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Muñoz Morán, Oscar


Salvajes, bárbaros y brutos. De la Grecia clásica al México contemporáneo
Liminar. Estudios Sociales y Humanísticos, Vol. VI, Núm. 2, julio-diciembre, 2008, pp.
155-167
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas
San Cristóbal de las Casas, México

Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=74511194010

Liminar. Estudios Sociales y Humanísticos


ISSN (Versión impresa): 1665-8027
liminar_cesmeca@yahoo.com.mx
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas
México

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Abierta

Salvajes, bárbaros y brutos. De la Grecia clásica al


México contemporáneo
Oscar Muñoz Morán

Resumen: La idea del Otro ligada a la del salvaje ha sido desde la Abstract: “El Otro” and the wildness, since ancient times has been
Antigüedad una obsesión de las diferentes culturas. Su definición ha an obsession of different cultures. Its definition has ranged from de-
abarcado desde las descripciones fantásticas de monstruos y seres scriptions of fantastic monsters and subhuman beings, to territories
infrahumanos, hasta la de territorios en los que se ubicaban. De- where they have been located. Deserts, rain forests, high mountains,
siertos, selvas, altas montañas o, simplemente, las últimas tierras or simply, the latest land known during the Middle Ages, were places
conocidas durante la Edad Media, eran los lugares del extraño. Con of strange. With the example of Latin America and Mexico, the re-
el ejemplo de Latinoamérica en general y México en particular, la lationship between these “wild”, “barbaric” or “brutos” and living
relación existente entre esos seres llamados “salvajes”, “bárbaros” space, recognized as far from one’s own cultural conception, will be
o “brutos” y el espacio que habitaban, reconocido como lejano a la the centrepiece of these pages.
propia concepción cultural, será el eje central de estas páginas.

Palabras clave: Salvaje, bárbaro, territorio, pasado, cultura, pu- Key words: Savage, Barbarian, territory, past, culture, purépechas,
répechas, México. Mexico.

L
a idea del Otro ligada a la del salvaje ha sido desde
la Antigüedad una obsesión de las diferentes
culturas. Su definición ha abarcado desde las
descripciones fantásticas de monstruos y seres infra-
humanos, hasta la de territorios en los que se ubicaban.
Desiertos, selvas, altas montañas o, simplemente, las
últimas tierras conocidas durante la Edad Media, eran
Enviado a dictamen: 18 de agosto del 2008.
Aprobación: 29 de octubre de 2008.
los lugares del extraño. Con el ejemplo de Latinoamérica
en general y México en particular, la relación existente
Dr.Oscar Muñoz Morán, doctor en Antropología Social, Universidad de Salaman-
ca, España, Investigador de la Red de Museos Etnográficos de Asturias-Museo
entre esos seres llamados “salvajes”, “bárbaros” o “bru-
del Pueblo de Asturias, Calle Gil Blas, 26, 1ºB, 33008, Oviedo, España, (0034) tos” y el espacio que habitaban, reconocido como lejano
985210184/0034 652813659, correo electrónico: oscarmmoran@hotmail.com. a la propia concepción cultural, será el eje central de
Revista LiminaR. Estudios sociales y humanísticos, año 6, vol. VI, núm. 2, diciembre de 2008, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. ISSN: 1665-8027 155
Salvajes, bárbaros y brutos. De la Grecia clásica Abierta
al México contemporáneo

