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CUSCO
INTEGRANTES:
Cusco – Perú
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INTRODUCCION
¿Alguna vez te has visto envuelto en una situación donde haz hecho algo contrario a tus
creencias o valores? Bueno Si eres un ser humano, seguramente tu respuesta sea sí.
Supongamos que para el 2020, como mucha gente, te habías planteado el objetivo de ir
al gimnasio cada semana pero esta última semana te ha dado pereza y no has ido.
¿Cómo te sentirías?
Esa falta de sintonía entre lo que haces y lo que crees que debes hacer deja una
sensación de malestar que en psicología se conoce como disonancia cognitiva.
Por ejemplo, cuando una persona sabe que su vecino maltrata a su esposa y, sin
embargo, se queda con los brazos cruzados. En lugar de intervenir de algún modo para
obstaculizar la violencia (que condena), justifica la inacción con pensamientos del tipo
“todos los matrimonios tienen problemas”. Desde el momento en que conoce el maltrato
hasta que decide no intervenir, esta persona experimenta un estado de disonancia
cognitiva.
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INDICE:
CAPITULO I .......................................................................................................................................... 4
DISONANCIA COGNITIVA ................................................................. Error! Bookmark not defined.
CONCLUSIONES……………………………………………………………………………………………………………………….7
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:............................................................................................... 8
ANEXOS…………………………………………………………………….………………………..9
RESUMEN…………………………………………………………………………………………………………………………………10
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CAPITULO I
DISONANCIA COGNNITIVA
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1.2. CONDICIONES DE EMERGENCIA DE LA DISONANCIA
Los pre-requisitos o condiciones necesarias para que se manifieste con fuerza la
Disonancia Cognitiva (DC) y sus respectivas alternativas al cambio actitudinal son
las siguientes:
a) Que la conducta sea discrepante con la actitud: Cuando la actitud no está
claramente formada o la conducta es aceptable o congruente con ella, lo que
ocurre es que la gente infiere y refuerza su actitud de la conducta realizada. No
todas las inconsistencias cognitivas generan disonancia, sino que lo hacen
aquellas que involucran la creencia sobre una conducta contra-actitudinal y una
actitud en general. Una forma de afrontar la DC es minimizar o trivializar la
inconsistencia. En el caso de fumar y valorar la salud, decirse uno mismo ‘no fumo
tanto como para que sea un factor de riesgo de enfermedad.
b) Que la elección sea pública, libre, tenga efectos previsibles, las recompensas
o castigos sean insuficientes para explicar la conducta y, por tanto, que la persona
se atribuya la responsabilidad de la conducta incongruente. Cuando la elección es
anónima, la persona no tiene libertad de elección, no puede prever las
consecuencias de su conducta. Si se le da una gran recompensa (o un gran
castigo), la persona no se atribuye la responsabilidad de la conducta y no sufre
disonancia. Por ejemplo, personas a las que se les pagó poco por una conducta
contra-actitudinal cambiaron de actitud sólo cuando se les permitió elegir. Una
forma de afrontar la DC es la denegación de la responsabilidad. En el ejemplo
anterior, decirse uno mismo que se es un adicto, que no puede abandonar el hábito
del tabaco por ello.
c) Que haya una activación fisiológica displacentera. Se ha confirmado que
actuar en contra de su actitud provoca activación fisiológica y una sensación de
malestar. Una forma de afrontar la DC es disminuir la tensión displacentera. En el
ejemplo anterior, ya que me siento nervioso y alterado, fumo para reducir estos
sentimientos.
d) Que la activación fisiológica displacentera se atribuya a la conducta
contractitudinal. A una serie de sujetos se les hizo escribir un ensayo en contra
de su actitud eligiendo libremente. A una mitad se les dio una píldora ‘falsa’ o
placebo, diciéndole que lo era. A otra mitad se le dio la misma píldora diciéndoles
que la píldora provocaba tensión. Los sujetos a los que se les dio esta información
no cambiaron de actitud, ya que explicaron o atribuyeron su tensión al
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medicamento. Sólo cambiaron de conducta las personas que sabían que la píldora
no tenía efecto. Una respuesta alternativa sería atribuir la activación a otra fuente
que la conducta. Por ejemplo, cambiar la creencia de que ‘estoy nervioso porque
me preocupa que fume a estoy enojado porque la gente me molesta por fumar.
(Moya, 1999; Smith y Mackie, 2000).
A modo de ejemplo, imaginemos una persona fumadora que sabe que el fumar tabaco
conlleva un riesgo elevado de contraer cáncer de pulmón y está intentando dejarlo.
Como sabemos, este hábito es difícil de cambiar sin un plan de tratamiento, así que
supongamos que esta persona sucumbe a la tentación y se fuma un cigarro. En ese
momento, o quizás más tarde, aparecerá la disonancia cognitiva: quiero dejar de
fumar y me he comprometido a ello pero he fumado. ¿Qué es más fácil para esa
persona en ese momento? Cambiar su comportamiento pasado no es posible y
cambiar el hábito nada saludable de fumar le está resultando complicado, por lo tanto
decide cambiar sus ideas para poder justificar su conducta y aliviar el estrés producido
por dicho conflicto de intereses.
A todos nos sonarán excusas como “mi abuelo ha fumado toda su vida y está como
un roble”, “un cigarro más, un cigarro menos no me va a hacer nada”, “fumo hasta
que se acabe esta cajetilla y ya no fumo más”, etc. Lo mismo ocurre en el caso de
querer ir al gimnasio, empezar una dieta o estudiar un idioma nuevo.
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CONCLUSIONES:
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS_:
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ANEXOS:
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.RESUMEN:
Las condiciones necesarias para que la DC se manifieste con fuerza son: Que la
conducta sea discrepante con la actitud. Que la elección sea pública, libre y, que las
recompensas o los castigos sean insuficientes para explicar las conductas. Que haya
una activación fisiológica displacentera.
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