en pasar de la ausencia de salud a la salud, sino
más bien en profundizar en la salud propiamente dicha e imaginar su au
mento indefinido. Era el «sanatorio para personas con buena salud»229, ins
titución diseñada por Pierre de Coubertin en una de sus ficciones con va
lor de programa. Se trataba de una imagen económica, orientada hacia la
«plusvalía física»230: régimen, ejercicios, levantarse a las siete, acostarse a las
nueve, entrenamiento continuo debían transformar la salud hasta ir más
allá de sus fronteras. Nunca hasta entonces la normalidad sanitaria había
parecido hasta ese punto moldeable, perfeccionable, dirigida hacia el futu
ro y el progreso.
Sin embargo, no existían actos deportivos de masas a principios del si
glo XX. Los nadadores asociados en la Federación francesa de natación eran
menos de 1.000 en 1920 y los atletas miembros de la Federación francesa
deatletismo eran menos de 15.000 en esamisma fecha231^La práctica era, en
cambio, lo suficientemente nueva para repercutir en las convicciones. Una
certeza que expresa Bergson en una respuesta al Gaulois littéraire en 1912:
«Lo que valoro sobre todo en los deportes es la confianza en sí que propor
cionan. Creo en un renacimiento de la moral francesa»232^
El deporte no encarnaba sólo la renovación de las representaciones del
cuerpo, sino que encarnaba una renovación más amplia de la cultura, una
visión siempre más tecnificada del espacio, una visión siempre más calcula
da del tiempo, una visión siempre más democrática de los intercambios y la
sociabilidad. Era preciso hacer que el cuerpo interviniese, hasta en sus más
íntimas implicaciones, en lo que parecía, ya a principios del siglo XX, una vi
sión de futuro.
Notas
INTRODUCCIÓN
1. Michel Henry, «Le corps vivant», Prétentaine, n° 12/13, Corps, marzo de 2000,
p. 13. Todos los artículos de este número bellísimo nos han aportado mucho.
2. Jean-Marie Brohm, «Le corps, un référent philosophique introuvable?», Pré
tentaine, n° 12/13, Corps, marzo 2000, p. 131.
3. Ibid., p. 134.
4. Ibid., p. 151.
2 . EL DOMINIO DE LA RELIGIÓN
1. Journal, trad. fr. de Pierre Klossowski, París, Grasset, 1959, pp. 97-98.
2. Estas palabras han sido transcritas por Antonin Proust, ÉdouardManet. Sou-
venirspubliésparA. Barthélemy, París, H. Laurens, 1913, p. 17.
3. Laokoon: oder, Über die Grenzen der Mahlerey undPoesie, Berlín, 1866.
4. Johann Joachim Winckelmann, Gedancken über die Nachahmung der grie-
chischen Wercke in der Mahlerey und Bildhauer Kunst, [Leipzig?] 1755.
5. Véase la protesta de Régis Michel contra esta denominación en L e Beau
ideal, catálogo de exposición, París, Louvre, 1989, p. 7.
6.Véase a este respecto el excelente análisis de Alex Potts, Flesh an d the Ideal.
Winckelmann an d the Origins ofA rt History, New Haven, Yale University
Press, 1994.
7. Johann Joachim Winckelmann, Réflexionssurl’imitation des ceuvresgrecques
enpeinture et en sculpture, op. cit., pp. 9 9-10 1.
8. Johann Joachim Winckelmann, Geschichte der Kunst des Alterthums, Dresde,
1764.
9. A este respecto, véase Anne Hollander, Seeing Through Clothes, Nueva York,
Viking, 1978.
1O. Véase sobre todo Jean-Claude Bologne, Histoire de lapudeur, París, Olivier
Orban, 1986.
11. Léon de Laborde, Exposition UniverseUe de 1851, Trabajo de la Comisión
francesa, grupo VI, jurado ^ ^ X , «Aplicación de las artes de la industria», Pa
rís, Imp. Impériale, 1856, p. 991.
12. Como ha observado oportunamente Thomas Crow en su excelente análisis,
Emulatiorn:MakingAnistsforRevolutionary France, Yale University Press, 1995.
13. Thomas Crow (ibid., pp. 163-165) piensa que Girodet creó su Endymion en
oposición sistemática al Guerrero herido de Drouais en un espíritu de compe
tencia post mortem. En todo ^ o , está claro que ambos cuadros, muy diferentes,
constituyen los dos polos del cuerpo masculino: viril y heroico por una parte,
feminizado y voluptuoso por otra. Debemos recordar de paso que en 1790 Fa-
bre, otro alumno de David, presentó con el título La muerte de Abel un retrato
académico masculino lánguido, a un tiempo ideal y erotizado.
14. Abigail Solomon-Godeau, «Male trouble: a crisis in representation», Art His-
tory, vol. 16, n° 2, junio 1993, p. 286 y ss., y el libro del mismo autor y el
mismo título, Nueva York, Thames & Hudson, 1997.
15. Werner Busch, «Die Neudefinition des Umrisszeichnung in Rom am ende
des 18.Jahrhunderts», en Id. y Margret Stuffmann (dir.), Zeichen in Rom,
1790-1830, Colonia, 2001.
16. Les F ram;aispeintspar eux-memes, París, t. 11, 1843, pp. 1-8.
17. Antoine Montfort lo relata en los recuerdos que aportó a Clément; véase Gé-
ricault, catálogo de exposición, París, Réunion des musées nationaux, 1991,
p. 312.
18. Edmond About citado por France Borel, Le Modele ou l'Artiste séduit, Gine
bra, Skira, 1990, p. 148.
19. Litografía publicada en Le Charivari du 22 de junio de 1865. Delteil, Le
Peintre-graveur iUustré, n° 3447.
20. Sobre este tema, véase LArt du nu au XIX' siecle. Lephotographe etson modele,
catálogo de exposición París, BNF-Hazan, 1997-1998; véase también André
Rouillé, L'Empire de laphotographie. Photographie etpouvoir bourgeois, 1839
1870, París, Le Sycomore, 1982. Esta obra tiene en cuenta el uso científico,
especialmente médico, de la fotografía, que nunca ha sido cuestionado. Las
fotografías realizadas por Charcot en La Salpetriere son ahora muy cono
cidas.
21. Los casos de pintores que utilizaron fotografías, de los •que Aaron Scharf (Art
and Photography, Londres, 1989; 13 ed., 1968) citaba algunos ejemplos, son
mucho más frecuentes de lo que se ha podido creer y ahora se empieza a reco
nocer. Un ejemplo impresionante es el de una fotografía de Nadar que repre
senta a un modelo en la pose de la Friné de Gérome, generalmente considerada
una iniciativa de Nadar a imitación de Gérome, hasta que Sylvie Aubenas des
cubrió que el cliché había sido encargado por Gérome para confeccionar su
cuadro (S. Aubenas en LArtdu nu au^XIX! siecle, op. cit., p. 46).
22. Litografía publicada en Le Charivari del 1O de mayo de 1864; Delteil, Le
Peintre-graveur illustré, n° 3440.
23. Véase el catálogo de la exposición Ajleu rd ep eau . Le moulage sur nature au
HX' siecle, París, Musée d’Orsay, 2002.
24. Véase ibid.
25. La documentación está reunida en el libro de Anne Wagner, Jean-Baptiste
Carpeaux: Sculptor ofth e Second Empire, New Haven, Yale University Press,
1986, cap. 6.
26. Rainer Maria Rilke, CEuvres. Prose, t. I, París, Seuil, 1966, pp. 378-379.
27. Ibid., p. 395. '
28. Ibid., p. 394.
29. En 1905, según Judith Cladel, desde 1900, según C. Goldscheider que no
cita sus fuentes, pero en todo caso después del Balzac y antes de 1907, cuan
do la obra ya estaba colada en bronce y se expuso.
1. Nicos Hadjinicolau, «La Liberté guidant lepeuple de Delacroix devant son pre
mier public», Actes de /.a rech&che en sciences sociales, n° 28, junio 1979, pp. 3-26.
2. El registro manuscrito de las entradas en el Salón incluye el título 2 9 de julio
(archivos del Louvre), el artista da a su cuadro el título de 2 8 dejulio, /.a Li
bertad, o /.a Barricada, véase Hélene Toussaint, «La Libertéguidant lepeuple»
d e DeUcroix, catálogo de exposición, París, Réunion des musées nationaux,
1982, p. 45.
3. Jorg Traeger, «L’épiphanie delaLiberté. La Révolution vue par Eugene Dela
croix», Revue de l'art, 1992, pp. 9-26.
4. El análisis de Robert Macaire se esboza en el catálogo de la exposición Dau-
mier, 1808-1879, París, Réunion des musées nationaux, 1999 (ed. francesa)
y Ottawa, National Gallery ofArt, 2000 (ed. inglesa). Se presentó en julio de
2003 por invitación de Heliana Angotti en una conferencia realizada en el
marco de su exposición sobre la reinterpretación brasileña de Robert Macai
re en 1844, exp. A Comedia urbana: de Daumier a Porto-Alegre, Sáo Paulo,
Funda<¡:áo Armando Alvares Penteado, 2003.
La abreviatura LD remite al catálogo de las litografías de Daumier: Loys Del-
teil, Le Peintre-graveur illustré, X IX et XX' siecles, Daumier, París, edición del
autor, 1925-1926, t. abis, y 1930, tablas, tomo bis.
5. Henry James, «Daumier caricaturist», sepublica en 1890 en Century Maga-
zine, vol. 17, 1890, p. 402 y ss.; retomado en Daumier Caricaturist, Em-
maus, Pennsylvania, Rodale Press, 1937, reed., 1954.
6. T. J. Clark, The Absolute Bourgeois. ArtistsandPolitics in France 1848-1851,
Londres, Thames and Hudson, 1973; reimpr. 1982.
7. Sobre la relación entre Quasimodo, en Nuestra Señora de París ( 1831-1832),
y la teoría de la caricatura, tal y como Hugo la expresa en particular en el Pre
facio de Cromwell (1827), véase mi artículo «Victor Hugo et la caricature»,
en las actas del coloquio LCEilde Víctor Hugo, París, Cendres, 2004.
8. Esta lámina famosa marca la diferencia entre sus dos registros characters (las
cabezas agrupadas de los personajes con diversas fisonomías de la realidad, en
su fealdad cómica) y caricatures (el dibujo con el que s e divierten los artistas,
desde Vinci y Carroggio); sirvió de boletín de suscripción para The Analysis
o f Beauty, el tratado de Hogarth, que es el primero en remontarse a las fuen
tes primitivas del dibujo, evocando el dibujo infantil y el esquema del moni
gote, preludio de todas las caricaturas.
9. Champfleury (Laon, 1821-Sévres, 1869, Jules Husson, llamado Fleury y des
pués Champfleury), asociado a la vida bohemia de la década de 1840 y cerca
no a Baudelaire y Courbet, fue el autor de una Histoire de la caricature en varios
volúmenes, el historiador de las viñetas románticas, de la imaginería popular
y de las cerámicas revolucionarias. Llegó a ser conservador de la manufactura
de Sévres, autor de novelas y cuentos realistas, defendió la obra de Courbet y
fue el adalid de la palabra «realismo». Su testimonio es esencial porque conoció
de cerca los ambientes de los caricaturistas cuya historia escribió. Véase a este
respecto: Yoshio Abe, «Une nouvelle esthétique du rire - Baudelaire et Champ
fleury entre 1845 et 1855», Annales d e fa c u lt é d e s lettres (Tokio, Universidad
Chuo), marzo de 1964, pp. 18-30; Luce Abélés, con la colaboración de Gene-
viéve Lacambre, Champfleury, l'Artpour lepeuple, París, Réunion des musées
nationaux, «Les Dossiers du musée d’Orsay», 1990; Champfleury, son regard
et celui de Baudel.aire. Textes choisis etprésentéspar Genevieve et]ean Lacambre,
accompagnés de «LAmitié de Baudel.aire et de Champfleury» p a r Cl.aude Pichois,
París, Hermann, 1990 (1a ed., 1973) [Su mirada y de Baudel.aire, Madrid,
Visor, 1993]; Champfleury, George Sand, Du réalisme. Correspondance, edi
ción realizada y presentada por LuceAbélés, París, Cendres, 1991.
1O. Champfleury, Histoire de caricature moderne, París, E. Dentu, 1865 (y
1878), p. XIV.
11. Por ejemplo en la introducción a los trabajos de Henry Lyonnet sobre Ma-
yeux y Prudhomme en John Grand-Carteret, LesMt:eurs et Caricature en
France, 1888. El mismo autor escribe en la obra sobre Roben Macaire y so
bre los otros tipos del siglo XIX, de MadameAngot a Cadet-Roussel.
12. A. Bazin (conocido como Anais de Raucou), «Nécrologie», Paris, ou Le Livre
des Cent-et-un, París, Ladvocat, 1832, t. 111, p. 361 (este texto es uno de los
estudios más importantes sobre el tipo de Mayeux, al que el autor, historia
dor de Luis XIII, consagra también un espacio en L'Époque sans nom, esquis-
sesde Paris, 1830-1833, 2 vols. in-8, París, 1833).
13. Que cita un artículo de L a Gazette de París de 1859.
14. Como indican las dudas sobre su intervención, la variación de la ortografía
de su nombre y la abundancia de formas que adopta en la pluma y el lápiz.
15. Esta pertenencia al mundo del espectáculo callejero está subrayada en el libro
de Judith Wechsler que insiste en la relación entre caricatura, espectáculo y pan
tomima; véase Judith Wechsler, A Human Comedy. Physiognomy and Carica
ture in 19th century Paris, Chicago, The University of Chicago Press, 1982.
16. Baudelaire, «Quelques caricaturistes franc;:ais», en Le Présent, revueeuropéenne,
1 de octubre de 1857, retomado dans L'Artiste de los días 24 y 31 de octubre
de 1858, y finalmente en Curiosités esthétiques, Michel Lévy Freres, 1868
(versión publicada en la colección «Bibliotheque de la Pléiade»).
17. Como han hecho Clive Getty (en Clive F. Getty y S. Guillaume, Grandville.
Dessins originaux, catálogo de exposición, museo de Bellas Artes de Nancy,
noviembre 1986-marzo 1987) y Elizabeth Menon ( The Complete Mayeux.
Use andAbuse o fa French Icon, Berna, Peter Lang A.G., 1998).
18. Véase n. 12.
19. Jean-Baptiste Isabey, [Mayeux et jeune femme], Album comique, 1820, repr.
por Menon, fig. 28, comentado p. 81.
20. La primera litografía de Travies se registra el 27 de enero de 1830 (Elizabeth
Menon, The Complete Mayeux, op. cit., p. 83). En enero de 1831, Travies em
pieza ^ publicar Les Facéties de Mayeux.
21. Dibujo con la leyenda «Beau-frere de Mayeux» de 1829, véase Menon, fig. 29.
22. Serie L a Mascarade de Philipon relacionada con la primera lámina de Grand
ville sobre Mayeux: Getty, p. 82.
23. Balzac, «Statistique individuelle; M.Mahieux», L a Silhouette, septiembre de
1830. Este artículo fue comentado por Clive Getty en su tesis The Drawings
o fj. J. Grandville until 1830, Stanford University, 1981.
24. Vendidas por los editores de caricaturas de la competencia, Aubert y Marti-
net-Hautecceur, las 300 litografías son anónimas o están firmadas por Tra
vies, Robillard, Grandville, Delaporte, Daumier, Numa, Bouquet, etc. (Me
non, p. 81).
25. Por ejemplo, F.C.B., Histoire véritable, facétieuse, gaillarde, politique et
complete de M. Mayeux, París, Terry Jeune, 1831.
26. Champfleury, Histoire de la caricature moderne, op. cit., p. 195.
27. Como el músico Paganini: «Paganini sorcier», Le Figaro, 9 de mayo de 1831,
p. 3,repr. por Menon, p. 33, n .3 8 .
28. Musset, «Revue fantastique», L e Temps, 7 de marzo de 1831, p. 2, repr. por
Menon, p. 93, n. 33.
29. Dibujos reproducidos por Getty, p. 214, n° 167, Mayeuxh laprocession de la
Fete-Dieu, 1830, 16,7 x 19, l Inv. 877 637; y pp. 230-231, nos 178 y 178 A,
bocetos preparatorios parauna litografíad e L a Caricature publicadael 16de
diciembre de 1830, On annonceM. M ahieu..., lámina explicada por Balzac.
30. «M. Mayeux», Le Fígaro, 24defebrerode 1831, p. l, repr. por Menon, p. 29.
31. Champfleury, Histoire de la caricature moderne, op. cit., pp. 195-196.
32. «En cuanto alas mujeres, ¡ay! Mahieux las adora. En un taller de modas ode
costura, Mahieux esel juguete de todas las modistas», escribe Balzac en «Sta-
tistique individuelle. M. Mayeux», artículo de explicación de una litografía
deLa Silhouette: «Es un ser realmente amable... por otra parte, amante con
sumado del bello sexo, lo devora con su monóculo. ¡Diantre! ¡Dios mío!
¡Qué mujer! ¡Qué piernas!» (La Silhouette, IV, 11entrega, septiembre de
1830; litografía).
33. Como ha mostrado James Cuno en su tesis sobre Philipon: James Cuno,
Charles Philipon an d la Maison Aubert; the Business, Politics an d Public o f Ca
ricature in París, 1820-1840, Ph. D. Dissertation, Harvard University, 1985
(dir. Henri Zerner).
34. SégoleneLe Men, Grandville au musée Carnavalet, París, París-musées, 1987.
35. Champfleury, Histoire de la caricature moderne, op. cit., p. 195.
36. El personaje de Pista seacerca bastante. Víctor Hugo, [Pista]: Pista va chez les
filies, Pista convoite unejolie femme, Pista denne un coup d epied au culh un ga-
min qui luí a manqué, Pista reqoit leprix depoésie h l ’Institut, Pista a la croix
d'honneur et críe: vive le róa! (con una pera), Pista monte la garde et appelle les
républicains sacrés cochons, 1832, seis dibujos aplumilla y tinta sepia, 9,5 x 12
cm, BNF, Manuscritos Nafr 13355 fol. 24-25. Bibl.: Robert y Journet, pp.
35-36. Massin 142-3. Exp. Drawings by Victor Hugo, Londres, Victoria and
Albert Museum, 1974 (catálogo de Pierre Georgel), n° 74, p. 98. Exp. París,
Petit Palais, 1985, n° 84. Exp. Victor Hugo l'homme océan, París, BNF, 2002
(Catálogo bajo la dirección deM. L. Prévost), n° 74 p. 98.
37. En Los Miserables, Hugo escribe: «París tiene un Esopo queesMayeux».
38. Grandville, L a Barque h Caron, lámina que ilustra el capítulo «L’Enfer de
Krackq pour faire suite al’Enfer de Dante», en Un autre monde, París, Four-
nier, 1844.
39. Balzac, «Statistique individuelle. M. Mahieux», L a Silhouette, septiembre de
1830.
40. Hippolyte Robillard, «Au feu cochons d'artistes!... Au feu canailles!... Au feu
nom de D... au feu gredins. Au feu!!!...», 1831, aparece en Menon, fig. 34.
41. El clown seráunodelos personajesclavedel fin desiglo(en loscarteles deChé-
ret, por ejemplo) y de la Belle Époque, antes de hacer su aparición en el cine.
42. Encontramos este tono en el anarquista Félix Fénéon en algunos textos de
crítica de arte de fin de siglo.
43. C. J. Travies, Charles, Louis, Philippe, Henry Dieu-dennéMayeux. N éh París,
le 7 fructidor an 2, décoré du lys et de la croix de Juillet, membre du caveau mo-
derne et deplusieurs autres académies savantes, 1831.
44. C. J. Travies, «TonnerredeD...j'croisqu'ilssef... de moi, avec leur République,
j e ne la vois pas», 1831, aparece en Menon, fig. 123 (véanse también las va
riantes sobre este tema que aparecen en la fig. 122, donde Mayeux sustituye
a la escultura de Napoleón en la cúspide de la columna, y 121, donde Ma
yeux mira una estatuilla de Napoleón colocada en la repisa de la chimenea de
la habitación donde se encuentra y se palpa las protuberancias de la cabeza,
encantado de parecérsele).
45. Varias caricaturas muestran a Mayeux cerca de una barrica tan alta como él,
objeto simbólico que recuerda a las caricaturas de la Revolución (Mirabeau-
tonneau), la barricada y la filiación báquica del personaje.
46. C. J. Travies, - Ah scélérate depoire, pourquoi n'es-tu pas une vérité, 1832, en
Menon, fig. 111, lámina comentada por Cuno en su tesis, Charles Philipon
• and la Maison Aubert, op. cit.
47. Véase, por ejemplo, el dibujo de Grandville, «Faites done attention, militaire,
ily a un homme devant vous», 1831, plumilla y tinta sepia sobre trazos con
grafito, Nancy, museo de Bellas Artes.
