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Es por lo tanto una tarea consciente – inconsciente la que cumple el espectador:
3
devenir convencionalmente irreal, pero que tiene la fuerza de la
representacioó n para imponerse y atraer a su dimensioó n espacio-
temporal a todos los integrantes no actores de una experiencia
social que se inscribe dentro de una convencioó n literaria
denominada texto teatral. P. 46 .
El teatro documental, acentuó a la importancia del diaó logo y la relacioó n en que mediante
eó ste, se recontextualizan y citan ciertos elementos reales. La relacioó n Texto-cotexto
determina las condiciones en que se comprende el uso del material documental, ya que
se vincula y relaciona a una situacioó n contextual especíófica que involucra a
determinados grupos sociales. Es por lo anterior, que los modos de produccioó n y el
mensaje estaó n sujetos a decodificaciones diferentes. No se vincula con realidades
posibles e individuales sino que “con hechos que han afectado algunos estratos de la
sociedad o han repercutido notoriamente en ella generando cambios draó sticos en su
constitucioó n social, políótica moral o religiosa” (…) P. 47-48-
El tema u echo presentado en la historia posee lo que Silka Freire llama “pautas de
significacioó n”1. Que son todos aquellos antecedentes conscientes y/o inconscientes que
posee el espectador en torno al hecho o personaje aludido y que se activan al momento
de ver la obra. Es por ello que la puesta en escena documental apela al caraó cter
colectivo, aludiendo a lo real ficcionado con el fin de generar respuestas reflexivas maó s
que empaó ticas o instintivas. Posee una fuerte carga ideoloó gica que exige en los
espectadores una visioó n activa ya que apunta a la memoria colectiva y no individual. Lo
anterior con el fin de otorgar una nueva versioó n sobre aquellos hechos impuestos y
aceptados, sobre lo no dicho lo que permite que el hecho sea visto desde un punto de
vista diferente y pueda ser reinterpretado. Este proceso es llevado a cabo mediante la
RESEMANTIZACIÓÓ N (re significar las palabras) de documentos como : artíóculos, citas,
grabaciones, declaraciones judiciales, cartas, diarios íóntimos, etc. Los cuales en el
proceso de ficcionalizacioó n, pasan a ser coautores de una versioó n que busca poner en
crisis la relacioó n dominante establecida de historia=verdad.
1
P. 48.
4
El T. D. se compone esceó nica y dramaó ticamente de tres nuó cleos fundamentales:
NUCLEOS
Comunicacional Temporal Referencial
Parte 1
Capitulo II
Discurso histórico.
2
Esquema II P. 49.
3
P.50 .
4
P. 50
5
Existe un conflicto entre la historia (history) res factae - real y la literatura res fictae
(story) ficcioó n, ya que la historia utiliza elementos de la narrativa, por lo que
difíócilmente es objetiva y siempre posee elementos subjetivos que pertenecen a la
ideologíóa del historiador. Por lo tanto, no basta con que el hecho sea real sino que
importa la forma y la fidelidad lo que se relaciona directamente con la “teoríóa de la
recepcioó n”5, que influye en el efecto esteó tico que causa en el lector ya que “la
predominancia de la visioó n del sujeto por sobre el objeto de estudio desnivela las
pretensiones de la historia como disciplina cientíófica” 6.
Herodoto, considerado el padre de la historia, narra la guerra de los baó rbaros (griegos
V/S egipcios) : concepto de
atrekeia : precisioó n.
Aleó theia: lo verdadero.
Erodoto no impone, sino expone los hechos y explicita que puede o no estar de
acuerdo con lo observado. Desde este punto de vista, el lector posee una participacioó n
importante ya que debe completar los demaó s componentes del relato, pudiendo poner
el duda diversas partes.
