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CARRERA DE PSICOLOGÍA
PSICOLOGÍA ANORMAL II
CASOS CLÍNICOS
DIAGNOSTICO MULTIAXIAL
CATEDRATICA
Msc. Nancy Chacón
PERIODO I
2018
CASOS CLINICOS
Caso 1
El paciente es un varón de 45 años, casado, trabaja como funcionario público; su esposa, de
la misma edad, es maestra. Tienen dos hijos de 16 y 20 años cada uno.
El paciente solicita asesoramiento psicológico veinte días después de los atentados terroristas
ocurridos en Madrid el día 11 de marzo de 2004. En uno de los actos terroristas fallece una
sobrina del paciente, de 23 años, a la que le une un vínculo afectivo muy estrecho. Esta
relación afectiva se había visto fortalecida a lo largo de los últimos años debido a las
circunstancias familiares de la víctima, y había dado lugar a que el paciente desempeñara en
muchas ocasiones el papel de tutor y consejero.
La familia de origen del paciente está compuesta por dos hermanas de 48 (madre de la
víctima) y 39 años respectivamente. El padre del paciente falleció hace 5 años y su madre
hace uno, pero desde la muerte de su sobrina su recuerdo se hace más presente. En su historia
personal y entorno familiar no existen antecedentes psiquiátricos, ni psicológicos. En el
ámbito laboral no presenta dificultades. Su carácter reservado no le impide tener amistades
y disfrutar de aficiones y deportes que le permiten descargar la tensión diaria. En la
exploración psicológica efectuada durante la primera sesión se anotan los siguientes síntomas
emocionales: embotamiento afectivo, incapacidad para atribuir la muerte de su sobrina a una
acción terrorista, rechazo de la realidad de la muerte y negativa a ver cualquier imagen
relacionada con los mencionados atentados o a leer sobre el tema. Asimismo, relata
sentimientos de tristeza, pesar, fatiga, impotencia, pesimismo y enfado provenientes de la
sensación de que no había nada que pudiera hacer para evitar la muerte. Describe la
reactivación de recuerdos y sentimientos de dolor relacionados con la muerte de su madre.
En el plano somático, el paciente señala dificultades para conciliar el sueño, pérdida de peso,
pérdida de apetito y cansancio generalizado. A nivel conductual, es importante señalar una
disminución de la actividad, búsqueda de la soledad y dificultad para concentrarse en su
actividad laboral.
Caso 2
Una mujer de 28 años, cuando era pequeña siempre fue la consentida de sus padres, los cuales
siempre le daban todo lo que ella pidiera y la rodeaban de objetos, mimos y cariños.
En el área laboral, a pesar de su elevado coeficiente y de ser una persona culta, siempre
esperaba que alguien le resolviera todos sus problemas o que le dieran reconocimiento
alabándole que lo que hizo estaba bien hecho. Nunca había términos medios para ella pues o
todo era bueno o todo era malo, le costaba decir algo inteligente, todo en ella era muy
superficial. Aun en los peores momentos ella siempre estaba llamando la atención, vistiendo
cada vez más sensual y descarada. Era quien más lloraba en los funerales, aun cuando
vagamente conociera al difunto; cuando iba a una fiesta siempre llegaba tarde con la finalidad
de que todos, ya reunidos, la miraran entrar, ella debía ser el centro de las miradas; en las
bodas ella siempre intentaba sobresalir más que la novia. Cuando tenía alguna relación
sentimental, se apegaba mucho a su pareja y necesitaba saber con quién, dónde y cómo se
encontraba en todo momento; le llamaba y enviaba mensajes casi todo el día y, cuando no le
respondían, siempre creía que su pareja le era infiel o que algo malo le había pasado,
desbordándose en llanto y pidiendo ayuda a amigos y conocidos para localizarlo (incluyendo
a los padres de la pareja). Cuando su novio (harto de ella) la abandonaba, ella lo buscaba y
lo perseguía o hacía el ridículo en público gritándole cuánto lo amaba, pegando notas cursis
en su auto o amenazándolo con hacerse daño a ella misma si la abandonaba, como muestra
de sus sentimientos y emociones.
