Hace unos días decidí ir al doctor.
Tenía música a muy alto volumen terminaron por
una persistente jaqueca. Me dolía el estómago,
tenía dificultad para concentrarme y
escuchaba un pito en el oído. Pensé que me
estaba volviendo loco. Quejándome como
vieja, me acerqué a la consulta del doctor
Demetrio Largo. Su diagnóstico fue feroz: me
dijo que tenía estrés. “Qué raro”, dije yo, “si
no trabajo tanto”. “Es estrés por el ruido,
Bodoque”, me contestó el doctor. No podía
ser peor, andaba realmente fatigado y de muy
mal genio.
Para mejorarme necesitaba paz, pero ni
en el canal ni en mi casa encontré silencio.
Empecé a averiguar qué era el ruido. El
ruido es cualquier sonido calificado
de molesto, inoportuno o
desagradable por quien lo
oye. En este caso, por mí.
Según el doctor
Largo,
bocinazos,
gritos y
dañar mi oído e interferir en mis
conversaciones y horas de preciado sueño.
El ruido mata las células auditivas, y éstas
son células que no se regeneran, o sea, no
se multiplican ni se mejoran. Cada ser humano
nace con 10.000 de estas células en cada
oído y van muriendo en forma natural con los
años. Por eso los abuelos escuchan menos.
Averigüé más: la intensidad de los ruidos
se mide en “decibeles”. Para el oído humano,
cualquier sonido que sobrepase los 60
decibeles comienza a ser molesto. De hecho,
si constantemente se escuchan ruidos de
más de 120 decibeles, se puede llegar a la
sordera total.
Según el perro Toño, la contaminación
acústica en Santiago es provocada
fundamentalmente por los autos y las micros.
Después de todo esto, realicé un polémico
reportaje-denuncia sobre el ruido en Santiago,
que me valió elogiosos comentarios a nivel
mundial.
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Hay muchas cosas que podemos hacer para no meter tanto

ruido a nuestros vecinos y cuidar nuestros oídos. Por ejemplo:

Cuando mires televisión o escuches música, mantén el

volumen lo más bajo posible, especialmente en la noche.
Si deseas escuchar música más fuerte de lo normal, puedes
utilizar audífonos, pero siempre a volumen moderado. Recuerda
que a volumen alto puedes estar dañando tus oídos.
No azotes la puerta, aunque estés enojado. Tampoco grites.
No permitas que tu perro ladre por periodos largos.
Si tocas un instrumento musical, no practiques muy
temprano en la mañana o muy tarde en la noche.
Si estás jugando en la calle, asegúrate de no provocar
ruido excesivo, sobre todo al patear pelotas contra
las paredes de las casas de
los vecinos.

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 Sirena de trasatlántico.
(Completamente dañino)

Moto sin silenciador.

(Dañino)

Discotecas, sierra eléctrica.

(Posiblemente dañino)
Bar, taller mecánico, calle ruidosa.
(Muy molesto)
Interior del metro.
(Molesto)

Ventilador a 1 mt.,
Conversación en voz alta. Lluvia.
(Normal) (Poco molesto)

Ronquidos, voz hablada.

(Moderado)

Mascar chicle, ruido de

fondo en bibliotecas.
(Muy moderado)

Vuelo de mosquito
a 2 metros.
(Apenas audible) Respiración de alguien que duerme.
(Apenas audible)

(Las ondas sonoras se miden en decibeles) 39

40
Luego de
mi pésima
experiencia con la
contaminación acústica
tomé el toro por las astas.
Comencé por alejarme del mundanal
ruido y escuchar mi voz interior que me dijo que
limpiara mis oídos. No estaban sucios, más bien debía
aprender a escuchar los sonidos que me rodean, incluso
aquellos a los que de tanto oírlos ya me había acostumbrado. Me
alejé de todos los sonidos que me resultaban desagradables, que me ponían
nervioso, de cualquier ruido muy fuerte y agudo, de los ruidos explosivos, de los
gritos y de la música a todo chancho. Me concentré en los sonidos de la naturaleza, en el
canto de los pájaros, en la hermosa voz de Sol del Solar cuando no grita y habla dulcemente,
en la risa de los niños, en el silencio de una noche estrellada, en la inmensidad del mar...

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 Crea tu propia canción:
Con siete copas y algo de agua puedes producir
sonidos diferentes y experimentar, cual músico con las
melodías. Coloca aguas en las copas, de tal forma que
todas tengan un nivel distinto de llenado. Ello te permitirá
que, al darles pequeños golpecitos con una varilla,
emitan diferentes notas musicales. Si eres un eximio
compositor y tienes un oído provilegiado, podrás
componer hasta una sinfonía. Cuando te aburras puedes
jugar con agua.

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