48. James Cuno, «Satire and social types in the graphic arts of the July Monarchy»,
en Petra Ten-Doesschate-Chu y Gabriel Weisberg (dir.), ThePopularization o f
Art in theJu/y Monarchy, Cambridge University Press, 1994, pp. 10-36.
49. Paul de Saint-Victor, «Henri Monnier», LeM oniteur universel, 10 de enero
de 1877.
50. Que analizó la génesis del personaje en su estudio liminar a su edición de las
Scenespopulaires. Henry Monnier, Scenespopulaires. Les Bas-fonds de la socié-
té, edición presentada y anotada por Anne-Marie Meininger, París, Galli
mard, 1984, p. 13.
51. Ibid., p. 44.
52. Que Daumier subraya sin problemas.
53. Por ejemplo, a petición del juez en la escena L a Cour d'assises.
54. La mayor parte de los artículos sobre Prudhomme empiezan por aquí.
55. Henry Monnier, página de título de las Scenespopulaires dessinées h la plume
p ar Henry Monnier, ornées d ’un portrait de Monsieur Prudhomme et d ’un fa c
símile desasignature, París, Levavasseur, Urbain Canel, 1830.
56. Henry Monnier, «Henry Monnier», Nouvelle galerie des artistes dramatiques
vivants, París, Librairie théatrale, 1853, t. I, retrato y ficha p. 13.
57. Véase nota anterior.
58. Champfleury, Henry Monnier, sa vie, son <euvre, París, Dentu, 1879, pp. 7-8.
59. Béatrice Fraenkel, LaSignature. Genesed’un signe, París, Gallimard, 1992.
60. Véase el capítulo XVIII, Comment f o t form é le type de M. Prudhomme, de
Champfleury, 1879, op. cit.
61. Henry Monnier, Monsieur Prudhomme (busto de perfil, mirando hacia la de
recha), 37 x 31 (imagen 23,5 x 18), plumilla y tinta china sobre líneas de gra
fito, Saint-Denis, musée d’art et d’histoire [NA4420].
62. Sobre esta práctica del álbum de la que fue víctima Monnier, que describe un
artículo del Livredes Cent-et-un, véase Ségolene Le Men, «Quelques défini-
tions romantiques de l’album», Art et métiers du livre, número especial, Les
Albums d'estampes, n° 143, febrero 1987, pp. 40-47.
63. Champfleury, Henry Monnier, sa vie, son teUvre, op. cit., pp. 137-138.
64. Véase el análisis del fenómeno de Jouy en LH erm ite de la Chaussée dAntin,
ou Observations sur les m<eurs et les usages parisiens au commencement du
siecle, París, Pillet, 1812.
65. Industrializada a su vez como tarjeta de visita por el fotógrafo Disdéri en
tre otros. Véase Elizabeth Anne McCauley, A. E. Disdéri an d the Carte de
visite Portrait Photographs, New Haven, Conn., Yale University Press,
1985 (especialmente los capítulos 2 y 3 sobre la historia de la tarjeta de vi
sita).
66. Champfleury, Henry Monnier, sa vie, son teUuvre, op. cit., p. 130.
67. Carta del 10 de julio de 1836, citada por Champfleury, ibid., p. 119.
68. Anne-Marie Meininger, «Balzac et Henri Monnier», LAnnée ballzacienne,
1966, pp. 217-244.
69. Champfleury, HenryMonnier, sa vie, son ceuvre, op. cit., pp. 124-129.
70. Bixiou, cuya biografía ficticia aparece en el índice de personajes de la edición
de La comedia humana dirigida por Pierre-Georges Castex en la colección
«Bibliotheque de la Pléiade», 1981, t. XII, pp. 1182-1184, es el protagonista
del relato LesEmployés, donde su retrato de dibujante a sueldo (t. VII, p. 974)
evoca la personalidad de Monnier.
71. Baudelaire-Dufays, Salon de 1846, París, Michel Lévy, 1846, X, «Du chic et
du poncif», retomado en Écrits sur l'art, t. I, París, Le Livre de Poche, 1971,
p. 216.
72. Seudónimos de Chevrillon, Armand Lacoste y Alexis Chaponnier.
73. Para más detalles sobre la historia de este personaje, véase Stanislav Osia-
kovski, «The History of Robert Macaire and Daumier’s Place in it», Burling
ton Magazine, vol. 100, n° 668, noviembre 1958, pp. 388-392.
74. Théodore de Banville, Mes souvenirs, París, Charpentier, s.d., texto reprodu
cido y citado en Delteil a partir del Daumier de R. Escholier.
75. Henry Lyonnet, «Robert Macaire et Mayeux», en John Grand-Carteret,
Les Mwurs et la Caricature en Francia, t. V, p. 251 (sobre Robert Macaire,
pp. 251-254).
76. Ibid., p. 252. Heliana Angotti (A Comedia urbana: de Daumier a Porto-Ale-
gre, op. cit., n.1) ha encontrado una curiosa representación fotográfica del per
sonaje de Robert Macaire de Frédérick Lemaitre en la primera adaptación
teatral.
77. Repr. ibid., pp. 2 5 1 y 2 5 3 .
78. El 14dejunio de 1834 enelteatro Folies-Dr^atiques, Boulevard du Temple.
79. «Noussommes tous d'honnetesgens, embrassons-nous...», lámina 439 de La Ca
ricature, n° 210, 13 de noviembre de 1834, LD 95.
80. Théodore de Banville, Mes souvenirs, op. cit.
81. Es lo que subraya la inclusión de Thiers-Robert Macaire en su primera apari
ción en Daumier en una lámina con tres personajes, en la que se encuentra
entre dos caricaturas directamente ligadas al trabajo de escultor de Daumier,
que transponen a la litografía los bustos realizados de memoria, como mues
tra Édouard Papet, Daumier 1808-1879, París, Réunion des musées na-
tionaux, 1999 (ed. francesa), y Ottawa, National Gallery ofArt, 2000 (ed.
inglesa), catálogo de la exposición presentada de junio de 1999 a mayo de
2000, Museo de Bellas Artes de Canadá, Ottawa, Galeries nationales du
Grand Palais, París, The Phillips Collection, Washington, p. 161.
82. Pronto lo utilizarán los Goncourt que en su diario daban a las frases de Ga-
varni el nombre de «Gavarniana».
83. Esta relación aparece en Judith Wechsler, A Human Comedy. Physiognomy
an d Caricature in 19th century París, op. cit.
84. Frédérick Lemaitre en el papel de Robert Macaire, de acuerdo con una lito
grafía de Carjat; Daumier, «Bertrand, j ’a dore finance...», lámina 1 de la serie
Caricaturana, 20 de agosto de 1836, LD354. El grabado de prensa es forzo
samente más tardío y no se excluye que Carjat haya pensado en las litografías
de Daumier, que era su amigo y cuyas láminas publicaba en Le Boulevard,
mientras que Philipon lo había despedido, así como en su ilustración de Vau-
trin para elegir el ángulo para la pose característica del actor. Carjat realizó
numerosas fotografías de Frédérick Lemaitre y publicó sucaricatura realiza
dapor Durandeau en Le Boulevard, junto con un hermoso textode Banville
(n° 17, 26 de abril de 1863). Véase exp. Étienne Carjat. Photographies d'ac-
teurs, París, A l’image du grenier sur l’eau, 1990.
85. ¿Walt Disney conociólos Robert Macaire de Daumier?
86. Probable inventor delas situaciones cómicas presentadas enláminas, esteúl
timo disputó la paternidad de la obra a Daumier, que por suparte seacabó
cansandodequeloconocieransobretodocomodibujante deRobertMacaire.
L. Wolff, Le Fígaro, 13 de febrero de 1879 (citado por Courthion, p. 49):
«Siempreque sehablabaenun periódico de los Robert Macaire de Daumier,
enseguidallegaba una carta de Philipon que exigíasupaternidad, porque ha
bía escrito el texto».
87. Ambos tenían un puesto (banque) en las ferias, donde nacen simultánea
mente el teatrodecalley las actividades financieras. Exp.Jours de arque, Mó-
naco, ForumGrimaldi, 2002 (dir. Zeev Gourarier).
88. SégoleneLe Men, «DeJean-Paul Choppart aStru^welpeter. Linvention de
l’enfant terrible dans le livre illustré», Revuedes sciences humaines, vol. L^^X-
VIII, n° 224, L’enfance dela lecture, enero-marzo 1992.
89. Ibid.
90. Daumier, L a mdchoire de Jean-Paul courait le plus grand danger, en Les Aven
tures de Jean-Paul Choppart, París, Au bureau (Aubert), 1836, ilustración del
t. 11(LD 280), litografía de Fauchery impresa por Junca, París, Bibliotheque
nationale de France, Imprimés.
91. Daumier, « Voulez-vous de l'or, voulez-vous de l'argent, voulez-vous des diamam,
des millions, des milliasses? Approchez, faites-vous servir............ Baoud! Baoud!
Baoud-boud-boudü Voici du bitume, voici d e l'acier, du plomb, d e l’or, du pa-
pier, voici dufer^ngallllllvanisé....... Venez, venez, venez vite, la loi va changer,
vous allez tout perdre, dépechez-vous, prenez, prenez vos billets, prenez vos bi-
Ilets!! (Chaud, chaud, la musique.) Baoud! Baoud!! Baoud-Baoud!! Baoud! B a
oud!!», lámina 81 de la serie Caricaturaría, Le Charivari, 20 demayo de 1838,
litografía sin firmar, «de los señores Daumier et Philipon» (según la carta),
imp. Aubert et Cie, 23,3 x 22 cm, París, Bibliotheque de l’École nationale
supérieure des beaux-arts, LD 436 (véasetambién LD 433).
92. Es un leitmotiv que aparece desde los principios de la serie, en la lámina 2,
LD 355, 28 deagostode 1836, RobertMacairephilanthrope, reproducida en
el cartel deNanteuil parala serie: seve aMacaire mostrando aBertrand una
inmensa pared-cartel, que utiliza para supublicidad. Encontramos una pa
red con carteles que anuncian millones de primas en la lámina 5, Robert M a
caire notario, el 28 de septiembre de 1836. En la lámina 7, Messieurs et dames,
les mines d'argent..., Macaire está de pie sobre la enorme caja de los «anun
cios» (30 de septiembre de 1836, LD 360).
93. Parade du Charivari, LD 554. La postura y la expresión de Robert Macaire
ladrando, con la boca muy abierta, el busto ligeramente inclinado hacia de
lante, serán reproducidos por Daumier en acuarelas posteriores, en las que
encontramos el gesto del brazo extendido, prolongado la vara, señalando la
«pintura de saltimbanquis» que está en segundo plano.
94. LD 433. La lámina muestra un artista visto de espaldas, en su mesa de litó
grafo, al que se dirige Roben Macaire según el texto de Philipon. Sobre Ro
bert Macaire, véase también Nathalie Preiss, Pour d e rire! L a blague au Xl){
siecle ou la représentation en question, París, PUF, 2002, especialmente «Ro
bert Macaire ou la blague dans tous ses états», pp. 23-63.
95. El propio Daumier colaboró. Véase Ségolene LeM en, «D el’image au livre:
l’éditeur Aubert et l’abécédaire en estampes», Nouvelles d e / estampe, n° 90,
diciembre 1986, pp. 17-30.
96. Sociétégénérale des abécédaires, LD 367, París, Bibliotheque de l’École natio-
nale supérieure des beaux-arts (prueba en Charivari).
97. Inspirada por uno de los personajes del vodevil Robert Macaire.
98. C'est tout de memeJlatteur d'avoirfait tant d'éleves!.... Mais cest embetant... y
en a de trop... la concurrente, litografía n° 76 de la serie Caricaturana, Le Cha
rivari, 11 de marzo de 1838, LD 431, París, Bibliotheque de l’École natio-
nale supérieure des beaux-arts, cartón 2271, documentos 410 a 1004 (prue
ba en Charivari).
99. Henri Béraldi, Les GraveursduXJX siecle, París, Conquet, 1892, t. XII, p. 148.
travers le temps et l ’espace, París, 1987. Véase también «Divisione delle car-
ni: dinamica sociale e organizzazione del cosmo», L’Uomo, vol. 9, n° 1-2,
1985.
9. Claudy Valin, Autopsie d ’un massacre, op. cit., p. 92.
10. Antoine de Baecque, Le Corps d e l'histoire, op. cit., pp. 303-348.
11. Claudy Valin, Autopsie d ’un massacre, op. cit., p. 45. Véanse también los
ejemplos que figuran en nuestra obra citada, Le Village des cannibales.
12. Alain Corbin, Le Village des cannibales, op. cit.
13. Jean-Clément Martin, «Histoire et polémique, les massacres de Machecoul»,
artículo citado, pp. 41-42. Señalemos, no obstante, que las masacres que rea
lizaron los patriotas a finales de marzo y principios de abril parecen haberse
llevado a cabo sobre todo con ayuda del fusil (p. 46).
14. Claudy Valin, Autopsie d ’un massacre, op. cit., pp. 45 y 95.
15. Sobre el Terror blanco: Daniel Resnick, The White Terror and the Political
Reaction afier Waterloo, Harvard, Harvard University Press, 1966; Colin
Lucas, «Themes in Southern violence after 9 Thermidor», en Beyond the Te
rror. .. 1794-1815, Cambridge, Cambridge University Press, 1983; Lewis
Gwynn, «La Terreur blanche et l’application de la loi Decazes dans le dépar-
tement du Gard. 1815-1817», Annales historiques de la Révolution frangaise,
n° 175, enero-marzo de 1964. Sin olvidar los libros antiguos de Henry Hous-
saye, 1815, París, Perrin, 1893, y de Félix Ponteil, L a Chute de Napoléon !" et la
Crisefrangaise de 1814-1815, París,Aubier, 1943.
16. Pero conviene evitar el anacronismo, ya que el término «linchamiento», que
procede del nombre de un juez virginiano, es posterior.
17. Sobre todos estos episodios, cf. Philippe Vigier, L a Vie quotidienne h París et
enprovince durant lesjournées de 1848, París, Hachette, 1982; Yvon Bionnier,
LesJacqueries de 1 8 4 7 en bas Berry, tesina, Universidad de Tours, 1979; Alain
Corbin, Le Villagedescannibales, op. cit.,passim.
Y sobre lo posterior: Philippe Vigier, «Le Paris des barricades. 1830-1968»,
LHistoire, n° 113, 1988; Frédéric Chauvaud, D eP ierre Riviere h Landru, la
violence apprivoisée a u X JX siecle, Turnhout, Brepols, 1991, pp. 115-145; y
Alain Corbin y Jean-Marie Mayeur (dirs.), L a Barricade, París, Publications
de la Sorbonne, 1997.
18. Roben Tombs, Laguerre contre París, París, Aubier, 1996.
19. No obstante, se citan episodios aislados que contradicen esta aserción, cf.
William Serman, La Com m unede París, París, Fayard, 1986, p. 521.
20. Sobre la Revolución, por el contrario, hay excepciones, de Taine a Pierre Ca-
ron y Paolo Viola.
21. Lo constatamos hoy en día en cómo trata nuestra sociedad la masacre auto
movilística.
22. Cf. Michel Porret, «Mourir sur l’échafaud a Geneve au ^XVIIIe siecle», Dé-
viance etsociété, vol. 15, n° 4, 1991, pp. 381-405. La cita figura en la p. 383.
23. Ibid., p. 405. En lo que concierne a Francia, cf. Benoit Garnot, /ustice etsocié-
téen France auxXVI'-^VIII'siecles, París, Ophrys, 2000, p. 186. En Borgoña,
el descenso es muy claro, cf. Benoit Garnot, Crime etjustice aux^VH '-^VH f
siecles, París, Imago, 2000, p. 126.
24. Michel Foucault, Surveiller et punir, Naissance de la prison, París, Gallimard,
1975. Véase el comentario de Frédéric Gros, «Pouvoir et corps, dans Survei
ller et punir», Sociétés & Représentations, n° 2, Le Corps h l'épreuve, abril de
1996, pp. 231-232.
25. Citado por Michel Porret, «Corps flétri-corps soigné. I.attouchement du
bourreau au ^XVIIIe siecle», en Le Corps violenté: du geste h la paro/e, Ginebra,
Droz, colección «Travaux d’histoire éthico-politique», n° 57, 1998, p. 115;
id.., «Le corps supplicié...», Campus, n° 28, mayo-junio 1995, p. 14.
26. Michel Porret, «Corps flétri-corps soigné...», artículo citado, p. 104.
27. Ibid., p. 109, y Michel Porret, «Le corps supplicié...», artículo citado, p. 14.
28. Thomas Laqueur, «Crowds, Carnival and the state in English executions,
1604-1868», en The First Modern Society. Essays in English History (Honour o f
Lawrence Stone), Cambridge University Press, 1989.
29. Cf., al respecto, la obra fundamental de Daniel Arasse, L a Guillotine et l ’Imagi-
naire de la Terreur, París, Flammarion, 1987; Michel Vovelle, «La guillotine ou
l’instrument de laTerreur», en Histoiresfigurales, París, Usher, 1989, pp. 155-163.
30. Michel Porret, «Corps flétri-corps soigné...», artículo citado, p. 133.
31. Ibid..
32. Jacques-Guy Petit, Cespeines obscures: laprisonpénale en France, 1780-1875,
París, Fayard, 1990.
33. Laurence Guignard, «Les supplices publics au XIXe siecle. L’abstraction du
corps», en L e Corps violenté, op. cit., p. 179, así como para las precisiones pos
teriores sobre las pruebas infamantes en Francia.
34. Sylvie Lapalus, Pierre Riviere et les autres. D e la violencefam ilia/e au crime. Le
parricide en France au XIX: siecle (1825-1974), tesis, Universidad de París
X-Nanterre, 2002.
35. Éric Lamour, L e D ébat sur le sacrilege, 1825, tesina, Universidad de París 1,
1988.
36. Xavier Lapray, L'Exécution publique de la peine capitale h París entre 1870 et
1914, tesina, Universidad de París 1, 1991.
37. Simone Delattre, Les Douze Heures noires. L a nuit h París au XI.Jf siecle, París,
Albín Michel, 2000, pp. 530-543.
38. Marine M ’sili, «Une mise en scene de la violence légitime: les exécutions ca
pitales dans la presse, 1870-1939», en Régis Bertrand y Anne Carol (dirs.),
LExécution capitale: une mort donnée en spectacle: ^Vf-XX' siecle, Aix-en-Pro-
vence, Publications de l’Université de Provence, 2003.
39. Cf. Laurence Guignard, «Les supplices publics au X IXe siecle...», artículo ci
tado, p. 171.
40. Ibid.., pp. 172-173.
41. Anne-Emmanuelle Demartini, L'Affaire Lacenaire, París, Aubier, 2000, cap.
VIII, «La mort du monstre», pp. 258-288.
42. Vincent Barras, «Le laboratoire de la décapitation», en Régis Bertrand y Anne
Carol (dirs.), L'Exécution capitale, op. cit., p. 64.
43. Sobre este debate, Anne Carol, «La question de la douleur et les expériences
médicales sur les suppliciés au X IX e siecle», en Régis Bertrand y Anne Carol
(dirs.), Lexécution capitule, op. cit. Véase también el punto de vista de un fi
lósofo, Yannick Beaubatie, Les Paradoxes de l'échafaud. Médecine, morale et
politique au siecle des Lumieres, Périgueux, Fanlac, 2002.
44. Cité parAnne Carol, «La question de la douleur...», artículo citado.
45. Pierre-Jean-Georges Cabanis, Note sur l'opinion de MM. Oelsner, Soemmering
et du citoyen Sue touchant le supplice de la guillotine, 28 de brumario del año
IV, publicado recientemente por Yannick Beaubatie, Les Paradoxes de l'écha-
faud, op. cit.
46. En lo referente a las precisiones posteriores, Anne Carol, «La question de la
douleur...», artículo citado, Vincent Barras, «Le laboratoire de la décapita-
tion», artículo citado, y Yannick Beaubatie, Les Paradoxes de l'échafaud, op.
cit. Véase asimismo Claudio Milanesi, Mort apparente, mort imparfaite. M é
decine et mentalités a u ’X VUFsiecle, París, Payot, 1991 (1a ed., 1989).
47. Anne Carol, «La question de la douleur...», artículo citado, p. 78.
48. Nicole Saez-Guérif, Le Musée Grévin, 1882-2001. Cire, histoire et loisirpari-
sien, tesis, Universidad de París I, 2002, p. 474 y ss.
49. Cf. supra, p. 19 y ss., y la obra de Ruth Richardson, Death, Dissection an dthe
Destitute, Londres, Penguin Books, 1989.
50. Bruno Bertherat, LaM orgue de París au XJxe siecle (1804-1907). Les origines
de l ’Institut médico-legal ou les métamorphoses de la machine, 3 vols., tesis, Uni
versidad de París I, 2002; id., «La morgue de Paris», Sociétés & Représenta-
tions, n° 6, Violences, junio de 1998, pp. 273-293.