5
P. 53. W. Iser. El acto del efecto estético. Madrid : Taurus, 1987. Citado por S. Freire.
6
P. 54.
6
implíócitos en los efectos que eó sta genera y el poder que posee. La historia genera
víónculo con el lector y es un potencial que refleja los valores morales; “La escritura
histoó rica es vista como fundamentalmente ideoloó gica y apartada de los elementos que
puedan asemejarla a la ficcioó n, prefiriendo sustituir este termino por el de ilusión
(Jauss, 1997: 139-156)” 7
Droysen propone cuatro formas de realizar una acertada exposicioó n histoó rica:
Investigante: permite aclarar las zonas oscuras del material de estudio. Debe poseer
mayor concentracioó n y agudeza para alejarse de la fantasíóa de la ficcioó n.
Narrativa: Recurso primitivo, cercano a la ficcioó n, no descarta sus uso poeó tico con el
fin de lograr comunicacioó n entre el lector y un mundo inaccesible.
Lo que habraó de importar en el meó todo histoó rico que buscamos son
los siguientes tres puntos:
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Hacia una historiografía moderna.
Existe una lucha constante entre los objetivos de la historia y sus medios de
produccioó n y la ficcioó n narrativa. Para Roland Barthes, críótico franceó s, desde la retoó rica
moderna (1968: 93-101), la historia dista de la ciencia, ya que siempre utiliza
elementos narrativos y por lo tanto posee espacios sujetos a la subjetividad:
Este críótico mantuvo una posicioó n muy severa en relacioó n con las
pretensiones de la historiografíóa de convertirse en una ciencia; para
eó l no existen argumentos retoó ricos lo suficientemente fuertes como
para despojar a la historia de recursos ficticios y adjudicarle el uso
de modos diferentes de representacioó n utilizados por la ficcioó n. 10
Desde este punto de vista, para Barthes, la historia no representa una objetividad, ya
que es una interpretacioó n referencial externa , una copia de algo situado fuera de síó y
perteneciente a otro formato no escrito:
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P. 61
11
P. 62.
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P. 62
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Michel de Certeau, define la escritura historia como “Historiografíóa” (1978), uniendo
la definicioó n de historia y escritura en un solo vocablo. El autor propone que la
escritura se relaciona al valor ritual o míótico y por tanto puede la escritura construye a
partir de una pagina en blanco. La historiografíóa es, desde este punto, “(…) la actividad
que re-comienza, a partir de un tiempo nuevo separado de los antiguos y que se
encarga de construir una razoó n en el presente” 13. Asíó mismo, asegura que el
historiador es un productor de algo diferente denominado historia y que su objetivo
estaríóa en “articular y eliminar la separacioó n entre lo natural y lo social” 14 y que no
“traduce producciones sociales a objetos de historia” 15 sino que articula la naturaleza-
cultura. Para ello establece la relacioó n entre diversos elementos que constituyen la
organizacioó n de determinada sociedad, desde una piedra, un sonido, un documento,
una imagen, siempre ello determinado por lo permitido y lo prohibido, lo que en
definitiva decide si el relato histoó rico forma parte de la ciencia o la literatura.
Hayden White, en relacioó n al paradigma sobre la historia como saber cientíófico o saber
histoó rico, propone en su libro Metahistoria, que el uso del lenguaje opera como un
elemento metahistorico que crea un campo semaó ntico coherente para lograr su
finalidad. Para ello propone explicar mediante tres conceptos:
13
P. 64
14
P. 64
15
P. 64
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Explicación por argumentación formal
Explicación por implicación ideológica.
Por otro lado P. Ricoeur, en sus libros Tiempo y Narracioó n (1995) y Historia y
Narratividad, propone que existe una clara diferencia entre ficcioó n e historia ya que la
historia alude a hechos que son comprobables y verosíómiles. EL historiador, seguó n
Ricoeur, utiliza la narracioó n como un medio para lograr su objetivo, que es escribir y
hacer presente el pasado, pero no es su fin hacer narrativa. Maó s bien, el objetivo del
historiador seríóa organizar los antecedentes que otorgan las fuentes, cosa que
determina su relato, seguó n Ricoeur. Sin embargo, estaó de acuerdo que el uso de la traba
es un paso importante entre narrar y explicar ya que ayuda a dinamizar y poner en un
plano los antecedentes maó s relevantes.
