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Signos Históricos, núm.

JOSÉ
17, enero-junio, 2007, 226-241
CARLOS CASTAÑEDA REYES

Reseñas

Marc Bloch, La tierra y el campesino. Agricultura y vida rural en los


siglos XVII y XVIII, textos reunidos y presentados por Étienne Bloch, prólogo
de Emmanuel Le Roy Ladurie, traducción de J. Vivanco, Barcelona,
España, Crítica, 2002, Colección Crítica. Historia del mundo moderno.

R ecientemente se incorporó al acervo de la Biblioteca de la Universidad


Autónoma Metropolitana-Iztapalapa esta obra que complementa el estu-
dio pionero de temáticas como las que se analizaron en este número de
Signos Históricos. En efecto, la Historia rural de Bloch,1 publicada por pri-
mera vez en 1931, no ha perdido en absoluto vigencia, por el contrario,
generaciones posteriores de especialistas disponen de las nuevas ediciones
—en francés (1952, 1956, 1976) y castellano—, que ahora se enriquecen
con la obra que comento, aparecida en francés en 1999.
Con ello, la Historia rural continúa siendo, en palabras de Lucien Febvre,
un libro que marcó y sigue marcando caminos, ya que presenta:

Una historia rural que, mediando entre la historia de la técnica


agrícola, la del régimen dominical y la de la evolución comparada de
los pueblos europeos, va a ser durante mucho tiempo uno de los

1 Marc Bloch, La historia rural francesa. Caracteres originales, Barcelona, España, Crítica,
1978, Colección Crítica. Historia.

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Reseña

campos de estudio más fecundos del problema actual, de “la fuerza […] de suges-
ámbito histórico.2 tión que ejerce sobre el espíritu de los histo-
riadores […] el conocimiento […] de los
Este aserto de Febvre, se ha cumplido ple- hechos contemporáneos”, para cuestionar por
namente, así lo confirman los estudios prece- medio de ellos la experiencia histórica. Así,
dentes y la amplia bibliografía de soporte. “conocer el presente por el pasado y el pasa-
Amén de lo anterior, el libro clásico de do por el presente” se convierte en un recurso
Bloch, su Historia rural, es ejemplar para todo perfectamente válido de conocimiento y el in-
historiador en ciernes o un profesional de esta vestigador no debe dudar si el pasado le sirve
disciplina. De esta forma, si la lectura de Los para comprender el presente o a la inversa, lo
reyes taumaturgos3 es indispensable para los que importa es que tal confrontación le per-
interesados en la historia de las mentalidades, mita producir “un cierto saber”. Esto no quiere
en la “Introducción. Algunas observaciones decir, como ejemplifica André Burguière, que
de método” de su Historia rural, Bloch hace la penuria monetaria de la alta Edad Media o
un recuento de los fundamentos de la técnica la inflación del siglo XVI sean precedentes o
de investigación elemental en historia y de sus prefiguraciones de la depresión iniciada en
propuestas de disquisición, mismos que 1929. Sin embargo:
Robert Dauvergne enriquece con los diversos
“Suplementos” que acompañan la edición de […] el hecho de estudiar estos
1976. En efecto, Bloch insiste en la necesidad fenómenos a partir de un entramado
de análisis y síntesis en los estudios históri- de análisis extraído de la experiencia
cos, en el acercamiento multidisciplinario al contemporánea permite comprender
tema de investigación, en la propuesta del mejor los mecanismos del cambio, y
método de la “historia-problema”, es decir, sobre todo admitir la variabilidad de las
pasado, presente y futuro en permanente diá- formas de articulación del universo
logo enriquecedor para el historiador por económico y del universo social.4
medio del “método regresivo”, que le permite
“comprender y hacer comprender” los pro- 4 André Burguière, “Histoire d’une histoire: la naissance des
cesos históricos. Considero que, este es uno Annales”, Annales. Économies-sociétés-civilisations, año
de los aportes fundamentales de la escuela 34, núm. 6, noviembre-diciembre, 1979, pp. 1355-1356.
historiográfica francesa: el poder partir de un En torno a la comprensión “reversible” de la historia
humana, cfr. la reflexión clásica de Marc Bloch,
2 Ibid., p. 14. Introducción a la historia, México, México, Fondo de
3 Marc Bloch, Los reyes taumaturgos, México, México, Cultura Económica, 1978, Colección Breviarios 64, pp.
Fondo de Cultura Económica, 1988, Colección Sección 34-41. Cfr. la nueva edición de este ensayo, verdadero
de obras de Historia. legado en la obra de Bloch, Apología por la historia o