51. Entre la abundante bibliografía: Philippe Aries, L'Homme devant la mort, Pa
rís, Seuil, 1977; Michel Vovelle, L a Mort et l ’Occident de 1300 h nosjours, París,
Gallimard, 1983. En lo referente a la sensibilidad en el siglo XVIII: Robert
Favre, L a Mort dans la littérature et la pensée frangaises au siecle des Lumieres,
París, PUL, 1978. Sobre el cementerio en el siglo XIX, una bella obra de re
ciente aparición: Jean-Marc Ferrer y Philippe Grandcoing, Desfonérailles de
porcelaine. De l'art de la plaque fonéraire en porcelaine de Limoges au X !X sie-
cle, Limoges, Culture et Patrimoine en Limousin, 2000.
52. Cf. Pascal Hintermeyer, Politiques de la mort tirées du concours de l ’Institut —
Germinalan VIH-Vendémiairean IX, París, Payot, 1981.
53. Alain Corbin, LeM iasm e et la Jonquille, Lodorat et l'imaginaire social, XVLUe-
siecle, París, Aubier, 1982; reed., Flammarion, colección «Champs», 1988;
e introducción a Alexandre Parent-Duchatelet, L a Prostitution h París au
X !X siecle, París, Seuil, colección «L’Univers historique», 1981.
54. Sobre lo posterior, debemos mucho a Emmanuel Fureix, Les Mises en scene
politiques de la m orth París entre 1814 et 1835, tesis, Universidad de París I.
Tomamos de esta obra en prensa las citas posteriores.
55. Cf. Bruno Bertherat, L a Morgue de París au siecle, op. cit.
56. Una obra fundamental sobre todos estos puntos es: Antoine de Baecque, L a
Gloire et l'Effroi. Sept morts sous la Terreur, París, Grasset, 1997; en cuanto a
«Madame Necker, ou la poésie du cadavre», cf. pp. 217-251. D. Outram,
The Body an d the French Revolution: Sex, C/,ass an d Political Culture, New Ha-
ven, Yale University Press, 1989.
57. Emmanuel Fureix, Les Mises en scene politiques de la mort..., op. cit.
58. Emmanuelle Héran, «Le dernier portrait ou la belle mort», en L e Dernier
Portrait, París, Réunion des musées nationaux, 2002, pp. 16-24.
59. Anne-Emmanuelle Demartini, LAffaire Lacenaire, op. cit., «L’atelier du por
trait posthume», pp. 290-300.
60. Hay mucha bibliografía al respecto. En particular: Daniel Arasse, L a (Guilloti
ne..., op. cit.; Antoinede Baecque, Le Corps de l'histoire, op. cit.; id., L a Gloireet
l ’Ejfroi, op. cit.; Annie Duprat, Le Roí decapité: essai sur les iimiginairespolitiques,
París, Cerf, 1992; Claude Langlois, Les Sept Morts du roí, París, Economica-
Anthropos, 1993; Jean-Claude Bonnet (dir.), L a Mort de Marat, París, Flam
marion, 1986, sobre todoJacques Guilhaumou, «La mort de Marat a Paris ( 13
juillet- 16juillet 1793)», pp. 39-80; George Armstrong Kelly, Mortal Politics in
18 th Century France, Waterloo, Waterloo University Press, 1986; Lynn Hunt,
L e Roman fam ilia/ de la Revolution frangaise, París, Albin Michel, 1995. Y, por
supuesto, MonaOzouf. L aF ete révolutionnaire, 1789-1799, París, Gallimard,
colección «Bibliotheque des histoires», 1976, así como la tesis de Emmanuel
Fureix, Les Mises en scenepolitiques de la mort..., op. cit., en prensa.
61. Ibid., así como todas las citas posteriores.
62. Pascal Simonetti, «Mourircomme un Bourbon: Louis XV III, 1824», Revue
d'histoire moderne etcontemporaine, enero-marzo de 1995, pp. 91-106.
63. Obra fundamental sobre el tema, a la que nos remitimos mucho aquí: Geor-
ges Vigarello, Histoire du vio/ ^Vf-XX" siecles, París, Seuil, colección «LUni-
vers historique», 1998, y Alain Corbin (dir.), Violencesexuelle, n° 3 de la re
vista Mentalités, 1989 (Imago).
64. Frédéric Chauvaud, Les Experts du crime. La médecine légale en France au )^Xe
siecle, París, Aubier, «Collection historique», 2000.
65. Laurent Ferron, «Déconstruction des discours des manuels de médecine léga
le sur les femmes violées», Cahiers d'histoire. S^ualités et dominations, número
citado, pp. 23-32; así como «Le témoignage des femmes victimes de viol au
XIXe siecle», en Christine Bard et al. (dir.), Femmes etjusticepénale, XJXe-XXe
siecle, Rennes, Presses Universitaires de Rennes, 2002; — Alexandra Cordier,
Viols etattentats h lapudeur d'apres les comptes rendusdesprésidents d ’assises de
six cours royales entre 1821 et 1826, tesina, Universidad de París I, 1992.
66. Citado por Laurent Ferron, «Déconstruction des discours...», artículo cita
do, p. 24.
67. Élisabeth Claverie, «De la difficulté de faire un citoyen. Les “acquittements
scandaleux” du jury dans la France provinciale du début du X IX esiecle», Étu-
des rurales, n° 95-96, enero-junio de 1984, pp. 143-167.
68. Laurent Ferron, «Le témoignage des femmes victimes de viol au XIXe siecle»,
artículo citado.
69. Gemma Gagnon, La Criminalité en France: lephénomene homicide dans la fa -
mille en Seine-Inférieure de 1811 h 1900, tesis, EHESS, 1996.
70. Anne-Marie Sohn, «Les attentats a la pudeur sur les fillettes et la sexualité
quotidienne en France, 1870-1940», en Alain Corbin (dir.), Violence sexuelle,
n° 3 de la revista Mentalités, 1989.
71. Annick Tillier, Des crimine/les au village. Femmes infanticides en Bretagne
(1825-1865), Rennes, Presses Universitaires de Rennes, 2001.
72. Philippe Artieres, Le Livre des vies coupables, 1896-1909, París, Albin Michel,
2000.
73. Dominique Kalifa, LEncre et le Sang. Récits du crime etsociété h la Bel/e Épo-
que, París, Fayard, 1995.
74. Judith Walkowitz, «Jack ltventreur et les mythes de la violence masculine»,
Mentalités, n° 3, Violences sexuelles, 1989, pp. 135-165.
75. Stéphane Audoin-Rouzeau, LEnfant de l'ennemi (1914-1918). Viol, avorte-
ment, infanticidependant la Grande Guerre, París, Aubier, «Collection histo-
rique», 1995.
76. Sylvie Lapalus, Pierre Riviere etles autres. D e la violencefam ilia/e au crime, te
sis citada de la que tomamos las precisiones posteriores.
77. Ibid., p. 366 y s s .
78. Ibid., p. 465.
79. Vanessa Schwartz, Spectacular Realities. Early Mass Culture in Fin-de-Siecle
Paris, University of California Press, 1998. Sobre la atracción de los restos
calcinados al día siguiente del incendio del Bazar de la Caridad: Isabelle Fre-
migacci, LIncendie du Baazarde la Charité (mai 1897), tesina, Universidad de
París 1, 1989.
80. Caroline Moriceau, Les Douleurs de l ’industrie. L ’hygiénisme industriel en
France, 1860-1914, tesis, EHESS, 2002, p. 441.
81. Louis Chevalier, C/asses laborieuses et classes dangereuses h París pendant la pre-
miere m o i t i é d u s i e c l e , París, Plon, 1958.
82. Al respecto, Alain Corbin, «Histoire et anthropologie sensorielle», en L e
Temps, le Désir et l'Horreur. Essaissur leX!Xe siecle, París, Aubier, 1991; reed.,
Flammarion, colección «Champs», 1998, pp. 227-241.
83. David Barnes, The M aking o fa SocialDisease. Tuberculosis in Nineteenth Cen
tury France, Berkeley, University o f California Press, 1995.
84. André Rouillé, «Les images photographiques du monde du travail sous le se-
cond Empire», Actes de la recherche en sciences sociales, n° 54, septiembre de 1984.
85. William H. Sewell, Gens de métier et révolutions: le langage du travail de l:4n-
cien Régime h 1848, París, Aubier, «Collection historique», 1983.
86. Alain Cottereau, «Usure au travail: interrogations et refoulements», intro
ducción a LUsure au travail, número especial del Mouvementsocial, n° 124,
julio-septiembre de 1983, p. 5.
87. Bernard-Pierre Lécuyer, «Les maladies professionnelles dans les Annales d'hy-
giene publique et d e médecine légale ou une premiere approche de l’usure au
travail», Le mouvement social, n° 124, julio-septiembre de 1983, pp. 45-69.
88. Annales d'hygienepubliqueetde médecine légale, vol. 36, n° 1, 1846.
89. Alain Cottereau, «L’usure au travail, destins masculins et destins féminins
dans les cultures ouvrieres en France au X IX e siecle», Le Mouvement social,
n° 124, julio-septiembre de 1983, p. 79.
90. Caroline Moriceau, Les Douleurs de l ’industrie, op. cit., así como para las pre
cisiones posteriores.
91. Cf. Alain Corbin, «La fatigue, le repos, la conquete du temps», en L'avene-
ment des loisirs, 1850-1960, París, Aubier, 1995; reed., París, Flammarion,
colección «Champs», 2001, pp. 275-299.
92. Alain Cottereau, «Lusure au travail, destins masculins...», artículo citado.
93. Caroline Moriceau, Les Douleurs de l ’industrie, op. cit., p. 337 y ss.
94. Ibid., p. 342.
95. Rolande Trempé, «Travail a la mine etvieillissement des mineurs au XIXe sie
cle», Le Mouvement social, n° 124, julio-septiembre de 1983, pp. 131-153.
96. Sobre los vidrieros: J. W. Scott, Les Verriers de Carmaux, París, Flammarion,
1982, y los capítulos consagrados a los de Baccarat por Caroline Moriceau,
Les Douleurs de l ’industrie, op. cit.; se encuentra en esta obra mucha biblio
grafía internacional sobre la historia de la higiene industrial.
97. Martin Nadaud, Mémoires de Léonard ancien garfon mafon, París, Hachette,
1976 (1a ed., 1895); Michelle Perrot, «A nineteenth century work experien-
ces as related in a worker’s autobiography: Norbert Truquin», en Representa-
tions, Meanings, Organization and Practices, Ithaca/Londres, Cornell Univer
sity Press, 1986.
98. Cf. también Michel Pigenet, Les Ouvriers du Cher (fin )XVIIIe siecle-1914).
TravaU, espace et consciente sociale, Montreuil, ICGTH S-CCEES, 1990.
99. Cf. Alain Cottereau, «Prévoyance des uns, imprévoyance des autres. Ques-
tions sur les cultures ouvrieres face aux principes de l’assistance mutuelle au
siecle», Prévenir, IX, mayo de 1984, pp. 57-69. Sobre la dificultad de la
palabra en otro medio, el de los vagabundos, véaseJean-Fran<;:ois Wagniart,
Le Vagabond h lafin du X IX siecle., París, Belin, 1999.
1OO. Caroline Moriceau, Les Douleurs de l'industrie, op. cit., p. 441.
101. Citado por Caroline Moriceau, ibid.., p. 97.
102. Yves Lequin, en todas sus obras, ha insistido en este sentimiento.
103. Caroline Moriceau, Les Douleurs de /'industrie, op. cit., p. 4 1 2 y ss.
104. Ibid., p. 401.
105. Madeleine Rebérioux, «Mouvement syndical et santé en France, 1880
1914», Prévenir, 1 " semestre 1989, pp. 15-30.
106. Jacques Noiray, «Zola, images et mythe de la machine», en Michele Sacquin
(dir.), Zola, Católogo de la exposición en la Biblioteca Nacional de Francia,
París, 2002.
107. Pierre Pierrard, L a Vie ouvriere h Lille sous le secondEmpire, París, Bloud y Gay,
1965, especialmente «Les accidents dans les manufactures», pp. 150-161.
108. Ibid., p. 153.
109. Jean Delumeau e Yves Lequin, Les Malheurs des temps. Histoire desjléaux et
des calamités en France, París, Larousse, 1987, p. 480.
110. Pierre Pierrard, L a VieouvrürehLille..., op. cit., p. 157, y citas posteriores.
111. Ibid.
112. Roselyne Rey, Histoire de la douleur, París, La Découverte, 1993.
113. Citado en la introducción al coloquio L a Soujfrancesociale, Lyón, diciembre
de 1999.
114. Marie-Jeanne Lavilatte, Le Privilege de lapuissance: l'anesthésie au service de la
chirurgiefranfaise (1846-1896), 3 vols., Universidad de París 1, 1999 [meca
nografiado].
115. David Le Breton, Anthropologie de la douleur, París, Métailié, 1995, del que
tomamos las consideraciones posteriores.
116. Ibid.,passim.
117. Ibid.
118. Jean-Claude Willer, «La prise en charge contemporaine de la souffrance», in
tervención durante el seminario D ire la souffrance, Escuela Normal Superior,
1Ode junio de 1995.
119. Arlette Farge, «Les mots delasouffrance: un défi pour l’historien», comuni
cación durante el seminario D irela souffance, Escuela Normal Superior, 1Ode
junio de 1995.
120. Jean-Pierre Peter, «Pour une histoire sociale et médicale deladouleur: un iti-
néraire de la connaissance et de la méconnaissance», intervención durante el
seminario Dire la souffance, Escuela Normal Superior, 1Ode junio de 1995.
121. Jean-Pierre Peter, De la douleur. Observations sur les attitudes de la médecine
prémoderne envers la deuleur, París, Quai Voltaire, 1993, pp. 32 y 33, y citas
posteriores.
122. Roselyne Rey, Histoire de la douleur, op. cit., p. 148. También de la misma
obra, las precisiones posteriores.
123. Thomas W. Laqueur, «Bodies, details, and the humanitarian narrative», en
Lynn Hunt, The New Cultural History, Berkeley, University o f California
Press, 1989, pp. 176-204.
124. Pierre Albert, «Le corps défait, de quelques manieres pieuses de se couper en
morceaux», Terrain, 18 de marzo de 1992, pp. 33-45 (más concretamente
p. 34), y citas posteriores.
125. Alain Corbin, Les Cloches de la terre, op. cit.
126. Al respecto, véanse la serie de trabajos de Dominique Lerch y la tesis de Clau
de Savart, Le Livre catholique témoin de la conscience religieuse en France au
XIX' siecle, tesis, Universidad de Paris-Sorbonne, 1981.
127. Cf. Odile Arnold, Le Corps et l'Áme. L a vie des religieuses au XIX' siecle, París,
Éditions du Seuil, colección «L’Univers historique», 1984.
128. Pierre Albert, «Le corps défait. ..», artículo citado, p. 38. Para las precisiones
posteriores: Karel Bosko, «Un vivant crucifix dans un univers désaffecté. La
stigmatisation et son lieu», en Le Corps violenté, op. cit., pp. 295-313.
129. Jean-Pierre Peter, De la douleur, op. cit., pp. 14, 2 4 y 29.
130. Jean-Claude Caron, A l'école de la violence. Chdtiments etsévices dans l ’institu-
tion scolaire au XIX' siecle, París, Aubier, «Collection historique», 1999.
131. Jean-Pierre Peter, D e la deuleur, op. cit., p. 49.
132. Odile Roynette, «Bonspour le service». L'expérience de la caserne en France h la
fin du XIX' siecle, París, Belin, 2000.
133. Martin de La Soudiere, LHiver. A la recherche d ’une morte saison, Lyón, La
Manufacture, 1987.
134. Jacques Léonard, Archives du corps. L a santé au siecle, Rennes, Ouest-
France, 1986, en particular pp. 282-311.
135. Jean-Pierre Peter, De la douleur, op. cit., p. 14.
136. Serge Jelk, «Deladouleur a l’anesthésie, 1800-1850», Équinoxe, n° 8, oto
ño de 1992, según la tesis del autor: Avec ou contre la douleur. É volution des
théories médicales de la douleur, de la fin du XVIIIe siecle h l ’introduction de
l'anesthésie h l'éther (1798-1848), Facultad de Medicina de Ginebra,
1992.
137. Para lo posterior, Marie-Jeanne Lavilatte, L e Privilege de lapuissance, op. cit.
Véase: «Description de la douleur opératoire» y «Spectacle de la douleur»,
pp. 20-68. En esta obra hay muchos relatos sobre los dolores de parto.
138. Ibid.
139. Cf. André Rauch, Le Souci du corps, París, PUF, 1981.
140. Cf. Serge Jelk, «De la douleur a l’anesthésie, 1800-1850», artículo citado;
Marie-Jeanne Lavilatte, Le privilege de la puissance, op. cit.
141. Intervención de Jean-Pierre Peter durante la jornada Dire la souffeance, Es
cuela Normal Superior, 10 de junio de 1995.
142. Marie-Jeanne Lavilatte, L'Anesthésie, un embarras éthique. Contribution h une
histoire mentak de l'anesthésie, 1840-1850, tesina, Universidad de Tours, 1987.
bliés deDieu», Tchou, 1996. Obra carente derigor científico pero que refle
ja bien estehambre de exhibición deseres humanos excepcionales en el siglo
XIX. La crónica parisina recoge varios espectáculos foráneos en los Campos
Elíseos, por ejemplo en 1855un individuo raquítico y microcéfalocalificado
«azteca», en 1873 dos hermanas siamesas, etcétera.
40. Como dicecon graciaJean Richepin: «Deux lampions puants que le vent ef-
filoche, /pour orchestre un tambour qu’accompagne une cloche, /doulou-
reuse musique et sinistre agiorno, I dignes de ce qu’on voit derriere le pan-
neau. /C’est l’avorton dont lacabochesemble une outre, /l’éléphantiasique
avec sajambe en poutre. I Le centaure, crétin au mufle dejumard; /l’enfant
ayant pour bras des pinces de homard, I quelque monstre enfin, vrai, faux;
car on les imite. /Puisqu’une infirmité fait bouillir la marmite. I On entre.
On sort. De la le nom: un entresort. /Et chacun pour deuxsousvient y bénir
son sort. /Car le plus laid sevoit des formes triomphales, I devant ces stro-
piats et ceshydrocéphales», Les Types de Paris, n° 5, poema «Types de fetes fo-
raines», París, Figaro, Plon, Nourrit et Cie, ilustraciones deJ .-F. Raffaelli.
[Dos farolillos apestosos queel viento deshilacha, I por orquesta un tambor
que acompaña auna campana, /dolorosa música y siniestro a giorno, I dig
nos delo queseve detrás del cartel, I esel abortocuyacabezaparece otra, I el
elefantiásicocon supierna-viga. /El centauro, cretino con sumorro-hocico; I
el niño que por brazos tiene pinzas decangrejo, I cualquier monstruo al fin,
real, falso: pueslos imitan. I Puesto queuna invalidez hace hervir la marmi
ta. /Se entra. Se sale. De ahí el nombre: una entrasalida /Cada uno por dos
céntimos va abendecir susuerte. I Pues el más feo seve con formas triunfa
les, I ante estos contrahechos y estos hidrocéfalos].
41. Monstrum deriva de monere, «hacer pensar». El monstruo era una adverten
cia, un prodigio en el sentido religioso del término.
42. Roben Bogdan, Freak Show. Presenting Human OdditiesfarAmusement an d
Profit, Chicago y Londres, The University ofChicago Press, 1988. «Signifi-
candy, once human exhibits becameattached to organizations, distinct pat-
terns of constructing and presenting freaks could be institutionalized, con-
ventions that endure to chis day. The freakshowthus joined the burgeoning
popular amusement industry, and che organizations that made up that in-
dustry, housing as they did an occupation with a special approach to che
world, developed a particular way of life. That culture is crucial to an un-
derstanding of the manufacture of freaks» (p. 11).
43. Pierre Spitzner, que sehacía pasar por médico, instaló su museo anatómico
en el pabellón de la Ruche (en la plaza de Chateau d’Eau en París, converti
da enplazade la República), apartir de la colección Zeiler ( 1856), pero re
corrió Europa. Se registran además entre seis y ocho atracciones del mismo
tipo entre 1880 y 1885. El catálogo Spitzner se reprodujo con motivo de
una subasta en Drouot el 1Odejunio de 1985, por maese Henri Chayette,
comisario tasador.
44. El textodel doctorTreves ( The Elephant Man an d Other Reminiscences, Lon
dres, Casell) aparecióen 1923. Los cuarenta años queseparanla experiencia
y el relato modificaron los acontecimientos tal y como sedesarrollaron. Ello
noimpide que refleje que los monstruos (humanos) eran explotados para be
neficio de feriantes miserables que los escondían en sus sótanos. El relato de
Treves dio lugar auna película de David Lynch en 1980, ElephantM an, que
contribuye al carácter novelado dela vida deJohn Merrick, pero que contie
ne una polisemia que hace pensar sobre la monstruosidad en el siglo XIX.