Caso 3
Un joven de 22 años, muy listo. Anteriormente tenía un buen sueldo trabajando en el negocio
de mantenimiento de climas y aire acondicionado. Se había iniciado en ese empleo cuando
dejo la escuela, lo cual ocurrió en algún momento durante el último año de secundaria. Desde
entonces había tenido por lo menos 18 empleos; lo más que había permanecido en uno eran
5 meses. Fue referido para evaluación después de que se le sorprendió tratando de obtener
dinero, bajo presión, de algunos clientes ancianos en un cajero automático. La máquina se
encontraba en servicio en la sucursal bancaria en el que su madre trabajaba como asistente
del Gerente.
"¡El pequeño demonio!", dijo su padre durante su primera entrevista. "Siempre fue difícil de
educar, incluso cuando era niño. De alguna manera me hace recordarme, en ocasiones. Solo
que yo logré superarlo". Como parte de sus antecedentes, se había involucrado en muchas
riñas cuando era niño. Se había lastimado la nariz por primera vez cuando tenía 5 años, y la
paliza ejemplar que le había dado su padre no le había enseñado nada sobre dejar de golpear
a otros. Después había sido suspendido durante el primer año de secundaria por engañar y
extorsionar a una niña de 8 años quitándole lps 20. Cuando por fin terminó la expulsión,
respondió yéndose de pinta durante 45 días seguidos. En ese momento se dio una serie de
encuentros con la policía, que comenzaron por pequeños robos en tiendas (refrescos,
cigarrillos y condones) y que luego evolucionaron de forzar puertas y entrar en sitios ajenos
(en cuatro ocasiones) a robo de autos cuando ya tenía 16 años. Por robar una camioneta se le
envió medio año a un campamento conducido por las autoridades juveniles estatales. "Fueron
los únicos seis meses en que su madre y yo supimos dónde estaba por la noche", acotó su
padre.
Al parecer, aquel tiempo de detención le había hecho algún bien, por lo menos al inicio.
Aunque nunca regresó a la escuela, durante los siguientes años evitó ser arrestado y en forma
intermitente se aplicaba para aprender su negocio. Luego celebró su cumpleaños número 20
emborrachándose y uniéndose al ejército. En pocos meses estaba de nuevo en la calle, tras
haber sido expulsado por mala conducta por compartir cocaína en su celda y atacar a dos
cabos, su sargento primero y a un teniente segundo. Durante los siguientes años trabajo cada
vez que necesitaba dinero y no podía conseguirlo de otra forma. Poco después de esta
evaluación embarazó a una niña de 15 años. "Era solamente una tonta fácil". Se recargó sobre
la silla, con una pierna sobre el brazo de la silla. Había logrado dejarse crecer una barba
desordenada, y jugaba con un palillo que sostenía en uno de los bordes de la boca. Las letras
O-D-I-O y A-M-O-R estaban tatuadas en una forma burda sobre sus nudillos. "Ella nunca se
opuso cuando la eché a la cama". En ese momento, el ánimo era bueno, y nunca había
padecido ningún trastorno mental. Durante la evaluación hablaba de su desintoxicación,
comentaba: "me sentía un poco paranoico", pero la sensación no era duradera.
El hecho reciente, en los cajeros en la sucursal en que trabajaba su madre, había sido un plan
de uno de sus amigos. El amigo había leído algo parecido en los periódicos y pensaba que
aquella sería una forma fácil de obtener dinero. Nunca habían pensado que serían
descubiertos, no había considerado la repercusión que ese acto podría tener para su madre.
Simplemente bostezó y dijo: "Puede conseguirse otro empleo".
Caso 4
Una mujer de 30 años, es licenciada en Químico Farmacéutico Biólogo y trabaja en una
oficina de farmacia situada frente al centro de salud de su colonia. Siempre ha sido una
persona responsable, le gusta llevar con orden su trabajo, y ha alcanzado la total confianza
de su jefe, quien le permite que tome la mayoría de las decisiones del negocio. Una mañana
de verano, con poco trabajo, se encontraba ordenando unos papeles cuando de pronto empezó
a sentirse mal. No sabía que le estaba pasando, pero empezó a notar escalofríos acompañados
de un sentimiento de terror. El corazón se le aceleró, le temblaban las manos y le costaba
respirar. No podía estar quieta. Se sentía acalorada, como atrapada, desorientada, y empezó
a pensar que le podía estar dando un infarto y que podría morirse en cualquier segundo.
