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La hechicera y el tiempo

Cuenta la leyenda, que hace millones de años atrás, el tiempo no


estaba fragmentado en años, meses, semanas, etc. Sino que
simplemente transcurría sin ningún tipo de ataduras. Todos vivan en
esa época libre de horarios y sin el peso de los años, ya que no existía
el pasado ni el futuro, vivían el presente.
Cierto día una hechicera frustrada, porque se sentía incapaz de
controlar el paso de su vida y la de los demás, hizo un trato con los
habitantes de la tierra, propuso a los h@mbres la magnífica e
impactante magia de poder medir el tiempo, ella pretendía con esto
contabilizarlo para así sacar ganancias propias.
Los hombres creyeron que la hechicera había enloquecido, ya que
sería imposible poder capturar el tiempo. Ella en cambio, insistía en ser
capaz de tan incomprensible acto y les propuso un acuerdo: si logrará
encapsular el tiempo para que todos pudieran disponer de él a su
antojo, ellos tendrían que dedicarle un poco de éste para servirle de la
manera que fuera necesario. A los h@mbres les pareció fascinante
poder controlar el tiempo y muy justo ofrecerle una parte de él para
“ayudarla”.
Es así, que en un gran pase mágico, hace aparecer un reloj, un
calendario, el pasado y el futuro en cada rinconcito de la tierra. Una
vez que los habitantes comprendieron los nuevos conceptos
implementados por la hechicera, quedaron maravillados con su
bondad, pero ella en cambio no perdería “tiempo” en cobrar su parte
del trato. Después de ese día los pobladores de la tierra se
convirtieron en esclavos de su propio tiempo y de la hechicera, quien
se hizo fuerte y poderosa gracias a la colaboración de todos los
humanos.
Muchos años transcurrieron, hasta que un día, uno de los habitantes,
le reclamó a la hechicera reveer el trato, ella que ya estaba rodeada
de oro, lujos y disponía de los h@mbres a su antojo, aceptó darles una
tregua, les propuso que en cada nuevo año tendrían la posibilidad de
recomenzar un nuevo tiempo, libres de la rutina, liberándose de sus
errores, siendo ellos amos de su tiempo y por ende de sus vidas, pero
en cambio, todo aquel que no pudiera liberarse estaría incumpliendo
el trato y por consiguiente tendría que seguir brindándole parte de su
tiempo a ella. Desde entonces con cada año nuevo los h@mbres se
reúnen con sus seres queridos para juntos recordar esta leyenda,
liberarse de las ataduras del tiempo, tratando de escapar del pasado y
del engañoso brillo del futuro incierto, ayudándose mutuamente a
pararse con fé y orgullo en el presente. Hoy a casi 2014 años de esta
leyenda los h@mbres siguen luchando para no convertirse en
esclavos de su tiempo. Con la certeza de poder resurgir con cada año
nuevo y tratar de ser mejores cada día. Amigos a liberarnos de
nuestras ataduras, dejemos el pasado atrás y recomencemos junto
cada nuevo año, con este presente que nos ha tocado vivir hoy.
BIOGRAFÍA
Disfruta de estos cuentos cortos latinoamericanos hay muchos más
para que puedas dejar volar tu imaginación.
Autora: Gabriela Motta.
Formación: Licenciada en Ciencias de la Educación.
Nacionalidad: Uruguaya.
Nacida: Bella Unión, Uruguay.
Cuento Escrito: 2013.

La Oscuridad

Cuando era niña solía temerle a la oscuridad, pensaba que por detrás
de ella siempre habían monstruos que vendrían por mí cuando
menos me lo esperara. Ella tenía el poder de hacer que los objetos
inanimados criaran vida cada ves que un rayo de luz se asomaba por
mi ventana. Durante el día trataba de ser racional y convencerme de
que todo lo que había en mi habitación eran objetos inertes, que no
podían tomar vida por más que la oscuridad se apoderara de mi
habitación. Pero llegaba la noche, un destello de luz se asomaba por
la ventana o simplemente una noche de luna muy clara hacía que
todo volviera al estado inicial.
Cierto día, tratando de superar mis miedos me fui a dormir un poco
más tarde para caer vencida por el sueño ni bien pusiera mi cabeza
sobre la almohada. Pero para mi sorpresa las cosas no siempre
suceden como uno las planifica ya que una vez dentro de la cama,
miro hacía la ventana y allí estaba: “El cactus mutante”
NOOOOOOO!!!!!! Sí, sus ramas espinosas se hacían cada vez más
largas, sus espinas más grandes y filosas tal como si fueran agujas
puntiagudas venían poco a poco hasta donde estaba yo, cada vez
que la habitación se hacía por alguna razón más oscura. Yo paralizada
por el miedo no podía hacer otra cosa que correr para la habitación
más cercana a la mía: ¡ La de mis padres!

Día tras días, este hecho se sucedía, como si fuera una película de
terror. Hasta que una noche me propuse tratar de vencer esos miedos
que me paralizaban, revoloteando por mi cabeza estaban los consejos
de mis padres, quienes decían una y otra vez que mi miedo a la
oscuridad era infundado. Así que pronta para dormir, piyama puesto,
enfrenté al cactus, mantuve los ojos abiertos y no deje que el miedo
me los hiciera cerra. Para mi sorpresa pude ver como sus terribles
garras no me podían hacer nada ya que no era nada más que una
sobra en la pared de mi habitación. Esa noche aprendí una
importante lección: debemos enfrentar nuestros miedos y no dejar
que ellos nos paralicen, cada vez que algo me aterre en la oscuridad
voy a observarlo y controlar mis miedos. Poco a poco fui olvidando de
estos episodios hasta que un día sin darme cuenta así sin más la
oscuridad ya no era un problema para mí.
BIOGRAFÍA
Autora: Gabriela Motta.
Formación: Licenciada en Ciencias de la Educación.
Nacionalidad: Uruguaya.
Nacida: Bella Unión, Uruguay.
Cuento Escrito: 2014.

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