Véase doctor Michael Howel y Peter Ford, Elephant man. La véritable histoi
re de John Merrick, l'homme-éléphant, trad. al fr. deJean-Pierre Laügt, France-
Loisirs, 1980y París, Belfond 1981.
45. Victor Hugo, L ’H omme qui rit, 1869. La edición que utilizamos eslade las
CEuvres completes aparecida en Flammarion en 1942.
46. Véase el cuento «La mere aux monstres», en Contes et nouvelles, op. cit., t. 1,
p. 842yss.
47. Victor Hugo, L ’H omme qui rit, op. cit., p. 299.
48. Maurice Lever, L eSceptreetla Marotte, París, Fayard, 1983.
49. Anne-Emmanuelle Demartini, Lacenaire, un monstredans la sociétéde la mo-
narchie deJuillet, tesisdirigida porAlain Corbin, Universidad de París 1-Pan-
théon Sorbonne, enero 1998, y L'Affaire Lacenaire, París, Aubier, 2000.
50. Una buena exposición de la historia del concepto se encuentra en Claude
Bénichou, entrada «Dégénération, dégénérescence», en Patrick Tort (dir.),
Dictionnairedu darwinisme etd e l’évolution, op . cit., pp. 1151-1157.
51. Bénédict-Augustin Morel, Traitédes degénérescencesphysiques, intellectuelles et
morales d e l'espece humaine, París, Bailliere, 1857.
52. Jean-Christophe Coffin, L e Corps social en accusation: le theme de la dégéné
rescence en France et en Italie, 1850-1900, tesis para el doctorado en historia,
dirigida por Michelle Perrot, Universidad Denis-Diderot-París VII, 1993;
L a Transmission delafolie, 1850-1914, París, L’Harmattan, 2003.
53. Para ladefinición y las connotaciones del término, véaseJean-Louis Korpes,
«Crétinisme», en Henri-Jacques Stiker, Monique Vial y Catherine Barral
(dirs.), Inadaptations et handicaps..., op. cit., pp. 138-145.
54. Jeannine Verdes-Leroux, L e Travailsocial, París, Minuit, 1978.
55. Entrada «Dégénérescence», redactada por Eugene Dally (1833-1887) en el
Dictionnaire des sciences médicales deAmédée Dechambre.
56. Jean-Christophe Coffin, Le Corps social en accusation, op. cit., p. 449.
57. Ibid., p. 209.
58. Ibid ., p. 535.
59. André Pichot, Histoire de la notion de vie, París, Gallimard, 1993. André Pi-
chot cita textos de Darwin un tanto turbadores (p. 772 y ss.); sin embargo,
Patrick Tort tiene razón al mostrar la solución decontinuidad entre Darwin
y lo que sedenomina desgraciadamente darwinismo social.
60. Charles Darwin, L’Originedesespeces, París, GF-Flammarion, 1992.
61. Como escribeAndré Pichot: «Desde el sigloXIX, las ideologías racistas sehan
remitido al darwinismo, y lo que sedenomina enconsecuencia darwinismo
social seha asociadocasi siempre a (y a menudo justificado por) la explica
ción darwinista dela evolución delas especies, apesar de lasadvertencias pe
riódicas de los biólogos» (Histoire de la notion de vie, op . cit., p. 774).
62. Charles Darwin, D e l ’origine des especes p a r sélection naturelle, ou des lois de
transformation des etres organisés, traducción de Mlle Clémence Royer, París,
Flammarion, 1918, pero la traducción databa de 1862. Véanse las páginas
^KIV-;^XX
63. Julien Freund escribió desdeestepunto devista afinesdel sigloXIX enL a Dé-
cadence, París, Sirey, 1984.
64. Frarn;:ois Ewald, L'Étatprovidence, op. cit., p. 9.
65. Ibid ., p. 362.
66. Annales de la Chambre des députés, 4dejunio de 1901, p. 244.
67. Ibid ., p. 161.
68. Pierre Guillaume, Du désespoir au salut. Les tuberculeux auxX!Xe etXX .e sie
cles, París, Aubier, 1986.
69. Henri-Jacques Stiker, op. cit., p. 146y ss.
70. Erving Goffman, Stigmate. Les usages sociaux des handicaps, París, Minuit,
1975.
3. EL C U E R P O C U LT IV A D O : G IM N A ST A S
Y D EPO R TIST A S EN EL SIG L O X IX
56. Fran;ois Péron, Voryage dedécouverteaux terres australes, París, 1807, p. 449.
57. Véase el tomo 1deHistoria delcuerpo, capítulo «Ejercitarse, jugar», Madrid,
Taurus, 2005.
58. Véase más arriba, p. 295.
59. Fran<,:oisjAmorós, Manueld'éducationphysique, gymnastiqueet morale, París,
1834 (11ed., 1830), t. 1, p. 70y ss.
60. Ibid ., t. I, p. 327.
61. Honoré Daumier, «Les banquistes», Les Franfaispeints p a r eux-memes. Les
provinces, París, 1841, t. I, p. 130.
62. Émile Gigault dela Bédolliere, «Les banquistes», ibid ., p. 133.
63. Fran<,:oisAmorós, Manuel..., op. cit., t. 1, p. 362.
64. Encyclopédie rurale, t. IV, p. 432.
65. Véaseel tomo 1deHistoria delcuerpo, op. cit., capítulo «Ejercitarse, jugar».
66. Fran<,:oisAmorós, Manuel..., op. cit., t. I, p. 108.
67. Fran<,:oisAmorós, Recueil de cantiques, en ibid,
68. Prueba de 1818 citada en Peter Heinrich Clias, Callisthénie ou somascétique
naturelle appropriée a l ’é ducationphysique des jeunesfilies, París, 1843, p. 74.
69. Fran<,:oisAmorós, M anu el.. , op. cit., t. I, p. 144.
70. Ibid ., t. I, p. 127.
71. Marc-AntoineJullien, Esprit de la méthode de Pestabzzi, Milán, 1812, p.275.
72. Peter Heinrich Clias, Callisthénie..., op, cit., p. 53.
73. Fran<,:oisAmorós, M anuel.., op. cit., t. I, p. 127.
74. Cario Blasis, Manuelcomplet de la danse, París, 1830, p. 103.
75. Charles Dupin, Géométrie et mécanique des arts et métiers et des beaux-ates, Pa
rís, 1826, t. III, p. 125.
76. Entrada «Manufacture», en Eustache Marie Courtin, Encyclopédie moderne,
París, 1823, t. XXIII, p. 28.
77. Charles Dupin, Géométrie et mécanique des arts et métiers et des beaux-arts, op,
cit., t. III, pp. 128-129.
78. Peter Heinrich Clias, Callisthénie..., op, cit., p. XIV.
79. Citado por Michel Soetard, Pestalozzi, Lausana, Coeckelberghs, 1987, p. 70.
80. Dominique Laty, Histoire de la gymnastiqueen Europe, París, PUF, p. 209.
81. Entrada «Sciages, scieries», enDictionnaire de l'iindustrie manufacturiere, com-
mercialeetagriicole, París, 1843, t. X, p. 10l.
82. Véase Eustache Marie Courtin, Encyclopédie moderne, op. cit., volumen delá
minas.
83. Frangois ./Amorós, Manuel..., op. cit., t. I, p. X.
84. Frangois Fournier-Pescay y Louis Begin, «Orthopédie», en Dictionnaire des
sciences médica/es (Panckoucke), París, t. XII, p. 121.
85. Véase, entre otros, Dr. Charles Gabriel Pravaz, Établissement orthopédique et
gymnastiquedeM . le D r Pravaz, h Paris, París, 1830.
86. Peter Heinrich Clias, Gymnastique élémentaire ou Cours analytiquegradué
d'exercicespropres h developper et h fortifier l'organisation humainepar M. Clias
[...] Précéde durapportfait h la Société de médecine deParís, par M Bailly [.. .]
et de considerations généralespar M.D. Baillot, p. 44.
87. Guillaume Docx, Guidepour l'enseignement de la gymnastique des gargons, Pa
rís, 1875, p. 177.
88. Adam Maeder, M anuel de l ’instituteurprimaire, París, 1833, p. 117.
89. Joseph-Marie de Gérando, Cours normal des instituteurs primaires, París,
1832, p. 43.
90. «Extrait du proces-verbal de la séance générale qui eut lieu augymnase nor
mal, militaire et civil, le 29décembre 1820» (Frangois .Amorós, Gymnase nor
mal, militaire et civil idée et état de cette institution au commencementde l ’a n-
née 1821, París, 1821, p. 88). Firman, entre otros, el documento, De Jorry,
oficial general, Begin, cirujano de los hospitales generales de instrucción,
Morin, directordelaescueladela calle Louis-le-Grand, Londe, médico, Four-
nier-Pescay, secretariodel consejo desanidad delos ejércitos.
91. Jacques Defrance, L'Excellence corporelle. La formation des activitésphysiques et
sportives modernes, 1770-1914, Rennes, Presses Universitaires de Rennes,
1987,p. 67.
92. Honoré de Balzac, Un ménage de gargom [1841], en CEuvres completes, París,
1867, t. I, pp. 25-26.
93. Marcel Spivak, Un homme ettMrdinaire, Francisco Amorósy Ondeano, fondateur
de l ’éducationphysique en France, tesis, Universidad de París I, 1974, pp. 19-20.
94. Simon (de Metz), Traitéd ’hygiene appliquée a l ’éducation de la jeunesse, París,
1827, p. 219.
95. VéanselosArchivos Históricos y Administrativos del Ministerio del Ejército,
expediente individual del coronel FrangoisAmorós.
96. Opinión del conde Pujol, comandante dela 1adivisión militar, 1deoctubre
de 1837, Archivos Históricos y Administrativos del Ministerio del Ejército,
ibid.
97. Véase F. Amorós, Manuel..., op. cit., atlas.
98. Charles Londe, Nouveauxé^mentsd'hygiene, París, 1847, t. I, p. 431 (laed.,
1835). Estas reticencias deLonde sonespecialmente importantes porque el
autor eraseguidor de./Amorósen 1820.
99. René Meunier, «Éléments pourune histoire institutionnelle de l’éducation
physique», Travaux et recherches en EPS, INSEP, marzo de 1980, p. 128.
100. Marcel Spivak, «Francisco Amorós y Ondeano, précurseur et fondateur de
l’éducation physique en France», en PierreArnaud (dir.), Le Corps en mouve-
ment, Toulouse, Privat, 1981.
101. Jacques Defrance, L'Excellence corporelle, op. cit., p. 61. Raoul Girardet, La So-
ciété militaire dans la France contemporaine (1815-1839), París, Plon, 1953.
102. Jean-Baptiste Hillairet, Rapport h Son Excellence le ministre de l’Instruction
publique sur l'enseignement de la gymnastique dans les lycées, colleges, écoles nor
males et écolesprimaires, París, 1869, p. 29.
103. Richard Holt, Sport a n d th e British: A Modern History, Oxford, Clarendon
Press, 1989, especialmente pp. 74-116.
104. Paraunapresentacióngeneral delos inicios del depone moderno, véaseDerek
Birley, Sport an d the Making ofBritain, Manchester University Press, 1993;
también, Dennis Brailsford, Sport, Time andSocie,ty. Londres, Routledge, 1991.
105. Agradezco efusivamente al profesor Peter Radford que compartiera también
conmigo generosamente el resultado desus investigaciones sobre el deporte
en el siglo^^II.
106. John Arlott (ed.), Oxford Companion to Sports an d Games, Oxford University
Press, 1976, p. 25.
107. Christopher Brookes, English Cricket: The Game an d its Players, Londres,
Weidenfeld, 1978, cap. 5.
108. Simon Rae, W.G. Grace, Londres, Faber, 1998. La biografía más reciente y
completa de estedeporte.
109. Robert W. Malcolmson, Popular Recreation in English Society, 1700-1850,
Cambridge University Press,1973.
110. Dennis Brailsford, «Morals and maulers: the ethics ofearly pugilism»,/o«r-
nal o f Sport History, verano de 1985; en lo que se refiere al surgimiento del
nacionalismo británico, en especial como oposición a Francia, véase Linda
Colley, Britons: Forgingthe Nation 1710-1837, Yale University Press, 1992.
111. Peter Radford, «Scientific concepts of competitive sport and risk in eigh-
teenthcentury Britain», 7aConferencia Myc Oseyn, diciembre de 1997. KU
Lovaina, Bélgica (sin publicar).
112. Wray Vamplew, estudioen realización, Centro Internacional para la Historia
y laCultura del Deporte, De Montfort University, Leicester; parauna histo
ria general de las carreras de caballos, véaseWray Vamplew, The Turf: A So-
cialan d Economic History o f Horse Racing Londres, Penguin, 1976.
113. Bruce Haley, The Healthy Body in Victorian Culture, Cambridge (Mass.),
Harvard University Press, 1978, p. 24.
114. Ibid ., p. 39.
115. K. Theodore Hoppen, TheMid-Victorian Generation, 1846-1886 , Oxford
University Press, 1998, p. 33.
116. Richard Holt, «Golfand the English suburb: dass and gender in a London
club, 1890-1960», TheSportsHistorian, vol. 18, n° l, 1998, p. 80.
117. StevenA. Riess, SportinIndustrialAmerica, Harlan Davidson, Illinois, 1995,
p. 16.
118. RichardHolt, SportandSociety inM o ^ dernFrance, Macmillan, 198l, pp. 64-65.
119. JamesA. Mangan, Athleticism in the Victorian andEdwardian Public School,
Cambridge University Press,1981.
120. Keith Thomas (ed.), The Oxford Book ofW ork, Oxford University Press,
1999,p. 239.
121. Ibid., p. 508.
122. Paul M. Hohenberg y Lynn Hollen Lees, The M aking ofU rban Europe,
1000-1994, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1995, cap. 8.
123. JamesA. Mangan, Athleticism in the Victorian an d Edwardian Public School,
op. cit., pp. 22-25.
124. Bruce Haley, The Healthy Body in Victorian Culture, op. cit., p. 164.
125. Ibid ., p. 119.
126. Taine, citado en lan Buruma, Voltaire’s Coconuts orAnglomania in Europe,
Londres, Weidenfeld, 1999, p. 159.
127. Citado en Richard Holt, Sport an d the British, op. cit., p. 86.
128. Edward Grayson, Corinthian (CasualsandCricketerss, Havant, Pallant, 1983,
p. 31.
129. Mark Girouard, The Return to Camelot: Chivalry an d the English Gentleman,
New Haven, Yale University Press, 1981.
130. Charles W. Alcock, The FootballAnnual 1883, p. 67.
131. Richard Holt, «Amateurismand its interpretation: thesocial origins ofBri-
tish sport», Innovation, vol. 5, n° 4, 1992.
132. Eugen Weber, «Gymnastics and sports in fin-de-siede France», American
HistoricalReview, vol. 76, n° l, febrero de 1971, pp. 82-84; Georges Bour-
don, La Renaissance athletique et le Racing Club d e France (París, 1906) es la
investigación clásica sobre los orígenes.
133. Para un debate detallado sobre el papel de Pierre de Coubertin, véase John
MacAloon, This Great Symbol: Pierre de Coubertin an d the Origins ofthe Mo-
dern Olympic Games, Chicago, Chicago University Press, 1981.
134. Pierre-Alban Lebecq, Pascal Grousset et la Ligue nationale de l'Éducationphy
sique, París, L’Harmattan, 1997.
135. Jacques Thibault, Sportetéducationphysique, 1870-1970, París, Vrin, 1972,
pp. 125-139; véase tambiénJean-Paul Callede, «L’éducation physique de la
jeunesse au tournant du siecle», en Pierre Arnaud y Thierry Terret, Sport,
éducation etart, París, CTHS, 1996, pp. 158-159.
136. Richard Holt, Sport andSociety inMode rri France, op. cit. , pp. 63-64; paralas
opiniones de Pierre deCoubertin, véaseLÉducation anglaise en France, París,
1889, y Souvenirs d ’Oxfoordet de Cambridge, París, 1887.
137. Christiane Eisenberg, «English Sports» unddeutsche Burger, Paderborn, Scho-
ningh, 1999; estelibro esuna investigación en profundidad que ha transfor
mado nuestro conocimiento delos deportes alemanes.
138. Para un estudio reciente de los trabajos estadounidenses, véase Steven W.
Pope (ed.), The New American Sports History,, University of Illinois Press,
1997.
139. Tony Mason, Association FootballandEnglish Society, 1863-1915, Brighton,
Harvester, 1979, sobre todo pp. 207-221.
140. David Smith y Gareth Williams, Fields ofPraise: The Official History ofth e
We/.sh Rugby Union, University ofWales Press, 1980, p. 70.
141. Keith Thomas (ed.), OxfordBook ofWork, op. cit., p. XIII.
142. Helen Walker, «LawnTennis», enTony Mason (ed.), Sports in Britain, Cam
bridgeUniversity Press, 1989, p. 245-275.
143. John Lowerson, Sport an d the English M iddle Class, Manchester University
Press, 1993, pp. 127-150, incluye un buen debate sobre el golf.
144. André Rauch, «Dempsey-Carpentier» en Richard Holt, Pierre Lanfranchi,
JamesA. Mangan, European Heroes, Londres, Cass, 1996.
145. Stan Shipley, «Boxing», en Tony Mason (ed.), Sports in Britain, op. cit.,
pp. 78-115.
146. André Rauch, La Boxe, violence au W e siecle, París, Aubier, 1992.
147. Peter Radford, «Women'sfoot-racesin theeighteenthandnineteenthcenturies»,
enAndré Gounot, Toni Niewerth, Gertrud Pfister (eds.), Welt der Spiele: poli-
tische, soziale und PadaigogischeAspekte, vol. 2, Berlín, AcademiaVerlag, 1996.
148. James A. Mangan y RobertaJ. Park (eds.), From FairSex to Feminism: Sport
an dthe Socialisation ofWomen in the Industrial andPost-Industrial Eras, Lon
dres, Cass, 1987.
149. Richard Holt, «Women, Men and Sport in France, 1870-1914»,Journal o f
Sport Histoiy, vol. 18, n° 1, primavera de 1991, p. 125.
150. Kathleen E. McCrone, Sport an d the Emancipation ofEnglish Women, 1870
1914, Londres, Roudedge,1988, pp. 104-120.
151. Richard Holt, «Golfand the English suburb: class and gender in aLondon
club, 1890-1960», The Sports Historian, vol. 18, n° 1, 1998, pp. 83-84.
152. An:hurWalis Myers, Lawn TennisatHomeandAbroad, Londres, 1903, p. 263.
153. StevenA. Riess, Sport in IndustrialAmerica, op. cit., p. 56.
154. Roberta J. Park, «Physiology and anatomy are destiny: brains, bodies and
exercise in nineteenth century American thought»,Journal ofSport History,,
vol. 18, n° 1, verano de 1991, pp. 61-62.
155. Paraunainvestigación reciente, véasePierreArnaudyThierryTerret, Histoire
du sportfémninin, 2vols., París, L’Harmattan, 1996.
156. GeorgesVigarello, Histoire culturelk du sport: techniques d'hier et d'aujourd'hui,
París, Robert Laffont y EPS, 1988, pp. 166-175.
157. Annuaire du commerce, París, 1860y 1880; véase tambiénJacques Defrance,
L'Excellence corporelle, op. cit., pp. 106-107.
158. Jules Simon, La Réform ede l'enseignementsecondaire, París, Hachette, 1874,
p. 148.
159. «Le grand gymnase dirigé par Eugene Paz», Almanach form u la re du contri-
buable, París, 1867, cubierta interior.
160. Octave Gréard, citado por Eugen Weber, «Gymnastics and sports in fin-de-
siecle France», artículo citado, p. 189.
161. Philippe Tissié, «L’éducation physique», en íd. (dir.), L'Éducation physique,
París, 190l, p. ^XIII.
162. L e (Gymnaste, 1873, p. 96.
163. Véase Maurice Agulhon, L e Cercle dans la France bou rgeoise, 1810-1848, Pa
rís, A. Colin, 1977.
164. Joseph Sansbreuf, «Les sociétés degymnastique en France», en Philippe Tis
sié, LÉducationphysique, op. cit., p. 63.
165. Ibid.
166. Philippe Tissié, «L’éducation physique», artículo citado, p. .
167. Joseph Sansboeuf, «Les sociétés degymnastique en France», artículo citado,
p. 64.
168. Ibid.
169. Véase PierreArnaud (dir.), Les Athletes de la République. Gymnastique, sport et
idéologie républicaine, 1870-1914, París, L’Harmattan, 1998, p. 106.
170. Alfred Collineau, La Gymnastique, notionsphysiologiqu.es etpédagogies, appli-
cations hygiéniques et médica/es, París, 1884, p. 796.