El médico que le atendió le dijo después de explorarla que no tenía nada anormal en el
corazón. Le dio un ansiolítico y le dijo que procurara descansar. Se marchó para su casa más
tranquila, pero esa misma tarde, estando en el cine con su marido volvió a sentir las molestias
y tuvo que salirse y dejar la película a la mitad. Hablo con su jefe que le dijo que se tomara
unos días libres para descansar. En las siguientes dos semanas continúo teniendo crisis y
comenzó a tener miedo a salir sola o a quedarse sola en casa. Estando en casa, temprano por
la mañana, decidió limpiar el pequeño garaje de su casa. Al darse cuenta que no tenía bolsas
para la basura, intentó salir al supermercado, pero le fue imposible salir, ya que tenía ideas
recurrentes acerca de sus anteriores crisis, temiendo que ocurrieran mientras se dirigiera a
realizar las compras. Esto le despertó preocupación, pues creía que tal vez sufriría un infarto
en cualquier momento. Es por eso que, durante los últimos días, llamaba repetitivamente a
sus padres y a su esposo cuando estaba completamente sola.
Es una mujer sana, no consume estimulantes (anfetaminas, café, té o bebidas con cafeína),
pocas veces consume alcohol (una copa de vino en fechas especiales), nunca ha fumado ni
ha estado expuesta al humo de cigarrillos o al consumo de drogas alucinógenas.
Caso 5
Joven que tiene 14 años cuando sus padres, ambos maestros en un colegio privado, lo llevan
a consulta. Tiene un hermano de 18 años. El parto se realizó mediante fórceps y pesó 3,600
kilos. Su desarrollo psicomotor fue normal. Dio malas noches hasta los dos años y hasta hace
poco tenía enuresis nocturna. En preescolar y durante los primeros años de la escolaridad
tenía amigos y se relacionaba bien. Actualmente, sus relaciones interpersonales pueden
calificarse de difíciles. Una tía materna es epiléptica y una de sus hijas recibe tratamiento
psiquiátrico por episodios depresivos recurrentes. El EEG aparece normal.
Su madre, que dice tener un carácter con tendencias depresivas, refiere que «desde siempre
ha sido un niño preocupado por todo, todo se lo torna con mucha importancia, todo lo somete
a la mente». El padre dice que habitualmente le ha costado trabajo relacionarse, pero que ha
sido un buen estudiante, con media de sobresaliente. Cree que poco después de cumplir 12
años fue «la explosión», pues recuerda que estando en 1º de ciclo común, tuvo una
conversación con amigos sobre extraterrestres y desde entonces lo veían con miedo,
desconfiado con todo el mundo. Un buen día empezó a decir que él era extraterrestre y sus
padres también. Esa fase duró unos meses, pero remitió con el tratamiento farmacológico a
que le sometieron. No obstante, aún está obsesionado con los ovnis y otros temas
relacionados.
Su lenguaje también comenzó a tomarse distinto, menos organizado, ya que al hablar salta
de un tema a otro, le cuesta encontrar palabras para lo que quiere decir y a veces no responde
exactamente a lo que se le pregunta. De todos modos se le entiende, ya que esta
desorganización ha mejorado. Al preguntar1es por su afectividad, los padres encuentran que
es poco expresivo en sus gestos (especialmente los faciales) y que no suele mirar a la cara
cuando habla ni cuando escucha. Su autoestima es bajísima, piensa que todo lo hace mal, que
es un inútil, un desgraciado. Su rendimiento escolar ha bajado mucho y repite a menudo que
se quiere morir. Luego comenzó con las manías: lavarse las manos una y otra vez, dejar las
zapatillas colocadas siempre de la misma forma, observarse mucho la cara y el cuerpo.
También han observado un movimiento de ojos extraño y pensamientos raros, como por
ejemplo si pasará algo malo porque se deje la luz encendida o la puerta de su habitación
abierta.
En la exploración se observa: tristeza, rituales, no parece entender lo que lee, miedo a que
alguien conozca sus pensamientos y a molestar a los demás. Tiene también dificultades para
conciliar el sueño, entre otras cosas porque se pone a pensar si habrá colocado correctamente
las zapatillas o si ha apagado las luces de la casa. También repite frases. Está muy agobiado
porque tiene miedo de no alcanzar los objetivos en sus estudios, porque no puede
concentrarse. Se hace a sí mismo preguntas como ¿por qué estudio?, ¿por qué estoy triste?,
y no sabe responderse. Se queda callado cuando se le pregunta, como intentando hilar las
ideas y en casa le dicen que abre y cierra los ojos mucho porque está todo el día pensando.