estas páginas. El ejemplo etnográfico de la comunidad enfrentaron. Se usaron vocablos como xeinoi (extranjero)
purépecha de Sevina nos ayudará a entender mejor o allothroi (gente de otra lengua), pero nunca bárbaro
cómo la distancia temporal y espacial resulta esencial (Hurbon, 1993: 29). Aparte de las discusiones sobre si los
para caracterizar al Otro. nuevos salvajes eran humanos (Heródoto) o simplemente
animales (Aristóteles) a los que no habría que tener en
1. El “salvaje” y/o el “bárbaro” entre griegos, roma- consideración, aparece por primera vez la diferenciación
nos y hombres del Medievo del otro, de una forma peyorativa, y el uso de determina-
dos términos para referirse a él. Ese bárbaro, en líneas
En las escrituras de los griegos de la antigüedad, como cul- generales, parecía estar un estadio por encima del salvaje,
tura pionera en el registro de su entorno, encontramos las más cercano al hombre. El salvaje, mientras tanto, era un
primeras definiciones del Otro, es decir, de todos aquellos ser casi animal (Woortmann, 1997: 9). Aunque la distin-
seres que no pertenecían a su mundo conocido. Llamado ción entre un término u otro no parece estar nunca muy
en unas ocasiones “salvaje” y en otras “bárbaro”, ambos clara en el mundo griego, sí es importante señalar que los
vocablos no eran sinónimos, ya que el primero (como parte grupos humanos que ahora se les enfrentan (los persas),
del mito) antecede al segundo (la realidad). comienzan a ser tratados —pero no denominados, como
Woortmann ha señalado cómo las características hemos visto— como bárbaros. Es decir, aparecen en el
usadas para definir al salvaje estaban determinadas por mundo heleno una serie de grupos de seres (humanos,
la necesidad de buscar una definición a lo que ellos mis- animales o un estadio intermedio) que se anteponen a
mos, los griegos, eran. Ante la inexistencia de un término su civilización.
adecuado para lo que hoy en día conocemos como “civi- Los salvajes y/o bárbaros pasaron a ser esos seres
lización”,1 tuvieron que adecuar la definición a lo que les medio animales, que iban desnudos, carecían de lenguaje
caracterizaba respecto al resto de las culturas conocidas. (al menos comprensible), practicaban el canibalismo y
Ellos eran, ante todo, aquellos que habitaban el mundo vivían en lugares lejanos como desiertos o altas monta-
desarrollado y ordenado —hemeros (domesticado)—, en ñas (Barabas, 2000: 10). Es decir, era aquel que no vivía
la polis o ciudad: “Combinadas, transmitían la idea de or- en la polis, sino en el agros, lo cual significaba que tenía
den, una ciudad gobernada por leyes justas; fuera de ella, un contacto directo y cercano con la naturaleza. Esto
sólo podría existir el desorden” (Woortmann, 1997: 6).2 lo podía convertir, al mismo tiempo, en un ser noble o,
Los primeros que no pertenecían a este mundo regido cuanto menos, representante de un vida incorrupta ya
por las leyes griegas son los seres mitológicos: centauros, que parecía vivir en plena armonía con el entorno.
cíclopes,3 ninfas. Todos ellos descritos como seres mons- Platón, más de un siglo después, en su obra Leyes,
truosos y alejados del mundo conocido. Estas fronteras nos dio las claves para entender cómo el concepto de
míticas se abrieron a la realidad tras la obra de Heródoto bárbaro estaba condicionado por los territorios que
(Historiae, del 444 a.C.). El llamado “primer historiador” habitaba. Según Caro Baroja, el autor clásico establecía
o “primer etnógrafo”, expuso la existencia de una serie tres estadios de desarrollo humano, tres politeias:
de culturas lejanas en el espacio y en las costumbres, los
pueblos a los que se enfrentaron en sus guerras, que vinie- Una en lo alto de los montes: la más simple y
ron a reafirmar ese concepto del salvaje como ser alejado silvestre. Otra, después, en la falda de los mismos
y extraño. De todas formas, Hurbon (1993) ha señalado montes, que, poco a poco, fue adquiriendo confian-
que los griegos nunca usaron la palabra “bárbaro” para za y ánimo. La tercera, al final, en las llanuras (Caro
referirse a los persas, que eran esos grupos a los que se Baroja, 1959: 384).4
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Esta última sería aquella donde residían ellos, en las polis, inhumanas y monstruosas, capaces, incluso, de hacer
el hombre civilizado y plenamente desarrollado, donde las sacrificios humanos. Pese a estas características am-
leyes ordenaban el comportamiento social. Esta sociedad pliamente negativas atribuidas por el autor, el mismo
era la del progreso y el desarrollo humano, pero también, Tácito llegó hablar de los germanos, como de un ejem-
la de la corrupción del estado natural de las cosas. plo de nobleza y simplicidad, virtudes perdidas en la
En el extremo contrario estaba, por tanto, ese bárba- sociedad romana.
ro y/o salvaje que era considerado el estado primigenio Gran parte de esta imagen, sin duda alguna heredera
del hombre, el “‘sistema ciclópeo’, es decir, en un estado de sus predecesores, los griegos, está determinada por el
de inocencia primitiva” (Caro Baroja, 1959: 384). Estos territorio. Es decir, un bosque salvaje, peligroso y fuera
seres son ubicados por Platón en un punto del plano del orden conocido, daba las mismas características
espacio-tiempo bien determinado, de tal forma que a quienes lo habitaban. Los romanos, aquellos que
parecerían una especie de representación del mundo estaban en las urbes, no entendían un ordenamiento de
mítico (de nuevo vemos como se relaciona el mito —sal- la sociedad fuera de éstas. El mismo término de “bos-
vaje- con la realidad-bárbaro—) y, como tal, situado en que” en inglés, forest, posiblemente sea una derivación
la antigüedad pero, sobre todo, en un entorno distante. del latín foris, es decir, “fuera de”. Aunque, como dice
Su hábitat serían aquellos lugares inhóspitos, lejanos Schama (1995: 144), no hace referencia exactamente a
y extraños (Caro Baroja, 1959: 385), en muchos casos una concepción espacial, es decir, fuera de un lugar,
no conocidos. Platón los ubica en su teoría en las altas “sino más bien de administración, regulada por las leyes
montañas, pero también se hace en desiertos o bosques romanas y la ley común”. Ya decía Tácito, que ninguno
de países distantes. de los pueblos bárbaros habitaba en ciudades, sino en
Se establece, por tanto, la dicotomía que divide el asentamientos individuales, separados y regidos tan
territorio entre espacio habitado y ordenado. La polis sólo por la orografía del terreno. Y, además, en mitad
por un lado, y el entorno salvaje por otro, donde seres del espeso y peligroso bosque donde convivían con
primitivos y casi animales, habitan y hacen uso de cos- seres extraordinarios, bestias y monstruos (Schama,
tumbres extrañas y regidas por la única ley que establece 1995: 84).
la propia naturaleza. El salvaje es el extraño, el que vive Ya en la Edad Media, el salvaje pierde la poca con-
fuera de las leyes conocidas. dición de nobleza que pudiera tener en la antigüedad.
Así sucedió con los romanos, varios siglos después, Siguiendo las teorías de algunos clásicos, especialmente
cuando tuvieron que enfrentarse a los pueblos del centro de Aristóteles, en el medievo5 se considera al bárbaro
de Europa. Tras la conquista e invasión de estas tierras, una semi-bestia, muy alejada de lo civilizado. Además,
fueron muchas las voces que se encargaron de difundir se añade la necesidad de que el infiel fuera redimido,
los atributos negativos de los habitantes originarios convertido en un hombre de fe. Bajo un pensamiento
de las mismas. La acción contra los casi-animales que claramente escatológico y teológico, se comienza a di-
habitaban esos bosques estaba plenamente validada, ya vidir el mundo entre lo que está dentro del cristianismo,
que ellos eran los baluartes de la civilización. y lo que queda al margen de la palabra de Dios:
Schama (1995: 83-84) nos muestra cómo, antes de
que los ejércitos romanos llegaran a esos profundos Se trata, fundamentalmente, de una separación, en
bosques de tierras desconocidas, frías y oscuras; había el tiempo, entre paganos y cristianos,6 así como en el
sido Tácito quien, en su obra Germania, había presentado espacio entre fieles e infieles; cristianos y paganos; civi-
la imagen de unos bosques donde habitaban “criaturas” lizados y bárbaros/salvajes (Woortmann, 1997: 18).
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al México contemporáneo