171. Citado por Raoul Girardet, L a Société militaire dans la France contemporaine
(1815-1839), op . cit., y por Pierre Chambat, «Les musdes de Marianne.
Gymnastique et bataillons scolaires dans la France des années 1880», en
Alain Ehrenberg (dir.), Aimez-vous les stades? Les origines despolitiques sporti-
ves en France, 1870-1930, París, Recherches, n° 43, abril 1980, p. 155.
172. Véase Émile Goutiere-Vernolle, Les Petes de Nancy. Nancy, 1892.
173. Ibid., p. 63.
174. Ibid., p. 69.
175. Ibid., p. VII.
176. Paul Déroulede, Le Drapeau, 1883, p. 542.
177. Decreto del 3defebrerode 1869, véaseJacques Thibault, Sports etéducation
physique, 1870-1970, París, Vrin, 1972, p. 44.
178. Circular del 9de mayo de 1869, citado porJacques Thibault, ibid ., p. 45.
179. Théophile Gallard, La Gymnastique et les Exercices corporels dans les lycées, Pa
rís, 1869, p. 9.
180. Pierre Honoré Bérard, R.apport sur l'enseignement de la gymnastique dans les
lycées, París, 1854, reproducido en^mbroiseTardieu, Dictionnaired'hygiene
publique et de salubrité, París, 1862, t. 11, p. 581.
181. Véase Albert Bourzac, «Les bataillons scolaires en France, naissance, déve-
loppement, disparition», en Pierre Arnaud (dir.), Les Athletes de la Républi-
que, op. cit., p. 57.
182. LÉvénement, 8dejulio de 1881.
183. VéaseAlbert Bourzac, «Les bataillons scolaires en France... », artículo citado,
p. 59.
184. L e Drapeau, 9de marzo de 1882 (citado por Pierre Chambat, «Les musdes
deMarianne...», artículo citado, p. 146).
185. Alfred Collineau, La Gymnastique..., op. cit., p. 797.
186. A.N. F176918, Discursodel general Farre, ministro de la Guerra, alaAsam
blea Nacional el 14dejunio de 1881.
187. Louis Parant, «Les bataillons scolaires et leur transformation en sociétés de
gymnastique», Courrierde l ’Ain, 1891, p. 25.
188. L e Temps, 21 de abril de 1891.
189. Manueld'exercicesgymnastiquesetdejeuxscolaires, París, 1892, p. 5.
190. Barthélemy Saint-Hilaire, Prólogo aNapoléon Laisné, La Gymnastiquepra-
tique, París, 1852, p. VIII.
191. Frarn;:oisAmorós, Manuel..., op . cit., t. 1, p. I.
192. Napoléon Laisné, Dictionnairedegymnastique, París, Picard-Bernheim, 1882,
p. V.
193. Adrien Proust, Traité d'hygiene publique et privée , París, Masson, 1877,
p. 494.
194. Jean-Baptiste Hillairet, Rapport h Son Excellence le ministre de llnstruction
publique..., op. cit., p. 33.
195. Adrien Proust, Traitéd'hygienepublique etprivée, op. cit., p. 494.
196. Le (Gymnaste, 1873, p. 96.
197. Véase a este respecto Hieronymus Mercurialis [Girolamo Mercuriale], De
artegymnastica, Venecia, 1573; repr., Stuttgart, Medicina rara, 1990.
198. Le Gymnaste, 1873, p. 76.
199. Le Gymnaste, 1888, p. 55.
200. Gambetta, citado por PierreChambat, «Les musdes deMarianne...», art. ci
tado, p. 151.
201. Paul Déroulede, citado en PierreArnaud (dir.), Les Athletes de la République,
op. cit., p. 263.
202. Le (Gymnaste, 1873, pp. 158-159.
203. Claudius Favier, «Mavie sportive al’alouette des Gaules», en Pierre Arnaud
(dir.), LesAthletes de la République, op. cit., p. 404.
204. Ibid ., p. 402.
205. LeD rapeau , citado por Pierre Chambat, «Les musdes de Marianne...», art.
citado, p. 163.
206. Adrien Proust, Traitéd'hygienepublique etprivée, op. cit., p. 495.
207. Jules Simon, La Rééfomiedel'enseignementsecondaire, op. cit. , capítulo sobrela
gimnasia, pp. 135-136.
208. Napoléon Laisné, Dictionnaire de gymnastique, op. cit., p. VII.
209. PierreArnaud (dir.), Les Athletes de la République, op. cit.
210. Pierre Chambat, «Les musdes de Marianne...», art. citado, p. 139.
211. Philippe Tissié, «La gymnastique frangaise», en íd. (dir.), L'Éducation phy
sique, op. cit., p. 71.
212. Georges de Saint-Clair, Sportsathlétiques, París, 1883, p.XI.
213. Maxime Vernois, Rapport sur la gymnastique dans les lycées de l'Empire, París,
1869, p. 15.
214. Pierre deCoubertin, L'Éducation e n Angletene, collegeset université, París, 1888,
p. 35.
215. Véase Éole, FrantzReichel y L. Mazzuchelli, Les Sports athletiques, París, 1895.
216. Pierre deCoubertin, L'Éducation anglaise en France [1889], en Toctes choisis,
Zúrich, Weidmann, 1986, t. 11, p. 111.
217. Pierre Daryl, «Les jeuxscolaires», Le Temps, 3de octubre de 1888.
218. Manuel d'exercices gymnastiques et de jeux scolaires, París, 1892.
219. Frantz Reichel, «Organisation du sport en France», Encyclopédie des sports,
París, 1924, t. I, pp. 162-163.
220. Antoine-Laurent de Lavoisier, Mémoires sur la respiration des animaux, París,
1787.
221. Véase, entre otros, el párrafo sobrela «carrera precipitada» en Peter Heinrich
Clias, Callisthénie..., op. cit., p. 74.
222. Sadi Carnot, Réflexions sur la puissance motrice du feu et les moyens propres h
développer cettepuissance, París, 1824. Véase R. Vaillard y Maurice Daumas,
«La théoriecinétique desgaz», en Maurice Daumas (dir.), Histoire des scien-
ces, París, Gallimard, col. «Bibliotheque de la Pléiade», 1963, p. 905.
223. Fernand Lagrange, Physiologiedes exercicesdu corps, París, 1888, p. 273.
224. Véase Daniel Merillon, EExposition universelle de 1900. Rapport sur les con-
cours internationaux d'exercices physiques et de sport, 2vols., París, 1901, p. 7.
225. Pierre de Coubertin, «Discours a la cérémonie de clóture desJeux d’hiver
(Chamonix, 1924)», en Textes choisis, op. cit., t. 11, p. 320.
226. Véase sobre este tema la maravillosa tesis de Isabelle Queval, Le Complexe
d'Astérix. Généalegie du dépassement de soi dans sa version sportive et dopante,
Universidad deParís V, 2002.
227. Le Temps, 16demayo de 1891.
228. La Vie augrandair, 1900, p. 570.
229. Pierre de Coubertin, Essais depsychologie sportive, Grenoble, Millon, 1992
O1ed., 1913), p. 44.
230. Ibid.
231. Véase Georges Denis, Encyclopédie générale des sports et sociétés sportives en
France, París, 1946, pp. 33y 548.
232. L e Gaulois littéraire, 15dejunio de 1912.
Indice onomástico
A b e , Y o s h io , 3 6 8 n A n tie r , B e n ja m i n , 1 3 1 , 1 3 2
A b e le s , L u c e , 3 6 8 n A p p e r t, B e n ja m i n , 4 9
A b o u t, E d m o n d , 1 0 3 , 3 6 6 n A p p o n y i, R o d o lp h e , 2 8 7 , 4 0 5 n
A c k e rk n e c h t, E iw in , 3 5 6 n A p te r, E m ily , 1 9 4 , 3 8 4 n , 3 8 6 n
A d le r, L a u re , 3 8 2 n , 3 8 3 n A ra sse , D a n ie l, 1 1 , 2 2 7 , 3 8 9 n , 3 9 l n
A g u lh o n , M a u r ic e , 6 4 , 3 6 0 n , 4 l 5 n A rcet, J . P . d e, 2 3 9
A l - N a f u .u i ( je q u e ) , 1 6 2 , 3 7 9 n A r ie s , P h ilip p e , 2 2 5 , 3 7 7 n , 3 8 l n , 3 9 0 n .
A lb e r t, P ie r r e , 3 9 5 n A r is tó te le s , 1 4 4 , 2 5 2
A lc o c k , C h a r le s W ., 4 1 4 n A rn a u d , A n to in e , 2 6 9
A ld in i, J e a n , 2 2 4 A r n a u d , P ie r r e , 3 4 8 , 4 0 8 n , 4 1 2 n ,
A lfo n s o M a r ía d e L ig o r io , sa n , 7 4 , 1 5 9 , 4 1 4 -4 1 7 n
A llo u la , M a le k , 3 8 4 n 395n
A l q , L o u i s e d ’, 4 0 6 n A r n o ld , T h o m a s , 3 2 2
A m a lv i, C h r is tia n , 5 8 , 3 6 0 n A r n o u ld , J u le s , 4 0 6 n
A m b ro s io , s a n , 6 6 A ro n , Je a n -P a u l, 1 7 2 , 3 7 7 n , 3 8 l n
4 1 0 -4 1 2 n , 4 1 7 n A r tie r e s , P h ilip p e , 3 9 2 n
A n a , s a n ta , 6 1 A s t o r g , B e r t r a n d d ’, 3 8 4 n
A n c e l, P a u l, 4 0 0 n A tk in , N ic h o la s , 3 6 1 n
A n d la u e r , Je a n n e , 7 8 , 7 9 , 3 6 3 n A u b e n a s , S y lv ie , 3 6 6 n
A n d r a l, G a b r ie l, 4 9 A u b e rt (e d ito r ), 1 2 7 , 1 3 5 , 1 3 6 , 3 6 9 n ,
A n s te y , R h o n a , 3 3 8 A u d o in -R o u z e a u , S té p h a n e , 2 3 5 , 3 9 2 n
A u e n b r u g g e r , L e o p o ld , 3 0 B a z i n , A . [A n a i's d e R a u c o u , l l a m a d o ] ,
A z o u v i, F r a n g o is , 3 5 8 n 368n
B e a ttie , J o h n M a u ric e , 2 9 8 , 4 0 8 n
B a c k o u c h e , Is a b e lle , 4 0 5 n B e a u b a tie , Y a n n ic k , 3 9 0 n
B a c o n , F ra n c is , 2 7 B e c c a r ia , C e s a r e B o n e s a n a , m a r q u é s d e ,
B a e c q u e , A n to in e d e , 2 0 5 , 3 8 7 n , 3 9 l n 215
B a er, K arl E rn st v o n , 1 4 6 B e c c h i, E g le , 3 9 9 n
B a ld in , D a m ie n , 3 8 3 n B ed d o es, T h o m a s, 4 3
B a ld w in , P e te r, 4 0 7 n B é d o llie r e , É m i l e d e la , véase G i g a u l t de
B a lz a c , H o n o r é d e , 9 8 , 1 1 5 , 1 1 6 , 1 2 3 , la B é d o l li e r e , É m i l e
127, 1 2 9 , 1 3 3 , 1 3 7 , 1 9 3 ,2 8 2 , 2 8 6 , B e e t h o v e n , L u d w ig v o n , 2 2 8
2 8 8 , 3 0 3 ,3 1 0 , 3 6 7 n , 3 6 9 n , 3 7 0 n , B e g in , L o u is J a c q u e s , 4 1 1 n
B a n v ille , T h é o d o r e d e , 1 3 4 , 3 7 3 n , B e lc h e r , J e m , 3 1 7
374n B e llo c , A u g u s te , 1 6 5
B a ra , Jo se p h , 95 B e n d z , W ilh e lm , 9 9 , 1 0 0
B a r b e r o t, É tie n n e , 4 0 7 n B é n ic h o u , P a u l, 4 0 3 n
B a r b e y d ’A u r e v i l l y , J u l e s , 1 4 9 , 1 5 3 , 1 6 4 B e n k e rt, Jo s e p h , 1 8 7
B a r c la y (c a p itá n ), 3 1 8 B é ra ld i, H e n r i, 1 3 8 , 3 7 5 n
B a r n e s , D a v id , 2 3 8 , 3 9 3 n B é r a r d , P ie r r e H o n o r é , 4 l 6 n
B a r n u m , P h in e a s T a y lo r , 2 7 2 , 2 7 3 B e r c é , Y v e s -M a rie , 3 5 9 n
B a r r a l, C a th e r in e , 3 9 7 n , 3 9 9 n , 4 0 3 n B éren g er, R e n é , 1 6 2
B a rra s, V in c e n t, 2 2 2 , 3 9 8 n , 3 9 0 n B e rg e re t, L . F . (d o c to r ), 1 5 7 , 1 5 8 , 3 7 8 n
B a r r é , L o u is -A u g u s te , 4 0 7 n B e rg m a n -O s te r b e rg (se ñ o ra ), 3 3 8
B a rré , P a u l, 4 0 7 n B e rg so n , H e n r i, 3 5 4
B a r th e z , P a u l-Jo s e p h , 4 7 B e rlie re , J e a n - M a r c , 3 8 2 n
B ased o w , Jo h a n n B e rn h a rd , 2 6 6 B e rn a rd , C la u d e , 3 3 , 4 1 - 4 6 , 5 5 , 2 2 4
B a s h k ir ts e ff, M a r ie , 3 8 2 n B e r n h e im e r , C h a rle s , 3 8 2 n
B a s ly , É m ile - Jo s e p h (d ip u ta d o e x B e rry , C h a r le s -F e r d in a n d , d u q u e d e , 2 2 9
m in e r o ), 2 4 1 B e r t, P a u l, 2 2 5
B a u d e la ir e , C h a r le s , 1 1 3 , 1 2 0 , 1 3 0 , 1 3 1 , B e rth e ra t, B r u n o , 2 2 5 , 3 9 0 n , 3 9 l n
380n B e r th o le t, C la u d e -L o u is , 4 2
B a u d r illa r d , J e a n , 1 6 6 B e r tr a n d , A le x a n d r e (d o c to r ), 1 5 6 , 1 9 5
B a u d r y , P a u l, 1 0 9 B e r t r a n d , R é g is , 3 8 9 n , 3 9 0 n
B a y la c C h o u le t , Je a n -P ie r r e , 1 7 7 B e tta z z i, R u d o lfo , 1 6 2
B é z a g u -D e lu y , M a r y se , 3 9 7 n B o u r d e la is , P a tr ic e , 3 5 6 n , 3 5 9 n , 4 0 6 n ,
B ic h a t, M a r ie -F ra n g o is -X a v ie r , 3 2 , 4 2 , 407n
46, 2 2 4 ,2 4 9 B o u rd o n , G eo rg es, 4 1 4 n
B id a n (g e n d a rm e ), 2 0 9 B o u r g e o i s d ’O r v a n n e , A l f r e d , 4 0 6 n
B in e t, A lfr e d , 1 4 2 , 1 8 1 B o u r g e o is , L é o n , 2 8 0
B io n n ie r , Y v o n , 3 8 8 n B o u r g e t, P a u l, 1 7 5
B ir le y , D e r e k , 4 1 2 n B o u r n e v ille , D é s ir é M a g lo ir e , 2 6 4 , 2 6 7
B is c h o ff, T h e o d o r L .W ., 1 4 6 B o u ^ c , A lb e r t, 4 1 6 n
B la k e , W illia m , 9 6 , 9 7 B o u s q u e t, J. (d o c to r), 3 6 2 n
B la n c h a r d , P a s c a l, 3 8 4 n B o u tr y , P h ilip p e , 8 0 - 8 2 , 3 6 0 n , 3 6 l n ,
B la s is , C a r io , 4 lO n 364n
B lo y , L é o n , 1 5 3 B o u v ie r , J e a n -B a p tis te (o b is p o ), 7 3 , 3 6 1 n .
