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Recurso hídrico

En los últimos años la humanidad se ha concienciado de la necesidad imperativa


de preservar los recursos hídricos, evitando desperdicios y sobre todo evitando la
contaminación de los mismos. Se está muy lejos todavía de alcanzar un uso racional
de estos recursos naturales que si bien son, en parte, renovables, se corre el peligro
de que el incremento de su uso y la contaminación superen la capacidad auto
regeneradora de los mismos.
La distribución de los recursos hídricos, pensando solamente en el agua
dulce disponible para el consumo humano es muy variable de región a región. En el
extremo más crítico, en algunas partes del Medio Oriente, las disponibilidades están
en torno a 136 litros por habitante y por día. En el otro extremo, en zonas húmedas
y poco pobladas la disponibilidad supera los 274 m3 por habitante y por día.
Los recursos hídricos se constituyen en uno de los temas naturales renovables más
importante para la raza humana. Tanto es así que las recientes investigaciones
del Planeta Saturno se dirigen a buscar vestigios de agua en éste y en otros
planetas y lunas, como indicador de la posible existencia de vida en ellos.
La correcta gestión de los recursos hídricos ha dado pie a un sinnúmero de
investigaciones en las más diversas áreas, como:

 la física, tratando de explicar en profundidad el ciclo del agua;


 la química, preocupada con los parámetros de calidad;
 la geografía, describiendo la disponibilidad espacial;
 la hidrología, determinando su disponibilidad temporal;
 la hidráulica, estudiando el comportamiento físico del agua, que no tiene nada
de simple, a pesar de que así parezca, no en vano, a Leonardo Da Vinci se
atribuye la sentencia, "Cuando tengas a queacer con el agua, consulta primero
la experiencia y luego la razón"...
 la ingeniería, intentando modificar y adaptar la disponibilidad espacial y temporal
en función de las necesidades humanas con vistas a su desarrollo, y tratando
de conseguir el mayor provecho;
 la ecología, preocupada en preservar los ecosistemas frágiles, casi siempre
relacionados a la presencia o ausencia del agua;
 la administración pública, normando el uso para el bien común;
 la investigación operacional, compatibilizando usos conflictivos entre sí;
 el derecho, estableciendo y afinando normas y convenios internacionales para
el uso del agua en cuencas hidrogáficas compartidas por dos o más países;
 la defensa civil, preocupada en el control de eventos catastróficos, muy
frecuentemente ligados al agua, cuando hay en exceso, o cuando esta escasea.

Distribución del agua en la Tierra

 Del total del agua existente en la Tierra, según las estimaciones actuales, (2009)
aproximadamente el 97.5% se encuentra en los mares y océanos, se trata por
lo tanto de agua salada, cuyos usos, sin un delicado y costoso tratamiento, son
limitados.
 El agua dulce disponible es, por lo tanto, de tan solo 2.5%. De éste 2.5%, el
68.7% se encuentra en los glaciares, principalmente en los casquetes polares,
pero también en las altas cumbres nevadas. Otra parte importante de las
reservas de "agua dulce", 30.1%, se encuentra en acuíferos subterráneos. El
0.8% se encuentra en el permafrost, el restante 0.4% se encuentra en aguas
superficiales y en la atmósfera.
 El 0.4% de agua dulce disponible en las aguas superficiales y en la atmósfera
se divide de la siguiente forma:
67.4% se encuentra en lagos;
12.2% en el suelo bajo forma de humedad;
9.5% en la atmósfera;
8.5% en humedales;
1.6% en ríos;
0.8% en plantas y animales.