La Cristiandad era el espacio a partir del cual, todo lo que círculos intelectuales del momento (Barabas, 2000: 11).
estaba dentro pertenecía a la categoría de la civilización Ciertos parámetros se cuestionan tras el descubri-
y lo que quedaba fuera eran considerados como “paganos miento de América. Se abren debates interesantes sobre
bárbaros” (Woortmann, 1997: 26). Dios se había encargado la condición del salvaje americano —como el que existió
de crear un mundo perfecto donde estos salvajes jugaban entre Bartolomé de Las Casas y Juan Ginés de Sepúl-
el papel de las bestias que vivían en desorden. Fuera de veda— pero, en líneas generales, se aplica la doctrina
la verdad cristiana, todo era barbarie. heredera del mundo clásico y de los siglos medievales.
A lo largo de la Edad Media, el pensamiento En Europa, por ejemplo, los irlandeses —que hasta
evolucionó desde un comienzo en que la distinción entonces eran considerados los más bárbaros entre los
entre el salvaje y el bárbaro no estaba tan clara, hasta bárbaros europeos por vivir en el fin del mundo— dejan
el Renacimiento donde se empezó a manejar el con- de ser salvajes, pues es evidente que sus tierras ya no
cepto del “buen salvaje”. Al principio, el salvaje era son las últimas conocidas. Ahora están dentro de la
ese ser desconocido, mítico e imaginario (herencia Cristiandad. Cercanos y comprensibles, pueden ser
clásica) que no conocía la palabra de Dios y que, redimidos con la palabra de Dios. Porque
normalmente, vivía en territorios alejados e inhóspi-
tos. El bárbaro, por su parte, era un pueblo cercano, El salvaje siempre estuvo asociado a un lugar no co-
violento y resistente a la fe. Era aquel al que se quería nocido, expresado en los mapas por ilustraciones de
conquistar o imponer la religión (Woortmann, 1997: monstruos, o expresiones como ‘tierra de gigantes’,
41). La línea entre uno y otro era tan pequeña, que atribuida al extremo meridional de América del Sur.
podía ser superada en cualquier momento. El salvaje existía en regiones salvajes, es decir, regiones
El elemento territorial continuaba siendo, en el ima- no domesticadas (Woortmann, 1997: 50).
ginario medieval, sumamente importante. El salvaje y la
tierra accidentada y peligrosa, desconocida y profunda, América es ahora el conjunto de tierras y regiones
seguían estando relacionados. Los bosques, como ya donde, tanto ellas como sus habitantes, representan a
vimos con Tácito durante la época romana, eran lugares la perfección aquello que se entiende como salvaje. Que,
impredecibles, donde las leyes no tenían validez y donde por otra parte, es ahora aquel que puede ser salvado con
habitaban infinidad de seres fantásticos. Durante la la evangelización y purificación de su alma (al margen
Edad Media muchos de esos bosques del centro de Eu- de disputas teológicas sobre si tenían alma o no).
ropa, pasaron a formar parte de un espacio intermedio
entre el mundo cristiano y el pagano. Eran como islas 2. El salvaje en América. Algunos ejemplos etno-
en mitad de la Cristiandad, vistas por muchos monjes gráficos
o ermitaños, como lugares donde poner a prueba su fe
y su fuerza religiosa (Schama, 1995: 227).7 Cuando españoles y portugueses llegaron a América en
Con la llegada del Renacimiento, aunque la visión el siglo XV, se encontraron, por tanto, con unas tierras
inmovilista del mundo cristiano continuó, se apuntarán y habitantes que parecían confirmar todo aquello que
algunos cambios como la mayor presencia del hombre desde la Grecia clásica se había dicho del hombre salvaje
en la concepción del mundo, en perjuicio de la centra- y de los lugares silvestres.8 Los eclesiásticos llegados
lidad de Dios. La imagen del “buen salvaje” gana cierto al Nuevo Mundo quisieron sacar del atraso evolutivo
terreno sobre la del salvaje animal, siendo, no obstante, (teológico) a los inocentes —uno de los calificativos que
ésta la que sigue prevaleciendo en la mayor parte de los con mayor frecuencia se les aplicaba— indios, y conver-
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tirles mediante la evangelización. Pero un sector de esos bárbaros, que viven y se comportan casi como animales.
frailes y monjes se opuso a la concepción que sobre los Usado como sinónimo de “salvaje” o “ignorante”, “servía
indios se aplicó, produciéndose serias disputas sobre si para expresar el desprecio que la gente de habla caste-
aplicarles el término de “buen salvaje” o, simplemente, llana sentía por cualquier indígena”, o para referirse “a
esclavizarlos por su condición de no humanos. cualquier personas con rasgos indígenas (no andinos)”.
Ya fuera desde un lado u otro, se partía siempre Lo más interesante es que el término huarayo ha sido
de una idea clara: el indio no era cristiano y, como tal, hoy adoptado en la zona para aludir a todo aquel que
no era civilizado. Por tanto, era salvaje. Tres atributos parece “raro” o diferente, de hecho, algunos artículos
del mismo fueron destacados por encima del resto: la con representaciones de indios norteamericanos, son
desnudez, clara representación de la animalidad del vendidos a los turistas junto a la palabra “huarayo”
indio; el canibalismo, que le acercaba peligrosamente a (Chavarría, 1999: 18).
las bestias míticas; y su hábitat salvaje (Barabas, 2000: Es importante apuntar que, inicialmente, se usó
12). Lugares que van desde remotas islas, pasando por para referirse a los Ese Eja (“gente verdadera”), y que
altas e inaccesibles cumbres, selvas profundas e, incluso, después derivó en lo que se conoce hoy en día. Incluso
desiertos e infinitas llanuras, eran las localizaciones, no en Paraguay existe una etnia conocida también como
únicamente de grupos de indios salvajes y bárbaros, sino Huarayos, ya que los primeros occidentales que entra-
también de bestias, monstruos y seres sobrenaturales ron en contacto con unos y otros, aunque posiblemente
con los que parecían convivir. capaces de diferenciarlos, aplicaron el mismo término
Desde entonces hasta la actualidad, no sólo han despectivo para todos. Todos eran salvajes.
cambiado las relaciones de poder o las posiciones del Más complicados de determinar parecen los límites
indígena en sus territorios, sino que se han recibido del vocablo bugre, en la Amazonía brasileña. Nos dice