La historia, desde el punto de vista Ricoueuriano, no perteneceríóa al aó mbito de la
literatura, ya que posee elementos que se encuentran dentro del aó mbito de “lo
comprobable”, a diferencia de la ficcioó n que estaó en el aó mbito de “lo posible”. A pesar de
ello, reconoce la importancia de ambos modos de construccioó n histoó rica ya que son
necesarios en la conformacioó n del terreno histoó rico de los pueblos.
10
interesaó ndose maó s por lugares poco frecuentados por la historia, como la vida privada
y la historia de las mentalidades. Esta escuela deriva posteriormente, en los anñ os 60,
en la renovacioó n metodoloó gica denominada “Nueva Historia”, alejaó ndose de lo que
tradicionalmente consideraba la historia como importante, centrada en el aó mbito de la
políótica, hazanñ as militares, entre otras, para dar paso a una mirada centrada en el
quehacer del ser humano, llamada “Historia Total”, propuesto por Philippe Arieó s:
Este proceso de cambio epistemoloó gico, es definido por J. Le Goff, como una verdadera
revolución documental18 , donde el historiador ya no solo consideraraó aquellos
elementos oficiales, sino que comprenderaó los elementos individuales y subjetivos
para interpretar la realidad particular lo maó s fielmente posible. Para ello, el historiador
deberaó flexibilizar su disciplina como lo afirma el historiador argentino F. Devoto :
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73.
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74
18
74.
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El historiador debe presentar maó s sus dudas, construir textos maó s
abiertos, informar al lector de los caminos que no han podido
recorrer, presentar maó s lo que estaó detraó s del escenario, mostrar
maó s como estaó armado el edificio […] El historiador es asíó menos
omnipotente y esto nos acerca maó s a esa voluntad de conocer el
pasado (Devoto, 1997: 18-19). 19
Finalmente, este proceso que ha vivido la historia desde el siglo XX hasta hoy,
simboliza un camino en la construccioó n de una historia vinculada a la subjetividad y a
la literatura, una mirada que expanda y acepte nuevas posibilidades de investigacioó n,
potenciando la interdisciplinariedad y cooperativismo entre aó reas diversas.
Parte I
Capítulo III
El referente como inductor de lectura.
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La literatura y el arte dramaó tico especialmente, nacen de una lengua natural que es su
referente. Sin embargo, al construir su propio sistema de significado, su propio modelo
sobre la realidad impuesta por la lengua, constituye un sistema modalizante
secundario21, connotativo y diferenciado de lenguas naturales o artificiales (clave
morse, tabla perioó dica, etc. ) :
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con el coó digo didascaó lico inserto en el texto literario. El texto espectacular tiene la
capacidad de configurar experiencia colectiva de un texto colectivo haciendo un cruce
entre una lectura horizontal del texto literario y vertical de texto espectacular.
Para el anaó lisis y descodificacioó n del texto anteproyecto, Anne Hubersfeld, propone un
sistema de anaó lisis propio, diferente al de la literatura, ya que a partir de eó l se debe dar
maó s atencioó n a la lectura que se hace maó s que al texto mismo. El TD por sus
capacidades debe ser leíódo con proyeccioó n hacia la transformacioó n en TE. Se debe
considerar por tanto, la articulacioó n y el Textus: tejido.