B o erh aav e, H e rm a n n , 2 7 , 2 8 B o y e r d ’A r g e n s , J e a n - B a p t i s t e d e , 1 6 1 ,
B o g d a n , R o b e rt, 2 7 2 , 4 0 2 n B o y le , R o b e r t , 3 3 4
B o lle t, Je a n , 4 0 0 n B r a c h e t, Je a n -L o u is (d o c to r ), 1 7 0
B o lo g n e , Je a n -C la u d e , 3 6 5 n B r a ils fo r d , D e n n is , 4 1 2 n
B o n d u e lle , M ic h e l, 3 5 8 n B r ie r r e d e B o is m o n t, A le x a n d r e , 4 9
B o n e llo , C h r is tia n , 1 7 2 , 3 8 1 n , 3 8 5 n B r ie u x , E u g e n e , 1 9 9
B o n n e t, Je a n -C la u d e , 3 9 1 n B r iffa u lt, E u g e n e , 3 0 3 , 4 0 9 n
B o n n e t, M a r ie -Jo , 1 7 2 , 3 8 1 n , 3 8 5 n B r iq u e t, P ie r r e , 1 7 0
B o n n ie r , L o u is , 2 8 9 , 4 0 6 n B r o c a , P a u l, 4 9 , 2 5 0
B o o n e , C h a n ta l, 3 5 7 n B r o d ie , B e n ja m i n , 3 1 9
B o rd e u , T h é o p h ile d e , 4 7 B r o h m , Je a n -M a r ie , 3 5 5 n
B o re l, F ra n c e , 3 6 6 n B r o o k e s , C h r is to p h e r , 4 1 2 n
B o rie , Je a n , 3 7 6 - 3 7 8 n B r o u a r d e l, P a u l C a m ille H ip p o ly te , 2 3 3 ,
B o r u w la s k i, J o s e p h , 2 6 8 , 3 9 9 n 407n
B o s k o , K a r e l, 3 9 5 n B ro u g h to n , Ja c k , 3 1 7
B o s s u e t, Ja c q u e s B é n ig n e , 5 8 , 5 9 , 3 6 1 n B r o u s s a is , F r a n g o is J o s e p h V i c t o r , 4 7 , 4 9 ,
B o tte x , A le x a n d r e , 4 9 170
B o u g u e r e a u , A d o lp h e , 1 6 5 B row n , F o rd M ad d o x, 1 0 7
B o u ilh e t, L o u is , 1 8 1 , 1 8 3 , 3 8 4 n B ro w n -S é q u a rd , É d o u a rd , 2 2 4
B o u illa u d , J e a n -B a p tis te , 4 9 B r u e g h e l, P ie r r e , 2 6 4
B o u la r d , F e r n a n d (c a n ó n ig o ), 3 5 9 n B r u it, L o u is e , 3 7 9 n , 3 8 2 n
B o u q u e t, 3 6 9 n B u c h a n , A . P ., 1 5 4
B o u r c ie r , M a r ie -H é le n e , 1 7 2 , 3 8 l n , 3 8 5 n B u c h e z , P h ilip p e J o s e p h B e n ja m i n , 4 lO n
B u e ltz in g s lo e w e n , Is a b e lle v o n , 3 5 6 n , C a s a g ra n d e , C a r la , 3 6 3 n
357n C a sta -R o sa z , F a b ie n n e , 1 7 5 , 3 8 2 n
B u f f o n , [G e o r g e L o u is L e c le r c ] c o n d e d e , C a s te l, R o b e r t, 2 6 4 , 3 9 7 n
305, 362n C a s te x , P ie rr e -G e o rg e s , 3 7 2 n
B u llo u g h , V e r n L ., 3 8 2 n C e ln a r t, É lis a b e th , 2 8 4 , 4 0 5 n
B u rn e -Jo n e s, E d w a rd , 1 1 2 C e rte a u , M ic h e l d e , 3 7 9 n
B u ru m a , la n , 4 1 3 n C e rv a n te s , M ig u e l d e , 1 1 8
B u tle r , A rth u r G r a y , 3 2 2 C h a m b e r t , h i jo d e M a d a m e , 2 0 9
B u tle r , Jo s e p h in e , 1 6 2 , 3 7 9 n C h a m p f l e u r y Q u le s H u s s o n , l l a m a d o ] ,
409n 3 6 8 -3 7 0 n , 3 7 2 n
C h a p e r o n , S y lv ie , 3 8 1 n
C a b a n e l, A le x a n d r e , 1 0 8 , 1 0 9 , 1 6 5 C h a rc o t, Je a n -M a rtin , 5 0 , 8 6 , 1 6 9 , 1 9 2 ,
C a lle d e , J e a n - P a u l, 4 1 4 n C h a t e a u b r i a n d , F r a n c ;:o i s - R e n é d e , 6 6 ,
C a llo t, Ja c q u e s , 1 1 9 75, 2 0 7 , 3 6 1n
C a n g ra in , A . (d o c to r ), 3 6 2 n C h a te lie r , A r m e lle , 3 8 4 n
C a n g u ilh e m , G e o rg e s , 2 7 1 , 4 0 0 n C h a u m e , G e o ffro y d e, 1 1 3
C a n o v a , A n to n io , 1 1 6 C h a u v a u d , F ré d é r ic , 1 7 2 , 2 1 0 , 3 8 l n ,
C a r ja t , É t i e n n e , 1 3 5 , 3 7 3 n 388n, 391n
C a rlile , R ic h a r d , 1 4 2 C h é r e t, Ju le s , 3 7 0 n
C a r n o t , H ip p o ly te , 3 5 1 C h e v a lie r , L o u is , 2 3 7 , 3 9 3 n
C a rn o t, Sad i (1 7 9 6 - 1 8 3 2 ) , 2 8 6 , 3 5 1 , C h o lv y , G é ra r d , 3 5 9 n
C a rn o t, S ad i (1 8 3 7 - 1 8 9 4 ) , 3 1 2 , 3 2 8 , 3 4 5 C h r is te n s e n , C h r is te n , 9 9 , 1 0 0
C a r o !, A n n e , 8 1 , 2 2 4 , 3 6 4 n , 3 7 7 n , 3 7 8 n , C in q u in , M ic h e l, 3 6 0 n
C a r o n , Je a n -C la u d e , 1 7 4 , 3 8 2 n , 3 9 6 n C la r k , T im o th y J . , 1 1 8 , 3 6 7 n , 3 8 0 n
C a r o n , P ie r r e , 3 8 7 n , 3 8 8 n C la r k e , W illia m E ., 2 5 6
C a rp e a u x , Je a n -B a p tis te , 1 1 3 , 1 1 4 , 3 6 6 n C la u d e , A n to in e , 2 1 3
C a rp e n tie r , G e o rg e s , 3 3 6 C la v e r ie , É lis a b e th , 2 3 3 , 3 6 2 n , 3 8 3 n , 3 9 2 n
C a rs , Je a n d es, 4 0 5 n C lé s in g e r , A u g u s te , 1 1 3 , 1 1 5
C lia s , P e te r H e in r ic h , 3 0 4 , 3 0 6 , 3 0 7 , C o u t y d e la P o m m e r a is , L o u i s ( d o c t o r ) ,
4 l 0 n , 41 ln , 4 l8 n 225
C ly d s d a le , M a t t h e w , 2 2 4 C ra ry , Jo n a th a n , 1 6 6 , 1 9 4 , 3 7 9 n , 3 8 5 n
C o ffin , Je a n -C h r is to p h e , 2 7 4 - 2 7 6 , 4 0 3 n C r o is e t-M o is e t, M . C ., 2 9 7 , 4 0 7 n
C o h e n , M a rg a re t, 3 8 4 n , 3 8 5 n C ro u z e t, D e n is , 3 8 7 n
C o le t , L o u is e , 1 6 8 C ro w , T h o m a s, 3 6 5 n
C o lle y , L in d a , 4 1 3 n C se rg o , Ju lia , 4 0 6 n
C o llin g h a m , E .M ., 1 8 7 , 3 8 4 n C u n o , Ja m e s, 3 7 0 n , 3 7 1 n
C o n s id é r a n t, V ic to r , 2 8 7 , 4 0 5 n
C o n s ta b le , J o h n , 1 1 5 D a g u e , P ., 3 9 9 n
C o r b in , A la in , 3 , 1 3 , 1 7 , 5 7 , 1 4 1 , 2 0 3 , D a k h lia , Jo c e ly n e , 3 8 4 n
3 8 3 n , 3 8 6 -3 8 8 n , 3 9 0 -3 9 3 n , 3 9 5 n , D a ly , C é sa r, 2 8 9 , 4 0 5 n
397n, 403n D a m ie n s , R o b e r t F ra n g o is , 2 0 6 , 2 1 5
C o rd a y , C h a r lo tte , 2 2 3 D a n te , 9 6 , 1 2 3 , 3 7 0 n
C o r d ie r , A le x a n d r a , 3 9 2 n , 4 0 1 n D a re s te , C a m ille , 2 7 2 , 4 0 0 n , 4 0 1 n
C o r v is a r t, J e a n - N ic o la s , 3 6 D a r m o n , P ie r r e , 3 5 9 n
C o r v o l, P ie rr e , 3 5 6 n D a r v ille , W ill, 2 9 1 , 4 0 6 n
C o tte r e a u , A la in , 2 3 8 , 2 4 0 , 3 9 3 n , 3 9 4 n D a rw in , C h a r le s , 2 7 7 , 3 2 0 , 4 0 3 n
C o tto n , G e o rg e E d w ard L y n ch , 3 2 2 D a u d e t , A lp h o n s e , 1 9 9
C o u b e r tin , P ie r r e d e , 3 2 8 , 3 3 9 , 3 5 3 , D a u m a s , M a u r ic e , 4 1 8 n
414n, 418n D a u m ie r , H o n o r e , 1 0 1 , 1 0 2 , 1 0 4 , 1 0 8 ,
C o u cy , F. de, 4 0 4 n 118, 1 1 9 , 1 2 9 , 1 3 0 -1 3 8 , 2 8 4 , 3 0 1 ,
C o u d r a y , M a r g u e r ite d u , 2 8 3 0 3 , 3 0 5 , 3 6 7 n , 36 9 n , 3 7 ln , 3 7 3 -
C o u r ie r , P a u l L o u is , 6 8 , 2 9 6 , 2 9 7 , 4 0 7 n 292, 365n
C o u r m o n t, Ju le s , 4 0 7 n D a v id , T h é o p h ile , 4 0 7 n
C o u r tin , E u s ta c h e M a r ie , 2 8 1 , 3 0 9 , D a v id s o n , A n o l d l ., 3 7 5 n
C o u r tiv r o n , L u d o v ic A n t o in e F r a n g o is D e b r e y n e , P ie r r e J . C ., 7 2 , 7 3 , 7 6 , 3 6 2 n ,
M a r ie L e C o m p a s s e u r , v iz c o n d e d e , 363n
409n D e fra n c e , Ja c q u e s, 4 1 l n , 4 1 2 n , 4 1 5 n
C o u tu r e , T h o m a s , 8 9 D eg as, E d g ar, 1 0 4 , 1 1 3
D é ja z e t , V i r g i n i e , 1 6 9 D r o u a is , Je a n - G e r m a in , 9 4 , 1 1 5 , 3 6 5 n
D e la c ro ix , E u g e n e , 8 7 , 9 9 , 1 0 2 - 1 0 4 , 1 0 6 , D u C a m p , M a x im e , 1 8 3 , 1 8 4 , 2 2 2
D e la g e , Y v e s, 2 7 2 , 4 0 0 n D u c h e n n e d e B o u lo g n e , G u illa u m e
D e la p o rte (litó g r a fo ), 3 6 9 n B e n ja m i n , 2 5 7
D e la s ia u v e , L o u is , 4 9 D u ffin , Ja c a ly n , 3 5 6 n
D e la ttr e , S im o n e , 3 8 0 n , 3 8 9 n D u fie u x , J e a n -E n n e m o n d , 6 6 , 3 6 l n , 3 6 2 n
D e lille , Ja c q u e s (p o e ta ), 2 2 9 D u fo u r, L é o n , 3 8
D e lo n , M ic h e l, 3 6 l n , 3 7 8 n D u ja r d i n - B e a u m e t z , G e o r g e s ( d o c t o r ) ,
D e lu m e a u , J e a n , 3 9 4 n D u m o n tie r , L u d o v ic , 2 2 8
D e lv e a u , A lfr e d , 1 4 7 , 1 4 8 , 1 8 4 , 3 7 7 n D u p in , C h a r le s , 3 0 6 , 3 0 8 , 4 lO n
D e lv ille , Je a n , 1 1 2 D u p r a t, A n n ie , 3 9 1 n
D e m a r tin i, A n n e -E m m a n u e lle , 3 8 9 n , D u p r o n t , A lp h o n s e , 6 5 , 3 6 l n , 3 6 4 n
3 9 ln , 4 0 3 n D u p u y tr e n , G u illa u m e , 1 9 5 , 1 9 7 , 2 5 2 ,
D em e a u x , Ja cq u e s B e g o u e n , 2 9 0 273
D e n is , G e o rg e s, 4 l 9 n D u r e r o , A lb e r to , 8 9
D é r o u le d e , P a u l, 3 4 5 , 4 1 7 n D u r ie u , E u g e n e , 1 6 5
D é s a g u lie r , J e a n T h é o p h ile , 3 0 5
D e s c a rte s , R e n é , 2 7 , 2 4 9 E d e lm a n , N ic o le , 1 7 0 , 3 5 8 n , 3 8 0 n , 3 8 5 n
D esca v e s, L u c ie n , 2 6 4 , 3 9 6 n E d w ard s, W i l l i ^ F re d e r ic , 2 8 5 , 4 0 5 n
D e s fo rg e s , P ie r r e (c a n ó n ig o ), 7 0 , 7 1 E h rard , Je a n , 3 7 6 n
D e s n o y e r s , L o u is , 1 3 5 E h r e n b e r g , A la in , 4 l 6 n
D é so rm e a u x , A n to n in -Je a n , 3 0 E is e n b e r g , C h r is tia n e , 4 l 4 n
D e s s e r tin e , D o m in iq u e , 3 5 9 n E lia s , N o r b e r t , 3 1 7 , 3 5 7 n
D ia s , N é lia , 3 8 5 n E llis , H a v e lo c k , 1 4 2 , 1 8 1 , 1 8 8 , 1 8 9 , 1 9 1
D id e r o t, D e n is , 8 0 , 1 2 7 , 2 6 5 , 2 6 8 , 2 6 9 , E m m e ly , H .C ., 4 0 5 n
399n E m m e r ic h , A n n e -C a th e r in e , 2 5 2
D id i H u b e rm a n , G e o rg e s, 3 8 0 n É p é e , C h a r le s , a b a te d e l ’, 2 6 5 , 2 6 6
D ijk s t r a , B r a m , 1 6 4 , 3 7 9 n É r ib o n , D id ie r , 1 7 2 , 1 8 7 , 3 8 1 n
D is n e y , W a lt , 3 7 4 n E s q u ir o l, J e a n É t ie n n e D o m in iq u e , 2 3 2
D o c x , G u illa u m e , 4 1 1 n E w a l d , F r a n (j'.o is , 3 9 8 n , 4 0 4 n
D o d , L o tti, 3 3 9 E w in g , W i llia m A ., 3 7 9 n
D o r é , G u s ta v e , 1 1 8
D o u b le d a y , A b n e r , 3 3 0 F a b is c h , J o s e p h , 6 4
D o u s s in e t, R a y m o n d , 4 0 8 n F a b r e , F r a n ( j'.o i s - X a v i e r , 9 2 , 3 6 5 n
F a lre t, Je a n -P ie r r e , 4 9 F o u q u e t, C a th e r in e , 3 7 6 n
F a ra d a y , M ic h a e l, 2 5 6 F o u r n ie r , A lfr e d , 1 5 3 , 1 9 8 , 2 4 2 , 3 7 0 n ,
F a rr e (g e n e r a l), 4 1 7 n F o u r n i e r - P e s c a y , F r a n c ¡:o is , 4 l l n
F a u ch e ry , 3 7 4 n F o v ille , A c h ille , 4 9
F a u r e , O liv ie r , 2 4 7 , 3 5 6 - 3 5 9 n F o y , F r a n c ¡:o is , 4 0 4 n , 4 0 5 n
F a v ie r , C la u d iu s , 3 4 8 , 4 1 7 n F ra e n k e l, B é a tr ic e , 3 7 2 n
F a v re, R o b e n , 3 9 l n F ra n c h e t, A n to in e , 7 1
F e c h te r , C h a rle s , 1 6 9 F r e m ig a c c i, ls a b e lle , 3 9 2 n
F é n é o n , F é lix , 3 7 l n F re u d , S ig m u n d , 5 5 , 1 7 9 , 2 0 1
F é r é , C h a r le s -S a m s o n , 1 4 2 , 1 8 7 , 1 8 8 , F re u n d , Ju lie n , 4 0 3 n
191 F r ie s , C ., 4 0 9 n
F errer, Je a n -M a rc , 3 9 0 n F r o m e n tin , E u g e n e , 1 8 2
F e rro n , L a u re n t, 2 3 3 , 2 3 4 , 3 9 l n F r y , C h a r le s B u r g e s s , 3 3 6
F ie s c h i, G iu s e p p e , 2 1 2 F u r e ix , E m m a n u e l, 2 2 8 , 3 9 l n
F ig u ie r , L o u is , 1 8 5 , 4 0 5 n F ü s s li, H e in r ic h , 9 6
F ilo m e n a , s a n ta , 6 7 , 3 6 l n
F in e , A g n e s, 3 8 6 n G a g n e u x , Y v es, 3 6 3 n
F in n e g a n , F ra n c e s , 3 8 2 n G agnon, G em m a, 2 3 4 , 392n
F is c h e r , Je a n -L o u is , 3 7 8 n , 4 0 0 n G a le n o , 1 4 4 , 2 4 9
F la n d r in , Je a n -L o u is , 6 8 , 3 6 l n , 3 6 3 n , G a ll, F ra n z -Jo s e p h , 4 8 , 4 9
F la u b e n , G u s ta v e , 1 2 9 , 1 7 0 , 1 7 1 , 1 8 1 , G a lliffe t, G a s t o n A le x a n d r e A u g u s te ,
F la x m a n , J o h n , 9 5 , 9 6 G a ltie r -B o is s ie r e , É m ile , 4 0 7 n
F o d é r é , F r a n c ¡ :o i s - E m m a n u e l , 3 6 2 n G a lto n , F ra n c is , 1 8 8
F o l, H e r m a n , 4 0 0 n G a lv a n i, L u ig i, 2 2 3
F o n te n e lle , B e r n a r d L e B o v ie r d e , 2 6 8 G a m b e t ta , P a u l, 4 1 7 n
F o r d , C a ro lin e , 3 6 1 n G a r n ie r , C h a rle s , 1 1 3
F o r d , P e te r, 4 0 2 n G a rn o t, B e n o ít, 3 8 8 n
F o r e l, A u g u s te , 1 7 5 , 3 8 2 n G asse r, Ja cq u e s, 3 5 8 n
F o u c a u lt, M ic h e l, 3 9 , 1 4 1 , 1 4 2 , 1 5 3 , G a te a u x -M e n n e c ie r , Ja c q u e lin e , 3 9 8 n
G a u tie r , T h é o p h ile , 1 3 2 , 1 3 3 , 3 0 0 , 4 0 8 n G o u ld , A r th u r, 3 3 3
G a v a r n i [S u lp ic e -G u illa u m e C h e v a lie r , G o u le m o t, Je a n -M a r ie , 1 5 9 , 1 6 0 , 3 7 8 n
lla m a d o ], 1 2 5 , 1 3 4 , 1 3 8 , 3 7 3 n G o u n o t, A n d ré, 4 1 5 n
G a y , P e te r, 1 4 3 , 1 6 4 , 1 6 5 , 3 7 6 n G o u r a r ie r , Z e e v , 3 7 4 n
G e lfa n d , T o b y , 3 5 8 n G o u sse t, T h o m a s , 7 3
400n G r a g lia , D é s ir é , 7 5
400n G r a n d c o in g , P h ilip p e , 3 9 0 n
G e o r g e l, P ie r r e , 3 7 0 n G r a n d v ille , J . J . Q e a n lg n a c e Is id o re
G e o rg e t, É tie n n e , 1 7 0 G é r a r d , lla m a d o ], 1 1 8 , 1 2 1 - 1 2 3 , 1 3 6 ,
G é r a n d o , Jo s e p h M a r ie d e , 3 1 0 , 4 1 l n 301, 3 6 9 -3 7 ln , 4 0 9 n
G é ric a u lt, T h é o d o r e , 9 9 - 1 0 3 , 1 1 1 G ra y so n , E d w a rd , 4 1 3 n
G é ró m e , Je a n -L é o n , 9 4 , 3 6 6 n G ré a r d , O c ta v e , 3 4 3 , 4 1 5 n
G e tty , C liv e , 3 6 9 n G rm e k , M ir k o D ., 3 5 6 - 3 5 8 n
G ie d o n , S ig fr ie d , 2 8 9 , 4 0 6 n G ro n in g u e , J . d e , 1 9 5
G i g a u l t d e la B é d o llie r e , É m i l e , 9 8 , 3 0 5 , G r o s , F ré d é r ic , 3 8 8 n
410n G ro s s io rd , A n d r é , 2 7 2
G illr a y , J a m e s , 1 0 1 , 1 0 2 G r o u , Je a n -N ic o la s , S . J ., 6 0
G io rg io n e , 8 9 , 1 0 9 G r o u s s e t, P a s c h a l, 3 2 8 , 4 1 4 n
G ir a r d , 4 0 9 n G u é r in (fo tó g ra fo ), 1 6 5
G ira rd e t, R a o u l, 4 1 2 n , 4 1 6 n G u é r in , Ju le s , 2 7 1 , 2 7 2 , 4 0 0 n , 4 0 1 n
G ir a r d in , E u g e n e d e , 1 3 6 G u e s lin , A n d ré , 3 9 7 n , 3 9 8 n
G ir o d e t, A n n e L o u is , 9 4 , 9 5 , 3 6 5 n G u ig n a r d , L a u re n c e , 4 0 1 n
G iro u a rd , M a r k , 3 2 6 , 4 1 3 n G u ilh a u m o u , Ja c q u e s , 3 9 1 n
G is s in g , G e o r g e , 3 2 1 G u illa u m e , P ie r r e , 3 5 9 n
G la d s to n e , W illia m E w a r t, 3 2 8 G u ille r m e , Ja c q u e s , 4 0 7 n
G o b in e a u , Jo s e p h A r th u r, c o n d e d e , 2 7 7 G u in a r d , L o u is , 4 0 1 n