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Además, Bloch resalta la necesidad de rea- En cuanto a la obra en sí, ¿qué más podría
lizar un trabajo cuidadoso con la nomencla- decirse acerca de ella? El grueso del estudio
tura de las diferentes épocas de investigación fundacional de Bloch se refiere a la historia
y la riqueza del método comparativo en his- de la tierra y de los hombres que dependie-
toria —veces tan poco utilizado en nuestro ron, de un modo u otro, de ella durante el
medio—, por no hablar de su gran preocu- periodo medieval en la antigua Galia, en el
pación por lograr una fecunda interrelación territorio que ocuparon los frekkr, los anti-
entre la microhistoria, la historia regional, la guos francos, los súbditos de Chlod-weg, de
historia nacional y la historia global, que el Carlos Martell, de Pipino el Breve y de Karolus
autor discute y con lo que aclara problemas Magnus, aquellos que se asentaron en las vi-
analizados una y otra vez en el campo de la llas y en los señoríos, en el domaine que, me-
historiografía contemporánea. Por todo lo diante el proceso trascendental de las
anterior, la lectura de este libro parece ser una roturaciones (capítulo 1), ganaron nuevas tie-
parada obligada para todos los interesados en rras al saltus en favor del ager, que vivieron en
la historia, sean o no especialistas en este tó- los mansus campesinos y señoriales, aquellos
pico. El propio historiador francés lo señaló que, según la capitular de Mersen (847) de-
con claridad en su Historia rural: bían ponerse:

La historia es, ante todo, la ciencia de un […] bajo la protección del señor que
cambio. En el examen de los diversos cada cual quiera elegir entre nosotros y
problemas yo he hecho todo lo que he nuestros fieles. Y ordenamos que
podido por no perder nunca de vista esa ningún hombre abandone sin motivo
verdad […] En ese continuo que es la a su señor, ni que nadie lo reciba bajo
evolución de las sociedades humanas, las su protección si no es con las
vibraciones, de molécula a molécula, se condiciones que impuso la costumbre
propagan a tan larga distancia que nunca de nuestros antepasados.
la inteligencia de un instante, sea el que
sea, tomado en el curso del desarrollo, Costumbre y protección derivado del de-
puede alcanzarse sólo por el examen del recho de ban o bannum, el derecho de orde-
que inmediatamente le precede.5 nar y de hacerse obedecer incluso utilizando
la violencia, prerrogativa de los antiguos
el oficio de historiador, México, México, Fondo de Heerkönig germanos y que ahora, ante la au-
Cultura Económica/Instituto Nacional de Antropología sencia de un poder central fuerte, quedaba
e Historia, 1996, Colección Sección de obras de bajo el arbitrio, bajo el mundo burdum, el
Historia. mainbor, de cualquiera que pudiese imponer-
5 Marc Bloch, op. cit., 1978, pp. 30 y 518. se por la fuerza de su brazo y de sus thanes, de