Lo primero que hay que hacer antes de entrar de lleno en la definición de recursos
hídricos es conocer el origen etimológico de esas dos palabras:
-Recursos deriva del latín, concretamente de “recursus”, que viene a hacer
referencia a hacer uso de los medios o bienes de los que dispone alguien para
acometer algo en concreto.
-Hídricos, por su parte, emana del griego. Puede traducirse como “relativo al agua”
y es fruto de la suma de dos partes claramente diferenciadas: el sustantivo “hydor”,
que es sinónimo de “agua”, y el sufijo “-ico”, que se usa para indicar “relativo a”.
Un recurso es una materia prima o un bien que dispone de una utilidad en pos de
un objetivo. Por lo general se trata de algo que satisface una necesidad o que
permite la subsistencia. Hídrico, por su parte, es aquello que está vinculado al agua.
Los recursos hídricos son los cuerpos de agua que existen en el planeta, desde los
océanos hasta los ríos pasando por los lagos, los arroyos y las lagunas. Estos
recursos deben preservarse y utilizarse de forma racional ya que son indispensables
para la existencia de la vida.

El problema es que, aunque en su mayoría son recursos renovables, la


sobreexplotación y la contaminación que provocan diversas actividades humanas
hacen que los recursos hídricos estén en riesgo. Su capacidad de regeneración
muchas veces no resulta suficiente ante el ritmo de uso.

Una de las grandes dificultades que enfrenta la Humanidad es la falta de agua dulce.
Más del 97% del agua de la Tierra es agua salada, cuyo aprovechamiento es
complejo. Por eso el agua dulce, que se utiliza para el consumo humano y un sinfín
de actividades, es tan importante.

En concreto, las estimaciones llevadas a cabo vienen a establecer que el 100 % del
agua total del planeta se distribuye de la siguiente manera: 97,47 % de agua salina,
2,53 % de agua dulce, 1,76 % de glaciares y capas polares, 0,76 % de agua
subterránea y 0,01 % de lagos, ríos y atmósfera.

La construcción de presas y el tratamiento de aguas residuales son algunas de las


estrategias que se llevan a cabo para obtener recursos hídricos que puedan
aprovecharse. El desafío es que todo aquello que se realiza para conservar el agua
dulce resulte suficiente para contrarrestar el abuso y la eliminación de ésta.

Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto que los expertos coinciden
en subrayar que otro de los grandes problemas que presentan los recursos hídricos
en la actualidad es la contaminación que están sufriendo, como consecuencia de
diversos actos del ser humano como sería el caso de los vertidos. Por ese motivo,
se han puesto en marcha distintas iniciativas y se apuesta por tomar medidas, tales
como la creación de plantas de tratamiento de aguas residuales, creación de
órganos de control, evitar el consumo de productos industriales…

El calentamiento global, que deriva en la desaparición de glaciares (depósitos de


agua dulce) y en temperaturas más altas que favorecen las sequías, también incide
en los recursos hídricos.

Manejo de recursos hídricos en Guatemala


Guatemala enfrenta grandes desafíos para lograr una gestión adecuada de sus
recursos hídricos nacionales. La deforestación sigue aumentando mientras la
demanda mundial de madera ejerce presión sobre los bosques de Guatemala.
La erosión del suelo, la escorrentía y la sedimentación de las aguas superficiales
son el resultado de la deforestación, la cual es motivada por el desarrollo de los
centros urbanos, las necesidades de la agricultura, y las contradicciones en la
planificación del uso del agua y de tierras. Con el crecimiento de los sectores
industriales, los efluentes no-tratados que entran en los cursos de agua y acuíferos
ha crecido también. Las aguas residuales no-tratadas contaminan los recursos
hídricos, mientras que las instalaciones de tratamiento son insuficientes. La
población está distribuida de manera desigual y esto crea problemas de transporte.
En un país montañoso, esto puede fácilmente ser mitigado con sistemas de
abastecimiento por gravedad. Cuando bombas de agua son necesarios, el
suministro de agua es mucho más caro, lo que puede dificultar el acceso
consistente.
Guatemala también enfrenta desafíos institucionales, sobre todo debido a la falta de
coordinación entre los distintos organismos responsables de la gestión de los
recursos hídricos, lo que conduce a la duplicación de esfuerzos y vacíos de
responsabilidad. SEGEPLAN y la Secretaría de Recursos Hidráulicos de la
Presidencia son otras instituciones de nivel ministerial que ponen de relieve los
posibles solapamientos de funciones, ya que ambos están dentro de la oficina del
presidente y ambos tienen responsabilidades de gestión de los recursos hídricos.
Guatemala ha sido beneficiada con una abundancia de lluvia, aguas superficiales
y aguas subterráneas. Si bien las aguas superficiales son abundantes, son también
estacionales y a menudo contaminadas. Los recursos de agua subterránea de
pozos y manantiales son importantes para responder a las demandas de suministro
de agua potable para las necesidades públicas y domésticas. El agua subterráneo
también se utiliza en el sector agrícola y en el sector industrial. La producción de
energía hidroeléctrica es un componente clave (92%) de la generación de
electricidad de Guatemala y se destaca por el proyecto hidroeléctrico Chixoy.
El Instituto Nacional de Electrificación(INDE) supervisa y ejecuta proyectos
hidroeléctricos en Guatemala.