nuevas colonizaciones y aplicado nuevas nociones que Greg Urban (1996) que “el término significa ‘indio’
sobre el salvaje se han tenido y se tienen. o ‘salvaje’. Connota brutalidad, falsedad e imperfec-
En Latinoamérica, la selva, y en especial la Ama- ción”. Afirma que el propio término “indio” resultaba
zonía, fue el hábitat principal de donde se alimentó insuficiente para hacer referencia a un tipo especial de
la imagen del salvaje. El interior de ella, todavía hoy grupo, más violento, hostil y feroz. Fueron los nuevos
habitada por grupos indígenas que, o bien nunca han conquistadores (empresas y compañías) alemanas,
tenido contacto con la sociedad moderna (los menos), o quienes ayudaron a la construcción de esta imagen de
bien —el caso más común— están en una situación de los bugre cuando se la aplicaron a los indígenas de la
“contacto inicial”,9 es la representación fiel del territorio selva. Estos, desde 1914 aproximadamente, se autodeno-
inhóspito, desconocido y cuyo control ha estado fuera minaron botocudo, término portugués que, hoy en día, es
del alcance de la modernidad hasta, probablemente, la una especie de sinónimo de bugre. Es interesante cómo,
actualidad. al igual que en Madre de Dios, la palabra ha pervivido en
Aquellos que habitaban, y habitan, sus profundi- el tiempo y se sigue aplicando en la actualidad, no como
dades han estado siempre fuera de la comprensión del referencia a un grupo o etnia determinada, sino como
europeo antes, o del mestizo ahora (e incluso, como un concepto global de identificación con lo bárbaro y
veremos, de determinados grupos indígenas). Chavarría lo diferente, que, por otra parte, para el mestizo, suele
(1999) nos ha mostrado cómo en el Departamento de ser el indígena amazónico (Urban, 1996: 32).
Madre de Dios, Perú, se ha creado el término huarayo Más al norte de esta zona, en el Putumayo colombia-
para referirse a aquellos que son considerados indígenas no, Taussig (1991) registró en los años setenta y ochenta
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del siglo pasado, gran parte del imaginario que se ha- su explotación que se encontraron con “impresiones
bía creado del indígena local. El autor muestra cómo desalentadoras de indios exóticos y paisajes hostiles
tanto durante la conquista española, como durante la que impedían las expediciones científicas y el progre-
industrial del siglo XIX pero, principalmente, el XX; los so económico” (Larson, 2002: 47). Tanto estos nuevos
colonizadores consiguieron construir una imagen de la colonizadores, como las élites liberales con las que
población autóctona que, una vez asumida e interioriza- estaban aliados, se encargaron de aplicar las teorías de
da por ambas partes, se convirtió en la excusa perfecta Darwin “para naturalizar las desigualdades raciales y
para la evangelización, esclavización, explotación o, de clase, y racionalizar el ejercicio de la violencia y la
directamente, eliminación del indio salvaje. dominación en las empresas colonialistas y capitalistas”
En primer lugar, está el término chuncho, usado (Larson, 2002: 49).
ya por los Incas para referirse a todas las tribus de la Desde entonces, y hasta incluso la segunda oleada
selva que les hacían frente y que, hoy en día, es incluso del caucho en los años veinte del siglo pasado, las
usado en algunos festivales como “representación de compañías europeas explotaron esas imágenes de
lo indio, per se” (Taussig, 1991: 230). Su correspondencia salvajismo de la población indígena para poder justifi-
en gran parte de la región del Putumayo es el término car, principalmente en sus países, las atrocidades que
auca, aplicado inicialmente a todos aquellos indígenas estaban cometiendo contra los autóctonos. Entre estos,
que representaban una especie de estado primigenio, eran los chamanes los que mejor representaban las
salvaje y, principalmente, alejado de la civilización. Es características atribuidas a los indios salvajes, no cris-
decir, eran la imagen humanizada de lo inhóspito de la tianos, brujos y alejados de la civilización. Los propios
selva (Taussig, 1991: 230, 236). chamanes estudiados por Taussig, se han apropiado
Desde la creación del estado independiente y la de esa imagen e intentan aparecer lo más incivilizados
conformación del estado liberal en el siglo XIX, las élites posible para, precisamente, resaltar la diferencia con el
criollas de Colombia tuvieron un especial interés por hombre blanco y sus acciones.
atribuir al indígena del interior, especialmente aquel más Existía un grupo de población que durante esa dé-
beligerante como los Paez del Putumayo, una imagen cada de los años veinte fue especialmente perseguido
alejada del recién creado ciudadano nacional, inserto en por una nueva oleada de evangelizadores (Taussig, 1986:
un nuevo mundo de progreso e industrialización. 381-389). Considerados como una nueva tribu de salvajes,
los Huitotos, eran un estorbo para las compañías recién
Las fronteras de la cultura de mercado (concebidas llegadas desde el Viejo Continente. Eran indígenas sal-
idealmente) también separaban la civilización de la vajes, excluidos, apartados, paganos y peligrosos. Hoy
barbarie. En el mejor de los casos, indios y africanos en día, los locales (en este caso los chamanes) hablan
poblaban las márgenes de la civilización porque pare- de esos huitotos como personas que “no conocen y
cían carecer de todo aquello que los liberales criollos que conviven con el diablo, sencillamente porque no
identificaban con ella: dinero, comercio, comodidad, son Cristianos. Son como perros que no tienen alma”
higiene, el cristianismo y los valores culturales aso- y capaces de ver a fantasmas y espíritus (Taussig, 1986:
ciados con estas cosas (Larson, 2002: 52). 378). Estos atributos son con los que los chamanes dejan
que, sin problemas, se les identifique.
Con la aparición del boom tanto de la quinina como Hasta el momento, he podido precisar ejemplos de
del caucho, entre los años cincuenta y setenta del siglo términos contemporáneos aplicados de una forma genéri-
XIX, llegaron compañías europeas a Colombia para ca a todo lo que hace referencia al indígena todavía alejado
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del mundo moderno. Huarayo, bugre o auca, son diferentes medieval), se define por la distancia cultural. Distancia