Es por tanto que el texto dramaó tico y el texto espectacular poseen diferencias en
cuanto a su vinculacioó n con el receptor y sus objetivos. El T. E es irreversible, ya que el
espectador no puede manipularlo, a diferencia del T. D. Es asíó, como el T.D. adquiere
una fuerza dramaó tica al ser transformado en T. E. Sobre el T. D. Barthes plantea :
[…] no es un producto esteó tico, es una practica significante; no es una
estructura , es una estructuración; no es un objeto, es un trabajo y un
juego; no es un conjunto de signos cerrados, dotados de un sentido
que se trataría de encontrar. Es un verdadero volumen de huellas en
trance de desplazamiento. (Barthes,1990 : 13) 25
25
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14
instituciones, hechos y personajes de especial significacioó n en el
entramado de imaginario colectivo de determinadas comunidades.
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26
p. 83-84
27
P. 85.
28
P. 85.
15
unidades semaó nticas van a estar sujetas a una resemantizacioó n que
puede convertir lo supuestamente ficticio en probablemente
verdadero, y viceversa, estableciendo una permanente dicotomíóa
entre el saber y el no-saber.
Lo propuesto por S. Freire, tiene como funcioó n poner en duda las aseveraciones
impuestas por la historia oficial, comprendiendo en ella elementos de ficcioó n y a su vez
otorgando espacio a la ficcioó n como un elemento potencial constructor de verdad. De
esta forma, el T. Documental posee la caracteríóstica de emitir afirmaciones serias que
pueden ser visualizadas y confirmadas por los receptores.
En el caso del T. Documental, ademaó s de poseer un referente textual (T. Dramaó tico)
posee un referente extratextual puesto en el mundo de lo real, a diferencia de otros
tipos de manifestaciones teatrales, que poseen su referente en el T. Dramaó tico.
Sentido o referencia
Correcto Adecuado
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Símbolo Referente
Verdad
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Este esquema, cuya base se influencia de la teoríóa de Peirce, aclara la relacioó n entre
Referente y Símbolo, comprendiendo que el segundo viene a reemplazar al primero. A
partir de ello, la capacidad de verdad, se mediraó sobre la unioó n entre el Símbolo y el
Sentido, comprobando en ello lo correcto, posibilitando de este modo una relacioó n
adecuada entre Sentido y Referente. A su vez, Peirce aclara que la relacioó n entre objeto
e interpretante funcionan a su vez como re interpretaciones síónicas ya que ambos
pertenecen a un mundo particular que los rodea, constituyendo siempre nuevas
lecturas de aquellos Sentidos.
El referente actuó a aludiendo a un mundo exterior, pero no se dice algo sobre la cosa,
sino que se le refiere. Este mecanismo permite una relacioó n asociativa y disociativa que
produce la llamada ilusión de referencialidad30, que en caso de T. Documental permite
que el espectador relacione y decodifique la correspondencia extratextual implíócita en
el texto.
En relacioó n al teatro documental S. Freire, utiliza el concepto incorporado por Harshaw
(1984: 227-251) 31 denominado “Internal Field of Reference (IFR)”, que hace alusioó n al
tejido significativo que da cohesioó n al texto documental evitado una fragmentacioó n.
Existe a su vez y que es primordial en el caso del T. Documental un
Ex – FR que hace alusioó n a todos aquellos elementos externos y comprobables por el
espectador, con los cuales el emisor cuenta a la hora de la decodificacioó n del T.
Espectacular. La relacioó n entre ambos es fundamental e insustituible, ya que IFR
relaciona la capacidad retoó rica con el rasgo histoó rico de ExFR. Esta relacioó n seraó
fundamental en el caso del T. Documental, ya que posibilitaraó la comprensioó n del
29
El esquema es interpretacioó n nuestra a partir de S. Freire.
30
P. 93.
31
P. 93-94.
17
discurso hegemoó nico y otro de tipo alternativo y sus variantes. Sobre el sentido
referencial, S. Freire expone:
Al momento de decodificar el texto espectacular, ambos textos, histoó rico y dramaó tico,
se igualan ya que el primero, es reconocido por la tradicioó n o la academia y el segundo
porque enfrenta33, al primero. En este sentido, el texto dramaó tico funciona como un
elemento que pone en duda la versioó n oficial hegemoó nica, proponiendo una versioó n
alternativa que actuó a desde las contradicciones y posibilitaó ndola de ser verdadera.