Retos de la gestión de recursos hídricos


Los principales desafíos a la gestión de recursos hídricos en Guatemala incluyen el
impacto de la deforestación, la contaminación del agua, la falta de datos
hidrológicos, y las deficiencias en la coordinación institucional. La deforestación -y
la consiguiente sedimentación de las aguas superficiales- se deben a una
planificación deficiente del uso de la tierra para la agricultura, las demandas del
mercado de madera, y el desarrollo urbano. Todo el crecimiento de los sectores
industriales ha conducido a un aumento de la escarnecía de contaminantes dañinas
en los ríos, arroyos, y ha causado lixiviación en las aguas subterráneas. Por estos
contaminantes la gestión de los recursos hídricos en Guatemala es compartida por
varias agencias e instituciones gubernamentales. La mayoría de estas agencias
realizan su trabajo con poca o ninguna coordinación con otros organismos, lo que
genera duplicación de trabajo y el uso ineficiente de recursos. Además, se necesita
promulgar planes de manejo de las cuencas hidrográficas para integrar los
diferentes usos del agua, y controlar la deforestación y la calidad del agua.
La presión sobre los recursos hídricos en Guatemala se debe también a la
distribución de los usuarios domésticos. En general, las concentraciones de
población son mayores en regiones donde la disponibilidad de agua es baja, por la
altitud o por el déficit de lluvias, y lo contrario es cierto en las regiones donde los
recursos hídricos son abundantes. Por ejemplo, la Ciudad de Guatemala es el hogar
de más del 20% (3,2 millones) de la población del país. Sin embargo, el valle donde
se encuentra la ciudad se extiende por la divisoria continental. La ubicación de la
ciudad, cerca de la divisoria continental explica porque los ríos cercanos tienen
flujos mínimos. Esto equivale a pequeñas cantidades de agua superficiales y
fuentes inadecuadas de aguas subterráneas que no pueden proveer la totalidad de
las necesidades de la ciudad.