G o e th e , J o h a n n W o lfg a n g , 1 3 3 , 1 5 3 G u ry , Je a n -P ie r r e , 7 4
G o e tz , C h r is to p h e r G ., 3 5 8 n G w y n n , L e w is , 3 8 8 n
G o f f m a n , E r v in g , 2 8 0 , 4 0 4 n
G o ld s c h e id e r , C é c ile , 3 6 7 n H a d jin ic o la u , N ic o s , 3 6 7 n
G o ld s te in , J a n , 3 5 8 n H a h n , H a z e l, 1 9 4 , 1 9 7
G o n c o u r t, Ju le s y E d m o n d d e , 1 4 9 , 1 6 3 , H a h n , P ., 3 8 1 n
H a lle r , A lb r e c h t v o n , 3 4 H u n te r , W illia m , 3 2
H a m o n , P h ilip p e , 1 5 3 , 1 6 2 , 1 6 3 , 1 9 9 , H u tc h in s o n , J o h n , 1 9 8
377n, 379n H u y sm a n s, Jo r is -K a r l, 1 9 9
H a n o u m , L e ila , 3 9 4 n
H a r r is , R u t h , 6 4 , 8 4 - 8 6 , 3 6 0 n , 3 6 4 n Ib ra h im , A n n ie , 3 9 9 n
H a rs in , J il l , 3 8 2 n I m b e n , F le u ry , 3 5 6 n
H a ü y , V a le n tin , 2 6 5 Im b e n G o u r b e y r e , A n to in e , 2 5 2
H e lm h o lt z , H e r m a n n v o n , 3 0 I n g r e s , J '^ m A u g u s t e D o m i n i q u e , 9 5 - 1 0 0 ,
H e n r y , M ic h e l, 3 5 5 n 302, 409n
H ic k m a n , H e n r y H ill, 2 5 6 Ita rd , Je a n -M a rc -G a s p a rd , 2 6 4 , 2 6 5
H ila ir e , Y v e s -M a rie , 3 5 9 n , 3 6 0 n , 3 8 3 n
H illa ir e t, J e a n -B a p tis te , 3 1 2 , 4 1 2 n , 4 1 7 n J a c k e l D e s tr ip a d o r, 2 3 5
H in te r m e y e r , P a s c a l, 3 9 0 n Ja c k so n , Jo h n , 3 1 7 , 3 1 8
H ip ó c ra te s , 2 4 , 2 7 , 3 5 , 3 8 , 5 2 Ja c q u e s , Je a n -P ie r r e , 3 8 1 n
H ir s c h fe ld , M a g n u s , 1 4 2 , 1 8 8 , 1 8 9 , 1 9 0 J a h n , F r ie d r ic h L u d w ig , 3 4 1
H o d le r , F e r d in a n d , 1 1 2 Ja m es, H en ry , 1 1 8 , 3 6 7 n
H o ffm a n n , F r ie d r ic h , 3 5 , 1 6 9 J a n e t , P ie r r e , 1 7 9 , 2 0 1
H o h e n b e rg , P a u l M ., 4 1 3 n Je n ro n , 1 1 7
H o lla n d e r , A n n e , 3 6 5 n J e u d y , H e n r i-P ie r r e , 1 6 6 , 3 8 0 n
H o lm e s , F re d e r ic L ., 3 5 7 n Ja lil-B e y , 1 0 4
H o lt, R ic h a r d , 2 9 5 , 4 1 2 - 4 1 5 n J o b e r t d e ^ L a rn b a lle [ A n t o i n e J o s e p h ,
H o r n o , H ip p o ly te (d o c to r ), 1 7 6 , 3 8 2 n lla m a d o ] ( d o c t o r ) , 2 5 6
H op p en , K . T h eod ore, 4 1 3 n Jo d e le t, D e n is e , 3 8 3 n
H o r m a n , W illia m , 3 1 5 Jo h a n n o t, T o n y , 1 1 8
H o u b r e , G a b r ie lle , 1 7 1 , 3 8 0 n Jo h n s o n , Ja ck , 3 3 6
H o u ssay e, H e n ry , 3 8 8 n J o h n s o n , P a u l, 2 9 8 , 4 0 8 n
H o w e l, M ic h a e l, 4 0 2 n J o r ty , S é b a s tie n L o u is G a b r ie l, 4 1 l n
H u g h es, T h o m a s, 3 2 2 J o u b e n , L a u r e n t-N ic o la s d e , 9 2 , 1 1 6 ,
H u g o , V ic to r , 1 1 3 , 1 1 7 , 1 2 3 , 2 7 3 , 2 7 4 , 168, 380n
H u m e ro se , A la n , 1 6 7 , 3 8 0 n Jo u y , É tie n n e , 3 7 2 n
H u n t, L y n n , 3 7 8 n , 3 9 1 n , 3 9 5 n J u a n d e la C ru z , s a n , 7 7
Ju lia , D o m in iq u e , 3 9 9 n L a c e n a ire , P ie r r e -F r a n ^ o is , 2 2 2 , 2 2 8 ,
E u g e n e (d o c to r), 2 2 4 L a c o rd a ire , H e n r i, 5 8 , 7 6
Ju llie n , M a r c A n to in e , 4 1 0 n L a e n n e c , T h é o p h ile , 3 0 , 3 1 , 3 8
^ rfa rg e , M a r ie , 1 9 6
H e in r ic h , 1 8 8 L ag ran g e, F e rn a n d , 3 5 2 , 4 1 8 n
K a lifa , D o m i n i q u e , 3 9 2 n L ag ran g e, H u g u e s, 4 0 8 n
K a n t, lm m a n u e l, 2 6 5 L a is n é , N a p o lé o n , 4 1 7 n
R iv a il, lla m a d o ], 8 6 L a m a is o n , P ie rr e , 2 3 3 , 3 6 2 n , 3 8 3 n
K a r r , A lp h o n s e , 4 0 9 n ^ L a m a rr e , A n n i e , 1 6 2 , 3 7 9 n
K a r s e n ti, B r u n o , 3 9 6 n L a m o u r, É r ic , 3 8 9 n
K e e l, O t h m a r , 3 5 6 n L a n e , H a r la n , 3 9 7 n
K e lly , G e o r g e A r m s tr o n g , 3 9 l n L a n g lo is , C la u d e , 5 8 , 8 1 , 3 6 0 n , 3 6 2 n ,
K e m p f, R o g e r, 1 7 2 , 3 8 1 n 3 9 ln
K in g s le y , C h a r le s , 3 2 2 L a n té ri-L a u ra , G e o rg e s , 3 8 5 n
K in n a ird , lo r d , 3 3 2 L a p a lu s , S y lv ie , 2 3 6 , 3 8 9 n , 3 9 2 n
K le e , P a u l, 8 7 L a p la c e , P ie r r e -S im o n , 4 2
K le is t, H e in r ic h v o n , 2 3 0 L a p ra y , X a v ie r , 3 8 9 n
K n ib ie h le r , Y v o n n e , 3 7 6 n L a q u eu r, T h o m a s , 1 4 2 , 1 4 5 , 2 1 7 , 3 7 6 n ,
K o rp e s , Je a n -L o u is , 4 0 3 n L a te a u , L o u is e , 2 5 2
^ ^ f t - E b i n g , R ic h a r d v o n , 1 4 2 , 1 8 0 , L a ty , D o m in iq u e , 4 1 0 n
L a u r e n t in , R e n é , 8 6 , 3 6 0 n
L a B e rg e, A n n , 3 5 6 n L a u tm a n , F ra n (fo is e , 3 6 4 n
L a S o u d ie r e , M a r tin d e , 3 9 6 n L a v a te r, Jo h a n n K a s p a r, 9 6 , 1 2 1
L ab ord e, L éo n d e, 9 3 , 3 6 5 n L a v o is ie r , A n t o in e L a u r e n t , 3 0 6 , 3 5 1 ,
L a b o u ré , C a th e rin e , 6 3 , 7 9 418n
L a b ru n ie , E . (d o c to r ), 3 6 2 n L e B ra s , G a b r ie l, 3 5 9 n
L a c a m b r e , G e n e v ie v e , 3 6 8 n L e B r e to n , D a v id , 1 8 5 , 2 4 8 , 3 8 4 n , 3 9 4 n
L a c a ssa g n e , A le x a n d r e , 4 0 6 n L e G o ff, Ja cq u e s, 3 5 9 n
L a ^ s a g n e , F ra n c is , 2 3 5 L e G o f f , T . J . A ., 3 6 2 n
L e M e n , S é g o le n e , 1 8 5 , 2 3 7 , 3 7 0 n , L y o n -C a e n , Ju d ith , 1 9 6 , 3 8 6 n
L e b e c q , P ie r r e -A lb a n , 4 l 4 n
L eb ru n , F r a n g ís , 3 5 9 n M ’s i l i , M a r i n e , 3 8 9 n
L é c u y e r, B e rn a rd -P ie rre , 3 9 3 n M a c L aren , A n g u s, 3 8 6 n
L ees, L y n n H o lle n , 4 1 3 n M a ^ c A lo o n , J o h n , 4 1 4 n
L e je u n e , P h i l i p p e , 3 7 9 n , 3 8 5 n M a ed er, A d am , 3 1 0 , 4 1 ln
L e m a itre , F ré d é r ic k , 1 3 1 - 1 3 3 , 1 3 5 , 3 7 3 n , M a g e n d i e , F r a n .¡:o i s , 3 3 , 3 7 , 4 2 , 4 4 , 2 5 6 ,
L é m e r y , N ic o la s , 2 6 9 M a g n a n , V a le n tin , 1 4 2 , 1 8 8 , 1 9 1
L e ó n X I I I , p a p a [V in c e n z o P e c c i], 8 5 M a in e d e B ir a n [M a r ie -F r a n ^ o is -P ie r r e
404n 249
L e o n a rd o d a V in c i, 8 9 , 3 6 8 n M a is tr e , Jo s e p h d e , 2 1 6
L e p ro u x , P a u l, 3 6 4 n M a lc o lm s o n , R o b e n W ., 4 1 2 n
L e q u in , Y v e s, 3 9 4 n M a le b r a n c h e , N ic o la s d e, 2 4 9
L e s s in g , G o t t h o ld E p h r a im , 9 0 M a lg a ig n e , Jo s e p h - F r a n .¡:o is ( d o c t o r ) , 2 5 6
L e v e r, M a u r ic e , 4 0 2 n M a lla r m é , S té p h a n e , 1 1 1
L e ^ , M ic h e l, 3 7 2 n , 4 0 4 n M a lth u s , T h o m a s - R o b e n , 1 4 9
L ib e r a to , Is a b e l, 3 8 2 n M a n d r e s s i , ^ R a fa el, 1 2 , 3 5 5 n
L in g , P e r H e n r ik , 3 4 2 M a n e t, É d o u a rd , 8 9 , 1 0 8 , 1 0 9 , 1 1 5 , 1 6 5 ,
L io ta r d , P h ilip p e , 1 8 2 , 3 8 3 n 166
L i m é , A le x is , 2 6 8 M a n g a n , Ja m e s A n th o n y , 4 1 3 - 4 1 5 n
L o ck e, Jo h n , 2 6 4 , 3 9 7 n M a n te g a z z a , P a u l, 1 8 9
L o m b ro so , C esare, 2 3 5 , 2 7 6 M a ra t, Je a n -P a u l, 2 2 8
L o n d e , C h a r le s , 4 1 1 n , 4 l 2 n M a rb o t, B e rn a rd , 3 8 0 n
L o u is , P ie r r e , 3 1 232
L o u x , F r a n .¡:o is e , 2 0 0 , 3 8 6 n M a r c o n i, G a u d e n z io , 1 0 6 , 1 1 5
L o u y e r -V ille r m a y , Je a n - B a p t is t e d e , 1 7 0 , M a r c u s , S te v e n , 3 7 9 n
193 M a r é c h a u x , X a v ie r , 3 6 4 n
L o w erson , Jo h n , 4 1 4 n M a r ía (V ir g e n ), 5 8 , 5 9 , 6 1 - 6 6 , 2 0 7
L u cas, C o lin , 2 0 8 , 3 8 7 n M a r ie -Z o é (h e r m a n a ), 8 0 , 8 1
L u is F e lip e , 1 1 8 , 1 2 4 , 1 3 3 , 1 3 5 M a r tin , Je a n -C lé m e n t, 3 8 7 n
L y n c h , D a v id , 4 0 2 n M a n in -F u g ie r , A n n e , 3 6 4 n
M a r tin e t-H a u te c o e u r, 3 6 9 n M e u n ie r , R e n é , 4 l 2 n
M a r x , K a r l, 3 2 3 M e u ra n d , V ic to r in e , 1 1 0
M aso n , T o n y , 4 l 4 n M e y e r , A r ie lle , 3 8 0 n
M a s s e t, C la u d e , 3 8 7 n M ic h a u d , S té p h a n e , 3 6 2 n
M a s s illo n , 8 0 M ic h e l d e B o u rg e s [L o u is -C h ry s o s to m e
M a d o ck , Ja n n , 1 9 4 , 1 9 7 , 3 8 5 n , 3 8 6 n M ic h e l, lla m a d o ], 1 6 8 , 1 6 9
M a tz n e ff, G a b rie l, 4 0 9 n M ic h e l, Ja c q u e s , 3 5 7 n
M a u g u e , A n n e -L is e , 1 9 0 , 3 8 5 n M i c h e l , R é g is , 3 6 5 n
M a u litz , R u sse l C ., 3 5 6 n M ic h e le t, Ju le s , 1 4 6 , 1 4 7 , 3 7 7 n
M a u p a s s a n t, G u y d e, 1 6 2 , 1 8 0 , 1 9 9 , M ig u e l A n g e l [M ic h e la n g e lo B u o n a r r o ti,
M a u s s , M a r c e l, 2 6 3 , 3 9 6 n M ila n e s i, C la u d io , 3 9 0 n
M a y e u r, Je a n -M a r ie , 3 8 8 n M illia t, A lic e , 3 4 0
M a z z u c h e lli, L ., 4 1 8 n M illo t, Ja c q u e s -A n d ré , 4 0 4 n
M c C a u le y , E liz a b e th A n n e , 3 7 2 n M iln e r , M a x , 3 8 5 n
M c C r o n e , K a th le e n E ., 4 l 5 n M ir a b e a u , 3 7 l n
M e in in g e r, A n n e -M a r ie , 1 2 5 , 3 7 1 n , 3 7 2 n M ir m a n , L é o n , 2 7 8
M e is s o n ie r , J e a n - L o u is E r n e s t, 1 0 7 M o g e n s e n , N e is W a y n e , 2 9 8 , 4 0 8 n
M e m lin g , H a n s , 8 9 lla m a d o ], 1 3 0 , 1 3 1 , 1 3 3 , 1 3 8
M e n d e l, J o h a n n , 5 4 , 2 7 5 M o ll, A lb e n , 1 8 1 , 1 8 9
M e n d e s , C a tu lle , 1 5 3 M o n e s tie r , M a n in , 4 0 l n
M e n d o z a , D a n ie l, 3 1 7 M o n e y s , A la in d e , 2 0 9
M e n o n , E lis a b e th K ., 1 2 3 , 3 6 9 - 3 7 l n M o n n ie r , H e n r y -B o n a v e n tu re , 1 1 9 , 1 2 4
M é ra y , A n th o n y , 1 9 6 410n
M e r c u r ia lis , H ie r o n im u s [G ir o la m o M o n ta ig n e , M ic h e l d e, 2 4 7 , 2 6 9 , 3 9 9 n
M e rc u ria le ], 4 l 7 n M o n te s s o ri, M a r ia , 2 6 6
M e r illo n , D a n ie l, 4 l 8 n M o n t f o n , A n to in e , 3 6 6 n
M é r im é e , P ro s p e r, 1 5 3 M o re a u , G u s ta v e , 1 1 1 , 1 1 2 .
M é ro d e , C lé o d e , 8 7 M o r e a u , J e a n - M i c h e l , lla m a d o e l J o v e n ,
M e r r ic k , J o h n , 2 7 3 , 4 0 2 n 303, 409n
M e r r im a n , J o h n , 3 6 4 n M o re a u , T h é re se, 1 7 4 , 3 7 7 n
M é ry , Jo se p h , 1 3 2 M o re a u d e T o u r s , Ja c q u e s-Jo se p h , 1 8 8
M é ta is -T h o r e a u , O d ile , 3 6 2 n 1 9 9 , 2 7 4 -2 7 6 ,4 0 3 n
M o r e n o M e n g íb a r , A n d r é s , 3 7 7 n , 3 8 0 n , O s b a ld e s to n , G e o r g e (lla m a d o « S q u ir e » ),
3 8 2 n ,3 8 5 n 315
M o r ic e a u , C a r o lin e , 2 3 7 , 2 4 2 , 2 4 3 , O s ia k o v s k i, S ta n is la s , 3 7 3 n
393n, 394n O u tr a m , D o r in d a , 3 9 1 n
M o r in , Jo s e p h , 4 0 4 n , 41 l n O z o u f, M o n a , 3 9 1 n .
M o r n y , C h a r le s -A u g u s te -L o u is -J o s e p h ,
M o n o n , W illia m T . G r e e n (d o c to r), 2 5 6 P a g a n in i, N ic c o ló , 3 6 9 n
M o s s o , A n g e lo , 2 4 0 P a p e t, É d o u a rd , 3 7 3 n
M u c h a , A lp h o n s e -M a r ie , 1 8 0 P a p in -D u p o n t, L é o n , 7 0 , 3 6 2 n
M u r a c c io le , M a r ie -M a d e le in e , 2 9 8 , 4 0 8 n P a r a n t, L o u is , 4 1 7 n
M u ra rd , L io n , 4 0 6 n P aré, ^ m b r o is e , 2 6 9 , 3 9 9 n
M u rp h y , G w e n a e l, 8 0 , 3 6 4 n P a r e n t-D u c h a te le t, A le x a n d r e , 1 6 2 , 1 7 6 ,
M y e rs , A n h u r W a lla c e , 4 1 5 n P a r is is , P ie r r e -L o u is (o b is p o ), 2 0 0
M y n n , A lfr e d , 3 1 6 P ark , R o b e n a J ., 4 1 5 n
M y tto n , Jo h n , 3 1 5 P a s te u r , L o u is , 4 3 , 5 1 , 5 3
P a tis s ie r , P h ilib e r t , 2 3 9
N a d a r, 3 6 6 n P a v e t d e C o u n e ille , C h a r le s , 4 0 4 n
N a d a u d , M a n in , 2 4 2 , 2 9 1 , 2 9 9 , 3 0 0 , P az, Eu gene, 3 4 3 , 4 l 5n
N a p o lé o n I , 2 1 2 , 3 7 1 n P é p io t d e V ille n e u v e , J é r ó m e , 2 0 7
N a p o lé o n I I I , 4 2 , 1 8 1 P e r d ig u ie r , A g r ic o l, 2 9 7 , 2 9 9 , 3 0 0 , 4 0 7 n ,
N e y t, A u g u s te , 1 1 5 P e r e ir e , 2 6 6
N ie tz s c h e , F r ie d r ic h , 1 9 9 , 2 1 7 P e r ie r , C a s im ir , 2 2 9
N ie w e r th , T o n i , 4 1 5 n P e rn o u d , E m m a n u e l, 3 7 8 n , 3 8 0 n
N o ir a y , J a c q u e s , 3 9 4 n P é r o n , F r a n s ;o i s , 3 0 5 , 4 1 0 n
N o n n is , S e r e n e lla , 4 0 6 n P é r o t, F ra n c is , 4 0 8 n
N o r m a n d , L o u is M a r ie , 4 0 5 n P e rr o t, M ic h e lle , 2 4 2 , 3 8 1 n , 3 9 4 n , 4 0 3 n
N u m a (litó g r a fo ), 3 6 9 n P e s ta lo z z i, J o h a n n H e in r ic h , 2 6 6 , 3 0 7 ,
308, 410n
O llie r , L . (d o c to r), 2 5 5 P e te r, J e a n - P ie r r e , 7 8 , 2 5 0 , 2 5 2 , 2 5 6 ,
2 3 3 ,2 7 3 P e tit, J . , 3 9 9 n
O r s in i, F e lic e , 2 1 2 P e tit, Ja c q u e s -G u y , 2 1 9 , 3 8 9 n
P e tit, M a r c -A n to in e , 3 5 , 2 2 3 , 3 5 7 n P o w e ll, F o s te r , 3 1 8
P fis te r , G e r tr u d e , 4 l 5 n P ra v a z , C h a rle s G a b r ie l, 3 0 9 , 4 1 l n
P h ilip o n , C h a r le s , 1 2 0 , 1 2 1 , 1 3 4 , 1 3 5 , P r e is s , N a th a lie , 3 7 5 n
137, 3 6 9 -3 7 ln , 3 7 3 -3 7 5 n P r e n d e rg a s t, C h r is to p h e r , 1 9 4 , 3 8 4 n ,
P ic a r d , F r a n g o is , 8 6 385n
P ic h o is , C la u d e , 3 6 8 n P resn eau , Je a n -R e n é , 3 9 7 n
P ic h o t, A n d ré , 4 0 3 n P r é v o s t, M a r c e l, 1 7 5
P ic o n , A n to in e , 3 5 8 n P r é v o s t, M a r ie L a u re , 3 7 0 n
P ie r r a r d , P ie r r e , 2 4 4 , 2 4 5 , 3 9 4 n P r o u s t, A d rie n , 4 1 7 n
P ie r r e , É r i c , 3 5 7 n P ro u s t, A n to n in , 3 6 5 n
P ig e n e t, M ic h e l, 3 9 4 n P u s s in , J e a n - B a p t i s t e , 5 0
P ig n a te lli (c a m p e s in o m o d e lo d e R o d in ) , P u v is d e C h a v a n n e s , P ie r r e , 1 1 2
P in e l, P h ilip p e , 5 0 , 2 6 5 , 2 7 0 , 3 5 8 n
P in o n , P ie rr e , 4 0 5 n Q u e e n sb u ry , m arq u és d e , 3 3 6
P io r r y , P ie r r e -A d o lp h e , 1 7 0 Q u e s n e l, F .C . (d o c to r ), 3 6 2 n
P ir a n e s e , G io v a n n i B a tt is t a , 9 1 Q u e te le t, 3 9 8 n
P is s e u x , M ic h e l, 3 0 0 Q u e v a l, Is a b e lle , 4 l 8 n
P lo n g e r o n , B e r n a r d , 3 6 2 n