En el T. Documental, lo referencial no cambia entre discurso histoó rico y discurso
esteó tico, sino que es el proceso de relectura al que se enfrentan las fuentes y la
reorganizacioó n del lenguaje lo que permite poner en crisis aquellas verdades
establecidas. Para ello es fundamental el uso del diaó logo, el armado y desarmado del
discurso que permita una plurivosidad de sentidos:
32
P. 95.
33
P.95.
18
De este modo, el T. Documental dialoga con el discurso histoó rico, el cual es normativo y
singuralizante, a diferencia del discurso esteó tico documental el cual se transforma en
un entramado “participativo, pluralizante y tendiente a la apertura receptiva.” 34
d) literatura e ideología.
EL teó rmino ideologíóa, ocupa diferentes interpretaciones y posicionamientos a lo largo
de la historia. Muchas veces se vincula en forma despectiva hacia un tipo de posicioó n
políótica institucionalizada que impone conceptos y modos políótico-sociales de actuar.
Sin embargo S. Freire analiza y comprende que el termino puede interferir en mayor o
menor medida en el que quehacer artíóstico en la medida que se estructura como
producto emisor, que es a su vez portador de un :
34
P. 96.
35
P. 108.
19
diferente y un relieve singular que se traduce en una formulacioó n
esteó tica dinaó mica, participativa y a la vez combativa. 36
[…] como una cualidad propia de los fenoó menos que reconocemos
como independientes de nuestra propia volicioó n (no podemos
“hacerlos desaparecer”) y definir el conocimiento como la
certidumbre de que los fenoó menos son reales y de que poseen
caracteríósticas especíóficas. (Berger, 1968: 13) 39
36
P. 108.
37
P. 109.
38
P. 109.
39
P. 109.
20
especial y simultaó neamente como contralecturas de los mismos
(…) 40
Conclusiones.
El teatro documental, organizado como una metaescritura de la historia, tiene como
objetivo generar formas teatrales a partir de diversas fuentes informativas, algunas de
las cuales no han sido tomadas en cuenta por la valoracioó n oficial de los
acontecimientos. Es a partir de su inexistencia en la oficialidad, que muchas veces la
historia se ha desfigurado e ignorado a personajes, o determinados acontecimientos. El
40
P. 110.
41
P. 115.
42
Ver P. 121- 303.
21
ideal de T. Documental es luchar con el no olvido y con la impunidad, de forma que la
historia no dicha, no reconocida y ocultada, pueda hacerse presente por los medios
esteó ticos que los emisores de tiempos diferentes crean necesarios. Desde el punto de
vista histoó rico y humano, la identidad de las naciones poseen vacíóos provocados por el
ocultamiento de los hechos no oficiales. Lo que posibilitaraó el T. Documental, es dar a
conocer aquellos acontecimientos, “lo cual trasciende cualquier propuesta ficticia,
llaó mese o no, Teatro Documental”. 43
43
P. 313.
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testimonios,
grabaciones, etc.
Colectivos populares.
Tiempo Pasado historizado Presente críótico y
“verosíómil” urgente.
Visión del héroe y Heó roe establecido por Heó roe puesto en crisis.
temática. la historia. Conflictos Humanizado maó s que
políóticos o sociales. idealizado.
Conflictos que
involucran a una
comunidad de
espectadores.
Transmisor/Portador Actor profesional. Grupos de actores
ideoloó gicamente
comprometidos.
No actores
pertenecientes al
mundo implicado.
Receptor Espectador Espectador en víóas del
influenciado por la proceso de
historia oficial. resemantizacioó n.
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44
El cuadro comparativo es nuestro.
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