términos para un mismo significado: el indio salvaje que en las costumbres y hábitos, pero también en el tiempo
todavía vive en la selva y está alejado culturalmente de lo y en el espacio.
conocido por la sociedad dominante. Con sus diferentes
aplicaciones y usos en el tiempo, las poblaciones autóc- 3. Los apaches o brutos entre los purépechas
tonas, rara vez, se apropian de estos términos.
Es en los Andes, donde parece que se asume más, De las montañas andinas del Perú y Bolivia, vayamos
por parte de las poblaciones indígenas, esa imagen del hasta las sierras mexicanas. Más concretamente a la
salvaje, haciendo de ella una interpretación local. Eso Sierra Madre Occidental, localizada en el Estado de
sí, aquí entra en juego un elemento esencial que hasta el Michoacán. En su centro está asentada la conocida hoy
momento sólo hemos visto de pasada con los chunchos en en día como etnia purépecha pero que, en la historia, la
el Perú: la relación existente entre salvaje y un tiempo encontramos más bien bajo el nombre de tarasca.
distante, anterior a la llegada de los primeros europeos. No puedo pasar de comentar cómo la concepción
Los chunchos son, en el gran festival anual celebrado en del salvaje no es, ni mucho menos, traída a América
las montañas cercanas a Cuzco, la representación del por, en este caso, los españoles. Las diferentes culturas
desorden, del caos. Son los hombres de la selva que, en el prehispánicas que se asentaban en Mesoamérica ha-
pasado (en muchos casos, considerados los ancestros), blaban en términos parecidos de aquellas sociedades
ocupaban el mundo antes de la llegada incluso del Sol vecinas que no formaban parte de sus Estados. Cuanto
y de la luz. Pre-culturizados y salvajes, fueron el caos más alejadas y violentas, más salvajes eran. Existía un
antes de la llegada del orden (los Incas) (Randall, en término claro para referirse a ellas, especialmente a
Taussig, 1997: 228-230).10 aquellas provenientes del norte de Mesoamérica, el de
Pasando al país vecino, Bolivia, vemos cómo en su chichimecas. El término chichimeca era algo más que un
altiplano los k’ulta presentan en su “mito” de creación simple sinónimo de bárbaros, aunque para este trabajo
la lucha entre Tatala-Jesucristo y los Supay-Chullpas, nos interesa únicamente esta acepción.
siendo estos segundos, conocidos tan solo como Chull- López Austin y López Luján (2001: 207) afirman
pas, una especia de antepasados del grupo, no cristianos que debido a la escasez de información y a la imagen
(“moros”), “una clase de humanos salvajes y desordena- condicionada y peyorativa existente tras la Conquista,
dos que pertenecen al pasado” (Abercrombie, 1998: 324). lo único que se puede asegurar es, que la palabra chi-
Los Chullpas se caracterizaban por ser no cristianos chimeca, hace referencia a “un origen geográfico común:
y por estar muy alejados de la idea de civilización, ya un vasto territorio que se extendía a ambos lados de la
que eran todavía cazadores-recolectores, es decir, no frontera entre Aridamérica y Mesoamérica (…)”. Para
agricultores (Abercrombie, 1998: 325). los españoles, los chichimecas eran “bárbaros”, de di-
Aunque los k’ulta son conscientes de que estos ferentes estadios culturales.
Chullpas eran los habitantes de la región antes de la Lo que sí parece evidente es que, para las sociedades del
llegada de la religión católica y de ellos mismos, niegan Centro de México en la época prehispánica, los chichime-
cualquier tipo de ascendencia. Para ellos, “no son jaqi, cas eran esos guerreros procedentes del norte del territorio,
es decir, personas que viven bajo las normas que rigen el normalmente de tierras áridas, inhóspitas y distantes.
comportamiento humano” (Abercrombie, 1998: 324). En lo que respecta al grupo tarasco (Estado desarro-
Vemos, por tanto que el concepto de salvaje en llado aproximadamente entre el 1300 y el 1522 d.C.), ellos
Latinoamérica (pero también en la Europa clásica y mismos aducen, en el único documento que poseemos
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para conocer su historia antes de la llegada española (La de los españoles radica, principalmente, en el lugar de
Relación de Michoacán), que son de origen chichimeca: los asentamiento: de los cerros se pasó a las llanuras.
primeros chichimecas-uacanaceos (como ellos mismos Los actuales habitantes de la comunidad afirman que
se autodenominan) se establecieron alrededor de la “más antes” —forma usada para referirse a ese tiempo
zona de Zacapu. Durante unos años estuvieron aislados no conocido y distante— los habitantes prehispánicos
sin entrar en contacto con los escasos grupos locales. estaban localizados en cuatro lugares repartidos por
Considerados cazadores, en principio participaron los cerros colindantes, “de cuando vivían más antes ahí
poco de la vida agrícola, hasta que su líder, Ticatame, arriba” o “en la falda [del cerro] vivía gente, arriba de
decidió sellar una alianza con los pescadores del Lago de las yácatas”. Todos ellos sitios de vivienda, había uno
Pátzcuaro por medio de un matrimonio (Beltrán, 1994: central que imaginan como el “lugar de ceremonias” ya
49-51). A partir de ese momento, iniciaron la conquista que en él hay un “cuadro” o “atrio”, que pudiera indicar
de gran parte de los territorios de alrededor. la existencia de un templo. Hoy en día ese “cuadro”
A la llegada española a Michoacán, se encontraron ocupa una amplia superficie donde se puede ver una
con un Estado en pleno auge, dividido en señoríos y, plataforma limitada por paredes de piedras talladas.
cuya población, habitaba en asentamientos dispersos Es en este lugar donde más restos arqueológicos han
en las faldas de las montañas. Estas son definidas por las hallado los sevinenses.
Crónicas de la época como “tan remotas, tan ásperas e Aunque estos afirman que esos fueron los primeros
inaccesibles montañas, de tantos y tan caudalosos ríos, pobladores de su territorio, no se identifican nunca
de tan calientes temples, que casi son inhabitables, a claramente con ellos. Esos habitantes eran otros, aunque
lo menos por los españoles” (Crónicas de Michoacán, también purépechas. Y tienen una forma clara de refe-
1991: 84). Y a los indios que en ellas habitaban como “tan rirse a ellos: los apaches. Es complicado saber de dónde