Base del recurso hídrico


El sistema hidrográfico de Guatemala se divide en tres vertientes
hidrográficas principales: La vertiente del Océano Pacífico, la del Mar Caribe y la
del Golfo de México. La vertiente hidrográfica del Océano Pacífico cubre el 22% del
país y cuenta con 18 cuencas hidrográficas. Algunos de los ríos de esta zona,
llevan sedimentos volcánicos que son depositados a lo largo de la costa y que
contribuyen a las inundaciones costeras debido a las reducidas profundidades de
las marismas. La escorrentía superficial anual en esta cuenca es de 25,5 km 3. La
vertiente hidrográfica del Mar Caribe cubre el 31% de la superficie del país y cuenta
con 10 cuencas hidrográficas. La escorrentía superficial media anual en esta cuenca
se calcula en 31,9 km3. La vertiente hidrográfica del Golfo de México cubre el 47%
del territorio de Guatemala y cuenta con 10 cuencas hidrográficas. Los ríos de esta
cuenca tienen los mayores flujos y drenan hacia México. La escorrentía superficial
media anual en esta vertiente es de 43,3 km.
Guatemala, como su nombre náhuatl lo indica, es una tierra de bosques. Es también
un país montañoso y su régimen de precipitación está bajo la influencia de los
patrones climáticos del Océano Pacífico y Atlántico, tales como El Niño, La Niña y
la temporada de los huracanes. La precipitación media anual oscila entre 700 mm
en las regiones orientales del país, aproximadamente 1.000 mm en las regiones
centrales, y 5.000 mm en las regiones del noreste. La población actual en las zonas
montañosas del noroeste es de aproximadamente cinco millones de habitantes y
esta región tiene altos niveles de precipitación (hasta 4.000 mm por año); las
pendientes pronunciadas son susceptibles a la erosión. Esta región es una zona
con gran potencial de agua, pero también está sujeta a daños irreversibles causados
por la pérdida de suelo y la alteración del ciclo del agua.
Abastecimiento de agua potable y saneamiento
De acuerdo con el Programa Conjunto de Monitoreo del Abastecimiento de Agua y
Saneamiento de OMS/UNICEF, el acceso a los servicios de agua y saneamiento en
Guatemala ha aumentado lentamente en los últimos años. En 1990, el 79% de la
población total tenía acceso a fuentes mejoradas de agua, mientras que en 2004 el
95% de la población tenía acceso. La cobertura de saneamiento también ha
aumentado, pasando de 58% de la población total con acceso a servicios
adecuados de saneamiento en 1990, al 86% con acceso en el año 2004. El gobierno
Guatemalteco estima que la población sin acceso a servicios de agua está
creciendo a un ritmo de al menos 100.000 personas cada año.
Riego y drenaje
La irrigación se concentra en tres regiones del país. En la región del oriente de
Guatemala, que tiene una baja humedad y alta evapotranspiración, el riego es
necesario para el cultivo de plátanos, tabaco, tomates y sandía. La región de los
llanos del altiplano tiene muy poca lluvia durante gran parte del año. Tiene suelos
volcánicos fértiles que no retienen muy bien a la humedad. Sin irrigación, sólo es
posible producir una cosecha al año, y cultivos como granos básicos requieren de
riego. En las llanuras de la franja costera del sur de Guatemala, las plantaciones de
caña de azúcar y banano tienen sistemas de riego. El riego en Guatemala se divide
en tres tipos fundamentales: i) sistemas de riego privado, normalmente controlada
por una familia, empresa o comunidad agrícola. Muchas de las plantaciones
privadas son regadas con sistemas de agua por gravedad; ii) programas de riego
manejado por el Estado y; iii) pequeños sistemas de riego comunales que
normalmente son muy eficientes. La operación y mantenimiento de los sistemas de
riego estatales se paga con cuotas sobre la base de la superficie regada y no por la
cantidad de agua utilizada. En general, las tasas recaudadas no cubren los costos
reales de la energía necesaria para irrigar la tierra. Recientemente se creó una cuota
destinada a cubrir una parte de esta diferencia; incluye un pago anual por un período
de 40 años, con el cual el Estado puede recuperar alrededor del 60% de la inversión
en los proyectos.
El Plan de Acción para la Modernización y Fomento de la Agricultura Bajo Riego
(PLAMAR) es efectivamente la división técnica de riego y drenaje, dependiente del
Ministerio de Agricultura. Por otra parte, PLAMAR es el plan de acción nacional para
la modernización y la promoción de las tierras bajo riego, y es la entidad encargada
de la promoción y coordinación de proyectos de riego. PLAMAR identificó a 209.419
hectáreas de cultivo con problemas de drenaje. Sin embargo, las regiones con riego
(169.302 hectáreas) no mostraron evidencia de problemas de drenaje, ni de
salinidad. La falta de una infraestructura adecuada para drenar rápidamente
grandes cantidades de agua, ha causado problemas con inundaciones en las
regiones costeras del sur.

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