Respecto a los movimientos raros, comenta que cuando va por la calle va mirando en
dirección izquierda-centro-derecha y cuando está en casa estudiando mira para detrás para
comprobar que tiene la luz del flexo encendida. También hace algunas muecas rápidas,
calificadas por sus padres como «tonterías» y también se ríe sin venir a cuento (sin tener
relación con el discurso propio o de los demás). Estos pensamientos los reconoce como
suyos, aunque le molestan porque no lo dejan concentrarse. Dice que una vez se dejó las
llaves puestas en la cerradura y que ahora necesita tocar la cerradura para comprobar que no
las olvida. (aunque vea que no están puestas), y que «quiere controlarlo todo, para que no
opinen nada malo de mí».
Caso 6
Una chica de 16 años de edad, fue enviada a un especialista por los cuidadores de su hogar
grupal. Hace tres meses que vivía en este centro. Se solicitó una exploración ya que no
acababa de «encajar» con las otras personas del centro y había presentado conductas
problemáticas, especialmente autoagresiones y, menos frecuentemente, agresividad hacia los
demás.
El embarazo de la joven fue deseado, su desarrollo fue normal, nació por cesárea. Su
desarrollo madurativo fue normal, empezó a andar a los 12 meses, a los 2 años decía palabras
y a los 3 años frases. El control de esfínteres fue a los 2 años en diurno y el nocturno a los 3.
No fue a la guardería, porque la cuidaban los abuelos. Al iniciar la escolaridad, su adaptación
fue normal, la madre dice que lloró los primeros días, pero luego siempre ha ido muy contenta
al colegio. Es una niña sociable, siempre ha tenido buena relación con los compañeros de
clase pero no fue hasta 2° de secundaria cuando empezó a tener amigas íntimas, hasta
entonces solo se relacionaba con ellas en el colegio y le bastaba con la relación que tenía con
sus hermanos cuando llegaba a casa, dice que con ellos se lo pasaba muy bien jugando y le
gustaba estar en casa. Su rendimiento escolar ha sido normal, siempre ha sido responsables
con los estudios.
El motivo de consulta es porque hace dos meses una de las mejores amigas tiene un accidente
de coche muy grave y después de estar dos días en coma finalmente fallece. Al cabo de dos
días de recibir la noticia (lo informa el director de la escuela a toda la clase) la joven se
muestra cada vez más tensa y nerviosa, y sólo es capaz de dormir 2-3 horas cada noche.
Explica que ha visto a su amiga con su familia en un coche, igual que el que tenían, se siente
confusa y a las pocas horas está convencida de que su amiga está viva, que el accidente y el
funeral ha sido un montaje, y que todo forma parte de una conspiración. De alguna forma, el
complot tiene como objetivo engañarla, y siente que se encuentra en un gran peligro y que
debe resolver el misterio si quiere salir con vida. Empieza a desconfiar de todo el mundo
exceptuando sus padres y sus hermanos, y cree que le han intervenido el móvil y han puesto
micrófonos en su habitación. Discute con su madre para que esta le ayude a salvar su vida.
Empieza a oír un sonido de tono alto, oscilante, y teme que se trate de un haz de ultrasonidos
dirigidos hacia ella. Se encuentra en estado de pánico, agarrándose al brazo de su madre
debido a un temor intenso y ésta decide llevarla de inmediato al servicio de urgencias. Allí
es ingresada durante dos días con tratamiento con neuroléptitcos y es dada de alta. Tras estar
tres días en casa, retorna a su vida normal, vuelve al colegio y su sintomatología ha
desaparecido. Hace una semana tuvieron visita con el psiquiatra, el cual le ha ido
disminuyendo la medicación. Los padres piden una valoración psicológica de la hija.
Caso 8
Una chica de 15 años de edad, fue visitada por un especialista a petición del profesorado de
la escuela. Su familia se ha mudado de casa recientemente, y después de estar un corto
período de tiempo en una clase para estudiantes normales, se la trasladó a una clase para
gente con problemas emocionales. Presentaba dificultades para autocontrolarse; su
rendimiento escolar era realmente pobre, a pesar de poseer un buen vocabulario. Interrumpía
la clase imitando el ruido de los animales y contando historias, lo que hacía reír a sus
compañeros.