rudos, tan montaraces y brutales, que no sólo huían viene la denominación de apaches, aunque podemos
de las gentes, pero estábanse todavía en las quebradas presuponer dos orígenes: uno histórico, determinado
y montes sin querer bajar a los llanos” (Crónicas de por el conocimiento desde hace centurias de las tribus
Michoacán, 1991: 88).11 del norte del país que hasta incluso el siglo XIX parti-
Los tarascos, antes de la llegada de los españoles, ciparon en incursiones en el centro de México. Estas
tenían como enemigos a los propios chichimecas del tribus eran conocidas como apaches. Por otro lado, el
norte y a los mexicas del centro. Tras recibir a los clérigos que los propios habitantes contemporáneos presentan,
españoles, fueron ellos quieren adquirieron la categoría de es decir, que el término viene por una danza, la danza
salvajes que vivían en tierras y montañas inhóspitas. de los apaches, traída de México D.F., a mediados del
La comunidad purépecha de Sevina, que hoy se siglo pasado y que, durante varias décadas, se estuvo
asienta en un plan o llano rodeado de cerros, fue un bailando en la comunidad.
importante núcleo prehispánico. La propia Relación de En Sevina todo el mundo habla de esos habitantes pre-
Michoacán recoge su existencia como uno de los señoríos hispánicos de los cerros como apaches, y tienen también
del Estado tarasco (de Alcalá, 2000: 467) y, las diversas muy bien determinada la definición de los mismos:
fuentes, nos dicen que, siguiendo el patrón común del
nuevo gobierno colonial, continuó siendo la cabecera (...) gente bruta que no quiere ver a la gente, que no
política y religiosa de una amplia región hasta por lo quiere conocer nada, puro en el cerro. ¿Me entiende?
menos el siglo XVIII (César Villa, 1998). La diferencia Así, como gente bruta, como gente que no quiere
entre la época prehispánica y la posterior a la llegada conocer aquí en el pueblo (Genaro Ramírez).
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Eran personas que iban prácticamente desnudas, bruta y salvaje. En la comunidad lacustre de Jarácuaro,
tapadas únicamente con un taparrabos y un penacho los khuanhári, son esos habitantes prehispánicos, de un
en la cabeza: “lo que nosotros llamamos apaches. Una tamaño gigante, que fueron capaces de realizar grandes
persona así semidesnuda, nada más cubierta un poco, obras arquitectónicas, pero que también se caracterizan
con su penacho así...” (Jesús Valencia). Los demás por no ser católicos y andar casi desnudos (Carrasco,
complementos, como cascabeles, pinturas, lanzas y 1976: 105-106). Por otro lado, en San Juan Parangaricutiro,
arcos y flechas, podrían o no llevarlos. El modelo está podemos ver cómo también existen los “indios brutos”,
determinado también por la danza de los apaches, pues “gente sin razón que vivían como animales en cuevas y
los participantes en la misma se vestían de esa forma, sin conocimiento de Dios” (Pla, 1983: 427). Como tal, el
aunque también por la imagen grabada de un apache que término apache sólo es usado, que yo sepa, en Sevina
está en una gran laja de piedra cercana a la comunidad. para referirse a esos habitantes prehispánicos, aunque
Coincide, además, con la que, por ejemplo, vemos en sí es cierto que en otras comunidades como Santa Fe
el llamado Lienzo de Nahuatzen, documento virreinal de La Laguna o Cherán ha existido en algún momento
que pretendía justificar los derechos de los indígenas la denominada danza de los apaches.
de la comunidad vecina de Nahuatzen, sobre las tierras Tres de los principales elementos vistos hasta el
ocupadas (Roskamp, 2004: 299). momento para asignar el salvajismo, en este caso la
El término “bruto” es usado siempre en la comuni- brutalidad, a un grupo se dan en Sevina: la desnudez,
dad cuando se alude a los apaches, y nunca en otra oca- el canibalismo y el espacio.
sión. Se podría decir que apaches y brutos es sinónimo. En la Sevina contemporánea se divide el territorio
De hecho, la danza de los apaches es también conocida en tres entornos bien definidos: el cerro, el pueblo y
como “danza bruto”: “Los que vivían más antes en el el plan. Este último, parece limitarse al lugar donde
cerro eran apaches, brutos (...) Andaban comiéndose se sitúan los cultivos de maíz con los que sobreviven
entre ellos, comían víboras. El pueblo se fundó cuando la mayoría de los sevinenses. El cerro y el pueblo son
esos brutos se bautizaron (...)” (Juan García). Ahora un asunto aparte, pues representan el caos y el orden
bien, existe, como presenta Juan, un elemento esencial respectivamente.
y que alude, en primer lugar, a lo alejado del tiempo y del El sevinense considera que el pueblo es el espacio
espacio —pues no habitaban lo habitable— y, también, seguro donde debe situarse si no quiere sufrir daños,
a su carácter de no católicos. accidentes o sorpresas desagradables en su cotidiani-
Gran parte de esa imagen de brutalidad estaba de- dad. De hecho, es el único espacio donde las mujeres
terminada por profesar otra religión, la cual iba ligada y los niños tienen completa libertad para moverse.
a la del salvajismo caníbal, ya mostrado por Juan, pero Representa claramente el orden, la civilización y la
también con la presencia de idolatrías completamente regulación por normas —propias— que en su con-
diferentes a las actuales: “Y esos adoraban, esto, pie- junto, el costumbre, rigen la vida de sus habitantes. La
dras... y palos, adoraron. Hacían pues, monos12 de palos formación de este espacio se sitúa tras la llegada de
y esos adoraban. Ellos adoraban... y adoraban víboras” los españoles y la bajada de los apaches de los cerros.
(Pedro Romero). También, parece ser, que tenían a los Es, para la comunidad, la civilización, el momento del
cuerpos celestes como dioses: al sol, las estrellas o la establecimiento del catolicismo y de la normatividad
luna, anacuchi. comunitaria o costumbre.
Debo comentar que no es únicamente en Sevina don- Pero el entorno que nos ocupa aquí especialmente
de se presenta a los habitantes prehispánicos como gente es el del cerro. El cerro está constituido por lugares
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Salvajes, bárbaros y brutos. De la Grecia clásica Abierta
al México contemporáneo