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Reseña

sus antrustiones, de aquellos que tenían truste ¿Ello fue así? Al menos, en el ámbito de la ex-
con su senior. Entre los francos, los antiguos plicación histórica, dice el autor: “rige el pa-
nutriti, “alimentados” en la mesa de su señor sado sobre el presente. Porque no hay rasgo
y por lo mismo, sus fieles guerreros que le ju- casi de la fisonomía rural de la Francia de hoy
raban fidelidad y le servían proporcionándo- cuya explicación no tenga que buscarse en una
le auxilium et consilium a la usanza antigua, evolución cuyas raíces se pierden en la noche
según “la costumbre de nuestros antepasados”. de los tiempos”,6 precisamente en el periodo
Sociedad de guerreros que, sin embargo, medieval de la historia de Francia.
no hubiese sobrevivido sin el trabajo, pacien- Otro ejemplo que justifica la famosa frase
te y callado, de los hombres explotados den- final de una de las obras de otro historiador
tro de las formas del señorío solariego y del francés medievalista, heredero al igual que los
señorío banal, los campesinos libres o sujetos demás, de una o de otra forma, de la tradi-
a la servidumbre, homines proprii, homines de ción historiográfica de Marc Bloch:
corpore, commanentes, villani y servi. Fueron
estos hombres los que permitieron el surgi- Al menos le queda al historiador de la
miento del sistema feudal, los que sentaron Edad Media, para consolarse de
las bases para una primera revolución agrí- semejante tristeza [“el oscurantismo de
cola —anterior a la que Bloch estudia en el los tiempos modernos”] el espectáculo
capítulo 6 de su obra— y que se resume en no desde luego de nuestras catedrales o
pocas palabras: productividad, excedente agrí- del esqueleto de nuestros castillos, sino
cola, del que derivan no sólo el renacimiento el de nuestros pueblos, de nuestros
comercial y urbano medieval y la paulatina caminos, de las parcelas de nuestros
recuperación del poder del rey frente a los se- campos, de los nombres de nuestros
ñores, sino el mismo sistema feudal-señorial, mojones, de las yuntas que nos rodean,
diseñado para lograr el reparto de los exce- y de una cultura popular que no han
dentes de producción creados por los conseguido arrancar aún los ‘progresos’
laboratore de Adalberón de Laón (circa 998) del siglo XX. No, la Edad Media, y desde
en favor de los otros dos órdenes de la socie- muchos puntos de vista, no ha sido
dad en la Christianitas occidental, oratore y traicionada, ni olvidada, ni perdida: aún
bellatore, integrantes inseparables del tejido estamos en ella.7
social establecido por Dios pero que no hu-
biesen creado la rica cultura medieval que
conocemos sin el trabajo de los primeros. 6 Marc Bloch, op. cit., 1978, p. 517.
No en balde, Bloch concluye su obra en 7 Robert Fossier, et al., La Edad Media, 3 vols., Barcelona,
1789, cuando la Revolución francesa debía España, Crítica, l988, pp. 453-454, Colección Serie
suprimir los últimos resabios de Feudalismo. Mayor.

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JOSÉ CARLOS CASTAÑEDA REYES

En cuanto al nuevo libro, La tierra y el cam- de aquella que se realiza en el propio campo
pesino, constituye un conjunto de artículos al interpretar el paisaje o recurrir a los testi-
aparecidos en diversas fuentes —Annales monios arqueológicos, hasta el estudio de los
d’historie économique et sociale, Mélanges documentos de archivo, del pueblo y de los
historiques, Annales d’histoire sociale, Revue de señores, dicotomía fundamental que mues-
synthèse historique, entre otros— ligadas con tra el trasfondo medieval del estudio, lo que
la temática de la historia rural de la cristian- permite acceder a los grandes temas de la vida
dad occidental y, a partir del siglo XV, de la rural: la forma del terreno agrícola, el patrón
Europa moderna. Étienne Bloch los agrupa de asentamiento de la población, su estruc-
en siete grandes temas: los instrumentos de tura familiar y social, su vida religiosa y su
investigación, los regímenes agrarios, los pue- mentalidad, sus “relaciones con el mundo ex-
blos, la revolución agrícola, los estudios re- terior” mediante los mercados o el servicio
gionales y los problemas globales. De entre militar o los movimientos de población y las
los diversos trabajos reunidos en esta obra cuestiones tanto urbanas como regionales que
destacan, sin duda, los que se refieren a los le atañen.
instrumentos de investigación de la historia Bloch insiste, en la riqueza de la microhis-
rural (pp. 31-111), planos parcelarios, regis- toria ligada con la historia regional, nacional y
tros y planos catastrales, pero también las he- hasta mundial que debe conformar el marco y
rramientas campesinas en sí, conocidas la proyección de los estudios rurales. Como
materialmente o por medio de representacio- uno de los estudiosos de la obra de Bloch, Pierre
nes plásticas y las compilaciones de “usos lo- Toubert, ha resaltado recientemente: para
cales”, forma escrita de lo que fue tradición Bloch el “espacio rural francés es el resultado
oral secular, cuyas raíces son, evidentemente, secular de tres grandes complejos de sistemas,
medievales y constituyen elementos de inves- que él llama ‘civilizaciones agrarias’: el openfield
tigación que “tienen materia para excitar el nórdico, el bocage del oeste y el ecosistema
afán de los coleccionistas y la curiosidad de mediterráneo”. Para definir estas civilizaciones
los historiadores” (p. 104), haciendo que estos agrarias y para acceder a este conocimiento el
se abran, de forma necesaria, al uso de otras autor de la Historia rural recurrió a las fuentes
fuentes, no sólo archivísticas, en ambos casos. escritas y figurativas, a la toponimia y al folclor,
Por lo demás, el otro estudio fundamen- al estudio de las técnicas agrarias y los catastros,
tal de esta antología es el famoso “Curso de a la fotointerpretación aérea, a la geografía de
Fontenay” o “Como escribir la historia de un los paisajes rurales, a la ecomuseografía (p.
pueblo” (pp. 176-231), en el que Bloch mues- 23), en otras palabras, a las diversas fuentes
tra el método, y lo ejemplifica, para acceder de investigación que Luciene Febvre y el pro-
al análisis de una comunidad rural, otra vez pio Bloch propugnaron estudiar y utilizaron
desde la metodología “de acercamiento”, des- en sus obras.