En casa, es una persona agresiva, muerde y pega a sus padres y a su hermano cuando se
enfada. No tiene amigas y pasa la mayor parte del tiempo dibujando robots, naves espaciales
e inventos futuristas y fantásticos. En alguna ocasión ha comentado que desea morir, pero
nunca ha intentado suicidarse ni le ha pasado por la cabeza hacerlo. Su madre explica que
desde que nació ha sido una persona diferente a las demás, aunque resulta difícil decir la
fecha de inicio de la conducta actual ya que ha ido apareciendo de manera gradual. La historia
prenatal y perinatal es totalmente normal. Su desarrollo psicomotor se produjo un poco más
tarde de lo habitual, y no empezó a decir palabras sueltas hasta la edad de 4 o 5 años.
Desde el primer momento en que entró en la escuela, los profesores han sido conscientes de
los problemas, los tests han revelado un coeficiente de inteligencia de alrededor de 70 y un
rendimiento algo menor de lo esperado. Debido a que su padre se encontraba trabajando en
el ejército, cambiaban de lugar de residencia en un dos por tres y no era posible disponer de
información sobre los anteriores reconocimientos médicos. Sus padres explican que ha sido
siempre una muchacha difícil y nerviosa. Los resultados de un reconocimiento médico
realizado a la edad de 12 años por problemas escolares han mostrado pensamientos
extravagantes y estructura del sueño fragmentada. En aquella época dormía bien por las
noches y no tenía pesadillas, aunque parecía haberlas tenido tiempo atrás.
Actualmente duerme muy mal y molesta a sus padres porque se levanta por las noches y anda
por la casa haciendo ruido. Su madre califica las historias que narra cómo infantiles y no les
da ninguna importancia. Comunica que desde que fue a ver la Guerra de las Galaxias no ha
pensado en nada más que en naves espaciales, en robots y en el futuro. Los padres tienen
alrededor de 40 años. Su padre trabaja como ingeniero, tras haber dejado el ejército. Su madre
tiene ideas de sí misma un poco extrañas. Comunica que ha crecido en la India y ha tenido
una infancia llena de acontecimientos violentos y dramáticos. Muchos de los sucesos que
narra son poco creíbles. Parece que la relación de los padres no es del todo satisfactoria;
mientras el padre es solamente el cabeza de familia y no contribuye para nada a realizar las
tareas domésticas, la madre debe cargar con el peso de llevar la casa y encargarse de la
educación de los hijos. El hermano de la joven tiene actualmente 12 años y es un niño
totalmente normal. No pasa mucho tiempo en casa con la familia, sino que prefiere irse a
jugar con los amigos. Se siente avergonzado de la conducta de su hermana e intenta por todos
los medios no salir de casa con ella.
En la entrevista se observa que es una muchacha alta, algo obesa, viste de un modo raro y
tiene un aspecto descuidado. Se queja de insomnio, aunque es verdaderamente difícil
esclarecer los detalles de la alteración. Habla mucho rato de las cosas que le interesan y que
le preocupan. Explica que ha fabricado un robot a partir de piezas de recambio de
ordenadores, y que en una ocasión éste estuvo a punto de causar un gran daño si no llega a
ser porque le detuvo con el control remoto. Cuando se le pregunta más profundamente sobre
el funcionamiento del robot, se muestra algo indecisa. Asimismo, cuando se le hace dibujar
uno de sus inventos, dibuja una vía de tren y explica toda una serie de procedimientos
matemáticos mediante los cuales ha podido confeccionar el invento, aunque no son más que
repeticiones sin sentido de símbolos (p. ej., más, menos, dividir, multiplicar).
El entrevistador se muestra algo incrédulo y la joven afirma que mucha gente no cree que
ella es un genio. Habla también de su capacidad para oír cosas que la gente no oye, y de estar
en contacto con seres de otro mundo. Puede oír cómo estas criaturas le hablan y le hacen
preguntas, aunque no parece que le digan lo que tiene que hacer. La voz viene de fuera de su
mente y es inaudible para las otras personas. No se sentía atemorizada por estos seres. Su
profesor explica, asimismo, que a pesar de que el nivel de lectura corresponde al de los
alumnos de tercero de primaria, su nivel de comprensión, no. Cuando lee un libro, ve palabras
que no se encuentran en él y a menudo cambia el sentido de las frases. Trabaja mucho en la
escuela, a pesar de que lo hace muy lentamente. Si se le fuerza, se enfada y su rendimiento
disminuye.