donde suceden fenómenos que quedan lejos del control en la mayor parte de México (Barabas, 2003: 26), parece
—que no del desconocimiento— del sevinense. En el existir un pacto con la naturaleza, en la medida en que si
cerro se aparece el diablo, muertos, se oyen campanas es cuidada y tratada con respeto por el ser humano, ella
invisibles, se ven gigantes, se oye el viento soplar sin dará alimentos y sustento a sus ocupantes. Ahora bien,
sentirlo, a caballos galopar sin verlos, se ven luces en la este pacto existe en la medida en que a la naturaleza se
noche. Y muchos de estos sucesos se dan en las cono- le adjudica vida propia. Es decir, que posee la capacidad
cidas como yácatas o ruinas prehispánicas. Es el lugar de regir sus terrenos y de imponer sus normas que, por
donde habitaban los apaches. Es preciso apuntar que otra parte, están al margen del control humano.
los apaches, así como sus lugares de asentamientos, La humanización de elementos de la naturaleza es
aunque ligados a fenómenos sobrenaturales, no son muy común en Sevina. Como ejemplo, tenemos el caso
considerados representaciones del mal, ni del diablo. del conocido como paraje de El Toro. En él hay una
Aunque producen temor y respeto, en ningún momento piedra que los sevinenses afirman tiene forma de este
se asocian al diablo los fenómenos relacionados con animal, y como tal se le trata. Se habla que en época de
ellos. Algo que sí sucede, por ejemplo, con los lugares celo del ganado, se oye un bramido desde ese lugar y que
adjudicados a la presencia de guerrilleros y bandoleros es la piedra que con ello anima al resto de los animales
durante la Revolución de 1910. a copular. Pero también es donde todos los ganaderos
Esos sucesos fuera de toda normalidad, tienen para de la región graban el sello de sus reses, de tal forma
los sevinenses, una causa evidente: aparecen en aquellos que la piedra está repleta de símbolos complejos, de
lugares donde, en un momento u otro de la historia de la letras y números. En un recorrido por este lugar, pude
comunidad, se ha enterrado a una persona. En el pueblo comprobar, incluso, cómo los comuneros le pasan un
existe la seguridad de que “según hayas sido muerto, ahí lazo por “la cabeza” y la montan al estilo como se hace
estás (…). A veces se recoge el cuerpo, se sepulta y todo, en los jaripeos.
pero la creencia que nosotros tenemos es que el espíritu Esta autonomía en el comportamiento y en la capa-
ahí está, donde haya fallecido (…)”. (Jesús Valencia). cidad propia de regirse que posee la naturaleza, tiene
Toda persona que no haya sido enterrada en lugar san- en el cerro su mayor representante. El pueblo es aquel
to, en el panteón, será un alma en pena. Por otra parte, entorno que controla el hombre, con el orden impuesto
se piensa que los apaches que no quisieron seguir las por sus normas católicas. Fuera de él, no existen estas
instrucciones de los frailes españoles de bajarse al plan normas y, por tanto, se convierte en el territorio donde
y habitar el nuevo asentamiento, fueron ajusticiados en habita “el maligno”, que se suele aparece en forma de
el mismo cerro: “(…) al negarse tuvieron que sacrificarlos burro y otros animales aunque, principalmente, de pe-
allí por no entender […]. Yo deduzco que por su negativa rro, siempre fuera del pueblo. Los cuentos y leyendas lo
a bajarse acá tal vez los perjudicaron allá... los mismos ubican en las barrancas y las cuevas y siempre transmi-
españoles” (Jesús Valencia). ten un mensaje moralizador, que castiga la transgresión
Por tanto, parece ser que el cerro se convierte en un de la norma por parte de un comunero. Suele estar rela-
lugar fuera del control comunitario por el hecho de que cionada con la bebida o con el descuido de los asuntos
fue habitado por personas extrañas que, además, fueron familiares o su responsabilidad en el trabajo.
muertas en él. Pero el camino de esta argumentación se Por tanto, el salvaje de Sevina, el “bruto” y apache,
puede hacer también de vuelta. El cerro es un lugar ex- se refiere al habitante prehispánico de los cerros co-
traño de por sí, y todo el que lo habite corre el riesgo de lindantes al actual asentamiento. Se refiere a un ser
convertirse en parte de esa extrañeza. En Sevina, como no católico, caníbal, que se comportaba casi como una
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bestia y que, aunque no representa el mal, sí habita un esté en el tiempo o en el espacio. Si, además, logra unir
entorno donde se sitúa al diablo, territorio considerado a ambas categorías, estamos hablando del bruto o salvaje
alejado de las concepciones propias que se tienen sobre por excelencia.
lo que es orden, norma y civilización. La distancia temporal hemos visto que no siempre
existía —véase griegos y romanos o, incluso, los bugre
Conclusiones y los huarayos en la Amazonía—, pero el alejamiento
territorial ha sido una constante. Este alejamiento
Existe una tendencia general a atribuir a toda narración puede que no sea únicamente físico, sino que es sufi-
sobre el mundo prehispánico el carácter de mito como ciente con que sea cultural. En Sevina, donde incluso
veíamos para el caso de los Chullpas o los ackay en los las últimas casas de reciente construcción ocupan las
Andes. Si, además, el relato nos habla de unos seres faldas de las montañas, tienen el cerro donde habitaban
salvajes, alejados de la civilización y con características, los apaches a menos de diez minutos caminando. Al
en muchos casos, sobrenaturales, el mito parece consoli- mismo tiempo, estos cerros tampoco resultan terrenos
darse. En Sevina los apaches no forman parte de su mito- especialmente inhóspitos. De hecho, los bosques que
logía, sino tan sólo son los habitantes prehispánicos de en ellos hay son considerados lugares que protegen
su territorio. En primer lugar, porque así lo denominan tanto del clima extremo como de la desorientación.
ellos y, en ningún momento, como mito; una categoría Por supuesto, que un territorio inhóspito acrecienta
que, en muchos casos, es construida por el investigador las condiciones de salvajismo de sus habitantes —así
con sus preguntas y con la lectura y exposición escrita como el alejamiento físico—, pero quiero aquí señalar
que hace posteriormente de él (Gutiérrez, 2001: 357). que no resulta necesario para que se cultive la idea de
Pero, también, porque creo que es conveniente poner unos seres brutos y bárbaros.
el acento en las “historias compiladas bajo el signo de Lo importante es que ese territorio esté fuera de lo
lo fáctico” y no tanto en la “categoría de lo imaginario” habitado y de lo normado, al margen del orden impuesto
(Salomón, 1994: 237). por las reglas conocidas. Si, además, está alejado y es
He intentado que la imagen del salvaje-bruto que se imponentemente accidentado, se multiplican los malos
tiene en Sevina sea lo más fiel posible a lo que aparece atributos tanto del terreno como de sus habitantes. Los
en la comunidad usando para ello la etnografía. Tiene romanos comenzaron a hablar de los bárbaros no úni-
la característica de ser una imagen práctica para la in- camente porque los bosques donde habitaban algunos
terpretación de la cultura propia, es decir, usada desde estuvieran alejados y llenos de monstruos, sino que,
dentro. A diferencia de algunos de los conceptos vistos principalmente, porque estaban fuera del territorio
a lo largo de este trabajo, el relativo a los apaches es regido por sus normas y su derecho.
interior y para uso exclusivo de los propios comuneros.
Con él se logra no únicamente dar un sentido y hacer Notas
propios los acontecimientos históricos, sino también
darle un significado al territorio en el que habitan. 1
La palabra “civilización” parece haber sido usada por
He puesto el acento en una característica que parece primera vez, a lo largo del siglo XVIII, no como el térmi-
haber acompañado desde siempre a la idea del salvaje: no bárbaro, que como dice Hurbon, fue mucho anterior,
la distancia. Distancia cultural, especialmente con el en el siglo XVI (1993: 28).
tiempo y con el espacio. Un persona que no pertenece 2
Todos los textos que en el original están en otro idioma
a la propia cultura es más salvaje cuanto más alejada diferente al castellano, aparecen aquí traducidos al mis-
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Salvajes, bárbaros y brutos. De la Grecia clásica Abierta
al México contemporáneo