P o e , E d g a r A lla n , 3 0 2 , 4 0 9 n R a b a u d , É tie n n e , 4 0 0 n
P o in c a r é , É m ile -L é o n , 2 4 0 , 2 4 2 R a c h e l, 1 1 3
P o is e u ille , J e a n - L o u i s , 3 1 R a c ib o r s k i, M . A . (d o c to r ), 1 7 4 , 3 8 2 n
P o itr y , G u y , 1 6 1 , 3 7 8 n R a d fo rd , P e te r, 4 1 2 n , 4 1 3 n
P o lla c k , M ic h a e l, 1 7 2 , 3 8 1 n R a e , S im o n , 4 l 2 n
P o n te il, F é lix , 3 8 8 n ^ R a m a z z in i, B e r n a r d i n o , 2 3 9
P o p e , E l i ja h ( d o c t o r ) , 2 5 6 R a m e l, J e a n - P ie r r e (g e n e r a l), 2 0 8
P o p e , S te v e n W ., 4 1 4 n R a n c é , A r m a n d J e a n L e B o u th illie r d e ,
P o rre t, M ic h e l, 2 1 5 , 3 7 8 n , 3 8 8 n , 3 8 9 n 75
P o r c a l is , J e a n , 6 1 , 6 2 R au ch , A n d ré, 3 9 6 n , 4 1 4 n , 4 1 5 n
P o n er, R o y , 12, 3 7 6 n R a u lo t, Je a n -Y v e s , 3 5 9 n
P o s te l-V in a y , N ic o la s , 3 5 6 n R a y e r , P ie r r e -F r a n ir o is , 4 2
P o ta in , P ie r r e -C h a r le s , 3 1 R e b é rio u x , M a d e le in e , 3 9 4 n
P o tts , A le x , 3 6 5 n R e ^ m ie r , A n th e lm e , 3 0
P o u c h e t, F é lix -A r c h im e d e , 1 4 6 R e c lu s , É lis é e , 1 8 5
P o u s s in , N ic o la s , 9 5 , 9 8 R e g n a rd , E ., 3 9 7 n *
R é g n ie r , E d m e , 3 0 4 R o u illé , A n d ré , 2 3 8 , 3 6 6 n , 3 8 0 n , 3 9 3 n
R e ic h e l, F ra n tz , 4 l 8 n R o u ssea u , Je a n -Ja c q u e s, 1 4 5 , 1 6 1 , 2 6 6
R e m lin g e r , 2 9 2 R o u s s e l, P ie r r e (d o c to r ), 1 4 3 , 3 7 6 n
R ém ond, R ené, 3 5 9 n R o w la n d s o n , 1 1 8
R e n a n , E rn e s t, 2 7 7 R o y e r, C lé m e n c e , 2 7 7 , 4 0 3 n
R e n i, G u id o , 8 9 R o y n e tte , O d ile , 2 5 3 , 3 9 6 n
R e n n e v ille , M a r c , 3 5 8 n , 4 0 7 n R o z e t, G e o rg e s, 3 5 0
R e s n ic k , D a n ie l, 3 8 7 n R o z ie r , L . (d o c to r ), 1 5 6 , 3 7 8 n
R e s t i f d e la B r e t o n n e , N i c o l a s - E d m e , 1 8 0 R u b e n s , P e te r P a u l, 8 9 , 1 0 3
R e y , A r is tid e , 3 4 5 R u p k e , N ic o la a s , 3 5 7 n
R ey , L au ren ce, 3 6 l n R u s c io , A la in , 3 8 4 n
R e y , R o s e ly n e , 2 4 7 , 3 5 8 n , 3 9 4 n R u s k in , J o h n , 3 2 3
R ic h a r d , E u g e n e , 4 0 7 n
R ic h a r d , P h ilip p e , 2 0 0 , 3 8 6 n S a c h e r -M a s o c h , L e o p o ld , 1 8 0 , 2 4 9
R ic h a r d o t, A n n e , 3 7 9 n S a d e , D o n a tie n -A lp h o n s e -F r a n (fo is d e ,
R ic h e p in , Je a n , 4 0 l n S a e z -G u é r if, N ic o le , 3 8 6 n , 3 9 0 n
R ic h e r , P a u l, 4 0 l n S a id , E d w a rd , 3 8 4 n
R ic h e t, C h a r le s , 5 0 , 5 1 , 5 4 S a in t-C la ir , G e o rg e s d e , 3 2 8 , 4 1 8 n
R ic o e u r , P a u l, 2 4 7 S a in t-H ila ir e , B a r th é le m y , 4 1 7 n
R ie d e r , P h ilip , 3 5 5 n S a in t-V ic to r , P a u l d e , 1 2 4 , 3 7 l n
R ie s s , S te v e n A ., 4 l 3 n , 4 l 5 n S a lg u e s , J a c q u e s -A le x a n d r e , 2 5 2
R ilk e , R a in e r M a r ia , 1 1 4 , 3 6 6 n S a lig n a c , M é la n ie d e , 2 6 5
R im a n n , Je a n -P h ilip p e , 3 7 9 n , 3 8 l n S a n d , G e o r g e [A u ro re D u p in , lla m a d a ],
R iv a l, B e r tr a n d , 1 9 5 S a n sb o e u f, Jo s e p h , 4 1 6 n
R o b illa r d , H ip p o ly te , 3 6 9 n , 3 7 0 n S a n s o n , C h a r le s (v e r d u g o ), 2 2 0
R o e n tg e n , W ilh e lm -C o n r a d , 3 2 S a rtre , Je a n -P a u l, 1 6
R o g e r, Ja cq u e s, 2 6 9 , 3 9 9 n S a s s a rd , A m b r o is e , 2 5 3
R o la n d d e la P la t ie r e , J e a n - M a r i e , 2 0 7 S a u n d e rs o n , N ic o la s , 2 6 5
R o m o n , C h r is tia n , 3 9 8 n S a v a rt, C la u d e , 5 7 , 7 8 , 3 6 0 n , 3 6 3 n ,
R o n s in , F ra n c is , 2 0 0 , 3 8 3 n , 3 8 6 n 395n
R o p s , F é lic ie n , 1 9 9 S c h e id , J o h n , 3 8 7 n
R o s t a n , L o u is L é o n , 4 0 4 n S ch o em a k er, R o b e rt, 3 7 6 n
S c h o n le in , Jo h a n n -L u c a s , 4 4 S ta n fie ld , M a r g a re t, 3 3 8
S c h w a rtz (p ro fe s o r), 1 9 5 S ta n to n , D o m n a , 3 7 6 n
S c h w a r tz , V a n e ssa , 1 6 5 , 1 9 4 , 2 3 6 , 3 7 9 n , S te n d h a l [ H e n r i B e y le , lla m a d o ], 1 7 1
3 8 5 n ,3 9 2 n S te n g e rts , J e a n , 3 7 8 n
S c o t t , la d y M a r g a r e t, 3 3 8 404n
S é g a l, A la in , 3 5 6 n S to c ^ rn a n n , C . (d o c to r), 2 5 6
S e g a le n , M a r t in e , 3 8 3 n S to n e , L a u ren ce, 3 7 7 n
S e g u in , É d o u a r d , 2 6 5 - 2 6 7 Su e, Eu gene, 2 8 7 , 2 9 9 , 3 9 8 n , 4 0 5 n ,
S e r m a n , W illia m , 3 8 8 n 408n
S h e lle y , M a r y , 2 2 4 S w a in , G la d y s , 3 5 8 n , 3 9 8 n
S h ip le y , S ta n , 4 1 4 n Sydenham , T h om as, 2 7 , 3 6 , 2 4 9
S h o rte r, E d w a rd , 1 4 2 , 3 7 6 n , 3 8 0 n
S im o n , Ju le s , 3 4 3 , 4 l 5 n , 4 l 7 n T a in e , H ip p o ly te , 3 2 3 , 3 2 9 , 3 8 8 n , 4 1 3 n
S im o n d e M e tz , 2 8 2 , 3 1 1 , 4 0 4 n , 41 l n T a lle t, F ra n k , 3 6 1 n
S im o n e t t i, P a s c a l, 3 9 l n T a l m a , F r a n c ;:o i s - J o s e p h , 2 2 9
S m ith , D a v id , 4 l 4 n T a m a g n e , F lo r e n c e , 1 7 2 , 1 9 0 , 3 8 l n ,
S m ith , G i lb e n O s w a ld , 3 2 5 385n
S m ith , Ja m e s , 3 2 T a r a u d , C h r is te lle , 1 8 2 , 3 8 3 n , 3 8 4 n
S o e m m e r in g , T h o m a s , 2 2 3 T a rc z y lo , T h é o d o r e , 3 7 7 n
S o e t a r d , M i c h e l , 4 lO n T a r d ie u , A m b r o is e , 1 7 2 , 1 7 3 , 1 8 7 , 3 8 l n ,
S o lé , Ja cq u e s, 3 8 2 n T e n -D o e s sc h a te C h u , P e tra , 3 7 l n
S o lo m o n -G o d e a u , A b ig a il, 9 5 , 3 6 5 n T e r e s a d e Je s ú s [T e re s a d e C e p e d a y
S o u b ir o u s , B e rn a d e tte , 5 8 , 6 2 - 6 4 , 7 9 A h u m a d a , lla m a d a ], s a n ta , 6 2 , 7 7
S o u l e t , J e a n - F r a n c ;:o i s , 3 8 3 n T e r e s a d e l N iñ o Je s ú s [T h é re s e M a r t in ,
S o u lié , F ré d é r ic , 1 9 6 lla m a d a ], s a n ta , 5 8 , 5 9 , 7 8 , 7 9
S o u v e s tr e , -É m ile , 2 9 7 , 4 0 7 n , 4 0 8 n T e rm e a u , Ja c q u e s , 1 7 6 , 3 8 2 n
Sp en cer, H e rb e n , 3 2 0 T e r r e t, T h ie rr y , 3 0 1 , 4 0 9 n , 4 1 4 n , 4 1 5 n
S p itz n e r , P ie r r e ( d o c to r ) , 1 9 5 , 2 7 3 , 4 0 2 n T h ib a u lt, Ja c q u e s , 4 1 4 n , 4 1 6 n
S p iv a k , M a r c e !, 4 1 l n , 4 1 2 n T h ie r s , A d o lp h e , 1 2 6 , 1 3 3 , 1 3 4 , 3 7 3 n
S ta e l, G e r m a in e d e , 1 5 3 T h o in o t , L o u is -H e n r i (d o c to r ), 1 7 3 , 1 8 7 ,
S ta ffe , B a r o n n e , 4 0 6 n 189, 3 8 ln
S ta h l, G e o r g E r n s t, 4 7 , 1 6 9 T h o m a s , K e ith , 4 1 3 n , 4 1 4 n
T h o m p s o n , E d w a rd P ., 2 3 9 V á z q u e z G a r c ía , F r a n c is c o , 3 7 7 n , 3 8 0 n ,
T h r in g , E d w a rd , 3 2 2 V e c c h io , S ilv a n a , 3 6 3 n
T h u illie r , G u y , 3 9 7 n V e lá z q u e z , D ie g o , 8 9
T illie r , A n n ic k , 2 3 4 , 2 3 6 , 3 8 3 n , 3 9 2 n V e lp e a u , A lfr e d ( d o c to r ), 3 3 , 2 2 5 , 2 5 3
T is s ié , P h ilip p e , 3 2 8 , 3 2 9 , 3 4 9 , 4 1 5 n , V e rd e s-L e ro u x , Je a n n in e , 4 0 3 n
4 1 6 n ,4 1 8 n V e r d ie r , J e a n , 2 6 6
T is s o t, S a m u e l A u g u s te , 1 5 4 , 1 5 5 , 1 6 1 V e m e , Ju le s , 1 8 5
T iz ia n o , 1 0 9 V e r n o is , M a x im e , 3 5 0 , 4 1 8 n
T o m á s (d is c íp u lo ), s a n to , 6 0 V e r ó n ic a , sa n ta , 5 9
T o m b s , R o b e rt, 2 1 3 , 2 1 4 , 3 8 8 n V e r r ie r , J . (d o c to r ), 3 6 2 n
T o n , P a tr ic k , 4 0 0 n , 4 0 3 n V e r s p ie r e n , P a t r ic k , 2 5 6
T o p ffe r , R o d o lp h e , 1 2 7 , 1 2 9 , 1 3 6 V ia l, M o n iq u e , 3 9 7 n , 3 9 9 n , 4 0 3 n
T o u lo u s e , É d o u a rd , 1 7 9 V ia lla n e ix , P a u l, 3 7 6 n
T o u r e t t e , G a s t o n G ille s d e (d o c to r ), 2 5 2 V ia n n e y , J e a n -M a r ie , p á r ro c o d e A r s , 5 8 ,
T o u s s a in t, H é le n e , 3 6 7 n 6 7 ,6 8 , 7 0 , 7 4 , 7 6 , 7 9 -8 1 , 1 4 2 , 1 5 9 ,
T ra eg e r, Jó rg , 3 6 7 n 2 5 1 , 3 6 ln
T ra v ie s , C . J . , 1 0 1 , 1 1 9 , 1 2 0 - 1 2 4 , 1 3 7 , V id a rt, C é c ile , 3 8 6 n
369 n , 3 7 ln V id o c q , 1 3 3
T r é la t , U ly s s e , 4 1 0 n V ig a r e llo , G e o r g e s , 2 3 1 , 2 3 2 , 2 3 4 , 2 3 5 ,
T r e m p é , R o la n d e , 2 4 1 , 3 9 3 n 2 3 8 , 2 6 6 , 2 9 5 , 3 4 0 , 3 9 ln , 3 9 8 n , 4 1 5 n
« T r e s ta illo n » , 2 0 8 V ig ie r , P h ilip p e , 3 8 8 n
T re v e s (d o c to r), 2 7 3 , 4 0 2 n V ig n y , A lfr e d d e , 3 0 3 , 4 0 9 n
T r o p p m a n n , J . B ., 2 2 5 V ille d ie u , L o u is e , 1 9 6
T ro u sso n , R ay m o n d , 3 7 8 n V in c e n t, M a r y , 3 7 6 n
T u ssau d ] , 2 7 3 V in c i, L e o n a rd o d a , véase L e o n a r d o da
T y n d a ll, Jo h n , 4 0 6 n V in c i
V io la , P a o lo , 2 0 6 , 3 8 8 n
V a ch e r, Jo se p h , 2 3 5 V ir c h o w , R u d o lf, 3 2 , 4 5 , 2 2 4
V a lin , C la u d y , 2 0 6 , 2 0 7 , 3 8 7 n V ir e y , J . J . (d o c to r ), 1 4 3 , 1 4 8 , 2 4 9 , 3 7 6 n
V a m p le w , W r a y , 4 1 3 n V o l t a i r e [F r a r n ;:o is M a r i e A r o u e t ,
V a n N eck, A n n e, 3 7 8 n lla m a d o ] , 9 4
V a rd o n , H a rry , 3 3 5 V o v e lle , M ic h e l, 2 2 5 , 3 8 9 n , 3 9 0 n
V á z q u e z , L y d ia , 3 7 8 n V u lp ia n , A lfr e d , 2 2 4
W e s tp h a l, C a rl, 1 8 7
W a g n er, A n n e, 3 6 6 n W e y g a n d , Z in a , 3 9 7 n
W a g n i a n , J e a n - F r a n c ;o is , 3 9 4 n W ild e , O s c a r , 1 8 9
W a g r e t, P a u l, 3 6 0 n W ilk e , D o r e tte , 3 3 8
W a lk e r , H e le n , 4 l 4 n W ille r , Je a n -C la u d e , 3 9 5 n
W a lk o w itz , J u d ith , 2 3 5 , 3 7 9 n , 3 8 2 n , W i l l i ^ s , G a re th , 4 1 4 n
392n W in c k e lm a n n , Jo h a n n Jo a c h im , 9 0 , 9 1 ,
W a n r o o ij, B r u n o P .F ., 3 7 9 n , 3 8 0 n , 3 8 2 n W in s lo w , C h a r le s -É d o u a r d , 2 6 9
W a rre n , Jo h n C ., 2 5 6 W ittig , M o n ic a , 1 7 2
W a r y n s k i, S ta n is la s , 4 0 0 n W o lff, É tie n n e , 4 0 0 n
W a tte v ille , A d o lp h e d u G r a b , b a r ó n d e , W o lf f , L ., 3 7 4 n
W e c h s le r, J u d it h , 3 6 9 n , 3 7 3 n Y v o r e l, Je a n - J a c q u e s , 3 5 7 n
W e in e r , D o r a B ., 3 5 8 n
W e is b e r g , G a b r ie l, 3 7 1 n Z e r n e r , H e n r i, 1 7 , 3 7 0 n
W e is z , G e o rg e , 3 5 6 n Z e u x is , 9 0
W e n d e ll H o lm e s , O liv e r , 3 2 0 Z o la , É m ile , 8 6 , 1 0 9 , 1 5 3 , 1 5 8 , 1 6 3 , 1 7 0 ,
W e rd e t, E d w ard , 4 0 4 n 174, 1 7 9 - 1 8 2 ,2 0 1 ,2 4 4 , 3 8 3 n , 3 9 4 n
W e s le y , J o h n , 1 4 2 Z y lb e r m a n , P a tr ic k , 4 0 6 n
Créditos fotográficos
A K G : 1 1 , 1 3 ; / E r i c h L e s s in g : 5 , 1 2 . — © A P - H P : 1 4 . — B r id g e m a n - G ir a u d o n / A r c h iv o s
C h a r m e t : 7 . - J e a n V i g n e : 2 . - P h o t o l 2 . c o m / .^ R J : 4 . — R M N / G . B l o t / H . L e w a n d o w s
k i: 9 ; / B u l l o z :3 ;/ R e v e r s e m e n t O r s a y : 1 . - R o g e r - V i o U e t : 8 ; / H a r l i n g u e : 6 ; / N . D . : 1 0 .
B r i d g e m a n - G i r a u d o n : l , 1 5 , 1 7 ; / A r c h i v o s C h a r m e t : 5 , 1 6 ; / C h r i s t i e ’s I m a g e : 1 4 ; / P e te r
W i l l i : 1 1 . — K h a r b i n e - T a p a b o r : 2 , 6 , 7 , 1 0 . — M ^ u se o sag ra a d o d e A r t e d e G a r d / P h o t o D a v y :
1 2 , 1 3 . — ^ M N / H . L e w a n d o w s k i : 3 ; / R . G . O je d a : 9 . — R o g e r - V i o U e t : 8 ; / N . D . : 4 , 1 8 .
© A D A G P , P a r ís 2 0 0 5 : 1 3 . — A K G : 9 , 1 2 . — B r i d g e m a n - G i r a u d o n : 2 , 4 , 5 , 6 , 8 , 1 0 , 1 1 ,
1 3 , 1 4 , 1 5 ; / L a u r o s : 1 , 7 ; / P e te r W i l l i : 3 . — M u s e o e s t a t a l d e C u l t u r a , C o p e n h a g u e / D i a
p o s i t iv a D o w i c : 1 6 .
U as A r te s , N a n c y : 4 . — P ^ ^ ^ / D ia p o s itiv a H a b o u z it: 3 . - R M N / H . L e w a n d o w s k i: 1 , 8 .
— R o g e r-V io U e t: 7 .
C uadernillo 4: E l encuentro de los cuerpos .
A K G : 2 2 , 2 7 . — B ib lio te c a N a c io n a l d e F r a n c ia : 1 5 ,2 0 , 2 3 , 2 4 , 2 5 , 3 3 . — B r id g e m a n -G i-
r a u d o n : 1 6 , 1 7 , 1 8 , 2 6 , 2 8 ; / A r c h iv o s C h a r m e t : l , 8 , 1 9 ; / M ic h a e l G r a h a m - S t e w a r t : 3 0 .
— C o l. M o n a s H ie r o g lip h ic a , M ilá n : 2 9 . — C o l. p a r t .: 1 3 , 1 4 . — C o r b is / B e t tm a n n : 3 2 . —
M u s e o s R e a le s d e B e lla s A r te s d e B é lg ic a / P h o to C u s s a c : 1 2 . — R o g e r-V io U e t/ G a s to n P a
r is : 3 4 . — S a m m l u n g U w e S c h e i d : 2 1 . — M u s e o P a u l G e t t y : 3 1 . — L i b r e r í a W e l l c o m e ,
L o n d re s: 2 , 3 , 4 , 5 , 6 , 7 , 9 , 1 0 , 11.
A K G : 1 5 . — B i b l i o t e c a N a c i o n a l d e F r a n c i a : 8 , 1 0 . — B r i d g e m a n - G i r a u d o n : 1 1 , 1 4 ; / A r
c h iv o s C h a r m e t: 2 ; / L a u r o s : 5 , 6 , 1 2 ; / K en W e ls h : 1 . — K h a r b in e - T a p a b o r : 1 3 . — P M V P /
D ia p o s itiv a Jo f f r e : 4 , 7 ; / D ia p o s itiv a P ie r r a in : 9 . — ^ M N : 3 .
B r id g e m a n - G ir a u d o n : 4 , 6 , 7 ; / A r c h iv o s C h a r m e t : 3 , 5 . — K h a r b in e - T a p a b o r / C o l.
G r o b : 2 ; / C o l. Jo n a s : 8 . — ^ M N / B u llo z : 1.
5 . — L i b r e r í a M a r y E v a n s P i c t u r e : 2 . — R o g e r - V i o l l e t : 6 , 8 ; /N . D .: l .
A K G : 4 . — B ib lio te c a N a c io n a l d e F r a n c ia : 1 , 2 , 8 , 1 6 , 1 9 . — B r id g e m a n - G ir a u d o n : 1 0 ,
1 1 , 1 4 ; / P h i ll i p s , I n t e r n a t i o n a l F i n e .A r t A u c t i o n e e r s : 1 2 ; / C e n t r o d e Y a l e d e A r t e b r i t á n i
c o : 9 . — G . D a g li O r t i : 2 2 . — K h a r b in e - T a p a b o r / C o l. D o m a r d : 2 3 . — L ’I llu s t r a t io n : 1 5 . —
L e e m a g e / B ia n c h e tti: 1 3 ; / C o s t a : 2 0 ; / S e lv a 3 , 6 . — L ib r e r ía M a r y E v a n s P i c t u r e : 7 , 1 7 .
— R M N / G . B lo t: 5 ; / B . H a ta la : 2 1 . — R o g e r -V io lle t: 1 8 .