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Reseña

Por otro lado, y a pesar de que los temas Manuel Casado Arboniés, Antonio Castillo
de este libro se orienten, según su título, a los Gómez, Paulina Numhauser y Emilio Sola
siglos XVII y XVIII lo antes mencionado se cum- (eds.), Escrituras silenciadas en la época
ple: las raíces medievales de la historia rural de Cervantes, Alcalá de Henares, España,
de Francia hacen que Bloch regrese al tras- Servicio de Publicaciones, 2006.
fondo de su tema continuamente. Desde este
punto de vista, el nuevo estudio es un com- E sta obra, editada por varios historiadores
plemento de la Historia rural que, de cualquier españoles, reúne 30 artículos resultado del
forma, sigue nutriéndose de la historia de la Primer Congreso Internacional sobre el mis-
cristiandad occidental premoderna. mo tema realizado en la Universidad de Alcalá
En suma, esta compilación es una antolo- de Henares a finales de 2005, en el cual parti-
gía que no se sustenta si no se hace referencia ciparon historiadores europeos y americanos.
—y se conoce— a la Historia rural, de ahí la Estas actas dan cuenta del renovado inte-
estructura de la presente reseña. Si se acepta rés por el estudio histórico de las escrituras
o no que Marc Bloch fue el historiador más silenciadas, que han permitido una
notable del siglo XX (p. 7), al menos debe con- reorientación de la historiografía europea y
siderarse que sus Caractéres originaux de americana. El silenciamiento se refiere a los
l’histoire rurale française y Les rois thaumaturges, escritos olvidados por diversas circunstancias:
por no mencionar sus otras obras, son el pun- prohibición, censura, destrucción y oculta-
to de partida obligado para cualquier intere- miento. Los nuevos testimonios documenta-
sado en los campos de la disciplina histórica les descubiertos y su incorporación a los
que contribuyeron a fundar. análisis historiográficos han provocado un
vivo debate centrado en el conflicto y en el
JOSÉ CARLOS CASTAÑEDA REYES* cuestionamiento a las tesis que sustentaban
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa el predominio del consenso social durante los
siglos XVI y XVII o la denominada, en el ámbito
literario, época de Cervantes.
En las cuatro secciones de la compilación
D.R. © José Carlos Castañeda Reyes, los temas tratados reflejan las diversas posi-
México, D.F., enero-junio, 2007. bilidades para afrontar el problema que re-
presentan las escrituras silenciadas en el
devenir histórico. No obstante, se extrañan los
• • • • • títulos que justifiquen la inserción de los tex-
tos en ellas. Aunque en algunos apartados es
clara la temática central, no lo es en los tópi-
* mrwti@xanum.uam.mx cos complementarios.

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