mo bajo mi responsabilidad. Todos los errores que pudie- 10


Un caso significativo aunque marcadamente diferente,
ran aparecer en dicha traducción son exclusividad mía. es el que presenta Howard-Malverde también para los
3
Los cíclopes, por ejemplo, son descritos como “un pue- Altos del Perú. Hablamos de los personajes prehispáni-
blo de pastores gigantes, antropófagos, que no conocían cos denominados achkay, “un ser femenino pero, por ser
la agricultura y que vivían aislados, feroces, pero tam- vieja, y por comerse a los niños varones y los testículos
bién idílicos” (Woortmann, 1997: 13). de los hombres adultos, se podría decir que ella repre-
4
Estrabón establecería siglos después un par de ellas senta una amenaza a la reproducción humana. Lo que es
más, representadas en las costas y las islas (Caro Baroja, más, por cocinar piedras fingiendo que éstas son papas,
159: 384). achkay demuestra una estado cultural semi-acabado
5
Aquellos que tenían acceso al saber, es decir, en su ma- (…)”. La autora habla de los achkay como personajes que
yoría los que habitaban los monasterios. No sabemos a pertenecen al mito, ya que son ubicados en un tiempo
ciencia cierta cómo este imaginario clásico divulgado en sumamente alejado, “el ‘tiempo de los gentiles’ (…), tér-
los monasterios llegaba al común de la gente, aunque no mino que denomina un periodo concebido como ‘pre-
es difícil de imaginar que se hiciera por medios como el culturizado’” (1984: 6-7).
púlpito o, como apunta Barabas, por las historias de los 11
Extractos de la Primera Parte de la Choronica Augustiniana
juglares difundidas de pueblo en pueblo (2000: 10). de Mechoacan, México, 1624, de Fray Juan González de la
6
Está división temporal está determinada por el momen- Fuente.
to del nacimiento de Cristo. 12
La palabra “mono” se usa en Sevina, en este caso, para
7
El mismo Schama nos señala como las cumbres de las referirse a toda imagen realizada con las manos del hom-
altas montañas seguían siendo las moradas de dragones bre, ya sea en madera, piedra, muñecos o incluso figuras
y serpientes gigantes, todos ellos identificados con el digitales. Tiene un cierto cariz peyorativo o, al menos,
diablo (1995: 412-413). cómico. Las representaciones religiosas, por ejemplo,
8
Hurbon nos muestra como debió de ser la percepción del nunca son denominadas de esta forma.
colonizador al llegar a América: “Ante Colón, en efecto,
desde el momento de desembarcar en las islas, los indios Bibliografía
se muestran desnudos, desprovistos de leyes, de religión;
no es de asombrar que ellos estén a la vez cercanos a los Abercrombie, Thomas A., 1998, Pathways of Memory and
animales y que sean caníbales” (Hurbon, 1993: 108). Power. Ethnography and History Among on Andean People,
9
En octubre 2003, tuve la oportunidad de asistir a una re- the University of Wisconsis Press, Wisconsin.
unión de expertos en el tema en la ciudad peruana de Cuz- Barabas, Alicia M., 2000, “La construcción del indio como
co bajo el nombre de Seminario Binacional Perú-Brasil: bárbaro: de la etnografía al indigenismo”, en Alterida-
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genas que todavía no han tenido contacto con la sociedad cia M. (coord.), Diálogos con el territorio. Simbolizaciones
occidental o que lo han hecho sólo en contadas y reguladas sobre el espacio en las culturas indígenas de México, vol. III,
ocasiones. En las jornadas se puso el acento en la protec- INAH, México D.F., pp. 15-37.
ción estatal como único medio para proteger a estos gru- Beltrán, Ulises, 1994, “Estado y sociedad tarascos en la
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que ellos, por supuesto, desconocen por completo. ord.), El Michoacán Antiguo, El Colegio de Michoacán-
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