Caso 9
El padre de una joven de 15 años de edad, la llevó a una clínica de salud mental después de
recibir una llamada del psicólogo del colegio, diciéndole que encontraba a la joven deprimida
y, posiblemente, con ideas de suicidio. Su padre también se había sentido preocupado porque,
durante el pasado mes, la joven parecía estar triste y ensimismada.
La joven vivía con sus padres y dos hermanos. Según nos explica, ha estado deprimida desde
el día en que tuvo una pelea con su madre, dos años antes. Durante la pelea, su madre le tiró
un cazo de agua caliente y le quemó el hombro. Tuvo que ir a urgencias para curarse la
quemadura. Desde entonces, evita a su madre. La madre de la joven tiene una amplia historia
de problemas mentales, con múltiples hospitalizaciones y un largo tratamiento ambulatorio.
Su marido la describe como «psicótica» crónica, con cambios radicales del estado de ánimo.
En el transcurso de los años, han sido muchos los problemas conyugales y, actualmente, están
en proceso de divorcio e intentando vender la casa. Desde el incidente con el agua caliente
hace 2 años, la madre de la joven vive en la tercera planta de la casa y casi no mantiene
ningún contacto con la familia. Antes del incidente con la madre, la joven era una niña con
muchas actividades sociales, recibía lecciones de música y baile, y participaba en las
actividades de la iglesia y de la escuela. Era una excelente estudiante.
La joven dice que su estado de ánimo ha empeorado mucho en los últimos 6 meses. Se siente
deprimida durante todo el tiempo, casi cada día. Está preocupada por su madre y cree ser la
culpable de la pelea. Ha perdido interés por la escuela y por las actividades sociales, y durante
los últimos 6 meses casi no ha estudiado. Sus notas han bajado de sobresalientes a notables
y aprobados. Se siente constantemente cansada y hace una siesta al llegar a casa de la escuela.
Por la noche tiene problemas para dormirse, y por la mañana le cuesta mucho levantarse.
Durante las 3 últimas semanas, la joven ha estado muy ansiosa y ha tenido dos experiencias
en las que se sintió «irreal y como si estuviera en el limbo». Con frecuencia, oye la voz de
un niño llorando; pero cuando va a mirar si hay alguien fuera de la casa, nunca ve a nadie.
En ocasiones, especialmente cuando se siente culpable por la pelea con su madre, se
convence de que no merece vivir y piensa en suicidarse. Hace 3 semanas, mientras estaba
lavando los platos, pensó en cortarse las muñecas con un cuchillo; pero el pensamiento de
causar pena a su padre la detuvo. Se programan unas visitas y un estudio psicológico y al día
siguiente llamó diciendo que las voces estaban empeorando y que tenía miedo de hacerse
daño.
Caso 10
Eva es la hija única de una pareja. Durante el embarazo la madre de Eva presentaba amenaza de parto
prematuro. Dio a luz sin complicaciones a los 38 años. A los dos años, los padres solicitaron una
consulta psicológica. Se diagnosticaron trastornos del comportamiento con inestabilidad, retraso del
desarrollo y trastorno de la comunicación. Los padres se vieron sobrepasados con el comportamiento
de su hija. Se inició una primera toma de contacto hospitalaria de día, y se le instaló en una familia
de acogida. A los cuatro años, la familia partió para instalarse en un pueblo (de donde era oriundo el
padre). Una tentativa de escolarización se saldó con un fracaso (ansiedad, trastorno de adaptación,
trastorno del comportamiento). A los cinco años, la familia se fue a vivir a Francia y se instaló en
Montpellier. La pareja debió afrontar dificultades sociales, y las consecuencias de un trastorno
psiquiátrico materno (esquizofrenia). Los padres se separaron. El padre no pudo hacerse cargo de la
niña, trabajaba todo el día y no tenía familia para que le ayudara. Eva fue con una nueva familia de
acogida, y pasaba los fines de semana con su padre. Los contactos con la madre eran escasos. A los
cinco años, Eva presentaba una angustia mayor, fobias múltiples, dificultades de relación social,
excesiva familiaridad con extraños, retraso en el desarrollo, déficit de autonomía, y comportamientos
hipersexualizados.